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Capitulo Sexto LA PRUEBA INSTRUMENTAL SUMARIO: I. Generalidades; II Los instrumentos puiblicos; IIL Los instrumentos privados. I. Generalidades 376. Concepto. La prueba instrumen- tal, como su nombre lo indica, es aquella que se produce por medio de instrumen- tos. Se le llama también prueba documen- talo liberal. Instrumento, a su vez, es sinénimo de documento, y se define como todo escrito en que se consigna un hecho. Nuestras eyes sustantivas y procesales emplean in- distintamente dichos términos para refe- rirse a esta clase de prueba. Este medio probatorio pertenece a los preconstituidos, 0 sea, a aquellos que crean las partes, al momento de la celebracién de un negocio juridico, con el objeto de proporcionarse de antemano un elemen- to de conviccién para el evento de una contienda judicial posterior. Su utilidad es indiscutible; ha sido adoptado por los pueblos desde hace si- glos, y goza del favor del legislador por la seguridad que representa en la vida de los negocios, frente a los errores 0 a Ta corrupci6n que pueden originarse con los demas medios probatorios. 377. Clasificacién de los instrumen- tos. Admiten diversas clasificaciones se- gtin sean los puntos de vista desde los cuales se las formulen. Asi, segtin la funcién que desempe- ian, los instrumentos se dividen en por via de prueba y por via de solemnidad. Los primeros sirven para acreditar 0 probar un hecho y se les conoce con el nombre de instrumentos ad probationem; los se- gundos, en cambio, estin destinados a observar una solemnidad o formalidad le- 59 gal que proporciona eficacia al acto 0 con- trato de que dejan constancia y que sirve también para acreditarlo, por lo cual se les lama instrumentos ad solemnitatem. Enatencién a su autenticidad, los ins trumentos se dividen en ptiblicos y priva- dos (art. 1698, inc. 2°, CC). Znstrumento piiblico 0 auténtico es el autorizado con las solemnidades legales por el compe- tente funcionario (art. 1699, ine. 1°, CC). Instrumento privado, en cambio, es aquel que deja constancia de un hecho sin so- lemnidad legal alguna. Esta clasificaci6n de los instrumentos reviste especial im- portancia en atenci6n al diverso mérito © valor probatorio que presenta una y otra clase de documento: Los instrumentos pueden también cla- ficarse en destinados a fundar el derecho ©, simplemente, a probarlo. sta clasifica- cién la utilizamos al referimnos a los do- cumentos con que el actor debe aparejar su demanda. Ahora bien, la definicion legal del ins- trumento ptblico o auténtico antes seiia Iada permite apreciar que son dos los elementos © requisilos que deben concurrir para que un instrumento revista este ca- ricter: que sea autorizado por el compe- tente funcionario y que sea otorgado con las solemnidades legales. EI funcionario que interviene en la au- torizacién de un instrumento publico es diverso segtin sea la naturaleza de éste. Asi, en las sentencias sera el juez, cuya firma es también autorizada por el secre- tario; en las escrituras piiblicas interven dra un notario; en las partidas de estado civil actuaré el oficial de registro civil, etc. EI fumcionario debera ser competente, sons JURIDICA oecane AD Mario Casarino Viterbo entendiéndose por tal aquel que actéa facultado expresamente por la ley para este efecto, dentro del marco de sus atri- buciones o deberes y en el territorio ju- risdiccional asignado. Ejemplo: un notario incompetente para asentar una parti- da de estado civil, y un oficial de registro civil de Valparaiso también lo sera para intervenir en la celebracién de un matri- monio en Santiago. Las solemnidades legales no podriamos enumerarlas de antemano, pues varfan se- gtin la naturaleza del instrumento publi- co. No se otorgan de igual manera un decreto supremo, una escritura publica, una partida de estado civil, que una bole- tao um acta de examenes. Habra que ate- nerse estrictamente a las formalidades que Ia ley senala para cada caso en particular. Una especie de instrumento ptiblico es la escritura ptiblica. Es aquel instr mento piiblico © auténtico otorgado ante escribano e incorporado en un protoco- lo © registro ptiblico (art. 1699, ine. 2%, CC). Mas preciso todavia: escritura pitbli- ca es el instrumento ptiblico 0 auténtico otorgado con las solemnidades legales que seiala el Cédigo Orginico de ‘Tribuna- les, por el competente notario, ¢ incor- porado en su protocolo o registro ptiblico (art. 403 COT). Las solemnidades legales que deben observarse en el otorgamiento de las es- crituras ptiblicas fueron objeto de estu- dio en el tomo TI. Cuando un documento es agregado al final del registro de un notario, a pedi do de quien lo solicita, recibe el nombre de documento protocolizado (art. 415, inc. 1°, COT);* y dicha protocolizacién le otorga calidad de ptiblicos o auténticos a aque- los que la ley enumera taxativamente (art. 420 COT).** Y si un documento privado es autorizado por un notario, zconserva este caracter, 0 adquiere el de ptiblico o auténtico? A ¥ Ver N? 454 del tomo TT de este Manual. Ac tualizado Depto. D. Procesal U. de Chile. * Ver N° 459 del tomo I de este Manual. Ac tualizado Depto. D. Procesal U. de Chile. BB soronn. JURIDIC pecans nuestro juicio, el documento sigue sien- do privado, esto es, no se eleva a la cate- goria de instumento ptiblico, pues la presencia de aquel ministro de fe no cons- tituye otra cosa que dotar al documento de un testigo abonado y veraz, sin perjui cio de que este instrumento, por expresa disposici ' quiera mérito ejecutivo, lo que desplaza cl problema planteado a otro terreno.* 378. Iniciativa en la prueba documen- tal. Por regla general, cada parte litigante es Ta llamada a presentar en juicio los instru- mentos que tenga en su poder como me- dio probatorio de sus respectivos derechos. Esta iniciativa recibe el nombre de volun- ria, los documentos son presentados por medio de una solicitud escrita y son agre- gados materialmente al proceso. Pero hay veces que los instrumentos no se encuentran en poder de Ia parte que desea utilizarlos como medios de prueba, sino en manos de la contraparte © de un tercero, zcémo hacerlos valer? La ley establece un procedimiento espe- cial, que recibe el nombre de exhibicién de instrumentos, y cuya reglamentaci6n Ta hallamos en el articulo 349 del Codigo de Procedimiento Civil. La exhibicién se decreta a peticién de parte, y el tribunal para ordenarla debe constatar la concurrencia de dos requisi- tos: 18) que los documentos tengan rela- cion directa con Ia cuestién debatida, y 2) que los documentos no revistan el caracter de secretos 0 confidenciales. Am- bos requisitos son cuestiones de hecho, que apreciara prudencialmente el tribu- nal (art. $49, inc. 12, CPC). Los documentos cuya exhibicion se so- licita podran existir en poder de la otra parte o de un tercero (art. 349, ine. 1°, CPC). Naturalmente que si se niega por la con- traparte o por el tercero la existencia de estos documentos en su poder, se habra suscitado un incidente previo, que sera ne- # Ver NY 447 del tomo II de este Manual. Ac- tualizado Depto. D. Procesal U. de Chile. Manual de Derecho Procesal cesario resolver a la luz de las pruebas que sobre el particular se suministren. Los gastos que la exhibicién haga ne- cesarios seran de cuenta del que la solici- te, sin perjuicio de lo que se resuelva sobre pago de costas (art. 349, ine. 2°, CPC). ‘Ahora bien, la exhibicidn consiste en mostrar el documento al tribunal y agre- gar copia autorizada de él a los autos; pero cuando aquella deba hacerse por un tercero, podra éste exigir que en su propia casa u oficina se saque testimonio de los instrumentos por un ministro de fe (art. 349, inc. final, CPC). Como se ve, en todo caso, el documento cuya exhibi- cién se pretende no es agregado mate- rialmente al proceso, sino que una copia autorizada del mismo. Si se rehisa la exhibicién sin justa cau- sa, las sanciones seran diversas segtin se tra- te de la contraparte o de un tercero. Si la contraparte es la desobediente, incurre en doble sancién; a saber: 1*) podran impo- nérsele multas que no excedan de dos sue! dos vitales,* 0 arrestos hasta de dos mes determinados prudencialmente por el tri- bunal, sin perjuicio de repetir la orden y el apercibimiento (art. 349, inc. 3%, CPC, en relacién con el art. 274), y 2°) perdera el derecho de hacer valer los documentos cuya exhibicion se le ha ordenado, sin per- juicio de decretarse allanamiento del lo- ‘cal donde se halle el documento cuya exhibicion se pida, y si se tata de libros mereantiles, de ser juzgado por los asien- tos de los libros de su colitigante que estu- vieren arreglados, sin admitirsele prueba en contrario (art. $49, inc. 8%, CPC, en relacién con arts. 276 y 277 del mismo Cédigo y $3 C. Com.). Si el desobediente es * Modificado, como aparece en cl texto por clarticulo ®, letra I) del Decreto Ley N° 1.417, de 9 de abril de 1976, publicado en el Diario Oficial de 29 del mismo mes. Ver el Decreto Supremo de Justicia N° 51, de 17 de enero de 1982, publicado ‘en el Diario Oficial de 13 de febrero siguiente, que jt ba tabla de in de sueldos vitales 2 gresos minimos en cumplimiento a lo dispuesto por cl articulo 8° de la Ley N° 18.018, de 14 de agosto de 1981. Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile. un terero, s6lo podra apremiarsele con multas © arrestos en la forma ya sefalada (arts. 849, inc. 8%, y 274 CPC). Por iiltimo, la iniciativa de la prueba instrumental puede corresponderle al pro- Pio juez cuando, puesto el proceso en e+ tado de sentencia, ordene de oficio, para mejor resolver, la agregaci6n de cualquier documento que estime necesario para es- clarecer el derecho de los litigantes (art. 159, N° 1", CPC). 379. Oportunidad en que debe ren- dirse la prueba instrumental. Por la im- portancia de este medio probatorio, el legislador confiere a las partes una am- plia oportunidad para rendirlo. En efec- 10, los instrumentos podran_ presentarse en cualquier estado del juicio hasta el venci- miento del término probatorio en prime- ra instancia, y antes de la vista de la causa en segunda (art. 348, inc. 12, CPC). En todo caso, la agregacién de los do- cumentos que se presenten en segunda instancia no suspendera de manera algu- na Ia vista de la causa, pero el tribunal no podra fallarla sino despnés de venci- do el término de Ia citaci6n, cuando haya lugar a ella (art. 348, inc. 2°, CPC). Resuelve asf el legislador, de manera practica, el posible conflicto que pudiera originarse con la presentacién a tiltima hora de documentos en Ia segunda ins- tancia que exigen, como se comprende, citaci6n previa: la causa siempre se ve, pero el tribunal no puede fallarla mien tras no venza el plazo de citacion. 380. De los instrumentos extendidos en lengua extranjera. Son aquellos ins- trumentos, ptiblicos o privados, que apa- recen otorgados en idioma diverso del castellano. Ejemplos: una escritura ptibli- ca extendida en idioma francés, una car ta extendida en idioma italiano, etc. Con motive de su agregacién en par- te de prueba dentro de un proceso, pue- den presentarse dos situaciones: 1*. Que la parte acompanie el instrumento y su correspondiente traduccién. En este caso la waduccién valdra, salvo que la parte sons JURIDICA oecane AD Mario Casarino Viterbo contraria exija, dentro de seis dias, que sea revisada por un perito, procediéndo- se en tal caso a la designacién de dicho perito, a costa del que present6 el docu- mento, sin perjuicio de lo que se resuel- va sobre costas en la sentencia (art. 347, inc. 2%, CPC). 2". Que la parte acompaie el instrumen- to, pero sin traduccion alguna. En este caso el tribunal de oficio mandara traducir el documento por el perito que designe, a costa del que lo presents, sin perjuicio de lo que se resuelva sobre costas en la sentencia (art. 347, ine. 1°, CPC). En resumen, la agregacién de un do- cumento en parte de prueba en juicio ex- tendido en idioma extranjero implica el cumplimiento de una formalidad extra, cual es su traduccién, para colocar asi al juez en condiciones de apreciar su contenido, la que es efectuada de conformidad a lo ex- presado en los dos casos antes sefialados. TL. Los instrumentos priblicos 881. Concepto de los instrumentos piblicos en juicio. Hemos dicho que ins- tumento ptiblico 0 auténtico es el auto- lo con Tas solemnidades legales por el competente funcionario; pero como, por regla general, esta clase de instru- mentos, por su excepcional importancia, se otorgan en una matriz y en seguida se da copia de ellos y, ademas, cuando es necesario utilizarlos en juicio hay que acompanarlos materialmente, la ley pro- cesal se ha visto en la necesidad de preci- sar concretamente qué instrumentos se consideran puiblicos o auténticos ante los tribunales. En efecto, se consideran como ins trumentos ptiblicos en tos originales o las copias dadas en determinadas condiciones, siempre que en su otorgamiento se hayan cumplido las disposiciones legales que les confie- ren este caracter (art. $42 CPC). En primer término, decimos que se consideran instrumentes piblicos en jui- cio Los documentos originales (art. 342, N° 1°, BB soronn. JURIDIC pecans 62 CPC). Ahora bien, el instrumento pibli- co puede haberse otorgado en una ma- wiz o protocolo o sin ella. En el primer caso, la matriz. 0 el protocolo sera el ins trumento original; ejemplo: una escritu- ra publica. En el segundo caso, el instumento mismo sera el documento original; ejemplo: una boleta de examen. En segundo término, se consideran instrumentos ptiblicos en juicio las copias de los documentos originales. Estas co- pias pueden encontrarse en cuatro situa- ciones: a) Copias dadas con los requisitos que las Leyes prescriban para que hagan fe respecto de toda persona o, a lo menos, respecto de aquella contra quien se hacen valer (art. 342, N° 2°, CPC). Reciben el nombre de testimonios, autos o traslades. Para que esta clase de copias sean consideradas instrumento pt blico en juicio es preciso que en su otor- gamiento se ajusten a las formalidades que las leyes establecen sobre este particular; b) Copias que, obtenidas sin estos requisi- tos, no sean objetadas como inexactas por la parte contraria dentro de los tres dias siguien- tes a aquel en que se le dio conacimiento de allas (art. 342, N® 3%, CPC). Se trata aqui del caso de las copias simples, 0 sea, de aquellas que han sido otorgadas sin auto- rizacién de funcionario competente ni con sujecién a las formalidades legales de rigor. Si se presenta una copia en es- tas condiciones, la parte contraria tiene un plazo fatal de tres dias para objetarla como inexacta. Si nada dice, la copia, sen- cillamente, se considera como instrumen- to pubblico dentro del juicio; c) Copias que, objetadas en el caso del nuimero anterior, sean cotejadas y halladas con- formes con sus originales 0 con otras copias que hagan fe respecto de la parte contraria (art. 342, N°4°, CPC). Se trata de una copia simple que, acompaiiada a los au tos en parte de prueba, es objetada como inexacta por la contraria. La parte que acompaiia el instrumento debera, en con- secuencia, pedir que se decrete la dili- gencia llamada cotejo de instrumentos. Entiéndese por tal la diligencia judicial destinada a comparar la copia simple de Manual de Derecho Procesal un instrumento acompaiiado en parte de prueba con el documento original © con una copia autorizada que haga fe respec to de la contraria y efectuada por funcio- nario competente. No expresa la ley concretamente cual es el funcionario que en este caso deba intervenir en la opera cidn o diligencia de cotejo. A nuestro ju cio, puede serlo cualquier ministro de fe que designe el tribunal; y d) Copias que el tribunal mande agregar durante el juicio, autorizadas por su secretario 1 otro funcionario competente y sacadas de los originales o de copias que retinan tas condicio- nes anteriores, esto es, de copias que, objetadas por inexactas, sean cotejadas y halladas con- ‘formes con sus originales 0 con otras copias que hagan fe respecto de la parte contraria (art. 342, N° 5°, CPC). En el fondo, se trata de una medida para mejor resolver, decretada, por lo tanto, de oficio por el propio tribunal (art. 159, N® 12, CPC). ‘También la ley se pone en el caso de que las copias acompariadas s6lo conten- gan una parte del instrumento original. Se trata, en consecuencia, de copias in- completas aunque no inexactas. En este evento, cualquiera de los interesados en el pleito podra exigir que se agregue el todo 0 parte de lo omitido, a sus expen- sas, sin perjuicio de lo que se resuelva sobre pago de costas (art. 343 CPC). Sera, por consiguiente, necesario co- tejar la copia acompaiiada con el origi- nal para agregar en seguida el todo o parte de lo omitido; operacién que, en este caso, por expresa disposicién de la ley, corre a cargo del funcionario que haya autorizado la copia presentada en el ju cio, del secretario del tribunal 0 de otro ministro de fe que el tribunal designe (art. 344 CPC). 382. Instrumentos piblicos otorgad en el extranjero. Los instrumentos piibli- cos otorgados fuera de Chile debern pre- sentarse debidamente legalizados, 0 sea, que para que tengan valor en juicio es necesario que previamente hayan sido so- metidos a ciertos procedimientos desti- nados a acreditar su autenticidad, vale decir, el hecho de haber sido realmente otorgados y de la manera que en ellos se expresa Ahora bien, se entiende que un ins- trumento ptiblico otorgado fuera de Chi- le esta debidamente legalizado: 1°, Cuando en ellos consten el carac- ter ptiblico y Ia verdad de las firmas de las personas que los han autorizado, ates- tiguadas ambas circunstancias por los fun- cionarios que, segtin las leyes o la practica de cada pais, deban acreditarlas; y 2", Cuando Ia autenticidad de las fir mas y el caracter de estos funcionarios se compruebe en Chile por alguno de los medios siguiente: a) El atestado de un agente diploma- tico 0 consular chileno, acreditado en el pais de donde el instrumento procede, cuya firma se compruebe con el respect vo certificado del Ministerio de Relacio- nes Exteriores; b) El atestado de un agente diploma- tico © consular de una nacion amiga acre- ditado en el mismo pais, a falta de funcionario chileno, certificandose en este caso la firma por conducto del Ministerio de Relaciones Exteriores del pais a que pertenezca el agente o del ministro diplo- matico de dicho pais en Chile, y, ademas, por el Ministerio de Relaciones Exteriores de la Reptiblica en ambos casos; y ©) El atestado del agente diplomatico acreditado en Chile por el gobierno del en donde se otorgé el instrumento, certificdndose su firma por el Ministerio de Relaciones Exteriores de la Reptiblica (art. 345 CPC). En consecuencia, los procedimientos de legalizacién antes seiialados son esen- cialmente administrativos y se componen de dos etapas o partes. La primera, desti- nada a hacer constar en el instrumento mismo el caricter piblico y la verdad de las firmas de las personas que aparecen autorizdndolo, y la segunda, en cambio, a hacer constar también en el instrumen- to el caracter ptiblico y la verdad de las firmas de los funcionarios que aparecen atestiguando las dos primeras circunstan- cias, sons JURIDICA oecane AD Mario Casarino Viterbo La primera etapa escapa, pues, a nues- tro legislador, y se rige por las leyes o las practicas del pais en donde se ha otorga- do el documento piblico que se trata de legalizar; y la segunda, por el contrario, cae de leno en el ambito de nuestra le- gislaci6n, o sea, del precepto procesal ci- vil que estamos analizando. Tampoco puede afirmarse que la primera etapa se desarrolle exclusivamente en el extranje- ro y la segunda en Chile, pues si bien esto es efectivo en cuanto a la primera etapa, la segunda, en cambio, se cumple, por regla general, parte en el extranjero Y parte en nuestro pais. Un gjempio permitira apreciar en me- jor forma las anteriores explicaciones. Se trata de una partida de estado civil esp: fola que se desea acompahar como me- dio de prueba en un juicio que se sigue en Chile. Dicho instrumento, naturalmen- te, que aparecerd firmado, en primer tér mino, por el respectivo oficial de registro civil espaiiol. Imaginemos ahora que, de acuerdo a las leyes © a las practicas espa- fiolas, la firma del oficial de registro civil deba ser legalizada por la del juez de la localidad respectiva y la de éste, a su vez, por la del presidente del tribunal supe- rior que corresponda. Hasta aqui se ha- bria cumplido con la primera etapa dentro del procedimiento de legalizacion, destinado, como se ha visto, a acreditar Ia verdad de Ia firma y el caracter de ofi- cial de registro civil de la persona que aparece autorizando dicha partida En seguida, la firma del presidente del tribunal superior espaiiol tendra que ser legalizada por la del agente diplom: tico o consular chileno acreditado en Ex pana y la de éste, en tiltimo término, con un certificado del Ministerio de Relacio- nes Exteriores de la Reptiblica. Esta vie- ne siendo Ia segunda etapa dentro del procedimiento de legalizacién, la cual, como se ha visto, se ha cumplido parte en Espaiia y parte en Chile. Naturalmente que el ejemplo anterior puede presentar variantes. Asi, imagine- mos que Chile no tenga agente diploma tico 0 consular en Espaita, por hallarse BB soronn. JURIDIC pecans 64 rotas las respectivas relaciones, © por cual- quier otra causa. En este caso, la firma del presidente del wibunal superior es- paiol debe ser legalizada por un agente diplomatico © consular de una nacién amiga acreditado en Espana -pongamos por caso Argentina-; luego, la firma del agente diplomatico o consular argentino debe ser legalizada por la del Ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, 0 bien, por la del agente diplomatico de Argentina acreditado en Chile; y, en se- guida, en todo caso, la firma del Ministro de Relaciones Exteriores de Argentina 0 del agente diplomatico de Argentina en Chile, debe ser legalizada en nuestro Mi- nisterio de Relaciones Exteriores. Un procedimiento todavia mds ripido seria el siguiente, utilizando siempre el ejemplo anterior: que la firma del presi- dente del tribunal superior espanol fue- ra legalizada por el agente diplomatico espanol acreditado ante nuestro Gobier- no, y en seguida, la firma de este tiltimo por la del Ministro de Relaciones Exte- riores de Chile. Sin embargo, este proce- dimiento, aun cuando es perfectamente legal de acuerdo a nuestra legislacién, no se utiliza con frecuencia en la practica, por cuanto a los agentes diplomaticos ex- tranjeros generalmente se les prohibe por sus respectivos gobiernos que legalicen firmas de funcionarios judiciales © admi- nistrativos, a pesar de ser de su propia nacionalidad, por no constarles, en el he- cho, la autenticidad de tales firmas. Ademas, es del caso hacer notar que determinados instrumentos ptiblicos, si bien han sido otorgados fuera de Chile, no necesitan de los tramites de la legalizacion para ser acompaniados validamente en jui- Gio. Nos referimos a los instrumentos que pueden otorgar nuestros agentes diplo- maaticos 0 consulares en el extranjero des- tinados a producir efecto en Chile. Ejemplo: una escritura ptiblica otorgada ante un cénsul chileno. En efecto, los procedimientos de le- galizacién antes senalados no se avienen Con esta clase de instrumentes, puesto que hay que eliminar la primera etapa en la Manual de Derecho Procesal cual intervienen funcionarios extranjeros, y la segunda, de observarse, aparece re- dundante, ya que un cOnsul chileno es tan funcionario publico como puede ser Jo un notario. 383. Manera de acompaiiar los ins- trumentos pibblicos en juicio. Los instru- mentos ptiblicos se acompanan en juicio con citacién de ta parte en contra de la cual se hacen valer, Se trata de instru- mentos ptiblicos otorgados tanto en Chie le cuanto en el extranjero y tanto en idioma castellano cuanto en uno diverso; no hay distingo alguno sobre estos parti- culares. La verdad es que no existe una dispo- sicidn legal expresa que consagre la ante- rior manera de proceder; pero ella se deduce de lo preceptuado en los articu- los 795, N° 5%, y 800, N°", del Cédigo de Procedimiento Civil, los cuales, en sin- tesis, prescriben que son tramites o dil gencias esenciales en la primera y en la segunda instancia en los juicios de me- nor cuantia, mayor cuantia y especiales, “la agregacién de los instrumentos pre- sentados oportunamente por las partes y con citacién o bajo el apercibimiento le- gal que corresponda respecto de aquélla contra la cual se presentan”. Esta expresion “citacién” habra que entenderla en el sentido que la emplea el articulo 69 del mismo Cédigo, o sea, que la parte en contra de la cual se pre- senta el instrumento publico tiene un pla zo fatal de tres dias para impugnarlo. Ahora bien, desde el momento en que la citacién del instrumento acompaiiado en parte de prueba es tramite o diligencia esencial, quiere decir que su omision per- mite deducir recurso de casacién en la forma en contra de la sentencia que se dice en estas condiciones, esto es, ponde- rando el mérito probatorio del instrumen- to sin haberle dado oportunidad a la parte contraria de impugnarlo, y a fin de obte- ner que dicha sentencia sea declarada nula. A Ila inversa, si el documento ha sido. acompaiiado con citacién de la parte en contra de la cual se presenta, y la senten- cia no analiza el mérito probatorio de dicho instrumento, quiere decir que ella también sera nula; pero, en este caso, por no haber sido extendida en conformidad a la ley, mas concretamente por no con- tener la exposicién de los hechos en que se funda, o sea, la ponderacién o anilisis, de todos los medios probatorios suminis- trados por las partes. 384, Valor probatorio del instrumen- to publico. Queremos significar con ello el grado o medida de verdad que se des- prende de un instrumento ptiblico, cuan- do ha sido acompanado en parte de prueba en juicio. Los principios legales informativos so- bre esta materia se hallan consagrados en los articulos 1700, inc. 1°, y 1706 del Cédigo Civil. El primero dice: “EI instru- mento piiblico hace plena fe en cuanto al hecho de haberse otorgado y su fecha, pero no en cuanto a la verdad de las de- claraciones que en él hayan hecho los interesados. En esta parte no hace plena fe sino contra los declarantes’. El segun- do expresa: “El instrumento piiblico o pri vado hace fe entre las partes aun en lo meramente enunciativo, con tal que ten- ga relacin directa con lo dispositivo del acto 0 contrato”. La lectura de estos preceptos legales permite apreciar que el problema del va- lor probatorio de los instrumentos publ cos debe analizarse a la luz de los siguientes hechos © circunstancias que median en su otorgamiento, a saber: a) el hecho de haberse realmente otorga- do; b) la fecha del instrumento; c) el he- cho de haber efectuado los interesados las declaraciones que en él se consignan; yd) la eficacia de dichas declaraciones. En primer término, en cuanto al he- cho de haberse otorgado el instrumento pribli 20, es evidente que no puede ser discutido, ni por los otorgantes © interesados, ni wr los terceros. Asi reza textualmente el articulo 1700 del Cédigo Civil, y ésa es, por lo demas, la misién del funcionario lamado por Ia ley a intervenir en el otor- gamiento de un instrumento ptiblico, o sons JURIDICA oecane AD Mario Casarino Viterbo sea, dar fe del otorgamiento del docu- mento mismo. El funcionario representa en esos moments al Estado, y constata de manera auténtica lo que sus propios sentidos estén apreciando, esto es, el he- cho del otorgamiento del instrumento pt- blico de que se trata. En segundo término, otro tanto po- demos decir acerca de la fecha del instru- ‘mentos priblico, por cuanto también es misién del funcionario que interviene en el otorgamiento del instrumento consta- tar y autenticar su fecha. Es otra circuns- tancia que puede apreciarsela de visu, y, por consiguiente, que produce igual mé- rito probatorio, tanto respecto de los oto gantes cuanto de terceros. En tercer término, no menor es el va- lor probatorio del instrumento ptiblico en cuanto al hecho de que las partes hicie- ron las declaraciones que en el instrument piblico mismo se consignan. Este mérito pro- batorio también reza respecto de los otor- gantes e interesados y de los terceros. Es otro hecho que no puede escapar a los sentidos del funcionario ptiblico que in- terviene en el otorgamiento del instrumen- to y que, por consiguiente, puede y debe ser objeto de su autenticacién. Ejemplo: el notario da fe que Juan manifest6 que vendia y que Pedro expresé que compra- ba, y que el primero declaré haber recibi do del segundo la suma de mil pesos a titulo de precio de esta compraventa. Por tiltimo, quedaria por analizar la ficacia de las declaraciones 0 estipulaciones es- tampadas en un instrumento friblico. De con- formidad a los principios generales del derecho, los actos 0 contratos s6lo ob! gan a las personas que han intervenido en su otorgamiento 0 celebracién; a con- trario sensu, no obligan de manera algu- na a los terceros ajenos a ellos. Pero este problema, como se comprende, dice rel cién mas bien con los efectos de los actos juridicos que con el de su prueba. El ar ticulo 1700 del Cédigo Civil, pues, al de- cir que en cuanto a la verdad de las declaraciones contenidas en un instrumen- to piiblico éstos s6lo hacen fe respecto de los declarantes, esta reglando el efecto del BB soronn. JURIDIC pecans acto 0 contrato contenido en dicho ins trumento y no su mérito probatorio. En resumen, el instrumento ptiblico hace plena prueba, tanto respecto de los declarantes cuanto de los terceros, en lo que respecta a su fecha, al hecho de ha- berse realmente otorgado, y al hecho de haberse efectuado por los interesados las declaraciones que en ellos se consignan. Estas tiltimas, en cambio, solo afectan, esto es, solamente obligan a los declarantes 0 a quienes sus derechos representan. 385. Impugnacién de los instrumen- tos pitblicos. Se ha dicho, y con razén, que los instrumentos puiblicos pierden su eficacia probatoria por medio de la im- pugnacién. Entiéndese por tal el empleo de los procedimientos o medios que la ley sefiala para privar a un instrumento ptiblico de la fuerza probatoria que ella misma le ha asignado. Hay consenso para estimar que los capitulos o las causales de impugnacion de un instrumento priblico son: a) la nulidad; b) Ia falsedad © falta de autenticidad; y ©) la insinceridad o falta de verdad en las declaraciones. A continuacién, por su importancia, analizaremos en particular cada una de estas causales de impugnacién: a) La nulidad del instrumento pibli- co es una sancién en que se incurre cuan- do le falta a éste alguno de los requisitos que las leyes prescriben para el valor del instrumento mismo. ‘stos requisitos omitidos pueden de- cir relacién con el funcionario que inter- vino en el otorgamiento del instrumento © con determinadas formalidades legales (art. 1701, ine. 2°, CC). El funcionario puede no haber sido tal, 0 puede haber actuado fuera de la esfera de sus atribu- ciones, tanto en razén de materia o de territorio. En ambos casos el instrumen- to ptblico serfa nulo, Ejemplo: un certi- ficado de gravamenes otorgado por un simple particular; una escritura publica otorgada en Valparaiso ante un notario designado para el departamento de San- tiago, etc. Las formalidades legales omiti- Manual de Derecho Procesal das dependeran de cada instrumento pt blico en particular. Ejemplo: una escritu- ra publica que no se haya extendido en idioma castellano, Y pueden alegar la nulidad del instr. mento piiblico tanto las partes que inte Vienen en su otorgamiento como los terceros; pudiendo valerse para acredi la nulidad de cualquier medio probato- rio, pues aqui se trata de probar un hecho de cardcter material sin que intervengan Tas limitaciones legales en orden a la prue- ba de los actos juridicos. Debemos, en todo caso, dejar estable- cido que la nulidad del instrumento pt- blico no siempre significa la nulidad del acto © contrato que en él se contiene: una cosa es enteramente independiente de la otra; a menos que el instrumento plblico, cuya nulidad se ha pedido y de- clarado, sea solemnidad ad solemnitatem del acto © contrato de que da fe (art. 1701, ine. 2°, CC). ) La falsedad del instrumento publi- co es sinénima de falta de autenticidad del mismo; y un instrumento ptiblico no es auténtico cuando no ha sido realmen- te otorgado y autorizado por las personas y de la manera que en él se expresan. Ejemplos: en un certificado de gray: menes se ha falsificado la firma del res- pectivo conservador; en una escritura publica se ha falsificado la firma de, Juan, haciéndolo comparecer a su otorgamien- to sin haber concurrido a ello; en una escritura publica se hace figurar a uno de los comparecientes como donando en circunstancias de que él vendia, etc. Ahora bien, pueden impugnar el ins- trumento publico por falta de autentici- dad tanto las partes como los terceros; y para acreditar su fundamento podran va- lerse de todos los medios probatorios, sin limitacion alguna, pues se trata de acre- ditar hechos materiales y no la existencia © modificacién de actos juridicos. Confirma lo anterior el articulo del Cédigo de Procedimiento Civil, al dis- poner: “En el incidente sobre autentici dad de un instrumento o sobre suplanta- ciones hechas en él, se admitiran como medios probatorios tanto el cotejo de que tratan los cinco articulos precedentes como los que las leyes autoricen para la prueba del fraude. En la apreciacién de los diversos me- dios de prueba opuestos al mérito de un instrumento el tribunal se sujetara a las reglas generales establecidas en el. pre- sente titulo, y con especialidad a las con- signadas en el parrafo 8°. En otras palabras, cada medio proba- torio destinado a demostrar Ia falta de autenticidad del instrumento ptiblico ten- dr el valor que Ia ley asigna a cada uno de ellos en particular; y, en caso de con- tradicci6n, y a falta de ley que resuelva el conflicto, los tribunales preferiran el que crean més conforme con Ia verdad (art. 428 CPC). Pero si la impugnacién versa sobre una escritura piiblica, y su falta de auten- ticidad se desea probar por medio de prueba testimonial, se requiere la concu- rrencia de cinco testigos, que retinan las condiciones expresadas en la regla segun- da del articulo 384, que acrediten que la parte que se dice haber asistido personal- mente al otorgamiento, o el escribano, © alguno de los testigos instrumentales, ha fallecido con anterioridad o ha permane- cido fuera del lugar en el dia del otorga- miento y en los sesenta dias subsiguientes (art. 429, inc. 1°, CPC) Sin embargo, esta prueba queda suje- taa la calificacion del tribunal, quien la apreciara segiin las reglas de la sana criti- ca; y su objetivo preciso debe tender ex- clusivamente a acreditar la falta de autenticidad de la escritura misma, pero no la de las declaraciones consignadas en una escritura ptiblica auténtica (art. 429, ines. 2 y 3%, CPC); y c) La insinceridad, por tiltimo, del ins- trumento public es Ia falta de verdad de las declaraciones que en él se contienen. Esta situacién es enteramente diversa de las anteriores. El instrumento es valido, 0 sea, ha sido otorgado ante funcionario competente y con observancia de las for- malidades legales; es, ademas, auténtico, © sea, ha sido realmente otorgado y auto- sons JURIDICA oecane AD Mario Casarino Viterbo rizado por las personas y de la manera que en él se expresan; pero, en cambio, las partes han faltado a la verdad en lo que se respecta a las declaraciones que en ese instrumento se consignan, Ejem- plo: en una escritura publica Juan deca ra haber recibido de Pedro la suma de mil pesos a titulo de mutuo, y ese hecho, en verdad, no es efectivo. Cabe, ahora, preguntarse: puede im- pugnarse un instrumento ptiblico por fal- ta de verdad de las declaraciones en él contenida: Respecto de los terceros, la interro- gante no presenta dificultad y su respues- ta debe ser afirmativa. Todavia mds, estos terceros podran valerse de todos los me- dios probatorios que Ia ley franquea para acreditar la inexactitud o falta de verdad de un hecho, incluso de la prueba tes monial. Diversa, en cambio, es la posicién de las partes que han intervenido en el otor- gamiento del instrumento ptblico, en el cual han estampado determinadas decla- raciones, las que, posteriormente, preten- den destruir como inexactas, insinceras, faltas de verdad. En materia comercial encontramos un esbozo de este derecho que tendrian 1: partes para impugnar la verdad de las de- claraciones contenidas en un instrumen- to ptiblico al permitir a los juzgados de comercio, atendidas las circunstancias de Ja causa, que reciban prueba testimonial, aun cuando altere adicione el conteni- do de una escritura publica (art. 129 C. Com.). En materia penal tampoco se ve el in- conveniente legal para que esta impug- naci6n sea admitida, desde el momento en que se trata de una simulaci6n, y para acreditarla el tribunal y las partes podran valerse de cualquier medio probatorio, pues no hay limitacién legal al respecto. EI problema se complica en materia ci- vil, y la doctrina y jurisprudencia naciona- les se hallan divididas sobre el particular. Una teoria sostiene que el instrumen- to ptiblico hace plena fe en cuanto a la verdad de las declaraciones que en él ha- BB soronn. JURIDIC pecans yan hecho los interesados (art. 1700 CC) y que, por consiguiente, los declarantes no pueden posteriormente pretender im- pugnar el instrumento en cuanto a la ver- dad de esas declaraciones. Una segunda teoria, que cuenta con algunos fallos del wibunal supremo, ar- gumenta, en cambio, que tal prueba es admisible, pues la ley no prohibe que una prueba plena, como es la emanada de un instrumento ptiblico, pueda ser destrui- da por otra plena prueba, como serfa la que fluye de una confesién judicial. 386. Formas de impugnar los instru- mentos publics. Todo instrumento pti- blico lleva en si el sello de su autenticidad y, por consiguiente, la parte que se sirve de él en juicio se limitara a acompanarlo como medio probatorio de la manera y en la oportunidad que ya conocemos. Sera, en cambio, la contraparte la Hama daa impugnarlo, sosteniendo su nulidad, © su falta de autenticidad, o su falsedad en las declaraciones, para restarle asi todo mérito © valor probatorio. Ahora bien, esta manera de impug- nar un instrumento ptiblico en juicio pue- de revestir dos formas: por via principal y por via incidental. a) Se impugna un instrumento pibli- co por via principal cuando el objeto del pleito versa sobre la validez o nulidad del dicho instrumento, sobre la autenticidad o falsedad del mismo, 0 sobre la verdad © inexactitud de las declaraciones que en él se contienen. El juicio podra ser de naturaleza civil o penal, y estas peticio- nes se formularan como accién 0 como. excepcion, y sera la sentencia definitiva la llamada a resolver tales cuestiones; y b) Por el contrario, se impugna un instrumento ptiblico por via incidental cuando, acompaiado en parte de prue- ba dentro de un juicio, la contraparte en el término de citacién le resta mérito pro- batorio, fundada en alguno de los capi- tulos de impugnacién ya seitalados. En consecuencia, se habra suscitado un inci- dente dentro del pleito, el cual sera falla do en un auto o en una sentencia Manual de Derecho Procesal interlocutoria, que declarara si el referi- do instrumento tiene o no el mérito pro- batorio que pretende la parte que lo ha presentado, IIL. Los instrumentos privados 387. Concepto. Instrumente privado €s todo escrito que da constancia de un hecho y que ha sido otorgado sin forma- Tidad 0 solemnidad alguna. Lo importante en esta clase de ins- trumentos es que dejen testimonio de un hecho. La ley no sujeta a los instrumen- tos privados a formalidad alguna; pueden © no estar firmados por las partes; y pue- den, incluso, hasta omitir el lugar y la fecha en que han sido otorgados. Es tam- bién indiferente que emanen de Ia pias partes litigantes o de terceros, medio que ha servido para su confec esto es, manuscritos, mecanografiados, impresos, etc. Ejemplo: una carta, un recibo de di- nero, un recorte de diario, etc. 388. Reconocimiento de los instru- mentos privados. A diferencia de los ins trumentos ptiblicos, los privados, por el hecho de ser tales, no evan en si nin- gtin sello de autenticidad. No demues- tran primae facie si en realidad han sido otorgados por las personas a quienes se les atribuyen, ni tampoco tienen fecha cierta de otorgamiento. Para obviar estos inconvenientes el le- gislador acepta que un instrumento pri- vado se le tenga por auténtico, siempre que haya sido reconocido, y le asigna fe- cha cierta en los casos en que él mismo taxativamente enumera. Y zcundo los instrumentos privados se tienen por reconocidos? a) Cuando asi lo ha declarado en el jui- cio la persona a cuyo nombre aparece otorgado el instrumento o la parte contra quien se hace valer (art. $46, N® 12, CPC) Se trata, como se ve, de un reconoci- miento expreso. Puede producirse este reconocimiento en cualquier estado del juicio y en cualquier tramite, diligencia o actuacién. La persona a cuyo nombre apa- rece otorgado el instrumento, podra ser a parte misma o un tercero, y la parte en contra de la cual se hace valer podra ha- berlo escrito y firmado, 0 no; b) Cuando igual declaracién se ha hecho en un instrumento priblico 0 en otro juicio diverso (art. 846, N° 2°, CPC). Es otra forma de reconocimiento ex- preso, pero extrajudicial. El reconoci- miento puede haberse efectuado por la persona a cuyo nombre aparece otorga- do el instrumento privado o Ia parte con- tra quien se hace valer, y puede haberse efectuado, ya en un instrumento publi- co, ya en un juicio diverso; ¢) Cuando, puestos en conocimiento de la parte contraria, no se alega su falsedad o fal- ta de integridad dentro de los seis dias siguientes a su presentaciéin, debiendo el tribunal, para ste efecto, apercibir a aquella parte con el re- conocimiento tacito del instrumento si nada expone dentro de dicho plazo (art. 346, N2 3, CPC). Aqui estamos en presencia de un re- conocimiento tacito, a diferencia de los ameriores. La jurisprudencia entiende que, en este caso, el instrumento privado debe emanar exclusivamente de Ia parte en contra de la cual se hace valer, y que no importa sise encuentra firmado © no, bastando que lo haya escrito. Se exclu- yen, por consiguiente, del reconocimien- to tacito que estamos analizando, los instrumentos privados emanados de ter- ceras personas ajenas al juicio. La falsedad del instrumento privado puede consistir, ya en la falsificacion de Ia firma, ya en la falsificacion de su con- tenido; en cambio, la falta de integridad implica que el documento no se ha pre- sentado completo, esto es, en la forma como materialmente se otorg6. Son dos capitulos de impugnacién del instrumen- to privado, pues, enteramente diversos. Para que entre en juego este recono- cimiento tacito es indispensable que el tribunal aperciba a la parte contra la cual se hace valer el documento con esta ver- dadera sancién, a fin de que, en caso de sons JURIDICA oecane AD Mario Casarino Viterbo que dentro del término legal, esto es, den- tro del plazo fatal de seis dias nada ex- prese, se tenga dicho documento como reconocido, vale decir, auténtico. ‘Todavia mis, estimamos que vencido este término, si nada expresa la parte co1 aria en cuanto a la falsedad 0 falta de integridad del instrumento, a peticin de la parte que lo present6, el tribunal en una nueva resoluci6n judicial debera dectarar que aquélla ha incurrido en el apercibi- miento ordenado y que, por consiguiente, el documento es auténtico e integro; y d) Cuando se declare la autenticidad del instrumento por resolucién judicial (art. 346, N° 4", CPC). Se trata en este tiltimo caso del reco- nocimiento judicial del instrumento pri vado. Este ha sido acompanado de conformidad a lo expresado en la letra anterior y la parte a quien va a afectar dicho instrumento, dentro del sexto dia, alega su falsedad © falta de integridad, por cuyo motivo se habra suscitado el co- rrespondiente incidente. El tribunal con- ferira traslado a la otra parte del escrito de impugnacién del instrumento, y con lo que esta exponga, o en su rebeldfa, lo recibir a prueba, se rendiran las prue- bas de rigor, y, con el mérito de éstas, se fallard el incidente, declarandose si el do- cumento privado es 0 no auténtico. 389, Manera de acompanar los ins- trumentos privades en juicio. En cierto sentido las explicaciones anteriores, acer- ca del reconocimiento de los instrumen- tos privados, nos facilitan la respuesta de esta interrogante En efecto, si el instrumento privado emana de la parte en contra de la cual se hace valer, sea porque lo haya firmado, sea porque lo haya escrito, debe ser acom- paiiado con citacién y bajo apercibimiento de tenerlo por reconocido si no se alega su falsedad 0 falta de integridad dentro de dicho plazo que, como se vera, es de seis dias. Este tramite, lo mismo que en el caso de los instrumentos publicos, es esencial, tanto en la primera cuanto en a segunda instancia, en los juicios de me- BB soronn. JURIDIC pecans 70 nor cuantia, mayor cuantia y especiales (arts. 795, N°5°, y 800, N° 2°, CPC). Por regla general, la expresién citacién im- plica que una determinada diligencia no puede llevarse a efecto sino pasados tres dias después de la notificacion de la par- te contraria, la cual tendra derecho a opo- nerse o deducir observaciones dentro de dicho plazo, suspendiéndose en tal caso Ia diligencia hasta que se resuelva el inci- dente (art. 69, inc. 1", CPC). Aplicada esta expresin a la manera de acompaiiar un instrumento, significaré que la parte en contra de la cual se hace valer tiene dere- cho a impugnarlo dentro del término le- gal; pero, en el caso de los instrumentos privados de que se trata, este término es de seis dias (art. 346, N° 3°, CPC). Por el contrario, si el instrumento pri- vado emana de una terera persona, si bien debe acompanarse con citacién, puesto que este tramite © diligencia es esencial para toda clase de instrumentos sin distincién alguna (arts. 795, N2 5%, 800, N° 22, CPC), el plazo para impugnarlo es el general de toda citacién, 0 sea, de tres dias fata. les. En este caso, no es posible acompa- ar el instrumento bajo apercibimiento de tenerlo por reconocido si no se objeta su falsedad o falta de integridad dentro de sexto dia, ya que el documento no emana de la persona en contra de la cual se hace valer y, por consiguiente, no esta en condiciones de pronunciarse sobre su autenticidad integridad. La manera, pues, de obtener este reconocimiento no puede ser otra que presentar a ese terce- ro como testigo dentro del juicio, a obje- to de que deponga sobre 1a autenticidad ¢ integridad del instrumento. En conse- cuencia, a la postre, un instrumento pri- vado emanado de tercero que se acom- pafa en parte de prueba en juicio es sencillamente una declaraci6n testimonial anticipada y extrajudicial, 390. Valor probatorio del instrumen- to privado, Lo mismo que tratandose de los instrumentos piiblicos, queremos sig- nificar el grado o medida de verdad que se desprende de un instrumento privado Manual de Derecho Procesal cuando ha sido acompanado en juicio, en parte de prueba. Este documento privado, como se comprende, puede encontrarse en dos tuaciones, esto es, que se tenga por reco- nocido © que no se tenga por reconocido (art, 846 CPC). E1 instrumento privado que se tiene por reconocido es aquél cuyo reconocimien- to puede ser expreso, tacito_o judicial De conformidad al articulo 1702 del Co- digo Civil “el instrumento privado, reco- nocido por la parte a quien se opone, 0 que se ha mandado tener por reconoci- do en los casos y con los requisitos preve- nidos por Ia ley, tiene el valor de escritura pliblica respecto de los que aparecen o se reputan haberlo subscrito, y de las per- sonas a quienes se han transferido las obli- gaciones y derechos de éstos”.* En consecuencia, esta clase de instr mentos, respecto de las partes y de sus sucesores, hacen plena fe en cuanto al he- cho de haberse otorgado, a su fecha, na- turalmente si la tuvieren, y en cuanto a Ta verdad de las declaraciones que en ellos se contengan (art. 1700, inc. 1°, CC). Puede tener interés respecto de terce- ms, la fecha de un instrumento privado. En este caso, dicha fecha se cuenta desde el fallecimiento de alguno de los que lo han firmado, o desde el dia en que ha sido copiado en un registro piiblico, o en que conste haberse presentado en juicio, © en que haya tomado razén de él o le haya inventariado un funcionario com- petente, en el caracter de tal, 0 desde que haya sido protocolizado (arts. 1708 CC y 419 COT). En cambio, el instrumento privado que no ha sido reconocido, carece de valor probatorio; y el tribunal, al ponderarlo en la sentencia definitiva, tendra que res- tarle todo mérito, lo mismo que si no se hubiere presentado. Véase el articulo 68 de la Ley N° 14.171, de 26 de octubre de 1980, que atribuye valor de escri tura puiblica a ciertos documentos privados proto- colizados. Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile n 391. Impugnacién de los instrumen- tos privados y, en especial, del cotejo de letras, Hemos visto que, cuando los ins- trumentos privados son puestos en cono- cimiento de la parte contraria en juicio, ésta puede alegar su falsedad 0 falta de integridad. En tal caso, se habri plantea- do un incidente sobre autenticidad 0 su- plantaciones hechas en el referido ins- trumento, que el tribunal debera resolver a la luz de las pruebas que sobre estos particulares se rindan. Al efecto, en el incidente sobre au- tenticidad de un instrumento 0 sobre su- plantaciones hechas en él, se admitiran como medios probatorios tanto el cotejo de que watan los articulos 350 al 354 del Cédigo de Procedimiento Civil como los que las leyes autoricen para la prueba del fraude; y en la apreciacién de los diversos medios de prueba opuestos al mérito de un instrumento, el tribunal se sujetara a las reglas generales establecidas en el Ti- tulo XI y, en especial, a las consignadas en el parrafo 8° del referido Cédigo (art. 355 CPC). La operacién antes aludida se la lla- ma colejo de letras, para diferenciarla del cotejo de instrumentos, al cual nos refe- rimos tratandose de los instrumentos pt- blicos; y puede definirse como aquella diligencia judicial destinada a comprobar si la letra del documento privado que se pone en duda es la misma que la estam- pada en un documento indubitado, esto €s, cuya autenticidad no se discute. En consecuencia, la parte que pide el cotejo debe designar el instrumento los instrumentos indubitados con que debe hacerse (art. 351 CPC). Si también se dis- cute esto, la ley considera indubitados para el cotejo: los instrumentos que las partes acepten como tales de comtin acuerdo, los instrumentos ptiblicos no ta- chados de apécrifos o suplantados y los instrumentos privados cuya letra o firma haya sido reconocida expresamente en juicio, en instrumento publico o en jui- cio diverso (art. 352 CPC). Y, desde el momento en que esta ope- racién es de caracter técnico, 0 sea, que sons JURIDICA oecane AD Mario Casarino Viterbo para apreciarla se necesitan conocimien- tos especiales de la ciencia o arte caligra- fico, ella se Meva a efecto por peritos, que tendra que nombrar el tribunal, quienes procederan con sujecién a lo dispuesto en los articulos 417 al 423 inclusive (art. 350, inc. 28, CPC). Sin embargo, el tribunal haré por sé mismo la comprobacién 0 cotejo, después de ofr a los peritos revisores, y no tendra que sujetarse al dictamen de éstos (art. 353 CPC). BB soronn. JURIDIC pecans 72 En cuanto al mérito probatorio del cote- jo de letras, no constituye por sf solo pruc ba suficiente, pero podra servir de base para una presunci6n judicial (art. 354 CPC). Es preciso también hacer notar que el cotejo de letras se emplea, ademas, en el caso de que se niegue por la parte a quien perjudique o se ponga en duda ta autenticidad de cualquier documento pti- Dlico que carezca de matriz. (art. 350 CPC). Ejemplo: un recibo de pago de con- tribuciones.

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