1)Conceptualice y ejemplifique desde una situación en la que haya
intervenido y/o conocido, las etapas de la negociación colaborativa. 2)Sobre el caso anterior, identifique y explique las intervenciones que no hubiera hecho y las que hubiera agregado.
DESARROLLO
1) He presenciado dos hechos devenidos de dos sucesiones distintas y un
mismo patrón, propio de las partes intervinientes; sin embargo me voy a avocar solo a uno de ellos para describir sus particularidades; en una primera instancia independientemente de lo que indica el sucesorio (llevado a cabo por el juez y las partes) han existido particiones de la herencia por anticipado, en ambos casos bienes inmuebles, que tenían por objeto aliviar en una primera instancia el inventario y con ello la regulación de honorarios y costas, y por otro lado ir asegurando dentro del marco convenido por el código civil y comercial (anticipo de herencia mediante la figura de la donación) la satisfacción de las partes en relación a aquellas cuestiones, que merecerían en el futuro un tratamiento más detallado. De manera que luego de realizada la división sucesoria sobre aquellas cuestiones que no iban a tener mayores dificultades, (en otro carril) se procedió a poner en venta el inmueble; el mismo durante la correspondiente partición, apenas tuvo interesados en la compra, sin embargo esto no era un impedimento para que continuara la división llevada a cabo en el sucesorio con la parte no testada; es necesario resaltar la diferencia en el mismo período, en los que la parte inventariada no presentaba dificultades para constituirse en el patrimonio de las partes intervinientes. El acto de poner en venta el inmueble sin resultado o fruto positivo alguno, produjo que las expectativas inicialmente se dirijan al ámbito del sucesorio para resolver las cuantificaciones dentro de la partición llevada al sucesorio; una vez zanjadas las diferencias en el sucesorio se procedió a tener una mayor consideración de la parte aún indivisa; para ello debo remontarme a la estrategia de venta del corredor inmobiliario en aquel momento con el solo hecho de vender la propiedad cotizándola y llevándola a la consideración del mercado inmobiliario; dicha cotización llevada a cabo por el agente constituyó solo en un número y la posibilidad de hacer conocer a los interesados la misma; esta estrategia llevada a cabo por aquel agente inmobiliario no estuvo dotada de la posibilidad de un mejor arreglo entre las partes (una vez concluido lo básico del sucesorio) ni de compulsarlas a una mejor estrategia de venta. Fue llevada a cabo por un nuevo agente inmobiliario que tuvo que trabajar más en lo que considero una negociación colaborativa, para ello observemos las etapas que cumplió en esta nueva instancia; lo primero que hizo fue separar las posiciones genuinas de ambas partes a los intereses sobre el objetivo que tenían del inmueble, ciertamente las cosas cambian cuando todas las miradas apuntan a la resolución de ese bien en particular y no como uno más del montón que puede resolverse de otra manera como lo había sido mientras se dirimían en el sucesorio, otros bienes. Por lo que este nuevo agente inmobiliario reunió a las partes, separando al estilo salomónico el querer partir al medio la propiedad y que cada una se lleve su equivalente, propuso mejores condiciones de venta (entiéndase financiación y cuotas) que cubran las necesidades de las partes, hasta tanto la propiedad pueda hacerse definitivamente del comprador, quien a su vez en posesión de la misma y con correspondientes boletos de compraventa, pueda esperar la retribución del lucro invertido en el inmueble, para terminar de pagar y obtener la escritura definitiva. En este aspecto se puede decir que la negociación colaborativa operó en segunda instancia, determinando que no solo se trataba de vender a como dé lugar una propiedad que nadie quería o se mostraba interesado; la negociación colaborativa estuvo inmersa en poder mostrar en esta nueva etapa de venta; que el objeto de la misma en un contexto de recesión, implicaba poder efectuar la misma bajo condiciones de cuotas actualizadas, es decir que los adquirentes no pierdan su valor y a la vez estar cubiertos - desde la parte legal - contra la firma definitiva de la escritura traslativa de propiedad al último pago acordado. Ciertamente el nuevo negociador tuvo mente el tercer aspecto para poder convencer a las partes intervinientes, ampliando el campo de negociación de lo que a primera vista no resultaba atractivo a la actividad comercial inmobiliaria; debo decir en ese aspecto que pasado un tiempo con los ojos del “hoy” ninguna parte se vio perjudicada, por el contrario todas ganaron (aún en el desconocimiento de los principios que aplicaron) para concretar dicha operación. 2) Es difícil describir una intervención acertada de una que no lo fue en el marco del éxito de la operación; sin duda alguna la pasividad del primer corredor inmobiliario sería objeto de análisis a los fines impulsar la posibilidad de la venta; pero es necesario tener en cuenta la descripción sobre el momento que las familias atravesaban en el sucesorio, para comprender que en la primera etapa el agente no gozaba de plena autonomía para ingresar y hacer ingresar a la propiedad a una negociación más amplia; no obstante y debido a que el segundo agente intervino de manera audaz y satisfactoria para todas las partes, me voy a recostar solo sobre lo que se pudo hacer y no se hizo en esta primera etapa; Como primera medida separaría a las partes del problema, es inobjetable que el problema que luego se resolvió en la segunda instancia, era derivado de no concebir la venta de la propiedad como algo dinámico y que se podía ir ajustando de acuerdo a las necesidades e intereses de cada una de las partes; en ese sentido existían (entre las partes) consideraciones divergentes sobre la cotización de la propiedad a medida que transcurría el tiempo y no se lograba la venta; lo principal era mantener desde el punto de vista objetivo el precio y no considerar tanto el apuro o la ansiedad por hacerse del líquido de la propiedad; para ello desde el punto de vista colaborativo habría comenzado a intentar concebir opciones desde las cuales se beneficiarían todas las partes; es necesario estimar en esta instancia, que como ciertos documentos requieren la firma de todas las partes intervinientes, no se puede pensar en el solo beneficio de una parte y menos aún en el detrimento de la otra parte; es necesario tender puentes en el que todos los intervinientes se vean beneficiados; en la búsqueda de esas opciones de mutuo beneficio habría comenzado a trabajar sobre – manteniendo los mismos números proporcionales para todas las partes – criterios objetivos basados en lo que correspondía a cada parte en los números actuales y una eventual financiación en el tiempo, como se pudo apreciar en la financiaciones y actualizaciones contra la entrega final de la escritura con el último pago. Probablemente, habría sido más comunicativo para intentar relacionarme y relacionar más a las partes sobre las mutuas percepciones de las dificultades que se iban presentando con el paso del tiempo y no parecían resolverse; también habría emplazado al primer agente, para que en el lapso de un determinado período me brinde algunos resultados en la posibilidad de negociar situaciones ventajosas para todas las partes. En ese tiempo sin resultados habría involucrado más a las partes para que se discutan soluciones alternativas, probablemente todo ello estuvo lejano debido a su foco cuasi - exclusivo en la partición jurisdiccional. Creo que todo ello no sucedió por lo menos en la primera instancia con el primer corredor, debido al foco inamovible sobre las personas y no sobre los intereses que había en juego; no se trataba de malvender una propiedad cara a los sentimientos de los intervinientes, sino poder venderla de acuerdo al precio de mercado en las mejores condiciones vigentes a ese momento, con las dificultades que la previsibilidad de la economía argentina permite.