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MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 1

materia de seguridad y salud laboral.

MÓDULO 8: PARTICIPACIÓN Y RESPONSABILIDAD DE LOS TRABAJADORES


Y EMPRESARIOS EN MATERIA DE SEGURIDAD Y SALUD LABORAL.

1. EL DERECHO DE INFORMACIÓN

1.1. EJERCICIO DEL DERECHO DE INFORMACIÓN


1.2. MATERIAS OBJETO DE INFORMACIÓN

2. EL DERECHO DE CONSULTA

2.1. EJERCICIO DEL DERECHO DE CONSULTA


2.2. DECISIONES EMPRESARIALES SOMETIDAS A CONSULTA
2.3. PROCEDIMIENTO DEL DERECHO DE CONSULTA

3. DERECHOS DE PARTICIPACIÓN DE LOS TRABAJADORES EN


MATERIA DE PREVENCIÓN DE RIESGOS

4. OBLIGACIONES Y RESPONSABILIDADES DE LOS


TRABAJADORES

4.1. EL DEBER GENÉRICO DE SEGURIDAD DEL TRABAJADOR


4.2. LAS OBLIGACIONES ESPECÍFICAS DEL TRABAJADOR EN
MATERIA DE SEGURIDAD Y SALUD.
4.3. LA RESPONSABILIDAD DEL TRABAJADOR POR
INCUMPLIMIENTO DE SUS OBLIGACIONES.
5. LOS DELEGADOS DE PREVENCIÓN

5.1. DESIGNACIÓN DE LOS DELEGADOS DE PREVENCIÓN


5.2. COMPETENCIAS Y FACULTADES DE LOS DELEGADOS DE
PREVENCIÓN
5.3. GARANTÍAS Y DEBERES

6. EL COMITÉ DE SEGURIDAD Y SALUD

6.1. CONSTITUCIÓN
6.2. COMPETENCIAS Y FACULTADES

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7. EL DERECHO DE PARTICIPACIÓN EN LAS SOCIEDADES


COOPERATIVAS

8. TÉCNICAS ESPECÍFICAS DE PREVENCIÓN DE RIESGOS


LABORALES

8.1. CONDICIONES DE SEGURIDAD EN EL LUGAR Y MEDIO DE


TRABAJO
8.2. AGENTES DE RIESGO
8.3. SECTORES ESPECIALES

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1. EL DERECHO DE INFORMACIÓN

1.1. EJERCICIO DEL DERECHO DE INFORMACIÓN

El derecho de información en materia de prevención de riesgos laborales


contribuye a la eficaz protección de los trabajadores en la medida en que les
facilita un conocimiento de los elementos ambientales de su lugar de trabajo y de
las circunstancias en las que han de ejecutar su prestación laboral.

Receptores de las informaciones son, si los hay, los «representantes de los


trabajadores», expresión ésta que debe ser referida a los delegados de prevención
y, subsidiariamente, a los representantes comunes, unitarios o sindicales. De no
existir representantes de los trabajadores, el empresario no queda liberado de su
deber de informar, sino que ha de adoptar todas aquellas medidas necesarias para
que la información llegue a conocimiento de los trabajadores.

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1.2. MATERIAS OBJETO DE INFORMACIÓN

Las materias objeto de información son:

a) Los riesgos para la seguridad y salud en el trabajo, tanto los que


afectan a la empresa en su conjunto como a «cada tipo de puesto de trabajo o
función».

b) Las medidas de prevención y protección aplicables a esos riesgos.

c) Las medidas adoptadas en las situaciones de emergencia (artículo 20


LPRL).

d) La información relativa a los «riesgos graves e inminentes», así como a


las medidas adoptadas o que se vayan a adoptar para su protección (artículo
20.1.a) LPRL).

El receptor de la información, haya o no delegados de prevención, es


siempre el trabajador individual, que ha de conocer los riesgos que afecten a su
puesto de trabajo y las medidas de protección y prevención adoptadas. La
expresión riesgo ha de ser entendida como equivalente a «posibilidad de que un
trabajador sufra un determinado daño derivado del trabajo» (artículos 4.2 y 18.1
LPRL), sin que quede comprendida dentro de esta noción la información relativa
al «riesgo grave e inminente».

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2. EL DERECHO DE CONSULTA

2.1. EJERCICIO DEL DERECHO DE CONSULTA

Según los artículos 18.2 y 33.2 de la LPRL, en las empresas que cuenten
con representantes de los trabajadores, las consultas se llevarán a cabo con ellos.
Hay que entender aquí por «representantes de los trabajadores» los representantes
«ad hoc» que la propia ley instituye; es decir, los delegados de prevención. El
reenvío tiene un carácter excluyente, de modo que, habiendo delegados de
prevención, es a ellos y sólo a ellos a los que el empresario debe dar audiencia. La
ley ha optado por un principio de especialización funcional, encomendando a
ciertos componentes de la representación unitaria, salvo que otra cosa se disponga
en la negociación colectiva, el ejercicio de las nuevas competencias participativas
que la ley establece en materia de seguridad laboral.

Ahora bien, en las empresas en que no hay órganos de representación


específica, el preceptivo trámite de consulta ha de abrirse con los órganos de
representación común, en la medida en que la representación específica no es sino
una prolongación orgánica de la representación unitaria. Por tanto, este trámite ha
de cumplimentarse obligadamente con los representantes unitarios (comité de
empresa o delegados de personal) si los hubiere. A su vez, como los
representantes sindicales tienen derecho a ser «oídos por la empresa previamente
la adopción de medidas de carácter colectivo que afecten a los trabajadores en
general» (artículo 10.3.3 de la Ley Orgánica de Libertad Sindical), también los
delegados sindicales deberán ser consultados.

En defecto de todos ellos, el deber de consulta a cargo del empresario habrá


de cumplimentarse mediante fórmulas de consulta directa con los trabajadores. La
Ley de Prevención de Riesgos Laborales no establece regla alguna sobre este

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procedimiento de consulta directa, que puede instrumentarse a través de muy


diversas modalidades (por ejemplo, asambleas, reuniones o conversaciones
informales). La regularidad jurídica del procedimiento utilizado habrá de medirse
en términos de razonabilidad y proporcionalidad, ponderando aspectos tales como
la dimensión de la empresa, la materia sobre la que verse la consulta, su
complejidad técnica o la efectiva emisión por todos los trabajadores de un juicio
sobre la decisión que se pretenda adoptar.

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2.2. DECISIONES EMPRESARIALES SOMETIDAS A CONSULTA

La consulta se configura, según el artículo 33.1 de la LPRL, como un deber


a cargo de la dirección de la empresa que nace cada vez y cuantas veces se
pretenda adoptar una medida empresarial relativa a la prevención de los riesgos
laborales. Las decisiones sometidas a consulta son las siguientes:

a) «La planificación y la organización del trabajo en la empresa y la


introducción de nuevas tecnologías» (artículo 33.1.a LPRL), siempre que la
innovación tecnológica repercuta sobre la seguridad y salud de los trabajadores. Se
trata de una decisión que comprende todos los aspectos de la actividad productiva
dadas las circunstancias que el propio precepto menciona como susceptibles de
producir riesgos y que son «la elección de los equipos de trabajo», «la
determinación y la adecuación de las condiciones de trabajo» y «el impacto de los
factores ambientales en el trabajo».

b) «La organización y desarrollo de las actividades de protección de la


salud y prevención de los riesgos laborales» (artículo 33.1.b) LPRL), pudiéndose
incluir dentro de la misma la designación de los trabajadores encargados de
atender las actividades de protección; esto es, el servicio de prevención interno
(artículo 30 LPRL); «el recurso a un servicio de prevención externo» (artículo 31
LPRL); la consulta relativa a la integración de la actividad preventiva (artículo 1
RSP); y, en fin, la consulta acerca del procedimiento de evaluación a utilizar en la
empresa o centro de trabajo (artículo 3 RSP).

c) «La designación de los trabajadores encargados de las medidas de


emergencia» –primeros auxilios, lucha contra incendios y evacuación– (artículos
20 y 33.1.c) LPRL).

d) «Los procedimientos de información y documentación» (artículos


18.1, 23.1 y 33.1.d) LPRL).

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e) «El proyecto y la organización de la formación en materia preventiva»


(artículo 33.1.e) LPRL).

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2.3. PROCEDIMIENTO DEL DERECHO DE CONSULTA

Por lo que se refiere a sus aspectos temporales, se exige al empresario que la


consulta tenga lugar «con la debida antelación», sin concretar plazo alguno
(artículo 33.1 LPRL); se incluye, de igual modo, al enunciar las competencias de
los delegados de prevención, la relativa a «ser consultados por el empresario, con
carácter previo a su ejecución, acerca de las decisiones» a que se refiere dicho
artículo 33 de la LPRL (artículo 36.1.c) LPRL):

a) La «debida antelación» constituye un estándar jurídico que exige


tomar en consideración las específicas circunstancias del caso valorando las
concretas circunstancias de la consulta (materia sobre la que versa, la complejidad
técnica de la misma, las características de las actividades y procesos productivos
de la empresa y el grado de incidencia de la decisión a adoptar sobre la seguridad
y salud de los trabajadores), siendo necesario ponderar si con el plazo concedido,
la finalidad del derecho de consulta ha quedado razonablemente satisfecha. La
consulta deberá efectuarse con el tiempo necesario para que las personas
consultadas puedan efectuar el informe pertinente y el empresario pueda valorarlo
y adoptar la correspondiente decisión. Una consulta tardía equivale a una decisión
no participada.

b) La Ley de Prevención de Riesgos Laborales no contiene prescripción


alguna sobre la forma a la que ha de atenerse la consulta, que en verdad puede
expresarse de maneras muy variadas: informes o dictámenes, consultas conjuntas
o examen conjunto y audiencia previa, entre otras. La petición de consulta por
escrito por parte de la dirección de la empresa y la respuesta igualmente por
escrito por los trabajadores o sus representantes puede resultar la opción más
aconsejable. En todo caso, y si la contestación a la consulta se formalizase por
escrito por los delegados de prevención, su informe habrá de elaborarse «en un

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plazo de quince días o en el tiempo imprescindible cuando se trate de adoptar


medidas dirigidas a prevenir riesgos inminentes», transcurrido el cual sin haberse
formulando, «el empresario podrá poner en práctica su decisión» (artículo 36.3
LPRL).

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3. DERECHOS DE PARTICIPACIÓN DE LOS TRABAJADORES EN


MATERIA DE PREVENCIÓN DE RIESGOS

Dispone la Ley de Prevención de Riesgos Laborales que la participación de


los trabajadores «se canalizará a través de sus representantes y de la representación
que se regula en este capítulo» (artículo 34.2 LPRL). El artículo 34.1 de LPRL
está enunciando dos canales de participación, cada uno de los cuales se
corresponde con las dos instancias representativas en materia de prevención de
riesgos laborales que la ley instituye: de un lado, los delegados de prevención, a
los que la norma atribuye la cualidad de «representantes»; de otro, el Comité de
Seguridad y Salud, al que la ley también configura como «órgano de participación
de la empresa» (artículo 38.1 LPRL).

Las relaciones entre los representantes comunes y los delegados de


prevención no responden al esquema de la concurrencia funcional sino de la
división funcional. Aquéllos conservan sus facultades informativas, consultivas y
de vigilancia y control que sus normas reguladores les han atribuido, mientras que
estos últimos actúan con competencia originaria al conjunto de derechos de
participación reconocidos por la LPRL.

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4. OBLIGACIONES Y RESPONSABILIDADES DE LOS


TRABAJADORES

4.1. EL DEBER GENÉRICO DE SEGURIDAD DEL TRABAJADOR

Si bien la seguridad y salud en el trabajo constituyen derechos del


trabajador, la Ley impone también a éste un conjunto de obligaciones, por lo que
aquélla se configura como un derecho–deber del trabajador. Genéricamente, éste
está obligado a:

– «Observar las medidas de seguridad e higiene que se adopten»


(artículo 5.b) ET).

– «Observar en su trabajo las medidas legales y reglamentarias de


seguridad e higiene» (artículo 19.2 ET).

– «Velar por la propia seguridad y salud en el trabajo y por la de


aquellas otras personas a las que pueda afectar su actividad profesional, a causa de
sus actos y omisiones en el trabajo» (artículo 29.1 LPRL).

Esta obligación genérica de velar por su propia seguridad y la de otros debe


cumplirla el trabajador:

– Según sus posibilidades, es decir, de acuerdo con la capacidad y


aptitud del trabajador para hacer frente a los riesgos y adoptar las medidas
preventivas o de protección.

– De conformidad con su formación.

– De acuerdo con las instrucciones del empresario.

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Las instrucciones verbales del empresario tienen plena eficacia a estos


efectos siempre que la normativa sobre prevención no establezca una forma
concreta en que deban darse. En caso contrario, cuando la normativa legal o
convencional en materia de prevención exija forma escrita, las instrucciones
deberán ser claras y comprensibles por el trabajador.

– Mediante el cumplimiento de las medidas de prevención que en cada


caso sean adoptadas.

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4.2. LAS OBLIGACIONES ESPECÍFICAS DEL TRABAJADOR EN


MATERIA DE SEGURIDAD Y SALUD.

La Ley de Prevención de Riesgos Laborales impone al trabajador varias


obligaciones en cuanto al buen uso de los elementos y medios de trabajo para
garantizar al trabajador que su protección sea eficaz. En concreto:

– «Usar adecuadamente, de acuerdo con su naturaleza y los riesgos


previsibles, las máquinas, aparatos, herramientas, sustancias peligrosas, equipos de
transporte y, en general, cualesquiera otros medios con los que desarrolle su
actividad» (artículo 29.2.1 LPRL).

– «Utilizar correctamente los medios y equipos de protección


facilitados por el empresario, de acuerdo con las instrucciones recibidas de éste»
(artículo 29.2.2 LPRL). El Real Decreto 773/1997 recoge las obligaciones de los
trabajadores en materia de utilización y cuidado correcto de los equipos de
protección individual; la importancia de colocarlos en los lugares indicados para
ello después de su utilización; y la obligación de informar al superior inmediato de
cualquier anomalía o defecto apreciado en el equipo que pueda entrañar una
pérdida de la eficacia protectora (artículo 10 Real Decreto 773/1997).

– «No poner fuera de funcionamiento y utilizar correctamente los


dispositivos de seguridad existentes o que se instalen en los medios relacionados
con su actividad o en los lugares de trabajo en los que ésta tenga lugar» (artículo
29.2.3 LPRL). Por «dispositivos de seguridad» debe entenderse en sentido amplio,
tanto en cuanto, protecciones de las máquinas y herramientas, como elementos de
protección personal del trabajador.

Cualquier situación que, a juicio del trabajador, entrañe un riesgo para la


seguridad y salud de los trabajadores debe ser comunicada por aquél, de
inmediato:

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– A su superior jerárquico directo.

– A los trabajadores designados para realizar actividades de protección


o prevención.

– En su caso, al Servicio de Prevención.

Los elementos que integran esta obligación de información son los


siguientes:

– El trabajador ha de constatar una situación que ha de ser real.

– La situación causante del posible riesgo debe de ser valorada por el


trabajador, por lo que no es preciso que el riesgo sea real y efectivo, sino que el
trabajador considere que puede darse.

– El hecho de que la situación constatada puede suponer un riesgo debe


ser razonablemente motivado por el trabajador.

En relación con los deberes de cooperación con el empresario y de


colaboración con la Administración pública, el trabajador está obligado a (artículo
29.2.5 y 6 LPRL):

– Contribuir al cumplimiento de las obligaciones establecidas por la


Autoridad competente con el fin de proteger la seguridad y salud de los
trabajadores en el trabajo (artículo 29.2.5 LPRL). De hecho, el trabajador puede
recurrir a la Inspección de Trabajo si considera que las medidas preventivas
adoptadas por el empresario no son suficientes para garantizar la seguridad y salud
en el trabajo (artículo 40 LPRL).

– Cooperar con el empresario para que éste pueda garantizar unas


condiciones de trabajo seguras y que no entrañen riesgos para la seguridad y
salud de los trabajadores (artículo 29.2.6 LPRL).

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4.3. LA RESPONSABILIDAD DEL TRABAJADOR POR


INCUMPLIMIENTO DE SUS OBLIGACIONES.

Como consecuencia del origen fundamentalmente contractual de las


obligaciones en materia de seguridad y salud en el trabajo, la LPRL no eleva este
incumplimiento a la categoría de los punibles administrativamente, sino que lo
residencia en el poder disciplinario del empresario, considerándolo un
incumplimiento laboral (artículo 58.1 del Estatuto de los Trabajadores).

De acuerdo con los principios de legalidad y tipicidad, sólo se consideran


incumplimientos laborales los deberes establecidos en el artículo 29 LPRL, y
pueden dar lugar a una sanción o incluso al despido si son constitutivos de
incumplimiento grave y culpable (artículo 58.1 ET).

A los efectos de la graduación de las faltas en este ámbito habrá que estar a
lo que dispongan los convenios colectivos.

Lo dispuesto en materia de responsabilidad por incumplimiento de las


medidas de seguridad por los trabajadores es aplicable también a los socios de
cooperativas cuya actividad consista en la prestación de su trabajo, con las
precisiones establecidas en sus Reglamentos de Régimen Interior (inciso final del
artículo 29.3 LPRL).

Los trabajadores tienen derecho a participar en la empresa para la


prevención de riesgos en el trabajo.

Los Comités de Empresa, Delegados de Personal, y Representantes


Sindicales, en los términos establecidos en el Estatuto de los Trabajadores, Ley del
Estatuto del Empleado Público y la Ley Orgánica de Libertad Sindical, deberán
actuar en defensa de los intereses de los trabajadores en materia de prevención de
riesgos en el trabajo, ejerciendo las competencias que dichas normas establecen en
materia de información, consulta y negociación, y vigilancia y control.

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5. LOS DELEGADOS DE PREVENCIÓN

5.1. DESIGNACIÓN DE LOS DELEGADOS DE PREVENCIÓN

Los Delegados de Prevención son los representantes de los trabajadores con


funciones específicas en materia de prevención de riesgos en el trabajo.

De conformidad con lo dispuesto en la LPRL, «los Delegados de


Prevención serán designados por y entre los representantes del personal, en el
ámbito de los órganos de representación previstos en las normas a que se refiere
el artículo anterior» (artículo 35.2 LPRL), es decir, en el seno de los Comités de
empresa, Delegados de Personal, representantes sindicales y órganos de
representación al servicio de las Administraciones públicas (artículo 34.2 LPRL).
Serán designados por y entre los representantes del personal en sus
respectivos ámbitos, con arreglo a la siguiente escala:

Número de trabajadores de la Número de Delegados de


empresa Prevención
De 50 a 100 trabajadores 2
De 101 a 500 trabajadores 3
De 501 a 1000 trabajadores 4
De 1001 a 2000 trabajadores 5
De 2001 a 3000 trabajadores 6
De 3001 a 4000 trabajadores 7
De 4001 en adelante 8

En las empresas de hasta 30 trabajadores el Delgado de Prevención será el


Delegado de Personal. En las empresas de 31 a 49 trabajadores habrá un Delegado
de Prevención que será elegido por y entre los Delgados de Personal.

El artículo 35 de la Ley 31/1.995 prevé, no obstante, las posibilidad de que


los Convenios Colectivos puedan establecer otros sistemas de designación de los
Delegados de Prevención.

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En cuanto a los delegados de prevención, los convenios colectivos suelen


remitirse a la LPRL en lo relativo a su designación, competencias y garantías, caso
del Convenio Colectivo de enseñanza y formación no reglada, o a las decisiones
de otros órganos superiores como el denominado comité central de seguridad y
salud laboral, en el caso del Convenio Colectivo de residencias privadas de
personas mayores y del servicio de ayuda a domicilio, o al propio reglamento de
funcionamiento interno del órgano. La generalizada remisión al texto legal no
obsta la existencia de algún convenio con mecanismos peculiares de designación,
nombrando delegados entre los trabajadores de la plantilla sin necesidad de
pertenencia al comité de empresa y elegidos en asamblea.

La previsión legal relativa a las empresas o centros que no cuentan con el


mínimo de 50 trabajadores para la designación de dos delegados de prevención, se
ve mejorada en algunos convenios que prevén que, en la franja de 31 a 49
trabajadores, existan dos delegados de prevención, o que, por debajo de los 50
trabajadores, exista uno, sin más distinciones. En ocasiones se prevé el aumento de
4 a 5 delegados de prevención en centros que cuenten con un número de
trabajadores entre 501 a 1.000. Todas estas regulaciones constituyen mejoras del
régimen legal.

Junto a las competencias reconocidas por el artículo 19 del Estatuto de los


Trabajadores a los representantes unitarios en materia de seguridad e higiene, y
que reiteran no pocos convenios reproduciendo el artículo 64 ET, se va
generalizando la regulación convencional de la figura del delegado de prevención,
quien, además de disfrutar de las competencias a que se refiere el artículo 36
LPRL, al que se remiten de nuevo algunos convenios, generalmente las ve
ampliadas. Por lo demás, no se aprecian regulaciones significativas, aunque algún

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convenio, excepcionalmente, establece la obligación de vigilar el cumplimiento de


la normativa por parte del personal de contratas, así como la de elegir delegados
de prevención en todas ellas, cuya función es vigilar el cumplimiento de la ley.
Este tipo de declaraciones viene a confirmar la especial atención que en materia
preventiva recomienda la actuación de las contratas y subcontratas, manifestadas
como un ámbito en que la siniestralidad laboral tiene una especial incidencia, y al
que se quiere dar una atención singular. En lo relativo a las garantías, lo más
frecuente es establecer créditos de horas específicos para los delegados de
prevención –entre 9 y 30 horas, en función de la plantilla–, que, en ocasiones,
vienen a adicionarse a las que disfrutan en su condición de representantes
unitarios. La consideración de tiempo de trabajo efectivo y, en consecuencia, no
imputable al crédito de horas, de las reuniones y actividades a que se refiere el
artículo 37.1.3 LPRL se reitera en gran número de convenios. Además, con
carácter general, se plasma la necesidad de procurar a los delegados de prevención
los medios y formación adecuada para llevar a cabo su actividad. Más
específicamente, se establece un número de horas para la formación de dichos
delegados en función del tamaño de la empresa.

La designación de los delegados de prevención tendrá lugar en empresas o


centros de trabajo que cuenten con seis o más trabajadores y se llevará a cabo «por
y entre» los representantes del personal en el ámbito de las representaciones
generales. El cuerpo de electores y elegibles de los delegados de prevención está
compuesto exclusivamente por los representantes unitarios.

El número de delegados oscila entre uno y ocho, según la escala expuesta,


que atiende al número de trabajadores que prestan sus servicios en la empresa.

El número de Delegados viene determinado por el volumen de la plantilla


de la empresa. En principio, sólo tienen la consideración de trabajadores a efectos

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de su cómputo, el personal asalariado, vinculado por contrato de trabajo con el


empresario, quedando fuera de cómputo: el propio titular de la empresa
(autónomo); los familiares del empresario que colaboren con él y se hallen
integrados en el mismo régimen (salvo que sean asalariados); los trabajadores
pertenecientes a empresas contratistas y subcontratistas que presten servicios en el
propio centro de trabajo. Con relación a las posibles variaciones de la plantilla
frecuentes en actividades estacionales (conserveras, la agricultura o la hostelería),
no se establece ninguna fórmula de cálculo (artículo 35.3 LPRL).

En cualquier caso, la decisión de contar o no con delegados de personal en


aquellas empresas o centros de trabajo que cuenten entre seis y diez trabajadores
queda remitida a la voluntad mayoritaria del personal (artículo 62.1 Estatuto de los
Trabajadores). Ahora bien, si en este tipo de empresas no hay delegado de
personal, tampoco hay delegado de prevención (artículo 35.1.3 LPRL). Un
supuesto particular se da en los centros de trabajo en los que no existan
representantes de los trabajadores por no contar con trabajadores con la suficiente
antigüedad para ser electores o elegibles en las elecciones a órganos de
representación unitaria. En este caso, los propios trabajadores podrán elegir por
mayoría a un trabajador que ejerza las competencias del Delegado de Prevención,
a quien se atribuirán las facultades y garantías de tales delegados, viniendo
obligado igualmente por el deber de sigilo profesional. Su actuación cesará en el
momento en el que se reúnan los requisitos de antigüedad necesarios para la
celebración de elecciones, pudiendo ser prorrogado su mandato únicamente por el
tiempo imprescindible para llevar a cabo la elección (disposición adicional 4ª
LPRL).

El ámbito de actuación y organización de los representantes en materia de


prevención coincide con el del grupo de trabajadores al que representan:

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– Si el de éste es el centro de trabajo, el centro de trabajo será


igualmente la unidad en la que han de designarse los delegados de prevención.

– Si lo son varios centros de trabajo, serán también éstos los que han de
formar la estructura organizativa de actuación y funcionamiento de los citados
delegados.

El criterio de designación del delegado de prevención legalmente diseñado


constituye una norma dispositiva para la negociación colectiva. Dispone que «en
los convenios colectivos podrán establecerse otros sistemas de designación de los
Delegados de Prevención, siempre que se garantice que la facultad de designación
corresponde a los representantes del personal o a los trabajadores» (artículo 35.4
LPRL). Nada dice la LPRL acerca de si los delegados de prevención han de ser
elegidos por y entre los representantes del personal en base a un criterio
mayoritario o a uno proporcional estricto.

Los tribunales de justicia no han dado una respuesta unánime sobre el


concreto sistema a seguir a la hora de designar a los delegados de prevención. En
concreto, siguiendo pautas acordes con la solución dada a la distribución de
puestos en las comisiones negociadoras, se encuentran algunas sentencias que
abogan claramente por el criterio proporcional en la designación de los mismos,
de modo tal que los comités de empresa han de respetar la relación de fuerzas
existente en su seno (Sentencia del TSJ Aragón 12–11–1997; Sentencia del TSJ
Cantabria 1–10–1998; Sentencia del TSJ Valencia 5–2–1999). Posición que se
basa en que el principio de proporcionalidad es el que inspira la composición de
los órganos de representación de los intereses laborales, siendo, a la vez, más
respetuoso con las minorías. Pero, junto a tales sentencias, hay otras que admiten
criterios diferentes al proporcional por entender que éste no es el único válido.
El Tribunal Supremo (Sentencias de 15–6–1998 y de 14–6–1999) se ha

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decantado por la admisión de otros posibles sistemas (votación, acuerdo


mayoritario) que excepcionen la proporcionalidad, habida cuenta del carácter
técnico de los órganos especializados en la materia preventiva. Y, por su parte, los
Tribunales Superiores de Justicia acogen otros también democráticos, como la
votación mayoritaria (por ejemplo, Sentencia del TSJ Madrid de 6–11–1997,
Sentencia del TSJ Cataluña 17–3–1998 y Sentencia del TSJ de Murcia 17–4–
2000); y ello porque la referida condición técnica justifica que ciertos trabajadores
sean designados por su especial cualificación en tales cuestiones, dejando a un
lado la exigencia de proporcionalidad, pues la literalidad de la norma no impone
esta última lectura; en suma, el sistema mayoritario es objetivo y no arbitrario
dado el carácter no negociador de los delegados. El Tribunal Constitucional ha
señalado que el criterio de elección de los delegados de prevención (proporcional
o mayoritario) resulta una cuestión de estricta legalidad ordinaria para cuya
resolución no constituye el recurso de amparo cauce adecuado para efectuar una
declaración genérica sobre el modo en el que deba interpretarse la legalidad. (Auto
del Tribunal Constitucional 98/2000).

La duración del mandato del representante con funciones específicas carece


de expresa regulación por la LPRL, debiendo recogerse este aspecto, por tanto, en
los convenios colectivos.

En aquellos casos en los que la figura del delegado de prevención responde


al patrón legal –designación por y entre los representantes unitarios, en el ámbito
de organización de éstos–, su mandato, carente de autonomía propia y
diferenciada, sigue las vicisitudes de aquéllos. Este criterio no resultará aplicable,
sin embargo, en todas aquellas hipótesis en las que el convenio colectivo haya
procedido bien a modificar el cuerpo de electores o de elegibles de los delegados
de prevención bien a constituir estructuras de representación específicas,
desvinculadas orgánicamente de las comunes.

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Aunque la LPRL no contiene previsiones relativas al funcionamiento de los


delegados de prevención, es claro que se trata de un órgano unipersonal y que sus
funciones y facultades se ejercen mancomunadamente, es decir, de común acuerdo
con los otros delegados de prevención, aunque parece lógico entender que, en caso
de discrepancia, podrán decidir por mayoría.

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5.2. COMPETENCIAS Y FACULTADES DE LOS DELEGADOS DE


PREVENCIÓN

El conjunto de derechos que atribuye la LPRL a los delegados de


prevención pueden ser agrupados en los siguientes apartados: informativos; de
propuesta; de comunicación y actuación; y de decisión.

A) Competencias informativas (artículo 36.2.b), c) y d) LPRL):

– Los delegados de prevención tienen derecho a acceder «a la


información y documentación relativa a las condiciones de trabajo que sean
necesarias para el ejercicio de sus funciones». Por tanto, tendrán derecho a recibir
información sobre: los riesgos para la seguridad y la salud de los trabajadores en el
trabajo, tanto a nivel general de empresa como para cada puesto o función; las
medidas y actividades de prevención y protección aplicadas a dichos riesgos; y las
medidas de emergencia adoptadas (artículo 18 LPRL). A su vez, podrán acceder a
documentación sobre: la evaluación de los riesgos y la planificación de la acción
preventiva; las medidas de prevención y protección a adoptar; el resultado de los
controles periódicos de las condiciones de trabajo; la práctica de los controles
periódicos de salud de los trabajadores y nunca la información confidencial que
arrojen éstos; la relación de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales
que hayan causado al trabajador una incapacidad superior a un día de trabajo
(artículo 23 LPRL).

– Compete a los delegados de prevención ser informados «por el


empresario sobre los daños producidos en la salud de los trabajadores una vez que
aquél hubiere tenido conocimiento de ellos». Por daño ha de entenderse toda
enfermedad, patología o lesión sufrida con motivo u ocasión del trabajo (artículo
4.3 LPRL), es decir, no sólo el accidente de trabajo sino la enfermedad
profesional. La comunicación ha de ser suministrada tan pronto como llegue a

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MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 25
materia de seguridad y salud laboral.

conocimiento del empresario y el delegado de prevención podrá presentarse, aun


fuera de su jornada laboral, «en el lugar de los hechos para conocer las
circunstancias de los mismos».

– Se incluyen en este grupo los datos obtenidos por el empresario


procedentes, de un lado, «de las personas u órganos encargados de las actividades
de protección y prevención en la empresa» –esto es, de los servicios de
prevención, al margen de su naturaleza interna o externa–; y, de otro, «de los
organismos competentes para la seguridad y la salud de los trabajadores».

B) Competencias de propuesta (artículo 36.2.f) y g) LPRL):

– Los delegados de prevención tienen derecho a proponer al empresario o


al Comité de Seguridad y Salud la adopción o discusión, respectivamente, de las
medidas de carácter preventivo «y para la mejora de los niveles de protección de la
seguridad y salud de los trabajadores».

– También tienen derecho de propuesta dirigido a los representantes


unitarios –es decir, al Comité de empresa o Delegados de Personal– con vistas a
que por éstos se acuerde, conforme a lo prevenido en el art. 21.3, «la paralización
de las actividades de los trabajadores afectados por un riesgo grave e inminente».

C) Competencias en materia de comunicación y actuación (artículo


36.2.a) y e) LPRL):

– Los Delegados de Prevención están facultados para acompañar a los


técnicos encargados de efectuar las evaluaciones de carácter preventivo del medio
ambiente del trabajo, así como a los Inspectores de Trabajo y Seguridad Social en
las visitas que éstos realicen al centro de trabajo, a los que pueden formular las
observaciones que estimen pertinentes (artículo 36.2.a) LPRL). Es éste un derecho
que no puede ser desconocido por el empresario, pero que, en relación con las
actuaciones inspectoras, puede ser moderado por estos funcionarios cuando, a su

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MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 26
materia de seguridad y salud laboral.

juicio, la comunicación con los representantes pudiera perjudicar «el éxito de sus
funciones» (inciso final del artículo 40.2 LPRL).

– También podrán realizar visitas a los lugares de trabajo, accediendo a


«cualquier zona de los mismos» y comunicándose con los trabajadores «durante la
jornada, de manera que no se altere el normal desarrollo del proceso productivo».

D) Paralización de actividades (artículo 21.3 LPRL):

Cuando el empresario no adopte o no permita adoptar las decisiones


pertinentes ante situaciones de riesgo grave e inminente, los Delegados de
prevención están facultados para interrumpir la actividad laboral o instar a los
trabajadores afectados a que abandonen el centro de trabajo.

En estos supuestos, la representación legal o unitaria de los trabajadores


(Comité de empresa o delegados de personal) podrá decidir por mayoría simple la
interrupción de la actividad o el abandono de los puestos de trabajo afectados
(artículos 21.3 y 36.2.g) LPRL), pudiendo, cuando no sea posible reunir al órgano
unitario antedicho, tomarse la decisión por la mayoría de los Delegados de
prevención. La actividad deberá volver a la normalidad cuando hayan
desaparecido las condiciones de trabajo que justificaban la existencia de un riesgo
grave e inminente (artículo 21.3, párrafo 2, LPRL).

E) Competencias en los supuestos de concurrencia de empresarios:

El Real Decreto 171/2004, de 30 de enero, por el que se desarrolla el


artículo 24 de la LPRL en materia de coordinación de actividades empresariales,
regula en su Capítulo VI (artículos 15 y 16) los derechos de los representantes de
los trabajadores en los supuestos de concurrencia de empresarios en un mismo
centro de trabajo. En tales casos, se reconoce a los delegados de prevención o, en
su defecto, a los representantes legales de los trabajadores, los derechos de
información que el Estatuto de los Trabajadores establece en sus artículos 42.4 y 5

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MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 27
materia de seguridad y salud laboral.

y 64.2 c) en materia de subcontratación de obras y servicios. Además, a los


delegados de prevención o, en su defecto, representantes legales de los
trabajadores de la empresa titular del centro de trabajo, se les confiere la capacidad
de ser consultados sobre la organización del trabajo derivada de la concurrencia de
empresarios y se les otorgan diversas facultades que podrán ejercitar en la medida
en que repercutan sobre la seguridad y salud de los trabajadores por ellos
representados: acompañar a los Inspectores de Trabajo y Seguridad Social en las
visitas y verificaciones en materia de coordinación de actividades empresariales;
realizar visitas de vigilancia y control en cualquier zona del centro de trabajo y
comunicarse con los delegados de prevención o representantes de los trabajadores
de las demás empresas concurrentes, o, en su defecto, con los propios trabajadores,
sin alterar el proceso productivo; recabar de su empresario la adopción de medidas
de coordinación y formular propuestas en tal sentido al comité de seguridad y
salud, y dirigirse a las personas encargadas de la coordinación de actividades
preventivas para la adopción de las medidas necesarias para la prevención de los
riesgos derivados de la concurrencia de empresarios.

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MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 28
materia de seguridad y salud laboral.

5.3. GARANTÍAS Y DEBERES

Al ser también representantes de los trabajadores, a los delegados de


prevención les resulta de aplicación el conjunto de garantías reconocidas
directamente en favor de los Comités de empresa, Delegados de Personal y
delegados sindicales (artículo 68 ET y artículo 10.3 Ley Orgánica de Libertad
Sindical). Ahora bien, ello no quiere decir que se opere siempre una equiparación
de garantías entre delegados de prevención y representantes comunes ni que
acumulen unas y otras garantías.

Las garantías de los órganos de representación en materia preventiva sólo


se atribuyen a sus miembros, por lo que si un trabajador no forma parte de
aquellos, o formando parte del servicio de prevención de la empresa no ha sido
designado por la empresa para ocuparse de la actividad de prevención carece de
las garantías del artículo 68 ET (Sentencia del TSJ de Asturias de 18–12–1998).

Precisamente, y en relación con los delegados de prevención en quienes


coincida la cualidad de miembro del Comité de empresa o Delegado de personal,
la regla general es la no duplicación del crédito horario (artículo 37.1, párrafo 2,
LPRL), debiendo imputarse «el tiempo utilizado por los Delegados de Prevención
para el desempeño» de sus funciones específicas al crédito horario que les
corresponde en virtud del mandato representativo previo. Ahora bien, hay una
serie de casos en los que el tiempo dedicado a prevención de riesgos «será
considerado en todo caso como tiempo de trabajo efectivo, sin imputación al
citado crédito horario». Tales supuestos corresponden al tiempo dedicado a:

a) Las reuniones del Comité de Seguridad y Salud (artículo 37.1 LPRL). b)


Cualesquiera otras reuniones convocadas por el empresario y que tengan relación
con la seguridad y salud de los trabajadores (artículo 37.1 LPRL).

c) Formación (artículo 37.2 LPRL).

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MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 29
materia de seguridad y salud laboral.

d) Presentarse en los lugares donde se han producido daños a la salud de los


trabajadores (artículos 37.1 y 36.2.e) LPRL.

e) Acompañar a los especialistas en evaluaciones del medio ambiente de


trabajo y a los Inspectores de Trabajo en sus visitas y verificaciones para
comprobar el cumplimiento de la normativa sobre prevención (artículos 37.2 y
36.2.a) LPRL).

Al margen del cuadro de garantías que al delegado de prevención se le


reconoce por su condición de representante, la LPRL incluye, en el precepto
dedicado a regular este aspecto, una garantía adicional y autónoma: se trata del
derecho a una formación adecuada (artículo 37.2 LPRL). Sujeto obligado a
proporcionar la formación a los delegados de prevención es el empresario, bien
mediante el sistema de concierto con organismos o entidades especializadas
bien por sus propios medios. La formación ha de versar sobre «la materia
preventiva», ha de ser la necesaria «para el ejercicio de sus funciones». Las
competencias se convierten, así, en el módulo de evaluación del contenido de la
formación impartida, que ha de adaptarse, por otra parte, «a la evolución de los
riesgos y a la aparición de otros nuevos». La formación no se satisface en un solo
acto, sino mediante una sucesión de actos; así lo indica la LPRL cuando señala
que la formación habrá de repetirse «periódicamente, si fuera necesario». El
tiempo dedicado a la formación tiene la consideración legal de «tiempo de trabajo
a todos los efectos», estando expresamente vedada toda fórmula a través de la cual
se desplace, en todo o en parte, el coste formativo a la esfera del representante.

Los Delegados de prevención deberán guardar sigilo profesional respecto de


«las informaciones a que tuviesen acceso como consecuencia de su actuación en la
empresa» (artículo 37.3 LPRL en relación con el artículo 65.2 ET). No obstante,
para que exista el deber de sigilo es condición necesaria una declaración de

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materia de seguridad y salud laboral.

confidencialidad por parte del empresario y que esté justificada «en legítimo y
objetivo interés de la empresa o del centro de trabajo». Como han señalado los
tribunales de justicia interpretando este precepto en la redacción anterior a la dada
por la Ley 38/2007, de 16 de noviembre, no basta con requerir del empresario la
confirmación del carácter reservado de la información suministrada; es preciso
que se trate de una información objetivamente reservada, entendiendo por tal
aquella cuya divulgación puede ocasionar daños para la empresa.

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MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 31
materia de seguridad y salud laboral.

6. EL COMITÉ DE SEGURIDAD Y SALUD

6.1. CONSTITUCIÓN

El Comité de Seguridad y Salud es el segundo órgano a través del cual se


articula el derecho de los trabajadores a la participación en los asuntos relativos a
la prevención de riesgos laborales, siendo definido como el «órgano paritario y
colegiado de participación destinado a la consulta regular y periódica de las
actuaciones de la empresa en materia de prevención de riesgos» (artículo 38.1
LPRL).

El Comité de Seguridad y Salud no es un órgano de pura representación de


los trabajadores, sino un órgano de estructura mixta y paritaria, en el que
participan, como miembros de pleno derecho, representantes de los trabajadores y
del empresario a partes iguales. El número total de componentes del Comité
dependerá del número de delegados de prevención, todos los cuales tienen la
condición de miembros de pleno derecho (artículo 38.2, párrafo 2º, LPRL).

Los delegados de prevención y el empresario o sus representantes, en igual


número, forman la representación de pleno derecho del Comité de Seguridad y
Salud. Pero a sus reuniones pueden asistir, con voz pero sin voto, otras personas:

a) Los Delegados Sindicales (artículo 10.3.2 LOLS).

b) Los responsables técnicos de la prevención en la empresa, es decir, los


miembros del servicio interno de prevención, siempre y cuando no formaran parte
ya del Comité como miembros de pleno derecho por su condición de
representantes del empresario o de delegados de prevención.

c) Aquellos trabajadores de la empresa que cuenten con una especial


cualificación o información respecto de las cuestiones que se debatan –por

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MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 32
materia de seguridad y salud laboral.

ejemplo, un mando intermedio especialista en una actividad de la que se vaya a


tratar en la reunión–, así como técnicos en prevención ajenos a la empresa si fuere
solicitada su presencia por alguna de las representaciones estables o permanentes
del propio Comité.

Respecto al derecho de los delegados sindicales autonómicos a participar en


el Comité de Seguridad y Salud la doctrina de suplicación ha señalado que «dado
que esta figura no está prevista en la Ley, y es de creación convencional, sus
derechos y garantías deben ajustarse a los contenidos y competencias que se
establecen en el convenio aplicable» (Sentencia del TSJ de Cantabria, de 7–7–
1998).

En otro orden de consideraciones, la LPRL atribuye al Comité de Seguridad


y Salud la competencia de dictar su reglamento de funcionamiento, limitándose a
señalar la periodicidad trimestral de sus reuniones, aunque condicionada a «que lo
solicite alguna de las representaciones en el mismo» (artículo 38.3 LPRL). Nada
dice la ley sobre el modo de adopción de acuerdos.

Al estilo de lo que ocurre con los delegados de prevención, tampoco el


derecho a la participación a través del Comité de Seguridad y Salud es un derecho
abierto a los trabajadores de todas las empresas, sino limitado a ciertas de entre
ellas, siendo obligatoria su constitución «en todas las empresas o centros de
trabajo con más de 50 trabajadores» (artículo 38.2 LPRL).

El Tribunal Supremo, en Sentencia de 3–12–1997, al realizar una


interpretación del artículo 38.2 de la LPRL relacionándolo con el artículo 34 de la
misma, ha considerado que existe la posibilidad de constitución de un Comité de
Seguridad y Salud cuando se trate de una empresa con 50 o más trabajadores o
cuando se trate de un centro de trabajo también con igual número de empleados si
queda acreditado que el ámbito de representación del Comité de Empresa supera

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MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 33
materia de seguridad y salud laboral.

los 2.000 trabajadores, correspondiéndole el nombramiento de 6 Delegados de


Prevención (artículo 35 LPRL), puesto que, en caso contrario, se dejaría sin
participar a los trabajadores en la seguridad y prevención de posibles riesgos
laborales en aquellos casos en que existiera un elevado número de trabajadores
pero dispersos en muchos centros de trabajo.

La LPRL establece la posibilidad de creación de un Comité Intercentros de


Seguridad y Salud en aquellas empresas «que cuenten con varios centros de
trabajo dotados de Comité de Seguridad y Salud», siempre que así lo acuerden la
empresa y los trabajadores (artículo 38.3, segundo párrafo, LPRL). Sus
competencias serán las que expresamente se acuerden. A diferencia de la precisión
empleada por el Estatuto de los Trabajadores, artículo 63.3, que reserva la
constitución al convenio colectivo, la LPRL utiliza el término de «acuerdo» a
concertar con los trabajadores (artículo 38.3 LPRL). Nada dice la norma acerca de
su composición o de su funcionamiento. Corresponde, pues, al acuerdo de
creación llenar de contenido sustantivo y adjetivo al Comité Intercentros.

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MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 34
materia de seguridad y salud laboral.

6.2. COMPETENCIAS Y FACULTADES

La LPRL diferencia entre competencias y facultades (art. 39 LPRL).

Al Comité de Seguridad y Salud corresponden las siguientes competencias


(artículo 39.1 LPRL):

a) «Participar en la elaboración, puesta en práctica y evaluación de los


planes y programas de prevención de riesgos en la empresa». En este supuesto
cabe incluir los proyectos relativos al plan de prevención de riesgos laborales, a la
evaluación inicial de los riesgos y su actualización, a la planificación de la
actividad preventiva, a la formación de los trabajadores, a la adopción de medidas
en casos de emergencia, a la introducción de nuevas tecnologías o a la
organización del trabajo.

b) «Promover iniciativas sobre métodos y procedimientos para la efectiva


prevención de los riesgos, proponiendo a la empresa la mejora de las condiciones
o la corrección de las deficiencias existentes». El Comité de Seguridad y Salud se
constituye, de este modo, en órgano encargado del asesoramiento al empresario en
los asuntos relativos a la seguridad y salud laboral; esto es, de emitir, previo
debate, opiniones y pareceres, así como de formular propuestas y sugerencias.

Para el desempeño de estas competencias, la LPRL confiere al Comité de


Seguridad y Salud hasta cuatro distintas facultades, todas las cuales tienen un claro
denominador común: la puesta a disposición por el empresario, para su
conocimiento, de hechos, datos, informes o documentos (artículo 39.2 LPRL). En
tal sentido, está facultado para:

a) Conocer directamente la situación relativa a la prevención de riesgos en


el centro de trabajo, realizando a tal efecto las visitas que estime oportunas.

MÓDULO 8
MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 35
materia de seguridad y salud laboral.

b) Conocer cuántos documentos e informes relativos a las condiciones de


trabajo sean necesarios para el cumplimiento de sus funciones, así como los
procedentes de la actividad del servicio de prevención, en su caso.

c) Conocer y analizar los daños producidos en la salud o en la integridad


física de los trabajadores, al objeto de valorar sus causas y proponer las medidas
preventivas oportunas.

d) Conocer e informar la memoria y programación anual de servicios de


prevención.

En caso de concurrencia de empresarios en un mismo centro de trabajo, los


comités de seguridad y salud de las empresas concurrentes podrán acordar la
realización de reuniones conjuntas o cualquier otro tipo de medidas de actuación
coordinada, especialmente cuando fuera necesaria la consulta para analizar la
eficacia de los medios de coordinación aplicados (artículo 16 Real Decreto
171/2004).

Los convenios colectivos establecen algunas regulaciones específicas sobre


los comités de seguridad y salud laboral, en ocasiones rebajando el número de
trabajadores legalmente previsto para su obligatoria constitución o imponiendo su
creación en todo centro de trabajo, con independencia del volumen de su plantilla,
en una nueva mejora del régimen legal. En cuanto a su composición, la regla
general de la paridad parece quebrar en ocasiones al afirmarse que dicho comité
estará compuesto por el empresario, o quien lo represente, que será el presidente
del órgano, un técnico cualificado en la materia, que designa el empresario, y
trabajadores de las categorías profesionales más significativas en función de la
presencia de los distintos oficios en la obra o centro de trabajo. Igualmente, se
admite la posibilidad de que el comité esté integrado por los trabajadores elegidos
o que voluntariamente lo deseen. No es infrecuente, como se previene legalmente,

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MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 36
materia de seguridad y salud laboral.

que al comité de seguridad y salud se incorporen técnicos de diverso tipo o


trabajadores de la empresa que cuenten con una especial cualificación o
información; en algún convenio, incluso, se establece la obligación de asistir a las
reuniones del comité de los representantes de los departamentos implicados en los
temas relacionados en el orden del día correspondiente. Su designación, como
prevé la ley, se hace por y entre los representantes del personal y, normalmente, la
presidencia del órgano recae sobre el empresario o persona que lo represente.

Todas las competencias que en general se le atribuyen no suponen


novedades o adiciones particularmente relevantes respecto de las legales, pero sí
tienen la virtualidad de especificar su contenido, por lo que resultan meritorias.
Otros convenios son mucho más estrictos en la definición competencial,
limitándose a la previsión de que el empresario informe de cualquier cambio
relativo a la introducción de nuevas tecnologías y de nuevos procesos o
actividades que afecten a la prevención y salud laboral. Otras veces, estas
cuestiones quedan remitidas a la elaboración del oportuno reglamento de régimen
interior del comité. Respecto al funcionamiento del comité de seguridad y salud
laboral, y frente a la previsión de que sus reuniones se celebren trimestralmente,
algunos convenios establecen una periodicidad mensual o bimensual, en horas de
trabajo, existiendo la posibilidad de celebrar reuniones extraordinarias por
razones de urgencia apreciadas por el presidente o por la mayoría simple de sus
miembros, pero, en este caso, fuera de las horas de trabajo.

También a los miembros del comité se reconoce un tiempo para la


comprobación del cumplimiento de las medidas de seguridad e higiene –1 ó 2
horas semanales–, e incluso cabe la posibilidad de que disfruten de cierto número
de horas específicas para el desarrollo de su función, que, en ocasiones, se
condiciona a su cesión por miembros del comité de empresa. Igualmente, se les
reconocen derechos en materia de formación, como el disfrute de ciertas horas

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MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 37
materia de seguridad y salud laboral.

anuales para asistir a cursos sobre seguridad e higiene si se acredita la asistencia a


los mismos.

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MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 38
materia de seguridad y salud laboral.

7. EL DERECHO DE PARTICIPACIÓN EN LAS SOCIEDADES


COOPERATIVAS

La disposición adicional 10ª LPRL contiene una especialidad en relación


con el procedimiento, para la designación de los Delegados de Prevención en las
sociedades cooperativas. Si dicha sociedad no cuenta con asalariados, el
procedimiento para la designación deberá estar previsto en sus Estatutos o ser
objeto de acuerdo en Asamblea General. En cambio, cuando, además de los socios
que prestan su trabajo personal, existan asalariados, la designación de los
Delegados de Prevención se realizará conjuntamente por los socios que prestan
trabajo y los trabajadores asalariados o, en su caso, los representantes de éstos. En
este último supuesto se computarán ambos colectivos para determinar el número
de Delegados de Prevención

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MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 39
materia de seguridad y salud laboral.

8. TÉCNICAS ESPECÍFICAS DE PREVENCIÓN DE RIESGOS


LABORALES

La normativa de prevención de riesgos laborales establece reglas y


obligaciones de carácter más concreto y específico para tres grandes supuestos:
para atender las necesidades de seguridad del lugar y medio de trabajo, para hacer
frente a los principales agentes de riesgo, y para tomar en consideración las
características especiales de de terminados ámbitos o sectores de actividad.

Debe tenerse en cuenta que el 8 de octubre de 2004 los interlocutores


sociales a nivel europeo (CES, UNICE–UEAPME y CEEP) suscribieron un
Acuerdo marco sobre el estrés ligado al trabajo con la finalidad de proporcionar a
empresarios y trabajadores criterios y pautas para identificar y prevenir y eliminar,
en la medida de lo posible, este riesgo laboral. El Acuerdo marco europeo no tiene
eficacia normativa imperativa inmediata, si bien compromete a las partes
signatarias a desarrollarlo, conforme a los procedimientos y prácticas propias de
los interlocutores sociales en los Estado miembros y países del Espacio
Económico Europeo, en el plazo de tres años desde su firma. Su texto ha sido
incorporado como anexo al Acuerdo Interconfederal para la Negociación
Colectiva 2005 (AINC–2005) y recordado en el Acuerdo Interconfederal para la
Negociación Colectiva del 2007 (AINC–2007)a fin de concienciar y sensibilizar a
empresarios y trabajadores acerca de la cuestión del estrés laboral. En él se
contiene la definición del riesgo, los criterios para su identificación y las pautas o
medias a adoptar para prevenirlo, eliminarlo o reducirlo. Lo mismo ocurre con el
Acuerdo marco europeo sobre acoso y violencia en el lugar de trabajo de 26 de
abril de 2007, que ha sido incorporado como Anexo IV al Acuerdo de prórroga
para el 2008 del AINC 2007, con la finalidad de que su contenido se adapte a la
realidad española y proporcione a empresas, trabajadores y representantes un

MÓDULO 8
MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 40
materia de seguridad y salud laboral.

marco de acción para identificar, prevenir y manejar los problemas derivados de


estas situaciones.

8.1. CONDICIONES DE SEGURIDAD EN EL LUGAR Y MEDIO DE


TRABAJO

8.1.1. Lugares de trabajo

El Real Decreto 486/1997, de 14 de abril, modificado por el Real Decreto


2177/2004, de 12 noviembre, y transposición a nuestro Ordenamiento de la
Directiva 89/654/CEE de 30 de noviembre (primera Directiva específica de
desarrollo de la Directiva Marco 89/391/CEE), establece las disposiciones
mínimas de seguridad y salud que deben reunir los lugares de trabajo. Deberán
tenerse en cuenta también las medias específicas de seguridad, establecidas para
los trabajos temporales en altura en los que se utilizan técnicas de acceso y
posicionamiento mediante cuerda o de escalada, incorporadas al Real Decreto
1215/1997, de 18 julio por Real Decreto 2177/2004, de 12 noviembre.

Se entiende por lugar de trabajo «las áreas del centro de trabajo, edificadas o
no, en las que los trabajadores deban permanecer o a las que puedan acceder en
razón de su trabajo» (artículo 2 Real Decreto 486/1997).

La normativa sobre lugares de trabajo regula todos los aspectos relacionados


con la estabilidad y solidez estructural, las dimensiones y características de
escaleras, suelos, paredes, techos, tejados, puertas y demás elementos fijos, así
como los factores medioambientales (iluminación, ventilación, temperatura,
humedad, etc.), servicios de higiene, locales de descanso, instalaciones sanitarias y

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MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 41
materia de seguridad y salud laboral.

equipos sanitarios, incluido un botiquín portátil con material adecuado para prestar
los primeros auxilios al trabajador accidentado que debe ser suministrado a la
empresa por las entidades gestoras o mutuas de accidentes de trabajo y
enfermedades profesionales de la Seguridad Social, con cargo al presupuesto del
Sistema (Orden 2947/2007, de 9–10–2007) . Además de observar las normas en
materia de prevención de incendio los lugares y centros de trabajo, deberán tener
proyectada su instalación eléctrica de forma que proteja adecuadamente a los
trabajadores.

Se consideran incluidos en la definición de lugares de trabajo, los servicios


higiénicos y locales de descanso, los locales de primeros auxilios y los comedores.
Como ha recordado la doctrina de suplicación, es obligación de la empresa adoptar
las medidas necesarias conducentes a dotar a los vestuarios de un centro de trabajo
del espacio y dimensiones superiores de modo que puedan utilizarse sin
dificultades o molestias para el colectivo de trabajadores que los utilizan de forma
simultánea, así como dotar al expresado personal, de armarios o taquillas
individuales con capacidad suficiente para cumplimentar las antedichas
condiciones mínimas de salubridad.

Además de las normas anteriores, debe tenerse en cuenta la prohibición de


fumar en los centros de trabajo públicos o privados, salvo en los espacios al aire
libre implantada por el artículo 7 de la Ley 28/2005, de 23 diciembre. Esta
prohibición alcanza también a los vehículos de trasporte de empresa y a los
comedores. Su incumplimiento, al margen de las sanciones disciplinarias que
pueda imponer en empresario, conlleva una infracción administrativa catalogada
como falta leve que puede comportar una sanción económica comprendida entre
los 30 euros y los 600 euros, cuando la conducta sea reiterada. La falta prescribe a
los seis meses y la sanción al año (artículos 19 y 20 de la Ley 28/2005).

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MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 42
materia de seguridad y salud laboral.

Los requisitos de las instalaciones eléctricas los aporta el Real Decreto


614/2001 de 8 de junio, que deroga el Capítulo VI del Título II de la Ordenanza
General de Seguridad e Higiene en el Trabajo, y se complementan con el
Reglamento Electrotécnico de Baja Tensión (Real Decreto 842/2002), el
Reglamento de Líneas Eléctricas Aéreas de Alta Tensión (Decreto 3151/1968) y el
Reglamento de Condiciones Técnicas y Garantías de Seguridad en Centrales
Eléctricas y Centros de Transformación (Real Decreto 3275/1982). Éstos son los
principales; para apreciar determinados aspectos con más detalle están las
instrucciones técnicas complementarias y las normas UNE, entre las que destacan
la Instrucción MI–BT–028 de instalaciones temporales en obras y la Instrucción
MI–BT–021 contra los contactos de personas con masas puestas accidentalmente
bajo tensión.

De acuerdo con lo establecido en el Real Decreto 614/2001, de 8 de junio,


sobre disposiciones mínimas para la protección de la seguridad y salud de los
trabajadores frente al riesgo eléctrico, el tipo de instalación eléctrica de un lugar de
trabajo deberá adaptarse a las condiciones específicas del propio lugar, para lo
cual se tendrán muy en cuenta factores como las características conductoras del
lugar de trabajo, la presencia de materiales inflamables o ambientes corrosivos que
puedan incrementar significativamente el riesgo eléctrico (artículo 3.1). El Real
Decreto 614/2001 regula, a su vez, las técnicas y procedimientos empleados para
trabajar en instalaciones eléctricas o en sus proximidades, teniendo en
consideración la evaluación de los riesgos que el trabajo pueda suponer.

Entre las obligaciones del empresario se establece la de garantizar a los


trabajadores y a sus representantes una formación e información adecuada sobre el
riesgo eléctrico y sobre las medidas de prevención y protección (artículos 2 y 5).
Por su parte, el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo elaborará

MÓDULO 8
MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 43
materia de seguridad y salud laboral.

y mantendrá actualizada una Guía Técnica, de carácter no vinculante, para la


evaluación del riesgo eléctrico en el trabajo (disposición final 1ª).

Para las instalaciones de lucha contra incendios en los edificios, se debe


aplicar las «Exigencias básicas de seguridad en caso de incendio (SI)»,
establecidas en el artículo 11 del Real Decreto 314/2006, de 17 marzo, que
aprueba el Código Técnico de la Edificación (no obstante, durante los seis meses
siguientes a su entrada en vigor puede seguirse aplicando la Norma Básica de
Edificación NBE–CPI/96, regulada por el Real Decreto 2177/1996 y que ha sido
derogado por aquél). Para los locales de uso industrial, se aplica el Reglamento de
Seguridad contra incendios en los establecimientos industriales aprobado por Real
Decreto 2267/2004, de 3 diciembre que viene a sustituir al Real Decreto 786/2001,
anulado por Sentencia del Tribunal Supremo de 27 de octubre de 2003. A estas
normas debe añadirse la regulación de las condiciones que deben cumplir los
aparatos, equipos y sistemas, así como su instalación y funcionamiento, además de
la regulación de los instaladores y mantenedores prevista en el Reglamento de
Instalaciones de Protección contra Incendios (Real Decreto 1942/1993, de 5 de
noviembre, y la Orden Ministerial de 16–4–1998); para los locales que no resulten
encuadrables en ninguna de dichas normas, se seguirá aplicando el Capítulo VII de
la Ordenanza General de Seguridad e Higiene en el Trabajo de 1971.

Las instalaciones complementarias para aparatos elevadores, aire


acondicionado, agua caliente, aire comprimido, laboratorios con riesgo
biológico, instalaciones radiactivas, etc., tienen reglamentación específica, como
ocurre con las calderas, que se rigen por el Reglamento de Instalaciones Térmicas
en los Edificios (Real Decreto 1751/1998, de 31 de julio, sustituido a partir del
29–2–2008 por el Real Decreto 1027/2007, de 20 julio. En estos ámbitos no se
diferencian los lugares de trabajo de los equipos de trabajo, pues la reglamentación
obliga a la máquina y a su ubicación, organización y requisitos estructurales. En

MÓDULO 8
MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 44
materia de seguridad y salud laboral.

esta misma línea, las disposiciones particulares de comunidades autónomas o de


administraciones locales sobre emisión de contaminantes y defensa del medio
ambiente pueden imponer exigencias concretas sobre la manera de organizar o
disponer los lugares de trabajo.

Cuando los trabajadores pudieran estar expuestos a los riesgos derivados


de atmósferas explosivas resulta de aplicación el Real Decreto 681/2003, de 12
de junio, por el que se transpone a nuestro ordenamiento la Directiva comunitaria
1999/92/CE. La norma define la atmósfera explosiva como la mezcla con el aire,
en condiciones atmosféricas, de sustancias inflamables en forma de gases,
vapores, nieblas o polvos, en la que, tras una ignición, la combustión se propaga a
la totalidad de la mezcla no quemada (artículo 2 Real Decreto 681/2003) y
contiene una serie de obligaciones para el empresario con el fin de prevenir las
explosiones y proporcionar una protección frente al riesgo. Entre estas
obligaciones cabe destacar las referidas a la evaluación de los riesgos de
explosión, las que conciernen a la coordinación inter-empresarial cuando en un
mismo lugar de trabajo se encuentren trabajadores de varias empresas, así como la
de clasificar en zonas las áreas en las que puedan formarse atmósferas explosivas
(conforme a los criterios fijados en el Anexo I). El resultado de dicha clasificación
determinará la necesidad de aplicar las disposiciones mínimas de seguridad y
protección contempladas en el Anexo II, que se refiere tanto a medidas de tipo
organizativo (formación e información a los trabajadores, instrucciones por escrito
y permisos de trabajo) como de estricta protección contra las explosiones. La
existencia de áreas en las que puedan formarse atmósferas explosivas conllevará
asimismo la exigencia de utilizar aparatos y sistemas de protección con arreglo a
las categorías fijadas en el Real Decreto 400/1996, así como la necesidad de
señalizar la zona de riesgo mediante una señal de peligro específica que se
describe en el anexo III. Finalmente, se establece para el empresario la obligación

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MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 45
materia de seguridad y salud laboral.

de elaborar el denominado .documento de protección contra explosiones., el cual


se incorpora así a la documentación exigible conforme a lo previsto en el artículo
23 LPRL y que ha de reflejar toda la información relativa a la evaluación del
riesgo, medidas a aplicar, clasificación de zonas y adecuación de los lugares y
equipos de trabajo, incluidos los sistemas de alerta.

Algunos de los sectores de actividad que no entran en el ámbito de


actuación del Reglamento de Lugares de Trabajo, como los terrenos agrícolas, los
medios de transporte fuera de los centros de trabajo se rigen por la Ordenanza
General de Seguridad e Higiene en el Trabajo (OGSHT), específicamente los
Capítulos I, II, III, IV y V (artículos 13 a 51 OGSHT), para los que no está
derogada. Otros han sido objeto de Reglamentos específicos:

Obras de construcción, Industrias de extracción, Buques de pesca.

8.1.2. Equipos de trabajo

Se entiende por equipo de trabajo «cualquier máquina, aparato, instrumento


o instalación utilizada en el trabajo» (artículo 4.6º LPRL).

La normativa de seguridad industrial obliga a los fabricantes o, en su


defecto, a sus representantes legales en la Unión Europea, a diseñar y construir los
equipos de trabajo conforme a los requisitos de seguridad regulados, de forma que
sólo puedan comercializarse y ponerse en servicio cuando garanticen la seguridad
y la salud de las personas y la integridad de los bienes patrimoniales, siempre que
sean instalados y utilizados en las condiciones y uso previstos por el fabricante del
equipo de trabajo. Entre otros, se regulan los siguientes equipos:

MÓDULO 8
MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 46
materia de seguridad y salud laboral.

a) Recipientes a presión (Real Decreto 1244/1979, desarrollado por cerca


de 20 instrucciones complementarias y modificado por los Reales Decretos
507/1982 y 1002/2002, 1504/1990, 1495/1991 y 769/1999).

b) Aparatos eléctricos (Real Decreto 7/1988, modificado por Real Decreto


154/1995. Deben tenerse en cuenta la Orden Ministerial de 6–6–1989, por la
que se desarrolla y complementa el Real Decreto 7/1988 y Real Decreto 65/1994).

c) Aparatos a gas (Real Decreto 1428/1992, modificado por Real Decreto


276/1995).

d) Ascensores (Real Decreto 2291/1985; Real Decreto 474/1988; Real


Decreto 1314/1997).

e) Máquinas (Real Decreto 1435/1992, modificado por Real Decreto


56/1995).

f) Instalaciones petrolíferas (Real Decreto 2085/1994, modificado por


Real Decreto 2201/1995; Real Decreto 1562/1998; Real Decreto 1427/1997;
Real Decreto 1523/1999).

g) Instalaciones térmicas (Real Decreto 1751/1998, modificado por Real


Decreto 1218/2002 y derogado con efectos de 29–2–2008, por el Real Decreto
1027/2007, de 20 julio, que lo sustituye).

h) Instalaciones frigoríficas (Real Decreto 3099/1977, modificado por


Real Decreto 394/1979 y Real Decreto 754/1981).

Además de las disposiciones, legales, la normalización también cumple un


importante papel en el desarrollo de la seguridad industrial. Dentro del amplio
repertorio de normas técnicas internacionales (ISO), europeas (EN) y españolas
(UNE) hay abundantes normas generales y singulares que contienen
especificaciones técnicas en materia de protección de la seguridad y salud de las

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MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 47
materia de seguridad y salud laboral.

personas orientadas a facilitar la aplicación de las exigencias legales. Aunque


jurídicamente no son de obligado cumplimiento, sin embargo, el equipo que haya
sido fabricado con arreglo a las normas EN armonizadas se presumirá conforme a
los requisitos esenciales de que se trate.

El segundo bloque de normas jurídicas, denominado de prevención de


riesgos laborales, tiene por objeto la protección de los trabajadores que utilizan
equipos de trabajo. La norma de desarrollo reglamentario fundamental en esta
materia es el Real Decreto 1215/1997 de 18 de julio, por el que se establecen las
disposiciones mínimas de seguridad y salud para la utilización por los trabajadores
de los equipos de trabajo, que es transposición de la Directiva europea
89/655/CEE, de 30 de noviembre (segunda Directiva específica de desarrollo de la
Directiva Marco 89/391/CEE.

Solamente podrán utilizarse los equipos de trabajo que satisfagan cualquier


disposición legal o reglamentaria que les sea de aplicación, así como las
condiciones generales previstas en el Anexo I de dicho Reglamento, debiendo
cumplirse en la utilización de los mismos las condiciones que se fijan en el Anexo
II (artículo 3, apartados 1 y 4 Real Decreto 1215/1997).

Para la elección de los equipos de trabajo el empresario deberá tener en


cuenta las condiciones y características del trabajo a desarrollar, los riesgos
existentes, los principios ergonómicos y las adaptaciones necesarias –en su caso–
para su utilización por trabajadores discapacitados (artículo 3, apartados 2 y 3 Real
Decreto 1215/1997).

Corresponde al empresario, asimismo, adoptar las medidas de


mantenimiento adecuadas para conservar las condiciones de seguridad obligadas
durante todo el tiempo de utilización de los equipos, debiendo ser estas

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MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 48
materia de seguridad y salud laboral.

operaciones ejecutadas por personal debidamente capacitado (artículo 3.5 Real


Decreto 1215/1997).

El empresario deberá asegurarse de la correcta instalación y buen


funcionamiento de los equipos de trabajo mediante una comprobación inicial, tras
su instalación y antes de su puesta en marcha por primera vez, y después de cada
nuevo montaje o emplazamiento, así como, cuando fuera necesario, mediante
pruebas de carácter periódico, a realizar por personal competente y dejando de ello
constancia documental (artículo 4 Real Decreto 1215/1997).

También deberá el empresario facilitar a los trabajadores información –


comprensible y preferentemente por escrito– sobre las condiciones y correcta
utilización de los equipos de trabajo, así como poner a disposición de los mismos
la facilitada por el fabricante (artículo 5 Real Decreto 1215/1997).

8.1.3. Equipos de protección individual

Los trabajadores deben utilizar en el trabajo equipos de protección


individual que los protejan adecuadamente de aquellos riesgos para su salud o su
seguridad que no puedan evitarse o limitarse suficientemente mediante la
utilización de medios de protección colectiva o mediante la adopción de medidas
de organización del trabajo. La dotación de los mismos constituye un deber
empresarial (artículo 16.3 Convenio núm. 155 OIT; Directiva 89/656/CEE,
transpuesta mediante Real Decreto 773/1997).

En cumplimiento de dicho deber, el empresario no sólo viene obligado a


proporcionar a sus trabajadores los equipos de protección individual adecuados
para el desempeño de sus funciones sino también a velar por el uso efectivo de los
mismos (artículos 7.2 LPRL y 3 Real Decreto 773/1997). Por su parte los
trabajadores están obligados a utilizar y cuidar correctamente los medios y equipos

MÓDULO 8
MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 49
materia de seguridad y salud laboral.

de protección facilitados por el empresario y de acuerdo con las instrucciones


recibidas de éste, a colocarlos en el lugar adecuado después de su utilización y a
informar a su superior jerárquico sobre cualquier anomalía o defecto que pudieran
afectar a la eficacia protectora de los mismos (artículos 29.2 LPRL y 10 Real
Decreto 773/1997).

Los equipos de protección individual serán facilitados gratuitamente por el


empresario, reponiéndolos cuando resulte necesario (artículo 3 c) Real Decreto
773/1997. Estarán destinados, en principio, a un uso personal, aunque si las
circunstancias exigiesen la utilización del equipo por varias personas tendrán que
adoptarse las medidas necesarias para que ello no origine problema de salud o de
higiene a los diferentes usuarios (artículo 7.3 Real Decreto 773/1997).

Se entiende por «equipo de protección individual» cualquier equipo


destinado a ser llevado o sujetado por el trabajador para que le proteja de uno o
varios riesgos que puedan amenazar su seguridad o su salud, así como cualquier
complemento o accesorio destinado a tal fin (artículo 2.1 Real Decreto 773/1997).

Se excluyen de la anterior definición (artículo 2.2 Real Decreto 773/1997):

– La ropa de trabajo corriente y los uniformes que no estén


específicamente destinados a proteger la salud o la integridad física del trabajador.

– Los equipos de los servicios de socorro y salvamento.

– Los equipos de protección individual de los militares, de los policías y


de las personas de los servicios de mantenimiento del orden.

– Los equipos de protección individual en los medios de transporte por


carretera.

– El material de deporte.

– El material de autodefensa o de disuasión.

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MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 50
materia de seguridad y salud laboral.

– Los aparatos portátiles para la detección y señalización de los riesgos


y de los factores de molestia.

En relación con los medios de protección que las empresas se obligan a


adoptar, en todas las fases de actividad, con el fin de evitar o disminuir los riesgos
derivados del trabajo, algunos convenios insisten en su carácter preceptivo y
gratuito para los trabajadores, identificando concretamente los equipos de
protección individual adecuados a sus puestos. En ocasiones, la única regulación
convencional en la materia hace referencia a la exoneración de las obligaciones del
trabajador cuando el empresario no le provea de los medios de protección
individual oportunos. Por su parte, es común reiterar que los trabajadores deben
cumplir las normas de seguridad y utilizar adecuadamente los equipos de
protección individual, de uso obligatorio para los trabajadores afectados,
prohibiéndose, a veces explícitamente, realizar aquellos trabajos que requieran
tales medios sin utilizarlos. El incumplimiento de esta obligación se tipifica
convencionalmente, en ocasiones, como una infracción laboral leve, grave o muy
grave; en otras, el comité de seguridad y salud es el competente para proponer las
sanciones correspondientes.

8.1.4. Señalización de seguridad y salud en el trabajo

El Real Decreto 485/1997 de 14 de abril, que adaptó al ordenamiento


español la Directiva 77/576/CEE de 25 de julio de 1977, que regula la señalización
de la seguridad en los lugares de trabajo, establece las disposiciones mínimas para
la señalización de la seguridad y salud en el trabajo sin afectar la normativa sobre
comercialización de productos y equipos, salvo que dicha normativa establezca
otra cosa. Se excluye de su ámbito de aplicación la señalización utilizada para la
regulación del tráfico por carretera, ferroviario, fluvial, marítimo y aéreo, salvo

MÓDULO 8
MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 51
materia de seguridad y salud laboral.

que los mencionados tipos de tráfico se efectúen en los lugares de trabajo, y sin
perjuicio de lo establecido en el Anexo VII sobre disposiciones mínimas relativas
a diversas señalizaciones, ni a la utilizada por buques, vehículos y aeronaves
militares (artículo 1.4 Real Decreto 485/1997).

Se entiende por señalización de seguridad aquella que, «referida a un objeto,


actividad o situación determinadas, proporcione una indicación o una obligación
relativa a la seguridad o la salud en el trabajo mediante una señal en forma de
panel, un color, una señal luminosa o acústica, una comunicación verbal o una
señal gestual, según proceda» (artículo 2 Real Decreto 485/1997).

El Real Decreto 485/1997 también se establece una regulación de los


distintos medios de señalización:

– Clasificación de los colores de seguridad (Anexo II).

– Descripción de las señales en forma de panel (Anexo III).

– Características y requisitos de las señales luminosas y acústicas


(Anexo IV).

– Reglas para la utilización de comunicaciones verbales (Anexo V).

– Reglas de utilización de las señales gestuales (Anexo VI).

8.1.5. Manipulación manual de cargas

La manipulación mecánica de cargas, así como su elevación y transporte,


generan otros riesgos diferentes a los propios que ofrece su manipulación manual
y que exigen un tratamiento también diferente. En el ámbito de la Unión Europea,
la Directiva 90/269/CEE de 29 mayo, establece las disposiciones mínimas de
seguridad y de salud relativas a la manipulación manual de cargas que entrañe
riesgos, en particular dorso lumbares, para los trabajadores, la cual ha sido

MÓDULO 8
MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 52
materia de seguridad y salud laboral.

transpuesta al Derecho español mediante el Real Decreto 487/1997 de 14 de abril.


Este reglamento cuenta con una Guía Técnica del Instituto Nacional de Seguridad
e Higiene en el Trabajo.

A estos efectos, «se entenderá por manipulación manual de cargas cualquier


operación de transporte o sujeción de una carga por parte de uno o varios
trabajadores, como el levantamiento, la colocación, el empuje, la tracción o el
desplazamiento, que por sus características o condiciones ergonómicas
inadecuadas entrañe riesgos, en particular dorso lumbares, para los trabajadores»
(artículo 2 Real Decreto 487/1997).

El empresario deberá adoptar las medidas necesarias para evitar la


manipulación manual de cargas especialmente mediante la utilización de equipos
mecánicos y, cuando no pueda evitarlo, proporcionará los medios necesarios para
reducir el riesgo al mínimo (artículo 3 Real Decreto 487/1997). En concreto,
proporcionará a los trabajadores formación e información adecuadas sobre la
forma correcta de manipulación de las cargas y sobre los riesgos existentes y
efectuará un seguimiento periódico de los efectos sobre la salud de los
trabajadores de dicha manipulación (artículos 4 y 6 Real Decreto 487/1997).

8.1.6. Pantallas de visualización

El Real Decreto 488/1997, de 14 de abril, sobre disposiciones mínimas de


seguridad y salud relativas al trabajo con equipos que incluyen pantallas de
visualización, transpone al Derecho interno la Directiva 90/270/CEE, de 29 de
mayo, que establece las disposiciones mínimas de seguridad y de salud relativas
al trabajo con equipos que incluyan pantallas de visualización. Este reglamento
cuenta con una Guía Técnica del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el
Trabajo.

MÓDULO 8
MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 53
materia de seguridad y salud laboral.

A los efectos de la citada normativa, se considera pantalla de visualización


una pantalla alfanumérica o gráfica, independientemente del método de
representación visual utilizado; y puesto de trabajo el constituido por un equipo
con pantalla de visualización provisto, en su caso, de un teclado o dispositivo de
adquisición de datos, de un programa para la interconexión persona/máquina, de
accesorios ofimáticos y de un asiento y mesa o superficie de trabajo, así como el
entorno laboral inmediato (artículo 2 Real Decreto 488/1997).

Quedan excluidos del ámbito de aplicación de Real Decreto 488/1997


(artículo 1.3 Real Decreto 488/1997):

– Los puestos de conducción de vehículos o máquinas.

– Los sistemas informáticos embarcados en un medio de transporte.

– Los sistemas informáticos destinados prioritariamente a ser utilizados


por el público.

– Los sistemas llamados portátiles, siempre y cuando no se utilicen de


modo continuado en un puesto de trabajo.

– Las calculadoras, cajas registradoras y todos aquellos equipos que


tengan un pequeño dispositivo de visualización de datos o medidas necesario para
la utilización directa de dichos equipos.

– Las máquinas de escribir de diseño clásico, conocidas como máquinas


de ventanilla.

MÓDULO 8
MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 54
materia de seguridad y salud laboral.

8.2. AGENTES DE RIESGO

8.2.1. Agentes físicos

8.2.1.1. Ruido

El ruido es uno de los pocos contaminantes laborales con normativa y


legislación específicas. El Cuadro de Enfermedades Profesionales (el anterior de
1978, aprobado por Real Decreto 1995/1978, y el actualmente vigente que se
aprueba por el Real Decreto 1299/2006, de 10 de noviembre, y que deroga el
anterior de 12 de mayo de 1978) incluye la hipoacusia o sordera provocada por el
ruido dentro del apartado de enfermedades profesionales producidas por agentes
físicos.

Para evitar o reducir el riesgo derivado de la exposición al ruido, el


empresario debe tener en cuenta:

a) Otros métodos de trabajo que reduzcan la exposición al ruido;

b) La elección de equipos de trabajo que generen el menor nivel de ruido;

c) La concepción y disposición de los lugares y puestos de trabajo;

d) La información y formación de trabajadores para enseñar a los


trabajadores la utilización adecuada del equipo de trabajo a fin de reducir al
mínimo la exposición al ruido;

e) Reducción técnica del ruido aéreo (utilizando, a modo de ejemplo,


pantallas, cerramientos, recubrimientos con material acústicamente absorbente,
etc.) y del ruido transmitido por cuerpos sólidos (utilizando para ello medidas de
aislamiento o amortiguación);

MÓDULO 8
MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 55
materia de seguridad y salud laboral.

f) Programas apropiados para el mantenimiento de los equipos, del


lugar y de los puestos de trabajo; y por último

g) Reducción a través de la organización de trabajo, es decir, mediante la


limitando la duración e intensidad de la exposición y la ordenación adecuada del
tiempo de trabajo.

El empresario debe velar para que trabajadores expuestos en sus lugares de


trabajo a un nivel de ruido igual o superior a los valores inferiores que den lugar a
una acción (80 dB (A)) y sus representantes reciban formación e información
relativa a los riegos derivados de la exposición. En particular, sobre (artículo 9
Real Decreto 286/2006):

a) La naturaleza de tales riesgos;

b) las medidas adoptadas para eliminar o reducir al mínimo los riesgos


derivados del ruido;

c) los valores límite de exposición y los valores de exposición que dan


lugar a una acción;

d) los resultados de las evaluaciones y mediciones del ruido efectuadas,


junto con una explicación de su significado y riesgos potenciales;

e) la correcta utilización y mantenimiento de los protectores auditivos, así


como su capacidad de atenuación;

f) la conveniencia y forma de detectar e informar sobre indicios de


lesión auditiva;

g) las circunstancias que dan derecho a una vigilancia de la salud de los


trabajadores y su finalidad;

h) las prácticas de trabajo seguras, con el fin de reducir al mínimo la


exposición al ruido.

MÓDULO 8
MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 56
materia de seguridad y salud laboral.

8.2.1.2. Vibraciones

La Directiva comunitaria 2002/44/CE contiene disposiciones mínimas de


seguridad y salud relativas a la exposición de los trabajadores a los riesgos
derivados de los agentes físicos (vibraciones), con las correspondientes directrices
para los Estados miembros. Su transposición al ordenamiento español –superada la
fecha de 6 de julio de 2005– se ha llevado a efecto por el Real Decreto 1311/2005,
de 4 de noviembre, que establece reglas para la protección de la seguridad y salud
de los trabajadores frente a los riesgos derivados o que puedan derivarse de la
exposición a vibraciones mecánicas.

El Real Decreto 1311/2005 establece las disposiciones mínimas para la


protección de los trabajadores frente a los riesgos para su seguridad y su salud
derivados o que puedan derivarse de la exposición a vibraciones mecánicas. Por
tanto, se aplica a las actividades en las que los trabajadores estén expuestos a
riesgos derivados de tales vibraciones.

Se contemplan dos clases de vibraciones mecánicas en función de la zona


corporal afectada:

a) Vibración transmitida al sistema mano–brazo: Origina problemas


vasculares, de huesos o de articulaciones, nerviosos o musculares.

b) Vibración transmitida al cuerpo entero: Con carácter general, ocasiona


lumbalgias y lesiones de la columna vertebral.

Respecto de las vibraciones transmitidas al sistema manobrazo, el valor


límite de exposición diaria normalizado para un período de referencia de ocho
horas se fija en 5 m/s², aunque se reduce a 2,5 m/s² cuando da lugar a una acción.
La evaluación se realiza conforme al apartado A.1 del anexo del Real Decreto
1311/2005.

MÓDULO 8
MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 57
materia de seguridad y salud laboral.

En cuanto a la vibración transmitida al cuerpo entero el valor límite de


exposición diaria normalizado para un período de referencia de ocho horas se fija
en 1,15 m/s², disminuido hasta el 0,5 m/s² cuando da lugar a una acción. La
evaluación se realiza conforme al apartado B.1 del anexo del RD 1311/2005.

Como obligación general, los riesgos derivados de la exposición a


vibraciones mecánicas deberán eliminarse en su origen o reducirse al nivel más
bajo posible (artículo 5 Real Decreto 1311/2005).

Cuando en la evaluación de riesgos se constate una exposición a las


vibraciones mecánicas superior a los límites previstos, el empresario debe elaborar
y ejecutar un programa de medidas técnicas y/o de organización para eliminar o en
su caso reducir los riesgos con atención a los siguientes elementos:

a) Otros métodos de trabajo que reduzcan la necesidad de exponerse a


vibraciones mecánicas.

b) La elección del equipo de trabajo adecuado.

c) El suministro de equipo auxiliar que reduzca los riesgos de lesión por


vibraciones (asientos, mangos, etc.).

d) Programas apropiados de mantenimiento de los equipos de trabajo, del


lugar de trabajo y de los puestos de trabajo.

e) La concepción y disposición de los lugares y puestos de trabajo.

f) La información y formación adecuadas a los trabajadores sobre el


manejo correcto y en forma segura del equipo de trabajo.

g) La limitación de la duración e intensidad de la exposición. h) Una


ordenación adecuada del tiempo de trabajo.

i) La aplicación de las medidas necesarias para proteger del frío y de la


humedad a los trabajadores expuestos, incluyendo el suministro de ropa adecuada.

MÓDULO 8
MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 58
materia de seguridad y salud laboral.

8.2.1.3. Radiaciones ionizantes

La normativa más relevante en cuanto a la protección de la salud de los


trabajadores expuestos es el Real Decreto 783/2001, por el que se aprueba el
Reglamento sobre Protección Sanitaria contra las Radiaciones Ionizantes. Esta
normativa, transposición de la Directiva comunitaria 96/29/EURATOM de 13 de
mayo de 1996, sigue los principios previamente mencionados de seguridad
radiológica establecidos por la ICRP, y establece los límites de dosis para los
trabajadores expuestos y la población general. El Real Decreto 783/2001
desarrolla también aspectos relativos a la evaluación de riesgos, la vigilancia
médica de los trabajadores expuestos y otros aspectos (p. ej., la formación e
información de los trabajadores o el tratamiento de los residuos radiactivos).

Otra normativa a tener en consideración es el Real Decreto 413/1997,


relativo a la protección de los trabajadores externos en lugares de trabajo en los
que exista riesgo de exposición a radiaciones ionizantes, que traslada a nuestro
ordenamiento la Directiva comunitaria 90/641/EURATOM de 4 de diciembre de
1990. Este tipo de trabajadores externos son contratados temporalmente para
realizar tareas específicas, normalmente de alto riesgo, en centrales nucleares, o en
relación con el tratamiento de los residuos radiactivos.

8.2.1.4. Radiaciones no ionizantes

En España no existe normativa específica para la protección de los


trabajadores expuestos a radiaciones no ionizantes. La única referencia específica
se encuentra en el art. 140 de la antigua Ordenanza de Seguridad e Higiene en el
Trabajo, en el que se hace mención de la exposición de los trabajadores a
radiaciones infrarrojas y ultravioletas. Por su parte, el Cuadro de Enfermedades

MÓDULO 8
MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 59
materia de seguridad y salud laboral.

Profesionales recoge en el apartado E (enfermedades profesionales producidas por


agentes físicos) las denominadas «cataratas por energía radiante».

En la práctica, los técnicos de prevención de riesgos laborales utilizan las


recomendaciones de las agencias y organismos internacionales. La Comisión
Internacional de Protección contra las Radiaciones No Ionizantes (ICNIRP) es
la principal responsable de establecer las bases de la protección frente a las
radiaciones no ionizantes, formular programas de protección a nivel nacional e
internacional y desarrollar las recomendaciones pertinentes sobre los límites de
exposición a dichas radiaciones, basadas en los conocimientos científicos que se
posean en cada momento sobre este tema.

8.2.1.5. Campos electromagnéticos

La preocupación por los efectos que los riesgos asociados a los campos
electromagnéticos (0 Hz a 300 GHz) pueden producir sobre la seguridad y salud
de los trabajadores ha dado lugar a la Directiva europea 2004/40/CE del
Parlamento y del Consejo, de 29 de abril de 2004, decimoctava específica de
desarrollo de la Directiva Marco 89/391/CEE, que deberá ser transpuesta a nuestro
ordenamiento antes del 30 de abril de 2008.

Se refiere la Directiva a los riesgos debidos a los efectos conocidos que se


pueden causar sobre el cuerpo humano a corto plazo por la circulación de
corrientes inducidas y por la absorción de energía, así como por las corrientes de
contacto, pero no se abordan en la misma los riesgos derivados del contacto con
conductores en tensión ni los posibles efectos a largo plazo, al estimar que no hay
pruebas científicas concluyentes que establezcan una relación de causalidad sobre
los posibles efectos cancerígenos de la exposición a campos eléctricos, magnéticos
y electromagnéticos variables en el tiempo.

MÓDULO 8
MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 60
materia de seguridad y salud laboral.

Además de las habituales obligaciones empresariales relativas a la


evaluación de los riesgos, medidas encaminadas a evitar o reducir los mismos,
información y formación de los trabajadores, así como sobre vigilancia de la salud,
se fijan en la Directiva una tabla de valores límite de exposición y otra de valores
límite que dan lugar a una acción.

8.2.2. Agentes químicos

Una característica común a muchas sustancias y preparados es la capacidad


de producir efectos adversos debido a sus propiedades fisicoquímicas y/o
toxicológicas. En consecuencia, el uso de productos químicos peligrosos comporta
un riesgo característico, conocido como riesgo químico, que se entiende como una
combinación entre la probabilidad de que el producto pueda ocasionar daños y la
importancia de éstos.

Norma básica en esta materia es el Real Decreto 374/2001, de 6 de abril,


sobre la protección de la salud y seguridad de los trabajadores contra los riesgos
relacionados con los agentes químicos durante el trabajo y que se justifica por la
necesidad de proceder a la transposición al Derecho español de las Directivas
98/24/CE del Consejo, de 7 de abril, relativa a la protección de la salud y la
seguridad de los trabajadores contra los riesgos relacionados con los agentes
químicos durante el trabajo y la Directiva 2000/39/CE de la Comisión, de 8 de
junio, por la que se establece una primera lista de valores límite de exposición
profesional indicativos en aplicación de la Directiva 98/24/CE del Consejo.

Las disposiciones del Real Decreto 374/2001 se aplicarán a los agentes


químicos peligrosos que puedan estar presentes en el lugar de trabajo, sin perjuicio
de:

MÓDULO 8
MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 61
materia de seguridad y salud laboral.

– Las disposiciones de la normativa sobreprotección radiológica de los


trabajadores relacionadas con los agentes químicos;

– Las disposiciones establecidas en el Real Decreto 665/1997 de 12


de mayo, sobre la protección de los trabajadores contra los riesgos relacionados
con la exposición a agentes cancerígenos durante el trabajo;

– Las disposiciones en materia de transporte de mercancías peligrosas


establecidas en el Real Decreto 551/2006, de 5 mayo, sobre transporte de
mercancías peligrosas por carretera en territorio español (vigente a partir del 2 de
junio de 2006, quedando derogado el Real Decreto 2115/1998 de 2 de octubre; en
el Real Decreto 412/2001, de 20 abril, referente al transporte de mercancías
peligrosas por ferrocarril, complementado por Real Decreto 948/2003, de 18 julio
en tanto regula las condiciones mínimas que deben reunir las instalaciones de
lavado interior o desgasificación y despresurización, así como las de reparación o
modificación, de cisternas de mercancías peligrosas; y en los Códigos IMDG, IBC
e IGC definidos en el artículo 2 del Real Decreto 1253/1997, de 24 de julio, sobre
condiciones mínimas exigidas a los buques que transporten mercancías peligrosas
o contaminantes con origen o destino en puertos marítimos nacionales, en el
Acuerdo europeo relativo al transporte internacional de mercancías peligrosas por
vías de navegación interior y en el Reglamento nacional y las instrucciones
técnicas para el transporte sin riesgos de mercancías peligrosas por vía aérea.

Asimismo, el Reglamento de los Servicios de Prevención se aplicará


plenamente, sin perjuicio de las disposiciones previstas en el Real Decreto
374/2001.

Se establecen las obligaciones del empresario, el cual deberá determinar si


existen agentes químicos peligrosos en el lugar de trabajo. Si así fuera, deberá
evaluar los riesgos para la salud y seguridad de los trabajadores, originados por

MÓDULO 8
MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 62
materia de seguridad y salud laboral.

dichos agentes. Cuando los resultados de la evaluación revelen un riesgo para la


salud y la seguridad de los trabajadores, serán de aplicación las medidas
establecidas en el Real Decreto 374/2001. El empresario garantizará la
eliminación o reducción al mínimo del riesgo que entrañe un agente químico
peligroso para la salud y seguridad de los trabajadores durante el trabajo.
Asimismo, deberá consultar y facilitar la participación de los trabajadores o sus
representantes.

El empresario deberá asimismo planificar las actividades a desarrollar


frente a los accidentes, incidentes y emergencias que pudieran derivarse de la
presencia de agentes químicos peligrosos en el lugar de trabajo, al efecto de
proteger la seguridad y salud de sus trabajadores. En los casos de accidentes
graves en los que intervengan sustancias peligrosas será también de aplicación la
normativa destinada a proteger a la población civil en general y al medio ambiente
que se contiene en el Real Decreto 1254/1999, de 16 de julio (transposición de la
Directiva comunitaria 96/82/CE, modificada por la Directiva 2003/105/CE, de 9
de diciembre y Real Decreto 1196/2003, de 19 de septiembre, modificado
posteriormente por los Reales Decretos 119/2005, de 4 febrero y 948/2005, de 29
julio.

El Real Decreto 374/2001 recoge en el Anexo I la lista de Valores Límite


Ambientales de aplicación obligatoria y se remite, para los no reflejados allí, a los
Valores Límite Ambientales publicados por el Instituto Nacional de Seguridad e
Higiene en el Trabajo, como valores de referencia, en el .Documento sobre límites
de exposición profesional para agentes químicos en España., cuya aplicación es
recomendada por la Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo.

MÓDULO 8
MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 63
materia de seguridad y salud laboral.

8.2.3. Agentes biológicos

El Real Decreto 664/1997 de 12 de mayo, sobre la protección de los


trabajadores contra los riesgos relacionados con la exposición a agentes biológicos
durante el trabajo (modificada mediante Orden Ministerial de 25–3–1998) supuso
la transposición a nuestro ordenamiento de diversas Directivas comunitarias sobre
la materia actualmente codificadas en la Directiva 2000/54/CE, de 18 de
septiembre (séptima específica de desarrollo de la Directiva Marco 89/391/CEE).

El Real Decreto 664/1997 define como agentes biológicos a los


«microorganismos, con inclusión de los genéticamente modificados, cultivos
celulares y endoparásitos humanos, susceptibles de originar cualquier tipo de
infección, alergia o toxicidad» (artículo 2). Las medidas que debe adoptar el
empresario están en función del grupo de riesgos al que pertenezca el agente
contaminante y de determinadas actividades para las que se aplican medidas
especiales. No obstante, se incluyen tanto medidas de higiene y protección
individual, como medidas para reducir los riesgos, a las que se añaden otras
obligaciones de carácter informativo y formativo, vigilancia de la salud o
notificar a la autoridad competente la utilización de algunos agentes biológicos.
Los agentes biológicos se clasifican en grupos de riesgos atendiendo a su
diferente índice de riesgo de infección (artículo 3):

– Agente biológico del grupo 1: aquel que resulta poco probable que
cause una enfermedad en el hombre.

– Agente biológico del grupo 2: aquel que puede causar una


enfermedad en el hombre y puede suponer un peligro para los trabajadores, siendo
poco probable que se propague a la colectividad y existiendo generalmente
profilaxis o tratamiento eficaz.

MÓDULO 8
MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 64
materia de seguridad y salud laboral.

– Agente biológico del grupo 3: aquel que puede causar una


enfermedad grave en el hombre y presenta un serio peligro para los trabajadores,
con riesgo de que se propague a la colectividad y existiendo generalmente una
profilaxis o tratamiento eficaz.

– Agente biológico del grupo 4: aquel que causando una enfermedad


grave en el hombre supone un serio peligro para los trabajadores, con muchas
probabilidades de que se propague a la colectividad y sin que exista generalmente
una profilaxis o un tratamiento eficaz.

8.2.4. Agentes cancerígenos

El Real Decreto 665/1997, de 12 de mayo (RCL 1997, 1274), transposición


de la Directiva comunitaria 90/394/CEE –codificada actualmente en la Directiva
2004/37/CE de 29 de abril–, establece las disposiciones mínimas aplicables a los
trabajadores que estén o puedan estar expuestos a agentes cancerígenos como
consecuencia de su trabajo. La norma ha sido ya objeto de dos modificaciones,
primeramente a través del Real Decreto 1124/2000, para incorporar el contenido
de la Directiva 97/42/CE y últimamente mediante el Real Decreto 349/2003, por el
que se transpone la Directiva 1999/38/CE, ampliando el ámbito de aplicación a los
agentes mutágenos e incluyendo en la lista de agentes cancerígenos al polvo de
maderas duras. Dicha normativa derogó otras específicas precedentes, como las
relativas al cloruro de vinilo monómero y al benceno, pero no afecta (salvo en lo
que suponga un tratamiento más favorable para la seguridad y salud de los
trabajadores) a la regulación diferenciada de la exposición al amianto (Órdenes
Ministeriales 31–10–1984, 7–11–1984, 7–1–1987, 22–12–1987 y 26–7–1993),
disposiciones vigentes hasta 11 de octubre de 2006, fecha de entrada en vigor del
Real Decreto 396/2006, de 31 marzo, por el que se establecen las disposiciones

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MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 65
materia de seguridad y salud laboral.

mínimas de salud aplicables a los trabajadores con riesgo de exposición al amianto


y a las radiaciones ionizantes (Real Decreto 783/2001).

Se entiende por agente cancerígeno o mutágeno una sustancia o preparado


que cumpla los criterios para su clasificación como cancerígeno de 1ª ó 2ª
categoría, o mutágeno de 1ª ó 2ª categoría, establecidos en la normativa vigente
relativa a notificación de sustancias nuevas y clasificación, envasado y etiquetado
de sustancias peligrosas, así como cualquier sustancia o preparado que se
produzca durante uno de los procedimientos que se mencionan en el Anexo I del
Real Decreto 665/1997.

Las obligaciones del empresario en relación con estos riesgos se refieren a


la identificación y evaluación de los mismos, la sustitución de agentes
cancerígenos o mutágenos por otras sustancias que no sean peligrosas o lo sean en
menor grado y, si fuera necesario, la adopción de diferentes medidas de
prevención y reducción de la exposición, así como de medidas de higiene
personal y de protección individual (artículos 3, 4, 5 y 6 Real Decreto 665/1997).
Si se produjeran exposiciones accidentales o situaciones imprevistas que pudieran
suponer una exposición anormal de los trabajadores, el empresario deberá facilitar
la ropa y equipos de protección adecuados a los trabajadores implicados e impedir
el trabajo en la zona afectada a los trabajadores no protegidos adecuadamente
(artículo 7 Real Decreto 665/1997). También se recogen en la norma las
habituales disposiciones relativas a la vigilancia de la salud y formación e
información de los trabajadores (artículos 8 y 11). Finalmente, las obligaciones
documentales atañen tanto a diversos aspectos relativos al proceso de evaluación
(procedimientos, métodos de evaluación y resultados) como a la lista de
trabajadores expuestos, la cual habrá de conservarse por el empresario, junto con
los historiales médicos individuales, hasta 40 años después de terminada la
exposición al riesgo (artículo 9 RD 665/1997).

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MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 66
materia de seguridad y salud laboral.

8.3. SECTORES ESPECIALES

Existe normativa propia de sectores especiales, como son: las obras de


construcción, prevención de riesgos a bordo de buques, relacionadas con las
actividades mineras… pero por el tema que nos atañe (el ámbito sanitario), nos
centraremos en la prevención de riesgos laborales en las administraciones
públicas:

8.3.1. Prevención de riesgos laborales en las administraciones públicas

En el ámbito de las Administraciones públicas la prevención de riesgos


laborales presenta ciertas peculiaridades, como expresa el artículo 3.1 de la LPRL
al incluir al personal al servicio de las mismas entre los colectivos amparados por
la normativa preventiva.

Una singularidad radica en el régimen de responsabilidades frente a los


incumplimientos de la normativa preventiva, pues a tenor de lo establecido en los
artículos 45.1 LPRL y 42.4 LISOS, en el ámbito de las relaciones del personal al
servicio de las Administraciones públicas, las infracciones no van a dar lugar a
sanciones pecuniarias sino que serán objeto de responsabilidades a través de la
imposición, por resolución de la autoridad competente, de la realización de las
medidas correctoras de los correspondientes incumplimientos, conforme al
procedimiento establecido en el Real Decreto 707/2002, de 19 de julio.

Pero también se dan peculiaridades en la aplicación de la normas


preventivas a los empleados públicos, las cuales no afectan propiamente a las
condiciones materiales de seguridad y salud de los puestos de trabajo sino más
bien a aspectos instrumentales y de gestión, tales como la organización de los
Servicios de Prevención (artículo 31.1 LPRL y disposición adicional cuarta del
RSP), el ejercicio del derecho de participación de los trabajadores (artículo 34.2

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MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 67
materia de seguridad y salud laboral.

LPRL), o la designación y competencias de los Delegados de Prevención (artículo


35.4 LPRL).

En la Administración General del Estado, tras una primera Instrucción de 26


de febrero de 1996, de la Secretaría de Estado para la Administración Pública,
para la aplicación de la LPRL en dicho ámbito, se adoptaron dos disposiciones
fundamentales, de distinto origen aunque de contenido y denominación muy
similar. De una parte, el Acuerdo del Consejo de Ministros de 10 de julio de 1998,
por el que se aprueba el Acuerdo Administración–Sindicatos, de Adaptación de la
legislación de Prevención de Riesgos Laborales a la Administración General del
Estado, suscrito el 1 de junio de 1998 y publicado por Resolución de la Secretaría
de Estado para la Administración Pública de 23 de julio de 1998. De otra, el Real
Decreto 1488/1998, de 10 de julio, de Adaptación de la legislación de Prevención
de Riesgos Laborales a la Administración General del Estado, que constituye la
norma reglamentaria básica en esta materia.

Se refieren dichas normas a los derechos de participación y representación


de los empleados públicos, delegados de prevención (artículo 4 Real Decreto
1488/1998: podrán serlo tanto los funcionarios integrantes de las Juntas de
Personal como los representantes del personal laboral), la organización de los
recursos necesarios para el desarrollo de las actividades preventivas, la definición
de las funciones y niveles de cualificación del personal que las lleve a cabo y al
establecimiento de adecuados instrumentos de control que sustituyan a las
obligaciones en materia de auditorías (artículo 8.1 Real Decreto 1488/1998: su
realización corresponderá al Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el
Trabajo), siempre dentro del ámbito correspondiente a la Administración General
del Estado.

Más recientemente se ha adoptado la Resolución de 17 de febrero de 2004,


de la Secretaría de Estado para la Administración Pública, por la que se dispone la

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MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 68
materia de seguridad y salud laboral.

publicación del modelo de Sistema de Gestión de Prevención de Riesgos


Laborales para la Administración General del Estado que establece prescripciones
muy precisas sobre los instrumentos de gestión de la prevención en dicho ámbito.
La Administración Sanitaria ofrece, a su vez, ciertas especificidades en
esta materia, que han sido abordadas a través de la negociación colectiva mediante
la firma de dos acuerdos entre la representación de la Administración del
INSALUD y las organizaciones sindicales CEMSATSE, CC OO, UGT, CSI–
CSIF y SAE: el Pacto sobre el ejercicio de la función de participación de los
trabajadores en materia de prevención de riesgos laborales, suscrito el 20 de
diciembre de 1996 y publicado por Resolución de la Dirección General de Trabajo
de 13 de enero de 1997 en el BOE de 11–2–1997, y el Pacto sobre la constitución
de los Servicios de Prevención en el ámbito del INSALUD de 18 de diciembre de
1998, publicado por Resolución de la Dirección General de Trabajo de 4 de marzo
de 1999 en el BOE de 24–3–1999. Siendo el ámbito originario de dichos pactos el
correspondiente al INSALUD, debe tenerse en cuenta que con las transferencia de
sus competencias a las Comunidades Autónomas éstas han asumido
mayoritariamente el contenido de lo acordado.

La LPRL también preveía que en los centros y establecimientos militares habría


que realizar las oportunas adaptaciones de los capítulos III y V de la misma a las
exigencias de la defensa nacional y a las peculiaridades orgánicas y régimen de
representación de su personal (disposición adicional novena LPRL). Esta
adaptación se llevó a cabo a través del Real Decreto 1932/1998, de 11 de
septiembre, que se aplica «en el ámbito de las relaciones de trabajo del personal
laboral y funcionarios civiles que prestan sus servicios en establecimientos
dependientes de la Administración militar» (artículo 1 Real Decreto 1932/1998)
excluyendo, por tanto, al personal militar, que queda al margen de la LPRL. Se
regulan en dicho Reglamento cuestiones relativas a situaciones de riesgo grave e
inminente (artículo 2 Real Decreto 1932/1998), consulta de los trabajadores

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MÓDULO 8: Participación y responsabilidad de los trabajadores y empresarios en 69
materia de seguridad y salud laboral.

(artículo 3 Real Decreto 1932/1998), delegados de prevención (artículo 4 Real


Decreto 1932/1998: las Juntas de Personal designarán los de personal funcionario
civil y los Comités Provinciales o Delegados de Personal, en su caso, los
correspondientes al personal laboral), competencias y facultades de los mismos
(artículo 5 Real Decreto 1932/1998), así como sus garantías y obligación de sigilo
(artículo 6 Real Decreto 1932/1998), comité de seguridad y salud (artículo 7 Real
Decreto 1932/1998), sus competencias y facultades (artículo 8 Real Decreto
1932/1998) y la posibilidad de crear un comité intercentros (artículo 9 Real
Decreto 1932/1998)

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