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modlema y con caracteres urbanos de las ferias tradiciona- les. La actual Feria de Muestras de Vegadeo proviene de las antiguas ferias de Silvallana en Lantoifa (Castropol), que también se celebraban en tomo al domingo de Pentecost. EL afio 1911 accidentalmente se celebraron las Ferias de Silvallana en la entonces llamada Vega de Ribadeo (hoy villa de Vegadeo). El affo siguiente, el ayuntamiento de Vega de Ribadeo aprobs crear una feria anual de ganado caballar, asnal y mular denominada "Feria de Pentecostés", celebrada los mismos dias que las Ferias de Silvallana en, Lantoira (Castropol). Después de un litigio entre ambos, ayuntamientos, la Feria de Pentecostés, de Vega de Riba- deo, acabé imponiéndose, en 1914, sobre la de Silvallana dde Lantoira, ¢ incluso aquélla tomé poputlarmente el nom- bre de la tradicional Feria de Silvallana, Desde 1963, 1a Feria de Pentecostés 0 de Silvallana pas6 a denominarse Feria de Muestras de Vegadeo. La estructura actual de la Feria de Muestras es similar a la de las fiestas parroquiales, pero los elementos religiosos de éstas son sustituidos por Componentes mercantiles. Du- ran cuatro dias © incluyen, ademés de la tradicional feria de ganado, un concurso-exposicién de ganado vacuno, un, mereado de productos del campo y maquinatia agricola, tun mercadillo de cerimica y artesanta popular, diversas actividades culturales y deportivas, una jornada infantil, y fiesta y verbena con orquestas en Ia tarde y noche del sé- bado y domingo de Pentecost. ‘A pesar de tener un alcance supratocal, las romerfas y fe- rias contribuyen en muchas ocasiones al reforzamiento de la identidad de Ia localidad donde se celebran o a la que perte- niece el ugar de su celebracién. Este hecho, unido a su simi- litud estructural con las fiestas, podrfa explicar por qué en el discurso de los nativos se alude también a las romerias y fe- rias cuando han quedado convertidas, como hemos visto, en fiestas locales o parroquiales. En el caso de la Feria de Muestras de Vegadeo, a los componentes de una feria tradi- cional de ganado se han ido aiiadiendo ottos elementos no sélo de caricter mercantil, sino también culturales y festi- ‘vos, lo que la equipara en duraci6n, importancia y comple} dad a otras celebraciones de la capital del conejo. 5, Rituales de interaccién en la vida cotidiana. Asf como los rituales del ciclo vital contribuyen a forta- lecer las relaciones inter ¢ intradomésticas, potenciando la identidad de la casa en el contexto social, los rituales de interaccién canalizan, en la vida cotidiana, las relaciones sociales entre los miembros de cada grupo de edad y, en ‘ocasiones, también entre distintos grupos de iguales, La diferencia que existe entre Ios micteos de poblacién con una configuracién urbana (las villas litorales) y los, 204 pueblos y aldeas rurales diseminadas en la montaita se re- fleja también en las distintas formas en que sus habitantes ritualizan su interacci6n cotidiana, Mientras que en las vi- Has de la ribera el contexto de interaccién de los diferentes ‘grupos de edad y género lo constituyen los lugares pébli- os -principalmenic bares y centros de diversion-, Ia dis- persidn de la poblacién y Ia ausencia de locales puiblicos en las zonas de montafia limitan los contactos cotidianos de las personas al contexto doméstico. ‘Atendiendo a estas caracteristicas, podemos establecer 1a clasificacidn de los rituales de interaccién segin los dos tipos de contextos en que tienen lugar: rituales de interac- cidn realizados en las casas y rituales de interaccién en hi- ares piiblicos, Rituales de interaccién realizados en las easas. En nuestra zona, la casa ha sido siempre el princi ‘gar de reunidn, en él que con frecuencia confluyen parien- tes, amistades, vecinos y conacidos e, incluso, en ocasio- nes gentes que van de paso. Fl territorio de la casa no constituye asf un espacio completamente cerrado sobre si mismo, sino més bien un contexto de interaccién, Asf co- ‘mo Ia Sala o el comedor son las piezas de la casa en Ins ‘que se realizan las comidas rituales con invitados con oca- sin de un acontecimiento especial, sin embargo, es la co- cina Ia estancia en la que se agrupan cotidianamente tanto los familiares de la casa como las personas que, por dife- rentes motivos, acceden al interior de la casa, La cocina es, pues, el centro de reunién cotidiana de la vivienda; en ella se come, se charla y se recibe a los visitantes, allegados y conocidos. Asimistno, también los forasteros y desconoci~ ddos son invitados a pasar a la cocina (a tomar el café, ete), siempre que vayan acopafiados de alguna persona residen~ teen la zona, conocida 0 pariente de la casa Una de las reuniones cotidianas que tradicionalmente se realizan en la cocina de Ia casa son las polavilas © polayi- Tadas (también denominadas fias en Guiar -Vegadeo-). Se trata de reuniones nocturnas que congregan, de manera rei- terada, en algunas casas del pueblo a un grupo de vecinos de la localidad, y en las que pasan el tiempo conversando, Jjugando a las cartas, contando "cuentos" y chistes, tejiendo, y calcetando (las mujeres), bebiendo café y licores, etc. Las polavilas suelen comenzar después de finalizar la jor nada diaria de trabajo y de haber cenado, y en ocasiones pueden prolongarse hasta bien entrada la madrugada. A es- tas reuniones asisten miembros de diversos grupos de edad y género: jévenes, adultos y viejos, que tienen en comin Su residencia en la misma localidad, Los asistentes suelen evar algo de comer o de beber, que se suma a las viandas aportadas por la casa, Estas reuniones conllevan una fuerte reciprocidad que se satisface contribuyendo con bebidas y comestibles a la polavila, u organizando nuevas polavilas en las casas de los asistentes. El incremento del ndimeto de bares y televisores en estos concejos ha traido consigo un declive del cotidiano ritual de “ira la polavila” ("ir & la vila” en Pifiera -Castropol-, 0 “ir a la fia" en Guiar), que hasta entonces siempre fue una actividad muy arraigada y extendida por toda In zona, Fs- tas reuniones se realizaban antes con mucha mayor fre- ‘cuencia que ahora, y asistia a ellas un mimero bastante ele- vado de personas. En diversas ocasiones se nos dijo que antes la puerta estaba abierta a todo el mundo; se entraba sin Ilamar ("si tienes que llamar no vas", nos comentaron, vatios informantes), y no habia obstéculo alguno para par ticipar. En la actualidad contintian realizandose este tipo de reuniones, si bien de manera mucho mas aislada, espo- rédiea y con menor nimero de asistentes. Este debilita- miento del ritual queda reflejado también en el discurso nativo, del cual ha ido desapareciendo el uso del término olavila; incluso mucha gente dice que ya no se hacen es- tas reuniones, Sin embargo, hemos podido confirmar su Vigencia (aunque ahora ya no tiene una denominacién pat- ticular), sobre todo en aquellos lugares de montana donde los bares no son centros de reunién de la poblacién, sino ‘meros lugares de paso. Por otra parte, al anochecer es frecuente que se retinan en alguna casa de la localidad o del barrio un grupo de ve- cinos (de uno 0 ambos sexos, indistintamente), a "echar Ia partida”. Estas reuniones constituyen un resto de las poli- vias. Suelen hacerse siempre en las mismas casas. ‘La reciprocidad que contilevan estas reuniones en las sas establece una red de compromisos que fortalece Ias re laciones sociales entre vecinos. Este hecho tiene especial importancia en las parroguias de montafia, donde el pobla- miento disperso y Ia ausencia de espacios pablicos de reu- nign dificulta los contactos cotidianos entre vecinos en lu- ares distintos de las casas. Esto explica la vigencia de es- {e ritual en los pueblos y aldeas del interior, y también su casi total desaparicién en las villas litorales, donde ha sido suplantado por otto tipo de reuniones en espacios piblicos, como los bares y otros locales de ocio, También fuertemente atraigada en las gentes de estos concejos esté la costumbre de invitar a pasar a la casa a to- da petsona conocida que vaya de paso por alli, asf como a Visitantes imprevistos. Fl encuentro de los habitantes de la casa con quienes van de paso no se reduce, pues, a un sa- ludo, sino que normalmente se inicia una conversacién a la puerta de la casa, que inmediatamente se trasladari a la co- ‘ina, donde al conocido se le ofrecerd invariablemente un “cafetin’, y a veces también una copa de cofiac 0 Normalmente es alguna mujer de la casa la que suele offe- cer el café, Si en el momento de la visita imprevista se en- ccuentra en casa un hombre solo, normalmente cumpliré con la obligacién de hacer pasar al visitante y le offecerd tuna copa de vino 0 licor, pero no el café. La aceptacién de ‘esta invitacién es socialmente obligada, y conlleva asimis- mo una fuerte reciprocidad diferida: tanto la casa que invi ta como la persona o personas invitadas quedan obligadas por medio de Ia invitacién, la segunda a devolver la invita- ‘cin en su propia casa y la primera a aceptarla, La impor- tancia de estas invitaciones esporddicas es tan grande, que las personas que no offecen el preceptivo café son muy ctiticadas por Ia comunidad. En diversas ocasiones se nos dijo que en una casa "nunca podtan faltar el café, el azdicar y el coflac", refiriéndose a la obligacién que conllevan ta- les invitaciénes. ‘Las mujeres, por su parte, acostumbran a juntarse en al- guna casa vecina a "charlar un ratin y tomar el café", sobre todo después de las comidas. Se traia de una actividad ro- tatoria: cada dia cl lugar de reunién se fija en una casa dis- tinta de las pertenecientes al efrculo, volviendo de nuevo a Ja primera casa una vez recorridas todas las dems, En estos rituales, la casa acta como un contexto abierto ‘la interaccién con los miembros de aquellas casas con las que existe algdin vinculo de vecindad, parentesco © amis- tad. La invitacién a tomar café establece una relacién de reciprocidad entre Tas casas que reafirma y mantiene los vinculos preexistentes Comics familiar de dlomingn en una casa de la pareoguia de Tol (Castropol). Por otro lado, los domingos y dias festivos suelen reali zatse comidas familiares que congregan en la casa paterna 4 los hijos que abandonaron ésta al casarse, asi como el cényuge € hijos de éstos. De este modo se reagrupa con ‘una cierta periodicidad Ia familia dispersa, con lo que se restaura, al menos temporalmente, la uni familiar me- diante la reunidn de sus miembros separados por la distan- cia o por desavenencias intradomésticas, 205 Un Gitimo rito de interaceidn, en este caso religioso, que hasta hace poco solfa realizarse en las casas, es el rez0 del rosario, que antes congregaba por las noches, a hora fija -generalmente después de la cena-, a todos los miembros, de la casa, sin distincién de edad o'género, y a algin veci- no, En la actualidad, este ritual se ha trastadado a tas igle- sins parroquiales, si bien en aquellas parroquias en las ue no se reza el rosario, todavia se reinen algunos veei- nos -generalmente genie mayor- pata rezar el rosario ‘unas euantas noches del mes de octubre, Rituales de interacci6n en lugares pablicos. En los tltimos tiempos, los bares y otros lugares de ocio han cobrado especial protagonismo en La vida cotidia- ina de los habitantes de ambos concejos, especialmente en las villas litorales. Estos lugares constituyen centros im portantes de reunion e interaccién de jévenes, adultos y viejos, fundamentalmente varones (incluso en localidades, como Barres todavia esta mal vista la asistencia a los bares, dde mujeres sin acompaiiantes masculinos). Los domingos, 8 frecuente que se retinan en los bares de las villas de la ria los matrimonios j6venes, incluso con los nifios. Rituales propios de este contexto de interaecién son las, invitaciones a tomar algo, las partidas de cartas y otras reuniones. ‘Cuando una persona coincide en un bar con amigos © conocidos, tras saludar a éstos y pedir su consumicion al ‘camarero, procede a pagar, junto con la suya, las consumi- ciones que estn realizando aquéllos; en caso de que éstas estuvieran ya pagadas, solicita al camarero que les sirva luna nueva ronda, por cuenta suya, de lo mismo que estén, tomando. Este tipo de invitaciones se caracterizan por una estricta reciprocidad normalmente inmediata: los invitados, tratan de devolver lo antes posible (muchas veces en ese ‘mismo encuentro) la invitacién de que han sido objeto. Es- te ritual se realiza tanto en los bares de las villas Titorales ‘como en los pocos que existen dispersos por la montafa,, Tos cuales suclen ser parte de la vivienda de sus pro rios y desempefian también otras funciones como la reco- aida del correo, la venta de comestibles y de productos de limpieza y ferrterfa, eteétera, Las invitaciones en los bares tienen una estructura muy similar a las invitaciones a tomar café en las casas, La di ferencia fundamental entre ambas reside en que en los ba- res la reciprocidad suele ser inmediata, mientras que en ‘una casa Ia invitacién genera una obligacién diferida, Por Jo dems, el ritual es idéntico. En un gran nimero de bares situados en las villas y otras localidades importantes de ambos concejos se reali- zan a diatio partidas de cartas (tute, escoba, mus, tute "ea- bin" 0 "regafiado", etc.) 0 de domind, Estas reuniones, 206 ccongregan en grupos de edad diferenciados a los varones dde cada localidad. Cada bar esta especializado en un deter- minado juego, y en él participan habitualmente clientes fi- jos, que en ocasiones pertenecen a un mismo grupo de edad, Se trata de un ritual especialmente practicado por ju- bilados, aunque también se forman grupos de jévene’ y adultos con ocasion de estas partidas. Las reuniones tienen lugar a hora fija: los jubilados juegan por las tardes, desde Ja sobremesa hasta la hora de la cena, mientras que fos tra- bajadores lo hacen al anochecer, una vez. que han cenado ‘después de volver del trabajo los dias laborables, y durante toda la tarde los domingos. Por regla general suelen reu- nirse a jugar varias parejas, cuyos miembros se dividen de ‘manera jerdrquica, en “veteranos" (generalmente los de ‘mayor edad) y "novatos” (algo més jévenes), Normalmen- te compiten entre s{ parejas de jugadores peitenecientes a ‘un mismo escalafén, si bien en ocasiones esta distincidn se rompe. Bn los tltimos afios se ha extendido, en las locali- dades de mayor poblacién (Castropol, Figueras, Barres y ‘Vegadeo), la prictica de realizar en cada bar un campeon to anual del juego que en él se practica asiduamente. Toda- a. més recientemente se ha permitido, ademds, participar en los campeonatos a alguna pareja de mujeres jévenes, En los campeonatos suelen competir parejas de jugadores de localidades vecinas, muchas veces rivales entre sf ‘Adems de con ocasién de las partidas, la poblacién lo- cal suele reunirse en los bates -fundamentalmente en los de las poblaciones mayores, como Castropol, Figueras y ‘Vegadleo- para ver tanto partidos de ftbol retransmitidos por televisién, como peliculas de video, Las primeras rei- nen en determinados bares a varones de todas las edades con excepcién de los nifios-, que suclen ser clientes fijos de ese bar y muchos de ellos jugadores habituales de cat- tas o domin6 en el mismo, Estas reuniones constituyen una préctica ritual manifiesta, ya que ldgicamente cada uno po- drfa ver el partido por separado en el televisor de su casa, Con objeto de los partidos televisados, los asistentes a di- cchas reuniones suelen hacer apuestas monetarias por algu- no de Jos equipos que se enfrenten, Es habitual que el apostante ganador invite a una ronda al resto de los con- gregados, 0 bien a aquellos de los asistentes con los que Suele mantener una relacién més estrecha, Por otra parte, desde hace algunos affos se ha extendido, en algunos bares de las capitales de concejo, la costumbre de reunirse todas las noches -de lunes a viernes, con ¢x- cepcisn del dfa en que el bar cierre-, después de conar, a ver una pelicula de video. Los asistentes a estas reuniones suelen ser grupos de jévenes de ambos sexos, acudiendo ‘cada uno de los grupos siempre al mismo bar. La asisten- cia es asidua incluso cuando a la misma hora se ofrece por televisin alguna pelicula interesante -que en ocasiones es vista en el bar, en lugar del video. La finalidad de estas reuniones cotidianas no es tanto la pelicula en sf, cuanto Bar de la parroquia le Guiar (Vegadeo). pasar un rato agradable con los amigos del grupo de igua- les. ‘Ademés de las reuniones ya mencionadas, que tienen un carécter local, los bares de las poblaciones de la ria suelen ser punto de encuentro y centro de reunién de vecinos resi- dentes en otros lugares de ambos concejos, o en concejos, vecinos, De este modo, son frecuentes las reuniones de j6- venes y adultos con ocasién de una churrascada, penetal- ‘mente los sibados por Ia noche, Asimismo, los domingos, por la maitana -después de la misa-, jOvenes y adultos, sol- tor0s 0 casaclos (en este iiltimo caso acompaitados del c6n- yyuge y de los nifios, si los hay), cumplen con el ritual de ir “a tomar el vermouth” @ los bares de la localidad, en los cuales suelen coincidir con vecinos, amigos y conocides. Tras el vermouth, algunas parejas acuden, solas o en grupo. con otras parejas amigas, a Vegadeo o a Ribadeo, donde suelen hacer una ronda por diversos bares (a este dltimo ri- tual se le denomina, en nuestra zona, "ir a los vinos" o "ir ‘os pinchos” -dado que suelen tomarse aperitivos acom- pafiados de vinos gallegos-). La interaccién en los bares esté protagonizada por perso- nas que se conocen previamente entre sf, bien porquc com- pparten una misma actividad, bien por ser vecinos, o por es- {ar ligados por el parentesco, Asi, por ejemplo, el bar préxi- ‘mo al Club de Mar de Castropol es el lugar de reunién de Jos remeros tras los entrenamientos; los vecinos de un mis- ‘mo bartio suelen acudir al bar mas cereano a jugar a lus car tas, ver Ios partidos de ftbol televisados o videos; las muje- res pertenecientes alas asociaciones de Amas de Casa orga- nizan cenas periddicas en algtin bar; los futbolistas y sus mujeres también suelen salir a cenar en grupo, etcétera, Por otra parte, los fines de semana, y en especial los sé- bados por la noche, Ios jévenes de ambos concejos suelen confluir en las discotecas y otros lugares de diversion exis- Partida de carta en wn bar de ta villa de Castropol, tentes en Vegadeo y en las capitales de los concejos vec nos (Ribadeo, Tapia, Navia, La Caridad, etc, siendo la dis- coteca de Ribadeo aquella que aglutina con mayor asidu dad alos grupos de jOvenes de todos los eoncejos de la z0- na). La afluencia aumenta a partir de las titimes horas de la noche de sabado, y es frecuente que los jOvenes no Te- {gresen a sus casas hasta altas horas de la madrugadh, El hecho de no existir discotecas, y sélo dos pubs en el concejo de Castropol, obliga a los jOvenes de este concejo a desplazarse a Vegadeo 0 a otros concejos vecinos. Estos lugares de diversidn constituyen importantes centros de reunién donde se conocen y entablan relacién jovenes de ambos sexos de diversos concejos del occidenté asturiano, asi como de los concejos gallegos cereanos, especialmente del de Ribadeo, Los rituales de interaccién en Ia vida cotidiana se han desplazado, sobre todo en las poblaciones urbanas de Ta costa, los bares y otros lugares de ocio. Esto es especial mente evidente ci las conductas de interaccién entre los J6venes. Hasta hace unas décadas, los encuentros de la ju= ventud de estos coneejos tenia lugar con ocasign de las ce lebraciones festivas, asf como en los esfallones, los ma gostos y las polavilas. La decadencia actual de estos rit Jes se debe, en parte, al escaso interés que suscitan entre los j6venes, quienes prefieren acudir a los bares, pubs y discotecas de las villas. Los escasos rituals tradicionales que atin quedan en la montafa suelen estar protagonizados or personas de ms edad, y deben sui vigencia, en cierta [ media, a la inexistencia de otros contextos pablicos de in- teruccién. Por el contrario, Ia proliferacién de lugares pii- blicos en las villas ha permitido que éstos reemplacen a las ceasas como contextos de In interaceién cotidiana. Las po- avila, por ejemplo, tenfan pleno sentido cuando no exis- tian Jos bares (como dicen los habitants de Ia zona: "antes 207 hhabfa un bar en cada casa"), ya que consttufan la ocasién de reunirse y compartir el tiempo de ocio, como ahora se hace en los bares y otros lugares de diversién. ‘También Ia callie constituye, en las poblaciones urbanas. de ambos coneejos, un contexto relevante para la interac~ isn de los vecinos de una misma localidad, especialmente de algunos grupos de edad y género como los nifios, los, Jubilados y las mujeres. Con el buen tiempo es frecuente encontrar, en las pobla- cciones urbanas, grupos de vecinas de una misma calle 0 barrio sentadas en un banco, charlando, tejiendo, ete. Por otra parte, es igualmente habitual que los jubilados se rei- ran, siel tiempo lo permite, a "echar un ratin de convers- cidn" en los bancos de calles, parques y plazas piiblicas. Estas reuniones suelen realizarse a diario mientras dura el buen tiempo. Aquellos dias en que Ins condiciones metere- oldgicas son adversas, las reuniones de mujeres pueden trasladarse a alguna casa, mientras que los jubilados varo- nes acuden alos bares. Veins de a villa de Cusiropo! charlando en un banco de ta cae Del mismo modo, la iglesia constituye también un lugar piblico de interaccién y reunién local, especialmente para las mujeres de cierta edad. Bn las parroquias de mayor po- blacién (Barres, Castropol, Figueras, Piant6n y Vegadeo), todas las tardes se reiinen en a iglesia grupos de mujeres -por lo general ya mayores- que acuden al rezo del rosario y ala misa vespertina, or otra parte, los juegos infantiles constituyen, sin du- da, los rituales de interaccién més importantes de este grt po de edad, El hecho de que todos los nifios tengan que acudir a la escuela de la capital de su. concejo propicia su interaeci6n y, en particular, Ia que més nos interesa en este punto: su interaccidn ltdica, in lo referente a los juegos, el grupo infantil forma una 208 ‘unidad entre los cinco y los catorce affos de edad -coinei- diendo asf con la edad escolar, si bien esto no quiere decir ‘que todos los juegos scan compartidos igualmente por los nifios y nifias de cualquiera de estas edades, sino que la edad no constituye un gran obstaculo para participar en ellos. Por lo que respecta a la diferenciacién sexual en los juegos, en la mayor parte de ellos participan tanto nifios como nifias, aunque hay algunos juegos propios de cada género; at ‘mientras el fltbol y las canicas son tipicamente masculinos, s6lo las nifias juegan a la goma y saltan a la comba, Hay varios Iugares donde fundamentalmente se produce la interaccién lidica de las cohortes infaties. EL ms im- portante de ellos es el colegio, dado que es un hugar de re- niga en el que los nifios tienen que pasar muchas horas al dfa, Incluso en la villa de Castropol existe una escuela-ho- gar, en la que conviven niftos de todos los lugares del con- Cejo de forma continuada de lunes a viernes, pasando sélo los fines de semana en su casa. En este siltimo caso, la in- teraccién entre los nifios es mucho mayor y mas intensa que en el caso de la escuela piblica, puesto que los prime- os permanecen juntos un tiempo mucho mayor, Otro con- texto paiblico donde suclen jugar los nifios es la calle, ‘cuando el tiempo es bueno. La mayor parte de los juegos se realizan en la calle w otros espacios abiertos, pero cuan- do las condiciones metereolégicas son adversas, 10s nifios de varias casas vecinas se juntan para jugar en una de elas. Por otro lado, la actividad Idica infantil esté condicio- rnada al tiempo libre de sus protagonistas. Asf, durante el curso escolar se juew-a la entrada del colegio, después de salir de éste, durante el tiempo de reereo y, en el caso de los nifios que residen en otros lugares del concejo, juezan también mientras esperan el autocar que les traslada a sus casas. Estos tiempos se ven alterados durante los periodos vvacacionales, cuando Ia ausencia de clases permite desa- rollar la actividad Iidica en otras horas del dia (tas agin en verano), si bien también impide la reunidn de los nifios residentes en diferentes puntos de los concejos. Respecto al carfeter de los juegos, podemos afirmar que 1a mayor parte de ellos son colectivos, aungue habria que distinguir entre aquellos en los que se compite por equipos (por ejemplo, el fitbol y otros deportes, el pfo-campo, jus- ticias y adrones, etc.), y aquellos otros en los que todos los participantes se enfrentan entre sf (el pumi-pum, el bom, el escondite, a pillar, a la queda det alto, a ta queda de ta zanahoria, la goma, la comba, las canicas..). Por tiltimo hay que constatar que los juegos infantiles han sufrido una modificacién en las dltimas generaciones, siendo hoy en dia muy poco frecuentes juegos que fueron ‘compartidos por los padres y abuelos de los actuales nifios, ‘como por ejemplo: Ia vllarda, Ia patefa, el marro, ‘as me: las (con estola y culada), eteéters. En definitiva, cada grupo de edad y género tiene sus propios rituales de interacci6n, Los nifios pasan buena par- te de st tiempo jugzando en el colegio y en las calles de los pueblos; los j6venes invariablemente acuden todos los sé- bados por ki noche a alguna discoteca, mientras que los domingos recorren por la tarde los bares de una o varias de las principales villas de In zona; las mujeres se retinen to- dos los dias a tomar café y charlar en un grupo de casas {que siempre son las mismas; los hombres se juntan en los bares a tomar algo y a jugar a las cartas después del traba- Jo: los jubilados pasan las tardes jugando a las cartas en Tos bares o charlando sentados en algtin banco de la locali- dad; las viejas acuden todas las tardes a rezar el rosario a {a iglesia parroquial, eteétera, NovAS 43, elenato de celeracdn de comuniones en cada una de as panrgus de esto concsos es el une Conceo de Caxropol ‘Damon: da de Nia, Se, del Rosai, y principalmentee a de Sem Li, coined en ambos casos Gn estas paro- Miles, : Barres: siempre se celebraron el dia de San Pedro, coincidien- docon ifs prog ueg se cambié aa Festa de as Fe ‘ay horas hacen nao dos semanas despus del Compe ‘Garopl: da del Corps, Ls tos velvet sali estos de comuntn en a proceston el dade Satgo Aposo Fenera ating domingo ds mayo, Los no weln sai vesttioe de comunion en in proceston et dia de festa ela Vinge del Carmen, Pinera:antguamente se eslebraban el dia de Pentecost;

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