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INTRODUCCION NOTAS SOBRE LA VIDA Y LA EFOCA DE SADE I MO 1 marqués de Sade nacié en Paris el 2 de junio de 1740. El encargado de su educaci6n fue su tio Jacques-Francois, abad del monasterio benedictino de Saint-Léger d’Ebreuil, quien en 1762 fue detenido por orden real al ser encontrado en un prostibulo de Paris. En 1763, con el consentimiento del rey, Sade se cas6 con Renée-Pélagie de Montreuil, y en octubre de ese mismo afio fue detenido a causa de sus excesos en un piostibulo. Fue puesto en libertad y se instal en J& casa de su amante, la sefiora de Beauvoisin. En 1767 se incorporo al ejército. Enel i ii 16 ij mais-Marie. ese indice, compl fines jonales o de re ISBN 978-950-563-039-4 faurice Heine analiz p. 208 y ss). En realidad, se trataba de una prostituta a la que Sade Hlevé, con su consentimiento, a una casa de Arcueil Buenos Ai donde la hizo desnudar y la flagelé mientras también él se eo A hacia flagelar; la encerré hiego en una habitacion de la que ella escapé para posteriormente denunciar a Sade. Este fue detenido cerca de Lyon y reconocié ante las autoridades que «el libertinaje fue el motivo de sus actos». Nada de extraordi- nario si se piensa lo que hacia la nobleza en esos tiempos. En relacién con este asunto puede consultarse el libro de Iwan Bloch, Sade y su tiempo. © Ediciones Co we SRL, ll ISCAR DEL BARCO i (OSCAR DE en 1769 nacs su segundo hijo y en 1770 u hija Madelaine: Laure. Bl mismo afio se incorpor6 de nuevo al ejército, segue dav ve debido a su mala situacién econémica. Finalmente rag el cargo militar en 10.000 libras, lo que no impidi6 ue fuera detenio de nuevo a causa de sus deudas. £1.22 de enero de 1772 mont6 en su castillo de La Coste tana comedia propia con la que dio comienzo a su carrera como escritor. Eki el mismo afio se produjo el segundo escandalo que Spaiibuiria al armado del mito: el llamado caso de los , realizado con el consentimiento de su he ‘mosa cufiada, desperts ois aida, despert6 un odio coemestendp ¢ implacable | pecha R, Barthes, «amab: le din ioe me aba» a Sade: «Al; n le de Sade"> (Sade L, sletite de caché> ee Fourier, p. 189)), quien, obtuvo , a arbitraria concedi INTRODUCCION vil por el rey a «sus» nobles) en contra de Sade, Este fue deteni- do por orden del rey de Cerdefia, pais donde habia buscado refugio. Trasladado a Francia, fue encarcelado en el castillo de Miolans. Sade logré huir nuevamente. El rey ordend su detencién e internamiento en la prision de Pierre-Encise, de donde escap6. En 1775 se informé al rey que Sade se encontraba en La Coste, entregandose «a excesos de todo género con jévenés de cualquier sexo que hace traer especialmente de Lyon>g ‘Advertido de la denuncia en su contra y temiendo ser apre- sado, Sade huy6 a Roma. En 1776 volvi6 otra vez a La Coste, donde, en un altercado con el padre de una muchacha llamada Catalina (a la que en el castillo apodaban Justine..), fue herido con un arma de fuego. De alli, junto con su mujer, la marquesa, que seguia amandolo, se traslad6 nada menos que a Paris. ) 13-de feb?Po|fuedetenido y encerrado-en.Ja.carcelde Vincennes («encerradd--tive=-eomo una bestia feroz bajo Gecintieve puertas de hierro»). El 16 de julio de 1778, en un traslado por motivos judiciales desde Aix a Paris, escapo para volver a los alrededores de La Coste, por donde «deambula- ba» hasta ser finalmente detenido y trasladado otra vez a la carcel de Vincennes, desde alli, por orden real, fyesllewado 2 Ja Bastilla, de n Ja revolucion, luego de mas de diez afios de encierro. El 22 de octubre de 1785 Sade terminé de pasar en limpio Jas notas de la gran «novela» que titulé Las ciento veinte jornadas de Sodoma o La escuela del libertinaje, la que se perderia durante Ja toma de la Bastilla, hecho que al marqués «le cost6 lagrimas de sarigres, segiin sus propias palabras. El texto fue descubierto por Iwan Bloch y publicado por Maurice Heine (para quien se trata de una «obra maestray escrita en un «grado supremo de soledad y de misantropia») entre 1931 y 1937: E14 de julio de 1789, diez dias antes de la toma de Ia Bas- tilla, Sade es trasladado al asilo de Charenton. (OSCAR DEL BARCO mediante un decreto dela A n efecto las «lettres de cach 7 dio comienzo a una nueva yb 6 en el proceso revolucionarig su mujer e inicié lary mn otras de sus obras de teatro, a fue la impresiomdegusting, Geainbre de 1791-se produjo otro hecho § eativonsuneloccion.como Secretario de la Seccién de Picg My secckin @ bien pertenecia Robespierre) y el la amiento de lleno a la accién politica. Otra «anormall propia de su principio vital de permanente estado de ing Fecal conn vere ego se mismo mes, la Seccién deciaio imprimir su Dis airy ce Le Peloses. En ure cata —e rado Gauftidy le dice que esta bi z quebrado, agotado, escupiendo sangre [...] la discusién fe sido tan tormentosa que estoy exhausto, Ayer, por ejemplo Puracién para que los perdi mae , ran; si hubiese di Palabra los habria perdido. Pero no dije nada, i por sospechoso y encare tes tre ellos en Pic ¥ en otros lugares de detencién, ene ny le detencion, en Desde su ventana vei ee eran ejecutadas alre de Thermidor det Vida e ideas del margués INTRODUCCION x Sade escribié: «Mi detencién nacional, con Ia guillotina ante los ojos, me hizo cien veces més dafio que todas las Bas- tillas imaginables». Recién en ochibre|de/1794 es liberado. Y al aio siguien- te publicd, en esa constante accién de terribles contragolpes Iiterarios dirigidos contra el régimen, de cualquier signo que fuese, Aline et Valcour, otra de sus obras maestras. Esto no impidié que en 1799 se quejara amargamente di- ciendo que «La muerte y Ia miseria son la recompensa que Yo recibo por el perpetuo vinculo con la Repablice». Y poco des- pués manifestara en una carta que estaba literalmente «murién- ¥ ogede-hambre y de frio», dependiendo de la caridad publica. En 1800 aparecié un panfleto contra la emperatriz Josef: nay.contra Napoledn que'sele atribuys equivocadao salios- ‘mente a Sade (si bien es cierto que era digno de’ ‘Sade; porsu fuerza provocativa, como afirmé Bataille). ‘Eni 1801 eemsibriz6lsujeaceriaySello detuvo en la casa de su editor y se secuestraron volumenes de Justine anotadlos por su mano; también se secuestraron los manuscritos de Juliette ‘De nuevo Sade esta en su lugar, @njelvemcienrogenunainas nicomio donde permanecera hasta la muerte. E19 de setiembre de 1804, el prefecto Dubois present un informe donde consideraba a Sade como 4Hifihionibreliiees rregible[.. en un estado perpetuo dejdemencia libertina>, La Tespuesta de Sade fue comenzar a escribir una obra en. diez Volimenes titulada Les journées de Florbelle, posiblemente su ‘obra maestra, la que fue decomisada y destruida, salvo unas pocas péginas magistrales que sobrevivieron 21s censure Tae 108 se dirigié al emperador solicitando la libertad a causa de su «doloroso estado fisico»- Marie «ain una quejes(eliade dieiembrocies ak40L A ents asesina de Napoleén y sus secuaces lo mantuvo preso sin SA sa (o, mejor dicho, por su fidelidad # su propia ‘causa), hasta el $2 (oy melo sas sin contestar a sus pedidos de clemenci. Los pérfidos no pudieron imaginar que Ia obra del «loco liberti- eeraerevicaria al imperio que fundaron a sangre y fueg- sura sea tan tupida fuumba desaparezcan ¢ i recuerdo se borre del recuerdo de los hombres... como deseo de que ‘4 1 Sade vivi6 una época de profundas transformaciones eco cas, polticas y culturales, como el nacimiento del capita: smo industrial, el ascenso al poder de la burguesia, la.revoh i industrial inglesa y la independencia norteamericana, la Revolucion Francesa y los movimientos de emancipacién de Tiscolonias espariolas. En el orden del pensamiento, los acon= Iecimintosfandamentales fueron el iealismo y el romanti Blesienyioeine dele ice ce Su conjunto conformaron algo asi 2 oe anes a pacriunio conformaron algo as como la sideologin de pares rr fue el epicentro del movimiento re- [alienario que poserormente se expandi¢ por Euro campatias napolednicas. Ma on Mla Gainios rien oe Mas alla de las derrotas agape sue cambio fue, fundamentalmens fb ap ost e expresado en la cada v industrial Alben Sobon (i Futuro, Buenos Aires, de producci6n capitali pital Det it del Revolucion Francs INTRODUCCION x dura lucha al estado feudal basado fundamentalmente en la propiedad de la tierra por parte de laaristocracia y elclero. ‘A través de miiltiples alternativas, el proceso revolucionario ppas6 de manos de la aristocracia a las de la burguesfa y Ine- fo a las de la pequerta burguesiay las clases més pobres, en especial los campesinos, que constitufan mas del noventa por rato de la poblacién y cuyo principal objetivo era liberarse de los innumerables impuestos, ante todo del diezmo, que los oprimian desde hacfa siglos. El intento de fuga del rey (unio de 1791) fue un momento decisivo que, como se dijo, «ras- go el velo» de la situacion demostrando la imposibilidad de Eualquier compromiso con Ia aristocracia. Los «girondinos», representantes de la alta burguesta, llevaron la guerra al con tinente, para aplastar la contrarrevoluci6n organizada por los emigrados con el apoyo de la nobleza europea. En realidad, todos querian la guerra: la burguesia, para suprimir el feuda- lismo y controlar a la nobleza europea; y Ia aristocracia fran- cesa porque esperaba ser liberada desde el exterior (Maria ‘Antonieta dijo; «iLos imbéciles!, ino ven que esto es servirnos a nosotros!»). Quien mas se opuso a la guerra fue Robespie- re, sosteniendo que antes de combatir a la aristocracia mas alla de las fronteras habia que destruirla en el interior de Fran- cia, La ejecucign del rey, el 21 de enero de 1793, y la posterior caida de los girondinos, produjo que, desde ese momento, fueran los montafieses, los sans-culottes y los jacobinos quienes tomaran la direccién del gobierno dandole una forma abierta- mente revolucionaria. La guerra y la crisis econmica interior impusieron la concentracién del poder en la Convencion y, dentro de ella, en los comites revolucionarios de Salvacion Piiblica y de Seguridad General, los que de hecho reemplaza- ron la accién directa del «pueblo»: «E] gobierno tuvo asi en sus manos la fuerza coactiva, es decir, el Terror, y paso a ser tun gobierno de «guerra total». El 17 de julio de 1793 se abolie- ron todos los derechos sefioriales sin pago de indemnizacion. Fueron dos afios decisivos durante los cuales la Revolucién se (OSCAR DEL BAF « tareas «sucias» de la guerra conti sristocrticay del lero, lo que produjo el de ‘ormente el paraddjico fracaso de la dictadura terrg ‘culminé con Ia ejecucion de Robespierrg eta a la Revolucion desde los objetivos wd. de la libertad y de la fraternidad, y no com@ jalmente burgués que accedi6 sangriens ico aliéndose, primero, con el extremige mo revolucionario de las clases mas bajas de la sociedad posteriormente, con la misma vieja aristocracia. Con la caid de Robespierre | 27 de julio de 1794: «La gente decente respixg tranquila y se desencadens la represi6n. Unas jornadas deci Yas que vieron alzarse contra el movimiento popular, agotada ¥y desorganizado, desde los republicanos hasta los partidariog el Antiguo Régimen, el bloque de la burguesia apoyado en: fl ejército». E] Directorio fue un interregno hasta el golpet sexo de Napoleén el 18 Brumario (18 de noviembre dl 1799), Napoleon declaré: «Solo yo soy el representante d ‘Pueblo>. En diez aos, la famosa Revoluci6n que derrocé a’ men meen pa @ convertirse en un Imperio bajo ees de tne eal srevolucionarion d«Astucia re por Sade en sus i in olvidar, por ot = parte, que 6 Grid echead como arate enn iste fia de los cuerpos y de la vi INTRODUCCION xii La Mettrie, el filésofo, el maestro (aunque, por supuesto, sade no tuvo, no podia tener maestro), habia dicho: «Sea sa~ grada la satisfaccion de los caprichos de la fantasia concer- rientes al sexo». La vida de Sade no necesit6 de este principio para ser lo que era. E] «materialismo» fue para él una fuerza, no un enunciado abstracto 0 filoséfico en sentido universita- rio. Una culminaci6n, o el ambito propio de una existencia desenfrenada que no podia exponerse alli donde el Sistema establece Ja transmision de los saberes. El claustro de Sade fue la carcel. Sade vivi6 encerrado en carceles y manicomios durante cerca de treinta afios, y casi todo el resto de su vida lo pasb huyendo, lleno de deudas, y a veces muerto de hambre. ! Qué hacia? Escribja. No hacia nada més ni nada menos que escribir. Casi todo su libertinaje, sus torturas y asesinatos, fue- ron escritos. éPara qué escribfa? éCémo saberlo? éAcaso puede saberse por qué se escribe? Salvo esa mania obsesiva de la escritura, el deseo todopoderoso de la escritura sin raz6n, 0 sin ms raz6n que ella misma, es iniitil caer en el dédalo de las explicaciones psicol6gicas, politicas o filosoficas. Tal vez sui deseo fuera el todo, no solamente decir todo (lo que podria- mos llamar el fundamento demencial de su «método»), sino incluso ser-tedo. Por eso, el exceso de su vida impera hacien- do que su «obra» supere los géneros y los modelos. Escribe novelas, poesia, cuentos y obras de teatro, pero desde mas allé, como sustrayéndose a su propia practica. Quiero decir que, en sentido estricto, nadie lo podria llamar «novelista». Relata y describe su época, pero no es novelista, ni historia dor ni sociélogo; piensa, explica, argumenta, pero no es un cientifico ni un filésofo. Todo en él es a-hist6rico, pero en el aceleramiento demencial de la historia. Su biografia, como vimos, tiene limites estrechos: los de un hombre encerrado en una celda, los de un escritor al que se lo priva de sus utiles de trabajo, los de un perseguido constante. El misterio no es la biografia misma, sino el nticleo oscuro e incandescente de Jos textos, de una obra que no depende de la vida de Sade ni de la vida de Francia; por el contrario, son estas las que otros (segtin Jules Ja a Coste» contenia mas) en La Rew artera de los mismos inquisidores tefutacion de Fenelon, st di 0, unas «Confesio ‘hes y, como ya he dicho, casi la totalidad de esa obra, poi fundamental, en diez tomos, titulada Les journées de | Sade filésofo? Mas bien un antifilésofo, o lo otro, el n dela filosofa, lo que la filosofia aprendi6 a callary a cir por miedo, por «cautela», 0 vaya a sabeR Beats. Deir tov, transects los irateg oa 8 olen, sumergis todo en una metamorfsis i i fueron ni son ls procedimientos propios dl jUnsia que ssojv sn conto, aI sodomiy Maen eos dese y los placeres mas extremos, Se ‘papel aa fee que llegar un seme lerden la vulva deuneherimeny sce ee ermosa y som INTRODUCCION. v no desde el orden académico. La , Eco de esta utilizacion esta dada Lok eager Esto explica su oposieién al intento jacobino de entronizar a la Razon como deidad revolucionaria, Hay que recordar que, tun relampago de fura,supo declarar: La iden de Dios es el tinico error que no puedo perdonarle a los hombres». Sade se el mundo como una inmensa conspiracién urdida contra Ir libertad del hombre sobevana, Los principales responsables de esa conspiracion son los sacerdotes y la nobleza, manco- ‘munados en la tarea criminal de someter al hombre. Mas alla Ye su insistencia tragicOmica en asesinatos y torturas de toda rete con la.que atiborra sus relatos, lo que munca debe per- Serge de vista es esa intencién subversiva y liberadora que conforma la esencia del sadismo, fn una sociedad (la de él, la nuestra) de vasos comunican- tes sin sustancia, 0 cuya sustancia es el movimiento absoluto de un vacio inaccesible, quiero decir, sin sujeto y sin objeto, Sade capté lo que también insustancialmente podriamos mar su sentido, la construccion de una sociedad maquinica. Capté el movimiento creciente y por eso demoniaco, part ar un término de €poca, de alienacion y reificacion del {ada en el fondo de si sobre wl hombre: la nueva sociedad asent ja maquina, Desde el punto de vista econ6mico y sociolégico, el siglo XVIII es llamado el siglo de la Revolucion Industrial, basada en el descubrimiento del vapor de energia y en la constru‘ de agua como fuente ‘ccién de maquinas que, movidas por dian realizar el trabajo humano. ‘Como sefala Paul Mantoux en su clésico La Revolucion Industrial en el siglo XVII (ed. Aguilar, Madrid, 1962): El uso de firerzas motrices distintas de la fuerza muscular det hombre o de los animales ¢s uno de los rassos esenciales de i i fa haber maquinas, fa gran industria moderna, Sin ells podiia hal pero no el maquinismo [-}. Este hecho capital, el adve quin: altima fase, miento de la maquina de vapor, abre la iltima fase, decisiva, de la Revolucion Industrial [p. 299 ys5-]- ie la poblaci6n, el desa en reemplazo de J pero no solo en el sije ante todo, en el sj dora del saber hacer el prodtieto desplazado del trabajo y del cong aparicién del «gran aut6mata (a expresin ests en ZI capita, el fetichismo como peel de la esencia del acto creativo, y la reificacién del mui tonverido en casa, ademés del proceso de universalizacig Ge necesided de reproduccion creciente, de apropiacion dl Ia plsvaia, son los elementos centrales del medio donde bra de Sade respira y se mueve. La vida y el trabajo de Ig hombres, de las mujeres y de los nifios ya no cuenta, sal tomo alimentos del Aut6mata en que se ha convertido, y onvierte, de una manera acelerada, la sociedad. Cada ve iis el hombre es forma dels engranajes de la maquina, y I tiquina es cada vez mis ensamiento. De material-organico a ic ; ens en pensamiento, mee en re aa ‘ent ' asi, el relato s4dico, junt ae *geliano, al que supera porque lo real Porque lo vuelve pura mala real, muestra la actual este tempo edeserto», donde pareciera reinar ya «el time hombres, se ha absol : tee his oe al des-temporalizarse reali material que re spiritual en cuanto Pos Ja mercancia. El hombre, cimiento de lo que hace. La INTRODUCCION II parte la vivio en Ja miseria; fue un «politico» muy sui generis, Y fue un Jiterato. Fundamentalmente fue un literato. Un Sitor de novelas, cuentos, obras de teatro y poesia. La litera- tura fue su forma de actuar, el instrumento con el que quiso revolucionar y con el que revolicion6 el mundo. La literatura como «dinamita» y no como hecho «cultural». Sade, lector in- saciable y polimorfo, asimilaba todo lo que caia en sus manos onvirtiéndolo en formas destructivas. No creo que en Sade hubiese una biisqueda exclusivamente estética. Es un fildsofo, un moralista, un politico im-politico, anarquico hasta el limite jiltimo de enfrentarse por sus ideas 0 ideales con la muerte. Si aceptamos esta complejidad in-especifica podemos hablar de un escritor, quiero decir reconociendo de antemano que no se lo puede encasillar en ningiin rubro de la retorica acadé- mica. Ya lo dije: Sade expone o muestra lo que la nobleza, Jos burgueses y el clero hacen. éTambién él lo hubiese hecho si hubiese estado en condiciones de hacerlo? éCémo saber hasta donde hubiera levado su propio desenfreno libertino? éImporta plantedrselo? Sade es esa suma de textos; mas allé, vale decir en su vida, plantea problemas de distinto orden, los que sin duda deben tenerse en cuenta para analizar el hecho- Sade. En realidad su gran poder eran las variaciones imagina- rias sobre una matriz real, o exacerbar lo real hasta la irreali- dad terrible del mal «demonfaco». Libertino, conocedor del libertinaje, no hizo mas que aplicar la maxima de La Mettrie. cLibertinaje? Como dice Iwan Bloch: «La nobleza vivia, des- de el Rey para abajo, en un inmenso prostibulo... Todo estaba podrido y trastornado..., etc. éLas masacres? No olvidemos que Sade lefa y conoefa todo al respecto. No se lo podia enga- far, Alli estaba Gilles de Rais, uno de los Grandes de Francia, cjecutado por haber asesinado a més de trescientos nirios pare satisfacer su perversidad sexual... Yallf estaba el Terror de los revolucionarios y de los contrarrevolucionarios.,.Y al estaba tl «material» de la Bastlla y demas cérceles por donde pas6 su vida. No vale la pena insistir. Estamos ante Ja desconstruccion inuciosa de una estructura tandtica gigantesca. Para tratar gran InTRODUCCION 8 9 porno o semipomogréfico sin atreverse al ‘ decir, al crimen. Aunque en un sentido distinto, tam: como Cervantes, desplaza un género literario. Ninguna sea negra © pornografica, resiste una comparacién gamos, entonces, que en una primera perspectiva la ide es una realizaci6n estética mayestatica del crimen, idad obsesiva y plurimorfa, que no se detiene ante fornicar de todas las maneras posibles e imagi- lacer del libertino, pero su esencia, su razén de ser io llega al éx-tasis, cuando se abandona en absoluto, es el es la muerte, es matar de todas las maneras y en todas jas cantidades posibles. El objetivo intimo de esos matricidios, parricidios, infanticidios y asesinatos de hombres, mujeres, j6- tenes y viejos, que se suceden y proliferan hasta el hariazgo, es ante a.una lapida sobre la sociedad. L. Frappier- Mazur, en lo V de su libro, analiza la relacion de Sade con la no- pornogréfica, la novela negra y la novela rosa de su época. las conoce a todas y las subsume en su propio texto apro- jolas, ante todo en algunos aspectos de su lenguaje, y .yéndolas parédicamente. Para su relacién con Ja literatura sofia libertina del siglo XVIII francés, se puede consultar ‘ajo de L. Posada Kubissa (en Br, Revista de Filosofia, nime- aiio IX). Someramente recordemos en el orden novelisti- Lettres libertines de Mle. D’Antois (Iwan Bloch se refiere obra y menciona el onanismo, el fancionamiento de los ibertinos y de los clubes de tribades, de los prostibulos, £1 sobrino de Rameau de Diderot, La religiasa de Holbach, las mo un incendio, yay sentido? Estamos quiere decir c6n Tenar el tiempo vacio e interminable del encierro. €Y por q ‘esas inmensas carnicerias do lo imaginabl ‘quese repiten como una locura? Se escribe cor loco defuria contra todo y todos, y se ceb6 en esa materia trida hasta convertirla nundo que «chorrea sangre j todos los poros». Sade tuvo el valor de crear un nuevo ord Ho un nuevo eorden amoroso» sino un orden de horror miedo, destruccién y sangre. Pero gara dudas, de ee ‘as de Casanova, las Enlrtiens sur la pluralité des mondes de pee 2 le (con 37 ediciones); hay otra serie de textos que levan- ror crappier Mazur: esa hab figura de la mujer libertina: en «Logica para damas» y «La Per ccs, de Dan Qua escuela de las eostumbres para mujeres» se despliega toda una epee fundador, e filosofia relacionada con la conducta de la mujer en los salones, ‘al Ninon de Lenclos fue un verdadero modelo; ademas lo que Kubissa llama «ilosofia popular»: «Margot, la remen- dona», «Teresa, fil6sofa» del marqués D’Argens («cabeza de los materialistas franceses»), la que «més alla de su envoltorio es- INTRODUC ICCION xx nos kantianos podriamos hablar de un mal demo- Jo como la supresién intencional de la humani- por lo tanto, de la libertad que, al realizarse absoluta- pe suptime. Blanchot, en La entrevista infnita, senal6 ento tiltimo de Sade «fue negar la creacién». El «mas iysien y del mab solo puede ser esa apatia que supri- especie humana (varios ehéroes» sadianos expresaron ‘como un ideal divino). La «apatiar es «el espiritu de “‘peolutizado en el hombre soberano» (Blanchot), 0 tuar como actuaria una piedra, 0, paradoji- in-actuar porque ha desaparecido el sujeto ‘Se trata de una maldad hiperbélica que Kant ertad, porque no ‘mil ‘ro total: act tar la posi Pin total del hombre, 0, Io que es lo mis- ‘del mal absoluto, o demonjaco. La apatia Ja «libertad» son «-representatividad, por nno-epresentatvidad, a la inversa del realismo, que fen su maxima degradacion es una confirmaci6n, i Svanonadamiento, la presencia del afuera, lo distin fiajerealiia de Sade, y el relato realista que le es pr {debe inducimos a error en relacion con la represent Fhcerrara Sade en el discurso perverso, en la impost a es quedar més aca de la explosiva genet espacio no transitivo; subrayar lo inalterabl Himplica vedarse a posibilidad de romper a 7 {En su libro sobre Lautréamont, Marcelin Pleynet, en al inmenso absurdo que para nuestra logica si Pastas gt La cants de Maldon significant colo sencante: bien), dice que: «Las Paes €l dualisns bot tna lectura de Los canta Prince tel. Vivimos dentro de una fede ee! el del data (una fi dete nt), cue somete a su pert Rial ‘aaa el de la. Poiesis, la idealidad © Pronto, en la clausura, Lautré elelogio del mal Bai Wolviéndos iclos: no una dialé n = rag grace INTRODUCCION soa dos universos plenos, y, por lo tanto, repeliéndose. Como ¢s posible esto? Dentro de la metafisica que considera al au- tor como el duefio del sentido (que considera la mente de Lautréamont/Isidore Ducasse el lugar donde el sentido existe en si mismo como presencia), esto no es inteligible. Lo inte- gible es que dentro de una obra un personaje represente el bien y otro el mal, etc. Lo ininteligible es que el todo sea el bien y el mal, no excluyéndose, sino asumiéndose. El mismo problema encontramos en Sade, para quien «decir todo» era uno de sus principios «estéticos». Pero entonces no tenemos mas remedio que cortar la relaci6n con el duefio del sentido, con el autor, y reconocer que no hay otro sentido al margen de ese lexto que esta alls, de ese cuerpo que son esos libros, de esas palabras que abren a un espacio propio. éY Sade? é¥ la biografia, la historia, la sociologia, la psicologia de Sade y de su epoca? Imaginemos durante un instante que, al igual que de los constructores de las pirémides o de las catedrales, de Shakespeare o de Lautréamont, no se sabe nada de Sade: no hay biografia (éc6mo, por otra parte, Ilenar el hueco de esas in- terminables horas y dias que constituyen el encierro de Sade? Esa inmovilidad inviolable, épuede constituir una biografia?). En la sociedad del tener, como convencernos de que no hay un duefio del sentido sino un espacio? No es este el lugar para abundar sobre la desconstruccién de la historia logocéntrica. Hacemos referencia a la editeratura», pero el concepto tiene alcances generales: Derrida sefiala la linea alma-habla-escritu- ra, luego el texto y el autor del texto, el mundo y el autor del mundo (Dios), el hombre y su otro, el mi, el me, que Jo habi- ta como un homiinculo invisible (por eso nuestros paréntesis rodean los posesivos suspendiéndolos mucho més profunda- mente que la epgjé fenomenoldgica, porque no se trata de una suspension sino de un corte, de un desgarramiento ontolégi- co}, los cuales receptan y elaboran el mundo al margen del mundo, el cuerpo al margen del cuerpo, etc. Incluso el pro- blema de la muerte se resuelve en la muerte del otro que est en uno, porque a uno no se lo considera una escritura sino un da una constelagy Una historia § y de toda prictica son k ensamiento», dice Foue: cial Bataille le dedic6 pa la soledad absoluta es ne, el acto de la escr violencia y el crimen neces silencio, son silenciosos. Pero Sade escribe largas of deel crimen y la violencia «escritos» llegan al parox Soria» lleva el acto asu plenitud: todos 1 dad sadica que los engendra, p fia que los enuncia, al sacarlos de su marco referenei 9; dela manera mas potente, categorizarlos, es : ize Beton acto de mayor se mb Se ett ounea Sade con el zm soluta es 5 oluta rompe la clausura s EScritos esta el otro, en el Ambito de la Presentacin, la contradicci6n su crcel: el hombre del no puede hablar, ‘anera toda la estructura se dem Sade fuera que nos proye ' espacio «textual» medi INTRODUCCION 200 fisica logocéntrica? En este caso, hasta la postulacién de Batai- lle, de que «Sade hablo para justificarse a si mismo frente a los otros, a la vez que adquiere una significacién precisa, dentro de la hermenéutica batailleana, se desliza a otro ambito donde el problema en si mismo carece de sentido, donde la contra- giccion ya no puede ser entendida a partir de las categorias del Logos. No es necesario abundar, aqui, en las contradicciones que pueden sefialarse entre su obra y su vida: apologista del édio, salva de la guillotina a su suegra (a quien odiaba con justa raz6n); apologista de la muerte, arriesga su vida oponién- ose a la pena de muerte; el apologista de la soledad participa abiortamente en la Revoluci6n; el apologista del libertinaje se ime con una mujer que lo acompaiia hasta el fin de sus dias. Sade dice: «tal vez las causas sean inttiles a los efectos». Lo cual quiere decir: detras del mundo no hay un dios, detras de Jos actos no hay un Yo, detras del texto no hay un escritor... La contradiccién aparece cuando detras del texto se busca al hombre Sade (no ese vacio inaprensible), cuando detras de los textos (efectos) se busca al autor (causa), cuando se desgarra el espacio propiamente textual (lo escrito) para conducirlo a sut origen, al lugar donde el «mensaje» existe en si, como pre- sencia inmaterial. Pero cuando el libro aparece como erecto sin causa (vale decir fuera del orden causa-efecto), como puro texto, la contradiccién nos proyecta fuera del espacio repre- sentativo, a la materialidad. El texto es la destrucci6n del juego de espejos que constituye la esencia de esta sociedad espectral. Pero el triunfo del texto es su consumacién. El mundo de las contradicciones adquiere profundidades inauditas. Si toda dialéctica es misteriosa, 0, tal vez, lo miste- rioso, en Sade el proceso dialéctico nos posee con una légica {que sentimos extenderse sobre lo incomprensible: pensemos en un puente construido sobre una eiénaga, pero de pronto el puente desaparece y solo queda el caer. Alli, en el caer, tefulge Sade. Su dialéctica no es una. dialéctica de /a Natura- leza (no en vano su oposicion cerrada a todo fideismo) ni una. dialéctica sistematica (que a través de las oposiciones busca ‘OscAR DEL. BARCO oil m sino una dialéctica materialgy saber), 8 * Be circularidad, la, ental) es andloga a la d » que corre come ja esta sociedad desgarrada po al mundo chorreando os el otro espacio, pero lo avizer Marx encontro una fuerza ecer dentro de de la pasion, dio el motor de ta historia y se dedica a organizar ese @ crear el cerebro del odio (como fuerza natural opus odio del cerebro (fuerza abstracta f sos hay depreciacion del vadon, citi vida/muerte, aad res (debe producir horror Ha chac Sesto que pretende c: ee BP sno puede ser leido; He F tro como oo texto (aqui solo es posible Jae Sctura de sueiio), se nos presentalea val de ser tachado por el INTRODUCCION Coax) jersliico porgué és fa neyacion del mundo categoria en al i estamos encerados: También Mare neg6 la sociedad bu Fhesa, pero después senéarnd> el poderoso mecanismo ideal que habia gestado ent uiia clase social que no es una categoria gino una fuerza revolucionaria (si solo hubiera sido un Sabio, hoy estaria.entronizado en todos los burdeles de la Ciencia burguesa). Los «marxistas» posteriores, al tratar de construir ju nueva sociedad, lo hicieron con las viejas categorias: el acto revolucionario fre sometido a la vieja Raz6n; Ia falsa materia Iidad econémica (falsa pues se la convierte en fin en si misma) santé su imperio sobre la revolucién y de nuevo la mentalidad purguesa prolifero hasta invertir la propia economia social: lo cual demuestra, nuevamente, que la revolucién, al igual que el erotismo y la poesfa, no son una promesa milenarista sino desencadenamientos cotidianos, habitantes del ahora, del hoy. Es aqui, en mi mismo, en cada uno, donde esta sociedad debe morir; Sade. Sade no tiene otro objetivo que sacamnos de la 16- ica, despojar a toda tina sociedad de su logica. Por eso su enig- tna: ese dolmen escritural al cual el hombre miro y mira con espanto, y cuya resoluci6n fue, hasta hoy, lo sacrilego. Tarea sobrehumana: despojar a una sociedad de su esencia, de golpe hacer de este inmenso cuerpo tna piel vacia, descerebrarlo para que como un idiota termine por destrozarse a si mismo. Mientras vivia, la burguesia se cuid6 bien de mantenerlo cerrado, de castigarlo, de quemar sus manuscritos. Después se cuidé de ocultar (su) obra, dé impedir que se editase, de cas- tigar a sus lectores. Pero hubo, no obstante, un oculta-miento y una persecucién mas profunda: la de reducirlo a un caso nico», a una excepcidn. Sacarlo dé uno y exhibirlo como ‘como un animal salvaje inofensivo a fuerza de so- metimiento (el maximo sometimiento: ‘objeto/mineral/ enfer- medad). Pero también (él) trabaja como otro viejo topo en la apertura. Hay quienes legan a (sus) escritos buscando Ia ima xen del mundo del siglo XVIITeuropeo, quienes quieren ilus- trarse, gozar u horrorizarse: Todo lo encuentran en esos libros un objeto,

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