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lanin él Evtode y le Cevaluccsr Capitulo I LA SOCIEDAD DE CLASES Y EL ESTADO 1, EL ESTADO, PRODUCTO DEI, CARACTER IRRECONCILIABLE DE LAS CONTRADICCIONES DE CLASE Con ta doctrina de Marx ocurre hoy lo que ha ocu- historia repelidas veces con las doctrinas de rrido en | Jos pensadores revolucionatios y de fos jefes de las cla- ses oprimidas en sit lucha por Ia liberacién. En vida de os grandes revolucionarios, las clases opresoras les gometen a constantes persecuctones, acogen sus doctri- nas con la rabia mas salvaje, con el odio més furioso, con fa campaiia ms desenfrenada de mentiras y calum- as. Despnés de su muerte, se intenta convertirlos en iconos inofensives, canonizarlos, por dec! lo asi, rodear sus nombres de-wia cierta aureola de gloria para “con: solar” y engafiar a las clases oprimidas, castrando el contenido’ de su doctrina revoluciona' ja, mellando el filo revolucionario. de _ésta, envileciéndola. En ‘arregio” del marsismo se clan Ja mano actus istas dentro del movimiento obre- cl aspecto revolucionario de esta doctrina, su espiritu yevolucionario. Hacen pasar a primer plano, ensalzan 10 que es © parece ser burguesia. Todos los sociatchovinis 'Y cada vez con mayor frecuencia los ci burgueses alemanes, que todavia ayer eran especialistas en pulverizar el marxismo, hablan hoy jde un Marx “na cional-aleman” que, segtin-ellos, educd estas asociacio- nes obreras tan ‘magnificamente organizadas para llevar a cabo Ia guerra de rapifiat ‘Ante tal situacion, ante Ja inqudita difusién de las tergiversaciones del marxismo, nuestra misién consiste, sobre todo, en restaurar la verdadera doctrina de Marx acerca del Estado! Para ello és necesario citar toda una serie de pasajes largos de fas obras mismas de Marx y Engels. Naturalmente, las citas cién pesada y en nada cor poptlar. Pero es de todo pinto impos lias, No hay més remedio que citar del modo mas completo posible todos los pas: jes, por lo menos, todos los pasajes decisivos de las obras de Marx y En~ gels sobre la cuestién del Estado, para que ol lector pueda formarse por su cuenta una nocién del conjunto de ideas de Jos fundadores del soc co y del desarrollo de estas ideas, asi como para probar documen- talmente y patentizar con toda claridad.la tergiversacion de estas ideas por el “kaulskismo” hoy imperante. ‘Comencemos par Ia obra mas conocida de F. Engels: El origen de la familia, de la propiedad privada y det Es- aio, de Ia que ya en 1804 se publics en Stuttgart la sex: ta edicién, Conviene traducir las citas de los originales alemanes, pues las traducciones rusas, con ser tan nu metosas, son en gran parte incompletas o deficientes so- bremanera. ‘YElEstado!—dice Engels, resumiendo su andlisis histérico— no es de ningtin modo un poder jmpuesto dosde fuera a fa sociedad; fampoco. es “Ia realidad de Ta idea moral”, ni “la imagen v la realiclad de la ra z6n", como afiria Tegel, Es més bien un_producto de la’ sociedad cuando llega a un grado de desarrollo lerminado, es la confesion de que-esa sociedad ha enredado en una irremediable contradiceién consi- “go misma y esta dividida por antagonismos irreconci- liables, que.es impotente para conjurar,"Pere'a fin de peal At que estos antagonismos,“estas~classs—con intereses “econémicos en no Se devoren a sf mismas Tecesario Un poder situado aparentemente por enci- “na de Ta Eociedat-y Tamado a amortiguar el choqué, a Wnaritenerlo en Tos Iimites del “orden’’, Y_ese poder, jue sé pone por-encima (pags. 177 y 178 de la sexta edicién alemana). Agi aparece expresada con plea claridad la idea fundamental del marxismo en cuanto al papel histérico | a la significacién del Estado, El Estado. es producto, ¥ manifestacion del cardcter irreconciliable de.las con: iradicciones de clase, F] Estado surge en el silio, en el momento y en el grado en que las contradicciones de, clase no pueden, objetivamente, conciliarse. ¥ viceversa: la existencia del Estado demuestra que las contradiccio- nes de clase. son irreconciliables. En este punto importantisimo y cardinal comienza precisamente la tergiversacién del marxismo, tergiver- sacion que sigue dos direcciones fundamentales. 4) De una parte, los idedloyos burgueses y especialmen- te los pequenoburgitéses, obligados por la presién de hechos histéricos indiscufibles a reconocer que el Es- ado $610 existe alli donde existen las contradicciones de clase y Ja lucha de clases, “corriy "a Marx de tal ma- nera que el Estado resulta Ser un érgano de conciliacion de las clases, Segtin Marx, el Estado no podria ni surgir ni mantenerse si fuese posible la concilincién de:las cla- ses. Sextin los profesores y publicistas mezquinos y fitis- teos —jquie a cada paso invecan, benévolos, a Marx!— resulta que cl Estado es precisamente el que concilia las clases, Segin Marx, el Estado es un érgano de domi- a naei6n dle clases tinOrgano de opresién de una clase por Gotrafes la creacién del “orden” que legaliza, y_afianza esti opresttng apyertiaitanide logenoques entre las clases. En opinion de los politicos pequehoburgueses, el orden es precisamente la conciliacién de las clases y no la opresién de una clase por otra. Amor tiguar los choques significa para ellos conciliar y no privar a las clases opri- midas de ciertos medios y procedimicntos de lucha por el derrocamiento de los apresores. Por ejemplo, durante la revolucion de 1917, cuando e) problema de la significacién y del papel del Estado se planted precisamente en toda su magnitud, en el te- Freno pricctico, como un problema «le aecién inmediata y, ademas, de acciin de masns, todos Jos socialravolu- ionarios (eseristas) y todas los menchevicues cayeron, de pronto y por entero, en la Iéoria pequesoburguesa de Ja “conciliacién” de las clases “por el Estade", Tanume- rables resoluciones y arliculos cle los politicos de estos dos partidos estiin salurados du esta leoria mezquina y filistea de la “conciliacisn”. Que el Estado es el érgano de dominaeién de una determinada clase, Ia cual no piece conciliavSe con su antipods (eon la ¢lase contra: puesta a ella), es algo ‘qiie ki deniogracit pequehobur- Buesd No podra jainds comprender, Ia actilud ante cl staclo es uno de les sintomhas més patentes de que nues- tros eseristas y mencheviques 1 son en, -manera alguna socialists (Io que nosotres, los bolheviques, hemos demostraelo siempre), sino lemécralas pequeio- burgueses con un sculogia casi socialista. © De otra parte, Ia tergiversacion “kautskiana” del harxismo.es bustante mis, sutil. " i Fe6ricamente”, no se niega ni que ef Estado sei el érgano de dominacion de clase, ni que las contradicciones du clase sean izreconci- liables. Pero se pasa por altg.o,se,ocull lo siguiente: si, el Estado es un producto del canicter irrecongiliable de las contradieciones de clase, $1 es una fuerza que vsté i puny £ jedioud! of opuvjad “oasis Tv atieweorsjuBet waoauope & ,,svouruaia,, wavoavd sufousdsjor seIeq Soya ‘souo}ouny ap uoroviuaseyIp Te ‘jp08 wpia or 9p popifarduton eproosoe Bf v asopugmywor woweliqy e 0 soouadg v opeysosd op sepeuion saseay pad UN Udo avysdqtion v vequuYfoUT as osm o9)sitIS Jo & yequapi990 doung ap oayst|ty [> ‘VIIa 9p Sopeloi0alp S pepoisos vj ap vuursua sod sopenys “(equated 0/9 -19fo & Yoyed) sopeune soaquoy ap_sayejsodsa soyuaut -2oujsap op pupiseaou vf opiB.nis ey gnb sod ep viunsad vy Vo .uoioeqod vt op vouyjuodss epeuue ugg@vzued -20,, 2{ Op 059 d[qisuasdwoouy ayuauMEyefdiuos ve Sojla vivg ‘pout O30 ap Jas wypod ou O4Sa ‘uOJONJOAaL UeIT eunSuyu vod op oFstA TU OpIAtA uE;qUy OU and A sjoBug usp os souamb v “XIX O|GIs 1p seuy ap soadoina soj op wLodeL vsUDWIU UL ap EIS{A ep One Jo opseC Yopout dujo ap 10s osvov opand? oidg “ewise aopod tsp vzsony eT ap sated -uawuupun; soysumnssu; sof UOS BfoYfod vy A aquauUad oypagfo [gq “sopeoy ied anb sjpap souresspod owls ‘sop1fos vé ou somsmfaid od opeoyuues qenyqEY sy of OWI fupiuaqe

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Ja poblacién”. Hemos de ver cémo ilustra dé un modo concreto esta cuestién la experiencia de las revoluciones europeas y rusas. Peto volvamos'a la exposicion de, Engéls,. Engels sefiala que, a’ veces, por ejemplo, en algunos lugares de Norteamérica, esta fuerza. publica. es. débil (se rata de excepciones.ratas dentro dela sociedad ca- pitalista y-de aquellos sitios de Norteamérica en que imperaba, en el perfodo preimiperialista, él colono libre), perordue, en t&rminos generales,, se fortalec : 2 | “., ,J.a fuerza publica se fortalece a medida. que los “anitagonismos de clase s¢- exacerban dentro del Estado-y a-nuwiiht que se hacen mas grandes y mas ~ poblados los Estados colindantes,, Y "sino, examinese nuestra Europa. actual, donde ia lucha de las clases -y Ja tivalidad en-las conquistas han hecho crecei ‘(unto la ‘fuerza pitblica, que ésla amenaza con devo: rarsa la sociedad entera y atm al Estado mismo”. Esto fue escrito no mas tarde que a comienzos de Ip década del 90 del siglo pasads. .E} tiltimo prologo de Engéls Heva lu fecha del 16 de junio de 1891, Por aquel enfonces,. comenvuba: apenas en. Fraticia, y. mas tenus- mente todaviatgiNorteamérica y en Alemania, ef viraje hacia el dmpésfalismdyftanto en el sentido de Ia domina- cin completa de"los trusts, como en el sentido ‘de la “Omnipotencia’ de los grandes *Bantos, en el sentido de ‘iia, ‘grandigsa‘ politica colonial, etc, Desde entonces, la “riyalidad: enlas conquistas” ha dado un gigantesco paso ‘adelante, tanto m4$ cuanto que a comienzos ‘de la, “segunda década del siglo XX, el planeta quedé defini “vamenite repartido’ entre estes “conquistadores rivales”, ‘eS “decir, “entre” lag grandes potencias rapaces, Desde “entonces, ‘los armadmentos terrestres y maritimos han crecido en proporciones increible’, y la guerra de rapifta de 1914 a 1917 por Ja dominacién de Inglaterra’ Ale- mania sobre él siundo, por el reparto del botin, ha leva- do la “absoreién” de todas las [uerzas de la sociedad por un poder estatal rapaz hasta el borde ‘de una catastrofe completa. cy - ¥a‘en 1891, Engels supo.sefjaldr ta goriquistas’” ‘coliio “uno. de los mas_importantes_rasgos distintivos de Ia politica exterior de las prandes poten- Glas_j¥ los canallas del socialchiovinismo de los aftos 1914-1917, precisamente cuando esta rivulidad, agudi- zindose mas y mas, ha engendraco la guerra iniperialis- ta, encubren'la deferisa de los intereses rapaces de “su” a oo ~pygoutep-vorjqndad 2f ap sasauu sorauyad soy ua ‘ojdurate yod.s."dazany. sa] mol TproOurap *Sesiyqhdad Svl_Ue vzenbu ey ap. youajoduuo ey vonoyid Bye avAayy & japuayap ep, soporsut, sop. soise., ‘OuuulpIoRINA oe un 9 sojinieatioa vaseu,*,opvtios¥sap,,, Uw S00uNG so] ap ugjont uy wop ef A ouls}fejsadtuy [a ‘pepienroe vu: *(eo}19UIPAIION A UDUCIA) Wom BT MowIeIgs je one CZUUITY, BI ojURIpoUl Teeny opunges us A-(EIawivojiON) -o}UNI_SO] op Bioalp Ugdn.ioose,p ouEIpaUr UTA sowiad we “Souafo of A ‘yoias-syiu-o1my Opour un” op ouad ‘oyuipurezDo.upul dapod ns:soaela ezanbi-ey,; —spodug an3isord— vonvioomep. eonqudsLeEua” UDA [dus & wind sopaaposyp: avd aysang “aqueyseq yavpo7 $9 ou vysanfing eA ‘saquayoduy. nf wos. ‘sasanBngoyanb cad soqwioguiap sod sopi@uutp asiv|jey ap efauandasuos owoa ‘syafAog sop anb ua oyuauow Un Ue ‘opmeMoranfoaar opepivyajord jap ‘sauoronoasiad sey e sed jap sandsap ‘euvayqndas vismy vj Us ‘pysuesay ep otLAeIgoS ja U0 —sorjosou sourfaafe— upiquiey oppoauege By 1015 JUWIALY Ua youwwUsig tod A “erouBA, Ua ‘OJraduy opunges jap orsumsd:, tap oursprcdyuoq Ja. woo ‘HIAX 4 ITAX So) 415,501 9p Wamiosge winbayuoutBEueD gsiwoot (ok aso & Woh eee Om ase Srouspliadapl Egle ISIRY a nsied es iopbipeit i quince wyISS ‘OWS OPES fap doped to. onb ‘Sepwad ‘vypnt_wo S9SeI9 SU i Jod ‘oBfequia ug -opepieiuse ofeqess [2 rude Je pauls os énb ap omuoumsisuy {a'so one -oaddi'Speisy ousspouieyS° vaiquiey Soares sof ap & SOAD[OS So] Op OLDLIO|dxE ap SoULTI9 VOIINY [EPIEs opeisy [9A on que OpLIs [2 0198 ON 4 ido asejo. ef ap ugioeojdxa 2] A woisaxdds vj wivd Sorpaur soAanU off) Uo OpiiaLNbSE, opReUIMIOP SIGS, ‘anb SiUwUIUION sivewes MONI OTe] Op "USOT ‘sasvjp sesa ap 07911}409 Jap oIpadt wa gu ‘oduIaN outsne [w ‘owios £ ‘asef op sousiuofeyue soy awa -alja4 ap peplsadau vf ap giv oprysy jo OWN, : “ZI6E wa Aysin ayrourviieuopsoves ‘Quingso vp viuos & [Lg] vo ap vunuiog vf 10d. aquoutonopsct vypnsax ong. v91I93, ugHsano-eys9 OW? 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Sop v aytioW sa 88 onb opadsa. ‘Bonqud vpnoperis vaulwnldd aSVvID VI aa NOIDVLOHING AC OLNENWAULSNE : ‘oavisi 14 “6 : £0 jomso 4 A qugionpoad.euy op K-vdijandae ny ap usuojap “@ayed vp op esuojop vy, dqos sesvay uoo wysond. fe a a eae lo que podriamos llamar Juna de. s (nicl de los “Socialistas” Sesetistas y inencheviques=. relehtar reas, 62 el gobiemo de coalicin, el sear ae he eine todas las medidas de restriccién eon apitalistas y sus latrocinios, contra sus actos Saueo del fisco mediante los suministros de guerre 3) si luego, una vez fuera del ministerio, el sence Pea chinski (sustituldo, naturalmente, por otro Palehinsil fxaclamente igual) fue “recompensado” por los earn listas con un puestecita de. 120.000 rublos de suelo 1 Af, gdue significa esto? gs un sobomo directo 0 indi ecto? ¢Es una allanza del gobierno con los conser 9.50 “solamente” lazos de amistad? Qué papel den (eae Jes Chernov y Aa Tsereteli, los Avkséntiov y 4 ? cE! de aliados “directos” o solamente} indirectos ic .t os nabs 08 illonarios maiversadores de los fon.” La omnipotenci “riqueza” es mé: las republicas denon porque ne geese en ane env eittertaed el capitalismo; ¥, por lo tanto, 1 capital, al qeminar (a Waves de los’ Palehinshiy los Chernony ioe dag tel ¥ Cia.) esta envoltura, que es la mejor de te, aS cimenta su poder de un modo tan seguro, tan firme eee te Conmuteve:ningrin cambio de personas de nes, ni de partidos, de tibli democratica burguesa... dese ee eer ones, 8 alvertr, ademés, que Engels, con la mayor in, llama al, ‘sufragio universal 0 Brecision al instramento de uvnacin de fe butguesla, ET sufragio universal, dice 5, lose, evidentemente, en la I eri "gels, basan , larga experien- cia de'la socialdemocracia alemana, eg = Spee sel Indice de la madurez de la clase obrera, No puede liegar ni Megara 1 actual", Negara nunca a mas en el Estado 16 i | Los demdcrauis peyuehoburzueses, por el estilo de nuestros cseristas y mencheviques, y sis hermanos carnales, todos los socialchoyinistas y oportunistas de Ja Europa Occidental, esperan, en efecto, “més” del sufragio universal., Comparten, ellos mismos.¢, inculei 1, al pueblo la falsa idea de que el sulragio” universal ¢5, “en él Estadd-actiai", tin met caipaz dle révelar reil- mente la Voluniad dg mayorfa de tos trabajadores y. de garantizar su puesta en_prictica, Aqui no podeinos hacer mas que seialar esta false idea, poner de manifiesto que esta afirmacién de Engels, completamente clara, precisa y concreta, se adultera a cada paso en Ja propaganda y en Ia agitacién de los par- tidos gocialistas “oficiales” (es decir, oportunistas). Una explicacién minuciosa de toda la falsedad ‘de esta idea, rechazada aqui por Engels, la encontraremos nis ade- lante en nuestra exposicién de los puntos de vista de Marx y Engels sobre el Estado “actual”, En fa mas popular. de sus obras, Engels hace un resu- mien general de sus puntos de visla en los siguientes términos: : TROMITTLONCT SAME orl existido eternamente: Ha fizbido socivdades que se lis arreylaron sin cl, que no tuvieron 1a menor poder. Al Hogar a cierta fage del desarrollo econémi- co, que estibar Jigadanecesariamente a la division de ki Sociedad en clases, esta division hizo del. Estado ia “necesidhid, Aliora Nos aproximamos con rapidez a’wwia“fase’ de desarrollo de la’ produccién en que Ia, existencia de @stus ‘clases no sdlo deja de ser una necesidad), sino, que se-convierte‘en un obstaculo di- recto para la produccién, Las clases. desaparecerin dé tin modo ‘tan inevitable Como surgieron en su-dia. Con In desaparicién de-Jas-clasés, desaparecerd In Vitublemente el Estado,,La sociedad, reorganizando _lg um modo nuevo Ti produccion sobre Tn-base de una 2-983 a a a sepaansaz uo ‘ond oued ‘ugiory ae gp wu 409 OOD & “Souojoipuos sep Aud UWE Bivd ‘viopLroldxo 9sUI9 ; ouaysixe be] ¥ oypoip oam od an] Oya aque dp ugioeziwHI0 LUM ap vos o ‘opLIsy [op peprsad_a. enp anb aseay *,,oagy| aujndod opeysg,, jap viqeg and ‘opiua] wy ‘asus. op SowssuofeyuE 9.11 ; yf asvay 859 ap solwa. 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Partiendo de esto es también como debe scr consi- derada Ja exigencia de los HNamados anarquistas de que el Estado sea abolido de Ja noche a la maiana" (AntiDihring o La subversién de ta ciencia por el selior Evigenio Dithring, pags, 301-303 de la tercera edicién alemana), Sin temor a equivocarnos, podemos decir que de estos pensamientos sobremanera ricos, exptiestos aqui por Engels, lo.,Gnico.que.ha. pasado 4_ ser. verdadero Patrimonio del pensamiento socialista, en los partidos Socialistas actuales, es In tesis de que el Estado, segtin Marx, “‘se extingue", a diferencia de la doctrina anar- quista de la “abolicién" del Estado. Truicar asi,el mar- xismi0 .equivale a reducirlo aly oportiinismo, pues con esta “interpretacién” no queda en ple mas que una no- clén confusa.de un cambio lento, paulatino, gradual sin saltos ni tormentas, siri revoluciones,“Hablar de Ig extincion” del Estado, en_el_ sentido” corriente, pene! ralizado, de masas, si cabe décirlo ast, equivale induda. negar, Ja revolucioiy _ Pero semejante “‘interpretacién” es la mas tosca ter- giversacion del marxismo, tergiversacién que g6lo favo- Fece a la burgtiesia y que descansa tedricamente en In omisién de circunstancias y consideraciones importan- Usimas que se indican, por ejemplo, en el “resumen” contenido en el pasaje de Engels integramente citado Por nosotros, En primer lugar, Engels dice en el comienzo mismo de este pasaje que, al tomar el poder estatalyel proleta- rado “destruye, con ello mismo, el Estado como tal”, 'No es usual” pararse a’pensar lo que significa esto. Lo corriente es desentendérse de ello en absoluto o con- ‘derarlo algo asi como una “debilidad hegeliana” de Engels. En realidad, estas palabras encierran concisa- mente la experiencia de una de las mas grandes revolu- 20 ciones proletarias, la experiencia de la Comuna ¢¢ Paris de 1871, de la cual hablaremos detalladamente en su lugar. En,tealidad, Engels habla aqui de la “destr:ccién'" del Estado de Ia burguesla por la revolucion proletaria, | mientras que las palabras relativas aq Ta extincion ap IG SORIST WY IU Tepadeo wala], bun $8 OPUS 3poL “UND SPIN "PINYAoWAp sou vsending vouqndar vf feq osnjou! ‘olgand yop ounsep [a so epeleiese praia jose e] anb supiajo v oxpaiop unBurt sowauor ou osed suisyeyideo [9 ofeq operseiajoad Jo v1Vd Opes ap EUUOY jofout vf ooo ‘eonpisotuap vayqndas Uf op soprepr ed Touts sojosoN “[e19UeF Uo opvysy Opor ap erstTejoos Topp vf ap Ugisuasdwoouy vp waIqUEY UIs *esanganq rrowsourep Uf ap oqwautoatfaquio [2 O19s ou uqesaidxa _abiod ‘vysiutnjiodo vsa vusysuco vys9 Osa “vONPIIOUKP Tonqnda ej squawjeBay cqenuisut as vyyo VoD o7ueND sod ‘gpende e| ap vis{A ep ojuNd. 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Slo entre suspiros y gemidos admite la posibilidad de que para derrumbar el sis- tema de explotacién sea necesaria acaso la violencia —cosa lamentable, jadviertan ustedes!—, pues todo empleo de la misma, segin él, desmoraliza a quien hace uso de ella, ;Y esto se dice, a pesar del gran avance moral e intelectual, resultante de toda revo- lucién victoriosa! Y esto se dice en Alemania, donde Ja colisién violenta que puede ser impuesta al pueblo tendria, cuando menos, la ventaja de extirpar el espiritu de servilismo que ha penetrado en la concien- cia nacional como consecuencia de la humillacién de la Guerra de los Treinta Afios, 2 estos razona- mientos turbios, anodinos, impotentes, propios de un cura, osan ofrecerse al partido mas revolucionario de Ia historia?” (pag. 193, tercera edicién alemana, final del 1V capitulo, II parte). {COmo' es posible. conciliar en una sola doctrina este! panegitico ‘de ‘la. revolucién .violenta, presentado con ingistenicia ‘por Engels a los socialdemécratas alemanes. desde 1878 hasta 1894, es decir; hasta los ultimos dias,’ de su vida, con la. teoria de la “extincién® del Estado? ? Generalmente se concilian ambas cosas con ayuda del eclecticismo, desgajando a capricho (0 para compla- cer a los investidos de poder), sin atenerse a los princi- pios o de un modo sofistico, ora uno ora otro razona- miento; y se hace pasar a primer plano, en el noventa y nueve por ciento de los casos, si no en mas, precisamen- te la tesis de la “extincién”, Se suplanta-la dialéctica por el eclecticismo: es la actitud mas usual y mas gene- ralizada arite el marsismo ‘et’ la literatura”socialdems- crata oficial de nuestros das, Estas suplantaciones no tienen, ciertamente, nada de nuevo; han, podido obser- 4 SEL fab varse incluso en Ia historia de Ia filosofia clasica griega. Con la.suplantacién del_marxismo por et oportunismo, Weclecticismo, preséntado como dialéctica, engafa més fécilmente a,las wrasas, les da wna aparente Satisfaccién, parece tener en cuenta todos los aspectos del proceso, todas las tendencias del desarrollo, todas las influencias contradictorias, etc., cuando en realidad no da ninguna interpretacién completa y revolucionaria del proceso del desurrollo social. Ya hemos dicho mas arriba, y demostraremos con mayor detalle en nuestra ulterior exposicién, que la doctrina de Marx y. Engels, sabre. cl cardcter, inevitable ‘de la’ revoluctn violenta se refiere al Estado burgués. “Este no puede sustituirse por el Estado proletarlo (por “la dictadura cel. proletariacio) mediante la “extincién’’, “sino solo, como regia general, mediante la. revolucion Violenta,,El panegirico que dedica Engels a ésta, ¥ que “coincide ‘plenamente con reiteradas manifestaciones de “Marx (eécordemos el final dé Miseria de la Filosofia’y “Gel Manijiesto Comunista con la declaracién orgullosa y franca sobre el caricter inevitable de la revolucion Yiolenta; recordemos:la critica del Programa de Gotha de 1875, cuando ya habian pasado casi treinta aiios, en Ja que Marx fustiga implacablemente el oportunismo de este programa‘), dicho ,panegirico no_ tiene. nada, de “apasionamiento", ni de declamacion, ni de, salida, polé- mi¢a._La nécesidad de educar, sistematicanfente, a Jas masag en ésta, precisamente en esta idea de;la revolu- cidh violenti, ¢8 algo basico én toua la doctrina de Marx y Engels, La taicidicometida contra su dogtrina por lag corrientes socialchovinista y kautskiana imperantes hoy se manifiesta con singular telieve en el “olvido: por unos y otros de, esta propaganda, de esta agitacion.. La sustitlicion del: Estilo -burgiiés “por “el “Estado proletario.es imposible sin una fevolucion violenta, ‘La ‘Supresion. del Estado proletarto, es decir, laysupresion 6 a “op sa sand ‘oplajo [e ajuaumvsadxa opep vy vj as ‘spuepe anb ours ‘sajefoyo svieiaguiaplepos sapriied sof ep uo!o -018v K vpueBedord ap ajuesedury eanqesayl] vp us voUNU opvoyjdxa vy as cu o[gs ou opersg Jop UOITUOp wIST +, aUBU|WOD aSDI2 OUi0D OpozIUDB.10 OpdI.t970]04d Ja “4zoap $0 ‘oppjsg 1g,, sows}ReM FO ,sePEpIATO suaqeled,, Se anua upiquity vjueno as anh ‘owins opesd ua syursezazut ‘oprsy [ap voloiuyep eun oulsjuyse £ (syed ap BUTYL, +02 P] ap sandsep sjadug A xi v[reuwoUap & uOEZ susie owed) ,oplivyajoad Jap viNpeIDIP,, BT BP vapL PI topeisy [e 97tla{Wsa0UOD OF UD OUIs;XseUI Jap sayueod ~Wy-9 s9[qejou syu svapy sei ap vUN soME|TLY NY *(Q0GT ap ‘eUEULATY UO}OIpa vb ML 8p LE & Te js8yd) ,seaponposd sezsany sey ep puns eT siqisod zapides sofeut ej uoo awyyauine ered A DWBUROp ey OulOD OpuriUTTIO OpeTTETe|Oad FUBSP 8S OPT [ap soueut wo uolonpoud ap sor ~waUNsySU; Sof SOpO} sezyTeIIWID vied ‘[eydeo [9 Opoy visandinq BB aqvourfenpess opuouLLe st vsed vO! -jJod ugroeurwop ns ep PAPA as opelIeya[od ppesvoWsp Vf op vIsINbuOD vj ‘eyULULUIOP ase us opereafoad jap, (UolsBAaTa. :ayuatu[vsertt) {ug}owwuAoJsues7 P[ $9 wIaIGO UO!ONYOAaX v] ap osed gourd Jo ‘equre spit oIs{A souray BA OWIOY* 2 ; eutuop ns equerdur ‘vysond sang vf v BouLjja eT tod opuvsoarsp ‘opelva[osd 2 £ ejiaiqu uppnjores wun ua ewWoysuLsy as onb Us oyuoWOU! fa, ISLY ‘aqUAISIXS Pepaioos BI ap auas [2 ua pyfoaresap. as anb vy[nd0 souow o syU [fayo BLONS Bj ap osino fo opinBas sowoy ‘opeimLyefosd [ap oyjox2 -vsap [ep So[osduod spur sases sv| Iez0GS9 LY" BST 9p a2qwO|AOL ud “saqus v ‘sandsop sasaLu sou -nBpe sjeBuq A xawyy sod on198a ‘pyspuntuo7 oFsayfueyy a.auonuoo anb ugtoisodxa vj ‘saseia se] ap ugisaxdas & ‘ap sondsop opeisg jap uojsuedesap »{ ap vapl vt ap Teaued ugroisodxa vjsa U9 2ejuoJjuoo oANONUISsUL Sy ap vulia|e ugisipa vf ap zest 1p sand “ou squaut nyjod sopod vA" yaqey ou fousiwoseque ns £ sase{a sv] vAnfoxo amb wo: tps" tun usandinq pepaigos vfara jo ua 290[99,—vIfOSO/Ls D]-ap Duasyy Ua xARYY aqL!9¢a— olfouusap [ep Osnd ja. 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Prélogo a la Contribucién a la Critica de la Economia Politica Karl Marx Mis estudios profesionales eran los de jurisprudencia, de la que, sin embargo, s6lo me preocupé como disciplina secundaria, junto a Ja filosofia y la historia. En 1842-1843, siendo redactor de “Gaceta Renana"1[1] me vi por primera vez en el trance dificil de tener que opinar sobre los Namados intereses materiales. Los debates de la Dieta renana sobre la tala furtiva y la parcelacién de la propiedad de Ja tierra, la polémica oficial mantenida entre el sefior von Schaper, por entonces gobernador de la provincia renana, y Gaceta Renana acerca de la situacién de los campesinos de Mosela y, finalmente, los debates sobre el librecambio y el proteccionismo, fue lo que me movié a ocuparme por primera vez de cuestiones econémicas. Por otra parte, en aquellos tiempos en que el buen deseo de “ir adelante” superaba en mucho el conocimiento de la materia, “Gaceta Renana” dejaba traslucir un eco del socialismo y del comunismo francés, tafiido de un tenue matiz filoséfico. Yo me declaré en contra de ese trabajo de aficionados, pero confesando al mismo tiempo sinceramente, en una controversia con la “Gaceta General” de Ausburgo2[2] que mis estudios hasta ese entonces no me permitian aventurar ningwn juicio acerca del contenido propiamente dicho de las tendencias francesas. Con tanto mayor deseo aproveché Ia ilusién de los gerentes de “Gaceta REnana”, quienes crefan que suavizando la posicién del periédico iban a conseguir que se revocase la sentencia de muerte ya decretada contra él, para retirarme de la escena piblica a mi cuarto de estudio, 1{1] Gaceta renana (“Rheinische Zeitung”): diario radical que se publicé en Colonia en 1842 y 1843. Marx fue su jefe de redaccién desde el 15 de octubre de 1842 hasta el 18 de marzo de 1843. 22] Gaceta general (“Allegemeine Zeitung”): diario alemén reaccionario fundado en 1798; desde 1810 hasta 1882 se edits en Ausburgo. En 1842 publicé una falsificacién de las ideas del comunismo y el socialismo utépicos y Marx to desenmascaré en su articulo “El comunismo y el Allegemeine Zeitung de Ausburgo”, que fue publicado en Rheinische Zeitung en octubre de 1842. Mi primer trabajo emprendido para resolver las dudas que me azotaban, fue una revisién critica de la filosofia hegeliana del derecho3[3], trabajo cuya introduccién aparecié en 1844 en los “Anales francoalemanes” 4[4], que se publicaban en Paris, Mi investigacién me levé a la conclusién de que, tanto las relaciones juridicas como las formas de Estacio no pueden comprenderse por si mismas ni por la llamada evolucién general del espirita humano, sino que, por el contrario, radican en las condiciones materiales de vida cuyo conjunto resume Hegel siguiendo el precedente de los ingleses y franceses del siglo XVIII, bajo el nombre de “sociedad civil”, y que la anatomia de la sociedad civil hay que buscarla en la economia politica, En Bruselas a donde me trasladé a consecuencia de una orden de destierro dictada por el sefior Guizot prosegui mis estudios de economia politica comenzados en Paris. El resultado general al que legué y que una vez obtenido sirvié de hilo conductor a mis estudios puede resumirse asi: en la produccién social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de produccién que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de produccién forma la estructura econémica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura juridica y politica y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social, El modo de produccién de la vida material condiciona el proceso de la vida social politica y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. Al llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradiccién con las relaciones de produccién existentes 0, lo que no es mas que la expresién jurfdica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta alli. De formas de desarrollo de las fuezzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyes, y se abre asi una época de revolucion social. Al cambiar la base econémica se transforma, més o menos répidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas transformaciones hay que distinguir siempre entre los cambios materiales ocurridos en las condiciones econémicas de produccién ¥ que pueden apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas juridicas, politicas, religiosas, artisticas 0 3[3] C. Marx, Contribucién a la critica de la filosofia del derecho de Hegel. 4{4] Deutsch-fianzisische Jahrbiicher (“Anales franco-alemanes”): Srgano de la propaganda revolucionaria y comunista, editado por Marx en paris, en el afio 1844, filoséficas, en un a palabra las formas ideolégicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo, Y del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de si, no podemos juzgar tampoco @ estas épocas de transformaci6n por su conciencia, sino que , por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de produccién. Ninguna formacién social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamas aparecen nuevas y mas elevadas relaciones de produccién antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado dentro de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se Propone siempre tnicamente los objetivos que puede alcanzar, porque, mirando mejor, se encontraré siempre que estos objetivos sélo surgen cuando ya se dan o, por lo menos, se estan gestando, las condiciones materiales para su realizacién. A grandes tasgos, podemos designar como otras tantas épocas de progreso en la formacién econémica de la sociedad el modo de produecién asiatico, el antiguo, el feudal y el moderno burgués. Las relaciones burguesas de produccién son la ultima forma antagénica del Proceso social de produccién; antagénica, no en el sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de las condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas productivas que se desarrollan en la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la solucién de este antagonismo. Con esta formacién social se cierra, por lo tanto, la prehistoria de la sociedad humana. Federico Engels, con el que yo mantenia un constante intercambio escrito de ideas desde la publicacién de su genial bosquejo sobre la critica de las categorias econémicas (en los Deutsch-Franzésischo Jehrbiicher)5[5}, habia legado por distinto camino (véase su libro La situacién de la clase obrera en Inglaterra) al mismo resultado que yo. ¥ cuando, en la primavera de 1845, se establecié también en Bruselas, acordamos elaborar en comin la contraposicién de nuestro punto de vista con el punto de vista ideolégico de la filosofia alemana; en realidad, liquidar cuentas con nuestra conciencia filos6fica anterior. El propésito fue realizado bajo la forma de una critica de la filosofia poshegeliana6[6]. El manuscrito -dos gruesos voliimenes en octavo- ya hacia mucho tiempo que habia llegado a su sitio de publicacién en Westfalia, cuando no enteramos de que nuevas circunstancias imprevistas impedian su publicacion. En vista de eso, entregamos el manuscrito a la critica roedora de los ratones, 5[5] “Anales franco-alemanes” 6{6] Marx y Engels, La ideologfa alemana. muy de buen grado, pues nuestro objeto principal: esclarecer nuestras propias ideas, ya habia sido logrado. Entre los trabajos dispersos en que por aquel entonces expusimos al piiblico nuestras ideas, bajo unos u otros aspectos, sélo citaré el Manifiesto del Partido Comunista escrito conjuntamente por Engels y por mi, y un Discurso sobre el librecambio, publicado por mi. Los puntos decisivos de nuestra concepcién fueron expuestos por primera vez cientificamente, aunque sélo en forma polémica, en la obra Miseria de la filosofia, etc., publicada por mf en 1847 y dirigida contra Proudhon, La publicacién de un estudio escrito en aleman sobre el Trabajo asalariado7[7], en el que recogia las conferencias que habia dado acerca de este tema en la Asociacién Obrera Alemana de Bruselas8[6], que interrumpida por la revolucién de febrero, que trajo como consecuencia mi alejamiento forzoso de Bélgica. La publicacién de la “Nueva Gaceta Renana” (1848-1849) y los acontecimientos posteriores interrumpieron mis estudio econémicos, que no pude reanudar hasta 1850, en Londres. El enorme material sobre la historia de la economia politica acummulado en el British Museum, la posicién tan favorable que brinda Londres para la observacién de la sociedad burguesa y, finalmente, la nueva etapa de desarrollo en que parecia entrar ésta con el descubrimiento del oxo en California y en Australia, me impulsaron a volver a empezar desde el principio, abriéndome paso, de un modo critico, a través de los nuevos materiales. Estos estudios a veces me llevaban por si mismos a campos aparentemente alejados y en los que tenia que detenerme durante mas o menos tiempo. Pero lo que sobre todo reducia el tiempo de que disponia era la necesidad imperiosa de trabajar para vivir. Mi colaboracién desde hace ya ocho afios en el TIT] Marx, Trabajo asalariado y capital, 8[8] La Asociacién Obrera Alemana de Bruselas fue fundada por Marx y Engels a fines de agosto de 1847, con el fin de educar politicamente a los obreros alemanes residentes en Bélgica y propagar entre ellos las ideas del comunismo cientifico. Bajo la direccién de Marx, Engels y sus compafieros, la sociedad se convirtié en un centro legal de unién de los proletarios revolucionarios alemanes en Bélgica y mantenia contacto directo con los lubes obreros flamencos y valones. Los mejores elementos de ta asociacion entraron luego en Ja organizacién de Bruselas de la Liga de los Comunistas. Las actividades de la Asociacién Alemana en Bruselas se suspendieron poco después de fa revolucién burguesa de febrero de 1848 en Francia, debido al arresto y expulsi6n de sus miembros por la policia belga, primer periédico anglo-americano, el New York Daily Tribune, me obligaba a desperdigar extracrdinariamente mis estudios, ya que s6lo en casos excepcionales me dedico a escribir para la prensa correspondencias propiamente dichas. Sin embargo, los articulos sobre los acontecimientos econémicos més salientes de Inglaterra y del continente formaba una parte tan importante de mi colaboracién, que esto me obligaba a familiarizarme con una serie de detalles de cardcter practico situados fuera de la érbita de la verdadera ciencia de la economia politica. Este esbozo sobre la trayectoria de mis estudios en el campo de la ‘economia politica tiende simplemente a demostrar que mis ideas, cualquiera que sea el juicio que merezcan, y por mucho que choquen con los prejuicios interesados de las clases dominantes, son el fruto de largos afios de concienzuda investigacién. Pero en la puerta de la ciencia, como en la del infiemo, debiera estamparse esta consigna: (Qui si convien lasciare ogni sospetto; Ogni vité convien che qui sia morta9[9] Londres, enero de 1859. Publicado en el libro; Zur Kritik der plitischen Oekonomie von Karl Marx, Erstes Heft, Berlin 1889, Fuente: http//wwee, maraists.org/espanal/m.0/1850s/eriteconpal fiat fires Digitalizacién: Garmin Zorba Esta Edicién: MarsistsIntorne! Archive, marzo de 2001. 919] Déjese aqui cuanto sea receloy/ Métese aquf cuanto sea vileza. (Dante, La divina comedia)

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