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ENUNCIADOS SIN VERBO |. El enunciado es una estructura sintagmatica que funciona 0 pue- de funcionar como texto aislado. Se caracteriza por estar situado entre pausas y, claro es, acompaiado del oportuno contorno melddico o ento- nacidn. Si atendemos a su configuracién interna, hay especies diversas de enunciados. La descripcién gramatical ha atendico sobre todo, en general, a un tipo de enunciados que contienen un sintagma peculiar que Hamamos verho caracterizado por dos rasgos esenciales: 1/ puede aparecer él solo como enunciado, y 2/ su estructura interna consiste en la combinacion de dos monemas (0 signos minimos): uno, cuyo contenido es un lexema, y otro en que normalmente se amalgaman morfemas varios, de «perso- na», de antimero», de «perspectiva», de «aspecto», de «anterioridad» y de «modo». Los enunciados provistos de estos rasgos son las lamadas: oraciones. En ellas se da la relacién predicativa, consistente en ta solida- ridad entre dos unidades del contenido: una, el sujeto gramatical, mani- festado por los morfemas de «persona» y «numero», y otra el predicado. que es el lexema presente en el sintagma, En Liueve, por ejemplo, tene- mos una oracién, cuyo sujeto gramatical es el morfema de «éercera per- sona singular y cuyo predicado es el lexema «lover». Pero se profieren otros muchos enunciados que no se ajustan a esas caracteristicas, sin dejar por ello de ser manilestaciones comunicativas completas y autonomas, es decir, fextes, En ellos no existe un sintagma verbal, y por tanto carecen de relacion predicativa, y el sintagma o los sintagmas’que los constituyen son de indole nominal. A estos enunciados sin verbo, los flamaremos simplemente /rases. 2. Antes de examinar sus estructuras internas, debemos consignar que las frases asi concebidas no han de confundirse con las denominadas oraciones nominales que en ciertas lenguas excluyen un sintagma verbal Por ejemplo, enlatin Onmia pracelara, rara, Vergilius potta, a pesar de la ausencia de verbo, son oraciones, puesto que si se conmutasen los va- lores morlematicos no mareados de «presente» o «inlectum» (supuestos: 28 Emilio Alareoy Llorach en ellas) por otros de «pasado» o «perfectum» reapareceria en la expre- sion un sintagma verbal: Omnia praeclara erant rdva, Omnia praeclara fucrunt rara, Vergilius erat poeta, Vergilius fuit poéta, También son ora- ciones, en arabe, aunque no manifiestan ningtin verbo, las secuencias al- baytt kabirun «la casa (es) grande» (opuesta a la frase al- bdytu [- kabiru «la casa grande») y Alldhu Iniwa I-‘alimu «Ala, él (es) el sabio» (frente a la frase Alldhu l-alimu «Ala, el sabio»). Son construcciones como estas las que adujo Hjelmslev para soste~ ner, no sin razén, que los morfemas verbales, que él denomina extensos, no caracterizan exclusivamente al lexema del sintagma verbal, sino a toda la oracion en que aparecen, si bien en la expresién sus formantes se sueldan al de ese lexema. Sin discutir este asunto, es evidente que en las oraciones nominales lo que desaparece de la expresidn es la mencién del lexema y de los morfemas propiamente verbales, pero la relacion predi- cativa queda sugerida por la presencia forzosa de los morfemas de «per- sona» y «ntimero», que no siendo en exclusiva verbales quedan expre: dos en los sintagmas nominales. Obsérvese que se trata en esos ejemplos de estructuras Ilamadas copulativas, cuyo lexema verbal es practicamen- te «vacio» desde el punto de vista del contenido, y en las cuales el lexema nuclear no es el verbal sino el que comporta el sintagma que funciona como atributo. Por tanto, aunque no haya verbo, hay predicacion de un lexema (el del atributo) a un sujeto gramatical (el que se manifiesta en los morfemas del sintagma nominal que funciona como sujeto léxico); en los ejemplos latinos, rara y poeta son los atributos cuyos lexemas se predican de la «tercera persona» contenida en omnia y en Vergilius 3. Los enunciados sin verbo o frases se suelen clasificar atendiendo a su variable complejidad sintagmatica, y, asi, se habla de frases unimem- bres, bimembres, etc., lo cual es correcto. Pero también se analizan en re- lacion con las estructuras oracionales que pudieran ser sus equivalentes en cuanto a su sentido o su designacién, y se supone mas o menos expli- citamente que en las frases se reproducen las funciones que existen en la oracion, y, de esta manera, se distinguen frases atributivas, transitivas, in- transitivas, etc., lo cual no parece adecuado, pues implica que se esta ca- talizando un verbo inexistente. Si, por ejemplo, se Hama atributiva a la frase Aito de nieves, afio de bienes, es porque se considera equivalente a una oracién como Afto de nieves es ato de bienes. Pero con el mismo fundamento de la identidad del sentido, la podriamos estimar equivalen- te a «La nieve abundante beneficia la cosecha», 0 a «Cuando nieva mu- cho, el afio se espera fecundo», ete. Nos limitaremos a examinar los diferentes tipos de frases en espaiiol, teniendo en cuenta el contexto o la situacién en que aparecen, por una parte, y por otra, su variada constitucién interna, ENUNCIADOS SIN VERBO 29 4. El tipo de enunciado sin verbo mas simple esta representado por las Ilamadas interjecciones. El estatuto lingiifstico de estas unidades no es discutible, y puede verse claramente puntualizado en el libro de Almela. Son signos de la lengua, pero, con toda evidencia, no son «partes de la oracién», puesto que en esta no cumplen ninguna de las funciones ora- cionales. Son unidades Iéxicas, monemas auténomos inanalizables en segmentos significativos menores, y rara vez admiten combinarse con otras unidades. Ademas, la configuracién fénica de su significante se des- via en parte de la combinatoria canénica de la lengua; por ejemplo, pre- sentan fonemas finales de silaba de escasa frecuencia (como en uf, puf, aj) © grupos consonanticos andmalos (como en chist, psi). Ya la Acade- mia (1931) afirmaba que la interjeccién «generalmente forma por si sola una oracién completa», aunque seria mds preciso decir que equivale a una oracién, que es un enunciado cabal. Asi, Hjelmslev las denominaba «pseudo -oraciones», puesto que su funcién comunicativa es idéntica a la de las oraciones y van provistas como estas del oportuno contorno mel6- dico. De acuerdo con la opinién académica, segtin la cual la interjeccién manifiesta «la impresién que causa en nuestro animo lo que vemos u oi- mos, sentimos, recordamos, queremos 0 deseamos», estas unidades se acompafian de la entonacién propia de las funciones del sintoma (Kund- gabe) y de la apelacion (Appell), y de ahi procede que en lo escrito se en- marquen con los signos graficos de exclamacién. El contenido lexematico de las interjecciones abarea designaciones variadas y aun opuestas. Muchas veces es s6lo el matiz de la inflexion melédica lo que permite discernir la referencia concreta, siempre dentro de un contexto o una situacién: notese la diferente entonacidn de jeh! al llamar a alguien o geh? al manifestar sorpresa, etc. La autonomia de la interjeccién no impide que en ocasiones se acompaiie de otros sintagmas, de modo que constituye una frase comple- ja: ;Ah de la casa!, jAy de vosotros!, ;Oh, hijo mio! etc., de lo que habla- remos después. 5. La capacidad de transposicién que poseen las unidades lingtiisti- cas propicia el uso como interjecciones de sintagmas (0 grupos sintagma- ticos) propios de otras funciones, adoptando los contornos de entonacion idéneos y manifestando las mismas denotaciones. Asi, funcionan apelati- vamente jtti!, jaire!, jtio! y coinciden con el llamado vocativo, es decir, el uso de cualquier unidad nominal dirigida al interlocutor; 0 manifiestan una referencia sintomatica del hablante: jqué pena!, jqué tonto!, jmi ma- dre!, jy un jamén!, vayal, jya!, jbueno!, jbien! Es cierto que, si lo funda- mental en estos empleos son los valores sintomaticos 0 apelativos, siem- pre hay un componente de representacién (0 Darstellung): si decimos 30 Emilio Alarvay Llovach iuego!, se combinan la expresion sintomatica del hablante, la apelacién al oyente y la representacion de un hecho conereto. 6. Consideradas las interjecciones (y sus sustitutos transpuestos) como unidades de enunciado earentes de primera articulacion, es decir, inanalizables en segmentos menores significativos, quedan por ver otras secuencias desprovistas también de sintagma verbal, Cuando el contexto del coloquio (0 la situacién de habla) permite al hablante reducir lo que profiere a lo imprescindible (que solo tendra sentido en relacion con lo dicho antes o después), el enunciado puede estar constituido exclusiva mente por unidades nominales, En tales circunstancias, las frases son en realidad expresiones «truncadas», resultado de elipsis del sintagma ver- bal. Ocurre esto tanto en respuestas como en preguntas aclaratorias. Al responder a un interlocutor que interroga, aparecen sintagmas nominales aislados, sobreentendiéndose el sintagma verbal formulado en la pregunta precedente. No son propiamente frases, sino oraciones trun- (,Quién ha venido?) Ef cartero (

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