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Aristóteles Ética a Nicómaco, Libro IV, Capítulo 7 Versión 2021

7. {La arrogancia, la ironía y la sinceridad.}

Ahora bien, casi en torno a lo mismo se da el término medio de arrogancia y de ironía, 1127a13
que también carece de nombre. Entonces no daña examinar estas cuestiones; en efecto, 15
mejor hemos de conocer más en relación con las costumbres en cada caso particular y
hacer una revisión en detalle, además hemos de convencernos que la excelencia es el
término medio, viéndolas en todos los casos. En la convivencia ya se ha descrito a
aquellos que del dar hacen un placer o un dolor; veamos ahora a aquellos que persiguen
la verdad o la falsedad, en los razonamientos y en las acciones, como objetivo de sus 20
pretensiones. (1)

Pues bien, parece que el arrogante pretende el engreimiento, no existiendo en realidad


nada grande, o pretende más que lo que en realidad tiene, y por otra parte, el irónico la
niega o la empequeñece, pero el término medio dice la realidad por su nombre siendo 25
sincero en ambos casos, en la vida y en la razón, afirmando la realidad en ambos casos,
ni agrandándola ni empequeñeciéndola. Esto en cada caso lo puede hacer una persona
con o sin un propósito. Pero cada uno es como es, es decir, dice y actúa en la vida según
su hábito, si no está actuando con un objetivo posterior. Por sí misma la falsedad es 30
repugnante y censurable, en cambio la verdad es noble y digna de alabanza. De modo
que el hombre sincero es el término medio, laudable, y los hombres falsos, son ambas
censurables, pero más el arrogante. (2)

Discutamos en torno a cada uno de los que hemos nombrado, pero en primer lugar
veamos el hombre sincero. Pues bien, no hablaremos del sincero en todos los casos, ni
cuando es injusto o justo (en efecto, estas son otras excelencias), sino que en cuanto se 1127b1
considera respecto a la verdad en la palabra y en la vida, en cuanto sea un hábito el ser
así. Tal parecería ser un hombre cabal. En efecto, el amante de la verdad dirá la verdad
aun cuanto no haya nada en juego y con mayor razón cuando haya algo en juego; evitará 5
la falsedad considerándola como algo vergonzoso, el hombre que antes se guardaba de
la mentira por la mentira misma; y tal hombre es digno de alabanza. En efecto, se inclina
más bien a decir menos de lo que es verdad; pues esto le parece mejor porque las
exageraciones son odiosas. (3)

Pues bien, al que pretende más de lo que tiene, sin proponerse nada, se le considera un 10
miserable (pues en otro caso no se complacería con la falsedad), pero manifiestamente
es más vanidoso que malvado. Si tomamos en cuenta a otros, que lo hacen por la gloria
o el honor, no son conductas tan censurables; pero los que lo hacen por monedas o por
algo que le permita ganarlas, es un comportamiento más vergonzoso (el ser arrogante no
está en la capacidad, sino en la decisión; pues el ser arrogante es en virtud de un hábito y 15
por tener tal disposición); así como el mentiroso hace daño ya sea con lo que falsea, ya
sea porque desea reputación o ganancia. Por consiguiente, los que dan en aras de la
reputación pretenden cualidades que provocan alabanzas o felicitaciones, pero aquellos
cuyo objetivo es la ganancia pretenden cualidades que son valiosas para sus vecinos y
cuya ausencia no es fácil de detectar, como los poderes de un mago, de un sabio o de un 20
médico. Por esto, la mayoría de la gente finge este tipo de situaciones y se jactan de ello;
en efecto, las cualidades mencionadas se dan en ellos. (4)

Traducción: Cristóbal Videla-Hintze 1


Aristóteles Ética a Nicómaco, Libro IV, Capítulo 7 Versión 2021

Los irónicos, se subestiman en lo que dicen, se manifiestan más atractivos; en efecto,


tomando en cuenta que no piensan en la ganancia huyen de lo rimbombante; más bien 25
niegan ser presumidos, como también lo hacía Sócrates. Aquellos que niegan
insignificancias manifiestas se llaman hipócritas y son más despreciables; a veces tal
actitud parece jactancia, como la de los lacedemonios con su vestido; pues no sólo es
jactancia el exceso, sino también el excesivo quedarse corto. En cambio, los que usan
moderadamente la ironía y en torno a lo que no resalta mucho y ni es manifiesto nos 30
resultan atractivos. Así pues, el arrogante es lo contrario del sincero, en efecto, es peor
que el irónico. (5)

Notas.

(1) Aquí Aristóteles introduce los conceptos de arrogancia e ironía.

El Prof. Ross llama la atención que Aristóteles en los tres capítulos anteriores no les había puesto nombre a
estas características, pero ahora sí se los pone, especialmente a la excelencia, el hombre sincero. En contraste
con la arrogancia y la ironía, la excelencia del hombre sincero se refiero exclusivamente a sus propias
cualidades y no a ser sincero en general.

(2) Continúa introduciendo conceptos: el hombre sincero; para lo cual necesita la verdad y la falsedad.

(3) Aquí trata del hombre sincero, aclarando que no está relacionado con la justicia, sino que con la verdad o la
falsedad.

En este caso, observa nuevamente el Prof. Ross que el ser sincero no se relaciona con el sentido general del
término, sino que exclusivamente a sus propias cualidades.

(4) Interesante distinción de Aristóteles entre la motivación por la gloria versus la motivación por lo material.

(5) Aquí el Prof. Ross comenta que Sócrates más recurrir que a la ironía recurría a la ignorancia. Si acaso
Aristóteles esta actitud la considera no sincera no queda claro; si acaso Platón trató de que sus lectores tomaran
la negación del conocimiento de Sócrates como sincero o no, es un tema intensamente discutido.

presumir Del lat. praesumĕre.


1. tr. Suponer o considerar algo por los indicios o señales que se tienen. Presumo que quiere conocerte
en persona.
2. intr. Mostrarse muy orgulloso de sí mismo o de sus cosas. Presume DE ser el que más gana.
3. intr. Preocuparse mucho del aspecto propio para parecer atractivo. Cuida mucho su vestuario porque
le encanta presumir.
jactancia Del lat. iactantia.
1. f. Alabanza propia, desordenada y presuntuosa.
jactar Del lat. iactāre.
1. tr. desus. Mover, agitar.

Traducción: Cristóbal Videla-Hintze 2


Aristóteles Ética a Nicómaco, Libro IV, Capítulo 7 Versión 2021

2. prnl. Dicho de una persona: Alabarse excesiva y presuntuosamente, con fundamento o sin él y aun de
acciones criminales o vergonzosas. Se jacta DE conocerla bien. Era u. t. c. tr. Jactar valor, linajes.
arrogar Del lat. arrogāre.
1. tr. p. us. Atribuir, adjudicar.
2. prnl. Apropiarse indebida o exageradamente de cosas inmateriales, como facultades, derechos u hon
ores.
false pretensión imposture boastfulness - falsa pretensión impostura jactancia

Traducción: Cristóbal Videla-Hintze 3

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