De vez en cuando se retrocede, ya sea problemas de dinero, personas
preocupadas o la desgracia de turno y no hay que sentirse condenado porque desde hace tiempo bajo estos mismo cielos no ha pasado nada nuevo. Todo ha sido otro extensión de otra y esto no excluye a la pandemia que ha refregado en la cara de los ricos una excusa para dormir aun más tarde y a la mayoría un soga más en sus bolsillos. Recuerdo haber desayunado algo y ver mi ventana, estando siempre en mi casa por la flojera que da imaginar ir a una tienda por mascarillas, que ahora van desaparecen por cierto, pero se dice más y hay más que esos momentos, la forma en que la gente cambió junto a una imagen “nueva” para seguir haciendo arte, por supuesto, y también que no paraban los tediosos reportajes de las propagaciones y las conspiraciones de paranoicos afirmaciones que, sin tener complejo de oráculo, se podían prever de la experiencia de muchos antepasados y unánimemente es predecible que otra vez se someta al ser humano que sino fuera por su propia manos sería por la de la muerte; pero siempre es una constante. Y se decía que el propietario de tantas idas venía del oriente y que algunos dudaban a veces de su casualidad; también existen los que más perdieron y siguen acá con sus negocios devaluados, sus gobiernos desnudos y vulnerables con todas caras que resurgieron para corroborar que nunca se puede estar todo el tiempo preparado para las catástrofes y otros sólo vieron una oportunidad de esconder su baja estima. Tantas personas cambiaron. El tiempo volvió a tener conciencia, o nosotros de él, practicando nuevas cosas y dándonos cuenta de nuestras carencias y al no poder salir algunos se dieron cuenta de lo solos que estaban. Pero volverá a pasar, capaz en situaciones diferentes y con duraciones menores que está, tal vez la siguiente sea tan ligante que no deje a nadie, como el que les escribe, para dar un suerte de resumen de los hechos que están, seguirán y volverán.