Professional Documents
Culture Documents
COCTEL INOVIDABLE
(comedia tradicional)
Obra registrada
Origen: Argentina
----------------------------------
Personajes:
FERNADO: Déjeme que la mire por última vez, tía. Todo ese porte, el
mismo de mamá Florencia, esa elegancia, esa prestancia, ¡pero, qué
veo!, ¡sus zapatos!
AMELIA: ¿Mis zapatos?
FERNANDO: Iguales a los de ella, por favor, déjeme besarlos.
AMELIA: ¿Qué...?
FERNANDO: Mamá siempre decía, “En mis pies descansa la
hidalguía”
AMELIA: ¿Cómo decía?
FERNANDO: En mis pies descansa la hidalguía.
AMELIA: ¡Ay! ¿Eso decía?
FERNANDO: “En mis pies descansa la hidalguía”
AMELIA: ¡Pero...! ¡Entonces…! ¡Sobrino mío!
FERNANDO: ¿Me reconoce?
AMELIA: ¡Sí, sí, ahora sí! Es la frase de mis ancestros. ¡Ahora sé de
qué árbol bajó mi sobrino!
FERNANDO: Pensar que por los zapatos... (Se refiere a ellos) Quiero
tenerlos en mis manos. Déjeme que pueda acariciar esta reliquia.
AMELIA: ¡Eh! ¡No tanto!
FERNANDO: ¡Sus zapatos! ¡Por favor!
AMELIA: ¡Nene, qué capricho, con lo que me cuesta calzarme!... (Se
los quita)
FERNANDO: Gracias, gracias tía, por permitirme esto.
AMELIA: ¡Gastón!
GASTON: (Entra) ¡Aquí estoy!
AMELIA: ¡Acompañá a mi sobrino a sus aposentos!
GASTON: ¿Sobrino, al fin?
AMELIA: ¡Sí, sí, mi sobrino necesita descansar!
FERNANDO: ¡Gracias, tía, gracias! (Se dispone a salir, guiado por
Gastón)
GASTON: ¡Se ha formado un parentesco! (Salen)
Vuelve a cantar el pájaro
AMELIA: Apurate Gastón, que debe estar llegando alguien más...¡Mis
zapatos, busco otro par! (Sale)
Escena siguiente:
SIRENA: (Entra) ¡Hola…! ¿No hay nadie que atienda acá?... (Por el
pájaro) ¡Ay, no puedo soportar ese chillido!
GASTON: (Entra apurado. Impactado) ¡Yo, yo la atiendo!
SIRENA: Por favor, haga callar a ese búho.
GASTON: ¿El jilguero?
SIRENA: El loro, lo que sea, hágalo callar.
GASTON: (Hacia donde está el pájaro) ¡Eh! ¡Chissst!
SIRENA: ¿Ya está? ¿Si, no, sí? ¡Qué maravilla! ¡Usted es un mago!
6
SIRENA: ¡Sí!, ¡no!, ¡no!, ¡sí!, ¡qué significa todo esto! Vengo
acosada. ¿Por qué inventaron esa historia de la convocatoria?
AMELIA: ¿Qué historia? ¿La convocatoria? Estás invitada a quedarte.
Lo que busco es nada más ni nada menos que cambiar la vida de unos
cuantos.
SIRENA: ¿De unos cuantos? ¿Y a mí también? No, sí, no… ¿la
convocatoria?
AMELIA: La convocatoria, eso mismo.
SIRENA: No, sí, claro, sí, no, sí. La convocatoria.
GASTON: (Entra) Aquí está el paño para cubrirlos.
SIRENA: ¡Démelos! Que no se envuelvan. Yo los guardo.
AMELIA: Es lo que yo decía. (A Gastón, por Sirena) A sus
aposentos… A tus aposentos, ¿no es cierto?
SIRENA: ¿A qué aposentos?
AMELIA: (A Gastón) A sus aposentos.
SIRENA: ¡Sí!, ¡no!, ¡sí!, ¿a mis aposentos...?
AMELIA: (A Gastón) Sí. A sus aposentos.
GASTON: ¿A sus aposentos? ¿Me acompaña, por favor?
SIRENA: ¿A mis aposentos?¿Para allá? ¡No, ¡sí!, ¡no! (A Gastón) ¡No
me toque! (Salen)
AMELIA: Apurate Gastón, que tengo algo más...(Canta el pájaro)
¡Teodolino! ¡Más gente, Gastón, apurate, la convocatoria!
GASTON: (Entra, tocándose como si hubiera recibido un sopapo) ¡Sí,
señora, ya estoy!
AMELIA: (Por el sopapo) ¡Estás listo! Andá y hacé pasar al próximo.
Escena siguiente:
CLARITA: (Entra atropellada, la sigue Guillermo) Muy buenos días,
muy buenas tardes, muy buenas noches, que sea lo que quiera.
GUILLERMO: Eso mismo.
AMELIA: Lo que quiera, pero sigo descalza.
GASTON: A eso voy, a eso voy. (Sale).
CLARITA: A eso vamos señora, a eso vamos.
GUILLERMO: Eso mismo, eso mismo... (Comienza a recorrer el
ambiente, con una lupa)
AMELIA: No entiendo nada. ¿Ustedes vienen juntos?
CLARITA: No, al muchacho lo tropecé por el camino.
GUILLERMO: (Se refiere a la casa) Sí, sí, muy interesante...
CLARITA: Tropezamos, y acá estamos.
AMELIA: Ah, me parece muy bien. Sigan tropezándose. Es decir,
sigan, sigan, pero... (A Guillermo) ¿qué busca, joven?
GUILLERMO: Sigo...sigo...
AMELIA: ¿Sigue? ¿Sigue qué?... ¿detective?
GUILLERMO: Mucho más que eso: Entomólogo.
9
nomás que con los que tenemos, se hace muy difícil poder andarlo, y si
bien es ahí donde se asoma la dificultad, ahí también reside el encanto,
el encanto de recorrerlo...
CLARITA: Ay, que romántica la señora… todo un gusto escucharla...
GUILLERMO: Eso mismo, eso mismo. Dice cosas que sólo existen en
poesías.
AMELIA: ¿No es verdad que todo es poesía en esta vida?
GUILLERMO: Eso, eso. Por eso nunca leo.
AMELIA: Sí, sólo insectos, pero ya van a ver, ya van a ver que vale la
pena transitar la experiencia de abrir nuestros corazones.
GUILLERMO: ¡Señora!
AMELIA: ¿Qué pasa?
GUILLERMO: ¡Acaba de pisar una Ictinus!
AMELIA: ¿Dónde?
GUILLERMO: ¡Tantos años de búsqueda, para que este pobre y
escaso ejemplar terminara bajo sus pies!
AMELIA: ¡Bajo mis pies! ¡Yo sabía que se iban a meter con mis
zapatos! ¡Ni una palabra más! (Se los quita y arroja) ¡Tomen!
¡Tomen! ¡Y ahora. a sus aposentos! ¡A sus aposentos!
CLARITA: ¿A dónde?
AMELIA: ¡Por allá, por allá...!
GASTON: Vamos, vamos...
GUILLERMO: Pero...
Gastón los conduce. Canta el pájaro.
AMELIA: (Al pájaro) ¿Ya?, ¿tan pronto? ¡Se me viene el cóctel!
¿Llegará alguien mas?
Escena siguiente:
GASTON: (Entra con una bandeja y vasos) Permiso, señora...
AMELIA: Ah, eras vos...
GASTON: Sí, señora, sí, ya están todos ubicados.
AMELIA: ¿Cerraste bien? No sea que se arrepientan.
GASTON: No señora, nadie podría negarse a una convocatoria donde
el tema central es el amor.
AMELIA: Con más razón. ¿Vos creés que estos quieran saber algo de
eso?
GASTON: Por supuesto que no. ¡Eh..! Claro que sí, claro que no, ¡por
supuesto que sí!
AMELIA: Por momentos tuve la sensación que dudabas.
GASTON: ¿Yo? ¡Nooo!
AMELIA: Además, la impresión de que estos estaban interesados por
cualquier otra cosa, de lo más vulgar y pedestre.
GASTON: Ya vamos a ir a la zapatería.
AMELIA: No hablo de mis pies. Es otro, el tema.
12
GASTON: El amor...
AMELIA: El amor, sí, Gastón, ¡viva el amor, soy una enamorada del
amor!... ¡El amor es mi causa, el amor, mi guía!
GASTON: ¡De cepa romántica y con todo!
AMELIA: Pero con criterio científico. Y para la posteridad.
GASTON: ¿También piensa divulgarlo?
AMELIA: ¡Por supuesto!
GASTON: ¡Pero el invento es suyo!
AMALIA: Sí, pero de lo contrario, cómo se podría ayudar a los
demás? ¿Cómo se podría asegurar la perpetuidad de la progenie
humana?
GASTON: Sí, claro, señora, sí, pero cuando esa gente se entere de que
fue utilizada...
AMELIA: ¿Cómo “utilizada”? Han tenido el privilegio de ser
convocados para una experiencia que cambiará el curso de toda una
humanidad, y a ella se han prestado con suma gentileza...Por lo demás,
si después llegan a pelearse a muerte, ese no es mi tema. Yo sólo
genero el amor, no la guerra...Bueno, ya sabés bastante y... ¡ah!, por
sobre todas las cosas, te recomiendo que no se enteren de que en la
casa hay un sótano. Que a ese de los bichos ni se le ocurra meterse ahí.
No sea cosa que se descubra la máquina.
GASTON: Descuide, señora. Y… ya es la hora del cóctel...
AMELIA: ¿Ya? ¡Ah, cierto, ya!
GASTON: Por las dudas, me pareció prudente adelantar a Teodolino.
Les dije que cuando vuelva a cantar tres veces... (El pájaro canta)
AMELIA: (Sigue al canto) Uno...Dos...Tres...Ya vienen, voy a
mejorar mi apariencia.
GASTON: Vaya, señora, vaya.
Escena siguiente:
SIRENA: (Entra) ¡Ay! ¡Que deje! ¡que deje de chillar esa cacatúa!
GASTON: ¿Dónde, mejorando lo presente?
SIRENA: La cacatúa, el carancho, no sé...
GASTON: ¡Teodolino! Ah, sí, suele ser muy puntual.
SIRENA: No sé para qué me citaron. Estaba meditando.
GASTON: Sí…Desde acá se oían los ronquidos, ¿puedo saber en qué
meditaba?
SIRENA: En ningún estúpido.
GASTON: ¡Yo sabía que conmigo!
SIRENA: Ni se le ocurra, ¿Qué hago?, ¿me quedo, o me vuelvo?
GASTON: Sí, quédese ahí nomás, paradita.
SIRENA: ¡¿Qué dice?! Mejor me siento. (Lo hace)
GASTON: (Para sí) Sabía que iba a resultar.
SIRENA: ¿Que?
14
SIRENA: ¿Que?
AMELIA: El agüita, mi amor.
SIRENA: ¡Pero que ocurrencia!, ni piensen que voy a probar esto.
AMELIA: ( más inquieta) Gastón, ¿los electrodos, funcionan?
GUILLERMO: ¿Pero de qué electrodos habla?
AMELIA: No tiene importancia. No tiene importancia. Código
interno.
FERNANDO: ¡Tía, queremos compartir sus códigos internos!
SIRENA: ¿Yo también?
FERNANDO: ¡Sí, sí, compartir!
FERNANDO, CLARITA Y GUILLERMO: ¡Compartir, claro,
compartir!
GUILLERMO: ¡Eso! ¡Eso mismo!
AMELIA: ¿Compartir?...Ay, bueno, sí, pasa que... (A Gastón) los
electrodos...
GASTON: Está bien, señora, voy, voy donde tengo que ir voy, voy…
(Sale)
AMELIA: ¡Andá, Andá!
FERNANDO, CLARITA Y GUILLERMO: ¿Pero adónde, adónde?
AMELIA: Quería decirles que…
TODOS: ¡Los electrodos!
AMELIA: (A ellos) ¡Pero...! ¿Por qué no dejan los electrodos en paz?
FERNANDO: ¡Los códigos, usted lo dijo, por favor, los códigos!
SIRENA: ¡No importa qué códigos!... ¡Estoy harta de escuchar
preguntas!
CLARITA: Es cierto Todos preguntan. Y las ventas vienen difíciles.
SIRENA: ¡Preguntas, preguntas y más preguntas!
FERNANDO: (A Sirena) ¡Qué preguntas ni preguntas! Nadie está
persiguiendo a nadie.
SIRENA: ¿Que no? Vengo huyendo. Mi ex marido me busca.
GUILLERMO: Yo sólo persigo insectos.
SIRENA: ¡Y mi otro marido también me busca! El otro y los otros,
Todos, todos mis maridos. Me persiguen, me ahogan... (Transición)
Por eso estoy regia.
CLARITA: Yo también. Persigo clientes.
FERNANDO: Y yo, a Priscila.
SIRENA: ¡Priscila? ¡Ah, sí! ¡no! ¡sí! Creo que la conozco….¿La
conozco?
FERNANDO: No, no es posible que la conozcas. Priscila es un
fantasma.
AMELIA: ¿Y justo acá, viniste a buscar? Bueno, por suerte, yo no
persigo nada, mejor dicho, sí, persigo, ¡claro que persigo, persigo la
felicidad ¡La felicidad de tantos…!
16
FINAL
(1981)
ORIGEN: ARGENTINA
25