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aV- Aico, 12689 Paul Ricceur LA LECTURA DEL TIEMPO PASADO: MEMORIA Y OLVIDO. Presentacién de Angel Gabilondo ‘Traduccién de Gabriel Aranzueque Porat: Zara (1982) mc Pex Viet, (Cole Permanent dl COAG ht tic Decors ara odes Colas © fons ea Universi Asonms de Made 181998. Aecie Prades, 5. ‘Swe: 10 Ue Monn 2253 Pool de Alto. Maid eee aenlige Bins seozino7 Deposit lea NA: 2576-1998 Inge eh Eta: Printed in Sin tuples ute epoca en do en panel egnéen.o ni {ape nsec ecaperte deere aga frm pot iain el, setae See day mst Serpent ‘ie el em neoprene lo v4 i ; | toe { pemoDvecION on (cantruto 1: Atmore nid y memoria cota § cantroto a: mesinaony menor CAPITULO 3: La memoria heriday la historia 1 CAPITULO 4: El obido yet perdén CAPITULO 5: La hulle del pasado APENDICE: Polar dela memoria BIBLIOGRAFIA B 1s 25 a 3 n 101 nt PRESENTACION El cuidado de lo inolvidable Sin dude es pernente deci que el seminaro de Paul Ricoeur en la ‘Universidad AutGnoma de Madi results inolvidabl. Pronto eso viene a Serinsuficiene, desconcerantey problemstico ala luz de lo queen aque as fechas de novierbre de 1996 presents como lecciones, letras, en su Curso de docorado, dentro del Programa de Tercer Ciclo Deciry mo de- cir el sujeto implicado. El texto que ahora se ofrece ze ocupa precisa. Inente dela memoria, del olvidoy de pasado, y, como era de esperar, NO ‘se reduce al uso t6pico que habitualmenteolorgamos a ess palabras. Ni siquiera la poblicacién pretende atjarsupuestas pérdidas, ya que, sin dd, la propia escrituraaporard nuevos olvidos, La entreg de lo que se resent como un trabajo en curs, uh curso en verdad en curso, no so responde al proceder que la labor de toda fecunda investigacia relama, sino aun eso que es un modo de exstncia, aul que ene en cunt Ia palabra y el hacer de los ores. Esta puesta en publico es, en primer lugar, tm gesto de reconocimiento agradecio, Tal estilo permite ver beta las cuestiones, consatar Ia ieupcin de eteminados problemas o autres, subeayat los guios, Ia taeas, las po- Sildades. Se sconta ala mediaign de la memoria enteel emp vi ido y ls configuraciones narravas se nos ofrece una serie de letras ‘que son, en efecto, ala pa, lecciones. Ahora, la memoria quees de em os eseritura que convoca a a acca delet. Y,entoces, no basta con recordar necesario rememorar, incluso celebra. Por ef, la publics ‘ida de estas lecciones no se reduce al cumpliiento, més 0 menos abl lo, de levantar eta de algo que ocurr6, una especie de memoria que _uandacia un sabor ncroldgico respect del alli (aqui sucedido. El pro Plo Ricoeur nas hs evocado con Atistieles que pot cl recuerdo exper: Pretec smentainos no slo el caseter pasado de ln cosas ausentes, sin e propio iiempo. Adin on todo, lo interesante de lo que abo Senos entreg noes Ss mera emtbilda para la configuacin de esto present, una espe- ‘le de enviquecimiento cultural, oun increment del saber. Sin menospre- lar tal posibilida, lo destaceble esl compan en el modo de aprender. ‘Ver bola los textos, su tratamiento respeioso, problematic y eric, s necesidad de oto, la blsqueda de lectres de nteriocutore, conceden & La lecura del tempo pasado un sire de dislogo y conversacién que en- ‘cuenta au comrespondencia en «Policas dela memoria, La entrevista ‘con Gabriel Aranzuequ', sia de considerarse como «Apéndie», es en ‘tno que pare del euerpo,prolongacin de su contenido. Two lugar con ‘ocasion de las lcciones ahora ofrecidas y shideexpresamente alos aun {os que las conforman, abriéndolas frtihmente a olos aspects eintere- se5,El tonoy el sentido de las cuestonesy la apertura que en elias se pro- ‘one eneventran nueva fecundiiad en ls palabras de Ricoeur. Tal pare ‘ceria que, efectivaente, el modo de abajo de un seminario fers, als par, sembrandoy fructiicando, No como mera obra del tiempo, Las le ‘jones en esa medida, son y reclaman lectus” En conereto, para cl eetor de Temps et rélt de So-méme comme un ‘aire el presente texto aportaslgunas novedades. No ha de hablarse de tun desplazamiento, peo side un reconacimlont, el que brota de todo wn trabajo, también del olvid, pars hacer resurgie nuevas lineas de investi> fgacidn y, en conereta, reseatar un cierto alvido, el olvido del olvido ‘smo en que caniste en ocasiones la memoria. Yel tempo inerito en ella ¥ la nocién de pasado, Y aqui, de nuevo, ls memoria noes slo re- Ti opin Gael Arma se sd cocina cin de ma see de os tials tevetncs ne od seer ease ana de Moi Ee ‘eters cont de noe Che AA Horned a, Le tay cere con ial Reve, Coan Ges! UAM. 197 ea sy stmnea este pr ewe nts yee unaicienistnete eberae pr cl pio Rico corer na bogs lnte soesyonans cone ct alata Seta 6 parr asco clone pre reser sles spent, es simixmo mem fice tt como pa i de a eta en eta perspective ype att ls vas umes So, pear de laren, dea mete coletva les euson $l y de sites Snmpatoe Conlon cna le Sin tiene memoria ori cov ete veal fe dh. congue os vemos I een de resabrpeansseme- wel send de los acontecimenos que com os tesa se een ¢ suid Si hen de aprender seb el pesto ences inven er tnro spn de eae sin tenia dren lg. Es dc aporcn, esa Get dea emote {ect pin responsi del oda Yam oo serede 2 Un dept de la vestige prs nail con sor arcipic. {acarga del pasado qe tect ene ftir insta neoprene dea que Ya ex pra ug, sin tei, neta elt. ‘Gs posing, Gaclas aqui por lo qu podem Se noo se fees alo que aa sta "record no aga en I ston de gna especie depose stn deo pasa, sno qu con close pop a end qos ex 50 ver jst conor exis de i isn Se crea ue amen y ‘2 ace loin dea misma, pr, apes gue pei sah dha el jus. No alo ena en conflicts norma eosin a ‘isms dcteminadss noma univers om persona Spt co ang defn de polemsn Elo oer oo tm aoa de comprosoy tigen los que se preci una posca qe pemia vn mcr rpe- Sec, clo una eres, eI sins. La apd, hos de lnmemoria, no pide, ses ben ela eponaiifad gue to sine ple respuesta Y, ences imagnaign ha de coniirco inept tacién, a Tria lnhistova de not nl historia los ots todas as sto sagen cl gi ara dee stems sas conforma aes A de una tort el narasén gu, con a Jl acta (qu coordina el sz eoayevant wagons cpap) yl dsc (Ge vine al act neracor ys a sttuin nglsica). com, Presenacin fa qu teri deans a poy cn 0s Ws snl. Ast en conideucion ee eos eugene ule me ton deel puesta qu usec 6 emo pe th dios ciecra on nexperncla dcr cae la lin oe tury ure tuned, nel acoce ea neprencln, Como oo {bese joconiccuen gus is slo se a nn ani ‘Speed como elo so fea gp ove st gue atop ct earn eo qu os emstuye, coms sued Fr Sto du Elena ntereta, Quant shri y Stun opermie Reso eter ue pacteamemt soll Pale ‘einarenone rapists, Su pel lame ey oe Ietn areas Een lc, gen teil Par pease Coe aicments um docuno crv quel cue nse ratnaden cme iota edad uo ony: ea ofr Glo le ane segue ep inetd and dette canon con uno ler Seren ener $ rire enw ssa. Conc logue dol ale CEES Tas memes Acme ‘rani unig an mepr ‘ano cs simplemente rectn ene lel elongata aes os rope cof ue cae tei airs choc et ceo oo oslo Scenery sn nS Teea ‘ioc prea menor histea ne lin eomporeralanpade lneensienn tea cody. pes anirlicin Acta wo acrid ls resco om ao de deat) a tue seruclans con lau, Dich den sete nquesove nse. SPs slo qa ss ques sun pide contrucin de dveon tenes con eR pass Hal set Yan San ena pac Lace nose eae. ty {resist al conflict, Espen ervey Ae Fs fo que ets lee, Sige lata Wal fou pe sped Ms in, et de ber en dhe eso poubitdae fam sia Ors pomen. 0 Quik incluso al precio de procurar nuevos olvidos, el d setios ya da ‘dos, y et de acepar ser un deador insolvenc que propicis nuevas perdidas “en nombre de ais promesas, tanto de aeverdos como de desaeuerdosra- omables, para la via en eomnn, Las lecruras de la Autdnoma son, en esa medida, alsbo deo tb jos, campo de juego para nuevos textos, materia de estudio, y apuntan a ‘lain libro por-enir-Tienen el eardeteradecuado para procurar la sais faccién de sista surgi de euestionesy labore. Silo que sucedi6no se limita a ser inclvidable es porque su publicaci tstimonia también lo ‘que nunca, ni siqulraentonees, ocurs, pero que con ella nos lam. Es tn dicha vida comin donde sigue haciéndose necestio et pasado inme ‘moral que ningUntexo ha de zanjar ni con su pretenin de career ab folut, ni diciendo Ia tima palabra. La lecture de empo pasado no lo El que no sea sia la hima preserva tanto la memoria como el olvido ‘de que ninguna palabra dice aguelloerginaio que permite qu se diga, Noes, por tanto, simplemente, que hemos Je ocupaes del ulivo d= lo ‘nolvidable, com sie ello, ahora ela enrega de estos textos, se encon- tara la dcisin par lo que nos atte. Ms bien ahi se del espacio dela posbilidad y dela necesiad de decir. El culdado (sou!) pie también 2 complemento del nombre, ue puede ses mismo (si) El cuidar de ‘eo inolvidabe hace que sea lo inolvidabe quien cuide del espacio para Ser uno mismo, Ricoeur, una ver ms, en esa casi, no pone fin a 1a ‘conversicign en que eonsistimas cuanios, de memoria en algin sentido 7 Yr so ptordda ets acd Auda ui en Reed Md ogee Mra meade al Ros que oe a quale ma pee (GELS anon moment dn leo tear maa psn jie {eins plps 13. Econ carter shen Sela qo em ira como st a sem a get enn tr Fa Fe Se TE ent var de eo omen qu retro lle ess en {ancl complemen dl nie yee or me cL ch es =e ‘mou de Mil Fournier de Pa Rites Ci Se come (eu Seui Pay 199 12 ed Sil NAL Mat 196 eX, Presencion herd y fg, nrramos historias de las que 90 nos consieramos pena: mente auoresy en las que quedames, ala pa, asimismo narrados, So ‘mos, como él nos recuerda, en busea derelato, de aguélolvidado que nce tve lugar. Y ell nos permite er cada no (chacun), ee pron Ie fascinante que alisha y recta justicia. Angel Gabilonde INTRODUCCION Quisera que este seminario se encontase bajo Ia infuencia de dos de Aiseles. La primera puede leerse ene breve tatado Peri mn ‘es kal anamnéseos, que forma parte de su obra Parva naturalia, Dice {si eLa memoria es del impos (genitive). La segunda se encventa en a Secci Sobre el empo de Ia Fisica io TV): «Todo cambio es destruc toe etait) por natralea, y todo Se genera se deste en el em- ‘po, Poreso, unos le laman “el més sabio", mienvas que para ors, como £1 pitagérico Para, es muy ignorant (amathéstaton), pues olvidamos en £4 epilanthnonaien toi (222 12-12). Mi invesigcion va desa- rrllarse ene el poo dela memoria, en cuanto ente de! tiempo, y el del ‘vido, en cuaniovobra de tempo destructor Espero que nadie se sorpren- da al encontarse con una recensén de aporias en lugar de con una cons- tevcin firme Creo efecivamente qe la custén dela memoria peniea tun problema muy descuidado por los fldsof0s, comenzando por mt mismo Cuando felsion€ directing et tempo y el eat, e hice caso ‘miso del median de it memoria nee empo vivid y Ls configu. ‘acionesnarativas El olvido, a3 ver, a excepcion de Neusshe, como ‘eremos, Fa sido ignorado Por los Sldsoos v 2 ba considera nica: ‘Tenic el enemigo que combate la memaci, el ai sin oxtae reeverdo, Propongo que recorramos [as seri dfcultades que plantes “elacia de Ia memoria con el pasado, Gracias a ese recortido, descu- triremas poco a poo los problemas propio del tema del olvdo que dete Haremos in fn. ‘oy a desarollar en un orden previamenteescogido una serie de apo- sigs qu afecan a problema dela memevia hasta el punto de presenti ome algo consid por lls misma. La primer Se refiee ala dit mente individual, privada einem con su caracerzacin com fendme- B Intact colev y pili, La Sei spor we refer a a ela Ss LhL—”— is emporals,y In mor G, ange coisa como le agian en ua epresentacin, pretends scancr el pasado, conti y ale fc gutta de encondancao de codon se ese cn mer aseni lalstancia emo? Latres apa see al dre Sha indict onsderaones cas eos cuando consicanes fe Felcin qu exist ene la memoria a constr de a dena per Sees pon sinned ene) G.aos, sh, inufclencla? {Como puede case cl dbisSy a meta? ino fe nc stromes, ble del a ctr car poco a poco medida qu vyamos pecan aap eu esnona Une ea jan Reset dese tse ble pectin MEMORIA INDIVIDUAL Y MEMORIA COLECTIVA Rememoracién y conmemoracién Lo esenial de la presente leccién estar dedicado al primero de los problemas previos de los que hemos hablado, a saber, al problema de her ses legiime,y basta qué punto lo es, hablar de ua serosa co- >. prime agar, vamos a sefalr Is azonesTueries que © Opo neta extensin de Ia idea de memoria a grupos, colectvidades, nacio- reset. sin embargo, por mal fundado queen un primer momento po ‘ezca estat ese concepo, se presupone, at menos de forma analigies, en {Cualquier discusion posterie: no se aplica la istora ala memoria cole tiva para comegirl?,zno pretende cura, gracias a esta ltima, as herds ela memoria individual? La primera pate de estudio estar edicada a, Imlestarepstemogico motivado por Ia peimacta coneedida en primera instania al cardter personal fatima de I memexia. En la segunda parte, uestonaremos dich primaciay proponicemos un modelo mis complejo de laconstitucién tua de 1 memoria indvidual ycolectva, 1. PRIMACIA DELA MEMORIA INDIVIDUAL? 4) Bara smpeza,prestemosofdos al alegatoen favor del uso exclu _vameste individual y vaio. la ncién de memorian. AL parece, es Son Tos asgos que cavacterizan excusivamene ala memoria personal. En primer lugar, parece que esradicalente singular. Puede decise incluso, td a mano de Locke, que la memoria coasttue por sf sola un eitero de pee Ja idenidad personal, Mis recuerdos no son los vuestros. No pueden teansfevrse los recuerdos de uno a la memoria de oe. Locke vela en It memoria una extensin en el tiempo de Ia identidad releriva que hace he uo «sea igual a s mismo. En ese sentido, puede hablase de la me- ‘moria como modelo del cardcter propio de las experiencis vividas del sujeto.En segundo lugar, el visculo eniginal dela conciencia con el pase do reside en ls memoria, Desde Agustin, sabemos y comentamos que Ia ‘memoria es el presente del pasado, Husserl viene a deci lo mismo en su Fenomenologtade a conciencia intima del tiempo: mediante la nocién de ‘retenciGns, siméwica ela de spretensiGns, hace referencia al pasado re- ‘enido en el presente. De ese modo, la mernoria garantiza la continuided temporal de la persona, Esa continuidad entre el pasado y el presente me permite remontarme sin soluein de coninuidad desde el presente vivido Insta los acontecimientos més ljanos de mi infanca, En efecto, puedo seltar por encima de intevalos de tiempo mis © menos grandes y digie- tne ditectamente a un acontecimiento del pasado con el objeto de reeor- {arto con un dinamismo mayor o meno, Falta por deci que la contin dad temporal tambien nos permite saber sla distancia qe existe etre el, [resene y los acontecimientos evocades en el recuerdo e= mayor © me- rot. Al respecto, uno de lot puntos erties, sin dda alguna, consist en ‘defender conjutamente la difereniacié entre los milipesreeuerdosy 1a continuidad indivisible de la memoria. Quiz habia que deci qu los recuerdos se distibuyen y se organizan en niveles de sentido o en archi- pilagos separados posiblemente mediante precipcio, y que la memoria sigue siendo la capacidad de ecorret y de remontar el tiempo, sin que ‘nada en principio pueda impedir que contnse sin solucign de continuidad ese movimiento, Posterormente, veremos cémo le recuperaciGnnarrativa ela aticulacion exstenteenge los rcueedospluralesy a memoria si gular resuclve el problema de la diferenciaidn y de la continidad, His Serlsupone, al respect, una ayuda apeeciable: mientras que Agustin no listing el pasado peéximo de Iejano,€!diterenia el parade reciente, ‘queen cierta medida an forma pare del presente, del pasado recordedo, ‘que depende de la reprsentacin y no dela presencia, aunque és se en- 16 Lace empo pasado: memoria yovide centre bajo los efectos 6 J cetencidn. De ese modo, puedo rerotreerme ‘i Tnclaytene la sensackin de que las cosas sucedieron en otra épo- a, Sin dda alguna, es alteracin le servic ala historia de punto de a ‘ie, si asf puede decise, a a hora de diferencia: los dstntos imtervalos temporales en funcién dl tiempo cronologico. Falta por confrmar que ‘xa alteridad, pse a intodueir una distincién ete los elementos y 1s n= tervalos del tiempo rememeorado, n0 eche por tera ninguno de os aspec- tos principales dela elacién entre el pasado recordado yel presente, a 8- bet, la continuidad temporal y el eardter propio del recverd, Por itimo 'y en tercer lugar, se eneuenta vinculada a la memoria la senssei6n de ‘ventarse a Io larg del imp, del pasado al futuro. Pero me reservo ese ‘andlisis para cuando logue el momento de considera Ia polaridad que existe ente el pasedoyel futuro en el marco de un ansisis més amplio, dela conciencia histvica (§ 3). b) A pest de estas carctristcesinalienables dela memoria indivi= ual, me parece complicado no recurre ala nocin de «memoria eotect- ‘van, por muchas que sean las difcultadesepistemot6gicas que ello plan- {ee El socislogo francés Maurice Halbwachs hizo una spologia de dicha ‘memoria en un ensayo titulado, precisamente, La mémoire collective: " bra inacebada y postama publicade en 1980 en la que el autor reomaba algunas de las tests recogides com un grado mayor de conjuncién en Les fades socius dela mémoire El problema no es dspreciable, en la me- {ida en que Tos necionalsmos cuyos excesos deploramos tienen muy en ‘cuenta aquellos recuerdos compartdos que perilan la ideatidadétnice, cultural o religioss de uns coletvidad dada. El primer hecho, el més im- portante,consiste en que uno no recuerda sol, sino €on ayuda de los r- ‘uerdos de otra. Adem, nuestros presuntos recuerdos muy a menudo se ‘han tomado prestados de los relatos contados por oto. Por iio, uno de ‘sspectosprinlpales quid conssta en que nuestros recuerdos se encuen- tran inseritos en relatos colectivos que, a su Ver, son reforzados mediante ‘conmemoraciones y celebracones poblicas de los acontecimientos dest- ‘ado de ls que dependié el curso de la historia de los grupos alos que pertenevemos, La rtualizacién de lo que podemos lamar «recuerdos " 1 VI nate | compari eine a Habwachs aa comerti sad neni hat [Jenn punto devs de lammoia coecvan, Ba de aha pe Spon in existencia den sje colecve de la memada qo se Nike ‘So, como dete anteriores, dl aktr propio ess tecterdbs ssn msi inept: pcr merc Iclvade on grupo coe as misma fucines de conserva deo fSnizan y Je fenonerscén ode woes gues anbulde me tors india: Hallwachs parece dares ao in tear elmente Heerlen amcor spe hit te a ‘onan de lamenera qu depended femomenooa dea conta ete ‘au un socolgi dea memoria que ace capi enc! echo de {au de eaada,scnccna page ena inp 6), Pidemos tata de eso ele, sn craton alos de Stbjetvidad que sobjace ala fenomencoga dela memoria dade ‘Astin aia Hu indonot ata ade emer eo Tees el eto de sconceso opratvo Sxpov de da di $n evga Poder encontrar un pun a favor de se amino onseraor de la ooion de sera clestva» ena enonetatga de Ia interbjevidad labora por Hse el guint Meditactn corte Sana: En es lines pustado Se xa edaion,popone la in de “petsonaidad de rango superior par hase referencias qi eta ES caeotas Jervis que srgen asm proce svindar de te ‘acin de os inerambios nuevos Baa co rides, por tam, el proces de eonstcton qe dad gr ss ead ara {elas Uae, 4s vez, como sueor delat qu pueden pedicure tous simlae aias qc ahbuos eno primer moments a concer Gi india deme apc, enlonces, or prods dee bje- Gin doe inereamoe nrujetivos ecareter anlage Huse ttniaye do oer ego epectoal oo propio, Gaia se aac Cis anlopicnpodcmesemplet a piers pesos dl paras & / ese «nosotros», sea cual sea su titular, todas las prerrogativas de la mern0- fn care propo coin plaid asd fr, Una vera 18 tetera ennesoite | ‘ada esa hipoess, que motiva que todo el peso dela consttcion de ls nldadescolectivasrecaiga en Ia ntrsubjeividad, es muy importante mo olvidar nunca que silo se ata de una analoga y que, eespecto ala com cieneia individual y a su memoria, la memoria colectiva slo consiste en l conunto de las hella dejads por los acontecimients que han afecta «al euso de a histori de los grupos implicados que tienen la capacidad | de poner en escena esos recuerdos comines con motive dels festa, ls! ‘tos las celebraciones pias. Nada os impide considera aexas pe. Senalidades de rango superior, una vez que hemos aeplado Ia transfer ia analgiea, un sujeto que posee una see de recuerdo, y hablar dest ‘eiporalidad o de suhistoicidad, en resumen, splicaranagieamente el carfeter propio de lo ecucidos aia ides de una posesin de los recuerdos colectivs. Lo cual es sufciene para considerar que la historia eseita consttuye un punto de apoyo en la existencia fenomenoligiea dels gr os. Lahisoriade las «mentalidades»y dela «cultura no cumple tna uncin meno, pero tampeco mayor. 2, GEN PRODELA IDEA DE LA CONSTITUCION MUTUA DELA MEMORIA INDIVIDUAL ¥ DELA MEMORIA COLECTIVA? Podeinos preguntanos si este proceso de derivacidn de ly memuiaco- lestiva a partir de I individual da cuenta fielmente de toda la observacign fenomenotdgica. Esta sugiere, mds bien, la idea de una constitution Imulnes, muta y convergente de amas remiss Los hechos que mencionaba el socilogo Halbwachs con anterioridad an realmente primondales. Podemos reorzalos mediante algunas ex periencis notorias tomadas de la précticapsicoanalitica. que oeuparé un Tugar muy imporanie en el tercer estudio, Al parecer, la evoeacin de los ‘eeuerdostraumaticos levada a cabo por el paciente no es evidente. Se 0 1] enue encuentra con ificulades que s6lo pueden eliminarse gracias ata iter. ‘Yenc de un terero, Pod declese que ée waorizas al pacinteare- Corda, por emplear una expresin dela psicoanaista Marie Balmary. Esa autorizacidn consist en ayudar al pacieneo, mejor dicho, al anal llevar al lenguaje sus sintomas, sus fantamnas, sus sues, etc. Ahora “bien el juego de lenguaje ene que se leva a cabo esa exeorizaidn, esa lexcpresn, es de carcter narrative: el relatoy los sftomas, hablando propiamente, © euentan, af como las restantes historias viales. No obs- ante, esa mediacin lingufstica no puede nscibrse en un proceso de de- rivacién a parr de una conciencia orginariament privada. De trad, es de naturaleza social y publica. Antes de ser clevada al ango de relate Iterario © hstrico, la nartacidn se pratica primero en la convesacion cndinaria en el marco de un intercambio recfproca, Adem, lengua en la que se expresa tambgn es, de entrada, comin. Finalmente, nesta ela ‘in con !relato consist, en primer lugar, en escucharo: nos cventan historias antes de que seamos eapaces de apropiamos dela capacidad de contary a frtion de la de comtarnos « nosoteos mismos. Esa mediaciGn lingnsticay narativa requiere que se lve a cabo una correcein impor. ‘ante de Ia ess dela pimacia dela memoria individual Al parece, ba de cuestonarse Ia ecuscién qu existe ett la conciencia, ene sentido fuet- te de sconeienca individual y la memoria En primer lugar, sspechamos que el andlisisclisio dela rememora- ‘in hace referencia a una conciencia que ha evado a cabo un largo tra- bajo de imteririzacidn, como pone de relieve el término alemén Erie: ‘rng, comentado por Hegel en la secign del Esprtysubjetivo dela En- ciclopedia de las cencasflosdjcas. En el nivel dela interirizacié, la ‘memoria parece anclada en la capacidad prrrefiexiva dela vid psfguica de sucederse asf misma. Dicha capacidad hace justicia ala nocindilthe- yana de Zusammenhang des Labens, de «cohesion de la via». El ato Ingroduee en esa cohesiGn su propia «eohesGn nrraliva>. Las diicultades para recorder algo mencionadas antericementey Ios fensimenos ue con sideraremos en ereera lecin sedan, al parecer, en el nivel prsrefie vo dela memoria. La mediaci del habla la ayo, la aprobicGn , i= 20 La ecard emp pata: memoria yoido cluso, la autorzaci6n de un tercero de la que hablabamos anteiormente presiden el paso de la cohesion vital ala narrativa propio de la memoria, Interorizada De fora ain més radical, podemos preguntarnos si la fe- rnomenologia de la memoria, que considera a esta tia un hecho ori hario dela concincia singular, no forma parte de a gran traicién de Ia imteiordad desarrolladaprinipalmente por el idealismo subjetivo,y si fo hay que atribuir la defensa de le primacfa de Ia memoria individual respecto ala colectiva al hecho de que forme pate de esa gran tradi, En ese caso, habria que poner en dda la ecuacicn exstete entre la me~ sori ylaconcienc {Al respect, la nocién de histricidad»,desrcollada por Heidegger en ‘Sein and Zeit elaborada prevent por Simtel y por la Escuela de Baden, parece que puede cancear la hipoteca potencialmenteiealista. El sentimiento de pertenecer aun grupo v ogo, a una naci6n deteminada, supone un relevo importante entre as relacionesintersubjetivasy la obje tivacign de étas en las comunidades de rango superior tatadas diect ‘mente como un sueto suscepible de dstntasaribuciones. El «querer vivir en comin» en el que Hannah Arent siti el origen del poder polit ‘0 cobra sentido en esta lecira en términs de historcidad dl intento husseriano de derivar la Conciencia coletiva a partir de Ia individual Sole esta neva base, ella ms plausible que antes ina fenomenologts 4e la constiucin simulténea, muta y convergente de la memoria indivi- ‘duly colectiva, 3. LA CONCIENCIA HISTORICA Si tenemos en cuenta la tribucinesrictamente simética del concep. to de ammemoria alos indviduos y alas colectvidades, podemes introd- cir Ins nociones de wconciencia histrica»y de tiempo histrico> dese ‘rolladas por Reinhart Koselleck en Vergangene Zulu La obra et de a 1 1 te ee ee eo ae ‘Dicha orientacién cobra su primer impulso gracias al horizonte de espera, Eo cere Se a 2 isto stamyepenicnceyotie| 1 bo y perdi) sobre el tlén de fondo de una dalética més ampli, la de Ja conciencia histrica, en la que el pasado nose encuentra separado del futuro, dando por supuesto que el adjetivo ehistérica» no ealifica una cienciadeterminads, Ia cieneiahisérica, sino la condicién humana 0, ‘como sucle decirse, su historcidad. Por qué leva el marco de la disc sin més alld del problema de ecarécterpasado> del propio pasado? Por- {que tos los terminos dela Secuencia mencionada tienen que ver con cl pasado yéte slo adquiere el Jobe sentido de ehaber sido» y de «no set ya» ensuelacié con el futuro. Por aol, era necesario sta el estudio, {que de otro modo cori el riesgo de obsesinarse por el carécter pasa | dos del pasado, en el marco de una daléctca mas amplia, en la que pre-| ‘aleve la relacidn cone futuro en lugar de con et pasado. En certo modo, toda a terapéutica de la memoria herida de Ia que hablaemos en ls Iec- clones siguentes descans.en esa piorida de la relacign del presente con l futuro en lugar de con el pasado 23 IMAGINACION Y MEMORIA Consisc en qu, después de haber reconocido que amas i coma che present algo ase, ay ue sep “a relieve In especie de la dimension Spor dela ‘mzmats. De exe modo, olvereinos 3 otrpi odo su significado a ex- “Prcsion de Arttles ia memoria es dl tempo Hay que ecuperar es éspecifcdady sefialar Ia distancia temporal de In cosa ecordada frente a In congusta desde hace sigls del problema del memoria po parte el de inimaginacion Tn efecto, hay que remontrse« Plat pra comprenderc6mo un pro bem ha llgado a dominar a oo. Es importane, dade el comin, darse cuenta de que la nocén de ein, ya sea sola aocide a a de ‘Pinas, aparece ene marco dels dilogos que habla del soft, de Tu sottaca y del posbidad onalgia del evox Poc cla, imagen y consiguientemente, la memoria se encuenan, desde el principio, ba fospecha dbid al enloroflossfca ene que‘e leva cabo s examen Seats se pregunta coma es posible el stay, cone, a alsedad en abl, y eno es posible, en itis instanci, el nose implicad por lo no-verdader. Ei Teeteto yl Sofia planeanel problema desde ese punto de vista, Para complica an mi as cosas, el problema el eikn s so- Gia aderss dese el principio al de asf o marc (yp) hee en na Inna de cera. Etertor, en es aso, consist nla desaparicin de as e- Tales (seme) o ca una equvocacién simular ade alguien que siguira In seal equivoeaa. Puede verse al mismo tempo emo el problems del lvido se planes desde el comienao en un sei dbl: como la desspa- Tiién de as hla y como ia fala de adecscin ene In imagenpresen- 2 21 atten te, por ejemplo, la marca grabada en la cera por un anillo. Hay que su: brayar que en estos textos fundadores, la memoria y a imaginacién com- paren el mismo destino, Esta stuacignincal del problema motva que la lirmacign de Aist6tels ela memoria es del tiempos resule ain mis sr rendeate [En primer lugar, quisiéramos abordar el destino de a ociGn de en, Heros empleado los tminos emarca, «seal» (zemeta)y también edo ‘on (pequeta imagen) para hacer referencia ala imagen presente de 10 que ‘© vio o se supo,y yao vemos a sabemos cuando lo recordamos. Lato el cin desarzollada en el Sofia puede servirnos de ayuda ala hora Ge abordar el enigma dela presencia dela ausencia recogida en ext isa jedel Tecteto: «Cuando la sensacidn presente (pare) se Suma a una de las Selials (semefa), pero no al oa, y el pensaiento aco Ia teal de Ia sensacin austnte (apodses) con la presente, se equivoca (pseidetai) a mente en ambos casos?» (194 a). En est punto, eden juego la dae tica dela presencia y de la avsencia propia de Ia remernoraciénentendida como un reconocimiento de las huellas. La posbilidad dela falsedad forma pate de esa paradoja, Una pregunta va'acenrar a parti de ahors toda el interés por In evestGn: cq significa ein? ZEn qué consist la semejanza? Ex este punto, el problema de la imaginacién comien ‘cular el de la memoria. A mi juicio, sin embargo, el problema dela se- ‘mejanza no se plantea en los mismostéminos en el caso de Ia imagen y en el del recuerdo. ;Qué sentido tiene decir que aquello de To que not acordamos se paece (es como) a lo que fue con anterioridd? El tempo, sin dada alguna, se encuentra implicado en el problema desde el momen toen que entra en escena lo que sucedi6 con anteroridad (préeron). Pero cl problema dela semejanza enre Ia imagen y su modelo neutaliza, en cierto modo, la referencia ala anteriordad, No puede decise Io mismo el breve tata de Asstteles que mencionaremes enseguia, Aislemos el texto clave del Sofia ea el que Plat dstingue Ia iit dn auténica del falsificacign 234 cys.) E marco dela discusin es Similar al del Teetto:e6mo es posible ia sofistica y su ate de la ius? El Extranjor y Testto se ponen de acuerdo ala hor de seflar que el so- 26 tate ticipate neyo | 2 sta —siempre él—espriscipalmente un imitedo del sory dela verdad, alguien que leva a cabo imitaciones(nimémara) y homénimos Chomeny- ‘ma) de los sres. En exe cas, se aplica la metifoa de a pntur propia de las artes grfcas a las artes linguiticas(edolalegdmena, 234 e; Dts tr ‘duce el término por wfesioneshablidas»), Dicha spiniran es capaz de ‘que eparezca verdadero» aqulle que dice. Se tata, por tanto, de una te rica, la téeniea mimética, en ta queTainitaciny la magia (aque dan prestgio», 35 b) no se encuentran sepradas. En este marco impueste, Plat6n pose en précica su método favorito: a divisin, Por un lado, is- tingue Ta define eikatit el este de copiar, como traduce Dts: «Ahora bien, copiamos felmente cuando ala hora de leva a cabo una imitacién tenemos ea cuenta las proporcionesexactas del modelo, su longitu, st altura y su anchura, y cubsimos ademés cada parte con ls colores que le corresponden» (235 d-). Por oto lado, se encuentra fa simulaci6n, ala {que Platdn aplica el térsino phamtasna (236 b). Se opone, portant, ‘iki a phntasnay el att ekastiké alate wfanstica (1élme phantas- ‘nk, 236). La especfcidad de problema dela memoria dsaparece bajo el peso dela pregunta «jd6nde ubicaral sfsta?s. EI Extanjeo reconcce ‘su confusién. Al mismo tiempo, todo el problema de la mimesis tae apa rejada una aporta. Para superl,habra que presuponerposterioemente realidad del noe, Sobre ese telén de fondo erstico y daletco, hay que situar ahora el trtado de Arsttelee Peri mnénes kal anamnéseos, A qué se debe ese doble titulo? No se rata de distingic la conservacin de las hues desu ‘evocacidn, sno de establecer una diferencia ente el enfoque estitico, el ‘el recuerdo presente enla mele, yeldinmico, el del ecerdo que bus- feamos al renontar la suesion de los recuerdos intermedios,Dejemos ‘un Io, por el momento este segundo enfoque con el objeto de centar- nos en el primero el del recuerdo presente, prescindlendo de la remem ‘cin, El primer rao que pucde seflarse ese caricierpasivo o recep tivo (pathos) de a mera legada(eymbaine’) del recuerdo, Per el aspecto 0 everacidad>—, He lsmado& esta aporia com el ‘ino «apemoria heida» para Schaar esta difculad, Para orentarnos eo «sta prblemética, creo que sera apropiado recumir a os notables ens yos de Fre y tratar de aproximarios, algo que al parecer todavia nose ha hecho. El primero de estos textos, fechado en 1914, se titula «Erinnern, Wiederbolen, Ducharbsiten» (G. W, t 10, 1913-1917, pp. 126-136). Se spreciar de inmedito que el utlo solo est formade por verbos que su ‘ayant pertenencia dels tes process al juego de fuerzaspsauicas con Jas que strabaja» cl psicoanalista. El pusto de parida de Ia rellexign de Froud se encwenraenlaidetifcacin de obstculo principal encontrado por el rbajo de la interpreta (Dewmgsarbei) a tratar de evocat 2 cuerdos tumétios, Dicho obsticulo, atribuido alas aresistencias dela Fepresion» (Verdrangungwiderstande), se designa con el tétino «com- psi de repeticidn» (Wederholungsewang: se carctriza, ene ous asgos, por una tendencia a pasar al acto (Agieren) que, segin Fred, «ss tituye al recuerdos. El paciente «no reproduce [el hecho olvidado] en forma de reouerdo sino én forma de accin: lo repite,evidenemente, sit saber que lo hace» (129). Deernos aun lade las implicaciones de este fe- -némeno respecto al olvdo. Volveremos a trata ese problema en el cuaro estudio, Ademas, el acento recac ene pasar a acto y en el lugar que ocupa ‘xc en el desconocimieno del paciente, Lo importante, para nosores, es tl vinculo que existe ene la compulsi6n de repeticin y Ie resistencia, junta la suttucin del reeverdo por ese dole fendmeno. Aqut reside et ‘obstécuo ala contnuaci6n del andiss. Ahora bien, mis ll de esta cons se rpite de este riodo ‘varias voces, y se opone siméiicamente ala compulsiga: abajo de reme- | moraci contra compulsi de repticidn, asf pvcfaresumirse eli r fs ¥ breve eaisayo. Tambien forman pate de este waka la ta con la repeticin canalizada por la ransterenca, por un lado, y por of, el valor del anlizado para reconocerse enfermo, fen pos de una relacionveriica eon su pasado. ‘Antes de considera as transposciones posibles del plano privado de la relacion anata al plano pblico dela memoria colectiva y dea hsto- ris, ditjmonos al segundo ensayo, sulado Duelo y melanclia (Trawer lund Melancholie)(G. W,, sid. 1916-1917). Este presenta sin duda mas resistencia que el precedente a una transposicén al plano de fa memoria colectiva, em I medida en que ef duelo no se abords tanto pos mismo, fen tanto que trabajo precisamente, cuanto como término de comparacién ‘la hore de penetra maj en los enigmas de la melancolia Su aceca- ‘mento al ensayo precedente pucde ayudarnos a exter de dicha comp ‘aci6n una informacin positive sobre el trabajo de duelo. Ademds, el hecho de que a nocig de «trabajo» se apliqe tanto a lameancolia como a duelo en el mareo del modslo «econsmico» solcitado enégicamente por Froud en la épocaen fa que esribe ese ensayo puede motivar que pa- emos por alt os datos que buscamos sobre la semejancaexistene entre trabajo de recuerdo yel trabajo de duelo sta reserva iniiales no nos impien sear que el ducto —y lta bajo de duelo— es consderado, en prime lugar, un tino de compars: cin y un supuesto directamente accesible, al menos en un primer mo- mento, dems, digamoslo de inmediato, la pareja duelo-melancolia ha M tate eaten | 3 de considerarse en blogue, y tanto el decive del duelo a ta melancolia ‘como ls difcullads que tiene este limo psa salir de esta feible new rosis deben suscitar muestra reflexionesposterors sobre la patologse de memoria coletvay Sobre las pespectivasterapéuics que se aren de se modo, E1 duclo —se dice al inicio es siempre la raccién ante la pda ‘de alguien querido o de una absracién convertida en el susitio de e58 persona, como la patra la libertad, un ideal, te». De este modo, abre ‘desde el principio una viaen la direcciém que tomaremos poserormente Yel primer problema que se planes el analista consist en saber por qué fen algunos enfermos vemos surgit,sdespués de las mismascrconstan ins, en fuga de! duel, a melancliay el subrayado es mics). La ex resin «en lugar des indica de entrada cl paentesco existete, desde et nto de vista de la estategia de a aygumentaes, entre los dos ensayos ‘que wratamos de aproximar: en lugar del vcverdo, el pasar al acto: en lugar de duclo, la melancoia. Por tanto, Io que esté en juego, en cierto modo, es la oposiein entre duelo y melancolia, a btureacion en plano secondmicon de inversions afectvs diferentes J, en este sentido, ua bi- furcacin enre dos modos de wabajo. La primera oposiién que seal ‘Freud es la dismimucin del «seuimient desi» (Selig) en la me- Tancols, mientras que wen el duclo no disminuye dicho sentimieno». De deriva la siguiente prepunca que taba se reaiza en el dclo? Res: puesta: «La prucha dela ralidad ha pueslo de manifesto que el objeto amado ha deja de exist y toda la iido est conminad a renanciae at fncul que la une a dicho objeto, frente alo eu se produce wn rechzo ‘comprensble». A continuacién, se eva cabo una cuidadosa descrpcién ‘de los xgrandes gastos de tiempo y de energfa de inversion» que require «xa obeencia de Ia ibido alas Sedenes dela realidad. ;Por qué un pre= «io tan elevado? Porque «la exstncia de objeto perdi contin ps cxmentes. Lo gravoso del precio a pagar por esta liguidaicn se debe, de este modo, ala sobreinversén de los recuerdos y dels expectativasme= ante los que la ibid sigue estando vineulada al abjeta perdi: «et 35 3 ‘cumplimiento en dealle de cada una de las Grdenes promulgadas por la realidad es la tatea del duclom Pero, entonces, por qué no es igual el duel la melancolit? :Qué Io inclina hacia ésta? Lo que convierte el duelo en un fenémeno normal, aunque doloroso, es que «una Ver que se acaba el trabajo de dla, el yo se encuentra de nuevo libre y desinhbido». Quisiera aproximarel abajo de duclo al trabajo del recuerdo desde este punto de vst. Sil trabajo de | melancolfa ocupa en este ensayo una poscionestraégic parlela a fa ‘que ocupa lacompulsgn de repeticin en el ensayo precedente, puede su- errs que el trabajo de delo se revelacostosaente como ut eericio | liberador en Ja medida en que consist en un abajo del recuerdo, Y tam bin recfprocamente el raajo de ducl el precio a pagar por el trabajo del recuerdo, y el tabaj del recuerdo e el benefci de trabajo del due lo. Pero anes de sacar las consecuencas que tenemos a a vista, veamos {qué ensefanzas complementaras aporta el trabajo de la melancolia a ‘marco precedente del trabajo de duel. Paniendo de la bservacin iniist respecto a Ia disminucién del Ichgeftl en la melancola, puede decirse ‘qu, diferencia del duel en el que el universo parece empabrecio y ‘acio, en Ia melancoli, lo desolado es, precisament, el propio yo, que recite Ios golpes de su propia devaluaciéa, de su propia aeusacign, dest propia condena y de su propio rebajamiento, Pero esto no es todo, ni s- ‘uiera fo esenca: ls reproches que se hace mismo 0 servirin para ‘enmascarr los reprochesdiigidos al objeto de amor? «Sus quejas es ‘re audazmente Freud—~ son acusaciones (Uhre Klagen snd Anklagen). ‘Acusaciones que pueden lega a matrizrel objeto ama, incluso ene fro interno del duel. Freud plate la hipstesis de que la acusaisn, a — corre parejas con Ia ‘sprucba dela realidad ene las grandes insituciones del yoo. Esta obser~ ‘vacin se enevena vinculada alo que se ha dicho nel ensayo anterior sole la responsabilidad del anaizado respecto ala ronunci a pasar al ato al propio trabajo de Ia memoria, Ota observacin: sien la melan- ‘cola las qusas som acusaciones, no participa et duelo de agin modo de ‘cha afiemacién, con la iferencia de que en éte se establece una cievta ‘medida, propia dl mismo, que limita tanto la acusacin como el autorre- proche que conleva la melancolfa? En fin —y esto es probablemente lo ‘is importante, no pone de maniiesto la proximidad entre Klage y “Anklage propia dela melanclta entre queja yreprohe, el carscter ambi valent de Ist relaciones amorosas, que anan amor y odio hasta en el dele? Pero quisiera finaliar esta breve incursnen uno de los mis conoci= dos ensayos de Freud refriéndome al resultado postvo del duel en con- trate con fs efectos desastrosos de 1a melancolia: «La melancliaplan- tea reiteradamente nuevas preguntas as que no siempre podemos rs- ponder. Comparte con el duelo la particulardad de poder, después de ‘ert empo, desaparecer sin dejar aparentes y graves modifieaiones or lo que respecta al duelo, hemes podido apreciar que tenfa que pasar agin dempo antes de que se prodyjera el cumplimiento total de Yo que cexige la pba dela realidad y para que el yo, una vez ealizada dicha te 37 3 31 at ‘ea, retire del objeto perdido su libido, que de este modo vuelve a srl bre En Ia melancols el yo realiza, como podemas figuranos, un abajo similar; desde el punta de vista econdmico, wo comprendemos ninguno de ‘estos fendmenos>, Olvidemos la confesion de Freud respectoalaexplica- ‘in, yretengamos su lecci clinica: el tempo de duelo no deja de eae ‘jonas con lapaciencia que eciamabm el analista ala hora de pasar dela repetiién al recuerdo, El recuerdo no se diige silo al tiempo, sino que reclama tambien su propio tiempo: un emp de duc. ‘Retom la preguna planteada al comienzo:chasia qué punto es legt- ‘mo tansponer al plano de la memoria colectvay de lahistria las catego- fas patolégicas propuesas pr Freud en fos dos ensayos que acabamos de leer? La justiieacin puede encontrarse en ambos lados, a saber, el lado ‘de Freud y del ado de fa concieneia historia ‘Se hab apreciado, por una pane, las distnasalusiones de Prevd as tuaciones que rebsan con mucho It esferapsicoanaliica, tanto por pate ‘el trabajo de recuerdo como del trabajo de duelo. Esta extensGn se Vel ‘ve mucho més evidene cuando se atiende a todas las stuaciones mencio- ‘nadas en la cura psicosnaltica que tienen que ve con el otro, no slo el dela historia familie, sino e oo psicosocialy, i asi puede decise el ‘otro dela stuacign histrice. Ademis, Preud no ha rehusado este tipo de textapolaciones, como constaan Téter y tabi, Moist y el monoteismo, El porvenir de wna ilusién 0 EI malestar en la cultura. Asimismo, me ‘ever a decir que algunos de sus psicoundisis privados fueron in ab fentia, El més célebre de todos ellos es el. del doctor Schreber. 2Y qué decir de EI Moises de Miguel Angel ode Un recuerdo de infancia de Leo rnardo da Vine? Ningin eserdpulo, por tanto, ha de detenernos por este Tado, La tansposicin resulta mucha més sencilla después de algunas re- interpretaciones de psicoanslisis prdximas ala hermenéutica, como po- demos ver en algunos viejo trabajos de Habermas, donde psicoandlisis se reformula en términos de desimbolizacion y de resimbolizaciéa, y donde se pone el acento en el papel de las dstrsionessistemicas dela ‘omunicasin en el plano dels ciencias sociales. La nica objec ala {que no se ha respondido se refer la auseneia de terapeutasresonccidos 38 Unter eg pte sms aite | 3 en las relaciones interpersonales. Pero, ino puede decirse que, en este ‘aso, l espacio pabico de la dscusi ese elemento equivalent de 10 que llamsbamos anterionmente la warena» de las relaciones ene terapen ‘ay analizado?| El segundo problema fosstieo que planta la nocién de eabuso de memoria» se efiere ala eraputica apropiada pra ratar esos rstoros, ‘Quisera insist en la nocidn de strabajon,empleada por Feeud en estos dos ensayos —trabajo del recverdo, trabajo de duclo—. Dicha nocign presupone no slo el sutrimiento de estos trastorns, sino nuestra respon- satildad ante os mismos. El propio Freud nolo ignor, como constatan ss consejos terapéuticos respect ala petlaboracidn. En efecto, fas 90- cones de «uso» de wabuso» tenon que ver eo wn uso perverso de este trabajo; recuerda la idea de una instumentalizacion de Ia memoria, que dependeria del que Max Weber lamba Zwectrationalita por contro ‘cin ala Wertrationaia. Habermas, aso ver, tata de distinguiee nivel ‘comunicacinal de la tea de su nivel puramente uilitrio y exrtésio. ‘Los usos de la memoria se encuentran en I encucijada de estos dos tipos ‘de racionalidad y también do estas das modaldades tics. Hay algo deli berado,concertado y suet a inalidad en esta nocién de trabajo» aplica- {daa reuerdo. Un testimonio de ello on los abusos dela memoria vine Iados a a manipulacién del recuerdo y, prineipalmeate, alos recuerdos enfentados dela glra y dela humillacién mediante una police conme ‘morativa obstinada que pusde denunciarse como algo en s mismo abusi- v0, Todiov al respecto es implacable. Ahora bien, zqié mecanismos de la memoria y del olvido posbilitan esta insrumentliacién, esta manipy- lacin? Esencialmente, el cadcterslectivo dela memoria, del qe an 0 ‘hemos hablado. Nos encontramos, en este punto, con un aspecto delicado, saber, el so delberado del lvido. Cicrtament, como dzemos poste rlormente, el olvido es una necesidad, como recuerda Nietzsche al co ‘mienzo desu conocido ensayo, Pero es también una estrtesia En primer lugar la del selato que, en sus operaciones de coniguracién,mezcl8el ol vido con la memoria. La insrumenalzacin de Ia memoria pasa, pus, » ‘esencialmente por la stleocién del recuerdo, Pero, zedmo hacer un buen so de este eile poder de sles? En este punt, el problema epistemoldgicoplanteado por el anelo de ‘eracdad de 1a memoria —problema ya de por sfcomplicado, dbido a ‘1 interseeci6n con eategotas patoldgicasy terapéuticas— plantea un problema moral, ¢inclusb politico, como aeabamos de ver a propésito del frenesfconmemortivo, Fl problema moral e planta en trminos de eon ‘minacién, Conminacin ano olvidar. Zakhor dice la Toth judi. Prohibi- do olvid...;Por gue Poe viras razones que tienen que Ver con 8 peo blema de la consttucin de In identdad tanto coletiva como personal Para mantener la identiad, habiamos dicho antviormente, para mane rela fo largo del iempoe incluso conta el empoy su poder «destruc tor», mencionido por Aristels en el texto enigmatico dela Fisica que sive de exergo a sus estudio, No deberos olvidar, en primer lugar, para fesistr el arruinamiento universal que amenaza a tas huellas dejades for Tos aontecimientos. Pa conservar ls cafes de la dentdad y mantener Ja diactica dela triciny de a innovacin, hay que trata de salvar las tuellaz. Ahora bien, ene estas huellas Se encuentran tambign las eri Infigidas poe el curso violent de la historia asus vicimas. No debemos ‘olvidar, por tanto, ambigny ques sobre todo, para continuar honando 8 as vitimas de a violencia histrea. En este sentido, puede deirse que ia ‘memoria #e encuenira smentzada, Puede sero y ha sido amentzada poi- ticamente por aquellos regimenesttalitarios que han ejreido una verda- era censura de la memoria. La ipa, pues, pasa por e uso pet= vetso de la propia seecci, puesta al servicio del desvio de Ia comina- ign dirigida contra el olvdo, Todorov tiene raz6n cuando dice que la ‘oleign del problema ha de buscarse en un desplazamiento que suponga ej de poner el acento en el pasado para pasar a ponero ene! futuo. La sempiteroa repeticién de las herdas de la memoria encuentra su limite en l valor ejemplar de los eximenes, que no contradice la incomparable ‘monstruosidad de los mas graves. No coatinoaré en est direcién. Estas eves consideraciones se referen alo que podramos lamar «polica de ln memocas, en la que este juego el cultivo de una memoia juste 0 Quisiera poner el acento mis bien en los recursos que la propia memo- sia ofrece a esta ica ya esta politica dela memoria just. La vneulacion ‘que hemos levado a cabo entce el trabajo del recuerdo y el abajo de,

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