You are on page 1of 61
N° 460 — 4,77 € César Aira Varamo mM EDITORIAL ANAGRAMA. BARCELONA Z ang ‘spndsap oposey & gjoa ooodurey sopacey zred oanour upSunr optsmo0 eyqey ay 3s Tu ‘os 19a of08 tun O313259 BIGEY “VpIA 9p o/3Is o1paur ns x9 ‘sonue zounu anb osriep agep ‘osdy] 2389 our -sjur Js o1qos se1120 9p reuTua) ereg “sepuatu rm sopeSaSe wuqey ou yen pp sen euy ond P Bsey O[TIQ}IOS ap UPISPap ¥] apsop o12]dw0> ‘eursod ore] un giquos ‘spndsop sez0y 320 0 zaip seun ‘qusinSis ep Jop sssouewe [2 £ omaur -our ase azzuo ony anb osdey jo wy “sour 9p [IGPY 2p oun pp wa anbsod ‘opyens ns zexqo9 wed vfery ve rod zesed ap spndsap ‘oleqen ap epruso! ng Teunuser je ‘souorouny dum spuop OL “simpy Jop eyfes er2or) ap arudIguDsa un “(pure 2d) UTED ap PEPMP x UD “EZGT ap MP UN, suopeieg piso Gt ‘omsNED "5 21dNpsEqT weds w para Z00T-006bE'g 1827 oxsedacy (O'6652'SEE-P8 NEST uopse $6080 86 "SIDE 9p 8G 002 “VS "WAVYOWNY TROL 9 zone HYD aoct sdenpoyy Ypupensg “wagey omoys- er ala 2 cuppa a 2p wot. una burbuja en el tiempo y en su biografia, sin antecedentes ni consecuentes. La inspiracién que- dé dentro de la accién, y viceversa, alimentdndo- se una a la otra y consumiéndose entre si, sin de- jar restos. Aun asi, no habria pasado de ser un episodio privado y secreto si su protagonista no hubiera sido Varamo, y el poema resultante la ce- lebrada obra maestra de la moderna poesia cen- troamericana Fd Canta del Nitto Virgen Origen y culminacién de la més artiesgada vanguardia experimentalista en la lengua, el enig- mético poema (que se publicé en forma de libro pocos dfas después, para complerar el mito de lo stibito que lo ha envuelto desde entonces) ha sido repetidamente calificado de milagro inexpli- cable, por las insuperables dificultades de contex- tualizacién que impone al critico o al historiador de la literatura. Pero todo en el mundo tiene su explicacién. Si queremos encontrarla en este caso, debemos recordar que asi como el episodio tiene un final (cl texto de! poema) también tuvo un comienzo, tan simétrico como lo es el efecto ala causa, 0 vi- ceversa. Ese comienzo estuvo, ya lo dijimos, en el momento en que Varamo, terminado su horario de oficina, pasé por la caja a cobrar el sueldo. Y Jo que volvié un comienzo, un comienzo de algo 8 todavia sin forma y sin nombre, 2 este «rd banal, fue que esa vez le pagaron con dos billetes falsos, (El monto eran doscientos pesos; le dieron dos billetes de cien.) El objexo de este relato es presentar en su despliegue natural Ja serie complera de hechos que fue de unc cosa a la otra, desde el momento en que tomé los billetes hasta que el poema estu- vo terminado. Los dos extremos tenjan en co- miin una cualidad de ajeno a su tren habitual de pensamiento, Nunca habia tenido en las manos, te falso; podia imaginarse perfec- tamente lo que era una falsificacién, pero jamés habia surgido cerca de él nada que hiciera pensar en su posibilidad real. Del mismo modo, nunca habla escrito poesia, ni la habia leido, ni habia prestado atencién a la existencia de ese género li- terario, 0 cualquier otro. Pero una vex. que pasé una cosa, pasé la otra, y entre la primera y la se- gunda se extendié una cadena de causas y efectos perfectamente justificada. Lo que no estaba justi- ficado era el principio, y el fin, y ese arbitrario radical envolvié a la serie y Ia aislé, encadenando sus causalidades internas con una légica de hie- 10. Por otto lado, el cardcter heterogéneo de los extremos entre s{ (qué relacién puede haber en- tre un par de billetes falsos y una obra maestra li- 9 u “Jar wun equangrus0y ‘e>soxy avUDUTesOIprOoHIOS Tu e1qUios vy wa ‘ofeqap A ‘sesowed se] ap soy> ~euad soy espussua apie x ap Jos oun [> BOY 289 Y “PEpMID z] ap [est onUed “ezeyd vy vquise eyes onb Jap sonaasrmrypy soy ap orsepeg pe auarg ‘ayo % ua equiso ef A sisipred ns ap onusp 2sopuyracur opinges equy “erany oUIO> vag gui e gnb 10d? “pep ~uvumy ef epor ap casreaunBa1d epod anbiod somes exeumige of anb 224 ns eB eqerdxo os A. ‘01q999 Jep opuog JP uo wsordun, eqeaay] ompsa2 ~tn 9389 ouro9 ouepunur coed wer vamiye une anb ‘eidpanbre ugpemis eun ap ugiseansear ou -09 asreoridxo wypod ojos jsexsuanzasuoo sns sep -01 ua ‘s1uesuT fe Opeides ereiqny of jp anb ayqys -od so og? ‘onanu ayuoureraiu o1>umesipoid un ex Js ap pepyyeBOq! e| uD anb opRuas wigeH] “9prer wo EA offsjog [> uo opnow yqEY so} as anb exoye A ‘so29]]8q SOT 32002 ap saat ‘01 -uawow [9 ua 2eu0}>0e—1 oprpadury eqey 2] we -91mq 9p pepreusur ng sour um 9p osdey [> ua canismbpe sopod ns opor opearun eqeiso ‘spur -ap of sod ‘2ourspe ap oxper anozq odno e “eed eso 09 1e2ey pnd? “pepilojdiad eusstw B us en -25 4 epee v opeune ¥qey ou orad ‘sopnadas 09 pa |] sooTUpIOUE SOIUBTUNIAOUT OD ‘Sar3qTEq SO] expuar 9] o1s{e> Jp anb ws owsTu orusWIOW > Ue uoneoyTSTRs ¥] ap operearod Bgey 2g “uoYsedn> -oaid yf sod opeumuqe onary [op 91S “onpuyen je sod onuap apsap opezeuoure oad ‘599 -uoita ‘opniuas ap orsedwior) “sorpounaiuy sosed ap s]qzjonuoom worDerastjord wun goro (geueION titad en movimiento. S pleados de los edificios puiblicos que rodeaban la plaza, y la cruzaban en todas direcciones, habla parejas que se encontraban, colegiales ruidosos dando vueltas, viejos comando el aire, nifios apu- randose a concluir sus juegos antes de volver al hogar. El también debia atravesar la plaza, pero antes tenfa que cruzar la calle, y lo hizo con pre- caucién: en ese momento los choferes de tos je- rarcas ministeriales encendfan los motores de los autos y realizaban coda clase de maniobras para ubicarlos del modo que les resultara mds cémodo a sus patrones, El ruido era atronador, y no hacia mds que sumarse al zumbido multiplicado de cientos de voces y llamados, més el coro de péja~ ros en los drboles, que a esa hora se desgafiitaban. A todo lo cual se sobrepuso de pronto una nota aguda y sostenida, que Varamo reconocié casi sin necesidad de registrarla en la conciencia, y le hizo alzar la vista hacia el otro lado de la plaza Por la larga avenida central. pudo ver que efecti- vamence alli habfa comenzado la ceremonia ves- pertina del arriado de la bandera. Justo enfrente -del Palacio de los Ministerios, plaza por medio, estaba la Gobernatién, y de sus portales todas las tardes a Jas cinco en punto salfa una formacién de cadetes que procedfan a artiar la bandera que 12 habjan izado, en una ceremonia exactamente igual pero inversa, a primera hora de la mafiana En ambas ocasiones, el lento recortido ascenden- te 0 descendente de! pabellén era acompafiado por esta nota sostenida del clarfn que ahora esta- ba dando el la del bullicio. El sonido agudo de esa tinica nota se hacla muy intimo y cercano, y se independizaba de los soldaditos que vistos a la distancia parecfan miniaturas, entre otras cosas por el colorido chillén de los uniformes, la pos- tura metdlica de «firmes» que los deshumanizaba, y la formalidad impecable de su arreglo perso- nal, sin un pelo fuera de lugar, tan en contraste con la exubcrancia tropical de todo lo que los ro- deaba. Cuando cruzaba la calle, prestando la maxi ma atencién a los autos, que se desplazaban len- tsimos pero en todas direcciones, uno retrocedié y avan26 y hasta parecié ir de costado alrededor de él, casi como si se propusiera interceptarlo. Era una de las Hispano-Suizas importadas mu- chos afios atrds por los franceses, un enorme apa- rato negro de ocho metros de largo que carras- peaba y tocaba la bocina y parecia encarnizado con dl. En fa tensidn nerviosa en que se encon- traba, tuvo un momenténco sobresalto de alar- ma, como si un extrafio monstruo mecénico lo 13 st -14jo £ ofisjoq Jo u2 opos zo1au ap some epyensip epeur vun anb spur souoromour se] ® opreyD9 ue gissjour as ou anb of 10d ‘sezqoyueui Sessa ua Dpeur Tis & oas109 ap ajslasas F operquumasoze eq -niso owrere, ‘seioueued & sepipipd ap sourleq [P spur ‘opencor weygey ou anb souOIeUIqUIOD sel sod epinfas ‘exopeued epeSn{ ef opeioue eyqey o7 -ajarummb fa e359 wq “Sop ud epe]goP owLpend op zfoy tun ‘eded un ‘ojopuprajoaus ‘4 ‘eqeSnare as vratnbys qu vf anb opegos ofeia wea ‘opar -oysap ‘osed un 2p 2291714 un B19 anb o1 & ‘oueur 2] Uod aruauresorarou opexoide eyqey anb of oxtut JI[e oamse opuens of9g “ei9e B] ease eIODK YOU “J uo amas opnd yp A sapasonas o ‘ezueae ap gurusar [TAgiome opesad Ja s2oucaus 0195 vasipe -ide> osdord ns x2 onb ‘sajoyp jp opuep eqers> aj anb of guios A oueur ef gunso owrere,\ ‘1eIS9) -oid exed operate opersewoq ‘oxsnu ap rezad aug 4 ‘0199 ua Tepanb ‘somppi9 soy sopor se2q02 ‘sepnop se] sepor reBed 20d seioussin seunuad -o1 seis0 vjomposd ounsepuep ofon{ jap pepuein3 -o1i eusttu e] orad ouerpousroiuy un sesn 3e]NB on ones un w9 Soliy Jo To OUD: fp >presAUD gyronb ropesed jo X ‘oBje opeued ejquy z9A Bisy svfrare sns woo repreyp o sexdusoo sey ro8y & ezeid e] ap tuo zy & esG2A opuend ‘ssp soy sopor Fr ‘sopemope> 0 sopeyos sorsumu soun «rose op ugise20 wypied ou 4 ezopeSn{ zeumauoo eun eo anb ‘axpeui ns rod ous jp 10d opeue8 ou ‘sorur ‘nu so] too opeur9 osurp un opreSed esorigy ‘our -vs1009 0] ap PgeIEN as anb o1A ‘opuafoxp uqras> a anb 0] 19puarua 280] uy je opuend :ou offreq asrel ope olqap SSs1ouDUr ZA vpeD sSoUOIDIe UO 20p Epes ap wun onb jeur ‘orad ‘opp je ua ori p ueuod “eq “msoiord sepepediauy sey “opezeusure ongrynbe pp sozeig soj ap soisugous & oss ap Soaisqnatioo sosouvjeq uo opuesadnsas ‘sajmmur seurard sns opuarpnoes ‘sexpuy ap eqg ¥] 10d ofaye as oweUT F] up osed [9 or) “oruaastis ns eyf9 ap eBuzrgo wos je anb eiuied ou anb euonbed wer pepisz20u Avy ou peparsos e ue anb vorpur anb of “opour tio ap epta F] eqeued as ‘oleqes yp ered opena “ape souau Jo URE Of OUDTUUIAOU ap SepEIMD -agrp seAno ‘aiquioy 225g opPisy or9qfeqe> un wD anb ‘eiqonreus vise 2p omisumssul yp ‘pepeds> onunsuy un sod opeuoze owoo ‘opueoi20e 2qU3s9 as BA “opesquunasoae 2qey se] episode e] amb Je o1qures ap uprouaigo ap oanisodstp un expzew ua rouod & asopugrproap ‘osad ja gxeqaxze 9] UY |B ella -eperoatnba oueus ef o> ojTIs}0q fap SOPE>XS A sopre2sng ejs9s onb poyEp 0] ap spuIpe "eDUEP cnaduut eun esas anb oBzn{ ord “warp ap ssr9qq So] ap oun 2]zezisour 9p opesuD3 oams> omsuxOw! tan Jog “ounspsin ‘ezaqeo 2 o> oBoN.~09m4 spur vjuon ong? “o1quse> eyual ov eff jOPEIsewIOp 8. vio osad up}! ‘opreusor ® eqeBau 2s wisp ‘sOHNOY ap ‘ere UO?) “BIOpapua vy] ¥ OTpuar of 26 A “ayOY Jp opep eyqey 2] anb osad jap gproze as anb sep] ~'sepauout ryuan On| {eSed OwUg? O14? SOI] “is[oq, sof asiesiaar ® gzadure ‘ugysion ypowout eun opusiaey ‘epromnbz; oweus ef woo seouowwe & ‘refed wjgop anb zeprooa! ue oxuouiour un gpres anb eqeiso opjensip ue] “*ypazep oueur ¥ ap 183 “ind jp & a2pyy jo Uo> Ofs ogno oyenbad jp oan -sns A ‘exooe Bj sePnsua ou eed offisjoq Te peded Jp 9up2 98 “guajoauasap oy oxerpeurur ac] “opeU0s e guipouy as jp 4 ompded un uo giajoaua Oo] PTE -opep ap Bano} u> ofo2 22[np uN repeuDS ease cupiisodxa ns arueisuy un sauNeMp opurasssqo coanase A gpnyes 2] ‘Seioyas se] ap TUN FE 9DINE ag -aszezireynax ered uoiq z}puan a] opwog Un 'ugisad ef opeleg eqey af anuewayqisiaard ‘Pp ‘y 010 ap sepeaeaze aseyy seSereatyy aps9p “Opor ap ueppua, ‘serueus s1gos visendxe vpopeoreur ns uyo9 ofans ja Ua sepeitos seusSspul serOuas ap eT epesiaa vun ‘ezejd & & east P| epOD OptEP Pep! -ear uo A sfeniuan vpruane % ap epsombzt e] A ey “orep e eseq opuorssed “efucy “esis vl eypuanXs bs apuop eisey Ise A ‘fp ¥ a1uoLg “SopensoanIue sofo soy o> opursfut ‘oaniap os & ‘seueasuno opp -ouo> vpeo Woo ¥yp sod 209A [fu epeAoUaT ‘easy <210u! up euSypul sueLEPDOA eUN 9p eqeUDT| OT anb of ‘euSipeus vjseupuod ayqera[ovu uoo apresed e eqedou as ‘exombpeno ‘[pnbe o ais anb 4 ‘oper -soad Yygey |p anb ‘eoryp 0 apurezl ‘oreutp ap eur -ns eun 9p wo!MIoaap v} Bag “eqzils8 anb vo ‘uo}potau0o vy 10d zeBzn{ x ‘ovuouear wesqap 2] ep -eurpnye aitious ns uo anb ‘ueqap 9] suauresand -ns anb orourp ap vumns eun exoinbpeno & peur por ue vpsisuos emooy ns anbrod ‘opourgouy ord ‘oosouoiuig “pepnio e] ap jeuorrpen afeu -osiad £ opunur [9 opor ap opr20u09 olay ‘020 tan erg “voreTOsH ns 9p 9928 O] SoUDDsqO sorfns “uj ap asep epor vos varurope oj { axqurou ns eq -21:8 anb wuo]pyp Z04 bun orusWOU! 959 UT sospey saiaqfiq sns seigures ered uryey owsg> osrenm3 Ud ou ‘oINaWOUT [> U2 UEqzosnq 0] orag “Toure weqeosng upiqurer soja ‘opour ns V ‘weqerodso so] anb searunsord sey & weed ve ‘uzppnoe e1oy eso e anb sorsUITeW 0} ¥ aA ou 31q ~psodut erg “easia B] ozyy ‘TenueU ap ose> un ‘09 -idox orapepioa un ‘[p ap ose pp wo OWN sag ve-RYrURY UIs ‘ojos ‘supems tw ap ese us eM -25 & ‘soap ap oajdwa un uoo optstaraaigos es -t159 “une soad 0 ““opeurarur z1e189 0 ‘oBmpUsU un eyes 0 ‘ouonur ereiso Koy ‘opepnée tiarg “ny aur OU axi9Ms z] 1S 0 ‘opruornyos BIaIqNY SO} ow Js ‘seurajqoid soysmu eyuar u2aol ap od» 3 9p dans “(souefeq un 9084 ered woisppp pepe xy) Pepe ns ap ‘ompeur arquioy uA, “uomensowap producente a largo plazo porque lo confirmaba en su delitio y la préxima vez se encarnizaba con esa vietima, apoyandose en el «a cuentav; no obs- tante, muchos lo hacfan, para escapar en el mo- mento, y fue la solucién a fa que recurtid. Vax ramo, Empezé a buscar una moneda, y con la mano izquierda le resultaba dificil, tenfa que ha- cer una torsién de rodo el cuerpo para meterla en. el bolsilio derecho de la chaqueta o del pantalén, donde, por un atavismo.de diestro, metia todo. Al fin logré sacar una, con la punta de los dedos, y se la dio, pensando: Busco amor, y encuentro a un loco agresivo, El loco se aparté murmurando frases inconexas y malhumoradas: «me la dio con la izquierda, el hijo de puta.n. En Colén, ciue dad medularmente cavélica, persistian protocolos littérgicos como ése, ;Pero acaso no vio que no podia hacer otra cosa’, pensaba Varamo. Cuando quedé solo, y retomé la marcha, se pregunté por qué no podfa usar la mano dere- cha, y en realidad toda la mitad supetior derecha de su cuerpo. Traté de concentrarse, 0 de des- concentrarse... Ahi fue que se dio cuenta de que estaba realmente distraido. Porque lo que pasaba era que habfa conservado en la mano derecha, tomndolo con Jas puntas del pulgar y el indice, el cubito de dulce rojo. Lo Hevaba a la altura de 24 Ia cabeza, con el codo flexionado, El calor habia derretido buena parte del cubo hasta hacerle per- der las ariscas, y el jugo azucarado habia corti- do bafndole la mano, y més alld, por debajo de Jas mangas de la camisa y la chaqueta, habfa flui- do en hilos pegajosos por el antebrazo, Buscé ur- gentemente con la vista dénde tirarlo, pero en la plaza, ya lo habia notado muchas veces antes, no habla cestos de basura; otra falla de las autori- dades, que lo obligaba a Jlenarse los bolsillos de papeles imitiles. En este caso el bolsillo estaba descartado, si no querla hacer un enchastre irre- mediable, asf que se acercé a uno de los canteros, con la intencién de tirarlo entre la hierba, donde nadie fuera a pisarlo. Pero hubo una solucién mejor, porque estaba junto a un arbusto alco y pinché el dulce en la punta de una de las ramas. Quedé como una especie de flor informe y car- nosa, después de codo no tan ajena a las posibili- dades de la caprichosa naturaleza tropical. El brazo le habfa quedado paralizado por la tensién inconsciente. Lo sacudié, esperando que la san- gte volviera a circular. Se miré la mano, de la que separaba al méximo los dedos para evicar la pegajosidad: la tenia glaseada de rojo, brillante, como metida en un guante de vidrio. Emprendié decidido la marcha hacia su casa, malhumorado 25 Le Ppp soperedax ‘Jenaigey osueosep jp sod eI ou Aoy o1ad “eyso1s BUN JodeY BIJos Boy ws Y “BUTS 2] U9 opnsea gun as ese ns ¥ Boy] open, zoduuon ns rednoo epod gnb uo? ‘eqesuad ou oun 1s o1ag “osuoruresuad Jap uy Jap eOY 2] Op -eu0s Bgey spzind “peplouoforsi9y eum upIqure souodui @ opruaa uE}qex, Sosjey so19/]1q Sop SO] “pureued uo apres vo vasey souDUr of 10d ‘eyosoy -y A oruaruresuad oqny jye ap anzed v A ‘295 Jap soup e any esq “19g pp oayes ‘ourwps unui e809 sop se wrvoreqr onb oxdsou0> upure og -ny ou anb ajqnonpoxy wea viouarotp ap 210d so Buf “wembsopend sesoo sop anu feo"per pep -rpusSororay Pun g1Dajqzass 95 ‘eurtsjpouror e>0dp eun§je uo ‘opunw jap pepper e[ 2p onunuoD [P Uq “epeu opusis reurmIen veypod owoupos A epea © ueypeambg ‘sopeoyisyey saxoyriq sopidna -s9 sosy ounBuryy cepsisqns euiajqoad 9nd? spur -esuad ou euistw Js 10d gipio9p ‘oxnoi1s0u09 Oo ~enx9 un uo ‘squou Ns “PIOU B ap epEIOqrT “opid spur ssioaow e gzadwo ourese A |p U2 A ‘ojDEA epared ane jo omosd agi “sramnb opueno ‘u3Iq -urer 28 onb sopnanus] sesorSiposd sey euon9 ua rewor us ‘peprojea Fj woo unWOD of 30d wD -ose | 95 pepoaes$ yj ap Ao] ey ‘Jse BIO oadurais spamb org ‘opens ye Purex e] 2p 3929 uo euezueUT 9 zun epre anb oiueisu jo gsed s seuade spurep so| ved anb senusiu ‘epia vun ypor azmosuen coum ered onb soj uo oduion op seinging 0 soni -pur sosde] soso ap oun uo resuad oziy a] “epored 2] ouros odwon ox opesed ryaqeq 1s guumBord 2s £ (pups e ered ousng 398 wypod ou) ezaqeo ns opuesoaene opeyso yqeq aiuenoUad MOU Bf oduran 2389 opoy, ““'sigsioarp ua ‘oyoo ua ‘onend ua spndsop "pear ej od ejopupjgop ono fp eI> -ey oun ueqeurutes X ‘eueqys eum ousoD ‘serund se] sod eropueg % weqruzos sop sono sezmuatur Ssorqe| so] 2p o1usumnsuy pp eqeiede oosnur opepyos jo ‘onmureanoayo “A jnspw Jap UpH2NP 9 seaTur P PMA OIp 9g "BOpUEg v] JeLATe e Ferd wo JE epe|omut ujzep Jap woU e OpeseD e}qzY Op -esed eqry anb of ap w2tfon9 B{ UO opyeD eIqry vA anbrod ‘oouprmmsur auans sod & ‘osourBia194 any ‘souo}esuos sej u9 ‘sopranaox soy ua ‘soya, 50] Wo ‘soroumuE somnuTt So] WO oasng “opUOY spur 291 eped ‘Ip ap onuap gosng “epeu wzeIque> anb uts operquies 21qey opoy, 2219 9nd? ‘odwon ap osad un dopeuiniqe osed un vuriaue ap opr mb uejqny 9] anb odns ‘es09 eno eunsunt roqes ap salue ‘e101 orquies un (zezaqeo ns ud B12 02) aire pp us ofnpord as opuens ‘ezejd x ap seumb -s9 se] ap vum v ejjes anb yeuoBeip eprusxe e| 9p ourures ap pear 2 eqeisy ‘pnb 10d usig rages us apetito de la cena, por lo que se acostaba, sino por un agotamiento nervioso y un malestar que Je impedia literalmente seguir en pie. Cayé como una piedra, sin poder siquiera sacarse el traje os- curo ni los zapatos ni el sombrero, De inmediato emper6 a retorcerse en una especie de pesadilla despierta, cubierto de sudor, fos ojos abiersos porque si los cerraba tenfa nduseas, y un bulto durisimo que se le incrustaba en el costado, a la altura de la cadera, cuando giraba. Buscé en ese lugar con una mano-que se absia y cerraba en contracciones involuntarias, y tuvo que revolver entre los nudos hiimedos que hacian la ropa y las sébanas, hasta tocar un objeto tibio muy pu- lido, que se resistla a dejarse aferrar. Al fin logré arrancarlo de su sitio y tind y empujé a ciegas, con toda Ja mano porque los dedos no le obede- cfan, como un manco acostado dentro de un ho- jaldre blando boxeando con una ostra, hasta que el objeto fue expulsado de la cama. Era un reloj de plata de dos tapas, que volé al suelo y rodé con un rumor sordo, largamente, sin encontrar ningtin obstéculo que lo detuviera. Al fin tocé la pata del ropero. El impacto hizo abrir las dos puervas del mueble, que no ajustaban bien, y el espejo de cuerpo entero que cubria el revés de una de ellas barrié en semicirculo todo el cuarto 28 hasta quedar detenido en direccién a la cama y a los ojos de Varamo. No se reconocia en esa figu- ra horizontal que pataleaba y gemia Aunque la casa estaba en silencio, llegaban al quarto sonidos de toda clase, todos irreconoci- bles. Algunos debian de venir desde muy lejos, otros eran proyecciones psfquicas de ruidos que habfan hecho el camino de su percepcién en otto momento y en otro lugar. Crujidos extrafios, adelantandose a golpes tan habituales que la con- ciencia no los registraba, y muy por debajo de todos ellos el susutro de su propia respiracién, ‘Algo suelto, que sc revolvia en su vaina de latdn. ‘Aesa hora, en los interiores, Ja luz se devoraba a sf misma. Eso también hacia. ruido. El silencio creaba pequefios vantes» y «después» en las suce- siones de la luz. El ruido mismo hacfa ruido, dis- creto y plegado. En realidad, para tener una pe- sadilla no es necesario tener una pesadilla, como Varamo habia averiguado ese dfa con la cuestién de las falsificaciones. Bastaba con encontrarse en una situacién. Una cantidad de cajas apiladas en los estan- tes superiores del ropero, tantas que habian sido metidas alli a presién y se sostenfan contra las puertas, al abrirse étas por el choque del reloj, empezaron a caer al piso. El movimiento, y los 29 TE vrombis eypod ou ‘eso> eno opiouos Bey OU 4 ‘osooad 2189 9p onuop a1uourerous operons “2p ¥Iquy 9s OWRIEA 9p BPIA eT “uaHr1I09 98 sox opranpord fe ows sorypsBowsp somg -ijmbasop s07|‘sofiey woo. 4 sepese> wrequass wh «199 -orede & uorarajon opueno 4 ‘eurnoseur euange Bj 10d awuawreidnage opyenuo> eyqey as puren “2g u9 sousdiys op uprorodoid yy 2oEAsTy UO! -eoyidxo eun vyquy upiquies jnby “opeseo eFqzy as ou anbrog {0123105 #19 pnb Jog? :oj0s esorpuodsar os onb exed spaor fe opreaunoad anb ejqepy copes -29 ¥Iqy 98 Ou anb 104g? ‘ourereA ap Osto P BG JeuoTsuaWIprun auureOINss eI OpuoF [> v9 epia 2 ‘sexsondzodns { sepezejonua seanidadsiod 3p ofny Jo opoa ap sesed v ‘onb eqeynsos ord corun £ ojos un sos ye & ‘oralns aso ap ounsep P © pepreuosiad zy zymansuo> :oursrur j> asdurars bud Uorxagor ap oad [> X “TENpIAIpur vrouonsTx> {| ap sapeproinusoxe seuanbad sx] ap eun eps 2q ~efayau as euoastpy B ap BUTE BIpeINYY e| Uy -sepesoasod Anuar uezo seleo Sef ua sesarduit onuarunsouaa ap seysay se] ‘ourons 10g epren8 & ‘opnd anb of opor giduioo owrere, 0€ ‘auain8isqns uorsepinby ej ug -sooseyy sommounte uegeurr0o sat anb sesodsa uoro1am $079190 soy A ‘opperede uejqey opour up8ye ap sazo{nut sep seouonta exed £ *(etresooou ejSojouse ze] ezemp -ew enb e zeradso anb uoroiami) spre opersecuap Pepaaou ve] opezre, uejqzy anbsod ‘solo ap sex -29 A auige un ua woserqanb wefseq so] anb sesosd “tuo se] ‘Pepte> a1us|20x9 ap uBs> soionpord so} anbuny ‘jeues pp uo asredn20 v ueyuaa anb sor -21]05 sazopeleqen 9p upiseygod wipe ns & oprqap ‘resn ered soastj se(eo uo soperedsid sozuoune 2p ugnorotqyy 2 ue orauord sped any pureueg “sox -oye sns ured omfas spur ounsep fo opared ay upisiaauy owoo ‘spne oduon jp opesdwioo vq -ey se] “ofodso ja us ounstur 3s ap opus fp axqos ‘squ99eA jap sortugre solo so] a1ue ‘yoog-dry un oUr09 ‘epeose> zojpa us weqesed e1oys anb ‘ase, “to So] 9p uoirE> Jo us semIOLIRD safeanig uD op ~e1uesaidar opon ‘somay ap so8n{ saoeq exed sey sed wasey ‘n2as eased ‘sarquin oj ‘soued uo 2uze> ap oajod ‘sepeoostp upsnqn op seaape ‘serosa ua seded ap spind ‘wauyauessu: eprusoo ap sefeo wey “seagsoons seppeo se] woo pepyiqeass werpiad sei: ~roaid sejtd sns anb eprpau ® “eno sen vun ojpns je ue oxsedun opuaisey ueq) anb [> wor opros anboyp jp sod sopenaund ‘souopyp soaze worst “iy ‘Sepenurd wegeiss anb uos szueypiig s910]00 imaginarse condiciones distintas como uno no puede imaginarse viviendo en un mundo cuyo complejo espaciotemporal tenga una dimensién més. Y, sin embargo, no es tan dificil, Los solte- ros contaminan el mundo, crean una perspectiva propia, y sus peculiares soluciones crean otras realidades, realidades de un dfa pero que dejan huella, Nuestro héroe tenia un hobby. Era su via de escape de una existencia en general melancélica ¢ insatisfactoria. Y cuando al fin decidié que era Gil tratar de dormir de dfa, se levanté y fue a su tineén de trabajo a ver si le cambiaba un poco el humor. Después de todo, no tenfa nada que hacer. La abrupta entrada en escena de esos dos billeres al menos habla tenido la virtud de sus- pender sus preocupaciones por el empleo de! tiempo. Pero el tiempo volvia a imponerse. En una mesa tenfa una cubeta con un pez de unos quince centimetros de largo, uno de esos peces amarillentos del canal, que se decfan mutantes, aunque la transformacién, si la haba, no era visi- ble a simple vista, porque estaba en la velocidad de nado. En una gran caja compartimentada te- nfa una cantidad de frascos de dcidos, tubos, ca- téteres ¢ instrumentos cortantes y punzantes. Les eché una mirada de propietario celoso, pero vol- 32 vid su atencidn a una especie de maqueta de cat- tna medio hacer que estaba sobre la mesa, Tije- ras, hilos, pegamento y un revoltijo de recortes de cartén indicaban los muchos tanceos previos en busca de la forma; y la maqueta por su parte, en el estado en que se encontraba, indicaba que Ia forma estaba lejana todavia, Se haba propues- to representar un piano. ;Pero cémo era un pia no? Por supuesto, no tenia un modelo a mano, y carecia de memoria visual. Sospechaba que, como la mayorla de los artefactos, debia de consistir en cubos incrusrados unos en otros. Aunque con eso no adelantaba nada, porque toda [2 cuestidn es- taba en cémo incrustarlos. A. priori, habia cref- do que sabia perfectamente cémo era un piano. Cuaiquiera lo sabfa. Como no era necesario que fucra un piano perfecto en los detalles, sino sélo uno que evocara al piano, y todo el mundo po- dia evocarlo a partir de una forma esquemdtica, habia creido que serfa una terea facil. De modo que se quedé perplejo cuando, después de repeti- dos y laboriosos intentos, el objeto que salta de sus manos ni siquiera a él, que lo sabla, le hacta pensar en un piano. Su hobby era embalsamar animales peque- fios. Lo habia emprendido en un espfritu no tan desinteresado como el que se adjudica habitual- 33 se -pueo pun vos opusydums 4 ‘somupur sovod ua asreoey ¥qap ored sojfis ap ossoozd un wppored anb of ‘epunas epra eun & raajoa eIQap 4 sour wyqap einaen9 esq yooeY anb eyqey anb of caueD erg! ‘osuowruy oruoyesop un pnUIS ourereA “Ter -ed urs sojnsyjo ua eqepeu onfpooed Jy -oprestay & ene Jo axqos ourppur 9g “spar je xesed eypod upiq -urea “]HYTP gases A yxy oured ey opppased Bqry, oueid [p revomsazu09 owo> jst ord YIP a -ied vy eppared zod pe reurespequig “spndsap pb & soiue yey as anb eqrisodurr ou anb jse ‘seantey ap sapeprtzao oo opueleqen equise ‘zad Jo 10d sereduio owistas of eqecy “ope| une ZY By “es ~onbeu 2] e voryooueppw eperws eurpyp wun sea, -sopepingisod sns ap ye spur sueureanruyap eqeis 09 o1ad “eaispur ap eiifeo oda ap owsyy -eoour Un Zesn opis PIEqeY [EPI OT “sosoperduto> soene ered vpeidorde ‘eyoared 3] ‘eormeduris eu20s0 zun ts “onlawows [a Tasey OAIEUREI| opis eFqeY, oseaey [9 orod ‘epeoso 2 ‘ouvid ja sod opezadura TIQUET “wOIOD ap JP oLIOD PUN UN UD penIA od -os fp 10d epiuaisos ou vorupio vyzoretn ey emp anb 020d oj eqes anbiod omuswour ownyp [> vasey oats ‘eueSuryed ef uo eyuon of zad jg ‘owed P opurooa zad un sosey oasondord eqey ag ‘rex soypn pepmas woo asioqes wypod zounu onb 9p spurope ‘sepeis ve -vurap wero ‘owusjumAout fp opueszeosop une “epta ¥| auan onb sopepyeno se] sepos x “Soyo too rez edu op sonire ‘ordmund je opmso uejqry ow0> [3 [tay je repanb ueyqap anb apap s9 ‘sozavus “e> -nspaioeres emasod wun uo ‘sopemIeu “ourepEIG ‘u3iq «aeponibr wejqaq “uorsonposd ap osoaoid ns ¥ soatiaptigosen ‘seproseu Anur safety sop seun8je s1qryx> anb wean ‘seyopuaa epusiaid 18 por aiqos ‘seyressoau wos ou anbiod ‘seza0eq, euad 2] afta ow 0 ‘seypoy uaiq mmso anb tousn anb ses seso ap io ‘sood veg “sequie ap FIP spun aaueiseg A fsuranur ey A epia xy anu opor ‘ueiqns of anb owos “epernsousop pnapey eum 21g -05 uespuanxa as seqanid sey ose> 21s uD anb ex9 JOpeiwopesap spur OT “10219-4-0Xesu9 [9p oporpus oanrumd ja o> ‘auano ns od opor opfeiuan -up nb oprun eyqey anb ysy ‘pureueg v opeSoy UBIqEY OU EIGEH SOT Is 0 “BUIOR Jo a3qos soqyT BIG “2 ON *wzxonDe1d oj anb erpeu v opioowes tu o1 “gO [P oo o1sewoD unSuTE oprusr eqey roUN anb uamje ered sous A ‘popy s9 ou seuresteq “wy “stata ered pepranoe eso ap seioueued saqqeq -osdu se] ap 1apuadap anb yspuar “uolselnon 3 sojsouod exeruaiy u91g ou forgo ef v teyzeAdyy oj anb sospey saxsjjiq ua ¥uas opjans fp 1s x “op ns oxfeur ns se1uaua}duio vied exxo sopuoy asreaype ap uy fe uos ours ‘Aqqoy un e suoU! dad de pasos establecidos dados sin fallas en la sucesiéa correcta (sin que él supiera bien cudles eran). El més horrible fracaso, can horrible que pacecle casi sobrenatural, era que, al terminar, ¢l animal siguiera vivo. No que pareciera vivo, sino que lo estuviera realmente. Por increible que fue- 1, era lo que le pasaba a dl Justamente teniendo en cuenta los muchos pasos que eran necesatios, y el orden en que ha- bia que darlos, asi como la dosificacién exacta de las sustancias que empleaba (dcidos en su mayo- rf), y contemplando la posibilidad de que le sa- liera bien, se habfa propuesto llevar un registro del experimento, para poder repetirlo, Antes no lo habia hecho porque tenfa la suerte, can rara entre cientificos caseros y bricoleurs, de que na- die le tocaba nada de sus cosas, y las encontraba tal como las habia dejado, aun si habla interrum- pido en medio de una transfusisn, Ese cuarto era su laberinto secreto, y en realidad toda la casa lo ra, y ya que empezaba a extenderse, podta deci que todo Coldn, todo Panamé, era su laboratorio secreto, Podia trabajar tranquilo, tanto tiempo como quisiera. Por supuesto, él habria renuncia- do de buen grado a este o cualquier otro traba- jo que sus privilegiadas cixcunstancias le permi- tieran hacer, a cambio de una esposa, hijos, una 36 vida de familia, De todos modes, y por préctico que fuera poder retomar después de una o mil interrupciones, cuando se trataba de lo fugaz y pasajero, de lo que quedaba atrés en el tiempo, esa ventaja no corrfa. De modo que tomé un pa- pel en blanco, lo alisé sobre la mesa y le puso en- cima un ldpiz. Y fue anorando con su elegante le- tra inglesa profesional cada pequefia cosa que hacia con el pez, dejando un espacio entre nota y nota y ademds numerandolas, para aventar toda duda sobre el orden sucesivo. Como el trabajo lo obligé a mojarse las manos, y embadurnarse los dedos con los aceites resistentes que desprendia la bestezucla al ser apretada, el papel perdié su blancura y su cualidad crujiente, y las lineas que siguieron a la primera tomaron direcciones err4- ticas, hacia abajo y hacia arriba, esquivando las manchas. Lo que hizo con el pez fue fo que le parecid més razonable. Las lineas de corte con las que emper6 le salieron tan torcidas como se le hacian las de escritura, porque era resbaladizo y no con- seguia aferrarlo con firmeza. Deberfa haber sa- cado todo lo que encontrara dentro, pero no pa- do, simplemente porque dentro el pez no tenia nada, Pelé una vaina de azufre y se la colocé lon- gitudinalmente contta el espinazo. Pinté los flan- 37 6E ap ojduiofo 0d ‘soxorig soun apreniofuy “orpowtos us js anua sopejsre ‘oueid £ zad anua ugfunt “sip yerouoso wun vqejenor wiuow spur epesran ext ofeq anb oprngapur 2 ofea o8fe 10 opnd ojys A syuawperrut opeurBeut zqeq as aonb euacse B] sinnsuosas 9p gen ‘[emuass ue OBfe ua opes -uad wroiqny ou amb 19919 epod on “pepyfojdiod wy xod opeatpered opond ‘euro1q we exomnbis nr soueid jo eiea02 onb ajqisodun wo jse & ‘sopap 1 ssoueur osodura o1uainBistoo 10d 4 ‘sozeiq eto ow zad un :oxodord jp exed sopajoursp arureiseq aifeep un 2p oruord ap euand By ue 9e oZy oj tiambpend seapr ap upioepose eum “~-oniaut -naisuy ns awe exstuvid pp emasod ef reruasoidoz e epeunsep ¢ ap souaus o spur PUNTO} vuN Opep apoqey ap A “(sojqisod sesneo se] sepor uo> 3eq -oid ou buad vun groored 9[ oroaja un op repuiad -ap |e anbiod) sewropay sns uo efuay anb seinuen -sns se] sepoa ‘oziy anb soundje X ‘pnuooua aonb soza{ne sof sopor sod spo29ur ap sgndsoq “vioueuod siduiais ef ua anSoyd & su109 epeo ep ofnqip [> ‘opie ap eDexa pep “uo vy ‘oueus ] ap ezzONy v ‘ugrDISod zy 01893 8¢ p Zerany ueqepanb anb sesoo pur yquyy zepey as anb of opor opensifar refop ausuzqeas typod as org? “ommny a us ugreayjdar e] equinGose sou -our fe ‘uproesidsar yf op olny J> eqeiz0> onsa 1s £ ‘auuarpuodseries rou e| reu100 ered osed epeo ap spndsop asrauarap © 98yjqo ag “auquieye un osuap 3od ajopuysed ‘souaw o spur ‘9:80 0} festruos ap apadso wun us v0q ¥ apsso%01 osinb spnd. -s9qj ‘sopesnfe uorpanb ou vuas0p eipaut op -nour ogny ou anb vasey { ‘ora(nGe epeo ua oun Dp spur se9u! Ba UpONJos By “soperedard vyuar anb vyfsiog ap opis ap sa[euo8rjod somon soy ered sapuei® opeiseurap sora(ne sop uorepanb oy “wpesesSuo Anus ef ‘owews Bf uo weqEreqsar 3] 98 o1uea ‘ansesap un any A “upseypns un w0D of -enx2 $07] “sopue|g ANU wero ‘sopap soy ap Budd ¥ woo go01 amb ‘sofo sory “epresoquja anb fo wos [usreur ood yyuay orad ‘poyrp emanzed eun ua openuaouos onispus un ap x] ojdwale sod “ugis -oxdxo ap asepo unde aprep opuonb equ} 223g -29 v] 8 osed ‘opmfas oxy “eynasayy ns ua seue2 -s9 se| reauasoud vexed vyzeaseq oso anb opuatuodns seupueyig 4 ojouma ap uoronjos wun gran onb se] sod ‘semmburaq sey age vasey 9fdos 4 x09 e] ap opeBjo> oanasos oT] “e199 € giajoa X ‘ornund =r 9p yoo ap oueur eum sandsap ‘ooupuse op ~1op ua opeugaidurt omsourd um wos sour! 809 ana, serfa una complicacién que lo disgustaba. Por suerte, el piano no le habla salido. Habria que improviser une solucién, y sintié una intole- able urgencia por encontrarla. Se le ocurtié ha- cerio soplar una instrumento de viento... Eso era més propio de un pez... Peto la sontisa idioa que le habfa dibujado con el alambre subcurdéneo se oponfa a esta modificacidn... Aunque quizds no era demasiado tarde... Con dedos que tem- blaban de la irritaci6n fue a amasar esa zona, y la precipitacién y la furia ayudaron a que se forma- ra un cono invertido, como una loca corneta de cate de pescado, Por un instante, al apartar la mano, le parecid una representacidn elocuente, y hasta aluciné la nova aguda que brotaba, el llamado a la accién. Pero ya no era la accidn la que se cernfa sobre ¢l sino ef descanso, porque habla quedado agotado. Se acordé del clarin que habia ofdo un rato antes, en la plaza. Debia de haber estado operando sobre su inconsciente todo el tiempo: era el imperativo autobiogrifico del dia. Pero cuando pasé ese momento, una mirada més frfa le mostré que el objeto pegajoso que te- nfa en la mano era informe y hortendo. La sesién habfa terminado. Lo arrojé al agua de la palanga- na, se secé las manos con la hoja de las nowas, a 40 falta de un trapo, pero después pensé que podia servirle de algo, de modo que la doblé y se la metié en al bolsillo; eenia un respeto supersticio- so por todo lo que fuera papel. Cuando volvid a mirar la palangana, vio que el pez, corcido, hin- chado, monstruoso, estaba nadando, de costado, de arriba pata abajo, como un caballico de mar, pero visiblemente vivo. Era el detalle final. Siem- pre quedaban vivos, a pesar de todo lo que les hacia, Mejor dicho, era la primera vez que le pa- saba, pero una vez. bastaba para que fuera wsiem- pre ‘Aunque hubiera querido seguir trabajando no habria podido porque en ese momento un portazo vino a desconcentrarlo. Fue como si se despertara. Como si de pronto ya no estuviera solo en su laboratorio secreto, pero éste siguiera siendo secreto, es decir como si de un suefio se despertara a otro suefio. Furioso y a la vez inde- ciso, sacudié las piernas, y el movimiento se transmitié a todo su cuerpo delgadito, y la ca- beza se le bamboles dolorosamente. Perdié cl equilibrio y fue a chocar contra la pared. Usé el choque como un impulso para lanzarse por la puerta, y cruzé la sala con resoplidos. No habia nadie, tampoco en el pequefic vest{bulo. Volvié atrds, al dormitorio, la cocina.., No habfa nadie, 4) ey red ‘pp uo giuss ey on orpout un opuep 4 ‘upy] -is un v ounxoude vy ourreA “PUR]ppAR BUN ap OU -euren [pp opeuso ound un arr ys ua opuarpueyq sereusure 9p om -oumnyp un gafos £ a]T29 zy EE 91aJoa as euzand yy roUodsen ap sortry -soms0, ~rayuy un ejuan anb exoye ‘po0qu as A grpaz> end o 2p sofa} ‘oXnupusip ou axpear x] 2p upIDEND -x9 Y ‘onuope reasy] ofop as anb op resad y ‘eyouaisisar [Iq9P vun anb spus renuosua us euaiqe euond ep epey ofmpuos vy 4 (eueuD eun Ise o3ona BIgeY 25 “er -naurp 2 ¥ eqegy] 9] eI[9) asopupLyUT ozexg Jap putor | “2[fe> B] ap oLpout je ahy "eyoso]y vos eqeuio of 28 anb opour 2qq “s:29ds9 2} ap sayqis -od ap ofan! yop eiony eqeasa ou anb 2h ‘sajresed eypod upiquies sono e anb ejqes oad ‘earouered DIpPUI kUN J9U9} OLOIw[9A eqENUODUa OUTeTeA “opeyyio afesuour un opour ns 2 ex opueurepord eqeiso anb o “eprpuosss e1oue!ouos wos cun ered oaes sopor ered sajqisuosdwoam ouro> A ‘sejoagew owo> sesondnsoid ‘seusfe souorauar uy se[ ¥ outs asrp19yo1 espod ou anbuod aured ua 4 eansoduroiur vpuajors ns 10d eqeaydxo as onep ~uIDaa [op sepenas seuwuan X sexzond sey enU02 ‘wsouas of ap PBuare Bsormy Py “uorsuasdu09 e 9p uy p> £ ordpund a uos souopuaru sey 4 ‘souor -uosut seq atoyrodns e] uo sowed unusoo 9 OUD) Oo pepyquss y £ emnooy ef sewios opand anb soxad -se souunstp soy “opor eypuarua as oBrequia wis A seagejed eun epuaius 3] 28 ou ‘ossondns 20g “omoso opeiop jo U9 eprpuny eqepanb sax0j00 ap. eauniy euros ey A ‘s0}09 oapruysp £ own] ns opewon wyqey apr 2] ap zn] PY aI[e9 BI ap op -DUI UD OPUPIDAID0A equIsy "VISIA v] ¥ spUE sIpeLE yqey ou ord “opepuposs oun Ja0ey wuorpnd ap -eus ns ouio pepo eres { oyewes oved ues ap #2 -nzeqz9 eum anb ofqyos>ut exg “soo so] xexs0onIua ony a 4 grsaprosua of opiarn8 fo ousiqe oqny, ¥ aig ou A ‘aay jap euand ey 10d greg “ese e] ap onuap op ueyu -aao1d ou anb sopms opuado vqrass ‘oxsage ua‘ ‘erany opruauos repanb espod ore1295 [gy “won ures onuap ote osnnut ye 1elop epod & ‘ono ua outos opuss un us owe eqruoruny anb o8fe ua ozeuod un ‘susurasnf ‘o1og ‘epaise uglier -1dsox eun ap espoypus Bj senboyp so} wos opuem -und ‘sopazed sej enuco zeioqps anb spun equpanb ou 4 ‘epeu yen as ou BA “epeNTUNT] BIA sorsID05 sauaiuo2 wed peproedes ns & ‘vyanbad ea ese =] “opueuosos eos waepor onb ‘ozensod omuel sures Opep esqey OW UPToUAMUT ns Opis BI=IqNY esp 1s spurape 4 ‘opuooss un messnq ap oduon opep eqey 2] OW O1Bq "eUEZOD FUN © a]gonW Un ap senep oprpuoose eraramiso osnsnuy fp anb onyes sentarse a su lado, toméndola de las dos manos de modo de empezar a tranquilzarla. Pero cuan- do le tomé la mano izquierda noté que ella tenfa un papel aferrado, y sospeché que ahf estaba el desencadenante del arrebato, Dentro de todo, era preferible que hubiera un elemento concreto sobre el cual discusir, y en consecuencia fue recto al grano y le pregunté de qué se trataba, to- cando el papel con la punta de un dedo. Pero ella, de pronto distraida, Ievantaba el mentén y olfa, El mismo Varamo no pudo dejar de perci- bir un tufo que hacia casi irrespirable el aire. Empez6 a explicarle que habla estado realizando un experimento, y ese olor era de las sustancias quimicas que habia empleado. Pero no le resulta ba facil hablar: el hedor le cerraba la garganta, y le hacia arder los ojos, de los que empezd a ma- nar un rfo de Higrimas, Ademés, lo que decla 0 trataba de decir quedaba ahogado bajo el ruido del chapoteo del pez en la palangana. En esas condiciones, era imposible sostener una conver- sacién racional, y mucho menos calmar a una histérica. Dijo con mimica «enseguida vuelvo» y cortié a abrir las ventanas. Volvié al sillén, levan- t6 en vilo a la madre y la lievé rumbo a la cocina, que atravesaron de prisa, ella abanicéndose con el papel, y salieron al patio. Al fondo, entre las 44 plantas, habfa un banco largo de hietro, en el que se sentaron. Con la respiracién normalizada en pocos instantes, y el ruido del pez apenas audible desde los repliegues de Ia casa, entre el susurro de las hojas y el piar de los péjaros, Varamo incliné la cabeza mirdndose la punta de los zapatos negros, suspiré y recogié su energia para la prueba de conviccién que se aproximaba. ;Pero cémo tener un didlogo civilizado con el ser bérbaro, instinti- jhumano que era la madre? ;Cémo se las habfan arteglado los hombres que lo habfan pre- cedido? Una madze era una criatura que tenfa muchas capas de vida superpuestas, el antes y el después no sélo del parto sino de codos los esta- dios de Ia existencia, y segufan vigentes en ella. Todo lo que dijera tendria que multiplicarse por la cantidad de capas de representacién existen- cial, y nunca podria estar seguro de acertarle a Ia profundidad en que cada argumento podfa hacer efecto. Por su parte, ella se le habla adelantado y ya estaba hablando, precipicadamente, incom- prensible pero con esa seguridad que le daba sa- ber que su hijo cenfa una sola capa de recepcién, la visible, La de ese hombre flaco de traje y som- breto negros recortado de las tinieblas del uni- verso y pegado en el exuberante paisaje crepuscu- 45 “y cowrugue» os9up8 fp reUduTdumo osondord TIIGHY 25 O[9s Joan J9 JS OUIOD ‘oopsyraTeTED opesewiap or0d un sepesaz0id 109d < wprso8p eer ugIeUHOFET 9p sozers 9p oysDq ‘ornsys03 “em opps Ja Bue2 soUTUPUE UN 9p EquEN as anb sewyuos ered gaseq 2] o1A anb o] oxed “(ay -ou ap 1829 exo eA) zm Pood B UO YOYIP O7y 3] ag “opaa] ap gwen 4 ouUOUE Je ow? ‘pepIs -oun9 euynueé sod anb spur oasn8 apep 10g “pprenuosue UIs “e1a}oq eupuag ey soured sepon sod woressnq vse) ¥ U9 BAPTA 9p vONDIANI so opuenc) ‘saaor] © opeBre] eqey as eurfoua anb aod sepered soruanaay opu2izey ‘worsppnd ows0> uorSze 0] 4 ‘orp of 2s ‘oxrey “uy Ty “opefan “uy ap oT[s Je ajzauod exorpnd jp & ueseruasasd ey anb eisey woypjoo Pe rep & eqi sj ou anb oxBns A ‘ojoiatuo9 Jap a121quI9UE |p UOD ‘seI>pEPIOA sed -a0q ap oUwUOPE [> QnSOW! Sf 1opapuds [> TEND e| aiueinp ‘wolsnasip eBzey eum pmBis { ‘es0D ENO opep urjqey 3] ou anb ‘ex2I0q FI B19 esp anb ua ghsisur axpeu e] ‘ousoypog oxuyur ns weg ‘S02 -eqereS ap ouzaigna ‘esombjens Jaded un exo anb 14 oufus ep ourereA, opuend “o199}9 Uz “P13}0q 219 Ou esp :pepanbsnaq Uo grajorap of as 4 sopey sop so] 10d gsr o] sxquoy Iq ‘opyen wqry anb eded jo op 3] eye 4 ‘e29I0q e] gupid 9] 1opapuias Pp ‘woreBoqj opuens “ugjo-) 2p opel ono je eqeas> oF eyqeq anb wprouoypjoo e onb onrsr9 zo upiqure onbune ‘ouza19 exe anb of ‘Sop soy 923 -ua seurajqord uls s9en uepspod o| anb £ ‘ourrat, eo onb ginfose 2 vf ‘oprpusiua [eur oxzoye> aso enuo> opueisaoid ‘eyeuedwose onb op -awor spur oam ou ‘opesues anbune ‘oumsturyy, PP 91sf04 jp opens -spndsop opsessnq v sesed ® gi onb oftp torportuop v opeZanue 10d ueqeaq -co anb emxo oyonbad ja zed osinb ou £ “uoy> jo2 un apesdwoo e opt xyqry aupem e ‘sps3e seuearsg “vorear eun opelap eqry a] anb ord Jeueq orposida un ‘ouaj2ar oprensos un aiuour e| v ofen aj jaded yap owadse ja ‘ounea y ‘sjqeD -esuy so8en sop u2 opiqag BIGeY o| 28 ‘opelnsn -so jaded un ap 28nj ud ‘ourur vj ua osea un op uaa eiaigny vy A ‘ferourw env ap eI[p10q kun opis ex21qny Jp 1g ZH] BIPSU B UD SoNSoIUIS 50} -1ug eypuordsop uyquieg fq “epew ¥qy ow sayeno se] 9p spnop semue: sop & sopronpos uozepanb anb eisey solo soj gisanua owere, “soulsose sofenaia ‘sosorpraus ‘seisioe € sopreqoo ‘epnta aigod wun ap sssopinSesiad ap vonase vudipew 2] a0 “earand ¥ 3p ofegap sod opesed ueyqey 0} 25 ‘ouewu ej u> ejuoa anb jaded asa esq ‘ouuoue un opiqna: yqeq and gewoiqord ja vio pnD? seduren ap uy] eqeiss orypos un ered vpusatauco ey “pureweg op 3] sin tener nada definido que decir, y hubiera lle- nado la carta con las frases clésicas, que parectan acumiuladas al azar, con el solo objetivo de pro- ducir el «efecto anénimon. Ya no habia luz, y la caligrafia era un desastre, pese a lo cual, gracias a que podia ir deduciendo a partir de los conteni- dos, leyé advertencias tan clésicas como «tts ma- tido te engafia», «te vamos a poner una bombay, «no te vas a salir con la tuya», etc. Podia estar di- rigido a cualquiera, a todos y a nadie: a alguien le iba a acertar con su culpa sccreta. ;En qué les concernia, si ellos dos sélo se tenfan el uno al otto, y todos sus intereses se agotaban en el juego de supervivencia que surgfa del hecho de que ella era una madre y él un hijo? Si él se hubiera casa- do... Dio vuelta 2 la hoja, y era la boleta del col- chén. Tipico: habjan podido dar vuelta a fa casa buscdndola y no la habfan encontrado, y ahora legaba bajo esta forma siniestra. Pero eso podia set una explicacién, porque en la boleta estaba el apellido Varamo, y la diteccién. Esto tlkimo qui- so comprobarlo, y acereé el papel a los ojos; no veia nada. Dejé la carta sobre una piemna, tomé a Ja madre por los brazos con las dos manos y la cambié de posicién: volvié a la boleta-andni- mo... Era una explicacién, de acuerdo, spero cémo hacérselo entender? Bajé el papel, la devol- 48 vid a ella a la postura anterior, casi sin darse cuenta de que durante estas manipulaciones su madre estaba hablando. La tenfa abi.al lado, al alcance de la mano, no sdlo a su madre sino Jo que representaba: la posibilidad histérica, para él, de tener otra vida; el sueio imposible de todo hombre. Al alcance de la mano, en una oscuti- dad cémplice... Y sin embargo incomunicados. Ella estaba hablando, tratando de justificar se, de responder a acusaciones que en realidad nadie le habla hecho. Para lo cual, en su pertur- bacién ya senil, debfa remontarse muy atrés, a una historia de hacia medio siglo, antes de que existiera el mundo que conocfan, casi antes de que hubiera Panamé. En el fondo de esa prehis- toria encontraba la figura de la Madre y el Hijo, que evidentemente para ella era central, y en cualquier punto del tiempo o el espacio al que se desplazara reconstruia a su alrededor la constela- cidn de los contenidos. En su inquietud, habia derivado al chino (cantonés), idioma que Vara- mo no entendfa. Podria haber dicho: «No me hables en chino», pero esto tampoco habria servi- do de nada; habria sido como decitle «no me ha- bles en la oscuridad». Volvié a cambiarla de posi- cidn, a tientas, como un nifio que acomoda su osito en los almohadones de su cama, nunca sa- 49 1S epia vem ap soioqesurs sopra soj enqzy ap 01 -ewiioj un ofeq eqesuapuoo anb ‘eroyzisu! 9p 21 -odso Bun owi0 eporsty vise EqeUIo: OwrEIE A, jsoueumy soxped & op -eqor opaqey ap weqesnoe 2 ‘oxns wrany ow OfFy ye anb apreqpordan & wepuaa ‘seumugue sensu] sey ‘senSup] sejeur sv] eioye eus1oue 4! oduron ye guataanqos Jerry omaryesop [9 anbsod ‘ojqysodun yore) wun oD sata anb oan, ‘opefodsop eiqey FI roH0y Pe anb jp upis9p z| us 10814 un OP. -pseoeu Paqey opssoey vied orod ‘uyngex un u> ojreuopuege ua sooen yfur gsuag “rezaduo apugp sod fu BIQES ON Zopa2ey OLN? “eEEPEOSD BIOIG “ap vp A ‘eueauow Bun onjana Bz=Iqny as opunus JP 15 owoo ang “eye a1qos weoer ezuEpmU ¥| 2p 01809 | opor £ ‘oueumy 39s un asranfoa eqap OP -ewiyue ovouMU osorsrjap 269 ss[sopiouwreIow eT ap sepuaid ueso ‘seunsSey se] ‘sofandoy soy ‘oxen -n{ ap soxsssaid so] ‘sonqmne sns sopor org Bape ‘oroinbur ‘ajgepnyes A opuy ‘owe an A ses -gur axon anue ap ‘pqaq un eID o3my> [gy wIUuNU ‘820 ou & ‘oaupueisur jse> ong ‘onsedso ye 08 91p30 023501 nS UD BSHIUOS e| O1Dg “Oy NS ary ‘soomopid sauy so] sopon ¥ ‘Sooutou> spsac] “opez -ypas eyqey 9s ‘pepljead ua o2run [2 ‘oasep JoAeut hg ‘ow 0 opezaqyjap any 18 odns exarnbys tu “weqea -59 0 vA 3237 B QIAjOA OpuTENd & ofensIp 2 ‘ou 0s -99 uaiq odns ou ‘uormardessp ‘sozeiq ua 00 -1yp jp worefap 31 & worony 2s souped soun 224 eun anb wispy “upuros eworpY un ap wapey 30d ‘Son -uauusep opspod raqey, ou epg “o1uaqe2 o auians ‘souop 2[s9p22u09 ered oyru aso 2 opidayp eIqeY anb euang epey um sod ueqeuroa ¥] spzmb ‘ep jojo & ronoxe wei ean sod spzmb “ueppunad o| 28 saxped so] A ‘onusmour un vqezze so] wise, suqupotese soy £ seasay vjoey sa] “equanso as enb SOpID SO] Sopod ¥ (sesIUOs seorun sns UeIa) BjaTUOS sa] £ ‘oly un ap opyue osonsnaue ja opnues eq -ey ‘ounst jp uo epereduresop 4 ejos ‘prauaan! ns ta anb 19 sosorpraus soulosa 9p sepMpEGEY se] ap ofeqap sod eqeuge eye anb pepran ey -moured-oseed opr -a1uos ouro> ‘ugToRNY er] uD uEqrdoquIss9p (019 “1a ‘ezueuan ‘oferureyp ‘onaympe ursany eA) oun -pue un eqerpext anb serouasafins se] sepos onbsod ‘eno vigey ou peprear ua £ ‘exroasty ey 29 wy, oly [2 4 azpeyy ef ap [a ua ausweasnl opely 2yqry 3s ‘ouugue [> reorder exed oxpeur | opis -2]9 saqey epod anb sajqisod soprusiues soy sop -01 9¢] “upiquims fp ap esne> 10d veqrpowozeas 38 sopruaruod so & “oltyy > esq “F919 [pp sopepIP ~ungord se] 2s:0002 aonb erofera BON ¥89 ap 9p “pu yop aued eqeunoy upiquea jp ‘oBrequis us “A oialgo jap euosny pepiaisoidxa e] uo9 oys23sA de inmigrante pobre, mal asimilada, ignorante y fatalista. Pero, haciendo todo el rodeo de la inter- pretacién, la fébula volvia, volvian los personajes, y volvian justamente para contarse [a fbula, con lo que ésta recomenzaba. En las idas y vueltas se diluta la calidad de ficcién. Si hubiera querido usar argumentos de razén, como las interpreta~ ciones, de inmediato volverfa a reconstruirse la fébula, usando los mismos términos. Si la mater- nidad en su madre operaba como un comienzo persistente, la viudez lo hacfa como un final que a su vez era una premisa; era viuda, es cierto, pero antes habja estado casada, El padre de Vara- mo habla sido un préspero comerciante, devoto padre de familia que habfa mantenido satisfecha ¥ protegidla a su esposa, ¥ su hijo tenfa un puesto ministerial que parecfa un milagro. Sentado en la oscutidad crujiente de Ia primera noche del jar- din, encontraba en Ia idea del milagro una fibula paralela y equivalente a la que ocupaba a su ma- dre; en Panamé, un solo hombre habfa consegui- do un puesto putblico, y era él. Los demds debian limitarse a fantasearlo. Salvo que no era‘una fi bula sino la realidad de lo que habia pasado. Eso si podia excitar la envidia de los vecinos, a los que conocia bien porque él era tan vecino de ellos como ellos de él, y le era facil imaginarse el 52 deslumbramiento de cualquiera ante la posibili- dad de un sueldo para siempre, una especie de beca. Para tranquilizar a la madre le dijo que en cualquier momento, esa misma noche, vendria un vecino o vecina a disculparse por su mala ac- cidn, con la excusa ridicula de que le habjan fal- sificado el anénimo, y no era él o ella el que lo hhabla escrito. Todavia no se vefan las estrellas pero ya se vefa el brillo de las lagrimas de la ma- dre en sus mejillas, y en el universo. En realidad habia un argumento que podria haber usado, un argumento que por tocar un punto muy concreto podia atravesar los niveles de ficcién y de «indirecto libre» que lo separaban de su madre. Pero no habria sabido cémo intro- dacirlo, ni cémo desarrollarlo, a pesar de que era tan simple. Era de esas cosas que sélo se puede esperar que se le ocurran espontdneamente al otro, y si no se le ocurren es intitil tratar de indu- cirselo, porque pierde toda eficacia. Su madre era china, él era chino; luego, tenia que ser su hijo, toda duda quedaba descartada, En Panamd, no podia ser de otro modo, poderosas razones de demografia lo exigian, Era notorio a simple vista, y casi parecta como si el traslado remoto a otro sector del mundo no hubiera tenido otra razén de ser. Para un panamefio, para un europeo 0 53 | 5 : 2 i 5 ss sopsoey ved soanour opiqey xqeq] ou anbiod 22 -wourojduns ‘epenrape opis eyqey ou vorgnd wor -ido vy spureueg uo a1uenosis ap WoHDEDyISTE op soiuapaooie ryqey On| “wusIeUT B e aTuDUIZIOd 0] opor soqes var ouBpepnis xmbyen> owo> £ ‘tyqes 1p anb of rod ‘esopasou ostrens aruerarnbuy spur ot UODeNAAS Bun eg “SOPRYESTEY sor>]TEG sop so] topyoris ns ap uproepmbyy ef ap o2o{q0 ex -ory anb apsop eqruopuege oj ou aquwsjqysuard -woo anb euta|qoid je eza eprired ap ound pq ‘vorspuInU 21796 ELM UI OUFOD BNO z 3p 2[es BAN, anbiod esiapied ap opour Avy ou A sauozer se] 9p uapio Jp amas woo easeq :osed 2 osed opustrey BA Pf 38 JS [JOFP $2 OU Peprfeas ua UpPONASUODIT 2] o1ad ‘saiuezijsap sopeoyrudis soy ‘sosopeqsor $01 -dsouoo soy ‘opeuojoid X osonurs sa ony Ta UY ye ordioud jap 2]fex9p a2 smnsuorax ap sours -nen pepnuo tisuewodun ns sod anb ugpeupout vun oana ‘(-svi981309 sepiaour se] s1nposdas vp -od ou eqeioue oj ou Is A “ewes o| 224 wun anb ap omfos eqeiso anbiod~ |p 10d epeiuoaut ugioeiou wun woo epeSn! eped aivoutestupooU eq ~noue A) esau vf a1qos seyay sey opm uo euod senuotis “namidso op jepadso opeiss 289 uy so1s0ye sns uuoo sejasrpjoure anb ueyspuaa 4 ‘oprans jap ofted pp Uo epresene as ontaisturpy [9 sous 989 ‘otreasond ¥S -nsord aasnfe un 10d ‘anb oftcy ‘oorwipu0. eure P Ofmponut *euao y ap osmosuen ja ua “z=aprum wos “aigay 4 souorseurone oa ourere, anbsod ‘sapresed 9p oigep off ‘sopour sopoa ap faxzons rod any uorerxoi 38 ou 1s £ eppoms epiwos ap aipedso wun ergy “sosoypodsos soasn8 A soem so10[00 eyuaa anb ‘opeosad ya ozrpy “wus x] ored -aid aapeur ¥] ‘euro ef ap esatH 2 uD QUTEHOP ap ouenos un eqe8n/ jp senuaru ‘opmos oxy erage eurand yp 10d eqeasadoid as anb opiasy omBuys7—3 jo ua ‘operop ooa[ey> ja 4 solor souopeued so] woo ‘exp. -vur e] gparede ‘sopeuedsop soaised v ap ‘oood 2 oood Anyy -oned jap opuoy re ‘spare oxy “zny ey orpuaous 4 euro ef v ong “aid ap osnd 36 4 ‘eu0> ej seredoad op roy opusis eq! ek and oltp ‘ond -sns osoverede un wor) ‘off ns ue> axpeur vn 3M -nosip uezatpnd anb ose un e19 oN “pepnuap! eI 9p onde jo opens sod rep eqepueu ezap -eolfpp feauowraye spur ej ‘sour tiuanour op spnd -sop A ‘alera ap spndsacy “sopraared A serouasayip se] asian ueypod ye sje anb oapes ‘sepeoynisnl oper so uepiqey sepnp sey sepor 4 ‘osad ordoad ns s0d oppes eqry ouryp olny un ezarana euty> arpew eun onb ‘eanyp 2] wy “sopenr uesory onbod ou ‘souryp uvro onbsod swowrsioard orad ‘«sapend} wero Sour so] soporw ‘feraus ua ouv>youe ¥ €60 significaba que no habia jurisprudencia, y seguramente tampoco legislacién. Después de to- do, Panamé era un estado nuevo, y esta clase de ‘unstancias requerfan un minimo de historia. Ya era bastante complicado fundamentar las le- yes de la impresién legal del dinero, que en un primer estadio se parecla a una falsificacién per se, De modo que si a él lo atrapaban, como esta- ba seguro de que sucederia, tratando de pasar di- nero falso, serfa un caso inaugural, y habria que invencar la pena, la figura», sacarla de la nada y darle una forma comprensible y envolverla en un discurso verosimilizador. Lo cual implicarfa un trabajo intelectual ¢ imaginativo, pero no alivia- ba la perspectiva para él en tanto objeto de ese trabajo, més bien al contrario. Porque en ese ca- so las aucoridades se verian forzadas a inventar tun castigo, a sacarlo de su imaginacién, es decir de una combinatoria infinita de posibies, zy cémo saber qué se les iba a ocurrir? Sobre todo si, por ser el primero, se sentfan obligados a per- gear algo lo bastante original como para que prendicra en la imaginacién del publico y fuera ejemplificador. De esta combinacién de novedad y ejemplo podia salir cualquier cosa, literalmen- te, como en las fantasfas mds descabelladas del sadismo: podrfan acertar con su mds secreto te- 56 mor, 0 crearlo; todo eta posible, como en un mundo en erance de formarse. Frente a semejante perspectiva, la primera estrategia que se le ocurria adoptar era la de la inocencia, o ignorancla, vale decir actuar como si no hubiera notado nada raxo en los billetes, cam- biarlos como lo habria hecho si fueran genuinos, como lo hacta todos los meses con su sueldo, y si llegaban a atraparlo, o a rastrearlo siguiendo cottiente arriba el trayecto del dinero, aferrarse cerradamente a su papel de candor. Era casi lo obvio, lo que habria hecho instintivamente, si- guiendo su impulso més inmediato. Pero le ha- bria bastado pensarlo unos minutos (y en reali- dad habjan pasado varias horas) para ver que habia inconvenientes. El primero, y definitivo, era que no importaba lo que hiciera o dejara de hacer, que lo hiciera bien o mal, que adoptara este curso de accidn 0 aquél, porque para un juez Jo nico que contaba eran los hechos, no las in- tenciones, La trayectoria mental que precediera a los hechos no era romada en cuenta por la sim- ple razén de que siempre quedaba sujeta a dudas, y por lo tanto era un terreno de ficcién que no le concernfa a la justicia. Las fabulas estaban to- das hechas de intenciones. La tinica realidad eran los hechos, el globo de nécar rosado de lo que pa- 37 6s Jovaue uorouanaT ns ap o1a1Das JP o19q “UPFOMAA “uy bun woD aDey 99 ‘o1Z0s9098 OF UNE ‘O>eY 95 on 9] opar anbiod ‘sestsoidunr ap ugiouaiuy ¥ sou -03 anb eyuoa upiqurea ‘se un “Uor>uarT Ns se7t] -ea uxed rooey vga onb of ¥19 restsorduts ‘spay ye uestaoidunr w19 ow ug!ouaruy ng “souang sono rod sopeur saraqfiq soso required rero1095 upToUeD ~u1 Bun op BuNI0j yf ofeq “epnied ap ound un op usa "GUY Jp On aINbjENd ap wOUaTaATp ¥ o1Dd seranbjen> siuswspees “eso sombpen 12984 ep -od sopestaordusy ono rambpens owior “epowsgs =u suswpadso uvyoad we ugrisod ng “opejnue opeaso ryqeq anb saxo eq ampeu A ‘odwan ja ejapuodnsoid orejar 280 “epeuiol ns 2p vauono eierp anb osinostp Jo asong anb examnbjens anbiod ‘jp enuoo weqessa sepustrede sey ‘spurapy sreradne ap sae ‘3quodsip odwon jp opor uvqeiossp ugpestaoduur vy ap sesreuaid se] osod foduion jo v9 ‘souorusit se ap A Sewopoepe se[ 2p sep $9 ‘Sauolsiaap se] 9p ommounpe |g “od -uion ap uorpedesop eun ‘odurap 2p ouroxy un ap ouys “easp 9p onuswiey un ap fu “exo1us eptA 2] ap sjuodsip ou ‘restaosdusr Jap vOUaso ¥I 10d ‘ug}uyap sod upiqure ‘x -ueqeBajdsap 2s anb Rf U2 ug[suerxo v| se[duiaruos ered exmbys mt ours sopreauoo exed ou eA eprezueoye a] ou eiaiUe epi g anb sonra wera ugisimyop 10d anb ‘sayqys 8S -od so] sopor annua vueumnyaiqos upio93|2 ef 3e2%] -221 BGop 1opesiscrdun fq ~wzombpeno ono ozed ‘ono sua yqap (e1msU! UN 2p ‘oreUOD uN ap ‘oisa8 un 9p) ore un ap sgndsap ‘souomouaaut se ap antaworusppusdspur ‘onbiog “zoa vf 2 seasondo ssuopsenp sop ua 11 owoo ajqisodun wer ex9 anb of ‘Pepin ap opurstaosdun wjreaso ‘spwope ‘od -won owsiui fe 4 ‘pepiaa ap opurstaordunt vrai -mas9 [s Ow1o9 opfazey BIGAp ‘UDIDIe ap osIND ns sestaordusr ryuodord as js anbiod ‘oueurarue ap epeuspuod equiso ose> ns uy “PUISTW Js B equIOI “9p 28 { erroxsypestuoo wo femaeu Jos ap eumsTur ugrousiu! e fopor ap POYIP spur of ee peprpeas ua ‘[9%] 0] ap owsIu: ofpou fo ‘opunut [op “BJ Sput o] esoared anb o2s0 x “eyssvur v] a1qos es -jaordury apap so “pepyfermaeu semmunis v9 wapt ey] “a[qepuosur exe ‘ajqeanbuexyuy ap spurspe “sy “opsodey owlg> une x ‘euang eun anb epew zun souodnsard ooo} spur oyonu: e9 ‘eunse souodnsard anb eraiqny anb ap ose ja ua 4 ‘epe| -nue erepanb ugrouaaut xpon jefonas omuawow [> ua anbiod ‘opipiad oduron wero vious20uy v} 2p af -edos Jo uo souorouarur sns sezeysip sod soziony -S9 sns spo anb opow ag “eounu eqezos 0] U9I9 oy eunBuru onb ours “ugIsoy B19 OU O9s OF :9s contaminaba necesariamente a ésta, y entonces debia ocultar que improvisaba, cosa que, dada la falta de tiempo, equivalia a improvisar que ocul- taba, |Qué dificil! ;Como si improvisar no fuera dificil de por sit Sacar algo de la nada, inmediata~ mente después de haber sacado algo distinto de la misma nada populosa y abigarrada... Y todo distinto, para poder seguir adelante, ¢Realmente habia tantas cosas distintas en el universo como para llenar con ellas la totalidad de un tiempo in- finicamente dividido? Algunas podfan repetirse, claro esté, pero siempre sobre la base de lo dis- tinto. Habfa que crear una serie. El modelo ob- vio era el de los ntimeros naturales; salvo que él no podfa usarlo de modelo porque Jas series na- turales no estaban sujetas a improvisacién sino a una razdn; nadie podia decir que «improvisaba» cuando contaba de uno a diez, o cuando recitaba Jos mimeros primos. En la improvisacién habfa ue ir saltando de las razones a las sinrazones, creando lo inesperado, y satisfaciendo las expec- tativas justamente con lo que no las satisficiera ¢Quién podia lanzarse a semejante tarea con al- guna probabilidad de éxito? No él, por cierto. El menos que nadie. Como todo empleado ptiblico, hufa con horror del trabajo dificil, y se le habia hecho una segunda naturaleza buscar el modo 60 aliviado, en lo posible la delegacién. Se pregun- taba si en este caso de las series biogedficas no ha- brla un procedimiento, un automatismo que le ofreciera [as circunstancias sin que él tuviera que buscarlas, De cualquier modo (y no sabfa si esto no in- validaria todos sus esfuerzos, en el caso de que se decidiera a hacerlos), cada acto elegido, cada ins- ante, por heterogéneo que fuera, tendria una ca- racter(stica inmutable y persiscente en todos: se- ria el que venia después del anterior, y antes del siguiente. Esta sucesién era lo tinico que tenfa en comtin la situacién vivida en el presente con Ia misma situacién vista en retrospectiva, como pa- sado. La tinica, porque el otzo elemento comin, Ja subjetividad, sufrfa una mutacién completa: en el presente era la propia, en [a mirada retros- pectiva era Ja ajena. El juez, si llegaba a haber juez, daba el salto de In segunda a la primera Con lo que la figura tan cemible del juez tomaba la forma, sélo cn apariencia més inofensiva, del narrador. Con lo cual llegamos a lo que hace tan im- portante en este momento la meditacién de so- bremesa que ocupé la mente de Varamo mien- tras jugaba al dominé consigo mismo. Es tan importante que en cierta forma lo explica todo. 61 sa i IRE ALT LTT TTR

You might also like