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METROPOLIS ARQ. ADRIAN CABALLERO Informe preliminar al ese. curso lectivo 1993 Area de Urbanologia: (ver aclaraciones preliminares). “Beperemos lo que deseamos pero soportemos lo que acontezca”. CICERON. (Citado en “Aguas Turbias", afio 2 N°6 Rosario, verano 1992- 93). 1 Aclaraciones preliminares: “gn primer término en lo referente a la denominacién del Area (tal como se ha advertido inicialmente): La utilizacién de término “urbanologia" en sustitucién del mas habitual de "urbanismo" tiene su razén de ser, dado el tipo de aproximacién a la cuestién urbana que se desarrolla en esta forma de investigacién. En ese sentido y a los efec- tos de concretar esta buscada precision seméintica, me remito & las definiciones propuestas por Gabriele SCIMENI, autor que ha incursionado, a mi juicio correctamente, en estas preocu- paciones: “A fin de enfocar mejor la variedad de este panorama, podemos empezar con el avance de una primera distinoién- no muy pigurosa, aclarémoslo en seguida~ entre dos categorias de personas gue se coupan del problema de la ciudad: los que la fratan con fines analiticos, especulativos, criticos, y los que se aplican con intenciones principalmente activas, o sea prevenir, preparar o proyectar intervenciones. A los primeros reservaremos el apelativo algo peregrino de urbandlogos, sancionado por la literatura usual del tema, y a los otros les daremos 61 nombre més difuso de urbanistas”. “Bn segundo término, en lo concerniente a la denominacién contenidos de la tem&tica propuesta para el presente ciclo; se ha hablado genéricamente de la “sociedad de consumo” como configuracién (baésicamente) socio-economica, que definiria el objetivo de la reflexién. Dentro de ese mismo andarivel @isciplinar (para mi caso extradisciplinario) esta aclaracién apunta a convalidar dicha denominacién, aunque econémicamente tal vez corresponderia hablar de una "economia de consumo” (sto en referencia a lo apuntado en la reunién del pasado viernes 26 de febrero, en cuanto al desplazamiento verifica~ ble en la axialidad del pensamiento econémico, desde la produceién, objeto casi excluyente de las teorias “clasicas” del siglo XIX, hacia los aspectos de distribucién y consumo protagonistas de las preocupaciones econémicas contempord- neas). También debemos recordar que, en una definicién de base més ideolégica, se ha acufiado la denominacién (a mi entender menos expresiva) de “economia de mercado", haciendo mayor alusién a los mecanismos que a los comportamientos pero, en | alguna medida, recortando 1a real complejidad del fendmeno | que evidente no se agota en la mera dimensién econémica. En una aproximacién més socio-politica, el modelo dominante : podria interpretarse. (parad6jicamente) como una derivacién ANALISIS URBANISTICO FICHA INTERNA DE LA CATEDRA 4993 extrema y, al mismo tiempo, una crisis de aquella ya tradi- cional categoria sociolégica de “sociedad de masas' Aut lo paradojal de la situacién presente es la simultanei- Gad de las tendencias, per una parte, ala homogeneidad de low mercados (expresién suprema aunque inesperada de las ideas de ja modernidad) y por otra parte, a una rigida estratificaciGy social impuesta por las mismas.pautas de consumo (manifesta, cién de pos modernidad y de la reaccién neo- conservadora, caracteristica de la década de los 80). peor ultimo y en relacién con el método, se ha optado (en funcién de la hipdtesis particular que luego se expondré) por una combinacién de textos reproducidos literalmente y en otros casos analizados y comentados estructurados en susesin vos “momentos” y contextos, propios del objeto de estudio la netrépolis definido como emblemdtico (desde una aproximacién urbanistica) del modelo estructural considerado (la “sociedad de consumo”). Esta sucesién permitiré establecer algunas afirmaciones gonclusivas, articulando e1 modelo fisico conetruido (la jurbis") y eu contenido socio-econdémico-politico (la "civie tas"), en particular referidas a las condiciones singulares de nuestra realidad nacional. 2 Enunciado general o abarcativo. La denominada "sociedad de consumo", si bien expone como se ha dicho en el presente una manifestacién extrema y exacerban ga cunaue paradéjica, de sus pautas de comportaniento, no constituye un fenémeno de reciente formacién: su génesis puede remitirse a la maduracién de los procesos que dieron grigen a la Revolucién Industrial, a la eetabilizacién y desarrollo del capitalismo, a posteriori de los acontecimien. tos de 1848 en Europa (la formacién de los estados politicos “neo-liberales") y a 1a simulténea expansién politica y econémica Norteamericana. 3 Hipétesis particular o especifica. A jpartir de lo expuesto en el “enunciado general” se puede reconocer al capitalismo como una formacién estructural jatrinseca y necesariamente expansiva y a la metropolis, on tanto formacién urbana, como su correlato en la manifestacien fisica de le existencia social y por lo mismo, exprocion conereta de dichas tendencias a la expansién y complejiza~ eidn. (Sobre todo a partir de su conversién industrial). jRelacion entre 1a hipétesis particular y el enunclado gene— ral. En sata relacién se vinculen estructuralmente las nociones de goctedad de consumo"; “capitalismo"; (industrial) "metropo, jis” y de esta vinculacién, a su vez, se podria conelnin afirmando que esta conformacién social se realiza on an sistema econémico hegeménico y encuentra su. manifestecian sensible en el fenémeno metropolitano, en tanto dimensién espacial. Reconocida la relacién en una dimensién temporal, se podria reconocer una constante de comportamiento (o tendencia) hacia una aceleracién, expansién y complejizacién de sus componen- tes y manifestaciones. (En realidad seria necesario conside- rar una cuarta componente decisiva de esta relacién: la “pevolucién cientifico tecnolégica” que, operando en el plano ideolégico y en el instrumental, completa la construccién del sistema, motorizando en particular, la dinémica antes aludi~ da). (Como se podra observar en la bibliografia utilizada y en partioular en los textos anexados, la nocién de "metrépolis”, como dimensién urbana instalada mds alld de la idea tradicio- nal de ciudad, comienza a manifestarse en el pensamiento europeo en la segunda mitad del siglo XIX. Sin embargo, como texto aclaratorio se anexa el fragmento introductorio del ya eldésico articulo de Hans BLUMENFELO sobre la "Metrépoli moderna”, que a mi oriterio, define con singular precisién las caracteristicas de este tipo de formacién urbana. (En una vision epistemolégica més especifica, estas ciones" parecen responder metaféricamente a la condicién “disipativa” de los sistemas, enunciada como principio de la dindémica por el cientifico Ilya PRIGOYINE, premio Nobel de Quimica en 1978). "forma~ fengor on te segunda iad ra i Teed pg ae 1 pootyets,urana, aut, it a a:Suta cates Gre rho sy alee ‘a El precedente capitulo Heva por thule Origen y v0: fons fas cidade. El prevente versa sobre el 3e- es que el origen deta mayorfa de las, met Fesponde a tal fusién. BI vocablo «megalspoli por el geografo francés Jean Goltmann, se Hane Blameietd 1 lucia ees eatin; resltago que no ee ia cluded tla de evan, relate que 20 ota Sheja ef sco. de, que, después de una ic geclacKn, ip urbe hy desembocado.en un IRB. neveldignarioy ha. experimentado. un cambio cae eyes Gest ia meropoll ya 70. esa Tera Cunleatie. Tncaga fe la coudad.dradiconaly es una HSenttalferente ue asentamiento human ms eas con osante Instriencia sobre ct seine Citar paca car nombre a. ese riucto Lipo re dn uabaga. Lewis Mum(ord opone sus 1e de aglomer i ominacion de emetrepoln (ae Tas oes ra ceo eiudade), denominacion que, is Fee snes tuvo un signifeado muy ferenia. Bicho saa a pretereaes por Ia pala sconurbactone, aan ne Rick Getiie, bilogo.eseocee plone del urbanismo. Bsta palabra entrafia el significado de fannie wavlas chudsdes, preenstentes; mas To eterto s 4 Desarrollo: A continuacién se pasa a presentar el esquema el que se desarrollardé el proceso sobre Feralmente a una region urbanizada que contiene en Gmibito varias areas. metropalitanas, como es al caso dde Ia region que abnrea las ciudades de Boston y Was ington. Después de todo, lo mis acertado, al parecer, es conservar el término «metrépotir, aceptado hoy por muchos idiomas como denominacién’ de un gran centro lurbane y sus contornos. o encuadre de investigacién referido baésicamente a los contenidos de la “hipdétesis parti- cular". Dicho proceso se he organizado en un recorrido espa- cio-temporal que reconoce cuatro fasss o “momentos” (conside- rados paradigm&ticos) de la conformacién metropolitana y su contexto socio-cultural, en funcién de lo planteado en la tercera de las “aclaraciones preliminares". 718 fase: La formacién de la metrépoli europea. Para la consideracién preliminar de esta fase se instala el texto de TAFURI y dal Co, fragmento de la "Historia de la Arquitectura contemporénea” (Cap. Sexto, “La arquitectura frente a la metrépoli"). El texto elegido demuestra de que modo los intelectuales y artistas europeos (en particular, por la indole del capitulo, se trata el panorama alemén) de fines de siglo pasado y comienzos del presente eran concientes y sensibles a la presencia de esta nueva dimensién ambiental y en que medida e1 fenémeno metropolitano ya afectaba profundamente la vida social y cultural del periodo. Otro texto sugestivo que se podria considerar es el de BENJA- MIN, “Paris capital del siglo XIX". Aqui el autor recrea sutilmente la “construccién” (material y espiritual) de la dimensién metropolitana de la capital de Francia (ya insinua- da_segtin BENJAMIN en la segunda década del siglo XIX) y los "temas" que la van definiendo, bajo el novedoso y despiadado dominio del “fetiche de la mercancia”: los “pasajes" o gale~ vias comerciales (cuyo primer modelo se construye en 1822); la _reaccién utépica (ya metropolitana en su radicalidad) de FOURIER y su “falansterio"; el auge de la construccién en hierro ("que comienza a crecer més allé del arte..."); DAGUE- RRE, los “panoramas” y la génesis de la fotografia...; las babilénicas exposiciones mundiales (que “erigen un universo de mercaderias" y “extienden el cardcter de mercaderia al universo todo..."); el refinamiento decadente de los interio- res (como decoracién de ambientes auténoma de la arquitectura del edificio); 1a nueva marginalidad urbana y la poética “maldita" de BAUDELAIR; el barén de HAUSSMANN prefecto de Paris y sus monumentales e interminables boulevares; su dialéctica en las barricadas desde el levantamiento de Lyon en 1831 hasta la Comune de Paris en 1871; los juegos burséti~ les y las gigantescas especulaciones... BENJAMIN concluye su texto afirmando: “Con el desmoronamiento de la economia mercantil comenzamos a reconocer como ruinas, antes de que sean demolidas, a los monumentos de la burgue— sia”. No quedan dudas que el filésofo no imaginé en su momento, la veconstruccién ampliada de las "ruinas"... dos del siglo xix It enrectevaticas de la metrépoli formndss por Tat de Ia sociedad de masas: en este hima he esapstevide toa experiencia interior, toda «historian, toda inos- pecckin psicolégien, todo wtujetor, La civlizacién maquinista eo- venta en fa metrépoli yen In multtud que fs habite fa propia for ima, redhicida 2 trsfalidad cotidians. El intelectual ve comprometidos los propios papeles. Entre intelectuales y metrSpoll te abre nhors una brechs solo rellenable internalizando la disensién, aceptindola como tal, En Ustidelaie—ha escrito Friedtich—las imigenes de fo meted- poll son dizonantes, por tanto, de extremada densidad. Funden lveeé tle gos y ciclo de exepdseulo, perfume de lores y olor de ssfaliog estén Dlenas de alegria y de lamentos y a su vez estén en disonancia con ing andes votatas vibrantes de sus verso. Extraldas de Ia trivialidad, coma drogas de plantas heneficosas, se convierten, en su metamorfo sis litica, en entidotos contra el vico de la tiviafidad, £1 inileetua, fen rustancis, descubre que la propia wunicidads ya no tiene lugar en la metidpolt masifiéads, dominada por una reproduelblided té- lea qe—como dice tieidamente Nictsche—ha matado definitive rents toda saeralded ¥ divinided, Pere, al mismo Vempo, Ta meee pol se transforma en fa wenfermedad» a In que te sente condenado: Silsterrado a Ta patran, podréTotentar un hime domio det mal due le edia decidiendo abandonarae Volontriamente 2 una «sonia proaitucién del elman. Bnudeaie crea consclentemente una actitud que seré consiante «en toda Ja vanguard europea: el rescate del intolecual puede Tepe si este acepta In propia condicién como wenfermedads, subline solo en fn exeentitdnd del payoto : Per Is experiencia de fa metrSplies también experiencia de eon- nociones continuas. La metrépoli ya no es, como la ciudad tradilor lugar de fa memoria ealectva, sino del suesto privado de his y Los somos que componen la rata Jn tienen como tnica su experiencia, a de ln conmocin, gudamente unida por Benjamin a Tas condiciones del tabajo abrer | cen ln abrien. Ante cl emorbo» representado por In metrépol, le inteleetuniee intent incorporer un novo papel, remonténdosem fa pureza oriinata, ata infanela de la Humanidad, a fs tempos mk eos en los que el hombre y Ja naturlema no esaban ain contra poets: al momento—mizo, repeimot—en el que Io comunién det hombre oon ef: cosinas era petmtida por las relaclones precapitais- tas de-produccién. EF purismo de un Tessenow es indctivo este respecto, Para elevarse sobre Ia mas, Baudelare sigue la nore de | vida del dandy y del voyeur: «Bite hors de chez soi, et pouriant se sentir partout chez zoy'voir le monde, Ere au entre du monde et rester eaehé au monde (..) Lobservateur est un prince qu. jit partout de fon incognito. Pero tal respuesta negativa 4 Ia. demo- crecia burgucea sel refinado reeueo de wn prince para sobrevivie como tal. También Proust ward de encontrar le temps. perdu volviéndote a hundit en Ia interiosidad pers babré de adi que In secuperaciéa del «aura» sbsoula, del tiempo Inte sible. Todo proyecto do coniisién ext avocado a result La experiencia de Ia angustia como condiciin de exstencia metvopo” tana legaré a ser, no por casualidad, ieologa fundamental de pin- totes potas expresionsis. El Expresionismo, al menos en una: primera fase, no tende 9 po- cifiear al individ con Ia metr6poli. Al contato: reconoce que tal dlisideneia angustiosn es fo Gnica realidad comprobable. La, experlen- cia de Ia conmocién, dela angustn, no va a ser sublimada o aleja sing interalizada. Un cuadro comb ef Ur de Muinch es sintomstico 1 la contadicién, para Monch, come a Kak, son Inheventes al verso Yo hacia med a este respecto, La diferenci para ol primer Kokoschks 0 5 * entendida como vide en comunidad: Ie socledad es, en cambio, ot pi- sin eualided de ta metrépoli’ solo queda vivir Ia angustiada condiclén Ue sliberted de todo valor, que ls metrépoti—como lugar de to comet ¥ de Ia organizacidn capitalisto—provoca a todos los niveles de Ie vida asocinds. Organizacién y eoncentracién, por tanto, ‘como momentos y causss de slienscién generalizada: mejor ain, aie hacign consciente como altima «libertad» burguesa, Max Weber ene razén: Io aliberiod del valor» c¢ Ia condicién Je un nuevo desarrollo {otal del sistema. Ante tal desarrollo, todo #sujctor es ye inesencal 4 por tanto, ado avalors y oda «vieja igleslan tendrd solo un papel refrensdor. Pero la cultura centroeuropea no sigue Ins linens mareadae por el pensamiento de Nietzsche y de Weber. Fin 1887, ef soctlono Ferdinand Tonnies publica el libro Gemeinschajt und Geseschalt (Comumided y Sociedad), en el que a Ia sociedad organizeds se con Arapone Ia «vida real y orgénica» de la ecomunidads primitiva, o ded perfecia de Ia voluntad humana fundacla en et consensus. La co- munidad.de Ténnies es, en realided, poblado oxganizado por unidlad de vecindad en Ia que domina lo que ef autor tlama la wvoluntad czoncialn, batads en lot impulsos orginices. en ta costumbre, en Ia “cToda convivencia confidenelal—eseribe Ténnier—(...) viene Dlico, et mundo. En comunidad con los sujos, una persona se encven ‘ro, deede eu nacimlenta, unida a ellos en el bien y en el ial aniemiras ‘que en sociedad se esd como er tierra extent, ‘Aunque Ténnies tiende-a dar aspecio cientiico a sus antlisis, 8 Hibro—de enorme éxito editoral—es un canto nostélgico a la «comu nidad> vinculada al ordenamicnto aldcane y, en chimo extremo, te- Tigioso. A través de tal invocacién al espiritt de Ia vecindad, ase- sinada por Ia impersonalided del Grosstadt, es comprensible el sig nifleado siliimo de gran parte de las Wdeas antiurbanas de la srquitec- ‘ta moderna, de-lor bare residenciales norteometicanos, de ae Garden-Cities europess. Et socialismo rombntico de TEnnies tendré modo de perpetuarse en todo el fin de ta urbonistiea de tendencia sorgénican y hasta se. prestarh a Iss deformiaciones que de él quiets hacer In matics nazi dé ta terra y de la sangre. ‘Aloe nostalgias de Tonnies responderd Georg Sinimel. En 1905, ‘Simmel publieé el ensayo Las grandes ciudades y le vida del esplrtu, fen ef que todes los temas de Ia crftica a ta metr6poll eaparecen con signo eambiado. «El fundamento psicalégico sobre el que se asienin ef prototipa del ciudadano—escribe Simmet—es Ta identi Vida nerviosa, proveniente. de: uni. rpda. Sninterruny de impresiones. Contre al exceso de estimulos, eb i paolitane reacciona con clevado-poder de abstieccién intelectual: y no por casualidad, agrega Simmel, ya. que In metr6polt existe tolo ‘como sede de la economia monclaria, y xeconomla monetaria y pre- dominio intclecival estén fntimamente ligadosy, Organizacién, anon tudo (blasé)—comtinda Simmol—define In lusoriedad de las diferen: cigs. Su constanie estimulacién aerviose, la bisqueda det placer re 1m experiencias completamente abstractas de la fndividuaidad ‘specifica de su objeto: aingin objeto merece ser preferido aot (..) Este estado de daiino es el fil tflejo subjtivo de una completa in- izacidn de la economia det dinero (..). Todos los objets flotan ‘con igual peso especifico en el movimiento constante de la economia ‘monetaria, Los objetos se hallan todos al mismo nivel y differen entre sf solo por el fvea que ocupan en el espace Simmel expresa aqui exactamente Tos fenémenos afrontados. por Ia cultura expresionisa: fa metrépoli com impulso at entrometimien- to de Ia economia monetaria’ donde toda scelén humana se reduce ‘8 una meciniea wreacciéa de choquen, completada con «mdscaras» dletencantadas. Pero, insistimos, todo eso adgulere en Simmel un signo positivo como condlicién de una comprensién superior de la realidad total de la metr6pall,premisa para una nueva sinless; exac> laments como para llehrens © el primer Gropiss. Los arquitecios det Werkbund se slenten investidos en primera persona respecio a tales tetess. Tanto A. Endell como K. Seheffler ‘xcriben libros sobre ln forms del Gross Stadt: el primero, en 1913, escribiendo un modelo territorial de tipo norteamericano, corregido con una adiinistracion comunal poseedora de Ia propiedad del svcto Lo que cuenta et que ambos intentan dominar el fendmeno metropa- Titano, veneer la inerein de la paca angusta, la impotencia individual {rene al superhombre. Una angusta que, en canblo, se wansparenta —coino quericnde se y coatemplar la conmocién metropolitans — en Is primera arquitectura de Hane Pockig (1869-1936). Si para Behrens el espirita del Gross Stodt se expresa en una screciéa» Hinglstien, para Poclzig se hunde en las ambiguas pe de existencia a que la metrdpol‘consrine el individuo. Despucs de algunos eficlos vega ¢ iénicamente medievalizantes—la Inlesia de Mattsch yel Ayuntamiento de Lwenberg (1906)—, Poetzig royecta una serie de obras en Iss que se ha querido interprctar un auiéatico expresionismo arquitecténico: un grupo de-casas en Breslau (1908-1912), fos almacenes en Lunkenstrsse de Breslau (1911), In forredepétito de agua en Posen (1911), la Fabrica de productos qui micos de Lubon. No se trata de organismos innovadores, sino de rmasas escenogréficamente dispuestas para hacer de «antigraciosom do {gran cudad. No es casual que las deformaciones volumétricas post ‘iglanas descmboquen en eszenografia teatrales y_cinematogréticas ‘uyos son, entre otros, los escenarios de fa pelfcula Golem). Pero ta ngustia, rndida imagen coniemplable. no es ciertamente una res- ppussta & los temas propuesios por Weber © por Simmel. Poslag. com él arquitectos como Withelm Kreis, Paul Bonote, Emil Fahrenksmp ys en parte, Fritz Schumacher en.sus primers. obras de Hombur- 430, fundan una tradicién que tendré su continuncin después de 1918 ig obras posteriores y con los de Fritz Hoger o de ‘eacelén al Gross Stadt es totalmente epidés- tas son las reacciones de una figura como el holandés Van der Mey, que con su Scheepyarthuis de Amsterdam frogmenta haste la exasperacién la yolumetria del edificio, o de alk + unos aequitectos de Praga que, en una serie de obras defindas eomo eubistase, parecen repreducir una aiméstera de-ansiedad kath Behrens es, ms bien, ef que acoge, aunque a nivel te6rico, el nuevo sentido de In concentracion mettopcltana; en una entrevista concedida en 1912 al Berliner Morgenpost, Behrens reconoce lo po- sitivo de In wansformacién de Berlin de achudad de trabajos a con centracin directional y tercinsa, precisando el toma en una intes- vencién en ef fundamental Congreso del Werkbund (1914) dedicado ‘al tefico urbano. Ninguna satsfacci6n iracional en Betwens. Si en fl artfeulo sobre Berlin considera necesario un contrat global det Fenémeno urbano en expansiso, seislando a Messel como al dnico siquitecto que se ha planteado el problema de una tipologia metio- politana, en su incervencién de 1914 identifica en la Tecwura cindsica de Ia ciudad, que os obligaoria en-tos medics ripidos de locome- iba, fa necesidad de un nuevo instrumento eapaz de dominar el in forme metropolitano: le uniformided de la tipologts, precisamente, ‘De ese modo, Ia renuncfa a In imagen del primer Behrens desem- boca en ol resonocimiento de una nueva percepeién: por tipos, ya no mis por unica. En el tipo arquitectéaco, ta indiferencia hac tos valores no solo responde a Ia acitud blasé de Ia que habla Simm ino que indiea Ia voluniad de posesion de una realidad cada ver rmenat «dominables. En tal sentido, Ia actividad de Behrens por a AEG asume una nueva luz, asf como su obra de posguecia para el emunicipio rojo» de Viena En cualquier caso, no es tolo en Rchrens donde es coberente el trayecio del Werkbund hacia la metrépoli. La peticiéa de orgaaiza- cfones expresada por ef Werkbund encuentra en el Gross Stadt dad de relaciones internacionales y motor de la itcligencia eapi 1a, su slaci6n natura. Los arquitectos de ta primera posgue como problema principal qué hacer con ese Inquietante descubrimien- {o. Por eso mismo, Ia metedpoli sin ealided do Ludwig Hilberssimer 32 teferiré directamente 9 Sime! ficar la propia estentacién desencantada de le primacta de ta tipotogia. ~28 fase: La formacién de la metr6poli norteamericana. Para analizar el origen de este caso de formacién metropoli-~ tana, parece necesario ubicar dos “temas” o rasgos estructu- rales, decisivos en este tipo de conformacién, aunque dife- renciados y atin opuestos: Por una parte, el Downtown; 4rea urbana central con una alta concentracién de actividades terciarias, fragmento dominado arquitecténicamente por la tipologia edilicia del rascacie~ los; combinacién tipo-morfologica y funcional definida ini- cialmente por las experiencias de la “escuela de Chicago", experimentada precisamente en la reconstruccién de dicha ciudad (en el denominado “loop") después del incendio de 1870 y luego reproducida en todas las grandes ciudades norteameri- canas. Por otra parte, la periferia‘o "suburbia" residencial de baja densidad ("miles de chalecitos extendidos por una regién en la que resulta dificil encontrar tanto el “campo” como un ‘barrio’ tradicional..."), que tal vez encuentre en Los Angeles su expresién paradigmatica. Es precisamente a este ultimo “tema” al que aplicaremos preferentemente la investigacién, tomando para este caso como texto de base el articulo de Iain Boyd WHYTE "De Greene a Gehry", Los Angeles 1900- 1970, incluide en “Ecologias de la dispersién” (Revista A & V Monografias); esta seleccién se apoya en el convencimiento de que este tipo de formacién resulta el més expresivo de una conducta urbanistica y social (tal vez en realidad anti-urbanistica y exacerbadamente individualista), propias de la cultura norteamericana y atin generalizando de una concepcién de vida anglosajona (de base religiosa), combinadas aqui con una particular tecnologia de movimiento y su objeto: el automévil, producto emblemético del desarrollo industrial norteamericano. (Por el contrario, el "Downtown" se corresponde més con el sistema de accesibi- lidad ferroviario, ouya estacién “central” o terminal, se ubica generalmente en el borde de este fragmento especializa- do). Con relacién a esta ideologia anti~urbana (0 como diria TAFURI "“seudo-naturalista") se puede consultar el texto de Morton y Lucia WHITE "El intelectual contra la ciudad" (de Thomas JEFFERSON a Frank Lloyd WRIGHT), donde es posible recorrer a través de la historia instalada entre la existen- cia de estos dos personajes, la persistencia de este pensa- miento que tan fuertemente ha reperoutido en la formacién de la metrépolis norteamericana. El autor del texto elegido, para el tratamiento de esta fase sefiala en los pdérrafos iniciales de su articulo; “ya en 1915 Charles Summer GREENE, uno de los miembros de la firma GREENE & GREENE habia observado que entre la mania del automévil y la moda del bungalow parece existir una afinidad psiquica... Se han desarrollado juntas, simulténeamente, y ambas parecen ser la expresién de la misma necesidad, del mismo deseo de liberarse de los convencionalismos comunes”. De este modo Iain WHYTE proporciona una de las claves interpretativas de estas singulares formaciones (urbanas?) que han roto todos los esquemas del urbanismo tradicional con esta proposicién de una extensidn aparentemente ilimitada de edificaciones dispereas, en oposicién a la idea de ciudad como concentra- cién de personas, bienes y arquitecturas. Como conclusién a esta presentacién de la segunda "fase", se reproduce ¢1 prélogo presentado por la citada publicacién al bloque de “Ecologias de la dispersién”. (El articulo de base antes mencionado no se ha reproducido por su extensién y su dificultad para ser fragmentado adecuadamente).

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