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Pave (cob Haene) \SuMes Ic aasy 10 chat Bernard Foccroulle, Robert Legros, Tzvetan Todorov EL NACIMIENTO DEL INDIVIDUO EN EL ARTE Ediciones Nueva Visién Buenos Aires Foceroulle, Berard Elnaciniento del indvduo on el ate / Berard Foccroule, Robert Legtos, Tvtzan Todorov 1" ed. - Buenos Ares: Nueva Visién, 2008 +28 pj 12019 em. (Claves digida por Hugo Vezzeti) ISBN 950-602-524 1. Flosoia del ane. Legros, Reber I, Todorov, Twetza I Cardoso, Heber, ad IV. Tilo 600 100, ‘Taitulo del original en francs: La naissance de individu dans Fart (© Eeitions Grasset & Fasquelle, 2005 “Traduceién de Heber Cardoso 1S.BN--10: 950-602-524. TS BN-13: 978-950.602-524-3, ‘Toda reproducsién total o parcial de esta bra por cualquier sistema™-inluyendo el fotocoplado- que nohaya side expresamen- te autorisada por el editar conaituye una infraccion'a los derechos del autor y serd reprimida con penas de hasta seis anos de vision (ar. 6 de ta ley 11.729 y art 172 Set Caaigo Penal (© 2006 por Ediciones Nueva Visin SAIC. Tucumén 2748, (1189) Buenos Aires, Replica Argentina, Queda hecho ol depésito que ‘marca laley 11.723 Impresoen la Argentina/ Printed in Argentina PREFACIO| ‘A fines de la Edad Media, en un universo todavia dominado por las representaciones feocéntricas, aparecen en distintos Sitios los signos de una nueva atencién que comienza a prestrsele ala "dignidad del hombre”. Ninguin campo resul- {a mas revelador de ese cambio que el del arte. Poco a poco, Jacbra se va apartando de lo sagrado para pasar a represen- tarloque ocurre aqui abajo, en su més estrita singularidad: lo cotidiano, la vida sentimental, lo “humano, demasiado hhumano®. Lo que, a posteriori, aparece como una verdadera revolucign se produce muy progresivamenteenlapintura,en Ja misica y en la literatura. A partir de entonces, da la impresién de que la vida terrenal merece ser observada y representada en tanto tal, por s{ misma; la expresin de la realidad humana prevalece sobre la transmision del mensaje religioso; Ia pintura del individuo, en lo que tiene de mas original y especifico, seimpone como el nuevo imperative del arte, Esta obra esta destinada a contar y a comprender esa invencisn estétia del individuo. Seguirla en los diferentes ‘campos artisticos y en los primeros pasos dl arte moderno ofrece una clave de andlisis particularmente preciosa no s6lo para hacer inteligible el destino contemporsneo de la crea- ‘idn, sino también para profundizar la comprensién de nues- tras sociedades, que han hecho del individuo, para bien y para mal, su principio fundador y su valor eardinal TZVETAN TODOROV LA REPRESENTACION DEL INDIVIDUO EN LA PINTURA Desde que los hombres existen, saben distinguir a un individuo de otro; otros animales hacen lo mismo, Desde gue hablan, los hombres saben nombrar a los individuos, por lo tanto, los reconocen en el campo de la concienci Pero en otro momento, mucho mas tardfo, el hombre se convirtié en algo mas que en un hecho: se volvié un valor, lo que merece atencién y respeto, lo que justifica que se lche por él ‘La representacién del individuo permite al mismo tiem- po identificarlo y valorizarlo. Las palabras de la lengua tomadas en forma aislada tienen dificultad para captarlo: las palabras designan generalidades y abstracciones. Pu den decir que ese hombre en particular es bueno, amante, instruida, Pero esas cualidades no le pertenecen en exclu- idad. Los miamos nombres propios designan a los in viduos, pero no los representan: son etiquetas earentes de sentido, Sin embargo, el lenguaje puede superar esa dif cltady darle vida al individuo; para ello, es preciso que se ordene en una historia, que cuente una vida que no se pa~ rece a ninguna otra, que se haga bio-grafia. Por su parte, la representacién pictérica puede contribuir al poner ante ‘nuestra mirada un cuerpo, un rostro, una mirada que resultan dnieos. Ahora bien, el individuo en un sentido de la palabra que habré que precisar~ no siempre fue valo- rizado y, por lo tanto, representado por los relatos olas im genes. {Cudles han sido, en la tradicién europea, las gran: ° des etapas de esa conquista? {Qué concepcién del indivi ‘duo nos transmiten las formas de su representacién? cY {que relacién mantienen con el discurso filos6fieo y teol0g co contemporaneos? Bstas son las preguntas # las que quisiera acercarme rapidamente hoy." 1 La representacion del ndividuo exige ante todo que el pintor reproduzca los rasgossingulares de eseser particular, losque lodistinguen de otros hombres, de otras mujeres. Ausenteen cl arte prehistérico, donde los seres humanos son reducidos ‘2 simples siluetas, sefaladas mas que figuradas, esa repre- Sentacidn se verifica en las més antiguas sociedades hist6ri- tas, tales como las de Egipto o de Creta. En es0s casos, por varias razones resulta dudoso hablar de individuos. Tome- zmas el ejemplo de las tumbas egipcias dela época del Nuevo Imperio (entre los siglos x11 y x1 a.C.). Ante todo, os rasgos particulares de los personajes representados en las paredes fon poco numerasos y aislados; por eso, éstos aparecen mas como la ilustracin de un atributo abstracto y no como una configuracién que caracteriza exclusivamente aunindividuo eterminado, Se ve s una mujer obesa, a una bailarina ma- Ticiosa, a un eselavo de rasgos negroides. Pero nada indica aque el pintor haya querido preservar los rasgos de un indivi- Guo. A través de él, representa la obesidad, la malicia, el fexotismo, Pero, sabre todo, esas imagenes no estén destina- das a otros seres vivos: acompaitan al muertoen sus peregri naciones de ultratumba, Lo mismo ocurre con los retratos de Jos faraones que se encuentran en sus sepulturas. En este caso, estin identificados con un nombre propio, pero esas {imagenes no insisten en las diferencias individuales y, ade- iis, se dirigen a os dioses antes que a los seres humanos. [Ese destinatario extraterrestre impide hablar de una verda- dera representacién de los individuos:en este caso, los mode- + La presnteexporicin so basa en gran parte en i obra lage de ‘indlld plies tn Pare, on 2001, en In eitrial Adar Bio 240 plies, con 108 strctones en ese 10 los son extraidos del mundo que habitan y transformados en dibyjos inmateriales. Se podria comprobar lo mismo a propésito de otro vestigio 4el arte egipco, los elebres retratos lamados “de Fayoum. que datan de una época mucho més tardia (entre los siglos faud.C) Esta ver la earacterizacién individual del modelo ‘es mds avanzada y no sediferencia en nada ala de un retrato de [a actualidad. Sin emibargo, esos rostros pintados fueron ‘todas cosidos sobre la mortaja que envolvfa las momias: una vex mis, estaban destinados a acompafar al muerto en su viaje. través de la eternidad. No dojaban ver al individuo en 41 existencia terrestre, en medio de objetos y de otros hom= bres, enel marcode su casa cen elsitiodesu aldea. ¥ tampoco se dirigian a los seres humanos contemporaneos, va fuera el propio modelo o sus allegados. Es cierto que en Bgipto no toda representacin del indivi- duo es funeraria, Las imagenes de los faraones y de sus amilias, destinadas a figurar en los muros de sus palacios o ten lugares pablicos son las exeepeiones a aquella regla. No than sobrevivide demasiadas pinturas de esta clase, pero todos conocemos las eseulturas, a veces monumentales, que representan a esos faraones. No obstante, se choca aqui con ‘otro limite de la nocién de individuo. Los asf representados ‘son apenas humanos; mas bien se sitian a medio camino ‘entre los hombres y los dioses. No es posible imaginarse a un ser humano representado de esa manera. Esas personas excepcionales que son los faraonesne tienen nadaque vercon, Jos demés miembros de la sociedad, individuos que aun no than accedido a la representacidn, ‘Pese a que la situacién en la antigua Grecia es diferente, también en este casoes dificil hablar de individuos represen- tados, La pintura griega ha desparecido, pero lostestimonios {que se refieren a ella son numerosos; también se conservan, esculturas, bajorrelieves y mosaicos, on originales o en e0- pias, Las imagenes de seres individuales se reparton en dos frandes categorias. Una redne las que sirven para una fun- ‘ign conmemorativa: una persona es representada luego de la muerte y esa imagen se dirige ya no como en Exipto, alos dioses del mundo extraterrestre, sino a los sobrevivientes, a u La familia 6 alos amigos del difunto. Los destinatarios son ahora humanos, pero los modelos siempre se siguen extra- ‘endo del mundo que babitan y, en ese sentido, resultan des- individualizados. La otra categoria de imagenes asume una funcién glorifi- cadora. Benefician no séloa los jefes de Estado ~que, por lo demas, ya no tienen nada de sobrenatural-, sino también a personas que se han distinguido en toda clase de campos: un pocta, un orador, un filésofo, un soldado, Sin embargo, a través de esos bustos y retratos de Homero, de Sécrates o de ‘Temistocles, se siente que no es al individuo a lo que se punta (por otra parte, a menudo han pasado varios siglos {desde la muerte del modelo, de manera que toda cuestién de se- mgjanza queda de lado), sino a la excolencia de su obra de poeta, desabia, de politic: representan un atributo abstracto antes que a un ser singular. De todos modos, es posible que ‘se hayan pintado retratos que escapasen a estas dos catego- Flas, pero no se han conservado. Tan solo los escritos de la Gpoca nos ensefian que tal artista habia representado a una amiga de Epicuro, tal otro a la madre de Aristételes, un tetcero a sus propios amigos oa los miembros de su familia: se trata de otros tantos seres que no designan nada fuera de si mismos. Solamente en Roma encontramos lo que para nosotros corresponde plenamente a la representacin del individuo y ‘debernos esasimsigenes ala erupcién del Vesubio, que permi- 16 conservarlas, Miramos un fresco célebre, que muestra el

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