Articulaciones, Rodilla

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RODILLA

Articulaciones

Los diferentes huesos del esqueleto se unen entre ellos gracias a una
serie de estructuras. Su conjunto constituye la articulación.
Se ha podido comprobar que las articulaciones no son formaciones
estáticas, sino que tienen entidad propia. Presentan su propia patología y
son el órgano reactivo de muchas enfermedades del resto del organismo.
Una articulación siempre está formada por unos extremos óseos y
por una serie de estructuras anexas (cápsulas, ligamentos...) Tanto los
extremos óseos como las partes suaves que las configuran pueden ser de
maneras muy diversas. Hay articulaciones que gozan de un movimiento
nulo o casi nulo. Otras, especialmente las de las extremidades, han
conseguido un grado importante de especialización y los movimientos que
efectúan son muy diversos.
Las articulaciones son muy numerosas y no hay dos iguales. Se
diferencian según el grado de movilidad:
1.- Fijas (sinartrosi)
No gozan de movilidad.
Ejemplos: huesos del cráneo y de la cara.
2.- Semimóviles (amfiartrosi)
Sólo permiten el movimiento limitado de los huesos. Las distingue la
presencia de un disco de caracteres fibrosos o fibrocartilaginosos
interpuesto entre los dos extremos óseos. De esta manera constituye un
elemento muy sólido de fijación entre ellos.
Las más típicas son las situadas entre una y otra vértebra, en la
columna vertebral.

3.- Móviles (diartrosi)


Permiten la realización de movimientos más amplios.
Ejemplo: la espalda, la rodilla...
Esta articulación se caracteriza por tener una superficie articular
extremadamente lisa y recubierta de una capa muy fina de tejido
cartilaginoso. Esto hace posible que los dos fragmentos óseos se rocen
muy suavemente, y a la vez aporta a las articulaciones una cierta elasticidad
y una capacidad amortiguadora ante los diversos traumatismos a los que se
exponen.

En una articulación hay muchos elementos además de los huesos:


1.- Es necesario que una cantidad de elementos hagan que los huesos se
mantengan unidos unos con otros, y a la vez permitan hacer determinados
movimientos.
2.- También se precisa de estructuras que faciliten un deslizamiento suave
de los extremos óseos, evitando de esta manera el desgaste que un contacto
directo produciría.
3.- Y es necesario un sistema que limite la extensión de los movimientos
para que no puedan sobrepasar una amplitud determinada.

Los cinco elementos que cumplen estas funciones indicadas son:


1.- El cartílago articular:
El tejido cartilaginoso es un tipo de tejido conjuntivo formado por
células y fibras elásticas y resistentes. Se encuentra dentro de una sustancia
que tiene una consistencia semidura y que proporciona precisamente la
consistencia y elasticidad que caracterizan al cartílago. Todas las
superficies articulares están revestidas de una fina capa de cartílago
articular (o de revestimiento).
El cartílago articular tiene la misión de proporcionar un
deslizamiento suave y evitar así el desgaste de los extremos óseos. Su
elasticidad evita también que los traumatismos en una determinada parte
del cuerpo puedan lesionar, por transmisión de los golpes de otras más
lejanas.
2.- Los meniscos
Son estructuras fibrocartilaginosas. Se encuentran interpuestas entre
los extremos óseos de algunas articulaciones del cuerpo.
Su finalidad es que los extremos óseos se adapten de una manera más
perfecta y que aumente la superficie de contacto entre los huesos, quedando
más repartida la carga.
La articulación típica provista de meniscos es la rodilla. En esta
articulación las lesiones son frecuentes a causa de la sobrecarga que tiene
que soportar de forma habitual.

3.- La membrana sinovial


Es una especie de bolsa que conjuntamente con la cápsula articular,
rodea las articulaciones y las transforma en un compartimento cerrado.
Confiere a la cavidad articular un revestimiento interno de aspecto
liso y brillante. Su misión principal es la formación de un líquido viscoso
llamado líquido sinovial que cumple dos funciones diferentes:
1.- Proporcionar una correcta lubricación a los cartílagos
articulares.
2.- Constituir el principal medio de alimentación de las células
de estos cartílagos, los cuales carecen de vasos sanguíneos.

4.- La cápsula articular


Es una membrana en forma de “maneguet” que rodea toda la cavidad
articular. Se inserta en los cantos de las superficies óseas articulares, y de
esta manera los extremos óseos siempre mantienen su proximidad y tienen
limitados sus movimientos. Su misión fundamental es, pues, proporcionar
estabilidad al conjunto de la articulación. En algunas zonas esta cápsula es
muy gruesa y de gran resistencia, en la práctica un ligamento. En otras
articulaciones puede ser muy fina o casi sin presencia.

5.- Los ligamentos


Son estructuras fibrosas a manera de cuerdas que se encuentran al
lado de las articulaciones. Hacen posible que los huesos estén
convenientemente unidos entre ellos y que quede limitada la amplitud de
algunos de sus movimientos.
Hay diferentes tipos de ligamentos: amplios, elásticos, cortos,
resistentes, etc. Algunos, como los ligamentos cruzados de la rodilla se
sitúan en el interior de las cavidades articulares.

Articulación de la rodilla

Esta articulación tiene un funcionamiento muy delicado y es una de


la más complejas del organismo.
Las superficies articulares son:
- Por parte del fémur, los cóndilos, que son redondos y situados en el
extremo inferior del hueso.
- Por parte de la tibia, dos plataformas más o menos planas denominadas
tibiales. Están separadas entre ellas por una cresta (espina tibial). Para
conseguir una mejor adaptación articular, se intercalan entre ambas
superficies unas estructuras fibrocartilaginosas, los meniscos de la rodilla.
Son dos, uno por cada cóndilo femoral.
El menisco externo ( al lado exterior de la rodilla) tiene una forma
semejante a un anillo amplio, con una gran cavidad en el centro. El
menisco interno tiene la forma de una media luna y es más amplio que el
otro.
Al doblar la pierna, la plataforma tibial se desplaza hacia atrás,
siguiendo las superficies articulares de los cóndilos femorales y, al mismo
tiempo, manteniéndose la interposición de los meniscos entre los dos
huesos.
Los meniscos se pueden romper con relativa facilidad, especialmente
si se combinan movimientos de flexo-extensión con movimientos de
rotación.
Unos fuertes ligamentos mantienen la unión del fémur y la tibia,
impidiendo la flexión lateral y limitando la extensión.
Dentro de la articulación hay dos ligamentos: los ligamentos
cruzados que tienen una gran importancia para la estabilidad articular.

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