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Luigi Boscolo /Paolo Bertrando Terapia sistémica individual yscolo / Paolo Bertrando Terapia sistémica individual TERAPYA SISTEMA a 2 : S = § = 5 3 3 g q 5 3 & a 3 De Luigi Boscolo en esta biblioteca Terapia sistémica Tory aie sidnin de Min. Dilger individual Luigi Boscolo, Gianfranco Cecchi, Lynn Hoffnuann y Peay Penn | i Luigi Boscolo y Paolo Bertrando Amorrortu editores Biblioteca de psicologia y peicoandlisia Directoros: Jorge Colapinto y David Maldavsky Terapia sistemica individuate, Luigi Boscolo y Paolo Ber- trando © Luigi Boscolo y Paclo Bortrando, 1996 (publieaciin orig pal: Raffaello Cortina Editore, Milin, Italia) ‘Traduccién, Pederioo Villegas Unica edicién en castellano autorizada por los autores y de- Didamente protegida en todos loa paises, Queda hecho el epésita que previene la ley n* 11.723, © Todos loa derechos de Ia edicién en castellano reservados por Amorrortu edite- res 8. A., Paraguay 1225, *pigo (1057) Buenos Aires [La reproduccién total parcial de esto libroen forma idénti ca 0 modificada por cualquier medio mecanico 0 electrénico, incluyendo fotocopia, grabacion o cualquier sistema de alma: eenamiento y recuperacién de informacién, no autorizada por los editores, viola derechos reservados. Cualquier uti. lizacien debe ser previamente salieitada, Industria argentina, Made in Argentina ISBN 950-618.092-6 ISBN 88-7078-549.9, Milin, Talia, edicién original Impreso en los Talleres Graficos Color Efe, Paso 192, Avella- neda, provincia de Buenos Aires, en diciembre de 2000, Indice general nt n6 12 a2 150 159 166 187 189 Introduccién Primera parte. Teoria 4. Una teorta en evolueion ‘Un nuevo interés por el individuo ‘Mundo interno y mundo externo Byolueign de Ia teorta y dela practica sis Lo dicho y lo no dicho Una perepectiva epigenctica 2. Bl trabajo sistemico Indicaciones Evaluaciéa, diagnéstico y terapia: un proceso Objetivos ‘Tiempo y cambio El terapeuta Cuestiones éticas Filosofia de la terapia 3. Bl proceso terapéutico El dilogo Lasesign El proceso Lenguaje y proceso terapéutico Segunda parte. Casos elinicos Premisa 191 4. Terapias con un planteamientoestratiieo sistimico predominante 191 Teresa S.: malas jugadas de Ia suerte 193 Giorgio F: quién analiza a quien 195 Enriea 8.la senora que no lograba salir de eompras 197 Ugo Viel pediatra insomne 201 5. Teropias sistemicas 201 Giuliana T:Ia vida como control 225 Bruno K. «En medio del eamino de nuestra vida... 254 Luciano M-: prisionero de un mito familiar 264 Carla V: la femineidad recuperada 270 Olga M.: un desierto existencial 272 Susanna C.:dilemas de relacion 806 Francesca T: un hambre inextinguible 821 6. Consultas 821 Miriam C quién consults a quién 823 Daniela: profpesion, madre 351 Nancy B. prisionern de su snundo interno 967 Referencias bibliografiens Introduecién Fue David Campbell, un colega de Londres, el que nos sugirié la idea de escribir un libre sobre la terapiasistémien individual. El revelé a Luigi Boscolo que, por diversas razo nes, los operadores psiquidtricos ingleses, formados en Ia terapin sistémica dela familia, a menudo se velan obligades a tratar a individuos, lo que hacfa sentir Ia neceridad de un, Tibro que abordase el tema de Ia terapia sistémica indivi dual. Segin Camptell, ee libre debia proponer un modelo do terapia siatémica individual relativamente breve y transmisible, utilizable en contextas tanto privados como pablicos, Ast invitaria alos terapeutas que_ya conacen el enfeque sistémico-relacional, ¥ eventualmente también a los operadores quo se inspiran en una teorfa diferente, a po- ner en practica un nuevo modelo de consulta y torapia in- dividual que experimentabamos en nuestro Centro. Acep- tamos de buena guna Ia invitacién, porque ya hnefa algunos fos que nos ocupdbamos de la apliencién individual del ‘modelo sistémico desarrollado en el campo de la terapia f- waillar, El objetivo principal que nos hemos fijado ha sido al de deseribirla préctica terapéutica y su relaeién con les teorias de referencia en Ins diversas fases de nuestro trabajo desde loa primeros aos de la década de 1970, euando empezamos 1 seguir los principios del modelo estrategco-eistémico de- sarrollado por el grupo de Palo Alto. Bn una segunda fase, ue abarca el decenio 1976-1986, las terapias se condujeron sogrin ol modelo sistémico del grupo de Milan, inwpirado en el pensamiento de Gregory Bateson. Los casos tratados a partir de la primera mitad de la década de 1980 reflejan el cambio radical de perepectiva aportado por la cibernética de frden segundo y por el constructivism, que hizo pasar al centro de la atencidn el sistema observante (o sea, ete pouta) y la autorreflexidn, Bn el ultimo deceni, tras el ad- venimiento del posmodernisme y del constructivism social, Ia atencién ge eoncentré an el longuajey la narrativa. ‘En las terapine que hacemos aetualmente se deseubren, los ecos de las experiencine teGrionsy einions de todos estos anos. Hoy, hacer terapia slatemica signifi, para nosotros, sumergirnos con el cliente (paciente) en una compleja red de ideas, emociones, personas signifcativas, que dos inter- locutores enlazan recursivamente y exploran por medio del instramento lingufstico, Como el pensamiento del terapeu- ta sistémico se basa en la complenientariedad de los concep- tos de causalidad lineal y circular, en In importancia de la pluralidad delos puntos de vista, y prefiere hacer preguntas Adar respuestas,con el tiempo produce el efecto de transmi- {Gr al clionte un modo de conectar las cosas y las personas, Jos stucesos y los significados, que lo libera de a vision rigida desi mismo y dela realidad que o cireunda. Esto le permite ‘expandir y profundioar su propia sensibilided, y ast puede ‘experimentar y ver los hechos y la historias que le eancier- zen desde tna perspectiva mas amplia, De este modo, re- ccorriendo a le contribuciones recientes de la narrative, po- ‘demos decie que el cliente se libera de-ona historia suya que hha llegado a ser embarazosa y una fuente de suftimiento, para entraren una nueva historia que leofrece mayor liber: fad y autonomia ‘Bn algunos casos en los que la naturaleza y a urgencia de los problemas presentados (por ejemplo, un comporta: ‘miento fSbico u obserivo) se prostan a intervenciones earac. toristicas del enfoque estratégic sistémico, nos limitamos, fen pocas gesiones, a actuar sobre los problemas miamos sin ‘adentrarnos en la exploracién de la historia y de la sper- sona- del cliente, ‘Los resultados de este esfserzo —Ia descripcién del de- ssarrollo del modelo y su aplieacién—, que se exponen en los rimeros tres eapitulos del libro, han tenido ante todo ‘efecto de aclararnos las ideas a nosotros mismos (in proceso recursivamente formativo), pero también nos han ‘preocupacién por la complejdad de Ins conexiones entre las teoriaa invoeadas y las précticas que derivan de ellas, Esta complejidad, que se ve particularmente en les primeros ca- pbitulos, puede ser estimulante para algunos lectores, espe- cialmente los mas expertos, pero a otros puede eausaries 10 ‘primero los casos elinieos presentados en la Segunda parte, {que por otro lado abundan en referencias teéricas y pueden ‘tracer tna visin de conjunto del proceso terapeutieo. ‘Con este libro no nos dirigimos solamente a los terapeu: tas expertos, sino también alos terapeutan mss ovenes que sin embargo ya tienen tina experiencia minima y desean fadquirir un conociniento espectico dela terapia sistemica individual! Este no es un libro en el cual se comunica el ‘ARC de la terapia (que ssponemos ya conocido por los lecto- tes), ni vin srecetariow de intervenciones terapéutieas espe- fificas. Es mas bien un libro que instala en el centro de Ia fescona terapéutica el explorar, pensar y sentir, con el auxilio {de toda una serie de lentes todricas (de filtros) que nos han lofreeida Ia investigacion tedrica y una larga experiencia Dractica, Esperamos que el modelo aqui expuesto wea acce- ble y claramente tranemisible, y que sirva de punto de partida para el lector que desee construirse una prctica de trabajo. ‘Describimos ampliamente un tipa de terapia que todavia estamos experimentando, denominada -breve-largas: se trata de una terapia de no mas de veinte eesiones, que se realizan con intervalos de dos a cuatro semanas; su dura- ign total no es superior al afio'y medio. En el libro hemos edicado un ampllo espacio a la descripcién de casos eink ‘cos. En ese empono, In operacin basiea ha sido dable: en Primer logar, tritar de reconstruir la conexién de los he- ‘hoa, signiicados y emociones que surgieron en el sistema ‘terapéutico on el momento en que se desarrollaban la tera- pis ala consulta; en segundo lugar, examinar y evaluat todo 80a posterior, sey nuestra vision actual. Naturalmente, fl lector descubrira por sf mismo, en los easos elinieos pre "Sytemie Family Therapy dal emp {Bess Heian, 190), ne ee undaentn ‘ce parcular Vereen eelgia dell mente 1812) Sep oan Eley 9 ‘Mud, Noove Yorks Ballantine, 1972, u sentados, Ios puntos de enlace con Ia elaboracisn tedrica ‘sf croard sus propias conexiones, que podran ser diferentes dens que nosotros hemes trazado. Experaimos quo el esl: tuado de esta operacion pueda transmitir con elaridad el plritu y la modalidad con que operamos, Todo lo que ofreee. ‘moa 90 debe leor como una investigacion que nos ha perini- tido enriquecer nuestras experiencing clinicas y nucstros condcimientos tosrieos. Baperamos que tambien los lectores selgan tan enriquecidos como nos ha sucedido a nosotros. El libro se divide en dos partee, cada una intograda por iulos. La Primera parte esta dedieada alos aspec- tos te6ricos, y la Segunda parte a la presentacién de los ca 808 cinioos. El capitulo 1 expone la evolucién del modelo tesrico y de lng experiencias relacionadas con este a partir del uso de un ‘modelo psicodinamico, para logar, através de las fases es tratégico-sistémicas, cistémicas y constructivistas, a nuce- tro modelo actual, que preferimos llamar sepigenéticos (las azones de esto s¢ averiguan claramente con la leetura) Elcapstulo se dedica alos aspectos metodolégicos gone- rales dela terapia sistémica individual, oea, al marco en sl cual se desarrolla la terapia, Entre otfas cosas, nos hemos ‘cupado de los aspectes que conciemen ala organizacion de 1a terapia (indicaciones, diagnéstico,objetivos, duracin), a la posicién del terapeuta respecto del cliente y ala relacion ‘io os asuntos mas amplios, como las cuestiones ‘tiene y losdicas~ de la terapia, El capitulo 3 trata sobre el proceso terapéutico: los prin- cipios para la conduocién de las sesiones (hipotesis,ereula: ridad, preguntas circulares), las diversas fases de la tera- pia, desde la evaluacién inieial hasta la sesign conclayente, ¥. por fin, las contribuciones recientes y estimulantes que ‘conciernen a los aspecios linguisticos (semanticos, retori= 08, hermenéutices) del didlogo terapéutico, ‘Blcapitulo4, cl mas breve, contione los informes de tora- las conducidas con el método estratigio-sistémico, de las que algunas cellevaron a cabo a fines dela décac En cambio, el capitulo 5 en el més largo, y prese rie de terapias conducidas segtin nuestro actual modelo sis- ‘emico de terapia breve-largnellas en eada caso muestra aspectos espectfcos del didlogo terapsutiea (la primera se- sign, la eonduceién, el enguaje, a conclusion de la terapia) 12 Por ski, enol capitulo 6 se prosentan algunas consultas individuates, que revelan los Aspectos poculiares que dif ‘escian el ontexte dei consulta del contento dois torap. arn referimoe al tarapeuta hemos saad ol génor amaclin slo i do gta compen y onto Tingulatcas, Hemoe preforide el termine slienter spe. tlontoro ~usunrion le razonee de eta elecion 0 dedien Sota lctara dal bro. Heme tratado de permanccer files a cirtas tein que exporaioe que surjan con clariad enol exto, Una de slan rue, on nena pinion, trabajarcon el medel istémico permite una gran itertady stimula In crenividad, ante. endo vivo el interés y el entusiasme por wl {lava egue gratifictndonoe, Confamoe on que el lotor eo contagion pos de ene entusiasme yt nro recorer un ‘amino paride, Porque no existe un ibro que poeda st faire lasintsisporeonal que aco cua ana través des prop labor dein reflects que esate nspia Fr Primera parte. Teoria 1. Una teoria en evolucién Nuestro modelo sistémico actual, que nos inspira en el trabajo con el individuo, se ha desarvollado a través de una serie do experiencias de investigacién, de consulta y de terapia con familias y parejas. Al principio recurrimos al cenfoque extratégico-sistémico utilizado en ol Mental Ke- search Institute (MEI) de Palo Alto en los afios 1971-1975, después, al enfoque sistémico de Mildn, camo llegé a des rrallarse en el decenio de 1975-1985, y huey, al misino mo- elo, enriqueeide primero por las contribuciones del cons tructivismo y de la eibernética do orden segundo, y despuce pporel construceionismo, a narrativa y la hormencutien.To- ‘or los nportes tedriceseitados ian dejado —y no podia ser dootra manera— huellas snifieativas on ol modelo acta, fl que por esa razén hemos atribuido, ademis de la delini- ‘dn de ssistemicar, la definicin de sepigenético»(vease la nota 19, pig. 5D. El primer autor, debido a circunstancias particulares y afortunadas registradas a comienzos de la década de 1970 (y naturalmente por su mayor edad), ha tenido el privilego dd trabajar durante east un decenio en dos contextos muy diferentes bajo el mismo techo. El primero era el contexto de lun consultorie privado de psicoanalista en ol cual, en una hhabitacién, durante tres dias a la semana conduefa andlisis froudianos elisicos de una duracién plurianual y terapins cara a cara de orientacion psicodinamica, con una frecuen- tia de una o dos voces por semana, durante un periode de ‘aproximadamente uno-tres aos, El segundo ora ol contexto {de trabajo del asi Hamado wequipo de Dillane (Selvini Pala zoli, Boscolo, Cecchin, Prata), que hacia investigacién y terapia de familin y de pareja en tres habitaciones: na sala de terapia, donde se sentaban los miembros de la familia 0 {ela pareja y el torapeuta; una sala de observactén, separa- 4a de Ia primera por un espeje de vision unilateral, y una wv ala de dscusign, donde al final de cada sen todo ol eq diavatan para llegar a formula In hipoteciesistemica y ha poutiolntervensién para cousunioar ala familia (Bos cola tal, 3987. TEs el’periodo de trabajo con el modelo MBI de terapia breve, ened nl incidentalmente el grupo tavo el peivilegio jursate unas dos semanas de actoar bajo la supervie iin diecta de Paul Watalawick, atendfamos a familias por {Un masini de dee eesiones, con resultados mas que sets Tactorien, Salo poe feria, por io comin aguellas con un Inionibrepestceerdnio,tavieron necesidad de un miime- onmuyor de ssiones Los efectos del trabajo eoitario con el Decionte individual, por una pare, de la tarea en equipo Eon la fai, prot, fueron tan diversoe al principio que ‘Igaron al pour aor sino.n un estado deed, al me- ‘n08 desconcertado y ansioso por entender algo.! Cuando es- tabs sole con na eontaenelconsultori, tenia Ia sensacién Cle etar en medio de un gran ro cuyas aguas se deslzaban Tontaments hacia wn tar made bien ljano, y cuando traba- jabe con ehequipe y las fain, le parccia estar en un rap Ap toseste onde las aguas, que a veces experimentaban, Seclernchones repentinas se precipitaban acia una meta prosina Bata metafora se puede tomar prestada para us {ar a slaeton entre tempo y cambio, tn diferente en los dis Gpos de experiencia fuego serviria de extimul a am tos ares para interenarse en ol iropartante yfastinante Drobiewn 2d tempo en la terapia ioscolo y Bertrando, 19 ‘Después de meses de trabajo en dos contoxts diferentes, persia con dos tori tan dismiles y aun antieticas & ‘tod lgunes, sea en cuanto a ia concepein de a perso ‘ha humans y dela naturalezs do los problemas presenta- ‘oo, seu en que reapecta alos ebjetivos del cambio y os thot de abtenerio, se volvié muy diffe trabajar mante- ‘endocefie slab premieas teres y lo consiguientes "cae destacar queen x8 ered, es come a experiencia ea tera sina bsnl iby entra 18 Aictémenes técticos de cada una de las teorfas. El mismo {enémeno lo comprobamos luego, al comienzo de la forma: ‘dn del eurso de terapia familiar sistémiea, con los alumnes ‘gue antes habian tendo una formacion de tipo paicodinami- ‘>. Al principio se quedaban desconcortaclon al tratar de co- nectar elomentos tan hoterogéneos. Después, poco a poco, comenzaban a orientarse desarrollando una visién sisté- ‘mica que, como es légico, no podia borrar del tado la expe Fioncia precedente, Es més, en circunstancias particulares, con el tempo llegaban @ vaierse de ambas teorfas conscien {two inconscientemente (hoy, como lo expondremos mas ade- lante, definimos esta como -lo no dicho-), confirmando el aforismo de Gregory Bateson: des ojos ven mejor que uno, ven la dimensién de la profundidad, "En cierto momento, para salir del inquietante estado de 4animo de sentiree dividide en dos, el primer autor (Luigt Boscolo) coments a introducir en las Lerapins individwales de orfentacién psicedinamica algunas ideas y teenicas det fenfoque estratarco-sistémien, como Ia preserspeion del sin toma, la parades, el reencuadramienta o redefinicion (r. framing) ete., que venian siondo utilizadas con familias y parejas. La intencion era versi se verificaban aquellos eany bios discontinuas, a saltos (Selvini Palazzoli et al., 1975), tan imponentes y caracteristicns, que sélo rara vez éran ob servables en las terapias peicodinamicas. Bn estas ultimas, Jog eambios por lo comin llegaban mucho mas lentamente, de una manera mas continua, por lisis maa que por crisis, iLas primeras tentativas tuvieron un efecto desastrosot ‘En ver de mejorar, los elientes empeoraban ola terapia on- traba en una impasse, obligande al terapeuta a dar marcha atrda. Es significative que en dos casos los clientes hayan verbalizedo su perplejidad y ertiea, uno preguntandose si el terapeuta no estaba experimentando un nuevo modo de hhacer terapia (sic), otro expresdndose con una metafora ‘mis bien elocuente: «Usted selha salido del librete, verdad? {Sera que la gemana pasada ha frecuentado un geminario fen el cual estuvicron presontes colagas de ideas diversas?» Fue significativo —ineluso se podria decir obvio— que los clientes-cobayoa reaccionaran con perplejidad, confasin tun rechazo mas o menos evidente frente ala introduceiGn de ideas diferentes. El terapeuta comprendié gue, para saticfa- cer au curiosidad eientifica con eatos casos, estaba pagande 19 ‘un alto precio: la ereacion de un contexto confuso que n ba la relacién terapéutica. Estaba cometiendo mas o menes qos miamos errores que en exos tiempos los analistne ortodo oe atribu‘an a los ast Ilamados «analistas silvestres-. Y fagregariamos que el terapeuta habia cometido el error de ‘conduct las terapias individuales ineriminadas sogun cr ferios puramente celécticos, en vez de integrar los clomen: tos del nuevo modelo poco a pose y euando el contexto tera peutico lo permitiera. “Acata altura os importante describir custes eran, en oa ‘época, las diferencias principales entre los dos modelos y los ‘dos tipos de terapia. Naturalmente, nos limitaremos a men: Cionarlos que en nuestra opinign eran los elementos distin tives esenciales y nos exeusamos por In esquematizacién ‘cxotsiva y Ins eventuales simplifeaciones ® 1. En el modelo psicodinamico, el sintoma era conside- rado un epifenémeno de un conflieo inconsciente el objeti- vo primario era la resolucién de los conflictos mas que la de- taparicién de los eintomas, mientras quo en el enfoque es tratégico-siatémico, basado en una visién do causalidad circular, el sintoma y su persistencia eran considerados dentro de un contexte relacional en el cual las -tentativas de soluciéns se convertian en el problema; por lo tanto el obje- tivo era romper Ins pautas [patterns] rigidas y repetitivas fon lag cuales se conectab el sintoma, de modo que surie~ ran nuevas pautas més sfuncionales '2 Ya esta primera distincién sugiore una profunda dife roncia: el psicoandlisis se interesaba on los aspectos seman {dows de Ta comunicacién, en los significados, en las metafo tas, eh los simbolos y, sobre todo, en el pensamiento més {gue en la accidn, por lo cual la toma de coneiencia (insight) Gra el instrumento terapéution pr excelenca; mientras que ‘lenfeque estrateyico-sistémico e basaba en aspectos prag- inaticos y de comportamiento, en la accién maim que en el pensamiento, razén por la cual entre los instrumentos ter peuticos mas importantes se usaba la prescripeién de les Comportamientos para cambiar otras conductas no desea dus La teorfa de la caja negra- también confirmaba esta 2 istincion entre pensamiento y accién (comportamiento} ‘segun ella, un observacdor podia ver slo comportamientos y putas de conducta perv no lo que sucedia en la mente de Tas personas. 3. Enel mosolo psicodinamico, el principal intorée del te rrapeuta consistia en explorar de qué modo se relieionala st Cliente consigo mismo, on los otros y, aobre todo, con el tora ppeuta leransfert) Sein la teoria, su move de relacionarse reflejaba las relaciones que habia mantenido en un pasado Iejano eon low ~objetos primarios-, cn particular con los ‘miembros de la familia nuclear. Beta Inbor terapéutien, ct ‘ya finalidad era resolver loa conMietos ineonseientos del pasado conectados con las distorsiones de las relaciones {ransferenciales del presente, fuente de angustia, de sufi- miento y de los mas variades aintomas, era obstneulizada por las resistencias del inconsciente, a las cuales ol terapeu- a debia dedicar tempo y una atencidn particular En cambio, on el modelo astratigico-sistémico el objetivo del terapeuta era, como ya se ha sefalado, pede al cliente (que definiera y decidiera qué problemas deseab resolver, ¥ ‘sxplorar Inn tentativan infructuosns de resolverlos que hi bian realizado hasta ese momento tanto el eliente como Ios personas significativas con las cuales estaba vineulado. El terapeuta ayudaba despucs al clionte a aleanzar su objetivo a travea desunn serie de intervencionos estrategions ad hoc, Utilizadas a lo largo de un breve periodo (de unas diez sesio: res; en promedio, de cuatro a seis). La desaparicion de los sintomas era el tnieo eriterio adoptaclo para define o final yl éxito dela terapia. Es importante destacar que en este tnfoque no se hacia In distincién normalidad-patologia y (que los problemas del eliente se consideraban simplemente como problemas del vivir, problemas de la existencia, ¥ coherentemente con una visidn eibernética— no se les ‘tribufan otras causas que los intentos de soluciéa que ha- bbian legado a ser parte del problema. En otras palabras, terapeuita estratdgico-sistémico no se ceupaba de los diver aspectas de la persona, como las motivaciones, las fanta ‘ina, los pensamientor o ina emociones, ni del pasado del Cliente y su historia, sino exclusivamente del contaxto ac tual de relaciones, en el que las pautas de compertamiento rigid y repetitivas concetadas al sintoma llegalion a see Dlaneo larget) de las intervencionea estratégicns a Caracteristicas de las terapias broves estratagicas eran 1 optimisma terapéutien, la vision positiva, el hecho de ba- Sarse en los recursos del cliente ¥, sobre todo, en el uso de la posicion de sno poder» (one-doun) —en Ia cual sl prineipal naestro ha side quiad Milton Rrickson—, que permitia evi- tar las resistencias o, mejor dicho, la formacién de resisten- “4. Como conclusién del cotejo entre los dos modelos, de- seamos destacar dos de las diferencias maa importantes que txistian en aquella época en relacién con les objetives y con tl tiempo necesario para alcanzarlos 0. Objetivos: en la terapia peieodindimica, la funcién del terapeuta era explorar con el cliente eonflictos particulares ¥ tematicas conectadas con sus Suftimiontos y sus dificulta- des actuales, para averiguar cémo-se habian genorado oi tlado en cl centro de la vida psiquioa y de relacign del su to. La relacign terapeuta/eliente, 1a exploracion conjunta y el insight representaban Ia modalidad y los instrumentos para resolver lor menclonados conflictos y, diferencia de lo Gue ocurria con el enfoque estrat pico, los factoros espe ‘cos dela terapia (atenci6n, empatia, eonfianza, ete) eran de {mportancia fundamental, En el modelo estratéqico, como [ya te ha dicho los ebjetivos del terapetta eran los del clien- te: jiberarse de los sintomas! 2. Tiempo: no sorprende que el tiempo necesario para Ia conclusion de ln torapia Faese maa largo en el modelo psico ‘inainico que en el estratagice-sistemico, que comunmente zno superaba las diez sesiones.> La diferente duracién de la terapia en los dos modelos se ‘puede atribuir en parte al tiempo que la psicoterapia psico- ‘Sinamica dedica a explorar la relacién entre el pasado y el presente y entre al cliente y el terapeuta, poniendo en se- ‘gundo plano los sintomas 0 los problemas presentados; 10 ‘cual obviamente requiere mas tiempo que en el modelo testratégico, en el que el énfaais recae exclusivamenta en la ‘Bevwronce puode ser sag or autre, da 20 40 (edare Malan, 1978: solueién de los problemas que afoctan al eliento.en el tiempo thordar estos das temas —los objetivos y el tiompoen la torapia— en el eapitulo2. Encuantoa los esos clinioos tratados con el modelo esteatéicosistémico, se ve- rin en el capitulo 4 'En 1975 tuve lugar un acontecimiento que eambié nota- bblemente nuestro mode de pensar y de hacer terapia: Ia lectura, o mejor dicho el estudio, del libro Verso un'veologio della mente de Gregory Bateson (1972), que abrié nuevos Ihorizontes. Loa intentos de utilizar los principios de la epis temologia cibernética de Bateson levaron a modificar y ‘enriquecer el modelo con muchos elementos nuevos, que tuvieron el efecto de hacemos ie mas alla del aspecto esta tégico y desarrollar un modelo sistsmieo -puro- que comen Zora sor conocido coma -el Modelo 0 Enfoque de Milans. En Ttempi del tempo, hemos escrito En relacin con las posiciones de! Mental Research Insti tute do Palo Alto, los eseritos originales dle Bateson se adap. taan a un pensamiento sistémico ala vez mas puro y mds complejo. La distineién entre los mapas y ol territorio, as ‘atagorias logions del conocimnienta, el concepto de la mente ‘como sistema y del sistema como mente, la nocion de episte mologia cibornética y la introduceién de la semiotica asw ‘micron una posicion central. La aplicacion de estas ideas en el campo clinicollevé al desarrollo de un nuovo método para Treunir y elaborar las informaciones, y para interventr en los sistemas humanos, Se envnciaron tres principios para Is ‘conduceiGn de la sesisn: ormulacion de hipdtesis, creala Fidad y neutralidad, que Hegaron a ser el sellodistintivo del ‘modelos! (Boscolo y Bertrando, 1993, pag. 92) Este cambio radical de perspectiva condujo a un cambio cn los objetives de la terapia; el interés se desplazé de los ‘intomas y las pautas de comportamiento a las premisas ‘epiatemologicas y los sistemas de significado, y del tiempo ‘presente, a un marco temporal que comprendia pasado, pre ‘des deseriptas en et io. sey pine erence 23 gente ¥ futuro. La funcién del terapeuta Heys a sor la de Efear un contexto de deutero-aprendizaje en el eual el elicn- rudiera encontrar sus propiae soluciones. Los capitulos 5 J dotrecen un estudioclinio desta evolucién dela practica Yepapeutica y de In consulta, {Un nuevo interés por el individuo ‘Desde comienzos de la década de 1980 se ha asistido a ‘una convergencia de interesos entre diversas orientaciones perapéuticas. Algunos terapeutas que tradicionalmente Ihabtan dedicado a a terapia individual se abrieron incluso fla terapia de familia y de pareja Gnspirandose, en ciertos {Ga008, en la visisn sistémiea). Por ejemplo, psicoanalistas, terapeutas cognitivos y ericksonianas han mostrad interés ‘on las contribuciones de la vieién sistémico-relacional en la préctica terapéutin, mientras que riches tarapeutas fa fniliares sistémicos, como neabamos de mencionar, han prestado més atencién al individuo y a las emociones, Esta Brolucién, en lo quo conciorne a los terapeutas sistemieos, thasido posible gracias ala revolucion epistemolégicn que ce produjo con el advenimiento de Ta eiberntica de orden so- unde y del pensamiento constructivista, que han puesto al Shuervador —es desir, al individuo—en primer plano, y mas Uarde del pensamiento construccionista, que fue mas alld de Ja dicotomfa individuo-famitia poniendo al lenguaje en el centro de todo. Hoy los terapeutas sistémicos utilizan de manera eada vor mas amplia una serie de marcos extraitos fla primera cibernétiea (de los eusles nos ceuparomos més {2delante), como la narrativa, la hermenéutica, la lingtfs: fica y Ia teoria conversacional, que en cierto sentide tras ‘lenden los Iimites entre el individ y la familia. "Naturalmente, los cambios en los concepts terapéutioos| no derivan sélo de In teoria. En nuestro caso también ha [ido ln experiencia como formadores en la terapia sistémica jo que nos ha proporcionado nuevos estimiulos. Ast, la se- ipunda rizén del interés por Ia terapia sistémica individual provino de los alumnos qe, durante los curses de formacion, {na terapia familiar sistémien, a veces presentaban en la ‘supervision casos deterapin individual tratados en sus con- 2 textos de trabujo, Los alunos referfan que frecuentemente se velan obligados, sea por exigencias de los servicios pi Diicos en Tos cuales trabajaban 0 por necesidades Gnancie ras inherentes a la prictica privada, a tratar a sus pacien- tes en forma individual, con una eantidad de sesiones ma yor y con intervalos entrolos eneuentros mas breves que los Usados en la torapia de la familia ‘Como ocurre a menudo, una Yer ejercitado el ¢jo, 8 di tinguen cosas que antes no se vefan, ast, cuando se ha ext mulado nuestro interés, Ilegamos a notar, ada ver con ma {Yor claridad, que en muchos casos, especialmente de adoles- ‘eentes y adultos jovenes, la terapia sistémica individual puede ser indieada como terapia de cleccién, o bian puede Seguir a una terapia de familia, o incluso ser reslizada en paralelo con esta ultima, Llagado ol momento tavimos la idea de realizar una in- veatigaciin sobre la terapia individual y comonzamos a oe. parnes de la vasta iteratira sobre la materia yen particu lag, de las analogias y diferencias atribuibles a los tiferen {tes modelos todrieas. La investigacién nos ha llevad a indi- viduulizar algunos puntas salkentes. Heaos observa qe exiate cierto namere ide modelos terupsuticos, cone lox festratggicos, que no hacen una distincion entre patologia y nnormalidad sino, en cambio, entre problema y solueign. Es {ax modelos, como ya seitalamnos, se basan en ol principio de causalidad circular que eonecta el problema a la solucign Sogiin los terapeutas que adhieren esta modalidad, en el proceso terspeutico se ulilizan Wonieas y estratogine que Interfieren con el circuit recursive problema-soleton , por consiguiente, permiten una aolucion de los problemas pre sentados (problem-solving) en un tiempo breve, de acuerdo con una serie de praxis progresivas. Desde el punto devista dol tiempo, el horizonte temporal esta centrado sobre todo fenel presente y en el futuro, Estas terapias broves,caracto- Fiandas por el uso de téenicas eapecificas para la solucion de Aoterminados problemas, también so han definido como “ocnolégicas» (Goucderit, 1982). En cambio, otro grupo de modelos terapéuticos toma en consideracién a la persona come elemento contral del proce- ‘0 terapéutico, El intords principal no recae en la soleiin {de Tos problemas sino en el cambio de las premisas episte- ‘mologicas (Bateson, 1972), dea «vision del mundo» que tie- nel cliente o, en otras palabras, en ol eambio de la historia fen Ia que el cliente esta inmerso. En estos casos, la teenica eropéuticn os radicalmente diferente y consiste on ln explon racién, en la quo el terapetay el cliente no piieden prover Tos cambios, que ccurren Iibreiente dentro del didlogo,y 6 loa posterior we podra expresar una opinién sabre el ror tadedela terapia mientras queen el primer easo el resulta does visibley jurgable a medida que se procede, con la desi paricign progresiva de los problemas presentados). En las terapiae contradas on la persona parecen ser particular ‘mente rlevantes los factores terapduticos especificas, como In exploracién, la empatia, la ateneién, el calor bumano del ‘tzrapeuta. A menudo estos modelos se basan en un marco ‘temporal que privilegia la relacion presente-pasado (coro ‘sucede en ol psicoandliss), o bien la mda compleja relacion pasado-prosente-foturo (como es el cao en "Karl Tomm (1995) ha propuesto un modelo que presenta ‘algunos puntos de contacto con el de Laing, pero dentro de tun mareo diferente, el del construccioniemo social. En 1a Dractica terapéutica de Tomm, se presta mucha atencién al Self como comunidad de otres [ee!ves}internalizads, reve- Jando en eso una concepcisn pluralista y miltiple. Al mismo tiempo, segin Tommn, Ia identidad del eada tno se difande cen la comunidad, por medio de las interiorizaciones de exe individuo presentes en las personas que lo rodean. De esta ‘manera, la dialéetica entre mundo interno y mundo externd ‘se complica en una visién batesoniana, en la cual el self se podria weoloear» en los cireuitos reflexivos que nen los Aiversos mundes intemos y externos en una comunidad. “En lo que nos concierme, en el didloge terapéutico prefe- rimos usar la metafora de las «voces-internas que cada uno tiene dentro de si, y que derivan de Ia interiorizacion de las relaciones con las personas mds signifiativas de nuestra vi- a. De esta manera pedemos formular hipétesis sobre Ias ‘voces internas del cliente y sobre sus earacteristicas: po- dran ser predominantemente negativas o bien positives, podrén estar referidas a una u otra de Ins personas signif cativas en la vida del cliente, y asf sucesivamente. Esta a perspectiva nos permite erear en el dilogo una dialéetiea de {reat terapeuta, cliente y voces intornas. Nos ocuparemos Inds ampliamente de este procedimiento en el capitulo 3 y Gn la diecusign do los caos elinicos de la Segunda parte {wéanse, sobre todo, los ensos de Luciano M. y de Nancy B.). Evoluci6n de la teoria y de la pridctica sistémica Como més de una vez hemoa recordado, el nuevo interés por el individuo y su mundo interno est inseripto en una Prolucién més general de Tn teoria y de la practieasistémi- ‘Ea, que comenzé en In década do 1880, Desde In déenda de $900 hasta mediados de In década de 1980, el modelo sisté {mico-cibernético intraducido por Gregory Bateson y sus co- Taboradorea inspiré ol trabajo de Ia mayoria do los terapeu- tan de familia y de pareja. Con ol correr de los afios la eiber- nétien, nucleo central (aunque no Unico) de la terapin sist mnica, ha experimentado una serie de vicisitudes, «Bl campo de la cibernética ha progresado, mais que ningsin ‘tro acetor de la ciencia, a través de “salios”. Cada nuevo Salto signifies el desarrollo de nuevas ideas, nuevos concep- toa y nuevos temas dominantes. A'su vez, cada desarrollo hizo sontir us efectos sobre el lenguaje y el pensamiento en qos campos influidos por ls eibernetica, como la terapin fa imiliars (Sluaki, 1985, pig. D. -La referencia para Ins primeras terapins sistémicas era la primera elberastica, que después se definié como vciber- nnélica de orden primeros, basada en e) supuesto de que era posible aeparar el sistema observado del sistema observan- fe. La primera cibernética, basada en mocanismos de con: trol (Wiener, 1948), estaba eentrada en ol concepto de retro flimentacion (feedback) negativa y en sus procesos de re ‘ucesin de la desviacién, y te interesaba sobre todo por el ‘modo como los sistemas mantienen eu estabilidad compen= undo la deqviacion eon mecanismos de retroalimentacion, Ghomeostasis 0 morfostasis), Posteriormente se introdyjo tuna ssegunda eibernéticn-, més apta para ser aplicada a los sistemas vivientes (Maruyama, 1963), centrada en el modo a2 como los sistemas modifican #4 organizacién mesiante pro enon de amplifieaion dela desviaion y, por ende, dere {foalimentaciin positiva (morfogénesia) ‘Las ideas antes mencionedas erviron de estilo ad vereon grupen de terapeuta,Algunios de esos grupos ae or paron exclusivamente dela terapia de familia de pare, y Entre elle se destacs el grupo de Milan por et iapiracion nel pensamiento de Gregory Bateson y por su =purisme Sistémieoe, centrado en Yo juegos familiares, es decir, en ‘odalidades organizativaseapecifias del sistema familiar El tratamiento de individuoe aislados tenia hugnr slo on ‘asoa exeopeionales, cuando no era posible convocar al fi mila (Selvin Palazzol etal, 1976). Otros, en particular e) tgrupo MRI (Watzlawick et ai, 1973, inapiraio sobre todo fen lan ideas y Tas originales toniens trapéutions de Milton ‘Erickaon, ae orentaron hati ls torepins individuals br verse ial nid era aera deny dl sa significative conectado con el problema prosontad Generalmente, un terapenta det MIRE trataba de interru pir as pautasipatterns] de relacion conestadas con los pro Elemas presentador valiéndove de téeniens como la pres ripen del sintoma, la parndafa, las preseripsiones decom portamientoy el reeneundramiento reframing) ¥,coheren femento con ina dptica sitémico-cibernctien,operaba de fanera que emergieran pautas nuevan'y mas deseablen ‘En Ia década de 1980 te produjeron algunos cambios cacncialos en las terapias sistemas, gracias alos cuales se feutltayé plenamenta al indivdve el ol que le habia sido ‘ogado en el period precedente. Ante todo, entré en ei In teorta dela cea negrae-aegin Ia eual un observador po dia advertreclamente lee inputsy outputs, ox dest la re nls gone mai parte Sr de rep qo ol eto ioe de ean osm el pn iy Wistalmwik,B4, pg 27), El oe eaten ‘inoue nara cider. (cy abmaten sine td poronaesy erent den indivi ‘rey den content wo i pig 8) 33 laciones que concetan a las personas. Los primeros tora peutas de familia habian adherido ala teoria dela caja ne gre incluvo para eliminar la complajided deriveda de laa trorias de la personalidad, en particular de la teoria peico fanalitica, que habia influido notablemente o, mejor dicho, ‘monopolizado, el campo de la psicotarapia. Pero ocuparsede Tas srelaciones entre lon elementos dentro de-un limites, de ‘scuerdo con la ms simple entre las definiciones de sistema ron el cual los elementos correaponden a personas, euyas ‘motivaciones, fantasias y emociones debian ser ignora ‘daa, tenia algo de reduccionismo, Esto hacia que el tera [pouta sistémico se asemejara al erapeuta conduetista: aan os compartian una vision del hombre desprovista de refe- renciaa intrapsiquieas. Al respecto, Douglas C. Breunlin y ‘sus colaboradores (1982) sostionen que: Bs verdad que mientras se esforzaben por desarrallar su “mapa” del terrtorio inexplorado de los procesos familiares, los pioneroe de la terapia de la familia tenian necesidad de concentrarse exclusivamente en las interacsiones externas {y de evitar Ia distraceion oa confusign que podian resulear de cualquier esfuorzo que realizaran para incorporar las ‘dinamieas internas de cada miembro de la familia en sus formulacioness (pag. 87). igen también que el interés por la terapia do la familia cera ln expresidn de una reaceion fronte aloe fracasos yel pe- ‘iminmo terapéutico de los modelos que ee ingpiraban en oa pprocesos intrapsiquieos, y respondia a la basqueda de un Jodo précticn, mas breve y mas optimista, de hacer terapia, “ la realidad; de la aaf llamada Visin objetiva a la reflexion y la ‘autorreferencia. "Al prineipio, el foco de Ia atenciGn y de la intervencisn hhabla estado en el sistema significativo conestado al proble- ima presentado; este sistoma comprendia al paciente desig- fhado,a la familia vista en un mareo trigeneracional, al au- tor dela derivacion y 8 otros expertos o servicios socio-sani- tarios, ademas de la compleja red de relaciones que los co- nectaba, Originalmente, el concepto de sistema significati- ‘Yose referia a las personas en relacicn con el problema pre- ‘sentado; en otras palabras, al individuo y alos sistemas con Ice eualea eotaba conoctado. Ahora, con la cibernétiea de or- den segundo y el constructivismo, el sistema significative Toga a incuir, ademas de las personas, las ideas y los signi- ficados conectados com los problemas presentados como son vistos y deseriptos por el observadar e, incluso y sobre todo, al observador mismo, cuyas descripciones estn inevitable. ‘mente condicionsdas por sus prajuicios y sus teorins ‘En el periodo de la primera cibernétiea, el observador, ose ona posicién externa, comprobaba la modalidad orgs nioativa del sistema obervado, Este concepto, transferido ‘nuestro lenguaje terapeutico, condueia —sobre la base de ‘una vision normativa-— a Ia busqueda (y descubrimiento) de disfunciones y patologias, pero también al uso de inter ‘venciones eapaces de cambiar Ia organizacién patologica del sistema, En cambio, en Incibernétiea de orden segundo, el ‘observador est coneetado recursivamente con el sistema ‘observado, y us prejuicios y teorias entran en sus descrip- tiones y explicaciones, conduciendo de esta manera a la ‘onstruceign (o invenein) dela realidad observada. El con- ‘epto de conacimiento objetive desaparece para dar lugar al de conocimiento constrsido a través de 1a autorrefloxién. ‘Loe sistemas vivientes legan a asumir Ia caracteristica de sistemas autsnomes y autoorganizndos. Después de esta revolucion epistemolégica, el concepto Dbatesoniano de que el mapa no es el taritorio—en el senti- 38 a ode que la realidad (terrtorio) existe, pero lega a ser cons {ruida de manera idiosinerdsiea, en relacién eon los limites de nuestros sentidos y de nuestras promisas— es rebatide: tlinapace el territorio (Von Poorster, 1982), en el sentido do {gue es todo lo que conocemos del territario, y constituye uestra «realidads ‘Segrin Maturana y Varela (1980), hay que considerar al hombre como un sistema autopoictico (autogeneradon) Siendo el sistema nervioso operacionalmente cerrado, noes posible distinguir las ilusiones de Ins percepciones y, por lo tanto, la objetividad debe ser puesta entre paréntesis. En ‘consecvencia, um observador no tiene ninguna base para ‘ostaner Ia existencia decbjetos relaciones indopendiente- mente de lo que él hace, El notable aforiamo de Maturana (1970): stodo lo que se ha dicho lo ha dicho un observador-, ssubraya una posicidn constructivista, segtn la cual no es posible hacer referencia a Ia realidad o a la verdad objetiva para escoger entre una descripeién y otra, Desde el momen= toen que falta un punto de apoyo externo para decidir sobre Ja verdad, lo tinico factible os basarse en 1a multiplicidad de Ins realidad Cen diversos sentidos Imalziversi)) que sargen cen el lenguaje a través del consenso (Mendez eta, 1988). Si bien estas ideas han abierto el horizonte ala multipli- idad de los puntos de vista, también han introducido cierto relativism, considerando las versiones de la realidad del ‘iente y el Lerapeuta como igualmente vélidas, y han de- Jado en la eombra todos los diamnésticos y las tipologias uti- Tizadas en los modelos terapéuticos basados en la separs cion entre observador y ebservado. Esto ha suscitado eriti- ‘eas de diversas soctores (Minuchin, 1991; Speed, 1991), al- fgunas mas bien enérgicas, como la de Elsa Jones (1993), que eseribe: -Se ha hecho una transposicién demasiado apresurada & irreflexiva del mundo de la biologia ode las méquinas al de Jog seres hurpanos con su compleja red de relaciones..) Al reconocer Ia inevitable eubjetividad del conocimiento, las posiciones del constructivismo social, adoptadas por los terapeuitas, conducen a un enfoque terapéutico amoral del tipo “todo esta bien”, que niega la responsabilidad del ter peuta por sus accionese ignora la realidad de lainjusticia y 29 In violencia, y 6l eontexto en el cual viven lv tapoietieas individuales" (pag, 25), nidaden au Hay otros autores que, si bion se inspiran en el eonstrue- tivismo (Efran y Clarfield, 1992), rechazan la posicién rela- tivista (todo est iene) y nointervencionista, Critiean alos teéricos constructivistas que, en lugar de asumir la respon: ‘tabilidad de adoptar una posicién cuando es necesario o de ‘usar libremente sus hipotesis, se limitan a tratar de respe- tar los puntos de vista de todos los que participan en el di logo. ‘Actuar como si todos los puntos de vista fueran iguales y nosotros, los terapeutas, no tuviéramos nuestros favoritos tentze ellos, socava el tipo de intereambios abiertos que de ‘eames y esperamos toner con nuestros clients. Fsta act td es paternalista con ellos, compromete nuestra integri- dad y trata el didlogo abierto como si fuera una especie en. peligro de extincién que necesita de ambientes protegidon- (Bfran y Clarfield, 1992, pag. 208). Un concepta que ha resultado afortunsdo en el eampo de Ja terapia es el de sinteraceidn no instructivas (nom snstrc: tive interaction) (Maturana y Varela, 1984). Este término india que las interacciones entre los sistomas vivientos no puodden conduc al cambio directo de Tos sistemas interac: twantes sino, simplemente, a una perturbacién ala cual ea di sistema responde cen su propia estructura, que a st ‘vor esté en relacién con In historin del sistema mismo (de- ‘terminiamo estructural). Dado que et individuo esta estruc turalmente determinado, necesariamente responde a las perturbaciones inducidas por ol terapouta do una manera oherente con s estructura y no con Ins intenciones del ‘terapeuta, Por lo tanto, al no ser posible la interaccion ins- tructiva, a nica posibilidad que tiene el terapeuta para es- tablocer qué significado ca el cliente a sus palabras y a aus frestos es la observacion atenta de los feedbacks, especial- ‘mente los no verbales (véase el prineipio de circularidad en Ta conduecion de la sesién, capitulo 2." 40 ‘Aun cuando los terapeutas no puedan garantizar el efee to que sus comunicaciones tendrin sobre los clientes, xes0 ‘no significa necesariamente que deban renunciar a lo que ‘Maturana define como su “pasién por el cambio", oa su in= teneionalidad o actividad on relacién con los clientes; sélo significa que deben aceptar el hecho de que no pueden pre- decir completamente ni determinar las respusstas de los lientes- (Jones, 1993, pig. 25). ‘Un ultimo punto que nos interesa desarrollar concierne ‘ala idea de Maturana sobre ol individuo visto como sisters Cautopeictico) aaténomo, ubieado en la wencrucijadae (erase: road) de innumerables sistemas de personas, significados ¥ ‘emociones, con los cuales se puede eonectar de diverso mo- dos (por ejemplo, un cliente puede estar ligado a sus amigos ‘a stis intereses mas que a au familia) Esto expliea por qué fen Ja terapia un cambio en las relactones familiares no pro- vyoca necesariamente un cambio signifieativo en el ast ln- ‘mado paciente designado, contrariamente a lo que podria Ssuponerse seqgn la concepeisn holistiea batesoniana. Para nosotros este concepto hat tenido una importancia particu lar por cuanto nos ha disuadide de aferrarnos Lerapéution ‘meate al sistoma familia, en especial en los easos en que un ‘miembro(por ejemplo, el miembro psicstce), a diferencia de los otros, no experimentaba cambios, y ha faelitado la aper: turay la revalorizacién del sistema individuo come sistema auténomo, ‘Como consecuencia del advenimiento del constructivis: mo y de la cibernética de orden sogundo, ol concopto do au {arreflexion, de dialogo interno del individuo consigo mit- ‘mo, ha adquirido una posicién central, a igual que la toma ‘de conciencia de nucatros prejuicis y nuestras teorias come “lentes: a traveés de las cusles se ve y se eomprende al Otro yel ambiente circundante, Este importante cambio episte ‘moldgico ha ampliado y profundizado lo efecton dela apor- tra dela «caja negra: ocurrida casi diez aos antes, favore ciondo el pasaje de una vision reduccionista—basada en la importancia de las pautas de conducta— a una vision de ‘mayor complejidad y apertura incluso hacia el mundo in temo del individuo, sus historias, los signifieados y las emo ‘A propésito de las emociones, también so puededectr que cen los periedes precedentes habian permanecido més bien a periféricas en la consideracién de los terapeutas sistémico Ja que en el proceso de formulacién y evaluacion de lash olasis prevalecian netamente las eonsideraciones cobre los Bisternas copnitivos y de significado. Ahora, el interés porla ‘sutorrefledion y por el mundo interno ha eonducido al re- Geseubrimiento y la valoracion de las emociones y de su re Jacign con los pensamientos y los signifiados. ‘La ateneién que hay se presta a la emociones, junto con tas contribuciones teérieas antes mencionadas, ha hecho ‘que se pudiera salir de a dicotomia individuo-sistema (oin- ‘ividue relacionea), permitiondo conectar el nivel de la ex- poriencia y del suftimienta individual eon el de la descrip: Gdn y Ia explicacién sistémica, las emociones con las cog ‘ones, el mando externo eon el mundo interno, ampliando ‘anflos horizontes del modelo, do una visién reductionista de los problemas presentados & la complaidad de los sistemas lingliaticos, las emociones y los significados de los cusles ‘emergen. La visién posmoderna ‘Todo lo que hemos deseripto hasta ahora se puede inser taren un marco cultural mas amplio: el de la visién posmo- Serna (Gergen, 1991a; Rosenaw, 1992), an modo de pensar faue ha infuide en las més variadaa dicciplinas,incluida la terapia (O'Hara y Anderson, 1991; Gergen, 19916; Doherty, 1001). Antes de continuar, quisiéramos aclarar los puntos de contacto y las diferencias entre nuestra vision tedrica fctual y la visiGn posmoderna ‘Varela, Thompson y Rosch (1991) definen al posmoder- nismo como earacterizado por «na autencia de fundamen- tos- que ellor asocian wea con las nuevas vertientes de la hermenéutica, de la filosofia de los mundos postbles de Goodman (1978) y del neopragmatismo de Rorty (1979), sea com el éxito de corrientes filoséfiens que #e remontan a [Nietzsche y Heidegger y han sido levadas al extremo por el deconstruccionismo de Derrida y por el pensamiento debil {de Vattimo. En todo caso, se trata do superar (negar) las {grandes narraciones que dieron lugar al modernismo. So- {gin les autores citados, ete movimiento ha sido convalida- {do ineluso por los resultados de laa ciencias cognitivas y por 2 las tendencias mas recientes de la neurociencia, que han puesto en duda no sélo el mundo -objetivor sino también el Coheepta mismo dean -2elf subjetivo, stable y definido. TEI pensamiento posmoderno rechaza las metanarracio- nes, téraino con el que se denomina a los sistemas globules {que se presentan como absolutes y «verdaderos-. Para los posmodernos, que en ead teorfay en eada sistema de pen Bamiento sélo ven tna narracién, es maa importante con- fentrarse on las narraciones locales y tradieionales o en Tas tmicronarrativas que se presentan como historias simples y| zo aspiran a la verdad absoluta ni a la universalidad. Et [posmodernismo sustituye la Historia Unica y progrosiva por Tn agenenlogia» (Foucault, 1968), un proceso fluid que aco ie no sélo las grandes historias, sino también lo disperso, fhiarginal, alternativo (White y Epston [1989] se ingpiran en tata idea de la genealogin cuando definen la terapia como la recuperacién de los «resultados inicos- y la ereacidn de “historias alternativas:) El pormodernismo se arviesga asi a aceptar todas las na: rrativas (todos los puntos de vista). Se niega a juzgar los Duntos de vista como mejores o peares, abandonando cl con ‘cepto smoderno: de verdad: ne existe wna verdad que tenga ‘Valor absoluto, sino verdades que tienen ua valor y una vali dex locales, dentro de su propio paradigma 0, mejor atin, {dentro de Ia comunidad que las ha promulgado. Bs lo que ‘Rogenau (1992) define como una vision contextual de Ia verdad. ¥ tambien es la posicign de completo relativismo tque Jones (1999) considera un tanta peligrosa en el campo terapéutic, si sala leva hasta sus sltimas cansecuencias ‘Los postnodernos tanpoco ven al -sujeto-, al individuo, come dotado del mismo grado de identidad y salidez.que el Sujeto modermo, La crisis de las ideologiaa, la multiplicacién {los modelos de vida individual, de pareja, de familia y de fgTupo, pero también —y sobre todo el lujo eotidiano de Informaciones, significados y modelos de vida, que provie nen de medios de comunieacion masiva cada vez maa arro: adores y totalizadores —entre los que la television ocupa fl primer lugar, someten al «selfs del hombre contempo ‘réneo a wn permanente bombardeo, De esto derivan efectos ‘a menudo negativos para el desarrollo de su identidad, que con frecuencia se torna difusa, maltiple, «saturadas (Ger {gen, 19914) por los infinitos mensajes que recibe del am. 43 biente.A veces no se contrapone wna seleecién o integracién apropiada y los mensajes se acogen con el mismo espiritu {eon ol eaal un bullimico recibe el aliraento, ‘De esta manera, el sujeto posmoderno se caracteriza por 1a susencia de una fuerte identidad individual, Incluso en certo caso, ol posmoderniamo lleva hasta sus tltimas conse- ‘euencias as ideas sobre la multiplicidad del solf que hemos visto surgir en diferentes contextor, comenzando por el palcoandlisi: «ste ahijado de Freud, un sujoto caractori 2edo por la fragmentacién, carece de autoconecimiento ¥ no tiene protensiones de auteconeiencia. Es un individuo fue- ‘wuante, sin puntos de referencia ni pardmetras clarose (Ro- senau, 1992, pig. 64). Bn esto sentido ol trastorno de porso- nnalidad conocido como borderline seria un ejemplo convin- conte, Sin embargo, para no atribuir un seago demoniaco al parfode en el cual estamos viviendo, hay que destacar que flgunoe sujetoa, que ae atreven a controlar, seleccionar y hocer profieuamente Ia enorme masa de informaciones, pueden considerarse privilogiados frente a los que vivieron fen el pasado, mucho més pobre en eatiznulo El mayor problema del pormodernismo es que, al negar: se a acepiar una teorta o privilegiar un punto de vista, ten deal relativiemo total. Esto gonora una inevitable paradoja: no aceptar las teorfas es siempre una posicién tebrica (o me: tnte6rica), Por exo ol posmedernimo incurre en una contra diceidn: es siempre fiel a un prejuicio tedrico constante y uunivoco, Precisamente al que le impone no ser fel a ning ra teorin A-causa de ello, aun cuando por diversos motivos nos consideramos préximos al pensamiento posmoderno y reeo- ocemos muchas analogins entre exe modo de pensar ¥ ‘nuestras posiciones actuales, preferimos atenernos a nues- tro modelo sistémnio tal como ha llegado a desarrollarse en ol tiempo, abriéndose a una perspectiva-opigendtica, que facepta —mas que rechaza- loa modelos a nuestra juicio ‘mas signifieativoa a los que hemos estado expuestos. Lo ual no implica que algunos puntos de referentia de posmo- demnismo no hayan sdquiride importancia para nosotros. ‘na llegndo a Wentifcarae con onta tons (Coechin, Lame y Ray, 192), tr ‘dal concopta da sreverenca: dal terapeute 44 Entre estos consideramos relevantes sobre todo dos orienta: clones —con muchos puntos de contacto entre ellas— surg ‘das a comienzos de la década de 1990: el construccionismo ‘ocial y la narrativa Bl construceionismo social Elconstructivismo dejé abierta la dicotomia entre obser- vader y observade, concebidos como diferentes (Fruggeri, 1096), De tal modo, In perapectiva sistémiea we deaplazé de tuna visién externa (outsight) a una visidn interna (insight) del individue, La superacién de esta dicotomia requirié un cambio ulterior de perspectiva, del constructivisme al cons trucelonismo socal ‘El construccicniame social, que on nuestra opinidn esta conquistando, en diversos ambientes terapéuticos, una posicién de preeminencia, acentia el aspecto de inteream- bio y de génesia social del conocimiento, ya implicit, aun ‘que no suficientemente desarrollado, en el constructivismo ‘Lynn Hoffinan (1992), tecrica y terapeuta muy atenta alos cambios epistemolégicos, sintetiza de osta manera las diferencias entre los dos modelos, casi homéfonos: «Aunque muchas personas, entre kas que me incluyo, ‘menudo han confundido [el construccionismo} con el cons: tructiviemo, estas posiciones son muy diferentes. Tienen en comin el hecho de que ambas cuestionan la ides modernis- ta de que existe un mundo real que puede ser conocido con certera objetiva. Sin embargo, las conviceiones representa {das por el constructivismo tienden a promover la imagen ddel sistema nervioso como una maquina cerrada. Segun fotta vsiGn, los preceptos y construcciones toman forma en ‘el momento en que ol organismo cae en su propio ambiente ‘En cambio, los tesricos del construccioniamo eocial eonside ran que Ina ideas, los conceptoe y los recuerdos surgen del intereambio social y son comunicados a través del lenguaje oatienen que todas los cono- ‘entrelas personas, encl jo del “mundo comin” 0 de la "danza contin’. Sélo a través de la conversacion continua con sus {ntimos el indivi 45 duo desarrolla un sentido de identidad 0 una vor internas (wig. 8. En otras palabras, miontras que el constructivismo pone lacento en elobservador yen sus constracciones mentales, fl construccionieme social pone en primor plane la idea de ‘elaciones, pro de relaciones vistas bajo una clave diferente {de Ia adoptada por la primitiva teoria cibernética, es decit, ya no como expresiones de estructuras o pautas de conduc. ta, sino de sistemas de lenguaje y de significado. Este eam- bio también se puede encontrar en loa escrites de Batoson (1972) aparecidos en la década de 1960,.n los cuales, al pre- funtarse que era la mente, escribie: 4.) Se puede decir que la “mente” es inmanente en Ios cir- ‘cites cerebrales que estan enteramente contenides en el ‘cerebro; 0 bien que la mente es inmanente en los circuitos (que estén enteramente contenidos en el sistema cerebro és cuerpo; o bien, por ltimo, que la mente es inmanente fen el sistema més vasto: hombre mas ambiente (..) =Pignsese en un individuo que esta derribando un érbol con un hacha; cada golpe del hacha es modificado o corregi- ‘do sogun la forma de la mella dejada en el bol por el golpe precedente, Este procedimiento autocorrectivo (0 ea, men {al ex llevado a eabo por tun sistema total, drbol-ojos-cere bro-museulos-hacha-golpe-drbol, y es este sistema total al que tiene caracteristicas de mente inmanenta(...) ‘Pero noes asi como el occidental promedio ve la secuen: ‘ia de los hechos que earacterizan el derribo del rbol él d- ‘ce:"yo corto el arbol, y desde luego cree que existe un agen te delimitado, “yo”, que ha eumplido una sccicn “decisiva”™ bien delimitada sobre un objeto bien delimitadov (pg. 349). En este gjemplo, Bateson puede vera accién tanto desde ‘el punto de vista del observador (el hombre) como desde un punto de vista «meta», que considera que la mente es inma- ‘hente en el complejo de las gecuencias de aceiones, Bata vi- sign en dos niveles nes permite ver, en un nivel, al individuo ‘como abservador (constructivism); luego, pasando a otro nivel, e8 deci, al de la mente inmanente en el sister, co- nectar el-observadr.a lo observade (constmucsionismo). BI 6 c|jemplo del hombre que corta el arbol, que nos ha parecido {uno de los mas esclarecedores, muestra, en primer lugar, la relacion complementaria entre causalidad lineal y causall- Gad circular, en segundo lugar, pone de manifesto la die rencia entre el observador que describe y una vision de las telaciones en las que los observadores estan inmersos (em. bedded), Bs significative que, desde un punto de vista tesri- co, el construstivisino esté vinewlado con el cognitivismo, fque ea una teoria peicolégiea individual, mientras que el ‘construccionismo esta ligado can ln psicologia social La narrative [Nuestro inter por Ia narrativa deriva de nuestras ine vestigaciones sobre el tiempo y el lenguaje en la relasiones Jhumanas (oscoloy Hertrando, 1983; Boscolo et al_, 1991), ¥ también de nuestros contactos con cologas como Michael White, David Epston, Harlene Anderson, Harold Gol shian, Carlos Shishi, Lynn Hofliman, Tom Andersen y rm ‘hos otros. “Ha sido el pasaje de una perspectiva sincrénica, basada cen ia determinacign de Ins pautas relacionales en el tiempo presente —una caracteriticn del periodo estrategieo-sisté- Imieo—, @ una perspectiva diaerdniea, a Ia cual nos cendyjo| sobre todo Ia lectura de Bateson, de De Saussure (1922) y de Bruner (1986), Ia que poco a poco nos llevé a desarrollar un interés particular por las historias y el modo como se cons truyen,Asi como la spertara dela caja negra a mediados de In déeada de 1970 deaperté nuestro interés por ls significa dow, ln apertura del marco temporal del presente al pasado {yal futuro nos impala6 a ceupamnos de las conexiones de os hhechos y lo signiieados en el transcurso del tiempo. Sent ios euriosidad por saber cémo la clients conectan los he- chos y significados de su pasado para explicar de manera determinista su presente y Vineularlo al futuro. En el libro {tempi del tempo (Boscolo y Bertrande, 1993), hemos ilus- trado ampliamente eémo los sistemas humanes tienden a fencerrarse en historias deterministas que los conducen a los expertas para que estor los ayuden a liberarse de sus sintomas y sufrimientos. a7 [Nuestro interés por el tiempo y las relaciones humanas ros coleca en una pesicién cereana a la de White y Epston (1989) «Bn elintento de darle un sentido a la vida, las personas en fruntan la tarea de colocar sus experiencias de los hechos en ‘secuencias temporales, de modo tal de logar a una relacién coherente de sf mismas y del mundo que las rodea. Las ex- periencins especificas de los hechos del pasado y el presente, Junto con las que se prevén para el future, deben ser conec- tadas on una secuencia lineal para desarrollar eaa relacién, ala cual nos podomes referir como una historia o una auto. narracién. El éxito de este proceso de construccién de his- torias (storying) proporeiona a Ins personas tn sentido de continuidad y significado respecto desu vida, yes sobre esto {que pueden fundamentar el sentido de la vida cotidiana yla {nterpretacién de las experiencina futuras» (pag. 19) En opinién de estos autores, el sufrimiento que conduce alas personas a buscar una terapia se puede interpretar co ‘mo expresiGn de una inadecuacin entre las historias que ellas cuentan dost mismas y su experiencia actual, o bien de la discrepancia entre su experiencia y las historias que los demas cuentan de ellas. Bl procaso terapéutico se convierte tenton.ces sobre todo en un proceso de renarracin de las hi torias (re-etorying). Con esto, loa clientes reeuperan la posi- bilidad y la capacidad de ser autores —por medio de la inte- raccién con el terapeuta-— de historias Positivas per se, que alivian el sufrimiento o por lo menos le dan un senti ‘En los ltimos tiempos, también otros modelos terapéu- ‘Geos, como el psicoanalitic y el eognitivo, se han abierto a la narrativa y'a la hermenéutien, Yacon anterioridad, en el campo psicoanalitico se habia asistido a un abandono par- cial de la metapsicologiay de las diferentes tipologias psico- Analiticas. Habian surgido algunos grupos orientados a una ‘isin del procoso analitico como ejercicio hermeneutico (i> coeur, 1965), narrativo (Spence, 1982) 0 empatico (Schafer, 11983; Kohut, 1971). Los momentos més destacados do la oncepeién narrativa en ol psicoanalisis han sido deseriptos de Ia siguiente manera (Novelletto, 1994): ‘A 1a fase inicia de hegemonia narrativa del analista siguis Ja fase de reapropiacién, por los analizados, de la facultad 48 de narrar su propia historia La posterior fase hermenéuti ca, que sungié a raiz de las exigencias tedrieas de los analis- tas insatisfechos con las concopeioncs pricobialdgicas de Freud, apunta sustancinlmente a privilegiar las eapacida- {des de autointerpretacién del analizado frente a las de un ‘analista [que se basa en un) "presunto saber”. Finalmente sellega ala fase (...) quo restituye ala pareja analitien toda la dignidad de una insustituible colaboracion igualitaria on Ia reconstruccién de la historia subjetiva del analizado, ‘aunque dejando al analista la diffeil tarea da ofrecer a esto “timo la recomposicién de las muchas ¢ irreconeiliables “historias” producidas por escision de la propia (pig, 27. En el campo del psicoanilisis, algunos autores (lervis, 1989) expresan su desacuerdo con tn narrativism demas siado arrollador, que en cierto mode conduciria aun interés ‘exclusive por los eignifcados emergentes en el aquty aliora 4e Ins relaciones, dejando de lado todas las tipologis fret dianas y posfreudianas, como tambien otros aspectos moto- Aolégicos, En las terapias cogmitivns, tradicionalmente considera {das menos abiertas a una orientacion de tipo hermenéutico, ‘tambien se ha observado una evolucion anailoga y la consi: uiente escision del campo. Villegas (1994) ha demostrado ‘que, entre las décadas de 1980 y 1990, incluso los todricos del dren cognitiva legaron a interesarse en la terapin como cereaciGn de narraciones compartidas, abandonande lap. cién tradicional de omnisciencia terapéutica en favor de un ‘modelo mayormente dialéetico. Los temas traidos por los pacientes se deconstruyen inicialmente para despuds re- onstrui ue pueden proporcionar alos clientos metaforns mas adecuadas para ‘construir «nuevas representaciones de sf mismes en el pa ssado, el presente y el futuro» (pag. 35) La peculiarided de loa cognitivistas es la mayor atencié ‘que prestan a los procedimientos dotallados y minuciosos para llegar a esta deconstruccion y reconstrucei6n, ¥ Ia uti Tizacién de técnicas particulares, como Ia de autocbserva cidn, deseripta por Guidano (1991). En ella, el terapeuta ayuda al cliente’ volver a recorrerfases de su vida, concen: trndose on los detalles minimos (tgeniea del om) o dete nniéndoso en los hechos con el fin de analizarloe mejor (seni 49 ca do a moviola). Deesta manera, ol clionte experimenta un ‘nuevo modo de utilizar eu memoria y abtiene un nuevo co- hhocimiente del procese de constractisn de eu eaherencia Gaarrativa) inter ‘Este interés phurioéntrio por los modelos narrativos tes timonia las convergencias parciales que so verifican entre los modelos terapéutieos en esto periodo, hasta tal punto ‘que algunos autores (Broderick y Schrader, 1991) suponen {Que las diferentes escuclas de terapia sufriran una gradual Homogeneizacién que ealminara en un tinico modelo de «te- rapia integradas, "Al respecto, nos complace citar una toma de posicién de Laura Fruggeri (1992), docente dela Escuela de Milan, una ‘terapeuta sistémica fertemente influida por el construc: En el enfoque sistémico, el construcsionismo social ha pro- ‘ucide una revision conceptual y metodologica. Muchos te- rapeutas, partiendo de tna base estructural estratégien y ‘pragmatica, se encuentran ahora en medio de una fase de {ransicin ‘Tratan de integrar modelos antiguos y nuevos, Viejas certezas con nuevas premisas. El nuevo paradigma ‘ientifica plantea algunas preguntas que no conciernen s Jamente alas tecnieas terapeuticns, sino que desatian la no cidn micma de peicoterapia y la identidad del terapeuta, Es, fen efecto, un panaamiento que cvestiona los fundammentos| fen que #¢ basa Ta psicoterapia como fenémeno cientifico y ‘come fenémeno socials (pag 41) En cierto sentido, los contenidos de esta cita anticipan Jos argumentos de Ins doa secciones siguientes, que consti fuyen un intento de resumir nuestro mode de pensar y de opera. Lo dicho y lone dicho observamas en accién a un terapeuta de gran expe- rioncia, a un smaestros como se lo lama a-reces, podemos decir que ve y hace muchas més cosas que las contermpladas, fen su teorfa de referencia; lo que ve y hace se puede adscri- 50 Dir incluso a otras teorias. Al hacer estas consideraciones oo- 10 obsorvadores externos, nos valomos de nuestros eanoc mientos, prejuicios y tzorias, ls cuales pueden establecer, fentre la accién del terapeuta y teorias especificas aprend das on el pasado, conexiones que pasan inadvertidas para laquel. Aosta érea sumergida, soparada de la conciencia, 1a amaremos lo «no dicho ‘Algo semejante puede ocurrir cuando conducimos un au- tomévil. De vez en cuando, absortas en nuestros ponsa: :mlentos o enfrascados en una conversacién con tn compa hero de viaje, no tenemos conciencia de estar manejando; mientras tanto, el «piloto automatieo- (0 nuestro incon cionte) se ocupa de la conduccion. De igual modo, parte de 10 que el terapeuta ve y hace esté fuera de su conciencia inme lata. Mas tarde todo eso puede ser reconstruido 9 reeupe rrado—al menos en parto— cuando el terapeuta reflexiona, ‘cuando un colega-olwervador lo estimula a reflexionar so: brelo que ha hecho. Cuando esto ccurre, puede eer facil ver hhasta qué punto la intuicion y la experiencia, mds q precepto teérieo, guian las percepciones, las elecciones y las Acciones del terapeuta, Cada terapeuta, independientemente de su erientacién tedriea,actia entonces de acuerdo con un principio epigens tHeo}8 que lo lleva a integrar las més variadasexperiencias y teorias, Bn esta clave, el purismo teérico no es mas que wn mito. ¥ es un mito porque todos los operadores en nuestro campo, desde la época de formacién universitaria hasta los fectimulos que reetben de los medios de comunicacin mas ‘va, estdn constantemente expuestos a Ia influencia de die Fiay un antocedente que pode aclarar estas afirmacio nes. No hace mucho un colega, neuropsiquiatra de nits, ‘hos conté que, en el curso de una Vista efectaada al Centro ‘Milanese di Terapia della Famiglia a principios de la década do 1970, habia abservado detras del expojo el trabajo del £1 anode etesoncepte nes sido suger porta lecture de un a. 61 ‘equipo de Paradosso ¢ controparadosso [Paradoja y contr ‘paradojal. El y sus colegas quedaron muy impresionados por la gran conviecion que exhibian los miembros del equipo ¥ el crigor sietémicor con que discutian y construian sus Ihipstests « intervenciones, Pero lo que 14s lo impresion6 fue la diferencia entre lo que decia y lo que callaba el equipo Inilanée: todo lo que ofa era dicho en un lenguaje entoncos huevo Gmanicbraa, pattern, relaciones, causalidad circular, jatemas) pero el modo como se construian y conectaban las hipétesis parecia sobrentender una serie de conceptos y ‘embargo, jams legaben a ser exprenados como tales. Sogin el cologa, esto constituia lo ‘nodichos de la discusicn en equipo, un sno dicho» en su opi ‘niga mas bien llamativo, pero que pasaba totalmonte ina ‘vertide para el equipo, que al principio de su investigacion hhabia decidido adoptar el modelo sistemico y ser «purista fs decir, no mezclar teorfas diferentes. Y, on efvcto, en esa, ‘época el grupo trataba de prescindir por completo no sélo de {oe eoncaptos sino tambien del longuaje del psicoanslisis, ‘con la intencidn de legar a un diseurso sistémico riguroso. “Ademas hay que destacar que en el primer grapo de Mi- én, la ormulncion de la hipétesis por el equipo era central Las hipdtesis simples, 2 menudo basadas en una visién Ii neal causal, se conectaban entre a para formar hipétesis| {nds cormplejaa, hasta legar ala as amada hipétesi sisté- ‘mica, bagada en una vision circular, que reflejaba (segin la vision de la primera cibernétien, vigente en ese entonces) Ia ‘organizacion del siatoma observado. En la construcein del Contenido de las hipétesis ae empleaban los diversos conoci- {mientos de los miembros del equipo, eonecimientos que po- Gian derivar de la psicologia, el psicoanalisis, la psicotera- pia, la literatura, el cine y las experiencias de vida. ‘an este sentido Paul Dell (1989), quizés el mas purista {de los tedricos del modelo sistémico, tuvo que admitir a fines de la década de 1980 y a consccuencia de las eriticas de los movimientos feminisias (véaxe el capttulo 2) que Ta ineon- ‘mensurabilidad entre la teorfa de los sistemas y la psicolo: fia individual era slo aparente. Al respecto, eseribe: ‘Bn primer lugar, diria que siempre ha sido y ser diffi se- parar la psicologia individual dela préctica de a terapia de Familia, Casi todas las escuelas de terapia de familia hacen. 82 un amplio uso, aunque a menudo implicit, de la psicologia individual ( .) En segundo lugar, gran parte de mi trabajo tedrico anterior oe ha basado en un esfuerzo riguroso para Aesenredar los elementos experimentales y psicoligicas de luna explicacién sistémica “pura” ( .) Retrospectivamente ppienso quo gran parte de mi labor de “parificaciin” de la teorfa sistémica ha sido posible wslo porque muchos tera- peutas familiares habian mezelado Ia psicoloyin individual (que instintivamente percibfan como necesaria) con el ensamienta sistémico- (pg. 11). ‘obvio que las consideraciones de Dell se pueden aso- iar con lo que hemos definide como lo =n0 dichos del tera pouta sistémico. Se podria hablar de tna suerte de «ocupa ‘dns, por elementos procedentes de diversos medelos (como el psicodinamico, el eognitivo, el estratégieo, el estructas {te}, delos contenidoselinioos de un modelo sistémieo) que, fen su eafuerzo por ser

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