You are on page 1of 36
E] Plan de Iguala y la independencia guatemalteca @ MARIO VAZQUEZ OLIVERA Cierta nacién “de la primera importancia” En el verano de 1821 el avance arrollador de la sublevacién trigarante puso a Ja orden del dia la independencia de México. Asimismo, pro- picid que el vecino reino. de Guatemala rompiera sus lazos con la metr6poli espafiola y, mas atin, determiné los tiempos y las formas en que se produjo esta ruptura. En efecto, segiin se busca mostrar en el presente trabajo, la emancipacién de las provincias guatemaltecas (cen- troamericanas) no fue una consecuencia incidental de la consumacién mexicana; mas bien las diferentes declaraciones de independencia que promovieron por separado autoridades de distintas provincias y distri- tos guatemaltecos, desde Chiapas hasta Costa Rica, entre agosto y septiembre de aquel mismo ajio, el momento y la manera en que se verificé cada una de ellas, asi como también el intempestivo conflicto que sobrevino en la audiencia, la secesién de algunas provincias y distritos y los primeros amagos de guerra civil, estuvieron vinculados directamente con el triunfo del Plan de Iguala y la subsecuente funda- cién del imperio mexicano. En particular me interesa examinar la articulacién de dos elementos complementarios que en mi opinidn ex- plican aquella “conexién mexicana”, como la denominé atinadamente Mario Rodrfguez:! por un lado, el empefio de Agustin de Iturbide y otros altos dirigentes mexicanos por incorporar al naciente imperio la audiencia de Guatemala, por otro, la decision de las propias autorida- des de las provincias guatemaltecas de adherirse al Plan de Iguala, que tuvo a su vez diversas variantes. ' Mario Rodriguez, El experimento de Cadiz en Centroamérica, 1808-1826, México, Fondo de Cultura Econémica, 1984, cap. 8. 395 396 @ El Plan de Iguala y la independencia guatemalteca Desde los primeros tiempos de la sublevacién trigarante los pro- motores de] Plan de I[guala contemplaron extender su proyecto politi- co a la vecina Guatemala; ello no obstante que en materia de adminis- tracién y gobierno aquella audiencia se diferenciaba claramente del virreinato novohispano. Si bien el plan no aludfa expresamente a las provincias guatemaltecas, al estipular que el nuevo Estado habria de ser regido por una “Junta Gubernativa de la América Septentrional” daba a entender que su autoridad podria extenderse allende el virreinato. Segtin la acepcién comin, consagrada por la Constitucién de Cadiz, la América septentrional abarcaba la “Nueva Espajia con la Nueva Galicia y Peninsula de Yucatén, Guatemala, provincias internas de Oriente, provincias internas de Occidente, isla de Cuba con las dos Floridas, la parte espaiiola de la isla de Santo Domingo y la isla de, Puerto Rico con las demas adyacentes a éstas y al Continente en uno y otro mar”.> Como la posibilidad de unir todas estas posesiones bajo un solo mando politico venia siendo barajada por la propia corona, aquella breve alusién supone sus posibles consecuencias. Esto no slo era claro para la jefatura mexicana. Segtin hicieron patente los acon- tecimientos posteriores, también las autoridades y dirigentes guate- maltecos recibieron el mensaje con bastante claridad. La idea de los jefes mexicanos de anexar al imperio la audiencia de Guatemala tenia como base un planteamiento geopolitico, si bien des- mesurado en su ambicién, no carente de sentido. En principio obede- cfa a preocupaciones relacionadas con la defensa estratégica y la esta- bilidad interior del Imperio en ciernes, que se crefan en peligro si los guatemaltecos guardaban lealtad a la corona espafiola o bien optaban por formar una repiblica independiente. Al mismo tiempo perfilaba 2 Cfr. LC. Soldrzano, “Los afios finales de la dominacién espafiola (1750-1821)”, en Historia General de Centroamérica v. 3, Madrid, FLACSO-Ediciones de! Quinto Centenario, 1993, p. 13. 3*Ptan llamado de Iguala, y proclama con que la anuncié D. Agustin de Iturbide”, en Lucas Alamén, Historia de Méjico. Desde los primeros movimientos que prepa- raron su Independencia en el afio de 1808 hasta la época presente, 5 v., México, Fondo de Cultura Econémica-Instituto Cultural Helénico, 1985, v. 5, apéndice; Cons- titucién Politica de la Monarquia Espaiiola. Promulgada en Cadiz é 19 de Marzo de 1812, México, D. Manuel Antonio Valdés Impresor, 1812, articulo 10. Mario Vazquez Olivera @ 397 la intencién de convertir al Estado mexicano en una potencia conti- nental. No sin algo de sorna, Lucas Alaman apunté que el titulo de imperio debia su origen al exagerado concepto que los dirigentes mexicanos tenian entonces del poder y la riqueza de su propio pais, para lo cual “muy poco les parecia el titulo de reino y era menester tomar otro que significase mayor grandeza y dignidad”.* No le faltaba raz6n al ilustre politico. Sin embargo, imperio también hacia alusién a poder centralizado, cohesién politica y social, y expansién del terri- torio.’ En este sentido, tal vez la idea de convertir el antiguo virreinato en una monarquia constitucional no sélo apuntara a conciliar la nove- dad del gobierno representativo con la tradicién de autoridad del anti- guo régimen. Quizé también tenia el propésito de rescatar, de la ruptura con la metrépoli, ese referente de grandeza y poderio que por largo tiempo habia proporcionado a los americanos Ia corona espafiola. Por lo pronto ciertos conceptos heredados de la geopolitica imperial fue- ton reelaborados por la dirigencia mexicana en funcién de sus propios intereses y ambiciones. La misma iniciativa de establecer un “Imperio de Septentrién” estaba inspirada en anteriores proyectos de reorgani- zacion colonial que sefialaban a México como el centro “natural” de aquella vasta zona.° Asimismo, era acorde con la idea comtinmente aceptada de que una monarqufa podfa administrar y mantener unifica- dos enormes territorios. Y a la vez retomaba la pretensién de los auto- nomistas novohispanos de aglutinar bajo la autoridad del “Andhuac” el virreinato novohispano, la audiencia de Guatemala, Cuba, Puerto Rico y también las Filipinas, como habian esbozado en 1808 fray # Lucas Alamén, op. cit., p. 116. 5 Anthony Pagden, Lords of all the World, Yale, University Press, 1995, pp. 35- 38; Robert Wesson, The Imperial Order, Berkeley, University of California Press, 1967, p. 153. © “Dictamen reservado que el Exelentisimo sefior Conde de Aranda dio al Rey sobre la independencia de las colonias inglesas...” y “Proyecto de Don Manuel Godoy para el Gobierno de las Américas”, en Ernesto de la Torre, La Constitucién de Apatzingdn y los creadores del Estado Mexicano, México, Instituto de Investigacio- nes Hist6ricas-UNAM, 1964, apéndice; cfr. Jaime E. Rodriguez O., “La transicién de colonia a nacién: Nueva Espaiia, 1820-1821”, en Historia Mexicana, nim. 170, Mé- xico, El Colegio de México, octubre-diciembre de 1993, pp. 265-322. 398 @ El Plan de Iguala y la independencia guatemalteca Melchor de Talamantes, y en 1821 Mariano Michelena y Lucas Alaman. Segtin escribié tiempo después este tiltimo, “con esta adicién de un territorio extenso, fértil y situado de la manera mas ventajosa para el comercio por uno y otro mar [Guatemala]”, el imperio mexicano “ve- nia a ser una nacién de la primera importancia”.’ EI plan pacifico Es un hecho que en aras de incorporar las provincias de Guatemala Iturbide conspiré y ejercié diverso tipo de presiones sobre sus auto- tidades, desde el envio de agentes encubiertos y la difusién de rumo- tes falsos por medio de la prensa hasta mandar un contingente militar. Sin embargo, la aceptacién del Plan de Iguala en aquellas latitudes no fue sdlo resultado de dichas acciones sino también, en gran medida, de la propia conviccién y del cAlculo politico de los dirigentes locales, si bien esto varié enormemente de una provincia a otra y en no pocos casos de un distrito a otro. Desde mediados de 1821 el desarrollo de los acontecimientos en México tuvo una impacto decisivo en las provincias guatemaltecas. Aunque las fuerzas trigarantes no representaban una amenaza in- minente, era claro que el gobierno de la audiencia carecfa de recursos y respaldo local para enfrentar una eventual incursi6n de los rebeldes mexicanos. Habiendo triunfado los rebeldes mexicanos, la indepen- dencia de Guatemala sdlo seria cuestién de tiempo. {Pero cual inde- pendencia? En realidad, segiin se hizo evidente en esta coyuntura, una gran parte de los patricios locales no confiaba en que el reino pudiera subsistir como pais independiente dada su pobre economia y escasos recursos militares para la defensa del territorio. En este sentido, para las provincias guatemaltecas el Plan de Iguala no slo representaba la promesa de un gobierno representativo, garantias para la iglesia y las autoridades constituidas y seguridad para los oriundos de la peninsu- 7“Plan de independencia de fray Melchor de Talamantes”, en Emesto de la Torre, op. cit., apéndice. “Exposicién presentada 4 las Cortes por los diputados de ultramar en la sesi6n del 25 de Junio...”, en Lucas Alamén, op. cit., v. 5, apéndice y p. 476. Mario Vazquez Olivera @ 399 la; también significaba poder contar, en aquellos momentos de enor- me incertidumbre, con la autoridad y el poderfo de ese “hermano mayor”, el imperio mexicano. De manera paraddjica, la acogida favo- rable que tuvo esta opcidn entre los patricios de la audiencia no deriva- ron en un trdnsito pacifico a la vida independiente. Por el contrario, al amparo del proyecto mexicano facciones y grupos de poder regional emergieron de manera beligerante a la palestra politica, fracturando la paz y la unidad que hasta entonces, mal que bien, habia preservado el teino de Guatemala. Tempranamente el Plan de Iguala conté con importantes seguido- res en la capital guatemalteca. Entre ellos destacaban Mariano de Aycinena y su sobrino Juan José, marqués de Aycinena, lideres de una acaudalada familia (la tinica que contaba en la audiencia con un titulo nobiliario), en torno de Ia cual se congregaba un poderoso sector de la elite chapina. La identificacién de los Aycinena y sus allegados con el proyecto de Iturbide era coherente con sus propias convicciones libe- rales y constitucionalistas, pero también con sus esfuerzos de larga data por tomar en sus manos la conduccién del antiguo reino. Lo ha- bian intentado de manera entusiasta durante el primer periodo consti- tucional. Pero cuando fue restaurado el absolutismo debieron enfren- tar la reaccién de las autoridades coloniales, lo que costé a varios de ellos la proscripcién y la carcel. La dimisién del capitin general José de Bustamante en 1817 y sobre todo el restablecimiento de la consti- tucidn tres afios después les permitié finalmente volver por sus fue- ros. Ante las medidas anticlericales de las cortes y su escasa respuesta a las demandas americanas de mayor autonomia, algunos de ellos radicalizaron sus posturas y comenzaron a plantearse el rompimiento con la metrépoli.® Sin embargo, a pesar de su considerable poder eco- n6mico y politico, en realidad los Aycinena y su grupo carecfan de las ® Sobre el desarrollo del liberalismo y el constitucionalismo en Centroamérica véanse Mario Rodriguez, op. cit., y Jorge Mario Garcia Laguardia, Origenes de la democracia constitucional en Centroamérica, San José, EDUCA, 1971; Adolfo Boni- la, “The Central American Enlightment, 1770-1838”, tesis de doctorado, Universi- dad de Manchester, 1996, ¢ Ideas econdmicas en la Centroamérica ilustrada, 1793- 1838, San Salvador, FLACSO, 1999. 400 @ El Plan de Iguala y la independencia guatemalteca alianzas econémicas, politicas y familiares indispensables para poder consumar sus aspiraciones hegeménicas.? Mas atin, aunque suele laméarseles “oligarquia” o “aristocracia”, no eran sino una fraccién de la elite capitalina, que lejos de integrar una sola familia politica alber- gaba en su seno diversos sectores. En efecto, pese a compartir el objetivo comtin de consolidar y ex- tender su predominio sobre el conjunto de las provincias, no pocos criollos capitalinos, funcionarios, propietarios agricolas y comercian- tes, desconfiaban de la agresiva inclinacion hegeménica de dicha “aris- tocracia” y sostenian posturas divergentes respecto a temas sustantivos de politica y economia, como el libre comercio, la subsistencia del consulado, la proteccién de las manufacturas locales, el papel de di- putaciones y ayuntamientos e incluso la misma lealtad a la corona espafiola. De hecho, aunque el restablecimiento de la Constitucién permitid que los Aycinena y sus allegados, la faccién de los “cacos”, retomaran un lugar central en la palestra politica, no obtuvieron los mejores resultados en los comicios de 1820 y 1821. Por el contrario, la votaci6n para integrar el nuevo ayuntamiento y la diputacién pro- vincial fue favorable a los “bacos” o “gases”, faccién compuesta por peninsulares y criollos afines a las autoridades espafiolas, que encabe- zaba el hondurefio José Cecilio del Valle.'° Dadas las circunstancias, los Aycinena interpretaron la sublevaci6n trigarante como una opor- tunidad para retomar la iniciativa y en consecuencia desde abril de 1821 buscaron establecer comunicacién con Iturbide. Desde luego compartian los principios politicos del Plan de Iguala,"! pero también intuyeron su dimensién geopolitica y anticiparon que en un futuro ° Arturo Taracena Arriola, “Reflexiones sobre la Federacién Centroamericana, 1823-1840”, en Revista de Historia, nim. 2, Managua, Instituto de Historia de Ni- caragua, nimero especial, 1992-1993, p. 6. '0 “A Jos unos se les Hamaba gazistas y a los otros cacos”, escribié Francisco Hernandez de Leén, “como si los primeros formaran una partida de borrachos y los otros una legién de ladrones”, citado en Constantino Lascaris, Historia de las ideas en Centroamérica, San José, EDUCA, 1970, p. 383. 1 Cf, Juan José de Aycinena, “Otras reflexiones sobre reforma politica en Cen- tro América” (El toro amarillo), en Boletin del Archivo General de Centroamérica, segunda época, v. 4, Guatemala, Tipografia Nacional, 1968, p. 121. Mario Vazquez Olivera @ 401 proximo el gobierno mexicano iba a requerir hombres de confianza entre la “aristocracia” guatemalteca. Ademis de suscitar las expectativas de los Aycinena y otras fami- lias de la “aristocracia” chapina, el pronunciamiento de Iguala tam- bién significé un aliciente para otros guatemaltecos que desde tiempo atr4s deseaban la independencia. Cabe recordar que a diferencia de la Nueva Espafia, en la capitanfa de Guatemala no alcanz6 a desarrollar- se un movimiento insurgente. Hubieron algunos conatos rebeldes como los levantamientos de Granada (1811), San Salvador (1811 y 1814) y la conspiracién de Belén en la ciudad de Guatemala (1813), todos con resultados fallidos. En 1820 los independentistas chapines organiza- ron una tertulia y fundaron un periddico, El Editor Constitucional, que dirigfa Pedro Molina, talentoso publicista y protomédico del rei- no. Sus principales redactores, José Francisco Barrundia, Francisco José Cérdova y el propio Molina sostenfan convicciones republica- nas. Mucho se ha escrito acerca de estos famosos personajes. Toda una red de contertulios y activistas se congregaba en torno suyo y mantenfan estrecha relacién con grupos similares en San Salvador, Nicaragua, Honduras y Quezaltenango. También eran amigos y aliados politicos de Mariano de Aycinena. Ciertamente el contenido monér- quico del Plan de Iguala les provocaba resquemor, pero en principio no percibieron en el pronunciamiento de Iturbide ninguna amenaza contra su propio proyecto de emancipacién nacional. En principio no crefan capaz al general mexicano de ocupar por la fuerza las provin- cias de Guatemala; ademés, antiguos insurgentes a quienes ellos ad- miraban también se habjan sumado a la sublevacién.'? Seguramente los Aycinena no les revelaron su contacto con Iturbide, aunque hubie- ra sido muy dificil ocultarles sus simpatias por el Plan de Iguala. Aun asi, no obstante sostener puntos de vista antagénicos en esta materia, unos y otros sumaron esfuerzos en aras de apresurar la declaracion de la independencia, aunque lejos de promover el derrocamiento violen- to de las autoridades espafiolas encaminaron sus pasos a establecer un "2 El Editor Constitucional, nim. 10, 30 de julio de 1821, en Escritos del doctor Pedro Molina, Guatemala, Ministerio de Educacién, 1969, v. 3, p. 704. 402 @ EI Plan de Iguala y la independencia guatemalteca acuerdo pacifico, seguros de que tarde o temprano la presién mexica- na se tornarfa irresistible." Este esfuerzo cristaliz6 en el llamado “Plan pacifico de indepen- dencia para la Provincia de Guatemala”, ideado hacia finales de agos- to por Mariano y Juan José de Aycinena, Mariano Beltranena, un alle- gado suyo, y los republicanos Molina y Barrundia. Este plan seguia la pauta del manifiesto de Iguala en cuanto a mantener en sus cargos a las autoridades constituidas, proteger la fe catdlica y proclamar la alian- za “natural” con Espajia. De hecho, en el primero de sus once articu- los se ofrecfa la jefatura del movimiento al propio capitan general, Gabino Gainza. En caso de aceptarla debfa convocar inmediatamente a.una junta general de la ciudadanfa. Una vez acordada la independen- cia seria instituida una junta gubernativa compuesta por dos represen- tantes de cada provincia. Esta se ocuparia de los preparativos yla convocatoria para realizar un Congreso constituyente. El documento proponia garantizar pleno respeto para los peninsulares, a quienes prometia privilegios en materia de comercio. No mencionaba para nada el Plan de Iguala.'* El 30 de agosto Aycinena comunicaba a Iturbide que sus “combi- naciones” no habian logrado mayores progresos, limiténdose a “pre- parar por medio de la prensa” la opinién capitalina y a proponerle el “plan pacifico” al capitan general. En caso de aceptar, sefialaba el guatemalteco, no seria necesario que “se nos venga 4 conquistar con mengua de nuestro patriotismo”. Pero de lo contrario, si sus paisanos continuaban “inclinados al quietismo” resultarfa indispensable contar con el concurso de tropas mexicanas." A esas alturas la ciudad de Oaxaca ya habia sido liberada por las fuerzas trigarantes. Con ello el "8 Manuel Montifar y Coronado, Memoria para la historia de la revolucién de Centro-América, Guatemala, Tipografia Sanchez & de Guise, 1934, p. 45; Alejan- dro Marure, Bosquejo histérico de las Revoluciones de Centroamérica. Desde 1811 hasta 1834, 2 v. Guatemala, Ministerio de Educacién Publica, 1960, v. 1, p. 62. “Plan pacifico de independencia para la Provincia de Guatemala”, en Jorge Lujén Mutioz, La Independencia y la anexién de Centroamérica a México, Guate~ mala, Serviprensa Centroamericana, 1977, pp. 61-64. 'S Aycinena a Iturbide, Guatemala, 30 de agosto de 1821. AGN, Gobernacién s/s, caja 9, exp. 1 Mario Vazquez Olivera @ 403 dominio colonial en la audiencia de Guatemala tenia los dias con- tados. Sin embargo, ese “quietismo” denunciado por Aycinena permi- tid que otros actores irrumpieran de manera intempestiva. El 28 de agosto el ayuntamiento de Comitan proclam6 la independencia segiin el Plan de Iguala. Las demas poblaciones de Chiapas no tardaron en seguir ese mismo camino. El 3 de septiembre el ayuntamiento de Ciu- dad Real, el intendente y demés autoridades civiles y eclesidsticas pro- clamaron la adhesién de la provincia al imperio mexicano.!® En la capital guatemalteca se conocié esta noticia el 13 de septiem- bre. A instancias de la diputacién provincial, el capitan general con- voc6 aquella reunion que segtin el “plan pacifico” debia decidir el destino de la audiencia. La reunidn tuvo lugar el 15 por la majiana. Ese mismo dia el periddico republicano, rebautizado como El Genio de la Libertad, informaba que Iturbide preparaba una gran expedicién militar para marchar sobre Guatemala.'’ Con estos elementos a la vista la asamblea discutié larga y acaloradamente. El ptiblico que aba- rrotaba el Palacio de Gobierno vitoreaba a los oradores que se pronun- ciaban en favor de la emancipaci6n. El arzobispo y el lider “gas” José del Valle propusieron posponer la declaratoria hasta contar con mas. noticias de la Nueva Espajia, pero dicha moci6n no fue bien recibida. Poco a poco el piiblico se fue posesionando del recinto exigiendo a gritos que se proclamara de inmediato la independencia. La jornada culminé cuando el capitan general se dispuso a prestar el juramento respectivo. Segtin su propio testimonio, el funcionario intento jurar al mismo tiempo la adhesion al Plan de Iguala, pero “el pueblo que ocu- paba la sala, la antesala, las galerias, y el atrio de Palacio, gritaba sin cesar por la independencia absoluta, y por que se quitase del juramen- to la cléusula de, en los mismos términos de México”, a lo que tuvo que acceder para evitar mayores conmociones.'® '6 Matias Romero, Bosquejo histérico de la agregacién a México de Chiapas y Soconusco, y de las negociaciones sobre limites entabladas por México con Centro América y Guatemala, México, Imprenta del Gobierno en Palacio, 1877, pp. 50-53. "El Genio de la Libertad, nim. 17, 15 de septiembre de 1821, loc. cit., p. 773. '8 Manifiesto del Gefe Politico a los ciudadanos de Guatemala y Acta celebrada el 15 de septiembre, México, Oficina de D. Mariano Ontiveros, 1821; Gainza a Iturbide, Guatemala, 3 de noviembre de 1821, en CIHMECH, nim. 1, San Cristébal de 404 @ El Plan de Iguala y la independencia guatemalteca El acuerdo alcanzado estipulaba convocar un congreso general de las provincias guatemaltecas para “decidir el punto de independen- cia”, y en caso de acordarla establecer “la forma de gobierno y la ley fundamental que deba regir”. Entre tanto, el capitan general debia con- tinuar al frente de la audiencia; asimismo, se dispuso la instalacién de una Junta Provisional Consultiva formada por los miembros de la diputacién provincial capitalina mas dos representantes de cada pro- vincia, que por lo pronto fueron designados entre los residentes en la ciudad. Su composicién variopinta reflejaba las distintas fuerzas poli- ticas presentes en el escenario capitalino. “Gases” como Antonio Robles, hasta hacia poco leal vasallo de Fernando VII y ahora partida- rio de la unién a México, o el propio Valle, mas bien escéptico del Plan de Iguala, compartian asientos con “aristécratas” como el mar- qués de Aycinena y Mariano Beltranena, y el sal vadorefio José Matias Delgado, republicano intransigente. El resultado segufa la pauta del “plan pacifico”. No habian hechos de sangre que lamentar y por lo pronto el acuerdo parecia satisfacer a tirios y troyanos. Los republicanos se congratulaban porque se habia proclamado la independencia sin secundar el Plan de Iguala; pero no se trataba de un acuerdo definitivo, lo cual alentaba a los iturbidistas. Y al no producirse cambios drasticos en las autoridades, el capitan general, el alto clero y numerosos funcionarios respiraron con alivio. Sin embargo, faltaba conocer la reaccién de las provincias. Guatemala, “madrastra cruel” “Guatemala es un todo hermoso”, decia el manifiesto con que el capi- tan general comunicaba la independencia a las distintas provincias el mismo 15 de septiembre, y las invitaba a decidir conjuntamente el las Casas, Centro de Investigaciones Humanisticas de Mesoamérica y el Estado de Chiapas-UNAM, 1987, p. 67; A. Marure, op. cit. v. 1, pp. 64-66; Manuel Montéfar, op. cit., p. 47; Pedro Molina, “Memorias acerca de la revolucién de Centro-América, desde el afio 1820, hasta el de 1840”, en Revista Centro América, nim. 2-3, vol. XII, abril-septiembre de 1921, p. 280. Mario Vazquez Olivera @ 405 destino del reino en el congreso de marzo." Pero los acontecimientos de Chiapas parecian anticipar que la unidad de ese “todo” se hallaba en entredicho. Ciertamente, hasta entonces el principal elemento que dotaba de cohesién al reino de Guatemala era el referente comtin de la autoridad espafiola. Y una vez perdido, el desenlace era incierto. La restauracién del régimen constitucional habia permitido que afloraran de stibito y con renovada intensidad antiguos enconos de los dirigen- tes provincianos para con el gobierno de la audiencia, al que identifi- caban con los intereses y los proverbiales abusos de los comerciantes guatemaltecos, cuyos vinculos con ellos tenfan como base la imposi- cin, el clientelismo, practicas monopdlicas y un leonino sistema de crédito, que no otro tipo de alianzas familiares 0 econémicas.” De hecho, desde mediados de 1821 la autoridad guatemalteca era impugnada abiertamente en algunas capitales. “No os dejéis engafiar, amadas Provincias y hermanos mios, de esos ansiosos guatemaltecos, cuyas vastas ideas llevan por objeto la mas escandalosa conjuracién [de] absorberse el mando de todo el Reyno”, denunciaba un pasquin circulado en Honduras unos meses antes de la independencia, “volved la vista 4 los aciagos dias en que en aquella capital sélo reinaba para nosotros aquella terrible ley de: Yo lo digo: yo lo mando... {Se os oculta acaso, que por espacio de doscientos aiios han tenido en Gua- temala fija, y en continuo ejercicio la cruel mesa del sacrificio, donde rara serd la familia de provincias que haya dejado de ser sacrificada? Esprimid los caudales de los guatemaltecos y veréis correr dando gritos, la sangre de todos nosotros que como sencillos é incautos hués- pedes hemos perecido en la casa de Corinta”.?! El autor de este dra- mitico libelo, cierto “Provinciano amante de la razén”, también anti- cipaba una respuesta al “plan pacifico” que por ese entonces se propuso en Guatemala: “Si (los chapines], como dicen, quieren levantar el grito de la independencia, hagamonos sordos, unémonos para contrarrestar '° Manifiesto de Gainza, Guatemala, 15 de septiembre de 1821, en R.H. Valle, op. cit., v. 1, p. 8. 0 Arturo Taracena Arriola, “Reflexiones...”, loc. cit 21 Reproducido con el titulo “Contra la independencia”. en Documentos relacio- nados con ta historia de Centro-América, Guatemala, La Repablica, 1896, p. 60. 406 @ EI Plan de Iguala y la independencia guatemalteca sus sacrilegas maximas, y desconozcamos toda autoridad que emane de ella”. Dicho y hecho, 1a demora de las autoridades capitalinas en procla- mar la independencia y secundar el Plan de Iguala fue aprovechada por las autoridades de distintas provincias como un pretexto ideal para abrazar las banderas del imperio mexicano y a un mismo tiempo de- clarar su rompimiento con el gobierno de Guatemala. Los ayuntamientos de Chiapas fueron los primeros en tomar este camino. Entre agosto y septiembre se adelantaron en secundar el Plan de Iguala. Luego rehusaron respaldar la declaracién guatemalteca de independencia. Todo lo contrario: tras conocer el acta del 15 de sep- tiembre se reunieron nuevamente autoridades, corporaciones y fun- cionarios de la provincia para formalizar su rompimiento definitivo con el gobierno capitalino y dispusieron enviar un representante a la ciudad de México para gestionar ante Iturbide su incorporacién al imperio.” En Honduras y Nicaragua Ja proclamacién de la indepen- dencia también siguié la misma pauta. En Comayagua, capital hondu- refia, la diputaci6n provincial, el ayuntamiento y demas corporacio- nes acordaron el 28 de septiembre suscribir el Plan de Iguala bajo la expresa condicién de quedar supeditados al gobierno mexicano en los ramos militar, politico, de hacienda y eclesistico. Unos dias més tar- de se acordé erigir la intendencia de Honduras en capitanfa general y le fueron conferidos al jefe politico José Tinoco el rango de teniente general y el mando supremo de “los ejércitos imperiales” en la pro- vincia.” También el 28 de septiembre la diputacién nicaragiiense dis- puso el rompimiento con Guatemala y la independencia provisional del gobierno espafiol “hasta tanto que se aclaren los nublados del dia”. Finalmente, el 12 de octubre, tras consultar con el obispo y pedir su opini6n a los distintos ayuntamientos, la diputacién provincial acord6 % Matias Romero, op. cit., p. 56; Instrucciones y poderes otorgados por los ayun- tamientos de Chiapas a Pedro Solérzano, en Romero, 1977, pp. 56-62. Acta de la Independencia de la Provincia de Comayagua de acuerdo con el Plan de Iguala"; Nombramiento de José Tinoco como Teniente General, en R.H. Valle, op. cit., v. 1, docs. 6, 14, p. 14, 44. Mario Vazquez Olivera @ 407 promulgar la independencia segtin el Plan de Iguala y “bajo los auspi- cios del ejército imperial, protector de las tres garantias”. En San Salvador las cosas tomaron otro curso. En este caso el in- tendente y las autoridades de las principales poblaciones mantenian estrechos lazos con el gobierno de la capital y la faccién iturbidis- ta. De hecho los intereses chapines habian generado una importante clientela politica en la provincia, sobre todo en las regiones oriental y occidental. En el centro, en cambio, predominaba una tendencia auto- nomista tan acendrada o mas que en aquellas otras provincias sepa- ratistas, surgida de los levantamientos de 1811 y 1814, pero sus diri- gentes sostenian principios republicanos y federalistas que resultaban incompatibles con el Plan de Iguala. De este modo, el acuerdo entre ambos agrupamientos permitid que el 21 de septiembre se suscribiera el acta firmada en Guatemala.” El conflicto sobrevino poco después, cuando en las votaciones para integrar la diputacién provincial se en- frentaron la faccién republicana y los partidarios del intendente. La actuaci6n arbitraria de este funcionario propicié disturbios en la ciu- dad de San Salvador y le gané el repudio de los ayuntamientos de la provincia, los cuales demandaron su remocién inmediata. La Junta Provisional Consultiva destituyé al funcionario y nombré en su lugar al mas a propésito de sus miembros, José Matias Delgado, quien era el patriarca de los republicanos salvadorefios. Por lo pronto el enroque contuvo el conflicto y evité por el momento que también esta provin- cia rompiera con Guatemala, pero el camino estaba abierto.”* 4 “Acta de la Diputacién Provincial de Leén, proclamando la Independencia...”, en RH. Valle, op. cit., v. 1, doc. 7, p. 16. Es usualmente conocida como “Acta de los nublados”. “Acuerdo definitivo de independencia”, Ledn, 12 de octubre de 1821, en ibid., v. 1, doc. 11, p. 36. 25 Francisco J. Monterrey, Historia de El Salvador: anotaciones cronolégicas, 1810-1871, 2 v., San Salvador, Editorial Universitaria, 1977, v. 1, p. 70. % Barriere a Gainza, San Salvador, 1 y 7 de octubre de 1821; Representaci6n del ayuntamiento, San Salvador, 4 de octubre de 1821, AGCA, B, leg. 61, exp. 1587, leg. 60, exp. 1510, leg 60, exp. 1452; Carta andnima, San Salvador, 12 de octubre de 1821, AGN, Gobernacién s/s, caja 16/1, exp. 30; Arce a Pedro Molina, Yupiltepec, 11 de octubre de 1821, en Documentos relacionados..., p. 104. 408 @ EI Plan de Iguala y la independencia guatemalteca Lamentablemente, la dislocacién del reino no ha sido explicada en su conjunto con el debido detalle.”” La rebeldia de Len y Comaya- gua, en un primer momento, y Quezaltenango y San Salvador, poco tiempo después, suele achacarse a los proverbiales abusos de los co- merciantes guatemaltecos que controlaban sus mercados y expoliaban sus productos.”* De manera paraddjica, en la secesién de Chiapas pesaron mis bien la debilidad de los intereses chapines y el relativo abandono de la provincia por el gobierno de la audiencia.”° Cabe pun- tualizar que si bien los unia su comtn aversién hacia la capital guate- malteca, los separatistas no formaron un bloque politico. Lejos de postular una reforma integral del antiguo reino, apuntaban a objetivos inmediatos y especificos. Con ello su actuacién adquirié un sesgo mezquino. Comayagua, por ejemplo, traté de arrebatar a Guatemala el control sobre los puertos caribeiios y la plata de Tegucigalpa; Leén buscaba encabezar una nueva capitanfa. Por su parte, los quezaltecos pretendfan consolidar su propio proyecto hegeménico sobre la regién de Los Altos, y los chiapanecos estrechar sus lazos mercantiles con Oaxaca y Tabasco. Sélo en el caso de San Salvador el rompimiento con Guatemala estuvo asociado a una propuesta de organizacién na- cional alternativa al Plan de Iguala. Es probable que la expedita aceptacién del Plan de Iguala por las autoridades de Chiapas, Honduras y Nicaragua se haya visto favoreci- da por lo que Jorge Lujan Muiioz calificé como “actitud reaccionaria y antirrepublicana”.*° Pero como muestra el pasquin del “Provinciano amante de la razén”, lealtad a la corona, aprecio por la Constituci6n y repudio visceral a la “chusma de chapines” no eran conceptos que 2 Como interpretaciones generales, véase Miles Wortman, “Legitimidad politica y regionalismo. El Imperio Mexicano y Centroamérica”, en Historia Mexicana, vol. 26, niim. 2, El Colegio de México, octubre-diciembre de 1976, pp. 238-262, y Jordana Dym, “A Sovereign State of every Village...”, tesis de doctorado, Universidad de Nueva York, 2000. 28 Miles Wortman, “Legitimidad...”, loc. cit ® Cfr. Instrucciones de! ayuntamiento al diputado en Cortes, Ciudad Real, 8 de noviembre de 1820, Instrucciones y poderes otorgados por los ayuntamientos de Chia- pas a Pedro Solérzano, septiembre de 1821, en Matfas Romero, op. cit., pp. 56-62. % Jorge Lujin Mufioz, op. cit., p. 52. Mario Vazquez Olivera @ 409 estuvieran refiidos en lo absoluto. En todo caso debe destacarse cémo aquellos dirigentes provincianos, recalcitrantes en efecto, buscaron adaptarse al cambio de los vientos, ajustando sus convicciones y con- ceptos serviles al programa politico del Plan de Iguala. Asimismo, enarbolaron de pronto una serie de intereses compartidos, reales 0 supuestos, con el gobierno mexicano, al cual creyeron necesario ofre- cerle algo més, aparte de lealtad, a cambio de su ayuda para librarse de Guatemala. Los hondurefios ponderaron la riqueza de sus minas; los nicaragiienses “el famoso proyecto de canal” destinado a unir ambos océanos;>! los chiapanecos su identidad de costumbres y sus lazos co- merciales con Tabasco y Oaxaca. Y desde luego todos ellos manifes- taron su desacuerdo con la opcién republicana. También es importante sefialar que ademas de constituir una re- vancha contra los “aristécratas” chapines y una manifestacién del celo autonomista de los patricios provincianos, la irrupcidn del separatis- mo fue también producto de los reacomodos politicos internos de las distintas provincias, y en este sentido expresién de complejos proce- sos de conformacién hegeménica en distintos niveles, provincial, dis- trital e incluso municipal, ligados estrechamente a las reformas ga- ditanas, en particular al establecimiento de diputaciones provinciales y ayuntamientos constitucionales. De hecho, en septiembre de 1821 la decisién de secundar el Plan de Iguala varié de capital a capital, de distrito a distrito, y en ciertos casos de un ayuntamiento a otro, en funcién de la perspectiva particular de autoridades y dirigentes lo- cales, del liderazgo que ejercian o pretendian ejercer facciones y gru- pos de poder al interior de las provincias, de su relacién especifica con los intereses chapines y su acuerdo o desacuerdo con el gobierno de Guatemala.” Mas tarde, ayuntamientos que al principio habjan respaldado el acuerdo del 15 de septiembre no dudaron en variar su decisién cuando creyeron conveniente, como, por ejemplo, Quezaltenango y otros dis- tritos aledafios que se adhirieron al Plan de Iguala hacia mediados de 4 Miguel Gonzalez Saravia a Iturbide, Ledn, 22 de octubre de 1821, AGN, Go- bernacidn s/s, caja 18, exp. 6 » Cfr. Miles Wortman, “Legitimidad...”, loc. cit. 410 @ El Plan de Iguala y la independencia guatemalteca noviembre. Pero también dentro de las provincias separatistas diver- sos ayuntamientos y cabeceras de partido optaron por desconocer a las autoridades disidentes y seguir obedeciendo al gobierno guatemal- teco. Tales fueron los casos de Granada, Masaya y Matagalpa, en Ni- caragua; Tegucigalpa, Choluteca, Gracias y Llanos de Santa Rosa, en Honduras; y Heredia y San José, en Costa Rica. En la regién de Los Altos, Totonicapan nunca acepté subordinarse a Quezaltenango. Y en el mismo San Salvador, cuando el padre Delgado rompié con Guate- mala, su autoridad fue repudiada por Santa Ana, San Miguel y otros muchos ayuntamientos. Solamente Chiapas, donde los comerciantes guatemaltecos no contaban con una clientela politica, mantuvo la unidad en esta coyuntura. La sombra de Iturbide La secesién de las provincias “imperiales” represent un duro golpe para los préceres capitalinos que promovieron la declaracién del 15 de septiembre. Ademas de romper la unidad del reino y sustraer vastas regiones a la autoridad de Guatemala, ponia en entredicho la misma legitimidad de la Junta Provisional Consultiva. Ante esas circunstan- cias, salvando momentdneamente sus diferencias politicas, “cacos” y “gases”, republicanos y antiguos funcionarios de la administracién colonial cerraron filas en torno al gobierno capitalino. Este no contaba con los recursos militares para reprimir la disidencia; sin embargo, conservaba el apoyo de los diversos distritos de Guatemala, la inten- dencia de San Salvador y algunas cabeceras de Nicaragua y Hondu- ras, es decir, tanto el centro neuralgico como las dreas mas ricas y pobladas del reino.** Ello permitié que entre octubre y diciembre tro- pas guatemaltecas y salvadoreiias frustraran los intentos de Comayagua por ocupar el distrito minero de Tegucigalpa, asi como los puertos de > Entre Guatemala y San Salvador sumaban cerca de 900 mil habitantes, casi dos terceras partes de la poblacién total del reino. Desde luego, en la capital se concentraban las instancias superiores de administracién y gobierno, tribunales, gre- mios y corporaciones, las principales fortunas y buena parte de los recursos militares. Mario Vazquez Olivera @ 411 Trujillo y Omoa, que eran los principales accesos comerciales del reino en el litoral atléntico.# A pesar de participar en el gobierno provisional, los Aycinena y su grupo continuaron impulsando en secreto la adhesién al Plan de Igua- la. Pero anular el Acta de Independencia no era cosa sencilla. Por © principio debjan anular a los antiguos miembros del bando espaiiolista, ganarse al arzobispo y demas peninsulares, convencer a los miembros de la Junta Provisional Consultiva y, lo mas dificil, doblegar la opo- sicién de sus antiguos amigos republicanos. Estos no tenfan mayor presencia en el gobierno pero gozaban de prestigio y ejercfan una in- fluencia considerable en la politica capitalina. Tras la declaracién de independencia, Molina y compafiia se empefiaron en una campaiia de propaganda nacionalista por medio de la prensa y una tertulia pa- tridtica que habian organizado con este fin. Incluso algunos activistas se trasladaron a pueblos del interior para agitar en favor de la indepen- dencia absoluta. Asimismo aprovecharon que en las sesiones de la Junta Provisional Consultiva se solia conceder acceso al ptiblico y audiencia a particulares para exponer sus ideas y hacer patente, por medio de la movilizacién del “pueblo”, su peso politico.* Los alegatos en favor de la independencia absoluta que Molina publicé a mediados de octubre en El Genio de la Libertad fueron el primer catecismo del nacionalismo centroamericano. Segiin sus argu- mentos, el 15 de septiembre Guatemala habia adquirido el rango de naci6n. Los pueblos que antes habian sufrido el yugo de la capital nada tenian que temer; en adelante cada provincia habria de ser “sefiora de si misma”: libertad e igualdad eran principios que regirian en lo suce- sivo. Guatemala no estaba en deuda con México; ninguna ayuda habia tecibido de su parte para obtener la independencia y nada bueno podia esperar de quien intentaba sojuzgarla y convertirla en “provincia de un monarca mexicano”. Formar “una nacién respetable, aunque po- bre”, constituia su alternativa. El antiguo virreinato podria ser “gran- de, rico y fastuoso”, pero las provincias del Centro, ligadas por un + Cfr. Mario Vazquez Olivera, La divisién auxiliar del Reino de Guatemala, tesis de maestria en estudios latinoamericanos, FFyL-UNAM, 1997. %5 Patricia Schmit, op. cit., pp. 220-231. 412 @ El Plan de Iguala y la independencia guatemalteca pacto federal, no tardarian en alcanzar la misma “fuerza invencible” y la “prosperidad asombrosa” de la “América inglesa”, y en pocos afios darfan “un nuevo ejemplo al universo de la prosperidad y valor de un pueblo libre”. En la capital mexicana no podian pasar inadvertidas estas expre- siones. Sus argumentos eran sediciosos por cuanto cuestionaban el proyecto de anexidn de la audiencia de Guatemala, pero también por- que ponian en entredicho los mismos fundamentos del gobierno de Iturbide. No por casualidad algunos opositores divulgaron en México los escritos de Molina. “Los mexicanos [...] no intentaran arrebatar la libertad de los guatemaltecos aunque les sobran fuerzas y recursos para hacerlo”, replicé de inmediato un publicista imperial, preocupa- do, segiin su propio dicho, por refutar las ideas “tan peligrosas como brillantes” del tenaz republicano. A principios de diciembre también la Gaceta Imperial arremetié contra Molina: “Los papeles piblicos que alli [en Guatemala] se redactan no son del Gobierno, ni la expre- sién de la voluntad general: son la obra de dos 6 tres alucinados, que no conocen Jos recursos ni el interés de su propio suelo, y que por teorfas desean un exceso de perfeccién dificil de adquirir aun en Pro- vincias de mayor poblacién, riqueza y luces”.57 Con todo, la refutacién mas contundente de la propuesta republica- na vino de parte de las autoridades separatistas. “Chiapas ha estado bajo el Gobierno Guatemalteco como tres siglos, y en todo este tiem- po no ha prosperado [...] Guatemala jamds ha proporcionado a esta provincia, ni ciencias, ni industria, ni ninguna otra utilidad, y sila ha mirado con mucha indiferencia”, sostenian los chiapanecos, para con- cluir tajantemente: “Chiapas en ningtin tiempo podra volver a estar bajo el Gobierno de Guatemala, aun cuando [...] llegue 4 poner Rey 36 “Ciudadanos de las Provincias de Guatemala”, publicado en El Genio de la Libertad, nim. 22, 15 de octubre de 1821, loc. cit., y Guatemala Libre, folleto pu- blicado por encargo de la Junta Provisional Consultiva, en Boletin del Archivo Ge- neral de Gobierno, Guatemala, abril de 1939, pp. 272-278. ¥ J.B, La Repiiblica de Guatemala; Gaceta Imperial de México, 8 de diciembre de 1821. El Genio de la Libertad y Guatemala libre fueron reproducidos en Puebla por la Oficina de Moreno y en México por la Imprenta Americana de José Marfa Betancourt. Mario Vazquez Olivera @ 413 o Repiblica”.** “E] Reino todo de Guatemala”, argumentaba por su parte la diputacién nicaragitense, “por su situacion topografica, por la inmensidad del terreno que ocupan sus poblaciones, por la dispersién de éstas, por la falta de seguridad de sus puertos en ambos mares y la imposibilidad de pronta fortificacién y por su pobreza, no puede em- prender el grandioso proyecto de erigirse soberana independiente; porque si se ha de hablar con sinceridad 4 las provincias todas unidas de este Reino, no les es dable representar otro papel, en caso de la independencia, 4 que aspira la América Septentrional, que el de ser partes integrantes del imperio mexicano”.? Expresiones como éstas, de las que estan plagados oficios y pro- clamas de las autoridades separatistas, han llevado a concluir a algu- nos autores contempordneos que en todos los casos la adhesién al Plan de Iguala fue decidida de manera espontanea por los patricios locales y sus ayuntamientos “soberanos”.‘° Pero Pedro Molina no bordaba en el aire. El entusiasmo que generé el Plan de Iguala entre los disidentes provincianos tenia como premisa el proyecto geopolitico de la jefatu- ra mexicana, es decir, Ja intencién de incorporar al imperio las provin- cias guatemaltecas. Este factor determiné el momento y el sentido de los pronunciamientos separatistas, en particular su beligerancia y acertividad. Los separatistas no dudaban del respaldo mexicano. Por eso se pudieron rebelar impunemente. La conexién entre los promotores del Plan de Iguala y sus seguido- tes en la capital y las provincias del reino tuvo diversos canales. Uno muy importante fue la relacién entre Aycinena e Iturbide. Otro fueron las gestiones del coronel Manuel de Iruela, a quien Iturbide nombré comandante de Oaxaca con el encargo particular de promover el pro- yecto mexicano en la audiencia de Guatemala “por medio de exhor- 3 Instrucciones y poderes de los ayuntamientos de Chiapas a Pedro Soldrzano, 29 de octubre de 1821, en Matias Romero, op. cit., pp. 56-62. » La Diputacién Provincial al Jefe Politico, Leon, 29 de septiembre de 1821, en RH. Valle, op. cit., v. 1, doc. 8, p. 18. “ Ve. Jordana Dym, op. cit.; Xiomara Avendafio, “El gobierno provincial en el Reino de Guatemala, 1821-1823”, en Virginia Guedea (coord.), La independencia de México y el proceso autonomista novohispano, 1808-1824, México, UNAM-Insti- tuto Mora, 2001, pp. 321-354. 414 @ EI Plan de Iguala y la independencia guatemalteca taciones directas 4 sus Gefes y corporaciones” o bien “difundiendo cuantas noticias [ayudaran] 4 tan alto objeto sin perdonar medio algu- no”."! La labor de Iruela y otros propagandistas del Plan de Iguala influyeron directamente en los pronunciamientos de Chiapas, como mas tarde en la secesién de Quezaltenango y, finalmente, en la propia adhesién de la capital guatemalteca. Como parte de esta accién en diversos momentos fueron enviados desde México y Oaxaca emisa- tios oficiales y agentes encubiertos, entre otros los antiguos insurgen- tes Manuel Mier y Teran y Tadeo Ortiz de Ayala y los oficiales del ejército trigarante Miguel Fagoaga, Pedro Lanuza y José de Ofiate.? Ademas de estos recursos digamos politicos, de acuerdo con los consejos de Mariano de Aycinena, Iturbide parece haber contemplado en un inicio la posibilidad de incursionar con sus tropas en la audien- cia de Guatemala.*? Semejante operacién no sdlo hubiera implicado gastos muy considerables, sino que ademas tardaria algtin tiempo en organizarse. Puesto que le urgia apresurar las cosas decidié pulsar primero la tecla de la diplomacia. A principios de septiembre enco- mendo a Mier y Tern dirigirse a Guatemala con la misién de proponer discretamente a Gainza secundar el Plan de Iguala y de paso efectuar un reconocimiento del reino hasta la frontera con Panama. Un retraso * Manuel de Iruela a la Audiencia Territorial de Guatemala, Oaxaca, 11 de sep- tiembre de 1821, AGCA, leg. 6932, exp. 57394. Celso de Iruela a Manuel Herrera, Secretario de Relaciones, Oaxaca, 27 de octubre de 1821, AGN, Gobernacién s/s, caja 9, exp. 9 * Aycinena a Iturbide, Guatemala, 30 de agosto de 1821, AGN, Gobernacién s/s, caja 9, exp. 1; Mier y Terén a Iturbide, Ciudad Real, 31 de octubre de 1821, AGN, Gobernacién s/s, caja 16/1, exp. 30. Instrucciones de Iturbide a Tadeo Ortiz. Borra- dor. México, probablemente 19 de octubre de 1821, AGN, Gobernacién s/s, caja 18, exp. 4. Hojas de servicio del coronel Pedro Lanuza (México, 17 de enero de 1827), y del capitan José Ofiate (diciembre de 1829), Archivo Hist6rico, Secretarfa de la Defensa Nacional, Archivo de Cancelados, exp. D/1IW/4/3391 y D/II1.8/18330. Cayetano Bedoya a Pedro Molina, Comitin, 3 de octubre de 1821, en Documentos relacionados... p. 88. “8 Aycinena a Iturbide, Guatemala, 3 de abril de 1821. AGN, Gobernacién s/s, caja 9, exp. 1. “ Mier y Terdn a Iturbide, Ciudad Real, 31 de octubre de 1821, AGN, Goberna- cién s/s, caja 16/1, exp. 30.

You might also like