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MIGUEL LEON-PORTILLA LA FILOSOF{A NAHUATL ESTUDIADA EN SUS FUENTES ~ ~ UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO INCUENTA ANOS SE CUMPLEN de la aparicién, en 1956, de La filosofta ndbuatl estudiada en sus fuentes. Bien lo anticip6 en su prélogo Angel Marfa Garibay K.: “Un hecho es indudable. Este libro no caera en el olvido’. Diez ediciones tiene en espafiol y otras en inglés, ruso, aleman, francés y checo. Su tesis central sigue siendo tomada en cuenta: en el México prehispdnico —como lo muestran los textos en ndhuatl aqui analizados— hubo quienes se plantearon preguntas como éstas: gpodemos decir palabras verdaderas en la tierra?, cqué hay después de la muerte?, cqué es el tiempo?, cqué sabemos de la divinidad?, gsomos acaso libres? y equé es lo bueno y lo malo? Al igual que el arte de Mesoamérica provoca grande admiracién, lo que conocemos de su literatura y pensamiento aviva el aprecio hacia los indigenas, antiguos y de hoy, creadores y mantenedores de un universo de cultura. - Portada: El dios Yacatecuhtli en una adyocaci6n de Quetzalcéatl frente a los cuatro rumbos del mundo. Tonalématl de los pochtecas (Cédice Fejérvdry-Mayer), p. 37 Disefio: Paulina Villada LA FILOSOF{A NAHUATL ESTUDIADA EN SUS FUENTES INSTITUTO DE INVESTIGACIONES HISTORICAS Serie Cultura Nahuatl Monografias / 10 MIGUEL LEON-PORTILLA LA FILOSOFIA NAHUATL ESTUDIADA EN SUS FUENTES CON UN NUEVO APENDICE PROLOGO DE ANGEL MARIA GARIBAY K. UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO MEXICO 2006 Primera edicién, Instituto Indigenista Interamericano, México: 1956 Primera edicién en ruso, Academia de Ciencias, Mosca: 1961 Primera edicién en inglés, University of Oklahoma Press, Oklahoma: 1963 Primera edicién en alemAn, Mexikanische Studien, Colonia: 1970 Primera edici6n en francés, Editions du Seuil, Paris: 1985 Primera edicion en checo, Edice Capricom, Praga: 2002 Ediciones UNAM ‘Segunda: 1959, Tercera: 1966, Cuarta: 1974, Quinta: 1979, Sexta: 1983, Séptima: 1993, Octava: 1997, Novena: 2001, Décima: 2006 DR © 2006, Universidad Nacional Auténoma de México. Ciudad Universitaria, 04510. México, D. F. Instituto DE INVESTIGACIONES HisToRICAS Impreso y hecho en México ISBN 970-32-3 176-4 (Pasta dura) ISBN 970-32-3 175-6 (Rastica) EN LOS CINCUENTA ANOS DE ESTE LIBRO Concebi este libro como una tesis para optar al doctorado en la Facultad de Filosofia y Letras de la UNAM. Afios antes habia estu- diado filosofia en la Loyola University de los Angeles, California. Alli obtuve una maestria en 1951. Mi tesis versé entonces sobre Las dos fuentes de la moral y la religion, de Henri Bergson. Por ese tiempo tuve la suerte de que cayeran en mis manos dos obras de quien luego fue mi maestro, el doctor Angel Maria Garibay K. Fueron ellas Poe- sia indigena de la Altiplanicie y Epica néhuatl, ambas incluidas en la Biblioteca del Estudiante Universitario de la UNAM. Su lectura fue para mi una revelacién. Al estudiar la filosofia de Bergson me habia desintoxicado de los malabarismos légicos del sistema que hube de ¢s- tudiar en la Universidad de Loyola; me refiero a la escolastica tomista. El pensamiento de Bergson contrastaba radicalmente con ella y me habia abierto puertas y ventanas a un universo henchido de luz y aire fresco, Obra en verdad atractiva, bellamente escrita, no exenta de poe- sia y portadora a la vez de penetrantes atisbos es la de Bergson. Cuando lei los trabajos de Garibay quedé hondamente sorpren- dido, En particular me impresionaron varios de los poemas traduci- dos por él del ndéhuat!: Palpitaban alli ideas y cuestionamientos que me recordaban en ocasiones lo que habian expresado algunos de los presocraticos y también Platén, San Agustin, Miguel de Unamuno y, asimismo, Bergson. Algunos de los poemas traducidos por Garibay podrian situarse al lado de las expresiones de quienes, como los que he mencionado, merecen Ilamarse filésofos-poetas. A mediados de 1952 visité a Garibay. Le manifesté mi admi- racién por sus traducciones del nahuatl y aftadi que deseaba aden- trarme en el pensamiento trasmitido en esa lengua. Mi intenci6n era ir en busca de su filosofia. Su respuesta fue sumaria: “;Sabe usted n4- huatl?” Al responderle que no, afiadié: “Es cierto que en México hay quienes se dicen helenistas aunque desconocen el griego y también supuestos estudiosos de Kant o Hegel que no saben aleman. Usted no puede acercarse al pensamiento nahuatl si ignora la lengua en que esta expresado”. vi FILOSOFIA NAHUATL Convine con é] en que, con su auxilio, iba a estudiarlo. Su res- puesta volvié a ser contundente: “Le daré la oportunidad pero, si veo que no avanza, lo despacharé porque yo no pierdo el tiempo con gente torpe o floja”. A pensar de que tenia bastante trabajo, dando algunas clases en el Mexico City College y laborando en un despacho de abogados, acepté el reto y creo que sali adelante. El mismo Garibay con quien, dos veces a la semana, me reunia, me fue mostrando el camino. Re- validé en la UNAM los estudios de maestrfa y, no sin dificultades, me inscribi en la Facultad de Filosofia y Letras teniendo como tutor a don Angel Maria Garibay K. Transcurrieron asi mas de tres afios. Tenia reunido y traducido un conjunto de textos nahuas en que se plantean algunas preguntas pareci- das a las que se han hecho otros que vivieron en tiempos y lugares muy diferentes y que son considerados como filésofos. Reuni y estudié también testimonios con ideas acerca de lo que pensaban los nahuas sobre e] mundo, su origen y naturaleza; también sobre los seres huma- nos, su destino y lo que tenian por bueno y por malo. Sus creencias religiosas me interesaron sobre manera y de modo especial las dudas que, en relacién con ellas, habian manifestado los que recibian el nom- bre de tlamatini, “el que sabe algo”. Todo esto y mucho mas lo fui reuniendo y distribuyendo en tomo a temas que iban dando cierta estructura a lo que era mi interés cen- tral: el pensamiento ndhuatl. Encontré algo que me atrajo mucho. En ese pensamiento abundaban las met4foras. Ademas, muchas de sus expresiones se habian trasmitido en forma de poesia y canto. Podria decirse que con frecuencia fos antiguos sabios nahuas dejaban que su pensamiento no sélo se comunicara sino que también se entonara al aire libre. Ello ocurria en fas fiestas al son de la misica o en otras ceremonias cerca de fos templos y las escuelas. Diriase que ef filo- sofar de los nahuas se trasmitia muchas veces a fa luz del sol. Hacia mediados de 1956 puse término a una primera versién de mi tesis. Tuve el atrevimiento de titularla Filosofia ndhuatl estudia- da en sus fuentes. Asi la presenté en el examen profesional. Estuvo él presidido por el director de la Facultad, ef doctor Francisco Larroyo, jnada menos que un filésofo neokantiano! Fueren también sinodales los doctores Garibay, Justino Fernandez y Juan Comas, asi como el maestro Juan Hemandez Luna. Era él secretario de la Facultad y quiero expresar que en todo momento me apoyé en mi trabajo. Concluido el examen, se me acercé Garibay y me dijo: “Lo felicito por sus respues- tas al doctor Larroyo, porque yo no entendi sus preguntas”. Para mi sorpresa y gozo, se me concedié la mencién Summa cum Laude. EN LOS CINCUENTA ANOS DE ESTE LIBRO val La tesis, revisada y convertida en libro, fue publicada en el mis- mo afio de 1956 por el Instituto Indigenista Interamericano. Alli tra- bajaba yo entonces teniendo como director al iniciador de la moderna antropologia en México, doctor Manuel Gamio. Fue él un hombre ex- traordinario y abierto. Habia asistido al examen y, al terminar el mis- mo, me susurré: “Me ha interesado mucho tu tesis, revisala y la publicara el Instituto. Yo te haré un prélogo”, Con él y con otro es- crito por Garibay el libro comenzé a circular en 1956. Tres afios des- pués, nuevamente revisado y con otros textos, aparecié editado por el Instituto de Investigaciones Histéricas de la UNAM al que habia yo ingresado como miembro. Este libro ha corrido con suerte. Hasta donde sé, ha sido bien tecibido. La UNAM lo ha reeditado varias veces. La presente es la décima edicién. Ademas ha sido traducido a varias lenguas: ruso, in- glés, aleman, francés y checo. La filosofia ndhuatl estudiada en sus (fuentes ha sido tomada en cuenta muchas veces. De ello dan testimo- nio las miles de citas que se han hecho de ella. Si se me preguntara cual ha sido ta mayor satisfaccién que me ha traido este libro, res- ponderia que es haber mostrado con él, al menos en parte, que en el México Antiguo hubo sabios que nos legaron una original visién del mundo y que se plantearon problemas de interés en verdad univer- sal. Esto obliga a reconocer que, si ya admirdbamos a los antiguos mexicanos por su arte y otras muchas creaciones, también hay testi- monios que nos llevan a apreciarlos por lo elevado y rico de su pen- samiento, lo que ellos llamaron tlamatiliztli y nosotros filosofia. MIGUEL LEON-PORTILLA Ciudad Universitaria, 2006 PROLOGO Suelen ser los prélogos el medio mds eficaz para retraer a los lectores del conacimiento del libro. No quisiera incurrir en este delito y me voy a limitar a unas ligeras observaciones so- bre la obra que se toma en las manos. i Hay un fenémeno cultural no suficientemente estudiado en México, La inmensa mayoria sonrie cuando lee un titulo como el que designa este estudio. Es la pesadumbre del prejuicio so- bre las mentes, por ignorancia, 0 por desdén irracional. Y es un prejuicio ilégico, mucho mds que en otros campos. Porque se ad- miran, los mismos que sonrien, de los monumentos que la arqueo- logia descubre, de los hechos que ta historia trasmite, pero cuando se llega al campo de las ideas, emociones y sentimien- tos de la vieja cultura, se relega al pais de las leyendas y fanta- sias germinadoras de novela todo lo que se ofrece como vestigio de cultura en la etapa prehispanica. Hégico, porque es natural admitir que quien pudo esculpir fa Hamada Piedra del Sol, gala de nuestro Museo de Arqueolo- gia, y quien pudo elevar construcciones como las pirdmides po- dia ciertamente enlazar sus pensamientos y dar a conocer sus emociones. Pero en ese campo, o se niega capacidad a los anti- guos, o se define que no podemos saber qué pensaron, qué sin- tieron, qué ideales rigieron sus actos y normaron su marcha en el mundo durante los milenios en que florecié su cultura, Lentamente se va abriendo el camino a la futura sintesis. Pri- mero hay que ostentar hechos y poner ante los ojos realidades. Vendrad la hora en que el negador calle, el que rie piense, y el deturpador de todos los antiguos moldes, aunque tenga de in- dio la sangre, se humille ante la realidad que se le entra por los ojos hasta el fondo de la conciencia. Po x FILOSOFIA NAHUATL “Filosofia de los pueblos que hablaron lengua ndhuatl”. Este es el tema abarcado por el estudio presente. Cada término pide una declaracién. Hemos llegado a la etapa en que por “filoso- fla” se entiende una serie de consideraciones, cuanto mas abs- trusas, mejor. Y, aunque el nombre con que la disciplina mas humana corre esté mal puesto, la filosofia no es sino el conato de explicar los sumos problemas de la existencia y la compren- sidén de ella. Todo hombre de necesidad filosofa, sin necesidad de ajustarse a los moldes de Platén y Aristételes, ni de Buda o Vivekananda. Tantas cabezas, otras tantas sentencias, dijo el la- tino. Y cada cultura tiene su modo particular, propio e incomu- nicable de ver el mundo, de verse a si mismo y de ver lo que trasciende al mundo y a si mismo. Tiene especial interés y atractivo ver qué pensaron sobre ta- les temas los hombres de hace siglos que nos precedieron en este suelo. Esa sistematizacién de pensamientos, emociones, enfoques y visiones intimas serd su filosofia. Existe un modo de compren- sién y de solucién de problemas humanos dado por gente que vivid bajo la luz, o la sombra, de la cultura antigua y se nos trasmite en lengua ndhuatl. El autor de este libro se propuso in- dagarlo. Y fue hasta el fondo para hailar las raices. Nunca es- tan las raices a la vista, si no es en los drboles caducos. El autor Hegé a las raices, como veremos luego. “Pueblos que hablaron ndéhuatl”. En la etapa de recogerse Jos documentos. Qué hablaron antes no sabemos. Y tampoco po- demos fantasear. De una fuente o de otra, en lengua nahuail se recogieron los datos. Sobre esos datos elabora su construccién el autor. Perfecto. No importa que Demécrito, diré al azar, haya tomado sus nociones de peregrinantes de la India. Su doctrina esta expresada en griego. Es filosofia griega. El autor recoge sus datos de documentos que dieron los que hablaban néhuail. Su filosofia es ndhuatl. Y, zpor qué no azteca? Los aprestirados, aunque haga ya decenios, confunden lo azteca con lo nahuat!. No es lo mismo. Los aztecas son los fun- dadores de Tenochtitlan, diremos con simpleza, para no hacer mds confusas las cosas. Y hay muchos que nada tuvieron que ver, ni en la fundacién, ni en el auge de este sefiorio central, al cual honraron con el epiteto de imperio otros apresurados, y esos ex- trafios también pensaron y se expresaron en lengua ndhuatt. Tlaxcala, Chaleo, Acolhuacan no son aztecas. Y de estas re- giones tenemos documentos que nos dan el hilo para entrar al recinto mental de aquellos pueblos. La palabra “ndhuatl” PROLOGO XI es mds amplia y genérica y con ella sefialamos lo que nos legé en la lengua de Tenochtitlan, aun cuando no fuera de origen tenochca. El autor recoge documentos de todo rumbo y de toda zona en que se hablara la lengua ndhuatl y sobre ellos elabora su vision del mundo. Con esta armdnica documentacién podemos saber qué pensaron los que en esa lengua hablaban, acerca del mundo, del hombre y de lo que trasciende al mundo y al hom- bre. En otros términos, su filosofia, 2 El método es lo mds importante en las investigaciones. De uno viciado resultan esperpentos. De un recto método pueden salir obras maestras. Hay dos métodos. Uno encerrarse en su interior y sacar de si —como el gusano de seda su capullo— todo to que uno cree y quiere que sea la visién de un mundo ido. Es el que siguieron los hombres del XIX. Y¥ no excluyo a nadie. Ha- blo de los nuestros. Que de fuera vinieron los que comenzaron a darnos la orientacién hacia el recto método. Este es el de ir al documento y dar lo que da el documento, con un poco de or- den, Nada mds. Vaya, entonces, el lector a las paginas finales de este libro y hallard mds de noventa textos en su lengua in- diana, Son flores de un vergel, y no son todos los que pueden aducirse. Para los fines de este estudio son suficientes. Estan tomados de todos ios rumbos de la regién en que se hablé la lengua ndhuatl. La zona central de los lagos, al lado de la re- gién hoy dia poblana, y ta vieja cultura de los pueblos toltecas, trasmitida por textos que se recogieron en regiones septentrio- nales del Valle de México. También los tiempos tienen su grada- cién. Hallamos algunos textos muy arcaicos, como los poemas de la Historia Tolteca-Chichimeca, o los Himnos a los Dioses, recogidos en Tepepulco, tan antiguos en su expresidn, que los indios mds sabios no pudieron explicar a Sahagin. Y tenemos textos de los contempordneos de la Conquista, como son los del libro de los Coloquios de los Doce, que tanto valor tiene y que tan poco es conocido. De esta manera, tiempo y espacio, las ne- cesarias coordenadas de todo lo humano, estan perfectamente representados. Pero no es una pura coleccién de textos, mds o menos clasi- ficados. Si tal fuera la obra, ya tendria valor sumo. Es una in- xn FILOSOFiA NAHUATL terpretacién de esos textos y su coordenacién, para deducir la idea que en ellos se entrafiaba y concordaria con otras, para dar el concepto de lo que se pensaba en las remotas épocas y quedé cristalizado en poemas, o en discursos, pero es testimo- nio de la mente antigua que va en pos del misterio perpetuo. No debe olvidar el lector que este estudio es una tesis de doctorado y debe ajustarse a las normas que imponen trabajos de esta indole. No se trata de abrumar a los lectores con todo lo que pudo hallarse en la zona de la investigacion. Ni en una obra de total investigacién es posible esto. El fin es hacer ver que el estudiante conoce sus minas, saca su metal precioso, lo elabora paciente y lo convierte en joya. Queda mucho oro fue- va, quedan muchas posibilidades de nuevas obras de arte, que- da en el mismo artifice la capacidad para dar cosas mejores. Pero se trata de poner a prueba esa capacidad exigiendo una prueba inicial. Esta comparacién explica y da la clave de lo que a muchos acaso pueda parecer deficiencia. Habrd tiempo —y con toda el alma deseo que se realice— en que el autor nos dé una obra mds amplia. Aun entonces, ésta quedard como la pie- dra inicial de la investigacién seria en este campo. Es la primera vez en que se nos dice qué pensaron los antiguos mexicanos, no a través de rumores, ni haciendo deducciones, sino presentan- do sus propias palabras, en su propia lengua. El que conoce ésta podrd dar fallo de la recta versién, y el que la ignore acatard la fuerza del testimonio de quien se introdujo a la oscuridad de las cavernas para sacar los diamantes de su valor. No se hacen cotejos con filosofias de ningtin otra género. Fuera inoportuno y extempordneo. Ya pasé el tiempo en que se creia en una filosofia tinica para la humanidad. Si las normas son idénticas en el fondo, la libertad de pensar y la originali- dad en el ver son de escala sin limite. El valor de cada filosofia radica en su propia construccion. Habré acaso temas que el lector quisiera ver tratados y que estan ausentes. La razén es obvia. O no se halla testimonio en qué apoyar la indagacién, o no llegaron a plantear el problema los antiguos mexicanos. Necedad fuera pedir una teoria acerca de la relatividad, o una discusién acerca de la distincién real entre la esencia y la existencia. Ni son las cuestiones de mayor importancia, ni era tiempo de que en una sociedad y una cultu- ra en cierne aparecieran tales asuntos al debate. PROLOGO xt 3 La realizacién de estos métodos, aplicados a la indagacién en esta materia, va a juzgarla el lector. Podré gozar la claridad y el orden del escrito, prueba de la formacién sélidamente humanistica del autor. Podra hallar hilas de indagacion, si es- tas materias le tientan, para ir por regiones del pensamiento no visitadas aun, La mejor prenda de este trabajo es su originalidad. Cuando otros tienen fija la mirada en especulaciones germdnicas, grie- gas, o de cualquiera otra regién del mundo del pensamiento, place que haya mexicanos que se ponen a indagar sobre lo mexi- cano. Eso si, no con faciles panfletos, en que en un haz de pa- ginas se tratan los mds trascendentales problemas. De necesidad lo breve es defectuoso, aun viniendo de genios. La presente obra esta destinada a prevocar emulaciones. No porque se la combata por falsa o por haber inventado, que para ello pone a la vista los originales en su lengua nativa, sino por- que se le contrapondrd otra manera de ver y ello provocard una indagacién mds amplia y una discusién mds honda y alquitarada. Con lo cual ganard la historia de la cultura entre nosotros, to- cante a temas nuestros. Un hecho es indudable. Este libro no caerd en el olvido como tantos otros, Hoy es una tesis; mafiana, tengo la esperanza y el deseo de que sea un tratado completo y amplio acerca de la fi- losofia de los pueblos antiguos de Mesoamérica. Buena falta estd haciendo. ANGEL Maria GaRIBAY K. INTRODUCCION I CULTURA Y FILOSOF{A NAHUAS Gente de variadas actividades en el campo de la cultura eran los nahuas (aztecas, tezcocanos, cholultecas, tlaxcalte- cas...), a principios del siglo xvi. Establecidos en diversas fechas en el gran Valle de México y en sus alrededores ~—unidos por el vinculo de la lengua néhuatl o mexicana— habian heredado no sélo muchas de las ideas y tradiciones, sino también algo del extraordinario espiritu creador de los antiguos toltecas. Mas, conviene recalcar que los aztecas 0 mexicas, tan afa- mados por su grandeza militar y econdémica, no eran los dni- cos representantes de la cultura néhuatl durante los siglos xv y xvi. Les aztecas habian sometido a su obediencia a pue- blos lejanos, de un mar a otro, legando hasta Chiapas y Gua- temala. Pero a su lado coexistian otros nahuas, independientes de ellos en distinto grado. Unos eran aliados: los de Tlacopan y Tezcoco, donde reiné el célebre Nezahualcéyotl. Otros, aun- que también nahuas, eran enemigos de los aztecas: por ejem- plo, los sefiorios tlaxcaltecas y huexotzincas. Todos ellos, a pesar de sus diferencias, eran participes de una misma cultura. Estaban en deuda con los ereadores de Teo- tihuacdn y de Tula. Por sus obvias semejanzas culturales y por hablar una misma lengua, conocida como néhuatl, verdadera lingua franca de Mesoamérica, hemos optado por designarlos a todos genéricamente como Jos nahuas. Asi, se hablaré aqui del pensamiento, el arte, la educacién, la historia y, en una palabra, la cultura ndhuatl como existia en las principales ciu- dades del mundo néhuatl prehispanico de los siglos xv y Xvi." + No crecmos introducir con esto innovacién alguna, sino solamente pre- cisamos cual es el alcance de nuestras afirmaciones, Parece aim imposible sobre la base de la evidencia documental y arqueolégica de que se dispone 2 FILOSOFIA NAHUATL Numerosas eran las manifestaciones de arte y cultura en los gtandes centros del renacimiento néhuatl, principalmente en Tezcoco y Tenochtitlan. Los mismos conquistadores, gente ruda en su mayor parte, se quedaron asombrados, como lo atesti- guan los relatos de Cortés y Bernal Diaz, al contemplar la ma- ravillosa arquitectura de la ciudad lacustre con su gran plaza y sus edificios de cantera, asi como al caer en la cuenta de la rigida organizacién militar, social y religiosa de los aztecas, Pero, otros aspectos menos exteriores de la vida cultural de los nahuas, se escaparon a la vista de los conquistadores y sélo fueron descubiertos por los primeros frailes misioneros. Principalmente, Olmos, Motolinfa, Sahagiin, Duran y Mendie- ta movidos por su afan de investigar, penetraron més hondo, hasta encontrarse entre otras muchas cosas con la obra maes- tra del genio indigena: su cronologia. Ayudados por sus cono- eimientos acerca de ésta, pudieron luego precisar los grandes mitos cosmolégicos, base de la religiosidad y del pensamiento nahuail. Interrogando a los indios mas viejos, conocieron y pu- sieron por escrito los discursos y arengas clasicas, los cantares que decian a honra de sus dioses, las antiguas sentencias dadas por los jueces, los dichos y refranes aprendidos en las escue- las: en el Calmécac o en el Telpochcalli. Especialmente Fray Bernardino de Sahagin, aprovechan- do los datos allegados por Olmos y los doce primeros frai- les venidos a la Nueva Espafia, y creando por si mismo un nuevo método de investigacién histérica, logré reunir en cen- tenares de folios, informacién abundantisima recibida de labios de los indios y en lengua ndhuatl, que le sirvié de base do- cumental para redactar su Historia General de las cosas de Nueva Espafta, genuina enciclopedia del saber ndhuatl. Después, algunos otros completaron atin mas la imagen del mundo néhuatl lograda por Sahagin. Fray Juan de Torque- mada, basdndose en Mendieta, la enriquece, no obstante sus en la actualidad— intentar un estudio pormenorizado del pensamiento 0 ideas filoséfieas de cada uno de los grupos nahues en particular, Mae tarde, estan- do ya siquiera medianamente estudiado el pensamienta comin 2 los varies pue- Dlos nahttas a principios del sigla xv1, podré ensayarse una la génesis historica del mismo, desde eb tiempo de los toltecas més notorio de cada una de sus iittimas formulaciones especificax: tezcocana; tlaxcalteca, azteca, etc. En el capitulo VI del presente libro, preparado para esta tercera edicién, se ensaya un primer esclarecimiento de lo que pudier: cribirse coma “evolucién del pensamienta néhuatl”. CULTURA Y FILOSOFiA NAHUAS 3 tediosas digresiones. Juan Bautista Pomar y don Fernando de Alva Ixtlilxéchitl nos hablan mas ampliamente en sus Rela- ciones e historias de la grandeza de Tezcoco; Diego Mujfioz Camargo de la Historia de Tlaxeala y don Hernando Alvarado Tezozémoc, en sus dos crénicas, la Mexicana y la Mexicéyotl, de las glorias de México-Tenochtitlan, sus respectivas patrias. El Dr. Alonso de Zurita, oider de la Real Audiencia, reunié mas datos sobre la extraordinaria forma de justicia y derecho reinantes entre los nahuas. D. Francisco Herndndez, médico de Felipe LH, complementé la obra de Sahagin por lo que a la antigua botanica y medicina se refiere y el P. José de Acosta allegé, entre otras cosas, interesante informacién sobre algu- nas de las caracteristicas y riquezas naturales del territorio po- blado por los nahuas.” Mucho se ha escrito sobre la base de lo que estos cronistas e investigadores nos dejaron. Por otra parte, los modernos des- cubrimientos arqueolégicos han arrojado también nueva luz. El resultado de todo esto es que hoy nadie duda que hubo entre los pueblos nahuas una maravillosa arquitectura, un arte de la escultura y de la pintura de cédices, una exacta ciencia del tiempo expresada en sus dos calendarios, una complicada re- ligién y un derecho justo y severo, un comercio organizado, una poderosa clase guerrera y un sistema educativo, un cono- cimiento de la botanica con fines curativos y, en resumen, una cultura de aquellas pocas de las que como dice Jacques Sous- telle “puede estar orgullosa la humanidad de ser creadora”.’ Hay, sin embargo, dos puntos en la cultura ndhuat) que per mucho tiempo quedaron del todo olvidados, no obstante su fundamental importancia. Nos referimos a la existencia de una literatura y de un pensamiento filuséfico entre los nahuas. La existencia de genuinas obras literarias en lengua na- huatl es actualmente un hecho comprobado y conocido, gracias principalmente a los pacientes estudios del eximio nahuatlato Dr. Angel Ma. Garibay K., quien ha dado a conocer algunos de los mejores y més representativos ejemplos de esta litera- tura. Y no es necesario exponer aqui la forma como dichas @ En la bibliograffa que va al fin de este trabajo se indican los titulos completos de las obras de cada uno de los cronistas y primeros historiadores mencionadoa, * Soustei.e, Jacques, La vie quotidienne des aztéques & ta veille de la conguéte espagnole, Libraire Hachette, Paris, 1955, p. 275. i Eg . 4 w 4 FILOSOF{A NAHUATL composiciones llegaron hasta nosotros en su idioma y forma original, ya que el mismo Dr. Garibay se ocupa detenidamente de esto en su Historia de la Literatura Néhuatl, obya funda- mental y punto de partida para toda investigacién sobre este tema.’ Resuelta asi afirmativamente la cuestién acerca de la li- teratura, quedaba ain por dilucidarse el otro punto: ghubo un saber filoséfico entre los nahuas? o dicho en otras pala- bras ghubo entre ellos, ademas de su cosmovisién mitico- religiosa, ese_tipo de inquietud humana, fruto de la admi- tacién. y de la duda, que impulsa a preguntar e inquirir racionalmente sobre el origen, el ser y el destino del mundo y del hombre? Sabemos por los estudios que se han hecho sobre el ori- gen_de la filosofia griega que bien puede afirmarse que_la historia de ésta.no es sino “el proceso de progresiva raciona- i m de la concepeién religiosa del mundo implicita en_ los ”.° ¥ nétese que para que exista la filosofia no es nece- sario que hayan desaparecido los mites, pues como afirma el mismo Jaeger, “auténtica mitogonia hallamos todavia en el cen- tro de la filosofia de Platén o en la concepcién aristotélica del amor de las cosas por el motor inmévil del] mundo”. Cabe pues interrogarnos, poniendo nuestra pregunta en los términos empleados por Jaeger: ghabia comenzado entre los na- huas del perfodo anterior a la conquista ese proceso de pro- gtesiva realizacién de su concepcién mitico-religiosa del mun- do? jHabjia hecho su aparicién entre ellos ese tipo de inquietud, que lleva a través de Ja admiracién y la duda, al inquirir estrictamente racional que llamamos filosofia? Quien haya leido los himnos y cantares nahuas presenta- dos por el Dr. Garibay en los capitulos que dedica a la poe- sia lirica y religiosa en su Historia de la Literatura Néhuatl, tendré que aceptar que en varios de ellos aparecen atisbos e inquietudes acerca de los temas y problemas que mds honda- mente pueden preocupar al hombre. Podrfamos decir que alli, como acertadamente ha escrito a otro respecto el Dr. Irwin 4 Ganmay K., Angel M?, Historia de la Literatura Nékuatl, Editorial Po- rria, S.A. 2 vola, México, 1953-1954. 5” Jancen, Werner, Paideia, Los ideales de Ja cultura griega, Fondo de Cal- tura Econémica, 3 vols., México, 1942-1945, T. L, p. © Fbid., pp 172173, CULTURA Y FILOSOFfA NAHUAS 5 Edman, “el poeta es un comentador de la vida y la existen- cias en su manera inmediata e imaginativa es un filésofo”.’ Sucede con los nahuas lo mismo que con los griegos, don- de fueron precisamente les poetas Iirices. los que empezaron a tomar conciencia de los grandes problemas que rodean la comprensién del mundo y. del hombre. Ahora bien, si hubo entre Ios nahuas, quienes vieron problemas en aquello que los dem4s obviamente vivian y aceptaban, puede decirse que esos “descubridores de problemas” acerca del mundo y del hombre, habian encontrado el camino del saber filoséfico. Lo cual no es querer atribuir anacrénicamente a los antiguos mexicanos clara conciencia de la diferencia entre los objetivos formales de la filosofia y de las otras formas del saber cientifico, reli- gioso y de intuicién artistica. Tal delimitacién de campos es en sentido estricto obra del pensamiento occidental moderno. No la conocieron ciertamente los filésofos jonios, ni los sabios indosténicos, ni siquiera muchos de los doctores medicevales para quienes ciencia, filosofia y aun teologia se unificaban. Sin pretender por tanto hallar. Sampoco entre los nahuas una radical diversificacién en sus varias formas de saber, pero atraidos por esos que hemos llamado atisbos racionales e in- quietudes manifiestos en la poesia ndbuatl, tanto lirica como religiosa, decidimos continuar la basqueda en pos de mAs cla- ros vestigios de lo que hoy podemos Ilamar un saber filoséfico, con el mismo fundamento con que Aldous Huxley designé como filosofia perenne y auténtica a todos esos textos en los que los més penetrantes atisbos del pensamiento humano han encon- trado su expresién: “En los Vedanta, en los profetas hebreos, on 4 Tao Teh los didlogos platénicos, en el Evangelio segin S. Juan, en la Necoge Mahayana, en Plotino y el Areopagita, en los Sufitas persas, en los mis- ticos cristianos de la Edad Media y del Renacimiento, la Filosofia pe- renne ha hablado casi todas las lenguas de Asia y Europa y se ha ser- vido de la terminologia y de las tradiciones de cada una de las religiones més elevadas. Mas por debajo de toda esta confusién de lenguas y mi- tos, de historias locales y doctrinas particularistas, queda un factor co- min mas elevado que constituye la Filosofia perenne en Jo que pudiera Mamarse su estado quimicamente puro.” 1 Eowani, Snwin, Arts and the Man, The New American Library, New York, 1949, p, 113. Huxtey, Aldous, Introduction to The Song of God, Bhagavad-Gits, The New Amenean’ Libesry 1984 pp. TA 6 FILOSOFIA NAHUATL Pues bien, si realmente ese tipo de filosofar profunda- mente humano de que habla Huzley, existié también entre los antiguos mexicanos, es indudable que sus ideas no podran re- construirse a base de hipétesis o fantasias. En una materia tan delicada como la filosoffa, en la que atin contande con abun- dancia de textos, suelen quedar no pocas obscuridades de inter- pretacién y sentido, seria pueril penetrar sin contar con fuentes directas de auténtico valor histérico. Por fortuna, la busqueda y Ja consulta nos han revelado que las fuentes para estudiar el pensamiento nahuatl existen, si no en la abundancia que todos quisiéramos, si por lo menos en una proporcién suficiente pa- ra lo que aqui se pretende. A continuacién las presentamos tomando en cuenta la importancia de cada una, tanto por razén de su antigiiedad, como por su valor informative. Sélo queremos recalear, para obviar desde luego un posible mal entendido, que estas fuentes muestras basicamente cual fue el pensamiento de los nahuas del perfodo inmediatamente anterior a la Conquista. O sea, sus varias doctrinas, tal como debieron ser ensefiadas en sus centros de educacién superior (Calmécac), hacia mediados del siglo xv y principios del xvi. En este sentido podemos afirmar que la presentacién que haremos de los problemas concebides por los sabios prehispa- nicos, asi como sus ideas acerca del universo, de la divinidad y del hombre, reflejan lo que fue su pensamiento filosdfico_en vigencia al menos durante los 50 6 60 afios que precedieron a la Megada de los conquistadores espafioles. Pero, como en_los mismos textos que se conservan se alude frecuentemente al ori- gen mucho més antiguo de determinadas doctrinas, hemos cref- do conveniente ocuparnos del que puede Ilamarse “problema de los origenes y la evolucién del pensamiento ndbuatl prehis- panico”. De esto trataremos en el iiltimo capitulo de este libro, preparado para esta edicién. : De cualquier manera, dejaremos asentado, que, si las cro- nologias y monumentos arqueolégicos pueden Hevarnos a épo- cas bastante alejadas en lo que toca a hechos histéricos y atin religiosos, sélo parcialmente pueden hacerlo por Io que se refiere a preocupaciones e ideas meramente abstractas. De alli que es menester repetir que las fuentes que a continuacién se va- loran, abrirén principalmente el camino para el estudio de las formas de pensamiento que florecieron en los dias de los aztecas. 2 LAS FUENTES Encontramos ante todo repetidas alusiones sobre la exis- tencia de sabios o filésofos nahuas en varias de las primeras crénicas e historias. Asi, por ejemplo, en el Origen de los me- xicanos se afirma que “escritores 0 letrados o como les di- remos que entienden bien esto... son muchos... los mas y otros no osan mostrazse...”*° Hay igualmente menciones en las historias y relaciones de Sahagan, Duran, Ixtlilxéchitl, Mendieta, Torquemada, etc.” Sin embargo, aun cuando estos testimonios son de gran importancia histérica, no pueden considerarse propiamente co- mo fuente para el estudio de lo que lamamos filosofia nahuatl en sentide estricto, ya que no contienen siempre las teorias o doctrinas de quienes son presentados como sabios o filésofos. Es menester, por consiguiente, acudir.a fuentes. més inmediatas atin, en las que encontremos Jas opiniones de los indios expre- sadas en su propia lengua y por ellos mjsmos. Tales son las fuentes que a continuacién brevemente enumeramos y valo- ramos. * Origen de los mexicanos, en Nueva Coleccién_ de Documentos para la Historia de México (publicada por Joaquin Garcia Icazbaleeta), Tl, Pomer- Zurita. Relaciones antiguas (siglo xv1), México, 1891, p. 283. 30 ‘Ver, Sanactn, fray Bernardino de, Historia’ General de las cosas de Nueva Espaia, Ed. Acosta Saignes, México, 1946; Introduccién al Lib. I; todo el Lib, VI; del Lib. X, pp. 144, 242-246, 276-280, ete. Durty, Fray Diego de, Historia de las Fadios. de Nueva Espaia, pubticada por José F. Ramirez, México, 1867-1880; Oo IL, I pe 6, Inrunxécnim, Fernando de Alv istéricas, publicadas y snotadee por Alfredo Chavero, México, 1892; » pe 9. 18, 178, ete. Menntera, Fray Gerénimo de, Historia Eclesidstice Indiana, Ed, Salv. Chavez Hayhoe, México, © £3 T, 1, p, 89. Tongvemaps, Fray Juan de, Monarguia Indiana, 3 edicién, fotocopia de la segunda (Madrid, 1723); 7. Il, pp. 146247, 174, etc. 8 FILOSOFIA NAHUATL I) Testimonios EN NAHUATL DE LOS INFORMANTES DE Sanacin Nos referimos a los textos nahuas recogidos por Sahagin (a partir de 1547), en Tepepulco (Tezcoco). Tlateloleo y Mé- xico, de labios de los indios viejos que repetian lo que habian aprendido de memoria en sus escuelas: el Calmécac o el Tel- pochcalli, En el ctimulo inmenso de datos recopilados hay sec- ciones enteras que se refieren a la cosmovisién mitico-religiosa néhuatl, asi como a los sabios o philosophos y a sus opiniones y teorias. La forma en que levé a cabo Sahagin la recoleccién de este material, concisamente la describe asi Luis Nicolau D’Olwer: “Después de madura reflexién y anélisis minucioso, Sahagin formu- Ja _un cuestionario “minuta” —como é] dice— de todos {os tépicos referentes a la cultura material y espiritual del pueblo azteca, como base de la encuesta que se propone realizar. Selecciona luege a los mas seguros informadores: ancianos que se formaron bajo el antiguo im- perio y vivieron en él sus mejores afios —capacitades, por tanto, para conocer la tradicin— y hombres probos, para no desfigurarla. Les pide sus respuestas en la forma para ellos mas facil y asequible, a 1a que estén acostumbrados; con sus pinturas indigenas; se esfuerza en provocar una repeticién de los mismos conceptos, pero con diferentes gitos y vocablos. Por fin, contrasta y depura las informaciones, de una parte con los tres cedazos de Tepepulco, Tlalteloleo y México; de otra, con los “trilingiies” del Colegio de Santa Cruz, que fijan por escrito en ndhuatl el significado de las pinturas y que, en romance o en latin, lo pueden precisar. De esta manera nuestro autor, como observa Ji- ménez Moreno, “seguia, sin saberlo, el mas riguroso y exigente método de la ciencia antropolégica”.* Se ha objetado alguna vez el conocimiento que de sus ideas y tradiciones pudieran poseer los indigenas informantes de Sahagin, asi como la veracidad de los mismos, que bien sea por temor 0 por resentimiento ante el vencedor, pudieron optar acaso por ocultar la verdad. Respecto de lo primero, o sea de la existencia de indigenas conocedores de sts antiguallas, con- viene recordar que Sahagin dio principio a sus investigaciones ® partir de 1547. Habian transcurrido entonces sélo 26 afios 3 Nicotav D’Ouwer, Luis, Fray Bernardino de Schagin (1499-2500), Colee- cién Historiadores de América, 1. P. G. H., México, 1952, pp. 136-132. LAS FUENTES 9 desde la toma de Tenochtitlan. Era, pues, facil encontrar, no sélo en Ja capital azteca, sino en Tezcaco, Tepepulco, Tlatelol- co, etc., no pocos hombres maduros, de 50 a 70 afios, que ha- bian vivido en sus pueblos y ciudades, desde unos 24 hasta casi 50 afios antes de la venida de los espafioles. Algunos de ellos —aun cuando no hubiesen sido sacerdotes, sino meramente hijos de principales—, fueron sin duda estu- diantes en los Calmécac. Ahora bien, hay que afiadir que la forma como alli se ensefiahan tas varias doctrinas y tradiciones era, a falta de una escritura como }a nuestra, por medio del aprendizaje de memoria, que servia para entender las ilustra- ciones de los cédices, En este sentido, no puede caber duda al- guna, que entre las doctrinas que se ensefiaban a lo mas selecto de la juventud nahuatl debié hallarse incluido lo mas elevado de 8U pensamiento, encerrado muchas veces en los cantares y dis- cursos aprendidos de memoria. Estando, pues, en contacto con la tradicién viviente de los Calmécac y habiendo aprendido de memoria sus doctrinas, no es posible negar en buena critica que por lo menos algunos de los hombres maduros y de los viejos que informaron a Sahagin poseian ciertamente un conocimiento suficiente de sus ideas y tradiciones. Pero, zfueron veraces al informar? Tal es la segunda par- te del problema. Para responder a él, es necesario recordar que Sahagiin, a mAs de inquirir siempre sobre la ciencia 0 co- nocimiento de sus informantes, no se fio jam&s de lo que uno de ellos pudiera decirle, sino que fue interrogando primero en Tepepulco, “hasta diez o doce principales ancianos”,” contan- do siempre con el auxilio de sus “colegiales” indigenas de Tla- teloleo que le merecian entera confianza. Y no paré aqui la investigacién, sino que se hizo luego un cotejo de los datos obtenidos con lo proporcionado por los “nuevos escrutinios” hechos en Tlatelolco donde le “seftalaron hasta ocho o diez principales escogidos entre todos muy habiles en su lengua y en las cosas de sus antiguallas, con los cuales y con cuatro o cinco colegiales trilingties, encerrados en el colegio”,"® se hizo un escrutinio o examen de los datos recogides en Te- % Sanactin, Fray Bernardino de, op. eit, Vol. I, p. 2 38 Loe, cit 10 FILOSOF{A NAHUATL pepulco. Y por fin, mds tarde, como si la comprobacién hecha en Tlatelolco no fuese bastante, en San Francisco de México, hizo Sahagén nuevo analisis de lo que sus anteriores infor- mantes de Tepepuleo y Tlatelolco le habian dicho. El mismo Sahagin resume asi este triple proceso de revisién critica a que sometié los datos obtenidos: “De manera que el primer cedazo por donde mis obras se cirnie- ton fueron los de Tepepulco, el segundo los de Tlatelolco, el tercero los de México...” #4 Ahora bien, habiendo encontrado unidad y coherencia en los informes recogidos en tan diversos lugares y fechas, Sa- hagfin queda persuadido, con razén, de la autenticidad y ve- racidad de lo que los varios indios le han dicho. Por esto, él mismo respondiendo “a algunos émulos” que ya en su tiempo lo atacaron dice: “En este libro vera muy a buena luz, que lo que algunos émulos han afirmado, que todo lo escrito en estos libros antes de éste y des- pués de éste, son ficciones y mentiras, hablan como apasionados y mentirosos, porque lo que en este volumen esta escrito, no cabe en entendimiento de hombre humano el fingirlo, ni hombre viviente pu- diera contradecir el lenguaje que en él esta; de modo que, si todos los indios entendidos fueran preguntados, afirmarian que este lenguaje es propio de sus antepasados y obras que ellos hacian”.** Tomande esto en cuenta, sélo nos resta dar una tltima con- traprueba. Tan es cierto que reflejan fielmente sus textos la cultura intelectual de los nahuas, que algunos frailes empezaron @ ver en esto un nuevo peligro de revivir las viejas creencias, por lo que:haciendo llegar sus quejas a Madrid, lograron una Real Cédula de Felipe II de fecha 22 de abril de 1577, en la que textualmente se dice: “Por algunas cartas que se nos han escripto, desas provincias ha- bemos entendido que Fr. Bernardino de Sahagin de la Orden de S. Francisco ha compuesto una Historia Universal de las cosas més se- fialadas desa Nueva Espafia, la cual es una computacién muy copiosa de todos los ritos, y ceremonias é idolatrias que fos indios usaban en su infidelidad, repartida en dove libros y en lengua mexicana; y aun- que se entiende que el celo del dicho Fr. Bernardino habia sido bueno, y con deseo que su trabajo sea de fruto, ha parecido que no conviene Me Ibid, p. 3. 18 Ibid. pp. 445-446. | LAS FUENTES il que este libro se imprima ni ande de ninguna manera en esas partes, por algunas causas de consideracién; y asi os mandamos que luego que recibais esta nuestra cédula, con mucho cuidado y diligencia pro- curéis haber estos libros, y sin que dellos quede original ni traslado alguno, los envieis a buen recaudo en la primera ocasién a nuestro Consejo de las Indias, para que en él se vean; y estaréis advertido de no consentir que por ninguna manera persona alguna escriba co- sas que toquen a supersticiones y manera de vivir que estos indios tenjan, en ninguna lengua, porque asi conviene al servicio de Dios Nuestro Sefior y nuestro”. Mas, por fortuna, habiendo guardado Sahagin copia de sus textos, éstos se salyaron de una final destruccién. Lo que se conserva de la documentacién recogida por él, se encuentra en la actualidad en Madrid y Florencia. Los textos mas antiguos, fruto de sus investigaciones en Tepepuleo y Tlatelolco, se ha- Ian en los dos Cédices Matritenses, uno en la Biblioteca del Real Palacio de Madrid y el otro en la de la Real Academia de la Historia. En la Biblioteca Laurenziana de Florencia exis- te a su vez una copia bilingiie en cuatro voldmenes con nume- rosas ilustraciones y que si es mas completa, es de fecha bas- tante posterior. Don Francisco del Paso y Troncoso hizo en 1905-1907 una magnifiea edicién facsimilar que contiene integramente los dos mencionados Cédices Matritenses. De los manuscritos de Flo- rencia tan sdlo logré publicar las ilustraciones, quedando in- completa su edicién fototipica, ya que sélo salieron a luz los voliimenes V, VI (2* parte), VII y VIII. Los tomos anteriores reservados por Paso y Troncoso para el texto del Cédice Flo- rentino, desgraciadamente nunca fueron editados. Asi y todo, la reproduccién fototipica de los Cédices Matriteneses, de los que se publicaron 420 ejemplares en Madrid (1905-1907), fototipia de Hauser y Menet, puso por vez primera al alcance de los investigadores lo mas antiguo del caudal de informacién recogida por Sahagin. , En la actualidad, existen ademas otras ediciones de seccio- nes particulares de algunos textos de los informantes indigenas de Sahagin paleografiados y con su traduccién adjunta. El pri- mero en hacer esta clase de estudios fue Eduardo Seler, que tradujo al alemén con amplios y muy eruditos comentarios los 26 Nueva Colecc, de Documentos para la Historia de México, Cédice Fran- ciscano, siglo xv1, Ed, Chavez Hayhoe, México, 1942, pp. 249-250. 12 FILOSOFiA NAHUATL veinte himnos transcritos por Sahagin en nabuatl en el Libro II de su Historia.’ Posteriormente su viuda publicé en edicién péstuma la traduccién al aleman del material en ndhuatl corres- pondiente al Libro XH de la Historia, de Sahagin, asi como otros varios capitulos ya anteriormente traducidos por Seler.'* Bastantes afios después, un norteamericano, el Sr. John Hubert Comyn tradujo del néhuatl al inglés la leyenda de Quetzalcéat!, tomada del material correspondiente al Libro III de Sahagin.” Su obra, de positivo mérito, iba a ser prenuncio de nuevas investigaciones. En 1940, el Dr. Angel Ma. Garibay K., publicé en su Lla- ve del Néhuatl, algunos textos del material coleccionado por Sahagin paleografiados cuidadosamente por él, con la idea de ofrecer trozos cldsicos a quienes estudiaran esa lengua.” Continuando esta clase de trabajos, publicé una versién poé- tica de trece de los 20 himnos copiados por Sahagin en né- huatl en el libro II de su Historia.” Mas tarde, con el titulo de Paralipémenos de Sahagin, dio a conocer otros textos de la documentacién recogida en Tepepulco, traducidos por pri- mera vez al castellano.” Finalmente en su ya citada obra fun- damental, Historia de la Literatura Néhuail2* ofrece la traduc- cién directa de numerosos textos de los recogidos por Sahagan, con objeto de presentarlos como ejemplos literarios. En la nueva edicién de la Historia de Sahagtin (Ed. Porria, México, 1956, 4 vols.), preparada y revisada sobre la base de los textos na- huas por el Dr. Garibay, incluy6 éste su traduccién original del libro XII del Cédice Florentino. Seam, Edward: Gesommelie Abhandlungen, sur omerikentchen Sproch. und Aivertumskunde (Berlin, 1904), IL Band, p. 420 a 88. Gre ‘Ehuants Enuse Ropied ous dems Gevchichscowek des P, Sakogin aus dem dusekischen ibersoxt von Eduard Seler. (Hermugebeben von’ C- Seer. Sachs in Gemeinschaft mit Prof, Walter Lehmann), Stuttgart, 1927. 29 Connyn, John H., The Song of Quezalcoatl, Yellow Springs, Ohio, 1930. 2 Ganseay Ky Angel M*, Llave def Nabuatl, Colece. de trotoe’clisicos, con gramitica y vocabulario, para utilidad de los principiantes, Otumba, Méx., 1940. ——_—— Poesia Indigena de ta Altiplanicie, Bilbl. del Estadiante Universitario, UNAM, México, 1980. (Ver tambiée: Epics Nahuatl, Divulgacion Literaria, Bibl. del Estudiants Universitarie, UNAM, 1945.) _——_———"“Paralipémenos de Sahagin” (de ls documentacién reco- vty on Tepopulco), en revisih Flatocan, Val. I pp. 307.318; Vol. Il, pp. 167-174 249.254, “Relacién breve de las fiestas de los dioses, fray Bernardino i ” En Reviets Tlalocan, Vol TL, pp. 289-320. ~————— Historia de te Literatura Nahuadl, ver oepecialnente: T. I, 1, vn et T. I; caps I y Ih, OO LAS FUENTES 13 Recientemente (1958), el Seminario de Cultura Nahuatl, afiliado al Instituto de Investigaciones Histéricas de la Univer- sidad Nacional de México, ha iniciado la publicacién bilingiie nabuatl-espafiol de los textos de los informantes de Sahagén, segiin los Cédices Matritenses. Hasta el presente (1965) ha editado tres volimenes con textos acerca de los Ritos, Sacerdo- tes y Atavios de los Dioses (preparado por M. Leén-Portilla), los Veinte Himnos Sacros de los Nahuas y la Vida Econémica de Tenochtitlan (ediciones de A. M. Garibay K.) ™ Mencionamos también las traducciones y estudios hechos por el Prof. Wigberto Jiménez Moreno, de las que ha publi- cado sélo una minima parte.* Especial mérito tiene la versién paleogrifica de numerosos textos nahuas de los Cédices Matritenses hecha por Leonhard Schutze Jena con traduccién adjunta al alemin y que corres- ponden a parte del material que sirvié de base a Sahagin para redactar los libros II, II, IV, V y VII de su Historia. El titulo dado a dichos textos fue Augurios, Astrologia y Calendario de los antiguos Aztecas.” Posteriormente publicé e] mismo Schultze Jena algunos textos correspondientes a los libros VIII y IX de la Historia, bajo el titulo de Organizacién Familiar, Social y Profesional del Antiguo pueblo Azteca.” Finalmente, debe sefialarse Ia edicién de la parte néhuatl del Cédice Florentino con traduccién al inglés, emprendida por los doctores Charles E. Dibble y Arthur J. O. Anderson de la Uni- versidad de Utah. Hasta la fecha (1965) han publicado 10 to- a+ Informantes de Sehagin, Ritos, Sacerdotes y Atavéos de los dioses, Fuen- tea Indigenas do la Cultura Nahuatl, 1, Introduccién, paleografia, version y notes « Miguel Leéa-Portilla, Seminario de Cultura Nabuatl, Instituto de Historia, ————_ Veinte Himnos Sactos de los Nohuas, Fuentes Indigenss de Is Cultura Nébuatl, 2, Introduccion, Palvogertie, veraién y comentarios de Mm Gabe Seminario de Culvara Nahuatl, Instituto de Historia, UN, Mé. ——— Vida Econémica de Tenochtition, Fuentes Indigenas de la Cul- tura Néhuatl, 3., Introduccion, Paleografia y Versién de Angel M* Garibay K., Seminario de Cultura Nahuatl, instituto de Historia, UNAM, 1961. 2 Ver, Sanactin, Fray Bernardino de, Historia General de tus Cosas de Nueva Espate, 5 Vols. Edit. Robredo, México, 1938; T. E pp. XIII, #0. % Scouttze Jena, Leonhard, Wahrsagere’, Himmelskusde und Kalender der Alten Azteken, aus dem aztekischen Urtext Bemnardino’s de Sahagin's, Ubre setet und erliutert von Dr. Leonhard Schultze Jena, Stuttgart, 1950, et -—_ Gliederung des Ait-Axtekischen Volks in Familie, Stand tnd Beruj. Stuttgart, 1952. 14 FILOSOFIA NAHUATL mos, con el texto nahuatl correspondiente a los libros I-V y VII- XII, de la Historia, de Sahagin.”* Para nuestro estudio sobre el pensamiento filosdfico né- huatl, es de especial interés el vol. VIII de la mencionada edi- cin facsimilar hecha por D. Francisco del Paso y Troncoso, el libro VI del Cédice Florentino, asi como lo publicado por Schulwe Jena, cuyo trabajo si bien dista de la perfeccién, es no obstante fruto de cuidadosa investigacién como lo atestigua su casi siempre correcta lectura paleografica de los textos. H) Ex 1pro DE Los CoLoguios DE Los Doce Obra de méxima importancia cuyo titule completo es: Colloquios y Doctrina Christiana con que los Doze F. rayles de San Francisco enbiedos por el Papa Adriano Sesto y por el Emperador Carlos Quinto convertieron a los Indios de la Nueva Espanya, en Lengua Mexicana y Espaiiola. EI valor de esta obra reside en el hecho de presentarnos la ultima actuacién pablica de los sabios nahuas, en el afio de 1524, defendiendo sus opiniones y creencias ante la impugna- cin de los doce primeros frailes. El manuserito original mutilado (sélo 14 Capitulos de los 30 primitivos) fue descubierto en el Archivo secreto del Va- ticano en 1924, por el Padre Pascual Saura. Fue publicado por vez primera por el Padre Pou y Marti en el vol. III de Misce- lanea Fr. Ehrle, pp. 281-333, bajo los auspicios del célebre Duque de Loubat. En 1927 Ia Sra. Zelia Nutall publicé una edicién xilogréfica de los Coloquios en la Rev. Mex. de Estu- dios Histéricos, apéndice al tomo I, pp. 101 y ss. En 1944 se hizo una edicién de la parte en espafiol: Colo quios y Doctrina Cristiana... Biblioteca Aportacién Histérica, México, 1944. : En 1949, continudndose Ja serie de publicaciones de la Biblioteca Latinoamericana de Berlin, sobre fuentes basicas para la historia antigua de América, se hizo una cuidadosa edicién de los textos originales paleografiados por el doctor Walter Lehmann, a la que se acompafié una versién literal 28 La edicién ha sido hecha por The School of American Research, Mo- nographs of the School of American Research, Santa Fe, New Mexico, 10 voli- menes (1950-1963). LAS FUENTES 15 del nahuatl al aleman, que’ puso de manifiesto la riqueza de da- tos contenida en el texto néhuatl y ausentes del que podriamos llamar “resumen” en espafiol. A esta edicién dio Lehmann el significativo titulo de Dioses que mueren y Mensaje Cristiano, platicas entre indios y misioneros espaiioles en México, 1524.°* Respecto del origen, valor histérico y participacién tomada por Sahagin en la redaccién de los Cologuios, él mismo nos da a conocer los siguientes datos en una nota preliminar diri- gida al prudente lector: “Har4 a el propésito de bien entender la presente obra, pruden- te lector, el saber que esta doctrina con que aquellos doze apostélicos predicadores —de quien en el prologo hablamos— a esta gente desta Nueva Espafia comengaron a couertir, (hJa estado en papeles y me- morias hasta este afio de mil quinientos y sescnia y quatro, porque antes no yuo oportunidad de ponerse en orden ni conuertirse en len- gua mexicana bien congrua y limada: la qual se boluié y limé en este Colegio de Santa Cruz del Tlatilulco este sobredicho afio con los co- legiales mas habiles y entendidos en la lengua latina que hasta agora se an en el dicho colegio criado; de los quales uno se llama Antonio Valeriano, vezino de Azcapugalco, otro Alonso Vegerano, vezino de Quauhtitlan, otro Martin Iacobita, vezino deste Tiatilulce y Andrés Leonardo, también de Tlatilulco. Limése asimismo con quatro viejos muy practicos entendides ansi en su lengua como en todas sus an- ligttedades. Va este tractado distincto en dos libros: el primero tiene treinta capitulos que contienen todas las platicas, confabulaciones y sermones que vuo entre los doze religiosos y los principales y sefiores y satra- pas.” La importancia de esta obra para nuestro estudio del pen- samiento filoséfico néhuatl es doble. Por una parte da testi- monio de la existencia de varias clases de sabios entre los an- tiguos nahuas, Por otra, contiene en forma original y hasta dramatica algo que es muy poco conocido: las discusiones y alegatos de los indios que defienden su manera de ver el mundo ante los frailes predicadores. 20 Leumann, Walter, Sterbende Cotter und Christliche Heilsbotschaft, Wech- selreden Indianischer Vornehmer und Spanischer Glaubensapostel in Mexiko 1524. Spanischer und mexikanischer Text mit deutscher Ubersetzung von Walter Leb- mann, Stuttgart, 1949. 2% Op. cit. (Ed. de Lehmann), p. 52. 16 FILOSOFiA NAHUATL TH) La coxecci6n pe Canrares Mexicanos Conservados en la Biblioteca Nacional de México, parecen ser copia de una coleccién mas antigua. El manuscrito que se conserva es del séptimo decenio del siglo xvi. No pocos de estos cantares contienen profundas ideas de caracter filoséfico. En muchas ocasiones nos encontramos en ellos con la inquietud y la duda que evan al planteo de un problema o al atisbo de una gran verdad, no ya precisamente religiosa, sino meramente racional y humana. Mérito fue del americanista Daniel G. Brinton fijarse por primera vez en estos Cantares. Habiendo obtenido una versién al castellano de 28 de ellos, hecha por don Faustino Galicia Chimalpopoca, Ios puso en inglés en una obra que publicé con el titulo de Ancient Nahuatl Poetry" No obstante sus defec- tos, que se deben con frecuencia a errores de paleografia y a@ una mala traduccién original al castellano, deben mencio- narse aqui los trabajos de Brinton por tener el indiscutible mé- rito de ser los de un iniciador. En 1904 fueron dados a conocer integramente estos poemas por don Antonio Pefiafiel, que hizo una edicién fototfpica de ellos. Dicho trabajo, que puso al alcance de todos el texto nahuatl de los Cantares, es el que usaremos en este estudio,” En 1936, Rubén M. Campos, dio a la imprenta la traduc- cién que de la primera parte de los cantares habia hecho don Mariano Rojas.” Por lo que al origen y autenticidad de los Cantares se re- fiere, citaremos la autorizada. opinién del Dr. Garibay que ha sido el primero en traducir y. estudiar criticamente la mayor parte de ellos: “No esta averiguada con exactitud la procedencia de este valioso libro. Por indicios internos puede admitirse que es copia de una colec- 31 Brinton, Daniel G., Ancient Nahuatl Poetry, Philadelphia, 1837. ————,, Rig Veda Americanus, Philadelphia, 1890, 32 PeSarre, Antonio, Cansares Mexicanos, Ms. de is Biblioteca Nacional, Copia fotogrifies, Méxtco, 1904, ‘Tranecribe Peitafiel en su prélogo las palabras de D. Joos M* Vigil, publicadas en Is Rev. Nacional de Letras y Ciencias, T. I. P. 365, México, 2889, donde 2c duele éste amargamente de que por tanto tiempo Radie se habiera ocupado de tan importante manuscrite, imprescindible para co- nocer el espirity de fa cultura nihuatl. 33° Campos, Rubén M., La Produccién Literaria de tos Aztecas, México, 1936, LAS FUENTES 17 cién mas antigua, o quiz mejor, de varios codicilos que guardaban viejos poemas, El hecho de incluir dos y aun tres veces el mismo can- to, indica que el copista, con linda y clara letra, no tuvo ninguna aten- cién distinta que la de recoger aquellos documentos. La copia es casi con seguridad del ultimo tercio del siglo xvi. Que el colector-era un indio, se ve claramente por ciertos errores de gramitica castellana que aparecen en las escasas frases en esta lengua escritas. Que se destinaban a un religioso, también queda claro por la indicacién que hay en una de estas anotaciones. Quién haya sido éste no puede decirse con certeza, porque aunque algunos se in- clinan a creer que se revnian para ef padre Sahagin, pudo también serlo para el padre Duran, que asimismo anduvo entretenido en menes- teres semejantes, como lo demuestra su Historia de las Indias, que no es sino una traduccién de viejos manuscritos mexicanos. Pudo, en fin, ser algin otro religioso de aquellos cuya obra perecié. No ha faltado quien, con ligereza a la verdad, por hallar en el mismo repertorio cantos de origen postcortesiano y de cgfdcter cris- tiano, asi como por ciertas correcciones y adiciones en que se men- cionan personajes de esta religion, haya creido que se trataba de obra posterior a ia Conquista y que carece de valor documental para el co- nocimiento de la poesia anterior. El tenor y caracter de estos poemas, como podra juzgar el lector, esta en perfecta armonia con las ideas de las tribus nahuatlacas y las correcciones mismas son tan aberrantes que ellas denuncian la autenticidad de estos poemas”.? Resumiendo, diremos que se repite en ellos un fenémeno paralelo al del pensamiento filoséfico-religioso de la India_y aun de algunos griegos como Parménides: el. sabio se expresa ent verso; se sirve de la metdfora y de la poesia, para tradu- cir “asf To que ha descubierto en su_meditacioi _solitaria. Son por esto, como lo iremos comprobando en nuestro estudio, una vena riquisima para reconstruir la vision filoséfica de los nahuas.”” 3 Ganmay K,, Angel M*, Poesia Indigena de Is Altiplanicie, pp. X-X1, En el patrefo que hemos citado sefiala Garibay como probable origen del Ms. de fos Cantares, el que hubieran sido reunidos por encargo de Sahagin o de Durén. Posteriormente el mismo autor ha dilucidado en forma definitiva este punto: “es ciertamente (el Ms.) de la documentacién que se elaboré para Sahagin y bajo m mirada y su pensamiento”. Les abundantes pruebas aducidas por Garibay pueden verse en su Historia de ta Literatura Nahuatl, T, 1, pp. 153156, 3 El Instituto Iberoamericano de Berlin ha publicado Is paleogratia y ver. sién fragmentaria al alemin (silo 57 de los 85 folios del manuscrito) del libro de los Cantares Mexicanos, por el desaparecido Dr. Leonhard Schultze Jena: Alecatekische Gesinge, nach einer in der Bibl. Nacional von Mextko aufbewabrien Handschrift, Vol. VI de Quellenwerke aur alten Geschichte Amerikas, Stuttgart, 1987 El Dr, Garibay ha publicado un amplio comentario en el que examina dicha obra, Véase “Magnum Opus”, por A. M® Garibey K., en Cuadernos Americanos, aio XVI, Vol. 98, marzo-abril,1958, pp. 127-138. 18 FILOSOFia NAHUATL Ademis de la ya citada Coleccién de Cantares Mexicanos, de la biblioteca Nacional de México, recordaremos que existen otros dos manuscritos, uno de ellos preservado en la Biblioteca Nacional de Paris y que permanece inédito, y otre que se con- serva en la Coleccién Latinoamericana de la Biblioteca de la Universidad de Texas. Este ultimo manuscrito que se conoce bajo el titulo de “Romances de los Sefiores de la Nueva Espa- fia”, y que presenta semejanzas respecto de la Coleccién de la Biblioteca Nacional de México, es también fuente importante para nuestro estudio. El Dr. Angel M* Garibay K. ha publi- cado en 1963 una edicién con el texto nahuatl y 1a correspon- diente versién castellana bajo el titulo de Poesia Néhuatl 1, (Romances de los sefiores de la Nueva Espafia), Fuentes Indi- genas de la Cultura Nahuatl, Instituto de Investigaciones His- téricas, México, 1963. El autor de este libro ha publicado asimismo varios textos procedentes de este manuscrito con sus correspondientes comentarios en la obra Literaturas Precolom- binas de México, por Miguel Leén-Portilla, Editorial Pormaca, México, 1964. IV) HuenveraTou., 0 PLATICAs DE Los ViEJOS Se comprenden bajo este titulo varios documentos de dis- tinta procedencia, pero cuyo contenido es en su totalidad de origen prehispanico. Son platicas diddcticas o exhortaciones dirigidas a inculcar ideas y principios morales, tanto a los ni- fios del Calmécac o del Telpochcalli, como a los adultos, con ocasién del matrimonio, del nacimiento o la muerte de al- guien, etc. Con el titulo de Huehuetlatolli, Documento A,” ha publi- cado Garibay una coleccién de férmulas y pequefios discursos en néhuatl (ante el rey muerto, etc.), et los que pueden des- cubrirse no pocas ideas morales de suma importancia para la comprensién de la ética néhuatl. Sobre su autenticidad y va- lor histérico diserta ampliamente Garibay en su Nota Intro- dactoria al mencionado Huehweilatolli. Hay asimismo otras colecciones mds importantes atin de platicas 0 Huehuetlatolli, que debemos a fray Andrés de Ol- 86 Garay K,, Angel M®, “Huehuetlatolli, Documento A.”, en Tlalocan, t. 1, pp. 31-53 y 87-107. LAS FUENTES 19 mos, Una pequefia parte de ellas fue incluida en su Arie, publi- cado en Paris, 1875." El resto fue publicado por fray Juan Baptista orm, quien los dio a la imprenta en 1600, con una versiOn espafiola sumamente resumida.”* Ambas colecciones contienen, al lado de ideas cristianas claramente interpoladas al texte primitivo aprendido de me- moria en el Calmécac, toda la auténtica filosofia moral de los indios. Hay también alli material abundante para formarse una idea sobre el modo nahuatl de concebir el mas alla, el li- bre albedrio, Ja persona humana, el bien y el mal, asi como las obligaciones y compromisos sociales. V) Cénice Curmacpopoca (ANALES DE CuaUATITLAN ¥ LevENDA DE Los SoLEs) El Hamado por el abate Brasseur de Bourbourg Cédice Chimalpopoca, y por Boturini Una historia de los Reinos de Colhuacén y México, consta en realidad de tres documentos de muy distinta procedencia: el primero es Ios Aneles de Cuauhtitlén, en lengua nahuatl y de autor desconocido; el se- gundo una Breve relacién de los dioses y ritos de la gentilidad, escrita en espafiol por el bachiller don Pedro Ponce; y el ter- cero, e] Manuscrito anénimo de 1558, en néhuatl, llamado por del Paso y Troncoso Leyenda de los Soles. A nosotros nos interesan aqui especialmente el primero y el tercero de dichos documentes: Los Anales de Cuauhtitlén —formados por textos nahuas recogidos antes de 1570— son uno de los mas valiosos do- eumentos de la coleccién de Boturini quien en el apéndice a su Idea de una nueva Historia General de la América Septen- trional (Madrid, 1746), lo menciona entre los libros y ma- nuscritos que logré reunir. Sabemos, adem4s, que dicho manus- erito original pertenecié a don Fernando de Alva Ixtlilxéchitl. Aun cuando por haber sido compilados en Cuauhtitlan, son conocidos como los Anales de dicho pueblo, contienen en rea- lidad relaciones diversas sobre Tezcoco, Tenochtitlan, Chalco, 37 Qumos, Fray Andrés de, Arte para aprender ta lengua mexicana, Pa- 5, 38 Barnista, Fray Juan OFM, Huehuetlatolli o Platicas de los viejos. Mé xico, 1600. (El Dr. Garibay posee fotocopia de este libro sumamente raro.) 20 FILOSOFiA NAHUATL Tlaxcala, Cuauhtitlin, ete., como lo hizo ver cuidadosamente Robert H. Barlow.” Desde nuestro punto de vista, son de par- ticular interés algunos textos relacionados con la figura de Quetzalcéatl, su bisqueda del principio supremo, etc.; a rela- cién de los Soles, distinta de la del Ms. de 1558, ete. Puede afirmarse, en resumen, que son los Anales, para el estudio del pensamiento ndhuatl, documento de maxima importancia. Una primera versién al espafiol de una parte de los Anales fue hecha por don Faustino Galicia Chimalpopoca y por en- cargo de don José Fernando Ramirez. Dicha versién, junto con la de los Sres. Mendoza y Sanchez Solis, dirigida a mejorar la de Chimalpopoca, fue publicada en un apéndice al tomo II de les Anales del Museo Nacional, México, 1885. Posteriormente, en 1906, Walter Lehmann publicé a su vez otra versién del Ms. de 1558 y de otros textos que fueron in- cluidos después en los Anales, en el Journal de la Societé des Americanistes de Paris, tomo III, pp. 239-297, bajo el titulo de Traditions des anciens Mexicains, texte inédit et original en langue Nahuatl avec traduction en Latin. El mismo Lehmann, en 1938, ofrecié a los investigadores una nueva edicién en la que incluia e) texto original nahuatl cuidadosamente paleografiado, con versién al alemén, de los Anales en su integridad, asi como del Ms. de 1558." Finalmente, con el titulo de Cédice Chimalpopoca (Anales de Cuauhtitlén y la Leyenda de los Soles), poseemos una edi- cién fototipica y una traduccién del licenciado Primo Felicia- no Velazquez, publicada por Ja Universidad Nacional, Impren- ta Universitaria, México, 1945. Por lo que se refiere a la Mamada Leyenda de los Soles, o Manuscrito de 1558, diremos tan sélo que siendo Ia explica- cién de un cédice indigena desaparecido, en el que se conser- vaba pictéricamente la historia de los Soles, es también docu- mento fundamental para el estudio de la cosmovisién ndhuatl. La filosofia envuelta ain en el mito de los Soles condiciona todo el ulterior desarrollo del pensamiento de los nahuas. La leyenda de los Soles fue paleografiada, traducida y publicada primero por don Francisco del Paso y Troncoso en 82 Véase su recensién a la traduccién de D. Primo F. Velazquez, en The Hispanic American Historical Review, Vol. XXVIL, pp. 520-526, 40 Lenmann, Walter, Die Geschichte der Kénigreiche von Colhuacan und Mexico en Quellenwerke zur alten Geschichte Amerikas, Text mit Ubersetzung, von Walter Lehmann, Stuttgart, 1938. LAS FUENTES 21 Florencia, 1903. Fue también incluida, como ya se ha mencio- nado, en las ediciones de Lehmann y Velazquez. En este trabajo nos serviremos, cuando otra cosa no se indique, de la versién paleogréfica del texto ndhuatl hecha por Lehmann, tanto respecto de los Anales, como del Ms. de 1558, ya que de hecho, a él debemos la tnica paleografia existente de los Anales y ciertamente la mejor de las traducciones. VI} ALeuNos TEXTOs DE LA Historia ToLTeca-CHICHIMECA Obra anénima —compilada hacia 1545— y cuyo contenido como dice Heinrich Berlin: “no deja de aportar datos valiosisimos para aclarar mejor muchos problemas de la historia de México como son: el abandono y destruc- cién de Tuls, las olas de migraciones consecutivas en los valles de México y Puebla, el origen y la naturaleza de los chichimecas, la si- tuacién del famoso Chicoméztoc, la historia de los olmeca-xicalancas y su relacién con Cholula, Ja expansién del imperio de los mexicas, etcétera”.*7 Para nosotros es astmismo de suma importancia, pues en- contramos en ella unos pequefios poemas, de hondo sabor ar- caico, en los que se encierra toda una concepcién filosdfica acerca de la divinidad y del mundo en relacién con ella. La primera noticia de tan importante obra se la debemos tam- bién a don Lorenzo Boturini. Mas tarde el célebre coleccio- nista francés M. Aubin Ja tuvo en su poder, hasta que al fin fue adquirida por la Biblioteca Nacional de Paris, donde hoy esti (Manuscrit Mexicain, 46-58 bis). En 1937 Konrad Th. Preuss y Ernst Mengin publicaron la paleografia y versién al aleman de dicho manuscrito en el Baessler Archiv, Band XX1, Beiheft IX, Die Mexikanische Bil- derhandschrijt, Historia Tolteca-Chichimeca, Parte I, Intro- duce., paleografia y versién alemana, Parte II, Comentarios. Berlin, 1937-38. En 1942 el mismo notable americanista Ernst Mengin hizo una monumental edicién facsimilar de la Historia Tolteca-Chi- 4 Historia Tolteca-Chichimeca. Anales de Quauhtinchan, Version del ale- mén preparada y anotada por Heinrich Rerlin en colaboracién con Silvia Rendon. Prélogo de Pau! Kirchhoff, cn Fuentes para la Historia de México. Robredo, México, 1947, p. IX. 22 FILOSOFIA NAHUATL chimeca, dando principio con esta publicacién a su valiosisima serie titulada Corpus Codicum A'mericanorum Medii Aevi, Sumptibus Einar Munksgaard Tavniae, Copenhaguen, 1942. VH) Otros escriros EN NAnuatL Las fuentes que a continuacién enumeramos, todas ellas también en ndhuatl, siendo asimismo de gran antigiiedad e im- portancia general, son con relacién a nuestro estudio de la filosofia néhuatl, de menor utilidad, ya que sélo obtendremos en ellas referencias y datos informativos que podriamos ca- lificar de “secundarios”. Por este motivo, simplemente hace- mos un catélogo de las dichas fuentes: Unos Anales Histéricos de la Nacién Mexicana (Los Ana- los de Tlatelolee). Edicién facsimilar en: vol. II del Corpus Codicum Americanorum Medii Aevi. Copenhagen, 1945. Diferentes Historias Originales de los Reynos de Culhua- can, y México, y de otras provincias. El autor de ellas dicho don Domingo Chimalpain (Das Ms. Mexicain Nr. 78 der Bibl. Nat. de Paris) Ubersetzt und erlautert von Ernst Mengin, en Mitteilungen aus dem Museum fiir Vélkerkunde in Hamburg. XII. Hamburg, 1950. La Sexta y Séptima Relaciones de Chimalpain. Véase: Chi- malpain, Cuauhtlehuanitzin, Domingo Francisco de S. Antén Muiién, Sixiéme et Septiéme Relations (1358-1612) Publiés et traduites par Remi Simeon, Paris, Maisonneuve et Ch. Lecrere, 1889, Las relaciones de Chimalpain han sido publicadas en re- produccién facsimilar por Ernst Mengin, en el Vol. IIT (1, 2, 3) de la Colec. Corpus Codicum Americanorum Medii Aevi, editado en Copenhagen. Crénica Mexicdéyotl de Fernando Alvarado Tezozémoc, pa- leografia y versién al espafiol de Adrian Leén, Universidad Nacional, en colaboracién con el Instituto de Antropologia e Historia, Imprenta Universitaria, México, 1949, La versién paleografica del Memorial Breve acerca de la Fundacién de Culhuacan, de los Anales de 1064 a 1521, de la Octava Relacién, del Diario de Chimalpain y de otros va- rios fragmentos escritos por este autor en idioma n4huatl, ha sido publicado recientemente por el Dr. Giinter Zimmermann LAS FUENTES 23 en Die Relationen Chimalpahin’s zur Geschichte Mexico’s, Uni- versitat Hamburg, Abhandlungen aus dem Gebiet der Auslands- kund, Vols. 38 y 39, Hamburg, 1963 y 1965. VIII) Documentos EN OTRAS LENCUAS A estas fuentes en lengua néhuatl hay que afladir otros es- critos en espaiiol y francés con datos de importancia para com- pletar la cosmovisién mitica de los antiguos nahuas: Fray Andrés de Olmos (?), Historia de los Mexicanos por sus pinturas, en Nueva Colec. de Documentos para la Historia de México, III, Pomar, Zurita, Relaciones antiguas (publicada por Joaquin Garcia Icazbalceta), México, 1891, pp. 228-263 (y Editorial Salvador Chivez Hayhoe, México, 1942). Manuscrito anénimo, Origen de los Mexicanos, ibid., pp. 281-308. Manuscrito anénimo, Estas son las leyes que tenian los in- dios de la Nueva Espaia, ibid., pp. 308-315. Manuscrito anénimo, Histoire du Mechique, en traduccién al francés antiguo de A. Thevet. (Publicado por De Jonghe en Journal de la Societé des Americanistes de Paris, tomo II, pa- ginas 1-41.) Tgualmente las obras de los ya varias veces mencionados: Motolinia, Durdn, Pomar, Muiioz Camargo, Tovar, Ixtlilxéchitl, Alvarado Tezozémoc, Mendieta, Zurita, Hernandez, Acosta y Torquemada, cuyas referencias bibliograficas aparecen al final de este libro. IX) Cépices En lo que a Cédices propiamente dichos se refiere, men- cionaremos aqui tan sélo aquellos que siendo ciertamente de origen ndhuatl (azteca...), aportan al mismo. tiempo datos de interés para el estudio del pensamiento filoséfico néhuatl. Desde este punto de vista, es el m4s importante el Cédice Vaticano A 3738, conocido también bajo el titulo de Cédi- ce Rios. Consta de tres partes principales: la primera describe los origenes césmicos, los trece cielos, los dioses, los soles cos- mogénicos, etc.; la segunda es calendarica y 1a tercera contie- ne datos posteriores a la Conquista hasta 1563. 24 FILOSOFia NAHUATL La parte que habremos de aprovechar especialmente es la primera, que si bien fue pintada después de la conquista, es ciertamente copia de un cddice prehispénico. Los Comentarios del padre Rios que la acompajian en un italiano saturado de hispanismos, aun cuando son con frecuencia fruto de su fan- tasia, encierran también alguna vez datos de importancia. El Cédice Vaticano fue reproducido primero en el vol. II de Ja monumental obra de Lord Kingsborough, Antiquities of Mexico, Londres, 1831. Posteriormente (1900), fue editado en fotocromografia a expensas del Duque de Loubat.* Complemento importante del anterior es el Cédice Telle- riano-Remensis, que deriva su nombre del hecho de haber per- tenecido a la coleccién del Arzobispo de Reims, M. Le Tellier. De modo semejante al Vaticano A, contiene también una parte mitolégica y otra calenddrica. La primera parece ser co- pia del mismo original prehispdnico del que son reproduccién las pinturas del Vaticano A. Aun cuando es menos completo el Telleriano-Remensis, ofrece algunos datos ausentes en el Vati- cano A. La edicién del Telleriano-Remensis se debe asimismo al benemérito Duque de Loubat.** Conserva también pinturas de sumo interés el Hamado C6- dice Borgia de 1a Biblioteca Vaticana. No poco se ha dicho acerca de su origen. Asi, Seler opind en diversas ocasiones que era de procedencia zapoteca, no obstante lo cual insinué al- guna vez su posible origen ndhuatl. Por nuestra parte, segui- mos la autorizada opinién del doctor Alfonso Caso, quien des- pués de un estudio directo de las pinturas de Tizatlan, afirma que: “La analogia es tan extraordinaria que podemos pensar que fue una misma la cultara que produjo los Tezoailipooas del Borgia y las Pinturas de Tizatlin.” “* Siendo Tizatlén un centro tlaxcalteca, puede con razén sos- tenerse su origen nahuatl. 42 Codex Vaticanus A (Rios). Il Manoscrito messicano Vaticano 3738, detto i] codice Rios, Riprodotto in fotocromogralia a spese di S. E. i] Duca di Loubat per cura della Bibl, Vaticana, Roma, 1900. 43 Codex Telleriano Remensis. Manuscrit Mexicain du cabinet de Ar. M. le Tellier, archeveque de Reiras, aujourd’hui a ls Bibl. Nat. {ins, Mex, 385), Edi- ién E. T, Hamy, Paris, 1899. on Caso, ‘Alfonso, “Las ruinas de Tizatlin”, en Rev. Mex. de Estudios His- tiricos, T. 1, n. 4, p. 139. LAS FUENTES . 25 El Cédice Borgia es uno de los més bellos, tanto por su rico colorido, como por ta artistica concepcién de sus pinturas. Al lado de su contenido, también calendarico, encontramos entre otras cosas, una hermosa estilizacién de la concepcién nahuatl del universo, con su centro y sus cuatro rumbos cardinales. Igual que en Ios otros casos, costed el Duque de Loubat la mag- nifica edicién en fotocromografia del Cédice Borgia. Guarda también no pocas pinturas valiosas para el estudio del pensamiento y cultura de Jos antiguos mexicanos el libro de Tlustraciones del Cédice Florentino de Sahagin, publicado en el vol. V de la edicién facsimilar de Paso y Troncoso. Si bien se descubre en la forma de dibujar y pintar las ilustraciones de los varios oficios, plantas y animales, tablas calendaricas, etcé- tera, una marcada influencia espafiola, se refleja también alli, no obstante, mucho de la auténtica vida cultural de los nahuas. Tan importantes como los anteriores —en lo que se refiere al estudio del pensamiento néhuatl— pero de particular interés por otras razones afines, son los cédices Borbénico y Mendocino. Brevemente diremos acerca del primero que es netamente prehispaénico (fue elaborado hacia 1507), ya que entre sus Ultimas pinturas esté la que representa la solemnidad del fuego nuevo, que se celebré en dicho afio, segin el cémputo occiden- tal. EI cédice mismo es un tonaldmatl o libro adivinatorio, y en cuanto tal, es de inapreciable valor para un estudio pormeno- rizado de sus ideas calendaricas y astrolégicas. La edicién que de él existe la debemos a E. T. Hamy.** El Cédice Mendocino, ast Hamado por contener una serie de datos recopilados hacia 1541 por orden del virrey don An- tonio de Mendoza, conserva informacién histérica sobre la fun- dacién de Tenochtitlan, el Imperio azteca, los tributes que im- ponia, su sistema educativo, su derecho, etc. En relacién con nuestro tema es importante su dltima parte, en la que se descri- ben muchas de las costumbres y la organizacién juridica de los antiguos mexicanos. El Codex Mendoza, conservado en la ‘8 Codex Borgia. 1_manoscrito messicano borgiano del Museo Etnogrifico della S, Congr. di Prop. Fide, Riprodotte in fotocromografia a spese di S. E. il duea di Loubat a cura della Bibl. Vaticana, Rome, 1898. Recientemente se ha publicado en México una nueva edicién del Cédice Borgia con versién castellana de tos comentarios de Seler:Cédice Borgia, Edicion facsimilar y comentarios, 3 Vols., Fondo de Cuthira Econémica, México, 1963. ‘© Codex Borbonicus, le manuscrit mexicain de ja Bibliothéque du Palais Bourbon. Publié en facsimile avec un comentaire explicatif par E. T. Hamy. Paris, 1899. 26 FILOSOF{A NAHUATL Biblioteca Bodleiana de Oxford, fue editado primero en Mé- xico, 1925 (Museo Nacional de Arqueologia, Historia y Etno- grafia) y después en Londres, 1938, por James C. Clark.*7 X) Opras DE ARTE Finalmente es indispensable mencionar algunas obras de arte ndhuatl, en las que investigadores tan acuciosos como Sal- vador Toscano, Alfonso Caso, Paul Westheim y Justino Fer- nandez, han encontrado un rico contenido ideolégico simbédlica- mente expresado.** Son de méximo interés, desde nuestro punto de vista, la Piedra del Sol (llamada también Calendario Azteca) y la es- cultura de Coatlicue (la del faldellin de serpientes), Sobre el primero de estos monumentos son incontables los estudios a partir de los de don Antonio Leén y Gama.** Por lo que a Coatlicue se refiere —y a reserva de tratar esto mAs adelante con mayor detenimiento—, citamos aqui tan sélo el estudio del notable eritico de arte, Dr. Justino Fernandez quien ha lefdo en ella la cosmovisién ndhuatl perpetuada ma- ravillosamente en la piedra.” Tales son Jas fuentes en las que unas veces directa y otras implicitamente se conservan las ideas de caréeter filoséfice concebidas por los nahuas. Entre todo ese material de docu- mentos, cédices y esculturas, conviene repetirlo, son de maxi- ma importancia los textos en nahuatl recogidos por Sahagin de sus informantes indigenas, la coleccién de Cantares Mexicanos y el original en nahuat! de los Anales de Cuauhtitlén. Mas, por una ironia de la historia, a pesar de ser esta ri- *? Codex Mendoza, The Mexican manuscript known as the Collection Men- doza preserved in the Bodleian Library, Oxford, Edited and translated by James Cooper Clark, London, 1938. 48 Para wna vista general del arte antiguo de México, véase la magnifica obra, no superada atin, de Salvador Toscano, Arte Precolombino de México y de la América Central, Instituto de Investigaciones Estéticas, Univ. Nal, de Méx., México, 1952, En este libro podra encontrarse ademas una buena bibliografia sobre el arte ndhuatl, pp. 57-65. «9 ~Leéw y Gama, Antonio, Descripcién de Dos Misteriosas Piedras que et aito 1790 se desenterraron en la Plaza Mayor de México, Segunda Edicién, Mé- xico, 1832, 50 FeanAnpez, Justine, Coatlicue. Estética de! Arte Indigena Antiguo. Pré- loge de Samuel Ramos. Centro de Estudios Filoséficos, Imprenta Universitaria, México, 1954. (Segunda edicién, México, 1959.) LAS FUENTES 27 quisima documentacién el mejor camino para el estudio, no sélo de la filosofia, sino de la cultura nahuatl en general, por contener en forma objetiva las opiniones de los indios expre- sadas por ellos mismos en su propia lengua, desgraciadamente este ultimo hecho —el encontrarse en nahuatl— fue causa de que tal acervo de informacién continuara siendo hasta ahora para la gran mayoria una mina cerrada o casi ignorada. 3 LOS INVESTIGADORES DEL PENSAMIENTO NAHUATL a) Ecurara y Eouren Siendo tan poco conocidas Tas fuentes, no sera ya de ex- traiiar que sea escaso lo que sobre el pensamiento filoséfico de los nahuas se ha escrito. A modo de notas bibliograficas, nos referiremos a continuacién a aquellos investigadores que mas de cerca han tocado nuestro tema. Comenzando en el siglo xvii, ya que durante los dos ante- riores tan sélo los citados frailes y cronistas hicieron alusién al tema de los filésofos nahuas, creemos de justicia principiar nuestra lista con el nombre del sabio bibliégrafo mexicano y catedratico de la Real y Pontificia Universidad de México, Dr. Juan José de Eguiara y Eguren (1696-1763), a quien con razén Ilama el Prof. Juan Hernandez Luna “iniciador de la historia de las ideas en México”. Es cierto que antes de Eguiara y Eguren, escribieron ya sobre las viejas culturas indigenas D. Carlos de Sigtienza y Géngora (1645-1700) y el célebre viajero italiano Giovanni F. Gemelli Carreri (1651-1725). Sin embargo, por le que al primero se refiere, las obras que escribié a este respecto, en- tre otras su Historia del Imperio de les Chichimecas, se hallan desgraciadamente perdidas. Por esto, sdlo conocemos de Si- gitenza su fama de gran investigador y coleccionista de las an- tigiiedades mexicanas, asi como algunos datos que comunicé a Carreri y que éste incluyé en su Giro del Mondo, publicado en 1700. Pero, si bien encierra este libro noticias de interés, no puede compararse en modo alguno con el trabajo de Eguiara y Eguren, merecedor con pleno derecho del titulo de “iniciador de la historia de las ideas en México”, que le ha dado Her- 51 Véase el interesante trabajo de Hernéndez Luna, Juan, “El iniciador de Ja historia de las ideas en Mézico”, en Filosofia y Letras (51-52), México, juldic., 1958, pp. 55-80.

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