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XI CONGRESO INTERNACIONAL DE INGENIERÍA DE PROYECTOS

LUGO, 26, 27 y 28 de Septiembre, 2007

EL ANÁLISIS SENSORIAL COMO HERRAMIENTA PARA EL


ANÁLISIS, SÍNTESIS Y DESARROLLO DE PRODUCTOS
INDUSTRIALES.

M. A. Artacho Ramírez, M. S. Prada Molina (p), J. Alcaide Marzal.

Abstract
The study of product perception by consumers has focused during the last decades on the
evaluation of semantic categories regarding emotions and feelings. These studies have
highlighted the visual perception of products formal attributes. However, the analysis of the
psycho-physiological and emotional responses which takes place during the usage of the
object has not been addressed so far. Ignoring the information related to the complete
sensorial interaction between the consumer and the product impedes the designer to
effectively evaluate the whole transmission of messages. In this work we study the
perception processes and the applicability of sensory analysis in product development. The
use of this method in the early phases of the design process permits to distinguish the
different cognitive responses expected from users to a certain product. To conclude we
emphasize the association of object typologies with sensory stimuli, the determination of
perceptible stimuli thresholds in the product, the characterization of sensory attributes and
the generation of methods to measure the influence of sensory integration in the
configuration of mental models by the users. The assessment of these items will facilitate the
understanding of the physical and psychological processes involved in the sensory
perception and establish a solid base for the design of new products providing experiences
positively valued by the consumer.

Key words: Product Perception, Sensory Perception, Cognitive Responses, Product


Development, Product Multisensoriality.

Resumen
En las últimas décadas el estudio de las percepciones del consumidor frente a un producto
se ha centrado en la evaluación de las categorías semánticas asociadas a las emociones.
Dentro de esta tendencia, destaca el predominio de las evaluaciones derivadas de la
percepción visual de los atributos formales del producto. En este sentido, el análisis de la
respuesta psicofisiológica que se produce durante el uso del objeto ha sido objeto de menos
estudio. De ese modo se puede limitar mucho la evaluación de la transmisión de mensajes,
ya que se desprecia la información que la interacción usuario-producto puede ofrecer al
diseñador a través del análisis sensorial multimodal. En este estudio se analizan los
procesos de percepción asociados a los sentidos y se resalta el valor de los métodos de
análisis sensorial como herramientas para el análisis, síntesis y desarrollo de productos
industriales. De este análisis se desprende la importancia de su aplicación en las fases de
diseño conceptual, donde puede ayudar a diseñar las diferentes respuestas cognitivas del
usuario frente a un producto. Así, se concluye la importancia de la asociación de tipologías
objetuales a estímulos sensoriales, la determinación de umbrales perceptibles frente a los
estímulos generados, la caracterización de los atributos sensoriales y la creación de
métodos para medir la influencia de la integración sensorial en la configuración de modelos
mentales. Profundizar en este sentido puede facilitar la comprensión de los procesos físico-

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psicológicos de la percepción sensorial y sentar una base sólida para diseñar productos que
proporcionen experiencias valoradas positivamente por el consumidor.

Palabras clave: Percepción de producto, Percepción Sensorial, Respuestas Cognitivas,


Desarrollo de Productos, Multisensorialidad del Producto.

1. Introducción
En mercados maduros donde se encuentra una amplia gama de productos que cubren la
misma necesidad, la funcionalidad está supuestamente garantizada y existe un colectivo de
usuarios muy heterogéneo, la necesidad de innovar y aportar una sobrecalidad a los
productos se vuelve un imperativo empresarial para continuar siendo competitivos. Este
valor añadido se puede ofrecer a través de una adaptación específica al usuario por
mediación de un buen diseño emocional coordinado en el seno de un desarrollo integrado
de producto. Ante una oferta masiva de productos que apenas se diferencian en
prestaciones, el usuario se decantará por aquél que mejor comunique los mensajes y
conceptos que sintonizan con sus expectativas y preferencias y, por ende, le genere
mayores expectativas de sentir emociones positivas durante el uso. En este sentido, se
podría afirmar que no hay productos bien o mal diseñados, sino que hay productos que
generan buenas o malas emociones (Desmet, 2002). Así, el viejo lema que afirmaba que la
forma sigue a la función (“Form follows Function”) deja paso al de la forma sigue a la
emoción (“Form follows Emotion”) según afirma Esslinger (1999).
La respuesta emocional del consumidor viene precedida por la evaluación cognitiva que el
usuario realiza a partir de lo que percibe. Actualmente, este análisis se ve entorpecido
porque los continuos avances tecnológicos hacen ininteligible el funcionamiento del producto
para los consumidores, lo que acaba convirtiéndolo en una caja negra para la mayoría de
ellos. De este modo, al consumidor sólo se le deja accesible la interpretación que pueda
hacer a través de los sentidos de la propuesta formal y sensorial diseñada. De momento, en
una sociedad como la actual, parece innegable la supremacía del sentido de la vista frente a
los demás. Así, la apariencia visual de los productos se convierte en un factor crítico y
determinante en la respuesta del consumidor y, por tanto, en el éxito del producto (Crilly et.
al., 2004). Obviamente, resulta importante que la apariencia de un producto sea congruente
con otras propiedades sensoriales del mismo. Para ello la ingeniería emocional ha
desarrollado herramientas que permiten controlar los aspectos estéticos y la transmisión de
conceptos de forma objetiva y fiable desde las primeras fases de diseño. Este tipo de
herramientas representan un apoyo sistemático robusto que sustituye las definiciones
basadas en la intuición del diseñador, proporcionando así datos objetivos capaces de
consolidar una base sólida sobre la que tomar decisiones.
Sin embargo, en un futuro próximo no bastará con la información transmitida pensada para
ser interpretada únicamente por la vista. Se debe intensificar el uso del tacto, oído y otros
sentidos por ser tan válidos como cualquier otro, y porque en combinación con los demás
podrían enriquecer enormemente la transmisión de mensajes y la interpretación de
significados. No en vano, Osgood (1957) proporciona un puente entre significados y
experiencia sensorial cuando afirma que uno percibe un producto cuando cierta señal
producida por el mismo libera el cúmulo total de sensaciones y de respuestas
representativas evocativamente relacionadas, ambas producidas debido a la previa
experiencia sensorial acumulada por el sujeto con el producto en cuestión. Esto debe
conducir al uso apropiado de métodos para ampliar el espectro sensorial de cada situación,
así como a entender mejor el papel que juegan los sentidos en cada caso concreto
(Shedroff, 1999). Esta es la labor que debería desempeñar la Ingeniería Sensorial.

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Sin embargo, el análisis sensorial actualmente sigue restringido a sectores como el de la
alimentación y cosmética, limitándose además su aplicación al estudio de las propiedades
intrínsecas de los productos una vez que éstos ya han sido diseñados. Responder a las
crecientes necesidades de un consumidor cada vez más informado y exigente demanda que
esta situación cambie. Así, se deberían aprovechar los resultados derivados del análisis
sensorial para contribuir a mejorar desde las primeras fases del desarrollo del producto las
características de productos industriales en muchos otros sectores industriales. Conocer
desde el principio de forma objetiva cómo se interpretan los diseños y su capacidad para
transmitir las sensaciones adecuadas puede ser de gran ayuda en mercados donde, cada
vez más, los valores simbólicos y emocionales del producto adquieren mayor protagonismo
en las decisiones de compra (Holbrook, 1985; Han et al., 2000; Liu, 2001; Desmet, 2002).
Con objeto de empezar a abordar esta problemática, en este trabajo se esboza un marco
conceptual que permite sentar unas bases mínimas para valorar las posibles aportaciones
que el análisis sensorial puede hacer para el desarrollo de nuevos productos. Así, a partir de
los estudios realizados por la Psicofísica, las disciplinas cognitivas en las ramas de la
Psicología, la Neurociencia y la Neuropsicología (Shimojo et al., 2001; Spence, 2002, Eimer
et al., 2002; Alais and Burr, 2004) y de las aportaciones realizadas desde las ciencias
Sensoriales (Piggott, 1995; Lindstrom, 2005; Enneking et al., 2007) se describe cómo se
producen las respuestas cognitivas, cómo se percibe y procesa la información a nivel físico y
mental, los tipos de necesidades sensoriales y emocionales del consumidor, las claves de la
interacción multisensorial entre usuario y producto y los métodos y técnicas para estudiarla.

2. Respuesta Cognitiva del Producto.


La respuesta que el consumidor da al producto está mediada por tres aspectos: Cognitivos,
Afectivos y Comportamentales. La Respuesta Cognitiva viene definida por los juicios
emitidos por el consumidor una vez es analizada la información percibida por los sentidos:
impresión estética (atractivo o no), interpretación semántica (expresión sobre su función y
modo de uso) y asociación simbólica (significado social y personal). Por otro lado, elabora
Respuestas Afectivas, referidas a emociones o sentimientos y, finalmente, Respuestas
Comportamentales o conductuales asociadas al interés o desinterés por parte del
consumidor en el momento de la compra (Crilly et al., 2004).
Estudiar las respuestas cognitivas (juicios), afectivas (emociones) y conductuales (interés), y
concretar la influencia de la estimulación sensorial y perceptiva permitirá conocer los juicios
cognitivos que el usuario elabora cuando se enfrenta a un producto.
En los procesos cognitivos el pensamiento depende de la forma en que la persona crea una
representación del mundo y de las maneras en que esa persona puede manipular o actuar
sobre esa representación interna (Meyer, 1986). Cuando un consumidor interactúa con un
producto, varios aspectos del objeto estimulan los sentidos humanos, los cuales juegan un
papel importante en la interpretación que se le da al objeto. La representación mental que el
usuario tiene del producto se modifica por la experiencia sensorial y perceptiva, lo que a
medida que pasa el tiempo consolida la experiencia cognitiva (Schifferstein y Cleiren, 2005).
Meyer (1986) decía, con referencia al proceso cognitivo, que los seres vivientes para
sobrevivir deben obtener información de su entorno, aunque sólo una pequeña parte pueda
ser captada por el individuo, puesto que todo conocimiento nuevo debe ser relacionado y
codificado con un conocimiento previo. Cuando la información del exterior es semejante,
pero no idéntica al conocimiento existente y sus estructuras, será asimilada por las
estructuras mentales existentes. Esto implica realizar cambios en la estructura mental inicial
para acomodar el nuevo conocimiento (Meyer, 1986). De esta manera, al evaluar un
producto, los seres humanos percibimos una información a través de los sentidos,
información que es procesada y que, en relación al conocimiento que poseamos de dicho

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producto, puede modificar la representación mental que tenemos del mismo, creando así
una representación positiva o negativa de dicha experiencia perceptiva. Así, comprender
cómo se desencadenan las acciones de conocimiento y qué consecuencias tiene
proporciona un mejor entendimiento de la relación usuario-objeto.
Por otra parte, la relación del usuario con su entorno está mediada por el objeto: los
artefactos conviven día a día con el hombre, son expresiones culturales. Los objetos se
pueden considerar como extensiones del hombre que le ayudan a responder a los
requerimientos que el entorno permanentemente le demanda. Suwa et al. (1998) proponen
cuatro categorías o niveles en los cuales la información que proviene del contexto es tratada
por la cognición humana: nivel físico, nivel de acción, nivel de interacción y nivel de
concepto. De forma similar al modo la manera como circula la información desde el nivel
físico al conceptual, la mediación con los objetos tiene niveles. Jordan (2000) establece una
jerarquía en la cual el primer nivel corresponde a lo funcional, la función básica para la cual
fue creado el objeto, un segundo nivel se refiere a la usabilidad, implica la interacción clara
con el hombre y la facilidad de uso, y en último nivel el placer, los beneficios emocionales
que los objetos proveen a las personas durante el uso.
El uso permite un intercambio comunicativo hombre-objeto-entorno; es un vehículo, un
medio y un canal de comunicación. Durante el uso, las personas se relacionan con los
atributos del producto recibiendo de ellos todo tipo de prestaciones. Cuando el usuario
percibe que el objeto responde eficazmente a sus necesidades se genera una satisfacción,
un disfrute, una gratificación. En el momento en que el usuario interactúa con el producto,
específicamente cuando lo usa, comprueba si su percepción visual inicial coincide con su
experiencia de uso, lo que puede producir una satisfacción o insatisfacción en el cliente, una
percepción positiva o negativa del servicio e incluso de la empresa que comercializa el
producto (Suwa et al., 1998; Jordan, 2000; Norman, 2005). En este sentido, la intención de
compra de un consumidor depende en gran medida del grado en que el producto satisface
las circunstancias de su uso (Kupiec et al., 2001).
El fenómeno de percepción sensorial es un desencadenante clave en la aceptación o
rechazo de un producto (Schifferstein, 2006). Determinar la influencia que una adecuada o
inadecuada percepción produce en la aceptación del producto conlleva a seguir
detalladamente cómo se desarrollan en el ser humano los fenómenos de percepción, cómo
se relacionan cognitivamente y cómo desencadenan en respuestas afectivas o
comportamentales positivas o negativas hacia el producto. Cada vez más la ciencia
sensorial acerca la dimensión física a los aspectos cognoscitivos o del pensamiento, y se
destaca la importancia que la contribución de estudiar la psicología del consumidor puede
tener en las ciencias sensoriales (Moskowitz et al., 2006).

3. El Fenómeno de percepción sensorial en el producto.


El fenómeno de percepción sensorial es un proceso físico-psicológico en el cual intervienen
estructuras fisiológicas del ser humano, junto con procesos psicológicos como la memoria,
el juicio, la experiencia, el conocimiento, etc. (Schiffman, 1981). El fenómeno de percepción
sensorial es una cadena compleja que parte de la activación de los receptores sensoriales,
sincronizados con los cambios de energía del ambiente físico, que dan por resultado la
captación de información y de conducta potencialmente medible por un organismo receptor.
La actividad biológica implícita en el proceso se inicia con una estimulación proveniente del
ambiente externo, que incide en los receptores sensoriales, que traducen o convierten la
energía del estímulo incidental en forma neural y que termina en los fenómenos
conductuales derivados de la sensación y la percepción (Schiffman, 1981).
Así, pese a la falta de acuerdo en la terminología existente, la mayor parte de autores
aceptan que el proceso comienza con la Sensación como fase de recepción de información

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de experiencias inmediatas y directas producidas por estímulos físicos aislados simples,
asociada, principalmente, a la estructura, fisiología y actividad sensorreceptora en general.
Los órganos receptores o sistemas sensoromotores son las estructuras sensoriales del
cuerpo humano encargados de traducir y convertir los estímulos físicos provenientes del
medio externo en información nerviosa. Estos sistemas son básicamente cinco: el S. de
Orientación, el S. Auditivo, el S. Somastésico, el S. Químico Sensorial y el S. Visual. Cada
uno de estos sistemas está desarrollado para detectar uno o varios tipos de estímulos
específicos, bajo valores de umbral cuantificables y medibles (Schiffman, 1981).
El siguiente momento del proceso es la Percepción, procesos complejos de organización,
interpretación y procesamiento de la información sensorial; la Percepción es una toma de
conciencia por efecto de un estímulo sensorial simple o complejo (Normas UNE
87001:1994), se refiere a los procesos psicológicos en los cuales interviene la experiencia
anterior, la memoria y el juicio. Está relacionada con la organización o integración de los
atributos sensoriales, esto es, el conocimiento de las cosas, de los acontecimientos y de
rasgos y cualidades. Los procesos perceptivos suceden en el Sistema Nervioso, la actividad
nerviosa permite la integración o sinapsis y la codificación de los impulsos eléctricos
(Schiffman, 1981). La actividad nerviosa es un punto de evaluación en el que las disciplinas
cognitivas como la psicología, la neurociencia y la neuropsicología, se concentran para
observar cómo se procesa internamente en el cerebro los estímulos y qué tipo de
reacciones se desencadenan, tanto voluntarias como involuntarias (Shimojo et al., 2001;
Spence, 2002; Eimer et al., 2002; Alais y Burr, 2004).
La Sensación y la Percepción están necesariamente ligadas, la estructura fisiológica
integra tanto la recepción como la codificación de tal manera que la información proveniente
del medio externo pueda ser transformada posteriormente en emociones y sentimientos.
Las Emociones y los Sentimientos son efectos sensoriales, reacciones al procesamiento
de la información proveniente del medio externo. Fisiológicamente, el efecto emocional
sucede en la Corteza Cerebral, más específicamente en el sistema límbico, cuya función
está relacionada con el aprendizaje y la memoria. Así, se da pie tanto a emociones de tipo
primario, como a emociones de tipo secundario (Bedolla, 2002).
Las emociones han sido estudiadas desde dos puntos de vista: Biologicista y Cognitivo
(Buck, 1984). El primer punto de vista considera que las emociones surgen de influencias
corporales tales como las vías neuronales límbicas y la descarga neuronal. El protagonista
es el sistema fisiológico innato, espontáneo y primitivo que reacciona de forma involuntaria
ante los estímulos físicos, donde la información sensorial es procesada rápida, automática e
inconscientemente por la acción de las estructuras y vías corticales. Sin embargo, desde el
enfoque cognitivo se plantea que las emociones son fruto de la interpretación que la persona
hace del significado de un acontecimiento o estímulo. Desde esta perspectiva se afirma que
las emociones surgen de la historia personal, que constituyen un sistema adquirido,
interpretativo y social, donde la información sensorial es procesada de forma evaluativa,
interpretativa y consciente por las vías corticales. Estos recursos están asociados al
pensamiento.
Por otro lado, Norman (2005) en sus estudios sobre la emoción, establece que este atributo
humano se deriva de tres niveles diferentes del cerebro: Nivel Visceral, Nivel Conductual y
Nivel Reflexivo. El Nivel Visceral, que es preconsciente, es la parte más sencilla y primitiva
del cerebro y precede al pensamiento. Es el más común a todas las personas y obtiene
respuestas biológicas y análogas en todos los seres humanos. El Nivel Conductual no es
consciente, tiene valor para las actividades rutinarias y bien aprendidas acumuladas por la
experiencia. Es sensible a las experiencias, al entrenamiento y a la educación (a lo cultural).
Por último, el Nivel Reflexivo es consciente y resulta de la actividad de pensar lo que se
realiza, proviniendo del estudio y de la interpretación.

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Los tres niveles interactúan entre sí, modulándose unos a otros. Cuando una actividad parte
del nivel visceral y se desplaza hacia los otros se dice que ha seguido un proceso “bottom-
up” o ascendente, son emociones conducidas por la percepción. Si inicia en el nivel superior
reflexivo y va hacia los otros se denomina “top-down” o descendente. En este caso son
conducidas por el pensamiento (Norman, 2005).
El último nivel de la cadena de percepción sensorial (ver Figura 1) esta definido por los
Sentimientos y Deseos, controlados por el Neo-cortex. Los Sentimientos involucran
procesos más complejos, ya que se relacionan con las necesidades de pertenencia y
aceptación del individuo al sistema social. Los rasgos culturales condicionan la percepción
del sujeto, las tradiciones y costumbres de la sociedad en la que habita son filtros para los
mensajes del entorno cultural. Los juicios del consumidor están influidos por los sentimientos
experimentados y por sus expectativas (Schifferstein, 1996).
Jordan (2000) define los placeres social, ideológico y psicológico derivados del uso de los
objetos como los sentimientos placenteros emanados de la relación con productos que
benefician la interacción social, que permiten que las personas se identifiquen con su
identidad social y con productos que reflejan los valores de las personas y de sus culturas.
FENOMENO PERCEPCION SENSORIAL FENOMENO FÍSICO BIOLOGICO
Top down o descendente

Bottom up o ascendente

SENTIMIENTOS Y DESEOS Neo Cortex

EMOCION Corteza Cerebral

PERCEPCION Sistema Nervioso

SENSACION Receptores Sensoriales


Estímulos físicos
Figura 1. Proceso General de Percepción Sensorial

Por otro lado, las personas a través de la percepción, codificación e interpretación de los
estímulos sensoriales establecen relaciones de agrado o desagrado con su entorno. Los
productos, como expresiones materiales de la cultura, son sometidos a evaluación
permanente, influyendo en la apropiación o no de los objetos en la vida cotidiana de los
seres humanos. Así mismo, las personas establecemos representaciones mentales de los
objetos por la relación que cotidianamente establecemos con ellos; estas representaciones
son reconstruidas permanentemente por la evaluación positiva o negativa que tenemos de
las experiencias vividas con los objetos.
Tal como expresa Bedolla (2002), desde el nivel básico perceptivo un objeto nos gustará o
nos disgustará sólo por la sensación en sí. El sistema sensorial determinará las primeras
impresiones perceptivas. En otro nivel, el emocional, seguirá el proceso de evaluación del
producto percibido por el usuario. La excitación sensorial y valoración de las sensaciones a
través de la comparación de impresiones y recuerdos por medio de las modalidades
sensoriales, da pie a la experiencia de gustar o disgustar de manera inmediata o automática.
La sensación de gustar o disgustar despertará una tendencia a acercarse o retirarse del
producto. El sistema límbico expresará el gusto o el disgusto y el hipocampo iniciará la
evocación de los recuerdos y el impulso para que se dé una acción determinada.

4. Necesidades Sensoriales vs Necesidades Emocionales.


Los seres humanos establecen relaciones con los objetos desde dos ámbitos, lo sensorial-
perceptivo y lo emocional-sentimental; en ambos procesos aparecen necesidades diferentes
que buscan ser satisfechas a través de la interacción con los objetos. Las necesidades

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sensoriales derivan de la búsqueda por mejorar, especializar, extender y proteger el
funcionamiento de los sentidos, mientras que las necesidades emocionales, al estar
determinadas por elementos cognitivos, memorísticos y experimentales adquiridos
socialmente, están relacionadas con la seguridad, protección, pertenencia al sistema social,
autoestima, estatus, reafirmación, alivio al dolor, al cansancio, a la tensión, confort,
serenidad, placer y entretenimiento (Bedolla, 2002).
Las necesidades de tipo sensorial se ven influenciadas por las características del ser
humano. Aunque es verdad que los seres humanos compartimos fisiológicamente principios
de funcionamiento similares, existen características internas como son la tipología corporal,
la personalidad, el sexo y la edad que hacen que la percepción de los estímulos sea
diferente (Sheldon, 1942; Kretschmer, 1954) en Bedolla (2002). Estas características
fisiológicas pueden determinar la preferencia de ciertos tipos de productos, y por ende la
inclinación hacia la compra y consumo.
En este sentido, las normas españolas que rigen los estudios sensoriales definen la
aceptabilidad como la condición de un producto que le hace ser aceptado por un individuo o
una población determinada en función de sus propiedades organolépticas; la preferencia
como una actitud favorable o de predilección hacia una producto cuando es comparado con
otro u otros y la aversión, como el sentido de repulsa provocado por el estímulo (Normas
UNE 87001:1994). Se considera el producto insatisfactorio si un consumidor no tiene
ninguna intención de consumirlo otra vez y viceversa. Por esta razón se justifica la
exploración de los atributos que resultan atractivos para un consumidor, permitiendo definir
las características de su producto ideal (Riviere et al., 2006).
Considerando estas preferencias, el diseñador puede concentrar su esfuerzo en resaltar o
no ciertos atributos del producto en relación al tipo de consumidor al que va dirigido el
objeto. Se hace patente para el diseñador la necesidad de reflexionar acerca de los atributos
sensoriales del producto, características constitutivas del producto que pueden ser
modificadas buscando incrementar o disminuir un estímulo sensorial. Se puede así plantear
que a través de los atributos sensoriales del producto se puede lograr la adecuada
caracterización sensorial, la estimulación multisensorial y la personalización de los mismos,
abriéndose un campo de exploración de interés para la innovación y el desarrollo de nuevos
productos.

5. La interacción multisensorial con el producto.


El consumidor que utiliza un producto recibe constantemente retroalimentación acerca del
desempeño del mismo a través de las diversas modalidades sensoriales, lo que genera
diversas reacciones a las acciones del producto (Schifferstein, 2006).
El análisis sensorial estudia la percepción de los atributos calificables de un producto que
el usuario realiza a través de los sentidos (Schifferstein, 1996; Lindstrom, 2005; Enneking et
al., 2007). El estudio sensorial plantea dos formas de observar los estímulos sensoriales
provenientes de los productos, a través de la observación del desempeño de cada
modalidad sensorial de forma independiente o unimodal, o a través de la estimulación
multimodal, en la que la integración de la información proveniente de los diferentes
receptores sensoriales es la que determina cómo se produce la respuesta del sujeto. La
interacción multimodal no es una excepción en la percepción, de hecho cada modalidad
sensorial está modulada por las otras modalidades (Shimojo et al., 2001; Eimer et al., 2002;
Schifferstein y Cleiren, 2005). La estimulación multimodal ofrece ventajas frente a la
estimulación unimodal, está comprobado que los sistemas receptores operan como un
sistema coordinado que provee información redundante y ofrece al usuario la oportunidad de
percibir la realidad con mayor atención. Así mismo, durante los procesos de integración
multimodal nuestro cerebro involucra dos habilidades importantes, la plasticidad y la

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interacción. La primera se refiere a la capacidad de un sistema sensorial para asumir las
funciones de otro sistema distinto, de realizar una reorganización del sistema cognitivo
según las condiciones del entorno. Por otro lado, la interacción es la capacidad que se tiene
de sincronizar las señales o estímulos provenientes de las distintas modalidades (Shimojo et
al., 2001; Spence, 2002; Alai et al., 2004; Schifferstein, 2006; Lehmann y Murria, 2005).
Las experiencias multisensoriales con los objetos, multisensorialidad objetual, permite
establecer los roles que las modalidades sensoriales juegan en la vida cotidiana de la
experiencia humana y cómo se ve expresada a través de los objetos. En este sentido, la
experiencia de uso del producto provee información sensorial relevante para el proceso de
comprensión del usuario y demanda de él un procesamiento y una reacción sistémica
(Schifferstein y Cleiren, 2005).
Los productos, por su naturaleza compositiva, son generadores de estímulos
multisensoriales; los objetos son sistemas compuestos por múltiples componentes
relacionados entre sí, influidos por el contexto que los rodea (Cross, 1998). Por tanto, los
productos en su interacción con el entorno proveen permanentemente información sobre su
estado funcional y sus características compositivas, emiten estímulos que se retroalimentan
a través de la experiencia de uso.
Así, las modalidades sensoriales están envueltas en la interacción de uso del producto,
afectando a la calidad de las predicciones. Algunas partes del producto no proveen
información porque las sensaciones no son tan intensas o porque el uso distrae ciertos
inputs. La importancia que el usuario da a las partes del producto está influenciada por el
uso, lo que determina la dependencia del usuario y sus expectativas. Varios estudios
demuestran que las modalidades sensoriales juegan un rol diferente según las experiencias
que evocan los productos (Schifferstein y Cleiren, 2005).
La experiencia de uso del producto asociada al análisis sensorial conlleva los siguientes
pasos:
• Análisis de las intensidades, rangos y umbrales perceptibles por el hombre de los
estímulos provenientes de los componentes del objeto.
• Identificación del proceso perceptivo según modalidades sensoriales, información, nivel
de detalle, relevancia, distinción y cantidad.
• Asociaciones cognitivas relacionadas con la información recogida: reconstrucciones de
la imagen mental del producto previamente establecidas en experiencias vividas,
representaciones de la memoria y asociaciones.
• Preferencias del consumidor, sentimientos de agrado o desagrado por el producto
proveniente de la interacción (Schifferstein y Cleiren, 2005).
Los atributos sensoriales del producto, en la medida que pudieran ser caracterizados,
proporcionarían al diseñador el modo de relacionar los requerimientos sensoriales y
emocionales con las propiedades de la forma y la función del producto. No es suficiente para
el proyectista recolectar las percepciones del usuario e identificar tendencias en las
preferencias del consumidor, el diseñador debe ser capaz de abstraer la información en
características concretas del producto, en aspectos tangibles, mensurables, controlables y
manipulables para involucrarlas en el proceso de diseño (Ellen et al., 2005). Cuanto más
específicas sean estas variables mayor poder de discriminación y control tendrá el diseñador
sobre el proceso de diseño.
Establecer los atributos sensoriales del producto como aspectos controlables en el
proceso de diseño, permitiría al diseñador afrontar el reto de modelar la componente
hedónica de los productos siguiendo un proceso “Bottom-up” (ver figura 1), ejerciendo mayor
control sobre la repercusión de la selección de valores en parámetros menos macroscópicos

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que los actuales. La combinación de un juego de variables simples o interdependientes,
como son los atributos sensoriales del producto, da la posibilidad de generar un mayor
avance en el diseño de productos si se parte de la noción de combinar demandas
sensoriales diferentes en combinaciones totalmente nuevas. La combinación de estos
elementos dispares en el producto busca obtener nuevas respuestas de interés por parte del
consumidor. En este caso, la innovación partiría de la mezcla de componentes que surgen
de una base de datos sistematizada por principios de sinergia y modulación, de atributos
sensoriales a los que se podría acceder para manipularlos con el fin de crear nuevas
experiencias sensoriales (Moskowitz et al., 2006).
En la medida que se puedan caracterizar los atributos sensoriales se pueden establecer
categorías de producto de tipo sensorial o tipologías de producto sensoriales, en los
cuales el predominio de algunos estímulos estarían explícitamente definidos por el
diseñador con el fin de generar estímulos demandados por el usuario. Un sistema de
productos sensoriales en un entorno específico puede crear determinadas experiencias de
uso, entornos con la adecuada estimulación sensorial que provean experiencias adecuadas
a los intereses concretos del consumidor.

6. Métodos y Técnicas de Análisis Sensorial en el diseño del producto.


Para realizar un correcto análisis de la información proveniente de los productos es
necesario recurrir a métodos sistemáticos que permitan de forma objetiva cuantificar los
rangos o intensidades de los estímulos, el nivel de percepción del ser humano y su posterior
conducta. Dicho de otra forma, controlar en qué medida los estímulos multisensoriales
provenientes de los objetos modifican la cognición que el usuario tiene del producto, el
estado de su conocimiento, las preferencias y los niveles de agrado o desagrado
manifestados frente al mismo.
Sin embargo, actualmente se desconoce con detalle cómo genera el usuario las
percepciones derivadas de la interacción multisensorial que se produce durante el uso del
producto, qué estímulos recibe, cuál es su jerarquía si es que existe y en qué modo influyen
en la satisfacción o insatisfacción del consumidor. En el ámbito del desarrollo de productos
industriales apenas existe experiencia en el estudio de las propiedades multisensoriales, y
los escasos métodos y técnicas existentes están todavía en un estado embrionario. Más allá
de la evaluación visual, donde métodos como la Semántica Diferencial, el Análisis Conjunto,
los Mapas de Preferencia, Category Appraisal, el Focus Group, Free Elicitation, Laddering,
Repertory Grid, Adaptative Preference Target y la Ingeniería Kansei (Osgood et al., 1957;
Kupiec et al., 2001; Schutte, 2002; Ellen V.K. et al., 2005; Jianxin et al., 2006; Riviere et al.,
2006; Enneking et al., 2007) entre otros han sido de utilidad en las últimas décadas, sólo
existen algunas aproximaciones para verificar estímulos unimodales de forma asilada, como
por ejemplo el análisis de percepciones táctiles en envases de vidrio y de olor en los
vehículos (Barnes et al., 2004; Lindstrom, 2005).
Además, tal y como se ha comentado en la introducción, los investigadores sensoriales
generalmente entran en juego cuando el producto está terminado, aunque recientemente se
habla de la integración de estos profesionales en las etapas tempranas del proceso de
desarrollo de productos (Moskowitz et al., 2006). Parece lógico pensar que en estas fases
los análisis sensoriales serían más productivos a la hora de cuantificar y relacionar un valor
de preferencia cualitativa con medidas de estímulos físicos en las fases creativas.
Entre los métodos y técnicas que se usan en la actualidad para el análisis sensorial de
productos alimenticios (Normas UNE 87008:1992; Piggott, 1995; Schifferstein y Cleiren,
2005; Ladauphin et al., 2006) cabe destacar los siguientes:

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• Pruebas de diferencias: Sirven para determinar si hay alguna diferencia sensorial entre
dos productos, las más comunes son la prueba de comparación por parejas, la prueba
triangular (tres muestras codificadas), la prueba dúo-trío parte de una muestra de
referencia que se compara con otras dos, la prueba “dos de cinco” donde se comparan
cinco muestras, dos de una serie y tres de otra y la prueba “A/no A”, en la que se toma
una muestra como A y se compara con otras muestras para ver si es la muestra inicial o
no.
• Pruebas por escalas y categorías: Se utilizan para evaluar órdenes y magnitudes de las
diferencias entre categorías o clases que deben atribuirse a las muestras presentadas.
Los tipos de pruebas son: de Ordenación, Clasificación y Puntuación.
• Pruebas descriptivas o analíticas: Se utilizan para caracterizar cualitativa y
cuantitativamente uno o más atributos sensoriales de una o más muestras. Se clasifican
en descriptivas simples o en descriptivas cuantitativas de perfiles sensoriales.
• Test Sensoriales: Se trata de cuestionarios con respuestas cualitativas y espontáneas
frente a estímulos provenientes de la interacción usuario-producto.
El desarrollo de métodos cuantitativos de medida de respuesta multisensorial para el diseño
de productos industriales permitiría comprobar la importancia de las otras percepciones
diferentes a la visual, el rol que juegan en la experiencia de uso del producto y el valor que
tienen para el desarrollo de nuevas y mejores propuestas de diseño.
La ingeniería sensorial debería hacer frente a este reto, abriendo un campo de exploración
muy interesante para el desarrollo de producto y la innovación basados en la sistematización
de procedimientos y desarrollo de métodos descriptivos y comparativos de evaluación
perceptual multisensorial.

7. Conclusiones:
De lo descrito, revisado y analizado en este trabajo se podrían extraer las siguientes
conclusiones:
• Además del enfoque tradicional “top-down” para abordar los estudios de percepción del
producto, en el que el análisis parte de los niveles reflexivos asociado a los sentimientos
y las emociones, se plantea abordar la percepción del consumidor en un enfoque
“bottom-up”, partiendo de las respuestas físico-psicológicas a los estímulos externos
para derivar las respuestas conductuales.
• Se reconoce que los productos industriales son generadores de múltiples estímulos; el
consumidor que utiliza un producto recibe constantemente retroalimentación acerca del
desempeño del mismo a través de las diferentes modalidades sensoriales, lo cual
genera diversas reacciones a las acciones del producto.
• El análisis sensorial es una metodología apenas en exploración dentro del campo del
desarrollo de productos industriales. Este tipo de análisis puede ser incluido en las fases
de conceptualización e ideación del proyecto, donde puede contribuir en el desarrollo de
conceptos base, creación de extensiones de línea de productos o conceptos que
representen un nuevo producto.
• Es necesario continuar explorando las bondades que provee al desarrollo de productos
el estudio de los estímulos multisensoriales de los objetos y cómo influyen otras
modalidades sensoriales diferentes a la visual en los juicios emitidos por el consumidor.
• Se valora el momento del uso del producto como un proceso fundamental para
comprender cómo se ve influido el sujeto por las prestaciones que los atributos

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sensoriales ofrecen al usuario, y cómo se generan cambios en los modelos mentales y
conductuales del sujeto.
• Se plantea la posibilidad de realizar asociaciones de tipologías objetuales a estímulos
sensoriales y la determinación de umbrales de estímulos perceptibles, así como
establecer una jerarquía de los mismos con el fin de aumentar el control de las
propiedades hedónicas del producto.
• La asociación de estímulos a atributos del producto permitirá establecer los atributos
sensoriales del mismo; éstos se pueden convertir en una base de datos controlable por
el diseñador que le permitiría explorar nuevos conceptos y combinaciones de elementos
de forma sistemática y medible.

8. Referencias

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Correspondencia (Para más información contacte con): Profesor PhD. Miguel Angel Artacho.
Departamento de Proyectos de Ingeniería. Universidad Politécnica de Valencia. Camino de Vera s/n,
46022, Valencia, Spain. Phone: +34 96 338 75 29 ext 85680 - Fax: +34 96 337 98 69. E-mail:
miarra@dpi.upv.es

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