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PANO Cie) cM re Calidoscopio familiar No 44591 Clasif Fecha 18 SET. 1995 Proce Date Precio _B 120,00 : thee ‘Terapia Familiar Ultimos titulos publicados: 16. J. S. Bergman - Pescando barracudas. Pragmatica de la terapia sistemica 17. BP Keeney - Extérica del cambio 18. S. de Shazer - Pautas de terapia familiar breve 20. P Papp - El proceso de cambio 21, M. Selvini i y otros - Paradoja y con ja 33. B.P Keeney yO. Silverstein - La vox eraptutica de Olga Silverstein 23. M. Andolfi- Tiempo y mizo en le picovrapia familiar 25. W.H. O'Hanlon - Ratces profiandas. Principias bdsicos de la terapia ‘y de la hipnosis de Milton Erickson 27. H.C. Fishman - Tratamtiento de adolescentes con problemas. Ue nga de tera fir 28, M. Sciini Palazzoli y otros Los juegos psidticos en la femilia T Goodichyomat Tapia fiir fina 30, L. Onnis = Ionapia familiar dels erastornospsicosométicos 31. A. Ackermans y M. Andolfi - La creacién del sistema terapéutico 32, S.de Shazer - Claves para la soluciim en trapia breve 33. A.M. Sorrentino - Handicap y rebabilitacion 34, L. Cancrini - La psicoterapia: gramdticay sintaxis 35. WH. O'Hanlon y M. Weiner Davis - Bm busca de soluciones 36 CA. Whitaker y W. M. Bumberry - Danzando con la familia 37, E'S. Pittman I - Momentos decisivos 38. S. Cirillo yP Di Blasio - Nits maliratados 39. J. Haley - Las teticas de poder de Jesucristo 40. M. Bowen - De la familia al individuo 41, C. Whitaker - Medivaciones nocturnas de un terapeuta familiar 42, MM. Berge - Bajo ol dble inal & 9 45, M. Waleere B. Caner, 8 Papp 710. Sivbistein - La red invisible 45, Matteo Selvini - Crénica de una investgacién 46, C. Rausch Hlerscoviel y L. Bay - Anorexia nerviosay bulimia 48. S/Rosen - Mi voz ird contigo. , 49. A. Campanini y E Luppi - Serio social y modelo sistémico 50. B.D Keeney - La improvisacii’ en pscoterapia 31, Bae Cae a onary de tery A. Treacher - Terapia familiar y de pareja Fe eeeta No ven ne ogo ne hablo = 54, J. Navarro Gingors Tent yprogmas en epi fomilir 35. C. Madanes - Sexo, amor y violencia 36. M. White y D. Epston - Medios narratives para fines tenapeuticos L Segal « Sovar la realidad 39, S. Cirillo - El cambio en ls consextos no tenapéuticos 714531 Salvador Minuchin Calidoscopio familiar ImAgenes de violencia y curaci6n PAIDOS Barcelona-Buenos Aires-México "-sTinulo original: Family Kaleidoscope + "Publicado.en inglés por Harvard University Press, Cambridge y Londres, 1984 ‘Traduccién'de Rubén Masera 1+ edicién, 1985 2: reimpresiin, 1994 een mmm pie, emi in de a Con, i SSeS ei peice el pct de nce porcine mena fection {Shree etna inbrmsace, dows de Sooner ceeds lui prema plone - © 1984 by the President and Fellows of Harvard College © de todas las ediciones en castellano, Ediciones Paidés Ibérica, SA., Mariano Cubl, 92 - 08021 Barcelona y Editorial Paidés, SAICF, Defensa, 599 - Buenos Aires ISBN: 84-7509-367-1 Depésito legal: B-33.326/1994 Impreso en Hurope, S. L., Recaredo, 2 - 08005 Barcelona Impreso en Espafa - Printed in Spain { INDICE AGRADECIMIENTOS INTRODUCCION . ... .- Primera parte PAUTAS EN TRANSICION CALIDOSCOPIO Fragmentos TRIO Pautas de divorcio CUARTETO Pautas del nuevo matrimonio . . (Escrito en colaboracién con Virginia Goldner) LA LLAVE Fragmentacién de una comuna UNA FAMILIA ANOREXICA Repautacién por medio de la terapia Segunda parte PAUTAS DE VIOLENCIA DESMEMBRAMIENTO FAMILIAR Un dfa en los tribunales . 13 30 55 "a us “7% 8 CALIDOSCOPIO FAMILIAR MATANZA DE LOS HIJOS Maria Colwell MATANZA DE LOS PADRES Pierre Riviére ay UNA ALTERNATIVA Violencia y curacién Tercera parte PAUTAS EN CONTEXTO EL TRIUNFO DE ELLEN WEST ‘Una perspectiva ecolégica OBRAS MENCIONADAS 132 148 158 77 219 A mi madre y a mis tlas Sofia y Esther, que también fueron madres para mi AGRADECIMIENTOS Este libro debe mucho a mucha gente de miltiples paises, pues varios de sus capitulos fueron escritos como parte de mi ensefianza peripatética durante los ultimos pocos afios. Permitaseme empezar agradeciendo a Fred Gottlieb, quien sugirié el titulo: los titulos siempre han sido un problema para mi. Donald Bloch y Edna Shapiro leyeron el manuscrito y me dieron varios valiosos consejos. «Trio» es una familia que formé parte de mi proyecto de investiga- cién sobre los hijos del divorcio que llevé a cabo en la Philadelphia Child Guidance Clinic, y deseo agradecer aqui a Marla Isaacs. Nan Lombaers me invité a’ ver la comuna de Holanda durante los ultimos afios de la década de 1960; comenté con ella «La lave» cuando empecé a escribirlo y le estoy agradecido por sus aportaciones. Mi londinense «Dfa en los tribunales» debe mucho a Alan Cooklin, director del Marlbo- rough Day Hospital, y al personal de dicho hospital. Gill Gorell-Barnes puso a mi disposicién abundante literatura sobre el abuso que se hace de los nifios en Inglaterra, y comentamos el caso de Maria Colwell y la posibilidad (que nunca hicimos efectiva) de Uevar a cabo un estudio complementario de los hermanos de Marfa. Irene Levin tradujo en Noruega la transcripcién de las sesiones de Andersson y me procuré no solo observaciones complementarias acerca del caso, sino que me hizo muchos comentarios ttiles. Quiero agradecer a Eleanor Bron, que me alenté a transformar mi experiencia clinica y convertirla en un juego. La lealtad y el trabajo sin pausa de Marge Arnold mientras se escri- bié este libro hizo posible el entero proyecto, Fran Hitchcock siguié ayudéndome a expresar mi pensamiento en un inglés legible. También me gustaria agradecer a Joyce Backman por sus correcciones y, por supuesto, a mi esposa Pat, con la que consulto todas mis ideas a medio formar con el fin de ganar el coraje necesario para seguir adelante con ellas. INTRODUCCION Son las ocho de la mafiana. En el televisor est sintonizada la cade- na local y en la pantalla aparece la cara de un bebé de dos semanas. Enfrente de la nifia sostienen una tarjeta con circulos concéntricos de brillantes colores, Al moverse ésta lentamente hacia ella, sus bracitos avanzan y echa la cabeza hacia atrés. El comentarista, un psicélogo de la universidad vestido informalmente, le dice a la audiencia que hemos subestimado el repertorio de respuestas de la infancia humana. Emite un sonido fuerte para mostrar la respuesta de sobresalto de la nifia, que con toda claridad difiere de su intento de defenderse de los circulos que avanzan. El comentarista procede a explicar que en la tltima década la infor- macién acerca de la capacidad infantil se ha multiplicado. Muchos psi- célogos han presentado estimulos sencillos a los nifios pequefios y les fue posible registrar todo un complejo juego de respuestas. Lentamen- te, nuestra comprensién de un organismo extraordinario —el ser hu- mano corriente al nacer— ha aumentado y evolucionado, y ahora las peliculas y otras tecnologias semejantes estan convirtiendo el seco Ienguaje de los clinicos en un conmovedor didlogo entre el nifio que explora en la pantalla y una arrebatada audiencia. Pero el ser humano corriente al nacer no vive en la organizada sim- plicidad de un laboratorio de psicologia. El bebé nace en el seno de una familia; cualquier técnico en salud mental convendré en la impor- tancia de ese hecho. Aqui la exploracién parece detenerse. Sabemos tanto del individuo... ¢No deberiamos saber més todavia de la familia? Bien, por supuesto. Por otra parte, sin duda somos todos expertos. Crecemos como parte del organismo de una familia, y mu- chos de nosotros repetimos y mejoramos la experiencia familiar. Te- nemos hijos propios. Inmediatamente empiezan las dificultades. El hecho de ser nosotros mismos progenitores parece consistir en un avance por aproximacién de un error a otro. Tanteamos, experimenta- 14 CALIDOSCOPIO FAMILIAR mos esperanzas, nos comprometemos y desesperamos en diversa me- dida de acuerdo con nuestros diversos estilos. Nadie parece tener tantas dificultades: otros padres saben cémo actuar correctamente. Sus vidas tienen un orden; los problemas de sus hijos se manejan con inteligencia. ¢Qué es, pues, lo que en nosotros falla? He sido terapeuta de familias durante mds de treinta afios, y ni empezar puedo a calcular a cudntas he tratado, No conoc{ nunca a un progenitor que no creyera que otros son capaces de manejar los pro- blemas con mayor soltura, Todos saben que los problemas de las otras familias se manejan bien y se resuelven con ldgica. Mis propios padres lo sabian y también lo saben mis hijos. La «familia americana tipica» de bien aceitado funcionamiento sigue siendo materia prima del cine, las revistas y la televisién. En cierto nivel, todos saben que es un mito, pero el mito es destructivo porque, como nuestra propia experiencia de manera inevitable nos revela insuficientes, nuestros mejores esfuer- zos terminan en el fracaso. gPor qué la imagen que tenemos de la familia ideal se encuentra tan lejos de la comin realidad? Constituimos una cultura que ha en- tronizado al individuo. Poseemos una literatura extraordinariamente rica acerca de la psicologia individual, pero nuestra atencién se ha centrado en el ser del uno mismo interior. Esta es una extraordinaria hazafia de la imaginacién, porque los individuos «descontextualizados» no existen. La vida consiste en crecer, mezclarse, cooperar, compartir y competir con los demés. Sin duda la mayor parte de nosotros ha tenido sus experiencias mas significativas dentro de alguna de las for- mas de la compleja unidad social que llamamos familia. ;Por qué este crganismo social les es invisible a los expertos? ¢Por qué no esta re- presentado en las legislaturas? ¢Por qué no cuenta con asesoramiento legal en los tribunales? Las respuestas estén enclavadas en Ia historia, la politica y la econo- mia. Vale la pena explorarlas porque, al estudiar por qué la familia es invisible, empezamos a comprender por qué la psicologia y la etno- logia comprenden mejor la territorialidad y la agresién que el compartir y la cooperacién, aunque hay innumerables ejemplos de ambos. La exploracién del entronamiento del individuo explica por qué ia econo- mia con tanta frecuencia se centra en la méxima utilizacién de los recursos y no en su relacién reciproca. Y por qué aun nuestros tribunales «familiares» antes se centran en el enfrentamiento que en la reci- procidad. ‘Tenemos capacidad para una més exacta percepcién de la realidad humana: después de todo, cuando se nos muestra una boca y un par de ojos en un test de percepcién guestaltica, reconocemos una cara. La misma capacidad deberia habilitarnos para mirar a un individuo y reconocer una familia. Pero los paradigmas de nuestra cultura nos traicionan con un trompe Uoeil: la totalidad queda destruida por el énfasis que se le atribuye al detaile. Este libro constituye un intento de ayuda a una percepcién dife- INTRODUCCION 15 rente. No necesariamente mejor, pero s{ diferente. Casi todos somos como el bourgeois gentithomme de Molitre, que habia estado siempre hablando en prosa sin saberlo. Vivimos nuestra vida como los frag- mentos de un calidoscopio, siempre parte de pautas que son mayores que nosotros y, de algin modo, mas que la suma de sus partes. Nues- tra epistemologia individual nos ciega casi siempre para la visién de este uno mismo calidoscépico, y eso resulta infortunado porque, cuan- do contemplamos a los seres humanos desde esta perspectiva, se nos abren nuevas y enormes posibilidades para la exploracién de la con- ducta y el alivio del dolor. De un modo u otro, he estado intentando definir el mensaje de este libro a lo largo de mi entera vida profesional. Pero creo que es perti- nente sefialar que esta particular afirmacién se origina en un periodo especifico de mi vida. Hace dos afios mi esposa y yo empezamos un nuevo capitulo: nos retiramos tempranamente. Los dos, aunque dis- frutébamos todavia el desaffo que es ensefiar a los dems, tenfamos la frustrante sensacién de que estébamos aprendiendo menos. Después de mucho debatirlo, decidimos tomarnos un afio para vivir en Londres. Una vez alli instalados, seguimos concentrados en un interés de toda la vida por las familias normales y continuamos el estudio de los pro- cesos del divorcio y el nuevo casamiento. Pat empez6 a tocar el oboe. Yo jugué con la idea de escribir piezas de teatro. Fue un perfodo en que experimentamos con la inexperiencia y en que seguimos cualquier camino intelectual que se nos ponia por delante. Por un tiempo me resultaba extrafio no tener que responder a las restricciones y exigencias que la universidad y la clfnica imponian. Separado de la estructuracién a que obliga una planificacién diaria, padec{ muchos periodes de incertidumbre que habfa evitado antes al sentirme eficaz como profesor y terapeuta de familias, Luego, de ma- nera bastante siibita, me di cuenta de que estaba viendo las cosas de modo diferente. No teniendo ya que concentrarme en cémo ayudar a cambiar a la familia Smith, me era posible preguntarme cémo funcio- nan las familias Smith y cémo actian dentro del contexto social. Sin estar ya obligado a responder a la inmediatez de las tareas ejecutivas o administrativas, empecé a formular preguntas mas profundas y ge- néricas. No cémo practicar la terapia, sino como hacer que las familias funcionen. No cuales son los mejores programas de entrenamiento sino chan logrado los terapeutas de familias un cambio paradigmatico en la organizacién de las instituciones que se ocupan'de la gente? Du- rante largo tiempo miembro de los consejos de terapia familiar, empecé a sentirme como un anciano en ellos. Con esta nueva libertad, vinieron nuevas responsabilidades: la necesidad de considerar a la tribu como una totalidad. Sin tener conocimiento consciente de ello, empecé a reexaminar los problemas que me Ilevaron a ocuparme de la terapia de las familias desde hace treinta afios: el funcionamiento de las familias con hijos de- lincuentes. En ese otro pais (y, en tantos otros sentidos, en esa otra 16 CALIDOSCOPIO FAMILIAR era) volvi a los tribunales de familia para reanudar la investigacién de las familias de los barrios bajos. Pero ahora, después de tantos afios de aceptar el modo en que las instituciones rotulan a las familias y con. siderar a éstas de acuerdo con los términos de aquéllas, queria inves. tigar lo que las instituciones hacen de las familias. De modo que este libro es, en cierto sentido, un informe interino surgido de una pausa en la vida de un mediador. Quiz realmente sea Ja historia de un viaje: he estado viajando por el pais de las familias; querria mostraros algunos de sus panoramas. O tal vez hay una sola rea que despliega sus variadas texturas a medida que vamos rodedn- dola. Me parece que todo lo que pretendo es mostrar cémo la realidad de la naturaleza humana va mds all4 del individuo como un sistema completo, Cuando hablo del divorcio, del nuevo matrimonio, la terapia familiar, el sistema judicial y el médico y 1a violencia en las familias, estoy siempre contando la misma historia. El itinerario propuesto es algo arbitrario, muy personal. El libro se divide en secciones que contienen un popurri de casos, didlogos, co mentarios, fébulas y piezas de teatro. He mezclado realidad y ficcién sin intentar realmente separarios como es habitual en la ciencia. Cada cual pretende retratar la realidad... como en la vida. Primera parte PAUTAS EN TRANSICION CALIDOSCOPIO Fragmentos Al mirar el interior de una familia, puede que uno quede stibita- mente atrapado por multiples tramas. Estas pueden ser caprichosas, desafiantes, absurdas o dramaticas, pero todas son perturbadoras, pues provocan la exasperante sensacién de ser completas. Es como si uno mirara al pasar el escaparate de una tienda y viera alli refulgir el universo. Pero lo cierto es que el terapeuta familiar est siempre en presencia de imdgenes cambiantes. Con frecuencia se centra en una pieza bien definida: el miembro de la familia que ésta presenta como el paciente jdentificado. Pero hay centenares de otras piezas con bordes borrosos © claros que es preciso unir para ver la pauta y quiz4 cambiar el orden de las piezas. Lo que sigue son dos acertijos unidos para mostrar al lector cémo funciona el juego. La Magdalena Conocf a los Flaubert en Europa. Habjan solicitado terapia y acep- tado una sesién inicial conmigo y el psiquiatra que continuaria luego el tratamiento. Cuando los vi por primera vez en la oficina del terapeuta familiar, el padre, funcionario de una embajada extranjera, parecia escapado de entre las paginas de John le Carré: gafas oscuras, una boina que no se quité, pantalones grises de franela, una chaqueta azul, una camisa azul de cuello alto y, en la mano, un libro en edicién de bolsillo sobre el estructuralismo. La madre, que también habia pasado los cuarenta, era la imagen de la dignidad femenina, envuelta en Chanel N.° 5 y con un jersey tejido inglés. Su hija, Cecily, claramente mostraba que perte- necia a otra familia, de un mundo de desinhibidos cuyos uniformes son coloridos, arrugados y raidos. 20 PAUTAS EN TRANSICION Un sofisticado maquillaje ocultaba su inocencia catorceafiera, aun- que muy probablemente sentiria desprecio por el mundo; durante los Ultimos seis meses habia estado Ievandose un hombre a la cama casi cada noche. Siempre se las componia para dejar indicios que sus padres notaran. Ellos lo habfan sospechado y en un principio negaron los hechos, Luego, incapaces ya de mentirse a si mismos o mutuamente, la increparon. La respuesta de la hija habia sido ese genuino reto de los jévenes: «ZY qué?» La linea habfa quedado trazada: a un lado los padres, Henos de rabia impotente y culpa escondida; al otro, la mu- chacha, con el poder del desvalido. Cecily habfa asistido a la sesién de terapia por insistencia de su madre, decidida a no decir nada: sus padres podian arrastrarla hasta el psiquiatra, pero no pod{an obligarla a beber. Al comenzar la sesién, como es habitual, hubo muchos movimientos inapropiados, como si los cuerpos tuvieran que encontrar el sitio exacto en los asientos o el rincén més protegido. Siguié luego un intercambio de miradas, del padre a la madre, de la madre a la hija y al terapeuta, de la hija a sus manos, Todas fueron lo bastante veloces como para evitar ser descubiertas: nadie queria ser el delator de la familia. Yo empecé a hacer comentarios fuera de lugar sobre el estado del tiempo, las condiciones del transito, el televisor en el rincén de la ha- bitacion, Este es el gambito social: pedn blanco / rey nueve. El padre respondié del mismo modo, peén negro/rey tres. Yo pregunté como por casualidad: «<¢Quién querria contarme por qué estén hoy aqui?» Un rapido intercambio de mensajes entre los padres tuvo como con- secuencia que la madre fuera la portavoz de la familia, Reconocf la jugada esperada; por lo general es la madre. La pregunta de quién es ‘el que ha de empezar forma parte de un juego de adivinanzas informal del que disfruto: ¢Le pediré el hombre a la mujer que hable o empe- zara ella a hacerlo directamente? Madre: Bien, vinimos porque Cecily se comporta de manera extrafia. No, no extrafia, pero desde luego no es caracteristica. Siempre ha sido una buena estudiante. Es muy inteligente y fue siempre muy aplicada, pero este semestre ha fracasado en casi todas las asig- naturas, Cecily: {No es cierto! Madre: Me dijiste que suspendiste matematicas ¢ historia. ,No es eso cierto? Cecily: {Olvidalo! Madre: Si te cito erradamente, hazmelo saber. Fl silencio reiné nuevamente: de vuelta al punto de partida. El padre se recompuso las gafas oscuras. Tuve el extrafio impulso de qui- tarselas para comprobar si habia allf un hombre. Reconoct el senti- miento, reprimi el impulso y miré expectante a la madre. FRAGMENTOS 2 Madre: Sabes que te queremos, Cecily, y vinimos aqui para ayudarte, Pero si no hablas nada podemos hacer. Cecily: Dije que lo olvidaras! Minuchin: ¢Tienes inconveniente, Cecily, en que tu madre o tu padre me digan por qué estdis todos aqui? Ti puedes corregirlos si no lo hacen con exactitud. Cecily: No me importa. Minuchin: :Preferirfas que lo hiciera tu padre o tu madre? Cecily: Me da igual. Yo pisaba despacio el terreno, tratando de dejar la puerta abierta, La madre habia dicho por teléfono que les preocupaba la promiscui- dad de Cecily y que sospechaban que habia estado «vendiendo su cuer- po». Haber empezado a hablar de la escuela era una de las vias tortuo- sas por las que los padres asustados encaran los problemas. M: Sefior Flaubert ¢querrfa usted decirme cémo ve el problema? Padre (deja el libro sobre una mesa cercana y se quita las gafas y la boina con un solo movimiento: un hombre después de todo, y preo- cupado, por afiadidura): Vamos a cortar, Lydia. Todos sabemos por qué estamos aqui. Cecily no ha dormido en su cama durante sema- nas enteras, Sale de casa antes de volver yo de la embajada y vuelve a las tres o cuatro de la mafiana. Duerme todo el dfa y tiene aban- donada la escuela desde hace un mes. (No mira a Cecily ni a mi- mientras habla. Su esposa es el blanco y escupe las palabras con rabia contenida, Se agita en el asiento, sé sube los pantalones antes de cruzarse de piernas y luego me mira a mt directamente). Me enteré hace tres dias... por la directora de la escuela. Me lamé a la embajada, Madre: No quise decfrtelo por temor de lo que pudieras hacerle. Padre: Qué iba a hacerle? ¢Dispararle un tiro? Madre: Tuve miedo. M: Disculpe.

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