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introduccion ala - epistemologia freudiana paul-laurent assoun se eve El psicoanGlisis -ademds de ser método de investiga: cién del inconsciente y terapéutica de la neurosis- representa también un tipo especial de produccién tedrica, cuyas modalidades Freud definié y perfec- cioné. ———> Se trata de comprender -dirlamos- la sintaxis de la teoria freudiana. Para esto hay que abordar el psico- andlisis freudiano como un tipo especifico de: -1 (que se autodesigna ciencia), y procurar determinar el conjunto de los modelos que contribuyeron a su consti- tuci6n. Asi se abrir el camino a una epistemologia freudiana: una reflexi6n acerca de los principios propios de ja pro- duccién del saber analitico. El estudio de los principios epistemolégicos de Freud, se- Quido del andlisis de los modelos histéricos a los que se refiere implicitamente su metapsicologia, esclarece la influencia de cierta concepcién de ta racionalidad que sobredetermina el objeto freudiano y revela, de paso, cémo subvirtid Freud aquellos modelos, hasta alcanzar lo inédito. Paul-Laurent Assoun es doctor en filosofia, dipiomado en psicopatologia y psicologia clinica. [INDICE PREFACIO: POR UNA EPISTEMOLOGIA FREUDIANA INTRODUCCION Estado del problema, 16; En Alemania. Freudismo y axio- logfa, 17; En Francia. Freudismo y fenomenologfa, 21; En los Estados Unidos. Freudismo y conductismo, 31 PRIMERA PARTE: LOS FUNDAMENTOS EPISTEMO- LOGICOS DEL FREUDISMO 1, EL FUNDAMENTO MONISTA 1. El rechazo de la querella de los métodos, 41; 2. La interpre- tacién es una explicacién, 44; 3. El psicoandlisis es una Natur- wissenschaft, 45; 4. El postulado reduccionista, 48; 5. EI rechazo del dualismo, 50 . 2. EL FUNDAMENTO FISICALISTA 1. El psicoandlisis, qufimica de Jas pulsiones, 53; 2. Las refe- rencias fisicoqufmicas, 56; 3. Genealogfa del modelo fisicoqu!- mico: el modelo de 1840, 60; 4. El conservadurismo epistemolé- gico de Freud, 66. 3, EL FUNDAMENTO AGNOSTICISTA 1, Genealogia del agnosticismo freudiano: Freud y Du Bois Reymond, 69; 2. En Jas fuentes de la metapsicologfa freudiana: Ernst Mach, 74; 3. Metapsicologfa e¢ imaginario teérico: cl Phantasieren freudiano, 90 . SEGUNDA PARTE: LOS FUNDAMENTOS HISTORI- COS DE LA METAPSICOLOGIA FREUDIANA INTRODUCCION Las dimensiones de la metapsicologfa, 97 1. DE LA ANATOM[A A LA TOPICA. EL MODELO BRUCKIANO 1. El. aprendizaje de la Spezialwissenschaft, 100; 2. Anatomia y tecnologfa. Freud y Briicke, 104; 3. Ef rechazo de la medi- cina, 108; 4. La texicologfa y la “Iégica de los procedimien- 41 53 68 97 99 tos”, 110; 5. El paso a Ja clinica, 115; 6. La emergencia de Ju diferencia metapsicolégica, 121; 7. De la préctica anatémica al punto de vista tépico, 123 DE LA TOPICA A LA DINAMICA. EL MODELO HERBARTIANO 1. El momento de la “psicologia”, 129; 2. La dindmica dc Jus representaciones en Herbart, 129; 3. La filiaci6n de Herbart a Freud, 133; 4. De las relaciones a la fragmentacién de) au- jeto, 135; 5. Afectos y representaciones, 138; 6. La influencio cpistémica: concepto y contradiccién, 140 DE LA DINAMICA A LA ECONOMICA, EL MODELO FECH- NERO-HELMHOLTZIANO 1. La medicién, imperativo categérico: Freud y Wundt, 143; 2. La medici6n, racionalidad psicolégica: Freud y Pechner, 148; 3. El modelo energético: Freud entre Mayer y Helmholtz, 155; 4. De la energética al rechazo del energetismo: Freud y Wil- helm Ostwald, 164; 5. Energética y pulsioncs, 181 CONCLUSION: DE LA CONFORMIDAD DE LOS LENGUAJES A LO INEDITO DEL OBJETO 1. EI psicoanslisis, intervalo imaginario, 185; 2. La parébola copérnico-darvinians y su origen haeckeliano, 187; 3. El refe- rente neodarvinista. Freud y Hacckel, 195; 4. Freud, Goethe y Darwin, 199; 5. La subversién del lenguaje por el objeto, 207 129 143 185 PREFACIO POR UNA EPISTEMOLOGIA FREUDIANA fn el umbral de una “introduccién 4 ta cpistemulogla freudians”, | tenemos que plantear cl problema, en forma de puradoja y wma” nera de advertencia, imputéndule una syspecha de ilegitimidad, de la unién del té de cpistemolugia y del nombre de Freud, Acreditar Ja ‘expre: éno cs prejuzgar ya subre lo que cts puesto en tela de juicio, a saber, la posibilidad de someter el saber analftico a una investigacién que define sus condiciones de posibilidad, sus principios, sus métodus y sus origencs? {No es producir de una vez unu intelectualizaci6n del proyecto freudiano que acaso deba situarse en otro lugar que en el del saber —raz6n por la cual algo se resiste, y quizé con todo derecho, a que el numbre de Freud se asocie con un plantesmicnto que, por natu- raleza, se centra en el saber--- hasta cl punto de desustantiver el nombre propio de Freud para hacerlo calificar un tipo de pow "9 turd epistémica? Semejante proyecto {no presupondris cierw freudismo teoricista, con todos sus riesgus y sus Iimites? . No cube duda que es cn esos términus como hey que formu- Jar Ja sospecha preliminer a tamafis empresa —asf como, s decir verdad, respecto de cualquier empresa que pure insidicsumente del nombre propio de Freud a un uso de Freud que lo reduce, en una forma u otra, 4 un calificativo, hasta tal punto es cierto que - Freud no podria calificar més que su propia empresa. Por tanto, no entendemos de ningén modo por epistemologla freudians_uny, i eprstemologia general que tomaria a Freud como ergumenta, rma | | © miterial. Lo que esté en juego no ¢s uns cpitcmologls que Buscarfaen Freud una referencia que luego se trataria de gener. lizar 0 de formalizar. Lo que nos interesa es la episte arin: Gurosamente indigena ¢ inmanente 4] itinerariy de conucimicnig — . . que pertenece a Freud. - ~~ Kiel pues, no se trata de utilizar las sporteciones {reudianss pars inferic de cilas una epistemologls, que se valdria por consi-. guiente de Freud. Nuestro propésito es mucho més positivo: ex- traer la identidad freudiana, considerada en su idiosincrasia hist6rica, tedrica y pragmética, averiguandy sus orfgenes, sus fundamentus y sus finalidades. Partimos, pues, de eve hecho ele- {9} ne BN S tan : sammde he te Vata ue wade sweat aa wm 4 mental de que Freud rcivindica ct psicuandlisis como saber; ahora bien, todo saber tiene sus reglas de funcionamicnto propiua y sus referencias especificas, que intervienen cn la constitucién y la produccién de ese saber. Basta con comprender qué son caas reglas y esas referencias y cémo funcionan, cshuzando, cn su tic. tra natal y en su Jenguaje original, esa identidad cpistémica freu- diana que condiciona la postura de todo discurso relative a Freud, Por tanto, habré que buscar ese fundamento epistemolégica _en Ja literalidad del discursu freudiano y en la objetividad de su medio, absteniéndonos de proyectar una construccién cualquicra que no csté implicada cn esa litcralidad. En este scntido, Freud seré nuestra garantia escncial, cn Je medidw cn que cs su asunto lo que esté en juego, El quien forja su episicmolugia pensando su préctica cientifica. ~No es él quicn proclama sin cesar que cl psicoandlisis es una ciencia y, llomandy Ia cosa por su nombre, una ciencia-de-la-naturaicza (Naturwissenschaft)? Cojémosle, pucs, la palabra: si es verdad que todo sober cicniffico ticne su ré- fines, dcbe haber una seflexién sobre las condiciones de posi- ilidad de tal saber, no forzosamente externa, sino actuando al mismo tiempo que ese saber, en ese saber. I.» ambicién de cien- tificidad del psicoandlisis freudiano se demucstra al ticmpo que se produce, y produciendo al mismo tiempo las condicioncs re- flexivas inmanentes a su propia produccién. Ia ambicién dec este libro es comenzar a formularla. En efecto, si bien esta cientificidad se produce cn Freud y cn ninguna otra parte, Freud nunca Ja tcorize por sf misma. En este sentido, puede decirse que no necesita para nuda un discurso epis- temolégico sui generis. Pero, en ciertos momentos clave, experi- menta la necesidad de formular una especie de plataforma cpix temolégica a la vez notablemente explicita y excesivamente con- cis Por otra parte, teoriza esa préctica en una “disciplinu” espectfica sui generis pura Ta cual produce un neologismo: la a Por Ghimo, no podria hacer otra cosa, forjando kot dispositivos originales de su saber, més que construirlo refi- riéndolo y refractandulu a través de los modelos cpistémicos situadas y fechados que inscriben eJ saber freudiano, en su modo de produccién, dentro del universo epistémico de su ticmpo. Por 4 Véete en particular ef texto introductorio de Pulsiones y deatinos de las pultioner estudiads infra, primera parte, cap. 3. Véuse también “tI! eres oe pecesndlisis” (1915), que puede conviderarse como el mani Aidbetice, de tu epistemologia freudisns (cf. nucetea treduccién frame. 06. Ke'z, colecciém “Les claviques des wiences humamnes”. On TINA EPTRTEMOTETA TEPUTANA tanto, In cpistemologfa freudinua no podria ser ine fection: baste con hacerla explicita, Obsérvese bien que hablamos de cpistemulogia Ircudiona y av de eplstemologfia psicunnalftica. to efecto, In metadulophes hiapl cada cn cl paicunndlisis no sc capta sing como cl seperate dean problema més fundamental que ca cl trabajo ctiquetada por Freud al forjar un suber que Meva au nombre. 1) suber palconnultticn se adbicre, en efecto, a Freud como a au nombre propio. Come te recordaremos, una tendcncin suryiG de inmediate en eb freudicon, que tendié a scparar insidiosamente “la docirinn Sreudiana y ef métody psiconnalitico”, para tomar ia expresién de Dalbiez, quien, simbélicamente, produjo Ia primers tesix universituria wo bre Freud en Francia. Peta distincién tiene al menos ef mérite de designar un problema, que es el de tn articulacién del fret dismo y del pricoanélinis, Pero tiene un efecto inmediato que busta con verificur: proyectar inmediatamente en cl métude psicoanalftico una “ductrinn’ de repuceto, havin tal punto es cierto que el efecto invariable del “metedoloyisme” ex reintro ducir, tras su neutrafidad aparente, una cpistemolugia swlvaye o/y exdgena al humus analftico. Esto usigna claramente au sentido propio @ nuestro proyecto no completur © enriquecer cl pricoundlisis come pare otoryarle sus titulos de nobleza cpistemulégicos — regalo incvitablemente envenenado, como nos lo cnacha fa historia, que equivele haces entrar Jas “visiones del mundo” dentro del freadiene, sunque fuese en el cuballo de Traya de Ja cpistemologta En este sentido, ¢) presente trabajo se propone sprovechar nuestra investiyaci6n anterior acerca de lan relaciones de Freud con Ia filusoffa." Pudimos sacar del discurso freudiano “una ad vertencia solemne a toda metaffaica o vision del mundo future que tendicra a reivindicar el pricoanélisis, wea como fundamen tu, sea como complemento”.* Pan ex la corrclaciOn de la sutene mia teérica que reivindica Freud: “el peiceanélivix fara da se” * Pero al mismo ticmpa revelames una sclacion especular con ce 3 Véave infra, intraduccién, 2. *® Freud, la philosophic et ler philavophes, Peewes Universitaires de France, 1976 (colecclén “Phileuphie d’aujourdthui") Comey la presente investigacién prolongs Ia anterior, indicaremes a cntinuaciGn, code ver que sea necovariv, les currelaciones entre ambia teatca, @ fin de inentrer ef sentida de carrelacion entre lus dew eles que van dewle Freud hasta le filaesfia y hacia la epistermelryia, intervals que define ta pusture freudis na reepecus del saber. Véave lumbién Freud ot Nietzache, pur, 1980, # Op. cit, p. 228 © Carte a Jung del 30 de noviernbrs de IGI!; op cit. p 4, 2 POR UNA EPISTEMOLOG{A FREUDIANA mas alld del saber en donde se sitda la metafisica.® Para hacerla explicita, conviene volver a la reivindicacién de cientificidad ale. gada por Freud cada vez que quiere definirse. Este es el eje dé la presente investigaci6n. Pero conviene no restablecer, a través de la seduccién de una formalizacién del saber freudiano, la tentacién de completar los logros freudianos. En ese caso, el ordenamicnto epistemolégico restableceria la estrategia de las sintesis filosofantes, simplemente desplazada y disfrazada de lenguaje positivo. Freud se defendid muy pronto contra semejantes tentativas.’ Mostraremos que pre- cisamente lo que se les puede reprochar a la mayoria de los en- foques anteriores del saber analitico es dejarse llevar por un afén de acabamiento.* La fidelidad a la letra en la que se define el saber freudiano nos protegeré contra esa tentacidn. Pero aqui surge un nuevo obstdculo: esta fidelidad a la idio- sincrasia histérica de Freud gno tendr4 por resultado reducir el mensaje revolucionario de que es portador? De hecho, una intro- duccién a la epistemologia freudiana indigena, tal como la cir- cunscribimos, otorga un papel considerable a la dimensién histé- Tica: no esté expuesta, por lo tanto, a aplastar lo inédito freu- diano bajo el peso de los modelos histéricos de que deriva? De hecho, después de recordar los elementos histéricos en los pre- . facios de exposiciones sobre el psicoandlisis, se afiade apresura- damente que Freud es otra cosa. Es cierto que lo inédito freu- - diano rebasa notablemente sus modelos, pero precisamente no habria que temer ninguna relativizaci6n del mensaje freudiano si se lo coloca en su horizonte. Por tanto, hubiéramos podido hablar también de.introduccién hist@rica a la epistemologia freudiana. Y de hecho, veremos que “fundamentalmente se hace hincapié, en las paginas siguientes, en los elementos histéricos de Ia genealogia del saber freudiano. Pero conviene extenderse acerca de Ja aceptacién y el alcance de ese término de histérico. No se trata de los datos factuales con los que tendria que contar el psicoandlisis. No podriamos conten- tarnos con hacer el balance de los hechos y de los procedimientos de conocimiento disponibles —proyecto por lo deméas infinito. Eso no es sino Ja envoltura histérica del saber freudiano, la cdscara de la fruta. Eso es un poco lo que suele hacerse cuando se esboza la “resefia hist6rica” tradicional en que aparecen como « Op. cit., segunda parte, passim. 7 Véase en particular el episodio Kronfeld (1911), op. cit. ¢ infra, introduccién, nota 1. Ys op. cit. pp. 498s * Cf. infra, toda be introduccién histdrica. POR UNA EPISTEMOLOG[A FREUDIANA 3 | meteoros unos nombres olvidados que alimentan la inagotable " crénica pintoresca del camino y de los allegados freudianos. Entendamos mucho mas radicalmente por histdrico el modo | *‘’ de constitucién gencaldgico del saber freudiano. Aqui, un cata- logo de las influencias no podria bastar. Nos proponemos, pues, llamar modelos las redes de desciframiento establecidas en una practica cientifica ordenada: hablaremos en ese sentido del_mo- delo briickiano forjado en la practica de la anatomo-fisiologia por . Ernst Briicke,? del modelo herbartiano_a propésito del modelo de . desciframiento del psiquismo en Herbart, 0 del modelo helm- holtziano para designar la investigacién codificada por Helmholtz - en la encrucijada de la fisica y de la fisiologia." Si esos modelos se relacionan con nombres propios, es porque, en la organizacién del campo de saber que nos interesa, irradian a partir de sus pro- tagonistas. Freud no los imita, los asimila por aprendizaje de su practica, pues en cierto modo estén integrados en ella. Hablare- mos de referentes para designar esas_redes que, en cambio, no “estan simplemente inducidas de practicas de efectos epistemolé- gicos, sino que se_presentan como teorias, metodologias, verda-_ deras filosofias de las ciencias, incluso doctrinas —razén_por la. cual se escriben en ismos. Como por ejemplo el machismo, que es la infatigable teorizacién de la practica de los sabios por Ernst Mach,"? como el monismo de Ernst Haeckel, que eleva la ciencia al rango de concepcién del mundo.* ee ~~ Sila evocacién de los precedentes se qued6é en la modesta fase de “‘resefia histérica”, fue precisamente por no haber seguido hasta el final, en sus efectos complejos, la filiaci6n de Freud con la episteme de su tiempo. Por eso se tiene la impresién de que hay que dar un salto arbitrario para pasar del origen de Freud a su realizacién. Se pasa, sin haber comprendido muy bien por qué prestigio, de un Freud profundamente sumido en los proble- mas de su tiempo, hijo décil de ese saber, al Freud emancipado convertido en sf mismo, “fundador del psicoanilisis”. Bruscamen- te, al parecer, el mundo del origen ha desaparecido. ¢Dénde que- dé, cémo encontrarlo en el mundo nuevo asi emergido? Esa es la tarea previa de una epistemologia freudiana: llevar a cabo un trabajo preciso de localizacién histérica que nos lleva a través de transiciones y rupturas, hasta la frontera en que la ° Véase infra, segunda parte, cap. I. 19 Véase infra, segunda parte, cap. 2. 't Véase infra, segunda parte, cap. 3. '2 Véase infra, primera parte, cap. 3. 13 Véase infra, passim. en particular el capitulo final. ya eR

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