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Leepoldo Zea, 1968. x LA EXPERIENCIA BRASILERA 53.—De la Colonia a la Independencia BRASIL, como Hispanoamérica, rataré de incorporarse al camino de progreso cuya mixima expresin se encontraba en Tos gra Iideres del mismo, las Ilamadas naciones occidentales: Inglaterra, Francia y los Estados Unidos. Pero, por una serie de circunstan- cias especiales que expondremos, los esfuerzos para esa incorpora- cién diferiran de los realizados por los pueblos hispanoamericanos. ‘Al contrario de éstos no encontrar, como encontraron los lidéres de la emancipacién mental hispanoamerieana, un absticulo en pasado por ells heredado, No ver en el pasado ibero, en Ia heren- ia portuguesa, lo que los pensadores hispanoamericanos vieron en i ibeene hispana. No sentir, como éstos, el desco de romper, cortar, en forma casi definitiva, con el pasado heredado de la Colonia. ‘Todo lo contrario, veréen ese pasado un buen instramen to para asimilar, incorporar, el mundo del que queria ser también parte. No se plantea Ia disyuntiva, que ya hemos analzado paginas ltrs, entre el pasado y el presente; entre lo que se habia sido y lo tque se queria ser; entre la religién y el progreso. Los brasileros lograran lo que los primeros pensadores hispanoamericanos inten- taron en vano, conciliar lo que parecian dos mundos abiertamente fopuestos. Y para ol logro de esta conciliacién utilizarin una doc- trina filos6fica también conocida por los hispanoamericanos, pero que sé habia logrado influencia en la etapa anterior a la emanct EL PENSAMIENTO LATINOAMERICANO 18s pacién politica de Hispanoamérica, lo mismo en el Continente que en las Antillas, el eclecticismo. En el Brasil, como en Hispanoamérica, la ilustracién y otras cexpresiones de la filosofia moderna fueron difundidas y conocidas alentando, también, el deseo de emanciparse de Ia metrépoli. Fue en Ouro Preto, donde una minoria cultural formada en Verney y los enciclopedistas alzé, como sus equivalentes en Hispanoamérica por Ia misma época, la bandera de la emancipacién politica frente a Portugal en 1789. Inconjidencia Minera, llamase a este movi- miento. Alli estaban ya como ejemplos, la revolucién de indepen- dencia norteamericana y los ecos de las ideas que por la misma época originaban la Revolucién Francesa. Los brasileros se sabjan mis avanzados social, politica, econémica y culturalmente que la ‘Metrépoli que los tuteaba. La revuelta serfa vencida y su director José Joaquin da Silva, “Tiradentes”, muerto en el cadalso en 1792. Pero no iba a ser por este camino, el que de una u otra manera tomaran las repablicas hispanoamericanas, por el que iba a mar- char la historia brasilera. Un accidente histérico le ofreceria la oportunidad que permitiria la solucién pacifica que en vano habia venido solicitando Hispanoamerica de la Metrépoli Hispana, Este accidente lo fue la huida en 1808 del rey Don Juan VI ante Jas tropas francesas mandadas por Junot para ampliar el imperio de Napolesn el Grande sobre el reino de Portugal al igual que sobre la Espaiia de Carlos IV. El rey de Portugal se trasladé al Brasil acompaiiado de toda su Corte instalindose en Rio de Janeiro. El desterrado rey Juan VI, asentado en el Brasil concedié a estas ti ras los privilegios equivalentes a los de Ia Metr6poli que se habia visto obligado a abandonar. Concesién que permitié alcanzar a los bbrasileros derechos que en vano reclamardn los hispanoamericanos a Fernando VII, una vez que éste hubiese recobrado el trono es- paiiol perdido por su padre. Fl rey Juan VI decreté la Constitucién del Reino Unido de Portugal, el Brasil y los Algarves. Una Consti- cuando al grito de ;Viva Fernando VII! {Mueran los franceses! se Ievantaron a lo largo del que fuera Imperio espaiiol en América. ae LEOPOLDO ZEA Constituctén que concedia a los brasileros ese minimo de autonomia “al servicio de su desarrollo, que se consideraba lo que era Poualmente del Imperio, antonomia que en vano recamarian los Hispanoamericanos desde 1610 hasta 1898, fecha ‘tims en, que tuo que separarse, también violentamente, el éltimo trozo del tm- perio espafol en Hispanoamérica, las Antillas. Ta presencia del rey de Portugal en el Brasil hace algo més, aveita las aguas de un bravio mar que en ta América Hispana arra- sha con todos los vestigios coloniales. Se impulsan las artes y las Sioncias, en los mismos momentos en que los artistas y hombres Ge ciengia de lo que {ueran colonias espaiiolas se alzan contra la jncomprensin de su Metr6poli y muchos son sacrificados a lo argo de América, El rey portugués trae consigo una imprenta que di- fande sin violencia las nuevas ideas, al mismo tiempo que en His- panoamérica se difunden proclamas incendiarias y se persigue con Pepe a cus autores. Se impulsan las artes y las ciencias, se presenta al proyecto del Instituto Académico, una especie de universidad, Is primera que tendria Brasil en tes siglos de coloniaje; en el mismo Fempo en que vemos salir, de las viojas universidades creadas por Expana en América, los adelantados del movimiento de Tadepen- deneia que acabara separando brutalmente a las nuevas repiblicas hispanoamericanas de la Metrépoli que no habia querido aceptar el papel de madre que le pedian sus hijas al otro lado del Atlantica, Tina mision de artistas franceses traida por Juan VI da origen a la “Academia de Bellas Artes; las ideas filosoficas de Francia cireulan fin dificaltad en la nueva sede del reino. Se pasa de Condillac a Maine de Birin, Todo, mientras el fanatismo religioso y politico trate de aplastar en Hispanoamérica un movimiento que se hubiera Tontentad con menos de lo concedido, por un accidente histérico, al Brasil. En 1821 el rey Juan VI regresaba a la metr6poli. Brasil era ya ima parte, la més importante, del lamado Reino Unido. Al frente de esta parte del reino quedaré el primogénito del rey portugués, Pedro, con el cardcter de Regente.- Bast6 un acto, simple y sencillo, la decisign del Primogénito del rey de Portugal, para desobedecer politica, EL PENSAMIENTO LATINOAMERICANO 187 a las cortes portuguesas que lo llamaban a Lisboa y quedarse en Rio de Janeiro al frente de sus fieles brasileros. eae lean- zase sin dificult, sin sangre, alguna, la emancipacién politica por Ia que se desangraba Hispanoamérica. 17 de septiembre de 1822, al Regente Pedro después de lanzar el famoso grito de Ypiranga, Independencia o Muerte”, Brasil fue declarado independiente, y 17 de diciembre del mismo aio el propio hijo del rey de Portugal, aseendia al nuevo trono del Imperio del Brasil, con el nombre de Pedro I. “El pueblo y Ia sociedad —dice Guillermo Francovich— casi no intervinieron en el acontecimiento provocado por el her dero del trono de Portugal y sus perspicaces tonseetos. De a aque la independencia del Brasil no produjera ninguna transforma- cidn radical en sus insttuciones. El imperio continu Ins tradicio- nes de la Colonia, sin cambiar nada esencial, brando con ello al Brasil de las convulsones politics que agitaron teriblemente@ las repliblicas latinoamericanas durante el siglo xix." Un buen dia, el pueblo que se habia dormido siendo parte de una Colonia, se despierta formando parte de un Imperio independiente. Asi el Sas ini misma marcha tomada or ls pass hispanoamer anos pero sin su violencia. La revolucién es aqui substituida por Sign evant laveelictn EX Broa en toca nature transformara de acuerdo con sus necesidades adaptando las formas policas mis de sande con s desl; es sin antec como i fruta que una ver que adquiere madurez se desprende del arbo que le alimentary formers. Aprende dl Ot 54.—EL eclecticismo y el imperio {Cuéles serén Tas ideas, la filosofia, el pensamiento que justificardn {deoligicamente la acid tomeda por el brasilero en ease ae la historia independiente que en esa forma se iniciaba? Ya lo he- ‘mos anticipado, el eclecticismo. Fl eclecticismo que también en- contramos dentro de la historia del pensamiento latinoamericano, ©) Guillermo Franeovich, Fildsofos brasilemos, Buenos Ales, 1943 a LEOPOLDO ZEA ja que encontraria en el Brasil. El eclee- ticismo, como doctrina de conciliacién que era, serviria maravillo- samente al espiritu igualmente conciliatorio del brasilero. Sin sal- tos, sin rompimiento alguno, se tomaba el pasado que se habia heredado de la Colonia conciliéndolo con las nuevas formas de or- xanizacién politica, social y econdmica que el desarrollo del Brasil reelamaba, Doetrina de transicién entre las viejas ideas coloniales y las que se apuntaban ya en cl imperio, Era el enlace, desde el punto de vista filoséfico, entre las ideas revolucionarias de un Locke, un Condillac y los ilustrados que habian provocado la pri- mera infidencia violenta, y las de un Maine de Birén y Vietor Cousin que se orientaban a un nuevo tipo de orden refiido con el revolucionarismo de los primeros. El Brasil, gracias a su notable desarrollo, no tenia porqué seguir dependiendo de la metrépoli portuguesa; pero tampoco tenfa porqué romper con Ia herencia cultural que habia recibido de él y Je servian a Tas mil maravillas para lograr el orden sin necesidad de la metrépoli. Un orden bra- Silefio al servicio de los brasilefios. El gran ecléctico francés, Cousin, habia ya sefialado la esencia de la filosofia ecléctica: “‘colee- cionar y reunir las verdades dispersas en los diversos sistemas, separindolas de los errores con que se hallaban mezeladas.” Selec- cién que harian los propios brasilefios de acuerdo con las necesi dades de su desarrollo, aunando y sirviendo como punto de transi cin, entre las ideas conservadoras y reaccionarias del siglo xt ya fen hoga, en funcién con una idea de orden que se consideraba necesaria para el desarrollo de las naciones, y las ideas renovadoras al servicio de una humanidad cada vez més celosa de sus derechos. “Y por eso se orient hacia el eclecticismo —di que, sin obligarle a romper con las tradiefones rel similar las corrientes renovadoras que se imponian con fuerza irresistible.” Se conciliarfa el orden colonial con la libertad que animaba el nacionalismo que la presencia de Juan VI habia estimu- lado en el Brasil La figura principal del eclecticismo conciliador Io fue Mont’Alverne (1785-1869). Brillante orador, atacé desde la c4- pero sin aleanzar Ia efi EL PENSAMIENTO LATINOAMERICANO 189 tedra de filosofia en Rio de Janeiro a Ia filosofia escoléstica, all mismo tiempo que exponia y criticaba a la filosofia moderna. Estaba contra una filosofia que consideraba ya anacrénica: pero al mismo tiempo contra las doctrinas filoséficas modemas que lejos de ere um nuevo orden mental ereaban I confusin ye cos, E ececticismo, tomando las mejores expresiones de Ia verdad entre una y otra doctrina, representaba la doctrina més itil para crear el nuevo orden mental que el hombre, concretamente el brasilero necesitaba para continuar su marcha ascendente por el camino del progreso sin los peligros de las exageraciones. En un sermén dicho ante el emperador Pedro I resumia el sentido politico del eclecti- cismo con las siguientes palabras: “El estudio, la meditacién, la experiencia pueden crear las mis sabias instituciones politicas, pero su conservacién depende principalmente del amor a la religion.” ? Y refiriéndose a los motivos que animaron a los brasileros a eman- ciparse de Ia metrépoli portuguesa decfa en otro lugar: “Las teo- ras del antiguo régimen eran insuficientes para facilitar el pro- sreso intelectual dentro de tn monopolio injurioso de los honores y una odiosa desigualdad de los derechos.” Con esto se iba apuntan- do ya el surgimiento de nn mien cnr, von especie de urges nacionalista que se apoyaria, en principio, en el orden que repre. seatabs el imperio ereado por Pedto T para desembarszarse de cuando en su desarrollo encontrase que era contrario al mismo, Mont’Alberne, consideraba necesario un orden semejante al co: Jonial, un orden centralizado, que permitiese el desarrollo total de Ja nueva nacién. “Es un error —decia— aflojar los lazos que de- hem strech noestras provincias. as apartaria de Ia needa le un gobierno central que en un sélo vinculo aprieta todas Ias rogiones del imperio.” El imperio, precisamente, habia e las polémicas en torno al federalismo y al centralismo que diviie. ton a las nuevas repablicas hispanoamericanas al lograr su inde- pendencia politica de Espafia. El imperio brasilefo, pese a su enorme extensién, se habia podido unir en torno a su emperador ado © Gitado por Francovich en Opus, Cit 7 LEOPOLDO ZEA menteniendo la paz y el orden. Algo que en vano buscardn los hispanoamericanos durante esos mismos afios, para encontrarlo, como se verd, en paginas posteriores, en una corriente filoséfica que ya se apuntaba en el Brasil, el orden positivista. El filésofo brasilero, digno ecléctico, estaba contra los excesos reformistas que habian causado, la anarquia hispanoamericana, diciendo: “No bus- quemos una perfeccién especial incompatible con Tas flaquezas hu- manas.” Estaba contra las utopias y sostenia un mayor afianza- miento en las realidades propias de las circunstancias concretas que habia tocado en suerte al brasilefio. Aceptaha la libertad, pero la ertad, dirfamos utilizando términos modernos, en situacién, de acuerdo con las circunstancias en las cuales ha de ser posible. “Un pueblo sin costumbres —decfa— no serfa un pueblo libre. La libertad para ser sentida, para ser conservada necesita constancia y resignacién. Sin esos atributos la libertad degenera en licencia. La libertad no puede existir sin espirita piblico. sin elementos de justicia y principios de equidad. Pero esos principios elevados son consecuencia de una educacién virtuosa basada en la religién y en Ia verdadera filosofia.” Domingos José de Magalhacs (1811-1882), discipulo de Mont’ [Alverne, continia sosteniendo Ie misma filosofia a lo largo del im- perio brasilefio. A Ia de Victor Cousin aumenta la influencia de Jouffroy, Thomas Reid y Ia Escuela Escocesa. A estas corrientes, ‘otro ecléctieo, Eduardo Ferreira Franca (1809-1857), agrega la corriente de los ideélogos que conoce al cursar medicina en Paris. Corrientes semejantes a las que hemos visto influyen en el pensa- rmiento hispanoamericano, sélo que puestas al servicio de una reali- dad hecha, establecida y no sélo como un ideal por aleanzar. El conservadurismo sostenido por los seléetricos brasilefios alea tun éxito que en vano buscaron sus equivalentes en Hispanoamé ‘como sucedié en la Repiblica Argentina cuyos sostenedores ten- dran que enfrentarse en guerra sin cuartel con los partidarios de un orden colonial puro. El eclecticismo brasilero apuntard a una etapa més del desarrollo de Ia joven nacién. Justificar a un Tmperio, constitucional que se asemojaria mucho al tipo de gobierno que EL PENSAMIENTO LATINOAMERICANO ra justified el eclecticism francés, a la monarquia constituet iti no francés, a la monarquia constitueional le Franc de Tis Felipe, Hapa de poiten ston en egw euentsan acomodo todos los intereses. Un especie de comport’ cote el abotsng ya ibealsmo. Los intreme conarredaie enlazedos con los liberales. Era éste el segundo paso. El imperio, si peo on una forma de gobierno mas de acuerdo con el endear mis poderoso crecimiento de la burguesia brasilera, Es el pace del imperio encabezado por Pedro I al imperio encabezado per cn a —rti“—O™—OCO—C—CO—C—sS gn Is soesién que representa Pedro TI no es otra cost que une presiin mis dela conclacién que vienen buscando ls eres née poeross del pan? La abdicacin de Pedro I, en 1831, amte To que se haa lamar “la mayora”, es una expres de ext com Binacin de interes que no aceptn quedar en segundo plano de ted on I conrpin imperial quan manne Pedr 1 1 etapa, igualmente pacifia, pero mis avanzada, sega dlurante el gobierno de Pedro TI. Imperio constitucional dente sel cual empiezan a hacerse escuchar las nuevas fuerzas nacionales que Sag sugiond poderoas, Un paso mis que we dard sin violencia re el mismo se habla cuando al referirse a Ia etapa que antecede al ablicacin de Peo I, A. Aurore Fluminense catibe, "Nad lc exes. Queremos una conten, no queremos unt revel ci6n.” *A estas mismas conchusiones se legaria en Hispanoaméri como podré verse més adelante al retomar el estudio. de sus ideas Y pensamiento, A esta solucién conciliadora de intereses, sun aroyada en gobiernos dictatoriales wy oligsequicos, Tlegarén las re pblicas hispanoamericanas, Pero Hlegaran a ella, después de un gra rode eno que se pretend lesa, pore caine Zor cionario, la anhelada etapa de libertad individual y bienestar mate, ial del mundo moderno, para darse cuenta, aunque tarde, de que © Ct. Jono Cruz Costa, Contribuicao a His Samar eno @ Histéria das Ieiat no Brasil. Rio (© Citado por Cruz Costa en Opus. Cit 192 LEOPOLDO ZEA ible i se mundo y era me- camino no era posible incorporarse a ese mur Ln panoemérica ex rvadurismo que griea culmina, a su vez, en un nuevo conse ee es0 que se sefialaban como metas as sirve a los fines del progreso que se se : ale. Bras, por el camino de una evolucién natural, seguia #0 marcha sin equfvocos ni tropiezos, 55.—Del imperio a la repiiblica no Beal apart de a accin de Paso 1, como en His soumériea al lgeo de a independence pln de sus divers pafses, 3 debatiran las divereas formas de. gobierno que debi ; feeder al Primer Imperio. Se diseutir, en forma muy especial el republicanismo federal y el monarquismo consttuconl sn Hos en Hispanoemérica, ‘Triunfardn los paridarios del ronan mo eonstituefonal mientras el republicanism espera su hor, que ia le Hegaria en el tiempo oportuno, cuando la nueva na Sonia crn para su ertaén: Exiglren, por expec, finiones cireunstancialistas que pedian Ta. monarguia butte tmodiante la restauracién en el trono del sbdieante Pedro. En ge- paral, ain embargo, las diyersax fueraaa del pats 26 agruparon en Err oy Pete ire al ae ene ee torno al pea Pedro I. No faltaron, desde luego, algunas revueltas de cies Besos geo sn sane etemae ven y mane en H's har sent durante der aos, ene 1880 y 1840. Ta mne y triunfa, y en monarqia consitucona sin embargo, se sot fen 1850 ae firma, Los intereses quedan conilndos, no we vuelve forma de gobierno hasta 1889; aiio en que se es ea ic Roviblon‘Extleiniene natal, ncesero, eats le aparicién de nuevas fueras sociales que te hacen presente al abo- Tire Ia esclavitud. Las viejas fuerzas de origen colonia, apoyada en el dominio de la terra y au explotacin, por medio de ex = al igual que las de los ingenios azucareros, se han (eerie BL PENSAMIENTO LATINOAMERICANO Sate Tismo hecho en Hispanoamérica, sino también en la nachos modelo de las latinoamericanas, los Estados Unidos de Nortennét ca, con la guerra de secesién, resultado de la abolicién de la ecchs, vitud decretada por el Presidente Lincoln en 1863; lucha entee <] 1ore industrialist y el sur esclavista, apoyado en Ia explotecion dle a tierra y los ingenios de anicar. Brasil da el mismo recon ncn nas, pero en forma plenamente natural. El paso del Imp la Repiiblica seguiré con la misma natural dado de la Colonia al Imperio, anhelado industriaismo sofiado por los grandes utopistas hispans, americanos. Un primer acto de este desarrollo, el cusl nv uesosiee a de ta explotaciGn directa del hombre en que se basaba le Colonig el Primer Tmperio, es la suspensién del trifico de esclaven, Le inmigracin. se va realizando en gran escala ¥ substituye al ecclave negro por el colono « Guerra con el Paraguay (1865-1870) obligé al Brasil « roviege au sistema administrativo y fiscal, al mismo tiempo que puso « sus {Topas en contacto con uruguayos y argentinos con otra ientalided el go relados catdlicos en que se hiceron patentes las Pretenciones del clero y, con ellas, los obstéculos que para el dees, Trollo de la nacionalidad brasilera significaban laa mistras Fe tran bign en 1850 que aparecen las primeras manifestacionee de Ia tres {gina ue habré de tomar el puesto del eclecticismo, uma ver que Gste dej6 de ser itil a Ia realidad brasilefia, del positivieme, {a caida del imperio francés en 1871 y la proclamacign de Ja cl LEOPOLDO ZEA ‘Tercera Repablica influira fuertemente en Tos futuror suossoe _ vis del Brasil respeto a su propio impero, La corinte pul cana toma fueran y prepara el cambio de poder. Otro acontes to histrico manda perfil in aftr rina dt i le Secesién de los Estados Unidos de Norteamé aoe Caer mas do evden van ace pono alradas, Eo cl fico carresponde a Tobias Barreto (1839-1889) dar las primera hata conte el eclectic Slane, n lot forma 2 ta fs so de sor fildsofo leyendo Du Beau, du Vrai et du Bien?” Sogn Beret tl pare del eclecticismo, Cousin apenas podria restr la fuerza del Feamiento de un gigante como Kant. “La arte cen de penn, eS ce Eat icon te dientes de Cousin. El espiritualismo de Frank, Simon, etc. no vasa de un ester y misérrimo comentario del credo catélico y es Tino de los gestos de repugnancia que hace el siglo xix ante Ja ope Tena de nuevas y acérrimas verdades que le afrece la mano de los andes pensadores.”® ‘Tobias Barreto crea, en Recife, la Escuela inismv, que pone en crisis, filocéficamente, al smo que lo substi- laza @ Ia hacendaria gundo Imperio. La ia con el incremento ca, Las vieja campo filosético Eemana egrets, eee ol mera cm oil ae Oe ee ron bala cna a seen re Eis mates) he cesar mtr See pin wens ide dw pr had y ons Ew Ses Co ¥ exacto conoc tapresion de estas ideas nuevas —dice Cruz oe c tomar importancia una élite nueva, una nueva burguesia que, to much aeasaes se opondria ata dite traicionsl, represntada Fos latifun jiores esclavos y con ingenios. Son yar los latifundistas y por los sefiores es¢ Ingenio. Son Thora los hijos de la burguesia comercial y burocritica, hasta e © Gitado por G, Francovich, en Opus. Cit. EL PENSAMIENTO LATINOAMERICANO 195 tonces de importancia secundaria, los que van a aparecer en el es cenario politico ¢ intelectual del pais. A las nuevas generaciones de los hijos de los grandes propictarios rurales que ingresan a lag dos Facultades de Derecho del pais (hasta entonces ahi eran re- clutados los bachilleres que formaban las planillas politicas, admi- nistrativas ¢ intelectuales), se juntarian ahora los representantes de esta nueva burguesfa. Es necesario agregar a éstos, los mucl chos que se dirigian la Escuela Central y a la Escuela Militar, frecuentadas por jévenes que irian’a servir en las nuevas empresas téenicas y en la oficialidad del ejército y que también ocuparian tun lugar de importancia en la constitucién de una nueva inteligen- cia.” Todos ellos, ingenieros, médicos y militares encontraran en la cioncia, y en la filosofia que decia expresarla, el positivismo, la justificacién del cambio politico que correspondia a un ineludible ‘cambio social y econémico. El positivismo, que en Hispanoamérica fue visto como instru: mento para el logro de una serie de cambios politicos, sociales y econdmicos, fue en el Brasil el instrumento adecuado para servir 4 una realidad que se transformaba por si misma. Asi lo que en Hispanoamé al no logiaise Ios anhelados cambios, en el Brasil resulté ser ol instrumento que re- clamaba la realidad, lo que dejaba de ser rural para transformarse en industrial. Brasil, siguiendo su marcha evolutiva, que no revo- lucionaria, se exicontré con el positivism y se sirvié de él por com siderarlo adecuado a sus nuevas circunstancias. La nueva realidad, provocada por el crecimiento de fuerzas industriales en varios cen, tros del pais, como Sao Paulo, fue debilitando a la representada por los grandes dueiios de haciendas ¢ ingenios azucareros, apoyada fen el trabajo hecho por esclavos. La industrializacién hacia inne. cesaria la labor del esclavo; la abolicién de la esclavitud en 1888 represent6 el mas claro signo del cambio logrado por la sociedad brasileiia. Un aio después, en 1889 se proclamaba la Repiblica. El Imperio era ya también innecesario. ica result ser un utopiamo ni (9 Cruz Costa, Esbozo de una historia de las ideas en el Brasil, México, 1987, SSS 6 LEOPOLDO ZEA 1 abia surgido BL mperio, hace mati, en ma fn an gue habia smd eer aadeaidale as cicunstanciae brain. Te oan sei eae mmsmiento y de las ideas en que lama ae iimo, servdor del Imperio, deja st Ingar a EI ecletNislace mejor las necesidades ideoldgicas de amo que satisface a 4 como funcién la de Posvova Republica. Ete, como aquél, tendré como funcién ese alterar la sua- ier i ia politica que pudiese altera ier intemperancia pol bee alea o- fren cay queva Nacion. EL propio positivism scr adi Ye are ie dades de la Repablicaeliminando de tna doting 10 gl eclecticiomo y on el del postin eed seri It Salida si Jor desajustarla; se adaptaton a ella ayudéndole caida Preteen hea sls La evn er 0 soe cairn que pine sia

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