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steca A / sociedad eee a) eter eran rete ener rane Repent petro ere ners Perri ianseeray iegrar Sexier ar oeere ar fear tee ets Seer tren are Se et aes) it eee Renter Penta rtrnn et Pinte or Ron eee est nacre oan Cee meer transida de una carga muy fuerte de confianza independientemente de los humores particulares de los individuos. Lo social esta cimentado ef sxpectativa de fe. No se trata de objetividad ni de subjetividad, sino de un mecanismo abier Coe ee Cote je la confianza social para estudiar neces NIKLAS LUIMANS (Luneburgo, Baja Sajoni pou eas Precast rng nce 1970 a 1973 ha sido mi Perera ets Ne pe ersO rere niennnnciny bro de la Academia de Ciencias de Westtfalia del Ree ae creo Pretec CO care me nae Leer nea a Cy SiC een rere eri OKC Daou CARE do doctor «honoris causa» por la U. de Gante y Pea Ee eRe terete Oy Pee emer Mitten ih wakieea ~ANTHROPOS desventajas. En este sentido las reflexiones que siguen acer- ca de la nocién de la confianza tienen como meta lograr una contribucién a la teorfa sociolégica. Este manuscrito estaba en preparacién en el Departa- mento de Investigacién Social de la Universidad de Minster, en Dortmund, cuando descubri casi forzosamente que las afirmaciones acerca de la confianza todavia estén en la ac- tualidad, muy lejos de ser justificadas mediante medios me- todolégicos vélidos, Discusiones detalladas con el Dr. H.J. Enebel y el Dr. F.X. Kaufmann han sido enormemente esti- mtilantes, y me han fortalecido en el punto de vista de que este abismo entre la teorfa y el trabajo empfrico es inevitable aunque no infranqueable. Dortmund, invierno 1967-1968 in CaPiTULO I DEFINICION DEL PROBLEMA: LA COMPLEJIDAD SOCIAL La confianza, en el més amplio sentido de la fe en las expectativas de uno, es un hecho basico de Ja vida social. Por supuesto que en muchas situaciones, el hombre puede en ciertos aspectos decidir si otorga confianza 0 no. Pero una completa ausencia de confianza le impedirfa incluso le- vantarse en la mafana. Serfa victima de un sentido vago de miedo y de temores paralizantes. Incluso no serfa capaz de formular una desconfianza definitiva y hacer de ello un fun- damento para medidas preventivas, ya que esto presupon- drfa confianza en otras direcciones. Cualquier cosa y todo serfa posible. Tal confrontacién abrupta con la complejidad del mundo al grado maximo es mas de lo que soporta el ser humano._ Este punto de partida puede considerarse como referen- cia, como una afirmacién incontrovertiblemente verda: Cada dia ponemos nuestra confianza en la naturaleza del mundo, que de hecho es evidente por s{ misma, y en Ta Tatu- raleza humana.! En este nivel que es el mas bésico, la con- fianza (Zutrauen) es un rasgo natural del mundo, parte inte- 1, Esto se repite constantemente en la literatura, amentablemente escasa, que tiene a la confianza como su principal tema: p. e., E, Diesel (1947), pp. 21 ss gral de los Ifmites dentro de los cuales vivimos nuestras vi- das cotidianas, aunque no es un componente intencional (y por lo tanto, variable) de la experiencia. En segundo lugar, la necesidad de confianza puede con- | siderarse como el punto de partida correcto_y apropiado para la derivacién de reglas para la conducta apropiada. Si~ 5 Gl caos y el temor paralizante son las tinicas alternativas para la confianza, hay que concluir que el hombre por natu- raleza tiene que otorgar confianza, aun cuando esto no se haga ciegamente y sdlo en ciertas direcciones.* Por medio de este método uno Iega a las m4ximas éticas 0 a la ley natu- ral; principios que son inherentemente reversibles y de valor cuestionable. Una tercera posibilidad, es pensar y usar nuestra imagi- nacién para representar las ansiedades de una existencia sin confianza. A través de este medio se puede trascender el mundo cotidiano, y existe una tradicién filoséfica de distan- ciarse uno mismo de la realidad manifiesta del mundo coti- diano. La perspectiva de esta condicién limitante ha ejercido una gran fascinacién para los psicélogos y médicos, sin mencionar a eminentes pensadores contempordneos.? En efecto, aunque las concepciones falsas tienen sus usos y pue- den ser instructivas, sin embargo siguen siendo falsas. Generalmente el funcionalismo en psicologia y en las ciencias sociales se aproxima a este tipo de enfoque filoséfi- co existencial, diferente en muchas formas; especialmente por su rechazo a la realidad sustantiva; por ello hay que tener cuidado de mantenerse alejado de tales enfoques.* Por- 2, Por ejemplo, N. Hartmann (1962), pp. 468 ss B. Bauch (1930), pp. 67- 74; F. Dammstacdter (1948), cols. 430-436 (433) a H. Eichler (1950), pp. 111 ss: G. Stratenwerth (1958), pp. 78 ss. Como Stratenwerth indica en su discusién, este tipo de argumento «Si/Pero» solamente tiene significado si uno puede suponer un conjunto predominante de valores que se especifica cuando el «Si» cambia a “Peros. '3. Por ejemplo, A. Nitschke (1952), pp. 175-180. 4. Una orientacién inadecuada aunque preliminar es proporcionada por Ia di- cotoiia de Marcel del probléme y mystdre. Véase especialmente G. Marcel (1935), pp. 162 ss. Se hace inservible tanto para los propésitos de la fenomenologta tras- 6 que el funcionalismo se caracteriza por presuposiciones y perspectivas teéricas distintivas. Debido a que tal distincién es problemitica> debemos prestar atencién a sus caracteris- ticas basicas,° antes de mirar la funci6n de la confianza. El andlisis funcional no consiste en establecer las cone- xiones entre los datos establecidos o el conocimiento confia- ble a través del cual, como consecuencia, se obtiene conoci- miento adicional; se preocupa finalmente de los problemas y su solucién. anes Por Io tanto, el método no es ni deductivo ni inductivo sino més bien heuristico en un sentido particular. Los pro- blemas se plantean en términos de la conservacién de la es- tabilidad de los sistemas de accién; o mas abstractamente de la identidad; de la definicién, en el mundo real. Por otra parte, la definicién ya no se ve como un problema de esen- cia o invariabilidad, sino como una relacién entre magnit des variables, entre el sistema y el entorno, Desde esta p pectiva, los problemas como también las soluciones, no ad- quieren su significado de alguna propiedad esencial e inva- riable supuesta, sino de las posiciones iculares_en un marco _de_posibilidades alternativas; la naturaleza de esta. identidad 0 aquélla se define por medio de las condiciones bajo las cuales podria remplazarse por otra. Dado este enfo- que, el proceso de investigacién_en el andlisis funcional est4 abierto a todo tipo de posibilidades. Su potencial para visua- lizar Ta complejidad parece ilimitado y muchas caracteristi- | cas diferentes apuntan a su gran Capacidad para relacionar- se con la complejidad desde todos los aspects, capacidad que no se encuentra en el entendimiento diario y tradicional le arteacte cece eee ee Pere eghaae berger epee ngs apg ener pean glee ompier ee ees See Ee eT cade a eer fie enatee ean ea ea | ee eS eee one del método, como la aplicacién de ideas basicas de la cohe- rencia social ¢ inchiso la cohesi6n.” ‘Sin embargo, la complejidad y capacidad para relacio- narse con ella, no es tinicamente el motivo oculto, el propé- sito unificador detrés de toda la orientacién conceptual del método funcional; es al mismo tiempo el problema més fun-_ damental y real para la investigacién funcional. Sélo desde “a purito de vista de su complejidad extrema vale la pena abordar el problema del mundo como un todo, el horizonte iversal de toda experiencia humana.* Ya que no tiene If- mites, no es un sistema. No existiendo nada externo a él, no puede ser amenazado. Incluso los cambios radicales en su forma de energia pueden solamente interpretarse como su- cesos internos. El nico problema que sf surge es la relacién del mundo como un todo con las identidades individuales que existen en él y este problema se manifiesta como au- mento de complejidad en el espacio y en el tiempo, manifes- tado cual inimaginable superabundancia de sus realidades y posibilidades. Esto inhibe la adaptacidn exitosa al mundo del individuo, porque mirado desde dentro, el mundo se pre- Hime dere ary aoe 9c oe nTime ee ce ei) Th cpr, eee ee sna de eo 2) Un cn tes 2 de el eo Sosa i ct a os oo a a, metry Cn en cn oa rl en i frei in em cnn es Sec mine te eee Pang ran, er, 9 ee ema Fate mete sacra creme Zoe 2 enn ‘sya acc ie den treo Se eet i ey ar eres ca nent cae a ee soning ae ce te a ae cee ate ZS oe eae ‘Concerniente a esta posicién del mundo fenomenolégico, véase especial- rere ae ata gage Seen pe 2 Oe 8 senta como una complejidad dificil de manejar, y esto es lo que constituye el problema para los sistemas que tratan de mantenerse en el mundo. Una segunda ventaja de tomar la complejidad como pro- blema fundamental, es que su alto grado de abstracci6n y universalidad empafa la distinci6n categérica entre la perso- nalidad _y los ‘Sistemas sociales y por lo tanto la diferencia entre la teorfa psicolégica y Ia sociolégica. Sabemos, por ex- periencia propia, como también por la inivéstigaci6n cientifi- ca, que la disposicin para mostrar confianza depende de la estructura sistémica de la personalidad medida, por ejemplo, con la Escala F.2 Pero podemos estar igualmente ciertos de que una explicacién puramente psicolégica sera inadecuada, _ Porque desde el punto de vista psicolégico, motives comple- tamente diferentes pueden motivar el ofrecimiento o rechazo_. de la_confianza;'° y en cualquier caso, la confianza es una relacién social con su propio sistema especial de reglas. La ‘confianza se da dentro de un marco de interaccién que est4 | influenciado tanto por la personalidad como por el sistema _ social, y no puede estar asociado exclusivamente con uno y otro. Tal es el motivo de que debamos refugiarnos en un lenguaje mas general y teérico, donde conceptos tales como entorno, funcién y complejidad se formulen a tal nivel de abstraccién que se presten a una interpretacién tanto psi Jogica como sociolégica. Talcott Parsons busco tha solucién similar aunque en la direccién de una teoria muy diferente, 9. M, Deutsch (19606). Para una discusién de confiabilidad y otros problemas ‘metodol6gicos de esta investigacién, con su seleccidn cuestionable de variables de personalidad casi tautoldgicas, véase especialmente a Wrightsman (1966). 10. «Una seleccién confiable puede basarse en la “desesperacién’, “ia confor- midad”, “impulsividad’, “inocencia”, ‘virtd", “fo", “masoquismo” 0 confianza», de acuerd6 con M. Deutsch (1962), p.'303, aunque fa nocién de tal multiplicidad es ‘mas bien no sofisticada. De hecho la psicologia social constantemente intenta re- ducir la esfera social a variables psicolégicas individuales (véase también M. Deutsch [1962], pp. 306 ss.), por tal razén, no esta en posicion de responder por ‘estos hechos claramente. Una de las primeras lecciones de una teorta de sistemas sociales es que sistemas muy diferentes de personalidad pueden ser funcionalmen- ‘te equivalentes en sistemas sociales, de modo que los sistemas sociales pueden en ierta medida estar libres de los procesos de personalidad de los individuos, | i \ més definitivamente estructural de un «sistema de accién> general.!! : Por lo tanto el concepto de complejidad tiene que definir- se en términos muy abstractos. Esto puede hacerse directa- mente en términos de una distincién entre el sistema y el entorno y en términos del potencial que posee un sistema para Ia realizacion, El concepto, entonces, significa un_nu- mero de lades que se hacen accesibles a través de la_|’, formacién del sistema.'? Implica que las condiciones (y en ~consecuencia los limites) de posibilidad pueden especificar- se, que el mundo llega a constituirse segtin esta manera, y también que el mundo contiene mas posibilidades, de modo que en este sentido tiene una estructura abierta. Desde un Angulo esta relacién entre mundo y sistema puede verse como problema de sobrecarga y como una inestabilidad amenazada constantemente. Este, de hecho, es el enfoque de la teorfa funcionalista de sistemas. Desde la perspectiva ‘opuesta, la misma situacién aparece como un orden supe- rior, construido por medio de la reduccién de la complejidad a través de la construccién de un sistema, que reduzca el problema a una cuestién de seleccién. Este enfoque poste- rior es el de la teorfa cibernética de sistemas. . El mundo es abrumadoramente complejo para todo tipo de sistema real, ya sea que consista en unidades fisicas 0 biolégicas, de rocas, plantas o animales: sus posibilidades exceden a aquellas a las que puede responder. Un sistema se_ | Tocaliza a si mismo en un entomo constituido selectivamente y se desintegraré en el caso de una separacién entre el entor- no y el mundo. Sin embargo los seres humanos y sélo ellos “son conscientes de la complejidad del mundo y, por lo tanto, 11, Para la més reciente presentacién y discusién erftica de la manera en que Ja psicologia social usa la psicologia individual de una manera reduccionista, véase TT Parsons (1970). 12. La nocién de la complejidad puede por lo tanto compararse con la nocién de la sustancia en Ia filosofia europea clisica. Aunque la sustancia estaba entonces ‘conceptualmente relacionada con la forma, en tanto que la nocién de la compleji- ‘dad presupone sistemas que se reducen por medio de la seleccién. 10 bre tiene la capacidad de comprei puede ver alternativas, posibilidades, darse cuenta de su pro- pia ignorancia y puede percibirse como alguien que debe tomar decisiones. Tanto este argumento — ‘del mun- do como la conciencia del individuo, estén integrados en la estructura de su propio sistema y en un patrén de conducta; porque el hombre llega a experimentar la presencia de otros seres humanos que, por su parte, estén experimentando si- multéneamente lo que para él es solamente una posibilidad; estan mediando el mundo para él y estan traténdolo como objeto, y esto hace que sea posible para él identificarse, asu- miendo los puntos de vista de los demés. — Hacer accesible el mundo en esta forma, e identificar el sentido y Ia existencia personal en el mundo son sélo posi- bles por Io tanto, debido a que invocamos una dimensién de Ja complejidad del todo nueva; la yoidad subjetiva de otros _ seres humanos que experimentamgs (percibimos) y entende- mos. Debido a que laS otras personas tienen su propio acce- ‘36°al mundo de primera mano, y pueden experimentar las cosas en forma diferente, pueden ser, consecuentemente, fuente de una profunda inseguridad para mf, Ademés de la plenitud de los objetos reales de varios tipos y la amplifica- cién de su variedad en el curso del tiempo, ia complejidad del mundo es aumentada mucho més a través de esta di- mensi6n social que se muestra en la conciencia del hombre, no simplemente como algo objetivo, sino como un alter ego. Tal es la razén de que los aumentos adicionales de comple} dad requieran de nuevos mecanismos para la reduccién de la complejidad; por supuesto, sobre todo por el lenguaje y por la autoconciencia reflexiva que acttian como mecanis- mos de generalizacién y selectividad. No se ha hecho ningiin estudio convincente de la existen- cia real del alter ego dentro del mundo de uno mismo (lo cual es inconcebible a menos que esté constituido intersub- Jetivamente); ni siquiera dentro del marco tedrico de la feno- uw menologia trascendental de Husserl, que basicamente gira busca con eso ir més allé del intento sélo utilitario de agre- alrededor del problema.'? Las ciencias positivas de muy dis- _gar funciones de utilidad individual.'> Todas estas ideas pue- : en condiciones de mayor com- lables (con tal de que no se les ignoren), y ven en ello un Plejidad. social, el hombre puede _y debe desarrollar formas. mis efectivas para reducir la complejidad. __ “Seria erréneo considerar esto como el surgimiento, prime- ro, de una (complejidad mayor) y luego, de la otra (reduccién problema que sélo puede ser resuelto mediante logros de orden. El esfuerzo de Thomas Hobbes de establecer la nece- sidad de una dominacién politica absoluta tiene sus rafces tintas maneras suponen que los seres humanos son incalcu- | den resumirse en una s } en este problema, aunque interpretando el problema de la de la complejidad) en algin sentido histérico, como si una complejidad como un problema de ley y orden, llega a una fuera la causa o el excitador de Ia otra.!6 La causalidad se va solucién en términos de regla absoluta que le impide ver a ver en ambas, como causa mutua y como relacién de efec- cualquier alternativa. La teorfa de Husserl —elaborada por to. La separaci6n funcional en categorfas de esta unidad, en Alfred Schiitz, de tipificaciones ajustadas intersubjetivamen- un problema (aumento de la complejidad) por una parte, y la te— de las posibilidades de la experiencia tiene este trasfon- solucién (reduccién de la complejidad) por otra, sirve simple- do de complejidad incalculable que radica en la presencia , mente como un medio para comparar diferentes tipos de so- del alter ego en el mundo, y que debe ser reducido a tipos \ luci6n. En el andlisis final, el aumento y la reduccién de la “comunes. Similarmente la teorfa de Parsons del sistema so- complejidad deben estar juntos como aspectos complementa- ‘ial se basa en esta misma idea fundamental; puede perci- Hee ule la estructura dela respuesta humana al mundo, Por medio de una simple inversion de los conceptos se puede tambien decir que la dimension social de la existencia hirse en su concepto de la doble contingencia de todas las interacciones, lo que hace necesario Ja formacién de normas__ \sies_que.-vaa.haber complementacién de expectativas de na_en ambos aspectos —agregando compleji “rol.!4 La reciente teorfa de la organizacién inspirada por la | “elpotencial a la complejidad y de este modo extiende el mun- ‘economfa trata de tomar en cuenta la misma reflexién y | ‘do humano. A través de la existencia de un alter ego, el entor- no del hombre se convierte en su propio mundo.'? 13, Véase especialmente E. Husserl (1952), pp. 190 ss.; (1954) pp. 185 ss. Pp. | 415s. y passim, Caracterfstica de las limitaciones de Huusserl es su afirmacicn de | la prioridad de la subjetividad del yo en el sentido del subjetivismo trascendental y 4 15, Esto es verdadero, por una parte, con respecto a la iden de Simon de la | | | tata, sobre esta base, de comprender la constitucién de los otros, la comunidad apacidad inadecuada de los seres huimanos —y esto es un rellejo del problema de Intersubjetiva de experiencia y el mundo como contenido dentro del horizonte de Ja complejidad— de obtener un asidero funcional de la organizacién de la toma de teste sujeto. Este fundamento para pensar en el mundo sdlo puede aleanzarse me- decisiones, Véase especialmente H.A. Simon (1955) y (1957); también es cierto iante el proceso metodolégico paso a paso, de abstraccién, que Husserl denomi- ‘con respecto a los intentos de una teorfa de organizaciones inspirada por Ia teoria, nna reducciones. A este grado el mismo Husser! se envuelve en el mismo dilema Ge los juegos, que ataca el problema de la icertidumbre racional de todas las Como un Funcionalismo absolutamente estético, y tiene que proponer como funda- situaciones humanas con conceptos de estrategia; por ejemplo, J. von Neuman y mentales perspectivas que son separadas artificialmente. Todos los intentos por (©. Morgenstern (1961), especialmente pp. 9s. fscapar de este dilema proceden directamente de él, de nuevo al mundo ya consti- bi "Marschak (1954), (1955), y tani- ‘G. Gafgen (1963), especialmente pp. 176 ss. (1961). H. Garfinkel (1963), fuido y de aqui que no produce efecto, en el problema husserliano, Véase e=pecial- también se concentra en el modelo de la teoria de los juegos, para apoyar Ia tesis mente A. Schutz (1932), especialmente pp. 186 ss., y un ntimero de ensayos poste- {general de que la confianza se va a encontrar tras toda experiencia normal, que las ores coleccionados en’ A. Schutz, 3 volumenes (1962-66); para una mayor critica 4 fofras personas comparten el mismo patrén de expectativas. sobre los esfuerzos de Husserl: M. Merleau-Ponty (1945), pp. 398 333 W.E. Hoc- 16. La doctrina del contrato social de los inicies de la época moderna hace uso King (1953-54), pp. 451 ss; L. Landgrebe (1963), pp. 89 ss y M. Theunissen (1965). de Ia razén histérica 0 ut6pica, pero sélo para encubrir el findamento funcional. > 14, Para una formulacién particularmente clara, véase T. Parsons, EA. Shils 17. P, Plessner (1964), pp. 41 ss., y por el camino de contraste J. Cazeneuve (1952), p. 16; también T, Parsons (1951), pp. 12 ss A.W. Gouldner (1959), (1960). (1958), x 12 | 13 Con este estudio sélo indagaremos algunas de las més importantes consecuencias de este punto de partida. Sin em- bargo, define el problema fundamental en términos que la confianza puede ser analizada funcionalmente y comparada con otros mecanismos sociales funcionalmente equivalentes. Donde hay confianza hay aumento de posibilidades para la experiencia y la accién, hay un aumento de la complejidad del sistema social y también del ntimero de posibilidades gue pueden reconciliarse con su estructura, porque la con- fianza constituye una forma mds efectiva de reduccién de la complejidad. En las paginas que siguen intentaremos anali- zar la confianza basados en esto. Una comparacién presu- pondria un trabajo preliminar apropiado sobre estos meca- nismos, tales como la ley y la organizacién formal, aunque esto sobrepasa a una simple monografia. Excepto por las referencias que se dardn de paso, tendremos que conformar- nos con el trabajo a través de aquellos hechos relacionados con la confianza que pueden someterse a comparacién. 14 CapiTULo I CONTINUIDAD Y ACONTECIMIENTOS No se necesita mas que una inspeccién superficial para mostrar que el tema de la confianza implica una relacin problematica con el tiempo. Mostrar confianza es anticipar_ el futuro. Es comportarse como si el futuro fuera cierto. Uno ~podria decir que a través de la confianza, el tiempo se invali- da o al menos se invalidan las diferencias de tiempo. Esto es quiza la base para la ensefianza de la moral que aparte del antagonismo oculto para con el tiempo, recomienda una ac- titud de confianza como un carnino hacia la atemporalidad a través de Ta independencia del paso del tiempo. Pero tanto la proposicién misma como la concepcién subyacente del tiempo son inadecuadas. No puede concebirse el tiempo ‘como un flujo, como un movimiento, ni siquicra como una medida de movimiento, La idea de movimiento, de hecho idcitamente presupone Ia idea de tiempo. Incluso menos ayuda se puede encontrar en la distinci6n que comtinmente se hace en sociologia entre estructura y proceso. Adems de la falla notoria de la distincién para to- mar ya sea la naturaleza mutable de las estructuras 0 la na- turaleza estructurada de los procesos, se hace uso de las no- ciones reificadas de algo fijo y de algo que fluye, la oposi- 15 CAPITULO IV LA CONFIANZA COMO REDUCCION DE LA COMPLEJIDAD Ahora estamos en posicién de formular el problema de la confianza, como una jugada atrevida, una inversién arriesga- da.‘5 El mundo se est4 malgastando en una complejidad in- controlable; tanto que en cualquier tiempo dado las personas pueden elegir libremente entre acciones muy diferentes. Sin embargo, tengo que actuar aquf y ahora. Existe solamente un breve momento del tiempo en que me es posible ver lo que otros hacen, y adaptarme conscientemente a ello. En ese pre- ciso momento sélo algo de la complejidad se puede considerar y procesar, de este modo es posible ganar sdlo un poco de racionalidad. Posibilidades adicionales de una racionalidad 45. Aqut es donde encontramos el punto més importante de contacto que po- demos hacer con el andlisis ético de la confianza de Rudolf Schottlander. Schott- lander (1957), pp. 18 ss., también enfatiza el momento de la «promesa» de con- fianza. Véase también M. Deutsch (1958), pp. 265 s., quien ademds basa su con- ‘cepto de confianza en el importante valor motivador de una produccién conduc- tual. Por otro lado, en psicologia se ve demasiado frecuentemente un concepto ‘ms generalmente inclusive y poco definido de confianza, cuya operalizacién atin tlene que lograrse. Véase, p. e., las razones dadas por JS. Bruner, JJ. Godnow y GA, Austin (1956) en relcion’ con la definicion de: wn conlanza” es esenci ‘mente el graco de seguridad que una persona siente al hacer una (Gp. 225-226). Como consectencia no se hace distincién entre Ia famaridad y Ia confianza o entre la confianza y el célculo de probabilidad. 39 A I “X35 it Ce 1 a més compleja surgirfan si tuviera que poner mi confianza en un futuro curso dado de la accién de otros (0 en cuanto a ello en el curso pasado 0 contemporaneo de la accién, si puedo establecerlo solamente en el futuro). Si puedo confiar en com- partir las ganancias, puedo permitirme formas de cooperacién que no den resultado inmediatamente y que no se ven directa- mente como beneficiosas.6 Si conffo en el hecho de que otros estén actuando —o no lo estén haciendo— en armonfa con- migo, puedo conseguir mis propios intereses mds racional “mente, conducir més sereno entre el trafico, por La confianza solamente est implicada a tativa confiable hace una diferencia para una “otro modo, lo que tenemos es una simple esperanza. Si una madre deja a su nifio al cuidado de una nifiera, un mimero de esperanzas se asocian con esto; que nada adverso sucede- r4, que la nifiera ser amorosa con el bebé, que no molesta- r4 su suefio con la radio, etc. Su confianza solamente se extiende a eventualidades que, de ocurrir, harfan que ella lamentara su decision de salir de casa y dejar a su bebé al cuidado de otra persona. Por lo tanto, la confianza siempre recae en una alternativa critica, en la que el dafio resultante de una ruptura de la confianza puede ser més grande que el beneficio que se gana de la prueba de confianza asegurada. De aqu{ que el que confia toma conocimiento de la posibili- dad del dafio excesivo provocado por la selectividad de las acciones de otros y adopta una posicién hacia esa posibili- 46, Véase el experimento de M. Deutsch (19602); también, Zand (1972). 47, Vease también, p. e, la discusién del dilema dal prisionero en términos de la teorta de los juegos. En ésta dos prisioneros pueden confesar para obtener una reduccién de In sentencia a costa del otro; y sin confesar pueden solamente ser condenados por un dalito sin importancia. En este caso, el camino racional serfa, mantener el silencio desconfiando de la confesion. Sobre esto, véase DR. Luce y H. Raiffa (1957), pp. 94 ss: A. Rapoport (1960), pp. 173 ss: A. Rapoport y A.M. ‘Chammab (1965) y el experimento que repite este caso en M, Deutsch (1958). Una implicacion de este ejemplo (y al grado que exhibe un enfogue para la realidad), ces que la comunieacién serfa suficiente por sf misma para originar confianza. El significado de la comunicacién en el cato de la interdependencia mutua, es de- ‘mostrado en el experimento de J. Loomis (1959). Para una exposicién mas detalls- da ver abajo, pp. 73-74. 40 \ dad, El que tiene esperanza simplemente tiene confianza a ~pesar de la incertidumbre. La confianza refleja la contingen- _ cia. La esperanza elimina la contingencia. Por otro lado, no hay que suponer que el riesgo y las bases de la confianza sern considerados racionalmente, an- tes de hacer cualquier cosa. La confianza puede también mostrarse imprudente, descuidada y rutinaria y de este modo no requiere de gasto innecesario de conciencia, espe- cialmente si la expectativa se aproxima a la certeza, Aquel que va desarmado entre sus semejantes pone su confianza en ellos, y hoy en dia no se considera seriamente la alterna- tiva de llevar una espada o una pistola. La confianza emerge gradualmente en las expectativas de continuidad, que se for- man como principios firmes con los que podemos conducir nuestras vidas cotidianas. Pero no todas las expectativas de esta naturaleza implican confianza; solamente aquellas que se preocupan de la conducta lo hacen, y entre las tiltimas solamente aquellas a la luz de las cuales uno compromete _sus propias acciones, y que si no se cumplen nos haran la- “mentar nuestra conducta. “Por Io tanto, si la accién con base en la confianza ha sido la correcta, al final la retrospectiva y el célculo dependen de sila confianza ha sido respetada o se ha violado. Desde las perspectivas puramente objetivas y atemporales del tipo que se obtienen en la teorfa de la toma de decisiones, pareciera que esto es solo una cuestién de una entre muchas incerti- dumbres, cuya probabilidad se puede en gran parte estimar y calcular, Sin embargo, este punto de vista no logra dar ‘demasiado, por el hecho de que carga el tiempo a la cuenta, por decirlo asf, al descontar la certeza de la expectativa no ¢s suficiente. El que toma decisiones en el momento de deci- dir no tiene ese conocimiento a su disposicién y, de cual- quier forma, rara vez esto ocurre en términos de probabili- dad calculable.#® Por consiguiente, slo se puede decir que 48. Hay razones para ser esoéptico en otros aspects, en que un método con- vineente de célculo © subdivisién de probabilidad y valores de utilidad, que es 41 més comple}, sia esencial en la racionalidad que pa- un futuro § %, or confia 0 no lo hace. en el cur", %, uencionados, la accién cooperativa bles ZS yero individual, la confianza, por 1 complejidad, revela las posibili- que % % .an seguido siendo improbables y ; la que en otras pala- __ sido buscada. Por esta razé6n, el beneficio y la _adamental de la accién con base en la confianza _at“@ encontrarse —como se muestra, en especial en los @emplos del dilema del prisionero y en el manejo entre el trdfico— menos en la supremacia definitiva de cadenas més grandes de accién o conexiones causales mas extensas (aun- que esto también puede ser un resultado de la confianza) que en, y sobre todo, un movimiento hacia la indiferencia: al introducir la confianza, ciertas posibilidades de desarrollo pueden excluirse de la consideraci6n. Ciertos peligros que no pueden cambiarse, pero que no deberfan interrumpir la ac- cién, se neutralizan. Un ejemplo adicional de reduccién de la complejidad a través de la confianza, adquiere importancia en una estruc- ura social cada vez mAs organizada. A pesar de todo el es- fuerzo de organizacién y planificacién racional, es imposible que todas las acciones se gufen por las predicciones confia- bles de sus consecuencias. Hay incertidumbres sobrantes que tienen que ajustarse, y deben existir roles cuya tarea especial sea esto. Roles tales como los de un politico o los de un gerente, por ejemplo, son tipicamente monitoreados en jérminos de los resultados exitosos mAs bien que de normas independiente de la preparacién individual al riesgo, atin se tiene que encontrar tuna carencia que es sintomdtica, y que es ocultada inteligentemente por las formulaciones corrientes en términcs de la maximizacién de las utilidades espera- das, Véase H. Koch (1960). Ademds, el edlculo de un riesgo contra una alta proba- bilidad es una forma de célculo parecida a una apuesta o a un juego hecho en ‘contra de Ia naturaleza, en que el contexto del problema de !a confianza dificil- mente se aplica en el sentido estricto, De aquf también M. Deutsch (1960), pp. 124 s.,¥ (1958), p. 226. 42 mensurables, precisamente porque la accién correcta_no puede identificarse con suficiente detalle anticipadamente. Pero el éxito —si Iega a aparecer— no aparece sino hasta después de la accién, mientras que debe haber un compro- miso de antemano. Este problema de tiempo es salvado por la confianza, dada antes de tiempo como un adelanto al éxi- to durante un cierto tiempo, a menos que reaparezca, por ejemplo, por medio de nombramientos de personas en car- gos, a través del crédito capital y cosas por el estilo.” En esta forma el problema de la complejidad se divide y por lo tanto disminuye: provisionalmente, se confia en que el otro dominaré exitosamente las circunstancias ambiguas, en otras palabras reduciré la complejidad; y en verdad, basén- dose en tal confianza el otro de hecho tiene una mejor opor- tunidad para triunfar. “Ta reduccién en este sentido no es deduccién. Mas bien, refleja induccién. Como tiltimo recurso, ninguna raz6n deci- siva puede ofrecerse para la confianza; la confianza siempre extrapola a partir de la evidencia disponible; es, como Sim- mel? indica, una combinacién de conocimiento e ignoran- _ cia, Aunque el que confia nunca carece de razones y es bas- capaz de dar una raz6n para otorgar confianza en éste u otro caso, el fpunto|de tales razones realmente es sostener el respeto de sf mismo y justificarlo socialmente. Le evitan aparecer ante sf mismo y ante los dem4s como’ un tonto, como un hombre inexperto que no se adapta a la vida, en caso de que abusen de su confianza.°! A lo més, sirven para responder por el otorgamiento de confianza, aunque no por la confianza misma, La confianza sigue siendo una empresa arriesgada. 49, Hay algunas observaciones pertinentes en esta interaccién entre la confian- za los criterios de éxito en D. Braybrooke (1964), especialmente pp. 524 ss. Véase también G. Vickers (1965), p. 180 y passim. ‘50. G. Simmel (1992), pp. 263 s. SL. Sobre el problema de Ia autopresentacién y Ias disposiciones sociales nece- sarias para ayuda, que son activadas en tales situaciones de confianza frustrads, vvéanse pp. 82 58. 43 En esta forma, al ir mas allé de los hechos, se alcanza una independencia relativa de la experiencia previa espectfi- a, de las bases particulares de la confianza —algo que en la teorfa del aprendizaje se ha llamado generalizaci6n.? Las de- cisiones acerca de la confianza generalizan experiencias, las extienden a otros casos similares y estabilizan la indiferencia ante la variaci6n, en la medida en que rinden satisfactoria- mente la prueba, Este proceso de generalizaci6n de expecta- tivas pose tres aspectos que son importantes y dignos de tina Consideracién mayor: indica el desplazamiento parcial de la problemdtica de lo cexterno» a lo «interno», un proceso de aprendizaje y una resolucion simbolica de los resultados en el entorno. La generalizacién en todas sus formas y la formulacién de la confianza en especial, supone la existencia de sistemas como apoyos a su operacién, sistemas que son por sf mis- mos lo suficientemente complejos para reproducir dentro de sf mismas, mediante procesos internos, ciertas relaciones en. el mundo. Por supuesto, ningtin sistema puede repetir o du- plicar en sus representaciones al mundo real en toda su in- sondable complejidad. La metafisica kantiana estaba obsti- nadamente atada a esta suposicion, ya que abstrafa «al suje- to» 0 «a la conciencia», como un tipo de unién con el mun- do, y asf lo elevaba al mismo nivel de complejidad. Lo que se pas6 por alto fue el descenso de la complejidad entre la realidad y la representacién, entre el mundo y la intencién, entre lo «interno» y lo «externo», y asf fracasé en captar la funcién de representacién como creaci6n del orden, a través de la reduccion de complejidad. El hecho es que todos los procesos internos —y es preci samente auf donde se encuentra el sentido de la diferencia entre lo «interno» y lo «externo»— operan a un nivel més 52. Estudios extensivos en la psicologia conductista se basan en este concepto. Para una resefia en alemin véase FJ. Stendenbach (1963), especialmente pp. 90 ss. o K. Eyferth (19642), pp, 103-110, o altemativamente (1964b), especialmente pp. 387-360. 44 bajo de complejidad y de aquf que presenten menos posibili- dades, o més orden, que en su entorno. Operan selectivamen- te; las relaciones entre los datos del mundo son recibidas y operadas como una informacién pertinente al sistema. De este modo sustituyen la complejidad amorfa del entorno por el orden interno del procesamiento de datos y los problemas de este orden interno son incluidos en el sistema como la base de un trabajo normal de adaptacién al entorno. En el caso de la confianza, la reduccién de la compleji- dad adopta formas especiales a causa de su naturaleza sub- jetiva. Tales formas pueden describirse como cambios en el nivel en que se absorbe, 0 se hace tolerable, la incertidum- bre. El sistema sustituye la certeza externa® por la certeza interna, y al hacerlo eleva la tolerancia de la incertidumbre en las relaciones externas.. Debido a esto el problema de c6mo reducir la complejidad, relativo a su presencia en el entoro, es cambiado para ser parte de los problemas secun- darios de esta certeza interna.—~ La certeza interna puede resultar de dos formas diferen- tes, en realidad formas opuestas; y en gran medida, es debi: do a ello que el desarrollo de la confianza puede con seguri- dad anticiparse considerablemente una y otra vez, a pesar de todas las diversas condiciones del sistema. Por una parte, puede basarse en el hecho de que el objeto de la confianza cumple con una funcién indispensable para la estructura in- tena: el procesamiento de la experiencia. En consecuencia, un debilitamiento de Ja confianza producirfa consecuencias de largo alcance para la confianza en sf mismo y no seré juzgado como una posibilidad porque conduciria a grandes ‘cambios en las disposiciones internas, para lo cual el siste- ma carece de tiempo, energia o apoyo del entorno. En una forma exactamente opuesta, la certeza de la confianza puede 53. D. Claessens (1962), pp. 91 s. hace algunas observaciones pertinentes sobre Ja formacién de la confianza en un proceso de autoliberacién generalizado a tra- ‘vés de tna certeza interna que hace posible tolerar la distancia y ausencia en el sistema social limitado de la familia. 45 depender de un sistema interno mucho més diferenciado, con la consecuencia de que la falta del objeto de confianza pueda solamente infligir un dafio parcial y aislado, y el obje- to de la confianza puede remplazarse por equivalentes fun- cionales. En ambos casos el apoyo més importante de la confianza viene de las funciones que desempefia en el orde- namiento del procesamiento de Ja informacién interna al sis- tema, més bien que directamente de las garantfas que se originan en el entorno. De este modo el ordenamiento inter- no de la experiencia surgida del procesamiento viene a to- mar el lugar de un fundamento para la correccién de la re- duccién de la complejidad localizada en el mundo exterior. Esta condicién de la confianza como algo interno au- menta la probabilidad de un estilo especial de actitud de confianza hacia algo. Este estilo, de hecho, tiene general- mente relacién con el problema de la confianza, ya que esté ligado a la desconfianza como también a la confianza. Tra- ducido al lenguaie conceptual de las «pautas variables» de Parsons,* la confianza y la desconfianza se considerarian como actitudes afectivas® (no neutrales) y difusas (no espect- ficas) y de acuerdo con la forma en que se presenta el obje- to, como particulares (no universales) y adscritas (no logra- das). Por lo tanto, la relaci6n de la confianza con un objeto es independiente de los intereses especificos individuales y de los contextos de experiencia y ocurre sin considerar el estado particular de las cosas para las que lega a ser rele- vante, Como un ejemplo tipico, la confianza en una persona especial, se activaré dondequiera que el que confia encuen- tre a esa persona, sin considerar los respectivos contextos de rol. Pero incluso la confianza en los complejos més abstrac- tos de operaciones, tales como por ejemplo la confianza en 54, Para la elaboracién tedrica de esto, ver especialmente T. Parsons, RLF. Ba- les y B.A. Shils (1953), y T. Parsons (1960). 435. Ta teorfa parsoniana deja fuera la posibilidad de diferenciar entre el senti- rmiento y la voluntad. El término afectivor debe por lo tanto entenderse en tal forma que incluya a ambos y as{ abarque no solamente lo emocional sino también 'y principalmente las formas volitivas de la confianza. 46 el valor del dinero, presupone una referencia similarmente conereta a un objeto si va a haber siquiera algo de confianza en vez del conocimiento basado en la experiencia. Solamen- te por estar mediada por un objeto la confianza se torna simbélicamente controlable —en una forma que se aclararé més abajo. Por lo tanto, la confianza es una actitud que no es ni objetiva ni subjetiva; no es transferible a otros objetos ni a otras personas que confian. Al ser la confianza este tipo de actitud —vemos también en este punto que no implica simplemente influencias meca- nicas del medio ambiente— tiene que aprenderse como cual- quier otra clase de generalizacién. Las stiposiciones implici- tas de este proceso de aprendizaje se éstablécen en Ia infan- cia, En Ia familia, la confianza en su forma més primaria encuentra su primera confirmacién en un mundo que es conducido a un alto nivel de complejidad, debido a las insti- tuciones sociales y también debido a una operacién especial de confianza entre los miembros de la familia.® Por supues- | to, el proceso de aprendizaje no termina allf, Situaciones nuevas y gente nueva estén continuamente planteando nue- vos problemas de confianza a lo largo de la vida. Las formas para preparar las relaciones de amor y amistad 0 mas gene- ralmente para toda clase de lazos personales y relaciones més profundas, pueden interpretarse como prueba y apren-_. dizaje de relaciones de confianza. Los sistemas sociales mé- viles y diferenciados establecen una norma particularmente alta, que puede cumplirse solamente si se puede aprender el aprendizaje de cémo confiar, y no sélo la confianza por sf misma. Esto es parte de la funcién de socializacién de la _ familia. Tampoco seria demasiado engafioso suponer que los ‘sistemas sociales también tienen que aprender la confianza. ‘Nuestra comprensién de este proceso de aprendizaje est4 |) atin lejos de completarse. Presumiblemente no es simple- | mente cuestién de generalizar a partir de experiencias aisla- ‘56>, Véase especialmente D, Claessens (1962), pp. 88 ss. 47 das del mundo, de transferir y generalizar experiencias de situaciones especificas en las que la confianza no fue traicio- nada. Por un lado, la idea de que las experiencias primarias sean consideradas como especificas para las situaciones par- ticulares es muy cuestionable; esta nocién (como la teorfa conductista del aprendizaje en general) es incapaz de expli- car cémo se pone en movimiento la generalizacin, cémo se las arregla el nifio para transferir las buenas experiencias de confianza de la madre al padre, a los hermanos y hermanas y eventualmente a los extrafios. En vez de eso uno tiene que proceder desde el punto de partida; el proceso de aprendiza- je est mediado por las experiencias del que aprende consigo mismo y es controlado por la identidad del desarrollo propio (también aprendido) del que aprende.— Si el nifio establece su propio yo haciendo una diferencia entre Yo y Tt, la primera cosa que tiene que hacer es olvidar su primer acto de confianza practicamente inmotivado y en- contrar una forma de confianza que tome nota de esta dife- renciacién. El proceso de aprendizaje no forzaré la separa- cién del Yo y Tii a una distincion completa y absoluta. Por el contrario, el 7 queda como otro Yo. El que aprende razona de sf mismo a otros y est4, de este modo, en posicién de generalizar a partir de sus experiencias con otros.” Ya que siente que est preparado para respetar la confianza de una persona desconocida, también puede otorgar confianza a otros.5* Finalmente, la naturaleza inestable de la confianza es e dente en la manera y forma en que se proyecta posterior- mente en el entorno. Las personas y las disposiciones sociales en las que uno pone la confianza, se convierten en complejos de simbolos 57. Véase GH. Mead (1934), quien enfatiza el aspecto recfproco del aprendiza- Je del individuo mismo a través de las experiencias con otros. Aqui es una cuestién ‘de aspectos complementarios de un proceso unitario. ‘58. Véace Ia hip6tesis de una correlacién estadistica entre la preparacién para la confianza y la confiabilidad en M. Deutsch (1958), pp. 278 ss., que apoya estas interpretaciones del proceso de aprendizaje. Véase L.L. Ross (1966) para la critica. 48 que son especialmente sensibles al disturbio y que por decir- Jo asf, registran cada suceso en términos del problema de la confianza. Todo lo que ocurre dentro del limite de este pro- blema de la confianza consecuentemente adopta una rele- vancia sintomética como en el caso de las pruebas de azar, los sucesos individuales suponen un significado avasallador para el todo: una mentira puede trastornar enteramente la confianza, y por su valor simbélico, demasiados pequefios | errores y exposiciones falsas pueden desenmascarar el ver-_’ | dadero carécter de alguien o algo, a menudo con un rigor implacable. El cardcter compulsivo de la generalizacién, el aumento dé la tensién debido a la inevitabilidad de una ima- gen simplificada del entorno, encuentra expresién en la fra- gilidad de la confianza. Un buen ejemplo de esto se va a encontrar en el informe de Wildavsky, acerca de la relacién entre los congresales y los miembros del gobierno, durante la preparaci6n del pre- supuesto federal.” La realidad de la administracién publica es demasiado compleja como para que los congresales pue- dan comprenderla y evaluarla completamente. No pueden actuar sin confiar en la integridad personal de los miembros de la administracién que controlan la operacién en detalle. De aquf que los representantes en la practica no ejercen con- trol sobre las circunstancias factuales, sino mas bien sobre el grado para el cual estn preparados para confiar, y solamen- te a través de este ejercicio indirecto controlan la situacién factual. Bajo estas circunstancias mas bien restringidas reac- cionan con gran intensidad emocional al signo més nimio de falta de honradez mediante el retiro de la confianza y a través de otras sanciones. En otras palabras, cualquiera que -confia tiene que estar preparado para aceptar los riesgos que _ implica. Debe tener en claro aunque sea solamente para tranquilizarse, que no esté confiando incondicionalmente, sino mas bien dentro de limites y en proporcién a expectati- vas racionales y espééificas. Es él mismo el que debe poner 59. A. Wildavsky (1964), 49

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