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Con Ia parca locuacidad de un registro fotogratico, preciso y descarnado, en palabras de Jean-Pierre Boulé, tomegalovirus carga con las marcas del ‘combate entre la escritura del temor y Ia disoh- cién del sujeto |]. En cierta parte Guibert anota ‘que el diario podria terminar ‘debido a una falta total de animo’, pero lo prosigue porque es una forma de puntuar el tiempo, de minimizar la tor- Citomegalovirus To que no se atreve a admitir frente a los amigos Diario de hospitalizaci6n acta también como una suerte de antidepresivo, Progresivamente, el diario simbolizara mucho més aque eso: se convertira en un sindnimo de super vivencia”. Cllomegatovirus es un diario intimo y a Ta vea un documento Hervé Guibert lore | |e Swale Tel ec vers [ets 4 < o BEATRIZ VITERBO EDITORA a ‘BEATRIZ VITERBO ED: Hervé Gutbert fae un novels, ftagrafo, (eit flograicey eineasta francs, ‘acido el 1 de diciembre de 1955 en las Cerennias de Paris, muro de SIDA e127 de {fisembre de 1991, en Pars. Fue amigo de (Estas, everitore yfl6eofs como Paice ‘Chérean, Roland Barthes, Michel Foueau, ‘Miguel Barve y Sophie Calle, Lvs ade- Ito ia columna aobre fotografia de Le Monde desde 1977 hasta 1985. Como Barthes en La eimara tcida, Gulbert rene tina eoleoaidn de fextos on primera persona obre la fotografia: LTmage fantome (1981) ecribé maa de veinte novelas y relatos € primera persona, entre la een y la Eiobiografa, peseuciand el hoy tan onocide genera de “autoficin’, En 1990 Strovela A Pam gut ne m’a pas sauvé fa tie (Al ang que 20 me sv In vid) fue, ‘Modis exetndalo,aclamade por la erica y ow medios, Ax cuenta en primera persona Ios ulimoc meses de vida de su mien ‘Must inepiredo en Michel Foucault. Guibert, mismo enfermo, contin el ‘isto stobigréfen eon Le Protocole com [pasoionnely con et documental donde Fegatra su oie mes de vida, La Pudeur Teitinpaadeur. Tas #4 muerte ve publiesn Sha aure de novelas: Lfomme au chapeau Tonge, Le Paradis el diario de bospitaliza Tad gue aqui presentamos, Cytamevaiot fs un albmm de fotografes Photographs) JME olecctin de ensayor sobre otografa, Ja Phot, ndlucablament. Por limo, en ‘Moon ae publicn su dizi stipe: Le Maxso- Tee des amants. Diego Vecchio, earitor, es también et Pdr de Fut, de Jean-Philipe Toos- ‘Sine Publics en Bene Viterbo Baitora un EStayo sobre Macedoalo Femindes: Ego: “ioe aa eoleccin de relatos: Mferobios ¥ ‘une nouvelles Oss. Citomegalovirus Diario de hospitalizacion FICCIONES Hervé Guibert Citomegalovirus Diario de hospitalizacién (Wersién de Diego Vecchio) BEATRIZ VITERBO EDITORA sod. sar Goat Vorb Eater, 20%2 pete isaNgressoate 058 raters Francesa ilo COD 8S betes: eines Tain doops Darel Garcia optomogatvius uit arospaaten cage a beh d sation ee Propane ase 8 ca ae Pec angearne rea ae wes Getto et evopemes in obre asco pula ene ma fe Publcac de aio Manchin arueresysropecs a Programs de Ads & fio Pranone de srnios sion Sut 100 Eaten Easy mando eon eau caelans Sante Bg Vesna pri rasan Mogberawieto const asenado ido os dvs. Quo igucsarente ris SSCS SGN dee tines ce Commi errscn ee scaln eanca per cngserreios pocour. Sobinenopatayotaemem imate. INPAESO EN ARGENTINA! PRINTED IN ARGENTINA (Guess room el aepoato ave prevane sey 1.723 Citomegalovirus Diario de hospitalizacion 17 de septiembre Vision del ojo derecho arruinada, Me cuesta leer. Miisica : todavia no me he quedado sordo, 18 de septiembre Una muchacha de rasgos ligeramente orienta- les, con un rostro muy bello, maquillada, tumba- da inconsciente en una camilla abandonada en €1 pasillo del servicio de radiologia, labios muy ojos y algo a la altura del cuello desnudo, que al principio tomé por una herida, como si hubjeran intentado degollarla, pero que es, me parece, una marca de lapiz labial Espera detrés de un ventanal de vidrio, antes de Ia ecografia abdominal: puede verse a las visi- tas, bajando por una escalera mecanica, dirigién- dose a tal o tal servicio, Muchos hombres, de to- das las edades, hablando solos, gesticulando, Los ‘vieos, en pijama y bata. Los jovenes, a menudo, torso desnudo, bajo una camisa o chaqueta des- abotonada, 1Citomegalovirus! Hospitalizacton, Lente de vidrio pegada a la retina. “Tengo miedo de que me hagan dormir en saba: rnas de papel o bajo una frazada de nylon. EL reflejo vital gmaravilloso o repugnante? [Antes me deefan : Qué hermosos ojos!” 0"iQué lindos labios!”, Ahora, las enfermeras me dicen “Qué lindas venas!”. La médica joven, con acento cextranjero, que me hizo la ecografia abdominal, le dice a su asistente, que estaba de pie, delante de la pantalla, inclinado detras de ella :"jQué lindo!”. Volviéndose hacta ml: "Tiene en el interior del cuer- po una configuracién que resulta totalmente ex- cepeional y poco frecuente, Nosotros también va- ‘mos a quedarnos con algunos negativos". 19 de septiembre Las sabanas no son de papel. La frazada no es denylon, Unas buenas sabanas de hospital usa~ das. Una frazada de verdadera lana, de hospital o regimiento. 10 No hay ducha en Ja habitactén (pienso que este terror a la ducha colectiva o publica remonta a los tiempos de mi infancial y tampoco toallas en el bane. H.G, me cuenta que la coordinadora de ‘enfermaras se puso negra de rabia cuando le pi- dio una, Solo hay toallas de papel. B. y H.G. in- sistieron en ir a comprarme una toalla de ver- dad. También me trajeron una cucharita, un paquete chico de azticar. Mis yogures Briard de leche entera y en envase de vidrio, “los mejores del mundo”, dice B., estan en una heladera, en ‘un cuartito, al lado, con el nimero de habita- con 365. También me trajeron, estos buenos amigos, uvas negras. Desde el pasillo, a través de los vidrios, puede verse todo el tiempo el interior de la habitacién, No digo nada, Pero B. dice “Basta con dejar abierta la puerta del armario" Joven médica residente, con rasgos ligeramente crientales, muy simpatica y competente. Me dice que conocia a Claudette Dumouchel. Le digo rien do; “Le prometo que no voy a escribir la segunda parte de BI protocolo compasive. Podemos tener ‘una relacién totalmente distendida’. Bromeamos. ‘Me pregunta si estuve escriblendo algo en estos ‘altimos tiempos. Le digo que si. "Algo que no tie- n ne nada que ver con el sida y que nunca me ocu- lo: una historia de amor profundamente carnal entre un hombre y una mujer. Ademas, una no- vela exética: por eso fui a Bora Bora’. Nos hici- ‘mos preguntas sobre lo que nos interesa de nues- tras respectivas profesiones. Esta muy bien. Le pregunto: “Si por alg motivo hubieran tardado en detectar el eftomegalovirus, gen cusinto tiem- po habria perdido el ojo? zUn mes, algunas se- ‘manas 0 algunos dias 7". Me responde: “Algunos dias”, {Tal vez ya lo perdi! Vamos a ver. Debilidad, eansancio, Hojeo los diarios. No ten- go ganas de escuchar la radio que le pedi aH. G.. [No tengo tiempo para aburrirme. Sempre hay una. ‘enfermera que viene a verme. Ya emplezan a lia- ‘marme por telefono. ‘7. me pregunto qué vela desde las ventanas. Desplazindome por Ia habitacién, le respond “Una aventda de eircunvalacion, un bosquectto, ‘una empresa de alquiler y reparacion de camio- nes, la playa de estactonamiento del hospital, al- unos rboles. ¥, alo lefos, Paris”. ‘Nutricionista (al Hegar habia pedido ver a una) también simpatica y competente. Media hora de preguntas reciprocas. Cori muchisimo esta no- the, Sobre la bandeja estaba el mend, escrito con 12 computadora. Le escondi debajo del plato de uvas para poder copiarlo mas tarde. Mejor que en. Air France. Instalacion del equipo de perfusion. Me ponen tun viejo pie de suero con las rueditas trabadas, que reduce muchisimo las posibilidades de movt- ‘miento en la habltacion. Intento hacer varias co- ‘sas en el mismo lugar (por ejemplo: mear y lavar- ‘me los dientes) para no tener que desplazarme dos veces, Ya les pedi a dos enfermeras que me consiguteran un ple de suero que funcionara. Voy a insistir hasta que lo hagan. Durante la cena, uma sola cuchara para el gul- soy el queso blanco. Por una cuestién de princi- ‘pio, les pregunto si quieren que se la limpie con Ja lengua, Bl cliente stempre tiene razén. ‘Torpe como siempre, no encuentro el botén para lamar a la enfermera, Y no sé como hice ‘para enredar el tubo alrededor del pie de suero. Dentro de poco, no tendré més que algunos cen~ ‘metros para moverme. Me advierten que me va a doler. Me dan una {inyeccién con wna enorme aguja en un lugar sen- sible, east en el pun y dejar libres, para las ex- tracciones, las venas que estan mas arriba. Le 13 pido al médico residente que tenga la amabilidad de indicar que solo me extraigan la sangre abso- utamente necesaria y no a tontas y a locas, como ‘ocurre a menudo en los hospitals. Bscribir es también una manera de ritmar y hhacer pasar el tiempo. Espero que vengan a perfundirme el medica- ‘mento (me encanta adoptar el lenguaje profesio- nal —con el eitomegalovirus no me van a hacer la P.L., puneién lumbar). Ya son las ocho de la n0- che: que me hagan la perfusién mientras duer~ ‘mo, Estoy cansado, Ha sido un largo dia. Hasta ‘manana, Me levanto para apuntar las frases que trotan en mi cabeza, sino me van a acosar hasta el dia siguiente, Los gritos de sufrimiento que llegan de Jas habitaciones vecinas son casi tan dolorosos como el mismo sufrimiento. El veeino grita, 1a enfermera le dice: "Abra bien grande la boca”. Me pregunto qué le estara haciendo. Hoy conoct la habitacién donde tal ver voy @ ‘morir. Aiin no logro sentirme a gusto. ‘Cuando se llama a una enfermera, hay que es- perar entre cinco y diez minutos. Me da la impre- 4 si6n de que se turnan a escondidas, al azar, para hacer un tour turistico ala disco La Rumba, det ‘centro comercial de Auchan, La habitacion no fue desinfectada, nt siquicra barrida, La prueba: vendas sucias bajo la cama. Se lo comento a una enfermera, que recoge todo rapidamente y lo tira a la basura. Dice: "iQue ‘asco I". Yo : "No las vamos a guardar como prue- bbas del delito” D, siempre dice que M., quien de todas mane- ras tenia que morirse, murié de manera mucho més brutal porque, para despejar el pasillo, 1o hhabian internado en una habitacién sin desin: fectar. Enfermedades nosocomial. ‘Cuando la enfermera me hace la perfusion, no puedo dejar de pensar que tal vez me esta inyec- tando agua, “porque de todos modos tiene que ‘morirse”. Vuelvo a pensar en las tres enfermeras lesbianas de Tubinga que liquidaban anctanos, atascdindoles una cucharita bajo la lengua, hasta asfixiarlos. {Los somniferos me recuerdan a las anfeta- minas! Z. me dijo que me traerfa una pequefia lampa- 15 ra de ambiente. Pero yo prefiero este neon cenceguecedor, color blanco enfermizo, El Diario de guerra de Babel: si plerdo el ojo, sera tno de los tiltimos libros que habré abierto. Este diario ha de ser tambien un diario de guerra. Bsa tarde, en la planila de admision, tres op- nar", Atin puedo caminar. Medianoche. Me levanté para hacer pis. Creo ‘que me despertaron para tomarme la temperatu- rao la preston. Ya no lo sé. La enfermera servi- cial, que piensa que el pie de suero con las rue- das trabadas “es un peligro" y con la que tengo ‘que tener buena onda, viene a instalarme, des- 1pués del aposito protector, un obturador, el obje ‘to que empecé a reclamarle, para poder mover- ‘me, desde las seis de la mafana, a la enfermera rubiecita y hurafa, que me dijo que en este hos- pital no haba. Como en los euentos de hadas, los. ‘buenos y los malos. Hay un ojo que esta en juego, “Abra la boca ! yMe oy6?", me dice la enferme- raalta. “Si, zqué estin haciendo?” Respuesta: un lavado de boca. Las enfermeras de Tubinga. 16 Cotorrean toda la noche, en vaz alta, en la pie- 2a de al lado, sobre problemas de salario y pre- que llamar uno de estos dias a mi ‘Una estadia en el hospital es como un viaje muy largo, en que se asiste a un desfile ininte- rrumpido de personas y rituales, para hacer pa sar el tiempo. Ni siquiera hay noche, EI hospital es un inflerno. Mucho mas tarde, en medio de la noche, bajan el tono de vor. Bilas mismas estan cansadas, Gritos en una habitacton de al lado, Parece una vaca mugiendo. No hay manera de dormir. 20 de septiembre Me desptertan todos los dias a las siete de la ‘mafana para meterme un termémetro bajo el brazo. A las ocho, cinco tubos de sangre ex- traidos del catéter del suero. La enfermera del turno mafana parece simpatiea. Estan las vi- boras y las perlas raras. Por la ventana, sol amarillo. Podria redactarse un diccionario humoristico ‘con los términos del sida: el candidato seria un hhonge que se postula para conquistar tu gargan- ta, tu es6fago, tu estomago, y comérselo, Sol radiante. Bl pie de suero tiene las ruedas trabadas, la mesa del desayuno esta rata y cuan- {do tro la cadena, el nodoro hace un ruldo infer~ nal al llenarse. Todo el mundo lo sabe y no hace nada. Ayer, noticias alarmantes de V., por teléfono, antes de ser internado en el hospital. Su novia Drasilera me dijo: “Un momento. Voy a ver". Vol- vvié murmurando : °V. no esta en condiciones de hablarte, Pero no dejes de llamario mas tarde. Le va a hacer bien’. Le pregunté: "ZEsta deprim!- do?”. Ella: “Toma tantas porquerias que esta en tun estado lamentable". Supongo que empez0 a picarse, Me hablé de esto las dos ailtimas veces {que mos vimos. Hace un tiempo, yo queria que nos picéramos juntos, pero él no queria. Cuando ime lo propuso estas altimas veces, era yo el que no queria. Le oigo decir, en el pasillo, a ia enfermera que acaba de salir de mi habitacion, dirigiéndose a ‘na colega (con tone burlén): “Dijo que la perfu- sion no gotea demasiado rapido y que le empieza 18 ‘a doles". Toco el botén solo para aclararle: “Nun- cca dije es0" Los aullidos del vecino. © es muy flooo bien le duele mucho. Desgraciadamente, adhiero mas Dien a la segunda hipétesis. Tal vez, dentro de ‘Poco, seré yo quien grite asi. La perfusion no goteaba porque la médica re- sidente, tan simpatica y tan linda, no habia sido demasiado clara en sus prescripciones, No tuve tiempo de bajar a comprar el diario, Protesté ante la responsable por el estado de suciedad de la habitacion donde me internaron, que en principio estaba *preparada’. El médico residente de esta mariana, un hombre bastante Joven, me dijo : "Le aseguro que la persona que estaba antes que usted no tenia nada grave. Solo un ligero problema vascular” Pasar la noche en este lugar : luchar contra una aplanadora que avanza, no sé si decirlo, a clegas, sin chofer. Si uno no resiste, si uno no corre, termina aplastado. Ya que estamos, mas vale seguir siendo un ser humano y no una ham- Dburguesa sanguinolenta. 19 [Al principio, uno reeibe un terrible purtetazo ‘en el estomago, Cuanta tristeza y desesperacion, (ano? Hay que contener las ganas de llorar. Luego {ino busca argumentos que puedan preservar el reflejo vital, Pasar a la euforia es peligroso. Des: pués uno corre el riesgo de desmoronarse. Acaban de descubrir que la perfusion no go- teaba bien porque ademas la aguja, que ayer pus sieron mal, se habia carrido un poco, producien- do un minaseulo hematoma, ya pricticamente reabsorbido. Bxiste el rlesgo de hundir a alguien, de hacerle perder el trabajo a una persona que realmente 1o necesita. Sino, estaria haciendo otra cosa, ame- os que se dedique a esto por vocacion. Ni si- (quiera entra en juego la nocién de venganza, sino ‘simplemente la de ética, que cada uno tiene que hhacer bien su trabajo. Hl escritor tambien puede hhundirse, si de pronto se pone a escribir idiote- cces 0 cosas inaceptables. [Boos aviones que despegan : intento verlos por Ja ventana. De todas maneras, tengo problemas hasta para leer un articulo en el diario. Escribir resulta me- nos dificil, 20 La enfermera que vino a ponerme, & la media- noche, casi clandestinamente, el obturadar. lo hizo caer al suelo, que estaba sucio. Por culpa de los guantes, las cosas se le resbalan. Trajo otro, al menos eso espero, y me dijo: “Esta vez no se me tiene que caer. Es el ultimo que queda cen el servicio" Pasé el profesor D., jee adjunto del servicto. Le regunté : "gEntonces quiere que mi mujer le en- vie una carta certificada al jefe de servicio 7". “Por ahora no’, respondié sin pestaftear. De visita en visita, este 080 me cae cada vez mas simpatico, No llego’a leer bien la hora en mi reloj pulsera ¥ me equivoco. No puedo culpar a mi ojo, Hay ‘que reconocer que en este Swatch los mimeros zo se ven muy bien, [Esta obsesion por los ojos, como una premont- ion invertida, desde la infancia. ¥ luego la nove- Ta esertta en el 83 y el 84 : Clegos. Hoy (transcribe): “Desayuno normal. Cham- ynes a la griega. Raya a la manteca. Papas al vapor. Queso blanco con 40% de materia grasa, Ciruelas. Pan 50 g." Es conocida esta misterio- ‘sa, Imperiosa y tediosa mania de los pacientes ‘imternados en el hospital de contar a las visitas, 21 a auqueadas todo Io que engileron Uo prome- ie eda oobre el ema de esta. noche, al woe ava alg completamente extravaga- wey primer ment de ayer que habia gusrda- ——LUr— esta, (peto tal ver haya una explicaion menos erenolea bien, fo escondl demasiado bien ¥ Pormorene bajo mi sombreo azul) 0 Bien we cnermera sei evo, si darse cuenta, a corer las coring ID: internacion domiciliaria. Pero dentro de ‘quince dias, por lo menos. El martes van a ponerme en el torso, en la sala, de operaciones, un abbocath. un catéter jntravenoso para aliviarme la vena, ya que el antiviral es muy t6xico. : 7 e@ue no queda nin: Qué me esta diciendo ? zQue no a gan obturador en el servicio 7” pregunta el profe- Sora la enfermera, més palida que hacia un rato. : ia?", “Si, pero tampo- :3No pidié uno en neumologia?”, “Si, pero ta co tienen’. “Entonces, llame a cardiologia’ Hay que hacerse respetar de inmediato, Bs ago- tador, Una relacion de fuerzas que dura dias y dnoches. Quieren que uno pierda. Apuestan por él 2 desgaste. Después, segiin los casos, te respelan fo te hacen mierda, Es un ejéreito de mujeres pobres y solidarias. Los hombres, una minoria, son jefes 0 lacayos. Ademas, dejé en un arrebato los antidepresivos €118 de fullo, hace dos meses. Me sentia cada vez ‘peor: boca seca, palpitaciones, dosis cada vez mis elevadas. Me dije : “Probemos. Es ahora o nunca’. Estaba en la isla de Elba, sin escribir (la escritura slempre es para mi una especie de antidepresivo), ‘pero tenia Sobre todo el silencio, el mar, la presen- ‘la y los childs de los pajaros. Estos podian ser sis calmantes, De todas maneras, me dije que st Ja situacién se volvia infernal, podia volver a to- ‘marlos inmediatamente, porque tenia una reser- va para todas las vacaciones. No solo no fue un inflerno, sino que ademas, después de una crisis pasajera de paranoia, me sent mejor de énimo. Esta noche, voy a dejar la ventana ablerta para {que el ruido del trafico de la avenida de eircunva- lacion tape un poco los aullidos del vecino y el parloteo de las enfermeras del turno noche. De hecho, no son aviones sino helicopteros los que aterizan en el techo del hospital, trayendo 23 hreridos graves, Hace unos tres meses o unos quin- ‘ce dias, tomaba un helicoptero, en Bora Bora, en buen estado de salud. Despegue y aternizaje de ‘una sublime suavidad, irreal, por no hablar de los diferentes matices de azul y verde que pue- ‘den verse desde el cielo. Llamé a mis padres, que estaban pasando unas excelentes vacaciones, para advertirles que me than a internar en el hospital algunos dias, “para ratar una porqueria’, sin entrar en detalles, sin decirles en qué lugar y prohibiéndoles que lama- fan aT_y C. todos los dias, como me lo habian ‘propuesto. ste diario, que debia durar quince dias, pue~ de terminarse de un momento a otro, debido & tuna falta total de Anime. Mientras me hacian la perfusién, dejé la corti na abierta para contemplar el atardecer, azulado y rosacio esta vez, yla luna, velada por un halo, hhipnotica, Le pregunto a la auxillar de enfermerta cul es ja diferencia entre ella y una enfermera. Me res- pponde: “La enfermera se ocupa de la perfusion. fos medicamentos, las extracciones de sangre. Yo, si usted necesita que le cambie las stbanas, 0 st ulere un papagayo" Digo (con alsa ingen): ‘gPara que me arranque un ojo con el pico?”. Me responde, tomandome por un loco, “No, es por st usted tiene ganas de hacer pis sin levantarse”. Le digo: “Todavia puedo levantarme’ Hay svtones ago aque pasan¢ inchuso muret Ya ea de noche: Todavia espero a que vengan @ hacer la perfusion, Hace un rato, la psledloga re dio, eabocando ina sonrisa dabolca, en 8 ‘mascara inmévil : c Y maqullada de teatro No japo- és Pero en el hospital nunea se duerme, mun ca se descansa’. , Desde hace algunos minutos, tengo sabre la ‘mesa un Temesta, de un amarillo abrumador (2,5mg) y un comprimido de Prozac, un antide- presivo. No sé si voy a tomarlos, Lacnfers fermera, que vino a hacerme la perfusién, le hace propaganda ala inyecton. Me die:"2@ué 8 mejor? eGuedarse completamente cigo? 0 ‘que le den una inyeceién en el ojo? Aunque no sé siyomismna podria soportarlo’. gPara qué me dice eso? gPara que tenga suefias felices? La luna va pasando lentamente de una venta- nna alla otra, Hay una zona entre las dos en que se vuelve invisible, 25, Las sabanas, llenas de sangre. Cuando vienen ‘achacerme la perfusion y me sacan el obturador, ‘me da asco: una aguja larga, flexible y muy fina, ‘manchada de sangre oscura, mitad coagulada. ero es mejor que el ple de sueto con las ruedas trabadas, Punzada en el rion derecho. Me ducle Iavena. 21 de septiembre Cielo hermoso, aunque me parece que ya Se terminé el buen tiempo, A menos que sea dem: siado temprano y que todavia no haya salido el sl Incluso hay gallos. Es cast el campo! No me despertaron como ayer a las siete. Me desperté solo, a pesar el Temesta amarillo. Dormi y me siento deseansado. Es agradable Laenfermera alta, flaca, maquillada y simpati cea, que siempre tiene éxito con los hombres, obs: tinada como una mula, habia programado, por razones de comodidad, que la perfusion se detu- viera a medianoche. Y se detuvo a las doce en ‘punto, a pesar de que es algo que las enfermeras hho pueden controlar con precision. El sistema de Ja ventana abjerta funiciono parcialmente. Hacia Jas tres de la mafana, habia menos trafico y mi 26 vecino se puso a aullar de nuevo. Tuve que espe- rar que los camiones volvieran a circular. No sé si, escribiendo este diario de hospitaliza- ci6n, acti bien o mal. Tengo la impresion de que hay escritores que nos hacen bien, camo Hamsun, Walser, Handke, y hasta paraddjicamente Bernhard en la dinémica de su genio de escritura ‘También estin los que nos hacen mal, como Sade, por supuesio, gDostolevski? En este momento, prefertria pertenecer a la primera categoria, Fin de semana. No hay nadie. Las puertas es- tan abiertas de par en par, como si todas las ha: bitaciones estuvieran vacias y los pacientes se hubleran ido a un picnic, organizado por el hos- pital. De nada sirve lamar a la enfermera duran- ‘te cinco, diez, quince minutos ‘Me decidi a tomar el primer Prozac, ayer a la ‘medianoche, después de un ano de interrupeién por tolerancia al producto (el término psiquiatsi- co para decir que ya no me hacia mas efecto). T. estaba en contra y sus argumentos me parecian ‘comprensibies (circulo vicioso, productos cada vez mas fuertes, tener que luchar solo, el segundo dia en el hospital es el peor). M. estaba a favor: H,, mi amigo psiquiatra, totalmente a favor. Y el 27 ‘médico resicente, a quien lamamos para pedirie ‘consejo y sin el cual no era posible obtener el producto, también estaba a favor. Por mi lado, ‘comencé a estar a favor, aunque segui dudando ‘un poco hasta la medianoche. Pensé: “El Prozac tarda diez dias en hacer un poco de efecto. Tar- daran precisamente diez dias en hacer la veri: cacion del fondo de ojo y en decirme si el trata- miento funcioné 0 no, si perdi la vista de un ojoy sl corro el riesgo de perder la del otro. A no ser que prueben las inyecciones. Si esto ocurriera, ahi si, lo sé, necesitaria una ayuda quimica para no derrumbarme’ ‘También esta Ja enfermera que recién acaba de llegar y me trae en un santiamén Ja indispen- sable mesa reclinable, que le habia pedido a veinte enfermeras diferentes, cineuenta veces, en dos dias. Se pusieron de acuerdo para decirme que xno habia. Seguro que para ellas es mas facil decir esto que empufar una mesita por el pasillo. Bn la ‘mesa nueva hay una mancha seca de vito, Pero al menos no esta rota, "Si la vena no resiste", dice la enfermera, “ha- bra que pinchar mas arriba. Siempre vamos de abajo hacia arriba". Conclusion: la vena no va a resistir Una vena que se rompe tal vez sea algo muy bello: chorro que mancha todo, ramillete de san- are, fuego de artificio purpura. Apenas pienso en esto, la sangre se me pone a hervir en los tubos de plastico. Pero no es una vena rota, sino un reflujo de sangre Esta maiiana, sali por primera vee de mi habi- tacion, despues de haberme afeitado (munca me corto, pero esta vez me corté: tengo que comprar- ‘me una Gillette Sensor, a la que B. le hace tanta propaganda) y me puse de nuevo mi sombrero azul. No me encontré con nadie, salvo con el mé dico residente, que me dijo que habia hecho bien en tomar’el Prozae: Bajé 8010 para comprar Libération. Pero el kiosco de diarios esta cerrado los fines de semana. Esta tarde, T, tiene que ve- nr a verme. Hoy es el segundo y tltimo dia de tratamten- to contra el paludismo : dos eomprimidos amar- g0s, cada seis horas, que dan calambres en el estomago, Me quedé sin pie de suero: la coordinadora ge- neral de enfermeras fue a buscar otro, Le dije a mi hermana que no vindera a verme hoy. No sé si volver a lamar a V. 29 No voy a decir que me gustaria quedarme cie- 0, pero existen situaciones desalentadoras que terminan dandose vuelta como un guante. Es algo que no conezco, Y siempre me ha gustado explo- rar, a fondo, hasta el limite de lo peor, las situa ciones desconocidas. D. contaba que, algunos dias antes de morir cen terapis intensiva, M, habria entablado con uno de los medicos de guardia una relacion excepeio- nal, Habrian conversado durante noches enteras. Creo que resulta inevitable, aunque nos negue- ‘mos o hagamos camo que no queremos entablar rningiin tipo de vinculo personal, como es el caso ‘de mi médico y yo, que desde hace un aio nos ‘refuglamos en la teenlcidad de Ia enfermedad, que el médico y su enfermo desarrolien una relacién personal, parecida a un sentimiento discreto. E1 médico del turno noche de M. se llev6 todos sus secretos, hasta entonces en el anonimato y el st: Iencio. Mi médico vino a verme hace un rato. Me anun: 16 que si todo sale blen con le instalacion det caléter intravenoso, en el quirofano, bajo aneste~ sia local, iniciara los tramites administrativos para ‘una internacién domaieiliaria lo mas pronto posi- ‘ble (al mismo tiempo pensé: \Genial! y jMierda ! ‘Mi diario no va'a durar los quince dias previstos) 30 Ta enfermera menuda, con la tez amarillenta, por Io visto no muy feliz, vlvi6 a aparecer, ayer por la noche, para tomarme la presion. Le dije: "Me gustaria hacerle notar, sefiora, o tal vez se- Aorita, si usted me lo permite, que la otra noche se ports muy mal conmigo, humana, ética y profesionalmente". “gGué me quiere decir?", me pregunto, pasmada, pétrea. "Quiero decirle esto: un enfermo de sida, muy débil y cansado, ya de- beria saberlo a estas alturas, zno?, tiene que so- portar el trauma de saber que probablemente perder la vista. Como st esto fuera poco, tam: ‘bien tiene que soportar el trauma de ser interna: do en el hospital durante quince dias. A pesar de todo, usted se hace la tonta, Me dice que el obtu- rador que le pido para deshacerme de este ple de suero que tiene las ruedas trabadas, no solo no est dispontble en el servicio, sino que ni siquic~ ra existe en este hospital, que es una invencién demi imaginacion, y que durante quince dias voy a tener que quedarme encadenado a este pie de suero, que no me deja moverme, ni siquiera en ‘mi habitacién, como un presidiario a una bola de hhierro". La enfermera replicé: “Nunca dije eso." ‘Podemos fijarnos en la hoja de reportes. Ayer por la noche no tenta flebre, No estaba delirante” ‘Se puso tan amarilla y rigida que intenté hacerle ‘un chiste: “Tal vez usted me hablo en chino (el tono amarillento de la piel?) y yo, en otra idioma. 31 Por eso no nos entendimos. Pensé: Cuidado con ésta, que es una bruja. Dentro de algunos dias, ‘espero poder decir: De hecho, es una buena en- fermera, Como también espero que usted pueda decir, algin dia: Pensé que este paciente era in- soportable, pero me equivoque”. Ahora ya no se quiere acupar de mi y manda en su lugar a la enfermera alta, de pelo negro, impulsiva, que le hhace propaganda a las inyecciones en el of. Ayer, mi médico también pronuncio esa pala- bra, Me basté con decirle: “Eso niyo mismo melo permite” Esta noche, me siento vacio, como si hubjera estando boxeando, durante dos dias y dos no- ches, enfermo, contra cincuenta personas, en perfecto estado de salud. La luna tardé en apare- cer y luego no fue sino un fuego fatuo en el cielo vvelado. Una enfermera tuvo la amabilldad de ha- ccerme la perfusion a las ocho de la noche y pro- gramar que durara sélo una hora, como estaba previsto, Son las nueve y media. Acabo de tomar con una pajita uno de esos tetra-brick de leche entera que suelen darle alos chicos, Escrito en el cnvase: "Reservado a las escuelas". Espero tener tiempo de descansar. 32 22 de septiembre Esta maiiana, intenté buscar en el cielo nubla- do acuarelas de Turner y Constable. A veces las hay. Después el tiempo se despejé y solo vi un ciclo soleado de suburbio parisino. Todos los eie- Jos son bellos. Si hubiera podido, habria intenta- do coleccionar cuadros del cielo. Pero son muy poco frecuentes. Los millonarios norteamericanos, cuando tie- nen problemas oculares con peligro de perder un ofo. van a Colombia, donde existe la mejor cira- ia oftalmologica del mundo entero. Un pobre dia: blo, borracho, se cayé én un fase y algunos dias después, todavia mas borracho, se volvid a caer. Cuando se desperts, agujero negro: todo estaba oscuro, no podia ver nada. Se tacé los ojos y ad virtié que estaban vendados. Agujero negro tam- bien en la memoria. Vagas voces y viajes en auto, ‘Tal vez un hospital. La madre tuve que reconocer que a su hijo le habian robado los ojos. Hizo una denuncia. Se abri6 una investigacién. Se descu- brid que la evisceracion solo pudo haber sido rea- lizada por un cirujano de alto nivel : habia dejado intacto, alrededor de los ojos, esos nervios muy finos que hubieran podido ser seccionados facil: ‘mente por manos inexpertas. Ejecuté un obra 33 maestra. Poco a poco, al chico le volvieron los re ceuerdos y pudo dar indicios que permitieron ubi- ccar el hospital donde tal vez se produfo el crimen. Pero todo el equipo oftalmologico acababa de ser remplazado, y los miembros del equipo anterior hhabian desapareeido, Con el dinero, se habian {do a los Estados Unidos, por el resto de sus dias. En la sala de deseanso, las enfermeras se pe- lean por contar las historias de sus enfermos, Desde luego, cada una tiene una historia mas ineretble que la otra. El espiritu de camaraderia durante el cambio de turnos, Mientras unas se van a dormir, las otras acaban de dejar atrés cama, metro, auto- bis. "Como estis, nena? Que descanses bien. Tienes tiempo para tomar un café?" Mi habitacién es una coraza insidiosa que va transformado el mundo exterior en algo aterra- dor. Incluso el pasilio. Esta mahana, me afeité dos veces. Al princi- pio, no me di cuenta y no entendia muy bien por- (que Ia hoja de afeitar estaba desafilada. Domingo por la mafiana. No hay diarios. Nada que hacer. Durante su estadia en el hospital, para M. era ‘muy importante que le trajéramos Libération. 34 En el cuarto de al lado, cantos de misa en la television, Bajo a tomar un cafe Mi torpeza habitual y mi nueva debilidad, Jo que habria que agregar Ia aguja en la vena, ha- ceen que hasta abrir el sobrecito dle café en polvo se me vuelva dificil, Ayer, mientras estaba hablando con el médi- co residente, vino a verme la coordinadora gene- ral de enfermeras. "Pero qué pas6? Cuénteme." Le respondi que no habia mucho que decir s0- bre la falta de higiene del cuarto donde me ha- bian internado. “Ademas, dije, por fin me traje- ron una mesa de desayuno que no vuelca todo sobre la cama, Pero hasta ahora no me han cam- biado el pie de suero, que tiene las ruedas tra~ bbadas”. Se lo lev6 de inmediato, fuera de la ha: bitacion. La of decir en el pasille, arrastrando el armatoste, hablandose a si misma: "Cuando no soy yo la que se ocupa de las cosas, nada fun. ciona. En un minuto, traigo otro". Esta noche, cuando vino la enfermera a hacerme la perfu- sion, no habia pie de suero. Tuvo que ira buscar el mismo que se habia levado la coordinadara, que no volwé a aparecer. El taconeo de las enfermeras sobre las bal- dosas. 35 J.-F. M, me habia dicho en el otro hospital: *Si un dia tuvieras un problema y fuera necesa- rio ponerte en observacién durante varios dias, ni siquiera podrian conseguirte una cama, por- ‘que no la tienen. Una razin mas para cambiar de servicio". Demasiados libros leidos, gdemasiados libros escritos? ‘Cuando me enteré de que el citomegalovirus me habia atacada tn ojo, estaba solo en la habi- taeion del hospital ambulatorio y del cao de la calefaccion vi salir una arana negra, Esta noche, el cielo nublado, iluminado por la una, parece un campo cublerto de nieve. 23 de septiembre je derecho: al mirar la luz, veo pasar tres ma- riposas negras, Me despertaron a las siete menos cuarto para tomarme la temperatura. A las siete, con un vaso de café de maquina en la mano, porque la cafeteria atin no estaba ablerta, entré en la sala de enfermeras, que esta al lado de mi habita- ci0n, Las enfermeras estaban reunidas, toman- i do una taza de café, hablando de las hojas de reportes y los tratamientos que tienen que dis- pensar. No est4 muy bien visto que un enfermo se aparezca por ahi, Les dije: “Disculpen que interrumpa este momento tan agradable, pero 8 solo por un segundo, :Beta entre ustedes la enfermera que va a hacerme la perfusion esta mafiana?" "Si, yo" respondié una chica, despues de dudar un rato. “Tal ver sea necesario que encuentre un obturador en algiin lado, en la farmacia 0 en otro servicio, porque ayer utiliza- ron el ultimo". “De qué color es la aguja?” "Rosa". “Voy a buscar uno” En mi cuatto, rosas blancas (C.) y rosas ama- rillas (mnt hermana) ‘Ya ni siquiera podemos abrazarnos, T. y yo, come antes, cuando nos velviamos a encontrar. ‘Ahora Fesultaria demasiado melodramatico. ‘Supongo que hay robo de insumas en los hos: pitales. gNo? De otro modo, no es posible. jLo que ‘sera en Rusial La “invasion de inmigrantes" de Giscard, los “charters de expulsion” de Cresson, los “malos lores" de Chirac: sea cual fuere estado de salud, ‘nunca mas volveré a votar en mi vida. 37 J.-F. M, tiene su propio tubo de alimentacion artificial, a la altura del corazén. Ellunes es mejor que el domingo en el hospital xy en todas partes. Ayer vino a verme, con mi hermana y su hija ‘mi tia abuela Louise, que deseubri la television ‘alos ochenta y cinco afios en su gerlatrico. Al ver algunos programas cémicos, suelta unas risas nerviosas estrepitosas, Ayer, se puso a sonar el telefono y tardé en responder. Cuando descolgué, xeconoci la vacecita infantil de Titou, Tardé un momento en recobrar- ‘me, No nos veiamos desde las tltimas vacacio nes. Parecia emocionado. Yo si lo estaba. La enfermera del turno manana escondié en ‘mlarmario tres obturadores que habia encontra- do en cardiologia Cuando se esta acostado, es dificil tener senti- do del humor: la posieién resulta artificial. Quiza ‘un problema de respiracién, En la pasarela de cristal de acceso al servicio, unos mendigos. Como los zapatos estaban muy ‘mugrientos, se los sacaron y en su lugar les pu- 38 sieron unas pantuflas de papel azul. Tambien les pusieron sobre la cabeza, por culpa de los bichos, ‘unos bonetes de este mismo papel azul. Me mira ron pasar en medio de ellos, con la cabeza ergui- da, Intenté no desviar la mirada, como hace todo el mundo. ‘Transformar la tortura mental la situacion en. ‘que me encuentro, por ejemplo) en tema de estu- ‘dio, por no decir en obra, para hacerla un poco menos insoportable, ‘Como mafana a las nueve tengo que ir la sala de operaciones, le confié aH. G. el primer cuaderno, en un sobre cerrado, sin decirle le que cra. Tenia miedo de que me lo rabaran st lo deja~ a en mi habitacién, Incluso si lo levaba en mt bolsilo. Por fin, un pie de suero que funciona. Tal vez se lo sacaron a alguien. Algulen que ha muerte El lunes eseuché por primera vez un poco de rmitsica en la radio (NRJ, Radio Nostagie, Radio Nova), programas preparados por T. Supe por H.G., que lo sabfa por B. que to sabia por P., que V. lo habia llamado para saber donde estaba yo. 39 El doctor M,, el anestesista que maftana por la ‘mahana me pondré el catéter intravenoso, vino a verme por la tarde. Me examiné el torso yme cont Jo que iba a hacer, Como de costumbre, le hice muchas preguntas. En determinado momento, le dije, con el torso desnudo: “Lo estoy utilizando ‘coma biombo", Mi amiga S., que estaba sentada detras, fingio estar leyendo una carta. "Es muy curiosa’, agregue. ‘Supongo que hay enfermeras y auxlliares de enfermeria que, de entrada y por principio, odian alos enfermos que tienen una habitacién sin com- partir, signo de riqueza. Noventa francos por dia, ‘Me pongo a escuchar viejas canciones de mi adolescencia. No me producen el menor efecto. Esta mafana no dejé que me pusieran una fan- a de almohada de papel. 24 de septiembre Sea cual fuere la interveneién, las enfermeras le dicen al enfermo, sin reflexionar, que, sobre todo, hay que estar en ayunas. Dos por tres no es cierto, Pero asi evitan ser amonestadas. El esto- 40 | ‘mago y la psicologia del enfermo no tienen dema- siada importancia. La coordinadora general le dijo a la enfermera de pelo negro, impulsiva, que yo habia dicho: “Es 1 tipo de mujer que todavia puede legar a gus- tarle a los hombres”. Mientras me hace la perfu- sion, Ia enfermera en cuestion me lo cuenta. Me slento ineémodo. Como quien no quiere la cosa, ‘me corrijo: “Es el tipo de mujer que le gusta a los, hombres". Me responde con amabilidad que de todas maneras se lo ha tomado bien. Que se ha sentido halagada, dice, Entiendo entonces por- gué la coordinadora general repitié precisamente so. Ella ya no puede llegar a gustarie a los hom: bres, En lo mas minimo, La hija de puta que me puso en la habitacion sin desinfectar, entra triunfalmente a las siete y media de la matiana, con un camisolin de papel azul translicido. Quiere que me desnude para ponérmelo, aclarandome que puedo quedarme ‘con el slip. Le digo: "Para hacerme cruzar el hos: pital con eso, tendra que esperar a que esté en Jas ultimas. Solo pienso ponérmelo si usted acepta bajar conmigo, tomados de la mano, vestida asi Le permitiré que se quede con el corpifie, como ‘usted me permitié que me quedara con el slip” a | Una enfermera prineipiante quiere asistir a la {ntervencién, que hasta ahora nunca habia visto. Le digo: “Mejor espere a que le toque un chico puesto, musculoso, con pectorales enormes. Asi mata dos pajaros de un tro’. Nada esta ncche, Demasiado impresionado. In- tentaré eseribir mafiana. 25 de septiembre Ayer, dia maldito. Catastrofes tras catastrofe ‘a pesar de que no tenia miedo a esta interven- ‘in. Incluso me pareca que todo tba a salir bien, Habia que ver la cara que puso la muy perra ‘cuando pasé a su lado, solo, vestido con ropa de calle y sombrero, llevando sobre el hombro, el camisolin transparente azul, dirigiéndome a la sala de operaciones. No hay otra palabra: des- concertada, Humillarme: esta era Ja Gnica funeion del camisolin azul Habia que ver la cara que pusieron los aundlia res de enfermeria, unos malgaches gordos, vesti- os con pape! verde pastel, de la cabeza alos pies, 42 alabrirla puerta de terapia intensiva: “:Quién es usted? ,Qué hace aqui?” Me desvesti en el bafio y me puse, yo también, el pijama, sin derecho nt revés, el camtsolin, las pantuflas y la cofia verde, “Tres horas nel quiréfano y no los tres cuartos de hora previsos. Utizaron toda la artilleri pe sada: veinte punciones profundas con aguas, fenormea, la sloeaina que me ardia, una arteria ‘agujereada a muimetros de In aorta y la yaglar Bl anestesista dijo, empapado de sudor. “Haga- ‘mos na pausa. Voy a tomar un café, Retomamos dentro de un rato" [después me pregunte si m0 hhabria tomado alcohol 6 i no estaria drogado} Me sacaron una eeografia del culo, marearon tuna vena que probablemente no era muy Bina, la fgyja ent sin dolor en el primer intent, senti fn a plea inctsion del bisturi puntiagud que el anestesista habia pedido asus asistentes, hemo- rragia, lea dlje que me sentia mal, tenia I impre- sin de que me fba a desmayar, la mascara de ioxigeno no me prodiucianingsin efecto, de pronto tin dolor intolerable ala altura del corazon, grite pedi que me iberaran de ese dolor, durante unos Segundos pense qe me iba a mors, pesar de la hhemorragia que no lograban frenar tuvieon que coserme rapidamente antes de que la anestesia dejara de hacerme efecto, Inyeeciom de morlina Me trasadaron de la mesa de operaciones a una 43 camilla, después a una cama, Sala de post- operatorio. Un tipo robusto, con el torso desnu- do, que se llevaron de inmediato. Una muchacha de rasgos ortentales que parecia dormir, pero cuyo rostro se crispaba con una mueea de dolor, Una chica con Ios ojos abiertos y la mirada fifa. A mi Jado, un negro, escondico a medias por la parte inferior de 1a cama, con el brazo acribillado de _agujas, retorciendose de dolor. Comprencli que ya Ie habian administrado la dosts maxima de mor- fina. Lo ataron a la cama, Pedi wn eafé, Delicioso. Durante la operacién quiruirgica, debajo de la manta de papel que delimitaba el campo operatorio y no me dejaba ver lo-que-pasaba, me faltaba el aire. Sufria, Por la comisura del parpa- do derecho, se me desliz una ligrima. A pesar de Ja mala racha, una enfermera canturres du- ante algunos segundas y me alivi, Me torturaron por nada. Ni siquiera para ha- ccerme confesar la verdad, ‘Acabo de ver pasar un cadaver, tapado por una funda negra: servicio de terapia intensiva, ‘Al ingresar a terapia intensiva, por culpa de Jos ruidos, las maquinas, los bip bip estridentes, 44 las puertas abiertas, los pasos apresurados en él ‘pasillo, as enfermeras que piden ayuda a los gri- tos, al principio uno tienen la impresion de estar ‘una nueva versién del inflerno, Después me digo que aquel no es un lugar tan malo para mort Hay que morir en algin lado. rei que por el trauma ya no seria capaz de seguir eseribiendo este diario. Pero es la tnlea ‘manera de olvidar. ‘Cuando M. estaba en terapia intensiva, sema- xas antes de morir, hubo que apostar un guardia en la puerta, a pesar de que estaba todo el tiem- po cerrada-Habian sorprendido a un fotografo {nfiltrado en el servicio, para sacar fotos de M. smeonsciente. Todas quieren cambiar de profesion. Se le- vantan a las cinco y media. A las sels, trans- portes pliblicos. Llegan a las corridas al hospi- tal para tomar el café con sus companeras del turno noche Elanestesista, que ayer me pinch6 un pulmén, vino a charlar conmigo ayer por la noche y esta manana. A pesar de todo, me cae simpatico. No puedo evitaro. 45 ‘Todos los dias, busco en el diario, la tempera- tura que hace en Roma. ‘Comparacion de las radiografias pulmonares de ayer y de hoy. Por el momento, ninguna son- da, Inmovilidad total Algunas veces no estan seguros de lo que ha- cen, lantean, transpiran, tienen miedo. Me inyec- tan xilocaina entre el pulmén y la pleura despe- _gada por el aire para poder introducir un cathlon, tuna sonda de drenado de pequetio calibre. - 26 de septiembre Mientras me yuelven a introdueir por tercera ‘vez la sonda en el pulmén, aparece una enferme- ra con el alma en un hilo y grita: "Madame X. se puso livida”, Con su barbijo verde, mi enfermera vvacia la jeringa con en el aire que me va extra- ‘yendo del pulmén, como si fuera un tubo de spray. ‘Me dice “Parezco un hada, {No es cierto?” Ruido de martillo neumatico en el servicio de terapia intensiva. Queso blanco deseremado, con 0.5% de materia grasa, para un enfermo que ha perdido veinte kilos. 46 ‘Ayer por la noche, esperaban al servicio de aten- cin médica de emergencia: coma por tentativa de suieidio, Los médicos del servicio ce emergen- clas estaban furiosos. La familia de la chica los habia insultado, diciéndoles que no eran médt- ‘cos de ambulancia sino camioneros, La chica, que hhabia tomado unas pildoras y habia ingerido mucho alcohol, estaba gimiendo en la habitacion de al lado, En medio de la noche, sueno profundo. Una cenfermera me despierta, rozindome el dorso de Ia mano, delicadamente, con un dedo. rine sin levantarme de la cama, en un colec- tor de orina peneano, una especie de condon, co- nectado a una sonda. Me ponen bajo las caderas el acero helado y filoso de la bacinilla, pero no logro evacuar. Me dan una inyeccion en el vientre con una aguja corta para evitar las escaras, Ya nada me impresiona, salvo la trepanacién o la inyeceion en el ojo. ‘Triste y desanimado esta mafiana. Me recon forta un poco la amabilidad dela ausdlar que me lava y me vuelve a acostar. Hospital en huelga. ar Es curioso. Cuando el médice le inflige al pa- iente un sufrimiento intenso, se crea un senti- miento de amor y de respeto que en mi opinion es reciproco. EI sufrimiento tiene algo de sagrado, BI médico que hace suir y el paciente que sufre ‘se convierten en algo asi como amigos o cémpli- ‘ces. Pero por pudor, de eso no se habla, 1 jefe de la terapta intensiva vino a verme, acompafiado por una asistente. Con un gesto 14: pido, me arrancé el tubo insertado en el pulmén, conectado a una garrafa de vidrio, lena de un liguido violéceo, que mi expiracion y mi tos ten- drian que hacer burbujear. Cinco minutos mas tarde, aparecié sobre mt torax, un mintiseulo unto rojo, ya coagulado, mucho mas estrecho {que el tubo que me habian sacado. Misterios del cuerpo, 27 de septiembre ‘Ayer por la noche dejé el servicio de terapia {intensiva y me instalaron de nuevo en el ala de- recha, habitacion 866. Pude descansar. Erapeion galopante de candidiasis en la garganta, Sol ra- diante. Cielo totalmente despejado, 48, Esta manana, al afeitarme, vien el espejo, por debajo del catéter intravenoso, una arteria anormalmente hinchada, que me dolia un poco. ‘Dos enfermeros vinieron para lavarme. Les dije ‘que podia hacerlo solo. Hace dos dias que ne me levanto. Tenian miedo de que me desmoronara en el bao. No es una arteria, Es un eatéter bajo la piel Ayer por la noche, vino a visitarme el psiquia: tra, con una actitud bastante reservada, tal vez porque nunca mas volvia su consultorio, a pesar ‘We que no me quedaba muy lejos. Escribié &a mi expediente clinico: “Hay el enfermo esta trangul- Jo, Discurso ponderado". La ultima vez el diseur- s0 era “coherente” Me imagino perfectamente con una minerva blanca, un sombrero elegante, un parche negro ‘en el ofo si plerdo la vista. Entonees si, aceptaria volver a ser fotografiado. Esta mafiana, cuando vinleron a buscarme en una silla de ruedas para Ilevarme hasta el servi- ‘cio de radiologia (que, con sus corrientes de aire, es una maquina de provocarle afecclones pulmo- nares a quienes no las tlenen) escondi mi cua- derno bajo la almohada y después, diciéndome (que era una pésima idea, me lo guardé en el bol- sillo de Ia camisa, Esta noche, comi las frambuesas que me trajo H, G., Fueron una de las wltimas cosas que le gustaban a mi tia abuela Suzanne, alos noventa yy einco afios. Hoy festejé con orgullo el cumpleatos de mi hermana, a pesar de que era ayer. Cuando estaba internado en el hospital Rothschild, huelga. Cuando estaba internado en el Spallanzani, en Roma, huelga de enfermeras. 28 de septiembre Pero también existen enfermeras que estan ‘muy a gusto con su trabajo. Conoci a una, en terapia intensiva, muy joven, bonita, precisa, valiente. No hay nada mejor para un enfermo. Eso si, cuando terminaba el turno y dejaba el hospital ala diez de la noche para irse a su casa, estaba molida, Le pido C. que vaya a buscarme un eafé corto ‘ala maquina expendedora de bebidas de la plan- ta baja. Me trae, en cambio, de la cafeteria del ball, un expresso de mejor calidad. El tinico pro- Dlema es que hay menos cantidad de liquido que ‘me queme Ja garganta, tal como me gusta a mi Pero no se lo diré nunca, La responsable de pratocolos experimentales ‘me invit6 a cenar a su casa, con su familia, en CChagny. Me dijo que después me traeria en auto hasta el hospital Con la empleada de lmpieza malgache, nos tu- teamos desde el primer dia, para nuestra mutua satisfaccidn, Tos por la noche. Ruido cavernoso en mi neumotérax. Duermo mal Debido @ su trabajo, a los hijos y al trayecto hasta el hospital, mi gran amigo T. viene a verme nada mas que una vez por semana, el sabado por Ja tarde, Nada tendria que alegrarme tanto y sin embargo espero esta visita, siempre tan melan- colica, con tanta flusién como temor. Entre noso- ‘10s, est nuestra juventud perdida, como tam- 51 bien nuestro erotismo perdido. Lo que queda es ‘un gran amor, cada dia mas intenso. ‘Me obligo a comer. Vivan los yogures, las ere- ‘mas y los postres. Mafana pasamos de la hora de verano a la hora de invierno. 29 de septiembre Domingo porla mafana. A través de las venta- nas con doble cristal, tomo sol en los suburbios de Paris. - ‘Titou, quenunca me manifesto demasiado afec- to, salvo cuando le hacia regalos, se obstina en venir a verme. Quiz tenga un presentimiento, Los domingos hay medialunas. Una cancion de moda: HI que duerme tiene que despertarse, Ayer porla noche, la enfermera que vino a ver- me para hacerme Ja perfusion intent inyectar ssolucion fisioldgica en el catéter intravenoso para cenjuagarlo. No lo logr6. Por mas que apretara la 52 Jeringa, el lquido no salia. “Esta tapado", dijo. “EY qué se hace cuando esta tapado?" "Se cam- bia la feringa, en caso de que fuera la jeringa”. zista segura de que hizo bien las conexiones?™ “jAht Tiene raz6n! Me habia olvidado de abrir el clamp’. Volvi a respira. Esta mafiana, una médica residente, muy ama- ble, vino a anunciarme que mi neumotérax no habia sido absorbido y que segiin la radiografia todavia habia una bolsa de aire bastante consi derable, bajo la pleura despegada. Cuando vie ron por primera vez la radiografia, me habian di cho que el neumotorax habia sido absorbido por completo. Algunds dias mas tarde, un tanto incb- modos, que quedaba tedavia una ampolla de aire diminuta, que iba a desaparecer por su cuenta, ‘Toso. No debo toser. Tomo Jarabe. Me duele un poco, Veo el futuro muy negro, Esta mafiana, como hace buen tiempo, el jefe de los médicos residentes me propuso un perm- 80 de salida por veinte horas. Para pasear porla banguina de la autopista? Lo tinica que se oye aqui es "Buen provecho", “Buenos dias”, “Buen fin de semana’, “Que tenga felices vacaciones", Pero nunca “Que tenga una muerte feliz” 83 Mi meédico, que pensaba en una meningitis, me {yo por primera vez, con mucha autoridad: "St no encontramos nada en la tomografia, Monsieur Guibert, no nos quedara mas remedio que hacer una puncién lumbar’. Su asistente se me acercé después en el pasillo y me dijo por lo baje: "Monsieur Guibert, no se deje hacer la puncién. Dias mas tarde, cuando bo complicacianes con Ja instalacion del catéter intravenoso, me dijo: “zNo vio la mueca que le hice cuando le dijeron ‘que habia que ponerle un eatéter intravenoso?" ‘V. me dijo que pasaria este domingo. No vinoy pi siquiera me llamé. Me parecié tan bajo que no me atrevi a contarselo a mis otros amigos. Los otras pacientes, en general vestides ean pi- Jama y en parejas, hacen todo para ocupar el tiem- [pot television, radio, juegos de mesa, juegos elec- ‘rénicos, ir a fumar un cigartillo, detras de los ventanales, en las pasarelas. Yo no hago nada para ocuparme, Dormito, Algunas aullares de enfermeria adoptan una ‘t€ctica: poner tal mala cara cuanda se las lama por un servicio mindsculo pero necesario, que después es mejor cagarse encima que volver a ver esas Jelas, hastiadas, desalentadoras, casi malvadas, 54 30 de septiembre No es cruel dejar sin noticias a mis padres después de haberles anunciado que tba a ser in- ternado en el hospital durante quince dias, sin ‘mayores detalles (pero si no lo hubiera hecho, mi ‘madre me habria bombardeado el contestador con suplicas y lloriqueos), y, para colmo de males, haberles probibido que se informaran a través de T.y C., ode mi hermana? Pero silos lamara, :n0 seria atin mucho ms eruel conmigo misono? {Qué puedo decirles? “Esta todo bien”. O “Tal vez me quede ciego. Me reventaron un pulmén en una operacion, produciéndome un neumotérax. Tuve ‘una hemorragia. Estuve dos dias postrado, sin moverme, en terapia intensiva, Estoy desespera- do y no tengo ninguna ganas de verlos”. Como no ¢s posible, me repiten todo el tiempo que les gus- tania sufrir en mi lugar. Ayer por la maftana, la auniliar de enfermeria, vivaracha y con el pelo enrulado, vino a hacerme Ja cama y a cambiar excepcionalmente las saba- nas, a pesar de ser fin de semana. “Supongo que estuvo transpirando toda la noche, Monsteur Guibert, ,0 me equivoco?”. Me conté las magnifi- cas vacaciones que pas6 con su ex-marida, con Iujo de detalles ¢ itinerarios: Italia, Esparia, Por- tugal, “Solo estuvimos de paso”. Como vivia en 55 Dunkerque, el sabado por la noche eruzaba la frontera para ira bailar a Bélgica: “En el Norte, la gente sabe divertirse’. De verdad, le encantan los viajes. Se prepara para ir a Oklahoma, Frio glacial en el hospital: todos tosen. Esta mafiana, la oftalméloga me inform6 que, fa pesar de todo lo que me habian dicho, era muy frecuente que con la instalacion de un ea- téler intravenoso se reventara un pulmon. Le pregunté si los nédulos afectaban el nervio op- ‘co. Me dijo "No, Afectan la crea". Me hizo un fondo de ojo, con dilatacién de la pupila, ppero sin contacto directo entre la lente y la eor- nea, justo ahora que le habia perdido el miedo. Aprimera vista, no habia mejora. Preseribio diez ‘dias mas de tratamiento intensivo. Le regalé mi bro Ciegas, con esta dedicatoria “La explica- ‘lon de una obsestén?” Le pregunte si la cegue- ra provocada por el "megalovirus" era una ce- ‘guera blanca 0 negra. Me respondié: “Depende de la evolucion del virus", Me anunei6 que iba a recetarme unos anteojos para que pudiera volver a leer. ‘Aqui ya no queda nada més: ni cuchara, ni az car, ni bol, nf funda de almohadia, ni calefaccion, 56 ni toalla de verdad, ni toalla de papel... Es como estar en Rusia o en Villa Médicis, de Roma, en la epoca en que fat como becari. 1 de octubre Esta mafana, of una voz masculina aflautada, pero para nada agresiva, pidiéndole a una de las cempleadas de limpieza malgaches, que se fijara en la basura que estaba por vaciar para ver si ‘encontraba un cuadernito, que habria sido arro- Jado por error o por una persona malinten- cionada, como su compafiero de cuarto, (aun- que no queria acusar a nadie). La malgathe no queria saber nada. “La basura es la basura y tuna vez que se tira algo a basura, ahi queda” “Entiendame’, volvié a insistir la vocecita aflautada, todavia mas suplicante, “eran unas notas tmprovisadas, que no tienen ningin inte rés para nadie, salvo param!’ ‘Mi estado animico estaba mejordndose, como ‘un caracol que empieza a trepar una montafia. Entonces vino a verme la asistente social para decirme que no saldria el jueves sino el martes que viene, 57. 2 de octubre Otro dia interminable, Desesperacion casi to- ‘al. Mivanico placer fue volver a acostarme en esta ‘cama mullida, Ultima voluntad: que me ineineren lo antes po- sible, Mi oficio religioso, ni familia, nt amigos nt miisica durante la cremacion. Que arrojen mis ceenizas en el primer tacho de basura, 8 de octubre Hoy me siento un poco mejor. H., que vino a ver esta mafiana, a las apuradas, antes de ira su consultorio, muy clegante, vestido con traje, eor- bata a lunares, camisa blanca, impermeable, ‘maletin negro, pensaba que era el Prozae. Me dijo ue hacian falta entre diez y quince dias para que el antidepresivo comenzara a hacer efecto. He- ‘mos calculado que ya hace trece dias que tomé el Primer comprimido, Ojala que sea eso. Estaba tan deprimido estos tltimos dias, Ayer por la manana, en el pasillo de radiologia, habia un chico desnudo, manchado de sangre coagulada, sentado en una camilla, Una sabana Je cubria la parte inferior del cuerpo. Tenia un vendaje blanco en la espalda, a la altura de los 58 rifiones, Supongo que le habrian hecho una pun- ‘in lumbar. No queria estar acostada. Se resis~ ta, Ponia los brazos detras, para no perder el equi- librio. Todo era sublime en ese cuerpo: su poten: cia y su fineza, la manera en que los brazos se articulaban con los hombros. Cuando wuelvo a sentir una emoctén erética, encuentro de nuevo tun poco de vida en este bao de muerte, Ayer por la mafiana, un camillero que tenia que Ievarme a la consulta con el oftalmélogo, aun- que mo hacia falta que me acompaniara porque odia caminar solo, se exasperé por culpa de mi sombrero blanco. Dijo: "No necesita eso para tral oftalmélogo”. Replique: “zPor qué le molesta mi sombrero?". No dejaba de refunfuar. Logré cal- ‘marlo dandole la falsa clave del enigma: “Tengo mucho frio en la cabeza’ “Digame, gence mete usted todos los termé- ‘metros que le dejamos?", me pregunta el chico grandote, lindo, con un brillante minisculo en el abulo de la oreja, “Me os como". Me dijo: “(Usted es un adicto al mereurio! zNo?” Cuando cierto mi ojo zquierdo, para ver con el derecho, el objeto que miro fijamente se borralen- tamente, de abajo hacia arriba, hasta volverse to- talmente invisible, inexistente, 59 Un poco enamorado del chico del termome- tro, que es muy alegre. Una sensacion muy agra- dable. 4 de octubre Elotro dia, Z, vinoa verme y me trajo un mono boxeador de peluche, de una mirada tlerna y a la vez amenazadora, Hablamos de entierro ¢ ineine- racion, Mand@ incinerar a su madre, que queria ‘ser incinerada, pero que no lo habia indicado por escrito. Prefiere respetar la tradicion y esperar tres dias antes del entierro, para dejar que el ‘muerto se vaya. Se le enciende una vela detras de la cabeza. No se lo lava. Tampoco se lo maqui- tla, Le dejan la misma ropa con que mmurié. Por supuesto, no se enciende la ealefaceton, ni se permiten las corrientes de aire. Durante el entie- ro, los amigos acompafian al muerto hasta la ‘tumba y le arrojan en la fosa algunas flores cor- tadas. Después se relinen en un café para con- versar afectuosamente del difunto. Nada que ver con las cenizas arrojadas en el primer tacho de basura. Esta tarde es interminable. Viva la noche, el alvido. 60 Silencio. Ojos cerrados. Radio insoportable. No traje conmigo la cémara de fotos. 5 de octubre \Niebla. No se ve nada, ano ser la luz de neon de la entrada de la playa de estacionamiento. EL sol se alza y pega contra las ventanas. Segin las, auxiliares, esta pronosticado para esta noche una ola de fio. : 6 de octubre Bs domingo. Nada. ¢No me habré vencido el hospital a la larga? Intente volver a leer un poco, sin demasiadas ificultades: Paseos con Robert Walser de Car] Seelig, \Qué maravilla! Estaba tan frustrado por no haber podido leer Gurante tanto tiempo, que devoro, exagero, me ppaso de la raya. 6 7 de octubre Leo, sentado en el sillén, tomando sol, espe- rando a que la perfusién termine de goteas. Mala noche. Tuve pesadillas con el eatéter intravenoso. T. me pidi que ge lo mostrara y se impresion6 con Ios tubos y conexiones. Ayer por lanoche, me enteré de no voy a poder ni ducharme nj bafarme, En el mejor de los casos, tal vez una ‘vez por semana, cuando me retiren Ja aguja. Esta mafiana en el servicio de radiologia, al le- vantarme del astento, tropecé y cal de rodillas, Un viejo, medio gitano, me aconsejo que me all- mentara mejor. 8 de octubre Leo (recién hoy y de casuatidad) que el DHPY, lantiviral que me inyectan todos los dias con la perfusion, bloquea de manera irreversible la re- Produccién del esperma. Pero qué me importa ‘ener leche con tanta mala leche. El chirrido del carrito mal engrasado se parece al canto de los pajaros. Entre los efectos secundarios mencionados por €l prospecto: “suefios anormales”. Ajgunos dias mis tarde, sueno que dos mujeres desnudas se acuestan sabre mi cuerpo descarnado, Dejo por fin el hospital. ID: internacion do- miciliaria, B] horror absoluto: volver a ser in- ternado. gBseribir en la oscuridad? {Bseribir haste el final? ‘¢Matarse para evitar el temor a la muerte? 6 ieeratura exranera.en Beatie Viterbo Eaitora ‘Tout de agen ap pain por Georges Pre Carns FS. Fee (fetes veiony nts de Gerardo Gamblin PowtSate por Joba Donne ‘Rela de um erin Osente por Mitoa Hazcam Der herman or Mion Hazcam or Mig Sencha Nato ‘or Domingue Fae ‘Un crimen delice por Serio Serena or ean Philippe Tousaae go como v9 por Dominga Fare Pegues eas por Cao ena Abreu ELmonarve por Ser SA Mi zera Tal sens nn a ian pork Ace wat Cans nama de us Rae ‘rutin metow, por Calo Ferman Abra Paleo dead pr Mine de Andrade Sige gue no teemes por Rayk Wieland

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