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Feudalismo tardio y revolucién Loria SVN Nem ndro Campagne rometeo) tigre: Campagne, Fabian Feudalismo tatdioy revolucion : campesinad y ransformaciones agraras en Francia 1a ed, « Buenos Aires: Prometeo Libros, 2005, 262 p.; 21x15 em. ISBN 987-574-0144 1, Historia de Francia | Titulo cop. ©Deesta edicion, Prometeo Libros, 2005 Ay. Corrientes 1916 (C1045AAQ), Buenos Aires Tel: (54-11) 4952-4480/8923/ Fax: (34-11) 4995-1105 e-mail: info@prometeolibros.com ‘itp. www>prometeolibros.com, Disenio y Diagramacion: R&S llustracién de tapa: "Las Espigadoras”(detalle) de Jean Francois Millet ISBN: 987-574-014-4 Hecho el depésito que marca la Ley 11.723 Prohibida su reproduccién total 0 parcial Derechos reservados Indice Presentacion Primera Parte. FEUDALISMO TARD{O Las estructuras agrarias en el Antiguo Regimen Capitulo 1. El seforio (1): la propiedad de la tierra. Capitulo 2. El senorio (ID: el poder sobre los hombres Capitulo 3. De settores a terratenientes: evolucion del setiorto durante el feudalismo tardio (siglos XV-XVIN Capitulo 4. La renta dela tierra y la extraccién del excedente campesino en el Antiguo Régimen Capitulo 5. La comunidad rural pre-industrial: campos abiertos y propiedad colectiva Segunda Parte, REVOLUCION Las vias inglesa y francesa hacia el capitalismo agrario Capitulo 6. La viainglesa hacia el capitalismo agrario (D: los cercamientos y las transformaciones en el derecho de propiedad Capitulo 7. La via inglesa hacia el capitalismo agratio (ID): a revolucién agtvola y las cransformaviones en las enicas Ue produc. Capitulo 8, La via francesa hacia el capitalismo agrario (1): los fundamentos campesinos del absolutismo Capitulo 9. La via francesa hacia el capitalismo agrario (1) revolucién burguesa y consolidacion de la propiedad campesina Indice Analttico.... Indice de graficos y tablas Los componentes del seforio clisico Sefiorio dominical y serio jurisdiccional Categorias de la renta dela tierra en el modelo de sentorio castellano Distribucion de ingresos de! Marquesado de Cuellar u 15 41 0 95 131 163 191 205 2a 263 18 6 63 Jean Jacquart, La crise rurale en Ne-de-France, 1550-1670, Paris, Publications de la Sorbonne, 1974, Jean Jacquart, “Immobilisme et catastrophes (1560-1660), en Georges Duby ef Armand Wallon (dirs.), Histoire de la France rurale 2. De 1340 a 1789, Pari, Seuil, 1975, pp. 159-341 Philippe Joutard, Les Camisards, Paris, Gallimard, 1994 (1976), Emmanuel Le Roy Ladue, Les paysans de Languedoc, Paris, Flammarion, 1969. “Dela crise ultime ala vraie croissance (1660-1789)", en Georges Duby et Armand Wallon (dirs.), Histoire de la France rurale 2. 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Pero los hogares campesinos podian distribuirse también en forma espa- ciada, a mediana distancia unos de otros, constituyendo, en este ¢aso, un habitat disperse. En Europa Occidental, la conformacion de la comunidad campesina estaba dada por una institucion fundamental, el autogobiemo local. Se destacan, en primer Luger, los ayuntamientos abiertos (asambleas de veci- nos) 0 cerrados (concejos municipales). Menor importancia tenfan, en cambio, el sefiorio y la parroquia, puesto que sus limites no siempre coincidian con los de la comunidad rural. Con frecuencia ~en ciertos condacos ingleses ésta era la constante-, distintas teas del término po- ian pertenecer a senorios diferentes. Lo mismo ocurria en ocasiones con las jurisdicctones parroquiales, en particular en los casos de habitat dis- perso. Toda comunidad rural, todo terrufio campesino, estaba compuesto por tres secciones diferentes: las viviendas y huertos, la tierra cultivable (ager) y los bienes comunales (saltus). El nucleo habitacional campesino inclufa, por la general, la vivienda, el huerto y las instalaciones para los animales domésticos. En los habitats concentrados, la agrupacion de estos hogares constitufa la aldea propia- mente dicha, Las viviendas y sus huertos eran tierras cercadas, lo que las 23 Caprio 5, La comnnidad rural preindustra difetenciaba claramente del resto de las tierras cultivables, las parcelas Gel ager, dispuestas bajo el regimen de campos abiertos, ampliamente difundido en el campo europeo preindustrial. La mayoria de los propie- tarios de casa y huerto poseian tambien una cantidad variable de parcelas dispersas por el ager; aunque la sola propiedad de una vivienda bastaba para que su poseedor fuera considerado como miembro de la comuni- dad, con derecho a usufructuar los bienes comunales y a participar de la asamblea de vecinos. Por el echo de estar cercadas, el productor tenia absoluta libertad de cultivo sobre las tierras de su huerto. No quedaban sujetas a las rigidas disposiciones que regulaban la produccion en el ager. Al mistno tiempo, estas pequenas extensiones de tierra quedaban practi- camente al margen de todo tributo. A menos que en ellas se plantaran vides 0 se sembraran cereales, su procuccién estaba exenta del pago del diezmo; los derechos senioriales, por su parte, eran menos opresivos (en ocasiones, incluso, las viviendas se consideraban dominios indivisos, por Jo que sobre ellas no recaian las tasas de mutacion o las rentas enfitéuti- cas) La tierra cultivable, el ager, conformaba la seccién principal de la co- munidad rural. Ninguna familia campesina hubiera podido sobrevivir con el mero procucto de sus huertos hogarefios. Las parcelas dispersas por el terreno arable eran las que aseguraban la subsistencia de los hom- bres y animales de la aldea (cereales de invierno para los primeros; cerea- les de primavera pata los ultimos). Todas las cargas y tributos recatan esencialmente sobre el producto agricola generado por el ager (el diez- ‘mo, el impuesto estatal, las rentas enfitéuticas, el canon de arrendamien- to). Las tierras cultivables soportaban un régimen de cultivo regulado, en particular en los habitats concentrados. De hecho, las principales atribu- ciones de autogobierno de la comunidad campesina se relacionaban con Ia regulacion del trabajo en el ager. Los bienes comunales de la aldea, el saltus, eran un complemento esencial para la supervivencia de los pequefios y medianos productores directos. Estaban conformados mayoritariamente por terreno virgen, in- culto, deshabitado: bosques, montes, praderas, pantanos, paramos. Solo los propietarios de la comunidad tenfan derecho a acceder a los recursos generados por el saltus: combustible, madera, frutos silvestres, forraje. La tera residencia en el término de la aldea no daba derecho a ingresar en los comunales. El usufructo de estas tierras estaba, por otra parte, riguro- samente regulado, atin para los propios vecinos. De hecho, en la mayorfa de los casos, el resguardo y el manienimiento de los bienes comunales era imprescindible para la supervivencia misma de la comunidad rural. 52 ames Fate. Frases Tae 2- El sistema de campos abiertos: propiedad individual y usufructo colectivo En gran parte de Europa Occidental, el ager y las tierras cultivables se distributan segiin un peculiar y complejo sistema de organizacion del espacio: el régimen de campos abiertos 1 open-field, tal como se los de- nominaba en Inglaterra Los campos abiertos eran extensiones de terreno, en las cuales las parcelas de varios propietarios se hallaban dispersas y entremezcladas, No se trataba de una forma'de propiedad colectiva 0 comunal, Cada propietario poseta titulos de propiedad individuales sobre sus bienes. Las parcelas no se confundfan en un todo indiviso; contimuaban siendo bienes de usufructo individual, sélo que entreverados y mezclados ent si. Los planos catastrales de los comunidades preindustriales expresan la complejidad del sistema de open-fields: si nos propusi¢ramos identificar las parcelas de cada propietario, obtendrfamos verdaderas madejas, en- tramados indescifrables para el observador modemno, Los campesinos mas prosperos podian poseer varias decenas de parcelas, repartidas por todo el ager, pocas veces una junto a la otra, como si alguien hubiera tenido especial cuidado por distribuirlas en forma pareja a lo largo de todo el término de la aldea. . Cada parcela era una franja, separada de la vecina por surcos, pie- dras, pequenos setos o cintas de césped. En la Inglaterra preindustral, la extension convencional de las franjas era de 200 metros por 20. El lado mas largo del rectangulo seftalaba la direccién del surco del arado, En el ager, las parcelas o franjas podian usufructuarse segain diferen- tes regimenes de propiedad. La diversidad juridica del Ancien Regime ve- nia, entonces, a complicar atin mas la engorrosa organizacion espacial de la aldea campesina. Algunas podian ser tenencias a censo o enfitéuticas (el censive frances 0 los copyholds ingleses), cuyo dominio directo era pro- piedad del titular de un sefiorio, Otras podian ser parcelas ce dominio indiviso, usufructuadas en plena propiedad (os allewx franceses 0 los Jrecholds ingleses), Tambien podia suceder que algunas de las franjas fue- tan propiedad del sefior, por lo que técnicamente debfan considerarse parte de la reserva dominical. A su. vez, en cualquiera de los regimenes anteriores, las parcelas podian arrendarse a terceros (los fermiers y los Tease-holders, de uno y otto lado del Canal de la Mancha) mediante con- tratos de corto plazo. Los especialistas no logran ponerse de acuerdo respecto del origen del sistema de opensfields. Algunos suponen que el trazado procede de 133 Capitulo 5. La comunidad nical preindustril los tiempos romanos; otros, que se trata de una invencién de la Edad Media tardia. En algunas regiones de Europa se encuentran remodela- ciones del habitat ya para el siglo IX. En cualquier caso, el régimen de campos abiertos parece expandirse a un ritmo sostenido a partir del siglo XI; aunque no se generaliz6 plenamente hasta el siglo XIII, cuando el crecimiento demogrifico destert6 el habitat disperso a las regiones mar- Binales o con menor densidad de poblacion. Si la propiedad y el usufructo de las parcelas dispersas por el ager era individual, la organizacion de las tareas agricolas debia tener, forzosa- ‘mente, carécter comunal. Los juristas y agronomos frecuentemente ha- cian referencia a las servidumbres colectivas que el sistema de campos abiertos imponia a los propietarios. Las franjas entremezcladas en el ager no eran terrenos cercados, dentro de los cuales el productor podia sem- brar lo que deseara, cuando quisiera, y con los procedimientos que le parecieran mas adecuados. En el open-field, poco podia emprenderse sin la ayuda y el consentimiento del resto de los productores directos, Las tierras estaban tan inextricablemente mezcladas, que hacia falta una or ganizacién colectiva eficiente para tomar viable el usufructo individual. Hubiera resultado en extremo gravoso ~un verdadero dlispendio de tie- tra-, encarat ls explotacion de cualquier otra manera que no fuera esta- Dleciendo reglas communes. La primera servidumbre colectiva era la division de las tierras en tres campos u hojas, segun el sistema de rotacion trienal, hegemonico en muchas regiones del continente (la sucesién barbecho ~ cereales de in- vierno ~ ceteales de primavera), La rotacién de los cultivos era la mas bbasica de las reglas comunes. Al mismo tiempo, y en combinacién con la sgeneralizacion del habitat concentrado y la atomizacion de la propiedad ‘campesina, era la principal responsable de la difusion y de la fragmenta- cion excesiva del sistema de campos abiertos en el Occidente europeo, a partir del segundo milenio de nuestra era, La fragmentacién insuficiente de las explotaciones individuales podia condenar a un productor @ que Ia mayorfa de sus parcelas quedaran, durante un afio determinado, den- tro del area de barbecho. El sistema trienal, que inauguro la fase de ex- pansidn del feudalismo, demand entonces una reestructuracion del tra- zado de los campos y una tedistribucion de la tierra cultivada; si bien es cierto que podta aplicarse en una diversidad de configuraciones espacia- les, donde mejor funcionaba era en el paisaje de campos abiertos.”* > Hasta aqui hemos deseripto el modelo elisico de campos abiertos, un sistema regular de lopensfields,en el que las tareas agrcolas estaban por completo reguladas. Existian, no 4 Primera Pare. Faniusws Tasso Las restantes servidumbres colectivas imponian que las diversas fases del ciclo agricola “la estercoladura, la labranza, la siembra, la cosecha~ debian tener lugar en periodos fijos, segtin el calendario que la asamblea comunal, los ayuntamientos o los tribunales seforiales establecian para toda la comunidad. Los productores individuales no podian, pues, re- gular en forma individual los ritmos y la duracion de las fases del proce- 80 productivo, No resulta claro si la siembra también se Hlevaba a cabo en forma colectiva, de manera que los propietarias aportasen en forma proporcio- nal estiércol, semillas, arados y animales de tiro, segin el tamano y nu- mero de sus parcelas. En cualquier caso, el producto de cada parcela, una vez levantada la cosecha, quedaba siempre en manos de cada pro- ductor individual La seccion del término rural que podia considerarse como propiedad colectiva, en forma teal y permanente, no era el ager sino el saltus: para- mos erizados de arbustos espinosos, cinagas cubiertas de cafaverales, turberas con suelo movedizo, forestas ricas en madera y frutos silvestres, praderas tapizadas con hierbas locales. Los vecinos de la aldea podian enviar a pastar a sus rebafios durante todo el ano, en particular el ganado porcina y ovino, que sabian hallar su alimento en suelo ingrato, Los techos, los graneros y las cercas podian repararse con la madera recogida en el bosque. Si los comunales inchuan estanques o arroyos, las familias campesinas podian completar sus dietas con pescado. Los pantanos pra- veian turba, combustible barato. Los bienes comunales no eran, técnicamente, tierras sin duefto. La propiedad eminente ~el dominio directo— correspondia al titular del sefiorio dentro del cual se hallaba Ia comunidad. En muchos hugares se crefa que el usuftucto colectivo era producto de un acta de donacion firmada en tiempos remotos, por la cual, al igual que en el régimen enfi- téutico, los sefiores cedian a perpetuidad el dominio util sobre estos obstante, otros régimenes mistos, en los cusles los campos abiertos y cercados se superpo- fan segin diversos erteros. Siguiendo la nomenclaturs ingles, por un lado hsllamos los irregular commonfiels, que combinaban franjasdispersas y pequenos cercamlentos, enn régimen de culivos plenamente regulado. Por ote lado, eran frecuentes, en las areas pastoris, los infild-oufeld systems, en los cuales ls tlermas mas cercanas al nicleo habita- ‘ional estaban dispersas segtinelrégimen de campos abiertos en tanto que las pasturas que conformaban las terrss externas podian, eventualmente, cetcarse, © Recordamos una vez mas que, en ocasiones, diversas secciones del término de Ie aldea, sncluyendo a los comunales, podian pertenecer a senortos diferentes. 135 tule 5, La comunidad rural preindostral lerrenos; aunque en este caso, no era en beneficio de un individuo sino de toda una comuniciad de propietatios. De allt deriva el término juridi- co con el que se designaba al saltus en Inglaterra: commontands o common wastes, La comunidad era, en efecto, la encargada de administrar y regu- lar el acceso a los recursos silvestres. Por de pronto, el saltus no era co- min a todos los aldeanos, sino a los propietarios. El ejercicio de los derechos comunales estaba ligado a la posesién de un bien ratz situado dentro de los limites del terruno; bastaba para ello, la propiedad de una sola casa en la aldea o de una sola parcela en el ager. Por lo general, los derechos comunales né podian arrendarse por separado, al margen de las parcelas o de las viviendas a las que estaban anexos. El usufructo colectivo del suelo virgen no estaba ligado a las personas sino a los bie- nes, no eran derechos personales, ajenos a la condicién de propietario Ge cada vecino, De todas formas, con frecuencia la comunidad permitia que vagabundos y marginales se instalaran en los commonlands, en forma ptecaria. En Inglaterra, estos intrusos recibian el mote de squatters. Vi- vian en. habitaculos semipermanentes, tealizados con materiales ligeros obtenidos en el propio terreno. La comunidad los toleraba, y en ocasio- nes les permitfa permanecer en los comunales durante décadas, generan- do incluso presunciones de propiedad. Pero en la mayoria de los casos, su situacion carecta de todo sustento legal, por lo que se convirtieron en Jas principales victimas de los enclosures o cercamientos parlamentarios de los siglos XVIII y XIX. Pero los deteckos colectivos no alcanzaban tan solo al saltus, a los prados, bosques y pantanos comunales. Durante determinados momen- tos del afio, el sistema de open-fields también convertia a las parcelas de propiedad individual, dispersas por el ager, en terreno de usufructo co- lectivo. En ciertas etapas cel ciclo agricola, desaparecta todo seto, cerca 0 division. provisoria entre las franjas, los derechos individuales de cartc- ter exclusivo perdian todo sentido, y el ager adquiria més que nunca la apariencia de una propiedad colectiva, similar al aspecto que el saltus tenia en forma permanente. ‘Veamos algunas de estas practicas que imponian temporariamente el usufructo colectivo sobre bienes de propiedad individual, En el sistema trienal, los propietarios tentan el derecho a enviar a pastar sus rebatios al suelo en barbecho, siempre segiin el tamafio y la cantidad de franjas que posefan en el ager. Las parcelas en barbecho, que recien durante la proxi- ma siembra recupetarian su caracter de entramado de propiedades indi- viduales, se convertian en una prolongacion temporaria de los prados comunales. En ciettos regimenes, enviar al barbecho parce de los rebanos 136 mers Pare, Fruoausio Taso individuales era incluso obligatorio, para garantizar asi una provision adecuada de abono. Una prictica similar también tenia lugar en el suelo de inviemo, in- mediatamente después de levantada la cosecha (donde se habia sembra- do, por lo general, trigo 0 centeno). Antes de iniciar la siembra del proxi- ‘mo ciclo, que en el sistema clasico correspondia a los cereales de prima- vera (avena 0 cebada), los propietarios individuales debian permitir que suis parcelas se unificaran provisoriamente en un tinico campo, al que los propietarios podian enviar tambien parte de sus rebanos. El objetivo no era aqui tan s6lo contribuir con la estercoladura, sino con el desbroce del terreno: los animales consumirian los pequenios restos de tallo, las espi- gas perdonadas por la hoz, la hierba crecida en los bordes de cada franja. Dertota de mieses en Espatia, common of shack en Inglaterra esta practica se extendia por varios meses, entre finales de agosto ~cuando la cosecha de los cereales de invierno habla concluido~ y comienzos de marzo —cuan- do comenzaba Ia siembra de los cereales de primavera. Esta costumbre era una de las razones que obligaba a los productores individuales a sembrar y cosechar segin un calendario comunal unificado, para permi- tir el ingreso del rebafio comiin en el tiempo estipulado, Un tercer derecho comunal sobre las parcelas de propiedad indivi- ual beneficiaba a los pobres y marginales de la comunidad. Se trataba del gleaning, o derecho de espigueo. Inmediatamente despues de levanta- da la cosecha de invierno -o la del suelo de marzo, si allt se sembraban legumbres-, y antes del ingreso del rebatio comunal, los parroquianos, por lo general las mujeres, los niftos y los no propietarios, tenian dere- cho a ingresar en las parcelas individuales, para recoger los granos, las semillas 0 Tas espigas que pudieran haber quedado en el suelo, A dife- rencia del common of shack, que duraba varios meses, el gleaning se limita tba a unas pocas horas durante unos pocos dias. El tanido de una campa- na indicaba el momento en que los vecinos podian ingresar a las tierras de propiedad individual. El mismo sonido, unas horas después, seftala- boa el fin de la utopia. Desahuciado en Inglaterra por la common law a partir de 1788, el gleaning logré sin embargo sobrevivir en las aldeas no cercadas, hasta muy enttado el siglo XIX. Los comentaristas, an los cri- ticos del sistema de open-field, reconoctan que el grano ast recogida (glea- ned corn), podia proveer suficiente harina para elaborar pan durante el resto del otono, al menos hasta Navidad. En Canterbury, él producto del leaning podia alcanzar para todo el invierno; se comentaba que los glea- ners, en la aldea de Long Buckby, almacenaban el grano en sus propios dormitorios, cuando se les terminaba el espacio en los pisos superiores. 137 aptto 5. La comunidad raral preindusti En Atherstone, en la década de 1760, el producto del espigueo equivalia a 15 chelines, mas del doble del salario que una mujer podia ganar du- tante la cosecha. Quienes se atrevieron a realizar eélculos, estimaron que esta prictica podia equivaler al 6% del ingreso anual de una familia cam- pesina de escasos recursos. La importancia del gleaning fue atin mayor durante la dura década de 1790, cuando el cosio familiar de la harina oscilé entre los 5 y 8 chelines semanales. Amén de los cereales, el espigueo generaba otros recursos. La paja podia emplearse para en- cender los hornos, para cubtir techados 0 para tapizar los establos; mezclada con estiercol, podia utilizarse como abono. El gleaning per- dur en el tiempo mas que ningun otro derecho comunal. El hecho resulta atin més sorprendente en Inglaterra, donde el retroceso del régimen de campos abiertos no tuvo patangon. En la década de 1870, la campana (gleaning bell) todavia sonaba en més de cincuenta parro- quias del condado de Northampton, anunciando la apertura y el cie- tre de los campos. Los propietarios debian aceptar estos derechos que se ejercian sobre sus bienes de propiedad individual. Los aldeanos podian exigir su cum- plimiento, incluso ante los tribunales piblicos y setioriales. Las restric- ciones que impontan a la libertad de los productores eran severamente objetadas por los criticos del sistema de open-fields. Los propietarios no podian introducir mejoras técnicas que redujeran los beneficios genera- dos por algunos de estos derechos colectivos. El ejeniplo paradigmatico era el reemplazo de la hoz por la guadana; como la nueva herramienta permitia cortar los tallos a menor altura, dejando sobre el suelo menor cantidad de restos, provocs en todo momento la cerrada oposicién de los aldeanos mas pobres. Los derechos colectivos también trababan los em- prendimientos individuales de cercamiento, aun alli donde los propie- tarios habian legado 2 conformar bloques compactos de parcelas, gracias a una paciente politica de permutas y compraventas, En Inglaterra fue necesario el mecanismo del enclosure parlamentario, para eliminar en forma permanente estas précticas inmemoriales En definitiva, las patcelas inmersas en un sistema de campos abiertos eran de propiedad individual, pero segin un régimen diferente al de la propiedad absoluta sobre la tierra. Los juristas ingleses lo calificaban como common property rights, para diferenciarlo de los private property rights, de que solo gozaban los terrenos cercados. En el open-field, los duetios de las parcelas tenfan el derecho exclusiva de propiedad sobre las mismas, aun- que no el derecho exclusivo de uso. En los private property rights, ambos aspectos se unifican: derechos exctusivos de propiedad sobre una exten- 8 Primera Pane, Fessusno Tao sion de tierra, le otorgan también al propietario derechos exclusivos de uso; ninguna otta persona puede usufructuar el terreno sin el explicito consemtimiento de su dueno. Bajo el régimen de campos abiertos, en cambio, el hecho de que un individuo tuviera la propiedad exclusiva sobre una parcela no era obice para que, en determinados momentos del afo, el resto de la comunidad disfrutara también de derechos de uso espectficos sobre la misma, Por ello, si el saltus, la propiedad genuinamente colectiva, recibia en Inglaterra el nombre de commonlands, las parcelas individuales dispersas por el ager conformaban los commonfields. El matiz idiomatico daba cuen- ta de la diferencia esencial entre ambos regimenes. Las commonlands eran tertenos cuyo dominio directo pertenecia a un seftor y cuyo dominio wil era usufructo colectivo permanente de una comunidad de propietarios. Los commonfields, en cambio, eran propiedades individuales, sobre las que el resto de los vecinos adquirtan derechos de uso durante un perio- do de tiempo claramente delimitado. EI regimen de common property rights acababa tan solo alli donde comenzaban las propiedades cercadas. De hecho, no existia en los huertos y jardines privados, ni en los bloques compactos de tierra cultivada cercada. ‘AL igual que ocurria con el usufructo de los recursos del saltus, los derechos temporarios sobre las parcelas del ager se hallaban adscriptos a las propiedades -tierras e inmuebles~ existentes dentro del término de la aldea; eran una prolongacion de las mismas, con las que conformaban tun unico sistema, En el régimen de open fields, en sintesis, los propieta- rios poselan, al mismo tiempo, diversas clases de derechos: a) la propie- dad de una o varias parcelas en el ager, b) la propiedad de viviendas y buertos en la aldea, c) la propiedad de derechos comunales permanentes sobre el satus, d) la propiedad de derechos comunales temporarios sobre las parcelas individuales dispersas por el ager. ‘Alo largo del Antiguo Regimen, y al margen de las temidas oleadas de cercamientos, las disputas entre los senores y las comunidades por el usufructo de los bienes colectivos fueron permanentes. En cada terrufio, en cada parroquia, el conflicto se resolvia segtin la idiosincrasia del lu- gar, aunque con més frecuencia, segiin los recursos, la perseverancia y las relaciones de fuerza entre los bandos contendientes. En ocasiones, era el sehor quien exigia el derecho de introducir una parte de su rebaho en los comunales de la aldea, reduciendo ast la porcion del prado que que- daba disponible para el resto de los campesinos. El conflicto se agravaba cuando el setior, ademés, pretendia arrendar a terceros el derecho de uso de los recursos del saltus, por lo que vecinos de otras comunidades ter- 139 Capitulo 5, La comunidad rural preindusrat minaban accediendo a la riqueza local. En otros casos, los potentados locales exigian el derecho a poser un rebafio aparte, para que sus ani- males no se mezclaran con el ganado de la comunidad. Pero las crisis agudas entre seftorios y comunidades tenian origen en dos situaciones espectficas: cuando los barones feudales intentaban incorporar una parte del saltus a sus teservas dominicales, argumentando que la misma habia sido usurpada sin derecho por los aldeanos; y cuando el senor 0 sus arrendatarios pretendian cercar sus propiedades, erosionando derechos colectivos como el gleaning, Ia derrota de mieses o el aprovechamiento del barbecho, El sistema de campos abiertos implicaba mucho més que un sistema particular de organizacion del espacio rural y de la pequena produccion campesina. La combinacidn del beneficio personal con el interes comu- nal, la superposicion de derechos de propiedad individuales y colecti- vos, la existencia de normas comunitatias que constrenian las tomas de decisiones individuales, todo ello contribuia a conformar una cosmovi- sion y un estilo de vida ajenos al individualismo de los tiempos moder- nos, Los autores ingleses caracterizaban como commoners a estos campesi- nos, que disfrutaban de importantes derechos comunales anexos a la propiedad de la tierra, El termino, para el cual resulta dificil hallar un equivalente castellano, resume las caracteristicas esenciales de una parte sustancial de las comunidades campesinas de Antiguo Régimen. Cuando los enclosures redujeron a stu minima expresién el sistema de open-felds en Inglaterra, destruyeron mucho mas que un método de cultivo 0 un regimen de propiedad, Aplastaron también un modo de vida, una estra- tegia de socializacion colectiva, un sistema de valores comunitarios que catacteriz6 a gran parte del campesinado occidental durante mas de un milenio. 3- Administrando la riqueza de todos: el usufructo de los comunales Los bienes comunales eran ttiles solo si no se los sobreexplotaba. Tan- to los derechos de pastoreo como el usufructo del bosque Io esencial de Jos recursos del saltus~ estaban claramente regulados, y la comunidad tenfa acceso a los mistos en forma ordenada y selectiva. A lo largo de la presente séccion, seguiremos a Ia historiadora Jeanette Neeson, en su ana- lisis sobre las regulaciones que ordenaban la explotacién de los recursos ‘comunales en la Inglaterra del siglo XVIIL, antes de la generalizada difu- sin de los cercamientos parlamentarios, 140 Primer Parte Feupausio Tyaoio El prado comunel La regulacion efectiva de los pastos comunales era tan significativa para los niveles de productividad de la economia campesina, como lo eran las plantas forrajeras 0 Ios cultivos mixtos para los farmers capitalis- tas, Un control cuidadoso de la pradera colectiva permnitia aumentar el numero de cabezas de ganado de la comunidad, lo que a su vez revertia en un crecimiento paralelo de la produccién de abono, de la que se beneficiarian las tierras cultivables Las disposiciones comunales eran decididas por las asambleas de ve~ cinos, y reforzadas por las tribunales publicos y senoriales, EI estable: miento de cuotas, que limitaban el nimero de animales que los propie- tarios podian ingresar en las commonlands, era un factor central en todo proceso de regulacion, Sin ellas, los grandes ganaderos, los comerciantes, de carne y los agentes de la agricultura comercial hubieran dejado yer- mos los comunales en poco tiempo. Las autoridades aldeanas modifica ban las cuotas periddicamente; en la mayoria de los casos, tendian a reducir atin mas las ya existentes. Al mismo tiempo, las multas para los infractores no dejaban de aumentar. Para mediados de Ia década de 1760, un cuota generalizada era la que permitia el ingreso de una oveja por cada acre de tierra poseido en el ager; en el caso de las vacas, la propor- cion era de un animal por cada 10 acres (en algunos manors superpobla- dos podian llegar a exigitse 20 acres). Eran frecuentes las excepeiones en. favor de los productores mas pequetios. En el caso de los caballos, por ejemplo, la norma requeria al menos la propiedad de 10 acres de tierra para introducir el primer animal; aunque para los campesinos mas po- bres, la exigencia se reducia tan solo a 7 acres Alli donde existian comunales sin cuotas, como ocurria con frecuen- cia en las areas forestales de menor densidad demogréfica, los derechos de pastoteo estaban estrictamente limitados a los vecinos de la comuni- dad, con prohibicion explicita de ingreso para los propietarios de las parroquias aledaftas. La tala, por su parte, limitaba el ingreso del ganado durante algunos meses, por lo que las interrupeiones consiguientes fun- cionaban como reguladoras de facto de los recursos colectivos, Los vecinos con pocos animales no podian ceder a los vecinos de otras comunidades la porcién sobrante de sus derechos. El excedente debia repartitse en beneficio de los restantes propietarios de la aldea 7 Un acre equiva a algo menos de media hectres a4 Capitula 5. La comunidad rural premdustetal Asi, estaba prohibido introducir en los comunales animales de otras pa- rroquias a cambio de un sueldo (agistment); o arrendar a terceros los derechos comunales no explotados (dead commons). Los reglamentos pe- naban estos abusos con multas onerosas. La transferencia de derechos estaba estrictamente limitada, Ast, por ejemplo, solo se toleraba el arren- damiento de dead commons a vecinos de la propia comunidad. En algu- ‘nos manors, se compensaba econémicamente a los propietarios que no uuiilizaban su porcion de los comunales, como una forma de aliviar la presion sobre el prado, En ciertas épocas del aito, los animales se alimentaban exclusivamen- te de los recursos que hallaban en los comunales. Las ovejas, en particu- lar, podian pasar largos periodos, dia y noche, fuera de los establos de sus propietarios. La costumbre de establecer corrales transitorios cada semana, en diferentes sectores de las commonlands, permitia que los ani- ‘males afirmaran la superficie del suelo, consumieran las malas hierbas, y abonaran la tierra en forma pareja. Las regulaciones colectivas podian ser ‘muy restrictivas. En algunos manors ingleses, los campesinos no podian retirar sus rebafios de los corrales por las noches, En otros, eta obligato- rio dejar la cuota propia de animales durante toda la semana, a excep- cion de los Tunes y jueves; si los animales asignados eran hallados pas- tando fuera de los corrales, sus propietarios debian pagar una mula. El sistema de open-fields, considerado por los agronomos iluministas como un encarizado obstaculo para la introduecion de las innovacio- nes técnicas, también podia acaptarse a los nuevos tiempos. Las plantas forrajeras permitian mantener mayor mamero de ganado en la misma superficie, Su siembra tealzaba la importancia de los derechos comuna- les, permitiendo a los commoners proteger atin mas el stock de sus pastos colectivos.. Las autoridades aldeanas permitian que los propietarios que sembraban con forrajeras una porcion de sui barbecho, introdujeran en el saltus un mayor numero de animales que el resto de los parroquianos. En 1725, los jurados del tribunat senorial de Stoke y Shutlanger, estable- cieron una cuota generosa por cada acre de trébol que se mantuviera sembrado ininterrumpidamente durante varios atos. En 1740, las mis- mas autoridades ordenaron que todo aquel que introdujera una docena de ovejas en los comunales, debia dejar un acre y medio de su barbecho sin sembrar hasta el 15 de mayo. En 1797, la corte sefiorial de Helpstone directamente obligaba a los propietarios a sembrar con trébol una décima parte de sus tierras en barbecho. Otro conjunto de normas colectivas hacia referencia a la limpieza de los canales y de las vias de drenaje, que ayuclaban a mantener la salud del 142 Pa Parte. Fesnuine Taro ganado, evitando los riesgos de enfermedades potenciadas por la tierra umeda. Los jurados de los tribunales senoriales se preocupaban por alejar el peligro de las plagas. Las multas por introducit ganado enfermo en los comunales eran muy altas, En algunas comunidades, todo animal que no fuera detectado por los agentes comunales podia ser separado del rebatio por cualquier vecino, quien tendria derecho, entonces, a recla- ‘mar para si la mitad de la multa. Ciertas parroquias otorgaban tan solo un plazo de dos dias para que se retirasen los animales que morian en el prado comin, La imposicién de un rebafto tnico en los comunales, con- tibuia a la deteccion de los animales enfermos. Similar objetivo tenia la norma que prohibia cambiar, durante el transcurso del afo, los animales cedidos al rebanio comin. En algunos casos, los animales nuevos sélo Podfan ingresar despues de la cosecha, cuando el ganado comprado en las ferias de primavera debia haber mostrado ya los primeros signos de enfermedad, Darante el siglo XVIII los partidarios de los enclosures responsabiliza- ban al sistema de open-felds por la mala calidad del ganado: las praderas comunales entremezclaban promiscuamente las razas y las calidades di- ferentes, y conspiraban contra el refinamiento de los rebafios, Sin embar- 80, las regulaciones colectivas de algunas comunidades inglesas demues- tran que la eria selectiva no eta del todo incompatible con el régimen de ‘campos abiertos. En algunos casos, los toros slo podian ingresar en el prado comunal en ciertos petiodos, para permitir que los propietarios retiraran previamente los animales que no deseaban cruzar; u organiza~ ran la reproduccidn con anterioridad, alquilando reproductores por cuen- ta propia. Algunos estatutos parroquiales excluian de los comunales a los caballos de pequeno porte, en condicion de reproducirse. Con frecuen- cla, la obligacion de proveer anualmente toros para la reproduccién de los animales de la aldea recaia sobre los propietarios mas ricos. Los veci- ros muis pobres, incapaces de alquilar sus propios reproductores, eran los principales beneficiarios de la norma, Los estatutos de la mayoria de los open-felds ingleses sugieren que, durante el siglo XVUI, las autoridades locales hicieron todos los esfuer. 20s posibles para mantener los comunales en buen estado. Establecieron cuotas para el ingreso de animales, incentivaron el cultivo de forrajeras, explotaron en forma pareja las secciones del prado, trataron de prevenir |e difuston de enfermedades, y buscaron facilitar la cria selectiva del ganado. EI discurso critico de los partidarios de los cercamientos, que hacfa referencia a los comunales devastados, en los que pululaban ani- males descuidados, malnutridos y promiscuamente entremezclados, no 143 CCapmato 5. La comunidad cural preindustrisl coincide con la profunda preocupacién por la explotacién racional de las praderas colectivas, que se deduce de las regulaciones irmpuestas en la mayoria de las parroquias inglesas del perioco. El bosque comunal Junto con los prados comunales, el bosque constituia lo esencial de los recursos provistos por el saltus. Si los primeros eran imprescindibles pata la reproduccién de los pequenos y medianos productores, los re- cursos del bosque eran esenciales para la supervivencia de los no propie- tarios que habitaban en el término de la aldea. La tierra baldia los ayuda- ba a integrarse al resto de la comunidad, a interactuar con el colectivo de los propietarios. En el bosque obtenfan recursos para ingresar en la red de intercambios con los otros vecinos, reforzando la ética mutualista que caracterizaba a las comunidades de campos abiertos. ‘Antes que nada, la foresta proporcionaba combustible, a partir de una amplia variedad de fuentes: madera seca, turba, matorrales, hele- chos, raices; atin las hojas secas podian ser usadas o vendidas por los pobres de la aldea, Ciertos arbustos, en particular, podian generar una lama intensa y ardiente, que permitta calefaccionar las cabanas misera- bles, alimentar los hornos casetos o el fuego para la elaboracion casera de cerveza. Las regulaciones colectivas establecian que los vecinos tenfan tan sélo derechos a tomar cierto tipo de madera, en particular, la ramas muertas, secas 0 caidas de los arboles (dead wood). A excepcién de ciertas concesio- nes para la realizacion de reparaciones en las viviendas, cast nunca se permitia talar arboles vivos para proveerse de madera para la construc- cidn, En ocasiones, los partoquianos accedian a ella de todos modos, como cuando en febrero 1766, una gran tormenta de hielo permitio re- coger centenares de cargas de madera fresca en Wychwood. En la década de 1790, el Reverendo David Davies, de Berkham (Ber- shire), reconocia que en una semana una familia pode obtener en el bosque suficiente combustible para todo el afio. Reemplazar este recurso, luego de que los cercamientos impidieron el ingreso a los bosques, hu- biera costado un promedio de 2 libras con 8 chelines al afio (el salario de cuatto o cinco semanas de un jornalero agricola). En sintesis, Davies calculé que el valor del combustible comunal equivalta al 10 % de los ingresos anuales ce un asalariado, A mediados del siglo XVIII, los opo- nentes de los enclosures en Artherstone, Warwickshire, sostenfan que las mujeres recogian en el baldio comunal combustible y arena por valor de 44 a Primera Pant, Feunuswo Tao 3 libras con 3 chelines al ano; un nino en edad de trabajar podia obtener una cantidad similar, Sumadas ambas recolecciones, reunian cerca de un tercio de los ingresos totales de una familia de asalariados, Pero los campesinos de subsistencia tomaban otros recursos de! bos- que, ademas del combustible, Las catias, hierbas y matorrales servian como forraje 0 pata confeccionar los lechos sobre los que dormian (resultaban mas suaves y mantenfan menos tiempo la humedad que los confecciona- dos con paja seca). Fl forraje obtenido en el yermo permitia alimentar a los bueyes y los caballos durante todo el invierno, incluso hasta abril o mayo. ‘Los comunales permitian también la obtencién de arena: arrojada al piso de la cabaria una vez por semana, permitia absorber la suciedad, el polvo y la grasa, También era un buen abrasivo para la limpieza de cacha- ros y Vasijas. Segun su calidad, podia incluso emplearse para brunir el peltre. Los més pobres padian quemar ciertos helechos que crecian en. los paramos, obteniendo una ceniza que empleaban para producir lea, substituto del jabon; su alto contenido de potasio permitia también em- plearla en la fabricacion de vidrio, 0 como blanqueador. Los campesinos hallaban incluso utilidad a la lana de los animales que quedaba atrapada en los arbustos espinosos; con ella confeccionaban alfombras y parches para la ropa. El agronomo John Arbuthnot consideraba que los arbustos arrancaban hasta la mitad de la lana de los rebafios comunales. Junto con el combustible y con los materiales, la comida era otro de los grandes recursos provistos por el bosque y los baldios comunales. Los frutos secos, como las nueces y las avellanas, que podian venderse en los mercados urbanos, se hallaban en abundancia. El otono proporcionaba hongos para la preparacion de sopas y estofados. La gentry llegaba a pagar hhasta dos chelines y medio por cada libra de trufas, La foresta tambien proveia hierbas medicinales y hojas jovenes para ensalada, Particular re- levancia tentan los frutos del bosque (berries) -grosellas, frutillas silves- tres, frambuesas, arindanos- con los que se podian elaborar jaleas, dul- ces y licores. ‘También los animales podian alimentarse en los yermos y bosques, en particular los gansos, las vacas, las ovejas y, muy especialmente, los cer- dos, que se alimentaban con bellotas. En enero de 1787, Gilbert White afirmo que la cantidad de bellotas habia sido dicho afto tan prodigiosa, que los cerdos de la aldea salieron de los comunales un 50 9% mas gordos. Gracias a los frutos secos y « la papa, los campesinos podian criar porci- nos de gran tamatho y a muy bajo costo. Sega el mismo cronista, el cerdo de un tal Tom Berriman habja alcanzando un peso enorme, aunque su 4s Capitula 5. La comunidad rural preindustial dueno sélo habia invertido 7 bushels de cebaday”* si no hubiera contado con los comunales, hubiera necesitado 20 bushels para obtener un resul- tado similar. Si bien es cierto que los principales perjudicados con los cercamien- tos fueron los pobres sin tierra, carentes de todo derecho de compensa- ‘cion por la pérdida de acceso a los comunales, toda la comunidad usu- fructuaba los recursos que proporcionaban los bosques y baldtos. Las commonlands no eran tan solo caridad para los mas necesitados, sino una fuente complementaria de riqueza para toda la aldea. El caso del com- bustible resulta paradigmatico; no solo lo recogian los mas pobres: los testimonios dan cuenta de que los arbustos recogidos en los comunales. calentaban también, en acasiones, las cocinas de la gentry. Como los aldeanos vendian en el mercado mucho de los productos que recogian en el bosque, los comunales podian tambien considerarse como una fuente de empleo; tal era el caso de la venta ambulante de flores y frutos del bosque. En ocasiones, la actividad podia convertirse en. luna ocupacién de tiempo completo, la principal fuente de ingresos de tuna familia pobre sin tierras. Por ello, si bien toda la comunidad utiliza- ba los baldios, para los pobres, para las mujeres y para los nifos, era una parte vital de su economia, De hecho, segun las regiones, los recursos comunales podian llegar a duplicar los ingresos anuales de una familia campesina, Eran el seguro, la reserva, la riqueza oculta, la parte mas antigua de las economfas rurales. Los baldios mantenian a gran parte de los campesinos al margen de los mercados de bienes y trabajo. Cuanto mas rico era el saltus, mas inde- pendientes y auténomas eran las comunidades agrarias, El habito de re- currir alos comunales volvia innecesaria la busqueda regular de empleo El tiempo que se empleaba en apacentat cetdos o gansos en la foresta, para recoger madera o forraje, para juntar flores o frutos del bosque, era tiempo que no estaba disponible para los empleadores, eran horas de trabajo que éstos nunca podrfan comprar, Esta libertad permitia a los ‘campesinos emplear su tiempo en otras actividades, que escapaban a los partmetros del empleo formal. Para los impulsores de los enclosures, que ‘yeian como los aldeanos pasaban mucho tiempo en la feria 0 en las carre- ras de caballos, este estilo de vida propiciaba la vagancia y la ociosidad. La eliminacion del sistema de open-fields, sostenfan, contribuiria a un ‘Cada bushel equivalia aproximadamenete a 36.5 litros 146 : i { { Pomera Fare. Fenausso Tesoio mejor funcionamiento del mercado libre de trabajo que el capitalismo naciente demandaba Pero la supuesta indolencia de los habitantes rarales tenia otros moti- vos, al margen de su independencia respecto de la economia de merca- do. Las reuniones, los recteos y las celebraciones rurales no sélo cum- plian funciones sociales; también eran expresidn de la peculiar econo- mia del campesinado de subsistencia. Los contactos sociales creaban vinculos y obligaciones. El efecto de tener relativamente pocas necesi- dades, no sélo independizaba del salario y del mercado; tambien beraba tiempo, pues con menos horas de trabajo se obtenta lo necesa- rio para la reproduccion econémica del grupo familiar, Parafraseando a Karl Polanyi, Jeunette Neeson sostiene que los recursos communales ahorraban a los campesinos la humillante esclavitud de lo material, que toda cultura humana esté llamada a mitigar. En otras palabras, los pobres rurales no solo subsistlan, también vivian (they had a life as well as a living) Toda economia de campos abiertos, fuertemente sustentada sobre los recursos comunales, proveta facilmente los materiales para la realizacion de pequenios intercambios. En ocasiones, no eran mas que pequenos presentes: una cesta de frutillas, un jarro de jalea, una carga de madera Pero todos ellos era significativos, porque en las sociedades campesinas los dones contribuyen a que las familias marginales establezcan lazos con el resto de la comunidad. Al mismo tiempo, organizaban una red infor- ‘mal de seguridad social, Los aldeanos podian complementar sus ingresos con la industria rural o con el trabajo asalariado ocasional; pero ninguna de estas actividades ofrecta seguridad alguna en caso de crisis familiares 0 personales, El acceso a los comunales, en cambio, permitia construir relaciones sociales a través del intercambio de productos. Los dones crea- ban lazos de obligacién, implicaban siempre el retorno de los contrado- nes; y los baldtos comunales eran la mejor fuente de regalos y presentes para familias con recursos y salarios inadecuados. Una jomada de reco- leceion en el bosque generaba més oportunidades para dar ~y en conse- cuencia, para recibir que varios dias de trabajo asalariado en una gran- Ja. Los dones tambien garantizaban la solvencia de las economias petso- nales, porque la habilidad de regalar conlleva la habilidad de poseer. En. este sentido, el bosque comunal establecfa una suerte de igualdad entre los miembros de la comunidad, Por ello, la caridad y la solidaridad fun- cionaban esponténeamente cuando un vecino devenia insolvente: sim- plemente, porque dicha persona eta un miembro mas de la comunidad: solo que entonces pasaba por momentos dificiles. Hoy por mi, mariana por 147 CCapmulo 5. La comunidad rural preindusteiat ti, sostiene el difundido adagio, que sintetiza la légica del funcionamien- to de las redes comunitarias. Pero las conexiones no se daban tan s6lo a través del intercamblo de dones y contradones. El sistema de open-fields generaba muchas oportu- nidades estacionales para la socializacién, el encuentro y el trabajo en comin. A fines de agosto, el gleaning juntaba a las mujeres y a los nittos, De junio a octubre, tenta lugar la temporada de recoleccién de turba Julio era el mas apropiado para la recoleccion de los frutes silvestres. En agosto, los hombres y los niios recogian los arbustos y el combustible del hosque. En septiembre, los adultos juntaban hongos y los pequefios ha- cian lo propio con las nueces. En octubre, comenzaba la temporada de bellotas para los cerdos. En invierno, se cortaban las cafias. En marzo y abril, los hombres incendiaban los paramos, para quemar los arbustos viejos y potenciar el crecimiento de los nuevos. En mayo, las nihas y las jovenes recogian flores. Todas estas ocasiones de contacto, familiaridad e intercambio, creaban alguna forma de obligacton, establectan alguna co- nexién sobre la base de la igualdad, un mutualismo que ligaba entre si a propietarios y no propietatios. Literal y metaféricamente, los comunales proporcionaban el terreno donde todos podéan encontrarse. ‘Tras la imposicion generalizada de los cercamientos parlamentarios, las familias pobres, sin acceso a la tierra, que contaban tan solo con un ‘agro salario como tinico ingreso, ya no fueron capaces de reconstruir las antiguas redes de seguridad social, los antiguos entramados de dones y contradones. Tras el triunfo de los enclasures, los antiguos baldios se convirtieron en terreno cercado, en propiedad privada absoluta, Los ha- bitantes del campo debieron, ertonces, pedir permiso para ingresar alli donde sus antepasados habian vivido una parte importante de sus vidas. Los recursos que podian obtener en terreno cercado eran siempre escasos e inciertos. Si obtenfan permiso para entrar, lo hacfan ahora como un privilegio, como una gracia del caritativo propietario, ya no como un derecho que les era propio. 4- Los conflictos intracampesinos: la otra cara de la solidaridad rural En el apartado anterior hemos enfatizaclo los aspectos comunitarios de la vida campesina organizada en tomo al régimen de campos abiertos. En particular, buscamos remarcar la importancia que los recursos del saltus tenfan para la supervivencia de los pequenos y medianos produc- tores rurales. Hemos visto, también, las oportunidades que aqué! ofrecta 148 Primera Parte, Fevbuusno Tato para la construccion de espacios de socializacion y redes de seguridad social. {Significa ello que la comunidad rural careefa de conflictos y divi- siones internas? ;Eran las relaciones intracampesinas siempre tan armé- nicas? {Cumplian los comunales, en todos los casos, un papel esencial en la reproduccién de las economitas campesinas?. Fl historiador Philip Fioffman ha sido uno de los autores que més han insistido en la necesi- dad de complementar la imagen descripta en el apartado anterior, con el andlisis de la conflictividad interna de las comunidades rurales, En la presente seccion, analizaremos algunos de sus estudios de caso, referidos al campo francés de los siglos XVII y XVIII. Aunque seleccionados para abonar su tesis, los ejemplos reproducidos por Hoffman nos obligan a matizar la vision que enfatiza, en exceso, la importancia de los lazos colectivos y de las redes de solidaridad en las comunidades rurales de Antiguo Régimen, Varades: campesinos pobres, rebafios ricos Durante un siglo los habitantes de Varades, una parroquia bretona de habitat disperso, situada junto al Loire, rio arriba de Nantes, batallaron para salvar sus comunales, primero de la depredacion del seftor feudal, luego de los agentes de la agricultura comercial. El conflicto por los co- munales comenzé en 1639, y continud en forma intermtitemte hasta la década de 1740, ‘A mediados del siglo XVII, el senor feudal comenzé a proclamar su. dominio absoluto sobre los pastos comunales. Aduciendo una supuesta apropiacién por parte de la comunidad de Varades, el titular del sefiorio comenzé a limitar el acceso al saltus, que hasta entonces habia sido parte del término aldeano. El aristécrata breton tenia un objetivo: concesionar €l uso de los prados, arrendarlos @ tercetos, cercatlos y dedicarlos a la produccion agricola, En la ley bretona, este procedimiento se conocta como afféagement, y se empleo con particular frecuencia durante el siglo XVIIL. Los barones bretones contaban con el apoyo del parlamento pro- vincial, residente en la ciudad de Rennes, que sosten{a el derecho de los setiores feudales a disponer de la totalidad de los comunales y baldios dentro de sus dominios. Por muchas décadas, Ios esfuerzos del senor y de sus agentes fueron en vano. Los aldeanos continuaron enviando st ganado a pastar en el antiguo prado comunal. El tribunal feudal multaba a los infractotes y confiscaba los animales. Pero la prictica no cesaba. Los parroquianos hicieron todo lo que estuvo a su alcance para frustrar a su adversatio 149 Capitulo 5. La comunidad rural preindustial Corrian los mojones que delimitaban las propiedacles del sefior, inunda- ban las zanjas que rodeaban los cercados, amedrentaban a los guardias forestales. En 1732 recurrieron a la violencia: 50 parroquianos disfraza- dos de mujeres atacaron @ un grupo de jomaleros que estaban erigiendo tuna cerca, Con un espiritu cercano al charivari, se dispararon tiros al aire, se apaled a los trabajadores, y se los obligé a saltar al ri. ‘A primera vista, los incidentes en la parroquia de Varades parecen reforzar las tesis corrientes: un campesinado tradicional enfrenta a un sefior rapaz, que busca incrementar sus beneficios volcando los terrenos. baldios a la agricultura comercial. En Varades, sin embargo, zeran los pobres los que apacentaban sus animales en los comuunales? ;Quiénes se beneficiaban con el usufructo de la propiedad colectiva? Eran esenciales los baldios para la reproduccion del campesinado de subsistencia? En primera instancia, la respuesta parece afirmativa, Las ocupaciones de los campesinos que introducian furtivamente animales en los comu- rales revelan su carécter marginal: jomaleros, hilanderas, lavanderas, ‘arqueros. La respuesta cambia, sin embargo, st observamos las calidades y las cantidades del ganado introducido en el prado. A excepcién de un Imico caso, todos los intrusos apacentaban ovejas. Jacques Gaultier, pro- cesado por el tribunal senorial en diciembre de 1661, admitié haber introducido 40 ovejas. La lavandera Jeanne Dany declaré una cifra simi- lar, Estos tebaos no parecen corresponder con lo que podriamos espe- rar del pequefio campesinado de subsistencia, Una vaca, tal vez un caba- lio, un punado de ovejas, hubieran resultado plausibles; pero clerta- mente, no cuarenta lanares. De hecho, los inventarios post-mortem reve- lan que la mayoria de los habitantes no posefan ganado ovino propio, tan. solo algunas cabezas de ganaclo vacuno; las ovejas eran extzemadamente raras, Sobre 37 inventarios correspondientes al periodo 1646-1657, sdlo ‘uno menciona la existencia de lanares propios. as ovejas eta ideales para los emprendimientos comerciales de enver- gadura. Criadas para el engorde y la venta, podian recorren facilmente Jrgas distancias. Evidentemente, los aldeanos que pugnaban por ingre- sar en los comunales contra la férrea voluntad del seftor, eran pobres y ‘minifundistas, pero de alguna manera formaban parte del engranaje de Ja ganaderia comercial. Campesinos como Jacques Gaultier o Jeanne Dany iniroducian en Jos comunales las ovejas de poderosos mercaderes, a cam- bio de una parte de los beneficios. Los capitalistas proporcionaban los, animales, pero los pequetios productores aportaban algo no menos valio- ‘0: sus derechos colectivos, su porcién del usufructo del saltus; ello ex- plica que los aldeanos ingresaran ovejas en los comunales, aunque di- 150 Primera Pare, Faouse Tao cchos animales no figuraran entre sus bienes personales. Junto con sus asociados, mercaderes y distribuidores de ganado, los pequetios campe- sinos empleaban la propiedad colectiva para engordar el ganado que aquellos Iuego venderian en las grandes ciudades, atin en mercados tan lejanos como Paris, Aunque los pobres de Varades eran quienes introdu- clan animales en los comunales, éstos no funcionaban como resguardo de las pequenias explotaciones familiares de subsistencia, Por el contra- rio, el prado colectivo era el focus para una curiosa alianza entre los agentes del naciente capitalismo agrario y el campesinado modesto, {Qué buscaban, en cambio, los seftores, cuando propiciaban el cerca- do y el arrendamiento de los comunales? No existe evidencia de que los affeagements introdujeran en Bretata transformaciones beneficiosas para la productividad agricola. Por lo comin, los terrenos se artendaban por periodos cortos de tiempo, y luego de unos afos revertian a su anterior condicion de baldios. La época en la cual los afféagements sentoriales al- canzaron su apogeo, el siglo XVIML, fue también el periodo durante el cual la productividad agricola de la provincia mostraba una clara ten- dencia a la baja."” Los cercamientos de comunales impulsados por los barones feudales no eran més que intentos de redefinicion de los limites de la reserva dominical, una brutal redistribucién territorial en beneficio de la clase seftorial. A quienes debemos considerar, pues, como agentes del capitalismo agrario en esta parroquia de la frontera bretona? Los limites de la solidaridad en el open-field jActuaban siempre los campesinos como un blogue compacto en de- fensa de sus intereses? La agricultura cooperativa de campos abiertos, {difuminaba los confflictos internos, las disputas entre campesinos por el usufructo de los recursos locales? Aun cuando no caben dudas de que las practicas comunales y la propiedad colectiva, tanto en los habitats concentrados como en los dispersos, impulsaban la cooperacion y la so- lidaridad intracampesinas, el cuadro no debe exacerbarse hasta sugerir la anulacién misma del conflicto, E] mutualismo y la accién conjunta no siempre eran la norma. Con frecuencia, la contienda y el disenso atrave- saban las relaciones sociales en las comunidades rurales, cualquiera fue- 1a su organizacion espacial De hecho, que las normas colectivas que regulaban el acceso a los comunales tuvieran que ponerse por escrito, es la mas clara prueba de Cir. capitulo 4, apanado 5 asa CCaptulo 5. La comunidad rural preindustil {que las disputas por los recursos escasos no estaban ausentes. No siempre las aldeas nucleares, imagen arquetipica de la agricultura comunal, gene aban patrones de cooperativismo agricola. Entre 1772 y 1773, las autori- dades comunaies de la aldea de Vionville, Lorena, impusieron en apenas. nuieve meses 162 multas por violaciones @ las reglas de! open-field. En este ambito, las disputas eran la norma, y las regulaciones colectivas busca- ban, precisamente, encauzar los conflictos, evitando que los aldeanos se enfrentaran abiertamente unos con otros. ‘Los conflictos no se productan solamente a ralz del trabajo en los comunales y en los campos cultivados. Con frecuencia, los historiadores comprueban que la solidaridad no siempre se hacia presente en las co- yunturas criticas. Parroquianos abandonados a su suerte, pedidos de ayuda denegados, discusiones por la dote y la herencia familiar, conflictos ma- trimoniales, disputas entre clanes, rivalidades por el control del espacio religioso, acusaciones mutuas de maleficio y hechicerfa, la negativa a socorter & las victimas de salteadores y bandoleros, son todos fenémenos que aparecen con mayor o menor frecuencia en las monografias especia- lizadas. No en vano algunos historiadotes han liegado a relacionar el fenémeno de la caza de brujas con el rechazo de los canones tradiciona- les de caridad por parte de los campesinos mas présperos. {A quien perjudicaba la desaparicién de las praderas comunales? {Funcionaban siempre los comunales como wn seguro social en bene- ficio de los campesinos pobres? Hemos visto que ast sucedia con frecuen. cia en el caso de los bosques y baldios. Peto, gocurre lo mismo con los restantes derechos colectivos? {Que ocutria con la otra seccién del saltus, con los pastos comunales? {Que sucedia con las servidumbres que re- caian sobre las parcelas del ager en determinados momentos del ano? El desbroce posterior a la cosecha, el common of shack de los ingleses, con mucha frecuencia estaba limitado a las ovejas, que casi siempre eran ‘monopolto de los aldeanos medianos y prosperos. Lo mismo ocurtia con el aprovechamiento de la pradera: los mas pobres, que carecian por com- pleto de ganado, no extrafan beneficio alguno de la misma. El ejemplo de Varades, por su parte, nos recuerda que los comunales podian bene- ficiar a los agentes de la agricultura comercial tanto como a los pequefios productores locales. En muchos casos, los pastos comunales eran arren- dados, y los montos percibidos eran prorrateados en forma proporcional entre todos los productores directos, para reducit ast el peso de los im- puestos directos; esta prictica, obviamente, favorecia a los campesinos ricos, que pagaban al fisco sumas superiores. 152 Primera Pane, Fronsisno Talo Quienes en 1782 se opusieron a la division y posterior liquidacion de los comunales de La Grande-Paroisse, al sudeste de Paris, hasta entonces arrendados a terceros, fueron los tres propietarios mas prospetos. Al ex- plicar sus razones al enviado del sefior, sostuvieron que con los ingresos derivados del arrendamiento cubrian cada ano una porcién de la carga fiscal que recaia sobre ellos. Si los comunales desaparecian, los granjeros ricos iban a tener que pagar montos mas altos en concepto de impuestos, Una circunstancia semejante, argumentaban con astucta, limitaria sus posibilidades de cumplir con la renta del suelo y con los tributos sefio- Tiales. Los campesinos pobres, en cambio, lejos de oponerse a la desapa- ricion de los comunales, impulsaban su divisién entre todos los vecinos. El arrendamiento les impedia enviar al saltus sus escasos animales: y la renta producida tampaco los beneficiaba en demasia, porque la taille que el estado les exigia no era demasiado onerosa. Si los comunales no iban a poder repartirse, los mas pobres sugerian, entonces, que el producto de su arrendamiento se emplearan en la contratacion de un maestro de es- cuela, y en la manutencion de un segundo sacerdote para la parroquia, A partir de 1789, las encuestas que encargaba el estado revolucionario arrojaban con frecuencia resultados sorprendentes, Cuando se pregunta- ba a los campesinos si deseaban subdividir los comunales, provocando con ello su virtual desaparicion, los pobres votaban mayoritariamente a favor de la particion, al menos en las aldeas del Basin parisino y en el sudeste de Francia, Al igual que La Grande-Paroisse, las tnicas voces discor~ dlantes eran las de los campesinos més prosperos, quienes monopolizaban los derechos de pastura y los rebaitos importantes en. cada Localidad. El largo calvario del intendente La Galaizi¢re Con mucha frecuencia, la comunidad campesina se oponia al cerca- miento generalizado del término de la aldea. En la Inglaterra del siglo XVIIL, los episodios de resistencia en contra de los enclosures eran extrema- damente frecuentes, ;Ocurria lo mismo en la Francia pre-tevolucionaria? Un caso prototipico concierne a dos aldeas de Lorena, unas de las pocas en toda Francia que suftieron un proceso parecido al de los cerca- rientos generales a la inglesa, una redistribucién que afectaba a la totali- dad de las tierras de la parroquia. A partir de 1768, el intendente de Lorena, Antoine de Chaumont de la Galaiziére, comenzé la reforma de los campos de Roville-devant-Bayonme y de Beuviller-sur-Moselle, dos comu- nidades vecinas ubicadas al sur de Nancy, la capital lorenesa, El inten- dente era el sefior de ambas aldeas; al mismo tiempo, era el principal 153 Capitulo 5, La comnidad rasa preindustil propietario de tierras. Con el consentimiento de los ottos propietarios, inicio la redistribucién de las franjas dispersas por el oper-field, y su consolidacion en bloques compactos. Rediseno tambien los caminos y drenajes que atravesaban la comarca. La Galaiziere estimaba que el enclosure produciria un inevitable incre- ‘mento en la productividad agricola. Los costos de fertilizacién se reduct- rian drasticamente, porque los productores no tendrian ya que abonar parcelas dispersas por todo el término, Pero sobre todo, la redistribucion permitira solucionar el crénico problema de las inundaciones, agravado ‘por las caracteristicas arcillosas de la tierra del pats. El anarquico recurso al que los productores habian recurrido hasta entonces, que consistia en apilar la tierra en el centro de la patcela y trazar profundos surcos en los laterales, agravaba el problema. Cuando llovia, el centro de la parcela permanecta seco, pero los surcos quedaban siempre inundados. Dada la Cantidad de franjas en que estaba dividido el ager ~2010, para un total de 441 hectareas-, la proporcién de tierra desperdiciada era enorme, pro- vocando una reduccion de cerca de! 25% de Ia cosecha total Las reformas del intendente fueron exitosas. En comparacién con los copen-fields vecinos, en los aftos posteriores al enclosure se detecta en. las dos parroquias cexcadas, un 32% de aumento en los cénones de arrenda- miento. La cifra puede atribuirse razonablemente al incremento de la productividad agricola, Pero el cercamiento general provocs una cerrada oposicin en ambas comunidades. En los cahiers de doléances de 1789, los habitantes de Newvi- ller pedian la tevocacion de la letras reales que habia autorizado el em- prendimiento, la redistribucton parcelatia, argumentaban, habia abolido los derechos colectivos de pastoreo. Al mismo tiempo, Roville estaba que rellando ante los tribunales reales a La Galaizitre por igual motivo: la supresion de los pastos comunales. Aunque inicialmente el Parlamento Ge Lorena dio la tazén a los aldeanos, el senor apeld la decision ante el consejo del rey. Cuando estall6 la Revolucion, el conflicto legal estaba aun pendiente de resolucion. {Quiénes se oponian a los cercamientos con tanta insistencia? El he- cho de que los adversarios del sefior llevaran adelante procesos judicia- les, siempre costosos, proporciona indicios sobre su posible status so- cioeconémico, Mientras que en Inglaterra los cercamientos se realizaron rmayoritariamente mediante leyes del Parlamento, en Francia el procedi- ‘miento requerfa la aprobacién unanime de todos los propietarios. Cual- quier oponente podia litigar ante los tribunales y bloquear el proceso durante afios. Los campesinos ms ricos eran, precisamente, los que te- 154 Primera Parte. Feumusu Tao nian los medios y la estructura para soportar los costos de las demandas prolongadas, levando los litigios hasta sus ultimas consecuencias. En efecto, os campesinos prosperos fueron también los mas cerrados ‘opositores 2 los enclosures propiciados por La Galaiziére. Para motorizar el proyecto y obtener el consentimiento de todos, el senor pags ingentes sumas a los propietarios mds recaleitrantes, En otros casos, debié com- prar sus tierras a precios muy por encima de los valores de mercado. Ast ccurrié con un arrendatario de Newvller, y con Monsieur Guenin, el segundo propietario en importancia en Reville . El cercamiento tuvo finalmente un costo sideral: 32.641 libras. Un tercio de los gastos ~11.141 libras= suftagaron los costos administrativos y los estudios agronomicos de factibilidad. Los dos tercios restantes, en cambio, se emplearon en la compra de las propiedades de los opositores, en sobornos para los granjeros mas recalcitrantes, y en el sacrificio de tierras propias (que La Galaizitre debi realizar para la reconstruccién de la red interna de caminos de la aldea). Ello, sin contat con que mu- chos propietarios prosperos se arrepintieron una vez realizados los acuer- dlos; e impulsaron, como vimos, procesos legales para restablecer el régi- men de campos abiertos y las tierras comunales. Los elevados costos, producto de las dificultades para lograr el con- senso de los propietarios grandes y medianos, absorbieron durante mu chos atios los beneficios que el intendente esperaba obtener de stu em- prendimiento. De no haber sido por aquellos, el aumento en la produic- tividad y en la renta hubieran sostenido un rendimiento del 12% anual sobre el capital invertido, en una época en que los prestamos a largo plazo s6lo producian un 5% de interes El gobierno de Luis XVI page los costos de La Galaizitre. La monar- quia ilustrada, impulsada por ideales fisiocraticos, pretendia utilizar el ejemplo del intendente lorenés para impulsar emprendimientos simila- resen otras provincias, En su pedido de teembolso, un agotado La Galai- zitre dejaba en claro que muchos otros senores habrian impulsado pro- yectos semejantes, si el gobierno se hubiera mostrado dispuesto a reducit Jos costos que implicaba la obtencion del consentinmiento unanime de los propietarios de cada término. La Galaiziere sugeria la necesidad de un edicto que permitiera la redistribucion de las parcelas y la supresicn del open-field con el mero consentimiento de los propietatios de la mayor parte de la tierra, como ocurria en Inglaterta® © Chr, capreulo 6. Capitulo 5. La comunidad sural preindustrial En Newly en Rov al menos, no fueron los campesinos Pobres Jos que defendiron los prados comunaes. Tampoco fueron ellos quie nes Se opusieron al enclosure, En este caso, diferencia de To que ocuria en Inglatera, las verdaderasbarreras contr el avance del exptlismo agraio era el comporamiento parastaio de los propictarios mis cos summado a un sistema Tegal que dificulabs ls supeston del regimen de campos abertos. At donde Ia mayor parte del satus eran pastes colect- os, antes que bosques y baldios, ls campesinos pobres, Ja mayoria de los habitantes de las comunidades rurales, parecian tener poco que pel Ger ante el avance del capitalismo agrario, 156 Primera Pane, Feupausso Taio Referencias bibliograficas Carlos Astarta, “{Tavo conciencia de clase el campesinado medieval?*, Edad Media. Revista de Historia, 3, Valladolid, 2000, pp. 89-113. WO. Ault, Open-Field Farming in Medieval England: A Study of Village By-Laws, London, George Allen and Unwin, 1972 Baudillo Barreiro Mallen, "Montes comunales y vida campesina en ls regtones cantabricas", Studia Historica. 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