AUTORA :CAMILA NICOL HUAMAN CHINININ

LITTELE RED RIDING HOOD

2022
 LITTELE RED RIDING HOOD
Once upon a time there was a little girl who
wore a beautiful red cape. Since the girl
used it very often, everyone called her Little
Red Riding Hood.
One day, Little Red Riding Hood's mother
called her and said:
—Grandma doesn't feel very well, I've
baked some cookies and I want you to take
them to her.
"Of course I do," answered Little Red Riding
Hood, putting on her cape and filling her
basket with freshly baked cookies.
Before leaving, his mother told him:
— Listen to me very well, stay on the road
and never talk to strangers.
"I know mom," answered Little Red Riding
Hood and immediately left for Grandma's
house.
To get to Grandma's house, Little Red
Riding Hood had to cross a path through
the thick forest. On the way, he met the
wolf.
"Hello little girl, where are you going on
this wonderful day?" asked the wolf.
Little Red Riding Hood remembered that
her mother had warned her not to talk to
strangers, but the wolf looked very elegant,
he was also very friendly and polite.
"I'm going to Grandma's house, Mister
Wolf," the girl replied. She is sick and I am
going to bring her these cookies to cheer
her up a bit.
"What a good girl you are!" exclaimed the
wolf. "How far do you have to go?"
—Oh! I have to get to the end of the road,
Grandma lives there—Little Red Riding
Hood said with a smile.
"I wish you a very happy day, my girl,"
replied the wolf.
The wolf went into the forest. He had a
huge appetite and was not really to be
trusted. So he ran to Grandma's house
before Little Red Riding Hood could catch
up with him. His plan was to eat Grandma,
Little Red Riding Hood and all the freshly
baked cookies.
The wolf knocked on Grandma's door.
Seeing him, the grandmother ran terrified,
leaving her shawl behind. The wolf took the
shawl from the old lady and then put on his
glasses and his night cap. Quickly, she
climbed into Granny's bed, pulling the
blanket up to her nose. Soon he heard a
knock on the door:
"Grandma, it's me, Little Red Riding Hood.
With you disguised, trying to sound like
granny, the wolf said:
—Come in my girl, I'm in bed.
Little Red Riding Hood thought that her
grandmother was very sick because she
looked very pale and sounded terrible.
—Grandma, grandma, what big eyes you
have!
"They are to see you better," replied the
wolf.
—Grandma, granny, what big ears you
have!
"They are to hear you better," whispered which was ajar. Granny was hiding behind
the wolf. him.
—Grandma, grandma, what big teeth you Seeing the woodcutter, the wolf jumped
have! out the window and fled in fright, never to
-They are for eat you better! be seen.
With these words, the evil wolf threw off
his blanket and jumped out of bed. Scared,
Little Red Riding Hood ran to the door. Just
then, a woodcutter approached the door,
which was ajar. Granny was hiding behind
him.
Seeing the woodcutter, the wolf jumped
out the window and fled in fright, never to
be seen.
With these words, the evil wolf threw off
his blanket and jumped out of bed. Scared,
Little Red Riding Hood ran to the door. Just
then, a woodcutter approached the door,
 Cuando llegues a la casa de la abuela, no te
olvides de darle los buenos días.
CAPERUCITA ROJA –Lo haré todo bien –dijo Caperucita Roja,
dando un abrazo a su madre. La abuela
Érase una vez una dulce niña a la que todos
vivía en el bosque, a media hora de camino
querían, aunque solamente la hubiesen
desde el pueblo. Apenas Caperucita Roja
visto una vez. Pero quien más la quería era
entró en el bosque, salió a su encuentro un
su abuela. En cierta ocasión, le regaló una
lobo. Nunca antes la niña había visto a un
caperucita de terciopelo rojo y, como le
lobo y desconocía lo peligroso que es ese
quedaba tan bien y la niña no quería
animal.
ponerse otra cosa, todos la llamaron de ahí
en adelante Caperucita Roja.
Un buen día le dijo su madre:
–Mira, Caperucita, aquí tienes un trozo de
tarta y una botella de leche para llevarle a
tu abuela. La pobre está enferma y débil y
esto la pondrá mejor. Anda con cuidado y
no te apartes del camino. No te
entretengas ni te pongas a juguetear.
El lobo, con su voz más amistosa, le dijo:
– ¡Buenos días, dulce pequeña! ¿Cómo te
llamas?
– ¡Buenos días! Me llaman Caperucita Roja.
– ¿A dónde vas tan temprano? – A ver a mi
abuelita.
–¿Qué llevas en tu bella canasta?
–Tarta y leche. La abuela está enferma y
débil y necesita comer bien para mejorarse.
–Dime, Caperucita Roja, ¿dónde vive tu
abuela?
–Hay que caminar aún un buen cuarto de
hora por el bosque porque su casa se
encuentra bajo los tres grandes robles.
El lobo pensó: “Esa joven y delicada niña
será un suculento bocado. Sabrá mucho
mejor que la vieja. Haz de comportarte con
astucia si quieres pescar a las dos”.
Entonces, acompañó un rato a la pequeña y
luego le dijo:
–Caperucita, mira esas hermosas flores que
te rodean. Escucha el canto de los
pajarillos. ¡Es tan divertido corretear por el
bosque!
Caperucita Roja abrió grandes sus ojos y vio
cómo los rayos del sol atravesaban las
ramas de los árboles y acariciaban las
preciosas flores que crecían por todas
partes.
Deslumbrada, pensó:
“Si llevo a la abuela un ramo de flores
frescas se alegrará. Es temprano, llegaré a
tiempo”.
Y entonces, apartándose del camino, se
metió en lo profundo del bosque en busca
de flores.
Mientras la niña se entretenía armando su
ramo, el lobo se marchó precipitadamente
a la casa de la anciana tomando un atajo
que conocía. Apenas llegó, tocó
suavemente la puerta…TOC, TOC.
−¿Quién es? –preguntó la abuela con voz
fatigada.
–Soy Caperucita Roja, que te trae tarta y
leche. Ábreme –dijo el lobo con voz
afinada.
–No tienes más que girar el picaporte –dijo
la abuela desde su cama.
El lobo giró el picaporte. La puerta se abrió.
Sin pronunciar palabra, fue directamente a
la cama donde yacía la abuela y se la tragó
de un solo bocado. Entonces, se puso sus
ropas, se calzó su cofia, cerró las cortinas y
se metió en la cama.
Cuando Caperucita Roja había escogido
tantas flores que ya no podía llevar ni una
más, se acordó de la abuela y se encaminó
a su casa.
Se asombró al encontrar la puerta abierta.
Al entrar en la casa, todo le pareció muy
extraño. Ella siempre se alegraba cuando
visitaba a la abuela, pero esa mañana
sentía miedo...
Llamó:
¡Abuela!
¡Abuelita!
Pero no obtuvo respuesta. Entonces se Y diciendo esto, saltó el lobo de la cama y
acercó a la cama y corrió las cortinas. Allí se tragó a la pobre Caperucita Roja. El lobo,
estaba la abuela, con la cofia bien calzada después de haber saciado su apetito, se
en la cabeza y un aspecto extraño. metió de nuevo en la cama y se durmió.
La pequeña se acercó y exclamó: Un rato después, un cazador pasó por
–¡OH, ¡ABUELA, QUÉ OREJAS TAN delante de la casa y oyó los ronquidos. Se
GRANDES TIENES! preocupó...
–¡PARA OÍRTE MEJOR! “La abuela ronca pero nunca tan fuerte.
Miraré, no sea que le pase algo”.
–¡OH, ¡ABUELA, QUÉ OJOS TAN GRANDES
TIENES! Y entró en la alcoba.
–¡PARA VERTE MEJOR! Al acercarse a la cama vio tumbado en ella
al lobo.
–¡OH, ¡ABUELA, QUÉ MANOS TAN
GRANDES TIENES!
–¡PARA ABRAZARTE MEJOR!
–¡OH, ¡ABUELA, QUÉ BOCA TAN GRANDE
TIENES! –¡PARA COMERTE MEJOR!
–Mira donde vengo a encontrarte, viejo Caperucita trajo inmediatamente grandes
lobo –dijo–; tanto tiempo buscándote... piedras y llenó la barriga del lobo con ellas.
Entonces le apuntó con su escopeta, pero
pensó que el lobo podía haberse comido a
la anciana y que tal vez podía salvarla
todavía.
No disparó. Tomó unas tijeras y comenzó a
abrir la barriga del malvado animal. Apenas
había dado el cazador un par de cortes vio
Un momento más tarde el lobo se
relucir la
despertó. Quiso dar un salto para salir
roja caperucita. Dos cortes más y saltó la corriendo, pero el peso de las piedras lo
niña diciendo: hizo caer. Se arrastró hasta la puerta y
–¡Ay, qué susto he pasado! ¡Qué oscuro salió. Así se internó en el bosque y nunca
estaba en el más se lo vio. En la casa de la abuela todo
cuerpo del lobo! fue felicidad. Comieron la tarta, bebieron la
leche y festejaron con el cazador que
Después, con mucho esfuerzo, salió la
ambas estuvieran sanas y salvas.
anciana.
FIN