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Resumen Abstract
La conducta agresiva y la violencia han pa- The aggressive behavior and the violence
sado a tener un lugar de relevancia en los pro- have passed to take a place of relevance in the
blemas de nuestra sociedad, requiriendo inter- problems of our society, requiring interventions
venciones a múltiples niveles: individual, de at multiple levels: singular, of group and also a
grupo y también un abordaje a nivel de sistema. boarding at system level. We present here, the
Presentamos las estrategias más utilizadas en strategies more used in the field of the inter-
el campo de la intervención para reducir el com- vention to reduce the aggressive behavior, and
portamiento agresivo, posteriormente haremos later we will make reference to the programs
referencia a los programas que las incluyen, that include them, multicomponents and multi-
programas multicomponentes y programas mul- modalities programs. Due to the stability and
timodales. Debido a la estabilidad y la relación the existent relationship between the infantile
existente entre la conducta agresiva infantil y aggressive behavior and the development of be-
el desarrollo de trastornos de conducta y delin- havior dysfunctions and later delinquency, we
cuencia posterior, nos referiremos también a los will also refer to the programs that are imple-
programas que se implementan en el área de la mented in the prevention area, primary and se-
prevención, primaria y secundaria, es decir, de condary, from application to universal level and
aplicación a nivel universal y aplicación sobre application at risk groups.
grupos de riesgo.
mental, con conductas agresivas y autolíticas, destinada a los niños, sino también como foco
trastorno por estrés post-traumático y autismo. central de la misma. Por ejemplo, la aplicación
Todos los ISRS se han mostrado eficaces en el de medidas disciplinarias en forma inconsisten-
tratamiento de la agresividad en el trastorno lí- te y la baja implicación de los padres con el
mite de personalidad, así como dos IMAOS, niño han sido relacionadas con la agresión in-
concretamente fenelzina y tranilcipromina. El fantil y, por tanto, serán objetivos de la inter-
uso de sales de litio en la agresividad se ha mos- vención (Capaldi y Patterson, 1991).
trado eficaz en el trastorno bipolar, retraso men-
tal o trastorno antisocial. También se han utili- Los programas multicomponentes que se re-
zado fármacos anticonvulsivos, como la fieren a continuación son intervenciones que
carbamazepina y el ácido valproico, en casos añaden a la atención sobre el niño o adolescen-
de agresividad, no sólo secundaria a daño neu- te, la atención a los padres, la familia y/o los
rológico causado por epilepsia, sino también en profesores (Tabla n.o 2). Se comentan a conti-
sujetos con retraso mental, daño orgánico, psi- nuación algunos de estos programas y sus deri-
cóticos crónicos y en el trastorno límite de la vaciones:
personalidad (López-Muñoz et al, 1999).
En algunas poblaciones hospitalizadas, Propuesta de Barkeley (1987, 1997)
como enfermos en unidades psiquiátricas o uni-
dades geriátricas y en atención de urgencias, la Barkley (1987, 1997) ha desarrollado un pro-
agresividad juega un papel epidemiológico muy grama de entrenamiento para padres de niños
importante y, a la vez, de muy diversas caracte- entre 2 y 11 años que presentan trastorno nega-
rísticas. En estos contextos existe una gran difi- tivista desafiante, trastorno por déficit de aten-
cultad para medir y evaluar la conducta agresiva ción o trastorno disocial. Su núcleo central es el
y la inexistencia de un fármaco específico para manejo adecuado de las contingencias que si-
su tratamiento, lo que hace aún más difícil la guen a la conducta del niño. Se compone de
utilización y creación de protocolos eficaces de diez módulos en los que se trabajan los siguien-
intervención farmacológica. La definición de tes contenidos: a) educación a los padres acerca
criterios de evaluación de las crisis de agresión de las causas de los problemas conductuales
se transforma en una tarea fundamental a la (basado en un modelo simple que atiende a las
hora de poder aplicar un tratamiento farmaco- características del niño, características de los
lógico adecuado. En este sentido, Needham, padres, los acontecimientos ambientales estre-
Abderhalden y Meer (2004), ponen énfasis en santes y las consecuencias situacionales); b) cre-
la necesidad de dar formación especializada, en ación de un tiempo compartido de juego para
el manejo de la agresividad, al personal que tra- favorecer la aplicación del reforzamiento; c) en-
baja en ambientes psiquiátricos y de urgencias. trenamiento de la conducta obediente del niño a
Dicha formación debe incluir la medición y la través del manejo adecuado de contingencias; d)
valoración de riesgos. refuerzo del juego autónomo en el niño para
disminuir las conductas perturbadoras median-
te economía de fichas y coste de respuesta; y e)
Programas multicomponentes generalización del comportamiento a situacio-
nes fuera del hogar. La intervención además in-
En niños con trastornos de conducta, las va- corpora sesiones de apoyo para realizar el se-
riables familiares constituyen elementos conse- guimiento de las técnicas, así como la revisión
cuentes, etiológicos o mantenedores de las des- del progreso y la orientación sobre los temas de
viaciones comportamentales. En ese sentido, la preocupación que se susciten a lo largo del se-
historia de abusos intrafamiliares, la existencia guimiento. Este programa es de aplicación in-
de problemas y conflictos familiares, el mal ma- dividual o grupal. La mejor relación coste/efica-
nejo de la conducta del niño en el hogar, hacen cia se presenta cuando se aplica en grupos de 6
necesario plantear la necesidad de incorporar a 10 familias. En el caso de niños con conductas
a los padres. Esta incorporación, no sólo se hace perturbadoras graves, se incorpora un entrena-
como parte complementaria a la intervención miento directo en casa.
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Terapia Familiar Proso- Jóvenes delincuentes Multisistémica: comunicación e intercambio de información, individual Familia
cial entrenamiento conductual de padres , manejo de conductas,
Blechman y Vr yan resolución de problemas, dentro de un marco consistente
(2000) con la estructura y el funcionamiento del sistema familiar.
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dres. La aplicación de este programa se realiza – Terapia Multisistémica (TMS) (Borduin, Bar-
tanto a nivel comunitario como a nivel indivi- ton y Cone, 1995)
dual. La modalidad comunitaria está diseñada
para padres que deseen promover adecuadas En línea con los tratamientos disponibles
pautas de crianza. La modalidad individual, está para tratar adolescentes con graves problemas
diseñada para la intervención de población clíni- de conducta y delincuencia, se encuentra la Te-
ca infantil con diferentes grados de severidad. El rapia MultiSistémica (TMS). El foco de interés
estudio comparativo de la eficacia de las diferen- en esta propuesta es la modificación del sistema
tes modalidades ha mostrado que tanto la apli- en el cual se presenta la conducta problema
cación dirigida por el terapeuta, como la aplica- (Borduin, Barton y Cone, 1995). Es un progra-
ción autoadministrada mediante manual de ma multisistémico que incorpora, PMT, terapia
ejercicios y consultas telefónicas semanales, han de pareja y entrenamiento en habilidades de re-
resultado con niveles de eficacia equiparables solución de problemas. La flexibilidad del pro-
(Sanders, Markie-Dadds, Tully y Bor, 2000). grama permite incluir cualquier otra técnica ne-
cesaria para abordar problemas específicos
– Coping Power Program (Lochman y Wells, según lo requiera el caso. Los resultados obte-
2004) nidos tras la aplicación de este programa en ex-
perimentos clínicos aleatorizados con niños gra-
Es un programa de dos años de duración vemente afectados por diferentes trastornos han
que incluye dos componentes principalmente: mostrado una adecuada eficacia. Entre delin-
uno dirigido a los padres y otro dirigido a los ni- cuentes juveniles su aplicación logró una dis-
ños. Está basado en un modelo cognitivo-social minución de la reincidencia de delitos significa-
contextual (Lochman y Dodge, 1994) que consi- tivamente más baja que en el grupo control
dera, tanto las variables cognitivas y sociales (22,1 % frente a 71,4%), con la reducción de
del niño, como los procesos y comportamientos conflictos interpersonales y una mejora del fun-
parentales implicados en el desarrollo de pro- cionamiento familiar (Borduin et al, 1995).
blemas de conducta (Ej., disciplina dura y agre- – Programa de Intervención Temprana (Vitaro,
siva, órdenes ambiguas, escasa supervisión, Brendgen, Pagani, Tremblay y McDuff, 1999)
etc.). De los dos componentes mencionados, el
componente para niños incluye los siguientes Se trata de un programa de intervención di-
contenidos: definición de metas personales y señado para niños de edades comprendidas en-
conductuales, conciencia y atención a los senti- tre 7 y 9 años. El programa está constituido por
mientos y al arousal fisiológico asociado, uso las siguientes técnicas: entrenamiento en habi-
de instrucciones de afrontamiento, técnicas de lidades sociales; entrenamiento en estrategias
distracción y relajación, habilidades de estudio y de resolución de problemas y autocontrol, y por
organización, entrenamiento en adopción de un componente de entrenamiento dirigido a pa-
perspectivas y reentrenamiento atribucional, dres. La metodología de esta intervención se
habilidades de resolución de problemas sociales basa en la terapia de pares, consistente en llevar
y manejo de la presión de los pares (los proble- a cabo el entrenamiento de habilidades sociales
mas relacionados con el entorno y el desarrollo y de resolución de problemas, en pequeños gru-
de habilidades para negarse a la presión ejerci- pos dentro del contexto escolar. Cada grupo está
da). En paralelo, el componente para padres in- formado por 3 o 4 niños “prosociales” y dos ni-
corpora los módulos referidos a: habilidades ños del grupo de intervención, lo que permite
para identificar y diferenciar la conducta proso- que los niños prosociales actúen como agentes
cial y la disruptiva de sus hijos, atención a las de refuerzo y modelos positivos. Esta metodo-
conductas apropiadas, emisión de instruccio- logía evita que los niños problemáticos sean es-
nes efectivas, establecimiento de reglas y expec- tigmatizados por el grupo-clase. Los resultados
tativas apropiadas a la edad de sus niños, apli- aportados por sus autores revelan una dismi-
cación de consecuencias a la conducta negativa, nución significativa de las conductas disruptivas
y establecimiento de una comunicación conti- en el niño, una disminución del número de ami-
nua a través de reuniones familiares semanales gos agresivos y la reducción del riesgo poste-
(Lochman y Wells, 2004). rior de desarrollar algún trastorno de conducta.
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– Terapia Familiar Funcional (Klein, Alexander y ces, sus efectos suelen estar restringidos a los
Parsons, 1977) objetivos del tratamiento (McGuire, 2005). La
estrategia más común es integrar y crear inter-
Esta terapia está basada en la determina- venciones multidimensionales que incluyen es-
ción de las fuentes más comunes de conflicto trategias destinadas a modificar diferentes par-
entre padres e hijos. Bajo un modelo de siste- tes del proceso de la conducta agresiva
mas conductuales, entrena a parejas de padre- (fisiológico, cognitivo, conductual, social, etc.),
hijo en habilidades de identificación de proble- sin olvidar aquí, la asociación que presenta esta
mas, negociación y solución de conflictos (Klein conducta con trastornos de base (Ej., déficit de
et al., 1977). Los resultados derivados de esta atención con hiperactividad, síndromes de de-
intervención han indicado la reducción de con- sinhibición neurocomportamental, trastorno del
ductas delictivas incluso en seguimientos du- control de impulsos, trastorno negativista desa-
rante la vida adulta. Otros estudios han revelado fiante, trastornos del aprendizaje y de la adap-
una significativa reducción en la tasa de reinci- tación).
dencia de conductas delictivas entre el grupo
de intervención y el grupo control (Gordon, Gra- Goldstein y Keller (1987), desarrollan un
ves y Arbuthnot, 1995). modelo, basado en el análisis por fases del acto
agresivo. Los autores plantean diferentes estra-
– Terapia Familiar Prosocial (PFT) (Blechman y tegias secuenciadas que se centran en diferentes
Vryan, 2000) aspectos de la conducta agresiva: comienzan
Se trata de una intervención procedente del con estrategias aplicadas sobre la interpretación
Modelo Sistémico de Terapia. Se basa tanto, en del acontecimiento estimular que el individuo
la evaluación e intervención de lo factores pro- interpreta como aversivo, seguido por el reco-
tectores y de riesgo de las conductas violentas nocimiento de los indicadores kinestésicos o fi-
como de la aplicación de estrategias derivadas siológicos que idiosincrásicamente señalan “có-
de esta terapia. Se dirige a jóvenes con conduc- lera”. Esta identificación da como resultado,
tas delictivas e incluye entrenamiento en habili- elevados niveles de activación afectiva ante los
dades de comunicación, manejo de conductas, cuales se activarán estrategias de relajación y
resolución de problemas y terapia familiar con de enfriamiento emocional de la situación. En la
especial énfasis en el proceso de alianza tera- tabla 3 se muestran los pasos, el tipo de inter-
péutica. En cuanto a las estrategias específicas, vención aplicada y los elementos sobre los cua-
el programa consta, entre otras de: entrena- les se centra esta intervención. La incorpora-
miento en la identificación y el reconocimiento ción de padres y hermanos en el programa
de las necesidades del otro, entrenamiento en la mejora la eficacia de éste.
asunción de responsabilidad personal y psicoe-
ducación. La metodología incorpora entrevis-
tas telefónicas y planificación de “un buen día” Programas de prevención
(es decir, un día sin conductas agresivas o vio-
lentas). Los autores refieren que la aplicación Olweus (1979) realizó una revisión de 16 es-
del programa posee efectos a corto y largo pla- tudios longitudinales que analizaban los niveles
zo. Entre los primeros, informan de la dismi- de consistencia de la agresividad. En estas in-
nución de situaciones problema, tales como vestigaciones, que se referían a períodos de edad
arrestos, abuso de drogas o expulsión escolar. que transcurrían desde un año hasta 21, se evi-
Entre los segundos, informan de la reducción denció una importante consistencia de la con-
del abandono escolar, de crímenes, así como de ducta agresiva a lo largo del tiempo. Más re-
embarazos precoces, y de un aumento de la ex- cientemente, numerosos trabajos han alertado
presión de conductas prosociales. de esta consistencia, si bien, hoy sabemos que la
– Modelo Multidimensional por Fases (Goldstein agresión se manifiesta de forma diferente a lo
y Keller, 1987) largo de los años (Tremblay et al. 2004) y que
existen diferentes patrones de desarrollo para
Aun cuando las intervenciones y estrategias distintos tipos de conducta agresiva (Loeber et
anteriormente comentadas han resultado efica- al., 1993) y para distintos sujetos (Mofffitt, 1993).
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El trabajo de Olweus, también evidenció que los en la violencia juvenil y la implicación de niños
niños agresivos con conductas disruptivas sufrí- y adolescentes en actos delictivos y agresivos.
an rechazo por parte de los pares. Este rechazo Por tanto, es necesaria la implementación de
se mantenía incluso después de que dichas con- programas preventivos que permitan detener el
ductas habían sido modificadas (August, Egan, desarrollo del comportamiento antisocial.
Realmuto y Hektner, 2003), lo que facilitaría las
amistades entre niños agresivos, y el consecuen- Los programas de prevención normalmente
te reforzamiento del patrón de comportamiento se centran en competencias sociales en sentido
agresivo y desadaptado. El rechazo de los pares amplio, y en habilidades específicas. Como ya
unido a la conducta agresiva es un fuerte pre- hemos comentado, debido a que la agresión y el
dictor de trastornos conductuales en la adoles- rechazo de los pares son dos predictores de fu-
cencia (Coie et al, 1992; Dodge, Lochman, Har- turos problemas de conducta y delincuencia
nish, Bates, y Pettit, 1997; Pellegrini, Bartini y (Kupersmidt y Coie, 1990; Coie et al, 1992), una
Brooks, 1999; Poulin y Boivin, 2000). gran parte de los programas de prevención en
agresividad abordan el desarrollo de habilidades
En sentido más amplio, la conducta agresiva sociales y el control de impulsos entre iguales.
infantil no sólo es riesgo para la subsecuente
conducta delincuente y criminal sino también A modo de síntesis, se pueden diferenciar
para el pobre ajuste escolar (Tremblay et al, dos tipos de programas preventivos, dependien-
1992; Coie, Ferry, Lenox, Lochman y Hyman, do de la población a la que se apliquen: los pro-
1995), el abandono escolar (Cairns, Cairns, y gramas de aplicación universal, que están diri-
Neckerman, 1989), el consumo de sustancias, gidos a la población general, por ejemplo un
la depresión y los embarazos precoces (Rubin, sector escolar con el objetivo de reducir la inci-
Chen, McDougall, Bowker, y McKinnon, 1995). dencia de un determinado problema; y por otra
De acuerdo con lo anterior, los esfuerzos en la parte, los programas de aplicación específica,
prevención temprana cobran especial relevancia dirigidos a aquellos niños identificados de alto
y han sido de gran interés en las últimas déca- riesgo. Se detalla a continuación cada uno de
das. Máxime cuando se constata un aumento ellos:
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globales, basados en un abordaje multi- Journal of Consulting and Clinical Psychology, 63,
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