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& LAENTBSDAD DEL SINAN nifia fue observada por un for cl in eee cae a re ymo emepezaron a hacerse visibles ee ates Tracey ge una provision suficietemente adecuada de = foc oa roan ee ial at = 6. ‘empezaban a formar la estructura ¥ = a re yan sn Pt once ‘claro de la naturaleza y rol mas ber Tees ‘estos fracasos, porque sdlo asi podremos ne eas ‘expectativa clinica y Hegar a un diagnéstico v expreso Anna Freud (1962): : ne --siladireccin de nuestro interés presente no es més que over Ia mirada de los efectos de a dependencia a los conienides y procesos del periodo de sependenia, Sera un cambio de puto devia de imporancia dei. Al tomar esta linea, cambiamos la direccin de nuestro és, desde las enfermedades en si mismas — 6 psicdticas-—. a sus precondiciones, ala matriz de Ia que Surgen, es decir. ala era en que se deciden tan importantes uestiones como la seleccién de la neurosis y la se de los tipos de defensa CAPITULO IV DEFORMACION DEL YO. TRAUMA ACUMULATIVO Y EL ROL DE 1A RECONSTRUCCION EN LA SITUACION ANALITICA() La reconstruccién de los datos genéticos ha constituido | Primer interés de la situacién analitica clinica. Aquella paciente hhistorica y decisiva, Anna O., al obligar a Breuer a escuchar su Felato de “deshollinacién”, inicid (S. Freud, 18951). Para Freud qued6 la tarea de descubrit y establecer 1a complejidad de sus implicaciones dindmicas \erapéuticas y convertirlas en instrumento clinico (ibid. capitulo IV; Freud 1911-15). Las vicisitudes de los intentos de Freud por establecer el proceso reconstructive en la situacién analitica son Gescritas vivamente por é mismo (Freud, 1950, carta 69; 1914d), Quedé consternado al principio, al darse cuenta de qué todas las historias que le contaban sus pacientes sobre las ‘seducciones que habian sufrido a manos de sus parientes eran simples fantasias y no la verdad. Se recobré al descubrir que 1 qu del factor ambiental, sino la_ realidad afectiva de los Tantasmas inconscientes disociados, relacionados con estas personas. Desde entonces se ha discutido mucho sobre los factores ambientales contra los endopsiquicos (ef. Glover y Brierley, 1940; Kris, 1950b). En Tas dos ullimas décadas las investigaciones sobre la psicologia del yo y sobre técnicas de cuidado infantil nos han permitido revalorar el rol_ del factor ambiental. en una perspectiva mis adecuada, vis-a-vis or ‘mprana del yo y la estructura del caracter (cf. Ja formacién ‘Coleman, Kris y Provence, 1953; Winhicott, 19485)En este trabajo expondré algunos aspectos de la reconstruccién clinica _ de este factor ambiental y su significacin para Ta estructura de la personalidad del paciente a través del proceso en el encuadre aniliticos 5 ee. 2) La version revisada de este trabajo se ley6 en el XXIII Congreso Internacional de Psicoanilsis, Estocolmo, julio-agosto de 1963. Se publics por primera ver em The {etcrnational Savrnal of Pxcho-Analsi. 8. 1968 spins SNO!O w po xc queens llc de resiones ¥ exiBerE wisarrollo como sis sey piors so originan en os é las neuros* 4s estancias predominantes, is de que we Syn ecm eBecir, que Fefleia WP ar todas las diversas exigencias — él, necesita un suplemento. Me n sobre, cunsiancias ¥ €N que medios jaiaria saber eM AS merger de tales conflictos, que, eat ot Ye presents, sin caer enfermo, Es ent, estin sien r™ tigacidn, en el que, sin duda, came dos factores para ser examinados. mis varitt ntuarse dos de ellos en seguida, ueden aecittado de tales situaciones lugar. <1 onsideraciones econémicas, en eragnitudes relat ndencias que luchan entre las magnitudes rere sera posible al yo evitar una a elu direccion por deformarse, por ruptura_ en custjones de su propia unidad ¢ incluso, somelerse a usurp’ ecision o division de si mismo. De quiz. pore consitencias. excenricidades y locuras este modo, TX, aparecerén con una luz similar a la de sus de los hombres aptire mediante cuya aceptacién se jones © om las represiones. arin asi isms scurridas desde la declaracién de Fp tes ces i deformacién del u ilo cl cater ye in personalidad. Empezando por Ia formar pajo de Helene Deutsch (1942) sobre la persons ie (veanse, asimismo, Greenson, 1958; Fairbairn, ad eta, 1961: Khan, pp. 13-28),1a discusion sobre Ia Jogi dl yo se ha extendido a cuestiones més amplias sobee Pttenaciin dela identdad (Erikson, 1959: Wheels, 1958: doer en 1961, 1963: Lorand. 1962: Mahler, 1958, etc) y imi i (acobson, 1954; 1 establecimiento de si_mismo_ i soon sii 1980, 1954: Laing, 1960: Balint, 1958b: Spiegel. 1959, Searles. 1958, 1962; Milner, 1952). Me limitaré a ese tipo vas de las tet fey ee Se ere ee DEFORMACION DE YO, TRAUMA ACUMULATIVO 1 de deformacién del yo que deriva del trauma acumulativo, argumento consiste én que las fisuras en el rol de la roteccién contra las excitaciones y Ios consecuentes impa en Ia integracién naciente del yo del nifio se hacen visibles través de lo que, en expresién de Freud, son las “ficoaitencid, excentricidades y locuris de los hombres”, es. decir, 108 trastornos de cardcter y personalidad, trastornos que son, muy menudo, compatibles con una vida normal y que, a veces, — incluso pueden conducir a una especie de pseudo-fortal como han destacado Winnicott (1935), Hendrik (I Gitelson (1958), y Menninger » otros (1963). Para recapitular breve y esquematicamente algunos de los efectos del trauma acumulativo sobre las funciones del yo y la |... {= i ae ee D, integracién del yo emergentes: § Qyr(5y-" | seal 1. Las fisuras en el rol de la madre como proteccién contra, las excitaciones conducen a un desarrollo del yo prematuro selectivo. Algunas de las funciones auténomas emergenies aceleran su crecimiento y son explotadas en la accién defensiva ara afrontar los impactos que son displacenteros y a los que el nifio no puede afrontar de forma adecuada en cada fase (cf. Murphy, 1 ofras 1962), Este desarrollo precoz puede empezar a organizar una sensibilidad especial en el nifio hacia los estados_ de animo de la madre, que crea un desequilibrio en la infegracién de las pulsaciones agresivas. Complementariamente, las perturbaciones del desarrollo sensorial y motor perjudican @ su vez a la normal evolucién de las fases libidinales (cf, Greenacre, 19604; Sperling, 1959), La yuxtaposicién en el pasaje de Freud antes citado “inconsistencias, excentricidades, y locuras de los hombres” y las perversiones sexuales adquieren una significacién més profunda en este contexto. Muchas perversiones participan de la naturaleza de un aumento de funciones del yo precariamente integradas. (cf. Glover, 1932; Khan, 1962). 2. El compromiso de las funciones precoces con la respuesta confabulada de la madre acta en contra de que la diferenciacién adecuada en cada fase se convierte en una unidad = del si mismo y en personalizacién. En lugar de una integracién de la estructura del yo separada y coherente, Genen lugar disoctaciones multiple. intrapsiquicamente. Estas disociaciones ‘Capacitan al nino para tener un vinculo arcaico de dependencia _ eto amoroso. ot ee premeomitantes de idealizacion y a irltuto de 1a auténtica catexis de terno y por los contenidos de ‘Tienden a obsesionarse con caer ots, torment .dos, estimulados, 0 caen Deben es eristencia y no-ser apaticos (Khan, Pp. 193- Sanaa nove. laTeacion que mantienen con su a ei - y_ excesivamente intima. ner experiencias orgiisticas y las (Khan, 1962). A menudo, una tipo masturbatorio en os nifios, rtar_un compromiso traumatico que sobrecarga el funcionamiento del yo Rosen (1955), en la exposicion de ‘raumaticos en uno de sus casos, llega a a mage “En la resolucion del trauma, los efectos que no pueden dominarse mediante la represion, se invierten : ia imagen del cuerpo. y asi se retiene poco oo ¢ cue mente. inensa, intrusive n por obte satisfacein de el ¢ con 0 de Tos pa yy amenaza Com Ut fracas. DEFORMACION DE YO, TRAUMA ACUMULATIVO B de Ia catexis objetal de la experiencia” (cf. Greenacre, 1959s Sperling, 1959). Soy totalmente consciente de que en esta exposicion supercondensada y esquematica de la deformacién del yo a través del trauma acumulativo, se me puede culpar de reunir datos de diferentes fases del desarrollo en un informe unitari Pero, en parte, se debe a Ia naturaleza del material y 10s problemas que trato (cf. Ekstein y Rangel, 1961). Aspectos técnicos de Ia reconstrucci6n en Ia situacion analitica Freud (1937d), en su trabajo “Las construcciones en ¢l anilisis" marca la tarea analitica basica en los términos més directos y explicitos: sala labor del anilisis consta de dos partes bastante diferentes, (que) se leva a cabo en dos localidades diferentes (que) implica a dos personas, a cada una de las cuales se le asigna una tarea distinta. .~-Todos sabemos que hay que inducir a la persona a la que se analiza a recordar algo que ha experimentado y reprimido, y los determinantes dindmicos de este proceso son tan interesantes que la otra parte de la labor, la tarea que desempeiia el analista ha quedado en segundo plano. El analista ni ha experimentado ni reprimido el material {que se considera; su tarea no puede consistir en recordar, Entonces, ;cual es su tarea? Su tarea consiste en conocer Jo que se habia olvidado a partir de las huellas que quedan 0, mas correctamente, en consiruirlo. El tiempo y forma en que transmile sus construcciones a la persona analizada, asi como las explicaciones con las que las ‘acompaiia, constituyen la conexién entre las dos partes de la labor del andlisis, entre su propia parte y la del paciente... El analista, como ya hemos dicho, trabaja bajo condiciones mas favorables que el arquedlogo, puesto que tiene a su disposicién un material que no encuentra equivalente en las excavaciones, tales como repeticiones de reacciones que provienen de la infancia y todo lo que emerge en conexién con esas repeticiones a través de la narcisisticamente en Ua TINDINBIRDETEISESESIIONO as ‘inico camino que queda es el de tos.sabreviv eae ‘sia misma Taz6n, con frecuencis reoonstrucciit Syerto grado de probabilidad. Pero ocurre slo aleanzs rte con el objeto psiquico, cuya historia de, forma re recuperar el analista. Nos encontramos ces ear emi ean aes en eircunstancias tan extrafas como las de arqueoloe® & de la tumba de Tutankamén. Se conserva lo Pompey® © tiuso cosas que parecian totalmente olvidadas presents de alguna forma y en algtin lugar, cosas sebocshpiemente, se habian enterrado y hecho inaccesi- ues sujeto. Puede dudarse, como hemos visto, de que bet Aler estructura psiquica puede ser victima de Ia eaitcion total, Sélo depende de la técnica analitica ef Se eneamos éxito en descubrir lo que esti totalmente cult. i pérrafo de Freud in extenso porque, a pesar de aoe cnge refinamientos de la téenica analitica y, en la, mire de los avances en el manejo de la transferencia, la “Tinica anaitica es aun, bisicamente, la misma que impuso Har (ck Eisler, 1950; Orr, 1954; Zetzel, 1956). Un poco mis. ean en el mismo escrito, Freud actara el problema de Ia interretacion como opuesto a la reconstruccién: interpretacion” se aplica a algo que hacemos con un | io elemento del material tal como una asociacién o un deto fallido. Pero es “construccién” cuando presentamos ante ef sujeto una porcion de su historia que habia / olvidado... : i re sin y Podria elaborarse lo anterior y postular que interpretacién reconstruccién son dos vehicules distintos y complementarios del proceso analitico. La interpretacién cample, basscamentc, (DETORMACION DE YO. TRAUMA ACUMULATIVO 1s dos funciones; enfrentarse con is ic fonehnes: eaters con resect paciente a tran: ee ‘aqui y ahora y permitir la asimilacién de tng titucciones. Las reconstrucciones. por otro lad forma, cnsion de datos mis amplia_y profunda. Tratan & pe ® partir de la heterogeneidad del material y en tér Faccos ¥ omisiones, un esquema de desarrollo fiable para un paciente dado, en ‘érminos de su historia especifica. aie ‘Teconstrucciones en la ‘situaci6n analitica clinica pueden lo mecantes de dfrss oo rea ae ai pees Anna Freud, 193 i 0 rs 5 ¥ Uel establecimiento de las tres estructuras mentales: yo, ‘syperye y ello. (cf. Hartmann, 1951; Kris, 1951c: Loewenstein, 1950); (©) reconstruccién de la iente~) Kanzer, 1952a; Strachey. 1934); (d) reconstruccién de la ecologia de las fases tempranas de la personalizacion del Paciente, de la integracién del yo y de las modificaciones del yo (Cf. Balint, 1952, 195: ?: Eissler, 1953a: Khan, pp. 13-40, Kris, 19506; 1956c; Little, 1960; Lorand, 1962; Searles, 1963; Spitz, 1956b; Stone, 1961, ‘innicott, 1955, 1963¢). En esta ocasién sélo me interesa el ultimo grupo, a saber, cémo reconstruir la ecologia del entorno infantil quey-a-través__ del trauma acumulativo, ha llevado a la deformacién del yo?. Es mi experiencia-cliniea, y de muchos otros también, que cuando tenemos el material de un paciente relacionado esencialmente con las deformaciones provinientes del trauma acumulativo, entonces el encuadre analitico y la relacién del Ppaciente con el mismo cobra una importancia esencial, clinica y transferencial. La relacién de “objeto total", Interpersonal con el analista en estas fases de la labor, tiende a ser de importancia secundaria. Balint (1958), Spitz (19566) y Winnicott (1955) acentuan este uso del encuadre analitico en los estados regresivos de afectividad mas arcaica y de dependencia del objeto primario. El paciente repite con aguda sutileza y con gran detalle todos los elementos de la situacién infantil primaria. Esto constituye una repeticién en lo concreto. Los mas pequefios detalles del \ 6 ‘LALISINSMDSEDBESSIAESTOO i i atributos del analista (como cocunire aan, Sp se econ como tna "cos" Son s el paciente. de fundamental impose’ ones ¥ ef comportamicnto del SCG jodo de tiempo y no nos mostramos paciente durante ¥? Petentos por hacernos caer bajo su Trees ante St HGS Pe eacud oe com rs ae es Seforma la situacién, con el fin de eludir aquellas areas de femsén que el deferio de! su yo no puede soportar. Tales pacientes poseen una capacidad mental astuta y diestra para Piudir fObicamente todos los segmentos de la realidad y de la {ensién interpersonal que les llevan al punto esencial de sus crisis de desarrollo. Con frecuencia, la respuesta automatica del paciente en el primer encuentro con tal afectividad, clinica Prente, es lanzarse a la realidad, lo que denominamos en nuestro Jeapuaje acting out. Este tipo de acting out es. cuaitaivamente, diferente de la escapada de un conflicto o de una culpa que encontramos en pacientes neuréticos con un yo practicamente {ntacto y estructuras de personalidad bien organizadas. ‘Quiz en ningiin otro campo de Ia investigacién analitica haya alcanzado nuestra actitud hacia el paciente una reorienta- cién tan dinémica como en la toleracién del acting out. En el tratamiento de casos limites con una estructura del yo represiva yy esquizoide el acting out es, en cierta forma, nuestro principal aliado clinico. Debido a las limitaciones inherentes a la situacién y relacién analiticas (cf. Stone, 1961), estos pacientes, con su yo fragil y agresivo, no tienen otra opcién que aceptar a aquellos que reharan con ellos su situacién interior. Greenacre (1963) ha ‘expuesto con exhaustiva meticulosidad la forma en que este tipo de pacientes muestra en el acting out (y asi. “recuerda™) patterns ‘completos de historia infantil y de compromisos de objetos. Si podemos tolerar este acting ou! y permitir gradualmente al ~paciente que perciba To que nos hace ver y las impresiones que nos produce, entonces sera posible ponerle en condiciones de tolerar el terror interior que le obliga a este tipo de rehacimiento. He publicado el historial de dos casos, uno de una mujer (Khan, 1963), el otro de un hombre (pp. 208-233), en los que he tratado de describir tal comportamiento y su manejo clinico en el andlisis. Cuando el paciente, mediamic mucstras reconstrucciones. rmnenantistSN bE Yo, TRAUDIA ACUSIULATIVD W ¢ interpretaciones, deposita suficiente confianza en el proceso y situaci6n analiticos (ijfie"€s_ algo totalmente diferente de una transferencia ciega ¥y “ipisionada al analista), puede empezar a adquirir una dependeiicia’ profunda y a utilizar regresivamente Ja situacién analitica (@f,'Khan, pp. 156-191; Winnicott, 19630), Mucho se ha esdtito “durante los tltimos afios sobre proporcionar al pacietite ‘tina, relacién de objeto primario (material) y experiencias ‘émocionales correctivas. Segin mi experiencia y, en mi opitién, es una valoracién errénea de la situacién clinica y de las tietesidades del paciente. La tarea del analista no consiste en sér'0 en convertirse en la madre. No odriamos hacerlo, indliiso. si lo intentamos. Podriamos ersuadirnos de que podétiios hacerlo slo mediante un acto de ensamiento magico. Lo ‘que nosotros proporcionamos son algunas de las funciones de la madre como proteccién contra las excitaciones y como yo aiixiliar. No se trata de una sutileza semantica. Existe una diferencia técnica cualitativa entre la actitud de los médicos que tienen 1a capacidad de hacer creer {que ellos son el objeto original y primario (la madre) y los que valoran las necesidades del paciente en términos del proceso del yo y proporcionan las funciones de la madre como proteccién contra las excitaciones, ya faltas en la ecuacién genética original, que habia llevado a la deformacién del yo. El criterio por el que podemos valorar nuestra respuesta a las necesidades del paciente es nuestra utilizacion de la contratransferencia como un instrumento clinico de percepcién. Aquellos que se convierten (0 eso creen) en el objeto original (la madre), introducen inevitablemente un elemento de catexis ‘exagerada del paciente como persona: sus respuestas apasionadas al suftimiento y sus esfuerzos por aliviarlo, son sintomas de esta confabulacién (cf: Main, 1957), mientras que aquellos que se ofrecen solo como un yo auxiliar, sienten la tensién del proceso clinico en tales etapas y, por tanto, son capaces de guardar una distancia psiquica que les permite registrar, percibir y relatar (reconstruir) lo que ocurre (Winnicott, 1947): He dado un informe detallado sobre el uso de la contratransferencia como instrumento de percepcién y reconstruccién en el proceso analitico en el caso de una adolescente que no podia hablar durante un fase muy critica de su analisis (veanse pp. 29-48).

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