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GALLEGO-ASTURIANO por EmILio ALARCOS LLORACH De las isoglosas que, en direccién norte a sur, discurren en el occiden- te de Asturias desde la costa, y marcan Iimites lingiifsticos, la mas impor- tante es la que deja al este la diptongacién de las vocales abiertas tonicas latinas /e, 9/ y al oeste su conservacién. Quedan alli separados dos sistemas vocalicos diferentes: uno reducido a tres grados de abertura y cinco fone- mas (propio del leonés y demas romances centrales); otro que mantiene cuatro grados y siete fonemas (originario del gallego). Esta linea, que ya se- fial6 Menéndez Pidal' como limite de gallego y leonés, corre aproximada- mente por los cordales montafiosos paralelos al este del rio Navia (sierra de Panondres, puerto de Las Cruces, Bovia de Bullacente, La Leirosa, El Palo, Valledor, Valvaler, Valdebois y Rafiadoiro),’ partiendo primero los concejos de Navia, Villayén y Allande, y luego siguiendo los limites de Ibias con Cangas de Narcea y Degafia. Ademés de las zonas bajas del poniente de Navia y Villayon y el oeste de Allande, se sittian a la izquierda de esa It- nea los otros concejos mas occidentales del Principado, Ibias, Grandas de Salime, Santa Eulalia de Oscos, San Martin de Oscos, Pesoz, Illano, Villa- nueva de Oscos, Taramundi, San Tirso de Abres, Vegadeo, Castropol, Tapia de Casariego, El Franco, Boal y Coafia, y sus hablas quedan adscritas al do- minio del gallego. A estas modalidades «entre el Navia y el Eo, fundamen- talmente gallegas, pero con algunos rasgos asturianos», las designé Déma- so Alonso con el nombre de «gallego-asturiano».’ En este manual sélo importa sefialar lo que incumbe a la dialectologia del bloque en que el vocalismo latino se ha reducido a tres grados de aber- tura con cinco fonemas, esto es, las areas de los romances leonés, castella- no y navarro-aragonés. Si se incluye el estudio del gallego-asturiano se debe a la necesidad de atender a los rasgos asturianos que en él existen. Sin embargo, habra que referirse, aunque brevemente, a sus relaciones con las hablas gallegas, puesto que —segtin escribié Damaso Alonso— estas ha- 1. El dialecto teonés, RABM, 1906, § 1.2. 2, M, Menéndez Garcia, «Algunos I{mites dialectales en el occidente de Asturias», BIDEA, 14 «a9si). 3. Damaso Alonso, Obras completas, I, Madrid, Gredos, 1972, p. 391. 4, Idem, p. 315. GALLEGO-ASTURIANO 135 blas «estan dentro del sistema lingiifstico galaico, si lo miramos en una perspectiva sincrénico-diacrénica». Ya sefialé Menéndez Pidal la semejan- za de estas variedades con el gallego de la provincia contigua de Lugo. En efecto, si recordamos la clasificacién de los dialectos gallegos hecha por Carballo Calero (gallego suroccidental, gallego noroccidental, gallego cen- tral y gallego oriental), las variedades asturianas se asemejan a las orien- tales de Galicia, si bien presentan rasgos peculiares. Los criterios diferenciales de Carballo Calero, utilizados después por otros estudioso de la zona asturiana,’ son los siguientes: 1.’ comporta- mientos varios de la -N- intervocélica latina; 2.” articulacién de /s/ y distin- cin o confusién con /0/, y 3.° presencia o ausencia de geada. Los dos ulti- mos criterios no importan para el gallego-asturiano, que, de acuerdo con el gallego oriental vecino (el de Lugo), presenta /s/ apical y desconoce tanto el seseo como la geada. Sf interesa, en cambio, considerar el resultado de -N- y de -NN-, y afiadir, como hace Celso Mufiiz, la solucién de las laterales -L- (0 L-) y -LL-. Las pequefias zonas limitrofes en el bable occidental que no diptongan /e/ ante nasal trabante no deben incluirse en el dominio gallego-asturiano, puesto que diptongan en los demas casos (igual que /9/). En el concejo de Navia (desde Soirana hasta el rio Barayo y hasta Somorto, sin alcanzar las brafias), en el de Villay6n (coincidiendo con el limite de la pérdida gallega de -N-, entre Oneta, Eirias, Villayon y Carrio, pero no las brafias) y en los de Ibias y Degafia (parroquia de Sisterna, o Lastierna) se registran ten, ten- ro, quen, calente~quente, dente, tempo, formento, tamén, etc. (frente a pie- dra, fierro, mierbo, nieve, vieyo, canciella~cancietha, miel, thubietho, piérti- £4, tiesta, pfa, etc.).’ El limite oriental del gallego-asturiano esta bien marcado por las iso- glosas de la conservaci6n de /¢ 9/ y de la pérdida de -N-, que coinciden, sal- vo la pequefia zona de Villayén en que esas vocales dejan de diptongar ante nasal implosiva, y la parroquia de Sisterna donde frente al mantenimiento de la nasal (branu, ganau, chanu, vinu, thansa, thuna...) se pierde en casos concretos (como en téa ‘una’, algvia, bia ‘buena’, muchertia ‘mujerona’; ca- mista, vathia ‘vallina’, andulfa ‘golondrina’, subria ‘sobrina’, chia ‘lena’, gathia ‘gallina’; camtus ‘caminos’, mulfus, vectus, calenttus; grandois ‘gran- dones’, furcois, curazois, sardois ‘acebos’, penois ‘pefiones’; teis ‘tienes’, tein ‘tienen’, view ‘vino’).’ En Villayén, la cafda de la nasal debe atribuirse a di- fusion desde el gallego en el bable vecino; en Sisterna, la conservacién de 5. Chr, por ejemplo, R. Carballo Calero, Gramética elemental del gallego comtin, 3. 1970, pp. 38-44. También véanse de Alonso Zamora Vicente, «Geografia del sesco gallezor, 3 (1951), Buenos Aires; «La fromtera de la geada», Hor. a F. Kniger, 1, Univ. Cuyo, Mendoza, 1952; =De geografia dialectal: -ao, -an on gallego», NRFH, 7 (1953); «Los grupos -uil-, -oi/- en gallego mo- demo. Su reparticién geograficas, BF, 21 (1963), Lisboa, 6. Por ejemplo, Celso Muniz, FI habla det Valledor (Estudio deseriptivo dt gallego asturiano de Allande), Amsterdam, 1978, y José Garcia Garefa, EI habla de El Franco, Mieres, 1983. 7. M. Menéndez Garefa, «Algunos limites dialectales en el occidente de Asturias», BIDEA, 14 (1951), pp. 259-280. 8. 'M. Menéndez Garcfa, «Cruce de dialectos en el habla de Sisterma (Asturias)», RDTP, 6 (1950), pp. 355-402; Joseph A. Fernandez, EI habla de Sisterna, Madrid, 1960. 136 EL ESPANOL DE ESPANA Ja nasal intervocdlica debe considerarse influjo del bable occidental. Son cruces dialectales segin mostré Menéndez Garcia. El limite del gallego-asturiano con el gallego oriental es mucho més di- fuso. Los concejos de San Tirso de Abres y de Taramundi son los mas con- cordes con el galego de Lugo. Ya en el este de esa provincia comienza la terminacién -fn en lugar del -ifio general del interior de Galicia (camin, lin, vecin, en lugar de camifio, lifio, vecitio), y la pérdida de la -N- después de /4/ (irmao~ermao, irmd~ermd, cais~caes ‘canes'); pero es en el gallego-asturia- no donde se difunde sia, ningvia, galia en lugar de las soluciones de Galicia unha, ningunha, galifa. En cuanto a la geminada -NN-, sus resultados son concordes en las tres zonas gallega, gallego-asturiana y la mayor parte de la occidental: pannu > pano, pinna > pena. Una zona amplia queda segregada dentro del gallego-asturiano por los resultados de la L- y la -LL-. Es sabido que en el proceso de lenicién que afecté a las consonantes latinas,’ la consonante inicial se comport6 como la geminada interna, que por uno u otro procedimiento se mantuvo distin- ta de la simple intervocalica. Asf, las diferencias fonéticas de las soluciones romances no representan en realidad diferencias fonoldgicas, ya que per- sistieron las distinciones: en gallego L- y -LL- resultan /I/, mientras -L- desa- parece; en el leonés, las primeras resultaron [J] (o [th]) y la segunda se mantuvo. El resultado fonético apicopalatal [th] alcanza en el bable occi- dental una Ifnea coincidente con la de la diptongacién, salvo Pifiera, en Na- via (que presenta []]), la zona de Villayén que mantiene [¢] ante nasal, y Re- bollo (en Allande) que aunque diptonga presenta [y] para las laterales. En la zona del gallego-asturiano, los resultados del gallego ({I] para inicial y geminada, pérdida de la intervocélica) se sustituyen por los pro- pios del leonés [J] y // respectivamente (bables oriental, central nortefio y occidental A) dentro de un area delimitada por la isoglosa de /th/, con los concejos de Navia (occidente, desde Pifiera), Coafia, El Franco, Tapia (has- ta Cortaficio), un rincén oriental de Castropol, la mayor parte de Boal, el occidente de Villayén, el oriente de Ilano y la zona centronortefia y occi- dental de Allande.' Dentro de esta zona existe yefsmo progresivo en los concejos nortefios (predominante en Navia y Coafia, salvo Pifiera)."’ El he- cho de que entre estos resultados [J] de la zona gallego-asturiana y la ge- neral leonesa se interpongan los apicopalatales [th] de las tierras altas oc- cidentales y centrales del sur asturiano, ha hecho pensar que habria una migracién desde los montes hasta la costa de hablantes con [th] que la im- pusieron a los que usaban [I] como al este y al oeste. Asf, entre el llobu y la portiella del centro (< lupu, portella) y los gallegos lobo y portela, apare- cen los occidentales thobu y purtietha, y el gallego-asturiano nororiental [lo- bo~yobo y portélla~portéya. Y por otra parte hay continuidad desde la mi- 9. A. Martinet, Economie des changements phonétiques, Berna, 1955, pp. 273 y ss. También E, Alarcos Llorach, Fonologia espaftola, Madrid, 4* ed., 1965, pp. 247-251. 10. L, Rodriguez-Castellano, «La palatalizaci6n de la L inicial en zona de habla gallega», BIDEA, 4 (1948). También M, Menéndez Garcfa, El Cuarto de los Valles, Oviedo, 1963, pp. 121 y ss. ¥ mapa. LL. J. Garefa, El habla de El Franco, Mieres, 1983, pp. 90-91 GALLEGO-ASTURIANO 137 tad de Tapia de Casariego hacia oriente de la conservacién de -L-: * bra > culdbra, culuebra, culebra; mola > mola, muela, frente a los otros concejos occidentales que presentan los resultados gallegos: cobra, moa. De todos modos, la caida de -L- en el gallego-asturiano es menos frecuente que en gallego.” No hay que confundir el yefsmo procedente de L- 0 -LL-, con el que, a través de [J] mantenida en gallego, afecta a los resultados de /l + yod/ 0 lyod + /. En parte del gallego-asturiano se mantiene todavia (1): en San Tir- so de Abres, Taramundi, y Oscos fillo, vidalla, célla, verilla, alléo (« filiu, uitalia, cilia, uirilia, alienu), pero domina el yeismo ya en San Mai tin y en los demas concejos: dyo < oculu, aguya < acucula, abéya < api- cula, veyo < uetulu, fiyo < filiu, bidayas < uitalia, etc. «Todo esto hace pensar que el yefsmo no es muy antiguo», sefiala Démaso Alonso, y afiade: «Parece venir del E.»" En los demds aspectos fonéticos, el gallego-asturiano comparte los re- sultados del bable occidental comunes con el gallego general. Asf, la pala- tal sorda de iungere > xuncir, generu > xénro, genista > xiesta~xestra, iocu > xdgo, iactu > xéifo, etc., que atrae a algunas /s/: seperare > xe- brar, surdu > xordo (con la consabida pérdida en germanu > ermao~ir- mao); la fusion de los grupos tipo PL: pluuia > chuvia, plicare > chegar, clauicula > chaviya, flagrare > cheirar, amplu > ancho, pestulu > pée- cho, sarculare > sachar; el resultado de /m’n/: homine > ome, femi- na > féma; el mantenimiento de los diptongos crecientes: tructa > fruita, lacte > liéite~Iéite, tractu > tréito, cultellu > cuitélo, saxu > séixo, coxu > cdxo, etc. Sefialemos ciertas particularidades de la morfologia del gallego-astu- riano. E] articulo se aparta del gallego general porque presenta una forma ‘neutra’ lo (lo que queras; lo ~ el ancho da mesa), y utiliza para el masculi- no singular ef (en lugar de o: ef lunes, plural os ~ us lunes), que también aparece ante femenino empezado por vocal (el augua limpia, el arca veya, el éira ancha, el outra; plural as auguas, etc.). En los pronombres persona- les hay que destacar la perduracién de you < ego del bable occidental mas alla de la isoglosa de la diptongacién, en particular en los concejos de Na- via y Villayon. En el resto del gallego-asturiano ya aparece la forma galle- ga 2o~éu. Entre las otras formas ténicas, en las zonas con [J], hay ella, ellos, ellas (frente a éla, élos, élas). Nunca hay eles como en gallego, ni tampoco estes, eses, aqueles, sino éstos, ésos, aquélos. En la primera persona tonica preposicional hay la forma general mim. No se usa ti como sujeto. Entre Jas formas dtonas, hay que notar el uso de lo, los, la, las frente a las galle- gas 0, os, a, as: que lo velase, desque lo vit, que lus matase, lus sinten, 0 bien con alternancias: as levan / tirdbalas, levoulas, traballua, piixua, etc. En fun- cién de complemento indirecto se usa che como en gallego para la segun- da persona. En esa funcién, para la tercera, en lugar de Ile, Iles, se registran 12, Dice Damaso Alonso: «En el gallego-asturiano se puede decir que la -I- se pierde menos se- xin se aleja uno de la frontera politica gallega» (op. cit., p. 329). 13, D. Alonso, O.C,, I, pp. 497, 369 n.° 29. También J. Garcia, op. cit., pp. 103-104 y 108. 138 EL ESPANOL DE ESPANA ye, yes. Hay asimilaciones varias como en gallego: nun.o soupo ‘no lo supo’, com.us capan, trouxéron.os ‘los trajeron’, pofiéron.a, dentan.as ‘las muer- den’, etc. Se presentan fusiones de formas Atonas: déuma ‘diémela’, quiten- ya ‘quitésela’, traballoucha ‘trabajotela’, dexaimoschas ‘dej4mostelas’, nun yas vendo ‘no se las vendo’, etc. En la morfologfa verbal debe notarse la nasal paragégica de la perso- na primera de todos los perfectos fuertes y en los de las conjugaciones e -ir: dixen ‘dije’, puxen ‘puse’, fun~fuin ‘fui’, salin ‘sali’, augutn~ougutn ‘ corrin ‘corri. La desinencia de la segunda persona singular de los perfec- tos, lat -st1, resulta che como en gallego: chamache, comiche, saliche, fuche, houbiche. Los gerundios de la segunda y tercera conjugacién se diferen- cian: corréndo, salindo. También se usa el infinitivo personal cuando el agente no coincide con la persona sujeto del verbo principal: iri buscarvos pra véremos xuntos el pueblo ‘iré a buscaros para que veamos juntos el pue- blo’; de recoyéredes entrus dous el hérba, é facil que nun vola piye.l augua ‘si recogéis entre los dos la hierba, es facil que no os la coja el agua’, ¢ hora d'erguérense ‘es hora de que se levanten’.” Por tltimo, citemos algunas for- mas verbales discrepantes de las gallegas: véron (por gal. vitieron ‘vinieron’), tia (por tifta ‘tenfa’), vian (por vifian ‘venfan’), vase (por vifiese ‘viniese’), téis, téin, véin (por tefies, tefien, vefien ‘tienes, tienen, vienen’)."* 14. J. Garefa, op. cit., p. 214. 15. Véase Démaso Alonso, 0.C., 1, p. 499.

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