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MIGUEL LEON-PORTILLA LA FILOSOF{A NAHUATL ESTUDIADA EN SUS FUENTES ~ ~ UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO INCUENTA ANOS SE CUMPLEN de la aparicién, en 1956, de La filosofta ndbuatl estudiada en sus fuentes. Bien lo anticip6 en su prélogo Angel Marfa Garibay K.: “Un hecho es indudable. Este libro no caera en el olvido’. Diez ediciones tiene en espafiol y otras en inglés, ruso, aleman, francés y checo. Su tesis central sigue siendo tomada en cuenta: en el México prehispdnico —como lo muestran los textos en ndhuatl aqui analizados— hubo quienes se plantearon preguntas como éstas: gpodemos decir palabras verdaderas en la tierra?, cqué hay después de la muerte?, cqué es el tiempo?, cqué sabemos de la divinidad?, gsomos acaso libres? y equé es lo bueno y lo malo? Al igual que el arte de Mesoamérica provoca grande admiracién, lo que conocemos de su literatura y pensamiento aviva el aprecio hacia los indigenas, antiguos y de hoy, creadores y mantenedores de un universo de cultura. - Portada: El dios Yacatecuhtli en una adyocaci6n de Quetzalcéatl frente a los cuatro rumbos del mundo. Tonalématl de los pochtecas (Cédice Fejérvdry-Mayer), p. 37 Disefio: Paulina Villada LA FILOSOF{A NAHUATL ESTUDIADA EN SUS FUENTES INSTITUTO DE INVESTIGACIONES HISTORICAS Serie Cultura Nahuatl Monografias / 10 MIGUEL LEON-PORTILLA LA FILOSOFIA NAHUATL ESTUDIADA EN SUS FUENTES CON UN NUEVO APENDICE PROLOGO DE ANGEL MARIA GARIBAY K. UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO MEXICO 2006 Primera edicién, Instituto Indigenista Interamericano, México: 1956 Primera edicién en ruso, Academia de Ciencias, Mosca: 1961 Primera edicién en inglés, University of Oklahoma Press, Oklahoma: 1963 Primera edicién en alemAn, Mexikanische Studien, Colonia: 1970 Primera edici6n en francés, Editions du Seuil, Paris: 1985 Primera edicion en checo, Edice Capricom, Praga: 2002 Ediciones UNAM ‘Segunda: 1959, Tercera: 1966, Cuarta: 1974, Quinta: 1979, Sexta: 1983, Séptima: 1993, Octava: 1997, Novena: 2001, Décima: 2006 DR © 2006, Universidad Nacional Auténoma de México. Ciudad Universitaria, 04510. México, D. F. Instituto DE INVESTIGACIONES HisToRICAS Impreso y hecho en México ISBN 970-32-3 176-4 (Pasta dura) ISBN 970-32-3 175-6 (Rastica) EN LOS CINCUENTA ANOS DE ESTE LIBRO Concebi este libro como una tesis para optar al doctorado en la Facultad de Filosofia y Letras de la UNAM. Afios antes habia estu- diado filosofia en la Loyola University de los Angeles, California. Alli obtuve una maestria en 1951. Mi tesis versé entonces sobre Las dos fuentes de la moral y la religion, de Henri Bergson. Por ese tiempo tuve la suerte de que cayeran en mis manos dos obras de quien luego fue mi maestro, el doctor Angel Maria Garibay K. Fueron ellas Poe- sia indigena de la Altiplanicie y Epica néhuatl, ambas incluidas en la Biblioteca del Estudiante Universitario de la UNAM. Su lectura fue para mi una revelacién. Al estudiar la filosofia de Bergson me habia desintoxicado de los malabarismos légicos del sistema que hube de ¢s- tudiar en la Universidad de Loyola; me refiero a la escolastica tomista. El pensamiento de Bergson contrastaba radicalmente con ella y me habia abierto puertas y ventanas a un universo henchido de luz y aire fresco, Obra en verdad atractiva, bellamente escrita, no exenta de poe- sia y portadora a la vez de penetrantes atisbos es la de Bergson. Cuando lei los trabajos de Garibay quedé hondamente sorpren- dido, En particular me impresionaron varios de los poemas traduci- dos por él del ndéhuat!: Palpitaban alli ideas y cuestionamientos que me recordaban en ocasiones lo que habian expresado algunos de los presocraticos y también Platén, San Agustin, Miguel de Unamuno y, asimismo, Bergson. Algunos de los poemas traducidos por Garibay podrian situarse al lado de las expresiones de quienes, como los que he mencionado, merecen Ilamarse filésofos-poetas. A mediados de 1952 visité a Garibay. Le manifesté mi admi- racién por sus traducciones del nahuatl y aftadi que deseaba aden- trarme en el pensamiento trasmitido en esa lengua. Mi intenci6n era ir en busca de su filosofia. Su respuesta fue sumaria: “;Sabe usted n4- huatl?” Al responderle que no, afiadié: “Es cierto que en México hay quienes se dicen helenistas aunque desconocen el griego y también supuestos estudiosos de Kant o Hegel que no saben aleman. Usted no puede acercarse al pensamiento nahuatl si ignora la lengua en que esta expresado”. vi FILOSOFIA NAHUATL Convine con é] en que, con su auxilio, iba a estudiarlo. Su res- puesta volvié a ser contundente: “Le daré la oportunidad pero, si veo que no avanza, lo despacharé porque yo no pierdo el tiempo con gente torpe o floja”. A pensar de que tenia bastante trabajo, dando algunas clases en el Mexico City College y laborando en un despacho de abogados, acepté el reto y creo que sali adelante. El mismo Garibay con quien, dos veces a la semana, me reunia, me fue mostrando el camino. Re- validé en la UNAM los estudios de maestrfa y, no sin dificultades, me inscribi en la Facultad de Filosofia y Letras teniendo como tutor a don Angel Maria Garibay K. Transcurrieron asi mas de tres afios. Tenia reunido y traducido un conjunto de textos nahuas en que se plantean algunas preguntas pareci- das a las que se han hecho otros que vivieron en tiempos y lugares muy diferentes y que son considerados como filésofos. Reuni y estudié también testimonios con ideas acerca de lo que pensaban los nahuas sobre e] mundo, su origen y naturaleza; también sobre los seres huma- nos, su destino y lo que tenian por bueno y por malo. Sus creencias religiosas me interesaron sobre manera y de modo especial las dudas que, en relacién con ellas, habian manifestado los que recibian el nom- bre de tlamatini, “el que sabe algo”. Todo esto y mucho mas lo fui reuniendo y distribuyendo en tomo a temas que iban dando cierta estructura a lo que era mi interés cen- tral: el pensamiento ndhuatl. Encontré algo que me atrajo mucho. En ese pensamiento abundaban las met4foras. Ademas, muchas de sus expresiones se habian trasmitido en forma de poesia y canto. Podria decirse que con frecuencia fos antiguos sabios nahuas dejaban que su pensamiento no sélo se comunicara sino que también se entonara al aire libre. Ello ocurria en fas fiestas al son de la misica o en otras ceremonias cerca de fos templos y las escuelas. Diriase que ef filo- sofar de los nahuas se trasmitia muchas veces a fa luz del sol. Hacia mediados de 1956 puse término a una primera versién de mi tesis. Tuve el atrevimiento de titularla Filosofia ndhuatl estudia- da en sus fuentes. Asi la presenté en el examen profesional. Estuvo él presidido por el director de la Facultad, ef doctor Francisco Larroyo, jnada menos que un filésofo neokantiano! Fueren también sinodales los doctores Garibay, Justino Fernandez y Juan Comas, asi como el maestro Juan Hemandez Luna. Era él secretario de la Facultad y quiero expresar que en todo momento me apoyé en mi trabajo. Concluido el examen, se me acercé Garibay y me dijo: “Lo felicito por sus respues- tas al doctor Larroyo, porque yo no entendi sus preguntas”. Para mi sorpresa y gozo, se me concedié la mencién Summa cum Laude. EN LOS CINCUENTA ANOS DE ESTE LIBRO val La tesis, revisada y convertida en libro, fue publicada en el mis- mo afio de 1956 por el Instituto Indigenista Interamericano. Alli tra- bajaba yo entonces teniendo como director al iniciador de la moderna antropologia en México, doctor Manuel Gamio. Fue él un hombre ex- traordinario y abierto. Habia asistido al examen y, al terminar el mis- mo, me susurré: “Me ha interesado mucho tu tesis, revisala y la publicara el Instituto. Yo te haré un prélogo”, Con él y con otro es- crito por Garibay el libro comenzé a circular en 1956. Tres afios des- pués, nuevamente revisado y con otros textos, aparecié editado por el Instituto de Investigaciones Histéricas de la UNAM al que habia yo ingresado como miembro. Este libro ha corrido con suerte. Hasta donde sé, ha sido bien tecibido. La UNAM lo ha reeditado varias veces. La presente es la décima edicién. Ademas ha sido traducido a varias lenguas: ruso, in- glés, aleman, francés y checo. La filosofia ndhuatl estudiada en sus (fuentes ha sido tomada en cuenta muchas veces. De ello dan testimo- nio las miles de citas que se han hecho de ella. Si se me preguntara cual ha sido ta mayor satisfaccién que me ha traido este libro, res- ponderia que es haber mostrado con él, al menos en parte, que en el México Antiguo hubo sabios que nos legaron una original visién del mundo y que se plantearon problemas de interés en verdad univer- sal. Esto obliga a reconocer que, si ya admirdbamos a los antiguos mexicanos por su arte y otras muchas creaciones, también hay testi- monios que nos llevan a apreciarlos por lo elevado y rico de su pen- samiento, lo que ellos llamaron tlamatiliztli y nosotros filosofia. MIGUEL LEON-PORTILLA Ciudad Universitaria, 2006 PROLOGO Suelen ser los prélogos el medio mds eficaz para retraer a los lectores del conacimiento del libro. No quisiera incurrir en este delito y me voy a limitar a unas ligeras observaciones so- bre la obra que se toma en las manos. i Hay un fenémeno cultural no suficientemente estudiado en México, La inmensa mayoria sonrie cuando lee un titulo como el que designa este estudio. Es la pesadumbre del prejuicio so- bre las mentes, por ignorancia, 0 por desdén irracional. Y es un prejuicio ilégico, mucho mds que en otros campos. Porque se ad- miran, los mismos que sonrien, de los monumentos que la arqueo- logia descubre, de los hechos que ta historia trasmite, pero cuando se llega al campo de las ideas, emociones y sentimien- tos de la vieja cultura, se relega al pais de las leyendas y fanta- sias germinadoras de novela todo lo que se ofrece como vestigio de cultura en la etapa prehispanica. Hégico, porque es natural admitir que quien pudo esculpir fa Hamada Piedra del Sol, gala de nuestro Museo de Arqueolo- gia, y quien pudo elevar construcciones como las pirdmides po- dia ciertamente enlazar sus pensamientos y dar a conocer sus emociones. Pero en ese campo, o se niega capacidad a los anti- guos, o se define que no podemos saber qué pensaron, qué sin- tieron, qué ideales rigieron sus actos y normaron su marcha en el mundo durante los milenios en que florecié su cultura, Lentamente se va abriendo el camino a la futura sintesis. Pri- mero hay que ostentar hechos y poner ante los ojos realidades. Vendrad la hora en que el negador calle, el que rie piense, y el deturpador de todos los antiguos moldes, aunque tenga de in- dio la sangre, se humille ante la realidad que se le entra por los ojos hasta el fondo de la conciencia. Po x FILOSOFIA NAHUATL “Filosofia de los pueblos que hablaron lengua ndhuatl”. Este es el tema abarcado por el estudio presente. Cada término pide una declaracién. Hemos llegado a la etapa en que por “filoso- fla” se entiende una serie de consideraciones, cuanto mas abs- trusas, mejor. Y, aunque el nombre con que la disciplina mas humana corre esté mal puesto, la filosofia no es sino el conato de explicar los sumos problemas de la existencia y la compren- sidén de ella. Todo hombre de necesidad filosofa, sin necesidad de ajustarse a los moldes de Platén y Aristételes, ni de Buda o Vivekananda. Tantas cabezas, otras tantas sentencias, dijo el la- tino. Y cada cultura tiene su modo particular, propio e incomu- nicable de ver el mundo, de verse a si mismo y de ver lo que trasciende al mundo y a si mismo. Tiene especial interés y atractivo ver qué pensaron sobre ta- les temas los hombres de hace siglos que nos precedieron en este suelo. Esa sistematizacién de pensamientos, emociones, enfoques y visiones intimas serd su filosofia. Existe un modo de compren- sién y de solucién de problemas humanos dado por gente que vivid bajo la luz, o la sombra, de la cultura antigua y se nos trasmite en lengua ndhuatl. El autor de este libro se propuso in- dagarlo. Y fue hasta el fondo para hailar las raices. Nunca es- tan las raices a la vista, si no es en los drboles caducos. El autor Hegé a las raices, como veremos luego. “Pueblos que hablaron ndéhuatl”. En la etapa de recogerse Jos documentos. Qué hablaron antes no sabemos. Y tampoco po- demos fantasear. De una fuente o de otra, en lengua nahuail se recogieron los datos. Sobre esos datos elabora su construccién el autor. Perfecto. No importa que Demécrito, diré al azar, haya tomado sus nociones de peregrinantes de la India. Su doctrina esta expresada en griego. Es filosofia griega. El autor recoge sus datos de documentos que dieron los que hablaban néhuail. Su filosofia es ndhuatl. Y, zpor qué no azteca? Los aprestirados, aunque haga ya decenios, confunden lo azteca con lo nahuat!. No es lo mismo. Los aztecas son los fun- dadores de Tenochtitlan, diremos con simpleza, para no hacer mds confusas las cosas. Y hay muchos que nada tuvieron que ver, ni en la fundacién, ni en el auge de este sefiorio central, al cual honraron con el epiteto de imperio otros apresurados, y esos ex- trafios también pensaron y se expresaron en lengua ndhuatt. Tlaxcala, Chaleo, Acolhuacan no son aztecas. Y de estas re- giones tenemos documentos que nos dan el hilo para entrar al recinto mental de aquellos pueblos. La palabra “ndhuatl” PROLOGO XI es mds amplia y genérica y con ella sefialamos lo que nos legé en la lengua de Tenochtitlan, aun cuando no fuera de origen tenochca. El autor recoge documentos de todo rumbo y de toda zona en que se hablara la lengua ndhuatl y sobre ellos elabora su vision del mundo. Con esta armdnica documentacién podemos saber qué pensaron los que en esa lengua hablaban, acerca del mundo, del hombre y de lo que trasciende al mundo y al hom- bre. En otros términos, su filosofia, 2 El método es lo mds importante en las investigaciones. De uno viciado resultan esperpentos. De un recto método pueden salir obras maestras. Hay dos métodos. Uno encerrarse en su interior y sacar de si —como el gusano de seda su capullo— todo to que uno cree y quiere que sea la visién de un mundo ido. Es el que siguieron los hombres del XIX. Y¥ no excluyo a nadie. Ha- blo de los nuestros. Que de fuera vinieron los que comenzaron a darnos la orientacién hacia el recto método. Este es el de ir al documento y dar lo que da el documento, con un poco de or- den, Nada mds. Vaya, entonces, el lector a las paginas finales de este libro y hallard mds de noventa textos en su lengua in- diana, Son flores de un vergel, y no son todos los que pueden aducirse. Para los fines de este estudio son suficientes. Estan tomados de todos ios rumbos de la regién en que se hablé la lengua ndhuatl. La zona central de los lagos, al lado de la re- gién hoy dia poblana, y ta vieja cultura de los pueblos toltecas, trasmitida por textos que se recogieron en regiones septentrio- nales del Valle de México. También los tiempos tienen su grada- cién. Hallamos algunos textos muy arcaicos, como los poemas de la Historia Tolteca-Chichimeca, o los Himnos a los Dioses, recogidos en Tepepulco, tan antiguos en su expresidn, que los indios mds sabios no pudieron explicar a Sahagin. Y tenemos textos de los contempordneos de la Conquista, como son los del libro de los Coloquios de los Doce, que tanto valor tiene y que tan poco es conocido. De esta manera, tiempo y espacio, las ne- cesarias coordenadas de todo lo humano, estan perfectamente representados. Pero no es una pura coleccién de textos, mds o menos clasi- ficados. Si tal fuera la obra, ya tendria valor sumo. Es una in- xn FILOSOFiA NAHUATL terpretacién de esos textos y su coordenacién, para deducir la idea que en ellos se entrafiaba y concordaria con otras, para dar el concepto de lo que se pensaba en las remotas épocas y quedé cristalizado en poemas, o en discursos, pero es testimo- nio de la mente antigua que va en pos del misterio perpetuo. No debe olvidar el lector que este estudio es una tesis de doctorado y debe ajustarse a las normas que imponen trabajos de esta indole. No se trata de abrumar a los lectores con todo lo que pudo hallarse en la zona de la investigacion. Ni en una obra de total investigacién es posible esto. El fin es hacer ver que el estudiante conoce sus minas, saca su metal precioso, lo elabora paciente y lo convierte en joya. Queda mucho oro fue- va, quedan muchas posibilidades de nuevas obras de arte, que- da en el mismo artifice la capacidad para dar cosas mejores. Pero se trata de poner a prueba esa capacidad exigiendo una prueba inicial. Esta comparacién explica y da la clave de lo que a muchos acaso pueda parecer deficiencia. Habrd tiempo —y con toda el alma deseo que se realice— en que el autor nos dé una obra mds amplia. Aun entonces, ésta quedard como la pie- dra inicial de la investigacién seria en este campo. Es la primera vez en que se nos dice qué pensaron los antiguos mexicanos, no a través de rumores, ni haciendo deducciones, sino presentan- do sus propias palabras, en su propia lengua. El que conoce ésta podrd dar fallo de la recta versién, y el que la ignore acatard la fuerza del testimonio de quien se introdujo a la oscuridad de las cavernas para sacar los diamantes de su valor. No se hacen cotejos con filosofias de ningtin otra género. Fuera inoportuno y extempordneo. Ya pasé el tiempo en que se creia en una filosofia tinica para la humanidad. Si las normas son idénticas en el fondo, la libertad de pensar y la originali- dad en el ver son de escala sin limite. El valor de cada filosofia radica en su propia construccion. Habré acaso temas que el lector quisiera ver tratados y que estan ausentes. La razén es obvia. O no se halla testimonio en qué apoyar la indagacién, o no llegaron a plantear el problema los antiguos mexicanos. Necedad fuera pedir una teoria acerca de la relatividad, o una discusién acerca de la distincién real entre la esencia y la existencia. Ni son las cuestiones de mayor importancia, ni era tiempo de que en una sociedad y una cultu- ra en cierne aparecieran tales asuntos al debate.

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