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Pueblo y canto La ciudad de : Peebloy canto: la ciudad de Angel de Campo: Miers y Teac homenajen cl centeario desu muerte / coor, ye Miguel “ngs Casto eoab. Ana Maria Romero Valle. México: VSAM. Insutute de Investigaciones Bibiogriica: Direcién General de Asus del Personal Academia, 2011 447 psik:23.¢m, | vse 978:607-02-2720-2 1-Campo, Ange de 1855-1908 Cte e interpretacén. 2 Campo, Angel de, 1860-1908, Pueblo y canto ~ Critica einterpretacion. 5. iteratura mexican ~ Silo XIX Historia y erica Casto, Miguel Angele IL Romero Valle, Ana Mai. Universidad Nacional Aaténoma de México Institute de Investigaciones Blog eas. V Universidad Nacional Auténoma de Moca, DiecciGn General de Rruntos del Personal Academica, Ma62a-sc821 ——_—BlblltecaNactonal de México Disefio de portada: Hilda A. Maldonado Gémez CCréditos de la imagen: "La Matiscala’ en Album la capital de México, 1876-1900, ‘México: Universidad Iberoamericana, 2003. Primera edici6n: 2011 Prohibida la reproduccién total o parcial por cualquier medio sin Ia autorizactén escrita del titular de los derechos patrimoniales. D.R.@ Universidad Nacional Aut6noma de México Instituto de Investigaciones Bibliogréficas Biblioteca Nacional / Hemeroteca Nacional Centro Cultural Universitario Delegacién Coyoacan 04510, México, D. Tels, (55) 5622 6807 y (55) $622 6811 fibros@iib.unaminx Investgacinrealizada gracias al Programa UNAN-DGAPA-PaPtrr Proyecto 1902907 “Edicién de as obras completas de Ange de Campo, Mir 1sBN; 978-607-02-2720-2 Impreso y hecho en México indice Introduccion Prolegémeno: La Repiblica de las Letras recibe a don Angel de Campo, Micrés ‘Miguel Angel Castro I. Crénica en movimiento de ciudad Paisajes urbanos en el “Kinetoscopio” de Angel de Campo, Micrés Blanca Estela Trevifio De cronistas y ciudades. El “Kinetoscopio” de Micrés en El Universal yla “Sinfonia” de Eustaquio Pellicer en Caras y Caretas Alejandra Gonzalez Bazin ‘Tick-Tack positivista Clara Guadalupe Gareia Sobre los objetos: identidad y discurso cronistico en “La Semana Alegre” de Tick-Tack Irma Elizabeth Gomez Rodriguez, La ciudad como sinfonia Vicente Quirarte ‘La ciudad en Et Mundo Mustrado “Antonio Saborit “Tengo muy presente el cuadro”, Espacio y utileria en la narrativa de Angel de Campo Laurette Godinas, De puertas adentro: interiores y umbrales urbanos finiseculares Lz América Viveros Anaya n at 65, 79 93 sor mu 9 La modernidad de Angel de Campo, Micrés ‘Adela Pineda Franco ‘Micr6s, Tick-Tack en las horas de recreo. Voces en una sola mirada Ramona Isabel Pérer Bertruy La ciudad de don Angel: una ciudad de contrastes Mario Barbosa Cruz UL, La Rumbay otras miradas de mujer La otra historia que cuenta La Rumba Lillian Brisefio Senosiain 4a Rumba es premura en esa transpareneia rubia del ocaso ‘José Francisco Conde Ortega Del desierto a a calle, una mujer que se pierde Arturo Noyola Remedios Vena: personaje de vanguardia en la novela mexicana Celina Marquez ‘Memoriosa necrofilia: el suicidio de Sofia Ahumada ‘ests Francisco Conde de Arriaga Angel de Campo y las mujeres de siempre: amiga, madre, hija, vecina, esposa, amante, novia, hermana, prima... Lucrecia Infante Vargas ‘Textos para el bello sexo: el discurso de Angel de Campo yla mujer del porfiriato Carlos Alberto Lépez Villegas IIL, Edueacién, infancia y otras cosas vistas ‘Edueaci6n y bellas letras en la columna “Semana Alegre” (4899-1908) de Angel de Campo Claudia Lopez Pedroza Entre rapazuelos y nifios bien: infancia y destino en Angel de Campo Alejandro Garcia Retratos infantiles en la obra de Micrés Gisel Cosfo Colina 137 139 155 167 7 183, 189 203, an pan 233 249 261 La influencia de Nana en el cuento “El inocente” Francisco Mercado Noyola La ruptura del sistema positivista en la sociedad porfiriana, o por qué no todo lo cura el orden y el progreso. Una propuesta de lectura para “El nifio de los anteojos azules” de Angel de Campo, Micrés, Fernando Morales Orozco Pautas de conducta social en los cuentos de Angel de Campo Rogelio Jiménez Marce Angel de Campo en la educaci6n literaria de los jévenes Lilia Vieyra Sanchez La construceién de un personaje: de monstruo de fealdad a “Pobre Cejudo” Beatriz. Vargas Micrés y la vida de perros ‘Ana Marla Romero Valle IV. Micrés y sus contempordneos Micrés y Altamirano: El Renacimiento, segunda época, 1894 ‘Maria Teresa Sol6rzano Ponce Algunos motivos compartidos en la obra de Angel de Campo y Federico Gamboa ‘Manuel Prendes Guardiola Miers en tres apuntes ociosos Alberto Vital El México de Angel de Campo Lareconstruccién de la Repiiblica: una nueva generacién, El émbito politico y social de los primeros aftos de Angel de Campo, Micrés Guadalupe Gémer-Aguado Pueblo y plebe en la literatura mexicana de la segunda mitad del siglo xx Carlos Mlades La situacién social prerrevolucionaria de la ciudad de México en Ia obra inédita de Angel de Campo Sylvia Gardutio 269 279 287 299 307 315, 329 337 351 361 am 377 ‘Los peridédicos politico-literarios del porfiriato y Angel de Campo, Mierés Florence Toussaint Alearéz El trasfondo politico de la prensa musical capitalina (siglo xix) Olivia Moreno Gamboa Ezequiel A. Chavez y la generacién del Instituto Anglo-Franco-Mexicano, la Preparatoria y el Liceo Mexicano Cientifico y Literario (1882-1891) Angel Arturo Salgado de la Rosa La demolicién del Teatro Nacional de México ‘Juan Felipe Leal Atmésferas y personajes: la crénica visual de una época ‘Julieta Ortiz Gaitén ‘Transferencias: otras ciudades, otras erénicas Leonor Garefa Millé 385 gon 403, au 435, 443, Introduccién Crénica brevisima del centenario de Angel de Campo: Importa hacer el recuento de las actividades que se llevaron a cabo para recordar a Micrés, a cien afios de su muerte. Reconocer, primero, el apoyo que nuestra Méxima Casa de Estudios ha dado ala recu- peracién de la obra de Angel de Campo, desde la publicacin del volumen antologico de la Biblioteca del Estudiante Universitario, preparado por Mauricio Magdaleno, con el titulo de Pueblo y Canto en 1939; la recuperacién de La Rumba por Elizabeth lielen Miller, estudiante de la Escuela de Verano en 1951; el interés de Marfa del Carmen Millan —distinguida profe sora universitaria— por dar a conocer al cuentista y subirlo al canon de fa literatura me: ‘cana; la simpatfa de Marfa del Carmen Ruiz Castafieda por las crénicas de De Campo puesto ‘que —coma directora del Instituto de Investigaciones Bibliogréficas y experta en prensa y literatura mexicanas del siglo xix— no titube6 en apoyarlainvestigacién sobre las "Semanas alegres’, que en algtin momento afortunado de mi vida le propuse; a complicidad de Felipe Garrido para que la Biblioteca Nacional sumara esfuerzos con la Secretaria de Educacién Pablicae hiciéramos una edi facsimilar del pequefio Cartones, al cumple cien aios de su aparicin; el respaldo del experto amante de las letras decimonénicas de aqui, de allé y de todas partes que es Vicente Quirarte, pues, como director de la coleccién Ida y Regreso al Siglo xix de la Coordinacién de fHumanidades de la UNAM, favoreci6 sin cortapisas la edicién de las crénicas del “Kinetoscopio" de Blanca Estela Trevifio, entusiasta lectora de Micrés y distinguida profesora de la Facultad de Filosofia y Letras, as{ como la publicacién de la nove- Ja corta El delosclavelesdobles, preparada por quien esto escribe. Hace cinco afios, ante la proximidad del centenario de la muerte de Micrés, consideré coportuno plantear el rescate de toda su produecién y presenté, con el apoyo del Instituto de Investigaciones Bibliograticas el proyecto de investigacién “Edicién de las obras completas de Angel de Campo, Micrés" al Programa de Apoyo a Proyectos de Investigacién e Innovacién ‘Tecnologica dela Direccion General de Asuntos del Personal Académico de nuestra univer dad, con tan buena suerte que recib el apoyo solcitado durante tres ais. Entre los compromisos establecidos estaba la organizacién de un coloquio como home- naje al escritor y la participacion en todas aquellas actividades en las que pudiera difundirse n 126 echaba cerrojo a la puerta, para evitar que los parfentes, asomando las narices, mae mo- lestaran con su ";Apaga la velal jNo escribas de noche! )Vas a perder la vista!" Como puede verse, el territorio de Ia intimidad tiene diversas gradaciones paco tangi- bles, dficiles de delimitar. Entre espacios ceremoniales abiertos a los extrafios —como el 2a- ‘quan, la sala, el comedor— y los reservados alos moradores —Ia biblioteca 0 el dormitorio—" donde se busca una mayor soledad o silencio, la irrupcién de sonidos que se filtran desde el exterior impide el auténtico sentimiento de estar en posesién de un espacio protegido y protector en el cual a presién de la sociedad cese y el individuo verdaderamente surja, como hhace ver Certeau y Girad.? Ese es el punto que, Ilevado a su habitual exageracién, esta vez justificada narrativamen- te por un insoportable dolor de muela, exacerba la sensibilidad del que escribe y da cuenta de lo abierto que es, en realidad, el espacio que él supone més fntimo: su habitacién. Una vez convencido de que no puede seguir escribjendo, se mete en las frias sabanas y clerra los ojos ena oscuridad: Este relojito tiene un Tick-Tack demasiado sonoro, ,Qué horas son? Las once, silos gen- armes tocan el silbato. jHombre, y seria de chispa describir la noche! (..| iAY, muela «de mis pecados! Esto es insoportable! Preferiria un dolor agudo a este dolorcito sordo, lento, hipderita jY qué calor siento! Voltearé la almohada. ;Qué hora es? La media, sf, la media: he notado que los sonidos agudos se me meten hasta la quijada [..] Si com- prendiera mi vecino lo desagradable que es ofr, cuanclo uno quiere entregarse al reposo, estudios de corneta-pistén mal tocados [.] Debia la autoridad prohibir que los coches anduvieran de noche; ése es de sitio; otro detalle para mi descripcidn: pasa el coche, se ‘escucha en el silencio el chapoteo de los caballos en el lodo; el ruido de las ruedas, el ‘castafieo de los cristales; la casa se estremece; el ruido se aleja; apenas se oye el choaue de un latigazo, y todo queda en silencio [..J jOtro vecino! Parece que todos los indi vviduos conspiran contra mi suefo, ;seré enamorado? ah, y va silbando la Mascotal..1y no hay un gendarme que lo calle! [..], qué tall, jel gendarme vuelve a pitar, zy no basta? {Qué maquina llegard a estas horas?, oigo el resoplido del vapor y las notas desgarra doras del silbato [..J] ;Qué ruidito es ése? jLos ratones?...era la tiltima que me faltata! {Se comerdn mis libros?, zroeran el ropero?[..] He sufrido todos los suplicios, gqué me falta para ser un martir? jEl ronquido del bestia de mi tio; es un elefante que resopla! ¥ estos recuerdos molares conforman una sinfonfa de espacios en que la ciudad entra alaalcoba de Micrés, duermen con él el vecino, el gendarme, el cochero, un enamorado, los ratones y el bestia de su tio, Sineedéticamente, con el sélo valor de su sonido, la ciudad noc- turna, moderna o casi, se ha metido a dormir con el escritor. C6mo el escritor no iba a hacer la crénica de la ciudad que est ahi, de puertas adentro, Gf Arfueh, op at, p 245, » Gf Santen op ct p. 286 ‘La modernidad de Angel de Campo, Micrés Adela Pineda Franco Boston University La obra literaria de Angel de Campo, mejor conocido por el seudénimo Micrés,ha sido eva- Iuada a partir de criterios basados en una periodizacién que distingue y demarca las corrien- tes lterarias a partir de rasgos estilistcos comunes (realismo, costumbrismo, naturalismo, modernism, eteétera) Frecuentemente su obra se ha clasificado como realista, suponiendo que en ella se evidencian una intencionada representacién objetiva de la realidadyy un afan didactico en términos de nacionalismo cultural. Tales lecturas tienen sus antecedentes en opiniones critico-literarias del siglo xrx que, desde una perspectiva pendular (cosmopoli tismo/nacionalismo, modernismo/realismo), situaban a Micrés en la facci6n realista/nacio- nalista al vincularlo con su maestro Ignacio Manuel Altamirano? Allo largo del siglo xx o se ha resaltado la explicita denuncia del autor contra la margi- nalidad soctal porfiriana,o bien se ha detectado su complicidad letrada con el determinismmo cientificista del periodo. Sin embargo, en ambos casos no se ha cuestionado hasta qué grado cleriterio de objetividad en que supuestamente se ampara la mimesis realista del siglo xx, sea la base de la filosofialteraria de De Campo. Mas pertinente serfa situar su produccién fuera de la acotada periodizacién literaria para declararla consecuente con una coyuntura histérica més amplia, concomitante a los avatares de la modernidad no sélo en México, sino en el resto de América Latina. El eritico uruguayo Angel Rama alude a esta coyuntura a partir de un andlisis de la estructura socio- * Como Miers, Angel de Campo public en ELiceo Mexican (1885-1892), E Partido Liberal, (1890-1892), Revstade 1a Sociedade Artes y Letras (1882-1893), Nacional (1889-1894), El Mundo Iustrado (1896-1907) y Revista Azul (1894-1896), Sus tres colecciones de relatos OciosyApuntes, Cosas vistas y Cartes asi come la novela La Rumba ‘también fueron publlcados bajo el seudénime de Miers. Bn 1899, De Campo empezs a publicar dominicalmente la columna "Semana Alegre en El Imparcial como Tek Tack, su segundo seudénimmo mis conocido, Bn 1885 De Campo, junto con Luis Gonzilez Obregon, Rafael Mangino y José Crdenas, nds el Liceo Mexicano, sociedad que profesaa gran admiracin por Altamirano.En 1890 Gonzilez Obregén escrbié el preface para Ocios ‘¥apuntes,dferenciando la ieratura de Angel de Campo del modernisino al hacer énfasis en la nflencia que so bre i tvo Altamirano: “desde entoncossurgiron los primeros bocets realists de Miers, escrtos siempre con el noble objeto de merece fa aprobacion del Maest. Gonsiler Obregén,“Peefaci’ en Angel de Campo, Dios» ‘puntes. La Rumba. Ed, Mara del Carmen Mili. México: Porria, 1976.6, 2 Mariano Aauela considera Miers precursor de la revolucdn mexicana or stactitud dsidente frente al porfiriata Denis Hale, “Angel de Campo: Sureottious Revolutionary or Positivistic Apologist forthe Diaz Dictatorship”, en Conflvencia Revita Migpinico de leur y Literatura, 1, nim. 2 (1991), p 26. Mauricio Magdaleno, Syvia Garduo Rivera y Maria det Carmen Milan tambien suponen que De Campo denunciaba la injustila social, se sepa ‘aba del eosmopolitismo yahogabsa por una fenuinaidentdad mexicana En palabra de Min: "Micrbspreferinia hacer con ese material, mis bien justicia que literatura, “Introduceiénen Angel de Campo, Casas vstasyCartones. Ed, Marfa del Carmen Millin. México: Porra, 1974p. xi. Contariamente, Dennis Hale considera que la iteratura de De Campo es consecuente con el positivism y el determinism social de su Epoca op. ct, p. 26-27. 327 128 TEI, saeta Pineda Hanco econémica del liberalismo durante 1870-1920, periodo de intensa modernizacién que ori ‘giné la divisién del trabajo intelectual. En este periodo Rama detecta un cambio en el modo de autorizacién de la literatura, provocando la emergencia de un précario campo literario. Son afios coyunturales en que la inestabilidad de los modos y medios de produccién de la literatura se hacen evidentes, particularmente en aquellos escritores que han sido asociados, también partir dela periodizacién lteraria, con el modernismo. El habitus de estos escrito res, en su mayorfa jévenes, diferia en gran medida del de sus predecesores porque provenfan de la clase media y no de la elite que habia manejado los lenguajes simbélicos de la cultura en con | poder desde la Colonia y que Rama denomina “ciudad letrada’: Muchos de estos escritores eran ademas representativos de las oleadas migratorias que Hlevaron a tan: tos provincianos a las grandes ciudades latinoamericanas. Los modernistas, sugiere Rama, rrumpieron “desde la calle” a la cludad letrada con un posicionamiento atipico, poniendo en evidencia la relacién univoca entre poder y verdad, entre significante y significado en que se funda la legitimidad letrada¥ A partir del desarrollo de espacios y précticas culturales alter: natives —como el autodidactismo, la bohemia y el periodismo— los modernistas reflexio naron y redefinieron la funcién de la literatura frente a la politica, al emergente mercado burgués y frente a la institucién literaria hasta entonces vigente; con ella se convirtieron en exégetas de su propio discurso literario; de ahi su modernidad, La trayectoria y las estrategias literarias de De Campo responden, sin duda alguna, esta coyuntura histérica. No hay mejores palabras que las que el propio Micrés escribié en homenaje a su coetineo modernista Manuel Gutiérrez Najera, para describir las vicisitudes de su propio quehacer literario: Méstarde el Duque ha sido una excepcién, sobreviviendo sin dejar mas de dos volimenes, siendo aplaudido cuando su obra se halla dispersa, siendo apreciado y admirado cuando, yllo diré de una vez, el criterio nacional no est para comprenderlo...La obra mas dificil sa literatura frigil,irizada [sic], cambiante y caprichosa...es la que menos se paga.’ Las palabras de De Campo aluden alla paradéjica recepcién del modernismo, y de la cual Ja obra de Gutiérrez Najera era representativa: un piiblico burgués se deleitaba con ella aun: que, en el fondo, no la entendiera. Rubén Darfo, en sus "Palabras liminares” a Prosas profanas, se refiri6 a este problema de la recepcién sefialando “la absoluta falta de elevaci6n mental de Ja mayorfa pensante de nuestro continente, en la cual Impera el universal personaje clasifica- do por Remy de Gourmont con el nombre de Celui-qui-ne-comprend-pas"® “Rama Teva a cabo este andliss en varias de sus obras, principalmente en Las mdscaras demcrtics dl moder: risa y Rubén Dario el modernism Montevideo: Fundacién Angel Rama / Arca Editorial, 1985 on “habitus” Pierre Bourdieu se reficroa ese conjunto de dsposicones ineuleadas desde temprana edad ya partir de las cuales se generan las prcticasy pereepciones dels esrtores, Cf Horde, The Feld of Cultural Production, 4, Randal ohnson. Cambridge: Polity Press, 1993, p.5-6 * Gf Ange! Rama, La cad letrada Hannover, i: Ediciones del Note, 1984. 67. 1 Duque Jos en Revista Azul, 4, nm. 14 (2 feb 1896), p. 221 * Rubsn Dao, Prosasprofenas. Pars / México: Libreria de la Viuda de Charles Boure, 1925, p47 Nacida en los periédicos, la obra de Micrés también era “fr prichosa’ y formaba asimismo parte de una nueva “estructura de sentimiento’, como dirfa Raymond Williams al referirse a las tendencias estéticas en estado de latencia gestadas en periodos de transicin, tipicos de la modernidad.’ Sin duda, el escritor cubano José Mart ddiagnosticé licidamente en su famoso prélogo al Poema del Nidgara, de Juan Antonio Pérez Bonalde (1882), la "estructura de sentimiento” que anunciaba el fin de siglo: No hay obra permanente, porque las obras de los tiempos de reenquiciamiento y remolde son por esencia mudables e inquietas; no hay caminos constantes, viskimbranse apenas Ios altares nuevos, grandes y abiertos como bosques. De todas partes solicitan la mente ideas diversas —y las ideas son como los pélipos, y como la luzde las estrellas, y como las las de la mar—. Se anhela incesantemente saber algo que contfirme, o se teme saber algo que cambie las creencias actuales... El periédico desflora las ideas grandiosas. Las. ideas no hacen familia en la mente, como antes, ni casa, ni larga vida, Nacen a caballo, montadas en relampago, con alas.” Los relatos de Ocios y apuntes (1890), Cosas vistas (1894) y Cartones (1897), la novela La Rumba'" y cientos de escritos de De Campo aparecieron precisamente en ese “desflorador de ideas grandiosas” que era el periédico." Es importante entonces establecer un vinculo entre su literatura y el periodismo, medio de producctén que la hizo posible, primero, por- que en el contexto periodistico De Campo desarrollé su estilo sincrético al enfrentarse con esa “prosa menor. no codificada por la ret6rica y la academia que Ilenaba como sirvienta informativa los periddicos"? imprimiéndole a sus escritos rasgos costumbristas,realistas y ‘modernistas, asi como los trazos de lenguajes urbanos que hasta entonces habfan quedado fuera de la normatividad literaria, algo que, pese a sus acendrados paisajes de cultura, tam: = hicieron los llamados modernistas, Raymond Willams, “Structures of Feeling’ en Marsism and Literature Oxford: Oxford University Press, 1977, 2sjone Mart, "Prologo al poema del Niigara de Pérez Ronald’ en Obras completas La Habana: Centro de Estudios Martianos, 2000, p. 227 ° La Rumba aparecio pr entregas entre 1990 y 1891 en EI Nacional, © Los dnersoseseritos de Angel de Campo ha sido recopliados desde ls afios $0 por numerososestudisos, nt Jos que destacan Mauricio Magdaleno (Pueblo y canto, México: UNAM, 1939); All Chumacero (Cuentosyernicas México: ste, 1944); Antonio Fernindes del Castillo (Micrés, Angel de Camp. El drama de su vida. Poesiasy rosa Selecta México: Nueva Cultura, 1946); Sylvia. Ganduto (Crénicsy relatos inéditas Mexico: Ateneo, 1969); Josefina Estrada (Apunces sobre Perco Vera y tos Cartones de Al Méxieo: Premis, 1979); Fernando Tola de Habich (Las ufo otros chismes de barrio. México: UAM, 1905) y Miguel Angel Castro (La Semana Alegre. Tick Tac. México ‘kas 1991) Una compilacinertca de toda ia obra de Angel deCampo se encuentra en proceso deedicén ajo la ‘oordinacin de Miguel Angel Castro, en ln SAM esta edicién se inegraré una novela india, Los clvelesdoble, ava ernieas desconocidas iguel Angel Rama, Rubén Dario ye! modernismo (dreunstanca sociogcondmioa de un arte americane) Caracas Ediciones de a Biblioteca de a Universidad Central de Venezvela 1970, p. 9. "La hbrider dela literatura modernist debido as relacén con lperiodismo, yen particular elsincrettsmo deka Salada por diversos critics, inchyendoa Ramaenlos bros citados. También consi ernidad en América Latina Literatura ypoiia ene siglo xx México: FS, ‘rénica modernist ha sido tese Julio Ramos, Desencuentrs de la me 30 TER saan Pineda Franco En segundo lugar, porque fue en el periédico donde se manifests la inventiva (digamos “modernista’) de De Campo al reflexionar sobre el papel del escritor y de la literatura en la sociedad moderna, diferencidndola del periédico y haciendo un diagnéstico de la organiza- ‘i6n textual y la funci6n politica y social de los discursos. Paradjicamente, la literatura de De Campo definia su érea de accién en el periédico y no en las instituciones establecidas para la alta cultura, pero al mismo tiempo se autorizaba como discurso critico del periodismo que le habia dado origen. En este sentido, el periédico fue también el escenario propicio para dar cuenta de la encrucijada de la literatura, la cual, como cualquier otro objeto de consumo, se incorporaba a las leyes de la oferta y la demanda, perdiendo su condicion de discurso trascendente, tinico y esencial. En el periédico, De Campo —como muchos otros escritores mayoritariamente asociados al modernismo— comprob6 que su literatura estaba destinada ‘aun piiblico carente de sensibilidad literaria, La re-definicién del quehacer literario como critica de la modernidad a partir de su di- fici relacién con el piiblico lector esta presente en muchos relatos de De Campo aparecidos injcialmente en la Revista Azul, publicacién asociada con el modernismo de Manuel Gutiérrez Najera.!® En “Las esclavas’, "Miss Florence Roberts" y ‘A través de Chopin’ la crisis del arte se representa en relacién con una recepcién que, durante el periodo y en el escenario latinoame- ricano, tuvo su alegoria mas representativa en el cuento de Rubén Dario "El rey burgués”!* En este cuento, el escritor nicaragiense hace la sétira de un nuevo rico (el rey burgués), quien sigue allegado a la prosodia y a la retdrica tradicional sin entender nada de filosofia poética pero, al querer estar “al dia’, integra al poeta a su coleccién de bienes de lujo, convirtiéndolo en objeto de consumo, Los relatos de De Campo mencionados abordan la crisis del arte de ‘manera similar "Las esclavas” es una irénica alegoria de la comercializacién del arte, mientras que “Miss Florence Roberts” y ‘A través de Chopin’ crtican la subordinacién de la misica de Chopin a las exigencias del gusto burgués. En otros relatos De Campo presenta esta crisis desde otro Angulo al subrayar la contradic- ‘ién mas notable del periodo: expansién econémica, pero restrccién cultural y moral. La ideologia provinciana de a sociedad mexicana —reticente alos cambios acarreados por la modernizacién ¥ de os que la nueva literatura daba cuenta— también constituia un obstéculo para el desarrollo del arte, Este es el caso del relato “Marcos Solana’. El protagonista es un poeta enfermo que, por consejo de sus médlicos, decide regresar al campo para curarse y purificarse. No obstante, con la muerte [fisica y literaria) de este protagonista, el relato desmitifca la idealizacion romantica del campo como antitesis de la impureza urbana, destacando, sin nostalgia, el fanatismo religioso y Ja intolerancia social de esta comunidad, que obstaculiza el desarrollo lterario. 11989. En su prélogoa las crnicas de La Semana Alegre, Miguel hngel Castro hace notr la convivenla de tendencas costumbristas,valstasy modernistas en as erica y relatos de Angel de Campo. 'S He estudiado la relacién de De Campo con Gutiderez Najera en "Manuel Gutiérter Najera y Angel de Campo (cris) en a Revista Azut en La Palabra y ef Hombre, nim. 106 (oct-nov- 1988), p. 121-136, "Cuento aparecdo enol libro Azul, publicido en Chile en 1888. La modemida de Angel de Campo En otras crénicas y relatos De Campo presenta la diffcil relacién entre el artista secular y su piblico fuera de la espectficidad porfiriana, con el fin de universalizar la crisis del arte de ese period. Este es el caso del relato titulado “Una tarde de nostalgia’, cuya trama se ubiea en Estados Unidos. Bl protagonista del relato es un pintor, descrito como “un muchacho prematuramente canoso, quiza un tisico, quizé un agotado, tal vez un pillo’!” Este artista se ha dado alla tarea de vender un cuadro entre los asistentes de una taberna en un barrio de inmigrantes irlandeses y judios en Chicago. El cuadro es en sf mismo una alegoria sobre la discrepancia entre as aspiraciones insatisfechas del artista (en el cuadro, un poeta) ‘yl medio en que su arte germina a través de una imagen de suicidio: Una botella hecha a brochazos con una abigarrada etiqueta, una copa lena a medias ‘con la blancura verdosa y opalina del ajenjo [..] un periédico cayendo del borde de una mesa...y una cruz de defuncién; sobre él, junto a una bala aplastada, una pistola y en primer término un crdneo amarillo, destrozado en el parietal derecho y cefido por una guirnalda de rosas frescas. —Le pote, me dijo."* La“‘botella hecha a brochazos' la “blancura verdosa y opalina del ajenjo" ylaalusién “le pobte” son elementos que contribuyen a la representacién del artista bohemio y decadente prototipico de a pintura y literatura europeas dela época,y que retomaban varios escrtores Tatinoamericanos con el fin de cuestionar el pragmatismo positivista y el uiltarismo de la época. En la pintura también se representa un periédico alusivo ala escritura vulgar que se impone y contrapone ala literaria, y que orlla al poeta al suicidio. En este relato De Campo correlaciona la marginalidad del artista en la esfera dela cultu- raetrada, con la marginalidad socto-econémica. La taberna es un sitio de inmigrantes judios ce irlandeses,y l artista dela historia parece ser de origen judio: “encuadrada la palidez ama- rillenta de su cara por una barba hebrea descuidada’" De esta forma, el artista es dablemente marginal: como judo ettante y artista incomprendido, Por otra parte, al colocar al artista finisecular en un contexto que, a la luz del positivismo, era considerado enclave de “degene- raci6n social” y "heterogeneidad racial’, De Campo ensombrece os discursos higienistas que abogaban por una ética positvista del trabajo, dela cual la literatura no debia desvincularse:” 7 De Campo, “Una tarde de nostalgia’ ena Revista Azul, idem, idem Up eemplo de esta tendencia higiensta es Ia recepcién antibohemla que varios escitores dela Revista Azul hicieron de Manuel Guigtrez Najera a raj desu prematura muerte. ara Manuel Flores, la ohemta “es un bosque de Dandy florid. donde se goza de plea libertad, yen donde vienenasolazarse las musas, pero en cuyas ener ‘Giadasy veriuetos aida una cuadila de bandoleros: los vielos Flores sostenia que "Najera fue el primero que Seaventurd en levar gardenia en e ojala pagara sus acreedores,y que comenzando por Fespetarse a i mismo “cabs por hacer tespetables la literati ya poesia’ vid "El duque Job en Revista Azul nim. 14 (2 fb, 1896), pp 21% Gutiérrez Najera fue caracterizado asimismo como un cudadano elemplar, el cual pasaria a ls posteridad fracas a su civica bondad, id. Adalberto Esteva,& Manvel Guérrex Najera’ en Revista Azul. nim, 14 (2 feb nim. 1 (Gago. 1696), p10. 131 132, CRB dete Pineda ranco Cabe resaltar que —a pesar de que el artista y los clientes de la taberna provienen del mismo contexto socio-econémico y comparten el mismo origen racial— la historia hace é fasis en el contraste entre la delicada sensibilidad del artista y la vulgaridad del medio. Este contraste se evidencia en las elucubraciones del propio narrador respecto ala muerte, destino fatal que seguramente habria de tener el vendedor de cuadros en la taberna, un destino que ya merecié el poeta representado en el cuadro, y que finalmente también acecha al narrador, un “hombre de paso’, tal vez un viajero que se autorrepresenta dela siguiente manera: “cansado, nostalgico hasta la médula, deseoso hasta de morir, me apoyé casi de bruces sobre la baran- dilla de un puente...de un tio que atraviesa el barrio industrial de una ciudad americana Chicago se convierte asi en el espacio propicio para elaborar una critica de la modernidad a través de una perspectiva nostalgica que ve en el arte un iltimo reducto para rehacer la esta- bilidad perdida, De esta manera, el relato es representativo de la tendencia paraddjica de la literatura moderna, que se constituye y se legitima narrando su propio estado de crisis. Por otra parte, en tanto crénica de viaje, el relato establece el teritorio de la identidad fuera de las coordenadas geogréficas narradas. Durante esta época el género de viajes const- ‘uy6 un vehfculo id6neo para brindar a la burguesia vistas ideales de un mapamundi del pro- _greso que acogla a Latinoamérica en su seno. Las grandes capitales eran modelos de progreso y los desplazamientos geogrificos, viajes de recreo o de aprendizaje. Desde esta perspectiva, ser cosmopolita equivalia a ser un préspero cludadano de la época. La literatura modernista, aunque desde otro Angulo, también hizo del cosmopolitismo un credo estético. Indudablemen- te fue Rubén Darfo quien supo aprovechar de mejor manera su figuracién como poeta errante ¥y ecuménico en las grandes capitales de la época, que al filo del 900 se despojaban del can- or provinciano para manifestarse cosmopolitas. n 1896, el presidente del Ateneo en Buenos Aires, Rafael Obligado, do la bienvenida al poeta nicaragiiense con las siguientes palabras Este poeta no es un argentino ni es en realidad un american. Su musa no tiene patria cen el continente; la tiene en el seno de la belleza, Su indole es refractaria a la frontera ‘geogréfica como al limite de los tiempos... Su musa realiza la leyenda del judio errante, pero con agilidad perpetua, con impetu juventl, sin el cansancio sudoroso de la tradicién, hebraica. Toda nuestra América lo ha visto pasar... palmas juveniles... e han enviado el aplauso resonante dela victoria.” La representacién de Dario por Obligado como impetuaso y juvenil judo errante dista mucho de la que De Campo esgrime en su relato sobre el artista de la taberna en Chicago y es que, en este relato, propone otra tendencia de la literatura modernista que la critica ha detectado en el panamericanismo de José Marti, particularmente en sus crénicas norteame- ricanas, en las que Estados Unidos aparece como el espacio pragmitico y utilitario opuesto 1896), p21 ® De Campo, "Una tarde de nostalgia’ op. p10. * Pedro Luis Barcia, Esritosdspersos de Rubén Dara. La Plata Universidad Nacional de a Plat, 1968, p. 32-33 ‘La modernidad de Angel de Campo ala sensibilidad latinoamericana. En el relato de Micrés el artista no es un turista, sino un exliado y Chicago no es Cosmépolis, sino el cementerio del arte y el espacio de la alteridad. De esta manera, con tn punto de vista narrativo ubicado en una posicién de marginalidad, De Campo cuestiona la geopolitica del cosmopolitismo. Por tiltimo, cabe destacar la importancia del periédico alegorizado en la pintura, porque reaparece en el acto de lectura del propio narrador de esta historia, Este acto representado en la diégesis sugiere que De Campo no se refiere inicamente al terreno de “lo reat’, si por real ‘entendemos la representacién objetiva de las condiciones sociales que marginan al artista en la taberna, En realidad, De Campo alude a la constitucién misma de los discursos y ala ‘manera en que éstos dan cuenta de la realidad, “Una tarde de nostalgia” muestra tres repro- ducciones de lo real: en primer lugar, a nivel de fa anécdota, est la historia de la taberna na- rrada desde el punto de vista testimonial del narrador-viajero: en segundo, esté la pintura de a muerte del poeta que condensa, con lenguaje alegérico, la crisis del artista finisecular, y en tercer lugar esta el periddico, que reporta los hechos con un criterio de eficaca informativa. Al desvelar la légica indiferenciada del "hecho" periodistico, De Campo cuestiona la idea misma de objetividad, que distancia al lector de “Io rea’, puesto que oblitera el cardeter singular y excepcional del acontecer. El periédico transforma y reduce los acontecimientos ‘@ meras notas informativas, que desaparecen en el mar infinito de hechos intrascendentes. Asilo atestigua la lectura del periédico que lleva a cabo el narrador de la historia: “He lefdo los diarios sin encontrar més que vagas noticias: en la calle de Rosenbroock se guillotiné un chino’; en el South River se apufalé un italiano, vendedor de frutas, ‘se ha encontrado en el muelle ndimero 3 el cuerpo de un desconocido casi disuelto por las aguas... Al yuxtaponer élrelato subjetivo del narrador-viajero con el relato objetivo que la prensa hace de las nume- osas muertes acaecidas en una ciudad anénima, De Campo desvela la ineficacia del discurso periodistico para transmitir la experiencia de lo real. La critica al periodismo reaparece en la novela La Rumba, aunque no necesariamente como contra-discurso de la literatura, sino en relacién con su caracter de bisagra entre los actos juridicos y la recepcién social de dichos actos. La Rumba no es una historia naturalista de degeneracién social, sino una reflexin meta-textual que pone al descubierto, primero, las estrategias ret6ricas de los discursos criminolégico y juridico durante el porfriatoy, segundo, la manera en que el periodismo transmite estos discursos al gran piiblico, a partir de efectos melodramaticos y espectaculares. La novela reflexiona entonces sobre la construccién social de la justicia y la importancia de la figura del periodista para reproducir esta construccién. Sin duda la historia de Remedios, una mujer caida que finalmente comete un crimen pasional, podria leerse a partir de la ideologia criminol6gica del positivismo, que considera- ba la biograffa del criminal como una secuencia de patologias heredadas o adquiridas en un medio degenerado, y el testimonio del criminal como un primer paso hacia la regeneracién, De campo, “Una tarde. pet p11 3H 1 134 CGR deta Pned ran social Desde el principio de la novela De Campo le confiere a Remedios un pasado proto- tipico que pudiera explicar, en términos naturalistas, su futuro comportamiento delictivo, La caida de Remedios estarfa asociada al entorno peligroso y amenazante de su barrio, donde “flotaban cadaveres de animales [..] y zapatos boquiabiertos"* Asimismo, su propia ascen- dencia racial y social es determinante en su futura cafda, por ello "daba lastima ver [..] los moretones, rastros de célera brutal del herrero’, su padre alcohélico:* No obstante, la explicacién del delito con base en Ia asociacién que la ciencia criminol6- gica establecia entre patologias heredadas y entornos sociales con conductas criminales, se complica en esta novela porque Remedios misma se propone superar ese medio y esa heren- cia que la condenan y restringen socialmente. Cabe advertir que Remedios es masculiniza~ da por la comunidad: “decfanle la Tejona por sus modales broncos"2” Este comportamiento atipico, desviado en términos de categorias culturales de género, se relaciona con el deseo de ascenso social de la protagonista ("Yo he de ser como las rotas”),* y con su voluntad para ‘cancelar el abuso del padre ebrio, cuyos puftetazos, ella: "hosca, feror, intratable [..] paraba ‘como un maestro de pugilato””” Desde esta perspectiva, la "masculinidad” de Remedios alude a una coyuntura de époc clingreso de la mujer a la esfera pitblica, Diversos estudiosos han establecido 1a correlacién centre la ruptura de los roles domésticos femeninos y las representaciones didcticas o tre- ‘mendistas de la mujer, que proliferaban desde el punto de vista de diversas disciplinas (jurt ica, religiosa, literaria, periodistica). En la novela De Campo representa, en el escenario del jicio de Remedios, no los hechos sino las diversas opiniones sobre el “deber-ser” de la mujer, para explicar esos hechos; valga un ejemplo: “las mujeres no han nacido para las aulas...Un hombre... Je promete un hogar, y ella lo rechaza porque es un tendero’" Desde la perspectiva criminolégica, el rechazo de Remedios a la proteccién patriarcal sélo confirmaria su futura degradacién moral. Por ello, la respuesta de Remedios a los juicios preestablecidos sobre su conducta social y moral evidencia una interpelaci6n ala justicia que va mas alla de la ley. Para desarrollar esta idea, valga recordar el testimonio de Remedios durante el juicio, donde la protagonista muestra una vulnerabilidad que hasta entonces no la habfa caracteri- zado. Con el fin de ganarse la misericordia y, por ende, el perdén de los espectadores, declara: “yo que le habia de quitar la pistola y 61 que no, hasta que se resbald, yo me caf con él y se Salié el tiro; después no le doy a usted razén, porque me puse como loca’ Sorprende la “fe- 7 Un ejemplo de eae tipo de discurso se encuentra en Carlos Roumagnac, Los eriminales en México. Ensayo de ps colgiaerminal. México Tipografa del Fenix, 1904. De campo, Ocasyapuntes La Rumba. El de Marfa del Carmen Milin, México: Porta, 1976, p, 189, aaa Idem, = Idem > Idem, * Idem Idem, amodemidad de Angel de Campo ORB mineidad” de esta confesién cuando se contrasta con las ya referidas actitudes masculinas de Remedios, alias “Ia Tejona’ La actitud de Remedios en el juicio podria ser interpretada, por inferencia, como una estrategia para burlar la justicia a través de la imitacién de signos cculturales que en la época se asociaban con el comportamiento femenino (pasién, pasividad, locura). Las que matan, sefiala Josefina Ludmer, actian estos signos para hacerse agentes de una justicia que va mas allé del Estado’ Si Remedios no puede ser juzgada fuera de los de- terminantes sociales y culturales que dictaminan su condicién de “mujer es necesario en- tonces actuar estos determinantes en beneficio proplo. Por otra parte, la no-responsabilidad legal de Remedios con la argucia del “acciden- te" (la pistola se disparé) podria ser entendida, dentro de la trama novelistica, como la fatalidad tipica del determinismo, del cual nunca escapan los personajes naturalistas, Sin embargo, De Campo sugiere otra interpretacién al momento de reconfigurar la escena del crimen y presentar la evaluacién legal, moral y social de Remedios a partir del discurso pe- riodistico; en ese momento, a anéedota determinista se trastoca en "carnaval democratico de la modernidad’" Valga notar el gesto casi brechtiano™ a través del cual el narrador de La Rumba sefiala la calidad artificiosa del juicio de Remedios, y también de su propia escritura: "No he cono- cido los detalles del crimen 0 desgracia (vamos a ver qué sale). Dada la imposibilidad de explicar lo que se desconoce (la culpabilidad o inocencia de Remedios), sélo queda asistir al especticulo de su reproduccién. A partir del episodio del crimen, el determinismo social se rmanifiesta en la novela como una invencién masculina (no en calidad de verdad cientifica) y Remedios como una figura cultural saturada de sentidos en torno al deber-ser mujer, pero también al régimen espectacular de querer-ver a la mujer. La conversién, de personaje "de carne y hueso” a figura “textual” en el periédico, se evidencia claramente en la siguiente cita: Remedios, tt querfas hacerte notable... pues has conseguido tu deseo...en un segundo, ‘tunombre ha recorrido el espacio que separa la mesa de un gacetillero de ese monstruo que te fascinaba: la sociedad... Tienes ya tu lugar en la gran comedia humana, y el pii- blico ha lefdo con avider ese capitulo cuya trama —esa trama vulgar de todas las trage~ dias— fue el amor, y cuyo desenlace ya presienten los filésofos inéditos de La Rumba." Laerftica que De Campo lleva a cabo en estos capitulos se dirige a la prensa de a centa- vo, ejemplificada en la cobertura de 1 Noticioso y en Lucas Rebolledo, el cazador de noticias, conocido entonces bajo el anglicismo de repérter. Este escritor también alude a la prensa idem "Tomo la frase en alsin a uno de os capitulo dl ibro de Angel Rama, Las mdscaras demecréticas del maderntsmo. Me refieo al sgno intencional el paréntesis emitido por el narrador para establecer una distancia critica con el lect al subrayar la calidad textual de To narrado * pe Campo, Oeiaop. ct, p. 189, *taem 135 modernizad: ay de gran tiraje que se afirmard con EI Imparcial, periédico representativo de la supuesta “no-politica’ de la administracién porfiriana. A partir de 1896 esta prensa de De Campo le otorga el privilegio positivista de la objetividad, al representarla con una prosa escueta, breve y sin gran adjetivacién, pero al mismo tiempo la desautoriza, al neutralizar el valor de la imparcialidad dentro del circuito de propagacién de la noticia: “El periédico mas lefdo de la capital levanté ese inmenso murmullo que acompafa a los escandalos, cuyo punto inicial es el crimen”2 Un régimen de visibilidad espectacular, es deci, susceptible ala ih imagenes, es el qu in yal consumo de eriza la cobertura de Rebolledo, el reporter, a través de la insercién de elementos no lingisticos en la ficcionalizacién que la novela lleva a cabo de su reportaje. En esta ficcionalizacién aparecen: el mapa de la escena del delito, la fragmentacién de la anécdota a través de encabezados efectistas y la reiteracién del crimen como espectaculo. Dela pluma de Rebolledo sale el siguiente retrato de Remedios que revela una fuerte dosis de tremendismo y morbosidad: “Su aire espantaba: livida, convulsa, sollozante y casi desnuda, parecia la sombra de Macbeth’ De esta manera, el reporter se convierte en el fisgon niimero uno de la era porfiriana, Como una prostituta, cruza las fronteras de la ciudad y recorre los espacios proscritos de la misma para hacerlos piblicos con fines de entretenimiento, neutralizando cualquier lectura critica de estos espacios proscritos.** Rebolledo no es s6lo el repérter, sino también aquel que introduce al narrador ala cércel de Belén, acompafidndolo durante eljuicio y susurrindole la légica espectacular de la informaci6n: en esa obra tados ganan mirando a Remedios, incluso sus poetas inéditos. Es curioso que las estrategias de extraflamiento de De Campo no hayan evitadlo que sus primeros lectores en las entregas de EY Nacional hayan tomado el juicio de Remedios como la cerdnica de un acontecimiento real," y es que los limites entre ficcién y realidad en materia de crimen no eran del todo claros cuando se trataba de su reproduccién periodistica, Prueba de ello es que la cobertura de los erfmenes pasionales perpetrados por mujeres cera mayor en la prensa popular que los que realmente acontectan.” Inevitablemente, el narra- dor de La Rumba también se hace cémplice de lo real, pero de lo real entendido como el espec- kde © Idem comparacin dela prensa noticosa con la prostitucin era cami en esta pace. Gutiérer Nera comentaba a respecte: "la prensa se prostituyey deja de sr la matrona augusta dela Roma honrada para convertirse en una mise ‘able baragana’ en Elisa Speckman, "La prensa, lo priodistas yas lectores(hudad de México, 1903-1911)" Belem Clary Fernando Cure, Revita Moderna de Mésico (1903-1911), vol 1 Context, México: UNat fl, 2002, p 107-142, * Vid Introd, de Maria del Carmen Mili, eis. op. ct XV, © Patrick Frank, Posada Broadsheet. Mexican Popular Imegery 1690-1910. lbuauerque; Univesity of New Mexico, 1998, p18 La moderidad de Angel d 137 téculo de un melodrama, De los jueces de Remedios, dice el narrador con impostada emo- cién: "no habia uno solo que bajaraal fondo de su corazén de mujer” Desde esta perspectiva, Ia modernidad lteraria de Angel de Campo radica no Gna mente en su capacidad autorreflexiva sobre el papel dela literatura en el contexto periodts- tic, sino en la funcién critica que él le asigna ala literatura para parodiar los procesos de significacién que dan sentido y legtiman los imaginarios hegeménicos periodo. Detras de la mascara cientifica que sanciona a Remedios y de la sensacionalista que la viste y desviste durante su juicio, estén los vacios de sentido del proyecto civilizador del porfiriato. Sin duda alguna, tal desenmascaramiento convierte a Micrés en un escritor indis cutiblemente moderno, 3 De Campo, Oeos. op et, p18,

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