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David Le Breton - DESAPARECER DE Ope Mrcnte Later mac vtec etter BIBLIOTEGA DE ENSAYO SIRUELA Umbral: Dificiles identidades contemporaneas «Nunca podras sino desear volyerte arbol a tu vez». Gerorces Perec, Un hombre duerme A veces, nuestra existencia nos pesa. Nos gustaria liberarnos, aunque solo fuera por un instante, de las necesidades que esta conlleva. Darnos en cierto modo unas vacaciones de nosotros mismos para recobrar el aliento, para descansar. Aunque sin duda nuestras condiciones de vida son mejores que las de nues- tros antepasados, no nos libran de su actividad esencial, con- sistente en darle un valor y un sentido a nuestra existencia, en sentirnos ligados a los demas, en experimentar el sentimiento de ocupar un lugar en el seno del vinculo social. La individua- lizaci6n del sentido, al liberarnos de las tradiciones 0 de los valores comunes, nos exime de toda autoridad. Cada uno se convierte en su propio amo y deja de tener que rendir cuentas a nadie mas que a si mismo. La ruptura de ese vinculo social aisla a cada individuo y lo enfrenta a su libertad, al disfrute de su autonomia 0, al contrario, a su sentimiento de insuficiencia, a su fracaso personal. El individuo que carece de recursos in- ternos s6lidos para adaptarse a los acontecimientos y dotarlos de valor y de sentido, que no tiene suficiente confianza en si mismo, se siente tanto mas vulnerable y debe sostenerse por si solo, ya que su comunidad no lo va a hacer. A menudo se halla sumido en un clima de tensién, de inquietud, de duda, que le hace la vida muy dificil. El placer de vivir no es facil de encontrar, Muchos de nuestros contemporaneos que aspiran aaliviar un poco la presién sobre sus espaldas, a suspender el esfuerzo necesario para continuar siendo ellos mismos al hilo Te del tiempo y de las circunstancias, siempre a la altura de las propias exigencias y de las de los demas, Incluso cuando no pesan las dificultades, puede surgir la tentacion de desembara- arse de si mismo por un rato, para asi escapar de las rutinas y de las preocupaciones. Toda descarga es oportuna porque nos da tregua por un instante. En una sociedad en la que se imponen la flexibilidad, la ur- gencia, la velocidad, la competitividad, la eficacia, etcétera, el ser uno mismo no se produce de forma natural, en la medida en que hace falta en todo momento estar en el mundo, adap- tarse a las circunstancias, asumir su autonomia, estar a la altura, Ya no es suficiente con nacer o crecer, ahora es necesario estar constantemente en construccién, permanecer movi zado, dar un sentido a la vida, fundamentar las acciones sobre unos valo- res. La tarea de ser un individuo es ardua, sobre todo cuando precisamente se trata de convertirse en uno mismo, Encontrar los soportes de la autonomia y bastarse a si mismo no es igual de facil para todos: cada individuo posee capacidades distin- tas. «Mientras que las obligaciones morales se han atenuado, las psiquicas han invadido la escena social: la emancipacion y la acci6n extienden desmesuradamente la responsabilidad individual, agudizando la conciencia de ser solo uno mismo [...]. Esa es la raz6n por la cual la insuficiencia es a la persona contemporanea lo que el conflicto representaba para la de la primera mitad del siglo xx» (Ehrenberg, 1998, 276). El indiyi- duo no dispone hoy en dia de una orientacién para construirse, © mejor dicho, se enfrenta a una multitud de posibilidades para la que solo puede contar con sus propios medios. Esta falta de fundamentacién social y la ausencia de una reglamentacion exterior no facilitan el acceso a la autonomia. Todo individuo és, sin embargo, responsable de sf mismo, incluso aunque le falten los medios econémicos y sobre todo simbélicos para asu- mir una libertad que no ha elegido, pero que le ha sido conce- dida por el contexto democratico de nuestras sociedades. Y se encuentra solo en esta btisqueda. No dispone ya de un marco politico para afirmarse en una lucha comin, como pudo haber existido en el pasado, ni de una cultura de clase y un destino compartido con otros. Situarse bajo la autoridad de si mismo. 12 implica la renovacién incesante de toda una serie de habilida- des y de recursos internos, constituyendo una fuente de inquie- tud y de angustia, y requiriendo de un esfuerzo constante, La identidad se ha convertido en una nocién fundamental para poner en cuestién tanto la persona individual como el conjun- to de nuestras sociedades, pues hoy en dia s¢ halla en crisis y alimenta una «incertidumbre radical sobre la continuidad y la consistencia del yor (Gauchet, 2004, 257). La transparencia ha desaparecido entre las diferentes formas de socializaci6n y de la subjetividad. Mantener su lugar en el seno del vinculo social implica una tensi6n, un esfuerzo. ie jor La velocidad, la fluidez de los acontecimientes, la precarie- fel. ‘Jos multiples cambios impiden la creacion de relaciones privilegiadas con los otros y aislan al individuo. So- lamente la resistencia y la solidez del vinculo social, su enraiza- miento, ofrecen la posibilidad de forjar amistades duraderas, y por lo tanto de proporcionar formas de reconocimiento en el diaa dia. La vida social de yecindario, por ejemplo, se hace mas liquida, efimera y superficial debido a la permanente rotacion de los habitantes del barrio. Al final, es dificil conocer a los vecinos. El individuo hipermoderno esta desconectado. Exige la presencia de los otros, pero también su alejamiento, Marcel Gauchet nos recuerda que la ciudadania era, hasta hace bien pocos afios, una conjunci6n entre lo general y lo particular. s trataba de que cada individuo se apropiara del punto de vista del conjunto, de que se situara como uno entre muchos, enun movimiento en el que ni uno ni otro se perdieran. Hoy en dia “lo que prima ¢s la disyuncién: cada individuo pretende que su particularidad le sea reconocida por parte de una instancia general de Ta que no se le pide que comparta su punto de vista, y @ cuyos titulares se les deja el trabajo de arreglarselas por si mismos» (Gauchet, 2004, 106). El vinculo social es mas una variable ambiental que una exigencia moral. Para algunos, incluso, no es mas que el escenario de su desarrollo personal. El vinculo al otro ha dejado de ser una obligacién para convertirse en algo opcio- hal. Cotidianamente; la mayoria de las relaciones no exigen “compromiso; la television, internet, los chats y los foros, o el 13 keh COrerekmote oe eaccent teléfono movil son formas de estar sin estar y de liberarse de una relacién con solo apagar la pantalla. El iPod 0 Jas demas fecnologias electrénicas, aun estando en el coraz6n de la vida urbana, son en realidad medios para «apagar la calle» 0 para poner momentaneamente entre paréntesis la presencia del otro incluso mientras se mantiene con él una conyersaci6n cara a cara. El individuo contempordneo mas que vincdads esta conectado, se comunica cada vez mas pero se encuentra con los otros cada vez menos (Breton, 2009, 44), y de hecho prefiere las relaciones superficiales que comienzan y termi- nan segtin su voluntad. _Son muchos los que se reconocen en este universo en movi- miento incesante, en el que hay que darse en todo momento. ajustandose a las circunstancias cambiantes, y que disponen de los recursos internos necesarios para mantenerse en la carrera © para remontar en la clasificacién. Son aut6nomos, individuos en el pleno sentido del término. No temen las tensiones aoe ciadas al hecho de ser responsable de su propia existencia. Son hombres y mujeres siempre a tono con los movimientos del mundo, capaces de ser creativos 0 de resistir ante los mandatos contradictorios que se repiten a lo largo de sus vidas personales y profesionales. Sin embargo, en este contexto, la relajacion del esfuerzo de ser uno mismo se convierte a veces en una verdade- ra tentacin, aunque se haga bajo una forma deliberada, feliz, por ejemplo mediante la practica cotidiana de una actividad fisica o deportiva, una aficién, un viaje, una salida aocens diferente, un retiro en un monasterio... Maneras de cambiar de personaje, de dejar de implicarse en una constante necesidad de estar activos que a veces puede ser excesivamente exigente. En esas ocasiones, el individuo se evade de un modo lidico. Justamente se siente, literalmente, «de vacaciones». Sin desha- cerse de todos sus vinculos sociales, los pone a distancia Gace: un momento para retomar el control, para calmar el trasiego de su vida cotidiana o profesional y realizarse a través de una actividad placentera, La popularidad de la marcha y el senderismo en nuestras sociedades da fe de esta voluntad de liberarse de las rutinas de la vida personal durante algunas horas o mas, de volverse 14 de, idee tictodk anénimo en los caminos, sin mas obligaciones de identidad, El caminante es libre en sus movimientos, en su ritmo, no debe nada a nadie, y nadie le viene a recordar sus responsabilidades. Fsta en otro lugar, nadie sabe quién es ni hacia dénde va, Esta. blece relaciones provisionales o duraderas con los otros, pero segtin su voluntad. En los senderos y atajos el sentimiento de st se desata, las exigencias de la vida social se relajan. Caminar es un gjercicio lidico y controlado de desaparicién, una reapro- piacin feliz de la existencia (Le Breton, 2000b; 2012b). Muchos momentos\coiidianos ofrecen un retiro lejos de las exigencias de la vida social: una ensofiaci6n 0 una meditacion, Ja lectura de un texto 0 la escucha de una pieza musical, un sue- § iio reparador pero también conducir un trayecto largo, efectuar un trabajo repetitivo... Hay un millar de actividades propicias aun relajamiento interior susceptible de modificarse instanta- % neamente en situacion de alerta. Escapadas de lo cotidiano y de sus cadenas que nos atan a roles dificiles de abandonar pero pesados de cargar durante demasiado tiempo. Esta disociacion es un elemento fundamental del dia a dia vital, un breve olvido del medio y una inmersion en la interioridad, que desemboca en una especie de distension de la voluntad, un balanceo del yo para hacer olvidar el aburrimiento de una tarea y/o encon- trar una diversion. Nadie esta del todo presente en lo que hace (como veremos en el capitulo 2 de este libro). En lo que sigue, llamaré blancura a un estado de ausencia de sf mas o menos pronunciado, a un cierto despedirse del propio yo, provocado por la dificultad de ser uno mismo, En todos esis Casos;-1o que se quiere es reducir la presion. La existencia no es siempre evidente; al contrario, a menudo es una fatiga, una contradiccion. La blancura responde al sentimiento de sa- turacién, de hartura, que experimenta el individuo. Busqueda de una relacién amortiguada con los otros, resistencia al impe- rativo de construirse una identidad en el contexto del indivi- dualismo democratico de nuestras sociedades. Entre el yinculo social y la nada, dibuja un territorio intermedio, una manera de hacerse el muerto por un momento. A veces la depresién, el sindrome de desgaste profesional 0 burnout, el colapso del vinculo de sentido con los otros y con su propia vida, destru- 15 Ls en tod isi c : E oe lo pigiseaay y conducen a que el individuo fracase en 4 pa aaa on ay a su propio cuerpo, soltando amarras r. El sentido desaparece, el vacic ce, el vacio se apodera d. = le un yo 8 Oy pero la muerte todavia no ha Ilegado. No es colo el cuerpo lo que s isi : 58, ‘ se pone provisionalm coe p almente en suspenso, ce ere sane y especialmente sus SEAS sus ’s, su relacion con el mui i : i Ce indo. El universo d hte t ; erso de repre- te ea ie lo inundan permanentemente se Rea ° on ; sa ee a mediacion de sentido se relaja. El yo desaparece en el blank (en inglés, el espaci io, vac _gnel blan , el espacio no ocupado, vacio). Manti su existencia como una pagi Pras peaenes 4 ‘a pagina en blanco parz 5G eects c a J para no perderse o Noe sa de implicarse, de ser afectado por a mundo. ) nla indiferencia de las cosas, alivi : Yace | sas, aliviado del esfuer7 marae iS, esfuerzo de ser : in saber ya quién es 0 dé 2 2 : I londe se encuentr = « sin sentirse res aie ae mt erode de los otros 0 de su propia existencia = es le ha dejado de preocupar, vagando en un no man’s - oe ae Beh od ca poder recobrar el aliento, relajar sus u Pe nhs pe Permanece en el limbo, ni en Ia vida ni ca mt ea cane ni del todo dentro ni del todo fuera. A veces a. = en blanco» para evocar un olvido, una ausencia i pecie de paréntesis. André Green y Jean-Luc Donnet ha- re Kok ole at blan de «psicosis blancd ieee i psicosis blanca» cuando «el Yo procede a desapegarse = As Tepreseniaciones, afrontando su vacio constitutivo. El Yo : a LA mismo a desaparecer» (1973, 174) ran YS a bla az eh ds ; 2 sacar ae a hombre.o la mujer ordinarios cuando corer ite de sus recursos para continuar asumiendo su Te Scan oak 5 : ps Beanie ar cansados, fuera de los movimientos del vincw ‘ , pero lo saben, y un dia u otr ; r 5 I is otro pueden volver a ‘a ‘ en su antigua piel 0 accede ee tig a ‘Tr a una nueva tras ese Seeeeta 4 € ‘as ese momento de Tee ion que necesitaban para continuar viviendo. Viven pants pores pease para recrearse, hacer el vacio, s jo. que se les ha hecho demasi 3 pojar iemasiado pesado. E: eriencia s ‘a j y aise re rt ‘ia sigue estando bajo control. Pero a veces se convierte vas aeeri ee que se impone cuando sueltan amarras andonan al peso de los ac i 2 ontec re Leen atin mientos sin querer ya La bl imi: nated ancura €s un entumecimiento, un dejar estar que u le la dificultad para transformar las cosas. En este uni s 16 verso del control que se impone en el ambiente de nuestras sociedades neoliberales, es una paradéjica voluntad de no po- der. Dejar de querer controlar su propia existencia y permitir su propio hundimiento, Es una investigacion deliberada de la pemuria en el contexto social de la profusion de objetos; una pasién de la ausencia en un universo marcado por una -% busqueda desenfrenada de sensaciones y de apariencias; un deseo de desposeerse alla donde el ambiente social esta in- vadido por el poder de las tecnologias y la acumulaci6n de bienes; una voluntad de supresiOn ante la obligacion de indi- vidualizarse. Paraddjica preferencia del menos en detrimento del ins. Frente ala hipervigilancia requerida para continuar con el ejercicio de su autonomia, adoptan el grado a minima de la conciencia. Ya no quieren ni comunicarse, ni intercam- biar, ni proyectarse en el tiempo, ni siquiera participar en el presente; no desean nada, ni tienen nada que deci Prefieren ver el mundo desde la otra orilla (cap. 1). “* Se La desaparicién puede ser una abrasion de los significados ) que mantienen al individuo en ¢l mundo, una breve experien- cia de desposesion. En la clinica abundan estos casos, con adolescentes que llegan incluso a provocarse el coma median- te la ingesta de alcohol o los juegos de asfixia y otras formas de vértigo en las que el joven se entrega para no tener.que pensar en una presencia en el mundo que le resulta dolorosa. Perdido én la blancura, sin identidad, sin posibilidad de ser identificado, escapa entonces a toda comunicacién, aunque su cuerpo siga estando alli. Ya no tiene nombre, ya no respon de, se muestra como un enigma. Sacudirlo para intentar des- pertarlo no sirve de nada, sumido como esta en. un exilio in- terior, por su sincope, por la secta que controla sus hechos y sus gestos, por una coraza farmacoldgica, €l alcohol o la droga que lo separan del vinculo social ordinario, inmerso en una second life gracias a su ordenador (como veremos en el capitulo 3 de este libro). Esta voluntad de retiro, en el otro extremo de la vida, durante la vejez, como el del alzhéimery.otras formas de demencia, En este caso, los recursos interiores capaces de aportar sentido estan inva- aveces radical, se vuelve a encontrar con problemas 17 ove 3 de wernt] 0 riablemente' congelados. Todo significado se halla suspendido or ai 1 A i por una inmersién en el vacfo, mas bien en un mundo que las he oe ous capaces de describir. Ya no hay comunicacion le; toda disponibilidad, tod: i 3 fe ja presencia ante si otro dejan de existir. Ni siqui i ae - Ni siquiera sobrevive un atis| isi isbo de nare pe c siqu isis- = oe Yo ha desaparecido, la consciencia esta sorda y ciega (cap. 4). La blancura es un desprendimiento de la identidad pes gare el que las constricciones impuestas por el medio ‘saparecen. Hacerse el muerto | €s una manera de cambi morir, de evitar matarse i i Linc ; rse incluso. Muriendo, el gri indivi Rae lo, el grito del indivi- 10 perderse. Y, segtin la situacié i 1 p AY, acidn, la btisqueda de la ausencia domina de manera duradera 0 rat Jen go ls desaparicién de si mismo no se hace siempre a tra “s de lh interioridad; también se hace mediante la fuga, ak gunos hasta se van sin dejar una direecidn, abandonado a sus iiss ¥ Seres cercanos en el desamparo cuando nada hacia presentir su decisién, Empiezan asf una vi sion. Empiezan asi una vida i preter lecision. Es ja nueva y, libera- pe ae st antigua identidad, de las responsabilidades que se 'S pe; i : ees ne piel, pueden recomenzar sin tener que darle Ss a nadie, pues precisament an i , 7 S e deberan inyenta personaje que solo depend. inf aes -rsoma s le de las informacio i \ nes que de si pee les den a sus interlocutores (cap. 5) i - : uae “ fy i acne fatitada del vineulo social y la indiferencia son a veces acusaclas de egoismo, pero responden sobre todo a una vo le ponerse fuera de juego : , de liberarse de las pasi es pasiones unes, de no dejarse llevar nunca mas por ellas. Ascesis de season entice, pero sin un deseo de perfeccién moral, la un ailamiento fuera del vinoulo oct Suatea nee i n s . Suscita la repr id ola inquietud, aunque al individuo le da igual, esta Sica as i Situacibn, siente que ya no le queda nada que dar, que est lemasiado cansado para perseverar en el esfuerzo de oi Ni opone otra cosa que su inercia a la voluntad de los otros de volver a ponerlo en marcha’. “Sa Un bs ae muchas otras formas de desaparicién que no serdn abordadas en st 5 ; ‘ te Ii ane la de los demandantes de asilo y los refugiados (Agicr, 2002), la de ae ee " ‘ 3 “Millados politicos, o algunas de tipo profesional como la de los etnélogos 18 En Moby Dick, Herman Melville escribe admirablemente acer- ca de las ambivalencias del blanco, de Ja fascinaci6n y el terror que se mezclan en él: «Pero todavia no hemos explicado el encantamiento de esta blancura, ni hemos descubierto por qué apela con tal poder al alma, mas extrafio y mucho mas portento- S0..., por qué, como hemos visto, es a la vez el mas significativo simbolo de las cosas espirituales, ¢ incluso el mismisimo velo de ladeidad cristiana, y, sin embargo, que tenga que ser, como es, el factor intensificador en las cosas que mas horrorizan a la hu- manidad. 2Es que por su naturaleza indefinida refleja los vacios ¢ inmensidades sin coraz6n del universo, y asi nos apuiiala por a espalda con la idea de la aniquilacién, cuando observamos las blancas honduras de la Via Lactea?» (Melville, 2000, cap. XLII). En este libro queremos sumergirnos en la subjetividad con- temporanea y analizar una de sus tentaciones mas vivas, la de deshacerse por fin de si mismo, aunque solo sea por un mo- mento. De forma dolorosa o propicia, recorre una antropologia de los limites en la pluralidad de los mundos contemporaneos (Le Breton, 2007; 2010; 2012a), se inscribe en una exploracion de lo intimo cuando el individuo se deja Hevar, sin querer por ello morir, 0 cuando se inventa medios provisionales de des- prenderse de sf mismo. Las condiciones sociales estén siempre mezcladas con condiciones afectivas; y son estas tiltimas las que inducen, por ejemplo, las conductas de riesgo de Jos jovenes en un contexto de sufrimiento personal, o las que provocan la depresion y sin duda la mayoria de las demencias seniles. Asi como el enfoque de los psicoldgos frecuentemente no tiene en cuenta el trasfondo social y cultural, el de los socidlogos pasa por alto los datos mas afectivos, considerando a los individuos como eternos adultos, sin infancia, ni inconsciente, ni dificul- tades intimas. La comprensién sociol6gica y antropoldgica de la diversidad de mundos contemporaneos puede reconquis- (Dibie, 1998) y los periodistas provisionalmente inmersos en otro universo social y cultural para asi poder comprender mejor (Wallraff, 1987; 2010; Au- ia monéistica y el retiro espiritual 0 mistico benas, 2011). Tampoco la existen en un mundo dela interioridad (Le Breton, 1997) ni la eleccidn de la soledad (Kelen, 2005). 19 tar I: i i i i aia seats de una historia personal al cruzar la trama r y social que envuelve al individuo y, especialmente, los significados que alim si oO Esa es la entan su relacién. On con el mundg. Esa 20 1. Dejar de ser una persona «La ausencia es mi destino». Roperr WALSER, Desde la oficina La vida impersonal En ciertas historias vitales, una ruptura, una separacion, un duelo, la pérdida del trabajo 0 el agotamiento conducen a des- prenderse poco a poco del universo familiar propio. El indi duo deja de sentirse en su lugar; se ha sentido muchas veces al margen cuando trataba de adaptarse, pero ha dejado de tener fuerzas para seguir intentandolo, 0 bien jamds las ha tenido. El mundo se le hace extrafio. Abandona entonces su universo profesional o doméstico, se borra de la vida social, sale cada vez menos, deja de preocuparse por sus seres cercanos y hasta de sus propios asuntos. Ya no esta implicado en el mundo que Ie rodea. Los demas, por su parte, también se alejan, sintiendo poco interés en frecuentarlo 9 asombrandose de que parezca estar siempre en otra parte. Quiere dejar de ser alguien para el vinculo social o para su familia, despojandose de su existencia, de una especie de pesantez. Sigue alli, pero sin estar. Se ha despedido de su antigua personalidad, volviéndose deliberada- mente irreconocible. Algunas personas se deshacen asi de su centro de gravedad, dejandose llevar hacia el no-ugar. Buscan un desnacimiento, un despojamiento del maximo numero de capas de identidad, no para recomenzar a vivir, para renacer, sino para borrarse con discrecién. Ciertas personas que mueren ya habjan desaparecido mucho tiempo atras. La muerte no era mas que una formalidad. en Wo bobo loc Le mute Ciectas pemones aver. Bees ew ae oecreentS ne focnaridod ne ce MOS QUE Sin haber vivido necesariamente una historia dolorosa, otros han elegido la discrecién, la soledad, el «recurso a los bosques» wilderness para encontrar una calma que el vinculo social no les ofrecia. No son misantropos, pero su preferencia por el silencio, Ja intcrioridad, la sobriedad_vence sobre las ventajas delvinculo social. De hecho, no han dejado del todo este tlti- mo, pero se las apafian pese a todo para encontrar momentos de retiro. Uno puede enclaustrarse en su propia casa y hacer de su apartamento un monasterio, dando lo menos posible a los otros, saliendo poco y solo para las tareas necesarias, para alimentarse o para vigilar que el lugar no se deteriore. Michel Leiris recuerda un articulo que alguna vez leyé en el periddico Le Monde. En él, el Periodista evoca un famoso torero que se corta la coleta en una plaza madrilefia. A la pregunta de qué va a hacer a partir de ahora con su vida, el hombre responde: «Aprenderé a no ser nadie». Impresionado Por esta respuesta, y yendo mucho més allé de lo que pudiera decir el torero, Leiris reflexiona sobre lo que puede signifi- car desaparecer, Ofrece entonces una definicion que podria aplicarse a la blancura: «Dejar de existir, ni por si mismo ni por un intermediario. Ser en el exterior del verbo ser, en el exterior de la propia locucién en el exterior, en el exterior de toda la maquinaria del discurso, abolicién del discurso [...] cuando no habrd nadie en ninguna parte que pueda expresar nada. Haber alcanzado el punto que se rebela contra toda toponimia, incluyendo este intento de describirlo, para por lo menos éjercer sobre él una dominacién abstracta, punto que solamente designaria [...] un cero privado de estas dos silabas y del circulo que dibuja su imagen» (Leiris, 1976, 249), La de- fecci6n es una posibilidad para retirarse de una situacién que parece sin salida. Confrontado a la indiferencia social debido a su cambio de estatuto tras la jubilaci6n, por ejemplo, o debido al desempleo o, a veces, a la dificultad de-encontrar su. Jugar en el mundo tras mucho intentarlo, el individuo renuncia a seguir luchando y se abandona mas o menos a las circunstan- cias. En ocasiones encuentra el deseado reposo. Sabe que no puede cambiar las cosas. Todo didlogo fracasarfa, la situacién no tiene salida. Retirarse es la ultima posibilidad de _no.ser 22 Ro mracse ee Sa Ulm 6 sentie cl geese & o de no 3 : 3 i Ssapa- aplastado o de no sentir el peso de la eae ete de: a ia man ) ‘or los otros 0 c no que atropellado p: recer por su propia mar Ba pee i i Gracias a su defecci6n mantien: las circunstancias. Gracias a s\ on sobre su existencia, incluso si, a fin de cuentas, ha pel jue él era antes. nn s $ pa partir de ese momento el individuo rechaza todo recone A a, una cimiento social, existe entre los demas como un feureera, me : ja i a habitaci a rsona. Se encierra en una : sombra separada de su pe ier ug beiatdy a ciertas actividades infimas lige ie ella excepto para ciertas : eer jemplo alimentarse. O bien se i iz mo por ejemplo e : a la supervivencia, con n atte é 6 se resignan, d es proximos, que hacen cargo de él sus ser Pate presencia sin interés, indiferente, Pasa de ser una pers pat persona, es decir, segtin la etimolo: ina, mera me ee una persoia detras para encarnarla y darle un rostro. Ya A die’. 7 ada detras. Ya no hay na oer $ ‘a blancura es ésia voluntad de ralentizar 0 peene el flujo fi socid compo- del pensamiento, de poner fin a la necesidad social 7 : See nerse en todo momento un _personaje segun los a lo we presentes. Es una biisqueda de la inperorslat pues ; : formé ci Ci asta ani e en una forma neutra. A ve id de darse unicamente en a meats go a i ¢ en un modo habitual de vivir. Es la capacidad del rmar el vinculo social en desierto, para no puede ser ontecimiento, Neilidngn POS SEE Nea eeiavecaian se convierte n individuo de transfo: oneal comportarse en espectador indiferente que ya afectado por nada. La blancura es un cierre alaci Eee una disminucién de la energia que conduce a eg 8 Se i te de pos i i a e detenido, en una suer' i o incluso completamente in ae ierre Jane! e, ya a priv s absoluto. Pierre Janet describe, 1 zen de desapego abso! er ne, a Ee i a ciel acientes que estan devo! Sp i siglo xx, a ciertos pacien! 5; Ce See ’ i suf r nada, no se inte- imi 4 jue no sufren po! : elsentimiento del vacio, que’ ea ae a imagen de Madeleine, q resan en nada, no sufren, : sa ie ) 2 a ni sentir nada. Estoy igui B do hacer nada ni sen ; lo siguiente: «Ya no pue a ae i carga stado de postraci i ie carga, en un estat i inerte como una bestia de ene SF : a, he tenido 2 sacar. Desde mi infancia, d del cual nada me puede I ee indi ia por todo, de un vacio en ¢! momentos de indiferencia ps Bae imposible de expresar» (Janet, 2005, 55). Pero en oS ép los hombres y las mujeres asi todavia eran una rareza. 2 En francés, persona y nadie se dicen igual: personne. (N. del T.) 23 ee Se Gwenaélle Aubry cuenta la progresiva caida de su padre en la supresion, su voluntad feroz de dejar de ser una persona. Este hombre, que en el pasado habia sido muy activo en la vida social, se desprende poco a poco de todos los atributos de la existencia comin: (Benjamin, 2007, 382). A su imagen y semejanza, sus personajes buscan la insignificancia, creen poder fundirse en el ambiente, n\ ingtin objetivo, perderse en los detalles, son superficiales, o mas bien toda su profundidad se da en su superficie. «Adin sigo ante las puertas de la vida, y llamo y llamo, cierto es que con pocos brios, y no hago més que aplicar el ofdo, ansioso, por si viniera alguien dispuesto a descorrer el cerrojo. [...] No soy nada mas que uno que espera con el ofdo muy atento y, &s0 si, soy perfecto como tal, pues he aprendido a sonar mientras espero», escribe en Las hermanos ‘Tanner (Walser, 2000, 267). Se trata de estar ahf seguin las modalidades internas de la ausencia. Walser deja pronto la escucla. A los catorce anos entra como aprendiz en la filial de la banca cantonal de Berna en Bienne. Trabajador, se sefiala por su bella escritura y se realiza a través de la modestia de su trabajo. Algunos afos mas tarde entra en la escuela de criados, experiencia en la cual se inspirara para el Instituto Benjamenta de su novela Jakob von Gunten de 1909, Comienza a escribir. De retorno a Berlin, frecuenta los circulos literarios sin encontrarse del todo cémodo. Publica pequenios textos en prosa, mas tarde Los hermanos Tanner en 1907 y El ayudante en 1908. Kafka descubre Jakob von Gunten y la lee como una obra profundamente inquietante, avanzada a su tiempo. En 1911, Walser se emplea a la vez como dependiente, repartidor y limpiabotas. Se sume en empleos subalternos en los que deviene invisible, sin otra cosa que hacer que ir de una tas a nadie. Tras un tarea a otra, pero sin tener que rendir cue episodio de caos interior durante el cual oye voces, se refugia en casa de su hermana, después en la de su padre, y finalmente solo en una buhardilla. Su tinica ligazn con el mundo esta en la escritura. En-ella Walser desaparece, pues el hecho de vivir, incluso al ralenti, es ya de por si demasiado. i at oO gn abe > UbAL weet TRG 4 ot eo? > “hd § yo 3 0% bi “ 9 hee ie be Los problemas psiquicos lo llevan a ser internado en Waldau en 1929. Algunos afios mas tarde, transferido a Herisau, Walser no solo deja de escribir, sino que la suerte de sus antiguos es- critos le resulta indiferente, como si los hubiera escrito otro. Ya no recibe practicamente ninguna visita, a excepcién de la de Carl Seelig, quien lo acompana en unas largas caminatas por los alrededores del asilo que recogera en un libro sorprenden- te: Paseos con Robert Walser. En ese lugar, Walser sigue buscando desaparecer de si, y se pierde durante horas pelando patatas. 0 escardando verduras, fabricando cordeles, remendando sa- cos, ayudando a las mujeres de servicio. Durante sus paseos le recuerda a Seelig su deseo de volver a tiempo al asilo precisa- mente para ser olvidado, ocupandose de sus tareas sin molestar a nadie. Ante la sugerencia de ir a visitar a su hermana Lisa, mortalmente enferma en un hospital de Berna, Walser respon- de: «No seria compatible con mi point d’honneur. Ahora estoy instalado en Herisau y tengo alli mis obligaciones diarias, que ho quiero dejar abandonadas. No se puede llamar la atencion y perturbar el orden del sanatorio! No puedo permitirmelo [...]. ¢Acaso no preciso también descanso? En estos casos, lo mejor es estar completamente solo. No queria otra cosa cuando fui ingresado en el hospital. En situaciones asi, la gente sencilla como nosotros tiene que mantener la mayor serenidad posible» (Selig, 2000, 67-68). Sus pénsamientos le pesan: «En la vida tie= ne que haber también cosas desagradables, para que lo bello se destaque con mayor plasticidad de lo feo. Las preocupaciones son los mejores educadores» (Seelig, 2000, 47). Al inicio de Jakob von Gunien, el joven protagonista enuncia un programa que sera el que reivindique también Walser: «Pero de algo estoy se- guro: el dia de mafana seré un encantador cero a la izquierda, redondo como una bola» (Walser, 2011). No hay otra ambicin que borrarse, desertar del vinculo social, pero. con una discre- ci6n infinita. En sus conversaciones con Carl Seelig, explica asi su apartamiento: nunca quiso hacer el mas minimo esfuerzo. «Por eso para ellos fui siempre un cero a la izquierda, carne de horca» (Selig, 2000, 44). Supone, como dice Philippe Lacadée, «hacerse insignificante, en la doble acepcién del término, estar a la vez desprovisto de toda significacién ¢ importancia social» 28 NS ee aeek SA cy we (Lacadée, 2010, 95). Walser se construye un refugio, un adie terio interior en el cual nadie lo va a buscar. Quiere pasar eS apercibido: ecg: 37 on

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