_desmonta las sucesivas sedimentaciones que
/7 sescontruccién, En busca de la tela que enyuelve la tela
Para aludir a las maniobras Y Operaciones que convergen en la
descontruccién derridiana es necesario establecer una constelaci6n
de relaciones con Otros términos del dispositivo abierto que Derrida —
Publica en 1972,
Ante todo,
sica de la prese
la primacia mo.
la voz, como
la denuncia del logocentrismo que articula la metaf-_
ncia, que Derrida revela con la puesta en cuestion de 7
derna de la consciencia que se establece por medio de
Presencia del sentido en la consciencia del que habla.
Consecuentemente, el dispostivo opera sobre jh primacfa del con-
cepto de origen, de Primariedad y también de finalidad de sentido,
lo que implica desmotar la fascinacién por el querer-decir metafisico
bajo la forma critica del privilegio otorgado al logos y a la phoné. 3
Todo ello en consonancia con las operaciones que ponen en |
juego el trabajo dela differance, no s6lo como articulaci6n intralin-
guistica sino también como articulacién de toda experiencia cual-
quiera que éstasea.
El dispositivo abierto derrridiano, que puede ser Pensado como
Una estrategia en curso, se trama con un hilo conductor que expone
el caracter insistente y dogmatico de degradacin que la episteme
ental le ha otorgado a la escritura relegdndola en relacién al
habla.
Un rasgo distintivo que caracteriza la estrategia en curso que
disefia su especulacion inquisitiva consiste en mantener abiertos los
canales de didlogo entre una teoria de la subjetividad, Por una parte,
y la historia de la metafisica, por el otro. En ¢se marco, la reflexion
_derridiana se Popone indagar y ex oner la represién subterranea
Cue condiciona él pensamiento occidental _Es en este punto en al
que la descontruccién parece como la instancia del dispositivo que
Ocultan lo reprimido y
lo mantienen en Secreto bien guardado.
Escaneado con CamScannerEe
des; la tarea de elucidacién de lo que se mantiene en Ia reserva del
secreto supone enfrentar a cada paso renovadas formas de represién
y la configuracién de otras estratagemas de secreto.
La complejidad de la propuesta derridiana se acentiia dado que el
_ tratamiento de las cuestiones se sittia en los bordes de una clausura
del pensamiento tradicional que no se transgrede jamds de una vez
por todas. Derrida ha insistido, en cuanta oportunidad ha tenido de
B sefialar, en la imposibilidad de operar desde fuera de la razén, “la
revoluci6n contra la raz6n siempre tiene la extension limitada de lo
que se designa como agitacién precisamente en el lenguaje del Mi- '
nisterio del Tnterioe”. eas operaciones derridianas no consisten en
apelaciones contra ella, sino més bien a ella; es imposible protestar
sino es con la raz6n, queda, entonces, el recurso de la estratagema
y la estrategia. & .
Derrida no postula una linea divisoria, un limite preciso que se-
pare la metafisica y su exterior o mis alld:
‘
No hay transgresién si se entiende por eso la instalacién pura y simple
en un mis alli de Ja metafisica, en un punto que seria también, no
Io olvidemos y, en primer lugar, un punto de lenguaje o de escritura.
Ahora bien, incluso en las agresiones o en las transgresiones, nos sos-
tenemos con un cédigo al que la metafisica esti irreductiblemente
yligada, de tal suerte que cualquier gesto transgresivo nos encierra,
exponiéndonos, en el interior de la clausura. Pero, por el trabajo que
se hace de una y de otra parte del limite, el campo interior se modifica
ts
ey
y se produce una transgresién que, por consiguiente, no estd en nin-
guna parte presente como un hecho consumado. Uno no se instala
nunca en una transgresibn, ni habita jams en otra parte. La trans-
gresién implica que el limite esta siempre presente. Ahora bien, “el
pensamiento-que-no-quiere-deciz-nada”, que excede, interrogindo-
los, el querer-decir y el querer-oirse-hablar, este pensamiento que se
anuncia en la gramatologia se da justamente por lo que no esta de
ninguna manera asegurado por la oposicidn entre el afuera y el aden-
tro. Al término de'un cierto trabajo, el concepto mismo de exceso 0
de transgresion podria parecer sospechoso.”
49 Jacques Derrida, Posicionss, op. cit.
Escaneado con CamScannerLas referencias al término estrategia
La yacilacién de estos pensamientos [los de Nietzsche y de Heide-
gger] no constituye una “incoherencia”, es un temblor propio de
todas las tentativas posthegelianas y de ese pasaje entre dos épocas.
Los movimientos de desconstruceién no_aféctan a las estructuras
_desde afuera. Sélo son posibles y eficaces y pueden adecuar sus gol-_
pes habitando estas Sstructuras. Habitindolas de una deter
manera, puesto que se habita siempre y més aun cuando no selo
d Obrando necesariamente desde el interior, extrayendo de
Ja antigua estructura todos los recursos estratégicos y econémicos
de la subversion, extrayéndoselos estructuralmente, vale decir sin
Poder aislar en ellos elementos y étomos, la empresa de desconstruc-
cidn siempre es en cierto modo arrastrada por su propio trabajo. Es
esto lo que, sin pérdida de tiempo, sefala quien ha comenzado el
mismo trabajo en otro lugar de la misma habitacién,5°
ba ditorNnucus lore
ninada
Son frecuentes en los textos
de Derrida, y casi sin excepcién, diriamos, en las entrevistas que
50 Jacques Derrida, De la gramatolagia, op. cit,
Escaneado con CamScanner
‘ae
4
Dekeconcede. El concepto de método, en tanto que conjunto de proce
dimientos determinados con precisién y que suponen operaciones
cerradas sobre si mismas, ofrece dificultades en relacién con el pen
samiento de Derrida que somete a continua prueba y autocritica la
deriva de su reflexién. Sus textos revisan y marcan las dificultades
de los procesos de construccién que exige su desarrollo. Es por eso
que la apelacién constante a la estrategia puede ser lefda, antes que
como apelacién metodolégica, como un dispositivo de instancias
de articulacién y desmontaje interdependientes.
El uso derridiano de desconstruccién se da ya en algunos arti-
culos de La escritura y la diferencia. En La vgz y el fendmeno y en
De la gramatologia aparece con una frecuencia que marca tanto
fa insistencia como la necesidad, de igual modo se inscribe en los
textos de 1972, Margenes de Ia filosofia y La diseminacién, también
en Posiciones, de ese mismo afio, volumen de entrevistas en el que,
ademés, Derrida reflexiona largamente sobre el sentido del térmi-
no, dandole un estatuto similar a otros, tales como marca, huella,
hymen, différance.
En “Torres de Babel”, 1980, y “Carta a un amigo japonés”,
1985, recogidos luego en Psyché, 1987; en L’oreille de Vautre. Textes
et débats avec Jacques Derrida, 1982, y en Memorias para Paul de
Man, 1988, se marca ya un gesto diferente, aparece junto con la
‘onsideracién retrospectiva de sus trabajos anteriores, la exigencia
x una reflexién que contemple los nuevos espacios de “uso” de la
desconstruccién.
En “Los fines del hombre”, una conferencia pronunciada en
Nueva York en octubre de 1968, recogida luego en Margenes de
In filosofia, Derrida expone dos direcciones posibles para intentar
conmover el pensamiento occidental:
1. Intentar la salida nstruccién sin cambiar de terreno, repi-
tiendo lo implicito de los conceptos fundadores y de la problemética
original, utilizando contra el edificio los instrumentos o las piedras
disponibles en la casa, es decir, también la lengua, El riesgo aqui ¢
“