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‘Teaversa, Oscar Infleriowes del discurso. Camisios y nupeutas en Atmpectonias del eda 1 e- Busts Aros Santiaps Arcos edi 2044. SPO 16-200em « |Seema / Doms Chis SONY) 1290-04-4 open 2 Santiago Arcos setter Diteceire editorial MOU A. Veoerasn Diseto: Cubierta: A2sn Ansieranie aderiaret: Gvstave Bex (gustavo bieee geil com) ‘© Sanliogo Arcos ector, 2014. Puan 467 (1406) Buenos Aires eww santiagoercos.com.ar e-mail: santiaponrcosed tormuolsinectis,com.ar WBN: 978-087-1200-9404 Quecla hecho el depinito que marca la Ley 11.723, Irmpreso ena Argentina - Print in Arg Ta reproduceson total o parcial de este tio, no autorizads por Jos rainy Nola derechos reservados, Cuslquir uilizacn tdi son Proviamente solicitada, A la memaria de Eliseo Verin y Cristian Metz, maestros y samigus 1 APROXIMACIONES A LA NOCION DE DISPOSITIVO, qué aproximarse a la nocién de dispositive? La palabra dispositive se suele leer tanto en paginas de filoso- feomo de mecdnica, remitiendo, al parecer, al significada que Storga la lengua corriente: un artificio destinado a obtener un antomatico, De su uso na se exceptiia el campo de ta co cack’, transitado por tantos y diferentes discurses, los que 6 $€ dlistancian de los otros, en cuanto a lo que genéricamente indicar, En algunos contextos se acerca a lo tangible que resulta de manipulacién instrumental, en otros a fenémenos configura- cs, resultado: de relaciones que #¢ establecen entre procesos; ‘otros, lo que puede describirse ve similariza con alguria de esas ativas, pero no recibe la designaciin de dispositivo. ‘Las aproximationes que intentaremos, ni exhaustivas ni ex » pretenden solamente instalar Ja inquietud acerca del ¢ y posible utilidad de establecer los limites de su empleo, 1 vista de asignarle utilidad analitica en el dominio de los fend- js de producesin de sentido, en el espacio de ln que se deno- medias. ‘Nos apresuramos a reconocer el lugar que ocupa un texto en acercamiento, me refiero.a “El papel del dispositivo”, capitulo ‘La imagen de Jaques Aumont. Escrito al que pueden hacérsele hos reproches, pero sin olvidar de adjudicarle un doble mé dl primero, ser quien intents una exposicién abarcativa, que ‘a intenein inicial (referirse a Ia imagen): et segundo, rar como relais, reenviando a un diverso campo de textos que, © seguir su lectura, padria establecerse un perimetro de desplie~ de esa nocién,* 1. Ediciones Paidos, Bazselona, 1092. 20 Ose Tuanase El desorden que podra leerse no es solo aparente, se propose como un ejercicia de metodo, pues la dispersién de mestre abje- to no presenta, de antemano, ningin camino que asegure un fin previsible. Primera aproximacién: la materialielad de los signos, las tee- nicas y los vincules ‘Quando hablamos de produccién de sentido hablamas de eo sas que remiten a materialidades, cn el modo tds aso que se puede entender es¢ término, es decir cosas que estin en ol mun do al aleance de nuestros. aciorcs bioldgicos. Cada uno de ellos, a partir de los estfmulos que le sirven de fuente, nos habili- tan para detectar miiltiples diferencias, distinguiéndose mangos de proceses cognitivos en los que intervienen, los cuales no se sitar en espacios saciales ni son portadores de jerarquiss homogéneas, El ofda y cl alfito o el gusto y la visidn, por ejemplo, no ban merécido fa snisma ateneién ni ocupan higares semejautes cn el ontacte) oon distintas eapecics discusstvas, por ejemplo ls dal rte entre tanias, que ha privilegiado unos pot sobre otras. Sin em: argo ya nadie sc atreveria a establecer una jerarguia én otto or den de fendmenos: en cuanto 2 su importancia en la oniogénesis o-en la conservacién de la contimuidad biokigica, por ejemplo, sea con fines reproductivos o adaptativos Esta materialidad se extiende hasta lo necéndito de Ja produce cién onirica, Ia que se libra al mundo en ta palabra def sofiante “unos sonidos © unos wazados grificos~ al alcance de los olds a: los ojos de alguien, que los rewma huego en otra palabra, No me hips OcUrTe, en Una posicidn tan alejace, cons cen fa pereepeicns del vulgar olor a gas combustible. que de percibirse, paw ejemplo, ccaands ingresamos en nuiestras casas, ¢ torna cn -exclamacionesy Restos, seguramente alguna. accién, que oorgan par kan del ne- conocimiento de tan simple sistema (olor vs. no olen), una diene sin de orden creciente al de la sefial de origen Eliseo Verdin lo resumfa, hace algunos aitos: “Toda produc- cidn de sentido, en efecto, tiene uma manifestaciéin material. Esta Anwnmacama 4 noc nent a1 materialidad del sentido define tuna condicién esencial, et punto de partida necesaria de tado estudio empiria de la produceiin de sentido, Siempre partimos de “paquets” de materias sensibles in: westidas de sentido que son productos; con otras palabras, partic ‘mos siempre de configuraciames de sentido idemtificadas sobre un soporte material (vexco lingiistico, imagen, sistema de accidn cuyo soporte es el cuerpo, ereétera) que son fragmentos de semiosis".? Si un diseurso hace sentido (sea la palabra enigmtica del so- fiante 6 el comtundente olor a gas) lo hace en tanto se integra a una cadena de fragmentos de semiosis que lo precedievon, otros iseursos, Gada uno de ¢llos puede asimilarse a una estacion donde se intercambian pasajeros, cuya partida es una eva pro- duccidn y su Hegada un nuevo reconocimiente, Cada uno de los momentos de ese necorrido sc cumple a través dé cambios en la materialidad de esos discursos (fragmentos de semiosis) que s¢ manifiestan a.través de marcas, las que se derivan de ¢jercicios séenicos que modelan ~dan forma y sentido a ¢sos soportes (scan escripturales, pictdricos, flmicos, etc). Queremos decir, con ejerco ieniea, acciones pautadas que rele- ‘van. de reglas que instauran operaciones de produccién de sentido ‘ques, par esa condicién, comportan algin modo de posibilidad de repeticidn, Un signo es tals, en algrin aspecto, se repite; lr que in- cluye también los sesgos vy las diferencias (o su “desarrollo”, como indicaba Peirce), en sus trayectarias sociales, como una propiedad nevesaria para que funcionen como tales. Si es cierto que no <5 posible que se produzcan dos enunciados iguales, no ¢s posible tampoce que un enunciado exista sin algin grado de identidad can respectn a otros De aceptarse que las reglas conllevan operaciones y estas es: tin sometidas,.cn su gencracidny, a exigencias técnicas, cade una de estas iltimas suponen campos de despliegue y situaciones que hacen usu existencia, y dependen de ellas, 2 Venin, E, La wma: sel, Barcelona, Gevdisa, 1987, p: 26. BD rc Tosa El lenguaje humano —una técnica del cuerpo, solo se hace posible por una asociacidn particular entre ciertas organizaciones biolégicas que se conjugan con atras sociales: las que al articular. se producen resiricciones reciprocas, tanto de ts0 como de neces, aucsos usos. Téngase en cuenta, por um momento, el empleo y [proceso de adquisicidm de las reglas del lenguaje? un nie: aprende ‘a decir “sopa’, Ip que comporta, por una parte, una técnica del ‘cuerpo y; # la-ver, por ora parte, una técnica social (no se aprende ‘en cualquier parte y de cualquier mancra) De hecho también, un despticgue signico de otro alcanee al ‘que puede suponerse de fa fomacidin; me refieroa aleance en euan- ta a la diversidad de Jos circuitos ep que se incluyen, comportan articulaciones de otra indole, piénsese en lo inclusiém de la fona

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