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Indignado, los reunié y les dijo: —Por mis investigaciones, por el reco- rrido que realizé el lobo desde el bosque hasta el pastorcito, por mis didlogos con ustedes, debo concluir que la cuarta vez que el pastorcito los llamé ustedes sabfan perfectamente que ese pe- dido de ayuda era cierto, que el lobo realmente lo estaba atacando, ;Por qué no hicieron nada? jAcaso son tan salvajes como para vengarse de un jovencito, por tres burlas, dejando que un lo- bo lo devore? Si me remito a las érdenes de mis amos, deberfa arrasar vuestra aldea. Pero soy muy curioso: si me cuentan qué ocurrié real- mente, tal vez me muestre compasivo. Luego de un largo silencio, de rostros rojos de miedo y vergiienza, el mas representati- vo de entre los campesinos habl —Sabfamos que eta un noble, lo habia- mos descubierto mucho tiempo atrés. Las tres primeras veces acudimos porque sabiamos que el lobo no venia: pensamos que nos consideraria sus amigos y nos recompensarfa de algtin modo. —2Y por qué no acudieron la cuarta vez? —pregunté el investigador. —Porque sabjamos que era verdad y tu- vimos miedo del lobo. anb 9p esanu euang x ours ye uors1p oduron o> -od je ‘ozpoy pp esejnue adiouyad Jp anb ap o8any x, “ofty un ap epedo]] e] wos oppapuag asoxqny soy v9 -uapivos, er] anb us sopeses ap sour soypnur ueqea 31] souorD 10d anb oxsond ‘oxSeprur uM owoD vIPPg 2p omusrupen fs opiqpar ueyqey soxor sO ‘opuatunmp uepeaso une ‘owoy adio -upid [pp sorge] soy uo 0509 |p 30d 498 ou aq “e(nSe vun uo9 ereyouid as o1uend uo osduiais 10d stur “sop ¥ guopuos ey -eIsoy v| v EPENAUI opis z9qeY ou sod atuawesioaid ‘sou oxswinu soueayduns ns ud ‘eupSound yp epg v ofprA —eeW epeH{ P O09 epdouos uprqurer expesy elnaq ey ap UO!>IppEw ej opiuns wqey so] anb Ja ua ow ouans [ap ‘adiourd Jap osoq je serei8 ‘opeapes ueqey 2s o1>eTeq ap UoIDE|God v] vpOr f soXax SOU -sur soy “eatup found ns ‘syne sour UIA, -elry epund -98 ns ap 2oumb orsunu sourajdums [p> ueqeiq -p]99 aquaiuung v|jeg ve ap soaped ear IT aLLNaINAG VIIa +. VI ad VNVAYSH VT or un hijo més venia en camino. Fue una hermosa Princesita a la que llamaron Sofia. Ahora cumplia quince afios. Las horribles circunstancias del cumpleatios nimero quince de Bella habfan escarmentado a los reyes, Flavio y Adriana. Ya sabfan que no bastaba con todo el poder ni el dinero ni los guardias del mundo para garantizar la seguridad de sus hijas. Pe- ro, aunque nada fuera suficiente, debfan precaverse con inteligencia y astucia para que el destino de las jévenes fuera lo mas seguro posible. Por ello, para el cumpleafios ntimero quince de Soffa convocaron al teino al profesor Strogonoff, quien estaba reputado en toda Europa como sabio prominente, experto en estrategia, segu- ridad y trato con los poderes extraterrenales, EL profesor Emil Strogonoff era un hombre de cincuenta afios, de muy buen ver, con una tupi- da barba blanca, y una mirada intensa y brillante. Llegé a Palacio en un carro tirado por dos caba. los, acompafiado por cuatro guardias del reino de Basilea, de donde provensa, y al legar al sende- x0 real se le sumaron cuatro guardias montados mis, enviados por Flavio y Adriana. Luego de una opipara metienda, el sabio durmié una necesaria siesta, y por la noche, nego de la cena porque mientras se come no se trabaja~ 15 Flavio, Adriana y Emil Strogonoff se reunieron en la Sala de Conferencias real para debatir el tema: cmo asegurar el buen transcurrir de la fiesta de quince afios de Sofia. Strogonoff pidié todos los documentos re- feridos al cumpleafios numero quince de Bella, a ‘Agatha y a las Hadas Buenas. —Es evidente —les dijo el sabio a los re- yes— que yuestra preocupacién deviene del mal trance vivido hace veinte afios, cuando el cumplea- fos mimero quince de vuestra primogénita. Lo pri- mero que debemos evitar es que se repitan semejan- tes sucesos. Flavio y Adriana asintieron, Los tres conversaron horas sobre cada uno delos detalles que habian precedido a la ceremonia, a la aparicién intempestiva de Agatha y a la maldi- cién. El profesor Strogonoff leyé una vez més los documentos delante de los reyes y, no contento con ello, se levé los papeles a la cama. —Majana por la mafiana —dijo el profe- sor—, luego del desayuno, les recomendaré un plan de accién. Los reyes pasaron una mala noche, aguar- dando con ansiedad la sugerencia del sabio. Al dia siguiente, como habia prometido, luego de los canapés de lengua de ruisefior y la leche -ofesuos ns zexpour ered odwon sosayord je uoropid soxou sor] -eBiuou2 9p anb vpenaut ap vous ayea sey “seuong selnaq Se] ap eNO ei>Ny 1s owoD ‘wypey v searAU Opuotu0D 94 Sz] ‘eoypoed UoPDeIaX Pun 21sHK9 vA sop WOD sond ‘soSmue so] uoo ypasey expe] a5eq ON) “soSruDUD $0] woo asey a8 zed vy anb ‘sopeasofew sexnsona ‘ioqes voqaq] rox ene] v] enu09 rentoxe exed oanow op 01 ajsourprnb £ eyos ap easoy Be vpsoUpHANT jsoU ~ourSuoaaid! song “eisoy ev epenaur opts soqey 0u ap oanour woo epg a1q0s UyPIpfeUE ns gzuE| expedly efnaq ef anb oX outo> usiq wer uaqes sapor $0. 1p oYPoy erqey oj onb euUpED ef UOD yous -ong 91puodss1— sofor sopuonb sipy— {seisay sensonu ap aymenoduy spur vj e vSiusu9 Jood ensonu e reAUT ap Opnuas [> 89 [pND? —eqopnurenes vounu anb ‘oraey, £01 fp gopmuree— ~“orad ~o1oy— PALA uEqey anb expofen rood ey ap ayqesuodsou vj v! ~-sousu epeu ‘assy vy e epeniauy? “epIA ns ap ors01 [2 40d epA & so4]0a ot ap watrezod “$9 2] uesUDD o1od “eyata e{nag e] onb uRjgeg “souopps so|qeus0ju09 sns uo spre ered uae as 1st vutad vp A Aor Fy Il “eisoy ee e~peBy efnaq x] © senaut 89 ofssuoo yur ‘onuen of sg “efty e1oumd ensona op [e aiuefouss ounsop un eyns eyos vs ~suuid e| “pepo ns ap Joy Y uD “eIs>y eUNXOd x 4 onb pod so e1oy aauosoud v] ap oyesap jo os -2q “suapig sensana v oxdurats p1e189 onb ‘oasnu 9p Jur e aLNd94 udIq 0 asroatooud sages ered owoD apue8 swuswisiuatoyns of ysos 4 ‘souds wei un 10d vpifoiord ‘epeses preaso eX ey ‘oramb of eum ~4oy euang v] 1s ‘soouorta xed A ‘so}po ap roew | 1oaoid sourapod ou soi8iyad sono soysmur prey “ways eyos essoutsd vj epia ns ap o8e] of & anb oun} sq vzuedusn wysue A aa1A unY “eypesy eur “Stu Y] $9 soureauosze Koy anb ouvoi29 year oxBijod oonun p> anb jur esed oBua1 ‘opesioxuod & opya| 0] PO s04 “sanisny! 0 soot ssuquuoy { sasopeioduus ‘soou :eu191],¥] 9p sosorapod soy ap aused vuonq 9P souspig se] v orsiasas rau sod 9s orf -sojduns spur seasondsas se] woo uefoye as sopoyrp spur soi? “pd so] opnusut & org —xosayord [2 offp— jn “uxjur o pprond aynsas soy eapr sur pry I “Pepuntis ap ued ns gruasoid ouofong ‘weunkesop ueqeiquimasooe sodax soy anb 001] wos 18 Se retiraron a la alcoba real y regresaron cuando Strogonoff rerminé su almuerzo. El profe- sor les pidié permiso para retirarse a su siesta diaria antes de recibir la respuesta real, y sus anfitriones se lo concedieron. Por la tarde, Flavio y Adriana res- pondieron que acepraban cl consejo: invitarian a Agatha a la fiesta. IV No se recordaba en el reino una fiesta tan fastuosa, clegante y célida desde la boda de Bella. De todos los reinos, de todos los imperios, ¢ incluso de aquellos paises donde ya no habia re- yes ni emperadores concurrieron invitados: gentes de la corte, grandes dignatarios, cientificos ¢ his- toriadores de escasos recursos econémicos. Tam- bién, por supuesto, las tres hadas buenas: Marcia, Flora y Azulina. Como a todos los invitados, los reyes hicie- ron llegar a Agatha una tarjeta enmarcada y borda- da en oro, convocindola al cumpleafios de quince de Soffa, Pero cuando ya el banquete promediaba, la bruja no se habfa hecho presente. Flavio la aguardaba con enfermiza ansiedad, pero Adriana comenzaba a concebir la esperanza de 19 que no concurriera. Emil Strogonoff mantenia su impasible calma. Para los postres, poco antes de que Adriana se dispusiera a decir una breves palabras y regalara a su hija una corona de oro y perlas, y una provincia oriental; poco antes de que las tres hadas buenas bendijeran a la quinceafiera con dones sobrenatura- les, un rayo siniestro atravesé el gigantesco salén y aparecié Agatha flotando justo en el medio entre el piso de plata y el techo de marmol. —Malditos —grité—. Malditos los reyes, malditos los invitados y maldita la homenajeada. Flavio tragé sin masticar el trozo de pastel que tenia en la boca: zacaso no le habia llegado la in- vitacibn? {Tres pajes y dos guardias le aseguraron que la habfa recibido la bruja en personal Strogonoff miré con severidad a la reina ‘Adriana: ;acaso no habjan seguido su consejo, no la habjan invitado? Fue Adriana, demostrando la profundidad de la oculta valentia de las mujeres, la que se atrevid a responderle con un grito de madre injuriada: —Te hemos invitado a nuestra fiesta, Agatha. Como a todos, te enviamos una tarjeta en- mareada y bordada en oro. :Por qué no ocupas tu lugar en Ia silla, lo que te ha sido ofrecido en buena ley, en lugar de amenazarnos sin sentido? “epta ap seyp sowmnyn sns uerony sopjanbe anb ax109 Y] v sowIDs vjsey pepo epezueae ns 4 ‘ouazua nut eqease oasnny far oui0> ‘sopor sod opyionb “op -BuoIOD Jas r eqrisorde 2s 4 adiouysd ap Jou ns ugID -a1dsIp woo oproiela wqry “oaEIsNE) ‘oyDeyDNU! 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El rey alzé sus ojos y la miré aténito. —EI zapato me entraba —dijo—. Y nunca me preguntaste por el otro par. Estabas tan contento... pensabas que habias encontrado a la que buscabas... ¥ me gustabas tanto. Augusto tosié y no supo qué decir. —Tavimos una vida feliz, de todos mo- dos, zno es cierto? —pregunté Catalina. Augusto asintié. Tosié nuevamente y le jo a su esposa que no se preocupara. Luego, fatigado por la enfermedad, cerré los ojos. Cata- lina lo dejé reposar y se retiré del cuarto matr monial. Pero Augusto habfa fingido dormirse Cuando Catalina salié de Palacio, llamé a su primer ministro, le entregé el antiguo zapato de cristal y le dio secretamente la orden de encon- trar —esta vez si— a su verdadera duefia. El primer ministro, siempre en el mayor de los secretos, puso a la tarea a cientos de guar- dias del rey, y contraté a cientos de hombres del reino y de otros reinos. Por entonces, en toda 28 Europa las monarquias cafan. Los reyes y las rei- nas eran decapitados, 0 despojados de su poder y riquezas. De haber tardado sus hombres unas sema- nas mds, quizés nunca hubiera conocido a la mu- chacha que habia bailado con ¢l aquella noche ha- cia ya mas de sesenta afios, la que habfa salido co- rriendo a las doce y habia olvidado su zapato en el salén Aunque aquella primera busqueda de la chica de la zapatilla de cristal habia sido dificul- tosa, casi imposible ¢ incluso ~ahora lo sabia el rey- fallida, en el tiempo transcurrido los habi- tantes del reino habjan sido censados, se habfan ampliado los archivos sobre la poblacién, y resul- taba mucho més facil encontrar a una persona en particular. A las dos semanas de comenzada la biisqueda, casi sobre el lecho de muerte del rey, el primer ministro entré en el cuarto real acom- pafiado por una anciana, La reina Catalina habia sido persuadida por su esposo de realizar una vi- sita a la isla oriental de su hija, convencida por los médicos del rey de que su estado de salud era menos grave de lo aparente. En aquellas semanas que demoré la biis- queda de la muchacha de los zapatos de cristal, el rey Augusto tuvo ticmpo de meditar acerca de la pop ¥ gzuawo> 4 ‘euioue v] ap exe Y] uo gaurd 9s vonpuifius uorsardxo vu “seziany seseoso sns woo oisnfiny on 1se>— zgnb s0g2— -adiouyid un woo op -vse9 viaiqny au ou ‘sopour soper 3q— so8a1e orod ‘onuise euepue ey card jap se8nj uy —oltp 2}— vpestus vy £ onsos |9 opeosng soqey anb eupuay— zordumusoaur ey Aas j9 opuend ‘seiss2U09 sod eqeiso —soue niussas ap spur ejoey opepeq Yqry anb yj uo eypeysnue ry ap 2] & pens v19 “oLuqnosop oasn3ny omuosd op ypesnu eéno- euepue E] ‘oisnny grunfoid— zadiouysd un woo suse sepianb ou gnb aod 2— -easuo op seypnedez Sop sns woo “eyseyonur eopepior vy eI card Jp us oes vy 28 A sedos sns annua ap jen eynedez vun osnor eueisue ey ‘opeSonuo equy 9] 4ax p> anb yeasts ap wyjnedez vy osjoq un ap goes onsturur swud [> £ sopop so] ganbseycy “fox [9 oftp— ys ‘ju vxeg— “Upla tun s9 ou aysou wun o1ag “—vuED -uv v| grpuodsor— vyur 2 2p upiquey— oisniny au [2 offp— epia tur ap esoULDY spur aysoU e| any ejonby— % -adiouzid un uo ousseseo vyzanb on — :o8a18e ‘opuemus oponb vj 28 421 fp ow! -09 K “ezqed ¥] UoD ou aNd oz1y safmU | epepiaa m seurepar puso a3 9s vounu A?— voreder rut uaiq eqepanb aj upiqurer onb yy v voryp wun v uor -enuooue orsurtid anbiod onb o8uodng— “Aor p nuns. -a1d— js2ouowua gnuoous 21 ou gnb 10q?— -seumni3py ap uoreusy 2s oasnny ap solo so] “2]1eq 9p UgTes J> uD aypoU eypanbe peast> op eID -edez | grpiad anb eypeysnus vy Kos of — zoltp 9] A ‘euejoue eum era eX shor Fe aud 02 -towOU 989 uD ERIS? eyPEYDNU eIjanby -oredez. jo oprpaad eyqey] uainb vyp> v9 ou “opepreq vqey uaNb eT eID OU -epIA vy equIqumED a] LOIS -2JU09 ¥] OMY “seNseuEULIDY sop sns 10d uprquier epeyumy ‘epeaeus aofnur eun ap wnseliy ef our -09 ‘oH990U09 ap sarue “OpiAiA wIquy vUTpEIED es -odsa ns anb wuso19 ersuaio v vyges oasn ny eIuDIo1UID ep, BUIDI yf e ueq -epode sopos £ ‘ourss Jp ua sopos 10d vprouos v1 ‘sqpou ¥] ap asop sey e my ye oredez ns oprpiad 4 a]gou vun owod epnsoa opepeg & opefay] iq -vy onb aiqod eyseypnur ey ap euorsiy ey *,21pou vypanbe o8puod gyreq anb vysey>nus v] fos ou of,, Seurpere 9 OPay eIqQeY 3] ab UoIsayHO9 26 —Porque yo no creo que... Pero su frase fue interrumpida por un poderoso murmullo que provenfa de los jardines de Palacio. El rey nunca lo supo, pero las gentes de | los reinos vecinos se habfan sublevado contra sus respectivos reyes y, unidos en un gigantesco ejér- cito desordenado, pasaban de reino en reino, su- mando adherentes y descabezando a los reyes de cada sitio. Habjan llegado a Molovia. Primero los guardias, luego el primer mi- | nistro y por ultimo la anciana salieron corriendo de la sala real, y luego de Palacio, para no ser arra- sados por la turba. Pese a sus afios, la anciana salié corriendo a tal velocidad que olvidé una de las zapatillas de cristal en el cuarto real. Fuc lo tiltimo que vio el rey Augusto an- tes de morir. a ROMO a I P... después de la muerte de su padre, el principe Romo debia comenzar a buscar, como mandaba la tradicién, una esposa. El principe y el mago Merlin se retiraron a un castillo cercano a Palacio, para estudiar los problemas y virtudes del amor. Pero a Romo le costaba prestar atencién, pues la reciente pérdida de su padre le dolia intensamente. Por otra parte, mas que buscar una esposa Romo queria conqui tara la que ya habia encontrado: la princesa Lisia. Durante una noche de feroz. tormenta, apenas un afio y medio atris, cuando el padre de Romo atin vivia, Lisia y su propio padre, el rey Berenisto, se habjan visto obligados a recalar en Palacio. El rey Sarandalio, el padre de Romo, tra- 16 como huéspedes de honor a Lisia y Berenisto. Y el corazén de Romo quedé prisionero en ese otro palacio que cra la belleza y la gracia de la muchacha. “PEpapOs wanany vy] K ozeypas [> vy], “onBuaur ou ouioy 2p uozesap ¥| o13q “ages of anb rasey ours aq, -88 of arpeu ‘owoy opuonb 1 ‘089 song— “ou uspoyy ‘ourus sod geo o jun easey 8p 8 95 exombrs tu anb a1aq ea ‘os9q un 9xfos o79$ we asupadsap je o1ad foyu oStue “uypoy “YO ‘ous! so os> opoy— ‘uejunsop sorped sonisona sen. -uotu ‘opueuinsns ‘ofany je oaun{ 9ysou epunes ey uoresed upiqurey,-pepisuoiut uoo arrears & sexti0%q sm ap asiaz 14 ¥f ‘Sortmusop smi sa1s025 e sexeA>I] F| anb orpid af, ‘soperoureus sop owioo xeSnf orsta ay So] 0f £ o1neppg Ud soUPOU SOP OTs Ose —oBeUU [> goydar— gourezeypan ap euqey anb 1042— “eIsr] 9p ozeypos un sexs0d -os pupod 1s 3s ou anb —uypoyy v owoy offp— auped rus op eiouasne vy ores oszapeg— “sondsop © aieimp ‘Sore owrpais ns euep eIsr] “vsoouud vj anu suesary onb erambsoyeno ‘sopraita sns seiuasaid 08 ony A“eqonad run resoaene oxswiad ueyqop some -sod soy zeasn{ wun gziueSi0 oastuazog Aor pp anb “ely hs espopur wer £ souuspuaroud soy soma uerg “sez -uvradso urs 4 sresa9 urs ueqeiues | sei90d 4 so3epy ca — ‘olmowneus ud ejopupipid soid sns v ueqeiisod as sopnia sadax & sadiouysd “Soraqpeqe>) “epuop -91 P| ¥ SoUTDT SOLA UD epuianbos spur v{J2ouU0p ¥] wo eisr] wssound vy ‘saouoiuD vseg “eye ua sesuod us ‘orpaw & our janbe ua ‘seroy sop 0 vun aesed op -pajead exoiqny spzimb ‘ourenuos jp sod topestiad anb 1u 0am ou ouoy ‘esodss s2sng ap oruatiout PP 9801] 2] opuens ‘spndsop orpow & ouy “oraua 9p [0s O73 [> ofeq ‘eax Oure> Jo UD OUTUIED J2 OIP -uorduraar 4 soueur ns apsap ojopugjdos ‘eoueastp 2] ¥ osaq un anb spur urs ospox as efpa oxo “vrany oto osinb e ‘ssoucaus ap spied y vowsiuaiog Aox Jap ozeq Jap vpededurs on -up opuen> 014 &j anb up anmasur sound 9 apsop upp uo sesued ap sefop opnd ou owoy “wsmpiges ef ap souueHA se] ap eun epnp urs so wsp £ ‘saxquIOY, 80] 2p ugzes00 [> U9 orerpasUT ap ueqEpEAsUE as seUT ~10} sns £204 ns ‘sofo sns ‘soup vd oto) viqes ¥ia “oBrequio urs {va “Ipnuo tu arua8qarur aruswyesedso v9 ON “exeprajo e] usin eyqey ou sand ‘ososapod owos o1uesu9 ns sTuysp ours oun wpod ou epeysnoso ye o1od ‘gp auauiauarede A euruswiay w19 204 Ng “oUarsTU asa Ud P}DO19 epeL “Tu ns 9p vza}}9q ef £ ‘solo sns ap 10109 J asiuaqno sap espod on, “aaens & epeSidsa exo vist] 8% 30 —Romo —dijo por fin Merlin quiero como a un hijo. ¥ cuando queremos tanto alguien, hacemos por él todo lo que podemos; lo que no siempre es bueno, Pero sila muerte se atte- ve a arrebatarnos tanto, ;por qué no podré yo, por tuna ver, desafiar las leyes de la vida? Te regalaré, mi buen Rome, una corona de oro maravillosa. “Es una corona que otorga riquezas, po- der y buenaventura a quien la ponga en su cabe- za, pero no termina alli su hechizo: quien con esta corona sea coronado, se enamorard para siempre de la primera persona a la que mire a los ojos. De modo, mi buen Romo, que ui puedes ofrecerle a Lisia, como regalo de pretendiente, esta corona que le garantizaré riqueza, poder y buena- ventura por los tiempos de los tiempos, y con s6lo mirarla a los ojos, cuando Ia corones, te amara”. Romo no estaba seguro de que aquel fuera un modo justo de conquistar a Lisia, pero sus ansias de ella eran més fuertes que sus dudas. I Romo fue recibido en el Palacio de Berenisto ‘como un invitado real; por la natural bondad del rey 31 ¥ en recompensa por la cilida acogida durante aquella noche de tormenta. Otros dos pretendientes aguardaban en la sala indicada. Por orden de llegada, Romo seria el uilti- mo de los tres en presentarse, El primero de los pretendientes era apues- to, tenfa una mirada inteligente, y una sonrisa ex- puesta pero enigmatica. El segundo era robusto, atractivamente masculino y habia en su mirada ese escaso tipo de bondad que nunca puede confundir- se con la debilidad. Romo se miré el rostro en la brillante corona que Merlin le habia regalado. No tenia ni a mirada ni la sonrisa del primero, ni las espaldas ni la conviccién del segundo; pero al me- nos tenia aquella corona prodigiosa. La prueba para el muchacho de la mirada inteligente y la sontisa, que se lamaba Danesio, fue matar a un len dentro de una jaula. Las puer- tas del salén de los pretendientes se abrieron y un ministro del rey le explicé a Danesio que nadie dudaba de su inteligencia, atractivo y buen hu- mor, pero que para desposar a Lisia también se precisaba un valor infinito y una efectividad per- manente. Danesio pasé del salén a la jaula, ubica- da en un saln atin més amplio, en el que Lisia sainbpeno ouros ajresuasaid soqap “eisr'] wos ay>0u 4 wip opruar ay onb spur sod ‘ord vqonid esos cud yap aureiqy opesSoy apy -ustpumard ono spinbjeno ows operen sezony anb syns epod on “oepuezeg Aax Jp oBture ounytp £ opeisorde 1 9p off] —oltp J — ofa opuanb yy— voastuaiag 491 oust [2 ours oxafasuo> un go1208 9] 98 OU OWLOY ¥ o12q “OAns [> ofeq eUOIOD ¥] WOD g]quia ‘o7e1q JP ofeg oso Jap wzaqQu> v] wOD oaory & oseypIeW o1A OWLOY opueNr ‘saramnb Is ‘oso PP ez9qe> &] o2yo1n oWOD azeAaq] sopang “operour “Pup ‘souater oynur x —e1suadydstp uod vst] of -P— opepfpursua sey aur ou jw esa ‘plnur un & Aa] euong up opepurous viq “PY auquroy un onb v yqap 9s qin ¥| ap o1wounLn BUI epeD) “uo!oIpen sod ru o19UIp sod ‘sopBouse sod umnfosuos sej oN“ so1a{nw reoweuD UEsges, ‘olfp {AGH bs9 ap saxquioY 801, ‘sorqes A sonny ‘Sorsn sorazion8 ap adinso vun 9p efusaoid anb gaudy “sopmata sns guussoid ‘eqarud yy epezsdg “ISY] 9p axuejap osnd A odson> jp orsar Jp 080 Jap vzaqeo epesop y] gxedas ‘upiquiea some sns woo “usueg un owsoD ‘ soueut seidord sns 109 o| ~opuyaioyp ‘soduiojrenuon ts 030 fe gxeyy “31q11eq “I Pau vun eID vist] Aod JOU [> o19d ‘ooze 9p Onsor [> gzmsD epnp ap viquios eur) nNg— 86 ‘a1oadso ns ap oumnyp pp w12 anb opesop oso un v zereW epZ05 eq -onad vy “sezopiusa souorseSy]qo sns sequoaye ered Peppnp ap zedvo 1os eyqap upiqured ‘e1sr] ap osod -s9 oammny un ua pepuog y] { vza9Ny E] eqeaseg Ou anb goydxa ay Aar Jap oxafosu0s [2 casey y ‘025e YA, ‘oisngor £ [uta aiquioy Jap osm [> OFT “opezeypou opis wiquy o1souLC] anb reaizap ered euas e] 91]ns01 o79180q Jo K “gzasoq vsa2utud v] “eLsorsny e12910) ve] y “ou wisry] o12g -seurtsSp] soxBope ap somuespeqou solo soy sepefeores seidord sns uoo oproojos ‘orstusiag fox pA oxsngos aruorpuaiaid [> osnpur “uejos o1epeg U9 sopoi ‘rezuaut0D ap os0d y “ugzeI09 ns TeHES eueY 9] vist] & snIaMp onb ap oprouaauod eqeisa Axoumy ap serrorsiy seu vyqes orsoueq, IST] tue sopnuta sns 1ouodxo e gzuaU03 oxerpouruy ap 4 asreaey vsed ostunsad orpig “vsisuos 2{qepease ns anb sapepyan sew seysnur uejusa soiuaip sns onb eqensowop :sopor ap aiuelpp op =p grwos of as A eHsaq v] ap UOZeI09 Jo gouRITE ofr] ‘sedou sns anus eqeaay] anb oxo ap offiypno un 2]opuyarpp Ugo] je sewa|qord wis oxeyy “soursars0 £ saaur9ta “ls 9p epeapor ‘orpod un >psop eqzasasqo of Fs

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