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208 ‘TRATADO DE DEREGHO INTERNACIONAL PUBLICO Madrid 1964. Hegel: “Filosofia del Derecho”, Buenos Aires 1968. Kant: “Principios Metafisicos de la doctrina del Derecho”, MExi- co 1960. Kelsen: “Principios de Derecho Internacional Piib co”, Buenos Aires 1965. Puig, Juan C.: “Estado y territorio”, Rosario 1952. EI Dominio Espacial dal. Elespacio es cierta cosa, segiin enseia Santo Tomas: cum locus sit res quaedam'", Esa “cierta cosa’ es la totalidad de las cosas. Y “Las cosas” es la totali- dad de la realidad material, sea organizada (materia propiamente dic dad material se configura cuando se muestra con algiin nivel de estabilidad. Una cosa es el cuerpo celeste y otra realidad es la energia eléctrica o nuclear. Una cosaes una galaxia y otra realidad ¢s el espacio intergaléctico 0 sea materia no organizada, llamada impropiamente vacio. EL fundamento iiltimo del dominio de 1a realidad material, por las personas, esté en la condicién natural del ser humano, unién sustancial de espiritu y materia. En tanto materia, el hombre es parte del Universo fisico © Cosmos. Ahora bien, la materia tiene artes a diferencia del espiritu, que es simple, porque ella se deter- mina por el accidente de la cantidad. La cantidad hace que ningu- 519. Santo Toms, Sua Teolégica, Ob, citada, 1, 8,2, ). sea desorganizada (energia). La organizacién de la reali- ~ 208 ‘TRATADO DE DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO cada uno de ello es una totalidad. No se es parte sino de un todo, Eneste caso, el todo es el Cosmos. Pues bien, cada parte del Cosmos necesita de todas las dems partes para sostenerse, precisamente porque como parte, es parte de un todo. De ahi, pues, que cada hombre necesita de materia externa a su propio cuerpo. ¥ como la materia del hombre se ordena a su espiritu, es éste el que se ensefiorea de la materia necesaria a su cuerpo. El dominio de la materia es el sefiorio del espiritu humano sobt ordenarla 2 sus fines superiores, Este y no otro es el fundamento de lo que, en el derecho privado, ‘a propiedad; y, enel dere- cho piiblico, imperio. Y justamente la diferencia entre propiedad e imperio est4.en que sobre la primerael hombre ejerce los derechos de uso, goce y disposicién (jus utendi, fruendi et abutendi), en tanto en el imperio, a esos derechos se afiade el derecho de man- do, De ahi, pues, que no pueda identificarse el dominio juridico de las Personas Internacionales, con el derecho de propiedad, como ~ ha pretendido determinada escuela italiana representada por Cavaglieri; pero tampoco se agota su definici6n en una mera dis- tribucién de competencias, como lo ha sostenido el pensamiento derivado de una concepcién finalista, como es el caso de la: doctri- ina Radnitsky. Si aplicamos las cuatro causas’a este tema fascinante, en- contraremos una explicacién integral. En efecto, Ja causa mate-| rial del dominio piblics es la realidad material, sea organizada 0 desorganizada, sea aquello que, en el lenguaje habitual, se lama ‘materia; sea aquello que, en el lenguaje habitual, se Hama energia. La causalidad formal, 0 sea lo que hace que la materia sea domi- | , es el sefiorfo, o sea el sometimiento de la misma alos fines del espfritu. Quienes buscan la naturaleza del dominio en su iden 520 Véase la nota de Vélez Sarsfleld al art. 2507 del Cdigo Civil. EL DOMINIO ESPACIAL 200 LOOMING FSP cacién conel derecho de propiedad, absolutizan la causa material, pero quienes la identifican con una mera distribucién de compe- tencia no advierten que la forma es parecida pero no idéntica ala causa final. El seforio es la sumision de la materia por el esptri- tu. Esto es lo que converte a la materia en dominio. La sumisién 4 i instrumentacién de la misma para los fines volitivos del espiritu. Pero es la instrumentacién misma lo que define al sefiorfo y no los fines a los que el mismo se aplica. La causa eficiente no puede ser sino el espiritu y, como en el universo sensible en que nos movemos, el tinico espiritu es el hom- bre, ninguna duda cabe que el hombre es la causa eficiente del do- minio del espacio por las Personas Internacionales. En efecto, en su oportunidad distinguimos a dichas Personas Internacionales en necesarias y contingentes 0 hist6ricas. Los derechos de las Personas hist6ricas devienen de las Personas necesarias, por lo que la cues- tin queda derivada a estas titimas. Las Personas necesarias se dan cen tres categorias: la persona singular, los pueblos y la humanidad. Sabemos igualmente que los pueblos significan alas diversas plura- lidades de personas singulares politicamente relacionadas; y que la humanidad designa a la pluralidad de pueblos politicamente rela- cionados. Luego, siempre, en iltimo término, es el ser hurmano la causa eficiente del dominio espacial 0 sea quien impone su sefiorio sobre las cosas, convirtiendo a éstas en dominio. Ciertamente que el Espiritu infinito de Dios es el tiltimo duefio del Cosmos, al que El ha creado. Pero ha dejado a la voluntad de los hombres, de los pue- blos y de la humanidad, la apropiacién particular, en tanto se ordene alos fines de la naturaleza humana. 10 limite a la arbitrariedad de la voluntad de los Estados. Asi, por ejemplo, la Hamada teoria del espacio vital pretende despojar a del dominador. esto noes justo. Luego, la causa final que just al dominio internacional, alli no aparece. ‘TRATADO DE DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO 553Las P temnacionaf de modo habitual, s reconoce y justifica. 7 La soberania territorial, ensefia el. aplicada a un determinado territor nuevo sujeto del Derecho Intemacional pre lo fue y ahora tan s6lo se lo reconoc’ relativos a la exploracién del espacio ultraterrestre y a los fondos ‘oce4nicos, le atribuyeron dominio sobre esos Ambitos espaciales, Ja limitacién del concepto enunciado por el Maestro, aparece im- pecable. El terrtorio de un Estado es “la; adjudicada a cada soberania”. Queremos significar que no pode- mos ir mds alld de nuestro planeta en el dominio espacial de los Estados. Todo territorio se determina aunque! antes se lo hacia también por fronteras. Los primeros son | geométricamente Tineas; las segundas son geométricamente su- perficie Los primeros han perdurado para separar territorios; las segundas cumplen, en Ja actualidad, una funcién de seguridad. 521 Coste René, Moral Internacional, Ob. ctada, pg. 238: “es necesaro que esta Poblacién... estéinstalada en un sector del globo quel sirva de soporte material para suexistencia”, EL DOMINIO ESPACIAL au paar En cambio, como Jo ensefia el Maestro, el Imperio Romano sma de la frontera ha desapare- fema de las zonas de seguridad que en el campo del Derecho Internacional Piiblico, no tienen ningu- na importancia; son, en realidad, cuestiones de cardcter politico. Son franjas de terreno que se dejan entre Estado y Estado por razones de seguridad”. La delimitacién del ambito espacial d queda, pues, determinado por lif 9s Estados, pero se Tales 0 aripicialed) sez a accidentes geogrificos o ¢l puro arbitrio de la voluntad de los Esta~ ‘riterio para hacer esta delimitacién luccién. Otra teorta, lade lanaciona- ites de los Estados debian hacerse en los limites obedecen a cuestiones historicas, sociales y que con el andar del tiempo han ido sefialando a los distintos Esta- dos, sus limites”. En realidad, la mayorfa de los limites actuales han respondido al acuerdo técito de la costumbre internacional, la cual, bueno es siempre recordarlo, es norma juridica. “TRATADO DE DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO fidrografia, en_las montafias o.enJosstios. Cuando se trata de fanas Jas opiniones de Jos autores se dividen, pues algunos nen que el limite es la linea que une las mds altas cumbres,_ [mientras otros afirman que debe ser Ia linea montahosa divisoria de las aguas tra pendienteJA su vez, hay una nueva discrepancia, pues la divisién de las aguas, puede tomara las aguas fopogréficas 0 a las divisiones reales de las aguas, o dicho de otra manera, la divisiGn de Tas aguas su; ‘aguas subterréneas. Es indudable que todos estos criterios respon- den a fundamentos serios, pero fl que ha prevalecido es el de la f TET Ifnea de Jas altas cumbres que sean divisonias de las aguas superfi- dad en la divisi6n. En cuanto al criterio orogréfico que prescinde de la divisi6n de aguas, es basado en la barrera natural que la linea ‘montafiosa impone entre las poblaciones de una y otra pendiente. En cuanto al otro criterio para fijar os limites en base ala naturaleza geogtifica, es lafhidrografig. Nuevamente aparece lo que dijimos a propésito de la orografia, segin se valore su funcién en relaciOn ala division de aguas 0 n0. Porque la importancia geo- giifica de Tos 170s no es solamente constituir separaciones fisicas ‘entre pueblos, sino también el de unirlos parael aprovechamiento comin. O se atiende a la estructura por la estructura geogréfica misma; o se atiende a la esffuctura por su funcién econémica. Pue- den darse tres hipétesis: 1°) ge el rio interpuesto entre la tierra. irme de dos o més Estados, pertenezca Onica y exclusivamente a 522 Véase Verdross, Derecho Internacional Pblico, Madsid 1957, Ed, Aguiar, tra. de Truyol y Sera, 2 pare, Cap. X,C, I, a pég 171 siguientes EL DOMINIO ESPACIAL 213 En tal caso, el limite lo sefiala la banda opuesta de] uno de ellos. rio, Todo el rfo pertenece al ambito territorial de un Estadd, 27 ii inio. En ‘Que el rfo pertenezca a los Estar tal caso el imperium seextiende a todo el rfo, en la parte que afec- ta ala ribera correspondiente. Pero es un imperio compartido por. ambos Estados. De ahi, pues, que, en este caso ya de gabinete, lo que hay que distinguir es hasta donde se extiende el imperio terri- torial exclusivo de cadg’Estado. La respuesta es inmediata: hasta la propia linea ribereni’3°) Que el rio mismo divida el dmbito_ espacial de uno y otro Bxrgifo, Aqui se adoptan dos criterios. Uno de esos criterios es la linea media de la superficie del rfo;.otro de los criterios es la Iinea del cauce mas profundo o sea el talweg. Se prefiere este ultimo criterio, porque responde mas a la estmictura natural del rio). asi), més profunda del cauce més profundo. ‘como divisorio, se toma Ia Tinea wuiere de diversas mane- ras que pueden categorizarse en originarias y derivadas. Las formas originarias de adquisicién tervitorial son aqué- las en que se impone el sefiorio de la Persona Internacional sobre el dmbito espacial libre de todo otro sefiorio. En cambi 216 ‘TRATADO DE DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO ‘mas derivadas son aquéllas en que se transfiere el seforio de una Persona Internacional a otra. |, a su vez, pueden originar el territo- rio o bien incrementarlo. Mucho se ba hat i6n como forma adquisitiva del dominio, pero al no tener plazo en materia intemacional, no parece que pueda indicarse como forma oniginaria de adquisiei6n territorial, En realidad, no hay mas que dos formas originarias:(FF-OeupacIOn y Te eecesTon] La primera comresponde a la adquisicion originante del territorio de un Esta- do; la segunda, a su incremento. Lo que parece prescripeién ad- Quisitiva no es sino reconocimiento por costumbre internacional de un determinado dominio, sea originario 0 adquirido, Los requisitos de lafcupacton Bon cuatro: materia 0 &mbi- to espacial que sea res nullius, cosa de nadie, ambito exento de Ex sme acional, aunque mds no sea por la sumisién de un Ambito espacial al imperio humano, lo que ya es desarrollo del bien comin. agente geol6gico desencadenante del incremento territorial] Es aluyién cuando el agente es el agua, es avulsidn, cuando el agente es cualquier otra fuerza geol6gica. A su vez, el aluvi6n puede ser originado en la pura acci6n natural o artificial, cuando se produce por el artificio humanoj Tres ejemplos distinguen claramente la diversidad: un terremotohace surgirislas en el Ambito correspon- diente al dominio espacial marftimo de un Estado (avulsi6n); el incremento de sedimentos que, paulatinamente, los 0s van arras- trando (aluvién o accesi6n natural); -diques y canales creados por 1 ser humano, como en el caso de Holanda, para ganar territorio a ‘expensas del mar-, ELDOMINIO ESPACIAL ihe 555. Las formas derivadas siempre implican la transferencia io y como un sefiorfo es el dominio del espfritu sobre 1a Sefiorios no se transmiten Jegitimamente sino por con- sentimiento, Esto hace que la conquista hoy en dia esté proscripta Ta carta de la Organizaci6n de las Naciones Unidas, en su art. 2° inciso 4° establece claramente como obligacién juridica que “los, miembros de la Organizaci6n, en sus relaciones internacionales, se abstendrdn de recurrir a la amenaza 0 al uso de la fuerza contra la rial... de cualquier Estado....”. Por el inciso 6° del impone sus Princi- la misma, pos a todos los Estados no miembros La Resolucién 1514 (XV) de Asamblea General de Nacio- nes Unidas, del 14 de diciembre de 1960, establece en su punto sexto que “todo intento encaminado a quebrantar total o parcial- ‘mente la integridad territorial de un pais es incompatible con los ‘propésitos y principios de la carta de las Naciones Unidas". La lece que “no se reconoceré como legal ninguna adquisicién territorial derivada de Ja amenaza 0 el uso de la fuerza”. Las formas legitimas de transferencia territorial son tres Ja ([Compraventa,pransfiriendo el dominio por un precio cierto en di- “Hero, permutaj transfiriendo el dominio por una contraprestacion __no en dinero‘[la cesiga] transfiriendo el dominjo sin contrapres- res oen el caso de la cesién, por la que efectuara Grecia a Inglate- ra, de las Islas J6nicas. Més s encontrar ejemplos de per- muta pero es siempre posible que dos Estados negocien y acuer- den respectivas transferencias territoriales, como ha ocurrido mas de una vez en Europa, aunque la presién de guerras inmediatas oscurecen bastante a la nitidez de la figura Advirtamos que la per- ‘muta no implica solamente territorio por territorio, sino que tam- ign admite otro tipo de contraprestacién. wricos estn configurados por lacompra que 3< “' zo Estados Unidos a Rusia, de Alaska, pagando 7.500.000 dola--"H%¢# 216 ‘TRATADO DE DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO vencionales a la plena libertad y soberanfa, en cuya virtud se obli- ga un Estado a hacer 0 a no hacer alguna cosas en favor de otro Estado” Si sustituimos a la palabra “convencionales” por “con- sentidas”, la definicién resulta impecable. En cambio, el arrendamiento es Ja transferencia del uso de un Ambito espacial a otro Estado (manteniendo el transfirente la laridad del imperio), a cambio de una contraprestacién o atin En realidad, el caso mds frecuente, de hecho, y aunque no se le ame arrendamiento es la autorizacién para el uso territorial de un Estado, por las fuerzas armadas de otro Estado. La contraprestacién suele no convenirse ju ente, sino que per tenece al Ambito de las negociaciones politicas. coemancipado, fuere un virreinato, una caj . este principio, que ha penetrado a todo el derecho internacional americano, se han dado dos interpretaciones:e! uti possidetis juris, sostenido por Argentina, que atribuye al Estado emancipado el territorio que pertenecta, segtin las normas juridicas vigentes al Momento de la emancipacién, a la entidad politica de la que se emancipa. Otra doctrina americana de profunda repercusi6n terri- torial en América, es Ja doctrina Monroe™, que el Maestro ha ‘expuesto con toda precisi6n, tanto en su formulacién original como en sus ulteriores deformaciones. 524 Vase BarciaTrelles, Camilo: Doctrina de Monroe y Cooperacién Internacional. Ed, Mundo Latino, Madrid 1931, EL DOMINIO ESPACIAL, 27 oe Ladoctrina de Monroe fue enunciada en diciembre de 1823 residente de BE.UU. en mensaje al Congreso de su pats. ctrina comprende, en 1d més importante de su contenido, jos, uno territorial, otro juridico- 0 y un tercer anteriores, respecto de los Estados por el Esta do rincipio que reafirma los do: Unidos. El principio territorial puede ser sintetizado asf: en América es decir territorios sin duefios, que sean les de nuevas adguisiciones y establecimientos coloniales por los Estados europeos. Todo el continente est ocupado nece, respectivamente, a los nuevos Estados que en él se han cons- tit ). Estados Unidos no tolerard ningtin nuevo establecimiento colonial europeo en América, respetando tinicamente las colonias ceuropeas ya existentes en aquel momento en el continente. El principio juridico-politico puede expresarse diciendo que no es admisible la intervencion de Estado europeos en los asuntos de los Estados americanos. asuntos de los demas Estados americanos. Es, pues, una reafirmacion de los dos principios anteriores, con Ja declaracién Los principios integrantes de Ja Doctrina de Monroe tienen antecedentes que nos explican el por qué efectud el Presidente ‘Norteamericano su declaracién: hay antecedentes referentes al prin- cipio territorial y hay antecedentes relativos al principio juridico- politico de la no intervencién. EI primer antecedente de este principio est en las cuestio- nes territoriales suscitadas entre Estados Unidos, Inglaterra y Ru- sia en los tiempos inmediatamente anteriores a la declaracién de Monroe, respecto de territorios situados en la parte noroeste del | | 218 ‘TRATADO DE DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO continente americano. Inglaterra y Estados Unidos entraron en conflicto, disputando la sober: jos menciona- dos. Al no poder solucionar el conflict, firmaron un tratado statu quo, que durarfa diez afios a partir de su el que se convenia que ninguno de vos actos de ocupacién en el territorio derechos existentes sobre ellos al firmarse el tratado, ni a favor suyo, ni en contra de la otra parte. Era, pues, un tratado que es blecfa una tregua de diez afios en aquel tiempo pudiera fa en ver de facilitarse. En efecto, Rusia ya asentada en la peninsula de Alaska busc6 expansién territorial hacia el sur, en 1816 coloni- as islas Sandwich, estableci6 centros coloniales en la zona de mia, y en 1821 dio ukase que declaraba monopolizado para Cali los stibditos rusos la pesca, explotacién de las riquezas del mar, y su industria y comercio en las regiones comprendidas entre el Es- trecho de Behring al norte y el grado 51 de latitud norte, al sur. Este determin6 la reaccién de Estados Unidos e Inglaterra, ‘opuestos entre si por aquel litigio, pero que aunaron sus esfuerzos para rechazar las pretensiones del tercero en discordia que apare- fa, Estados Unidos present6 una enérgica nota de reclamacién al ro Ruso acreditado ante el gobierno de Washington, notaen la que el Secretario de Estado Norteamericano, que era Adams, comunica al representante de Rusia que los Estados Unidos no reconocen a su pais el derecho a ningtin nuevo establecimiento colonial en América, que todo el territorio americano pertenece, respectivamente, a los Estados de América, y que ya no hay, por Jo tanto, en este continente, ningiin territorio sin duefio que pueda ser ocupado por ninguna potencia europea. Estanota de Adams es sumamente importante, porque en ella aparece ya claramente enun- ciado el principio territorial que més tarde declara Monroe como integrante de su doctrina, por lo que se ha dicho, y con raz6n, que esta parte de la doctrina de Monroe debiera denominarse doctrina Adams y no doctrina Monroe, desde que fue Adams el que prime- EL DOMINIO ESPACIAL on eee fo enuncié el principio de que en América no hay “tes nullius” tierras sin duefio, que sean susceptibles de nuevos establecimien- tos coloniales por Estados europeos. Copia de la nota de Adams fue remitida al representante norteamericano ante el gobierno de Inglaterra, para que informara a éste de la reclamacién y continué ante el gobierno inglés el tré- mite del asunto, a cuyo efecto se le remiten instrucciones, las fa- ‘mosas “instrucciones de Adams”, en que aparece nuevamente enun- ciado el principio territorial de la doctrina de Monroe. Estas ins- rrucciones expresan que los pueblos de América habjan conquis- tado ya su independencia, que los derechos de Espafia sobre los puebios del nuevo mundo se haban extinguido como resultado de las guerras de la independencia, que Estados Unidos no se opon- dria a ningiin arreglo pacifico de esos pueblos con Espafia, que Estados Unidos respetaria las posesiones coloniales que Estados europeos tenfan en aquella época en América, Pero que los Esta- dos Unidos en ningiin momento admitirfan el establecimiento de nuevas colonias por Estados europeos en tierras americanas por- que todas las tierras de América pertenecfan a los distintos Esta- dos soberanos e independientes que se habjan constituidoen nuestro continente. Agregaban las instrucciones que el continente ameri- ‘cano estaba abierto al libre acceso de los europeos, pero no como colonizadores, que los Océanos Atléntico y Pacifico eran mares libres, y que en cuanto a los tfos y aguas territoriales debfa estarse lo que dispusiera el Estado que tuviera soberania sobre dichas aguas, en cuanto a su navegaci6n o aprovechamiento. Cuando el Ministro Norteamericano en Londres comunicé al gobiemo de Inglaterra el contenido de la nota de reclamacién de Estados Unidos a Rusia, el gobiemo inglés objet6 que Inglaterra podfa hacer valer en el futuro los mismos titulos que habfa hecho valer en el pasado para adquirir territorios en América. Es decir que poco antes de la declaracién de Monroe, Inglaterra sostenia que podia hacer nuevas adquisiciones territoriales en América, por 220 “TRATADO DE DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO ee eee eee ‘el mismo modo y con los mismos t{tulos que le habjan servido para hacer adquisiciones en el pasado. Otro antecedente del principio territorial de Ia doctrina de ‘Monroe consiste en inttigas y rumores diplométicos difundidos en aquella época y en gestiones realizadas relativamente a supues- tas ambiciones de Estados europeos de adquirir nuevas tierras en ‘América, especialmente la isla de Cuba, Francia e Inglaterra se sospechaban reciprocamente de ambicionar adquirit territorios de Jas antiguas colonias espafiolas en América, que estaban luchando por su independencia, temores, que se referian especialmente a la ista de Cuba. En ésta legaron a formarse dos partidos: uno que propiciaba la anexién de Cuba a los Estados Unidos. Este partido envi ante el Presidente Monroe un agente secreto, que le inform6 ‘que en Cuba estaba preparada una insurreccién, que se considera- ba de éxito seguro, para independizar a Cuba de Espafiae incorpo- ratlaa los Estados Unidos, si este pafs aceptaba la incorporacién. ‘Al mismo tiempo que se hacia esta comunicaci6n confiden- cial a Monroe, el representante de Francia en Washington mani- fest6 en forma también confidencial a Monroe que Inglaterra se aprestaba a apoderarse de la isla de Cuba. El presidente Monroe contest6 que no podia aceptar el ofrecimiento de que Cuba se in- corporara.a los Estados Unidos, porque allo se oponfa la amistad de Estados Unidos con Espafia. Y contest6, respecto de la confi- dencia del representante de Francia, que realizarfa gestiones ante el gobiemo de Inglaterra para oponerse a cualquier pretensiGn de adquisicién de tierras americanas por Inglaterra, especialmente respecto de la isla de Cuba. El representante norteamericano ante el gobierno de Lon- dres expres6, en efecto, al Ministro Inglés Canning, que los Esta- dos Unidos deseaban que Cuba continuara perteneciendo a Espa- fia, que no admitirfa la trasferencia de Cuba a ninguna potencia extranjera, y que no permitirfa que Inglaterra se apoderara de la la. Ante esta manifestacién, ] ministro Canning niega que In- EL DOMINIO ESPACIAL 22 ON se de Cuba, ni de ningtin otro territo- Fo americano y propone una declaracién conjunta, a es efectuada por Inglaterra, Francia y Estados Unidos, en la que se expresard ue ninguna de estas tres potencias se apoderardn de la isla de Cuba, ni de ninguna otra porcién del territorio americano y que a ninguna de las tres potencias declarantes le serfa indiferente que tierras americanas pasaran a dominios de ningiin tercer Estado. Que no se oponfan a los arreglos amistosos que pudieran hacer los pueblos americanos con la metrépolis espafiola. Que respetarian Tas colonias europeas existentes en aquel momento, pero que no admitirfan nuevos establecimientos coloniales. glaterra proyectara apodera Los Estados Unidos estimaron incompleta la declaracién proyectada, aspirando a que se agregara a ella el reconocimiento conjunto de la independencia de los nuevos Estados que se habfan constituido en América Inglaterra, a pesar de ser partidaria de la europeo que importarfa su emancipaci6n, contest6 que no podia realizar piblicamente en aquel momento el reconocimiento de la independencia de los nuevos Estados. Que consideraba que Espa- fia no podria recuperar sus derechos sobre los pueblos america- ‘nos, pero que el momento no era oportuno para efectuar el recono- cimiento de su independencia, porque ese reconocimiento traeria Ja guerra entre Espafia e Inglaterra, que eran Estados amigos entre si, en contra de la politica de la Santa Alianza, considerada incon- veniente por el gobierno de Inglaterra. Canning mantuvo su pro- yecto de declaracién, pero sin incluir en ella por las razones ex- puestas el reconocimiento de la independencia de los nuevos Es- tados americanos. El gobiemo de los Estados Unidos mantuvo, por su parte, la proposicién de que la declaracién contuviera el reconocimiento conjunto de la independencia de los Estados nue- ‘vos surgidos en América y, al no haber acuerdo sobre este punto, quedé terminada la tramitacién, Y fue entonces que el presidente Monroe resolvi6 proceder unilateralmente y envi al Congreso 2202 “TRATADO DE DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO yensaje en que se declara su doctrina, expre- sando que en América no hay tierras sin duefio, susceptibles de nuevas adquisiciones y jentos coloniales por Estados ceuropeos y que no era admisible ninguna intervencién de éstos en Jos asuntos de los Estados americanos. Este principio de no intervencién de Estados europeos en asuntos de Estados americans, integrante de a doctrina de Monroe, iene como primer antecedente la llamada doctrina Washington, doctrina del aislamiento, que era una de las caracteristicas de la ~a Intemacional de los Estados Unidos, desde los primeros tiempos de su existencia. Esta doctrina, sostenida por Washington y otros grandes hombres de los Estados Unidos, como Jefferson, ‘Madison, Adams, establece que dicho pafs debe mantener tantas relaciones mercantiles y amistosas como Te fuere posible con los Estados europeos, pero que debfa abstenerse de toda injerenciaen Jos asuntos internos o internacionales de dichos Estados, es decir {que Estados Unidos se apartaba de la P rior de los Estados europeos, por lo cual se Te dio el nombre de docirina de?-arslamiento o doctrina de Washington. El fundador de la independencia norteamericana temia la injerencia de los Es- tados Unidos en la intrincada y variable politica europea, que pu- diera crear peligros para la existencia de su pais como Estado so- berano e independiente, aconsejando por ello, para preservar esta independencia, que los Estados Unidos se mantuvieran aislados de la politica interna y externa de los Estados europeos. Ladoctrina del aislamiento fue aplicada durante mucho tiem- po en la politica norteamericana. Una aplicacién de la misma ocu- rrié cuando el gobiemo de los Estados Unidos declin6 firmar un tratado de alianza que le proponia el gobiemo revolucionario de Francia, para defender unidos la causa de la democracia a lo que no accedié la repiblica norteamericana, a pesar de la comunidad de ideales democriticos, fundéndose en la doctrina del aislamiento. En el presente siglo los acontecimientos hist6ricos han ido alejando cada vez més a los Estados Unidos de la préctica de la EL DOMINIO ESPACIAL 223 ELpoe de Washington, que asin tiene un cierto arraigo en la con- ‘igneia popular de los Estados Unidos pero que ha desaparecido Meade hace tiempo de las précticas de su gobierno, lo que es expli- cable por el gran desarrollo de aquel Estado, que ha dejado de ser tina potencia de interés exclusivamente americano, para conver” tirse en una superpotencia de intereses universales. Gadoctrina de Washington, o del aislamiento, debe ser men cionada como uno de los antecedentes del principio no ta de la doctrina Monrog] en cuanto éste es una es- pecie de contrapartida con aquella, desde que si Estados Unidos eclaraba que no intervendria en los asuntos politicos de los Esta ddos de Europa, es perfectamente l6gico que declarara que los Es~ tados europeos debfan, a su vez, abstenerse de toda intervencién en los asuntos de los Estados Americanos. Un segundo antecedente de esta parte de 1a doctrina de Montoe fue Ta politica intervencionista y antidemocratica desa- ‘ollada por la Santa Alianza, en Jos tiempos inmediatamente 20 reriores a la declaraci6n del Presidente Norteamericano, especial- mente cuando fue inminente la extensiOn de aquella politica a los Estados del nuevo mundo. Aparentemente, tenfa por finalidad hacer prevalecer en lalegisl os aliados y en su Politica Internacional, los principios de la eli- gidn cristiana, comprometiéndose Tos aliados a aw: fen todo tiempo y lugar, pero sus verdaderas finalidades fueron muy distintas y quedaron reveladas por la Politica Intemacional que la Santa Alianza sigui6. Esas verdaderas finalidades fueron estas dos:(f) Mantener los cambios de soberanfa territorial realiza- "Tratado de Viena de 1815, que beneficiaban especial- ‘expansion y aplic nue Tograban cada ver mas difusién en los pueblos europeos y americanos y defender Ia monarqufa absoluta como forma de go- 224 ‘TRATADO DE DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO bierno de los Estados, oponiéndose a los cambios de régimen po- Iitico efectuados por medio de Ia vi principalmente se manifest6 en la Pe ianza a través de congresos, declaraciones piblicas y sectetas, a, en Espafia y en sus aprestos de intervencién en el conti- nente americano. Esa misma finalidad aparecié en los Congresos que celebra- ron los aliados en Troppau, Verona, Aix-La-Chapelle y en el Con- greso de Leibach. Por ejemplo, en este tiltimo Congreso la Santa Alianza declaré que es contrario a las leyes del derecho piiblico de Europa todo cambio de gobierno realizado por medio de la violen- cia y que los monarcas aliados tenfan derecho a intervenir en los. Estados en que ocurrieran esos cambios violentos de régimen po- ico. Esta declaracién aludfa directamente a la revoluciones que fan ocurrido, 0 que podrfan ocurrir, para derribar las monar- fas y para establecer por medio de la fuerza el sistema democré- .o republicano de gobierno. Pero en donde la Santa Alianza ma- nifest6 sus verdaderos propésitos con toda desnudez, fue en el Congreso de Verona de 1822 y en el acuerdo secreto que-allf se firmé, y en el que fue manifestado sin ningtin eufemnismo, precisa- mente por ser secreto, el verdadero propésito inspirador de la Po- Iitica Intemacional de los aliados, al ser expresado en dicho acuer- do secreto publicado muchos afios més tarde, que el sistema repu- blicano democritico de gobiemo era incompatible, dentro de la Sociedad Internacional, con el régimen mondrquico absoluto, y que en consecuencia los monarcas aliados convenfan en unir sus fuerzas para impedir el establecimiento de gobiernos democriti- cos y republicanos y para defender las monarqufas absolutas, que consideraban de derecho divino, en todo tiempo y en cualquier lugar en que la accién de Jos aliados fuere necesaria. Si tenemos presente que en América se desarrollaban en aquella época, 1822, las ttimas etapas de la lucha por la emanci- pacién, que perseguia por medio de la fuerza el cambio del régi- EL DOMINIO ESPACIAL, “co 1o antes imperante en este continente, y que las anti- as se habfan constituido en Estados sobera- y habfan adoptado formas republicanas y que luchaban para mantener por medio de la fuerza su independencia y soberania, es fécil com- prender que la declaraci6n de Laibach y el acuerdo secreo de Verona eran expresiones anunciadoras del propésito de la Santa ‘Alianza, de intervenir en América, en contra de las aspiraciones dde estos pueblos, lo que, de haberse realizado, habria retardado y obstaculizado seriamente el triunfo de la guerra de Ia independen- men politic guas colonias espaol: nos 0 independientes democriticas de gobiernos, ¥ cia americana. La Santa Alianza se aprestaba, en efecto, a intervenir en Amé- rica para ayudar a Espafia a restablecer su dominaci6n sobre las Colonias sublevadas, o si era imposible el restablecimiento de la soberanfa espaiiola en este continente, para impedir que los nuevos Estados americanos adoptaran formas republicanas y democriticas de organizaci6n y de gobiemo y para que, en ese caso de quedar independientes, fueran gobernadas por monarcas absolutos. Ante la jinminencia de este peligro, Monroe consideré que la intervenci6n dela Santa Alianza en América para oponerse ala independencia de sus pueblos, o para extender a nuestro continente la forma monér- quica absolutista de gobiemo, implicaba una verdadera amenaza para los Estados Unidos que se habfan organizado como repiiblica democritica. ¥ todo ello fue motivo determinante de esta parte de Iadeclaracién de Monroe al expresar en el mensaje al Congreso de su pats que los Estados Unidos tendrfan por acto inamistoso cual- quierintervencién de Estados europeos en asunto de Estados ameri- canos y cualquier tentativa de extender a nuestro hemisferio, que consideraba el hemisferio de la libertad, la monarquia absoluta como forma de gobierno. En este sentido es que presentamos como ante~ cedentes del principio de no intervencién de la doctrina de Monroe, aparte de la doctrina de, Washington o del aislamiento, la politica intervencionista de la Santa Alianza, ante el peligro inminente de su extensi6n al continente americano. 228 TRATADO DE DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO La doctrina de Monroe al ser aplicada ha recibido diversas europeas en el continente americano”, interpretacién restrictiva del principio territorial de la doctrina de Monroe, porque Polk lo limita a lo que lama el continente norteamericano, mientras que fonroe Jo enuncié como aplicable a toda regién de América y no s6lo a la parte norte del continente. En el segundo mensaje, en el de 1848, con motivo de gestiones para que Yucatin pasara al do- minio de Espaiia o de Inglaterra, el presidente Polk expres6: “Los Estados Unidos no pueden consentir que voluntariamente se reali- ce ninguna cesin o transferencia de tierras de América a ninguna potencia de Europa” afiadiendo “... pero nada se opone a que esa transferencia pueda ser realizada a favor de los Estados Unidos", Jo que significaba una interpretacién deformant Monroe, en cuanto dejaba de lado el tercer principio integr ésta, es decir, aquel que expresaba que tampoco Estados Unidos podrfan intervenir en los demds Estados de América, ni podrfan adquirit nuevas tierras en el continente. Ladeformacién de Polk confirmada por el presidente Ulises Grant en el mensaje que en 1870 dirigié al Congreso de los Esta- dos Unidos, en el que confirmando el prin “no puede admitir la transferencia de ente americano a ningiin Estado europeo”, sostenta y propiciaba en el mensaje, sin embargo, la incorporaci6n a la repiblica norte americana, del territorio de Santo Domingo, es decir, vuelve a ad- iti la tesis de Polk de que no hay nada en la doctrina de Monroe EL DOMINIO ESPACIAL 227 a que se oponga a la adquisicién de nuevas tierras americanas por Jos Estados Unidos. En 1895, el presidente Cleveland y su Secretario de Estado Onley dieron a la doctrina de Monroe una interpretaci6n imperia- ientaci6n ésta que habia tomado ya la politica norteameri- ‘cana. Con motivo de una cuestién de Ifmites entre Venezuela 0 Inglaterra, relativa a la regién de Guayana, aquellos expresaron que los Estados Unidos tiene el derecho de tomar injerencia en cualquier discusién sobre territorios, entre un Estado americano y Estado europeo, lo que importaba considerar a los Esta- 1 parte legitima en todo conflicto de esa naturaleza. Esta interpretacién imperialista de la doctrina de Monroe alcanz6 ma- nifestaci6n extrema y absurda cuando el Ministro Onley tuvo la osadia de afirmar que los Estados Unidos eran précticamente so- beranos en todo el continente y que su voluntad era ley en todos motivo del ataque de varias potencias europeas a Venezuela pre- tendiendo cobrarle deudas por medio de la fuerza armada, lo que dio origen a la enunciacién de la doctrina Drago. Con este motivo tienen el derecho de exigir a los Estados americanos que cumplan fielmente sus obligaciones financieras con los Estados europeos, o.sus nacionales, a fin de que estos Estados no puedan cobrarles dichas deudas compulsivamente, ni ocupar americano, Agregaba que, en ejercicio de ese derecho, los Estados Unidos podian fiscalizar las aduanas de los Estados de América y atin ocupar esas aduanas para percibir los impuestos y aplicarlos al pago de las referidas obligaciones financieras. La llamada Declaracién de Lodge, del nombre del senador que la propuso, que era presidente de la Comisién de Negocios 228 -TRATADO DE DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO a ee Extranjeros del Senado Norteamericano, expresé en lo esencial | que al gobierno de los Estados Unidos no puede serle indiferente | ninguna gestidn para obtener concesiones, ni concesién alguna que obtenga ningxin grupo de capitalistas, relacionados con algtin go- biemo no americano, que pueda traer como resultado que ese go- bierno no americano, adquiera poder o derecho de establecer ba- ses navales o militares en fondeadores 0 lugares situados de tal modo que el establecimiento de esas bases navales o militares pueda interrumpir las comunicaciones o amenazar la seguridad de los Estados Unidos, hecho que sera mirado con grave preocupacién por el gobierno Norteamericano. En sintesis, 1a declaracién de Lodge se reduce a esto: los Estados Unidos no pueden permitir que sea establecida por ninguna potencia no americana ninguna base naval o militar en América, de modo que pueda interrumpir la comunicacién o amenazar la seguridad de los Estados Unidos. La declaracién Lodge fue aprobada en 1911 por el Senado de los Estados Unidos, con motivo de gestiones realizadas ante el gobierno de la Repiiblica de Méjico, para obtener de éste una con- cesién en la bahia de Magdalena, situada en la costa de la Baja California, por un grupo de capitalistas japoneses, que vez vinculacién con el gobierno del Imperio del Japén. Lodge llev6 la cuestién al Senado Norteamericano ante la posibi- Tidad de que aquella concesién que se gestionaba pudiera originar en definitiva el establecimiento de bases navales 0 militares del Japénentierras de América, tanto més peligrosas cuanto més pr6xi- ‘mas al territorio de los Estados Unidos. En 1929, Carlos Hughes, importante jurisconsulto que ha- bia sido Secretario de Estado en la Reptiblica Norteamericana, Pronuncié una conferencia en la Universidad de Wale sobre la doctrina de Monroe en la que afirmé que éste se oponfaa la adqui- sici6n de tierras americanas por potencias extracontinentales, lo ue parecfa indicar que sf podrian ser adquiridas por alguna po- tencia americana, que serfa la Reptiblica de los Estados Unidos. Ladeformaci6n de la doctrina resultarfa en este caso de olvidar el EL DOMINIO ESPACIAL 229 aE decir, el que afirmaba tercer principio que proclamara Monroe, es decir, pelan poco Estados Unidos intervendria en los otros Estados de que tamy ‘ni harfa adquisiciones de nuevas tierras en el continente, América,

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