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ALL MINE

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Resumen

Kim Seokjin ha perdido su suerte. Al borde de ser desahuciado, él está a


punto de hacer algo que nunca pensó que podría hacer, tener sexo por
dinero.

El hombre que viene a tomarlo, y le salva de algunos cobradores muy


violentos, no es otro que Jeon Jungkook, el antiguo novio de secundaria
de Jin, y el hombre que tomó todo de él.4

Él ha sido el único con el que Jin ha estado hablando en línea todo este
tiempo, y nunca lo supo.

Ahora, Jungkook está aquí para tomar lo que es suyo.

Jungkook ha sido siempre un Alfa cambiaformas león, pero solo se volvió


multimillonario después de años de insensibles tácticas de negocio.

La única cosa que nunca podía comprar era la oportunidad de tener al


hombre que rompió su corazón. Ahora él lo tiene.1

Jin puede elegir vivir en las calles, o darle a Jungkook lo que él siempre
ha buscado, pero nunca pudo tener, el cuerpo de Jin.

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1

Kim Seokjin estaba hambriento. Él tenía un huevo en su frigorífico, algo


de lechuga marchita envasada, y un pico de pan en el congelador.
Con un poquito de aceite, él podía freír el huevo y hacerse un pequeño
sándwich. Había algunos paquetes de sopa de fideos con pollo en su
despensa.1

Se suponía que eran raciones individuales, pero él había aprendido a


estirar esas cosas para hacer dos raciones en vez de una.

Él tenía que hacer eso si quería algo para comer mañana. El debería ser
capaz de añadirle algo de arroz para hacerlo más abundante, entonces él
tendría, al menos, algunas calorías dentro de él.

Tuvo que aprender por las malas cómo hacer que el dinero y la comida
duraran más tiempo. Algunas veces eso significaba comer cosas que
hacía un día o dos que habían caducado, pero era aprovechable.
Infiernos, él aprendió como hacer comidas bastante decentes con solo un
dólar, gracias a ver videos de YouTube y leer cada blog que podía sobre
estirar el dinero.1

El problema era que él tenía cero dólares en su cuenta en este momento.


Su tarjeta de crédito fue estirada al máximo, y ellos querían sus pagos
mínimos, y cuando le dijo a la Sra. Earig que él no tenía su alquiler
todavía, él estaba bastante seguro que ella iba a lanzar su culo fuera.

Seokjin suspiró, y luego alcanzó el huevo. Él preparó su sándwich en el


quemador, después mezcló su sopa con agua caliente del hervidor. Él
comió su sándwich y la aguada sopa con arroz, y al menos se sintió un

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poco mejor cuando terminó. Deseaba que hubiera algo más que comer,
pero no quería correr el riesgo de que no tuviera nada más que comer en
los próximos días.

La televisión se había ido.

Seokjin la vendió, por lo que estaba sentado enfrente de la ventana,


mirando el cielo gris, y realmente deseando que no nevara.

Había llegado para alquilar su habitación bajo circunstancias menos que


ideales. La Sra. Earig quería a alguien que pudiera pagar a tiempo, con
efectivo, y ella no había pedido la renta del primer y último mes.

Seokjin, desesperado como estaba, no había firmado ningún contrato de


arrendamiento. Ella podría tirarle fuera, incluso en la nieve, y no había
ninguna maldita cosa que él pudiera hacer.

Él miró alrededor de su escasa habitación por algo que pudiera vender.

Fue fácil deshacerse de la TV, pero no había conseguido mucho porque


los televisores usados eran una perra para vender. Los cincuenta dólares
que consiguió por ella le habían parecido un salvavidas en ese momento.

Suficiente para aplacar a la Sra. Earig por otros cuantos días. Él sacaba
toda su información de internet, de cualquier manera.

Él se había deshecho de su teléfono e intercambiando por uno barato


prepago, y él cortó su línea de internet cuando se dio cuenta que podía
usar el internet gratis del Starbucks al otro lado de la calle. Eso ayudaba
con sus facturas, al menos.

Él tenía un reloj en su muñeca, pero había sido de su padre. La última


cosa que él tenía desde que...

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No quería pensar sobre eso. Era un Rolex de oro.1

Tal vez podía hacer algo con él, pero Dios. No quería desprenderse de
él.

Lo peor fue cuando tuvo que deshacerse de su perro. Él amaba a Sam, y


no había querido separarse de él.

Pero un Pastor Alemán era demasiado grande para un apartamento de


soltero, demasiado dinero para alimentación, y fue solo durante las
largas noches de insomnio, con Sam enroscado en la cama con él como
el pequeño niño de papa que era, que Seokjin llegó a la conclusión de si
él no podía alimentarse a sí mismo, ¿cómo podía alimentar a su perro?

Estaba malditamente cerca de cometer maltrato animal por mantenerlo.

Había tenido que deshacerse de él, y la mano de Seokjin se sacudió


cuando tomó los cien dólares. Él no había esperado que nadie pagara
tanto. Algún tipo en traje vino por él, dijo algo sobre buscar un buen perro
para sus hijos, y entregó el dinero.1

Seokjin estaba impresionado, odiándose a sí mismo por estar tan


agradecido por el dinero, y al mismo tiempo, conteniendo las lágrimas
mientras su perro era metido en la camioneta, y luego se quedaba
mirando a Seokjin desde la ventana, mientras se alejaba.3

Su pecho comenzó a doler pensando en eso.

Había sido para mejor.

Seokjin había hecho todas las preguntas correctas. El tipo tenía un gran
patio trasero, y el hacía suficiente dinero para cubrir las facturas anuales
del veterinario.

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A Seokjin le gustaba consolarse con eso.

Él no podía deshacerse de su ordenador, pero mientras lo miraba, el


portátil era un poco-demasiado lujoso. Tal vez él podría comerciar por
algo un poco menos... excesivo.

Lo que podría hacer para programar en un ordenador básico, sin


embargo, era un misterio. El juego que él estaba diseñando era mediocre
como mucho, los gráficos, basura, y no había una historia.

Él estaba deseando hacer un juego de zombis sandbox. Si él pudiera


hacer un poco de efectivo con él, eso podría ayudar.

Pero en el momento que él no vio ningún dinero de él, había sido más de
un año a partir de ahora, y era demasiado tarde para hacer nada sobre la
Sra. Earig.

Seokjin ya sabía que llamar a su padre no ayudaría. Él le llamó cuando


estaba desesperado, cuando tuvo que dejar ir a Sam.

Por supuesto el hombre no había devuelto sus llamadas o sus mails.

Él no tenía ni idea de qué iba a hacer ya, y eso lo estaba estresando.


Seokjin se inclinó sobre su silla. Él miró a todas las facturas en su mesa
de café. La primera que encontró fue lanzada en la planta baja hace seis
meses. Muchas de ellas eran de la Sra. Earig. Ella tenía un grande sello
rojo que la gustaba usar, que decía Último Aviso, en grandes letras rojas.
Ella le hacía esto todo el tiempo, y él empujaba las cartas fuera de la
mesa.

Él necesitaba dinero y lo necesitaba ahora.

Un golpe sonó en su puerta.

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Hablando del Diablo.

—¡Kim Seokjin! ¡Sé que estás ahí! ¡Tú dijiste que tendrías mi dinero esta
mañana y son las seis de la tarde!1

Él no podía abrir la puerta.

Las manos de Seokjin temblaron.

Él se odiaba a sí mismo demasiado, en este momento.

El golpeó en la puerta persistió.

—¡Yo no esperaré ni un día más! ¡Este es el segundo mes que me has


hecho esto!

Él sabía eso. Él sabía eso. Él no lo hacía a propósito.

¿Pensaba ella que le gustaba estar así? ¿Siendo despreciado por ser
incapaz de mantener sus promesas?

Ella golpeó con su puño algunas veces más. Y Seokjin se encogió.

Por favor, solo váyase, váyase, solo por una noche más.

Él esperó, escuchando cuidadosamente por el sonido de su refunfuño y


luego sus pies.

Seokjin se levantó de su asiento, haciendo, cuidadosamente, el camino


hasta la mirilla. Él miró hacia afuera.

Las puertas del ascensor se abrieron para ella, y justo después ella entró
en él, sus cejas grises unidas en un ceño, y ella miró a su puerta.

Seokjin se inclinó fuera de la mirilla. Mierda. ¿Le había visto ella? ¿Podía


ella ver a alguien que la estaba observando también?

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Seokjin reunió el valor suficiente para comprobar de nuevo. Ella estaba
en el ascensor. Seokjin solo suspiro de alivio cuando las puertas se
cerraron y ella se había ido.

No podía seguir con esto. No podía ocultarse así y esperar que no


vendría a por él con cualquiera de sus sobrinos. Seokjin los había visto.

Eran chicos grandes, y ellos no parecían pensar que era lindo que
Seokjin estuviera teniendo problemas para hacer sus pagos.
Supuestamente eran cambiaformas lobo, también.

Casi todo el mundo en el edificio tenía miedo de ellos.

Seokjin se dejó caer en el suelo, y por primera vez, levantó sus rodillas y
enrolló sus brazos alrededor de ellas. Él presionó sus ojos contra ellas
para mantener atrás la quemazón.

El cheque que él estaba esperando recibir por servir esas patatas fritas y
hamburguesas podía no ser suficiente. No era suficiente y él estaba
aterrado de lo que le pasaría si tuviera que vivir en las calles.

A su padre le gustaba decirle sobre todas las cosas que les pasaban a
los hombres, abiertamente gays, que quedaban atrapados en refugios
para
Sin-techo. Él no podía correr ese riesgo. No podía.

Seokjin levantó su cara, frotando su mano sobre ella, y luego se apresuró


hacia su ordenador.
Abrió su cuenta y comprobó en el nombre que él había puesto arriba.

Había cuatro opciones ya abiertas para él. Cuatro personas que estaban
dispuestas a pagarle por sexo. Seokjin no había respondido todavía, pero
ahora...

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Solo sería una hora, tal vez dos las que tendría que quedarse. El dinero
podía hacer que valiera la pena. Él podría arreglar cuentas con la Sra.
Earig y trabajar en su videojuego. Él podía volver a levantarse. Solo
necesitaba un poco más de dinero y de tiempo. Eso es todo lo que
necesitaba.

Escogió la descripción de perfil que parecía menos pervertida. Dos de


ellos eran cambiaformas, pero él no podía ir con ninguno de ellos.

Eran demasiado un recordatorio de un león.

Y por un león era la razón por la que él estaba en esta situación, para
empezar.

¡Qué le jodan!

Seokjin escribió su respuesta, preguntando cuando ellos podían


encontrarse.

Big_Boi88.

Todos los nombres de usuario eran así. Todas no muy buenas


referencias a sus pollas.

La respuesta fue sorprendentemente rápida.

Te puedo recoger ahora si quieres.

El corazón de Seokjin retumbaba en su pecho. Su respiración se


descompasó y tenía problemas para controlarse a sí mismo.

Él podía sentir el sudor empezar a construirse en su frente y su espalda.

Él casi no pudo responder, pero entonces miró a su puerta, pensando


que la Sra. Earig estaba abajo, consiguiendo sus llaves de repuesto y a
sus sobrinos para que patearan su culo por no pagarle.1
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Podemos encontrarnos ahora. ¿Puedes recogerme?

Seokjin no tenía un coche. Lo había vendido hace mucho tiempo.

Otra vez, la respuesta vino rápidamente.

Estaré allí en 15

Seokjin miró a la pantalla. Y honestamente luchó para evitar volverse


loco.

Él lo había hecho.

Él lo había hecho y ahora tenía quince minutos para estar listo.1

Seokjin se miró a sí mismo. Había enviado el mail en un momento de


pánico, no había tenido en cuenta que se veía como un desastre total.

Él iba a necesitar una ducha. Probablemente después del acto, también.

Él se puso de prisa sobre sus pies y saltó dentro de su diminuto baño. No


había bañera, solo una ducha fija.

Él se apretó dentro y dejó que el agua caliente golpeara su cabeza y su


cuerpo. Él se enjabonó, aclaró, y salió rápidamente. Se vistió con sus
mejores vaqueros y camisa, es decir, los que todavía estaban limpios.
Metió su portátil y su teléfono en su bolsa.

Por si acaso la Sra. Earig volvía con sus sobrinos, él no quería que ellos
vieran su ordenador y lo cogieran como compensación.

Por alguna razón paranoica, también cogió la última de su sopa de pollo


de su armario y la introdujo en su bolsa, también.1

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Él miró por la mirilla para estar seguro de que estaba a salvo, entonces
salió de su apartamento. Cerró, optando por tomar las escaleras en vez
del ascensor.

Él solo vivía en el tercer piso de cualquier manera, por lo que no era tan
malo. Cuando llegó al primer piso, abrió cuidadosamente la puerta,
comprobando, para estar seguro, que no había nadie allí.
Él siseó y se echó hacia atrás, apenas evitando ser visto por la Sra. Earig
y sus sobrinos entrar en el ascensor.

Joder, joder, joder.

Estaba tan jodido. Él no salió hasta que estuvo seguro de que se habían
ido, subiendo al tercer piso. Esperaba que no destrozaran su
apartamento y arrojaran su ropa a la acera. Tal vez cuando regresara
con algo de dinero, serían un poco más indulgentes.

De repente, sin pensar que esto era una mala idea, Seokjin se apresuró
a salir del vestíbulo al frío de la calle. Esperaba haber dado instrucciones
precisas, ya que si su paseo no estaba allí en el momento en que ellos
bajaran, él estaría, seguramente, muy jodido.

Permaneció de pie en el frío. Era un frío húmedo. Su chaqueta delgada


no estaba haciendo mucho en contra de él, y el hecho de que su cabello
estaba todavía un poco húmedo no estaba haciendo las cosas más
fáciles, tampoco.

Seokjin cruzó sus brazos, tratando de mantener algo de calor corporal


mientras buscaba en la concurrida calle. Mucho tráfico venía desde
abajo. El edificio en el que vivía solía ser de primera, y de alguna manera
todavía lo era, ya que estaba muy cerca de todo. La Sra. Earig podría ser

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capaz de cobrar más de lo que ya hacía si mantuviera el lugar limpio y se
deshiciera de los insectos de la planta superior.

—Vamos, vamos.— Él dijo.

—¡Hey, ahí estás!

Seokjin se dio la vuelta. Él trató de hacerlo, de todos modos. La parte de


atrás de su chaqueta fue agarrada por un grande, carnoso puño, y él fue
tirado hacia atrás, enfrentándose a uno de los grandes, crueles sobrinos
de la Sra. Earig.

Seokjin tragó saliva. Estaban tan cerca que sus narices realmente se
tocaban. El hecho de que esos grandes, afilados dientes estuvieran
fuera, largos y mortales, y el olor de su respiración tan rancio, no
ayudaba a Seokjin a mantener algo de su limitada valentía.

—Hum, hola, Bones.

Seokjin no sabía el verdadero nombre del tipo. Él insistía a todo el mundo


que le llamaran Bones, sin decir a nadie el porqué. Jin pensaba que era
para que los inquilinos pudieran usar su imaginación a la hora de tratar
de averiguar por qué quería ser llamado así.

—Tú debes algo del alquiler a mi tía. Bastante, en realidad.

Seokjin levantó sus manos.

—Lo sé. Definitivamente sé eso, créeme. Solo voy a conseguirlo y vuelvo


justo después.

—Gilipolleces. Tú estás huyendo.

Seokjin tomó una áspera respiración cuando sintió sus pies levantarse
del suelo.

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Oh Cristo. Bones lo estaba levantando por el cuello con una sola mano.
Sus tácticas intimidatorias estaban trabajando totalmente.

—No estoy huyendo. No lo estoy. No tengo ningún sitio más a donde


ir. Yo vivo aquí,— dijo Seokjin.

—Yo pienso que eres un pedazo mentiroso de-

—¿Hay algún problema aquí?

Seokjin parpadeó. Al principio no pensó que la voz le estaba hablando a


él o a Bones, pero entonces Bones miró por encima del hombro de Jin, e
hizo una mueca.

—¿No estás un poco lejos de tu casa, amigo? Este no es tu maldito


asunto.

Seokjin trató de mirar detrás de él, para ver quién los estaba poniendo en
peligro por decir eso, pero Bones tenía un fuerte agarre sobre él.

Era solo cuestión de tiempo antes de que sus hermanos llegaran y se


dieran cuenta de lo que estaba pasando.

—Yo pagaré lo que debe, y tú me lo darás.

Seokjin se tensó. ¿Qué era lo que este tipo acababa de decir?

Él trató de mirar otra vez, pero Bones le hizo un favor y le dio la vuelta,
forzándole a tener una vista del otro hombre.

Y toda la sangre del cuerpo de Jin se drenó hasta sus pies. Su cuerpo se
volvió más frío que el hielo de la acera.

¿Qué coño?

No.

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No había una jodida manera de que Jeon Jungkook estuviera justo aquí,
en un caro traje italiano, de pie en la húmeda nieve que acababa de
comenzar a caer, justo enfrente de una elegante limusina Mercedes.

Era tan malditamente dramático y horrible, que Seokjin honestamente no


sabía qué hacer con sí mismo. Él tuvo un momento de visión de túnel, y
pensó que perder el conocimiento sería una bendición en este momento.

Nop. Esto no estaba pasando.

Bones gruñó, un profundo, espeluznante ruido que vino de las


profundidades de su garganta y pecho.

Seokjin aulló cuando el cambiaformas uso toda su fuerza para arrojar a


Jin sobre un trozo de hielo que resultó ser una fina capa sobre un
profundo charco.

Seokjin contuvo la respiración mientras se calaba al instante en la sucia


agua helada.

Él se dio prisa en ponerse sobre sus pies, para salir del hielo. Bones
presionó su bota sobre el estómago de Jin, manteniéndole abajo.

—Eso es suficiente.

—Qué te jodan, este no es ningún asunto tuyo y yo diré cuando es


suficiente.

Los peatones empezaron a cruzar la calle por el disturbio que Bones


estaba creando con el tipo del traje, y Seokjin estaba tan avergonzado
que él quería hundirse en un agujero y morir.

Preferiblemente un agujero que estuviera más seco y caliente que en el


que estaba ahora.

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—He dicho que pagaré lo que debe.

Bones se tensó cuando Jungkook alcanzó a su bolsillo de atrás, pero en


vez de sacar un arma, él sacó una cartera. Dentro de esa cartera había
un fajo de billetes verdes tan grueso que Seokjin se olvidó del frío sobre
el que estaba sentado.

El pesado pie que presionaba sobre su estómago se fue.

Seokjin gruñó.

Él apenas se había dado cuenta del daño que la presión había hecho en
su estómago hasta justo ese momento.

Él rodó fuera del charco, sosteniendo su estómago.


Él miró hacia arriba justo cuando Bones sonreía, y esa sonrisa hizo a
Seokjin temblar. Y definitivamente no tenía nada que ver con el frio.

—¿Qué tal si cojo tu dinero y pateo tu culo por meterte en mis asuntos?
¿Tienes idea de con quién te estás metiendo?

Jungkook bajó la mano del dinero.

—¿Y tú?

Seokjin sintió vergüenza. Era una maldita suerte que los hermanos de
Bones no estuvieran aquí para ayudarle a enseñar una lección a
Jungkook. De lo contrario, él no estaba seguro que el otro hombre
sobreviviera.

Sin embargo, considerando lo que Jungkook le había hecho. Jin no


estaba demasiado seguro de estar devastado si Jungkook conseguía su
culo pateado.

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A Bones no le gustaba ser hablado de esa manera, e inmediatamente
lanzó un duro golpe a la cara de Jungkook.

Sus nudillos hicieron contacto, alguien gritó al fondo. Era el tipo de golpe
que podía dejar sin sentido a un humano.

La cabeza de Jungkook giró hacia un lado, pero no hizo mucho más que
dar un paso atrás. Bones no mostró ningún signo externo de ello, pero
Seokjin estuvo dispuesto a apostar que el golpe había dañado su mano.

Bones era solo un gamma, hasta donde él sabía.

Jungkook era un alfa.

No un lobo alfa, tampoco.

Él era un león alfa, y cuando volvió sus brillantes ojos dorados hacia
Bones y le lanzó un gancho, Bones voló sobre sus pies, fue por los aires,
y en un ligero arco, cayó duramente sobre su espalda.
Seokjin se sacudió, temblando ante la vista.

Él miro arriba y alrededor, muchas personas asustadas estaban de pie,


fuera de los comercios donde trabajaban. Era una suerte que nadie
llamara a la policía. No en este vecindario.

Y Seokjin era muy malditamente gallina para moverse.

Él no era un cambiaformas. El solo era un humano, pero si hubiera sido


un cambiaformas, sin duda sería de la variedad de aves de corral.1

Jungkook pisó el cuerpo boca-arriba de Bones, y le lanzó el fajo de


billetes sobre su pecho como si no fuera nada.

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Seokjin miró el dinero, celoso, odiando a Jungkook por tenerlo y por
lanzarlo como si no pudiera comprar a una persona el equivalente de un
año de seguridad y alimentos.

Entonces Jungkook miró hacia él.

Seokjin se apartó de sus ojos.

Había sido demasiado tiempo.

Su pelo rubio estaba más largo, pero Seokjin todavía veía al chico del
que había estado enamorado en la secundaria.

Él también vio al joven hombre que lo había tomado todo de él. El


hombre que todavía era tan atractivo como siempre, y Jin lo odiaba por
ello.

Jungkook le ofreció su mano.

Seokjin la golpeó alejándola.

—Déjame en paz.

—Te vas a enfermar sentado en el agua sucia de esa forma.

—Estoy bien. Estoy esperando a un amigo.

—¿Quieres decir a Big Boy ochenta y ocho?2

Seokjin giró su cabeza de vuelta a Jungkook, su boca cayendo abierta.+

Jungkook le sonrió.

—¿Con quién crees que has estado chateando?


Ahora vamos. Acabo de pagar por ti, y yo consigo lo que he pagado.

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2

Él seguía siendo tan guapo y juvenil como lo había sido cuando tenían
dieciséis años. Había líneas bajo sus ojos. Esos ojos que Jungkook solía
pensar que eran de una hermosa sombra marrón, del tipo que tenían un
aro dorado alrededor del iris.

Eran todavía hermosos, supuso. Él no podía mentirse a sí mismo sobre


eso. Kim Seokjin todavía afectaba a Jungkook, y esto, y ahora por fin iba
a tener un final.1

Él se veía como una rata ahogada sentado en el asiento trasero de la


limusina de Jungkook, sin embargo. Eso al menos ayudaba a envolver,
las viejas memorias de Jungkook sobre este hombre, en una especie de
neblina. Era muy difícil para entender lo que le hacía pensar que Seokjin
era tan atractivo ahora.

Él estaba muy delgado. Él se veía frágil y tal vez incluso un poco mayor
que sus años.

—¿Tú eres el que chateó conmigo? ¿Todo este tiempo? — Jungkook


sonrió desde su lugar en el asiento de enfrente. —Sí.

Seokjin soltó una risita, después rió socarronamente mientras sacudía su


cabeza. —Maldita sea. ¿Cuáles eran las probabilidades de que te pidiera
que vinieras en lugar de a los otros?

—Los otros era yo, también— Jungkook respondió.5

Seokjin giró bruscamente su cabeza para mirar a Jungkook.

Jungkook se encogió de hombros.

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—¿De verdad piensas que tanta gente te escribiría?— él frunció el ceño
al hombre. —¿Con cuántas personas has hablado?

—¿Cuántas de ellas eras tú?

Jungkook elevó una ceja.

Seokjin le miró.

—No hay manera de que puedas decir que todas las personas con las
que he hablado eras tú. Tú no sabes con cuántas personas he hablado.
¿Cuántas cuentas eran tuyas?

Jungkook no vio daño en darle la información.

—Cuatro.

Un profundo, caliente sonrojo coloreó inmediatamente las mejillas de


Seokjin.

Jungkook no pudo evitar sonreír.

—¿Por qué? ¿Con cuántas personas has estado hablando?

Seokjin apartó la mirada.

—Diez.

Él respondió un poco demasiado rápido. Lo que hizo a Jungkook sonreír.

Seokjin frunció el ceño. No se limitó a fruncirlo. Él estaba mirando a sus


húmedas rodillas, hasta sus empapados pantalones. Él se veía como si
se hubiese cabreado a sí mismo.

—Entonces, ¿me estás diciendo que has estado jugando conmigo todo
este tiempo? ¿Tú me has estado observando? ¿Qué eres? ¿Una especie
de psicópata?

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Jungkook cruzó su tobillo sobre su rodilla. Observaba al hombre enfrente
de él.

—Si así fuera, tú deberías, probablemente, agradecerme por ello,


considerando lo que acabo de evitar que pasara.

—Lo que sea.— Seokjin cruzó sus brazos, como un niño.

—Ese lobo tenía la esencia de la violencia llenándole. Él no iba a dejar


que te marcharas sin una lucha. Supongo que eso es lo que sucede
cuando no pagas tus deudas.

—¿Qué sabes tú sobre deudas?

Seokjin se inclinó hacia adelante y clavó agudamente sus dedos a


Jungkook, e inmediatamente después, paró, sus ojos abriéndose
ampliamente cuando se dio cuenta de lo que acababa de decir.

De acuerdo.

Que tonto.

Seokjin sabía perfectamente bien que Jungkook conocía lo que era estar
sin nada.

Jungkook trató de no pensar sobre los días cuando él era el que


conseguía ser golpeado por los otros alfas. Cuando llegaba a la ventana
de Seokjin y se sentaba allí mientras Seokjin le ponía vendas en su cara
y brazos.

Cuando ellos lo hacían realmente rápido antes de que Seokjin tuviera


que echar a Jungkook de su habitación, antes de que el gilipollas de su
padre pudiera venir y los encontrara.

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Ellos nunca tuvieron sexo. Seokjin era demasiado buen chico para eso, y
ahora Jungkook lo tenía, él iba a tenerlo.

Era el último paso para obtener al hombre enfrente de él.

El hecho de que se viera tan mal era una especie de ayuda, pero no
había manera de que follara a Seokjin cuando había sido lanzado en un
charco de agua donde, probablemente, habían meado caniches.

Ellos estuvieron en silencio el resto del viaje de vuelta a su casa. Tomó


sobre media hora llegar allí. La única razón por la que Jungkook había
sido capaz de recoger a Seokjin tan fácilmente fue porque él ya estaba
en el área, buscando para un nuevo edificio de oficinas.

Había sido el momento perfecto cuando su teléfono sonó, avisándole que


tenía un mensaje de esa página web.

Parte de él nunca pensó que Seokjin iría a por ello, no el bueno, dulce
pequeño Seokjin. Sin embargo, parecía que cualquiera podía ser
empujado a algo cuando estaban desesperados.

Jungkook trató de no dejar que la culpa sobre eso se filtrara en su


estómago.1

Fue difícil. Él la sintió.

Él miro a la patética, mal encarada forma de Seokjin, vio su húmeda,


sucia ropa, y sintió anudarse su estómago y pecho.

El trató de no odiarse a sí mismo por eso.

Seokjin estaba actualmente mirando fuera por las ventanas tintadas


cuando se detuvieron después de su largo camino.

—¿Esto es dónde vives? ¿Eres jodidamente serio?

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—Yo siempre soy serio,— Jungkook respondió.

Pretendió como si la reacción de Seokjin no significara nada para él


mientras se desplazaba por los mensajes en su teléfono, pero la verdad,
él sintió sus bigotes luchando por querer salir.

Él quería ronronear ante el asombro en la cara de Jin mientras miraba a


la casa de Jungkook.1

Jungkook había vivido una vez en una situación que era peor que la que
actualmente tenía. Probablemente, sorprendió a Seokjin darse cuenta de
que Jungkook tenía un bonito lugar todo para él.

En realidad, raramente venía aquí. Él prefería la casa de huéspedes de


la parte trasera, pero se trataba de mantener una sensación de
propiedad y poder.2

Seokjin le pertenecía ahora. Durante el tiempo que estuvo dispuesto a


vender su alma, y Jungkook iba a tomar ventaja de eso.

—Tú puedes quedarte aquí tanto tiempo como quieras.

Seokjin volvió su atención de nuevo a Jungkook. Jungkook se encontró


con sus ojos, y trató de no hundirse en las profundidades marrones
oscuras.
Su polla ya se revolvía, su sangre corriendo cálida y dulce a través de
sus venas mientras se imaginaba a hombre, enfrente de él, sobre sus
manos y rodillas, mendigándole por más, lamentándose, llorando, y
gimiendo el nombre de Jungkook.

—¿Qué quieres decir con permanecer aquí? ¿Qué estás haciendo?

—Solo pago mucho dinero por tenerte.

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—Por dos horas.— Seokjin dijo.

—Y te pagaré más dinero por el tiempo que pases aquí,— Jungkook dijo.
— Pero por ahora, no pienso que estés en posición de volver a casa, ¿lo
estás?

Los ojos de Jin se ensancharon. Él sacudió su cabeza.

—Esto... esto es una locura. ¿Qué estás haciendo?

Jungkook no pudo contenerse. Mientras la limusina se paraba enfrente


de la puerta, dejó su teléfono a un lado y se inclinó cerca del cuerpo de
Seokjin. Seokjin se inclinó hacia atrás, su labio inferior se estremeció
mientras aspiraba una profunda respiración.

Jungkook puso sus manos en ambos lados de la cintura de Jin y lo


acercó. Él miró al relleno, labio inferior, y todo lo que pudo pensar es
cuánto deseaba morderlo.

Lo dibujó la escena en su mente.

Pensó en hacerlo justo ahora, y de repente, él podía oír el sonido de un


corazón palpitante. Duro y rápido.

Era veloz y cercano, y Jungkook se dio cuenta de que era el corazón de


Seokjin el que estaba oyendo.

Como si Seokjin pudiera leer su maldita mente, se estaba poniendo


caliente y molesto por la cercanía de Jungkook.

Tal vez, después de todos estos años, y después de todo lo que


Jungkook había hecho, ¿era posible que Seokjin todavía sintiera algo por
Jungkook, también?

Bueno. Él lo deseaba.

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Jungkook presionó sus labios secos en los de Jin. No era un beso, más
bien era como un toque de sus bocas, y él podía oír la respiración de Jin
engancharse mientras él hacía eso.

—Estoy tomando lo que me pertenece—, él dijo, liberando un


reverberante gruñido mientras agarraba a Seokjin por la barbilla y
chocaba sus bocas juntas.

Seokjin aspiró una aguda respiración cuando Jungkook cubrió su boca,


besándole duramente. Era el beso más duro que le habían dado a
Seokjin en toda su vida.

Él apretó su puño en el caro material del traje italiano. Seokjin trató de


retroceder en el asiento de cuero pero no había, literalmente, ningún sitio
donde pudiera ir.

Y luego probó el sabor de la cálida lengua de Jungkook.

Seokjin se derritió.

Él se derritió contra ella, y él... él podía sentir la rodilla de Jungkook


presionando sólida, pero gentilmente sobre su polla.

Él estaba duro. La presión y la sensación eran demasiado.

Seokjin se estaba volviendo demasiado caliente. Su cuerpo se iba a... él


iba aaa...

—¡Mmmmgghh!

Era el único sonido que Seokjin pudo hacer cuando sintió el placer
derribar todo. Todas sus defensas se quebraron, y hizo algo tan
embarazoso que no había hecho desde la primaria.

Se vino en sus pantalones. Oh, Dios.2

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Él se vino en sus pantalones y todavía él estaba viniéndose y gimiendo y
corcoveándose sobre la rodilla de Jungkook mientras el hombre le
besaba.

No un beso. Jungkook estaba poseyendo completamente su boca, y


Seokjin lo amó.

Jungkook se separó de repente. Era demasiado rápido. Se había


acabado demasiado rápido, y cuando Seokjin abrió los ojos, él juró que
vio algo de felino en los ojos de Jungkook.

Su nariz estaba cambiada. Su pelo rubio se había vuelto más lanudo


alrededor de su cabeza y se había soltado de su cola de caballo limpia y
ordenada. Seokjin pensó que incluso estaba viendo algunos de esos
ásperos bigotes aparecer.

Él nunca había visto a Jungkook en su forma felina, antes. Solo en esta


extraña forma, entremedias de cada vez que él estaba enojado por algo.

Encendido.

Seokjin alcanzó la cabeza de Jungkook. Él quería otro beso. Su cuerpo


estaba todavía vibrando, y él ansiaba el cariño que se suponía tenía que
venir después de un esfuerzo físico como este.

Jungkook se apartó.

—Hasta que no tomes una ducha, hemos terminado por ahora.

Seokjin necesitó unos segundos para que su cerebro procesara eso. —


Qué?

Jungkook suspiró y salió de la limusina. Había alguien de pie con un


traje.

25
Él parecía que trataba de abrir la puerta antes de que Jungkook se le
adelantara.

—Apestas, y no voy a follarte hasta que no estés limpio.

Jungkook se alejó, y Seokjin fue dejado sentado allí, mortificado y


sintiendo frío helado de nuevo mientras el aire frío se precipitaba en la
limusina, golpeando sus húmedas ropas y recordándole que, sí, el
probablemente olía bastante mal.

El hombre, el conductor, ofreció su mano a Jungkook.

—¿Señor?

Seokjin le miró, y declinó tomar su mano mientras salía de la limusina.


Así podría ver donde Jungkook planeaba mantenerlo.

Ese error.

Ese estúpido maldito error, y Jungkook no podía creer la manera en que


su boca todavía quemaba.

Él llevó una mano a sus labios, dispuesto a que esa sensación de frío y
calor se fuera.

No lo hizo.

Se volvió peor, y los latidos de su polla se intensificaron. Él debería haber


tomado a Seokjin en el asiento trasero, follarle justo allí y dejarse saber
quién estaba al mando, pero huyó como un cobarde cuando Seokjin se
vino.

¿Qué infiernos se suponía que debería hacer con eso?

Seokjin estaba avergonzado como el infierno mientras caminaba por las


vastas, oscuras salas de la casa de Jungkook. Parte de él deseaba que
26
alguien encendiera algunas luces ya que parecía que un vampiro vivía
allí. Todas las cortinas estaban cerradas, también.

Otra parte de él estaba agradecida por la oscuridad. Eso hacía que la


mancha de humedad en sus pantalones fuera más fácil de ocultar con su
bola de mensajero.

La húmeda mancha no tenía nada que ver con haber sido empujado en
un charco.

El conductor, quien Seokjin se figuraba que había cobrado extra por


actuar como mayordomo, le acompañó hasta su dormitorio.

Un enorme dormitorio.

—Hay un cambio limpio de ropa para ti en el aparador hasta que tus


pertenencias puedan ser compradas de nuevo. El baño está atravesando
esa puerta.

—Whoah, espere, ¿qué? ¿Mis pertenencias?

El hombre rodó sus ojos, dándose la vuelta, y caminando fuera de la


habitación.

—Hey, espere un minuto, ¿qué está pasando aquí?

El hombre se giró hacia él, y Seokjin tuvo una mirada cercana y personal
de los ojos y dientes brillantes.

Otro cambiaformas.

—Si quieres saberlo tan desesperadamente, háblalo con Jungkook. No


sé por qué se molesta contigo, sin embargo.

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El conductor salió, golpeando la puerta detrás de él, y ahora Seokjin
estaba empezando a pensar que el hombre no era realmente el
conductor. Él era, claramente, algo más.1

Y ahora Seokjin estaba solo.

Tanto como quería sentarse en esa increíblemente grande,


aparentemente muy confortable cama, él se sentía asqueroso y húmedo,
y frío, y la idea de ducharse se sentía realmente bien.

Primero, solo tenía que estar seguro que el conductor, quien quiera que
fuera, no estuviera mintiendo sobre la ropa extra, Seokjin fue a los
aparadores y armarios.

Ellos no estaban llenos de ninguna manera. Todos ellos estaban vacíos,


pero había algunas camisetas colgando, con unos cuantos pares de
pantalones y zapatos. Los calcetines, ropa interior y calzoncillos todavía
estaban en sus bolsas de plástico de las tiendas, y la ropa y los zapatos
todavía tenían sus etiquetas puestas.

Y los precios.

Joder, ¿estaba Jungkook tratando de restregarle por la cara que él


estaba forrado ahora? Estaba teniendo éxito, y si Seokjin no estuviera
tan sucio, él se hubiera quedado en su propia ropa.

—Sí, eso no va a pasar,— él se dijo a sí mismo, entonces se enfrentó a


la situación, agarró algunas prendas limpias y saltó hacia la ducha.

Y esta ducha no era nada parecida a la que había tomado antes de dejar
su apartamento.
La única cosa buena de su edificio era que el agua caliente nunca se iba.
El pulverizador de la ducha era una basura, sin embargo, y ahora, bajo

28
este, Jin sentía como si le estuvieran dando un masaje con la presión del
agua.

Había tres diferentes cabezales de ducha, y todos estaban funcionando.


Se sentía como el cielo.

Seokjin debería haber estado un poco más de tiempo del que pensó,
porque el saltó cuando oyó un puño golpeando la puerta del baño.

—¡Cristo, no estabas tan sucio!1

Jungkook. Seokjin tembló, incluso a pesar de que estaba cálido bajo sus
huesos. No ayudó que su polla estuviera dura otra vez ante el sonido de
la voz del hombre.

Dios, esto iba a ser embarazoso.

—Estaré fuera en un minuto,— contestó.

—Date prisa.

Seokjin resopló. Había una mayor diferencia que la que diez años
podrían hacer. Aparte del beso en la limusina, Seokjin no pudo encontrar
un rastro del hombre que Jungkook solía ser.

Él era una persona totalmente diferente, y él era malo.

Seokjin frunció el ceño, sí, Jungkook era el único que había puesto a
Seokjin en esta situación que estaba ahora. ¿Por qué infiernos debería
Seokjin inclinarse y arrastrarse ante él? Él no le había pedido que pagara
a Bones o algo por el estilo.

Solo para ser malvado, Seokjin tardó otros cinco minutos en la ducha,
aclarando todo el gel y el lujoso champú que había usado. El olía como a
coco y él estaba suave como un bebé cuando salió fuera del agua.

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Sentía como si hubiera tenido un día de spa en esa ducha, y estaría
mintiendo si no admitía que no quería dejarla.

Lo que sea. Desde que Jungkook estaba esperando fuera, y no había


duda que había oído el agua cerrarse, Seokjin cogió rápidamente una
toalla para secarse, y luego alcanzó la ropa.

Como si Jungkook tuviera superpoderes que le permitieran ver a través


de las paredes, él espetó desde el otro lado de la puerta.

—No tienes que vestirte. Vas a desnudarte otra vez, de todos modos, por
lo que no tiene sentido.

La mano de Seokjin se quedó helada sobre la ropa.— Apretó el puño y la


retiró.

Eso era correcto. Jungkook quería a Seokjin aquí por el sexo. Seokjin no
había dicho realmente en voz alta que iba a tener sexo con Jungkook,
pero el hombre había pagado por él, y si Seokjin no hubiera querido
hacer esto, él no se habría metido en la limusina en primer lugar.

Había tomado ya su decisión, y Jungkook lo sabía. Seokjin tomó una


profunda respiración y abrió la puerta, dejando el baño con vapor
mientras salía fuera, completamente desnudo.

Jungkook estaba sentado en el borde de la cama de invitados, apoyando


sus manos detrás de él, sus rodillas extendidas, y una aburrida mirada en
su cara.

Incluso sentado así, él se veía atractivo, la imagen de un alfa en-control


que sabía lo que estaba haciendo.

Jungkook había arreglado su pelo del desorden que había hecho antes, y
su corbata estaba perdida. El llevaba la camisa blanca con las mangas

30
enrolladas, pero su chaqueta se había ido. Los zapatos lujosos todavía
estaban en su lugar, sin embargo...

Ellos parecían que solo se miraban el uno al otro. Seokjin aclaró su


garganta.

—De acuerdo, bien, aquí estoy. ¿Qué quieres que haga?

Esas espesas cejas rubias se elevaron en la frente de Jungkook, y una


sonrisa, que Seokjin pensó que era sexy a la vez que desconfiada,
aparecía en la esquina de sus labios.

Jungkook realmente dobló su dedo hacia Seokjin.+

—Quiero que vengas aquí, te pongas sobre tus rodillas, y chupes mi


polla.

31
3

Seokjin casi pensó que había entendido mal.

No. Él no lo había hecho.

Jungkook todavía estaba sentado allí, todavía mirándole como el gato


que ha atrapado al ratón con sus garras. Lo cual era algo así como una
descripción apropiada, considerando que era un cambiaformas león. Él
estaba totalmente a cargo aquí, y Seokjin estaba desnudo delante de él.

—Estás siendo serio.

No era una pregunta. Él ya conocía la verdad.

Jungkook se encogió de hombros, como si nada de esto le importara,


como si ellos no estuvieran acostumbrados a sujetarse las manos debajo
de las gradas cuando nadie podía verlos.1

—Quiero por lo que he pagado.

Y por una fracción de segundo, Jungkook odió sus agallas malditamente


demasiado. Él quería correr hacia allí y golpearle en la cara, gritarle, para
exigirle saber qué era lo que había hecho Seokjin para merecer tener
esto que le había pasado, teniendo a Jungkook solo una vez y tomando
todo de él, y continuar castigándolo años y años después de que todo se
suponía que había terminado.2

Pero, extrañamente, esa ira no duró. Se fue tan rápido como vino, como
si se hubiera derretido, dejando nada más que calma y algún tipo de paz
en esta situación.

32
Jungkook quería joderle. Él quería degradarlo. ¿Por qué no debería
Seokjin dejarle?

—¿Hay algún problema?— Jungkook preguntó.

Seokjin le miró.

La única razón por la que él estaba considerando esto fue porque no


había más opciones extra en el camino, pero también era el hecho de
que Jungkook había llegado a estos extremos para tener a Seokjin aquí.

Nadie hacía eso.

Nadie a menos que todavía le doliera, a menos que todavía se


preocupara.

Si quedaba algo del Jungkook de sus días de secundaria, entonces él


todavía se preocupaba. No había manera de que solo se hubiera
convertido en un monstruo sin corazón. Todo esto era por una razón. Tal
vez él quería de vuelta a Seokjin, y si así fuera, entonces Seokjin podría
usar eso.

—¿Quieres que te chupe la polla?— Seokjin preguntó.

Jungkook aspiró una profunda respiración. Su boca curvándose en una


malintencionada sonrisa.

—Sí. Eso sería preferible. Después te follaré. En esta cama. No en mi


cama.

Y Seokjin se quedaría a dormir en la cama en la que Jungkook le había


follado.

Fenomenal.

Seokjin mordió sus labios.


33
—Creo que estás intrigado,— Jungkook dijo. —¿Fue mi polla la que dio
la pista?

Sí, él estaba duro, y no es como si pudiera hacer algo para ocultarlo.


No llevaba más que una toalla con él.

Jungkook sonrió ansiosamente, mirando a la polla de Seokjin antes de


mirar a sus ojos.

—Intuición felina.

—Uh huh. Tú puedes ver la mía, pero yo no puedo ver la tuya.

Jungkook movió su cabeza hacia un lado.

—¿Qué te hace pensar que quiero que me veas desnudo?

Si Jungkook follaba a Seokjin con su ropa puesta. Eso era muy... él no


temía una palabra para eso, pero él quería algo íntimo.

Quería conseguir a Jungkook desnudo porque él estaba desnudo, había


una mejor oportunidad de que su follada pudiera convertirse en algo más.
Al menos para Jungkook.

Si Seokjin pudiera hacerlo solo un poco más personal, entonces habría


una oportunidad de que pudiera saber qué estaba pasando.

No es que no tuviera una buena conjetura.

—Quiero verte desnudo,— dijo Seokjin.

—Yo soy el único que ha pagado. Tú no puedes hacer demandas.

—No me importa,— Seokjin dijo. Él estaba siendo obstinado en esto, y


deseaba que esto no le mordiera el culo más tarde. —No me importa el
dinero que has pagado por mí, o que me pasará si me voy. Voy a irme y

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quedarme en un refugio para los Sintecho antes que agacharme y dejar
que me folles llevando tu ropa. Eso no va a pasar.

Jungkook le miró, sus ojos ámbar brillando con un color amarillo-dorado,


y otra vez, Seokjin vio un poco del peligroso animal que estaba oculto
dentro de él.

—¿Tú piensas así, verdad?

Seokjin tragó saliva. El deseaba que no estuviera cometiendo un error


aquí. Realmente no quería ir a un refugio. Sus miedos hacia esos sitios
eran muy reales. No había exactamente lugares seguros para hombres
para ir cuando se estaba en problemas, y cualquier cosa podía pasarle si
él era forzado a ir a uno de esos lugares en la ciudad.

De todos modos, empujó esos miedos fuera de su cabeza. El miró


duramente a Jungkook, y deseaba y rogaba que no le estuviera
revelando cómo de asustado estaba de que Jungkook leyera su farol.

Jungkook le sorprendió cuando se encogió de hombros.

—De acuerdo, lo que sea. No es que me importe, de todos modos.—


Jungkook se puso de pie. —Tengo que quitarme la ropa todo el tiempo
cuando se supone que voy a cambiar.

—Y tú no vas a follarme cuando estés en tu forma de gato.— Seokjin


apenas acababa de recordar eso, y no había manera en el infierno que él
iba a dejar que pasara.

Jungkook frunció el ceño y retrocedió un paso. Se veía disgustado. No


dijo nada, sin embargo. Él sacudió su cabeza mientras desabotonaba su
camisa.

Por alguna razón, eso era peor.

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Jungkook dobló su ropa prolijamente, dejándola en la cama a su lado.
Eso era un extraño contraste, considerando como Seokjin recordaba a
Jungkook, era del tipo desorganizado, siempre escurriendo el bulto, y un
poco vago.

No había casi nada del chico que él amó cuando Seokjin era todavía un
niño, pero él deseaba que la versión antigua de Jungkook estuviera allí
todavía. En algún sitio.

Cuando Jungkook estuvo desnudo, Seokjin sintió un poco de tensión


nerviosa enrollándose en su estómago. Él no era virgen, pero él y
Jungkook no habían hecho nada más allá de besos franceses. Viéndole
desnudo por primera vez, cuando ambos eran adultos... era extraño.

Y la polla de Jungkook era enorme. Era gruesa. No tan gruesa como la


muñeca de Seokjin, lo que le hacía estar agradecido de no tener huesos
anchos, pero maldita sea... Seokjin estuvo de repente muy asustado de
la posibilidad real de que no pudiera ser capaz de encajar eso dentro de
él.

Él incluso trató de no mirar abajo, a su propia dureza, y comparar


tamaños. Jungkook era, definitivamente, más grande.

Jungkook se sentó de nuevo, la misma sonrisa irritante en su cara. Él se


veía muy satisfecho consigo mismo.

Seokjin cruzó sus brazos.

—¿Qué?

La polla de Jungkook permaneció derecha hacia arriba cuando él se


sentó así. Pulsaba a ritmo de los latidos de su corazón. Era de color

36
oscuro, y la prueba real de la excitación de Jungkook, era la gota perlada
de presemen que se formó en la punta. Era espesa.

—¿Qué?— Seokjin preguntó otra vez, esperando impaciente una


respuesta.

—Cuánto más tiempo estoy sentado aquí,— dijo Jungkook, —más puedo
oler tu excitación.

Seokjin se tensó. Calor corrió a través de su cuerpo, y no pudo


contenerlo.

Jungkook se rió de él. Sonó más como una risa de broma que como una
cruel, pero Seokjin no se sintió muy divertido en ese momento.

—Tú todavía te sonrojas,— dijo Jungkook. —¿Eres virgen?

—No,— Seokjin dijo.

Jungkook inclinó su cabeza hacia un lado otra vez, como si tratara de ver
si Seokjin estaba mintiendo o no.

Seokjin rodó sus ojos.

—Por la paz de Cristo, tengo treinta años. ¿Crees que hubiera


esperando tanto tiempo para perderla?

Jungkook tendría que saber de lo que Seokjin estaba hablando. No había


manera de que no lo hiciera. No con su historia.

Seokjin había tenido miedo de tener sexo, por un largo tiempo, a causa
de su padre. Esa era la única razón por la que él y Jungkook no habían
tenido relaciones sexuales siendo menores, como casi todos los otros
chicos de su edad, en ese tiempo, pero cuando Seokjin finalmente reunió

37
el coraje y salió delante de su padre, luego cuando fue repudiado,
supuso que la había jodido.

Ese verano había estado lleno de mucha diversión, embarazosas


mañanas después, arrepentimientos, pero lo más importante, lo habían
convertido en un hombre. Sucedió más tarde de lo usual, pero sucedió.1

Jungkook frunció el ceño hacia él. —Tienes veintinueve años.

Seokjin parpadeó.

—¿Qué?

—Tu cumpleaños es el mes que viene. Tienes veintinueve.

Seokjin no podía creerlo.

—¿Todo esto, y tú estás molesto porque dije mal mi edad? — Jungkook


no dijo nada. Seokjin continuó.

—No puedo creer que recuerdes mi cumpleaños.

—Es en Nochebuena. No es como si fuera un día fácil de olvidar, y esto


es todo lo que voy a hablar con alguien que se supone que tiene que
estar en sus rodillas justo ahora.

Seokjin miró al hombre, y se acercó. Jungkook no necesitó hacerle un


gesto con su mano para que se acercara. Eso sería demasiado
embarazoso, y Seokjin quería ser capaz de hacerlo él mismo.

Él se quedó enfrente de Jungkook, entre las rodillas estiradas del


hombre. Sus muslos eran gruesos y musculados. Jungkook siembre
había sido un chico musculoso, incluso en la secundaria, pero la mayoría
de lo que había visto de él fue durante las clases de natación.

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El siempre trató de no mirar para no ponerse en evidencia delante del
resto de la clase.

Jungkook había crecido en músculo, o la memoria de Seokjin de él era


equivocada. Él era más grande. Su cuerpo parecía ser mucho más
poderoso. Eso es lo que más de diez años hicieron, Seokjin supuso.

Él se hincó sobre sus rodillas. Jungkook se movió más cerca,


incorporándose, y a la altura de la cama, junto con la posición de Seokjin
sobre sus rodillas, se puso a la altura perfecta para esto.

Su cara estaba justo enfrente de la polla de Jungkook. Su boca llena de


humedad.

—¿Esto te enciende, no es así?

Seokjin miró al hombre, él le miró, y Seokjin miró a otro lado.

Jungkook rió.

—Está bien, puedes admitirlo. Te gusta someterte, ¿no es así? Amas


cuando la gente te dice que hacer.

—Sí,— Seokjin dijo afiladamente. —Me gusta.

Seokjin miró a los ojos de Jungkook . Miró justo al hombre mientras


ponía sus manos en esos cálidos muslos. El toque de la piel desnuda de
Jungkook bajo sus dedos era suficiente para hacerlo temblar, pero él no
iba a alejarse de esos ojos ámbar. Él quería ver lujuria en esas
profundidades. Él quería ver la prueba de que Jungkook estaba
disfrutando esto, también.

Él lo vio, muy bien.

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Seokjin podía trabajar con eso. Mientras hubiera algo en Jungkook que
quisiera esto, él podría funcionar con eso.

Seokjin no era virgen, pero él no era exactamente el mejor que había


chupando pollas. Le habían dicho, otros hombres, que usaba mucho los
dientes y era un poco demasiado rudo.

El trató de recordar los consejos que le habían dado cuando se inclinó, lo


suficientemente cerca para que pudiera oler la esencia de la polla y los
testículos de Jungkook, y luego deslizó la lengua fuera de su boca y
lamió el órgano palpitante de Jungkook, picando en la gruesa parte
inferior de la cabeza en forma de seta, y haciendo todo el camino hasta
la base.

Jungkook no mostró signos externos de placer. Seokjin no quería


arriesgarse a mirar hacia él para comprobar, pero si él quería hacer esto
bueno, él tenía que intentarlo un poco más duramente. No es como si
tuviera que empezar de cero aquí.

La polla de Jungkook ya estaba dura. Todo lo que Seokjin tenía que


hacer era ayudarle a disfrutar de sí mismo.1

Seokjin presionó su boca en los testículos de Jungkook. Ellos estaban


afeitados. Seokjin no había supuesto que un alfa-cambiaformas-león
hiciera eso por el mismo. Eso lo hizo más fácil para él cuando metió una
de las bolas en su boca, y entonces oyó el ruido que había estado
deseando, un leve gemido que retumbó desde la garganta de Jungkook.
Luego un ronroneo que vino de las profundidades de su pecho.

El sonido de ronroneo era lo que hizo a Seokjin gemir con la boca llena.

40
Oh Dios. Él extrañaba ese sonido malditamente mucho. Él... él no se
había dado cuando de cuando había extrañado ese dulce, bajo,
retumbante ronroneo, hasta que él lo oyó.

Y fue maravilloso. Cuando gimió, ese retumbante ronroneo se volvió un


poco más alto, y Seokjin se dio cuenta que las vibraciones que hacía con
su boca eran tan buenas como cualquier otra cosa. Eran estimulantes.
Seokjin se había olvidado sobre eso.

Él había olvidado como de bien se sentía cuando la persona que estaba


chupando su polla estaba disfrutando, y gimiendo junto con él. Esa
vibración se sentía bien, y cuando Seokjin separó su boca del testículo
de Jungkook y puso sus labios alrededor de la cabeza de su polla, gimió
otra vez.

Jungkook aspiró una profunda respiración, sus caderas empujando hacia


adelante, metiendo su polla un poco más profunda en la boca de Seokjin.
Él tomó todo lo que pudo antes de que fuera forzado a poner sus manos
en las caderas de Jungkook y hacerlas retroceder.

Eso era... tan bueno. Seokjin no podía creerlo. Él se las arregló para
tomar al menos la mitad de la polla de Jungkook. Su polla, que era larga
y gruesa, que era tan maravillosa.

—Sí, eso es. Estás tan hermoso cuando chupas mi polla.

Seokjin no estaba seguro si Jungkook estaba diciendo esas cosas para


avergonzarle, o para probar y estimular a Seokjin también.

Él decidió que en ese momento no importaba. No importaba y él


totalmente no se preocupaba porque esto se sentía mejor de lo que él
pensaba que haría. Él no se estaba tocando a él mismo, y nada le estaba
dando a su pene la fricción que necesitaba, y todavía estaba disfrutando
41
malditamente bastante. Cada empuje que hacía con sus labios enviaba
un latido de placer a su polla. Cada momento que arremolinaba su
lengua alrededor de la columna que era el pene de Jungkook, cada
momento que sentía el zumbido del latido de Jungkook en ese eje, una
sacudida de placer, de placer sexual se disparaba a través del cuerpo de
Seokjin. Electrificaba sus pezones, ponía sus pelos de punta, y hacía su
pene saltar.

Seokjin ahuecó sus mejillas. Contuvo su respiración y se concentró


mientras empujaba su boca hacia el fondo tanto como podía. Él estuvo
cerca de llegar todo el camino. Su nariz casi tocó el recortado vello
púbico sobre la polla de Jungkook, pero él tuvo que retroceder.

—No,— Jungkook suspiró, presionando sus manos sobre la nuca de


Seokjin, tratando de empujarle de vuelta.

Seokjin gimió y fue tan lejos como podía antes de que fuera forzado a
retroceder. Era demasiado, demasiado profundo, y él no sabía lo
suficiente de lo que estaba hacienda. Él iba a ahogarse y eso no iba a
ser bueno para ninguno de ellos.

Jungkook frunció el ceño cuando Seokjin retrocedió.

Seokjin limpió su boca.

La voz de Jungkook sonaba áspera con el placer, y sus ojos estaban


oscuros con deseo.

—No pares.

Seokjin estaba sin aliento, también. ¿Cómo infiernos había pasado eso?
—Necesito un minuto. Es demasiado,— él dijo.

Esos oscuros ojos dorados se volvieron un poco más oscuros.

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—No me importa. Hazlo.

Esa era la voz más dura que Jungkook había hecho nunca. Y Seokjin se
tensó.

Él miró hacia el otro hombre, y sintió un estremecimiento de miedo


recorriendo su espalda. Sintió como si miles de arañas tocaran su piel.
Jungkook frunció el ceño de la manera que decía que estaba pensando.
Entonces rodó sus ojos.

—Tú, idiota. Te golpearía si no pensara que eso podría arrancar tu


cabeza.

—¿Qué hice ahora?

—¿Qué piensas que es esto? ¿Qué te violaré o algo? No te halagues tú


mismo. Esto es por una cosa y una cosa solamente.

Seokjin apartó la vista de él, sintiendo que un poco de esa ira quería salir
a la superficie.

—No tienes que ser un imbécil sobre esto.

—No soy un imbécil. Soy honesto. Ahora, por favor, deja de tratarme
como un criminal y vuelve a lo que estabas haciendo.

Seokjin no iba a señalar que él no tenía una licencia de prostituta. Él no


estaba seguro si eso le haría a él un criminal, a Jungkook, o a ambos,
pero solo en caso de que eso realmente cabreara a Jungkook hasta el
punto de que echara a Seokjin de una patada en el culo, él mantuvo su
boca cerrada.

Él incluso se juró a sí mismo que iba a devolvérsela a Jungkook por esto.


No estaba seguro de cómo, pero hacerle gemir el nombre de Seokjin se

43
veía como un buen lugar para empezar, por lo que eso es lo que iba a
hacer.

Seokjin se inclinó de nuevo. El humedeció sus labios con su lengua para


lubricarlos antes de presionarlos alrededor de la cabeza de la polla de
Jungkook.

Jungkook suspiró. O bien él no se molestaba en contenerse ya, o Seokjin


era un poco mejor en esto de lo que pensaba.

Dios. Seokjin puso todo su interés en lo que estaba haciendo. Seokjin


conocía su propio cuerpo, y él sabía lo que le gustaba cuando jugaban
con la parte más baja de la cabeza de su polla, cuando esa pequeña
extensión de piel que conectaba la corona con el eje era estimulada, por
lo que Seokjin chasqueó su lengua a lo largo de ella cuando la encontró.

Jungkook maldecía, cerca de tirarse sobre la cama.

—Oh, joder, sí,— decía, y sus manos volvieron al pelo de Seokjin. Sus
uñas arañando suavemente su cuero cabelludo. Era una sensación
placentera, una que realmente le gustaba ya que traía más de esa
sensación de cosquilleo a su cuero cabelludo, y al resto de su cuerpo.

Seokjin quería que Jungkook hiciera algo más, por lo que chasqueó su
lengua sobre ese trozo de piel otra vez y otra vez. Él empujó sus labios
tan lejos como podía, y cuando retrocedió en busca de aire, él buscó ese
lugar con su lengua otra vez.

Él trabajó lentamente. Esto era parte de su castigo. Si Seokjin iba a hacer


esto con Jungkook, entonces él iba a hacer a Jungkook trabajar para
conseguir el orgasmo que quería tan desesperadamente.+

Él iba a hacerle trabajar por ello correctamente.

44
4

Seokjin le estaba haciendo trabajar por ello.

Maldito, pero Jungkook nunca supuso que Seokjin tuviera ese talento.
Era obvio que Seokjin no estaba mintiendo sobre ser virgen.

Él no podía serlo con el entusiasmo que sus labios y su lengua tenían


con la polla de Jungkook. Nadie podía ser tan talentoso sin algo de
práctica, y eso realmente era un dolor en el culo.

Jungkook quería haber sido su primero. Él quería haberle mostrado a


Seokjin todo lo que había que saber sobre el dormitorio y follar.

Ah, bueno, él sabía que no hubiera sido probable.

No con la manera en que el antiguo Seokjin era. Tanto como Jungkook


quería haber sido el primero en tomar la virginidad de Seokjin, él sabía
que eso probablemente no hubiera pasado.

Esto era una buena nueva ventaja sobre la que Jungkook no había
pensado, sin embargo. El hecho de que Seokjin fuera bueno en esto, y
solo había mostrado un momento de timidez antes de mostrarle lo
talentoso que era.

Hubo todavía una pizca de contención. Seokjin era bueno en esto, pero
era obvio por la manera que constantemente retrocedía, que no era tan
confiado como estaba tratando de hacerle creer a Jungkook.

Él era bueno en esto, pero no había habido muchas personas antes de


él.

Jungkook quería hacer que Seokjin fuera un poco más salvaje. Él quería
ver qué más podía hacer Seokjin cuando perdiera todo el control.

45
Jungkook agarró el pelo de Seokjin un poco más estrechamente.
Suficientemente estrecho para causarle suficiente dolor para que gimiera
alrededor de su polla.

—Oh, sí— Jungkook suspiró. Él empujó sus caderas hacia delante


gentilmente. Tanto como quería joder duro y fuerte y salvajemente, él no
estaba dispuesto hacer eso y tener su polla atrapada en los dientes de
Seokjin. Incluso él no era lo suficiente valiente para tirar de esa mierda.

Pero fue una buena idea cuando colocó sus pies entre las piernas de
Seokjin, encontrando la caliente, dura longitud de la polla de Seokjin, y se
empujó contra ella.

Seokjin gimió. Un largo, ahogado ruido alrededor de la polla de


Jungkook.

Jungkook echo su cabeza hacia atrás y abrió su boca, pero nada salió. Él
quería gritar y gritar por el placer, pero era como si no pudiera. No tenía
nada que dar, más que dejar que su cerebro y su cuerpo se deshicieran
completamente bajo el placer.

—¡Mmmh!

Seokjin, de repente, empujó contra las manos de Jungkook. Él tiró de él


hacia atrás, y cuando Jungkook sintió un atisbo de los dientes, retrocedió
de él y liberó la cabeza de Seokjin.

Seokjin limpió su boca y luchó por respirar.

—Joder, yo iba a correrme mientras me estabas ahogando.1

—¿Qué?

Seokjin le miró.

46
—Deja de empujar mi cabeza hacia abajo así. Yo no puedo llegar tan
lejos.

Jungkook vio una oportunidad.

—¿Porque mi polla es muy grande?

Seokjin rodó sus ojos.

—Sí, seguro. Tu polla es demasiado grande, y ese es el problema que


tengo justo ahora.

—Sarcástico.— Jungkook rápidamente separó sus manos y agarró la


barbilla de Seokjin, empujándole más cerca, sus narices se tocaban, y
Jungkook podía oler el aliento de Seokjin.

No era malo.

Era... solo bueno.

Seokjin era probablemente el único hombre con el que Jungkook había


sido tan cercano, a quien él había besado alguna vez, cuyo aliento no le
importaba.

Y sus ojos eran todavía tan hermosos como siempre habían sido.

—Tanto como me gustaría correrme en tu boca, te quiero sobre tus


manos y rodillas, primero.

Un rastro de pánico se encendió en los ojos de Seokjin, pero él debió


aplastarlo hacia adentro porque se fue tan pronto como vino. Esa mirada
fuerte volvió. La mirada en la cara de Seokjin que decía que él iba a
aceptar ese desafío.

Bien.

47
—De acuerdo, entonces, ¿cómo me quieres?

Esto era muchísimo más maravillosamente increíble de lo que Jungkook


hubiera nunca deseado que fuera. El hecho de que Seokjin estuviera
más ansioso, de lo que pretendía con su valentía, estaba entusiasmando
a Jungkook de manera que no pensaba que iba a pasar cuando tuviera,
finalmente, a Seokjin en sus manos.

Esto era mejor. Esto era mucho mejor, teniéndole así de ansioso ¿Por
qué él siempre pensó que sería mejor si Seokjin estaba acobardado y
miserable? No. Mejor tenerlo deseoso y dispuesto de esta manera.

Él era como el gatito sexy con el que siempre había fantaseado


Jungkook.

—En la cama. Ponte sobre tus manos y rodillas.

Seokjin tomó una profunda respiración. Él vaciló por un solo segundo


antes de asentir, haciendo lo que le había dicho. Él dio la vuelta a un lado
de la cama, sin embargo, saltó sobre ella. Él miró a Jungkook un par de
veces, y Jungkook podía oír el latido de su corazón.

Él podía sentir el calor del cuerpo del cuerpo de Seokjin incluso desde la
distancia entre ellos.

Estaba nervioso.

Su polla estaba todavía dura, y Jungkook tuvo un repentino destello de lo


que sería tener la longitud de la polla de Seokjin en su boca. ¿Cómo
sabría?

Jungkook sacudió su cabeza. No. Eso no era para lo que estaba aquí. Él
estaba aquí para su propio placer. No el de Seokjin.

48
—¿Mis manos y rodillas? ¿No sobre mi espalda o algo?

Seokjin sonaba nervioso mientras hacia la sugerencia. Jungkook sacudió


su cabeza.

—No. En tus manos y rodillas o nada.

Jungkook sintió un dolor dentro de él cuando Seokjin preguntó si podía


ponerse sobre su espalda, y en ese momento, Jungkook supo lo que
significaba.

Él estaba asustado si follaba a Seokjin en sus manos y rodillas, había


una posibilidad incluso de que terminara besando al hombre. Era claro
como el agua como de regordetes eran esos labios, y Jungkook todavía
podía sentir su calor de cuando había besado a Seokjin en el coche.

Si ellos follaban cara a cara, Jungkook posiblemente le besaría otra vez.


Besar a Seokjin hacía una diferencia, y besarle cuando ellos tuvieran
sexo, parecía hacer una grandísima diferencia. Si Jungkook follaba a
Seokjin y le besaba, eso posiblemente se sentiría demasiado cerca de
hacer el amor para su gusto, y él no estaba por la labor de que eso
pasara.

Seokjin asintió, y se puso sobre sus manos y rodillas, dejando salir otro
molesto bufido.

—Bien, aquí estoy. ¿Así es como me querías, verdad?

Jungkook miró fijamente. ¿Con su culo expuesto y listo allí, listo para que
Jungkook lo tomara?

Absolutamente.

49
Jungkook se levantó de un salto a tomar el lubricante que mantenía en
su bolsillo derecho. Lo sacó y volvió a la cama. Él salto encima, subiendo
detrás de Seokjin en sus rodillas, entonces se detuvo.

Él no le tocó.

No se había dado cuenta de inmediato, y miró la parte de atrás de la


cabeza de Seokjin, contemplando y preguntándose de dónde esa cicatriz
en su espalda había venido.

No había estado ahí antes. Jungkook la hubiera visto.

Parecía como un pinchazo de un cuchillo.

Él no preguntó. Él no se permitió estar preocupado y no pensaba en el


padre de Seokjin.1

Eso no era ningún asunto suyo. Ningún maldito asunto suyo.

Jungkook abrió la tapa. Derramó algo de lubricante en su palma y


humedeció sus dedos con él. Su corazón retumbaba cuando él puso una
mano en la cadera de Seokjin y presionó las puntas de sus dedos en la
pequeña, estrecha y fruncida abertura del hombre.

Él suspiró.

Dios, él estaba muy agradecido de que Seokjin no pudiera oír su corazón


golpeando, de la misma manera que Jungkook podía oír el de Jin.

—¿Estas nervioso?

Él estaba genuinamente curioso, pero la pregunta sonó más sádica de lo


que él quería.

La respuesta de Seokjin era más impaciente de lo que Jungkook


deseaba.
50
—Solo sigue adelante con ello.

—Impaciente.— Jungkook penetró el agujero de Jin con su dedo. El


sintió la repentina tensión, el hipertenso deseo y doloroso placer que se
disparó a través del cuerpo de Seokjin. Él lo sintió en su estrecho
pliegue, en la manera en la que Seokjin temblaba y suspiraba.

Jungkook sintió todo eso.

Él añadió otro dedo, a duras penas dando a Seokjin tiempo para


ajustarse. Con su mano libre añadió más lubricante y lo introdujo
profundamente, haciendo gancho con los dedos, encontrando ese punto
dulce.

—¿Estás un poco demasiado impaciente?

Seokjin no respondió. Jungkook miró hacia el lado, observó la manera en


que los blancos nudillos de los dedos de Seokjin apretaban la colcha.
Sus ojos estaban fuertemente cerrados y su boca colgaba abierta. No
con dolor o disconformidad. El cerró sus ojos por el placer. Jungkook
podía decirlo desde esa mirada.

Él la había visto en un número de hombres a lo largo de sus años.

Ellos habían tenido la misma mirada en algún punto. Seokjin la tenía


también, un poco, pero había algo diferente en ella. Algo tan pequeño e
insignificante que no debería haber importado, pero lo hacía.

Él alejó eso de su mente, negándose a pensar en nada más que el hecho


de que su premio estaba aquí. Su premio estaba aquí, pero eso no era
suficiente. Él quería que Seokjin reconociera esto. Quería que admitiera
que estaba donde debería estar.

—¿Quieres mi polla en tu culo, no es así?

51
Jungkook empujó sus dedos profundamente, deslizándolos de un lado
para otro mientras se inclinaba sobre la espalda de Seokjin así no podría
ver esa cicatriz.

Él dejó que sus dientes arañaran la concha de la oreja de Jin,


deleitándose en el escalofrío que produjo en Seokjin.

Cuando Seokjin no dijo nada, Jungkook pudo perder los estribos un poco
mientras empujaba sus dedos hacia delante con fuerza. El presionó
fuerte contra esa protuberancia dentro del cuerpo de Seokjin, y Seokjin
echo la mano hacia atrás y gritó en voz alta.

—Dilo.— Jungkook agarró el pelo de Seokjin, impidiéndole que bajara su


cabeza mientras gemía y se agitaba. —Di que lo quieres.

Seokjin se empujó contra la mano de Jungkook, entonces Jungkook lo


liberó, complacido mientras Seokjin asentía.

—Yo... yo lo quiero.— Todavía no era suficiente.


Jungkook presionó sus dedos, otra vez, contra la próstata de Seokjin,
dejando sus dedos remolonear, sintiendo la tensión en el cuerpo de
Seokjin, saboreando el gemido y la deliciosa manera que esas caderas
se arqueaban contra la mano de Jungkook.

—Di que lo necesitas,— Jungkook dijo, presionando sus dedos hacia


delante otra vez, hacienda tijera con ellos mientras extendía a Seokjin
ampliamente. Dios, él era tan estrecho. —Di que necesitas mi polla en tu
culo.

En este momento Seokjin no vaciló.

—Lo necesito.

52
Eso era. Eso era todo lo que Jungkook necesitaba oír. Él liberó sus
dedos de ese estrecho calor, derramando más lubricante sobre la
longitud de su polla, y presionando la cabeza en ese maravilloso anillo de
músculos.

Seokjin siseó antes de que Jungkook pudiera aplicar más presión, y él se


dio cuenta del sobresalto del hombre.

—Tranquilo. Tranquilo.

—Ya lo sé,— Seokjin se enfureció.

Jungkook sacudió su cabeza, presionando su polla más duro,


empujándola hacia delante hasta que ese anillo caliente saltó abierto
para él.

Jungkook dio un grito apagado cuando estuvo de repente dentro. El


jadeó por aire y apretó los dientes mientras sostenía más fuerte las
caderas de Seokjin.

—Espera, no te muevas todavía,— dijo Seokjin.

—Sé eso. Tú solo mantén la atención aquí,— Jungkook respondió.

Él no era un idiota. Él no iba solamente a empujar hacia delante sin


advertirle. Jungkook quería al hombre. Quería poseer cada parte de él, y
seguramente, tal vez incluso degradarle un poco, pero él no iba a hacerle
daño. Eso era lo último de lo que se trataba esto. Esto era sobre el placer
y nada más.

Cuando Jungkook sintió esas paredes interiores dejar paso a la presión,


Jungkook suspiró cuando fue capaz de hundirse hasta el fondo.

53
Seokjin abrió su boca, gimiendo mientras su culo era presionando
firmemente contra la entrepierna de Jungkook.

Jungkook suspiró. Así. Eso era... eso era exactamente lo que había
necesitado todo el tiempo. Él finalmente le tenía, y se sentía
increíblemente bueno.

Seokjin ya gemía y se encorvaba contra la polla de Jungkook, como si


pensara que esa era la señal para dejarse ir.

—No, no, no,— Jungkook dijo, sujetando fuertemente las caderas de


Seokjin. — No todavía, no te he dicho que pudieras hacer eso todavía.

Seokjin gimió como si se le estuviera negando el placer que necesitaba


desesperadamente, como si le doliera que se le negara.

Dios. Eso era malditamente bueno.

Jungkook devolvió sus caderas a su posición, empujando hacia delante


con un tranquilo, relajado paso, entonces paró durante unos largos
segundos antes de empezar otra vez, Él empujó a Seokjin hacia delante
en la cama, llevándose otro largo gemido viniendo de él, y le mantuvo
apretado.

—¿Te gusta eso?

Seokjin asintió.

No era lo suficientemente bueno.

—Respóndeme.

Seokjin asintió otra vez.

—S-sí.

54
Mejor, eso era mucho mejor.

Jungkook empujó hacia delante otra vez. El calor del agujero de Seokjin,
apretando la polla de Jungkook, era casi demasiado para resistirlo. Él
apretó los dientes, sintiendo sus colmillos abriéndose paso cuando esa
sensación era demasiado para retenerlo.

—Sobre tu estómago,— Jungkook dijo, —Deprisa.


Seokjin no bajó sobre su estómago, más bien se dejó caer sobre él.
Como si él hubiera estado esperando permiso para dejarse ir y caer.

Seokjin gimió, sus ojos todavía estaban cerrados fuertemente mientras


presionaba su cara contra las sábanas.

Dios, eso era tan sexy. Él todavía era muy sexy.

Jungkook puso sus puños a ambos lados de la cabeza de Seokjin,


empujando su polla profundo y duro, haciendo que el cálido, estrecho
agujero de Seokjinse lo tragara una vez y otra vez.

Y Seokjin solo podía hacer un montón de sonidos. —¡Oh Dios! ¡Oh!

Él no solía ser hablador. Ni un chillón, tampoco, pero él era,


definitivamente, ruidoso. Jungkook no pensaba que le hubiesen gustado
las personas ruidosas antes, bueno, al menos no cuando ellos gritaban
en tu oreja, como si trataran de hacer una demostración. Ellos no
necesitaban eso, Jungkook sabía que se sentía bien.

Seokjin no.

Él sonaba más como si estuviera tratando de retener cada gemido, cada


siseo y suspiro de placer, pero no pudiera.

55
Y eso era miles de veces mejor que tomar a alguien que solo estaba
tratando de impresionarle por su riqueza.

—Oh joder. Oh, Dios mío, síii.

Más balbuceo, pero era maravilloso. Seokjin no parecía capaz de hacer


una oración con sentido mientras se encorvaba en la cama y contra la
pesada polla dentro de él.

Él sonaba como una estrella porno. Él era la estrella porno de Jungkook.


—¿Te gusta esto?

Seokjin asintió. Él no trató de aparentar que él no estaba teniendo el


mejor sexo de su vida, e incluso Jungkook pudo sentir el orgasmo que se
estaba construyendo, amenazando con desbordarse.

Eso estaba pasando un poco demasiado pronto.

Eso era definitivamente un poco demasiado pronto, pero él no podía


ayudarse a sí mismo. Era demasiado bueno. Ese calor construyéndose,
esa ola de placer que venía justo desde detrás de su estómago y se
propagaba hasta sus muslos y piernas... que rizaba sus pies mientras
trataba de retenerlo, tratando de hacer esto durar más.

Y por qué no iba a querer hacer esto más duradero mientras follaba a su
ex-mejor-amigo contra el colchón mientras Seokjin gemía y se
entusiasmaba como si estuviera... como si estuviera fingiendo.

Jungkook hizo una pausa. El simplemente paró. Incluso si su orgasmo


parecía estar a punto de ser retenido. De ninguna manera. No había
manera de que eso fuera verdad. Seokjin había estado en el club de
teatro cuando ellos eran niños y Jungkook sabía mejor que nadie la
mierdecilla de actor que él podía ser.

56
Y eso lo comprobó Jungkook cuando Seokjin corcoveó y gimió,
empujando su culo hacia atrás, contra la polla de Jungkook.

Desenfrenado y desesperado.

—¡No, no, no pares! ¡Dios, no pares, por favor!

Por la desesperación en su voz, la manera que miraba a Jungkook, con


los ojos medio tapados y llenos de lujuria, lo decía en serio.

Seokjin estaba desesperado y a punto de perder el control. Él


aparentemente no sabía a qué venía el retraso.

Jungkook siseó. Notó una sensación de estrecho agarre alrededor de su


polla. Seokjin estaba apretando a Jungkook más fuertemente. Él estaba
tan desesperado por empujar a Jungkook dentro de él que su agujero se
apretó alrededor de la polla de Jungkook.

Jungkook tembló.

—Joder.

Sus bolas se apretaron y él estaba a punto de correrse. Aparentemente,


Seokjin estaba más allá de preocuparse de que estaba siendo utilizado
para el sexo en este momento, si la mirada en sus ojos era indicativa de
algo, era por como miraba por encima del hombro, con esa expresión
suplicante.

El ego de Jungkook quería pensar que era sólo a causa de él. Debido a
que él era muy bueno y el y Seokjin habían compartido algo cuando eran
jóvenes, pero lógicamente, él sabía más. El cuerpo quería lo que quería,
y Seokjin rogaría por en el sexo a cualquiera que hiciera un trabajo
decente y consiguiera que se corriera.

57
Esto no podía ser aceptable. Tenía que ser perfecto.

Tenía que superar las expectativas de Seokjin para que él se quedara


pegado alrededor. Sólo en caso de que el dinero de Jungkook no fuese
suficiente para mantener a Seokjin aquí, el sexo tenía que ofrecer un
pequeño extra.1

—¿Jungkook? Jungkook, por favor, no... no te burles de mí. No puedo


soportarlo.

Seokjin presionó su frente contra el colchón, agitando su cabeza.

Jungkook decidió mostrar un poco de misericordia.


Solo un poco.

—De nuevo en tus rodillas. Levántate.

Las garras de Jungkook estaban empezando a salir cuando agarró las


caderas de Seokjin y lo levantó. Seokjin gimió, dejándose ser
maniobrado en la posición.

Jungkook se estiró, buscando la polla de Seokjin, todavía dura y pesada,


palpitando en su mano. Seokjin gimió y se encorvó en su agarre.

—Por favor, por favor, por favor,— él dijo otra vez.


Sus brazos temblaban.

Y Jungkook iba a dárselo. Él no era tan malo, después de todo.

Cuidadosamente, dejó ir la polla de Seokjin. Era probablemente mejor no


acariciar la polla del hombre cuando sus garras estaban empezando a
formarse.

Jungkook sólo necesitaba sentirlo por sí mismo antes de retroceder,


arrastrando su pene, fuera del cuerpo de Seokjin, casi en su totalidad

58
antes de empujar con fuerza hacia delante, poniendo algo de su fuerza
de Jungkook en ello.

Seokjin gritó.

—¡Oh!

Sin más caricias, sin más burlas, sin mirar a la cicatriz de Seokjin.
Jungkook mantuvo un firme agarre en las caderas de Seokjin mientras
follaba fuerte y duro el apretado cuerpo de Seokjin.

—S-sí, justo así. ¡Oh!

Seokjin no dijo ninguna palabra más. Solo sonidos salieron de su boca.


Jungkook apretó sus dientes y se concentró en el placer. Él también se
centró en sus manos.

Era demasiado. La ajustada presión del agujero de Seokjin alrededor de


su eje, la manera en la que Seokjin gemía y empujaba su cuerpo contra
él, era demasiado, y la bestia. Él pudo sentir sus bigotes formarse, sus
garras hacerse más largas, pellizcando la piel de Seokjin.

Seokjin pareció no darse cuenta hasta que alzó la vista bruscamente,


todos los ruidos, todos los sonidos de placer se detuvieron en su boca
mientras una cosa más cambiaba.1

La polla de Jungkook estaba cambiando, también, sus puntas carnosas


salieron y tocaron cada lugar dentro de Seokjin que podían ser tocados.

Ese sorprendente silenció duró por medio segundo más antes de que
Seokjin dejara caer su cabeza y gimiera, más largo y fuerte de lo que lo
había hecho en su vida. Él apretó su agujero alrededor de la polla de
Jungkook y juró ante el repentino azote de placer que casi le hace
correrse.

59
Entonces Seokjin se corrió. Jungkook pudo oler la pesada, cálida esencia
en el aire y era bueno. Era intoxicante y no pudo contenerse más.

No con ese olor en el aire.

Jungkook gimió. Sus testículos comenzaron a estrecharse antes de que


él se liberara. Las puntas carnosas de su polla continuaron alcanzando,
continuaron provocando y tocando cada lugar de Seokjin que necesitaba
ser tocado.

Seokjin gimió y corcoveó. Él era tan animal salvaje como Jungkook podía
serlo y eso le hizo seguir adelante.

Otro agarre alrededor de su polla, otro escalofrió, y Jungkook olió la


semilla de otro orgasmo mientras Seokjin gritaba en voz alta, entonces,
colapsó.

Jungkook no pudo sujetarle, si no que fue hacia abajo con él, su pene
todavía dolorido dentro del cuerpo de Seokjin, y duro.

Jungkook jadeó. Esto no quería decir nada. Algunas veces él permanecía


duro después de un orgasmo.

Él no se movió. No mucho. Jungkook presionó su frente contra la parte


de atrás del cuello de Seokjin.

Seokjin rió entre dientes y levantó su hombro, empujando a Jungkook


hacia atrás.

—Hace cosquillas.

Jungkook se echó hacia atrás. Él tocó su cara con su mano, que eran
apenas manos en este punto.

Sus bigotes habían salido.

60
Genial.

Jungkook tenía que salir de aquí. Él se concentró en volver su cuerpo de


nuevo a enteramente humano, en vez de este extraño punto entre animal
y hombre. A algunas personas no les gustaba cuando Jungkook
cambiaba parcialmente durante el sexo. Era tan estúpido. Él todavía era
un hombre, no era como si él nunca se volviera enteramente un león,
pero Seokjin le había pedido que no se convirtiera completamente en
león, y no apreciaría el hecho de que Jungkook no hubiera sido capaz de
mantener sus bigotes, garras y polla a raya.

Por supuesto, él no pudo volverse lo suficientemente rápido antes de que


Seokjin se diera la vuelta, y palideciera a la vista de su rostro.

Jungkook le miró cuando sintió sus bigotes desvanecerse. —No he


cambiado a león.

—Tú... tú cambiaste un poco.

Su mirada se intensificó.

—¿Y? todavía soy un hombre.

Seokjin se encogió, mirando hacia otro sitio.

—Lo sé.

Ese intercambio fue más que suficiente para que Jungkook se suavizara
de nuevo. No es que importara. Él se retiró del cuerpo de Seokjin, y
ahora estaba enfadado porque él estaba pensando en el pasado, de
nuevo.

Joder.

61
Se deslizó fuera de la cama, agarrando su ropa y empezando a
ponérsela.

—Hay sábanas y mantas en el armario de allí. El desayuno es a las


ocho.— Él echó un último vistazo a Seokjin . —No te atrevas a llegar
tarde.

—¿Desayuno? Tú nunca dijiste nada sobre tener que comer contigo.

—¡Lo estoy diciendo ahora!— Jungkook disparó. Él se puso de pie


cuando tuvo puestos sus pantalones.

Fue lo suficientemente bueno. Él necesitaba volver a la casa de la


piscina. Él necesitaba pensar.
Seokjin se dio la vuelta y ocultó su desnudez con una almohada.

Jungkook deseó que no lo hiciera. También deseó que no quisiera


quedarse con Seokjin tan malditamente tanto.

Jungkook había tenido sexo sin sentido antes. Él sabía cómo follar y
alejarse, esto no debería ser algo diferente. Esto no debería ser
suficiente para hacer que su estómago se encogiera y sus manos se
curvaran en puños estrechos.1

En lugar de sentirse ligero y relajado después de un buen polvo, él se


sentía tenso y enfadado, y no tenía nada que ver con la manera en la
que Seokjin le había mirado...+

Jungkook se fue. Él se forzó a sí mismo a no mirar a Seokjin cuando él


dijo su nombre.

62
5

Seokjin había medio esperado que hubiera sirvientes por toda la enorme
casa en la que estaba, pero no había nadie. Nadie que hubiera notado de
inmediato.

No era que planeara llamar a alguien que le cambiara las sábanas pero
él no sabía qué hacer con las sábanas sucias, excepto lanzarlas a una
esquina y tratar de no pensar en cómo ellas olían, todavía, como
Jungkook.

Jungkook el cambiaformas león. El primer amor de Seokjin.1

Era evidente que el hombre le odiaba, por lo que a pesar de que era
increíblemente más dramático establecer este hecho, Seokjin supuso
que no debería sentirse muy sorprendido de que Jungkook quisiera
alejarse de esto.

Después de cambiar las sábanas, Seokjin tomó su tercera ducha de la


noche. Él necesitaba limpiarse. Él necesitaba limpiar la sensación de las
manos de Jungkook sobre su cuerpo, porque cuando ellos estaban...
follando, cuando ellos estaban follando Seokjin sintió un tirón de algo
profundo y significativo en su pecho.

Él nunca había sido del tipo que solo tiene sexo con alguien que no le
importa. Él hizo eso durante un verano y se había deprimido como el
infierno.

Seokjin era del tipo que se encariñaba, y aunque era probable que no
quedara nada del chico que una vez amó, Seokjin pensó por unos
cuantos segundos...
63
Él empujó el pensamiento lejos. Eso estaba a punto de romper su
corazón, y eso era lo último que quería. Él estaba aquí para cumplir con
la loca fantasía de venganza de Jungkook, y para evitarse ser arrojado a
las calles.1

Él se duchó y se dejó caer en la cama. Al principio fue extraño, estar en


una cama que era tres veces más grande que el catre donde dormía en
su apartamento, especialmente una cama donde él y Jungkook habían
follado, pero era tan ancha y confortable que no se pudo resistir.

Seokjin cayó dormido inmediatamente.

Él soñó con Jungkook. Soñó con el joven cambiaformas, el chico de la


calle que había siseado a Seokjin la primera vez que Seokjin le preguntó
de dónde había sacado el labio partido.

Seokjin había pensado que había sido su padre. Jungkook era un año
más viejo que Seokjin, pero aun así, algunas veces, iba a la escuela
pareciendo pequeño y enfermizo.

Seokjin había asumido que algo pasaba en su casa. Desde que Seokjin
sabía algo sobre padres gilipollas, él estúpidamente trató de usar eso
como una apertura, una manera de entrar, y tal vez hacer un nuevo
amigo.

Sí, eso no pasó, y Seokjin no lo intentó otra vez durante dos semanas.

Pero él no podía olvidarse del chico, que parecía mostrar nuevos


vendajes y magulladuras todos los demás días.

Incluso cuando Seokjin se enteró de las peleas escolares, él se quedó


estupefacto. Un poco asustado, pero estupefacto.

64
Por lo que, cuando atrapó a Jungkook fumando fuera del gimnasio
cuando Seokjin llegaba tarde, él se paró.

Jungkook tenía un ojo negro ese día, y él estaba tan malditamente


enfadado que su cara estaba en su forma de león.

En su mayoría. Su pelo rubio parecía como una real, genuina crin. Su


nariz estaba diferente, un poco aplastada y de color oscuro. Él tenía
bigotes, pero el resto de él parecía, en su mayoría, humano.

Lo suficientemente humano para estar fumando en los terrenos del


colegio.

—¿Bien? ¿Qué quieres?— Jungkook espetó.

Seokjin señaló al edificio, momentáneamente atascado hasta que


encontró las palabras.

—Yo... llego tarde a clase.

Jungkook estuvo malditamente cerca de reírse.

—¿No me digas? Es el segundo periodo.

Seokjin tuvo una idea en ese momento. Él había perdido su primera


clase, y buena parte de la segunda después de quedarse dormido. ¿Por
qué no saltarse todo y esperar hasta que la hora del almuerzo se
acabara?

Seokjin sacó su bolsa del almuerzo de su mochila.


El padre cruel que tenía, el hombre que sería atrapado muerto antes que
permitir que nadie pensara que su hijo no tenía buenas ropas, o que no
comía sus tres comidas.

65
Y Seokjin todavía estaba lleno del desayuno que él le había empujado
por la garganta.

—¿Quieres compartir esto conmigo?

Cuando los ojos de Jungkook brillaron con interés, Seokjin supo que
estaba de acuerdo.

Ellos compartieron juntos cada almuerzo desde entonces.

Bueno, hasta que Jin rompió el maldito corazón de Jungkook.1

Jin se despertó por la fuerte llamada en su puerta. Sonaba más como si


la estuvieran golpeando, como si los policías estuvieran en su puerta. Tal
vez la Sra. Earig y sus sobrinos. Aparentemente, Seokjin estaba ahora
condicionado a tener miedo a ese
ruido, porque él se despertó bruscamente cuando el estruendo empezó.

—¡Levántate! ¡Tengo tu mierda!

—¿Qué?

Seokjin carraspeó y aclaró su garganta. Él graznó un poco menos


mientras se empujaba a sí mismo fuera de la cama. —Ya voy.

Él llevaba uno de los pijamas que Jungkook le había dejado la noche


anterior, por lo que abrió la puerta y contestó.

El conductor de ayer estaba en su puerta. Él miró a Seokjin,


aparentemente descontento por algo.

—Aquí está tu mierda. Cógela y guárdala.

Seokjin parpadeó, y miró a lo que se le ofrecía.

66
Cuatro bolsas de basura. Aparentemente eran las pertenencias que
había dejado en su apartamento. —Eh, gracias.

Esto no podía ser todo. Incluso a pesar de lo quebrado que había estado
el último par de años, él había acumulado más cosas que estas. Él
comprobó, encontrando la mayoría de su ropa, sus libros de texto del
colegio, otros libros que él había adquirido a lo largo de los años. Arte y
ficción, cosas que él podía usar para ayudarse con sus juegos.

—¿Esto es todo? ¿Dónde está el resto?— Seokjin preguntó, fijando su


atención en la cuarta bolsa, que estaba medio llena.

—Estas son las cosas que ellos no habían vendido o echado a la basura
antes de que pudiera llegar allí.

Jin se tensó, mirando de nuevo al hombre.

—¿Qué?

—¿Tú no tenías nada de valor que hubieras dejado en ese lugar, no?

El hombre sonaba como si realmente no le importara una cosa u otra.


Seokjin miró a las bolsas, pensando en todo lo que había dentro de ellas.
El resto de su ropa debió ser lanzado fuera con su aparador, y él no
debería haber esperado que le trajeran su mesa de café, su cama y su
escritorio. Aunque su mesa de escritorio había sido su orgullo y alegría.

Todo lo demás había sido bolígrafos, lápices, cubiertos y platos, cosas


que él podía reemplazar. Él sacó su ordenador del apartamento, y
parecía como muchos de sus libros estaban aquí, tal vez todos.

Poco sabía la Sra. Earig sobre libros de texto, incluso unos de hace unos
años, todavía podían venderse por un poco de dinero a los estudiantes.
Siempre y cuando él tuviera estas cosas, suponía que iba a estar bien.

67
Con suerte, Jungkook iba a pagarle suficiente dinero que Seokjin sería
capaz de reemplazar todo lo que había dejado en ese lugar.

Su corazón se apretó pensando sobre eso.

—Esto es genial. Es bastante, gracias por traerlo para mí.

El conductor asintió, todavía mirando a Seokjin como si fuera una mierda


que había pisado en la calle.1

—Lo que sea, solo guarda esa mierda.

—De acuerdo,— Seokjin dijo. Él miró al reloj. Eran las siete y media.

Aparentemente este aviso de despertarse había llegado justo a tiempo,


porque Seokjin había olvidado, definitivamente, poner una alarma.

Él estiró la mano, agarrando una bolsa.

La mano que de repente agarró y apretó su muñeca, le detuvo. Jin miró a


los ojos del conductor, que estaba mirándole a él, muy
cerca, y furioso.1

Seokjin tuvo mucho miedo de repente.

—¿Puedo... puedo ayudarte?

El conductor sacudió su cabeza.

—Hazle daño, y te juro por Dios que te mataré.

Los ojos de Seokjin se abrieron impactados.

—¿Qué?

El conductor le soltó, todavía hacienda una mueca desdeñosa a Seokjin.


—Solo termina de tener tu mierda limpia.

68
Seokjin miró a las bolsas, luego al hombre enfrente de él. Él las alcanzó
rápidamente, arrastrándolas dentro de la habitación, queriendo alejarse
del tipo antes de que algo más pasara hoy.

Él cerró y aseguró la puerta detrás de él, sin molestarse en comprobar si


el otro hombre se había ido ya.

Dios, su corazón estaba palpitando aceleradamente. Él deseaba que el


otro tipo no le esperase fuera para echarle o algo.

Él no era del tipo que era bueno con la violencia. Algunas veces Seokjin
no podía soportar los videojuegos violentos, lo que lo hacía interesante
desde que él estaba tratando de hacerse una vida programándolos.

Los videojuegos de terror eran definitivamente un género del que se


mantenía alejado, también.

Él era un cobardica, y si Jungkook estuviera aquí, probablemente se


reiría, golpeando a Seokjin en el hombro, y diciéndole lo mismo.

Únicamente, no, eso era algo que el viejo Jungkook haría. El nuevo
Jungkook probablemente curvaría su labio y nariz y haría una mueca a
Seokjin por tomar una amenaza vacía tan seriamente.

Seokjin esperó hasta que su corazón se calmó, y luego se puso a


trabajar preparándose para ir a desayunar.

Desayunar con Jungkook. Eso no iba a ser embarazoso en absoluto.

¿Diría algo sobre el sexo de la otra noche ¿Reconocería lo que pasó? Jin
no estaba seguro de lo que deseaba, qué quería que el otro hombre
hiciera, pero él estaba tan nervioso que le tomó un poco más de tiempo
del habitual estar listo.

69
Jungkook estaba justo empezando su segundo plato de bacon y huevo
cuando Seokjin entró deprisa en la sala del desayuno.

Él estaba jadeando, como si hubiera estado corriendo, y Jungkook podía


oler un rastro de sudor en él.

Sudor limpio. Nada en absoluto como la esencia que vino de tener sexo.

Jungkook frunció el ceño. Él se había duchado otra vez. Jungkook tenía


que hacer una nueva regla sobre eso porque no le gustaba en absoluto.
A él no le gustaba el hecho de que Seokjin no oliera como Jungkook
justo después de haberle follado.

Lo cual era estúpido porque era un testimonio de la naturaleza aseada de


Seokjin que él no iba a venir a desayunar apestando a semen y a sudor.

Solo un poco de sudor.

—Llegas tarde.

Seokjin se detuvo mientras apartaba una silla. Él continuó de pie,


mirando a Jungky cautelosamente.

—Uh, lo siento. Estaba... preparándome.

—¿Preparándote?

Seokjin le frunció el ceño, y se sentó antes de que Jungkook le invitara a


hacerlo.

—Sí. Lo estaba.

Entonces, ¿él pensaba actuar como un gallito gilipollas en esto, no es


así? Jungkook trató de no sonreír ante ese pensamiento. Era algo linda
la manera en la que Seokjin pensaba que esto iba a funcionar.

70
Tenían un duelo de miradas, y Jin, siendo el chico predecible que era,
naturalmente, retrocedió. Siempre era el primero en apartar la mirada,
siempre odiando la lucha.

Él continuó mirando a su plato vacío, sin embargo.


Jungkook tomó un par de bocados más de Bacon y tostadas. El miró a
Jin, preguntándose si el hombre diría algo primero, o si Jungkook tenía
que tomar la iniciativa.

Seokjin dijo algo primero.

—Entonces, ¿se supone que debo sentarme aquí y verte comer? ¿Eso
es por lo que me has invitado a bajar?

Jungkook sonrió, sacudiendo su cabeza cuando Seokjin le miró con esa


expresión molesta en su cara. Él siempre había sido un poco demasiado
lindo cuando estaba molesto. Esa era una de las cosas que le habían
arrastrado hacia él.

—No, idiota. Ya preparé la comida. Está en la cocina.— Jungkook señaló


a la puerta.

Seokjin miró en la dirección de la puerta, frunció el ceño, confuso. —Oh,


entonces, correcto. Me he perdido el desayuno.

Jungkook sacudió su cabeza, se puso de pie y suspiro.

—Ven conmigo.

Él comenzó a caminar hacia la puerta de la cocina. Él no esperó a ver si


Jin lo seguía, él sabía que el otro hombre lo haría.

Y, por supuesto, lo hizo.

71
El perro de Jungkook estaba al otro lado del mostrador, comiendo de su
plato, fuera de la vista. Estaba tan bien educado que Jungkook no tenía
que preocuparse de que el animal pusiera sus patas encima del
mostrador y robara toda la comida que Jungkook había dejado.

Los ojos de Seokjin se ensancharon ante la vista.

—Oh, eh, gracias.

Jungkook agarró un plato del armario superior, lanzando una mirada


irónica sobre su hombro.

—Yo cociné suficiente comida para ambos. Aquí, toma esto y pon lo que
quieras en tu plato. Te haré algunas tostadas.

Aunque a Jungkook no le importaba que sus huevos estuvieran solo un


poco templados por estar debajo de la lámpara de calor, tomar tostadas
frías, donde la mantequilla no se derrite, era una atrocidad. Él solo hacía
su tostada cuando tenía ganas de una. Él no tostaba una barra de pan
cada mañana justo por esa razón.

—Gracias,— Seokjin dijo, tomando su plato y aproximándolo a lo


ofrecido. —¿Cocinaste esto tú mismo?

Jungkook se encogió de hombros.

—Bacon y huevos, no es difícil.

Por causa de su naturaleza alfa y por su tamaño, Jungkook cocinaba un


cartón de huevos algunas mañanas, y un paquete entero de Bacon para
acompañar. Cortar fruta era muy fácil también.

Seokjin se dio cuenta de esto.

—Supongo que olvidé o mucho que puedes comer a veces.

72
Las orejas de su perro se pusieron alerta. Aparentemente ya no estaba
tan enfrascado en su cuenco y él finalmente se dio cuenta de que alguien
familiar estaba en la casa.

Se precipitó hacia el otro lado de la isla, ladrando, sonriendo de la


manera que sonríen los perros.
Seokjin miró al animal, y los ojos se ensancharon antes de que empujara
su plato encima del mostrador, para darle al perro toda su atención.

—¿Sam?

El perro ladró, agitando su cola, y saltó sobre sus patas traseras,


poniendo sus pezuñas sobre los hombros de Seokjin. Seokjin atrapó la
cara del perro y rascó sus orejas como un niño que acaba de encontrarse
con su mejor amigo.

Jungkook silbó y chasqueó sus dedos, señalando al suelo.

Las orejas del perro cayeron mientras miraba a Jungkook, entonces hizo
lo que le había dicho.

—¿Sam? Hey, está bien. No me importa.

Seokjin estaba todavía sonriendo, todavía mirando al perro mientras se


inclinaba para acariciar su cara y orejas. El perro lamió sus manos y
continuó agitando su cola en el suelo. Se arrastró acercándose y rodó
sobre su espalda, ofreciéndole a Seokjin su vientre.

Maldito perro.

—Prefiero que mis animales no salten sobre un lugar cuando hay comida
alrededor.

Seokjin lo miró fijamente.

73
—¿Tus animales?— El volvió a mirar al perro. —¿Dónde lo encontraste?

Jungkook alcanzó la máquina de café, puso su taza debajo de la boquilla,


y luego presionó el botón y esperó a que saliera.

—Las personas a las que se lo diste lo abandonaron, entonces yo lo


cogí.

—¿Qué?

Jungkook oyó el pánico y la angustia en la voz de Seokjin. El trató de no


regodearse sobre ello demasiado.

—Oh, Sammy, lo siento mucho, colega.

Jungkook sacudió su cabeza.

—El perro no sabe que te estás disculpando por dejarlo atrás.

Hubo un silencio al principio. Jungkook se giró. Seokjin miraba


tristemente a los ojos del perro, acariciándole las orejas.

Jungkook tuvo que alejar la vista de aquella mirada. Su pecho se


constriñó, y él no podía manejar la situación.

—¿Cuánto hace que lo tienes?

Casi desde el primer día que Seokjin se había librado de él. La familia a
la que Seokjin se lo dio no lo había abandonado. Jungkook simplemente
fue a ellos dos días después e hizo una oferta que habrían sido estúpidos
si la hubieran rechazado.1

El perro había estado con él desde entonces, y siendo un perro, él sabía


quién era el alfa de la casa.

—¿Jungkook?

74
Jungkook miró de nuevo a Seokjin, quien le miraba con ojos abiertos que
eran tan malditamente tristes.

—Tiempo suficiente,— dijo Jungkook. —Ven y coge tu comida. Estoy


hambriento y regresó a la mesa.

Jungkook metió algunas tostadas en el tostador mientras Seokjin llenó su


plato. Él estaba muy seguro que el bastardo estaba lanzando Bacon a
Sam cuando él no miraba, pero él no iba a pelear cuando estaba todavía
hambriento.

Jungkook untó mantequilla en sus tostadas y volvió al comedor. Sam le


siguió. Cuando se sentó al lado de Seokjin, Jungkook miró.

—No tiene permitido estar aquí cuando estoy comiendo.

Los ojos de Seokjin se abrieron cuando le miró, después sonrió al maldito


perro. —Bueno, ¿no hará daño por una vez, verdad?

—No tiene permitido estar aquí.

Seokjin le miró.

—¿Puedes dejarme, por favor, sentarme con mi perro? Prometo no


alimentarlo si eso te vuelve malditamente loco.

Jungkook soltó su tenedor, mirando duramente al otro hombre.

—Primero de todo, ese es mi perro, y segundo, tú estás malditamente en


lo correcto sobre no alimentarlo en la mesa porque él no va a estar aquí.
Estoy tratando de corregir los desagradables hábitos que tú pusiste en él.

Seokjin se sacudió un poco. Él miró al perro, luego a Jungkook.

—¿Quieres decir que no me lo vas a devolver?

75
—¿Por qué debería? Tú eres el único que lo abandonó para empezar. Tú
ya has mostrado que no puedes cuidar de él.

Seokjin mordió sus labios juntos.

—Fue un accidente. Un error. Yo no quería dejarle ir.

—Pero lo hiciste.

—No lo hice tan fácilmente como tú piensas que lo hice.

—Realmente no me importa,— Jungkook dijo. —No te he invitado a


desayunar para que pudiéramos discutir. Por favor, solo come conmigo y
nosotros hablaremos de eso más tarde.

No había una maldita manera de que le devolviera el perro a Seokjin.


Cuando descubrió que lo había dejado, hizo todo lo que estaba en su
poder para asegurarse que el animal le perteneciera, porque él quería
que estuviera a tiempo para cuando trajera a Seokjin en esta casa.

Él sabía que sería una cosa más que podría ayudar a mantener a Seokjin
aquí, para evitar que se fuera.

El desayuno no fue tan increíble como Jungkook había planeado. Seokjin


no le dijo una sola palabra. El miraba a su comida, y al principio no comió
nada. Cuando empezó a comer, echó tanta cantidad de comida como su
boca podía mantener.

Jungkook frunció el ceño.

—¿Qué estás haciendo?

Jungkook sacudió su cabeza. Jungkook no lo había alimentado


exactamente la pasada noche. Tal vez él estaba realmente hambriento.

76
Jungkook no intentó decirle nada más. Él solo observó como Seokjin
hacía un cerdo de sí mismo. En cierto modo le recordó a Jungkook los
días cuando había sido un pobre, uno sin dinero, comiendo como si
tuviera miedo de que alguien pudiera venir y quitarle lo que había en su
plato.

Cuando Seokjin terminó, se puso de pie. —He terminado. ¿Puedo irme


ahora?

Jungkook le miró.

—¿Estás hablando en serio?

Seokjin asintió.

—En serio. Tu conductor trajo todas las cosas que pudo salvar de mi
apartamento. Necesito guardarlas.

Él estaba tratando de evitarle. Si Seokjin pensaba que Jungkook no


podía ver a través de esto, él estaba fuera de su maldita mente.

Jungkook podía completamente ver a través de ello. Seokjin no quería


estar cerca de él. Eso le hizo enfurecerse tanto como cuando le rompió
su marchito, negro corazón, y a duras penas se contuvo a sí mismo de
no mirarle en absoluto o gruñir al hombre.

Si Seokjin no había sabido que esto podía cabrear a Jungkook, entonces


él estaba seguro como el infierno que sabía que lo estaba haciendo
ahora. Él se balanceó, como si fuera a retroceder un paso.

Jungkook sonrió.

—Ve a colocar tus cosas, luego ven a verme. Nosotros podremos tener
un almuerzo tardío a las dos en punto.

77
Jungkook observó la manera en que la manzana de Adán de Seokjin se
balanceó cuando tragó fuertemente. Fue un movimiento sensato cuando
Seokjin asintió.

—Sí, seguro. Estaré allí.

—Y sé puntual esta vez,— dijo Jungkook, mirando duramente al hombre.


Él todavía echaba humo, y no estaba con ánimo de ocultarlo.

—¿Puedo llevar a mí... tu perro, puedo llevar al perro a mi habitación? La


compañía puede ser buena para mí.

Estaba en la punta de la lengua de León decir que no, decirle a Seokjin


que él no podía coger a Sam y hacer cabriolas alrededor de la casa con
él. Sam no era más su perro, él era el perro de Jungkook.

Por alguna razón, Jungkook no hizo eso. Él no podía convencerse a sí


mismo de ir tan lejos, incluso cuando él estaba cabreado con el otro
hombre por querer alejarse de él como si Jungkook fuera el hombre del
saco o algo.

Él asintió.

—Seguro, lo que sea. Solo no te retrases.

Seokjin se fue, y a pesar de los meses y meses que Jungkook estuvo


con el perro, Sam no esperó a ser llamado, él se marchó con el hombre
que consideraba su verdadero maestro.+

Eso dejó a Jungkook solo en el comedor.

78
6

Muy enfadado. Seokjin estaba jodidamente tan enfadado que


probablemente estuviera produciendo vapor.

Él estaba enfadado porque él no pensó que se iba a sentir tan indefenso


en su vida. No incluso cuando...

Lo que sea. No importaba.

Él se había metido en esto, y aun así, cerraba de golpe la ropa en los


cajones.

Sam permanecía en la esquina. Sus orejas caídas, observando lo que


hacía Seokjin con una triste mirada de perro en sus ojos.1

Seokjin tomó una respiración profunda antes de poder mirar al animal


otra vez.

Sam le miró, y Seokjin estuvo cerca de colapsar. Él había abandonado a


su perro. Jungkook lo supo, y ahora el bastardo tenía el perro de Seokjin.

Dios, ¿cuánto tiempo había planeado esto? ¿Era todo esto parte de
alguna elaborada, broma enferma? ¿Para devolvérsela por deshacerse
de él cuando estaban en la secundaria? Cristo, eso fue sobre diez años
atrás.

Y Jungkook tenía el perro de Seokjin. Sam inclinó su cabeza a un lado.


Él era un perro. Él no sabía qué drama extraño estaba atravesando
Seokjin, pero por el suave movimiento de su cola, y la manera en la que
miraba a Seokjin... Sam sabía que algo estaba mal.

79
Seokjin no podía dejarle una segunda vez. Él amaba a este perro, y
rompió su corazón, más de lo que pensaba, dejarle ir. Viéndole otra vez...
No.

Jungkook tenía que saber que Seokjin reaccionaría de esta manera. Si


ser el juguete de un multimillonario aburrido sería suficiente para hacer
que Seokjin se quisiera marchar, saber que dejaría atrás a Sam era
suficiente para que quisiera quedarse.

Estaba atrapado. Estaba atrapado y Jungkook lo sabía.

—Hey, ven aquí.

Seokjin extendió su mano hacia el perro. Sam vino. Él siempre lo hacía.


Seokjin acarició su cabeza y orejas, después se puso de rodillas y abrazó
a
su perro. Odiaba estar aquí. Odiaba que Jungkook no fuera como solía
ser y que él tuviera que estar de acuerdo con todo lo que decía si quería
mantener a su perro a la vista.

Porque Jungkook tenía razón en algo. Sin tener en cuenta los motivos
para hacer todo esto, Sam era ahora su perro. Esto no fue un secuestro.
Sam era suyo, y si Seokjin quería seguir viendo a su perro, él no podía
irse a ninguna parte.

...

—No puedo creer que estés haciendo esto.

—Taehyung, cállate.

80
—No, no me voy a callar. Me haces traerte a ti y a ese tipo hasta aquí.
Tuve que ir y recoger su mierda, y ahora tú estás básicamente usándole
para el sexo. No sé por qué. Es una especie de psicosis perturbadora.

Jungkook siseó al hombre. Taehyung gruñó de vuelta. Era increíble que


ellos se llevaran tan bien, teniendo en cuenta que Taehyung era un
cambiaformas-lobo, y Jungkook era del tipo que odiaba a esos capullos,
pero lo hacían.

Ellos habían sido mejores amigos desde hace mucho tiempo.

De hecho, Jungkook conoció a Taehyung después de que Seokjin


rompiera con él. Ellos se habían reconfortado el uno al otro cuando las
cosas eran sombrías, y comenzaron a hacer negocios juntos, dividiendo
todo a la mitad.

Ni siquiera habían firmado contratos para eso. No al principio. Cuando


demasiados ceros empezaron a aparecer en los cheques que se
firmaban uno al otro, las cosas tuvieron que cambiar, pero su amistad
nunca se marchitó.

Ni siquiera después de que ellos empezaron a dormir juntos.1

Por supuesto, además de su mejor amigo, Taehyung había sido también


su confidente cada vez que volvía borracho y deprimido, hablando sobre
el único que se le escapó.

El brillo en los ojos de Jungkook disminuyó, pero no se fue


completamente.

—Me estás diciendo que él te dio la patada delante de toda la clase sin
ninguna razón, que dejó de devolver tus llamadas y tú nunca oíste sobre
él otra vez. ¿Él hace eso, y tu gran plan es invitarle aquí y... qué?1

81
Jungkook no dijo nada. Solo frunció el ceño.

—¿Qué quieres decir con qué? ¿Quieres que te responda a eso?

—¡Sí, quiero que me respondas a eso!— Taehyung espetó. —Esta es


alguna clase de mierda la que estás tirando aquí, y es un poco
escalofriante. Te quiero, tío, pero esto es...

—¿Y qué? No es como si fuera a ser permanente.

—¿No lo es?

Jungkook rodó sus ojos. Él dio la espalda a su amigo y volvió a mirar a


su mesa. —No seas idiota. Tengo que pedir la comida antes de que el
baje.— Jungkook había cocinado el desayuno él mismo, pero él quería
un servicio de catering para el almuerzo. Él tenía papeleo y llamadas que
hacer.

Tanto como le gustaba cocinar, él no tenía tiempo para hacerlo todo el


día.

—Correcto. Tú secuestraste a tu ex-novio solo para servirle el almuerzo y


encontrar a su perro.

Jungkook le miró de nuevo.

—Es mi perro.

Taehyung le miró.

—¿Qué estás haciendo, Jungkook?

Jungkook se detuvo ante el serio tono en la voz de Taehyung. La manera


en la que su amigo le miraba... Jungkook no pensaba que le gustaba la
preocupación que estaba viendo allí. Era un poco demasiado real.

82
Jungkook  negó con la cabeza.

—Esto no es nada. Yo solo quiero follarle unas cuantas veces. Eso es


todo.

Taehyung movió un dedo hacia él.

—Ah, tú quieres ponerlo en su lugar.

Jungkook se encogió de hombros.

—¿Y?

Taehyung cruzó sus brazos.

—Por mucho que me guste la idea de que tortures al tipo un poco, ¿no
piensas que esto es suficiente?

Jungkook inclinó su cabeza hacia un lado.

—¿Suficiente?

—Su rico papaíto renegó de él por ser gay. Esa mierda no sucede
exactamente demasiado últimamente, pero pasó. Él probablemente no
sabe que sus padres están en bancarrota. Él vive en un apartamento de
mierda en el culo de la ciudad, y el tipo tiene que dar su maldito perro
porque no puede permitirse mantenerlo. Tanto como odio sus agallas
para hacerte lo que te hizo, ¡Jesús! Incluso yo tengo que admitir que eso
es lo más patético que he oído en mi vida.

Jungkook deseó que Taehyung no hubiera dicho eso, porque eso solo le
hacía sentirse culpable. No mucho, pero lo suficiente para hacer a su
estúpida conciencia patearle las bolas.

—¿A quién le importa? No es como si yo le hice eso a él.

83
Las cejas de Taehyung se elevaron. — No, nosotros solo compramos su
parte de la compañía a sus espaldas, la despojamos, y vendimos sus
activos.1

— Eso eran negocios.

—Eres afortunado de que siga adelante con esto. Él debe amar


realmente a ese perro.

Y otra vez, Jungkook sintió una sensación de vergüenza en su estómago.


Sí, Seokjin amaba a ese perro. Él amaba al perro y él nunca amó a
Jungkook. Eso era por lo que Jungkook necesitaba al perro.

Joder. Él ya estaba odiando toda esta cosa.

—Él tiene una cicatriz en su espalda.

Los ojos de Taehyung se dispararon abiertos.

—¿Una cicatriz? ¿Qué cicatriz?

Jungkook se encogió de hombros.

—No lo sé. Nunca la había visto antes. No es nueva. Tiene que ser de
varios años atrás.

Lo que le hacía ponerse nervioso de como Seokjin la había obtenido. Él


siempre dijo que su padre era del tipo mezquino, y Jungkook nunca supo
cómo era de mezquino hasta que salió que el hombre había repudiado a
su hijo por ser gay. Los periódicos hablaron de ello por un momento. Era
una de esas historias que se vuelven virales por un momento en internet.
El mezquino y enfadado padre, intolerante, quien echa a su hijo de su
casa cuando él sale como gay.

84
No había imágenes de video de ello, por lo que el alcance no fue tan
amplio, y no estuvo circulando mucho tiempo. Nadie abrió una página
para recaudar fondos para Seokjin, tampoco, pero si Jungkook quisiera,
podría entrar en línea ahora y encontrar algunas entradas de blogs
usándolo como otro ejemplo de porqué los ricos y poderosos eran
malvados y sin corazón, todo el tiempo y sin excepción.1

Por supuesto, Jungkook estaba ahora en este juego, pero lo que sea. Él
estaba en esto no solo por una pequeña venganza. Él quería un cierre.

Taehyung sabía eso.

Lo cual era por lo que el cambiaformas-lobo le estaba dando ese tipo de


mirada de mierda.

—¿Piensas que su viejo le podría haber hecho eso?

Jungkook sacudió su cabeza.

—No lo sé.

Jungkook había pasado por cada registro público que pudo encontrar. No
había habido registros hospitalarios indicando que Seokjin se hubiera
metido en una mala pelea cuando era un niño, antes o después de que él
hubiera roto las cosas con Jungkook.

Por supuesto, Seokjin había desaparecido por un par de semanas antes


de la ruptura. Jungkook le había llamado, sin recibir respuesta, y cuando
trató de visitarle, la ventana de Seokjin estaba cerrada por la noche.1

Cuando finalmente Jungkook vio a Seokjin en la escuela, él se negó a


abrazarle, incluso en privado. Él había estado pálido, sudoroso después
de la primera clase, y sus labios estaban grises como la muerte. Él había
estado enojado cuando Jungkook le robó un beso.

85
Cuando él terminó del todo, Jungkook asumió que Seokjin estaba de mal
humor. Él esperó tres de los días más largos de su vida antes de intentar
que Seokjin regresara.

Él pensó que podrían regresar de nuevo juntos. Seokjin había estado


robándole miradas a Jungkook durante algunas de sus clases, y
Jungkook tomó eso como una pista de que Seokjin había estado de mal
humor y estaba muy avergonzado para volver y admitir que se había
equivocado. Cuando Jungkook le preguntó si podían quedar el sábado
por la noche, seguro de que Seokjin sonreiría, suspiraría y diría que sí
con esa tímida sonrisa en su cara que Jungkook había llegado a amar, él
se quedó pasmado cuando Seokjin cerró de golpe su taquilla, girándose
hacia Jungkook, y gritando en voz muy alta que él no quería salir con un
bicho raro nunca más.

Jungkook dejó la escuela al día siguiente.

Ahora él estaba aquí. Jungkook era el claro ejemplo de lo que la gente


hablaba de tener éxito sin educación. Jungkook era un multimillonario
hecho a sí mismo, y eso había sido todo gracias a su despiadada
naturaleza, su buena disposición a apartar a la gente que le estorbaba, y
mantener el foco en lo que quería.

Él había pensado que quería que Seokjin volviera. Eso era por lo que se
abalanzó y se llevó por medio su pequeña empresa. Normalmente,
Jungkook no se hubiera molestado con una compañía tan pequeña. El
solo la quería porque tenía el nombre de Kim Seokjin en ella.

Ahora, desde la pasada noche, cuando Jungkook le había follado,


tomado el placer de Seokjin, visto la cicatriz, se había corrido dentro de
él... no estaba seguro de que quisiera nada más.

86
Algo se sintió diferente.

Jungkook no supo cuánto tiempo estuvo pensando sobre eso cuando de


repente miró hacia arriba, y se dio cuenta de que Taehyung le miraba
fijamente. Una espesa ceja negra elevada, una expresión de interés en
su rostro.

—¿Qué? ¿Qué?— Jungkook preguntó. Taehyung sacudió su cabeza.

—Vas a quedarte enganchado.

—¡No, no lo voy a hacer!

—Sí, lo vas a hacer. Deja de ser un idiota. Tú vas a quedarte


enganchado de la peor persona sobre la faz de la tierra, y vas a terminar
con el corazón roto de nuevo.

—Eso no va a pasar.

Pero Taehyung le estaba dando la mirada. Jungkook conocía esa


mirada. —Seguro, no va a pasar.

—Solo no vengas llorándome cuando pase.

—Pensaba que siempre podía ir a llorarte.

Taehyung no le devolvió una sonrisa a la broma de Jungkook. Él dejó la


oficina, golpeando la puerta detrás de él.

Jungkook agarró tan fuertemente la mesa entre sus manos que la rasgó.
En su enfado por haberla arañado, él la lanzó al suelo, rompiéndola,
definitivamente, esta vez.

Joder. Ahora él tenía que salir y conseguir una nueva mesa. Tal vez él
podría ordenar una de la tienda. Él solamente tenía que enviar a uno de

87
sus ayudantes para recoger la cosa entonces podría tenerla antes del
almuerzo.

Por supuesto Taehyung sería un grano en el culo. Por supuesto él lo


sería. ¿Por qué infiernos no lo iba a ser? Taehyung había entrado en su
vida después de que Jungkook dejara la secundaría. Ellos habían
pasado un par de noches en las calles, juntos, luchando, guardándose
las espaldas. Cuando ambos se dieron cuenta de que uno no iba a robar
al otro por la noche, fue como si se hubiera creado un vínculo entre ellos.

Taehyung había estado allí cuando Jungkook necesitó a alguien, y por


supuesto las cosas se tornaron sexuales entre ellos.

Jungkook fue quien puso fin. Él no quería este tipo de relación con su
mejor amigo, y él estaba muy seguro de que Taehyung estaba totalmente
de acuerdo...

Pero de vez en cuando, algo pasaba, Taehyung decía o hacía algo que
le hacía a Jungkook replantearse como de bien conocía a su mejor
amigo.

El deseaba que Taehyung no estuviera todavía albergando sentimientos


por él. Si lo estaba, entonces no había nada que Jungkook pudiera hacer
por él, porque él no se sentía de la misma manera.

Mierda. Jungkook no tenía mucho tiempo para prepararse. Él llamó a su


asistente, diciéndola donde ir para conseguir su nueva mesa, luego
terminó ordenando la comida así podría finalmente hablar con Seokjin.

...

88
Seokjin comprobó sus mails, navegando en su ordenador, y hacienda
todo lo que le fuera posible para evitar salir de su habitación hasta que
fuera absolutamente necesario.

Él estaba aterrorizado de que pudiera encontrarse con el conductor otra


vez, y él estaba algo preocupado de que Jungkook viera a Sam con él y
cambiara su pensamiento sobre dejar que el perro se quedara en la
habitación.

Seokjin estaba disfrutando demasiado tener a su perro acostado a su


lado. Sam era como un bebé grande, a veces.

No fue hasta que Sam se levantó y gimoteó hacia la puerta que Seokjin
se dio cuenta que debía salir. Tan inteligente como pensaba que su perro
podía ser, él no estaba entrenado para ir al baño o algo.

Seokjin se puso los zapatos y sacó al perro al pasillo. ¿Dónde soltaba


Jungkook a Sam cuando tenía que hacer sus necesidades? Seokjin
dudaba seriamente que fuera en algún lugar de ese inmaculado césped,
y tal vez Seokjin podría dejarlo allí si el tuviera alguna bolsa para perros
con él, pero no las tenía.

Así que Seokjin siguió a Sam. Él parecía que sabía dónde había que ir.

Sam condujo a Seokjin a la parte trasera de la casa en el primer piso.


Había puertas correderas de vidrio que conducían a un hermoso porche,
la cosa más maravillosa que Seokjin había visto nunca en su vida.

¿Era un jacuzzi lo de ahí abajo? Seokjin estaba muy seguro de que era
un jacuzzi.

89
Él supuso que tenía sentido. Actualmente, podría ser raro que un
multimillonario no tuviera su propio jacuzzi.

Sam salió corriendo del porche, lo que era bueno porque Seokjin no
quería tener que explicar una caca gigante en la madera, él corrió hacia
los árboles en la distancia. Eso no era la única cosa que estaba en la
distancia.

Otra casa. Era más pequeña que la mansión en la que Seokjin estaba, y
había una... una piscina. Era la casa de la piscina.

Correcto. Seokjin se record a sí mismo que sería extraño que un


multimillonario no tuviera un segunda casa en la misma propiedad que la
primera.

Jungkook probablemente poseyera un par de jets privados y tal vez


incluso...

Seokjin gimió.

Incluso su propia puta personal. Maldita sea.


Sam hizo sus cosas, pero cuando Seokjin lo llamó, no vino. Él fue a la
puerta de la casa de la piscina, e inmediatamente se metió por la
abertura para perros.

Seokjin frunció el ceño.

—¿Sam? ¡Hey! Sam, ¡vuelve!

Sam no volvió.

Mierda. ¿Tenía permitido estar allí? Era una trampilla para perros, por lo
que era probable.

90
Y que sí Jungkook... no, Seokjin alejó ese pensamiento. Aunque algunos
locos multimillonarios en el mundo podrían comprar una casa para sus
mascotas, era obvio que Jungkook había cogido a Sam para
devolvérselo a Seokjin. No había manera de que él hubiera
acondicionado una casa entera para un perro.

Seokjin tal vez no conocía a este León, pero él estaba muy seguro de
que conocía al hombre lo suficiente para decir con seguridad que Seokjin
no podía ser tan derrochador.

Seokjin se acercó, intentando seguir a su perro, y sacarlo de allí antes de


que pudiera morder algunos muebles viejos o algo. Seokjin no sabía las
normas, y solo en caso de que Sam no tuviera permitido estar ahí
cuando Jungkook no estaba alrededor, Seokjin quería sacarlo y llevarlo
de vuelta a la habitación.

Él se detuvo en seco al ver al conductor salir por la misma puerta que


Sam había entrado. Él parecía irritado. Incluso negó con la cabeza y
levantó las manos en el aire, haciendo gestos de enojo, como si
estuviera discutiendo con alguien que no estaba allí.

Él no pareció darse cuenta de que Seokjin estaba de pie en el césped


mientras hacía su camino hasta el garaje, y entraba en la casa principal.

Seokjin dejó escapar un feliz suspiro de alivio. Gracias a Dios. Si Seokjin


no quiera hablar con ese tipo en un día normal, estaba casi seguro de
que definitivamente no quería hablar con él cuando estaba enojado.

Ahora la urgencia de tener a su perro de nuevo se volvió la única cosa en


la que Seokjin se enfocó. Él corrió sobre el césped, deseando que el
conductor no hubiera cerrado la puerta cuando salió.

91
Las ventanas tenían las cortinas corridas, por lo que Seokjin no podía
mirar dentro.

Él probó la puerta, girando la manila, y empujó.

No estaba cerrada. Estaba dentro.

Alguien rió.

Seokjin se detuvo.

—¿Que estás haciendo aquí, colega? ¿Vienes de visita?

Sam ladró.

Ese era Jungkook. ¿Qué estaba haciendo...? Bien, seguro esta era su
casa, ¿pero por qué estaba escondiéndose en la casa de la piscina?

Jungkook debió haber oído la puerta abrirse con esos oídos de alfa que
tenía, porque gritó.

—¿Taehyung? ¿Has vuelto para rogar por tu perdón o qué?

¿Taehyung? El nombre del conductor. Él no podía ser un empleado


cualquiera. No cuando Jungkook le hablaba así, usando su primer
nombre, y en ese tono, como si estuviera tratando de tomar el pelo a un
viejo amigo.

Seokjin aligeró su camino hacia adelante, tratando de no llamar


demasiado la atención a sí mismo mientras se abría camino alrededor de
la esquina de la pequeña cocina, una que parecía mil veces más normal
que la enorme en la que Seokjin había estado esta mañana.

Él ojeó alrededor de la esquina. Jungkook estaba sentado en un viejo


sillón reclinable. Sam le ladraba, incitándole, con su postura, a jugar
mientras Jungkook trataba de coger un trapo de su boca.
92
—¿Qué tienes ahí? Eso es mío. Eso parece algo mío.

La respiración de Seokjin quedó atrapada. ¿Jungkook estaba jugando


con Sam? Sam estaba divirtiéndose, estaba tratando de hacer que el
grande, cruel alfa en frente de él, jugara al juego de lanzar, y ellos
estaban divirtiéndose.

Cuando Seokjin se llevó a Sam a su habitación y desempaquetó sus


cosas, él tuvo que admitir, él estuvo más que un poco preocupado por la
clase de vida de Sam. Él se había hecho un dibujo mental de su perro
solo y con miedo, en esa gran casa, sin nadie que le diera amor y
atención.

La prueba de todo lo contrario estaba justo aquí. Jungkook era bueno


con Sam, y Sam, aparentemente, confiaba lo suficiente en un alfa
Cambiaformas-gato para compartir sus juguetes con él.

En cierto modo.

—¿Taehyung?

Jungkook miró hacia arriba. La sonrisa se derritió de su cara cuando vio


la cara de Seokjin en vez de la de Taehyung.

Seokjin hizo todo el camino dentro, revelándose ante Jungkook.

—Lo siento. Vi a Sam correr hacia aquí y no sabía que estabas aquí.

Cuando Jungkook dejó el trapo donde estaba, Sam no estaba satisfecho


con su fácil victoria. Él continuó golpeando la mano de Jungkook,
intentando que agarrara el trapo así él podría continuar luchando por él.
Jungkook lo ignoró y se quedó de pie.

93
Seokjin sintió que necesitaba llenar el silencio en la habitación. Jungkook
le estaba mirando, y Seokjin estaba parado en un lugar donde
probablemente no tenía permitido estar.

—Yo, ah, pensaba que cuando tu recogiste a Sam... pero tú eres bueno
con él. A él claramente le gustas.

Sam ladró a Jungkook, Jungkook acarició su cabeza. —¿Pensabas que


abusaba de él para atraerte a ti o algo?

Seokjin trató de disimular el calor de humillación que sintió subiendo por


su cuello. Él no podía responder nada a eso. Él balbuceó.

—Yo... uh...

Jungkook le miró. Comprobó su teléfono.

—Llegas una hora antes para el almuerzo.

—Oh, bien, lo siento, nosotros podemos volver si quieres.

—No,— Jungkook sacudió su cabeza, y Seokjin tembló mientras el


hombre más alto caminaba hacia él. Sus fuertes, anchos hombros le
dieron la impresión a Seokjin de estar a su sombra.

Él se odiaba a sí mismo por eso, pero esto era una de las cosas que
Seokjin siempre había encontrado atractiva de él. Él había amado el
tamaño y fuerza de Jungkook.

Parecía que lo amaba incluso ahora, y Seokjin estaba medio duro, su


polla apretada contra sus pantalones, antes de que Jungkook incluso
hubiera hablado.

—Creo que prefiero que subamos las escaleras mientras esperamos.


Solo nosotros dos.

94
Seokjin tragó saliva, dejado a Jungkook llevarle por el brazo mientras
subían por las esclareas, su corazón martilleando todo el camino
mientras trataba de no mirar el culo de Jungkook en esos pantalones de
vestir.

95
7

Seokjin no podía pensar. Por unos cuantos, difíciles segundos, sintió que
no podía respirar.

No. Ese no era el problema. Él podía respirar bien. Él solo estaba


malditamente excitado, cuando Jungkook abrió la puerta de uno de los
dormitorios, y tuvo la clara impresión de que vivía en él.

De hecho, solo era un dormitorio normal. Había incluso una americana


en la percha, enganchada en la puerta del armario.

Este dormitorio era más lujoso que la mayoría, más grande, pero nada
comparable con la habitación de invitados que Seokjin tenía en la casa
gigante.

Él vio un ordenador portátil apoyado en la esquina de un escritorio, libros


sobre todo el lugar. Todo desde ficción a no ficción, y libros de texto de
contabilidad. Había algunos calcetines en la esquina de la habitación,
también, y la cama parecía estar hecha por alguien que se había limitado
a estirar las sábanas, alguien que no tenía tiempo para hacer que todo se
viera prístino.

—¿Tú vives en la casa de la piscina?— Seokjin preguntó. —Por


qué─¡aaagh!

Seokjin gritó cuando el cayó fuertemente. Jungkook le empujó contra el


colchón, y rebotó.

Ah, la habitación era más pequeña y normal que cualquiera de las de la


mansión gigante, pero el colchón era definitivamente de primera calidad.

96
—Ese lugar es muy grande, no puedo dormir allí.— Dijo Jungkook, sus
manos agarraron la hebilla del cinturón y tiraron de ella. Él tenía sus ojos
en el trofeo y el claramente iba a tomar lo que quería. Seokjin no parecía
que fuera a detenerlo mientras le arrancaba la ropa.

—¿Enton-entonces tú duermes aquí?

Sus pantalones volaron, sus muslos quedaron expuestos al frío aire de la


habitación. Jungkook alcanzó sus calzoncillos negros después,
bajándolos, revelando la polla de Seokjin. Esta palpitaba, en un principio
se sintió aliviado, pero luego él estaba caliente y desesperado otra vez.

—Sí, yo duermo aquí.— Jungkook humedeció sus labios con su lengua


antes de introducir la cabeza de la polla de Seokjin entre ellos.

—¡Oh!— Seokjin gimió, apoyando su cabeza en las sábanas.

Jungkook podía olerle. Podía oler la esencia, el deseo. Él tenía esa


pesada esencia en su nariz, y él la mantuvo allí. Jungkook gimió. Esto
era bueno.

Seokjin sabía bien. Él sabía mejor de lo que Jungkook había imaginado


que podía saber.

Él quería más. No solo quería lamer a lo largo del eje de la polla de


Seokjin. Él quería meterla en su boca hasta el borde y hacer a Seokjin
gemir y rogar por él. Quería saborear el semen del hombre.

Como si estuviera leyendo la mente de Jungkook, las manos de Seokjin


se estiraron, enredándose en el pelo rubio de Jungkook.

—Es totalmente como una crin real. Joder.

97
Seokjin gimió otra vez mientras Jungkook envolvía completamente la
cabeza de la polla de Seokjin con sus labios. Jungkook ahuecó sus
mejillas. Él no hacía esto a menudo. Él normalmente no se ponía en esta
posición, pero el deseo palpitaba caliente y pesado dentro de él. Cada
gemido que liberaba Seokjin pertenecía a Jungkook. Cada empuje de
esas delgadas caderas pertenecía a Jungkook, también. Era todo suyo, y
con cada gemido y empujón de esas caderas, la polla de Jungkook
palpitaba y dolía, como si Seokjin le estuviera dando placer solo de estar
acostado y dejarse ir.

Jungkook alcanzó con su mano más abajo, presionando su entrepierna,


tratando de aliviar el dolor, pero por supuesto, solo lo hizo peor.

—S-sí, Jungkook. Oh, ¡joder!

Seokjin agarró el pelo de Jungkook un poco más fuerte. Él le empujó más


hacia adentro, tan lejos como Jungkook le permitió, hasta que estaba
malditamente cerca del fondo de la garganta.

—Justo así. Oh, síii.

Seokjin estaba ya perdido en la sensación. Él se dejó ir, y por alguna


razón Jungkook estaba de rodillas enfrente del hombre en vez de al
revés.

¿Qué estaba él haciendo? Él no debería ser el que le estuviera dando


placer a Seokjin de esta manera.

Tenía aquí a Seokjin para que fuera él, específicamente, el que le diera
placer a Jungkook.

Cristo. Él se ponía un poco excitado y perdía su foco. Eso no era una


buena cosa.

98
Jungkook se retiró. Él trató de ocultar su disgusto, pero incluso con esos
ojos vidriosos por la lujuria, era obvio que Seokjin lo vio. Él frunció un
poco el ceño.

—¿Qué sucede?

Como si Jungkook pudiera decirle.

—Ponte en tus manos y rodillas.

El ceño confundido de Seokjin se profundizó. Jungkook podía ver el


conflicto interior en esos ojos mientras Seokjin trataba de unir todas las
piezas para averiguar que estaba pasando.1

Cuando lo hizo, Jungkook lo vio, también. El vio la luz salir de los ojos de
Seokjin y aparecer la tristeza y la desilusión.

Seokjin suspiró y se giró.

—De acuerdo.

Ofensa e ira llenaron a Jungkook.

—No suenes tan excitado o algo.

Seokjin resopló, ya en su posición de manos y rodillas, su pene en un


lado, el cual todavía estaba duro y hacia arriba, no había señales del
gatito
sexual que había estado en la cama con Jungkook justo un momento
antes.

—¿No vas a hablar ahora, verdad? No te invité aquí para que pudiera
follar a una muñeca sin vida.

—Bueno, eso es tan malditamente malo para ti,— Seokjin dijo. —Tú no
me hiciste exactamente firmar un contrato.
99
Joder. Él no lo hizo, pero él podía usar la baza del perro. El perro, y la
seguridad de no tener que dormir en las calles por la noche.

Jungkook no hizo ninguna de esas cosas. Él solo miró fijamente. La


espalda de Seokjin estaba tapada, por lo que Jungkook no podía ver la
cicatriz, pero solo tener a Seokjin en esta posición era suficiente para
recordarle el hecho de que estaba ahí.

Entonces, estaba mirando el culo desnudo de Seokjin, y una nueva ola


de lujuria vino a él. Quería empujar su polla dentro de ese estrecho
agujero, quería follar a Seokjin más duro que la pasada noche, pero, no.
Tanto como quería hacer eso, había algo más que quería hacer incluso
más.

Seokjin tragó saliva con fuerza suficiente para que Jungkook lo oyera
sobre su palpitante corazón.

—¿Vas a hacer algo o solo vas a mirarme? ¿Jungkook?

—Voy a hacer algo bueno.

Jungkook se ajustó a sí mismo, agarrando las caderas de Seokjin y se


inclinó. La cabeza de Seokjin saltó cuando sintió la presión de la lengua
de Jungkook sobre su agujero.

—¿Qué estás...? Oh, jodeeeerrr.

Seokjin dejó salir la palabra haciendo que sonara como si tuviera dos
sílabas diferentes. Jungkook no podía estar seguro porque él estaba muy
ocupado disfrutando los temblores que pasaban a través del cuerpo de
Seokjin mientras Jungkook le daba lengüetazos.

100
—Quise hacerte esto durante mucho tiempo,— él dijo. Incluso no se
preocupaba de si estaba admitiendo algo tan privado a Seokjin. Esta
había sido otra de las fantasías de Jungkook y él iba a actuar sobre ello.

Él endureció su lengua en un punto y la presionó más duro contra el


agujero de Seokjin, empujando hacia dentro y sin parar hasta que estaba
dentro.
Seokjin corcoveó y gimió.

—Oh Dios, tienes que estar bromeando... ¡uuuugg!

—Eso es, dulce corazón, gime para mí. Tú me perteneces. Esto. Es. Mío.

Jungkook estaba yendo en un viaje de poder. Él quería todo lo que


Seokjin tenía para dar, y no le importaba en la posición que estuviera. No
lo hacía. Mientras Seokjin gimiera y gritara el nombre de Jungkook, todo
estaba como debía estar. Todo estaba bien en el mundo siempre y
cuando Seokjin dejara esta casa sufriendo por Jungkook y sufriendo por
lo que había despreciado.1

Jungkook empujó su lengua más profundamente, tan profundo como


podía, separando las nalgas de Seokjin para acortar la distancia. Seokjin
gimió y tembló, empujando su culo hacia la lengua de Jungkook.
Jungkook se retiró, usando su mano para agarrar la polla de Seokjin,
acariciándola, jugando con sus testículos, y sintiendo cada latido del
corazón de Seokjin, a través de su pene.

—¿Te gusta esto?

Seokjin asintió.

—Me gusta. Oh sí. Me gusta.

101
—Entonces, grita mi nombre.

Seokjin le miró.

—¿Qué??

Jungkook dejó que saliera un poco del alfa, y porque él estaba bastante
seguro de que a Seokjin le gustaría, a pesar de su extraño comentario
todos esos años, Jungkook lo permitió. Él permitió a Seokjin ver el León
dentro de sus ojos, y tomó un gran placer de observar los ojos de Seokjin
ensancharse mientras temblaba.

—Grita mi nombre para mí. Quiero estar seguro de que sabes quién te
está follando.

—No es que haya exactamente nadie más en la habitación.

Jungkook sacudió su cabeza.

—No me importa. Vas a hacerlo.

No tuvo que hacer ninguna amenaza. Él podía ver que ya tenía a Seokjin
justo donde quería.

Seokjin tragó saliva, y asintió.

—De-de acuerdo.

—Bien,— Jungkook suspiró, y volvió a hacer lo que estaba haciendo.

Seokjin agarró las sábanas, corcoveando ligeramente cuando la lengua


de Jungkook presionó una vez más contra su agujero, después la metió
dentro, burlándose de él.

—Oh, joder,— Seokjin suspiró.

102
—Esto está bien. Se siente bien, ¿no es así? Nadie más podrá darte esto
excepto yo.

Jungkook estaba perdido en lo que estaba haciendo, perdido en el calor


y el placer de su amante, en los ruidos que Seokjin hacía para él, y los
temblores y suspiros que él soltaba. Jungkook lo amaba.

Y entonces comenzó a darse cuenta de algo importante. Seokjin no


estaba gritando su nombre.
Eso era importante. Eso molestó a Jungkook, que quería escucharlo
mientras Seokjin empujaba su culo contra la lengua de Jungkook.

Jungkook retrocedió. Miró la parte de atrás de la cabeza de Seokjin. —


No lo estás diciendo.

Seokjin sacudió su cabeza, girando la cabeza para mirarle, —No pares.


No pares.

¿Podría él realmente dejarse llevar? Jungkook lo deseaba, pero ese no


era el punto.

Él clavó su dedo duramente en la cintura de Seokjin. Le iba a dejar


moratones más tarde, pero no le importaba.

—Di mi nombre, o yo detendré esto ahora mismo y tú tendrás que


terminar por ti mismo.

Era una amenaza suficiente para hacer que Seokjin cumpliera. —J-
Jungkook.

—Eso es. ¿No ha sido tan duro, ves?

—Solo continúa haciéndolo. Por favor.

103
La súplica era casi mejor que escuchar su nombre gemido de esa
manera.

—Sigue diciéndolo. Quiero oírte cantar mi nombre.

Él iba a asegurarse de que Seokjin nunca le olvidara después de esto,


que él nunca olvidara cómo de bien estaba siendo follado por un
fenómeno.1

Él presionó su lengua de vuelta al agujero de Seokjin, lamiendo alrededor


del borde, empujando dentro, sacudiendo su lengua y burlándose del
hombre.

Seokjin estaba malditamente cerca de saltar fuera de la cama. —


¡Jungkook!

Eso es. Eso era lo que quería. Jungkook metió su lengua más profundo,
incluso cuando eso hacía daño a su mandíbula, siguió haciéndolo.

Seokjin cantó su nombre todo el tiempo. Una y otra vez.

—Jungkook, Jungkook, Jungkook.

Era como si Seokjin gimiera el nombre de Jungkook al mismo tiempo que


cada empuje de su lengua.

Y Jungkook sintió su polla palpitar, sus testículos estrecharse. Una brisa


de viento que pasara a través de las abiertas ventanas podría hacerle
correrse si no tenía cuidado, y él quería ser cuidadoso. Él quería que
esto siguiera, y siguiera...

Pero él no tenía la fuerza de voluntad.

104
Jungkook alcanzó su polla, gimiendo mientras se acariciaba a sí mismo
dos veces, y entonces se corrió, con su lengua todavía dentro del cuerpo
de Seokjin.

Él se retiró cuando Seokjin corcoveó y gritó, su agujero estrechándose, y


Jungkook se apartó justo antes de que Seokjin pudiera restringir su
lengua.

Seokjin se dejó caer en las sábanas, su mano en su polla, tirando de ella


mientras se corría.

El cuerpo de Jungkook latía mientras bajaba de lo más alto de su propio


placer, pero él todavía estaba duro. Todavía estaba duro y sus bolas se
sentían estrechas. Él quería más. Quería venirse otra vez, y él iba a
hacerlo.

Él siempre mantenía lubricante en su habitación. ¿Por qué no debería?


Él lo alcanzó del cajón, siempre a un brazo de distancia para cuando
estaba de ánimo, y abrió la tapa, esparciendo el líquido a lo largo del
agujero de Seokjin.

Seokjin gimió, mirando detrás de sí mismo mientras Jungkook alineaba la


cabeza de su polla contra el fruncido agujero.

Seokjin se empujó de vuelta sobre sus manos y rodillas, aunque parecía


que se tambaleaba un poco.

Jungkook empujó hacia delante. Había presión, pero por lo demás,


Seokjin le aceptó fácilmente, y Jungkook gruñó mientras se empujaba
hasta que sus bolas tocaban el agujero.

—Joder. Tan bueno,— él dijo, retrocediendo, fuera del calor, y luego


empujando hacia dentro otra vez.

105
Seokjin gimió. Sus brazos perdieron su fuerza y cayó sobre su rostro, su
culo en el aire.

Jungkook gimió ante la vista. Él empujo hacia adelante más fuerte,


rápido. Su placer elevándose rápidamente, pero gracias al anterior
orgasmo, él fue capaz de contenerlo. Él podía hacer un último esfuerzo.

—Eres tan perfecto. Te sientes tan bien,— Jungkook dijo. —Empuja tu


culo contra mí.

Seokjin soltó una risita, sus ojos parpadearon soñolientos, una sonrisa
perezosa en su cara mientras su cuerpo se sacudía de un lado a otro con
la fuerza de los empujes de Jungkook.

—Realmente no pienso que tenga la fuerza para eso.

Jungkook se detuvo. Él miró al cuerpo de Seokjin, a la forma en la que


estaba extendido por toda la cama para que Jungkook lo tomara.

A él le gustaba esta vista. Le gustaba ver a Seokjin tan dispuesto para él.

Pero también quería que el hombre participara. Él no creía que Seokjin


estuviera haciendo esto a propósito, mientras miraba al otro hombre, él
tuvo la impresión de que Seokjin estaba realmente exhausto.

Se agachó, agarrando a Seokjin por los hombros, y tiró de él hacia arriba


de manera que Seokjin estuvo sentado en su regazo. Los ojos de Seokjin
se abrieron de par en par, dejando caer su boca en un grito silencioso
cuando la nueva posición parecía empujar el pene de Jungkook más
profundo dentro de su agujero.

Jungkook gruñó, sintiendo ese apretado agarre alrededor de su eje.

106
—¡Oh, dios mío!— dijo a través de sus dientes apretados, entonces
volvió su atención a Seokjin. —Inclínate sobre mi pecho, justo así.
¿Puedes hacer eso?

Seokjin asintió. Él jadeó en busca de aliento, pareciendo que hacía un


genuino esfuerzo para mantenerse arriba. Seokjin siempre había estado
tan lleno de energía cuando ellos eran jóvenes. ¿Siempre le cansaba
esto tan fácilmente?

Una pregunta para más tarde, mientras, Jungkook inclinaba sus caderas
adelante y atrás, adelante y atrás.

Seokjin cerró sus ojos, suspirando y gimiendo. Él se agachó y afianzó su


agarre en la pierna de Jungkook, mientras trataba de empujarle hacia
adentro más duro, rápido.

—¿Quieres que te folle más fuerte?

Seokjin asintió.

—Sabes que quiero oírte.

Seokjin tragó saliva.

—Jungkook, por favor, fóllame duro.

Dios, eso era alucinante, y el león dentro de su pecho rugió sintiéndose


vivo. A Seokjin le gustaba, le gustaba recibir órdenes, él solo no lo
admitía.

Jungkook rugió en un grito mientras clavaba sus dedos sobre las caderas
de Seokjin. Él golpeó dentro del otro hombre, sus caderas chocando
juntas, haciendo ruidos obscenos en el aire, y eso era bueno. Maldición,
era muy bueno.

107
Seokjin gritó y gimió, agitando su cabeza de lado a lado. Los ruidos que
salían por su boca eran tan excitantes que Jungkook no pensaba que
fuera capaz de contener su orgasmo por tanto tiempo como había
pensado.

—¡S-síi, Jungkook! Eso es tan bueno.

Todo lo demás que dijo Seokjin era un galimatías, y eso era incluso
mejor que tener al hombre diciendo su nombre una y otra vez.

Jungkook alcanzó la polla de Seokjin. Estaba justo allí, balanceándose


fuertemente hacia delante y hacia atrás contra su estómago, ¿Y cómo no
iba a tocarla cuando estaba prácticamente rogando por ello?

Jungkook curvó sus dedos alrededor del pesado eje. Jungkook trazó la
corona con el pulgar. Jungkook no se dio cuenta cuando se puso duro
otra vez. Él había pensado que Seokjin no tendría la energía para eso,
pero aparentemente, sí la tenía, y ahora que él estaba en una posición
más cómoda, rodeó sus caderas lentamente, en comparación con la
rápida, dura jodida que Jungkook le había dado antes, pero algo es algo.

—Jungkook, me voy a correr otra vez. Me vengo. Me...— las palabras de


Seokjin fueron cortadas por su propio grito de placer.

Jungkook sintió la ráfaga de semen caliente salir disparado desde sus


manos hasta sus piernas, y en las sábanas, pero no le importaba. Él
ordeñó la polla de Seokjin hasta que no había nada más que el hombre
pudiera dar.

El agarre del estrecho agujero de Seokjin sobre la polla de Jungkook era


casi doloroso, pero cuando Seokjin se relajó, Jungkook gimió, todavía
follándole mientras disparaba dentro del cuerpo de Seokjin.

108
Estaba justo donde pertenecía. Justo donde hubiera querido estar
durante todos estos años.

Jungkook rodeó con sus brazos el pecho de Seokjin, abrazándole


apretadamente, y sin querer, su boca encontró el hombro y cuello de
Seokjin.

Él le besó. Jungkook lo permitió. ¿Qué más se supone que tenía que


hacer con la boca cuando había follado al hombre de sus sueños?
Besarse era un acto básico, y él se sentía extraño por no besar durante
el sexo.

Incluso cuando Jungkook había decidido al menos tratar de atenerse a


su regla de no besar a Seokjin en la boca, en el momento que Seokjin
volvió su cabeza, cuando sus ojos se encontraron y se miraron el uno al
otro, sus cuerpos todavía conectados, Jungkook cedió. Jin cerró sus ojos
y Jungkook lo hizo, inclinándose el resto del camino, sus labios se
presionaron juntos.

Jungkook lamió los labios de Seokjin delicadamente, pero no demasiado,


no era ese tipo de beso. Era...

Era jodidamente romántico. Demasiado romántico para lo que se suponía


que debía ser, y exactamente la razón por la que Jungkook había querido
evitar los besos. Él se echó atrás cuando sintió el toque de la mano de
Seokjin en su mejilla.

—¿Qué sucede?— Seokjin preguntó.

Jungkook aclaró su garganta. Él trató de ser suave cuando sacó su


blanda polla del agujero de Seokjin.

109
—Si quieres, puedes tomar una ducha bajando a la sala. La comida debe
venir pronto.

—¿Comida?

Jungkook se deslizó fuera de la cama.

—Nosotros vamos a almorzar juntos, ¿recuerdas?

La cara de Seokjin se volvió de un brillante tono rojo.

—Oh, correcto.

Jungkook no esperó a que Seokjin recogiera su ropa. Él tenía que salir


de aquí. Él tenía que cambiar. Sintió al animal dentro de él agitándose, y
algo sucedió que no se suponía que pasara.1

Jungkook salió.

110
8

Seokjin no estaba seguro de cuál era el problema de Jungkook cuando lo


empujó fuera de su habitación. Ya era suficientemente extraño que un
multimillonario viviera en la casa de la piscina en vez de en la mucha
más lujosa mansión que solo estaba a unos treinta metros.

Pero entonces él oyó el gruñido animal abajo, justo cuando Seokjin


estaba metiendo sus piernas dentro de sus pantalones.

Él se detuvo en seco, entonces inmediatamente corrió hacia la ventana.

La visión del león acechando la propiedad era intensa. Seokjin sintió un


escalofrío ondularse por su columna vertebral.

Él sabía quién era. Obviamente era Jungkook, pero Seokjin no lo había


visto nunca en su forma completa de león. Cuando ellos eran niños,
Jungkook no había tenido la capacidad de transformarse totalmente.

Seokjin le había preguntado sobre ello, naturalmente curioso sobre su


novio, pero lo más que Jungkook había sido capaz de hacer a esa edad
fue hacer que sus garras salieran y su cara cambiara. Él parecía
claramente un gato, en aquel entonces, pero Seokjin siempre había
querido verle como un verdadero león.

Desde la ventana, él parecía... un león normal. Sólo que era mejor


porque Seokjin no lo miraba desde la seguridad de su coche en un safari,
o en la televisión.

Jungkook estaba justo allí, caminado sobre la hierba, paseando de un


lado a otro en círculos.

111
Él parecía descontento por algo, y Seokjin deseaba saber que era.

¿Algo que él había hecho? ¿Estaba la presencia de Seokjin


molestándolo? Seokjin no encontró placer en ese pensamiento. A pesar
de toda la mierda
que Jungkook había lanzado sobre Seokjin, Seokjin también había
lanzado su parte a Jungkook.

Él había pensado que odiaba al hombre cuando Jungkook vino y compró


su compañía a sus espaldas, ni siquiera para tomarse la molestia de
mantenerla, sino para liquidar sus activos y venderla.

Ahora que estaba aquí... no estaba tan seguro.

Ni siquiera habían pasado dos días completos. Seokjin había pasado la


noche aquí y había sido follado por Jungkook dos veces, se habían
besado espectacularmente una vez en el coche, y en otra ocasión
cuando ambos estaban bajando de lo alto de un orgasmo espectacular, y
ya estaba teniendo dudas sobre sus sentimientos por el hombre.

Era casi como si Seokjin todavía... ¿y qué si lo hacía? ¿Y qué si sus


viejos sentimientos hubieran vuelto? Sólo que Jungkook lo odiaba y solo
lo hacía para castigarlo, lo iba a tirar a la basura una vez que hubiera
tenido su diversión...

De acuerdo, tal vez no era una gran idea que Seokjin estuviera dejando
que sus sentimientos sacaran lo mejor de él.

Él miró al león sobre la hierba. Si alguna vez hubiera visto a Jungkook en


esta forma, cuando ellos todavía estaban en la escuela, no habría
dudado en decir a Jungkook lo guay que parecía, y le hubiera preguntado
si podía tocar esa brillante marrón-dorada crin.

112
Ahora no. Eso no sería bienvenido. Jungkook solo quería a Seokjin para
el sexo, quería devolvérsela por la manera en que terminó las cosas en
la escuela, y Seokjin deseó estar hecho de un material más duro, pero el
hecho era que su corazón se apretó y su garganta se cerró, dando a
entender que no era el mucho más fuerte, capaz hombre que él había
pensado que era.

...

Jungkook no era multimillonario porque se estuviera tocando las pelotas


todo el día. Él tenía un trabajo que hacer, gente que ver, aburridas
reuniones que atender, sitios que visitar y papeles que firma. Tenía que
trabajar con sus empleados, hacer ofertas a las compañías que quería
comprar, y cuando ellos no aceptaban su oferta, tenía que encontrar un
resquicio legal para poder tomar sus compañías.

No era nada personal. Solo eran negocios.

Eso también significaba que Jungkook no tenía el tiempo suficiente que


habría deseado para pasar con Seokjin.

Taehyung pensó que era divertidísimo. Divertidísimo e irritante, la


manera en la que Jungkook lo echaba de menos al hombre del que había
hablado constantemente cuando estaba borracho. Hablando de
venganza, hablando de los buenos tiempos. El pobre lobo estaba
probablemente tan enfermo de que Jungkook no hiciera otra cosa que
pensar y hablar sobre Seokjin, que él no podía hacer otra cosa excepto
reírse.

113
Más de una vez Taehyung había dicho que si no se reía, el
probablemente terminaría perforándole la garganta a Jungkook. Siendo
un lobo alfa, él podía hacerlo.

Un mes pasó. Un mes donde Jungkook apenas tenía tiempo para volver
a casa, mucho menos para dormir en su propia cama con Seokjin en ella.

No es que Seokjin durmiera en su cama. Las otras dos veces que


Jungkook había follado al otro hombre, Seokjin nunca se quedó en la
cama. Él siempre recogía su ropa, y silenciosamente dejaba la
habitación.

No era que Jungkook le hubiera dicho que se fuera, pero él tampoco le


pidió a Seokjin que se quedara.

Y él no lo haría. Un alfa tenía su orgullo después de todo, y Jungkook no


podía rebajarse a hacer algo como pedirle que se quedara a pasar la
noche.

Eso era demasiado privado, más íntimo que el beso, y el hecho de que
Jungkook lo quisiera era una debilidad. Él no podía permitir que Seokjin
supiera que eso era algo que quería. Él no podía dejar que eso pasara.

Si dejaba que sucediera, y Seokjin se daba cuenta de que los


sentimientos de Jungkook por él estaban creciendo más profundamente
de lo que Jungkook quería, entonces Seokjin tendría la sartén por el
mango. Seokjin tendría todo el poder en este jodido arreglo al que habían
llegado, y Jungkook no podía permitir eso.

Él nunca iba a dejar a Seokjin mirarle con esa dolorosa expresión en su


cara y llamar a Jungkook fenómeno otra vez.

114
Cuando Jungkook condujo a casa, y suspiró cuando finalmente llegó a
las puertas de su casa.

Era tarde, y estaba muerto de hambre, pero afortunadamente, él había


cerrado, finalmente, el trato.

Una de las compañías a las que había echado el ojo, iba a ser vendida.
Era siempre mejor cuando el propietario lo hacía en vez de forzar a
Jungkook a utilizar otros métodos. El hombre había echado un vistazo a
la trayectoria de Jungkook y supo que estaba hecho. Sin embargo, era
seguro como el infierno que él había alargado la negociación, y Jungkook
había tenido su mente en otras cosas desde hace un tiempo, por lo que
le dio más dinero cuando se lo pidió.

Ahora estaba hecho, y Jungkook estaba determinado a tomar una


semana libre. Una semana donde podría pasar día y noche en la cama
con su amante.

¿De qué servía pagar a Seokjin para que se quedara en su casa si él no


iba a usar al hombre? La última vez que follaron fue hace una semana, y
algo no se sintió bien en ese momento.

Jungkook no podía explicarlo, pero mientras aparcaba su Porsche al lado


de los otros cinco coches, un Mercedes, un Ferrari y unos cuantos
clásicos, él estaba malditamente cerca de silbar una melodía mientras
dejaba el garaje.

Él entró en la casa. Sam empezó a ladrar, pero se detuvo cuando se dio


cuenta de que no era un intruso.

Jungkook pasó su mano sobre la cabeza peluda. Sam agitó su cola y


Jungkook le sonrió.

115
Él no había querido un perro cuando oyó que Seokjin se había visto
forzado a desprenderse de él, pero ahora que Sam había estado por un
par de meses, podía ver los beneficios de tener un perro alrededor.
Incluso como cambiaformas-gato.

Los perros eran estúpidamente fieles, y era agradable venir a casa con
alguien que le sonreía.

Seokjin no hacía eso.

—¿Dónde está Jin? ¿Por qué no estás con él?

Sam ladeó su cabeza al sonido del nombre de Seokjin, pero eso fue todo
lo que hizo.

Jungkook fue hacia uno de los armarios y sacó un mordedor grande. Se


lo ofreció al perro, haciendo que se sentara y le diera la pata, y luego se
lo entregó.

Sam cogió el premio e inmediatamente trotó fuera. Por supuesto, en


dirección a la habitación de Seokjin.

Típico.

Jungkook le siguió. Ya estaba quitándose su corbata y chaqueta,


dejándolas en la barandilla de las escaleras mientras las subía de dos en
dos.

Sam estaba ladrando otra vez. Cuando Jungkook llegó arriba de las
escaleras, caminando por el pasillo, vio a su perro.

Él pensaba que Sam estaba ladrando para entrar en la habitación de


Seokjin, pero se paró en seco.

116
El hueso de Sam estaba en el suelo, y no solo estaba ladrando para
entrar, él estaba saltando y arañando la puerta.

Jungkook frunció el ceño. Él corrió hacia la puerta probó el pestillo.


Estaba cerrada.

Él llamo fuerte.

—¿Jin? Soy yo, abre la puerta.

No hubo respuesta. Jungkook miró al perro que le miraba tristemente.

Tenía las orejas caídas, y un suave gemido salía de su garganta


mientras esperaba para entrar.

Jungkook llamó más fuerte, usando su puño.

—¿Seokjin? Abre la puerta. ¡Levántate!1

Él tenía que estar echando una cabezada o algo. Esa era la única
explicación inocente para esto. Él estaba, obviamente, dentro. Incluso si
Jungkook no fuera un cambiaformas y no pudiera oler su esencia, el
perro estaba justo aquí. Esperando a entrar y ver a su antiguo dueño.

Esto era suficiente. Y cuando Seokjin seguía sin contestar, Jungkook


decidió que no iba a esperar más.

Él agarró el pestillo y golpeó la puerta con su hombro. Por supuesto el


marco de madera se desprendió. Un humano habría tenido algunos
problemas para hacer eso, pero Jungkook no era un humano.

La cama estaba vacía cuando pasó dentro. Había un olor ácido en el aire
que hizo al estómago de Jungkook sacudirse. Él fue hacia el baño
rápidamente.

—¿Jin?
117
La luz estaba encendida cuando abrió la puerta. Seokjin estaba tirado en
las frías baldosas, cerca del retrete, como si se hubiera desmayado allí.

—¡Jesús!

Jungkook corrió al lado de Seokjin, agachándose, poniendo las manos en


la cara y cuello de Seokjin.
Él estaba caliente, y tenía pulso. Cristo, ¿se había caído?

Jungkook tiró de Seokjin para sentarlo contra su pecho.

—Hey, Seokjin. Despierta. ¿Jin?

Seokjin tomó aire, abriendo sus ojos y mirando alrededor. —¿Qué...?—


Él miró a Jungkook, después cerró sus ojos y frotó su cara. —¿Qué estás
haciendo aquí?

Jungkook parpadeó.

—¿Qué estoy haciendo aquí? Bueno, tú no estabas respondiendo a la


puerta y estabas durmiendo en el suelo. Hey, quédate conmigo. No
cierres los ojos.

—No me siento bien.

El sonaba muy grogui. Jungkook estaba genuinamente preocupado.

—Seokjin, permanece despierto un poco más. ¿De acuerdo? ¿Te caíste


y te golpeaste la cabeza? ¿O estás enfermo?

Olía como si Seokjin hubiera vomitado aquí, pero no había vómito en el


suelo o en la taza del váter. Él debía haber tirado de la cadena antes de
desmayarse.

—No me caí,— dijo Seokjin, cerrando sus ojos otra vez.

118
Al menos eso explicó algo.

Seokjin gimió, alejándose del brazo de Jungkook y alcanzando el retrete


otra vez. Jungkook le ayudó. Seokjin vomitó en la taza casi
violentamente. Jungkook hizo una mueca en solidaridad mientras frotaba
la espalda del hombre y trataba de aliviar el dolor.

¿Qué infiernos era esto? ¿Algo que había comido? Jungkook no había
estado alrededor por un tiempo, por lo que podía haber comido comida
envenenada.1

Nunca había visto a nadie vomitar tan fuerte en su vida, sin embargo. Jin
sudaba y se sacudía como si se estuviera muriendo. Cuando esto
continuó por el resto de la noche, incluso aunque Jungkook consiguió
meter a Seokjin en la cama, y se quedó, con un cubo cerca de la cabeza
de Seokjin para coger cualquier cosa que vomitara... Jungkook estaba
más que un poco preocupado.

Si fuera una enfermedad del estómago, ¿no tendría que ir al baño


también? Todo lo que hacía era vomitar bilis. Jungkook llamó a uno de
sus restaurantes favoritos y ellos le trajeron una verdadera sopa de
fideos con pan francés y ajo. Esas cosas se suponían que eran buenas
para humanos que estaban enfermos, pero Seokjin no podía mantenerlo
dentro, tampoco.

Jungkook llamó al doctor esa noche, y solo fue capaz de que fuera a
casa porque le ofreció pagarle muy bien.

El maldito bastardo solo le recomendó que llevara a Seokjin al hospital.

—Él podría tener una infección, es lo que puedo decir. No puedo hacerle
pruebas aquí, y si tomo una muestra de sangre me llevaría mucho tiempo
ir y venir del hospital aquí para cualquier cosa que necesite. Usted
119
debería haberle llevado el hospital en primer lugar.— Jungkook odiaba el
hecho de que el doctor tuviera razón. El también odiaba la manera en
que le hablaba como si fuera idiota, independientemente de que se lo
mereciera.

Joder, debería haber llevado a Seokjin al hospital.

Por supuesto, el doctor que había llamado, a pesar de no haber sido


capaz de hacer nada por Seokjin, todavía quería el incentivo que
Jungkook se había ofrecido a pagarle por ir allí.

Él pagó al doctor, luego envolvió a Seokjin en su manta y lo llevó, con un


cubo limpio, al coche. Jin apenas abrió sus ojos mientras lo llevaba al
garaje.

Jungkook lo acomodó gentilmente en el asiento del copiloto. Seokjin


gimió. Jungkook presionó sus dedos sobre el sudado pelo de Seokjin,
sintiendo como de caliente estaba su piel, a pesar de estar tiritando.

Jungkook fue al asiento del conductor y salió disparado al hospital.

Ellos estuvieron en ese miserable hospital por una hora antes de que
Jungkook fuera capaz de conseguirle una habitación. En ese tiempo,
Seokjin había vomitado tres veces más. Jungkook tuvo que ofrecer otro
soborno. Las enfermeras pensaron que estaba bromeando cuando dijo la
cantidad de dinero que estaba dispuesto a pagar. Ellas no se rieron
cuando hizo la transferencia a las cuentas.

—No me siento bien,— dijo Seokjin metiéndose en la cama, agarrando el


cubo como si fuera un salvavidas.

—Nosotros cuidaremos de ti,— Jungkook respondió.

—Lo siento.

120
¿De qué se disculpaba? Jungkook le preguntó, pero Jin inmediatamente
se durmió.

Un par de doctoras finalmente vinieron y echaron a Jungkook de la


habitación. Él no era familia, e incluso aunque hubiera ofrecido otro
soborno, ellas no lo habrían tomado.

Correcto. A los doctores les pagaban lo suficiente por lo que un par de


miles extra no los persuadía, especialmente si estaban preocupados de
que una demanda les costara mucho más.

Fue irritante tener que esperar en la otra habitación. Jungkook se había


acostumbrado a conseguir lo que quería, cuando quería, que esta nueva
situación le hizo tensarse. Le picaba todo el cuerpo y no era capaz de
hacer que el temblor en las rodillas se detuviera. El león en él quería que
irrumpiera en esa habitación y se plantara justo allí, pero él lo contuvo.

Cristo, ¿qué le pasaba a Seokjin? ¿Qué pudo haberle sucedido en casa


de Jungkook? Todo allí se suponía que era seguro y saludable. ¿Se
había vuelto enfermizo desde Jungkook le había conocido? Él parecía
cansarse más fácilmente de lo que solía, por lo que podría ser alguna
cosa.1

Él esperó tres horas para tener noticias. Se levantó, deambuló alrededor,


y volvió a sentarse. Él trató de leer en su móvil, pero no pudo. Mandó
algunos mensajes de texto a Taehyung, dejándole saber lo que le
pasaba a Seokjin.

Taehyung, siendo el hombre bueno que era, se ofreció a desviar todas


las llamadas a su teléfono así Jungkook no tenía que lidiar con los
asuntos de negocios.

121
Mirando por la ventana, estaba malditamente cerca de amanecer cuando
una de las doctoras finalmente volvió.

Jungkook saltó sobre sus pies.

—¿Está bien? ¿Qué le pasa?

La mujer suspiró. Ella tenía bolsas bajo sus ojos, se veía cansada, pero a
Jungkook no le preocupaba su estrés o preocupaciones. A él le
preocupaba Seokjin.

—Él se despertó, y fuimos capaces de preguntarle algunas cosas.

—Bueno, ¿sobre qué?— Jungkook cruzó sus brazos, esperando para


saber que tenía esto que ver con la condición de Seokjin.

—Bien, él nos dijo que usted y él habían estado teniendo sexo sin
protección, y usted es un alfa cambiaformas-león.

Jungkook se echó hacia atrás, y entonces vio lo que la doctora quería


decir con esto.

—¿Está embarazado?3

—Todavía no lo sabemos con seguridad. Le están haciendo un test


ahora. Los embarazos masculinos, siendo tan raros como son, pueden
tomar meses para ser descubiertos, y pueden volverse peligrosos.

—¡Yo sé todo eso! ¡Lo sé!— Jungkook espetó.

La doctora no parecía haberse ofendido por su tono. Ella probablemente


había oído cosas peores a lo largo de los años.

—¿Cuánto tiempo llevan ambos teniendo relaciones? Si es su pareja, es


posible que desee considerar algún método de prevención a partir de
ahora.
122
—De acuerdo,— dijo Jungkook.

Los embarazos masculinos eran tan raros porque solamente sucedían


entre compañeros, y la mayoría de los cambiaformas no eran propensos
a tener relaciones homosexuales, por lo que no era algo que pudiera ser
visto fácilmente.

Jungkook... no vio esto venir en absoluto.

La mujer enfrente de él le dio una mirada.

—¿No sabía usted que era su compañero?

—Obviamente,— Jungkook dijo.

¿Él y Seokjin eran compañeros? ¡Joder! Esto le iba a meter en un


pequeño

lío. ¿Cómo se supone que tenía que reaccionar a esto?

La mujer sonrió, una suave, falsa sonrisa que probablemente reservaba


para los pacientes.

—Bueno, todavía existe la posibilidad de que no sea lo que pensamos.


En ese caso, él podría no ser su compañero, si ese es el motivo de su
preocupación.
No lo era, no realmente. Seokjin pensaba que era un fenómeno, y
Jungkook lo invitó a su casa para humillarle. Él deseaba que Seokjin no
fuese su compañero. No con un comienzo como ese. Era una manera de
mierda empezar una vida con el hombre que se suponía que era su
compañero del alma.

¿Y por qué iba Seokjin a querer quedarse con él después de todo lo que
había pasado? ¿Hubo alguna vez un futuro en esto?

123
La doctora le dejó solo, y pasó otra media hora antes de que volviera con
la noticia.

—Le dimos algo para las náuseas. Él está embarazado.1

Jungkook sintió un puñetazo en el estómago por la noticia. Él tomo una


profunda respiración, y asintió. Entonces un ruido agudo sonó en sus
oídos antes de que todo pareciera increíblemente lejano.

Seokjin era su compañero. Ellos iban a ser padres.


Seokjin le odiaba. ¿Cómo se supone que iban a construir cualquier cosa?

—Él está despierto ahora. Puede ir a verle si quiere.

Jungkook asintió. Él se sentía morir cuando puso un pie delante del otro.

Cuando alcanzó la puerta de la habitación de Seokjin, Jungkook casi no


quería abrirla. Él vaciló.

Tomó una profunda respiración y entró. Su compañero estaba dentro, y


Seokjin estaba embarazado con el cachorro de Jungkook porque
Jungkook no había pensado en usar unos jodidos condones.

Seokjin estaba tumbado en la cama, de espaldas a la puerta cuando


entró. Alguien había limpiado el cubo. Jungkook podía sentir la diferencia
de olor en la habitación.

Seokjin giró su cabeza un poco cuando oyó a Jungkook entrar, pero


luego puso su cabeza de nuevo en la almohada.

Jungkook cerró la puerta.

—Hey.

Seokjin no dijo nada.

124
Jungkook humedeció sus labios. Él alcanzó una de las sillas para
acompañantes. La colocó al otro lado de la cama de Seokjin, deseando
que Seokjin no se diera la vuelta cuando Jungkook se sentó, cara a cara
con él.

Jin no lo hizo, pero casi no quería mirar a Leon a la cara.

—Así que...— Jungkook dijo. —Vamos a ser padres.

Seokjin no se veía muy bien. Era de esperar, él había estado enfermo


toda la noche, manoseado y pinchado por las doctoras. Y en lo alto de
todo eso, los embarazos masculinos se suponían que eran más duros
que los femeninos. El malestar que Seokjin podía sentir era peor debido
a que su cuerpo estaba formando órganos, que de no ser por eso no
estarían allí.

Y Seokjin todavía no decía nada.

—Yo cuidaré de ti. De ambos,— dijo Jungkook.

Seokjin se encogió de hombros.

—Lo que sea. Tú puedes tenerlo.

Jungkook estuvo callado durante medio segundo.

—¿Tener qué? ¿El bebé?

Seokjin alcanzó la manta, arropándose hasta la barbilla. Él todavía no


quería mirar a Jungkook a los ojos.

—Tú eres un alfa, por lo que esto va a ser un cambiaformas también. Tú


podrás cuidar de esto mejor de lo que yo podría, así que puedes tenerlo
cuando esté aquí.

—Jesucristo, Jin, yo no voy a quitártelo.


125
—Dije que podías tenerlo.

—¿Por qué estás diciendo esto?

Seokjin le miró, por primera vez, y Jungkook tuvo un buen vistazo del rojo
en esos ojos. Jin se veía como un muerto viviente.

—Tú me odias. Eso es por lo que estoy diciendo esto.

Jungkook sacudió su cabeza.

—Yo no te odio.

—No digas estupideces.

Seokjin trató de sentarse, se tambaleó, y volvió a tumbarse en la cama


como estaba antes. Él echó una dura mirada a Jungkook, como si esto
fuera culpa suya.

Jungkook supuso que algo sí era.1

—Tú cogiste todo de mí. Mi negocio, mi vida, y ahora me tienes viviendo


en tu casa como tu prostituta personal así que, ¿por qué crees que estoy
haciendo esto?

—Ya te he dicho que no voy a quitarte al bebé.

—Y yo ya te he dicho que estás lleno de mierda,— dijo Seokjin. —¿Por


qué no intentarías quitármelo? Yo estaba arruinado, a punto de recibir
una patada en el culo, y ahora puedo añadir puta a mi hoja personal.

Esas no eran cosas con las que Jungkook planeara ir a un juez. —Eso
no es ilegal nunca más.

—Lo es sin una licencia, que tú sabes malditamente bien que no tengo.—
Seokjin calmó su voz. Su cara cambió de color, pero luego fue capaz de

126
obligarse a volver a la normalidad. —No importa, de todos modos. Con
licencia o no, a la gente no le gusta que las prostitutas tengas hijos.1

—Tú no eres un prostituto.

—Tú me estás pagando por follar contigo. No hay otra palabra para eso.
Jungkook pasó sus manos por su cabello.

—¿Qué puedo hacer para que creas que no voy a quitarte al bebé?

Seokjin le miró, sus ojos manteniendo una expresión sin vida que
Jungkook no había visto nunca antes. —Nada.

—¿Nada? Tiene que haber algo.

—No confío en ti.— Seokjin espetó. —Tú solo estás tratando de


engañarme con falsas promesas de seguridad antes de cogerlo. ¿Por
qué debería molestarme en cuidarlo?

—¿Eso es por lo que te refieres al bebé como una cosa? ¿Así no le


cogerás cariño?1

Seokjin le fulminó con la mirada, cubriéndose la cabeza con las sábanas.


—Vete.

Jungkook tomó una lenta, profunda respiración. Él no se movió.

—En realidad, no me puedo ir. Te van a dar el alta. Estoy aquí para
llevarte a casa.

Seokjin gimió. Jungkook le alcanzó y frotó su hombro a través de la


delgada manta.

127
9

—¿Vas a decirme por cuánto tiempo has estado enfermo?

Jin lo fulminó con la mirada. Jungkook hizo lo mismo. Él sabía que


estaba siendo molesto, pero no había manera en el infierno que fuera a
dejar pasar esto fácilmente.

Habían pasado dos días desde que Jungkook trajo a Seokjin a casa
desde el hospital, y los síntomas del hombre parecían ir y venir. La
mayoría de ellos parecían venir, y Seokjin volvía a usar el cubo para
vomitar.

Algunas veces temblaba, otras dormía. Realmente parecía que tuviera


una enfermedad del estómago o algo.

Seokjin no quería decirle cuándo habían empezado los síntomas. Sin


embargo, no debería tener importancia. Seokjin solo había estado en la
casa por un poco más de un mes, por lo que era un intervalo pequeño,
pero Jungkook odiaba pensar en Jin solo en la gran casa, sufriendo
mientras Jungkook había estado fuera.

Jungkook inmediatamente llenó la casa de personal para cuidar de las


cosas, y dar a Seokjin cualquier cosa que necesitara, cuando lo
necesitara, en los momentos que Jungkook no estaba alrededor.

Hasta ahora, eso todavía tenía que pasar porque Jungkook no había
dejado su lado todavía.

128
De alguna manera, saber que Seokjin le pertenecía en algún primario,
animal nivel, hacía que algo hiciera clic en la cabeza de Jungkook. Él
veía a Seokjin con una luz completamente nueva.

Seokjin siempre había sido atractivo. Él siempre había sido el único que
había hecho lo que quería en lo que a Jungkook concernía, pero esto...
esto explicaba mucho.

—No fue hace mucho tiempo. Solo un par de días antes de que me
encontraras en el baño.

Jungkook parpadeó. Él asintió.

—De acuerdo, estoy sorprendido de que finalmente me respondieras—


Seokjin puso una almohada sobre su cabeza y gimió.

Jungkook se sentó en la cama, colocándose cerca del cuerpo de Jin. El


trató de sentir el cachorro dentro del otro hombre, pero no pudo. Era muy
pequeño, solo estaban los latidos del corazón de Seokjin, pero Jungkook
estaba emocionado. Él estaba emocionado por encontrar a su
compañero, porque era Seokjin, y porque iba a ser padre.

El único inconveniente era la total indisposición de Seokjin a creerle. Si


Seokjin se fuera, si no quisiera nada con Jungkook, eso podría ser un
gran problema.1

Jungkook no estaba seguro si Jin quería decir eso cuando dijo que
dejaría al bebé con él y se iría, o si él estaba diciendo eso porque estaba
muy deprimido y enfadado, pero de cualquier manera, Jungkook no
podía dejarle marchar. Él tenía que convencer a Seokjin de que se
quedara.

129
Jungkook no estaba seguro de cómo hacer eso, sin embargo. Este era
su compañero. Ellos habían sido una mierda el uno con el otro durante
años.

Jungkook tomó una profunda respiración.

—¿Todavía no me crees sobre que no quiero quitarte al bebé?

Seokjin quitó la almohada de su cabeza y le fulminó con la mirada. No


hacía falta que dijera nada.

—De acuerdo, qué tal esto,— Jungkook dijo, arrancando la almohada de


la cara de Seokjin cuando este trataba de cubrirse otra vez. —No, tú no
vas a hacer eso, mírame.

—Bien,— Seokjin espetó.

—Tú no me crees porque piensas que voy a hacerte daño. ¿Por qué
haría eso?

Un fuego ardió en los ojos de Seokjin. Jungkook estaba complacido por


el gesto porque eso significaba que Seokjin no había renunciado todavía.

—Oh, ¿por qué pienso que vas a hacerme daño? ¿Puede ser porque tú
has estado planeando y maquinando arruinarme desde la secundaria?

—Sí, ¿y por qué hice eso?

Seokjin frunció el ceño.

—¿Por qué estás tú tratando de arruinar mi vida?

Jungkook rodó sus ojos.

—Yo no estaba tratando de arruinar tu vida.

130
—¡Tú robaste mi compañía a mis espaldas! No valía lo suficiente la pena
como para molestarte por ella, ¿por qué me hiciste eso? Luego te lanzas
en picado a adoptar a mi perro, y todavía no estoy seguro de que tus
intenciones fueran muy buenas cuando hiciste eso.

—Pero estás encantado de que Sam esté aquí, ¿correcto?

Sam estaba sentado al final de la cama, echando una pacífica cabezada


a los pies de Seokjin.

Seokjin miró al animal con afecto antes de que su mirada se endureciera.

—Él no es mi perro así que no importa. Solo mantenle alimentado y sé


bueno con él y eso será suficiente.

—Uh huh,— Jungkook dijo. Seokjin amaba a ese perro, y él estaba


convencido de que Jungkook iba a quitárselo. Ese había sido el plan, en
la primera etapa del plan de Jungkook, pero ya no lo era.

Era otra razón que daba sentido al por qué la paranoia de Seokjin sobre
quitarle a su hijo.

—De acuerdo, ¿entonces quieres saber por qué compré tu compañía?

Seokjin le miró, sus ojos muy abiertos.

—Sí, quiero saberlo. ¿Por qué infiernos querías hacer eso? No he


pensado de ti en años y entonces, de repente, solo vienes y arruinas mi
vida sin razón.

¿Jin no había pensado en Jungkook en años?

Eso... realmente apestaba.

—¿Y bien?— Seokjin demandó.

131
Jungkook trató de respirar despacio y regularmente.

—De acuerdo, bien, para ser honesto, tú puedes no haber pensado en


mí por un largo tiempo, pero yo he estado pensando en ti. Mucho.

—¿Por qué? ¿Por qué rompí contigo? Nosotros éramos solo niños.

La boca de Jungkook se estrechó en una fina línea.

—Tú me llamaste fenómeno delante de toda la escuela.

—Yo... yo...— Jin se apagó. —Yo siento eso. Yo lo había olvidado.

—¿Tú lo olvidaste?— Jungkook espetó. —¿También olvidaste que dejé


la escuela por eso? Nadie más sabía que era un cambiaformas.

—Las personas ya no se preocupan por los cambiaformas. Tampoco se


preocupaban mucho por ellos en aquel entonces.

—No me importa. Todavía era un gran problema para mí.

Seokjin se avergonzó.

—Lo siento, ¿de acuerdo? Pero yo solo... tenía que terminarlo. Tú te


mantenías a mi alrededor.

Jungkook levantó sus manos al aire.

—Y por qué no iba a hacerlo cuando tú estabas constantemente


dándome esas miradas de cachorro en clase. Entonces tu desapareces
por un par de semanas y...

Seokjin no estaba peleando de nuevo por esto. El solo bajó la mirada


hacia sus manos, como si no supiera qué hacer con ellas. Jungkook odió
esto. Él odiaba que estuvieran peleando.

132
—Parece estúpido decirlo así, pero sí. Yo quería vengarme de ti por
romper así. No solo por romper, si no por romper de esa manera, y yo
quería que tuvieras que depender de mí.

Jungkook esperó un segundo, entonces empujó el hombro de Seokjin


con el suyo.

—No le dije nada a tu padre, lo pensé. Ese no fui yo. Yo... siento que te
repudiara. Eso es duro.

Seokjin tragó saliva.

—Él, uh, él me apuñaló.

Jungkook frunció el ceño. Él miró a Seokjin, inseguro de que hubiera


escuchado correctamente.

—Perdón, ¿qué? ¿Él...te apuñaló? ¿En serio?

Seokjin asintió.

—¿Tú viste la cicatriz en mi espalda, verdad?

Esa profunda, rosada cicatriz. Jungkook sintió frío sobre él.

—¿Eso lo hizo él?— Un tipo de pánico superó a Jungkook en ese


momento, del tipo que surge cuando él quería poner sus brazos
alrededor de los hombros de Jin y abrazarlo fuerte, protegerle de todo lo
que le pasó años atrás, pero también sabía que su toque no sería
bienvenido.

—¿Cuando hizo esto? ¿Después de que salieras?

Seokjin sacudió su cabeza, pero luego se detuvo.

—Bueno, más o menos, sí.

133
—¿Más o menos? ¿Qué se supone que significa eso?

Seokjin le fulminó con la mirada, entonces rápidamente miro a otro lado.


—Yo sé que es algo estúpido si piensas en ello, pero... él era mi padre,
¿sabes? Yo sabía lo que él pensaba de dos hombres estando juntos,
pero pensé que siendo su hijo, las cosas podían ser diferentes. Yo... yo
no le hablé sobre ti, pero él lo supuso cuando traté de explicarle que
posiblemente me gustaran los hombres, ¿sabes?

—Jesús, Jin...

Jungkook se estiró para tocar su hombro. Seokjin se apartó.

—No...solo no por ahora, ¿de acuerdo?

Jungkook asintió. Él no tocó al hombre. Él solo dejó a Seokjin explicar la


historia.

—Yo, ah, traté de expresarlo lo suficientemente bien. Que yo era bi-


curioso o algo, ¿bien? Bueno, él sabía sobre mi amigo al que le gustaba
venir a través de la ventana, y él no estaba muy feliz conmigo. Yo
siempre pensé que los padres excesivamente violentos habían
desaparecido, ¿vale? Que solo no existían nunca más. Al principio no
pasó nada, me fui a la cama sintiendo algo de incomodidad y malestar.
Cuando me levanté esa noche, había un dolor agudo en mi espalda baja,
y mi madre estaba gritándole histérica.— El corazón de Jungkook palpitó
fuertemente. Él miró a Jin como si no le hubiera visto antes, y la urgencia
de tocarle, de confortarle y de estar allí para él estaba de vuelta más
fuerte que nunca. Jungkook quería hacer algo, cualquier cosa. El león
dentro de él le rugía por encontrar a ese bastardo y obtener su venganza,
pero no podía. No por ahora, al menos. Su compañero estaba justo aquí,
y esa joven versión de Seokjin, la desamparada, se había ido. No había

134
forma de ayudarle nunca más. —Él estaba borracho esa noche. No sé
qué estaba tratando de hacer. Sacar al gay dentro de mí o algo. Mi
madre me llevó al doctor. Yo dije que estaba jugando con algunos
amigos en la cocina y solo sucedió. No creo que ellos me creyeran, pero
no era como si me hubiesen disparado u otra cosa. Eso es el por qué
perdí todas esas clases por un tiempo y el por qué no hubo reporte
policial.

Ellos se miraron. Seokjin fue el primero en apartar la mirada.

Jungkook no podía parar de mirarle.

—¿Eso es por lo que cerraste tu ventana y rompiste conmigo?

Seokjin asintió. Un suave ruido abandonó su garganta, y Jungkook no


pudo aguantar más. Él llegó al otro hombre, envolviendo sus brazos
alrededor de los hombros de Jin, y Seokjin se inclinó sobre él cuando
Jungkook lo puso más cerca.

Jungkook abrazó a su compañero, besando su pelo, y prometiendo que


nunca le iba a dejar marchar.

...

Seokjin estaba acostumbrado a la enfermedad. Él estaba muy seguro


que se estaba acostumbrando a ella, y su estómago no se revolvía y
hacía ruidos tantas veces, por lo menos. Eso siempre eran buenas
noticias.

Pero él estaba receloso. Mucho. Jungkook estaba diferente. Seokjin no


sabía qué pensar de eso.

135
Así, de repente, Jin es revelado como su compañero ¿y se supone que él
tiene que creer que Jungkook va a ser bueno con él?

Realmente no debería haber dicho al otro hombre como consiguió la


cicatriz en su espalda. Ese no era uno de sus asuntos, y Seokjin estaba
arrepentido de decírselo desde entonces.

No sabía qué odiaba más. El hecho de que Jungkook lo mirara con


lástima en sus ojos, o que estuviera siendo tan agradable que Seokjin no
podía estar seguro de si era genuino o no.

Por lo que no sabía cómo reaccionar cada vez que Jungkook se


presentaba en la habitación de Seokjin. Cada vez que Jungkook entraba
trayendo una bandeja con desayuno que no hacía revolvérsele el
estómago, su corazón saltaba a su garganta y verdaderamente sentía
ganas de llorar.
No podía confiar en él, pero él quería hacerlo. Lo quería
desesperadamente, ¿pero cómo se suponía que iba a hacerlo? Él
estaba, básicamente, viviendo en esta casa porque se suponía que tenía
que tener sexo con Jungkook.

Ellos no iban a tener sexo por un tiempo. ¿Entonces por qué Jungkook
estaba aquí si no era solo para mantenerse feliz por saber dónde estaba
su bebé?

—¿Cómo te estás sintiendo esta mañana?— Jungkook preguntó.


Caminó hasta la cama. La bandeja tenía unas patas para que cuando
Jungkook la apoyara en el regazo de Jin, esta no se volcara. Seokjin se
las arregló para sentarse y contemplar su desayuno.

Él tenía que admitir que Jungkook hacía una muy buena comida. Por
ahora, él no tuvo que preguntar si Jungkook había hecho las crepes o no.

136
Jin alcanzó una fresa. Tomó un cuidadoso bocado. Su estómago no
reaccionó y parecía que se iba a quedar tranquilo.

Seokjin suspiró.

—Me siento muy bien.

—Bien,— Jungkook dijo, y Seokjin se dio cuenta de que era lo que


Jungkook llevaba bajo el brazo cuando lo sacó y reveló que era una
revista sobre bebés.

Seokjin la miró, luego miró a Jungkook.

—¿Para qué es esto?

La sonrisa de Jungkook vaciló solo ligeramente.

—Para que podamos elegir algunas cosas para la habitación del bebé.

Seokjin mordió sus labios. El cogió la revista. La mayoría de las revistas


se dedicaban a las mujeres ya que, bueno, eran principalmente las
mujeres las que daban a luz. El catálogo tenía algunas cunas que
parecían bonitas, cambiadores, e incluso unas cuantas mecedoras. Todo
a juego, y Seokjin miró los precios. Él no podía permitirse ninguna de
esas cosas.

Él apartó la mirada de la revista.

—Se... se ven realmente bien.

—Tú vas a ir a elegir alguna conmigo.— Jungkook dijo y Seokjin suspiró.

—Seguro. Puedo hacer eso.

137
Él alcanzó su tenedor, tomando algo de huevo. Él no podía siempre
comerlos, y si estaba teniendo un buen día, él quería ser capaz de
disfrutarlo antes de empezar a sentirse mal otra vez.

El principio, Jungkook no dijo nada. Él solo se quedó allí mientras Seokjin


metía la comida en su boca. Apenas podía mirar al otro hombre, o a la
revista que estaba abierta a su lado.

—Jin, sé que todavía no crees en mí, pero no te voy a quitar al niño. Yo


quiero criarlo contigo.

—¿Nosotros tenemos una charla seria y se supone que tengo que creer
que todo está bien entre nosotros?— Seokjin preguntó, mirando al otro
hombre, pero entonces retiró su mirada cuando Jungkook lo miró.

—Nosotros nos hicimos daño el uno al otro,— dijo Jungkook. —Si yo


hubiera sabido que fuiste herido en aquel entonces, que tenías puntos en
la espalda cuando me dijiste que te dejara en paz. Yo nunca te habría
dejado. Yo hubiera hecho algo, cualquier cosa.

—Tú no eras rico en aquel entonces. No había nada que pudieras hacer.

—Bueno, la proposición sigue en pie,— Jungkook dijo, y él vaciló antes


de hablar otra vez. —Te amo.

Seokjin se atragantó con su comida. Él tragó por mal sitio y tuvo que
toser para que los huevos y las tostadas salieran del conducto
respiratorio antes de tragar otra vez.

Él miró a Jungkook, sus ojos se le salieron de las órbitas.

—¿Qué acabas de decir?

138
Los ojos de Jungkook estaban pesados. Él no estaba mirando a Seokjin,
y había... de ninguna manera, ¿estaba ruborizado?

¡Él estaba ruborizado!

—Tú dijiste eso. ¿Estás bromeando?

Jungkook rodó sus ojos.

—¿Sonó como que estaba bromeando?

Seokjin sacudió su cabeza.

—Tú no me amas.

—Yo te amo. Te he amado desde la escuela secundaria, y nunca te he


olvidado. Eso es por lo que pensé que te odiaba todo este tiempo. No
podía parar de pensar en ti, sobre tenerte en mi casa, aquí conmigo en
este momento. Te quería aquí porque te amaba. No quería admitirlo, no
incluso a mí mismo. El hecho de que tú eres mi compañero... Cristo, es
como si fuera el destino.

Seokjin apartó la mirada. Él no podía mirar a Jungkook a la cara porque


si lo hacía, él iba a atragantarse otra vez.

—Seokjin, mírame y dime que tú no te sientes de la misma manera.

Seokjin miró a su comida, y él estuvo de repente pensado si ello


realmente podía hacerle enfermar.

—Jin, dime.

Él sacudió su cabeza.

—Yo no te amo.

139
Seokjin gritó cuando Jungkook de repente estuvo sobre su cara.
Jungkook se inclinó tan cerca que era un milagro que no se golpeara con
nada.

—¿Qu-qué estás haciendo?

Jungkook le miró fijamente. Sus ojos estaban endurecidos, y Seokjin


sintió un temblor subir todo el camino por su espina dorsal.

Era como... como si Jungkook estuviera mirando justo dentro de su alma.

Seokjin se encontró a sí mismo hundiéndose en ella.

De repente, la esquina de la boca de Jungkook se curvó en una sonrisa


maligna, la misma sonrisa engreída que él había tenido cuando era solo
un chico, buscando problemas con los maestros. La policía.

—Eres un mentiroso.

Seokjin se echó hacia atrás, golpeándose la cabeza con el cabecero.

—¿De qué estás hablando?— Seokjin se enfadó en ese instante. —¡Yo


no te amo!

Pero Jungkook estaba todavía sonriendo, viéndose como un total


gilipollas mientras se retiraba de la cama para permanecer erguido. Él
cruzó sus brazos.

—Sí, lo haces. Puedo verlo. Estaba cerca de ti y tu temperatura subió. Tú


deberías haber oído tu corazón latiendo justo ahora.

Seokjin no estaba enfadado. Estaba furioso.

—¡Sal de aquí! ¡Yo no te amo! ¡Tú, jodido gilipollas presumido! ¡Esto no


es divertido!

140
—Sí, lo haces. Deja de ser testarudo sobre ello.

—Entonces, porque me gustabas en la secundaria y se supone que soy


tu compañero, tú piensas que te pertenezco, ¿es eso así?

—¿Cómo obtienes una propiedad por estar enamorado?

Esa furia se elevó dentro de Seokjin. Estaba burbujeando dentro de él sin


saber a dónde ir.

Y el hecho de que Jungkook no pudiera parar de sonreír estaba haciendo


la furia peor.

—Estás muy sexy cuando te enfadas.

Seokjin abrió su boca para gritar al bastardo. Jungkook se le adelantó y


se inclinó a darle un beso.

¿Era malo que de lo primero que se dio cuenta Jin era de lo suave que
eran los labios de Jungkook? ¿Cuánto había extrañado besarle?

Todas esas cosas eran verdad, y cuando Jungkook trató de subirse


encima de él, y cerca de volcar el zumo de naranja, él tuvo que coger la
bandeja.

—Mantén ese pensamiento.

—Date prisa.

Jungkook puso la bandeja en la mesa. Sam gimió y saltó fuera de la


cama.

Con todo el revuelo a su alrededor, Seokjin no podía exactamente


culparle por no querer estar alrededor.
Seokjin empezó a tener dudas en el instante en que los labios de

141
Jungkook ya no estaban sobre los de él. Su estómago se revolvió, y
empezó a preocuparse de volver a estar enfermo.

Entonces Jungkook volvió, la misma sonrisa engreída en su cara, su pelo


fuera de la coleta, pero no tan desordenado como a Seokjin le gustaba, y
todo lo que podía pensar era pasar sus dedos entre la rubia melena y
revolvérsela.

—¿Estás seguro de que estás listo para esto?— Jungkook preguntó,


empezando a apoyarse sobre él.

Y Seokjin fue absorbido por la placentera sensación de calor del cuerpo


de Jungkook. Su hermosa cara, tan cerca, sus labios rellenos justo allí.

Seokjin asintió. Él puso su mano detrás del cuello de Jungkook, sintiendo


el calor que estaba allí, y su deseo se puso en marcha. Su polla pulsó, ya
medio dura, y Seokjin se sintió vacío por la necesidad de tener a
Jungkook dentro de él.

—¿Estás seguro?

Seokjin miró al hombre.

—Pregúntame eso una vez más y verás como de afortunado vas a ser.

Jungkook parpadeó, y su expresión cambió. Sus ojos realmente brillaron,


y una vez más, Seokjin vio una muestra del alfa dentro de su amante.

Eso fue lo que le encendió. Seokjin se encendió, no solo porque era sexy
como el infierno, sino porque Jungkook tenía razón. Por mucho que
Seokjin no quisiera admitirlo. Él estaba enamorado del alfa bastardo.

142
10

Jungkook se lo estaba ganando. No estaba seguro de qué era


exactamente lo que estaba haciendo bien, pero podía sentir la forma en
que las defensas de Seokjin estaban bajando. El hombre le quería. No
quería admitirlo, pero Jungkook podía ser paciente. Tendría que serlo si
él quería ganar la confianza de Seokjin.

El hecho de que estaban rodando en la cama, por primera vez desde


antes de que Jungkook había traído a Seokjin del hospital, era algo así
como una buena señal. Tomaría cualquier cosa en este momento, pero,
por supuesto, el sexo era la mejor terapia en lo que se refería a
Jungkook.

Y Seokjin estaba tan flexible y dispuesto. Sus piernas abiertas, invitando


a Jungkook entre ellas, y mientras se acomodaba entre los muslos
firmes, Jungkook suspiró mientras sus pollas cubiertas se juntaron.

Seokjin apretó sus ojos cerrándolos estrechamente, suspirando


placenteramente.

—Sí. Esto es lo que quiero.

Jungkook gruñó en aprobación.

—Estás duro.

—¿No me digas?— Seokjin dijo, riéndose un poco. —Aparte de cuando


estuve enfermo como el infierno, no pienso que haya estado tan caliente
en mi vida.

Jungkook se echó hacia atrás, luego sonrió a su pareja.

143
—¿Lo dices en serio?

Seokjin asintió.

—Sí, no miento sobre eso.— Su expresión se volvió seria. —Pero en


cuanto a lo que significa...

—No.— Jungkook sacudió su cabeza. —No hables sobre eso ahora.


Esto es solo tú y yo. Nada más.

Jungkook se acercó más. Sus ojos estaban atrapados juntos, y había


una repentina tranquilidad cuando Jungkook presionó sus labios en los
de Seokjin. Su boca era suave, y estaba cálida, las manos de Seokjin
subieron, deslizándose a lo largo de los brazos de Jungkook antes de
descansar sobre sus hombros y su nuca.

Cada lugar donde las manos de Seokjin tocaban dejaban a Jungkook


caliente y dolorido. El gato dentro de él gruñía con aceptación por el
toque de su compañero. Esa aprobación era la misma que todas las
otras veces que Jungkook había besado a Seokjin. La única diferencia,
era que Jungkook ahora sabía por qué su animal interior estaba tan
complacido cada vez que se besaban.

El animal sabía algunas cosas que Jungkook no, al parecer, y ahora que
él y el león estaban en la misma página, ellos podían disfrutar,
finalmente, de su compañero.

Jungkook persuadió a la boca de Seokjin, para que se abriera, con su


lengua. Seokjin gimió, dejando entrar a Jungkook, sus manos se
deslizaron por la melena de Jungkook, tirando de la coleta baja que
llevaba.

144
A Jungkook normalmente no le gustaba cuando alguien le tocaba el pelo.
No le gustaba mucho llevarlo como un adorno, pero cuando vino de
Seokjin, él dejó que el hombre agarrara y tirara de su pelo y de su
corazón. Cualquier cosa para él.
Cualquier cosa, con tal de que no se fuera.

Seokjin gimió. Él sonido se disparó al corazón de Jungkook. La calidez


del cuerpo de Seokjin era demasiado, sobrecargaba sus sentidos, y él no
podía mantener el control de sí mismo por más tiempo.

Jungkook empujó hacia delante, follando en seco a su compañero,


dándoles toda la fricción que necesitaban, el placer.

Seokjin rompió el beso, dando un grito apagado a través de su boca. —


Sí. Eso... eso se siente bien. Joder, yo necesito esto. Te necesito.

Jungkook no se detuvo, aunque esas palabras casi provocan esa


reacción.

Seokjin no podía ser consciente de que acababa de decir eso. No


cuando él todavía estaba aprendiendo a confiar en Jungkook.

Jungkook continuó moviéndose. Él quería saber qué más podía hacer


que dijera Seokjin, si solo pudiera hacerle perderse mismo un poco más
en el placer dentro de él.

—J-Jungkook, oh joder,— Seokjin gimió, abriendo sus ojos. Ellos


estaban nublados con lujuria, y dilatados. —Si... si sigues haciendo eso,
me voy a correr en mis pantalones. Yo n-no quiero hacer eso hoy.

Dado que la boca de Seokjin estaba ocupada hablando, Jungkook


presionó sus labios en la garganta de Seokjin. Él chupó en el dulce lugar
donde el pulso de su corazón era más fuerte. Seokjin gimió por él otra

145
vez. Su espina se arqueó, pero no lo suficiente para separar a Jungkook
de su cuerpo.

—Jungkook.

—Dios,— Jungkook gimió, sacudiendo su cabeza, mirando a los


maravillosos ojos de su compañero.—Tú no tienes idea de cuánto amo
que gimas mi nombre así. Eres jodidamente sexy.

La cara de Seokjin se volvió unos tonos más oscuros. Su cuerpo se


calentó. Él estaba claramente avergonzado, pero era adorable. Jungkook
presionó otro beso en su boca, pero fue rápido. Jungkook apenas tuvo la
oportunidad de disfrutar la suavidad de los labios de Seokjin antes de
que se echara hacia atrás.

—Tú no quieres correrte en tus pantalones, ¿verdad?

El color se profundizó. Seokjin asintió, su boca en una fina línea, sus


espesas pestañas escondiendo sus ojos.

Jungkook sonrió maliciosamente.

—Tú eres tan lindo. Parece que haces pucheros.

—No estoy haciendo pucheros.

Jungkook se encogió de hombros, retrocediendo, siendo frío


instantáneamente sin el calor del cuerpo de Seokjin.
—Sí, pero te veías como si estuvieras haciendo pucheros.

Seokjin resopló.

Jungkook corrió sus manos arriba y abajo por el estómago y los lados de
Seokjin. Puso sus manos sobre la camisa de Jin, sintiendo su todavía
delgado pecho, y sus duros pezones.

146
—Si no quieres correrte en esos pijamas, entonces vas a tener que estar
desnudo para mí.

Seokjin tragó saliva. Jungkook pensó por una décima de segundo que
Seokjin iba a decir no, era demasiado íntimo estar desnudo mientras
follaban.

Él se relajó cuando el asentimiento de Seokjin fue inconmensurable.

Y obviamente, también, aparentemente. Seokjin se dio cuenta. —


¿Pensaste que iba a decir no? Estas presionando tu polla con la mía,
sabes que quiero que esto suceda.

Jungkook asintió, y se desabrochó el botón de su camisa, sacándola de


sus hombros.

—Sí, pero para ser honesto, estaba preocupado de que no que quisieras
así. Estaba preocupado de que esto no iba a ser divertido.

Una vez más. Seokjin apartó la mirada de él, avergonzado.

Jungkook alcanzó la barbilla del hombre, girando su cara para que se


miraran el uno al otro.

—Tú no deberías apartar la mirada de mí. Me gusta cuando puedo mirar


tu cara.

Otra vez con el rubor. Jungkook no pensaba que Seokjin hubiera sido
siempre tan tímido. ¿Era el bebé el que le hacía esto? Él se lo hubiera
preguntado si no fuera por el riesgo de destruir el ambiente.

Jungkook le besó, y en este momento, él mantuvo sus bocas juntas


mucho tiempo. Él saboreo la calidez de esos labios, sintió un

147
estremecimiento de placer cuando Seokjin tomó la iniciativa y acercó su
lengua.

Él saltó hacia atrás cuando la lengua de Jungkook se reunió con la suya.

—No,— Jungkook dijo, agarrando la camiseta de Seokjin por el dobladillo


y la subió por su pecho. Seokjin levantó sus brazos, haciendo más fácil
para Jungkook quitársela.

Jungkook se inclinó hacia delante otra vez, sonriendo, su nariz tocando la


de Seokjin. —Me gusta cuando haces eso. Haz eso otra vez.

Seokjin sonrió. Parecía una sonrisa nerviosa, pero hubo, definitivamente,


entusiasmo en él.

—¿Te gusta?

—Me gusta mucho,— Jungkook dijo. Él besó a Seokjin, echándose hacia


atrás, mirándolo a los ojos. —Desliza tu lengua dentro de mi boca.
Quiero sentir eso.

La cara de Seokjin estaba todavía de un brillante rojo, pero hubo algo allí
esta vez cuando asintió.

Fue una confianza que Jungkook no había visto nunca antes, un


entusiasmo por complacer que no había estado allí la primera vez que
Jungkook había traído a Seokjin a esta casa.

Allí estaba. Su compañero tenía algo de gato salvaje en su interior


también. Él recordó todas esas veces que ellos se habían robado besos
en la secundaria.

148
Cuando Seokjin le besó, sujetando su nuca, atrayéndolo más cerca y
presionando sus labios juntos, Jungy juró por Dios que se sintió
transportado al pasado.

Ellos estaban en el gimnasio, escondidos debajo de las gradas, mientras


el resto de la escuela estaba en la cafetería, comiendo su comida.
Después de que Seokjin había compartido lo que había traído de casa
con Jungkook, ellos habían escapado para estar solos.

A pesar de que Seokjin había sido probablemente el único maldito chico


de su edad en la escuela secundaria que no había querido echar un
polvo de ninguna de las maneras, los besos todavía lo compensaba.
Jungkook había estado dispuesto a sufrir de bolas azules mientras
pudiera pasar el tiempo besando a su novio.

Pero ellos eran adultos ahora, y ellos podían hacer cualquier cosa que
quisieran. Seokjin estaba llevando su cachorro, y cuanto más desnudos
estaban, mejor empezaba a sentirse Jungkook sobre... bueno, sobre
todo.

Jungkook gimió, disfrutando él cálido deslizamiento de la lengua de


Seokjin, entrando en su boca, explorando, reaprendiendo su territorio, y
chupándole profundo.

Jungkook retuvo la nuca de Seokjin. Él empujó su lengua contra la de


Seokjin. Se sentía como si el otro hombre estuviera trazando números y
letras dentro de la boca de Jungkook.

Era bueno. El cuerpo de Jungkook vibró con deseo. Seokjin lo hacía


suave, gimiendo, como si él fuera el único siendo besado tan
placenteramente.

149
Y entonces, justo así, Jungkook no podía aguantar más. Se echó hacia
atrás, estirando las manos para alcanzar el elástico de la cintura de los
pantalones de pijama de Seokjin.

—Estos necesitan salir justo ahora.

Seokjin asintió, inclinándose hacia atrás. Levantando sus caderas para


hacer más fácil a Jungkook quitar los obstáculos del camino.

Cuando él le quitó los pantalones del pijama a Seokjin, la polla de Seokjin


saltó, como un muelle, hacia delante, Jungkook tenía un único objetivo
en mente. Antes, cuando se dio cuenta que había estado chupando la
polla de Seokjin, se detuvo a sí mismo, enfadado por haber cedido, por
pensar que él había estado dejando que sus emociones sacaran lo mejor
de él.

Qué equivocado había estado. Ahora, todo en lo que Jungkook podía


pensar era tener la polla de Seokjin entre sus labios.

Seokjin suspiró mientras Jungkook besaba su cuello, su pecho, después


su estómago. —Oh, sí, por favor, Jungkook.

Jungkook tomó la dura polla de Seokjin en su mano. Estaba


completamente dura, y pesada. Él pene del hombre era un peso
placentero en la mano de Jungkook.

—¿Por favor, qué?

Seokjin tragó saliva.

—Chupa mi polla.

—¿Por qué?— Jungkook la acarició burlonamente, presionando sus


dedos contra la parte inferior de la cabeza.

150
Los ojos de Seokjin rodaron hacia atrás. —¡Ugggh!

Eso es, dulce corazón, ese gemido me pertenece. Tú eres mío. Tú eres
mío y yo soy tuyo y tú permanecerás conmigo y con este bebé.

Él presionó sus húmedos labios más abajo de la longitud del eje de


Seokjin. Seokjin empujó sus caderas más cerca, buscando más, tratando
de meterse más profundo, pero Jungkook no se lo permitió.

Él estaba bastante seguro de que podía manejarlo, pero quería burlarse


y atormentar a su amante solo un poco más.

No sería apropiado hacer el amor sin eso. Jungkook ahuecó sus labios,
usó su lengua, y la arremolinó alrededor del eje. Él lamió todo el sabor
que pudo de la piel de Seokjin, y él lo amó. Él adoró ese sabor, tanto que
no podía creer que él se hubiera negado ese placer durante tanto tiempo.

El león había tratado de decírselo. Había tratado de dejar que Jungkook


supiera que había algo diferente en este humano, pero no pudo
escucharlo, había sido un tonto. Ignoró la parte básica de sus instintos y
ahora él iba a compensarlo, disfrutándolo mientras pudiera.

Seokjin suspiró otra vez, tratando de empujar sus caderas más cerca, de
meter su polla más profundamente en la boca de Jungkook, pero
Jungkook no quería permitírselo. Él estaba pegado a su plan de hacerle
sufrir.

—Por favor, Jungkook, por favor.

Seokjin repitió esas palabras una y otra vez. Jungkook empujó su boca
hacia abajo tanto como podía, tomando a Seokjin completamente.

151
Él fue capaz de mantener esa posición por unos cuantos maravillosos
segundos antes de que estuviera forzado a retroceder, prestando la
mayoría de la atención a la cabeza.

Y Seokjin gimió otra vez, haciendo más de esos ruidos que Jungkook
amaba tanto.

Él quería continuar agarrando las caderas de Seokjin, pero ahora algo


más tenía su atención.

Jungkook miró a Seokjin, cuyas manos estaban cubriendo sus ojos


mientras gemía y jadeaba. Parecía que estaba tratando de mantener el
placer a raya y estaba fracasando en su lucha.

Eso era bueno. Así era exactamente como Jungkook lo quería.

Él quitó una mano de la cintura de Seokjin, poniéndola en el saco


escrotal de Seokjin en su lugar.

Él los rodó con suavidad.

Las manos de Seokjin cayeron de su cara, revelándose unos anchos,


desesperados ojos abiertos. Su boca extendida en una pequeña O, y
luego cerró los ojos una vez más mientras arqueaba su espalda y
separaba sus muslos ampliamente.

—Oh, joder, síii.

Jungkook retrocedió.

—¿Te gusta esto?

Seokjin le miró, asintiendo. Su cara estaba rojo-remolacha ahora. Nada


más que calor irradiaba de él, haciéndole mucho más hermoso. —Dime
cuanto lo quieres. Dime por qué lo quieres,— dijo Jungkook.

152
Seokjin gimió, dejando su cabeza descansar en las almohadas. —Dios,
tú eres malditamente agresivo.

—Lo sé, así que dime, ¿por qué quieres esto?

Seokjin sacudió su cabeza, pero él respondió.

—Porque se siente bien.

Jungkook rodó los testículos de Seokjin. Él lo hizo cuidadosamente,


usando la expresión de Seokjin como una forma de medir si lo estaba
haciendo bien o no.

Jungkook sabía perfectamente bien que el más ligero toque podía


parecer duro y desagradable para la persona en el extremo receptor.
Jungkook podía o bien arruinar esto para ambos, o hacerlo mucho más
bueno. Él simplemente tenía que tener cuidado con lo que tenía entre las
manos.

Pero, oír que lo que estaba haciendo estaba bien, que se sentía bien, no
era suficiente para Jungkook. Él quería más. Él quería oír la verdadera
razón de por qué Seokjin quería esto, incluso si Seokjin no quería
admitirla.

—Sé por qué quieres esto.— Jungkook se inclinó sobre él, presionando
un húmedo beso con la boca abierta, en la cabeza de la polla de Seokjin,
saboreando su presemen, y sintiendo su temblor sobre su lengua. —
Dime por qué realmente quieres esto, y prometo que seguiré toda la
noche.

—Te lo he dicho,— Seokjin insistió.

Jungkook deslizó su lengua sobre el eje de la polla de Seokjin, todo el


camino desde las bolas hasta la corona.

153
—Esa no es la razón de por qué. Ahora dime. Prometo que se quedará
en esta habitación. Nadie más lo sabrá.

El calor del cuerpo de Seokjin se multiplicó y los ojos del hombre más
pequeño, se ensancharon.

—No hay... no es...

—Sin excusas, solo dime.— Jungkook miró a Seokjin, y él supo en ese


momento que sus ojos estaban mendigando a los suyos. —Me lo puedes
decir más tarde, pero necesito oírtelo decir. Necesito oír a mi compañero
decirlo.

Seokjin tragó saliva. Jungkook observó la manzana de Adán de Seokjin


balancearse en su garganta. Seokjin asintió, tomando varias duras,
jadeantes respiraciones mientras las manos y la boca de Jungkook
continuaban tocando y burlándose de su polla y sus bolas.

—Yo... yo lo necesito porque eres tú. Te he extrañado.

Eso no era una declaración de amor, pero Jungkook no la necesitaba. Él


ya sabía la verdad. El hecho de que Seokjin estuviera permitiéndole
hacer esto era suficiente. Si eso no era suficiente, entonces lo era la
manera en la que Seokjin evitaba mirarle cuando pensó que estaba
diciendo algo embarazoso. Lo era el calor de su cuerpo cuando
Jungkook se acercó.

Su compañero lo amaba. Jin lo amaba, y él acababa de admitir que lo


necesitaba, también. Eso era más que suficiente para hacer feliz a
Jungkook, y él suspiró.

—Tú no tienes idea de cómo de feliz me hace escuchar eso.

—Por qué te haría eso ¡Ooooh!

154
Jungkook se esforzó todo lo que pudo con su boca para complacer a su
compañero. Él chupo una de las bolas entre sus labios, y luego lo hizo
con la otra. Jungkook amaba hacer esto. Él amaba chupar los testículos
de su compañero, haciéndole gemir, antes de poner su atención a la
polla de Seokjin.

Seokjin se corrió rápidamente. Él pareció que estaba tratando de advertir


a Jungkook, pero no hubo nada que pudiera decir para avisarle cuando
todo lo que salía de su boca eran medias palabras y balbuceos sin
sentido.

Y Jungkook chupó y tragó cada caliente gota que Seokjin le dio. Él no se


detuvo. Él enfocó toda su atención en la cabeza de la polla de Seokjin
hasta que solo estuvo medio dura, y Seokjin estuvo jadeando y sudando
debajo de él.

Seokjin presionó las palmas de sus manos de nuevo en sus ojos.

—Oh Dios Mío. Jodido Dios santo, eso se sintió realmente bueno.

Jungkook apartó su boca. La polla de Seokjin estaba brillante con la


saliva de Jungkook, pero él estaba empezando a sentir que si mantenía
su boca allí más tiempo, entonces Seokjin podría arrugarse como si
hubiera estado en el baño o algo.

Pero entonces Seokjin habló otra vez. Él sonaba casi temeroso mientras
sacudía su cabeza. El pánico estaba incluso en sus ojos.

—Jungkook, joder, no sé si puedo hacerlo de nuevo. Quiero decir,


puedes seguir adelante si quieres. Quiero que te sientas bien, también,
pero yo solo quiero que sepas...

155
—Está bien,— Jungkook dijo rápidamente. —Nosotros podemos hacer
eso más tarde.

Seokjin miró abajo, entre las piernas de Jungkook, y Jungkook no trató


de ocultar la erección que había allí, apuntándole, doliendo y pulsando al
mismo tiempo que cada latido de su corazón.

—Pero tú todavía necesitas... ¿no?

—Lo hago,— dijo Seokjin, y él se inclinó más cerca, sonriendo. —


¿Quieres devolverme el favor?

El destello en los ojos de Seokjin decía suficiente.

—Lo quiero.

Jungkook tenía la intención de tumbarse, ponerse sobre su espalda al


lado de Seokjin para hacer al hombre más fácil ponerse a horcajadas e
inclinarse hacia abajo.

Seokjin no iba a hacer nada de eso, al parecer. El hombre presionó la


palma de su mano contra el pecho de Jungkook, empujándole abajo.

Jungkook protestó.

—Tú no deberías moverte demasiado.

—Estoy bien justo ahora,— Seokjin dijo, sacudiendo su cabeza. —No


hagas un gran problema de esto. Necesito hacer esto.

Los doctores no querían que Seokjin se moviera de la cama más de una


hora al día hasta que ellos pudieran estar seguros que su enfermedad no
afectara al bebé.

Bien, Seokjin no iba a dejar la cama, por lo que debería estar bien.

156
Jungkook se recostó, permitiendo a su amante, su compañero, tener su
momento perverso con él.

Se sintió malditamente bien cuando Seokjin presionó sus labios contra la


cabeza de la polla de Jungkook, sus labios humedecidos de cuando
deslizó su lengua por ellos.

Cuando empujó hacia abajo, tomándola entera, Jungkook abrió su boca y


liberó un fuerte gemido.

—Así... así es. Arremolina la lengua alrededor de la base. Justo así.

Jungkook alcanzó la cabeza de suave pelo marrón de Seokjin. Él no la


agarró, ni un poco. Él era demasiado fuerte, y si Seokjin resultaba ser un
poco demasiado bueno en esto, entonces Jungkook no quería dejar a su
compañero prematuramente calvo.

Y él podía sentir la sonrisa en los labios de Seokjin mientras el hombre


ahuecaba sus mejillas, luego arremolinó su lengua y aumentó la presión
de la succión.

Seokjin no necesitó preguntar nada a Jungkook. Él supo estaba amando


esto. Supo que tenía a Jungkook junto donde quería.

Jungkook tenía que agarrar algo o él iba a perder su mente. Se conformó


con las sábanas debajo de él. Sus garras salieron, haciendo un ruido de
desgarro en la tela cara justo mientas él ponía sus manos en puños.

—Oh, Jin, bebé.— Jungkook empujó sus caderas hacia delante.

Seokjin agarró sus muslos, pero no trató de parar el empuje, dejando a


Jungkook hacer lo que le complacía, tomando todo el placer que
necesitaba. Sus bolas estaban apretadas, y pulsaban, dolían. Él quería

157
correrse entre esos hermosos, rosados labios, tan maldita-
desesperadamente, pero él no podía.

No todavía. No aún.

Jungkook miró hacia abajo, miró a la manera en que la cara de Seokjin


estaba tan en sintonía con lo que estaba haciendo. Sus ojos estaban
abiertos, pero estaban medio tapados, como si el acto le trajera su propio
placer también. Tenía una mirada tan concentrada que hizo que el
corazón de Jungkook doliera.

Sí, su compañero le amaba tanto. No había manera de que un hombre


pudiera tener ese tipo de concentración en chupar la polla de otro
hombre sin que hubiera algún sentimiento envuelto. Jungkook podía
saberlo porque él lo había hecho.

Cristo, esto era bueno. Era caliente, y era estupendo. Jungkook apretó
sus dientes. Sus dientes que estaban afilados en su boca, y sí, él estaba
cambiando. No había manera de contenerlo. No por mucho tiempo, y
Jungkook quería estar dentro de Seokjin antes de que el león saliera
fuera rugiendo.

—¿Jin? Bebé, sé que dije que podríamos hacer solo esto, pero yo
realmente quiero follarte.

Seokjin retrocedió, mirando a los ojos de Jungkook. Los grandes ojos


marrones de Seokjin estaban ampliados, su cara roja y su boca oscura e
hinchada por los besos y la mamada.

Jungkook se puso sobre sus rodillas. —Dime que eso es un sí.

Seokjin asintió.

—Eso es un sí.

158
Jungkook gimió. Él puso su mano detrás del cuello de Seokjin y lo atrajo
para otro beso. Los ojos de Seokjin se cerraron mientras sus bocas se
juntaron. Jungkook cerró sus ojos también, y entonces fue un real, propio
beso romántico, justo como en algunas películas, Jungkook empujó a
Seokjin contra el colchón y se colocó entre los muslos del hombre.

159
11

Jungkook estaba malditamente cerca de hacer que Seokjin se corriera de


nuevo cuando deslizó sus dedos lubricados dentro de su agujero.

Seokjin no pensaba que fuera capaz de ponerse duro otra vez tan pronto.
Tan caliente como había estado antes de la mamada, él pensaba que
conocía las limitaciones de su cuerpo.

Aparentemente, no se conocía a sí mismo tan bien como había pensado.


Al menos no en lo que a Jungkook concernía, porque cuando Jungkook
finalmente sacó sus dedos del agujero de Seokjin, él era un lío jadeante
de una persona.

Seokjin parpadeó para mirar a Jungkook a través de sus ojos borrosos.


Las manos del hombre estaban temblando mientras extendía más
lubricante en ellos.

¿Eso era a causa de Jin? ¿Por qué él estaba tan ansioso de darle lo que
necesitaba?

El corazón de Seokjin dolió al pensarlo. Él quería que fuera verdad. Él


quería que Jungkook estuviera diciendo la verdad cuando le dijo a
Seokjin que le amaba, pero tanto que él quería creer, tanto como Seokjin
amaba a este bastardo... él se aferró a las cosas.

Seokjin se aferró a los viejos rencores, las angustias, y a los amores. Eso
era probablemente porque todavía amaba a este hombre en primer lugar.
Eso era lo único que explicaba por qué él estaba incluso considerando
esto cuando ellos habían sido tan horribles el uno con el otro.

160
Jungkook acarició su polla, haciéndola brillar con el lubricante. Era de
color oscuro y gruesa. Seokjin la observó palpitar sobre el estómago de
Jungkook, y sintió un dolor vacío dentro de él, una necesidad de tener a
Jungkook en él, follando dentro de él, estirándole, y tomándole.

Seokjin invocó una fuerza que él no pensaba que tuviera más, y se


empujó a sí mismo de rodillas.

—Deberías permanecer tumbado,— dijo Jungkook. Su aliento era


malhumorado, bajo, y sexy como el infierno, lo que hizo a Seokjin
rechazarlo.

Él sacudió su cabeza.

—No. Te quiero justo así. Quiero montarte.

Seokjin subió en el regazo de Jungkook. Jungkook se echó hacia atrás,


demostrando que tenía la fuerza de un alfa, cuando no necesitó nada
detrás de él para soportar su peso, incluso cuando Seokjin estaba justo
en su regazo, a horcajadas, sus pollas presionándose juntas.

Jungkook le sonrió.

—Tanto como me gusta esta posición, ese no es el lugar donde está tu


agujero.

—Correcto,— dijo Seokjin, sintiendo ese calor vergonzoso subiendo por


su cuello mientras se empujaba hacia atrás sobre sus rodillas.

No sabía por qué se ruborizaba tanto últimamente. Él rogaba a Dios que


no fueran las hormonas, pero él estaba estúpidamente excitado y
haciendo cosas sin pensar sobre ellas.

161
Jungkook puso sus manos en el trasero de Seokjin, ayudándole a
levantase. Seokjin tembló.

—Joder, eres muy fuerte.

—¿Te gusta?

Seokjin asintió. Se sentía increíblemente estúpido mentir sobre cuánto le


ponía solo la idea de la fuerza de Jungkook. Jin amaba cómo de fuerte
era Jungkook. Él amaba que supiera qué cantidad de ella usar con
Seokjin para que el sexo fuera mucho mejor. Seokjin estaba todavía
sobre sus rodillas, pero él no estaba exactamente sosteniéndose a sí
mismo. Parecía que la mayoría del peso estaba en las manos de
Jungkook.

—Coge mi polla con tu mano, ponla dentro de ti.— Jungkook dijo,


haciendo temblar a Seokjin otra vez.

Él hizo lo que le dijo. Él alcanzó la polla de Jungkook. Piel suave y


caliente envolviendo la dura base. Seokjin miró detrás suyo, observando
lo que estaba haciendo, pero sin poder realmente ver. Él tenía que sentir
hacia dónde se dirigía para que esto funcionara.

Él presionó la gruesa cabeza contra su agujero, entonces asintió a


Jungkook, que ayudó a acomodarse abajo.

Fue lento. Seokjin estaba todavía estrecho. No era como si ellos


hubieran follado cada noche, gracias al trabajo de Jungkook, pero no
dolía. El increíble maravilloso ardor estaba todavía allí, y Seokjin lo
saboreó mientras su cuerpo y su pliegue se abrían, tomando la cabeza
de la polla de Jungkook en su interior.

162
—Tan estrecho.— Jungkook rodeó con sus brazos la cintura de Seokjin.
Él presionó su frente contra el pecho de Seokjin. —Te sientes tan bien.

Joder. ¿Cómo demonios se suponía que Jin podía mantener su recelo y


su enfado cuando Jungkook le abrazaba de esa manera? ¿Cuándo él le
decía palabras tan sexys como esas, como si ellos fueran una pareja
romántica y dulce?

Jungkook lo amaba. Esa era la verdad que Seokjin todavía estaba


aterrorizado de dejarse creer, pero estaba justo aquí. Justo enfrente de
su cara, incluso si él no podía admitírselo a él mismo solo porque tenía
miedo de estar equivocado.

Estaba muy ocupado disfrutando del suave ardor deslizándose dentro de


él para pensar en ello mucho tiempo. Su mente y cuerpo estaban siendo
arrastrados en varias direcciones diferentes.

Algunas veces todo en lo que podía pensar era en el placer, y otras


veces, todo lo que podía pensar era cuánto deseaba que esto fuera real.
Cuánto podía perder si esto no funcionara.

Pero entonces, era duro no creer en ello cuando Jungkook le sostenía


así, cuando él suspiraba de esa manera cuando Seokjin estuvo
totalmente sentado en su regazo. ¿Cómo podía Seokjin mantener sus
dudas cuando ellos estaban tan cerca ahora? ¿Pecho con pecho, y
Jungkook tenía esa mirada en sus ojos?

Jungkook le besó, con ese calor que Seokjin se estaba acostumbrando a


devolver. Él gimió. Él fue arrastrado. Él quería seguir adelante con esto, y
cuando esto se sentía tan bien, parecía una pérdida de tiempo y energía
seguir cuestionándose nada.

163
Seokjin inclinó sus caderas hacia delante. No había nada más en la
habitación que el sonido de sus ásperas respiraciones, reunidas en el
impulso y el vapor cuando Jungkook curvó su brazo alrededor de la baja
espalda de Jin, animándolo.

Seokjin estaba perdido en ello. Él deslizó sus manos en el pelo de


Jungkook, agarrándolo fuertemente. El lento movimiento de vaivén de
sus caderas se volvió más duro y más rápido cuando Jungkook agarró su
cintura. Seokjin sintió el pinchazo de garras, pero no le importó. Se sentía
muy bien y él no quería parar, no quería reducir la velocidad.

Calientes ruidos de besos estaban en el aire, suaves gruñidos y jadeos,


el sonido de bofetadas de carne contra carne, y Seokjin estaba
corriéndose. Él estaba corriéndose y empalándose a sí mismo
fuertemente en la polla de Jungkook.

Él alcanzó su polla. Se masturbó él mismo, usando su semen como


lubricante y entonces continuó corriéndose sobre el pecho de Jungkook.

El placer era tan grande, tan duradero, que tomó un momento antes de
que Seokjin se diera cuenta de que Jungkook estaba gimiendo, besando
su garganta y agarrándole más fuerte. Seokjin podía, de hecho, sentir
algo de dolor por las garras mientras sentía el caliente semen de
Jungkook disparándose dentro de él.

—Oh, cariño,— Jungkook gimió, colocando a Seokjin sobre su espalda y


jodiéndolo duro. La cama, tan grande como era, empezó a sacudirse y
hacer ruido.

Todo lo que Seokjin podía hacer era sujetarse para el viaje hasta que se
terminó, acarició el pelo de Jungkook, su espalda, pellizcó sus pezones,
buscando que fuera lo mejor para él.

164
Seokjin gimió mientras los empujes se volvían más fuertes, incluso
cuando ellos se desaceleraron, después que Jungkook suspiro de alivio.
Su cuerpo parecía que iba a colapsar encima del de Seokjin, y justo así,
ellos estaban pecho contra pecho, deshechos, respirando pesadamente
uno contra el otro, y Seokjin disfrutando los últimos coletazos de un
orgasmo increíble.

Él se sentía tan bien, que fue por lo que probablemente dijo sus
siguientes palabras apenas sin voz.

—Te amo.

Jungkook se separó. Mirándolo, haciendo que Seokjin deseara no haber


dicho nada.

—No, no apartes la mirada de mí,— dijo Jungkook. —Yo también te amo.

Seokjin humedeció sus labios.

—Sólo... no me hagas más daño, de acuerdo.3

—Lo prometo, no lo haré.

—Y yo no te haré daño nunca más.

—¿Piensas que me preocupa eso?— Jungkook preguntó, sonriendo


ampliamente, sus ojos brillantes. —Tú puedes hacer cualquier cosa que
quieras. Créeme, no me preocupa.

—Lo sé,— Jin dijo.

Jungkook hizo un ruido estrangulado, entonces se inclinó y le besó. Los


ojos de Seokjin se abrieron con sorpresa, pero fue fácil fundirse contra
esa dulce boca y lengua que se deslizaba en su interior.

165
Él se enderezó, poniendo sus brazos alrededor de la espalda de
Jungkook, aferrándose mientras se dejaba ser arrastrado de nuevo.

Tal vez fuera correcto creer que las cosas podían ser diferentes. Ellos se
habían hecho daño el uno al otro, pero las cosas podían mejorar, y
Seokjin no sabría si Jungkook era sincero o no si no le daba una
oportunidad, ¿verdad?

Él optó por dar una oportunidad. ¿Qué daño podría hacer?

...

Esa misma tarde, ellos fueron una vez más al enorme patio trasero. A
Jungkook se le había metido en la cabeza que Seokjin necesitaba más
sol que el doctor había recomendado, y había preparado una manta de
picnic para ellos y para todo lo necesario.

Jin pensó que era la manera del otro hombre de llevarle a una cita, ya
que ellos no podrían ir, exactamente, a ningún sitio, al menos Seokjin no
podía, hasta nuevo aviso.

Él se negaba absolutamente a que Jungkook lo llevara en brazos, sin


embargo. Por mucho que Seokjin pensara que la fuerza de Jungkook era
innegable, especialmente cuando él llevaba los pantalones, pero Seokjin
todavía tenía algo de orgullo.

La comida fue buena, el clima era agradable, y a él le gusto cuando Sam


le trajo un palo para que lo lanzara.

166
Y Jungkook todavía le estaba dando esa mirada de loco-por-tus-huesos.
Enamorado.

Eso hacía avergonzarse a Seokjin, de una buena manera, suponía, por la


que él no podía dejar de sonreír, tampoco.

—¿Qué?

—Eres precioso.

El calor comenzó a subir por su cuello otra vez, como habitualmente. —


Para eso.

Jungkook rió.

Sam ladró a una ardilla de un árbol. Era realmente un día agradable. Y


de repente, Seokjin recordó cuando vio a Jungkook en su forma de león.

—¿Cuánto tiempo hace que puedes cambiar Completamente, quiero


decir.— Jungkook exprimió un tubo de queso en su boca y se encogió de
hombros.

—Alrededor de diez años.

—¿Diez años?— Seokjin estaba sorprendido. —Eso significa que tú


aprendiste a hacerlo...

Él se apagó cuando Jungkook le miró. No era una afilada, enfadada


mirada, sino una cómplice.

Y Seokjin lo entendió. Jungkook aprendió a cambiar completamente justo


después de la ruptura de Seokjin. Él no estaba seguro de si estaba listo
para preguntar si el estrés de aquel hecho había sido la razón o no,
aunque la sospecha era lo suficientemente malo.

167
—Yo, eh, te vi a través de la ventana, cuando estuvimos juntos en la
casa de la piscina.

Jungkook sonrió.

—Me imaginé que lo harías.

Seokjin no pudo evitar devolver la sonrisa.

—¿Puedo... está bien si te pido verte, ya sabes, de cerca?

La sonrisa cambió a una más significativa.

—¿Quieres verme en mi forma de león?

Seokjin se rascó la nuca.

—Yo siempre he querido verte de esa forma. Tocar tu crin, si tienes una.

Jungkook estaba ya desnudándose.

—Yo, definitivamente, tengo una, y es alucinante.

Seokjin asintió, intentando, y fallando, no distraerse mientras Jungkook


se desvestía justo enfrente de él, fuera, donde cualquiera podía verle,
ahora que la casa principal estaba llena de miembros del personal.

—Sí, lo sé.

Si esto iba a ser el comienzo de su vida juntos, entonces, hasta el


momento, era mucho mejor que cuando Jungkook le sacó de aquel
charco en la acera.

Mientras Jungkook cambiaba, Seokjin tuvo la oportunidad de tocar esa


piel de cerca, de sentir el poderoso músculo debajo, él suspiró.+

Sip, este era un estupendo nuevo comienzo.

168
12 LIBRO 2

―El bebé está bien. Solo ven aquí ya.

Jeon Jungkook, alfa cambiaformas-león y multimillonario hecho-a-sí-


mismo, realmente le gruñó. Sus ojos cambiaron de color, y eso solo hizo
que la polla de Seokjin se pusiera más dura.

Él no podía detenerse. Ser un hombre embarazado apestaba algunas


veces, especialmente desde que su estómago casi no había dejado de
revolverse desde cuando se dio cuenta de que llevaba al bebé de
Jungkook, pero hoy era diferente.

―Está bien. Estoy teniendo un buen día. No me siento enfermo en


absoluto.

No. Seokjin se sentía algo distinto mientras él se recostaba en la cama


de la casa de la piscina de Jungkook, desnudo, y solo por mejorar las
cosas, él se llevó su mano a su pezón y lo retorció.

Cuando Jungkook se había ido al baño a darse una ducha, Seokjin lo


había tomado como una oportunidad de oro y se quitó toda la ropa,
esperando a que Jungkook viniera, con su mano en su polla.

―Tú estás probando mi paciencia.

―Amo cuando hablas de esa manera− dijo Seokjin, sintiendo un rubor


caliente subir por su cuerpo mientras Jungkook prácticamente lo
observaba masturbarse. ―Tú deberías venir aquí y ronronear en mi
oreja, dime cómo de malo he sido.

―¿Has bebido algo mientras estaba en la ducha?

169
―¿Qué?

Jungkook estuvo de repente a su lado, su larga y callosa mano en la


frente de Jin. Aunque era multimillonario, Jungkook había hecho algo de
trabajo duro en su vida. A pesar de eso, su toque todavía se podía sentir
suave, y Seokjin alcanzó la mano del hombre, separándola de su frente
para poder presionar un beso en su palma.

Perfecto.

Seokjin se levantó, mirando con cariño al hombre sobre él. Él observó la


garganta de Jungkook balancearse cuando tragó saliva.

―Eres como un moscón.

Seokjin asintió.

―Síp.

―Y tú no te estabas sintiendo bien la pasada noche, déjame recordarte.

Él no necesitaba recordárselo. Jin todavía se sentía como una mierda por


todos los dolores de estómago, vómitos, y otras cosas asquerosas que
venían con sentirse enfermo por el embarazo.

Supuestamente, los hombres lo llevaban peor que las mujeres dado que
ellos no habían nacido con lo necesario para albergar un feto. Todas
esas cosas debían formarse con antelación para cuando el bebé creciera
en su interior.

Eso era un todo un galimatías médico-mágico en lo que a Seokjin


concernía, pero últimamente sus días habían sido mejor y los malestares
no eran tan duraderos. Todavía estaban allí, pero no tan fuertes como
antes.

170
―La pasada noche fue solo una mala noche. Creo que estoy empezando
a acostumbrarme a esto.

Sin embargo, no estaba habituado al pequeño bulto que estaba


empezando a formarse en su estómago. Se sentía extraño, como un
tumor. Más extraño todavía era saber que ese era, en realidad, el bebé
de Jungkook, pero también era agradable, a su manera.

―¿Por favor?—él preguntó.

Seokjin observó la forma en que los ojos de Jungkook se dilataron. Ellos


se dilataron a lo grande. No había forma en el infierno que Jungkook se
pudiera resistir a los ojos que Seokjin le ponía, o al tono de súplica en su
voz que usaba.

Seokjin se había dado cuenta de eso un par de semanas antes. Él


todavía vivía bajo el techo de Jungkook, como un tipo de propiedad de
Jungkook.

Jungkook había estado enfadado con Seokjin después de que este


rompiera su corazón, y Seokjin había estado furioso con Jungkook
cuando este le forzó a abandonar su negocio de programación, que
Seokjin había creado, antes de que Seokjin tuviera oportunidad de
sacarlo adelante.

La venganza de Jungkook por haber roto con él y haberle insultado no se


había completado, sin embargo. Él había querido tener a Seokjin en su
casa, tener suficiente influencia sobre él para estar seguro de que
Seokjin nunca le dejaría.

Fue todo un lío, pero de alguna manera, a través de todo esto, a través
de todas las conversaciones que empezaron a tener, ambos habían
empezado a volver al lugar donde ellos comenzaron.
171
Estando estúpidamente enamorados el uno del otro. Por supuesto, eso
había pasado cuando Jungkook había descubierto que Jin estaba
embarazado, y por lo tanto, era su compañero, por lo que tuvo que
enfrentarse a lo idiota que había sido, pero a caballo regalado no le mires
el diente, y a Seokjin no le preocupaba excesivamente porqué había
pasado. Nunca más.

Ellos habían admitido, más o menos, que tenían sentimientos el uno por
el otro, pero las cosas todavía estaban progresando lentamente.

El sexo, sin embargo, no lo estaba. Cada vez que Seokjin empezaba a


sentirse bien, él estaba constantemente con ganas. Él lo estaba ya sea
cuando se sentía enfermo, o siempre que se sentía increíblemente
caliente.

Afortunadamente, una de las ventajas de vivir en pareja con un hombre


era la promesa de sexo regular, por lo cual Seokjin no estaba
avergonzado de rogar ahora mismo.

Jungkook gimió, y entonces fue cuando Seokjin supo que había ganado
la batalla. Su amante, su compañero, se inclinó hacia abajo y puso sus
manos en la cara de Seokjin, arrimándole, besándole dulcemente en la
boca.

Seokjin gimió. Era uno de los besos más inocentes que Jungkook le
había dado desde sus días de escuela.

Seokjin debía ser el único adolescente en la historia que no había sido


follado contra el colchón, y Jungkook a menudo se quejaba sobre su
regla de no-sexo. Pero al mismo tiempo, cada vez que Jungkook había
tenido esperanzas de no tener mal de bolas azules, él le había besado
como ahora. Como si fuera algo precioso y frágil. Como si Jungkook

172
estuviera tratando de ser cuidadoso de no ponerse demasiado cachondo
que no pudiera contenerse a sí mismo.

A Seokjin le gustaba. A él también le gustaba la insinuación de su


lengua, la manera en que lo hacía estremecerse, haciendo que sus bolas
se sintieran pesadas y su polla doliera.

Él también quería más, y él no iba a conformarse con nada menos que


tener a Jungkook desnudo en la cama con él.

Seokjin dejó caer, a ciegas, sus manos sobre el cinturón de Jungkook,


desabrochando la hebilla y tirando para abrirlo, buscando su premio.

Jungkook siseó, separándose del beso. Sus ojos estaban cerrados, pero
Seokjin supo que si él los abría, podría vislumbrar el poderoso gato que
estaba oculto dentro de él.

―¿Estás seguro?

―¿Me veo como si no estuviera seguro?—Seokjin  preguntó—Tómate


un día libre. Puedes quedarte aquí conmigo.

Quería que Jungkook se quedara con él. Jungkook trabajaba demasiado


y Jin se sentía abandonado por él. Él sufría por el otro hombre.

Jungkook abrió los ojos repentinamente, y el gato estaba definitivamente


allí mientras Jungkook presionaba a Seokjin contra el colchón.

―¿Esto es lo que quieres?+

Seokjin se estremeció mientras sentía el alfa en su compañero surgir a la


vida.

―Sí, esto es definitivamente lo que quiero.

173
13

Jungkook era, de repente, más como un animal, y esa era justo la


manera en que Seokjin lo quería. La boca de Jungkook era más dura,
hambrienta, su caliente y húmeda lengua, entró profundamente en la
boca de Seokjin, lamiéndole, reclamándole.

Él gimió.

―Mmmph.

Seokjin trajo a Jungkook más cerca. Sus pantalones estaban sueltos, y


como estaba recién salido de la ducha y acababa de vestirse, su corbata
estaba floja y su camisa de botones fue fácil de bajar por sus hombros.

Su piel todavía mantenía un rastro de humedad, y mucho calor. Y Seokjin


sintió el deseo de Jungkook por él en la forma en que su barbilla se
movía hacia un lado, justo de la forma correcta, en la forma que
persuadía a Seokjin a abrir su boca un poco más, para empujar su
lengua contra la de Jungkook.

Parecía como un juego a veces, pero era muy real. Jungkook no


simplemente ordenaba la sumisión de Seokjin y Seokjin feliz y
gustosamente se la daba.

Las caderas de Seokjin se empujaron más cerca, su dura y olvidada polla


lloraba por atención y roce. Él se empujó contra la pelvis de Jungkook,
sintiendo la polla de Jungkook pulsando a través de sus estrechos
calzoncillos negros.

174
Y cuando Jungkook gimió en su boca, Seokjin sintió la vibración, y un
estremecimiento le atravesó. Sus manos se cerraron estrechamente en
la espalda de Jungkook, sus uñas cavando en la piel mientras Seokjin
trataba desesperadamente de acercar a Jungkook todo lo que pudiera. Él
necesitaba a este hombre. Él no podía admitírselo en voz alta a
Jungkook, no en la manera que pensaba que realmente importaba, pero
le amaba.

Él todavía era demasiado cobarde para admitírselo a sí mismo. Sin


embargo, ¿qué mejor manera de mostrar su amor y aprecio que dar todo
lo que quería Jungkook de él?

Y Jungkook sabía que Seokjin disfrutaba esto, también. Por eso se retiró
del beso, dejando a Seokjin frío, sus labios ardiendo y hormigueando por
su beso, su polla desesperada sin esa fricción.

―Quiero que chupes mi polla. —dijo Jungkook. Sus manos empujaron


sus pantalones y sus calzoncillos hacia abajo el resto del camino. —
¿Puedes hacer eso por mí?

Él lo preguntó de una manera que sugería que ya sabía la respuesta.


Seokjin no tuvo que pensar sobre eso. Su cuerpo vibró cuando la polla
de Jungkook saltó libre de su ropa interior, empujando contra su firme y
fuerte vientre.

Era gruesa y de color oscuro. Pero fue la perla de presemen formándose


en la raja de la corona lo que realmente captó la atención de Seokjin,
haciendo que su sangre corriera, caliente, por sus venas.

Seokjin asintió, incorporándose para sentarse.

—Sí, puedo hacer eso.

175
Él estaba a punto de ponerse sobre sus manos y rodillas cuando
Jungkook le detuvo, presionando su mano en el hombro de Seokjin.

―Aquí, túmbate encima de mí, —dijo él tumbándose sobre el colchón,


colocándose en el medio de la cama. Luego sonrió, lo que hizo que se
viera más atractivo que antes. —Ahora no tienes que preocuparte sobre
hacerte daño en la espalda.

Seokjin sonrió, inclinándose y besando el muslo de Jungkook, obviando a


propósito la polla y las bolas del hombre.

—Taan considerado.

Jungkook arqueó su espalda.

—Vamos, cariño, tú me estabas pidiendo esto.

Correcto, y Seokjin no estaba de ánimo para tomarle el pelo demasiado.


Él quería desahogarse. Si no satisfacía la intensa necesidad dentro de él,
iba a perder la maldita cabeza.

Y parte de esa urgencia involucraba hacer que su compañero alfa se


sintiera bien.

―Dime qué hacer. —Dijo Seokjin, sintiéndose de repente tímido. —


Quiero que me digas que chupe tu polla.

Y esos ojos de alfa centellearon otra vez. Seokjin tembló.

―¿Quieres que tu alfa te de órdenes de nuevo?

Seokjin no podía decir nada. Él solo asintió. Admitir esto mientras estaba
desnudo y en la cama con su amante parecía más kinky de lo que era en
realidad.

176
Él sabía que había cosas más kinkys ahí fuera. Muchas de las personas
que tenían un compañero alfa disfrutaban recibiendo órdenes de ellos
cuando estaban en la cama. Lo que Seokjin estaba atravesando era
probablemente una mezcla de eso y de que él era una pasivo natural.

Y la manera en la que Jungkook había vuelto a su vida. Seokjin había


estado más que cabreado el día que Jungkook se había presentado y
básicamente le había tirado el dinero a la cara para evitar que terminara
en la calle, pero ahora, al mirar hacia atrás, había sido kinky y romántico
de una extraña manera.

Los ojos de Jungkook brillaron, y una vez más, Seokjin captó la manera
en la que el león comenzaba a salir. El pelo rubio de Jungkook estaba de
repente empezando a verse un poco más espeso y seco, como la
melena de un león.

—No es lo suficientemente bueno. Tienes que decirlo.

Seokjin tembló. Jungkook corrió la punta de su dedo por su mejilla y


barbilla, luego por su cuello y pecho. Se sentía como un rastro de placer
siendo dibujado sobre su pecho.

―Yo... yo quiero que me digas que chupe tu polla. Ordénamelo.

Jungkook le sonrió.

—¿Sabes? Pienso que me va a gustar este nuevo lado tuyo. Yo siempre


supe que el chico bueno de secundaría escondía un chico malo
esperando para salir.

Ellos, definitivamente, ya no estaban en la escuela secundaria.

―De acuerdo, Seokjin. —Jungkook se sentó, poniendo sus manos


detrás de la garganta de Seokjin, atrayéndole para unos suaves y cálidos

177
besos en su garganta, mejillas, y luego en los labios. —Chupa mi polla,
ahora.

Jungkook sonrió mientras se tumbaba de nuevo en el colchón.

—Y asegúrate de hacerlo como tú sabes.

Y eso era justo lo que Seokjin estaba deseando escuchar. Él gimió y se


inclinó, acercándose.

Jungkook siseó y echó la cabeza hacia atrás cuando la lengua de Seokjin


hizo contacto con su polla. Él puso todo su empeño y cariño, en la mejor
manera que sabía. Seokjin lamió la cabeza antes de poner sus labios
alrededor y hundirse hacia abajo.

―Eso es, ―Jungkook gimió. ―Dios, te sientes tan bien. Aquí, espera.

Seokjin retrocedió.

―¿Qué?

Jungkook solo le sonrió y agarró los hombros de Seokjin, ajustando


ambos cuerpos para que Jungkook permaneciera en el lado de la cama y
Seokjin estuviera sobre su estómago.

—No vas a ser capaz de estar en esta posición mucho tiempo,— dijo él
sonriendo, y él alcanzó con sus dedos y...

Seokjin gimió, presionando su cara contra las sábanas cuando esos


dedos tocaron su agujero.

Jungkook chasqueó las puntas alrededor del pliegue. Seokjin empujó su


culo hacia atrás, contra esa sensación, esperando más, pero Jungkook
retrocedió.

―Hace falta algo de lubricante para esto.—Él dijo. Seokjin rió.


178
—Me estaba poniendo impaciente.

―Casi se olvida, ¿verdad?

Seokjin asintió, observando mientras Jungkook abría el tapón y


humedecía sus dedos antes de dejar el bote.

―Muy bien, ahora, vuelve a lo que estabas haciendo, y hazlo bien,


porque luego yo lo haré bueno para ti.

Otro estremecimiento onduló a través de la piel de Seokjin. Él gimió, de


repente mil veces más excitado por esta posición cuando volvió a lamer y
chupar la dura longitud de la polla de Jungkook.

Jungkook liberó un bajo y gutural suspiro, y el sentimiento de realización,


de placer, cuando Seokjin escuchó ese sonido, fue increíble. Él amó eso
cuando supo lo que podía hacer que Jungkook, el grande y fuerte
cambiaformas-león que era, gimiera por él. Eso le dio a Seokjin un fuerte
sentimiento de control, incluso cuando él era el único en esta posición.

Él se hundió profundamente, y esta vez, Seokjin gimió cuando sintió esos


dedos húmedos tocar su agujero otra vez.

Jungkook metió uno, presionándolo hacia delante y hacia atrás,


lentamente al principio, y luego duro y rápido.

Una pista de lo que venía después.

Seokjin gimió con la boca llena, y Jungkook gruñó en aprobación.


Cuando habló, Seokjin pudo oír la sonrisa en su voz.

—Dios, te sientes tan bien. Te amo.

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Y Seokjin estaba bien con escuchar esas palabras. Ellas no le
asustaban. No en la manera que solían hacerlo, porque él sabía que
Jungkook no iba a presionarle para que las dijera de vuelta.

Pero Seokjin quería decirlas, incluso aunque él sabía que no podía. Él


quería hacer saber a Jungkook cuánto le importaba a Seokjin, por lo que
él puso todo lo que tenía en lo que estaba haciendo, en la energía de su
boca, en la manera en que él mecía su cabeza delante y atrás, la manera
en la que enredaba su lengua sobre la suave piel de la polla de
Jungkook. La piel era suave, pero por debajo era dura como una piedra,
y cuando Jungkook empujó otro dedo dentro de él, metiéndolo y
sacándolo, fuerte y rápido junto como antes, Seokjin pensó que iba a
volverse loco.

―¿Demasiado?

Seokjin retrocedió.

―No.

―¿Quieres más?— Jungkook preguntó, incluso mientras continuaba


empujando sus dedos fuerte y rápido, extendiendo a Seokjin
ampliamente para lo que venía después.

Seokjin asintió, presionando sus labios sobre la corona de la polla de


Jungkook una vez más. Su único objetivo era dar a este hombre placer.

El móvil de Jungkook comenzó a sonar.

Seokjin se separó, mirando a la cosa que vibraba una y otra vez en la


mesilla de noche.

Él miró a Jungkook, que miraba al teléfono, su mandíbula apretada. Él


estaba claramente desgarrado.

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Seokjin se quitó.

—Puedes responder.

Los ojos de Jungkook se abrieron de par en par, y miró a Seokjin, su


boca ligeramente abierta antes de que recuperara el control, sacudiendo
su cabeza.

—No, nosotros estamos bien.

―Tú tienes negocios en marcha. Está bien. Lo entiendo. Las personas


van a necesitarte para que las cosas se mantengan funcionando.

Seokjin apenas tenía tiempo para sí mismo cuando él estaba llevando su


propia compañía, tan pequeña como era.

Antes de que la compañía de Jungkook le hubiera echado fuera del


negocio, es decir.

El teléfono continuó vibrando, y Jungkook miró del teléfono a Seokjin y al


revés.

Seokjin retrocedió definitivamente, él estaba desilusionado. Bueno,


principalmente desilusionado, si él iba a ser honesto sobre esto. Pero si
trataba de ponerse a sí mismo sobre lo que hacía a Jungkook ser quién
era, él iba a alejar al hombre.

Leon alcanzó el teléfono.

Seokjin se giró y alcanzó la manta, cubriéndose con ella.

Jungkook la agarró y la arrancó del regazo de Seokjin.

―¿Qué demonios?—Seokjin espetó.

181
Iba a pedir explicaciones, cuando vio a Jungkook poner un dedo en sus
labios y pulsar el botón de descolgar.

—Estoy ocupado aquí. Más vale que sea bueno.

Jungkook caminó hacia el otro lado de la cama, inclinándose sobre


Seokjin, con esa mirada en sus ojos.

―Yo... qué estás...

Jungkook puso su dedo fuertemente sobre su labio otra vez, y esta vez
Seokjin entendió. Jungkook no había terminado con él.

―Uh-huh, ¿y por qué eso es exactamente un problema?— Jungkook se


inclinó y presionó un beso en la garganta de Seokjin.

Jin enrojeció. Había oído de personas jugueteando cuando su


compañero estaba al teléfono, pero él nunca lo había hecho.

―Taehyung, tú puedes encargarte de ello un poco más de tiempo, ¿no


es así? Acabo de salir, literalmente, de la ducha.

La mano libre de Jungkook alcanzó la polla de Seokjin. Seokjin reprimió


un grito apagado mientras su compañero le acariciaba.

Taehyung era la otra mitad de la compañía de Jungkook, y puesto que


Seokjin estaba bastante seguro de que no le gustaba al tipo, él no estaba
de ánimo para echar más leña al fuego.

―De acuerdo, firma los papeles,— dijo Jungkook, y sonrió como el chico
malo que solía ser en la secundaria, indicando con su mano para que
Seokjin se tumbara, y Seokjin lo hizo.

182
Al principio, Seokjin pensó que sería más fácil si él se ponía sobre su
estómago, pero Jungkook era bastante bueno en manejar a Seokjin en
cualquier posición que lo necesitara.

Él empujó las rodillas de Seokjin hacia arriba. Seokjin las mantuvo,


exponiendo su agujero sin que se lo dijera.

Entonces sintió los dedos de Jungkook empujando dentro de su agujero


otra vez.

―De acuerdo, yo puedo llamarles esta noche,— dijo Jungkook, con toda
normalidad, como si estuviera tomando su llamada seriamente, mientras
él extendía a Seokjin ampliamente.

No era solamente el hecho de que estaba estirándolo y burlándose de él.


Esto no era nada como antes, cuando Seokjin tuvo la polla de Jungkook
en su boca y los dedos de Jungkook en su culo.

Jungkook estaba con un claro objetivo aquí. Él llevó sus dedos a las
profundidades, haciendo gancho, buscando la próstata de Seokjin como
si estuviera programado para encontrarla y darle placer.

Y él lo hizo alguna vez.

Seokjin tuvo que mantener sus piernas arriba con una mano para poder
poner la otra sobre su boca. Si no lo hacía, él iba a gritar.

Él oyó a Jungkook reírse entre dientes, y Seokjin no podía decir que se


estaba riendo el hombre.

Aparentemente, nada que tuviera que ver con Taehyung, porque Seokjin
oyó su voz fuerte y clara en el momento siguiente.

―¿De qué te estás riendo?

183
Seokjin abrió sus ojos ampliamente, y casi dejó caer sus rodillas cuando
golpeó sus palmas contra las sábanas.

Jungkook había puesto el teléfono en manos libres, y él le estaba dando


a Seokjin esa malévola sonrisa.

Otra vez, él puso su dedo en sus labios, luego comenzó a hablar de


nuevo con Taehyung.

―No es nada, Seokjin solo me estaba haciendo una mueca graciosa.

Seokjin miró al hombre mientras Jungkook continuaba burlándose y


jugando con su próstata. Si no estuviera matando con la mirada, podría
mostrar muchas de esas caras graciosas.

―¿Me tienes en manos libres?— Taehyung preguntó.

―Por supuesto. Di hola, Seokjin.

―Hola,—dijo Seokjin entre dientes.

Taehyung no sonaba exactamente contento, tampoco, pero Seokjin


estaba bastante seguro que no era porque Taehyung estuviera tratando
de ocultar el hecho de que hubiera dedos en su culo, haciendo que sus
pies hormiguearan.

―¿Jungkook?— Taehyung pidió.

―Bien, bueno, de acuerdo,— Jungkook dijo, y quitó el altavoz del


teléfono.

Seokjin suspiró, relajándose un poco y sintiéndose un poco más capaz


de hacer sonidos sin ser atrapado.

Él todavía alcanzó una almohada y trató de cubrirse con ella cuando el


placer empezaba a ser demasiado.
184
Él no sabía que más estaba diciendo Jungkook a Taehyung, pero se
figuró que la conversación era más bien unilateral cuando Seokjin sintió
la cálida y húmeda lamida de la lengua de su compañero deslizándose
sobre la longitud de su polla.

Y solo porque Seokjin tenía que ver esto, él apartó la almohada de su


cara. Jungkook besó la cabeza de la polla de Seokjin antes de asentir.

—De acuerdo, bien, te veré esta noche y nosotros podremos tratar con
eso entonces.

Taehyung dijo algo, y Jungkook solo soltó una risita.

—Lo que sea, eres un idiota.

Él colgó el teléfono y lo tiró en la cama.

Seokjin lo alcanzó, su cuerpo sacudiéndose y echando chispas a través


del placer con el que estaba siendo asaltado.

Él encendió la pantalla, no había ninguna llamada.

―Dime que realmente lo colgaste.

―Lo hice,— Jungkook respondió, agachándose para lamer y chupar la


cabeza de la polla de Seokjin mientras sus dedos empujaban dentro y
fuera del agujero de Seokjin.

Seokjin gimió y dio un manotazo en la cabeza de Jungkook.

—¡Tú, gilipollas! ¿Y si él ha oído eso?

Jungkook no parecía preocupado porque Seokjin acabara de golpearle.


Él se esquivó el siguiente golpe y continuó riéndose.

—¿A quién le importa que nos oyera o no? Fue divertido,—él dijo.

185
Seokjin no pensaba que fuera tan divertido, pero entonces Jungkook
separó sus muslos y se empujó entre ellos. Seokjin olvidó
completamente sobre qué estaba enfadado cuando sintió la redondeada
cabeza de la polla del hombre empujándose contra su pliegue.

―Vamos, ábrete para mí.

―La próxima vez, te dejaré solo para que contestes tus llamadas.

Jungkook le besó.

—No, no lo harás.

La gorda cabeza de su polla traspasó el agujero de Seokjin, y luego solo


fue cuestión de esperar hasta que el último pedazo de resistencia
desapareciera antes de que el lento, relajado deslizamiento hacia
delante, los uniera.

Después Jungkook estaba empujando sus caderas hacia delante,


metiendo su polla más profundo. Seokjin agarró sus hombros,
apretándolos estrechamente mientras trataba, y fallaba, de empujar su
culo contra el eje de Jungkook.

―¿Te gusta esto?

La honestidad era la mejor política después de todo.

—S-sí.—Dijo Jin.

Él tocó los pezones de Jungkook, jugando con ellos, acercándose y


besando la clavícula del hombre y su garganta. Él quería mucho más que
esto, y Jungkook podía dárselo siempre.

Aparentemente, incluso cuando él estaba al teléfono con su socio de


negocios.

186
―Más duro, fóllame más duro. Como la última vez.

Seokjin podía prácticamente sentir todavía como había sido de bueno la


última vez que Jungkook lo tomó.

Él sentía todavía la picadura de sus carnes golpeando juntas mientras


Jungkook empujaba duro y rápido, y él quería sentir eso de nuevo.

Jungkook no le decepcionó. El gruñó, acercando sus caderas, forzando


su polla a entrar más profundo, tocando cada lugar que podía ser tocado,
la cabeza de su polla empujando despiadadamente contra la próstata de
Seokjin. La polla de Seokjin estaba atrapada contra sus estómagos,
dándole una fricción añadida mientras Jungkook lo poseía
completamente.

Y Seokjin no podía tomar mucho más de eso. Él lanzó su cabeza hacia


atrás y gimió largo y fuerte por la avalancha de calor y placer.

Fue embarazoso como él se corrió tan rápido, pero era de esperar,


considerando todo lo que Jungkook se había estado burlando de él.

Seokjin trató en vano de frenarlo, pero los músculos de sus piernas, sus
brazos, su cuerpo entero se apretaron mientras agarraba a Jungkook con
toda la fuerza que tenía en su cuerpo. Los pies de Seokjin se curvaron
mientras gritaba cegado por el placer, semen caliente chorreando por su
estómago, por los perfectos abdominales y el firme pecho de Jungkook.

Eso hizo que la forma en que su compañero se deslizaba hacia delante y


hacia atrás, fuera más resbaladiza, y Seokjin gimió por el post-orgasmo.

Él se obligó a mantener los ojos abiertos, para mirar en los de Jungkook,


para ver el resplandor del león dentro mientras Jungkook gruñía y

187
empujaba sus caderas adelante y detrás más duro. Él estaba tenso y a
punto de correrse, Seokjin podía decirlo.

―Córrete dentro de mí. Quiero sentirlo.—Seokjin alcanzó a besar el


cuello de Jungkook.—Hazlo, vamos, por favor.

Él suplicó como si él lo necesitara o si no se moriría. En cierto modo se


sentía de esa manera, tan cursi como parecía admitírselo. Era la verdad.

Y Seokjin estaba totalmente bien con ello, con su medio dura polla
todavía siendo frotada y tocada por los movimientos de sus estómagos.
Jungkook gruñó y jadeó como si estuviera corriendo una carrera, y su
boca permanecía abierta en un largo gemido.

Seokjin suspiró y gimió suavemente, sintiendo el calor que él estaba. Se


sentía tan bien. Él empujó su culo contra el empuje de las caderas de
Jungkook, tomando todo lo que Jungkook podía darle.

Entonces estaban sólo sus duras respiraciones en la habitación. Eso era


un dulce sonido. A Seokjin le gustaba ese sonido. El sonido de la
respiración pesada, mientras él y su compañero se recuperaban de un
poco de sexo bastante impresionante.

La siguiente cosa que le gustaba mucho era el sentimiento de calor, el


calor de la piel de Jungkook mientras el hombre se desplomaba sobre el
después del sexo, o se abrazaba por detrás de él.

El abrazo era muy bueno. Se sentía como unas largas caricias, y Seokjin
había llegado a apreciarlas mucho más desde que él se enteró de lo del
bebé.

Tal vez fueran las hormonas. O tal vez Seokjin había sido, secretamente,
un mimoso todo este tiempo y nunca se había dado cuenta.

188
Definitivamente había algo especial en tener los fuertes y musculosos
brazos del hombre envueltos alrededor de él cuando ambos bajaban de
lo más alto de su orgasmo.

Los ojos de Seokjin empezaron a sentirse pesados. Él no pensaba que


pudiera mantenerlos abiertos mucho más tiempo, y ellos comenzaron a
cerrarse.

Excepto porque Jungkook escogió ese momento para salirse de Seokjin.

Seokjin siseó y se estiró para alcanzar al hombre, tratando de empujarlo


contra él de nuevo.

―Hace frío.

Jungkook besó su boca. Los labios de Jungkook estaban


agradablemente hinchados. Probablemente por todos los besos que
habían compartido.

―Lo sé, pero tengo que tomar otra ducha y correr a la oficina. Estaré de
vuelta más tarde esta noche.

―¿Tarde?

―Taehyung y yo necesitamos repasar algunos de nuestros contratos. Es


solo una de esas cosas irritantes que van a tomar un tiempo para
cerrarlas.

―Oh, de acuerdo,— Seokjin dijo, pero él no podía evitar sentir la


punzada de decepción porque Jungkook se iba.

Él aplastó ese sentimiento. Jungkook había permanecido con él en vez


de hacer caso a la llamada, después de todo.

189
Incluso aunque él la había respondido, había sido una especie de
diversión y aventura, y él no lo había dejado cuando Taehyung le dijo que
lo hiciera, eso decía mucho sobre el hombre. Seokjin no iba a culparle
por no tener cada minuto del día disponible para Seokjin.

Eso no era justo.

Y eso le hacía sonar pegajoso y raro, lo cual él deseaba no ser. Jin le


besó.

—¿Cómo de tarde vendrás?

Jungkook suspiró, y parecía pensar sobre ello.

—Espero que antes de que te duermas. Puedes esperarme aquí, si


quieres.

Jungkook podría ser un multimillonario con una gran casa, pero él


todavía había empezado como un niño con casi nada, que había tenido
que conformarse con la mitad de la comida de Seokjin que este había
compartido con él. Él había tenido que hacer eso desde que Jungkook no
podía permitirse comprar su propio almuerzo, o incluso traer algo de
casa.

Debido a esta historia, Jungkook se había instalado en su casa de la


piscina poco después de la compra de la mansión que estaba a sólo cien
metros de distancia. Él la mantenía por las apariencias, y desde que
Seokjin descubrió que era el compañero de Jungkook y llevaba a su hijo,
él prácticamente se trasladó aquí, también. Ellos estaban convirtiendo la
habitación del final del pasillo en un cuarto de niños.

―Definitivamente estaré esperando aquí. Podríamos bajar a nadar a la


piscina desnudos, si puedes llegar lo suficientemente rápido.

190
El resplandor del león estuvo de vuelta en los ojos de Jungkook cuando
él se inclinó a besarle. Él estuvo encantado cuando Jungkook no le
recordó lo que caminar demasiado podía hacer a su salud u otra cosa.
Eso mantuvo el ánimo de la habitación agradable y relajado+

―Volveré.—dijo, y entonces se fue.

191
14

Seokjin no tenía cita con el doctor ese día, por lo que él había tenido su
recorrido por la casa.

Ambos.

Eso fue increíble. La idea de que él tenía todo el espacio para hacer
cualquier cosa que quisiera era vigorizante. Eso no le hacía sentirse tan
encerrado, sabiendo que podía nadar en la piscina, o solo vegetar y ver
la televisión.

Habría sido mejor pasar tiempo con Jungkook, pero aun así, Seokjin
supuso que necesitaba algo de tiempo a solas. Jungkook, también.

Todavía, echaba de menos al hombre.

Determinado a no malgastar el tiempo pensando en eso, Seokjin decidió


que iba a hacer cosas de adulto y disfrutar por sí mismo sin su amante
alrededor, y sin cualquiera que se preocupara por su embarazo.

Se sentía bien no tener que preocuparse por eso, creer que estaban en
esto juntos.

Sam estaba durmiendo en su cama, pero él se levantó cuando Seokjin


apareció por las escaleras, listo y dispuesto a jugar.

―Lo siento, amigo, no puedo,— dijo Seokjin. Él amaba tener combates


de lucha libre con su perro, un pastor alemán, pero desde que estaba
embarazado, bueno, eso estaba descartado. ―Vamos, ¿quieres pavo?

Sam lamió sus labios y rápidamente siguió a Seokjin a la cocina.

192
Seokjin no se suponía que debía caminar demasiado. Él deseaba que
fuera diferente la próxima vez que tuviera cita con su doctor y
mencionara que su apetito era mejor, pero por ahora, él estaba haciendo
un esfuerzo genuino para relajarse y no realizar mucha actividad física.

Excepto por la piscina. La natación era luz verde en la lista del doctor de
cosas que Seokjin podía hacer, y Seokjin amaba aprovecharse de la
piscina que estaba en la gran mansión. Había una fuera, también.
Seokjin no estaba seguro por qué cualquier hombre necesitaba dos
piscinas, pero ellas estaban allí. No tendría sentido tener una casa de la
piscina sin una piscina de exterior, supuso, pero estaba muy fría en esta
época del año para usarla. Eso significaba que podía nadar todo el año
en la piscina de la mansión. Tal vez era eso por lo que Jungkook había
instalado una cubierta; así podría nadar cuando hiciera mal tiempo.

Jungkook supuso que si él tuviera mucho dinero para quemar, podría


simplemente comprar una piscina extra, también. Él no tenía que
preocuparse de limpiar desde que Jungkook tenía todo un equipo para
hacer todas las cosas por él. No es que Jungkook fuera a dejarle, con un
bebé en camino y con las órdenes del doctor.

Seokjin agarró lo que necesitaba del frigorífico y se hizo un sándwich.


Había pavo real en el frigorífico. Cuando Jungkook se había enterado de
lo del bebé había dado todas sus carnes procesadas a Sam, quien
verdaderamente le había adorado ese día, y llenó el frigorífico con solo
verdadera y orgánica carne. Incluso la ensalada de patata venía de
patatas orgánicas.

Gracias a Dios Jungkook olvidó sobre la mayonesa siendo totalmente


mala para todo el mundo. No es como si Seokjin le hubiera dejado tirarla.
Él había estado teniendo un antojo desesperado de esa cosa.

193
Seokjin lanzó un trozo de pavo a Sam, que estaba sentado allí, rogando
como si fuera un perro muerto de hambre.

Seokjin rió. Se puso su chaqueta, agarró un libro de Agatha Christie y


salió con su perro fuera.

Él comió y leyó al lado de la piscina, esperando media hora, luego hizo


algunos estiramientos y brazadas en la piscina.

―Vamos, Sam,— dijo Seokjin, abriendo la puerta de la mansión.

Si permanecía el tiempo suficiente en la piscina, Jungkook podría llevarle


de vuelta a la casa de la piscina para más sexo. Eso sería alucinante.

Los ladridos de Sam hicieron eco en el recinto de la piscina. No era tan


grande como la de fuera, pero era lo suficientemente grande para hacer
algunos ejercicios y entretenerse. Sam estaba nervioso. Él rodeó la
piscina, pero no intentó entrar o beber de ella. Seokjin se olvidó de eso.
Si él atrapaba a su perro olfateando e inclinándose sobre el agua, tendría
que ir a buscarle un cuenco de agua de la buena.

Por ahora, Seokjin suspiró mientras sacaba una silla de jardín y una de
esas pequeñas mesas plegables que estaban en la pared del fondo. Dejó
el libro y la comida en ella, agarró un trozo de sándwich y empezó a
comer y leer.

Comer y leer era un increíble pasatiempo, una de las cosas favoritas de


Seokjin. Él casi había olvidado cómo amaba relajarse de esta manera.
Seokjin no había tenido mucho tiempo para hacer otra cosa que
estresarse sobre de dónde iba a sacar el dinero para el alquiler y la
comida, antes de que Jungkook regresara de nuevo a su vida.

194
Sam se situó al otro lado de Seokjin. Él estaba allí probablemente para
rogar más comida, pero eso estaba bien. Seokjin estaba contento.

Comió su comida, estaba ensimismado con Diez negritos, cuando sus


ojos empezaron a sentirse pesados. Los cerró, pensando que estaba
bien sí echaba una cabezada durante una hora.

Cuando la puerta se abrió de repente, él se disparó en una posición de


alerta. Sam ladró y gruñó, Seokjin nunca había visto el pelo de la espalda
de su perro erizarse tanto, y se giró en su asiento.

Un hombre estaba allí, uno que no reconoció. Un poco más bajo que él y
delgado. Tenía el pelo rubio con raíces castañas y los ojos marrones.1

Él y Seokjin se miraron el uno al otro, como si ambos estuvieran


sorprendidos de ver a la otra persona.

El hecho de que el tipo estuviera desnudo también era una causa de


desconcierto.

―Yo...— Seokjin necesitó un minuto para reaccionar. Él miro a Sam. —


Sam, ¡abajo!

Su voz aguda pareció sacar a su perro de su estado de gruñir. Sam


levantó la vista hacia él, su cola sacudiéndose como si no entendiera por
qué le estaba gritando.

Seokjin se sintió culpable, pero hasta que el tipo no intentara algo,


Seokjin no quería entrar en un pleito, o que alguien tratara de quitarle a
su perro, si Sam atacaba.

―Uh, lo siento por esto,— dijo Seokjin, cuando miró hacia abajo y vio la
polla del hombre de nuevo, recordando que estaba desnudo.

195
Seokjin rápidamente subió sus ojos a su cara.

—¿Puedo ayudarte?

―Oh, mierda,— dijo el hombre, mirando rápidamente alrededor. Él


agarró una toalla de una de las barras y se la envolvió alrededor. Seokjin
se sintió mejor.

―Lo siento, no sabía que había alguien aquí.

―¿No lo sabías?— Seokjin preguntó. Cristo, ¿este tipo estuvo viviendo


en esta casa a la vez que Seokjin y Seokjin no tenía ni idea? Eso era
bastante malo, y del tipo enfermizo.

―¿Sabe Jungkook que estás aquí?—preguntó el hombre. Las cejas de


Jin se elevaron.

—Sí. ¿Sabe Jungkook que tú estás aquí?

El hombre señaló sobre su hombro.

—Tengo una llave de repuesto y una invitación abierta.

¿Él la tenía?

―Lo siento, soy Jimin, por cierto,— dijo Jimin, acercándose y


extendiendo su mano.

Sam gruñó otra vez, y Seokjin no estaba seguro de sí estuvo a punto de


no tomar su mano a causa de Sam o por qué se sentía incómodo.

Él no quería parecer una nenaza, sin embargo, por lo que agarró la mano
de Jimin para darle una rápida sacudida.

Jimin la retiró, sonriendo.

—Así que Jungkook tiene un nuevo amigo, ¿correcto?

196
―Supongo que se puede decir eso.

―Bien.—Jimin rió. —Entonces, ¿cuánto tiempo llevas aquí?

―Un par de meses.

―¿No te ha pateado todavía?

A Seokjin no le gustaba este tipo.

—No. Estoy viviendo aquí con él.

―No, Ya lo sé. He vivido aquí, también. Usualmente le doy un par de


meses, después de que rompemos, antes de volver. Algunas veces hay
alguien, la mayoría de las veces, no.

―¿Alguien, aquí?

Jimin se mantuvo sonriendo.

—Bueno, ya sabes, a un multimillonario no le falta alguien para tener en


sus brazos.1

Este tipo parecía pensar que Jin estaba con Jungkook por el dinero, que
él quería ser un novio trofeo, intercambiando sexo por dinero y regalos.

Ese no era su caso, en absoluto, y Seokjin sonrió cuando él fue capaz de


arrojar alguna luz sobre la situación a este tipo.

―En realidad, soy el compañero de Jungkook. Él y yo estamos juntos,


permanentemente.

La sonrisa en la boca de Jimin se borró.

—¿Qué?

197
―Sip, — dijo Jin, sonriendo mientras pensaba sobre ello, ignorando el
hecho de que empezó como la mierda, cómo Seokjin había dudado de
Jungkook cuando descubrió que estaba embarazado, todo eso.

Cuando Seokjin se enfocó en lo bueno; como en los ojos de Jungkook


cuando hacían el amor, la manera en la que sus labios se sentían
cuando se besaban, eso hizo que Seokjin se calentara y sintiera un
hormigueo en su interior. Le gustaba ese sentimiento. Podría
acostumbrarse a él.

―Eso es imposible. Un cambiaformas solo puede encontrar a su


compañero si él o ella se queda...— Jimin se apagó, y sus ojos se
abrieron de par en par cuando de repente miró al estómago de Seokjin.
Él estaba tratando, probablemente, de determinar si el pequeño michelín
era de gordura o de embarazo.

Seokjin puso su mano sobre él, con instinto de protección, mientras el


tipo permanecía mirando.

—Sí. Estoy embarazado. Soy un hombre embarazado. Todavía estoy


acostumbrándome.

―Oh,— dijo Jimin. —¿Te ha hablado Jungkook sobre mí?

―¿Decirme qué?

―Que yo iba a volver.

Jungkook no le había dicho nada sobre este tipo. El hecho de que Jimin
pareciera pensar que él tenía un lugar en esta casa, incluso después de
enterarse que era el compañero de Jungkook y estaba embarazado de
su hijo, era lo más extraño.

198
―No, él nunca me dijo nada sobre ti. No creo que él supusiera que ibas
a volver aquí.

Sería mejor que él no hubiera pensado que este tipo volvería. Seokjin no
tenía planeado compartir a Jungkook con este tipo rubio-teñido. Con
ningún tipo, de cualquier modo.

Jimin frunció el ceño.

—Tú no entiendes. Él y yo tenemos algo. Nosotros hemos estado en una


relación bastante estable en el último par de años.

―No, tú no entiendes,— dijo Seokjin, sintiendo crecer sus defensas. No


sus defensas, estrictamente, si no el sentimiento de que tenía que
proteger su posición. Principalmente, su reclamo de Jungkook. —Yo soy
su compañero, y estoy embarazado, y tú no eres bienvenido aquí nunca
más.

El ceño en la cara de Jimin se intensificó mucho más.

—El que seas su compañero no significa nada. Él no te eligió.

El hecho de que Seokjin y este tipo no se hubiesen conocido antes


significaba que, que diera en el clavo con los grandes problemas de
Seokjin con las relaciones de Jungkook, tenía que ser una coincidencia.
No había manera de que él supiera sobre la ansiedad de Seokjin sobre
eso, o supiera cuál era el momento justo para usarlo.

―Bien, si él te eligió, ¿por qué te marchaste?— Seokjin preguntó,


recordando la anterior parte de su conversación. —Tú dijiste que cuando
te marchas, le das un par de meses. Eso no es constante. Eso es hoy sí
y mañana no. Tú no tienes una relación con él de ninguna manera.

199
Ahora, parecía que Jimin estaba realmente empezando a cabrearse. A
Seokjin no le importaba. A él incluso no le importó cuando Sam empezó
a gruñir otra vez.

Se le ocurrió a Seokjin que Sam podía conocer a este hombre. Si Jimin y


Jungkook tuvieron algo, incluso un par de meses atrás, Sam habría sido
adoptado por Jungkook cuando Jimin estaba todavía alrededor. Seokjin
estaba, de repente, más receloso de por qué a su perro le disgustaba
este hombre tanto.

―Creo que deberías irte.

―No, yo tengo una habitación aquí. He sido bienvenido aquí por años y
el último novio de Jungkook no va a patearme porque piense que él es
importante.

Seokjin apretó sus puños. La innegable urgencia de correr hacia el


hombre y darle un puñetazo en la cara era fuerte.

Él tuvo que recordarse a sí mismo sobre el bebé, y meterse en una


pelea, que probablemente perdería, no era una buena idea.

Lo que no le detuvo de contemplar seriamente de azuzar a Sam hacia él.

Su estómago estaba empezando a doler por la ira que pulsaba a través


de él.

―¿Sabes qué?—Jin dijo. —De acuerdo. Yo cogeré mi teléfono y le


llamaré, y él te dirá que te vayas.

―Seguro, vete a tu habitación y hazlo. Dile que dije que le estaré


esperando en nuestra cama habitual cuando vuelva.

200
Hijo de puta.
 
Seokjin estaba echando fuego cuando dejó el recinto de la piscina.
Seokjin no iba a vestirse allí con Jimin y sus raíces oscuras, mirando a
Seokjin con esa estúpida sonrisa en su cara. Él se vistió en el vestíbulo,
afortunadamente no fue atrapado por nadie del personal después de que
se pusiera los pantalones sobre el bañador.

Una de las chicas de la limpieza se aproximó y le preguntó qué estaba


mal.

Aparentemente, ella no había visto a Jimin entrar, pero algunos del resto
de personal lo hicieron.

―Todo está bien. Solo necesito coger mi teléfono de la casa de la


piscina. ¿Puedes traer a alguien que intente hacer que ese tipo se vaya?

Él no iba a pedirle que lo hiciera ella, por si acaso Jimin se volvía


violento. Eso, y que a Seokjin le gustaba la idea que un par de tipos con
mano dura, le pusieran de patitas en la calle.

La mujer asintió y se apresuró a salir. Seokjin caminó hacia afuera,


enfadado consigo mismo por olvidar traer su teléfono con él. O incluso su
Tablet, así podría haber mandado a Jungkook un mensaje por Skype.

Él abrió la puerta de la casa de la piscina y dejó a Sam primero. Seokjin


volvió a mirar justo a tiempo para ver a Jimin frunciéndole el ceño.

Seokjin se metió dentro y dio un portazo. La cerró, pero también puso


una silla debajo del pomo en caso de que el gilipollas tuviera una llave de
esta casa, también. Encontró su teléfono y llamó al de Jungkook.

201
No contestó, así que Seokjin se vio obligado a dejar un mensaje en el
contestador.

―Jungkook, ¿quieres decirme quién demonios es Jimin?—Seokjin


espetó, imaginando que estaba gritando a Jungkook en vez de al servicio
de contestador. ―Un tío ha entrado a la casa y me ha dicho que tiene
una cosa contigo y actúa como si estuviera en su propia casa. Será
mejor que sea un loco acosador, o te juro por Dios que me largo de aquí.

La voz de Seokjin se resquebrajó en esta última parte, y estaba luchando


por respirar cuando terminó su perorata. Su garganta estaba cerrada, y
ahora que estaba solo y dando rienda suelta a su ira, fue capaz de darse
cuenta de cómo de abrumador era esto.

Él se dijo a sí mismo que eran las hormonas, que este no era realmente
él, o Jungkook, y Jungkook no podía estar viendo a nadie más a sus
espaldas.

Incluso Jimin había dicho que ellos habían roto. Jimin era solo un
psicópata que pensaba que podía volver cuando le diera la gana a la vida
de su ex- amante. Él era el único loco, no Seokjin.

Seokjin inspiró profundamente, en un intento de forzar la calma dentro de


sí, para que en sus siguientes palabras no se notara lo mucho que
estaba luchando para no llorar.

—Por favor, devuélveme la llamada. Ese tío está todavía en casa. Él dijo
algunas cosas, y yo...

Al parecer, ese fue todo el tiempo que Seokjin tuvo para hablar al
contestador, porque él hizo un pitido y se colgó.

202
Seokjin retiró el teléfono de su oreja y le miró. Él suspiró. De acuerdo,
esto no era tan malo como pensaba que sería. Él podía manejar esto.
Esto era un error y Jungkook estaba probablemente en una reunión o
algo.

Él devolvería la llamada.

Seokjin miró a Sam, quien le miraba con esos ojos tristes, su cola
chasqueando en el suelo donde estaba sentado. Él sentía claramente la
ansiedad de su amo, pero no sabía de qué iba todo esto.

―Vamos. Se supone que debo estar descansando, ―y cuando él y Sam


estaban subiendo las escaleras hacia su habitación y la de Jungkook,
Seokjin se dio cuenta que se había dejado el libro en la piscina. ―¡Joder!
— él dijo, y luego culpó totalmente a las hormonas cuando derramó
algunas lágrimas por ello.

203
15

Seokjin no estaba llorando cuando Jungkook volvió.

Él se había serenado, y ahora solo estaba enfadado, lo que era mucho


mejor. Seokjin prefería estar enojado que herido mientras esperaba a
que Jungkook lo llamara. Era fácil sentirse herido mientras yacía en la
cama, luego comenzó a preguntarse cuántas veces Jungkook y Jimin
habían follado en ella antes de que Seokjin viniera.

Jungkook no le llamó, sin embargo. Él solamente volvió.

Él problema fue que Seokjin se había olvidado de la silla que puso


delante de la puerta, y Jungkook tuvo que golpear con el puño varias
veces, despertando a Sam de la esquina donde estaba acurrucado.

El perro ladró y aulló mientras corría hacia afuera y bajó las escaleras.

Él solo se ponía feliz cuando Jungkook volvía a casa, por lo que Seokjin
supo quién era.

Él gimió y rodó fuera de la cama para contestar a la puerta. Enfadado, no


herido. Enfadado, no herido.1

Él se dijo esto una y otra vez, deseando hacerlo realidad mientras se


tomaba su tiempo para bajar por las escaleras.

―¡Ya voy!— Él gritó cuando Jungkook golpeó a la puerta otra vez.

Seokjin quitó la silla, y como Jungkook tenía una llave, ya había abierto la
puerta, luego entró antes de que Seokjin pudiera alcanzar la manija de la
puerta.

204
Lo primero que hizo fue alcanzar los hombros de Seokjin y agarrarlos
estrechamente.

―¿Estás bien?

―Sí, bien,— dijo Seokjin , alejando las manos de Jungkook.—¿Por qué


no me has llamado?

―Lo hice. Tú no me respondiste,— dijo Jungkook.

Oh. Mierda. El teléfono debió sonar cuando Seokjin estaba en el baño


salpicando agua fría en su cara para parar el maldito llanto.

Y, por supuesto, Jungkook, siendo el perceptivo alfa que era, echó un


vistazo a la cara de Seokjin, tocando con su pulgar el punto justo debajo
del ojo de Seokjin, y pareció notarlo.

―Si te ha hecho daño, le mataré.

Algo del alfa salió con esas palabras. Seokjin vio al león en sus ojos. No
solo en sus ojos, si no que su cara comenzó a cambiar sutilmente.

Seokjin golpeó su mano justo cuando su compañero empezó a formar


sus garras.

—Deja de tratarme como a un niño pequeño.— O peor, como una


indefensa mujer embarazada. —¿Es un asesino en serie o algo? ¿Por
qué iba a herirme?

Jungkook tomó una respiración, su cara volviendo a la normalidad. —Sí,


tienes razón, por supuesto.

―¿Se ha ido?

―Si no lo ha hecho, lo hará en breve. Taehyung se está ocupando de él.

205
Genial. A Taehyung no le gustaba precisamente Seokjin, y Seokjin no
pensaba que quisiera deberle al hombre ningún favor.

―¿Quién era ese tipo? Él dijo que ambos tenían algo.

―Lo hicimos, pero fue en el pasado. Eso es todo lo que fue, ―Jungkook
dijo rápidamente. Él alcanzó la mano de Seokjin, tomándola entre las
suyas y apretando sus dedos tan fuerte que la sangre los abandonó y
comenzó a sentirlos fríos.

Pero Seokjin no los apartó, porque se sentía bien. Se sentía bien tener a
Jungkook tocándole, tranquilizándole, y sí, la parte sádica de Seokjin
estaba incluso feliz de que Jungkook se viera tan asustado. Asustado de
que pudiera marcharse.

Seokjin no iba a torturarle con eso, pero eso casi confirmó que Jimin no
era nada para él que pareciera real.

―No voy a dejarte,— dijo Seokjin. —Lo siento. Solo estaba enfadado, y
ese tipo es totalmente un gilipollas.

Jungkook abrió sus brazos, y Seokjin entró en ellos, abrazando a su


compañero. Jungkook besó su pelo, y Seokjin absorbió esa cálida
sensación que hacía hormiguear su estómago. Él se sintió bien. Él se
sintió realmente bien.

―Yo no quería decir eso.—Dijo Jin, solo porque el todavía sentía la


necesidad de tranquilizar a su amante sobre que él no iba a marcharse.

―Sé que no querías,— dijo Jungkook.

―Quiero decir, si resulta que tú estuvieras viendo a algún tipo a mis


espaldas, entonces sería una historia diferente.

206
―Nunca,— Jungkook dijo, sus brazos apretándose alrededor de Seokjin
de una manera que se sintió protectora y posesiva. —Tú eres mío. Tú
siempre lo has sido. Él vino y se fue antes de que te trajera a esta casa.
Con tu embarazo, vigilando tu salud... lo siento, yo no pensé que pudiera
volver aquí. Yo debería haberlo sabido.

Eso tenía sentido. No era solo el hecho de que Jungkook fuera un


multimillonario con un millón de responsabilidades con las que lidiar, sino
que encontrar a Seokjin inconsciente en el suelo del baño no debía haber
sido muy agradable, tampoco.

Así fue como nos enteramos de lo del embarazo. Seokjin pensó que


simplemente había estado enfermo por unos cuantos días. Jungkook
había vuelto a casa una noche desde el trabajo para escuchar los
ladridos de Sam y tener que reventar la puerta de la habitación de
Seokjin.

Seokjin había caído inconsciente en el baño, al lado del retrete, después


de haber tenido mucho dolor. Eso era parte de la razón por la que se
suponía que tenía que tomar las cosas con tranquilidad, evitando el
estrés. Con todo lo que estaba pasando, tenía sentido que Jungkook se
hubiera olvidado de su ex-amante quien todavía tenía una llave de la
casa.

Seokjin se rió.

—Supongo que estaba un poco preocupado. Coloqué la silla trabando la


puerta en caso de que tratara de abrirla y entrar.

Jungkook la miró, y sonrió, sacudiendo su cabeza.

—Jimin no tiene una llave de la casa de la piscina. Nunca le traje aquí.

207
―¿De verdad?

Jungkook asintió, todavía sonriendo.

—Este es mi hogar. Yo nunca invité a nadie más, excepto tú, a él no.

Oh Dios, él no acababa de decir eso. Todo el calor y el afecto que


Seokjin había sentido en toda su vida por este hombre se agruparon en
su pecho y simplemente explotaron hacia el exterior. Hubiera sido
asqueroso si hubiera sido algo literal, pero era algo que sentía y tenía
que actuar en consecuencia antes de perder la cordura.

Seokjin estiró sus brazos, poniéndolos alrededor del cuello de Jungkook


y tirando de él hacia abajo para un beso que rápidamente se volvió más
profundo y persistente.

Jungkook no pareció sorprendido. Por supuesto, él mantuvo la calma,


enredó los dedos por el cabello de Seokjin, sus labios se presionaron
respondiendo al beso de Seokjin, giró su barbilla en el ángulo justo para
persuadir a la boca de Seokjin para que se abriera.

Y Seokjin estaba de repente pegándose al cuerpo del hombre. Él había


estado muy molesto. Él había pensado que estaba enfadado, pero en
realidad, él había estado aterrorizado. Aterrorizado de que sus peores
pesadillas se volvieran realidad, enfrente de él, con la llegada de Jimin.

Cuando Seokjin había descubierto su embarazo, él había desconfiado


inmediatamente de la reacción de Jungkook. Jungkook había invitado a
Seokjin a vivir en esta casa básicamente para tener a Seokjin cerca, y
vengarse por la manera de mierda que Seokjin había roto su relación en
la secundaria, Seokjin había estado bajo presión, de la peor manera
posible, con su padre, y él había tenido mucho dolor físico después de
que su padre le hubiera apuñalado. Cuando él había llamado a Jungkook
208
engendro delante de toda la escuela, la mayoría de los cuales no
aceptaban a los cambiaformas, Jungkook no pudo perdonarle.

Había sido, básicamente, la misión de Jungkook arruinar la vida de


Seokjin, y estaba teniendo éxito.

Seokjin estaba a punto de ser pateado en el culo y lanzado fuera de su


apartamento, por ir atrasado en el alquiler, cuando Jungkook apareció,
haciéndose cargo de su deuda y llevándoselo con él.

Con la condición de tener sexo, por supuesto.

Algunas veces, Seokjin sentía que Jungkook era diferente cuando habían
follado. Estaba en la manera en que Jungkook le sostenía, le besaba, le
tocaba. Estaba en todo, pero Jungkook todavía seguía siendo distante.

Entonces pasó lo del embarazo, probando que Seokjin era el compañero


de Jungkook, la persona con la que estaba destinada a pasar el resto de
su vida amándola y protegiéndola, Jungkook había hecho un giro de
ciento ochenta grados en la manera que trataba a Seokjin. Él de repente
parecía tan feliz, muy ilusionado de ser padre, pero Seokjin desconfiaba
todavía y era cauto con respecto a él.

Él había pensado que solo era otro truco, algo para bajar la guardia de
Seokjin hasta después de que el bebé naciera. Él pensó que Jungkook
podía quitarle el niño y acabar con los derechos parentales de Seokjin.

El hecho de que Seokjin había estado aceptando pago por sexo, y por lo
tanto era una prostituta sin licencia, haría más fácil para Jungkook hacer
eso.

209
La idea todavía le aterrorizaba. Seokjin había tratado, en un principio, de
no coger cariño al feto en su interior, solo para protegerse de una
angustia potencial.

Pero luego Jungkook había tratado, lentamente, de convencerle. Seokjin


vivía en la casa de la piscina con él y su perro, y todo parecía genial.

Entonces vino Jimin, y todos esos miedos que Seokjin había estado
tratando de mantener ocultos volvieron a ser el centro de su universo.

Ahora que Jungkook estaba aquí, y fue capaz de explicarlo. Seokjin fue
realmente capaz de relajarse.

Eso, y este beso estaban haciendo su cuerpo calentarse. Él se encontró


a sí mismo tirando del caro traje negro que Jungkook llevaba puesto y
empujándole hacia la sala de estar. Había un bonito sofá de cuero allí
que era del tamaño justo para lo que Seokjin tenía en mente.

Jungkook se separó del beso, sonriendo a Seokjin mientras era


conducido hasta la otra habitación.

—¿Hay algún sitio al que quieres ir?

―Sala de estar,— Jin dijo.

―¿Por qué, quieres ver la televisión?

Él sabía exactamente lo que Jin quería, y Jin le gruñó.

―Jungkook.

Jungkook se rió y luego se inclinó para besarlo otra vez. Entraron en la


sala de estar, y Jungkook acababa de sentarse en el sofá cuando puso
una de sus rodillas al lado de la cadera de Seokjin, inclinándose sobre él,
besándole otra vez, su fuerte mano entre las piernas de Seokjin, frotando

210
su polla a través de los vaqueros y calentándole por encima de su
cuerpo.

Seokjin gimió, sosteniendo firmemente el brazo y hombro de Jungkook


mientras le devolvía el beso, empujando su polla a la fricción de su
mano.

Luego hubo otro fuerte golpe a la puerta, y ellos se separaron


súbitamente.

El corazón de Seokjin se paró. Él inmediatamente pensó en Jimin,


viniendo a gritar y a demandar respuestas.

No era la voz de Jimin la que le llamó. Era la de Taehyung después de


golpear otra vez.

―¡Hey, Jungkook ! ¡Saca tu culo aquí! Tu ex está siendo un dolor en el


culo.— Seokjin gimió y disparó una mirada asesina a la puerta.

―Bonita manera de arruinar el momento.

―Supongo que sí,— dijo Seokjin .

La verdad es que estaba tan malditamente caliente que él todavía podía


tener sexo justo ahora, incluso si Taehyung y Jimin estuvieran fuera
aporreando la puerta.

―¡Jungkook!

Jungkook maldijo.

—¡Ya voy!

Jungkook volvió a mirar a Seokjin.

211
—Mantén el ánimo. Necesito ir y explicar algunas cosas a Jimin. Volveré
justo después.

Jin gimió.

—Por favor, date prisa,— dijo. Él se retorció en su asiento, y eso fue


suficiente para hacer que su polla palpitara y sus vaqueros se
presionaran contra su erección.

Sí, él, definitivamente, no había acabado con Jungkook todavía.


Jungkook le dio un beso rápido y se levantó.

―No toques eso mientras voy fuera. Es mío.

―¿Qué? Tú no puedes decirme que haga eso.


Los ojos de Jungkook destellaron, y Seokjin tembló cuando vio al león en
ellos. —Yo estoy diciéndotelo,— dijo.

Seokjin gimió lastimeramente y se hubiera corrido, justo entonces, ante la


orden si él no hubiera estado luchando contra ello tan duramente. ―Solo
vuelve rápido,— dijo, las palabras saliendo con un quejido.

Jungkook le giño un ojo. ¡Él le hizo un guiño!

Luego se fue para hacerse cargo de su pequeño problema.

...

Jungkook estaba más allá de cabreado cuando dejó la casa de la piscina.


Jimin. Esa maldita plaga. Jungkook debería haber sabido que volvería. Él

212
no había esperado que en algún momento, siempre volvería cuando
Jungkook no fuera a por él.

No había estado mintiendo a Seokjin, sin embargo. Con la noticia del


bebé, la revelación de que Seokjin era su compañero, y el duro despertar
que trajo consigo, Jimin había sido la última cosa en su mente.

Taehyung cruzó sus brazos mientras caminaba a su lado.

—Sería mejor que esa mirada no sea para mí.

―No lo es,— dijo Jungkook.

Él entró en la casa principal, con Taehyung, por la parte trasera, y


Jungkook esperaba encontrar a Jimin arriba, en su habitación. La
habitación que Jungkook había dado a Jimin para su uso personal, cada
vez que él venía aquí.

Él no tuvo que subir las escaleras. Taehyung le llevó a la sala de estar, y


Jimin estaba sentado en el sofá. Él estaba vestido, afortunadamente.
Habitualmente él se mostraba desnudo.

Jungkook realmente deseó que él no hubiera caminado hacia Seokjin


desnudo.

Tendría que preguntarlo más tarde.

Los brazos de Jimin estaban cruzados defensivamente sobre su pecho,


sus piernas cruzadas. Parecía que estaba tratando de cruzar todo su
cuerpo. Los ya enojados ojos de Jimin se estrecharon en pequeñas
rendijas cuando Jungkook apareció en la habitación.

―¿Tienes algo que quieras decirme?— Pregunto Jimin. —¿O vas a traer
a tu perro para hacerlo, de nuevo?

213
Taehyung gruñó. Jungkook sintió que tenía que hablar sin pelos en la
lengua. —No hay nada aquí que sea tuyo. Necesitas salir de mi casa.

―No estoy en tu casa, aparentemente,— Jimin espetó. —Tú viviste en


esa maldita casa de la piscina todo el tiempo que estuvimos saliendo, no
me dejabas entrar a verte, ¿pero él tiene una llave del lugar?

―Él es mi compañero,— dijo Jungkook . Esto era irritante, pero él tenía


la sartén por el mango. No dejaría que Jimin apretara sus botones y le
hiciera enfadar. Él solo tenía que sacar al hombre de aquí lo más rápido
posible. Esa era la única cosa que necesitaba hacer, entonces él podría
volver con Seokjin.

Jimin le miró por unos largos segundos, su boca presionada en una fina
línea antes de que se pusiera sobre sus pies. —Tú, ¡jodido bastardo!
¿Qué pasa conmigo?

―¿Qué pasa contigo?—Jungkook preguntó. ―Tú me diste boleto. Yo no


rompí, exactamente, tu corazón.

―Ya veo. Yo no rompí el tuyo, tampoco,— Jimin disparó de vuelta.


Jungkook no estaba seguro de si eso se suponía que era un insulto o no.

¿Jimin estaba molesto porque Jungkook no estuviera suspirando por él?


Eso no parecía ser cierto, pero Jimin era del tipo de hombre que
disfrutaba siendo el centro de atención.

Podría ser que Jungkook se estaba perdiendo algo. Tal vez Jimin se
implicó más de lo que Jungkook pensaba. Podía haberle engañado.

―Jimin, tú nunca diste una pista de que querías más que solo follar.
Nosotros solo estábamos divirtiéndonos. Tú me dejaste porque dijiste
que no tenía suficiente tiempo para ti y tú encontrarías a alguien más.

214
―Yo dije eso todo el maldito tiempo, ¡gilipollas!

Jungkook todavía no entendía porque él era el gilipollas en esta


situación, y a él realmente no le importaba ya.

― Jin es mi compañero, él está llevando mi hijo, y más que toda esta


mierda, yo lo amo.

―Oh, lo que sea, tú solo...— Jimin se apagó. —Jin... ¿tú no estás


hablando de ese Jin, el niño con el que solías estar en la secundaria, no?

Jungkook podía prácticamente sentir a Taehyung taladrando su nuca.

Jungkook estaba borracho, con Jimin una noche, un par de noches en


realidad, pero fue una de ellas cuando Jimin le había preguntado, por
enésima vez, por su pasado, y estúpidamente Jungkook finalmente se lo
contó.

No todo, pero justo lo suficiente para que Jimin se diera cuenta de esto
ahora.

Y Jungkook estuvo callado demasiado tiempo, al parecer, porque fue lo


suficientemente largo para que Jimin se diera cuenta de que tenía razón.

―Tienes que estar gastándome una puta broma. Nosotros tenemos una
cosa en marcha, ¿pero en el segundo que ese gilipollas vuelve a tu vida
te deshaces de mí por él?

―De acuerdo, tú pareces tener una memoria más corta de lo que


pensaba porque, por enésima vez, tú me dejaste a mí la última vez, y él
no es un gilipollas.

―No, tienes razón. El solamente te llamó engendro enfrente de toda una


escuela de humanos paranoicos sobre los cambiaformas, y cortó contigo

215
sin una explicación. Eso es definitivamente la señal de alguien que no es
un gilipollas.

Seokjin había tenido sus razones. Jungkook supo eso ahora. La cicatriz
en la espalda de Seokjin era la principal.

También, Jimin sentado en su casa y llamando a su compañero gilipollas,


era demasiado. Él sintió al león salir rugiendo, a la vida, desde dentro de
él, y Jungkook se lanzó hacia delante, agarrando a Jimin por detrás del
cuello.

―¡Hey!— Jimin gritó, sonando con el punto justo de miedo, para que
Jungkook hiciera retroceder al león.

Él no se dio cuenta de que sus bigotes y garras estaban empezando a


salir, y a pesar de cuanto le estaba cabreando Jimin, Jungkook no quería
arañar, o dañar seriamente, a un ser humano.

Él aflojó su agarre, pero todavía tiró de Jimin hacia fuera de la sala de


estar hasta el final del pasillo, los pies de Jimin prácticamente no tocaban
el suelo.

―¡J-Jungkook! ¡Kook, vamos! ¡Déjame ir!

―No me llames así. Y no vuelvas aquí.

―¡Tomé un taxi hasta aquí!

―No me importa,— Jungkook soltó. Él abrió la puerta y empujó a Jimin


fuera de ella.

―Jungkook, ¡Te amo!

216
―No, no lo haces.— Jungkook le dio con la puerta en las narices. Jimin
golpeó con los puños en el otro lado, llamándolo. Jungkook lo ignoró.
Taehyung sacudió su cabeza, acercándose a él.

―Te dije que no me gustaba.

―A ti nunca te gusta nadie.

―Pero él era un excepcional dolor en el culo,— Taehyung dijo, su nariz


se arrugó mientras hacía una mueca desdeñosa hacia la puerta, como si
él pudiera ver al hombre detrás de ella. —¿Qué has visto alguna vez en
él?

Jungkook no había sabido lo que era, al principio.

Sus personalidades definitivamente no cuadraban, eso era seguro. Jimin


había sido una divertida distracción, a veces, y Jungkook había hecho el
número del novio-rico comprándole caros regalos y llevándoselo de viaje.
El sexo había sido bueno, también.

No fue hasta altas horas de la noche, cuando Jungkook había estado lo


suficientemente borracho como para hablar de que él parecía haberse
dado cuenta de que era. Le había hablado de Seokjin a Jimin, y se había
dado cuenta de cómo Jimin se parecía un poco a Seokjin si él
simplemente dejara de maltratar su pelo, con tantos colores diferentes,
todo el tiempo.

Jimin se había parecido a Seokjin. Eso era lo que Jungkook vio en él, y él
nunca iba a decírselo a Taehyung.

―¿Y bien?— Taehyung preguntó.

217
―Por favor, déjalo. —Jungkook suspiró y sacó su teléfono. Él llamó a un
taxi y le dio la dirección para que buscara a Jimin. A continuación llamó a
un cerrajero para que viniera a cambiar las cerraduras.

―¿Dónde vas ahora?— Taehyung preguntó mientras Jungkook pasaba


a su lado. ―A pasar tiempo con mi pareja.

Y, con suerte, reparar el daño que Jimin había hecho. Jungkook acababa
de recuperar a Jin, ellos estaban finalmente en la misma página, y la
última cosa que necesitaba era un celoso ex novio danzando alrededor,
añadiendo un drama innecesario a todo.

218
16

Cuando Jungkook regresó a la casa de la piscina, Seokjin estaba


tocando su polla. No solo tocándola. Él estaba masturbándose de lleno,
en el sofá. Las cortinas estaba todas cerradas, pero aun así, había algo
interesante en ver a su amante proporcionándose un orgasmo a sí
mismo, la manera en que su mano se movía arriba y abajo por la longitud
de su polla cuando él no se daba cuenta de que Jungkook estaba justo
allí, viéndole.

Él era hermoso. Esa era lo que pasaba con él.

Mientras se retorcía en el placer que se estaba dando a sí mismo,


Jungkook no podía apartar la mirada. Él estaba paralizado, y a pesar de
que ordenó a Seokjin que no tocara su polla mientras estaba fuera, él no
pudo evitar querer ver más de esto.

Tal vez le pediría a Seokjin que lo hiciera otra vez cuando él estuviera
mirando, porque justo ahora Jungkook tenía otra cosa con la que tratar.

Como con la polla de Seokjin, por ejemplo. Eso era lago que él quería
manejar justo ahora.

Seokjin se dio cuenta de que Jungkook estaba allí antes de que este se
anunciara a su compañero. Jin volvió su cabeza, sus vidriosos ojos
marrones clavándose en Jungkook. Él sonrió suavemente, su mano
haciendo un círculo alrededor de su polla mientras la otra tocaba y
acariciaba sus pezones bajo su camiseta.

―Pensé que te había dicho que no tocaras eso,— dijo Jungkook.

219
Seokjin le sonrió.

—Lo sé.

Una fina línea de sudor estaba formándose en su cara y garganta. En


ese momento, Jungkook se dio cuenta de que Seokjin estaba consciente
de que Jungkook había estado allí. Jungkook no estaba seguro por
cuánto tiempo, pero ahora él estaba excitado. Ahora él estaba más que
un poco ansioso, y su pene se endurecía mientras pensaba cómo hacer
a Seokjin gemir y suspirar por él, en lugar de por su propia mano.

―Para ser honesto,— dijo Seokjin, tragando, sus ojos cerrados antes de
que los abriera y mirara a Jungkook, —Un poco de mí quiere ver que
harás para castigarme.

La polla de Jungkook no solo saltó. Él casi se corrió mientras sentía sus


testículos estrecharse y cada nervio de su cuerpo encenderse con fuego
y electricidad.

Seokjin gimió.

—Joder, puedo sentir como de excitado estás. ¿Es eso... es eso normal?
¿Es eso parte del acoplamiento?

Jungkook asintió, y como no iba a ir a la oficina esta noche, él se quitó la


corbata, deslizándola por su cuello. Él la lanzó en la esquina, mirando la
manera en que los ojos de Seokjin permanecieron en la corbata.

―¿Te gusta eso?—Jungkook preguntó, trabajando en la chaqueta, luego


se desabotonó mientras Seokjin asentía.

―El lanzamiento de la corbata es muy caliente. La próxima vez tienes


que dejarme quitártela.

220
Jungkook se inclinó sobre su amante. Le dio una sonrisa maligna,
ansiosa y con todos los tipos de felicidad y excitación.

―Tal vez lo haga. La próxima vez. Y solo si haces lo que te diga.

Seokjin gimió, y se acercó, su boca buscando un beso.

Un beso que Jungkook no quería darle todavía. Él retrocedió justo


cuando los labios de Seokjin estaban a punto de hacer contacto.

Seokjin abrió sus ojos, confusión y un poco de dolor en ellos. Suficiente


para que Jungkook lo hubiera creído si él no estuviera perfectamente
consciente de que su compañero estaba tratando de manipularlo
emocionalmente.

―Ah, ah,— dijo. —Tú has sido malo, ¿recuerdas?

Seokjin gimió.

—Vamos,— rogó.

Jungkook sonrió.

—No voy a hacerte sufrir por demasiado tiempo,— dijo, luego se puso
serio. —Jimin está fuera de la casa. Las cerraduras están siendo
cambiadas y Taehyung se está ocupando de los detalles por mí.

Seokjin sonrió suavemente hacia él. Puso una mano en la nuca de


Jungkook. ―Gracias.

Jungkook respiró aliviado.

—Yo soy el único que debería darte la gracias, —dijo él. —Agradecerte
que no salieras de aquí cuando él apareció.

221
Seokjin mordió sus labios y sacudió su cabeza. Él no dijo nada, Jungkook
deseó que lo hiciera, pero él podía decir que era una de las cosas que
Seokjin simplemente no podía dejar salir lo que realmente quería decir.

Eso estaba bien. Jungkook podía esperar, con tal de que Seokjin se
quedara allí, siempre y cuando no se marchara de nuevo, Jungkook
podía manejarlo.

―Cuando él apareció en la piscina,— dijo Seokjin, humedeciendo sus


labios. –Él dijo cosas sobre ti, y yo estaba... yo estaba tan malditamente
celoso. Yo quería enfrentarme a él, pero no podía porque...— Jin se
apagó.

Él no necesitaba terminar.

―Tú no querías entrar en una pelea mientras llevaras al bebé.

Seokjin asintió, su cara era una sombra rojo brillante, y todo el rastro del
divertido juego que estaban jugando desapareció casi completamente en
ese momento.

Jungkook se inclinó y besó a su compañero. Él dejó que sus labios se


unieran completamente en un suave y lento balanceo. Jungkook inclinó
su cabeza hacia un lado, usando su barbilla para empujarse contra la de
Seokjin. Él persuadió a la boca de su compañero a abrirse para él,
permitiendo que la lengua de Jungkook se deslizara adentro.

Seokjin gimió otra vez, un suave sonido que volvió salvaje por el deseo al
animal dentro del cuerpo de Jungkook.

Él agarró las caderas de Seokjin, y Seokjin exhaló una aguda respiración


de sorpresa a través del beso que compartían, cuando Jungkook le subió

222
a su regazo. Ahora Jungkook estaba de rodilla en el sofá, y Seokjin
estaba montado a horcajadas sobre él.

―Cierra los tobillos alrededor de mi cintura,— Jungkook ordenó, su voz


era un profundo, retumbante ronroneo.

Seokjin se estremeció y suspiró, hacienda rápidamente lo que le había


dicho.

—Yo... yo me preparé a mí mismo cuando te fuiste.—dijo Seokjin. Miró


hacia un lado. Y Jungkook hizo lo mismo. Vio el lubricante en la esquina
del sofá, oculto por el brazo de este. —Eso es por lo que estaba
tocándome. Quería estar listo cuando volvieras, pero luego se sintió tan
bien y yo tuve que seguir...

Jungkook le besó otra vez, antes de que él pudiera seguir balbuceando


más. Él gimió a través del beso, porque, Dios, eso era tan malditamente
sexy. La imagen mental de Seokjin empujando sus dedos en su agujero,
extendiéndose a sí mismo para la polla de Jungkook, que luego se
volviera tan excitante lo que estaba haciendo que necesitara seguir con
ello...

Era un maravilloso pensamiento.

Jungkook gimió mientras se separaba.

—Dios, la próxima vez déjame verlo.

El cuello y la cara de Seokjin estaban todavía de un rojo brillante. Sus


orejas prácticamente brillaban, y eso le hizo más adorable.

Ellos iban a hacer esto con Jungkook con la mayoría de la ropa puesta, y
con Seokjin con los calcetines puestos, porque Jungkook no tenía la
paciencia de desnudarse en este momento.

223
Él puso a Seokjin un poco más arriba de su cuerpo. Seokjin dio un grito
apagado, pero Jungkook fue rápido cuando presionó la corona de su
erección en el agujero de Seokjin.

Seokjin suspiró y tembló. Él se había preparado a sí mismo, bien. Él


estaba resbaladizo y húmedo, haciendo más fácil a la cabeza de la polla
de Jungkook atravesar la primera resistencia.

Todo lo que tenía que hacer era esperar a la segunda resistencia para
relajarse.

Seokjin estaba bien. Él suspiró mientras su cuerpo aceptaba rápidamente


la polla de Jungkook, y luego toda la longitud del pene de Jungkook fue
empujada dentro del cuerpo de Seokjin, ensanchando ese caliente,
estrecho agujero.

Jin echó su cabeza hacia atrás, su cuerpo temblando mientras liberaba


un necesitado y entusiasta sonido.

―Oh, bebé,— Jungkook dijo cuándo el culo de Seokjin estaba


presionado, ajustadamente en sus caderas.

Se sentía tan bien. Jin siempre se sintió bien, pero se había vuelto mejor
desde que Jungkook se enteró que eran compañeros.

Era como si estuviera destinado a ser más que solo el apareamiento.


Seokjin era su amante, su mejor amigo, y su alma gemela. Oh sí, y el
sexo con él era increíble y frecuente. Eso fue como ganar la lotería.

Era mejor que ser tan rico como él era.

Y lo decía en serio.

224
Seokjin, como el mocoso impaciente que era, estaba ya moviéndose y
contoneando sus caderas antes de que Jungkook tuviera la oportunidad
de preguntar si él estaba bien.

Suponía que no tenía sentido preguntar si Seokjin estaba tan ansioso


que ya se había puesto en marcha.

―Quiero que te corras dentro de mí,— dijo Seokjin, rebotando arriba y


abajo de la longitud de la polla de Jungkook, echando su cabeza hacia
atrás y gimiendo. —Joder, puedo sentir que me tocas en cada lugar
dentro de mí.

Y Jungkook podía sentir el estrecho agarre del agujero de Seokjin en su


polla. Era como un guante de terciopelo, mejor que una docena de
lenguas lamiendo su eje, desde la base hasta la punta, al mismo tiempo.
Jungkook no podía tomar nada más a cambio de esto.

Y si el guante se ajustaba, ¿por qué no usarlo?

Jungkook se rió de su propio chiste estúpido que había hecho en su


cabeza. Seokjin abrió los ojos y le miró. Él le devolvió la sonrisa a
Jungkook, y en este momento, él fue el primero en iniciar el beso.

Jungkook se derritió en el beso, de la misma manera que se había


derretido en todos los besos anteriores. Él dejó que Seokjin se burlara de
sus labios deslizando la lengua por el pliegue. Jungkook abrió su boca,
chupando la lengua de Seokjin dentro de su boca, suprimiendo su
naturaleza alfa, dentro de él, que le demandaba ser el único que tomara
el control de esto.

Solo un poco más. Él quería sentir ese suave, tranquilo desliz de la


lengua de Seokjin en su boca por solo un poco más de tiempo.

225
Jungkook gimió cuando la suave caricia de la lengua de Seokjin paró de
repente de hacer dibujos en su boca.

Al menos, eso era lo que sentía cuando Seokjin de repente, se retiró.


Jungkook abrió los ojos, mirando a su amante, quien estaba sonriéndole
mientras rodeaba sus caderas, empujándose adelante y atrás, con
empujes todavía lentos y fuertes.

―Bésame justo así,— dijo.

Jungkook lo hizo. Él gimió mientras sus bocas se encontraban, y el león


dentro de él ronroneó mientras empujaba su lengua entre los llenos y
dispuestos labios. Él gimió otra vez cuando Seokjin la chupó, y Jungkook
no pudo evitar la forma en que su agarre se estrechó en las caderas de
Seokjin. Él iba a correrse rápido, pero eso estaba bien. Él tenía más para
dar, y justo ahora solo quería hacer a Seokjin rogarle por que se corriera
dentro de él.

Jungkook sostuvo fuertemente los muslos de Seokjin, apoyándose en el


agarre de Seokjin en los hombros de Jungkook para mantener el
equilibrio, mientras golpeaba sus caderas hacia delante y hacia atrás.

Su beso se paró cuando Seokjin gimió ante el repentino pinchazo de


placer dentro de él. La manera en que Jungkook lo follaba, retrocediendo
y manteniendo la postura por medio segundo antes de empujar fuerte
hacia delante, golpeando sus caderas juntas en un irregular ritmo, hizo a
Seokjin gemir tan hermosamente por él. Hizo sonidos de gemidos
desesperados, agudos gritos, y trató de empujarse contra las caderas de
Jungkook, pero eso hizo enloquecer el ritmo aún más.

Lo cual era bueno. Eso lo hacía mejor. Mucho mejor.

226
Seokjin continuó dando besos en la boca a Jungkook. Ellos nunca
durarían mucho gracias al ritmo y a la manera en que Seokjin rebotaba
en el regazo de Jungkook. Además de eso, la cara de Seokjin se
mantuvo lo suficientemente cerca que Jungkook podía sentir su cálido
aliento resoplando contra su cuello y pecho. Sus narices permanecían
tocándose durante casi todo esto, y Jungkook chupó un lado de la
garganta de Seokjin.

De repente, él fue golpeado por el deseo de dejar un chupetón en


Seokjin, justo como en los viejos tiempos, cuando se volvieron amantes,
y nada se veía más sexy en ese momento que hacer justo eso.

Así que, él lo hizo.

Jungkook sintió sus bolas estrecharse, sintió el placer hinchándose


dentro de él, explotando fuera de él mientras lamía y chupaba el lado de
la garganta de Seokjin.

Jungkook gimió. Seokjin gimió, también, enrollando sus brazos


fuertemente detrás del cuello de Jungkook, todavía empujándose duro y
fuerte contra él, y este momento fue más salvaje y más duro, ya que
Jungkook estaba jodiéndole con todo, expulsando todo el placer que
podía salir de sí mismo, dentro de Seokjin.

Hubo algo animal en el placer que obtuvo por correrse dentro de su


compañero. Era como si estuviera reclamando a Seokjin cada vez que
hacía eso, y eso era bueno. Siempre era bueno, pero en este momento
era mucho mejor que bueno. Luego el ritmo de los empujes de Jungkook
se ralentizó.

227
Él se ordeño a sí mismo hasta que nada más podía salir. Jungkook sintió
un pequeño dolor, pero él estaba todavía duro. Él podía correrse otra vez
si seguía empujando y retrocediendo en ese estrecho agujero.

Y Seokjin estaba rogándole tan maravillosamente para que siguiera. —


Oh, joder, por favor, no pares. Estoy cerca, Kook, estoy cerca.

Así que eso es lo que hizo. Jungkook le dio una sonrisa torcida mientras
inclinaba sus caderas más cerca. Su polla y sus bolas estaban sensibles,
pero pronto se olvidó de eso mientras se enfocaba en disfrutar de los
sonidos de su compañero gimiendo por él. Jungkook lo jodió más
lentamente esta vez.

Él quería sacar todo el placer de Seokjin ahora que había admitido estar
tan cerca del orgasmo.

―¿Justo así?

Seokjin asintió, sus ojos estrechamente cerrados, su cabeza echada


hacia atrás. Él no contestó. O tal vez lo intentó y se convirtió en este
largo, estrangulado gemido que dejó salir.

Esa era la mejor opción, y Jungkook iba a quedarse con ella.

Él miró hacia abajo mientras se sostenía fuertemente a las caderas de


Jungkook. Joder, sus garras había empezado a salir y habían perforado
la piel de Seokjin. Él retrajo sus garras, enfocándose en sostener los
muslos de Seokjin con sus dedos en lugar de sus uñas.

Cada vez que Seokjin trataba de empujar sus caderas duro y rápido
contra la polla de Jungkook, Jungkook lo sujetaba fuertemente,
impidiéndole que se moviera.

―¡Vamos, por favor!— Seokjin rogó.

228
―No,— dijo Jungkook. —Tú te corres cuando yo diga, ¿entendido?

―Oh, Dios.

Jungkook iba a tomar esto como un sí.

Demasiado pronto comenzó a sentir esa lenta acumulación presentarse,


y Jungkook sintió su propio orgasmo a su alcance. Todo lo que tenía que
hacer era dejarlo ir, tirar a Seokjin sobre el sofá, envolver sus tobillos
alrededor de sus hombros, y joderlo hasta que ambos se corrieran a la
vez.

En realidad, eso no sonaba como una mala idea.

―¡Ahhg!

Seokjin gritó cuando Jungkook repentinamente lo giró y empujó su


espalda contra el sofá.

—Quédate ahí,— dijo Jungkook, tratando de mantener su polla dentro


del culo de Seokjin mientras colocaba sus tobillos sobre sus hombros.

Se abrazó con fuerza a los muslos de Seokjin, y sintió el estremecimiento


de aprobación que Seokjin dejó salir, vio el brillo de sus ojos mientras
empujaba hacia delante rápido y fuerte.

Esta vez ellos iban a correrse juntos.

Seokjin alcanzó su polla, sacudiéndosela rápido, gimiendo y cerrando


sus ojos.

―Justo allí. Justo así,— él gemía, su voz cambiando a un tono más alto
mientras gemía la última parte.

229
Jungkook sintió la necesidad de doblar a su compañero por la mitad,
para que realmente tomara todo mientras lo follaba, pero se recordó lo
del bebé, y como no podía hacer eso.

Eso estaba bien, esto todavía era bueno, y, joder, él estaba tan cerca,
estaba justo allí.

Jungkook no pudo evitarlo, y algo del animal dentro de él salió libre. Él se


sintió salvaje y vivo mientras empujaba duro y rápido, gruñendo y
gimiendo mientras el agujero de Seokjin se apretaba alrededor de su eje,
apretando su polla firmemente, mientras Seokjin gemía con un sonido
largo y alto, viniéndose sobre su estómago y pecho.

Fue el aroma de su esencia y el placer, combinado con el estrecho


agarre de su resbaladizo agujero, lo que condujo a Jungkook sobre el
borde otra vez. Él se corrió dentro de su amante, derramándose una
segunda vez, reclamándole una segunda vez, y Jungkook se quedó sin
aire antes de que terminara empujando y derramando hasta la última
gota de placer fuera de él.

Las caderas de Jungkook empezaron a sacudirse. El placer se volvió


incomodidad, pero él no pudo parar la forma en que su cuerpo
continuaba empujando hacia delante y hacia atrás.

Finalmente, él no tenía nada más para dar, y Jungkook dio un grito


apagado, desplomándose. Debido a que era la cosa más cerca de su
boca, Jungkook dejó un suave beso en el tobillo de Seokjin, luego lo
acarició.

Seokjin se retorció y rió. —Eso hace cosquillas.

―Bien,— dijo Jungkook. —Si tuviera la energía, yo podría decidir


torturarte con cosquillas ahora mismo.
230
―Eres ruin.

―No, no lo soy,— dijo Jungkook, y con delicadeza quitó los tobillos de


Seokjin de sus hombros y se movió para tumbarse con él. El sofá era
cómodo y ancho, pero todavía era una necesidad, para un alfa
cambiaformas-león, acurrucarse con su compañero.

Jungkook hizo el movimiento. Besó el hombro de Seokjin, luego su cuello


antes de establecerse, un profundo ronroneo vibró a través de su pecho
cuando inspiró profundamente y se mantuvo en la calidez del cuerpo de
Seokjin.

Las puntas de los dedos de Seokjin acariciaron arriba y abajo de los


brazos de Jungkook. El toque era reconfortante y muy suave, Jungkook
apenas lo sintió a veces.

―No te había oído ronronear así por mucho tiempo,— él dijo.

Jungkook abrió sus ojos.

―¿No?

Él estaba seguro de que había estado ronroneando, alrededor de


Seokjin, unas cuantas veces antes. Tal vez Seokjin se refería a como de
intenso Jungkook  había ronroneado, o tal vez Seokjin había estado tan
cansado las últimas veces que no había oído a Jungkook hacerlo.

El hecho de que Seokjin estaba despierto y consciente de las cosas en


este momento hacía que Jungkook se sintiera un poco más abierto a la
idea de ronronear y acurrucarse con su compañero.

―¿Cómo suena ahora?—Jungkook preguntó, acercando a Seokjin y


ronroneando en su oreja.

231
Jin sonrió y se retorció. Su risita fue unos de los más hermosos sonidos
que Jungkook había oído en un tiempo.

―Suena bien. Suena bien, idiota,— dijo él.

Jungkook dejó salir un poco más del león. Solo porque él hubiera tenido
dos fabulosos orgasmos no significaba que el animal dentro de él
estuviera listo para irse a dormir todavía.

Todavía tenía un buen sentido del control, ahora que él no estaba


perdido en el placer, es decir. Las únicas partes de sí mismo que
Jungkook permitió cambiar fueron su cara y bigotes, y su cola también
salió, dando chasquidos en el aire sobre ellos.

Seokjin la vio, su cola de Jungkook con la borla de pelo anaranjado al


final, y puso una suave sonrisa en su cara.

Entonces Jungkook pegó su bigotuda cara contra la curva del cuello de


Jin, y él se deleitó con los gritos de risa que Jin dejaba salir mientras
ronroneaba contra la piel de Seokjin y le embaucaba en sumisión.

Seokjin se reía mientras trataba de empujar a Jungkook, pero Jungkook


no quería ser retirado. Él iba a conseguir que su compañero gritara
pidiendo clemencia lo suficientemente pronto.

232
17

Las cosas estuvieron mejor después de eso. Dos semanas pasaron y


Seokjin fue a su próxima revisión médica.

Aunque él había mostrado una gran mejora en su salud, por desgracia, el


doctor, solo para estar seguro, no quería que Seokjin pasara más de dos
horas fuera de la cama. Tres, si él estaba absolutamente seguro de
poder manejarlo.

Él odiaba esto. El odiaba estar tumbado en la cama mientras Jungkook


estaba siempre en el trabajo.

Él no iba a culpar a Jungkook por ello. Tenía sentido. Ese día Seokjin
había llamado a Jungkook para que volviera a casa y él se había
quedado, obligado a ocuparse del intruso en la casa y velar por los
sentimientos de Seokjin, lo que había acabado, naturalmente, en una
acumulación de trabajo para él. Una gran parte del tiempo que Jin había
pedido a Jungkook que pasara con él, era olvidado por Jungkook.

Era dejado atrás con sus reuniones, con sus inversores, y con todas las
llamadas que él tenía que hacer si quería que su compañía funcionara
exitosamente.

Seokjin nunca echó la culpa a Jungkook por eso. Eso era su vida, y él la
había construido. Él no siempre había usado los métodos más
honorables, ¿pero quién lo hacía?

De cualquier manera, eso dejaba mucho tiempo solo a Seokjin. Una de


las amas de llaves de la casa principal tenía una llave de emergencia de
la casa de la piscina, para cuando Seokjin estuviera tumbado en la cama
233
y no pudiera moverse, pero esas emergencias consistían en sus antojos.
A pesar de las órdenes del doctor, Seokjin no iba a dejar que nadie le
llevara al baño y lo trajera de regreso. Él hacía eso por sí mismo,
volviendo a la cama antes de que cualquier daño pudiera ser hecho al
pequeño cacahuete creciendo dentro de él.

Tendría que ser más grande que un cacahuete por ahora. Seokjin lo
comprobaría en los libros de bebés.

Él hacía mucho de eso mientras estaba atrapado en la cama, también.

A menudo, cuando él tenía sus dos o tres horas libres de esta prisión,
pasaba ese tiempo en la piscina. Cuando Seokjin se había dejado el libro
olvidado la otra vez, ¡cómo no! Él libro estaba en el agua cuando fue a
buscarlo. Ese gilipollas de Jimin debió haberlo tirado dentro. Al menos no
era difícil encontrar otra copia. Así que Seokjin pasaba mucho tiempo con
Sam en el agua. Cada vez que pasaba demasiado tiempo, y no quería
que el ama de llaves le delatara, él iba a una de las camas de la mansión
para esperar a que Jungkook volviera.

Él siempre encontraba a Seokjin, finalmente.

Algunas veces Jungkook estaba demasiado cansado para hacer más


que deslizarse al lado de Seokjin, y Seokjin oía los suaves ronquidos de
su amante al momento que su cabeza golpeaba la almohada.

Y si eso no era lo suficientemente malo, Jungkook se levantaba más


temprano que Seokjin cada mañana, también.

Él era como una máquina. Incluso un alfa no podía seguir a este ritmo, y
Seokjin estaba empezando a preocuparse por algo más que su propia
salud.

234
Eso hacía a Seokjin estar impresionado y orgulloso, a la vez que
preocupado. El hecho de que Jungkook había sido capaz de tirar hacia
arriba saliendo de la nada, fue por su duro trabajo, a causa de su fuerza
de voluntad para levantase temprano cada mañana, no importaba cómo
de cansado estuviera. Su éxito y su voluntad de seguir y seguir, incluso
cuando él debería de estar exhausto probaba que Jungkook se merecía
todo lo que tenía.

Afortunadamente, Taehyung estaba ayudando a sacar adelante mucho


del trabajo que se suponía tenía que estar repartido equitativamente, por
lo que Jungkook podía pasar algo de tiempo con Seokjin.

Por mucho que Seokjin estuviera incómodo alrededor del otro hombre, él
no podía evitar estarle agradecido.

Algunas veces Jungkook venía a casa más pronto gracias a Taehyung, y


él se las arreglaba para permanecer despierto y acurrucado en la cama
con Seokjin por unas cuantas horas antes de que ambos se durmieran.

Otras veces, cuando Jungkook quería dar algo a Seokjin, Taehyung era,
por lo general, el encargado de entregarlo si no se podía encontrar un
repartidor antes.

Podría ser cualquier cosa, desde alimentos para la salud, a una nueva
novela de misterio que Jungkook había visto durante un almuerzo
ejecutivo, incluso una carta de amor escrita a mano.

Eso último le había hecho sonrojarse a Seokjin, y Taehyung había


parecido menos que complacido de tener que entregar ese tipo de cosa.1

Hoy eran más comida sana y vitaminas para Seokjin y para el bebé. No
había siempre un cocinero en la mansión, ya que solo estaban Jungkook
y Jin, y a Jungkook le gustaba cocinar, por lo que la mayor parte
235
Jungkook podía tener al cocinero en su edificio preparando algo para que
Jungkook se lo pudiera enviar a Seokjin.

Parecía que era su forma de mantenerlos unidos. Ellos podían comer la


misma comida, solo que no en la misma habitación.

A Seokjin le gustaba ese sentimiento, y él estaba encantado con ese


cocinero que Jungkook había contratado.

―Asegúrate de comer todo esto o Jungkook tendrá mi culo,— Taehyung


farfulló, cruzando los brazos y mirando por la ventana.

Ellos estaban en la mesa de la cocina, de la casa de la piscina, hoy.


Seokjin no había agotado todas sus horas de libertad en el momento que
Taehyung había aparecido, y él estaba ansioso por comer algo sin estar
en la cama.

Comer en la cama era genial, pero después de la enésima vez y el


incontable número de veces que se le había caído o derramado algo en
las sábanas, aquello perdió su encanto.

Pero ahora que Taehyung estaba aquí, Seokjin dejó de oler los aromas
viniendo de debajo de la tapa de metal para mirar al hombre.

―Hey, uh, gracias.

Taehyung asintió.

—De nada.

―No, quiero decir, por todo,— dijo Seokjin.

Taehyung se giró a mirarle, un ligero ceño se instaló en sus cejas.


Seokjin apartó la mirada, y miró la comida.

236
—Quiero decir, tú y Jungkook están siempre tan ocupados, y entonces
yo vengo y absorbo mucho de su tiempo. Puedo decir que no te gusto,
pero te estoy agradecido, ya sabes, por toda la ayuda que le das a
Jungkook. Tú eres un buen amigo.

Taehyung le miró un momento más. Seokjin le volvió a mirar, esperando


una respuesta, y comenzó a sentirse súper incómodo cuando no la
recibió.

Después de lo que debió ser el minuto más largo de su vida, Taehyung


rodó sus ojos y aparto la mirada de él.

—Ni lo menciones.

Taehyung se marchó. Él normalmente esperaba hasta que Seokjin al


menos había comido la mitad, así podía darle el informe a Jungkook de
que el apetito de Seokjin era todavía bueno. Ese no era siempre el caso,
y Seokjin había tratado de ocultar eso, por vergüenza, unos cuantos días,
así que Jungkook quería saber esas cosas a través de Taehyung.

Seokjin no lo entendía. ¿Qué le había hecho a Taehyung?

Jungkook vino a casa dos horas antes esa noche. Cuando entró a las
diez en punto, Seokjin se incorporó de un salto, dejando caer su libro.

Había estado dormitando, pero ahora que su compañero estaba en casa,


estaba completamente despierto.

―Has vuelto,— dijo, una oleada de placer se expandió en su pecho


mientras abría sus brazos a su amante.

Jungkook cogió la indirecta, y sonrió mientras entraba en ellos,


abrazando a Seokjin fuerte y besándole en la mejilla.

237
―¿Cómo estuvo tu día?

―Bastante bien. Creo que he encontrado una manera de conseguir que


mi programa funcione.

Jungkook iba a hacer una flamante novedosa aplicación y venderla. Una


que permitiría a las personas acercar el micrófono a una canción y
mostraría una lista de todas las que tuvieran un tono similar y usaran
muchos de los mismos instrumentos.

Él se imaginó que podía ser bueno para personas buscando material de


libre y de código abierto para sus películas caseras, videos de YouTube,
libros, y cualquier otra cosa por la que ellos no quisieran ser
demandados.

Al igual que con todo lo que era nuevo, todavía había un montón de
errores, y la base de datos era increíblemente pequeña.

Jungkook le besó de nuevo, y hubo una energía en su beso que hizo que
Seokjin se encendiera, eso hizo su piel hormiguear y toda su energía
volvió en un profundo zumbido.

Casi se sentía como un exceso de cafeína. La mejor clase de subidón de


cafeína que podría haber.
Seokjin sonrió.

—¿Qué estas tramando?

―Es una sorpresa,— Jungkook dijo, levantándose y tirando de la


corbata.

―¡Espera!— dijo Jin.

Los ojos de Jungkook se ensancharon, después se inclinó.

238
—Cierto. Lo olvidé.

Seokjin deshizo la corbata y la sacó por el cuello de Jungkook. Él sonrió


cuando llevó a cabo su pequeño fetiche.

—De acuerdo. Ya estás. Ahora, ¿qué me estabas diciendo de una


sorpresa?

Jungkook movió sus cejas.

—Tú no vas a engañarme,— él dijo.

Y ahora Seokjin estaba ansioso. Él tenía que saber cuál era la sorpresa,
porque, como ya había comprobado, Jungkook era bastante bueno con
las sorpresas. La primera navidad que pasaron juntos fue mayormente
espectacular mientras Jungkook le mimaba más allá de lo inconcebible
Seokjin se había sentido un poquito culpable por no ser capaz de dar a
Jungkook tanto como Jungkook le había dado, pero lo pronto lo olvidó del
todo cuando Jungkook incluyó algo sentimental y divertido con los
muchos caros regalos.

Cupones para sexo.

Sip, ese fue un buen día. Seokjin aprovechó esos cupones malditamente
rápido, sin embargo. Él había obtenido más por su trigésimo cumpleaños.

Eso había sido divertido, también.

Hoy parecía que iba a ser uno de esos días porque Jungkook tenía una
mirada en su cara que decía que tenía algo alucinante y divertido en
mente.

―¿Son más cupones? Dime que son más cupones.— dijo Seokjin. Cada
día que el bebé se hacía más grande dentro de él, parecía que su deseo

239
sexual se multiplicaba. Los cupones sonaban como una maravillosa
sorpresa en este momento.

Pero Jungkook frunció el ceño incluso mientras sonreía.

—¿Cupones? ¡Oh!—él rió fuertemente. —No, no te he traído cupones


sexuales.

Seokjin gimoteó.

—¿De verdad?

Jungkook se quitó su chaqueta. Él tiró, lo que debía ser una chaqueta de


tres mil dólares, al suelo mientras volvía su atención a Seokjin. Ese brillo
animal del león en sus ojos estaba de vuelta mientras avanzaba a gatas
por la cama.

—Tú puedes pedirme favores sexuales cuando quieras. No necesitas un


cupón,— dijo él.

―No, pero los cupones lo hacen divertido,— Seokjin respondió.

―¿Tan divertido como esto?— Jungkook preguntó, retirando lentamente


la ropa de cama que estaba tapando hasta la mitad del pecho de
Seokjin , exponiendo su cada vez más grande vientre, y sus piernas.

Él llevaba unos bóxer sueltos, y su pene no estaba teniendo vergüenza


de mostrar que estaba allí debajo.

Seokjin tragó saliva. Él sacudió su cabeza.

―Esto es bastante divertido, también― Él admitió.

Jungkook sonrió mientras se inclinaba sobre él, presionando un suave y


dulce beso en la boca de Jin.

240
Jin cerró los ojos, saboreando la calidez de esos labios, la sensación de
calor que rodeaba todo su cuerpo, y no era como si Jungkook estuviera
completamente arriba del todavía. Él estaba justo allí. Justo donde
Seokjin lo quería.

Jungkook se apartó. Seokjin había sentido al hombre sonriendo a través


de su beso, y él todavía estaba sonriendo ahora.

—Vendí el veinte por ciento de mi parte de la compañía a Taehyung.

―Tú...— Seokjin parpadeó. —¿Tú, qué?

Jungkook se sentó, todavía sonriendo.

— Esta medianoche, él tendrá el setenta por ciento de la compañía y yo


tendré el treinta.

Seokjin sacudió su cabeza.

—No lo entiendo. Tú levantaste esta compañía desde cero. ¿Por qué


harías eso?

Él no estaba disgustado o enfadado. No era su compañía por lo que no


era asunto suyo.

Pero valió la pena, y mucho, y Seokjin no veía como esto podía


beneficiar a Jungkook.

Jungkook tomó una de las manos de Seokjin entre las suyas. Él acarició
sus dedos, trayendo de vuelta ese calor calmante a su piel.

―Lo hice para poder pasar más tiempo contigo,— dijo Jungkook. Él
levantó la vista y se reunió con los ojos de Seokjin.

Seokjin fue golpeado por la sinceridad que vio allí. Su corazón se paró y
su pecho se apretó.
241
―¿Hiciste esto por mí?

―Por ti, por el bebé, y por mí.— Jungkook admitió. Él sacudió su cabeza.
— Es algo que he estado pensando mucho desde que me enteré que
estabas embarazado. Yo sé que las cosas están todavía inestables entre
nosotros...

―Tú no tenías que vender la mayor parte de tu compañía para probarme


nada,— Seokjin dijo rápidamente.

―Lo sé, lo sé. Eso no es lo que estaba intentando decir.— Jungkook le


miró justo a los ojos, y era difícil no ser totalmente absorbido por todo lo
que Jungkook le estaba diciendo.— Esto no estaba destinado a ser un
gesto de lealtad a ti. Sé que no lo habrías apreciado. En realidad es
porque estoy cansado de venir a casa después de media noche cada
día, y desde que estoy pidiendo más ayuda a Taehyung de todos modos,
esto parecía encajar. Yo no puedo responsabilizarme de la compañía y
cuidar de ti y del bebé al mismo tiempo. Es demasiado. Me gusta
pretender que puedo hacer todo a la vez, pero realmente...

Seokjin escuchó todo, y él le creía. Él creía todo lo que Jungkook le


estaba diciendo porque era la única cosa que tenía sentido.

Jungkook era ese tipo de hombre. Él era el tipo de hombre que podía dar
la mayoría de su compañía a su mejor amigo para poder tener una vida
con su familia, y Seokjin sintió una ola de afecto expandiéndose en su
pecho. En realidad dolía, pero de la mejor manera posible.

Seokjin envolvió sus brazos alrededor del cuello de Jungkook y le acercó.


La boca de Jungkook se curvó en una sonrisa feliz cuando sus labios se
encontraron, y Seokjin solo lo besó.

―Te amo muchísimo,— dijo Jin.


242
Jungkook se tensó.

Seokjin se rió.

—Lo siento, no era mi intención soltarlo de buenas a primeras.

―No,— Jungkook suspiró, curvando sus brazos alrededor de la espalda


de Seokjin y sosteniéndolo estrechamente. Él se rió. —Eso es lo mejor
que he oído en todo el día.

Seokjin lo dijo otra vez. Y otra vez después de esa. Él estaba tan lleno de
energía y de cariño que su cuerpo no parecía saber qué hacer con ello.
Él estaba volviéndose malditamente loco y estaba nervioso.

Él se mantuvo besando a Jungkook. Sus excitados besos se volvieron


calientes y lentos. Jungkook delicadamente se empujó contra el pecho de
Seokjin, facilitándole que se tumbara sobre su espalda en las sábanas.

Seokjin se abrazó con fuerza a los hombros de Jungkook, abriendo sus


muslos para su amante.

Para el hombre con el que iba a pasar el resto de su vida.

Los dedos de Seokjin se envolvieron en un puño alrededor de su polla. Él


se acarició a sí mismo, pero no para aumentar el placer. Lo hizo para
aliviar el dolor.

―¿Qué te dije sobre no tocar eso? —Jungkook preguntó.

Seokjin se detuvo, y luego sonrió mientras dejaba su mano caer.

—Tienes razón. Lo siento.

Jungkook sonrió, sacudiendo su cabeza y todavía fingiendo estar


enfadado. —Seguro, lo que digas. Mi amante simplemente adora cuando

243
actúa de
jefe en la cama así puede desobedecerme.

―Eso siempre es divertido.

―Tú, maldito mocoso,— dijo Jungkook, sin tensión en su voz cuando


descendió sobre la parte superior de Seokjin.

Sus cuerpos se juntaron. Piel caliente contra piel, pero últimamente no


era tan, ¿cuál era la palabra que buscaba? Apropiado. Ellos no
encajaban de la misma manera que hacían antes.

A pesar de que disfrutó del beso, él era muy consciente de que Jungkook
no podía poner todo de su peso corporal encima de él. No de la manera
que solía hacerlo, la manera de la que disfrutaba Seokjin.

Era frustrante. Aún no estaba muy grande y ya se sentía como si


estuviera enorme. Él no sabía cómo se supone que iban a hacer esto
dentro de un par de meses cuando tuviera el tamaño de un dirigible.

Él realmente no sabía.

Pero entonces una idea hizo clic en su cerebro, y Seokjin empujó contra
el pecho de Jungkook.

―Déjame levantarme. — Jungkook se retiró. —¿Todo bien?

Seokjin asintió.

—Sí, súbete a la cama.

Jungkook rió. Él dejó salir un gemido cuando Seokjin se puso de rodillas


y se volvió. Él sonrió, por encima del hombro, a su amante.

244
―Jódeme así. Amo cuando lo haces así.

Los ojos de Jungkook se dilataron. El iris negro creció cuando Jungkook


puso sus manos en las caderas de Seokjin. Seokjin pudo decir en este
momento que iba a tener mucha diversión.

245
18

Jungkook sintió el gato dentro de él paseando y gruñendo para salir, pero


él lo mantuvo a raya. Parte de él quería dejarlo suelto, pero a pesar de
que compartía a su compañero con su lado animal, no quería compartirlo
físicamente.

Seokjin era para él y para nadie más, y la manera en la que Seokjin


estaba de rodillas contra el cabecero, de esa manera, mirando por
encima del hombro, dándole a Jungkook esa mirada de ven-aquí, que
era más allá de sexy.

Jungkook gimió, apretándose contra la espalda de Seokjin, su polla


empujando contra el culo de su compañero mientras besaba la nuca de
Seokjin.

Seokjin tenía dos pequeños lunares ahí detrás, y eran sus dos cosas
más favoritas del mundo para Jungkook.

Eso, y empujar su polla contra el culo de Seokjin, jugar con ellos,


hacienda a Seokjin estremecerse, y escuchar los pequeños gemidos que
su compañero dejaba salir. La cabeza de la polla de Jungkook se hinchó
y palpitó con cada embestida, y cuando Seokjin empujó su culo contra él
hizo que estuviera malditamente cerca de volverse salvaje.

―Jungkook, por favor,— Seokjin rogó.

Y, por supuesto, Jungkook le dio a su compañero lo que necesitaba. Él


era un alfa con un compañero embarazado. Estaba casi programado
para velar por las necesidades de Seokjin y hacerlo con entusiasmo.

El hecho de que Jin quisiera sexo justo ahora era el bonus. ―Joder,—
Jungkook maldijo, alcanzando el lubricante.
246
―¿Qué?— Seokjin miró sobre su hombro.

Jungkook sacudió su cabeza.

—Tenía planeado que me rogaras por ello. Ni siquiera puedo convocar la


fuerza de voluntad para eso.

Jin rió, pero luego suspiró cuando Jungkook presionó dos dedos
resbaladizos contra su agujero.

Él no solo suspiró. Él cerró los ojos y dejó su cabeza caer hacia atrás,
una señal clásica de placer. Él era tan hermoso. Su garganta era
hermosa y llamaba a Jungkook a besarla y lamerla y chupar en ella.

―Te quiero dentro de mí,— Seokjin gimió, empujando su culo hacia los
dedos de Jungkook. –Dios, lo necesito.

―Puedo sentir que lo haces,— dijo Jungkook. —Tú estás apretándome


los dedos.

Seokjin se rió.

—Síp. Y quiero apretarme alrededor de algo más, sin embargo.

Santo Dios.

Las palabras de Seokjin, la mirada en sus ojos, y la manera en la que


sonreía a Jungkook sobre sus hombros, no inspiraban exactamente
mucho de auto-control por parte de Jungkook. No cuando él sentía este
descontrol, cuando sentía esta profunda necesidad de su compañero. Él
iba a perder el control si no era cuidadoso.

Pero, Dios, los ruidos que Seokjin hacía estaban malditamente cerca de
ser pornográficos. Jin empujaba sus caderas hacia atrás, y luego hacía
círculos con ellas.

247
―¿Estás seguro de que necesitas mi polla?— Jungkook preguntó,
divertido. —Parece que lo estás haciendo bastante bien sin ella.

Él puso un pequeño falso tono herido en su voz, pero solo porque sentía
juguetón, y se figuraba que Seokjin se podía sentir de la misma manera.

Él estaba en lo correcto, aunque la respuesta de Seokjin era más


desesperada que juguetona.

—La necesito.― él dijo.

Bueno, ¿quién era Jungkook para discutir con su amante?

―Solo relájate,— dijo Jungkook, sacando sus dedos y agarrando el bote


de lubricante, abriéndolo.

Él exprimió algo más en su mano y untó el grueso eje de su polla con él.
―Elévate un poco. Yo te colocaré luego.

Seokjin hizo lo que le dijo. Jungkook se colocó de modo que la espalda


de Seokjin estaba firmemente presionada contra el extenso pecho de
Jungkook, y eso era lo que ambos necesitaban. El total contacto de piel
contra piel. Dios. Eso era justo lo que Jungkook había necesitado. Él
suspiró, sujetando la cadera de Seokjin con una mano y su polla con la
otra, guiando la gruesa, hinchada cabeza hacia el estrecho agujero de
Seokjin.

Jin tensó sus muslos para mantener arriba, incluso cuando empezó a
hundirse lentamente hacia abajo.

Jungkook gimió cuando la gruesa cabeza de su polla pasó a través de


esa primera resistencia, y Seokjin echó la cabeza hacia atrás, sobre el
hombro de Jungkook cuando la longitud empujó a través de la última,

248
dejándolo abierto, su culo agarrando la erección de Jungkook en un
apretado, hábil agarre caliente.

Jungkook volvió la cabeza de Seokjin, necesitando ver su cara, pero


necesitando más su boca.

Porque de su beso anterior, los labios rosa de Seokjin se habían


hinchado a un buen tamaño, y Jungkook gimió mientras besaba a su
amante, empujando su polla hacia delante.

Él se tragó los sonidos de los gemidos de Seokjin, y él se deleitó con la


sensación de su amante empujado sus caderas contra las de Jungkook.

―Oh, sí,— Seokjin gimió, sus bocas todavía parcialmente conectadas.


— Esto es lo que necesitaba.

Cuando Seokjin abrió sus ojos parecían ligeramente embriagados. Él


parecía que había tomado un par de copas antes de que empezaran a
tener un buen momento.

―¿Qué necesitas?— Jungkook necesitaba oír a Seokjin decirlo, incluso


cuando él ya lo sabía. —¿Qué necesitas? Dímelo.

―Te necesito a ti,— Seokjin gimió, luchando por respirar. Él apartó su


cara de la de Jungkook, pero solo fue capaz de retirarla por un momento,
antes de que Jungkook le obligara a mirarle otra vez.

—¿Necesitas mi polla?

―Eso, también,— Seokjin jadeó, asintiendo.

Y el pecho de Leon se encogió como si hubiera recibido un puñetazo.

Él ralentizó el movimiento de sus caderas por una fracción de segundo


antes de abrazarse estrechamente a los hombros y pecho de Seokjin,

249
tirando del hombre para otro beso. Él empujó sus caderas duro y rápido,
tragándose cada gemido, tomando todo lo que Seokjin le daba, y dando
a su compañero todo el placer que podía devolverle.

Seokjin lo amaba y Seokjin lo necesitaba. Jungkook se había


convencido, hace tiempo, que Seokjin era el diablo disfrazado, pero todo
este tiempo que había sido compañero de Jungkook, y a pesar de como
las cosas habían terminado entre ellos cuando eran jóvenes, Jungkook
no había dejado de estar enamorado de él.

Ellos iban a tener un bebé, y Jungkook iba a tener suficiente tiempo para
pasarlo con su familia gracias al nuevo trato con Taehyung.

Jungkook estaba concentrado en estas cosas casi tanto como en el


placer que le recorría con cada duro empuje, hasta que sintió que su
orgasmo empezaba a encumbrarse.

Todos los pensamientos románticos dejaron su mente cuando se enfocó


en ese clímax. La única cosa que él mantuvo en su mente era el deseo
de asegurarse que su pareja se corriera a la vez.

Seokjin no se corrió a la vez que él. Él se vino primero, pero eso todavía
era bueno. Era tan bueno escuchar los gritos de placer que llenaron el
espacio de la habitación, sentir los temblores y espasmos del cuerpo de
Seokjin mientras Jungkook le tiraba hacia atrás contra él, y la manera
que su entrada se estrechaba alrededor de la polla de Jungkook.

Ese era el punto álgido. Jungkook presionó su frente contra la nuca de


Seokjin, liberando un corto grito mientras sus bolas se apretaban, casi
hasta el final, en su cuerpo, y esa hinchazón de placer que había estado
construyéndose dentro de él, finalmente se liberó dentro de su amante.

250
Los únicos sonidos eran sus jadeos. Fue un orgasmo muy rápido, pero
aun así era bueno porque Jungkook tenía a Seokjin allí con él.

―¿Kook?—Seokjin preguntó después de un momento de recuperación.

―¿Sí?

Seokjin gimió, sonando avergonzado.

—Quiero hacerlo otra vez.

Jungkook parpadeó, luego empezó a reírse, tirando a Seokjin hacia él, y


Jungkook se puso en cucharita detrás de él, abrazando a su pareja
estrechamente, besando su hombre mientras mecía sus caderas hacia
delante y hacia atrás en un suave movimiento.

Humano bobo. ¿No sabía que estaba durmiendo con un alfa?

Ellos hicieron el amor, follaron duro, luego hicieron el amor otra vez antes
de relajarse y mirar el reloj. Jungkook celebró a medianoche, el cambio
legal de la mayor parte de su compañía a Taehyung, con algo de vino. Él
sirvió a Seokjin Sprite en un vaso de vino, y luego brindaron.

Jungkook podría hacerlo otra vez, pero poco después, Seokjin


aparentemente había perdido toda esa energía con la que había estado
funcionando y comenzó a roncar suavemente.

Jungkook tuvo que coger el vaso de su amante para prevenir que se


derramara en las sábanas.

Jungkook se detuvo en seco, dejando el vaso sobre la mesilla de noche,


él estudió los rasgos de Seokjin. Amantes no era la palabra correcta para
lo que ellos eran. Nunca más. Compañeros contenía todos los tipos de

251
intimidad en ella, pero para un humano, esa palabra no significaba
exactamente lo mismo que para Jungkook.

―¿Jin?—Jungkook se inclinó más cerca, escuchando el corazón de


Seokjin. Había una posibilidad de que él estuviera todavía medio-
dormido. Incluso si no lo estaba, Jungkook quería decir estas palabras en
voz alta.

―Cásate conmigo,— él dijo.1

Seokjin roncó un poco más.

Jungkook sonrió, besando los nudillos de Seokjin, y agarró un trapo


húmedo del baño para poder limpiar el vientre de Seokjin y así ellos
podrían dormir más confortablemente.

Él se lo pediría otra vez más tarde. Tenía que hacerlo perfecto. Después
del terrible comienzo que tuvieron, después de toda esa mierda que
Seokjin había atravesado con su familia, él se merecía eso y mucho más.

***

A pesar de que Jungkook había vendido el veinte por ciento de su


compañía, él todavía tenía que ir a trabajar. Solo significaba que él tenía
un horario más cerca del normal.

Un poco.

Él todavía poseía parte de la compañía que producía un efectivo


importante, y eso significaba que se despertó a las seis y media de la
mañana en vez de a las cinco, y volvió a casa a las cinco de la tarde, en

252
vez de tan malditamente cerca de media noche, o incluso pasada la
media noche en algunos casos.

En los primeros días, Seokjin había visto a su compañero con diversión.


Jungkook había llegado a casa más tarde que la mayoría de los tipos
trajeados, pero todavía era algo temprano comparado a lo que solía ser.
Él parecía deambular por la casa aturdido, sin saber cómo quería pasar
todo este nuevo tiempo libre que tenía en sus manos.

Su primera elección, por supuesto, sexo. Dado que las hormonas de


Seokjin estaban fuera de control, estaba más que feliz de dar a Jungkook
lo que necesitaba tantas veces como se lo pedía.

Eso era genial.

La segunda elección de Jungkook fue pasar más tiempo en su forma de


alfa, merodeando por el patio trasero, asustando a las ardillas. Seokjin
pensó que era lindo.1

Otra revisión más tarde, y Seokjin recibió el permiso de pasar el día


entero fuera de la cama. Él no tenía permitido hacer ningún ejercicio
importante, correr, levantar peso, ese tipo de cosas, pero él era
finalmente libre, y él podía conducir.

La primera cosa que hizo fue conducir hacia el edificio donde Jungkook
trabajaba para darle algo de almuerzo, para él y para Taehyung.

Lo que él no había esperado era que Jimin estuviera allí cuando se


presentó.1

El hombre estaba gritando tan alto que Seokjin podía oírlo desde la sala
de espera justo en el exterior de la oficina de Jungkook.

253
La rubia recepcionista detrás de mostrador se veía increíblemente
incómoda mientras hablaba al teléfono, tratando de trabajar a pesar de
los gritos que estaban produciéndose en la otra habitación.

Y Seokjin no iba a mentir. Parte de él sentía la casi inconfundible


urgencia de espiar, de escuchar lo que se decía sobre él y sobre
Jungkook, pero él no quería hacer eso. No quería ser el tipo de
compañero que espía a su amante.

Por lo que él caminó hacia la puerta y la abrió, entrando dentro.

Jungkook y Jimin estaban en el centro de la oficina. Casi parecía que


ellos estaban teniendo algún tipo de enfrentamiento, con la gran
diferencia de que solo Jimin parecía estar en una pelea.

Su postura, con los pies separados, la espalda recta mientras gritaba a la


cara de Jungkook decía mucho.

Los brazos de Jungkook estaban cruzados y su pelo era una enredada


melena de león alrededor de su cara. Si no hubiera sido por eso, podía
no haber habido una señal externa de que estaba molesto con lo que
estaba ocurriendo.

El hecho de que el león estuviera luchando por salir significaba que


estaba cabreado. Él miraba a Jimin con una expresión indiferente en su
cara. Seokjin casi sintió un poco de pena por el otro humano por ser tan
apasionado sobre como de herido estaba, cuando Jungkook a duras
penas parecía importarle.

Entonces se recordó a sí mismo que Jimin había entrado a la casa que


compartía con Jungkook, completamente desnudo, y con toda la
intención de dormir con el compañero de Seokjin.

254
Oh, sí, y tiró el libro de Seokjin a la piscina. Que le jodan. Jin no sentía
más simpatía.

Taehyung estaba en la esquina, apoyado contra la pared, sus brazos


cruzados mientras veía a los hombres en el medio de la habitación. Sus
ojos se encontraron con los de Seokjin primero. Él no le dio ninguna pista
o señal de que Seokjin debería salir de la oficina e intentar volver luego.

Incluso si él hubiera querido hacerlo, era demasiado tarde porque


Jungkook, finalmente, miró sobre el hombre de Jimin y se dio cuenta de
que él estaba allí. Cuando sonrió, Jimin frunció el ceño y miró hacia atrás
a lo que parecía mantener la atención de Jungkook.

Él miró con la mirada más cruel que Seokjin había visto en su vida. Y
Seokjin había estado en el extremo receptor de la ira de Jungkook, en la
época en que Jungkook pensó que Seokjin era un monstruo sin corazón.

Jimin señaló con su dedo a Seokjin, incluso mientras continuaba gritando


palabrotas, insultos y obscenidades a Jungkook.

―¿Por qué le estás eligiendo a él? ¡Tú dijiste que le odiabas! ¡Tú dijiste
que arruinó tu vida!

Jin sintió vergüenza. Maldita sea, ¿Jungkook había dicho todo eso a este
tipo?

Jungkook rodó sus ojos.

—Eso fue hace mucho tiempo. No tiene nada que ver con lo que somos
ahora.

―¡Tú dijiste que me amabas!— Jimin chilló.

De acuerdo, algo de lástima volvió.

255
La expresión de Jungkook no cambió demasiado, aunque Seokjin pensó
ver algo de esa misma lástima en los ojos del alfa.

―Te dije que te amaba cuando fue conveniente para ambos. Nunca
significó más de lo que significó cuando tú me lo decías a mí.

―Yo lo decía en serio, ¡bastardo!

Seokjin no iba a sentir pena por este hombre. Él en absoluto iba a sentir
lástima por él.

Joder, no funcionaba. Él todavía sentía lástima por él.

La dura expresión de Jungkook se suavizó un poco, pero por lo demás,


estaba claro que él no iba a ceder.

—Entonces, siento que malentendieras lo que éramos. Él es mi


compañero, y yo le amo, y yo no quiero hacerte daño, por lo que tienes
que irte.

Jimin se encogió ante la obvia despedida. Él miro con los ojos y la boca
muy abiertos antes de girar sobre sus talones.

Él marchó hacia la puerta, y Seokjin tuvo que quitarse de su camino


rápidamente antes de que fuera golpeado por el otro hombre.

La cabeza de Jimin estaba agachada. Su boca y barbilla encogidas, por


lo que tenía sentido que él no estuviera exactamente mirando por donde
iba mientras que luchaba por no llorar.

La puerta golpeó fuertemente detrás de ellos, y todo estuvo en silencio


por el siguiente minuto más o menos.

El minuto más largo en la vida de Seokjin.

Jungkook suspiró.
256
—Jin, yo...

―No te disculpes,— dijo Seokjin. — Supongo que debería haberte


llamado para decirte que venía.— Él levantó las bolsas. —Os traje algo
de comer.

Taehyung suspiró, separándose de la pared.

—Bien, me estaba muriendo de hambre.

Seokjin había recordado meter de más ya que eran dos alfas de los que
estábamos hablando. Ellos podían comer lo que dejaría adeudados a
una familia promedio, si les daban la oportunidad
Seokjin trató de aparentar que no había visto ni oído nada de esto. Él
dejó los recipientes en una de las dos grandes mesas de la oficina. Él
incluso trajo tenedores y platos de plástico.

―Pasta,— Jungkook suspiró. —Mi favorita.

―Y hay algunos sándwiches de carne y yogures para el postre,— dijo


Seokjin.

Taehyung sonrió.

—A este ritmo podrías estar bien, Kim,— dijo Taehyung.

La aprobación, incluso a pesar de que Taehyung había usado su


apellido, era bienvenida. Seokjin se sintió bien y cálido y entusiasta por
dentro. Él no estaba seguro de cuándo empezó a importarle la
aprobación de Taehyung, pero de repente, parecía importante a Seokjin
llevarse bien con al menos algunos amigos de Jungkook.

Jungkook y Taehyung se miraron el uno al otro. Taehyung asintió, tomó


su plato y dejó la habitación.

257
Jin le miró marcharse.

—¿Qué... qué ha pasado? ¿Hice algo?

―No, yo le pedí que se fuera.

Los ojos de Seokjin se ensancharon.

—¿Puedes leer la mente?

Jungkook se rió, sacudiendo su cabeza.

—No, en absoluto. Dios, eso podría hacer las negociaciones de la sala


de consejos mucho más fáciles. Nosotros estamos acostumbrados a leer
lo que el otro quiere. Eso ayuda en las reuniones.

―Oh, —dijo Seokjin. Él pensó que eso tenía sentido, pero ahora él
estaba un poco nervioso. —Entonces, ¿Por qué le has pedido que se
vaya?

Jungkook dejó su tenedor.

—Porque quiero pedirte perdón.

―Tú...— Seokjin se dio cuenta de lo que Jungkook estaba hablando. Eso


debería haber sido totalmente obvio, pero él honestamente no había
pensado que Jungkook le debiera una disculpa por nada, por lo que no
había esperado eso.

―No ha sido culpa tuya. No tienes que disculparte.


Jungkook recorrió sus dedos por su pelo rubio.

Cuando hizo eso, deshizo la coleta, que estaba desordenada y


necesitaba un buen peine.

258
Lo que estaba bien con Seokjin porque a él le gustaba como se veía. Le
gustaba cuando el pelo de Jungkook estaba de esa desordenada
manera, dándole lo que parecía un aspecto real de melena de león.

―Yo necesito disculparme. Juro que intento hacer funcionar esto,


probarte que puedo ser mejor de lo que viste cuando te arrebaté tu
compañía y te traje a mi casa, pero todo parece seguir jodiéndose.

Seokjin parpadeó a su amante, y no pudo evitar sonreír.

Jungkook siempre había parecido tan seguro de sí mismo en


absolutamente todo lo que hacía que, de alguna manera, Seokjin olvidó
que se podía tener inseguridades, también.

Jungkook estaba intentándolo. Él estaba intentando hacer las cosas


mejor para sí mismo, para Seokjin y para su bebé, y Seokjin apreciaba
eso.

Pero Seokjin no había hecho algo exactamente para probar su valía a


este hombre, tampoco. Parecía que todos los gestos nobles venían de
Jungkook, últimamente. El hecho de que Seokjin hubiera estado tan
enfadado la primera vez que vio a Jimin que había pensado que
Jungkook le estaba engañando, y luego gritara en el contestador que se
iría, no parecía ayudar a la percepción de Jungkook de la solidez de su
relación.

Si Seokjin iba a quitar algo de la carga a su amante, entonces él iba a


demostrar su valía, también.

Él se inclinó sobre la mesa, tomando la mano de Jungkook y agarrándola


firmemente con la suya.

Jungkook le miró fijamente a los ojos, y Seokjin sonrió.

259
—Te amo. ¿Ese tipo de ahí?— Seokjin sacudió su cabeza. —Yo sé que
no estás haciendo nada con él. Él solo está enojado, y me siento mal por
él y todo, pero está bien que tú tengas algo de equipaje. Todo el mundo
lo tiene. Yo no soy mucho mejor, en caso de que lo hayas olvidado.

―Tu equipaje, hasta el momento, no ha entrado en la casa y en la oficina


para exigir tu atención como este.

Seokjin soltó una risita.

—Lo sé, pero ese no es el punto. El punto es que no deberías disculparte


por el comportamiento de alguien más. Por cómo me lo has descrito, él
probablemente va a estar bien sin ti, y apuesto a que superará este
asunto lo suficientemente rápido, de todos modos.

Seokjin tocó la cara de Jungkook.

—No te culpo por tener otros amantes después de que rompiéramos.


Fue hace mucho tiempo cuando pasó. Tú necesitabas tener otros novios,
y eso no me pone celoso.

Decir estas palabras en voz alta hacía a Seokjin darse cuenta de cómo él
creía en ellas. Él no estaba celoso de Jimin estando alrededor, gritando
sobre lo malísimo que era Seokjin, y cuanto quería a Jungkook de vuelta.

Ese no era exactamente el comportamiento de alguien con potencial


romántico, de todos modos.

Jungkook suspiró, y él se apoyó en el agarre de Seokjin.

Él no había hecho esto desde que eran chiquillos, y mucho de ese cálido,
agradable hormigueo se puso en marcha en el estómago y pecho de
Seokjin, extendiéndose placenteramente a través del resto de su cuerpo.

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Seokjin se acercó aún más, Jungkook se reunió con él en algún punto
intermedio, y su beso fue el zumbido que Seokjin necesitaba para
atravesar el resto del día. Él no iba a pensar en Jimin nunca más.

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