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Taveaele(erMale) En este primer capitulo nos ocuparemosde las diferentes maneras en que la literatura ha representado el encuentro entre dos espacios: la ciudad y el campo. No haremos referencia al campo 0 a la ciudad “reales”, sino a algunas de las maneras, en que se han representado esos espacios. En este sentido, podemos decir que, en la literatura, el campo y la ciudad son construcciones extético-ideolégica. efecto, el campo y la ciudad en los textos literarios son, en primer lugar, ons Esto asf porque la literatura no es un espejo que wfja la realidad, coe sino que la literatura la representa, es decir, construye una realidad. Es comin escuchar que la literatura, el arte, los medios de comunicacién “reflejan la realidad” pero, en verdad, muestran solamente una parte y desde una determinada perspectiva. Enton- ces, sila literatura es una construccién, cada vez que Peo oo ea yaaa ciudad no hablamos de un campo “real” ni de una ciudad “tal como es”, sino sos sobre la ciudad y el campo, que han sido producidos con motivos y fines cn Pra Ademis, en los textos literarios, la construccién de la realidad es estética, porque para representar la realidad, un autor necesita recurrir a elementos especificos del discurso literario que buscan crear belleza: una cierta variedad del lenguaje o figuras Pearce erecta Me teres oe tee ee ete te eae re en también en discursos no literarios, pero la literatura tiene una libertad mayor en el Pete ee Finalmente, decimos que esta construccién estética es también ideoldgica porque esté condicionada por las ideas del autor, sus compromisos o sus aspiraciones. La Se een ener ee oat eke ey que vive en sociedad, que tiene determinada ideologia y que utiliza el lenguaje que pertenece a toda una comunidad. Es asi como, por ejemplo, veremos que en algunos textos literarios el campo se vincula con la pureza y en otros con la “barbarie”, y la Che en ce Re ee ec ee ere eee een son sentidos que la sociedad fue elaborando a lo largo de la historia. Por ejemplo, la palabra “desaparecido” no significé siempre lo mismo; si un autor argentino la utiliza ete ete eee ena en hubiera tenido antes de esa época. Un autor que decide escribir sobre la ciudad 0 See cee Re eeu como “desierto”, “suburbio”, “centro” y muchas otras. A partir de esas connotaciones, Seger eee een ey ap ere eer te Nr) ee ere En la literatura argentina predominé la idea de que la ciudad y cl campo son espacios opuestos,y la dea de que la ciudad avanca sobre el campo, Esta idea de eee een eng eee eee ae ee ec res argentinos comprometidos politicamente, como Esteban Echeverria o Domingo Faustino Sarmiento, que en las décadas de 1830 y 1840 se opusieron al gobierno de Juan Manuel de Rosas. Ellos identificaron la region pampeana, la regién chaqueia ya patagénica con “desiertos” que debian ser sometidos a la “civilizacién” y, sobre todo, a la economia agroganadera. Construyeron una oposicién entre el campo y la SS eke km era unt Recy uno de los problemas a resolver para consolidar la Nacién y el Estado, y pretendian Pr Re NC ee Tee Re Cee ere te ee ter al habitante de ese espacio indémito y “barbaro”. Desde este punto de vista, el eon ete verre On cetacean ese fucrzas ingobernables, mientras que la ciudad era el lugar de “las ideas, costumbres y ona ecteton ne ae ed europeos” (Sarmiento, 1967 [1845]: 10), De esta manera, la ciudad remitla a Europa, al extranjero, al mundo, mientras que el campo abierto expresaba el drama interno y la frustracién de los proyectos de los hombres que habian participado de la Independencia en la década de 1810 Ya en el siglo xx, el conflicto entre culturas sera el del rechazo de los inmigran Ge cee nea Rate Sot ist te er ae eee Teer plejidad del conflicto se advierte que el papel de los intelectuales y escritores sera errno e Cnet ie coord Para desarrollar esta problematica, seleccionamos seis textos literarios que se ocupan del encuentro de los dos espacios, 0 que pre: Set! El ensayo Facundo, de Domingo Faustino Sarmiento, publicado en 1845 en San tiago de Chile, es una brillante obra polémica sobre la situacién politica y cultural de nuestro pais en el perfodo en el que los caudillos tenfan un importante poder politico La a a eee ge ea Te ence ea 1879, puede ser considerado uno de los textos centrales de la literatura argentina y plantea la situacién de un individuo desgarrado entre el pasado y el presente, entre las injusticias que emanan de la ley urbana y su derecho a la libertad. En cuanto a la poesia, “Piedra, madera, asfalto” (1921), de Baldomero Fernandez Moreno, es una clara muestra de cémo la lirica también se interes6 en la represen- tacién del espacio urbano, y el poema “Versos a la tristeza de Buenos Aires” (1925), de Alfonsina Storni, utiliza una forma clésica (el soneto) para expresar un problema contemporanco: el de la soledad y el de la despersonalizacién en las ciudades. El relato de Ezequiel Martinez Estrada “La inundacién”, de 1943, revela el drama politico, social y cultural de la imposicién de un terreno sobre otro. El cuento “El Evangelio seguin Marcos”, de Jorge Luis Borges, publicado en 1970, también a partir Oe Re ORR eae ee eco Ceres ee ee eet seen ee encuentro tragico entre un personaje de la cindad y los habitantes del espacio rural Finalmente, para vincular la problematica analizada con un texto de la literatura latinoamericana, hemos clegido el relato de Juan Rulfo “Nos han dado la tierra”, de 1953, en el que se plantea, como en una vuelta al problema de la inmensidad y ¢l Oona Uoee Sta ete ha ery SEU cee Rete etcetatetate tee stor | Capitulo 1 La institucionalizacién del espacio Facundo o Civilizacién y Barbarie Capitulo 1: Aspecto fisico de la Republica Argentin y caracteres, habitos e ideas que engendra (Fagmer: Domingo Faustino Sarmiento Por aquella extensién sin limites, tal como la hhemos descrito, estin esparcidas, aqui y alld, catorce ciudades capitales de provincia, que si hubiéramos de seguir el orden aparente, clasificdramos, por su colocacién geogréfica: Buenos Aires, Santa Fe, Entre Rios y Co- rrientes, a las margenes del Parand; Mendoza, San Juan, Rioja, Catamarca, Tucuman, Salta y Jujuy, casi en linea paralela con los Andes ‘chilenos; Santiago, San Luis y Cérdoba, al centro, Pero esta manera le enumerar los pueblos argentinos no conduce a ninguno de Tos resultados sociales que voy solicitando. La chasifcacién que hace a mi objeto es la que resulta de los medios de vivir del pueblo de Jas campafia, que es lo que influye en su ca- rricter y espiritu, Ya he dicho que la vecindad de los rios no imprime modificacién alguna, puesto que no son navegados sino en una escala insignificante y sin influencia. Ahora, todos los pueblos argentinos, salvo San Juan y ‘Mendoza, viven de los productos del pasto- reo;Tucumén explota, ademds, la agricultu- ra;y Buenos Aires, a més de un pastoreo de millones de cabezas de ganado, se entrega a Jas miiltiples y variadas ocupaciones de la vida civilizada. Las ciudades argentinas tienen la fisono- iia regular de casi todas ls ciudades ameri- canas: sus calles cortadas en Angulos rectos, su poblacin diseminada en una ancha super- ficie, si se exceptia a Cordoba, que, edificada I ois en corto y limitado recinto, tiene todas las apariencias de una ciudad europea, a la que dan mayor realce la multitud de torres y capulas de sus numerosos y magnificos te=: plos. La ciudad es el centro de la civilizacs argentina, espafiola, europea; all estin los talleres de las artes, las tiendas del comer: las escuelas y colegios, los juzgados, todo «que caracteriza, en fin, alos pueblos cultes Laclegancia en los modales, as como dades del lujo, los vestidos europeos, el Ia evita tiene alli su teatro y su lugar conve niente, No sin objeto hago esta enumeracs trivial. La ciudad capital de las provincias pastoras existe algunas veces ella sola, sin ciudades menores, y no falta alguna en que elterreno inculto llegue hasta ligarse con Is calles, El desierto las circunda a mas 0 mens distancia: las cerca, las oprime; la naturalezs salvaje las reduce a unos estrechos oasis de ivilizacién, enclavados en un llano inculto, de centenares de millas cuadradas, apenas interrumpido por una que otra villa de con- sideracion. Buenos Aires y Cordoba son las ‘que mayor nimero de villas han podido ect sobre la campaiia, como otros tantos focos de civilizacin y de intereses municipales;y ‘esto es un hecho notable. El hombre de la ciudad viste el traje europea, vive de la vida civlizada, tal como la conocemos en todas partes: all estin las leyes, las ideas de progreso, los medios de La institucionalizacién del espacio Facundo o Civilizacion y Barbarie Capitulo 1: Aspecto fisico de la Republica Argentix y caracteres, habitos e ideas que engendra ¢iagnesis Domingo Faustino Sarmiento Por aquella extension sin limites, tal como la hemos descrito, estin esparcidas, aqul y alld, catorce ciudades capitales de provincia, que si hubiéramos de seguir el orden aparente, clasifickramos, por su colocacién geogrifica: Buenos Aires, Santa Fe, Entre Rios y Co- rrientes, a las margenes del Parana Mendoza, San Juan, Rioja, Catamarca, Tucumén, Salta yy Jujuy, casi en linea paralela con los Andes ‘hilenos; Santiago, San Luis y Cordoba, al centro, Pero esta manera de enumerar los pueblos argentinos no conduce a ninguno de Jos resultados sociales que voy solicitando, La lasificacién que hace a mi objeto es la que resulta de los medios de vivir del pueblo de Jas campaiia, que es lo que influye en su ca- récter y espiritu. Ya he dicho que la vecindad de los ros no imprime modificacién alguna, ‘puesto que no son navegatdos sino en una cescala insignificante y sin influencia. Ahora, todos los pueblos argentinos, salvo San Juan y ‘Mendoza, viven de los productos del pasto- reo; Tucumén explota, ademas, la agricultu- za; y Buenos Aires, a mis de un pastorco de millones de cabezas de ganado, se entrege a las miltiples y variadas ocupaciones de la vida civilizada. Las ciudades argentinas tienen la fisono- iia regular de casi todas las ciudades ameri- ‘canas: sus calles cortadas en dngulos rectos, su poblacién diseminada en una ancha super- ficie, si se exceptiia a Cordoba, que, edificada «en corto y limitado recinto, tiene todas las apariencias de una ciudad europea, ala que dan mayor realce la multitud de torres y cupulas de sus numerosos y magnificos t plos, La ciudad es el centro de la civilizacs argentina, espafiola, europea; alli estén los talleres de las artes, la tiendas del com las escuclas y colegios, los juzgados, todo que caracteriza, en fin, a los pueblos cultos Laclegancia en los modales, las como dades del lujo, los vestidos europeos, el Ia levita tiene alli su teatro y su lugar con» niente. No sin objeto hago esta enumeracs trivial. La ciudad capital de las provincias pastoras existe algunas veces ella sol, sin ‘ciudades menores, y no falta alguna en que el terreno inculto Ilegue hasta ligarse con i calles. El desierto las circunda a mis 0 me distancia: las cerca, las oprime; la naturalezs salvaje las reduce a unos estrechos oasis de civilizacidn, enclavados en un Ilano inculto, de centenares de millas cuadradas, apenas interrumpido por una que otra villa de con- sideraci6n. Buenos Aires y Cordoba son las aque mayor nimero de villas han podido eck sobre la campafia, como otros tantos focos de civilizacion y de intereses municipales; y ‘esto es un hecho notable. El hombre de la ciudad viste el traje europea, vive de la vida civilizada, tal como la conocemos en todas partes: all estin las leyes, la ideas de progreso, los medios de instruccién, alguna organizacién municipal, el gobierno regular, etc. Saliendo del recinto de Ia ciudad, todo cambia de aspecto: el hombre de campo lleva otro traje, que llamaré ameri- ‘ano, por ser comtin a todos los pueblos; sus habitos de vida son diversos; sus necesidades, peculiares y limitadas; parecen dos sociedades distintas, dos pueblos extrafios uno de otro. Atin hay més: el hombre de la campafia, lejos de aspirar a semejarse al de la ciudad, rechaza con desdén su lujo y sus modales corteses, y el vestido del ciudadano, el frac, la capa, Ja silla, ningin signo europeo puede presentarse impunemente en la campafia. Todo lo que hay de civilizado en la ciudad ests bloqueado alli, proscripto afuera, y el que osara mostrarse con levita, por ejemplo, y montado en silla inglesa, atraerfa sobre sf fas burlas y las agre- siones brutales de los campesinos. Estudiemos, ahora, la fisonomfa exterior de las extensas campafias que rodean las cludades y penetremos en la vida interior de sus habitantes. Ya he dicho que en muchas provincias el limite forzoso es un desierto intermedio y sin agua. No sucede asi, por lo general, con la campafia de una provincia, en la que reside la ‘mayor parte de su poblacién. La de Cérdoba, por ejemplo, que cuenta 160,000 almas, apenas veinte de estas estin dentro del recinto de la aislada ciudad; todo el grueso de la poblacian esté en los campos, que, asl como por lo comin son Ilanos, casi por todas partes son pastosos, ya estén cubiertos de bosques, ya desnudos de vvegetacién mayor, yen algunas, con tanta, abundancia y de tan exquisita calidad, que el prado artificial no llegaria a aventajarles. Mendoza, y San Juan sobre todo, se excepttian de esta peculiaridad de la superficie inculta, por lo que sus habitantes viven principalmente de los productos de la agricultura, En todo Jo demés, abundando los pastos, la cria de ganados es no la ocupacién de los habitantes, sino su medio de subsistencia, Yala vida pastoril nos vuelve, impensadamente, a traer a la imaginacién el recuerdo del Asia, cuyas Ianuras nos imaginamos siempre cubiertas, aqui y all, de las tiendas del calmuco, del cosaco o del drabe, La vida primitiva de los pueblos, la vida eminentemente barbara y estacionaria, la vida de Abraham, que es la del beduino de hoy, asoma en los campos argentinos, aunque modificada por la ivilizacién de un modo extrafio. La tribu drabe, que vaga por las soleda- des asiiticas, vive reunida bajo el mando de un anciano de la tribu o un jefe guerrero; Ia sociedad existe, aunque no esté fija en un punto determinado de la tierra; las creencias religiosas, las tradiciones inmemoriales, la Domingo Faustino Sarmiento Uno de los préceres y de as figuras mas polémicas de Ia historia argentina, Nacié en San Juan en 1811. Particiné con fuerte incdencia de los hechos ulturales y politicos, primera cone fundacién de a Sociedad Literaria, fal dl Sn Litoraro pote, luego desde el exon Chile, donde fundé el perdico £1 Progreso einici una ava tarea como ensayista con Mi defensa (1843) y Facunda (1845), Después \iaié a Europa, Africa y Estados Unidos pare estuiar "uevos métodos de ensitanza. De weltaen{a Argen- tina, transforms por completo el sistem educativo. Fue maestro rural, general del ejrcito,escritor, Periodista, snador, ciputado, ministra gobernador de San Juan y presidente de fa Nacin (1868-187), Fallecé el 11 de septiembre da 1888 en Paraguay. En su homenaje se conmamora actualmente en esa fecha el Dia del Maestro, invariabilidad de las costumbres, el respeto alos ancianos, forman reunidos un cétigo de leyes, de usos y de pricticas de gobierno, que mantiene la moral, tal como la compren- den, el orden y la asociacién de la tribu. Pero el progreso esté sofocado, porque no puede haber progreso sin la posesién permanente del suelo, sin la ciudad, que es la que desen- vuelve la capacidad industrial del hombre y le permite extender sus adquisiciones. En las Hanuras argentinas no existe la tribu némade: el pastor posee el suelo con titulos de propiedad; esté fijo en un pun- to, que le pertenece; pero, para ocuparlo, ha sido necesario disolver la asociacién y derramar las familias sobre una inmensa superficie. Imaginaos una extension de mil leguas cuadradas, cubierta toda de cién, pero colocadas las habitaciones a leguas de distancia unas de otras, a o veces, a dos, las més cercanas. El desem vimiento de la propiedad mobiliaria no imposible; los goces del lujo no son del incompatibles con este aislamiento: pr levantar la fortuna un soberbio edificio desierto; pero el estimulo falta, el ej desaparece, la necesidad de manifestars- dignidad, que se siente en las ciudades, hrace sentir alli, en el aislamiento y la s dad. Las privaciones indispensables just !a pereza natural, y la frugalidad en los trae, enseguida, todas las exterioridades Ta barbarie, La sociedad ha desaparecido completamente; queda solo la familia aislada, reconcentrada; y, no habiendo dad retmida, toda clase de gobierno se imposible: la municipalidad no existe la licla no puede ejercerse y la justicia civil tiene medios de alcanzar a los delincuent Ignoro si el mundo moderno presenta género de asociacién tan monstruoso este. Es todo lo contrario del municipio Tomano, que reconcentraba en un recinto toda la poblacién, y de alli saia a labrar los campos circunvecinos, Existia, pues, una organizacién social fuerte, y sus benéficos resultados se hacen sentir hasta hoy han preparado la civilizacion moderna. Se a jaa la antigua sloboda esclavona, con la dife- rencia que aquella era agricola, y, por tant mis susceptible de gobierno: el desparr de la poblacién no era tan extenso como este. Se diferencia de la tribu némade en aquella anda en sociedad siquiera, ya que se posesiona del suelo. Fs, en fin, algo pare do a la feudalidad de la Edad Media, en que los barones residian en el campo, y desde hostilizaban las ciudades y asolaban las cam- pafias; pero aqui falta el barén y el castillo feudal. Si el poder se levanta en el campo, es momentineamente, es democritico: ni se hereda, ni puede conservarse, por falta de montafias y posiciones fuertes, De aqui resulta que aun la tribu salvaje de la pampa esti organizada mejor que nuestras campaiias para el desarrollo moral, Pero lo que presenta de notable esta sociedad, en cuanto a su aspecto social, es su afinidad con la vida antigua, con la vida espartana o romana, si por otra parte no tuviese una desemejanza radical, El ciudada- no libre de Esparta o de Roma echaba sobre sus esclavos el peso de la vida material, el cuidado de prover a la subsistencia, mien tras que él vivia libre de cuidados en el foro, cn la plaza piblica, ocupandose exclusiva- mente de los intereses del Estado, de la paz, Ia guerra, las luchas de partido. El pastoreo proporciona las mismas ventajas, y la funcion inhumana del ilota antiguo la desempeiia el ‘ganado, La procreacion espontinea forma y acrece indefinidamente la fortuna; la mano del hombre esté por demés; su trabajo, su in teligencia, su tiempo, no son necesarios para la conservacién y aumento de los medios de vivir, Pero si nada de esto necesita para lo ‘material de la vida, las fuerzas que econo- miza no puede emplearlas como el romano: filtale la ciudad, el municipio, la asociacién intima, y, por tanto, faltale la base de todo desarrollo social; no estando reunidos los es- tancieros, no tienen necesidades piblicas que satisfacer: en una palabra, no hay res publica, El progreso moral, la cultura de la intel gencia descuidada en la tribu drabe o trtara, ¢€5 aqui no solo descuidada, sino imposible, sDénde colocar Ia escuela para que asistan a recibir Iecciones los nifios diseminados a diez Jeguas de distancia, en todas direcciones? Asi, pues, la civilizaciin es del todo irrealizable, la barbarie es normal, y gracias, si las costu bres domésticas conservan un corto depésito de moral. La religién sufre las consecuencias de la disolucién de la sociedad: el curato es nominal, el pilpito no tiene auditorio, el sacerdote huye de la capilla solitaria 0 se desmoraliza en la inaccién y en la soledads los vicios, el simoniaquismo, la barbarie normal, penetran en su celda y convierten su superioridad moral en elementos de fortuna yde ambicién, porque, al fin, concluye por hacerse caudillo de partido, ‘Yo he presenciado una escena campestre ddigna de los tiempos primitivos del mundo, anteriores a la institucién del sacerdocio, Hallabame en 1838 en la sierra de San Luis, en casa de un estanciero, cuyas dos ocupa- clones favoritas eran rezar y jugar. Habia edificado una capilla en la que, los domingos porla tarde, rezaba él mismo el rosario, para suplir al sacerdote y al oficio divino de que por afios habjan carecido, Era aquel un cuadro homérico: el sol Ilegaba al ocaso; las majadas que volvian al redil hendfan el aire con sus confsos balidos; el dueiio de la casa, hombre de sesenta afios, de una fisonomia noble, en que la raza europea pura se ostentaba por la blancura del cutis, los ojos azulados, la frente, espaciosa y despejada, hacia coro, a que contestaban una docena de mujeres y algunos mocetones, cuyos caballos, no bien domados ain, estaban amarrados cerca de la puerta de la capilla. Concluido el rosario, hizo un fervoroso ofrecimiento, Jamas he oido voz mis lena de uncién, fervor mis puro, fe mas firme, ni oracin mds bella, més adecuada a las circunstancias, que la que recitd, Pedia en ella, a Dios, Iluvia para los campos, fecundi dad para los ganados, paz para la Repiiblica, seguridad para los caminantes... Yo soy muy propenso a llorar, y aquella vez loré hasta sollozar, porque el sentimiento religioso se habia despertado en mi alma con exaltacién ¥y como una sensacién desconocida, porque nunca he visto escena mas religiosa; creia estar en los tiempos de Abraham, en su pre- sencia, en la de Dios y de la naturaleza que lo revela, La voz de aquel hombre candoroso e inocente me hacia vibrar todas las fibras, y ‘me penetraba hasta la médula de los huesos. He aqui a lo que est reducida la religion cen las campaiias pastoras: a la religién natural; el cristianismo existe, como el idioma espa- fiol, en clase de tradicion que se perpetia, Contexto En 1835 fue asesinado el caudillo riojano Facundo Quiroga. Ese mismo afio, Juan Manuel de Rosas ‘volvia a ser gobernador de Buenas Aires hasta 1852. Esta vez, con la suma del poder piblico, razén por {a cual su gobierno legé a transcender los limites de su provincia. Mientras en su exiio en Chile Sarmiento publicaba CiilizaciOn y barbarie (Vida de Juan Facundo Oui- ‘roga) en e| periddico £/ Mercurio, a Argentina se dividia politicamente entre unitarios y federales. La ideologia unitaria, apoyada por Sarmiento, defendia ‘un gobierno centralizado mientras que la idea federal ‘sostenia que las distintas regiones debian ser auté- ‘nomas. El poder centralizador de la ciudad de Buenos Aires se manifestaba principalmente en el comercio ‘internacional y el control de la Aduana. ‘Un afio después de la publicacién del Facundo, ‘se instalaban en la provincia de Buenos Aires los primeros alambrados legados al pais, hecho que ayudari la desaparicién del gaucho, dada su condicién de némade. pero corrompido, encarnado en supersti- ciones groseras, sin instruccién, sin culto y sin convicciones. En casi todas las campafias apartadas de las ciudades ocurre que, cuando llegan comerciantes de San Juan o de Mendo- za, les presentan tres o cuatro nifios de meses y de un afio para que los banticen, satisfechos de que, por su buena educacién, podran hacerlo de un modo vélido; y no es raro que alallegada de un sacerdote se le presenten mocetones, que vienen domando un potro, a ‘que les ponga el dleo y administre el bautis- ‘mo sub conditione A falta de todos los medios de civilizacién y de progreso, que no pueden desenvolverse, sino a condicién de que los hombres estén reunidos en sociedades numerosas, ved la educacién del hombre del campo. Las muje- res guardan la casa, preparan la comida, tras- aquilan las ovejas, ordeian las vacas, fabrican los quesos y tejen las groseras telas de que se visten: todas las ocupaciones domésticas, todas las industrias caseras las ejerce la mujer: sobre ella pesa casi todo el trabajo; y gr: si algunos hombres se dedican a cultivar poco de maiz para el alimento de laf ‘pues el pan es inusitado como mantenc: ordinaria. Los nifios ejercitan sus fuer adiestran por placer, en el manejo del lz de las bolas, con que molestan y persigs descanso a las terneras y cabras} cuando: jinetes, y esto sucede hiego de aprender ‘minar, sirven a caballo en algunos queha mis tarde, y cuando ya son fuertes, recor los campos, cayendo y levantando, rodan designio en las vizcacheras, salvando pi ios y adiestrindose en el manejo del cabs cuando la pubertad asoma, se consagran 2 domar potros salvajes, y la muerte es el c go menor que les aguarda, si un moment faltan las fuerzas o el coraje. Con la juvent primera viene la completa independencia desocupacion. Aqui principia la vida piblica, diré, de gaucho, pues que su educacién esté ya ters nada, Es preciso ver a estos espafioles, por idioma tinicamente y por las confusas noc nes religiosas que conservan, para saber 3p iar los caracteres indémitos y altivos, que nacen de esta lucha del hombre aislado, cog Ta naturaleza salvaje, del racional, del brats es preciso ver estas caras cerradas de ba estos semblantes graves y serios, como los los érabes asiiticos, para juzgar del com vo desdén que les inspira la vista del hom: sedentario de las ciudades, que puede habe leido muchos libros, pero que no sabe aterr un toro bravio y darle muerte; que no sabra proveerse de caballo a campo abierto, a pie sin el auxilio de nadie; que nunca ha parado un tigre, y recibidolo con el puiial en una ‘mano y el poncho envuelto en la otra, para meterle en la boca, mientras le traspasa el razon y lo deja tendido a sus pies, Este habit de triunfar de las resistencias, de mostrarse siempre superior a la naturaleza, desafiarla y vencerla, desenvuelve prodigiosamente el Sentimiento de la importancia individual y de la superioridad, Los argentinos, de cual quier clase que sean, civilizados o ignorantes, tienen una alta conciencia de su valer como nacién; todos los dems pueblos americanos les echan en cara esta vanidad, y se muestran. ofendidos de su presuncién y arrogancia, Creo que el cargo no es del todo infundado, y no me pesa de ello, ;Ay del pueblo que no tiene fe en sf mismo! ;Para ese no se han hecho las grandes cosas! ,Cudnto no habré podido contribuir a la independencia de una parte de la América, la arrogancia de estos ‘gauchos argentinos que nada han visto bajo el sol, mejor que ellos, ni el hombre sabio ni el poderoso? El europeo es, para ellos, el ultimo de todos, porque no resiste a un par de cor- coves del caballo, Si el origen de esta vanidad nacional en las clases inferiores es mezquino, no son por eso menos nobles las consecuen- cas; como no es menos pura el agua de un fo porque nazca de vertientes cenagosas ¢ in. fectas. Es implacable el odio que les inspiran Jos hombres cultos, ¢ invencible su disgusto_ por sus vestidos, usos y maneras. De esta pasta estan amasados los soldados argentinos, yy ¢s facil imaginarse lo que habitos de este género pueden dar en valor y suftimiento para la guerra, Afiédase que, desde la infancia, estén habituados a matar las reses, y que este acto de crueldad necesaria los familiariza con el derramamiento de sangre, y endurece su coraz6n contra los gemidos de las victimas. La vida del campo, pues, ha desenvuelto en el gaucho las facultades fisicas, sin nin- ‘guna de las de la inteligencia, Su caracter moral se resiente de su habito de triunfar de los obsticulos y del poder de la naturaleza: es fuerte, altivo, enérgico. Sin ninguna instruc- ién, sin necesitarla tampoco, sin medios de subsistencia, como sin necesidades, es feliz ‘en medio de la pobreza y de sus privaciones, que no son tales para el que nunca conocié ‘mayores goces, ni extendid més altos sus deseos. De manera que si esta disohucién de la sociedad radica hondamente la barbaric, por la imposibilidad y la inutilidad de la edu- cacién moral e intelectual, no deja, por otra parte, de tener sus atractivos. El gaucho no trabaja; el alimento y el vestido lo encuentra preparado en su casa; uno y otro se lo pro: porcionan sus ganados, si és propietario; la casa del patron o pariente, si nada pose, Las atenciones que el ganado exige se reducen a correrias y partidas de placer, Lahierra, que es como la vendimia de los agricultores, es una fiesta cuya llegada se re cibe con transportes de jabilo: alles el punto de reunién de todos los hombres de veinte Jeguas ala redonda; ali, la ostentaci6n de la increible destreza en cl lazo, El gaucho llega a la hierra al paso lento y mesurado de su me- jor parejero, que detiene a distancia apartada; Y para gozar mejor del espectaculo, cruza la pierna sobre el pescuezo del caballo, Si el en- tusiasmo lo anima, desciende lentamente del caballo, desarrolla su lazo y lo arroja sobre ‘un toro que pasa, con la velocidad del rayo, a ccuarenta pasos de distancia: Io ha cogido de ‘una ufia, que era lo que se proponia, y vuelve tranquil a enrollar su cuerda, Domingo F. Sarmiento, 1845 AMT Facundo. Civilizaciin y barbarie en las pampas argentinas es el titulo original de este texto cer tral de nuestra literatura. En él encontramos los principales rasgos del genero denomina » pero también de la novela o de la narracién biografica. Como ensayo sociologico, is tenta explicar cémo y por qué logré llegar al poder Juan Manuel de Rosas, pero también be a polemizar sobre la situacion social y cultural de la Argentina que le tocé vivir a Sarmient Rosas y Facundo Quiroga formaban parte de la misma faccién politica (el bando federal Pe Oe Rete eet en ree ey eee ee roga simbolizaba la violencia “natural” o instintiva, no sujeta a limites ni control; en cambio, Rosas habia logrado darle a la barbarie una forma institucional, racional y planificada. Para Sarmiento, la barbarie es una manifestacién propia del espacio rural no trabajado por el hom: bre, es decir, el campo abierto 0 “la pampa”, y ese espacio resulta una amenaza para el order las instituciones y la cultura de las ciudades. Para Sarmiento era fundamental enfrentarse con el regimen rosista, porque de esa mane ra retomaba la lucha que habian llevado a cabo, treinta aftos antes, en la década de 1810, los hombres que habjan luchado por la Independencia, Estos habian intentado crear institucione que no perduraron, debido a las guerras civiles entre unitarios y federales. De esta manera, Se ena eee ene Cee ent tee Coe ee ae CRN rotten ory En el fragmento seleccionado del Facundo observamos que la oposicion entre civilizacién barbarie explica, segiin cl autor, cbmo se llegé a la Confederacién rosista, cudles son las raz0 Resear ncn creeper ete ener cha ee te ees seas steer ee Se a ee ne cn teeter Pee et eee eee eee terete at se vuelvan nitidas, familiares a su lector a fin de que este tome partido. El ensayo pretende Cee ete ee Cn a etn ren las instituciones, en la ciudad, que se describe a imagen y semejanza de las capitales europeas El capitulo, entonces, se estructura en un sistema de oposiciones muy controvertido con tuna evidente intencién politica: contribuir a la conspiracién contra el gobierno de Rosas. Pc ee ee ete enn ee ese ene barbaric, producto defectuoso de una naturaleza improductiva, es el territorio dominado por el caudillo, el gaucho y cl indio, La oposicién, entonces, se plantea entre las caracteristicas de Petre ‘centro de la civilizacién argentina, espafiola, europea; all estan los talleres de las artes, Jas tiendas del comercio, as escuclasy colegios, los juzgadlos, todo lo que caracteriza, en fin, yee eset ce ete ee see ces puede levantar la fortuna un soberbio edificio en el desierto; pero el estimulo falta, el Gjemplo desaparece, la nccesidad de manifestarse con dignidad, que se sienteen las ciudades, nose hace sentir ali, en el aisamiento y la soledad, Las privaciones indispensables ustfican ei te arcs et ar erat en Pee rer eras eee see cee oe servar que el pronombre “todo”, que se re- fiere a las propiedades de un pueblo culto, permite solo una enumeracién de virtudes (arte, comercio, educacion, instituciones); eee eet al pe ene ee cee las exterioridades de la barbaric”, también ere eter eck eee cc e privaciones, pereza. Adernés, en estos ejem Perec Oa manna iene Sor ete kes eet ee oc Geeta itn can acme Py nea soca eta pea, Sarmiento sugiere que una ciudad es See Hest tern Cs ee eee Rte ten ae Sree eee ees pees aate rr oar eee? eee eee aay ee cee tert ¥ politicos, en general europeos, sobre el eee ere teem areas eee eee ene ‘comparacién histérica para demostrar que el espacio determina las formas en que se roe epee tees to ere eae ea eo ae ncn rencia a la Edad Media, referencia comin ee er Sarmiento describe la oposicién entre ciudad y campo agreste como sila apreciara Sena eae teas inmensidad de la pampa es interrumpida por las catorce ciudades “esparcidas” en la eer ee een re foe ene ere eae areca a cee ete aera ace eater © menor medida, intercambios con las ee a eee eee eee ee Retreat Peo Brosario Ensayo. Género literario de origen didactico que consiste en el desarrollo de un tema particular a partir ide una tesis. No tiene necesariamente una estructura rigda y pesigue, como funcién primordial, convencer al destinatario sobre las ideas propuestas por el autor acerca del tema tratado. Se considera que el creador del género es el escrito francés Michel de Montaigne (1533-1592). Romanticismo. Movimiento intelectual surgido en ‘Alemania y en Inglaterra durante la dltima década ‘del siglo xm, Luego continuaré expandiéndose por el resto de Europa y por América hasta mediados del ‘siglo siguiente, El romanticismo se caracteriza por et ‘echazo de la realidad por considerarla insatisfactoria. Enese contexto, la obra literaria —fundamentalmente la poesia esconebida como producto dela sensidedy de la imaginacién del artista. Entre los rasgos més rele- -vantes de este movimiento se encuentran el gusto por lo extico y lo deforme, el predominio dela subjetvidad, el ‘deshorde de la pasién por encima de la razin, el excesivo individualismo y egocentrismo del héroe, el idealismo, la exacerbacién de la naturaleza como expresién de los ‘sentimientas del personaje y, en lo formal, la mezcla de ‘géneros como rechazo a las formas rigidas. ‘Soldn Literarie. Grupo de intelectuales cuyo primer ‘objetivo era profundizar cultural, literariay poiticamente {as ideas de la Independencia. Las reuniones se llevaron a cabo en la libreria La Argentina, de Marcos Sastre, & partir de junio de 1837. El grupo, conformade entre ‘otros por Esteban Echeverria, Juan Bautista Alberdi, Juan Maria Gutiérrez y Marcos Sastre, reclamaba una rgnizciéncoherente del sistema politico, basado en ‘un conjunto de ideas ilustradas, orientadas a formar una ‘Ciudadania moderna, un orden econémico productive y ‘una cultura nacional. Sus actividades fueron clausuradas or orden de Rosas en 1838, conlagravaiento de a persecucién politica, UUme ee TREC erro ets rE CaC a Rete tert Cordoba, Mendoza y San Juan, no son, para el autor, un avance sobre el cee Reha Ok a eee ener onsduce a la monotoniay ala inacividad, Solamente Buenos Aires, "a ciudad capital de las Provincias pastoras”(y en un sentido arquitecténico, Cérdoba) se opondria al espacio rural, Ya que “se entrega alas miiltiples y variadas ocupaciones de la vida civlizada", La variedad, ls multiplicidad y Ia actividad son caracteristicas suficientes para describir como la civilizacién eee ee een eee ee ea a ee eres ELautor pretende vincular el aspecto y la isonomia con las costumbresy la moral de ls habitantes. Por eso, bosqueja los rasgos exteriores para atribuirlos directamente a los sujetos que considera representativos de esos espacios: el hombre de ciudad y el gaucho, Aunque Ser Dd ee eer ee ere iene Co ee ek ete ete ents Laclegancia en los modales, las comodiades de! luo, los vestidos europeos, el frac la levta tiene alli [en la ciudad] su teatro y su lugar conveniente. Y por otra parte, el gaucho encuentra su dmbito en la “naturaleza salvaje” - lejos de aspirar a semejarse al de la ciudad, rechaza con desdén su Tujo y sus modales eek CORR eS eee etre eo eee ee Los signos exteriores (Ia ropa, la conducta) presentan la confrontacién de dos modelos de eer ee eter aoe eC Ce Se eae miento cultural y alienta la confrontacion sin dejar de lado el argumento xendfobo: caras cerradas de barba, estos semblantes graves y serios, como los de los érabes assticos, para juzgar del compasivo desdén que lesinspirala vista del hombre sedentario de las ciudades, ne ete eee de eee ae cee Cag De todos modos, Sarmiento también destaca la presencia europea en el émbito rural, que deja cle ser salvaje y agreste; es un modelo que se corresponde con la idea roméntica del hombre que convive con el medio natural. Ejemplifica esa presencia con el relato de aquel estanciero que celebraba misa en una capilla construida en su propiedad. La descripcién racial Peet ete oe rua cr et ten _. tna fisonomia noble, en que la raza europea pura se ostentaba por Ia blancura del cutis, los ojos azulados, la frente, espaciosa y despejada. ‘Aparecen dos prototipos opuestos: el blanco y europeo habitante de las ciudades y el a eee ea ca aaa mer capitulo de ensayo para expliar ls razones del poder de Rossy para contraponer dos Pee ee eee eet ee ee Luce a sustenta un modo de vida, esa forma de vida es descripta como “primitiva”, “eminentemente barbara”, “estacionaria”, “monstruosa”. Su contrapartida, la vida que intentaria organizarse en ete eerie 1. Ubiquen en el fragmento lo pérafos que cumplan las siguientes funciones: ___Proguntaretérca para plantea a imposibilidad de abrir escuelas en medio dea anura. __Comparacin entre a religién ye ioma espatol par ejampltfcarcbmo son desvirtuados por ls gauchos. _— Eumeracn de os gars carcteristicos de as cudades. “__Descripcién del gaucho y dela vida on l campo. —Oposicién entre l ciudad y le campaiay enumeracin de os rasgos dels distintas tpos de hebitantes. ____Enumeracién y clsificactn de las dstnta provincia argentinas. __Descripcdn de una festa gaucha, 1.1 Selecionen dos de los procedimientos mencionados en el punto anterior para fundamentar que el Facundo es, pro: ‘dominantement, un ensayo. Fundamenten su respuesta 2. Enel fragmento Sarmiento utiliza las siguientes frases o palabras: ‘role, campo, poli resist, urbena, insttucionesrepublicanas, edacacin, blanco europeo, ignorancia, rural, pensaniento ‘bora, ciudad, naturalera salvaje. Ubiquenlas en el siguiente cuatro. bianco europea campo instituciones rpubleanas iorancia politica rosista 2.1.A partir del cuadroelaborado, expquen en qué consist la antinamia eviizacién/barbarie. 3. Relean la definicién de “Romanticismo” que aparece enelrecuadro “Glosario”.Ejempltfquen por lo menos tres de las caracte- tistcas de este movimiento con cit toxtuales del Facundo. 4, Transeriban un breve fragmento en el ue se observe laposcin ideoldgica de Sarmiento en rlacin con el gobierno de Rosas. Justifiquen,

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