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Esta es la vez de un burro que, cansado de que su amo le diera más trabajo que alimento, Un largo tramo habían recorrido el caballo y el burro, cuando este último sintió sus piernas
decidió recurrir a la compasión del mismísimo Zeus para que le librara de semejante castigo y le flaquear ante tanto esfuerzo.
diera otro amo. “Por favor, toma mi carga. Estoy muy cansado y siento que puedo morir”. Pero el caballo no le
A pesar de las advertencias de Zeus, el burro se sintió aliviado cuando fue vendido a un leñador. hizo caso y continuó la marcha sin percances. De repente, el burro cayó moribundo en la tierra,
Sin embargo, la suerte del animal empeoró esta vez, y una tarde, agotado de llevar tanta leña, le y el amo no tuvo otro remedio entonces que echar encima del caballo no sólo la carga del burro,
rogó a Zeus que nuevamente le cambiara de amo. sino también su piel.
El dios accedió una vez más a los caprichos del burro, no sin antes advertirle que esta sería la “¡Vaya destino tan fatal el que me ha tocado! No he querido ayudar al burro y ahora debo llevar
última vez. Desafortunadamente, el burro fue vendido entonces a un curtidor, y con el gran su carga y su piel”.
agobio que provoca la necedad, el animal concluyó finalmente: Moraleja: Si no ayudamos de buena fe a los que nos rodean, tarde o temprano acabaremos en
“No debería haber abandonado a mis amos anteriores, pues cada vez he corrido con peor peor desgracia.
destino. Ahora para colmo, cuando muera, mi dueño usará mi piel, y así le seguiré siendo de
utilidad aun cuando no sea más que un cadáver”.
Moraleja: Solo cuando perdemos las cosas, notamos su verdadero valor.