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Vida y amor en los trovadores
Francisco Luis Redondo Álvaro

Les voy a hablar


E l Dr. Francisco Luis Redondo Álvaro,
consejero del Instituto de Estudios
Giennenses y que ha colaborado otras san los hombres
de la vida y el veces en Seminario Médico, ha pronun- que dejan de
amor en los tro- ciado recientemente una conferencia amar cuando
vadores y quizá sobre el tema Vida y amor en los trova- envejecen, dice,
esté incurriendo dores. Para ello preparó un texto de una y no es verdad;
ya en una tauto- cierta extensión, del que leyó sólo una es al revés, que
logía, una inne- parte ante su auditorio. Ahora, lo hemos envejecen cuan-
cesaria repeti- querido recoger íntegramente para nues- do dejan de
ción, en el títu- amar. Como
tra revista, pero conservando el carácter
lo, porque, para ven, pues, el
de comunicación oral con el que fue con-
muchos, vida y tema del amor,
amor son rigu- cebido y presentado. Entendemos que así de su importan-
rosamente la se preserva el estilo ameno, humorístico cia para los
misma cosa. La y desenfadado en ocasiones, que el autor seres humanos
poetisa Nossis, pretendió al dirigirse al público en su es muy viejo y a
de Locri, en el presentación oral. Publicamos, pues, el la vez novísimo; 71
sur de Italia, texto completo, tal como fue leído (en es, en realidad,
que vivió unos parte) y redactado, sin ninguna modifi- eterno y lo más
trescientos años cación posterior. (N. de R.). humano o angé-
antes de Cristo, lico del hombre.
ya escribió que nada hay más dulce Sin embargo, en cierta manera –muy
que el amor y todas las demás cosas en cierta manera, por supuesto– pa-
van detrás de él. Y Gabriel García rece que hubo una época concreta de
Márquez, aquejado en el presente de la historia de nuestra vieja Europa
una grave enfermedad, en una bellísi- en la que se empezó a inventar el
ma y reciente carta, ha vuelto a insis- amor. Un amor alto, elevado, de una
tir prácticamente en lo mismo. Pien- sublimidad desconocida hasta enton-

Palabras clave: Vida. Amor. Trovadores.


Fecha de recepción: Junio 2006.
Seminario Médico Año 2006. Volumen 58, N.º 2. Págs. 71-106
ces. Vamos a ver cuánto de verdad güir que, en realidad, la poesía tro-
hay en todo esto. Me estoy refiriendo, vadoresca no nació exactamente en
claro, a la época de los trovadores Provenza, ni en ella son mayoría los
que, para empezar a delimitar nues- poetas provenzales. De hecho, Raim-
tros empeños, diré que se extiende a baut d’Aurenga, el primer trovador
lo largo de los siglos XII y XIII y en un de esa procedencia regional, nació en
ámbito geográfico que representa una 1144, según la razonada suposición
amplia zona situada al sur del río de Pattison, nada menos que veinte
Loire, en Francia, con prolongacio- años después de que Guilhem de Pei-
nes hacia Italia y España. En este tieu, el primer trovador reconocido,
mundo románico surgió entonces una muriera. Se impuso el nombre de pro-
gran novedad: una poesía, la llamada venzal, a pesar de todo, porque el
trovadoresca, escrita en lengua vul- área de expansión de esta poesía sí
gar –que es entendida por todos, en coincide con lo que los antiguos ro-
oposición al latín culto–, que es fun- manos llamaban, refiriéndose a las
damentalmente lírica, y con autores Galias, provintia y quizá porque los
conocidos y concretos, no anónima. primeros que se interesaron en ella
Esta poesía aparece como una activi- fueron los italianos (Dante, Petrarca)
dad seria, compleja y delicada, sólo y la zona de la actual Francia que
al alcance de aquellas distinguidas linda con Italia es precisamente la
personas que dominan las técnicas Provenza. En definitiva, el término
oportunas; no se trata de una poesía provenzal, para designar el idioma
popular, insistimos. Además tiene –bastante unificado– en que se escri-
clara conciencia de su solidez, de su be esta poesía es el que admiten y uti-
perdurabilidad. Así, Ramón Vidal de lizan la mayoría de los romanistas.
Besalú, al principio de sus Razós de El área en que ocurre el fenómeno es,
trobar, escribe: Y nunca encontrarás como ya hemos apuntado, una vasta
72 palabra bien o mal dicha que, si un zona del mediodía de Francia, que va
trovador la ha puesto en rima, no desde el Atlántico hasta la frontera
quede para siempre en el recuerdo. italiana y llega por el norte hasta el
Integran el conjunto de esta lírica tro- macizo central y el río Loire, y por
vadoresca unas 2.542 composiciones, el sur a los Pirineos y el mar medite-
de unos 350 poetas de nombres co- rráneo. Varias entidades políticas y
nocidos, y varios accidentalmente señoríos, a veces con diferencias y
anónimos, que reciben el nombre de hostilidades entre ellos, se encuentran
trobadors, trovadores. Los poemas en este territorio: Aquitania, Gascuña,
están escritos en una lengua románi- Tolosa, Lemosín, Alvernia, Delfinado
ca: el provenzal. Se han propuesto y Provenza, pero todos tienen una
otros nombres para el vehículo de ex- base idiomática común, que se ex-
presión (romans, lemosín, lengua d’oc, tiende hasta Italia y al sur de los Pi-
occitano), pero es el de provenzal el rineos. Esa lengua es bastante homo-
que ha sido finalmente más común- génea y se impone por encima de las
mente aceptado, aunque se puede ar- variantes dialectales, en contra de lo
que ocurre con la literatura épica y ción musical hay hasta 256 melodías
con la escrita en prosa, que tienen trovadorescas conservadas.
una base idiomática mucho más frag- Esta literatura, en principio, siempre
mentada. Es una especie de koiné, con es escrita, no como ocurre en el caso
base última en la variedad lingüística de la épica, que es muchas veces trans-
de la región de Tolosa y que es utili- mitida de manera oral, y es también
zada ante auditorios muy distantes. obra de personajes y autores concre-
En cuanto al tiempo, concretando más tos, no una destilación vaga del pue-
lo que señalamos antes, podemos con- blo. En una canción del trovador Cer-
siderar que esta poesía trovadoresca verí de Gerona, por poner un ejemplo,
va desde Guilhem de Peitieu, el pri- este se queja de que, cuando está en-
mer trovador con obra conservada, simismado escribiendo, a veces le in-
como ya dijimos, que en 1100 tenía terrumpen en «tan douz jornal». Pero
29 años, hasta un famoso intercam- también estos trovadores eran capaces
bio de coblas, de canciones, entre Fe- de repentizar (siempre ha ocurrido
derico III de Sicilia y Hug IV de Am- esto en poesía, desde Ovidio hasta
purias, que se puede fechar en el año Lope de Vega) y hay numerosos ejem-
1298. Unos doscientos años, bastante plos de que esto es así en el ámbito al
exactamente. que nos estamos refiriendo. Los poe-
mas no suelen tener título y los inves-
Toda esta poesía ha llegado hasta no-
tigadores los citan con las palabras
sotros a través de cancioneros, que
del primer verso. De estos 95 cancio-
son antologías más o menos extensas,
neros, los más antiguos son el de Mó-
a veces con las melodías correspon-
dena, de 1254, y el de Venecia, de
dientes, que fueron compiladas en los 1268. Si bien es cierto que se trata de
siglos XIII y XIV; es decir, sólo un poco poesía escrita, el juglar, la persona que
después de ser creadas las propias se encargaba de ejecutar ante el pú-
canciones y que se designan con le- blico las poesías elaboradas por el tro- 73
tras (mayúsculas para los manuscritos vador, sí cantaba de memoria. Seis de
en pergamino y minúsculas para los los cancioneros van con miniaturas,
escritos sobre papel). Hay unos 95 de que a veces son de animales más o
estos cancioneros. También existe, menos fabulosos, pero otras veces pre-
desde luego, la transmisión indirecta tenden ser retratos de los propios tro-
a través de libros de gramática y de vadores (en total, hay 97 retratos). En
preceptiva, tales como la obra de el cancionero de Roma, del siglo XIV,
Vidal de Besalú, ya citada, o las Re- hay 8 retratos dedicados exclusiva-
gles de trobar, de Jofre de Foixà. De- mente a trovairitz, es decir, a mujeres
bieron de existir bastantes más can- trovadoras, que también las hubo, y
cioneros que se han perdido y de los ya mencionaremos algunas a lo largo
que sólo tenemos noticias indirectas. de nuestra exposición.
En algunos casos contamos, como Conviene tener muy en cuenta que
digo, con la melodía que acompañaba muchas de estas canciones fueron
a estas canciones, ya que con nota- compuestas, no para ser leídas, sino
para ser cantadas, aunque los trova- zal trobar, como el francés trouver o
dores y juglares también recitaban a el italiano trovare, significa, desde
veces sin cantar, e incluso intercalaban luego, encontrar, hallar. Igual que el
parlamentos en prosa, y así se recoge verbo latino invenire, pero que tam-
en algunos documentos en los que se bién quiere decir imaginar, inventar,
señala explícitamente que algunos de «crear literariamente», como indica
ellos «cantaban y narraban». Se ten- el título del tratado ciceroniano De
día a reservar el nombre de poeta inventione.
para el que componía en latín culto. El Los, aproximadamente, 350 trovado-
arte de componer versos y su melodía res proceden de muy diferentes esta-
se llamaba trobar y este verbo ya lo mentos sociales. Gui Folqueis fue obis-
emplea Peitieu, que dice de un poema po de Pueg, arzobispo de Narbona y
que fo trobatz en durmen sus un chi- llegó a Papa (con el nombre de Cle-
vau (fue trovado durmiendo sobre un mente IV, en el período 1265-1268).
caballo). Este término de trobador se- No se conserva de él ninguna pieza
guramente estuvo durante algún tiem- lírica, sólo unos siete gozos de la Vir-
po en concurrencia con el de cantador. gen. Sin embargo, Peire Vidal era hijo
En efecto, algunos textos latinos con- de un peletero de Tolosa. Raimbaut
temporáneos llaman a Ebles II de Ven- de Vaqueiras era también de origen
tadorn, poeta de obra perdida, «Ebo- humilde. Muchos fueron a ultramar, a
lus cantator». Este Ebles II era un Tierra Santa, muchas veces más como
poco más joven que Peitieu, que era peregrinos que como cruzados rea-
precisamente su señor feudal, y estu- les: Guilhem de Peitieu, Jaufré Rudel,
vo en muy íntima relación con él, con Peire Vidal, Gaucelm Faidit, Vaquei-
quien rivalizaba en cortesía, ingenio y ras, etc., y también algunos llegaron
liberalidad. hasta España. Estos viajes les pusie-
Finamente se consolidó el término de ron en contacto con los árabes, lo que
74 trobador. El texto más antiguo en el iría a favor de la llamada teoría árabe
que aparece esta palabra es una pieza sobre el origen de la lírica provenzal,
de Cercamon, de hacia 1150. Segura- avanzada por Julián Ribera en su es-
mente, la palabra deriva del latín me- tudio sobre El cancionero de Aben-
dieval tropare y tropatore, y estos a cuzman, de 1912.
su vez de tropus, nombre de ciertas En correspondencia con sus muy di-
composiciones litúrgicas con melodía, ferentes extracciones sociales, es obvio
muy cultivadas en el siglo XI, precisa- que algunos trovadores viven de lo
mente en la abadía de San Marcial de que reciben del público, mientras que
Limotges –o sea en las mismas tierras otros son lo suficientemente ricos
donde surge la poesía trovadoresca–, como para no necesitar ayuda econó-
que son un poco anteriores en el tiem- mica alguna. Algunos son una espe-
po. Para otros, en cambio, tiene el cie de contratados de las cortes res-
sentido de «encontrar», de «inven- pectivas, que los mantienen con ca-
tar», y este es su principal valor se- rácter estable. Esto parece ya confi-
mántico. En efecto, el verbo proven- gurarse en Marcabrú y Bernart de
Ventadorn hasta llegar a Cerverí de otros relatos de la época, escritos sin
Gerona, trovador que tiene definiti- una metodología rigurosamente cien-
vamente un carácter francamente áu- tífica. A veces hay elementos posible-
lico, siendo como un funcionario de la mente legendarios, derivados de los
corte. Folquet de Marselha era un rico contenidos de las propias poesías,
mercader que abandonó el arte para como cuando se describe a Peire Vidal
entrar en religión y acabó siendo obis- disfrazado de lobo en la vida real,
po de Tolosa. Cuando los trovadores quizá porque en uno de sus poemas
son personajes importantes, hay mu- se cuenta esta peripecia. Estos escritos
chos datos biográficos, pero a medida biográficos, que no están en verso,
que se desciende en la escala social, constituyen una de las más bellas
nos encontramos con menos detalles muestras de prosa provenzal y en oca-
sobre sus vidas. A pesar de todo, de siones encierran valores narrativos de
muchos de ellos tenemos cierta infor- indudable mérito: la aventura del beso
mación porque en los cancioneros, robado de Peire Vidal, la del cadáver
junto a la obra poética recogida, vie- de la esposa de Guilhem de la Tor, la
nen en muchos casos descripciones del corazón de Cabestany, etc. Estos
más o menos sumarias de sus vidas, relatos influyeron sobre los cuentos
bien al principio de la obras respec- de Il Novellino italiano y también
tivas o bien agrupadas todas las bio- sobre el propio Boccaccio. Este último
grafías. También existen las llamadas es suficientemente conocido, Il Nove-
Razós, con las que se pretendía ex- llino no lo es tanto. Se trata de una
plicar el origen y el tema de las can- colección de cincuenta cuentos, reco-
ciones, las circunstancias o finalidades gidos por Masuccio Salernitano, nom-
de algunas poesías concretas o iden- bre con el que fue conocido Tommaso
tificar los personajes que se mencio- Guardati, que vivió en Italia, en el
nan en ellas, etc. En total, contamos siglo XV. La primera edición de la obra
exactamente con las Vidas de 101 tro- es de 1476, justamente un año después 75
vadores, de muy desigual longitud. de la muerte del propio Masuccio.
Son tan uniformes de estilo y de len- Los juglares, los interpretes, suelen
gua, que hasta harían pensar en un ser distintos de los trovadores, y de
autor único o en una especie de es- inferior condición social, pero hubo
cuela que se hubiera dedicado a este juglares que llegaron a trovadores
quehacer biográfico. De hecho, algu- (como es el caso de Albertet, Aimerie
nos críticos creen que bastantes de de Sarlat, Uc de la Bacalaria, etc.) y,
ellas fueron obra de un tal Uc de al revés, también hubo trovadores
Saint Circ, él mismo un trovador, que por azares de la fortuna acabaron
entre 1217 y 1254 y tampoco se ex- siendo juglares. En conjunto, si se
cluye que algunas procedieran de los piensa un poco, la situación es bas-
propios juglares, habiendo sido es- tante parecida a la actual, con la di-
critas por ellos mismos. visión de roles entre los autores de
El valor histórico de estas Vidas es canciones y los cantantes que las in-
muy debatible, igual que ocurre con terpretan ante el público. Lo cual no
quita para que haya casos de cantau- Podemos distinguir distintos géneros,
tores, que ejercitan ambas funciones. dentro de esta poesía trovadoresca,
Ya dijimos que la poesía trovadoresca pero no nos detendremos en esto aquí,
no es una poesía popular sino culta, para no hacer interminable esta sen-
en la que se supone una formación li- cilla charla. Diré simplemente que,
teraria para los autores. Y, en efecto, por el tipo de versificación, se pue-
han llegado hasta nosotros diversos den distinguir: la balada (de balar,
tratados para enseñar a componer, bailar, en provenzal), la dansa, la via-
como el ya mencionado de Ramón deira, la estampida (procedente, en
Vidal de Besalú, Razós de trobar, que realidad, de la Francia situada más al
fue la primera gramática escrita en norte, sólo hay 6 provenzales), el des-
lengua romance. Otro muy famoso es cort, etc. Por el contenido: la cansó
el titulado Leys d’amors, redactado (chansó, chanson, canson, etc., con
por el jurista tolosano Guilhem Moli- nombres algo diferentes, según las
nier, a iniciativa del consistorio de la zonas lingüísticas y las costumbres de
Gaya Sciencia, que desde 1323 inten- los amanuenses), el sirventés, el gap,
taba restaurar la poesía trovadoresca, el sirventés-cansó, la cansó de croza-
ya en decadencia por entonces. Este da (para levantar los ánimos en favor
último es el más extenso de estos tra- de las expediciones religioso-milita-
tados, con gran riqueza de partes re- res hacia España y ultramar), el
tóricas, estilísticas y relativas al arte planh (el lamento, la oración fúne-
de la versificación e influenció nota- bre), la albada o alba (género que des-
blemente a otras obras posteriores. cribe el enojo de los enamorados al
Digamos ahora que la poesía proven- separarse), la pastorela (composición
zal, al igual que otras románicas, se delicada, que narra generalmente el
basa en el número de sílabas y en la encuentro en pleno campo de un ca-
rima. Lo que nosotros, modernamen- ballero y una pastora). En la albada,
76 te, llamamos verso era llamado bordó los enamorados cuentan muchas veces
y la rima era llamada indistintamen- con una tercera persona que hace de
te rim (masculino) o rima (femeni- vigía (gaita), para evitar que los
no). Era rigurosamente consonante; amantes sean descubiertos y tiene
a la asonante se la conoce despecti- también la ingrata misión de recor-
vamente como sonansa borda, o sea darles que el tiempo pasa, huye, y
bastarda, y es considerada un recur- muy aprisa cuando se es feliz. Es in-
so pobre, al contrario de lo que suce- justo, pero, en ocasiones, al ser des-
de en la epopeya y en las composicio- pertados por el gaita, los enamorados
nes de tipo popular, que utilizan casi protestan y hasta lo maldicen, cuando
siempre esta rima asonante. La estro- éste les avisa de que ha salido ya la
fa es llamada cobla, por los trovado- primera estrella de la mañana. Se
res y los tratadistas. Es una unidad conservan nueve albadas, o albas,
melódica que se repite a lo largo del provenzales. Hay también un tipo de
poema, con la misma estructura en alba religiosa, «a lo divino», en el que
cuanto al número de versos y rimas. el amanecer representa la luz, la glo-
ria del cielo, la gracia, incluso la Vir- tes: la licitud o el valor del amor con-
gen y, por el contrario, la noche se seguido por interés, la posible identi-
identifica con la oscuridad y el peca- dad de la dama a la que se refiere un
do. La situación que se pinta en las al- determinado poema, la conveniencia
badas ha sido motivo poético en mu- del ingreso en un convento, etc. En
chas, en casi todas, las literaturas: la tensó (disputa) el diálogo es entre
griega, helenística, latina, china, las dos trovadores y sobre los temas más
germánicas, etc. Las pastorelas son variados, desde los más delicados
más frecuentes en el norte y se han hasta los más groseros, como el que se
conservado 130 en francés y sólo unas refiere a las ventosidades corporales,
25 en provenzal. Hay que señalar que en el que nos detendremos después y
existen evidentes derivaciones de este que se repite más de una vez en este
género en la poesía gallego-portugue- conjunto de canciones. A veces, el in-
sa y en las serranas y serranillas cas- terlocutor del poeta no es otro poeta
tellanas. Estas pastorelas tienden a sino que el trovador pregunta o char-
contraponer dos estamentos sociales la con una golondrina, con su caballo,
muy diferentes: el caballero cortesa- etc. El partimen o joc partit plantea
no y la rústica pastora. En cuanto a la desde el principio un problema con
resolución final del casual encuentro dos soluciones; el trovador pide al
hay para todos los gustos. La pastora contrario que escoja una de las dos, la
puede ceder a las pretensiones del ca- que prefiera, y él se compromete a
ballero, tras un forcejeo dialéctico defender la contraria. En el torneja-
más o menos prolongado, como viene men, son varios, no solamente dos, los
ocurriendo, por lo demás, con todo trovadores que intervienen en el de-
tipo de mozas, y no sólo las pastoras, bate (la misma diferencia que existe
en todos los tiempos. O puede no entre torneo y justa en las competi-
ceder, alegando los más justificados ciones de armas entre caballeros). La
motivos. En una pastorela escrita por cobla es un debate muy breve, que 77
Joan Esteve, la joven no cede, por- consta sólo de una o dos estrofas.
que no le da la gana, en primer lugar, Hemos dicho ya que la poesía trova-
pero también –explica– porque se doresca es una poesía culta, clara-
quiere meter a monja. Bueno, pues mente alejada de lo popular, con las
es una excusa como otra cualquiera y restricciones que ya se mencionarán.
hasta de las mejores. La localización La métrica es complicada, la melodía
geográfica, precisa, del lugar en que exige conocimientos de música que no
ocurre el encuentro es típica de estos son universales, ni mucho menos. Hay
poemas. Para darle más realismo a la reglas inviolables que se han de co-
situación, seguramente. nocer para confeccionar regladamen-
Son frecuentes también en esta poesía te el poema. Como consecuencia de
trovadoresca las composiciones en las todo ello, resulta lógico pensar que la
que se despliega un diálogo entre tro- tarea de los trovadores es una tarea
vadores. Se debaten cuestiones, que lenta, que reclama concentración y
pueden ser más o menos trascenden- calma. Los testimonios de los propios
poetas confirman estas suposiciones. Dentro de este cuadro de compleji-
Bernart Martí, por ejemplo, dice que, dad cultural, se pueden distinguir es-
a pesar de que está constantemente cuelas y estilos más o menos elabora-
haciendo versos, sólo termina dos o dos. Ya desde la primera mitad del
tres canciones al año. Han de saber XII se puede hablar de un trobar leu
música, que en la época formaba y un trobar clus, lo que constituye un
parte del ciclo de enseñanza superior, fenómeno interesante, que me pro-
el quadrivium. Muchas de las escue- pongo resaltar. Hasta los mismos tro-
las monásticas enseñaban música y es vadores se encasillan resueltamente
muy probable que bastantes de los dentro de una de estas categorías y, en
trovadores aprendieran allí los rudi- ocasiones, llegan a atacar o vituperar
mentos de su arte. Existen varios tra- a los del otro bando. El problema del
tados que enseñan el arte de escribir. estilo es debatido constantemente. En
Uno de ellos es la Rhetorica ad He- el trobar leu o leugier o pla, la versi-
rennium, el más antiguo tratado lati- ficación es sencilla, las palabras son
no de retórica conservado, de prin- más corrientes y la técnica poética
cipios del siglo I a. C., atribuido du- puede ser considerada como fácil. En
rante un tiempo a Cicerón, pero que cambio, en el trobar clus, ric, car,
quizá tiene como autor a un tal Cor- escur, cobert, sotil, prim, etc., se dan
las notas contrarias, que no hace falta
nificius, y que tuvo múltiples edicio-
especificar más. En este trobar más
nes a lo largo de toda la Edad Media;
elevado se puede, además, hacer una
el propio De inventione, de Cicerón y
distinción entre el trobar clus de Mar-
el Ars Poetica, de Horacio. Estos fue-
cabrú y el ric de Arnaut Daniel (equi-
ron las fuentes principales de los tra- valentes, en la literatura castellana de
tados de artes poéticas que se escri- nuestro siglo de oro, al conceptismo y
bieron, en latín, durante los siglos XI culteranismo o gongorismo). Estas di-
78 al XIII. Como se ve, estas composicio- ferencias en estilos, en realidad, se
nes poéticas exigen una pujanza y tra- dan casi en cualquier época y en el
dición cultural que afortunadamente terreno de la retórica medieval, por
existían en la zona geográfica en la ejemplo, también se distinguía muy
que surge el movimiento trovadores- bien entre el ornatus facilis (via
co. En efecto, en su De bello gallico, plana, sermo levis) y el ornatus diffi-
César, al hablar de los belgas, ya dice cilis (modus gravis, egregie loquor).
que a cultu atque humanitate Pro- En el segundo se emplean los tropos
vinciae longissime absunt, indicando (metáfora, antítesis, metonimia, si-
claramente el alto grado de civiliza- nécdoque, perífrasis, alegoría, enig-
ción de la Provincia de las Galias, la ma, etc.), que apenas son utilizados
zona meridional de la actual Francia, en el primero.
de la que deriva el nombre de Pro- La cansó de los trovadores es casi ex-
venza, como ya dijimos, tan relacio- clusivamente amorosa y está al servi-
nado con la literatura a la que nos cio de las damas. Muchas cosas que,
estamos refiriendo. con nuestra óptica actual, podrían pa-
recer simples lugares comunes, son la posiciones, las relaciones que se
expresión de un estilo de vida pecu- daban en ese momento entre señor y
liar y nuevo, propio de la época. Son vasallo. Así, por ejemplo, el poeta ena-
algo más que puras fórmulas. Fue morado es el om (vasallo) y la mujer
Gaston Paris en 1883, en un estudio es la domna, la dómina, la señora, en
sobre el Lancelot de Chrétien de Tro- el más alto sentido feudal. De esta pa-
yes, quien puso en circulación la ex- labra, dómina, derivaron las palabras
presión amour courtois, equivalente dame y dama, del francés y español,
al fin’amors provenzal, para designar respectivamente. Pero también la
el tipo de amor que impregna la lite- forma dama se convierte a veces en
ratura a la que nos estamos dedican- midons, una curiosa forma masculina,
do. En el propio corpus de la poesía que deriva de meus dominus. Igual
trovadoresca, ya Peire d’Alvernha ocurre en la poesía gallego-portugue-
había utilizado una expresión muy sa, que tiene la construcción mia sen-
parecida: «cortez’amor de bon aire» hor, y también es idéntica, curiosa-
(amor cortés de buena índole). Es mente, la costumbre árabe de desig-
cierto que algunos de sus rasgos no nar a la mujer amada con expresiones
son únicos o exclusivos de este movi- masculinas: sayyidí (mi señor) y
miento y se encuentran ya incluso en mawlaya (mi dueño). Se trata de un
la poesía egipcia de dos mil años antes fenómeno peculiar y que parece re-
de nuestra era y en los más antiguos petirse en este tipo de poesía de exal-
versos europeos, como hizo notar tación amorosa, en localizaciones geo-
Peter Dronke, en su Medieval latin gráficas diversas.
and the rise of European love lyric, El amor que se canta y se vive en esta
de 1968. En cualquier caso, el tema lírica trovadoresca no es el mismo que
central y casi exclusivo de esta lírica se da en la rusticidad, en la villanía.
particular es el amor del hombre a la De hecho, es precisamente esta nueva
mujer. Por cierto que, si analizamos forma de entender el amor lo que ca- 79
ciertos versos a la luz del léxico habi- racteriza a este movimiento poético
tual del feudalismo, veremos que ad- que surge, espléndido y de forma re-
quieren un significado profundo que lativamente inesperada, en la Euro-
podría pasar fácilmente inadvertido pa del siglo XII. Claro que no siempre
al lector moderno. En estos poemas es ese amor idealizado el que inspira
nos encontramos, en efecto, con tér- a los trovadores. Andrea Capellanus,
minos jurídicos, que son los mismos en su famoso tratado De amore, ex-
usados en las fórmulas feudales: di- plica el amore rusticorum: sed natu-
rectum, ratio, servus, el rito de la im- raliter sicut equus et mulus ad Vene-
mixtio manum. Términos que están ris opera promoventur. Pues bien,
cargados de un sentido profundo y también se da así, con estos caracteres
evidente para los poetas y las au- absolutamente prosaicos y animales,
diencias de la época. Resulta claro en en la lírica que estamos estudiando y
muchos casos que los trovadores han Guilhem de Peitieu compara en algún
usado, como metáfora para sus com- momento a sus amigas con caballos y
utiliza formas agresivas y zafias. Aun contener la pasión dentro de los lími-
así, el amor cortés pretende ser un tes de lo permitido y tolerable. Al-
amor diferente y sublime; es el ars guien ha tratado de resumir, diciendo
amandi, la fin’amors, la verai’amors, que el cuerpo de la amada pertenecía
la bon’amors (téngase en cuenta para al marido, mientras que el alma era el
entender cabalmente la construcción dominio del amante. Es un mundo ha-
de estas expresiones que la palabra bitado por extraordinarias virtudes,
amor en provenzal es femenino). como la largueza o larguetat, la gene-
Este amor delicadísimo, espiritual, su- rosidad (larc es generoso), contrarias
blime, que recuerda al amor udrí de a la avareza (avaricia) y escarsetat
la cultura árabe, ¿fue realmente así, (mezquindad). Todo esto crea un am-
en la realidad? La pregunta no tiene biente de refinamiento y de conten-
una fácil e incontrovertible contesta- ción en el que parece que nada ina-
ción. ¿Hasta qué punto es sincero este propiado podría ocurrir. En las mis-
amor de estos poetas cortesanos? Los mas damas, el ensenhamen (la ense-
trovadores tenían la obligación de ñanza) que han recibido, por haber
cantar las excelencias, la belleza, la nacido en tan altas cunas, correspon-
gracia, los modales, de las señoras que de a nuestro concepto actual de edu-
ocupaban los cargos más elevados en cación exquisita, buenos y apropia-
las cortes medievales, y esto es muy dos modales y cultura, y podría equi-
difícil de hacer sin que se añada, de valer igualmente a lo que en nuestro
manera más o menos fingida, el afec- siglo de oro se consideraba y nom-
to, la fijación amorosa. Pero es un braba como discreción, la prenda de
amor depurado, limpio, espiritual y máxima conceptuación en dicho ám-
que puede ser socialmente tolerado bito cultural.
por los maridos. Claro que también se En correspondencia con todo esto, el
puede convertir, de manera más o sentimiento de joy o joi, descrito fre-
80 menos súbita y reconocida, en amor cuentemente en la poesía trovadores-
real, marcadamente humano y hasta ca, que embarga al poeta cuando la
en amor apasionado. Incluso enton- dama demuestra que es sensible a sus
ces, las complejas ceremonias del ho- requerimientos de amor, adquiere la
menaje vasallático pueden metafori- forma de una exaltación interior y
zar situaciones más sensuales y con- pura, un estado del espíritu que eleva
vertirlas en relativamente inofensi- al hombre por encima de sí mismo,
vas: el contacto de las manos y el os- una alegría tan violenta que el ser se
culum en la boca son fórmulas de va- siente renovado. Es verdad que este
sallaje, también entre personas del joy no siempre aparece desligado del
mismo sexo. Porque, a fin de cuentas, deseo y del placer amorosos, pero in-
el trovador ha de ser siempre un cluso entonces todo podría contener-
ejemplo de mezura (mensura), de mo- se dentro del límite de lo permisible,
deración. En estos poetas cortesanos sin transgresiones importantes o de-
se supone un sentido de la justicia, finitivas. Es evidente, y todo eso se
de lo razonable y sensato, capaz de percibe en cuanto nos adentramos en
este complejo mundo trovadoresco, Había trovadores que pretendían, cla-
que existe una gradación del amor, de ramente, la unión carnal con la dama.
la actitud del enamorado, respecto a Si no fuera este el caso, no existiría el
la dama. Estos escalones serían, quizá género del alba, en el que se supone
como también en todas las épocas: consumada la unión entre los aman-
fenhedor (tímido), pregador (supli- tes. Las trovadoras, que son algunas
cante), entendedor (enamorado tole- en la época, como ya señalamos, ex-
rado) y, finalmente, drutz (amante), presan los mismos afectos y emociones
cuando la dama lo admite en el lecho. y asumen la misma función de rendi-
Vemos, pues, que, en muchos casos, do vasallaje respecto a la persona
el llamado amor cortés aspira a un amada, que es típica de los trovadores
fin muy concreto, material y deter- masculinos. Si las damas se expresan
minado: el fach (o fait). El fach es el tan apasionadamente como los hom-
acto de la copulación, el último grado bres y traslucen los mismos senti-
de los cinco que un tratado medieval mientos y deseos, suponer que los tro-
considera en el amor. Gradus amoris vadores eran unos platónicos signifi-
sunt hii: visus et alloquium, contac- caría, como alguien ha hecho notar
tus, basia, factum (*). Revisando la li- con agudeza y gracia, dudar de la
teratura, leo en alguna parte que las hombría de seis generaciones sucesi-
fases de amor en la cultura china son vas de poetas.
parecidas, pero incluyen el canto en la Aparte de las consideraciones más o
penúltima. Supongo yo que se tratará menos filosóficas, de hecho, en las
de canciones más bien cortas, que no vidas y razós se recogen amores rea-
distraerán demasiado ni demandarán lizados, consumados, entre trovado-
excesivas facultades (¡lo único que fal- res y damas. Aunque, para acabar de
taba!). En un tiempo, los provenza- complicar las cosas, también conviene
listas pensaron quizá en el amor pu- tener en cuenta el llamado assai o
ramente platónico como el dominan- assag (ensayo, prueba), es decir, el 81
te en esta lírica particular y estable- concubitus sine actu, que es la situa-
cieron que se trataba más bien de di- ción que parece desprenderse de al-
vagaciones sobre la pasión amorosa gunos textos. Es decir, el hecho de que
que de auténtico amor. Y esto es así, el trovador y la dama puedan yacer
verdaderamente, para algunos trova- juntos en el mismo lecho, incluso du-
dores. Stanislaw Stronski llegó a es- rante toda la noche, sin tener nada
cribir, sobre este mundo erótico enig- que reprocharse (ya sé que, para al-
mático: «ne cherchez pas de femme. gunos, esto sería absoluta e infinita-
Ces chansons sont des dissertations mente reprochable y puede que hasta
sur l’amour et non pas des expres- con cierta razón). No es raro el fenó-
sions d’amour» (**). Pero insisto en meno; esto mismo aparece en la fa-
que parece que no siempre fue así. mosa noche de amor entre Perceval y

(*) Los grados del amor son estos: la visión, la conversación, el contacto, los besos y el hecho.
(**) No busquéis la mujer. Estas canciones son disertaciones sobre el amor y no expresiones de amor.
Blancheflor en Li contes del Graal y Tant Ii fist la nuit de solas
en varios episodios de las relaciones que boliche a boliche, bras abras,
entre Tirant y Carmesina, la hija del dormirent tant qu’il ajorna.
emperador de Constantinopla, en el [Llorando (Blancheflor) ha salido de
Tirant lo Blanch. La verdad es que la habitación y va a la cama donde él
con estas circunspecciones se evitan (Perceval) duerme, y lamentándose y
indudablemente el deshonor mani- suspirando mucho, se postra y se
fiesto y las consecuencias indeseables arrodilla y llora hasta que le baña
de los acontecimientos últimos (que a con sus lágrimas toda la cara. Tanto
veces pueden hasta ser los primeros). ha llorado que él se despierta y se ad-
Perceval, en Li contes del Graal, de mira mucho al sentir su cara mojada,
Chrétien de Troyes, siguiendo los con- y la ve a ella arrodillada ante su
sejos de su madre, practica así las re- lecho, y que lo tenía abrazado por el
glas de la fin’amors en el castillo de cuello estrechamente... «Echaos a mi
Belrepeire, con la hermosa doncella lado (dice Perceval) en esta cama, que
Blancheflor: es suficientemente amplia para los
Plorant est de la chambre issue dos; hoy no me abandonaréis». Y ella
et vient au lit ou il se dort, dice: «Si os place así lo haré». Y él la
et plaint et sozpire molt fort, besaba y en sus brazos la tenía estre-
chada, y la ha colocado bajo las sá-
si s’acline, si s’ajenoille
banas muy suavemente y con mucho
et pleure si qu’ele li moille
cuidado; y ella tolera que la bese,
de ses larmes tote la face.
pues no pienso que ello la enoje. Así
Tant a ploré que cil s’esveille,
yacieron toda la noche, el uno al lado
si s’esbahist molt et merveille del otro, boca con boca, hasta la ma-
de sa face qu’il sent moillie, ñana que atrae al día. Tanto solaz
si voit celi ajenoillie recibieron durante la noche, que boca
82 devant son lit, qui le tenoit con boca, brazo con brazo, durmie-
par le col embrachié estroit. ron hasta que amaneció].
... Resulta lícito que el agudo lector se
«Lez moi vos traiez en cest lit, plantee una cuestión no baladí: y si
qu’il est assez les a oex nous; recibían tanto solaz, ¿cómo es que se
hui mais ne me laisserez vos.» durmieron... y hasta el amanecer?
Et eje dist: «S’il vos plaisoit, Porque para dormir siempre hay
si feroie.» Et ille baisoit tiempo y tampoco conviene desapro-
et en ses bras le tenoit prise, vechar las ocasiones, puede argüir,
si I’a saz le covertoir mise con lógica implacable. Yo no sé qué
tot soavet et tot a aise; contestar a estas objeciones, salvo que
et cele soffre qu’ille baise, la humana naturaleza es muy variada
ne ne quit ras qu’il Ii anuit. y a veces derechamente incompren-
Ensi jurent tote la nuit, sible. En cualquier caso, también hay
Ii uns lez I’autre, boliche a boliche, ciertas actitudes de amor cortés, de
juisqu’al main que Ii jors aproche. amor sublime y espiritual, desgajado
de la carne, en la literatura de nues- gran número de casos los matrimo-
tra propia Edad Media. Es, por ejem- nios de la época no eran fruto del
plo, el limpio o buen amor del Arci- amor, sino de los intereses dinásticos o
preste de Hita, cuando se enamora de políticos, por lo que era más fácil que
la monja doña Garoça: surgiera este delicado sentimiento en
las posibles uniones de las damas con
Fuime para la dueña, fablóme e
sus trovadores, mucho más libres y
[fabléla,
apasionadas. Por ello, frente a este
enamorome la monja e yo enamoréla.
amor desinteresado y puro, aparece
Recibiome la dueña por su buen
con frecuencia en esta literatura la fi-
[servidor;
gura del marido irrazonable y excesi-
siempre le fui mandado e leal amador;
vamente celoso (gilós), que no des-
mucho de bien me fizo con Dios en
pierta grandes simpatías entre los
[limpio amor.
oyentes, que se decantan claramente a
Y más aún, cosas parecidas pueden favor del amante trovador y su dama.
ocurrir en la realidad. Así se nos La gelosía se la ve a veces como un as-
cuenta en la Crónica del Condesta- pecto de la «avareza», una necesidad
ble Miguel Lucas de Iranzo, que el arbitraria e injusta de querer ser el
día de su boda: «se retrayó (sic) a su único en la posesión de cualquier bien
cámara con la señora condesa. Y codiciable.
aquella noche consumió el matrimo- En estas relaciones, sean del tipo que
nio por cópula, puesto que desde un sean, hasta en los casos de castidad
año antes, según se decía, muchas más acreditada, se impone siempre el
veces la tuviese consigo de día y de secreto y es obligado no revelar el
noche en una cama, como marido e nombre de la dama objeto de la pa-
mujer, pero jamás quiso cometer tal sión, a la que es costumbre designar
acto fasta la noche de su velación». por un seudónimo (senhal), que puede
Con toda la razón del mundo y el na- tener un sentido o significado concre- 83
tural asombro, el cronista alaba este to. Las leys d’amors lo prescriben así.
amor puro: «¡Oh fecho maravilloso, La senhal ya aparece en el primer tro-
digno de ser loado! ¡Oh virtud singu- vador, Guilhem de Peitieu, en algunos
lar, en muy pocos fallada, mayor- de cuyos versos encontramos los nom-
mente en tan nueva edad y do tanta bres ficticios de «Bon Vezi» o «Mon
beldad consistía!». Por cierto que este Esteve». Estos seudónimos, a veces se
pobre Lucas de Iranzo fue asesinado emplean también entre personajes no
mientras oraba de rodillas en las es- envueltos en una relación amorosa,
caleras de la capilla mayor de la ca- entre simples amigos, funcionando en-
tedral de Jaén, en el año 1473, gol- tonces como una especie de clave.
peándole en la cabeza con el mocho Los trovadores son siempre cristia-
de una ballesta. nos; quiero decir que no hay casos de
Muchas de estas fantasías amorosas, trovadores judíos o árabes, y suelen
de estas aventuras, pueden tener una tener una formación religiosa. Por
explicación por el hecho de que en ello existió también esa cansó de cro-
zada, que ya mencionamos, y hay aludimos antes, que fue tratado dos
composiciones de carácter netamente veces por Arnaut Catalan. En efecto,
religioso en algunos de ellos. Existen, la muy famosa canción de Bernart de
por ejemplo, las llamadas albas «a lo Ventadorn Can vei la lauzeta mover
divino», como una de Cerverí de Ge- de joi sas alas (Cuando veo a la alon-
rona, que incluso se ha postulado dra mover de gozo sus alas), en la que
como inspiradora de los primeros ver- muy probablemente se inspiró Dante
sos de la Commedia del Dante. Por Alighieri para escribir la primera es-
cierto, ocurre que al cantar a la Vir- trofa del canto XX del Paradiso, pro-
gen María, los trovadores lo hacen porcionó estrofismo y rimas para
con el estilo con que solían hacerlo a unas coblas de Catalan en las que
las damas, fenómeno que no tiene que habla del posible uso de los gases ana-
ser difícil de entender para nosotros, les para propulsar los navíos. Tam-
los lectores españoles, habituados a bién la delicada canción de Bernart
piropear cariñosa y fervientemente a de Ventadorn Can la frej’aura venta
muchas de nuestras diferentes vírge- (Cuando sopla el aura fría) fue el mo-
nes, sobre todo en Andalucía. tivo para la sucia parodia Quand lo
Para terminar esta parte, querría pet del cul venta.
hacer constar que, junto a esta poesía Dijimos ya algo sobre las posibles in-
culta, también hay en la época una fluencias de la lírica y el mundo cor-
poesía lírica popular, mucho más es- tés árabe en la lírica europea. Aparte
casa, y hay trovadores que se acer- de Julián Ribera, Ramón Menéndez
can mucho a ella. Esto se nota inclu- Pidal, analizó también algunos ras-
so en el hecho de que estas composi- gos de la poesía árabe que parecen
ciones suelen ser anónimas, en con- reflejarse en la provenzal. Muchos ar-
traste con las de carácter más culto, gumentos explicarían esta posible in-
que son siempre atribuibles. Dentro fluencia. La relación entre el sur de
84 de esta forma más popular, de las Francia y los reinos del norte de Es-
nueve baladas provenzales que exis- paña es frecuente e intensa en esta
ten, seis son anónimas y las otras tres época. Guilhem de Peitieu (el duque
son de Cerverí de Gerona. De las Guillermo de Aquitania) conoció bien
treinta dansas, diez son anónimas. las cortes españolas, como veremos
Puede hablarse así de una lírica tro- más tarde. La influencia de Oriente, el
vadoresca «popular» (sobre todo, en ultramar en este contexto, es más du-
los géneros del alba, pastorela, bala- dosa, ya que la primera cruzada se
da) y otra aristocrática (canso, sir- emprendió en los años 1096 y 1099 y
ventés, planh). En la obra de Guillem Guillermo de Peitieu es anterior.
de Berguedà, por ejemplo, es muy fre- Desde luego, sería más probable el in-
cuente el aprovechamiento de refra- flujo de los árabes españoles, del Al-
nes y melodías populares. También Andalus, y de las cortes arabizadas
hay rasgos de humor, a veces muy de los monarcas cristianos españoles.
chocarrero, como sucede con el tema Los contactos de los nobles franceses
de las ventosidades corporales, al que con los reyes españoles ya hemos
dicho que son frecuentes. Muchos templar el laúd, no pudo contener
franceses vinieron a Aragón en tiem- una lágrima de desolación y nostal-
pos del rey Alfonso el Batallador, gia, que el cristiano enjugó cariñosa-
desde tiempos anteriores al duque mente; luego comenzó a cantar versos
Guillermo. En la conquista de Bar- en árabe, mientras el conde escucha-
bastro (1064), por ejemplo, tomaron ba, haciendo sorprendentemente ges-
parte muy activa caballeros norman- tos de complacencia y embeleso, como
dos y del sur de Francia y hay testi- si entendiese el aire de aquella can-
monios interesantes de estas intensas ción. Acabado el canto, el cristiano
relaciones en la Dahira de Ibn Bas- despidió al judío, encareciendo de
sam. Se cuenta en ella la anécdota de nuevo el placer que recibía de las cau-
que, algún tiempo después de la con- tivas, muy preferible a todas las ri-
quista de esta ciudad de Barbastro, quezas que el padre de ellas ofrecía
un comerciante judío se dirigió allí a para rescatarlas. Como se ve, pocos
fin de rescatar a las hijas de un rico elementos de conmiseración o justi-
musulmán, cautivas y en poder de, cia entran en este relato.
precisamente, un conde francés, uno La importancia de este episodio para
de los conquistadores. Llegado a la explicar la influencia árabe en el
ciudad, se hizo anunciar al caballero mundo trovadoresco es indudable y se
francés, que recibió al comerciante
complementa con una breve noticia
revestido con hábitos preciosos, sen-
de Yaqüt que, en el artículo sobre
tado sobre un rico diván. Cerca del
Barbastro de su Diccionario geográ-
conde se encontraban varias hermo-
fico, nos dice que de esas moritas cau-
sas muchachas, que tenían los cabellos
muy cortos y que le servían. Dándole tivas, una de cuyas preciadas habili-
la bienvenida, le preguntó el conde el dades era el canto, se llevaron los con-
objeto de su visita. El comerciante le quistadores franceses de Barbastro
informó que tenía autorización para millares a su país, y que hasta al 85
pagar una suma considerable por el mismo soberano de Constantinopla le
rescate de algunas de las muchachas llegaron siete mil de estas muchachas
que se encontraban allí, pero el de élite. Según otro historiador árabe,
conde, después de rechazar la pro- Ibn Hayyan, al capitán de la caballe-
puesta, hizo sacar a una de las cauti- ría del Papa le correspondieron mil
vas montones de telas de seda y de quinientas de estas refinadas cauti-
brocados preciosos, oro, plata y alha- vas, y este capitán no era otro que
jas sin cuento, y dijo: Aunque no tu- Guillermo, el VIII duque de Aquita-
viese nada de esto y me ofrecieses nia, padre del noveno duque, Guil-
mucho más, no te las cedería, pues hem, el primer trovador provenzal,
ésta que ves aquí es mi predilecta, y tantas veces citado. Estas anécdotas
aquella otra, de extraordinaria belle- ponen de relieve las posibilidades de
za, es una incomparable cantora. Des- que la exótica canción árabe pudiese
pués, chapurreando el árabe, mandó ejercer entre los pueblos cristianos
a la cautiva que cantase. La morita, al de Occidente una decidida influencia
por vía oral que, aunque difusa, hubo El trovador que en los cancioneros
de ser dilatada en el tiempo. aparece como Coms de Peitieus fue,
También jóvenes cristianos, y no sólo históricamente, Guilhem, VII conde
de España, se instruían en las cortes Poitiers y IX duque de Aquitania
del mundo musulmán, por ejemplo en (1071-1126). Pertenece a aquellos tro-
la de Córdoba del siglo XI, y el célebre vadores de los que hemos dicho que,
médico Ibn al-Kinani, según testimo- por su alta categoría social, están
nio de Ibn Bassam, se vanagloriaba abundantemente documentados en los
de educar esmeradamente a jóvenes textos de la época. Sabemos que nació
cristianos, que luego volvían a sus paí- el 22 de octubre del año 1071 y era
ses de origen. En contra de la in- hijo de Gui-Geoffroi y de Audearda,
fluencia árabe está el hecho indispu- hija del duque de Borgoña. Al matri-
table, y difícil de explicar, de que la lí- monio se había opuesto la Iglesia, por
rica trovadoresca se desarrollara razones de consanguinidad, lo que
antes en el Limousin y el Poitou que obligó al padre a peregrinar a Roma,
en la Septimania, Castilla, Cataluña en 1076, para que el Papa, Gregorio
o Portugal, que eran las regiones más VI, reconociera la legitimidad del fu-
inmediatamente vecinas y con más es- turo trovador. Guillermo disponía de
trecho contacto con los reinos árabes más territorios que el propio rey de
de la península. Francia, de quien era, sin embargo,
No es nuestro propósito hacer un es- vasallo. En marzo de 1101 se cruzó y
tudio detallado de las notas distintivas marchó a Jerusalén, con mala fortu-
de la lírica trovadoresca, ya que nos na, ya que la expedición cayó en una
concentramos en los aspectos más bio- emboscada en Asia Menor y hubo una
gráficos de sus creadores. Pero, por gran mortandad entre los cruzados,
señalar algunas de las más conspicuas aunque Guillermo logró escapar y
características de esta poesía, podría- pudo refugiarse en Antioquía. Cuan-
86 mos citar las siguientes: 1) Superiori- do se embarcó de vuelta, una gran
dad de la amada. 2) Obediencia y ser- tempestad le obligó a regresar a An-
vicio amoroso del amante (muy dife- tioquía, hasta que pudo llegar final-
rente en Ovidio, por ejemplo). 3) Su- mente a Poitiers en octubre de 1102,
frimiento gozoso (en vez de la renun- tras un año y medio de ausencia. En
tiatio amoris). 4) El amor sin recom- 1114 fue excomulgado por el obispo
pensa. 5) El amor puro (amor udrí y de esa ciudad, por sus escandalosos
la fin’amors, el assay o assag). 6) El y extramatrimoniales amores con la
amor secreto. 7) El amor de oídas o vizcondesa de Châtellerault. Tras la
lejano (amor de lonh). 8) El tema de conquista de Zaragoza por los moros,
la albada. 9) La brisa como portado- el rey de Aragón, Alfonso el Batalla-
ra de nuevas. 10) Evocación de la dor, llamó en auxilio a nuestro vecinos
primavera. 11) Catervas perturbado- y este mismo duque de Aquitania, al
ras de los amantes. 12) Los efectos que le habían levantado la excomu-
del amor. 13) El amor cortés y el des- nión en 1117, acudió con 600 caba-
cortés. lleros en su ayuda y participó en la
batalla de Cutanda, que se dio el 17 ensalzado y honrado, ya que ningún
de junio del 1120, y que posibilitó la otro ser humano había tenido su ex-
reconquista de Calatayud y Daroca. celsitud. Fue un sentir muy intenso
Guillermo murió en 1126, en Poitiers, de respeto y sumisión en el que algu-
y fue enterrado en la abadía de San nos han pretendido ver incluso un
Juan Evangelista, en Montierneuf. factor que pudo contribuir a la idea-
Su primera esposa, Ermengarda de lización de las damas en la propia
Anjou –una unión que duró muy poesía trovadoresca. A Guillermo no
poco, pues ya en 1092 aparece en las le hacía mucha gracia, por razones
crónicas casada, en segundas nupcias, quizá obvias, el fundador de Fontev-
con el duque de Bretaña– se retiró, rault y encima tuvo que aguantar que
todavía en vida de este duque, a la apacentara y consolara espiritual-
hermosa abadía benedictina de Fon- mente a sus dos esposas y a su hija. Se
tevrault. Se casó Guillermo, por se- lo tomó por el lado del humor y alar-
gunda vez, en 1094, con Felipa de To- deaba de que él iba también a fun-
losa, hija del conde de Tolosa, pero dar una abadía, a la que «llenaría de
esta, harta de las infidelidades del ma- putas y escogería por abadesa a la
rido, también se retiró a la misma más hermosa». La utilidad de tal aba-
abadía de Fontevrault, hacia 1115, día entiendo que es enteramente cues-
acompañada de su hija Audearda. Lo tionable, pero el criterio escogido
que dijeran del duque, en las dulces para seleccionar a la priora no me
penumbras de los claustros, en los parece, en sí mismo, censurable. La
lánguidos atardeceres de los tibios ve- belleza no deja de ser una muestra
ranos de Anjou, las dos sucesivas es- del buen hacer divino y atrae a los
posas no viene en ninguna crónica, seres humanos tan irresistiblemente
pero yo creo que nos lo podemos ima- como la bondad. Quizá hasta más, si
ginar perfectamente. Lo pondrían no se está atento.
como hoja de perejil, seguro. La rica Este Guillermo también tenía sus de- 87
abadía había sido fundada, en 1099, talles y, por lo que respecta a su ca-
por un bretón, que se llamaba Robert pricho con la vizcondesa, Mauberge-
d’Arbrissel (1050-1117), reconocido onne de L’Isle Bouchard, a la que se
asceta y gran orador sagrado, que conocía también con el nombre de
atrajo hasta sus numerosas fundacio- Dangerosa (por algo sería), estaba tan
nes a las más encumbradas damas de contento el buen hombre, a pesar de
Francia (la crème de la crème) y que lo prolongado del asunto, que llevaba
inició un movimiento que otorgaba pintado su retrato en el escudo, adu-
una importancia nueva a la mujer, ciendo, con irrebatible lógica, que
con los monjes sujetos dócilmente a la quería tener a su lado en la batalla a
autoridad de una abadesa, como los la misma que tenía a su lado en la
apóstoles habían estado sujetos y cama. Para simplificar las cosas, por
guardado obediencia a la Virgen razones de coherencia, entiendo.
María. El sexo femenino era el propio Ya dije que un obispo lo excomulgó.
de la Virgen y por ello había de ser Era el de Poitiers, de nombre Pedro,
y se cuenta que cuando, con la debida de bien y orden. La vida es así, quizá
solemnidad, empezó las fórmulas injusta en muchas ocasiones.
apropiadas en el tranquilo y velado Los historiadores y los cronistas con-
interior de la catedral, el duque se fue temporáneos dijeron de Guillermo
hasta él, lo cogió de los cabellos, sacó que «era enemigo de todo pudor y de
la espada y le gritó: «Morirás ahora toda santidad», que «era vehemente
mismo si no me absuelves». Pero aquí amador de mujeres» y que «era fatuo
tropezó, como a veces ocurre, con al- y lúbrico y se revolcaba en el fango».
guien de la misma madera. El obispo Pero también reconocían que era di-
le contestó, sin inmutarse: «Hiéreme, vertido y que «en sus chistes supe-
hiéreme». El duque se amilanó –por raba a los histriones más graciosos».
decirlo finamente–, no se atrevió a Y también dijeron que era muy capaz
tanto, y se limitó a encarcelarlo pri- de hacer versos y esto confirma, pre-
mero, y a desterrarlo después. cisamente, sin lugar a dudas, que el
El duque lo quería tan mal que le dijo Coms de Peitieus, que aparece en los
públicamente que no entraría en el cancioneros, es el propio conde de
cielo si tenía que ir de su mano. Acti- Poitiers.
tud no muy razonable, si uno consi- Escribió sólo once poesías, de una
dera fríamente las ventajas e incon- perfección formal notable, influen-
ciadas probablemente por los cantos
venientes de la decisión, pero así
religiosos latinos, con versos rimados
somos los seres humanos. Más tarde,
y estrofismo de metros varios, en los
otro obispo, nombrado Girard, de An-
que eran maestros los frailes de la fa-
gulema, que era también legado pon-
mosa abadía de San Marcial de Li-
tificio, lo volvió a excomulgar, por las motges, situada dentro de sus propios
mismas razones. Si uno se pone en el dominios territoriales. En una de sus
lugar del duque, también es com- canciones, escribió con calculada am-
88 prensible que el buen hombre estu- bigüedad, porque no acaba de con-
viera un poco harto de tanta reinci- cretar a lo que se refiere: «Me llamo
dencia en las condenas, ocasionadas, el maestro seguro: nunca mi amiga
al fin y al cabo, por una cierta y rara me tendrá una noche que no quiera
forma de fidelidad, aunque non sanc- tenerme al día siguiente; porque yo, y
ta. El hecho es que tampoco se lo de esto me envanezco, domino tan
tomó bien, pero esta vez reaccionó bien este oficio que con él sé ganarme
más por el lado de la ironía. Y le dijo el pan en todos los mercados». No
al obispo, que era lo que se dice com- deja claro, ya digo, a qué oficio o ha-
pletamente calvo: «Antes te peinarás bilidad se refiere.
tú los cabellos que yo abandone a la En resumen, fue impío, violento y
vizcondesa». Si esta contumacia, si amador de mujeres, pero escribió
esta desusada fidelidad a ultranza, la once poemas en los que supo plasmar
hubiera desplegado con su esposa, las primicias del amor cortés, una
otro gallo le hubiera cantado y anda- forma de amar que se había ido fra-
ría el duque en la boca de las gentes guando lentamente en los siglos ante-
riores y empezaba entonces a flore- nados y se metió a cruzado, en la se-
cer de una manera definitiva y plena, gunda cruzada, para poder verla, sólo
con caracteres de súbita explosión no por eso. Pasó la mar y sus peligros,
enteramente explicables. llegó por fin a la tierra, y todo lo que
Ya dije que la extensión de estas vidas prometía, y murió en el mismo mo-
de los trovadores que aparecen en los mento de contemplarla. Se trataba
cancioneros es muy desigual. La de probablemente de Melisenda, una
Cercamón, uno de los más antiguos, princesa de Trípoli –en donde, por
natural de la Gascuña, es muy corta y cierto, se hablaba entonces la lengua
sólo señala que recorrió (cerquet) de oc– de la familia del conde de To-
todo el mundo (mon) hasta donde losa. La princesa (otros la nombran
pudo llegar y por eso fue llamado condesa) llegó hasta su lecho y pudo
Cercamón. De Marcabrú, de la misma tomar al moribundo entre sus brazos
Gascuña, se dice que «fue engendra- y él, al punto, recobró el sentido y
do en tal luna que sabe como Amor agradeció a Dios que le hubiera per-
las gasta, pues nunca amó a ninguna, mitido verla al final. Murió entre sus
ni fue por ninguna amado». Y en estas anhelados brazos y ella lo hizo ente-
condiciones, digo yo, no podría saber rrar en la casa del Temple y aquel
como las gasta el Amor. Conocería mismo día se metió a monja.
más bien las soledades, los infortu- He dejado escrito que se enamoró de la
nios de la falta de amor. princesa Melisenda sólo por razones
Entre los trovadores pertenecientes eufónicas, que Melisenda es nombre
a las más altas categorías sociales se de hada y de fantasía, parecido al de
encuentra Jaufré Rudel, príncipe de Melusina, tan conocida y célebre en
Blaya (la actual Blaye, en la Gironde, Lusignac y de la que tanto contó Mu-
en la margen derecha de la desembo- jica Láinez en El unicornio. En reali-
cadura del Garonne). Este es, ade- dad, no se sabe muy bien de quien se
más, quizá el más conocido ejemplo trató, quién fuera la dama, aunque pa- 89
de un fenómeno muy característico rece probable que Rudel se enamora-
de esta sociedad medieval y de la líri- ra verdaderamente de una señora real,
ca trovadoresca. Me refiero al llama- de carne y hueso, que residía en ul-
do «amor de oídas». Hay, en efecto, tramar (outra mar) y a la que no había
muchas formas de amor; déjenme visto antes. Pudo bien ser una de nom-
decir sólo una palabra del llamado bre Melisenda, pero que no era prin-
«amor de lonh», el amor lejano, el cesa sino la hija de Raimon II, señor,
amor de oídas, cuyo máximo expo- entre 1137 y 1152, del condado de Trí-
nente, ya digo, fue quizá este trovador poli, un condado cristiano en la costa
del siglo XII. Se enamoró tan perdi- libanesa, fundado por los condes de
damente de una princesa –y sólo por Tolosa. Pero también podría tratarse
lo que había oído a las gentes, por las de Odierna, la madre de esa Melisenda,
alabanzas que de ella hacían los pe- la propia esposa de Raimon II, nacida
regrinos que volvían de Antioquía– en 1118. O incluso pudo ser la mismí-
que le escribió los versos más apasio- sima Leonor de Aquitania, que con su
primer marido, Luis VII de Francia, poeta moderno de la pura nostalgia.
había partido para Oriente, por tie- Petrarca se refirió a él en su Triunfo
rra, por Pentecostés del 1147 y en el si- del amor (IV, 523): «Giaufré Rudel
guiente invierno estaba en Asia Menor. ch’usò la vela e’l remo / a cercar la
Nuestro trovador debió de partir en sua morte...» (Jaufré Rudel, que uti-
la expedición que capitaneaba el conde lizó la vela y el remo para buscar su
de Angulema, Guilhem II, que llegó muerte). El tema, el de la vida destro-
por mar a San Juan de Acre el 13 de zada y perdida por el amor, inspiró a
abril de 1148. Nada más se sabe, his- Heine, Swinburne, Browning, Car-
tóricamente, del trovador y se supone ducci, Rostand y tantos otros.
que, efectivamente, murió en Tierra De otro trovador del que es necesario
Santa. Desde luego, parece que Rudel hablar es de Bernart de Ventadorn,
pudo amar a una dama a la que no del castillo lemosino del mismo nom-
había visto; entre otras cosas, porque bre, que era de pobre ascendencia,
en su canción No sap chantar qui so hijo de un modesto sirviente del cas-
non di, declara que ama a cela qu’ieu tillo y de una panadera. Pero a cam-
anc no vi (aquella que nunca vi). bio de este pobre origen, le dio Dios
El tema de la persona que se enamora bella y agradable persona y gentil co-
de oídas, que no de vista, como tam- razón y le dio juicio y saber y corte-
bién sucede en la historia de Montesi- sía y elegante hablar. Y «tenía sutile-
nos y Rosaflorida, en el romance del za y arte para encontrar buenas pa-
mismo nombre (aquí la enamorada es labras y alegres sones». Se deduce de
ella), es muy viejo y de presencia ubi- esto que Bernart era de los trovado-
cua. Existe en muchas partes y casi res que componían ellos mismos la
en todas las culturas, con posibles an- melodía de sus canciones, ya que se
tecedentes incluso en San Agustín. hace constar expresamente que era
Aparece, en términos muy similares a «capaz de lograr alegres sones». Para
90 los utilizados por Rudel, en la carta de muchos es el mejor de los trovadores
Paris a Helena, en el poema Las He- y uno de los más excelsos poetas de
roidas, de Ovidio. En El collar de la amor de todos los tiempos. Quizá todo
paloma, de Ibn Hazem de Córdoba, se deba, como él mismo explica, a que
en su capítulo segundo, se menciona el su amor era auténtico. Esta nota de
amor que nace por la simple pintura sinceridad es la que la crítica ha des-
del amado, sin haberlo visto jamás. tacado siempre en su obra poética. Él
En el caso que nos ocupa ahora, Carl se enamoró de verdad, como tantas
Appel ha podido hasta suponer que veces es la regla, de la señora del cas-
se trata de un amor metafórico, de ca- tillo a la que servía, la vizcondesa de
rácter divino, y que la dama lejana y Ventadorn. Y, como ocurre en ocasio-
nunca vista era la Virgen María. En nes, que no todo va a ser penar en
cualquier caso, este tema del amor de esta vida, fue correspondido, sin que
lonh está tan delicada y tiernamente la dama reparara en las considera-
abordado en Rudel, que Salvatore ciones dictadas por el buen juicio y
Battaglia afirma que este es el primer decidiéndose a seguir su voluntad.
Muy larga sazón duraron sus amo- era mejor tener la mitad de ella que
res, hasta que el vizconde se dio perderla del todo, decisión que no me
cuenta del asunto y quedó dolorido atrevería a calificar de irrazonable o
–lo normal– y mandó despedir al tro- insensata. Después, cuando estaba de-
vador para que se fuera con la músi- lante de ella, allí donde estaban el otro
ca a otra parte. Y él partió y se fue a amigo y la demás gente, a él le parecía
Normandía, donde la duquesa, que que ella lo miraba más a él, a Bernart,
era joven, alegre y de gran valor y que al otro y a todos los demás, como
prestigio y que, por una vez, no esta- nos suele ocurrir a todos en ocasio-
ba casada, lo recibió con gran placer. nes semejantes. Y muchas veces ni
Y, naturalmente, también se enamoró creía lo que había visto anteriormen-
de la duquesa. Y ella de él, se dice te, de desamor hacia su persona, como
en la crónica, por lo que largo tiem- también les sucede a todos los leales
po tuvo de ella gran alegría y felici- amadores, que no acaban de creer lo
dad. Hasta que apareció el rey de In- que ven con los ojos, cuando sea falta
glaterra y la tomó por esposa y se la para su dama.
llevó más allá del mar y nunca la vio Girault de Bornelh también fue le-
más, ni tuvo mensaje suyo. Así que mosino y de humilde extracción so-
luego, por el dolor y la tristeza que cial y un trovador realmente notable,
tuvo de ella, se hizo monje en la aba- por lo que fue llamado maestro de
día cisterciense de Dalon, y allí per- trovadores y fue muy honrado por
severó hasta su fin. Se especula que la los hombres y por las damas que es-
dama podría ser, otra vez, Leonor de cuchaban sus canciones. Durante los
Aquitania (como ya se mencionó, inviernos tenía una escuela y enseña-
como posibilidad, en el caso de Jau- ba letras y durante los veranos se de-
fré Rudel), lo que no me parece pro- dicaba a visitar las distintas cortes y
bable. Lo que sí es cierto es que esta llevaba consigo a dos cantores que in-
Leonor fue una increíble y extraor- terpretaban sus canciones; un poco 91
dinaria mujer que subyugó a toda la como los cantantes de ahora, que
Europa de entonces. hacen galas durante los veranos. Y se
En otra versión de la vida de Bernart dice en su Vida que nunca quiso es-
de Ventadorn, se cuenta que amó a posa y que todo el dinero que ganaba
una dama gentil y hermosa y tanto la se lo daba a sus padres y a la iglesia
sirvió y la honró que ella hizo todo lo de la villa en que nació, que era la de
que él quiso en dichos y en hechos. Y San Gervasio. En fin, un dechado de
duró larga sazón su alegría en lealtad perfección en esto, un ave rarísima, se
y en favores. Pero luego cambió la vo- mire como se mire.
luntad de la dama, porque quiso a Pero, aunque no quería esposa, sí
otro amador. Y él lo supo y estuvo tris- amaba a una dama de Gascuña, Ala-
te y dolido, y se propuso separarse de manda d’Estanc, que no tiene nada
ella, pues le era muy gravosa la com- que ver una cosa con la otra. Y la
pañía del otro. Mas luego pensó, como dama toleraba –esta es la palabra em-
hombre vencido por el amor, que le pleada en la crónica– las pretensiones
de Girault «por el gran ensalzamiento le pidió consejo. Y no se sabe qué con-
que le hacía en prestigio y honor». sejo le dio, ni la forma en que se lo
Esta es una razón que se encuentra administró, el caso es que Girault no
frecuentemente en este mundo de la pensó ya en volver a la gracia de la
poesía trovadoresca, en el que se da a primera señora. No es de extrañar,
menudo este tipo de dama que no co- porque luego se supo que lo del guan-
rresponde justamente al enamorado te había sido una excusa y que lo que
y simplemente lo mantiene por pura ocurría en realidad es que la dama
vanidad e interés. El hecho es que ella en cuestión había tomado por aman-
se defendía de él cortésmente y con te a un fulano (así en el texto) y por
bellas palabras, pero nunca le hizo ni ello era muy criticada, ya que éste era
le dio ninguna «alegría de amor», sino un hombre muy malvado y vil. Estas
un guante suyo, con el que el trovador veleidades y elecciones incompresi-
vivió mucho tiempo alegre y gozoso. bles se han dado en todas las épocas y
Ya se sabe que las necesidades de re- no tendrían por qué admirar a nadie.
ciprocidad en esto del amor son muy El trovador, despechado y vencido,
diferentes de unos hombres a otros. se pasó a ultramar con el rey Ricardo
Parece que este Girault, un santo por y estuvo en el asedio de Acre. Luego
lo que se trasluce de sus biógrafos, no se fue a Antioquía, en donde fue muy
era de los más exigentes y andaba por honrado. Y más tarde se fue a la corte
ahí tan contento con su guante. Sin del buen rey Alfonso VIII de Castilla,
embargo, el destino puede ser cruel y que le dio muchos regalos y un pala-
ocurrió que un buen día el pobre Gi- frén bayo y, cuando volvía a Gascuña
rault perdió el guante y tuvo muchas y pasaba por las tierras del rey de
tristezas desde entonces. Encima, la Navarra, este rey le hizo robar y se
señora Alamanda, a la que el pobre quedó con el palafrén bayo y dejó el
asediaba con moderada insistencia resto del botín a los que le habían
92 para que le «hiciera placer de amor» asaltado.
–por una vez, una sola vez, una pu- No acabó todo ahí, porque después el
ñetera vez, ¿qué trabajo os cuesta?, le vizconde de Limotges también hizo
diría, olvidando las rimas y los me- que le robaran los libros de su casa y
tros–, cuando supo que había perdido todo su arnés. Entonces Girault com-
el guante, se lo recriminó mucho y le prendió que el mundo ya no era el
dijo que no le daría nunca más nin- mismo –aunque podría decirse que,
guna alegría y que se retractaba de lo en realidad, todo demostraba que el
que le había prometido, pues bien veía mundo seguía siendo el mismo de
ahora que él se había alejado mucho siempre– y que «el mérito había
de su mandato. ¡Es que las hay! huido y el solaz dormía y el galanteo
Bueno, pues nuestro pobre trovador estaba muerto y la gallardía fracasa-
quedó muy afligido y triste y se fue a da y la cortesía perdida y la buena
una doncella que ella tenía y que se crianza convertida en villanía y que el
llamaba también Alamanda y era muy engaño había entrado en todo, tanto
sabia y cortés y entendida en trovar y en las enamoradas como en los aman-
tes». No quiero entristecerles, pero, turbaba y siempre necesitaba de otro
¿quién no ha sentido alguna vez esa que lo sacara adelante». No buenas
desolación en su propia vida, cuando cualidades para andar por la vida, en
parece que todo se vuelve contra no- cualquier tiempo. El caso es que se
sotros? Me compadezco muy sincera- enamoró de una dama, esposa de un
mente de este pobre trovador que nos tal Jaufré de Taonai, un barón im-
alerta de que en cualquier época, por portante de la comarca (las damas
muy feliz que la imaginemos y la sin- siempre están casadas; esto es una
tamos, siempre esperan, agazapados e constante en este mundo de los tro-
inmisericordes, el dolor, la desgracia vadores). La dama era gentil, hermo-
y la fatalidad. sa y alegre; también era muy codicio-
Quizá nos hemos puesto todos un sa de renombre y honor, que todo hay
poco tristes y hay que recurrir a otras que decirlo. Y en cuanto se dio cuen-
historias y otras realidades más de- ta de que el trovador se había ena-
senvueltas y animadas, que en todo morado de ella, le puso semblante de
tiempo existen. Y traeré ahora antes amor para que la trovase, lo que era
ustedes a una pareja de trovadores entonces, para que nos entendamos,
del Carsín, Raimon de Durfort y Truc como que te saquen ahora en las re-
Malec, interlocutores de un debate vistas del corazón y te hagan famosa.
que se fecha en el año 1169, y autores Rigaut, apocado como era, sacó cora-
de unos sirventeses en los que se men- je de donde fuera y la rogó de amor.
ciona a una dama llamada Aia, de la La otra se dejó querer lo justo y el
que se cuenta que, siendo pretendi- trovador se puso a trovar como un
da por el caballero de Cornil, se diri- ruiseñor y la llamaba «Mejor que
gió muy decididamente a él y le dijo Dama» en sus cantares, en los que ha-
de buenas a primeras, aludiendo cla- blaba de hombres y de pájaros, de
ramente a su apellido, que no le ama- soles, lunas y estrellas. Todo muy
ría «si no le corneaba el culo». Bueno, bien, pero parece que, aunque muy 93
pues lo que tenía que decirle, se lo largamente cantó de ella, nunca nadie
dijo pronto y de seguido. Es una ma- creyó, según las fuentes consultadas,
nera de actuar como otra cualquie- que ella le otorgara el amor de su per-
ra; esta no se andaba regalando guan- sona. Y cuando la dama se murió, el
tes y perdiendo el tiempo. trovador se vino a España, al amparo
No todas las damas eran de declara- del valiente barón D. Diego López de
ciones tan inequívocas y lo muestra Haro, y murió aquí.
bien la vida de otro trovador, Rigaut Otras narraciones dan más detalles
de Berbezilh, del castillo del mismo de este personaje y complican ligera-
nombre, en el obispado de Saintes, mente la trama. Es la misma historia,
que fue un pobre valvasor, aunque pero aquí se cuenta además que otra
buen caballero en armas y hermoso dama de la comarca, castellana de un
en la persona. Era, eso sí, un poco rico castillo, llamó a Rigaut, mientras
apocado y se cuenta que cuantos más este estaba esperando la inalcanzable
hombres importantes veía, «más se gracia de la esposa de Jaufré. Esta
otra dama, que declaró conocer per- tercesión a su favor es también típico
fectamente la situación del trovador, de la lírica trovadoresca.
le hizo ver cuán injusto era que su Más víctimas del amor y más arreglos
dama no le hubiera hecho hasta en- y venturas finales. Raimón Jordan
tonces «ningún placer según derecho era vizconde de Sant Antonin, en el
de amor» y le insinuó que con ella obispado de Caors, y era agradable y
todo sería distinto. Le recordó, de supo trovar bien. Amó a la esposa del
paso y por si no había reparado en señor de Pena de Albigés, que era
ello, que ella era más hermosa dama y hermosa, joven e instruida y quería al
más encumbrada que la primera. vizconde más que a nada en el
Rigaut hizo lo que cualquier hombre mundo. Pero el vizconde se fue a la
habría hecho. Hizo sus cuentas y se guerra y fue herido en una batalla y
despidió de la primera dama, la que las noticias lo dieron por muerto. La
lo había desdeñado, y se fue a donde dama, al enterarse, llegó a tal dolor
esperaba hallar más dulce compren- que ingresó en los patarinos, la orden
sión. Pero ocurrió que al llegar a su de los herejes, y cuando el vizconde
nueva musa, esta le recriminó por finalmente sanó y supo de su reclu-
haber abandonado a la primera, ha- sión, sufrió tanto que ya no hizo
ciéndole ver que no era muy de fiar nunca más versos ni canciones y dejó
un hombre capaz de proceder así –en de cabalgar y de ir y venir con la
lo que quizá llevaba un poquitín de gente principal. Así pasó un año,
razón, porque lo que ocurre una vez hasta que otra dama, Elís de Mont-
puede ocurrir dos– y negándole lo ya fort, esposa de Guilhem de Gordon
medio pactado. El caso es que, des- (no esperen encontrar una dama sol-
pués de este nuevo fracaso, Rigaut se tera en estos manejos), en la que
sintió tan triste que se fue al bosque, había juventud, hermosura, cortesía y
se hizo construir una casa y se reclu- valor, le instó a que se animara, que
94 yó allí, diciendo que nunca más sal- no fuera tonto y que fuera a verla, o,
dría de aquellos lugares. Y su caso se si lo prefería, se dignara recibirla.
supo en toda la comarca y muchos ca- Como lo de ahora, ¿en tu casa o en la
balleros y damas se dolían de su des- mía?; si es que las cosas no cambian.
gracia y fueron a interceder por él a Y habló con ella el vizconde y, mano
su antigua dama, a la primera, que de santo, notó que le empezaba a
uno ya se pierde con tanta ingrata. Y venir una gran dulzura de amor en
esta dijo que lo perdonaría si cien su corazón y empezó a engalanarse y
damas y cien caballeros, que se ama- a mostrar su alegría. Y la dama Elís lo
ran todos ellos de amor, iban a pe- tomó por su caballero y recibió su ho-
dirle esa merced. Ni una, o uno, menaje y se entregó a él por dama,
menos. Pues, se reunieron las cien pa- besándolo y abrazándolo, y le dio el
rejas y solicitaron, y obtuvieron, el anillo de su dedo como garantía y se-
perdón para Rigaut. Este tema de en- guridad. Y el vizconde se marchó de
gaños, de conmiseración por el que ella muy alegre y muy feliz y recupe-
ha perdido el amor y la generosa in- ró el cantar, el trovar y el solaz.
Hay historias para todos los gustos en juglar (cantor) porque perdió toda
en el corpus de la lírica de los trova- su hacienda en el juego de dados. Era
dores. Hubo un monje, Gausbert de muy ávido en comer y beber por lo
Poicibot, que ingresó en un monaste- que se hizo desmesuradamente gordo.
rio cuando niño y luego, de mayor, se Tomo por esposa a una soldadera, a la
salió de él «por deseo de mujer». Se que llevaba por las cortes en las que
enamoró de una gentil doncella y se actuaba, y que se llamaba Guilhelma
casó con ella, pero luego él marchó a Monja, muy bella e instruida, pero
España y la esposa, durante su au- que se volvió tan gorda y tan grasa
sencia, tomó por amante a un caba- como él. El trovador, probablemente
llero de Inglaterra –por «deseo de ahíto de tanta gordura compartida y
hombre», habrá que entender–, que triunfante, se enamoró de otra, de
la abandonó después. Pasado el tiem- María de Ventadorn, la mejor y más
po, volvió Gausbert de España y un importante dama que hubiera en
día fue, por deseo de mujer –que pa- aquel tiempo en ninguna parte, y la
rece que le asaltaba, de vez en cuan- cantaba con los mayores halagos y
do– a una casa que le recomendaron alabanzas y por esto ella lo soportaba,
y allí encontró a su antigua mujer y pero nunca le concedió amor. Hasta
«hubo gran dolor y gran vergüenza que Gaucelm se presentó y le dijo
entre los dos». Parece que estuvo con que, o le daba placer, según derecho
ella aquella noche, pasado el descon- de amor, con el que se tuviera por sa-
cierto inicial y para no perder del tisfecho, o se pondría a servir a otra
todo el tiempo, y a la mañana si- dama. Y como no obtuvo ninguna
guiente se marchó con ella y la llevó a promesa concreta, se marchó con las
un convento, donde la hizo ingresar. A músicas a otra parte.
él no le dio por lo mismo, aunque por Entonces la dama mandó llamar a otra
el dolor abandonó el trovar y el can- señora, Audiartz de Malamort, y le
tar. En fin, bromas aparte, las viejas contó todo y le pidió consejo para ver 95
historias de siempre, las injusticias cómo podría retener a Gaucelm. Sin
antiguas, el dolor, las tristezas de darle su amor, claro, que, dándoselo,
nunca acabar, en todas las épocas. ya sabía ella de sobra que no habría el
El desdén, el desamor y hasta la mal- menor problema. Esta situación de
dad bastante gratuita se dan cita en la quiero y no quiero es una por la que
vida de otro trovador, uno de los más han pasado a veces algunas mujeres,
conocidos, Gaucelm Faidit, que fue de desde que el mundo es mundo. Y Au-
un burgo llamado Uzerca, del obis- diartz le dijo que lo arreglaría. Se
pado de Lemosín. Tiene cierta gracia marchó de vuelta a su lugar y envió a
lo que se dice de él en una de las na- Gaucelm un mensajero para que le di-
rraciones, porque se afirma «que can- jera que «prefiriera una pajarito en su
taba peor que nadie en el mundo», mano antes que una grulla volando en
pero que hizo buenas melodías y bue- el cielo». Gaucelm captó el mensaje,
nas palabras. Es que lo suyo era lo encontró razonable lo que se le insi-
de trovar solamente, pero se convirtió nuaba y cogió el caballo y se presentó
al instante en donde se le pedía. Los ella, le prometió darle placer según
hombres podemos ser muy veloces derecho de amor. Mucho la alabó el
para estos asuntos. La dama le expli- trovador, pero Margarita, aunque le
có algunas cosas de trivial trascen- alegraran las alabanzas que le dedi-
dencia y también le dijo, como de pa- caba el cuitado, no sentía amor algu-
sada, como el que no quiere la cosa: no por él y jamás le dio placer según
«Y sabed que soy gentil, poderosa en derecho de amor. Sólo una vez, cuan-
riqueza, joven en años y se dice que do se despedía, él la besó en el cuello
soy muy hermosa». Le recomendó, en y ella se lo toleró amorosamente, y él
fin, que se despidiera claramente de la vivió mucho tiempo con gran alegría
Ventadorn y que se lo hiciera ver a la por aquel placer. Menos da una pie-
ingrata en una canción que no dejara dra, se debió de decir el pobre.
muchas dudas al respecto. Gaucelm Y lo que ocurría es que ella amaba a
quedó tan prendido de amor con la Uc de Lusignan, hijo del conde de la
nueva dama que perdió, así lo dice el Marca, con quien no se podía ver en
texto, la vista y el oído. Y cuando los el castillo de Albussó, por razones
recobró se puso a dar gracias a la se- más que obvias, teniendo en cuenta
ñora Audiartz tanto como pudo y que el marido andaba por allí y que
supo. aunque los castillos suelen ser muy
Gaucelm hizo la canción pedida, tan grandes, también vive mucha gente
clara como se le había indicado, en ellos y no todos pueden ser de fiar.
quedó despedido de la Ventadorn y Así que la dama se fingió enferma de
se volvió a la señora Audiartz, a ver muerte y prometió públicamente, si
con qué lo obsequiaba ahora la vida. mejoraba de su dolencia, ir a rezar a
Diré, para simplificar, que las cosas Santa María de Rocamadour. Y ya le
no fueron bien y esta dama reciente le mandó decir a Uc de Lusignan que
dijo lo que se ha dicho siempre en fuera a Uzerca, en donde vivía Gau-
96 estos casos: que, por muy diversas ra- celm Faidit, el trovador gordo, y que
zones, sólo podían ser buenos amigos. la esperara en la casa del propio Gau-
El trovador, que amistades de ese tipo celm, que ella le daría allí mismo pla-
había tenido ya, seguramente, más cer de amor y le indicó el día. El ca-
que de sobra, se fue como hombre de- ballero se presentó en el lugar preci-
sesperado, porque vio que había sido so como un rayo, incluso algún tiem-
traicionado y engañado, tratando de po antes de lo acordado, y la esposa
enmendarse en lo sucesivo y andar de Gaucelm –gorda ella también, si
más despierto con las mujeres. Y así se recuerda– lo acogió muy bien y con
entra en escena Margarita d’Albussó, gran sigilo, como el caballero le
esposa del vizconde de Albussó, que le mandó, lo introdujo en la cámara pre-
mostró tan amoroso semblante que el vista para la señora. Llegó luego la
trovador se enamoró de ella y la re- recuperada dama (las curaciones a
quirió de amor. Es que hay gente que veces son como milagrosas) y se lo en-
no escarmienta jamás. Y ella, para contró en la cámara en donde ella
que le diera prestigio y cantara de debía acostarse. ¡Qué sorpresa, en-
contrarte aquí!, a lo mejor fue capaz De muchos trovadores hay sólo esca-
de decir, que las hay muy disimula- sas noticias y, por otra parte, no
doras. Estuvieron dos días allí, sin ser puedo detenerme más en contar otras
vistos por nadie. ¿Y fueron oídos? historias, por lo que he de ser muy
Pues no lo sé, que las mujeres en esto breve. De Uc Brunenc, diré que al
son de muy diferente e impredecible final se hizo cartujo; de Daude de
condición. Las hay parlanchinas que Pradas, que era criticado porque se
enmudecen sepulcralmente y recata- afirmaba que no escribía por verda-
das que se instalan en el puro grito; dero amor, por lo que sus canciones
así todo es más variado y distraído, eran frías y sin arte. De Guilhem de la
pienso yo. Luego la dama se fue a Ro- Tor se da en los textos la graciosa no-
camadour, a lo de sus rezos, porque lo ticia de que sus comentarios eran más
había prometido y porque todo es largos que sus canciones y de Uc de
compatible. Y a la vuelta, con el ca- Sant Circ se hace notar que en cuan-
ballero ya recuperado también y a to se casó no hizo más canciones. A al-
punto, pasó otros dos días en la guna gente le pasan cosas parecidas.
misma casa y cada noche yacían jun- Gui d’Ussel, del Lemosín, fue canóni-
tos con gran alegría y solaz y con los go de Briuda y de Montferran y estu-
mismos entretenimientos. Cuando vo mucho tiempo enamorado de Mar-
garita d’Albussó, a la que ya hemos
llegó Gaucelm y su esposa le contó
mencionado, y de la condesa de Mont-
todo lo sucedido, el trovador se sintió
ferran, para las que hizo muy buenas
tan dolido que quiso morir. Y le dolió
canciones. Hasta que el legado del
mucho que ella (no la esposa, la
Papa le hizo jurar que no haría ya más
gorda, sino la otra) se hubiera acos- y él dejó entonces el trovar y el cantar.
tado con otro en su propia cama, lo Pero antes de dejarlo, todavía le dio
que, bien mirado, tampoco cambia tiempo a enamorarse de una dama de
tanto las cosas. Este detalle lúbrico Provenza, que se llamaba Guidas de 97
de amantes acostándose felices en la Mondus, esta vez soltera y que se que-
cama de un solicitador rechazado, se ría casar. Y un día la dama le dijo, con
repite otras veces en la poesía trova- la mayor franqueza: «Gui d’Ussel, vos
doresca y tenía probablemente el ca- sois un hombre gentil, aunque seáis
rácter de un chiste o ironía sobre el clérigo –qué tendrá eso que ver, digo
poco éxito de algunos hombres en las yo– y no puedo prohibir a mi voluntad
lides de amor. De este pobre Gaucelm que se avenga a hacer todo cuanto os
Faidit, otro trovador, Elías d’Ussel pueda placer. Así que me podéis con-
cuenta, en una canción, que «es más seguir, si queréis como amante o si
gordo que una columna» y de su queréis como esposa. Aconsejaos bien
mujer decían que era más gorda que en qué calidad me queréis». A esto es
él. Después de saber todas las malas a lo que llamo yo poner las cosas en su
cosas que le pasaron al pobre Gau- punto y proceder con método y con
celm, no es extraño que la gente quie- sentido de la estrategia, sin dejar lugar
ra adelgazar. Por si tiene algo que ver. a malentendidos.
Guilhem de la Tor, al que nos hemos ella dedicaba sus canciones, pero tam-
referido antes, fue un juglar del Pe- bién era muy amigo de la condesa de
rigord, del castillo de Tor, un castillo Rossilhon y la alababa y apreciaba
desaparecido que se levantaba en la mucho y todas las gentes creían que
localidad llamada hoy La Tour-Blan- era su caballero y algo de verdad
che (departamento de Dordogne), que debía de haber en ello porque él dejó
marchó a Lombardía y casó allí, to- poco a poco de ver a la marquesa y
mando como esposa a la que ya lo era empezó a dedicarse más inequívoca-
de un barbero, a la que raptó y se mente a la condesa, lo que, natural-
llevó al lago de Como. Era hermosa y mente, espoleó los celos de la primera.
joven y la quería más que a nada en el Entonces la marquesa decidió ven-
mundo. Murió y él se entristeció tanto garse y llamó a un amigo común, Uc
que se volvió loco y pretendía que su Manescal, y le dijo: «Quiero ir en pe-
joven esposa no estaba muerta en rea- regrinación a Sant Antonín del Vianés
lidad, sino que lo fingía para aban- y pasar por la casa de Sant Leidier y
donarlo. Estuvo diez días en su tumba acostarme en su cámara y en su lecho,
y cada noche la sacaba fuera y con- y en este lecho quiero que vos dur-
templaba su rostro y la besaba y le máis conmigo». El amigo –¡a ver!– se
hablaba y le pedía que confesase si puso a sus órdenes con toda prontitud
estaba viva o muerta. Hasta que, sa- y la dama partió con sus dos doncellas
bido esto por las autoridades de la y muchos caballeros a albergarse en
ciudad, lo tuvieron por loco y le ex- Sant Leidier y desmontó en la casa
pulsaron de ella y él marchó por de Guilhem, que no estaba en el cas-
todas partes en busca de adivinos a tillo. Fue allí muy bien recibida y por
los que consultar, para saber si su es- la noche se acostó en el lecho de Guil-
posa podría volver a la vida. Un em- hem, pero con el mencionado Uc Ma-
baucador le llevó a creer que si todos nescal, no con el dueño de la casa.
98 los días leía el salterio, rezaba ciento Para complicar un poco el asunto, no
cincuenta padrenuestros y daba li- hacer las cosas tan regladas y distra-
mosna a siete pobres, antes de comer, erse más, se supone. La noticia se ex-
durante un año entero, ella volvería a tendió enseguida y Guilhem se en-
la vida, aunque no comería, bebería, tristeció, pero trató de disimularlo y
ni hablaría. Así lo hizo el desespera- de consolarse con su buena condesa.
do trovador, incansable, durante un En Pons de Capduelh se da un caso
año entero, sin faltar un solo día, y que ha tenido algunas versiones en la
cuando vio que esto no surtía efecto, literatura universal, con diferentes
se desesperó y se dejó morir. enredos: el trovador quiso poner a
La historia de Guilhem de Sant Lei- prueba a su amada. Amó por amor a
dier es parecida a la de Gaucelm Fai- Azalaís de Mercuer, esposa del gran
dit, que ya hemos relatado. Era un conde de Alvernia, y mientras ella
rico castellano del Velai, en el obis- vivió no amó a otra y cuando murió,
pado del Puy de Santa María. Se ena- se cruzó y se fue a ultramar en donde
moró de la marquesa de Polinhac y a terminó sus días. Sin embargo, se
cuenta que en vida de ella, en un cier- amigo Guilhem que nunca había sido
to momento, tuvo el necio deseo de tan feliz como en ese momento de la
comprobar hasta qué punto Azalaís reconciliación, ni siquiera cuando la
lo quería bien y se propuso darle a ganó por primera vez.
entender que estaba enamorado de Quiso entonces Guilhem probar, ex-
otra dama, para ver cómo reacciona- perimentar esto en su propio caso y
ba ella y juzgar en consecuencia. Y fingió estar enfadado con su dama.
empezó a distanciarse de ella y a acer- Ella le envió mil requerimientos para
carse a otra dama, de nombre Au- saber cuál era la causa de su patente
diartz. Cuando Azalaís se percató de desvío, a los que él no contestó. Hasta
la desviación, se enojó tanto que que ella renunció a más averiguacio-
jamás preguntó por él y si alguien lo nes y se sumió en la más grande tris-
mencionaba oía el asunto como la que teza. Guilhem empezó a considerar
oye llover. El trovador, pasado algún que las cosas habían ido ya demasiado
tiempo, empezó a pensar que había lejos y volvió a Jaujac, pero todavía se
sido un completo tonto y le envió alojó en la casa de un burgués y no
mensajes y cartas que Azalaís no en la corte. Sin embargo, su dama lo
quiso ni escuchar ni contestar. Se am- supo y cuando llegó la noche fue al
paró entonces en algunas damas que albergue en donde él dormía y se hizo
la conocían y a través de ellas pudo llevar hasta su cámara. Se hincó allí
obtener el ansiado perdón. Y fue el de rodillas para besarlo, pidiéndole
hombre más feliz del mundo y dijo perdón por un daño que estaba segu-
que nunca más fingiría para probar a ra de no haber hecho, pero él la mal-
su dama. Tonterías, las precisas. trató y la llegó hasta a golpear.
Otra de las pruebas de amor comunes Él después quedó muy dolorido de su
en la lírica trovadoresca viene repre- necedad y a la mañana siguiente se di-
sentada por la pregunta retórica de rigió al castillo de su dama, pero en-
si es más gozo recuperar el amor de tonces fue ella la que no quiso verlo ni 99
una dama que el gozo de la primera oírlo y le hizo despachar. Y así estuvo
conquista. Guilhem de Balaun fue de Guilhem más de un año y estaba ya
la comarca de Montpeller, gallardo y desesperado en su corazón y le escri-
buen trovador, y se enamoró de una bía continuamente mensajes, solici-
muy gentil dama, que se llamaba Guil- tando el perdón y pidiéndole que to-
helma de Jaujac, esposa del señor de mara la venganza que juzgara opor-
Jaujac. La amó mucho y fue muy bien tuna. Finalmente, ella le ordenó que
correspondido porque la dama hizo se arrancara la uña del dedo más largo
todo lo que a él le plugo, según dere- y se la llevara. Cayó él a sus pies más
cho de amor. Un amigo del trovador, tarde y le presentó la uña del dedo. Y
Peire de Barjac, tenía también su ella la recibió y le perdonó su necia
dama y conseguía de ella todo cuanto locura. Este relato encierra una muy
quería y era feliz. Pero en una ocasión sutil burla de toda esta situación y, a
se enfadaron y luego hicieron las mi juicio, es algo más que ligeramente
paces y entonces Peire confesó a su escabroso, no quedando muy clara, o
quizá sí, la referencia a la uña del Barral, señor de Marsella. Un día se
dedo más largo, la que él le presenta metió en la cámara en donde dormía
en el acto de la reconciliación y la que la dama y se acercó a la cama y la
ella recibe, mientras otorga su perdón. tomó en sus brazos y la abrazó y la
De otros trovadores casi sólo diré sus besó. Ella se despertó y se puso a gri-
nombres y algún detalle curioso. Dal- tar y avisó a su marido que la tran-
fin d’Alvernha fue un conde poeta, quilizó y le aconsejó que no lo toma-
generoso en extremo, que por su li- ra a mal, porque Peire era un loco.
beralidad perdió más de la mitad de En un momento amó también a la lla-
su condado; y con avaricia y con sen- mada Loba de Puegnautier y Peire se
satez, así se dice en los textos, lo pudo hacía llamar lobo por ella y se cuen-
recuperar todo y ganó más de lo que ta que en la montaña de Cabaret se
había perdido. El monje de Montau- vistió verdaderamente con piel de
don fue de Alvernia, de un castillo lobo, con la mala fortuna de que los
que se llama Vic, y era monje de la pastores lo persiguieron con sus pe-
abadía de Orlhac. Los caballeros y rros y lo apalearon de tal modo que
los barones lo sacaron del monacato y fue llevado por muerto a la casa de la
le hicieron gran honor y le dieron Loba. El marido lo escondió y envió
todo lo que quiso y les pidió; y él lo por el médico y lo hizo curar hasta
llevaba todo a Montaudon, a su prio- que quedó sano.
rato. Peire Cardenal, de Velai, fue Raimon de Miraval se enamoró de
muy honrado por el buen rey Jaime Azalaís de Boissazon, que era joven,
de Aragón y cuando pasó de esta vida gentil y hermosa y él la encumbró,
tenía alrededor de los cien años. cantando y narrando en su honor
Peire Vidal fue de Tolosa, hijo de un tanto como pudo y supo. La ponderó
peletero, y cantaba mejor que nadie y tanto que el rey Pedro de Aragón, sin
era uno de los hombres más locos que verla, se había enamorado mucho de
100 han existido en este mundo, porque ella y le había enviado mensajeros,
creía que era verdad todo lo que le cartas y joyas y se moría de deseos de
gustaba y quería. Es cierto que un ca- conocerla. El rey vino a Albigés y, en
ballero de Sant Gil le cortó la lengua cuanto se sentó al lado de Azalaís, la
porque daba a entender que era requirió de amor y ella al momento le
amante de su esposa, pero Uc del dijo que haría todo lo que él quisiera,
Baus lo hizo curar y medicar. Y cuan- de modo que por la noche el rey ob-
do estuvo curado se fue a ultramar y tuvo de ella todo lo que le plugo. Al
se casó con una griega en Chipre, que día siguiente se supo todo, o la mayor
el creyó sobrina del emperador de parte, y Marival quedó triste y ape-
Constantinopla, por lo que él mismo sadumbrado y se lamentó de la felonía
se consideró candidato al imperio. Se que la dama y el rey le habían hecho.
hacía llamar emperador, y empera- Hubo damas que simultanearon airo-
triz a su esposa, y llevaban armas im- samente a más de un trovador. Guil-
periales. Se enamoró de una dama, helma de Benauges tenía de enamo-
Azalaís de Rocamartina, esposa de rados a Savaric de Mauleon, Elías
Rudel y Jaufré Rudel, al que ya Eso es lo que yo llamo precisar y fijar
hemos mencionado. En una ocasión las condiciones de antemano, para evi-
se sentaron los tres a la vez con ella y tar los malentendidos. Así que por no
los tres la miraban amorosa y rendi- andar espabilado, por no viajar a su
damente. Ella también se puso a tiempo, Raimbaut se quedó sin la
mirar con gran dulzura a Jaufré, que dulce recompensa y la condesa sin que
estaba sentado enfrente, mientras le le acariciaran la desnuda pierna.
tomaba la mano con cariño a Elías, a ¡Cuántas cosas nos perdemos, Señor,
su derecha, por debajo de la mesa, y por no andar atentos! Y sabe Dios
arrimaba su pie al de Savaric, a su hasta dónde podrían haber llegado las
izquierda, sonriendo y suspirando cosas si se hubieran encontrado, que
convenientemente, según se detalla en en esto se sabe por donde se empieza,
el texto. A la señora se la podrá criti- pero nunca por donde se va a acabar.
car por otras cosas, pero no por ser A lo mejor, hasta se le hubiera quita-
olvidadiza de nadie o inhábil en la do la determinación de profesar. Se
expresión corporal. Ninguno de los han dado casos.
amantes advirtió el favor hecho a los Ahora llega quizá mi trovador favo-
otros dos, ensimismados en sus pro- rito, Raimbaut de Vaqueiras, que fue
pios logros y venturas. Como debe ser. hijo de un pobre caballero de Pro-
Los problemas vinieron después cuan- venza, del castillo de Vaqueiras, loca-
do, ya solos, empezó cada uno a irse lidad provenzal, en el actual depar-
de la lengua. Pero, claro, si los hom- tamento de Vaucluse. Raimbaut se
bres no contáramos estas cosas, ¿cuál hizo juglar y estuvo mucho tiempo
sería la gracia de hacerlas? Siempre con el príncipe de Aurenga, Guilhem
ha sido así, en todos los tiempos. dels Baus, que le hizo mucho bien y lo
Raimbaut d’Aurenga fue gallardo, prosperó. Se convirtió en el trovador
buen caballero en armas y de agrada- más famoso de toda la Provenza, en
ble conversación. Se enamoró, tam- donde estaban entonces inventando, 101
bién sin verla, por el gran bien que como ya hemos visto suficientemen-
de ella oía decir, de la buena condesa te, la cálida y dulce fermentación del
de Urgel, que era lombarda, hija del amor. Cantó una vez ante un extran-
marqués de Busca, y le hacía encen- jero, el marqués Bonifacio de Monfe-
didas canciones, que le mandaba con rrato, que había ido hasta allí por-
un juglar, que se llamaba Ruiseñor. que quería saludar al Papa en Avig-
Por diversas razones, Raimbaut nunca non, y tanto le gustó al noble visitan-
tuvo la oportunidad de ir a presen- te su arte que logró convencerle para
tarse ante ella. Pero –escribe el autor que le acompañara en el regreso y se
de su Vida– «yo le oí decir a ella, lo llevó a su palacio, en Italia. Allí
cuando ya era monja, que si él hubie- Raimbaut, un día, a través de los altos
ra ido a verla, le hubiera concedido ventanales de una de las afiligrana-
placer hasta el punto de que le hubie- das galerías, vio inesperadamente a
ra consentido que le tocara la pierna una doncella esbelta de cuerpo, de
desnuda con el reverso de la mano». piel blanca, como de marfil pulido, y
un pelo negro brillante que le llegaba delicadeza y tacto, les quitó, sin des-
hasta la cintura. La doncella se qui- pertarlos, la ropa del amante y los cu-
taba sus ropas de seda, se ponía una brió con su propia capa, en la que es-
reluciente armadura milanesa y era taban bordadas muy claramente las
capaz de manejar una espada, como armas del marquesado. Al despertar,
en un juego, delante del gran espejo se dieron cuenta de lo ocurrido, que
colgado en la pared. Luego volvió a los dos volvían por veces al mundo,
vestir sus ropas femeninas, pero el aunque después de muy largas y feli-
trovador, que se enamoró perdida- ces ausencias. Como en el romance de
mente de ella tras esa fugaz visión, la Gerineldo, se recordará, cuando el
llamó ya siempre, en sus trovas y can- rey halló a su hija en la cama con el
tos, el Bel Cavalier. La dama, que no paje de ese nombre y, también sin
era soñada, como ocurre otras veces, despertarlos, interpuso entre ambos
se llamaba Beatriz, era la hermana su espada. Para que se dieran cuenta
del marqués y estaba prometida a de lo difícil que es mantener un se-
Arrigo del Caretto, señor de Savona. creto, mayormente, que para otras
El trovador moría de amor y escri- cosas seguramente era muy tarde ya.
bió como nadie había escrito hasta Algo parecido ocurrió cuando el rey
entonces, aunque tantos habían sen- Marc encontró yaciendo juntos a Tris-
tido lo mismo. Tenía ese don. Y se tán e Isolda e intercambió su anillo
acercaba tan derechamente a la muer- con el de ella y su espada con la de él.
te, que Beatriz se ablandó, lo amó y le Después del suceso, el marqués Boni-
regaló, multiplicada, la vida. Se casó facio no tuvo grandes problemas para
luego con Caretto, para no complicar convencer al trovador de la cabal con-
tontamente las cosas, pero el trova- veniencia de peregrinar a Tierra Santa
dor fue mantenido en palacio y siguió y dejar los entretenimientos. Los dos
gozando de todos sus privilegios. Sí, se fueron de palmeros. Otros pecado-
102 lector, de todos sus privilegios. Don res arrepentidos iban en la nave, ca-
Arrigo era amante de la caza y caza- mino del perdón y de la aventura. Iba
ba, el trovador trovaba, Beatriz lo aquel monje de Chieri que quedó con-
comprendía todo y el mundo seguía vertido en un faisán por haber comi-
rodando incansable y ciegamente por do un ala de volátil en Viernes Santo,
su camino de siempre. encerrado en jaula de plata y ampa-
Hasta que una noche de verano, rado por salvoconducto de los duques
cuando los enamorados reparaban sus de Saboya. Iba aquel caballero de
dulces fatigas sobre la hierba del jar- Mandovi, que intentó raptar a una
dín y dormían dulcemente, apenas cu- monja en Fossano. Cuando estaba a
biertos con el manto del trovador, el punto de conseguirlo, ella pidió a Dios
hermano de ella, Bonifacio de Mon- que le mandara la lepra para conser-
ferrato, el marqués, que quizá se var intacta su pureza, lo que ocurrió
había arrepentido ya alguna vez de en un instante, haciendo huir al ca-
haberse traído al insistente proven- ballero, que se tornó pesaroso y peni-
zal a palacio, los sorprendió y, con tente tras la milagrosa mudanza. Via-
jaban gentes de toda condición, en rá consuelo, porque la pena es mayor
busca de la gloria, de la muerte, de y más fuerte.
sus respectivos destinos. Monferrato, Escribió una de las más famosas com-
tras un par de batallas, ganó el reino posiciones de toda la literatura trova-
de Salónica e hizo a Raimbaut duque doresca, Kalenda Maia, una estampi-
y príncipe de Orfani. Pero el nuevo da, improvisando directamente sobre
príncipe era víctima insalvable de la las notas de una melodía que ejecuta-
melancolía y soñaba con Beatriz y le ban con la vihuela unos juglares fran-
escribía sin cesar las más tiernas ba- ceses en una reunión de la corte. Tam-
ladas, todas dirigidas al Bel Cavalier, bién es suya una composición amoro-
declarándose prisionero en ultramar, sa, Eras quan vey verdeyar, pertene-
infeliz e incurable. Mientras tanto, Be- ciente al género descort (llamado así
atriz le dio once hijos al Caretto, quien porque hay un desacuerdo de rima
sabe si con pasión por medio, que esto entre las diferentes estrofas), que
es muy complicado de averiguar, in- constaba de cinco estrofas de ocho
cluso con casos más recientes y de versos y una final de diez. Las lenguas
todos los días, y es sabido que hay mil son diferentes para cada una de las
formas de fingimientos. Raimbaut cinco primeras estrofas: provenzal,
murió en su principado, añorando italiano, francés, gascón y galaico-por-
aquel lejano y perdido amor, entre- tugués, y en la última hay dos versos
viendo a su Beatriz en la distancia, en de cada una de estas lenguas, hasta
el horizonte engañoso e impasible del hacer el total de diez versos.
mar, que se divisaba desde la blanca Desde el punto de vista más rigurosa-
terraza de mármol del palacio. Ni un mente histórico, se sabe que, en efec-
día dejó de pensar en ella, ni un día to, este trovador viajó frecuentemente
pudo desprenderse del infortunio, de entre Provenza e Italia y, por su fa-
la desesperación y de la nostalgia. moso debate con una genovesa, pare-
Para lo bueno o para lo malo, nada ce que hacia 1190 estuvo en Génova. 103
sería lo mismo en el mundo sin el En 1194, acompañó al marqués de
amor. Y aquí traigo una canción de Monferrato en su expedición militar
las que hizo por entonces y que co- a Sicilia y antes de que terminara la
mienza «No me gusta el invierno ni la campaña fue armado caballero por
primavera»: este, condición de la que presumió
¿De qué me valen, pues, conquistas ni desde entonces nuestro trovador. Tras
riquezas? Porque yo me tenía por una breve estancia en Provenza, estu-
más rico cuando era amado y leal vo de nuevo en Italia con el marqués,
amigo y Amor me nutría. Prefería un entre 1197 y 2001, en calidad de
solo placer que aquí gran corte y amigo, consejero y trovador áulico.
gran hacienda; porque ahora, cuanto Cuando Monferrato fue elegido Jefe
más crece mi poder, tengo mayor con- de la cuarta cruzada, Raimbaut se in-
goja en mí mismo, pues mi querido corporó a la misma y tomó parte en di-
Bel Cavalier y el gozo se me han ale- versas acciones militares, principal-
jado y huido. Nunca más me renace- mente en los asedios de Constantino-
pla, de 1203 y 1204. Su última com- homosexualidad y también al obispo
posición puede ser fechada en prima- de Urgel, a quien le atribuía los más
vera o verano de 1205 y ya nada se grandes crímenes y violaciones de
sabe de él a partir de esta época. El hombres y mujeres, llegando a ame-
marqués murió en 1207, luchando nazarle con la emasculación. En un
contra los búlgaros, y para entonces el encuentro mató traidoramente al viz-
trovador debía de estar ya muerto, lo conde Ramon Folc de Cardona, por
que explicaría que no escribiera nin- lo que fue desposeído de sus bienes y
gún planh por su protector de toda la lo mantuvieron por misericordia sus
vida. En cuanto a la identidad de Be- parientes y amigos. Pero, sigue di-
atriz, podemos decir que no era la her- ciendo la crónica, luego todos lo aban-
mana del marqués, sino su hija, aun- donaron, porque a todos los encor-
que tampoco es seguro que la dama nudó, o con las esposas o con las hijas
que se esconde tras la senhal de Bel o con las hermanas, de suerte que no
Cavalier fuera esta misma Beatriz, sino quedó ninguno que lo mantuviese.
que pudiera tratarse de otra mujer. Natural, ¿no? Al final lo mató un sim-
Los amores inexplicables, capricho- ple peón. A pesar de ser catalán y,
sos, insensatos, son más frecuentes de por tanto, haber tenido que apren-
lo que la gente cree. Un personaje real der el provenzal para componer sus
del siglo XV, Juan de Olid, lo cuenta poemas, maneja esta lengua con gran
muy bien, aunque esta vez en la fic- propiedad y corrección y son muy
ción: «por donde vine, de pronto, a pocos los catalanismos que se le es-
entender que me había enamorado capan en la misma.
verdadera y cabalmente de doña Jo- Otro trovador es el protagonista de
sefina aun sin nunca haberla fablado, una de las más truculentas historia
ni aun tocado la punta de los dedos». de toda esta literatura trovadoresca.
Ocurre en una novela de un amable, Me refiero a Guillem de Cabestany
104 brillante y ameno escritor, ganador (en provenzal, Guilhem de Cabes-
del Planeta y otros premios. Me estoy tanh), de la comarca del Rosellón, que
refiriendo a Juan Eslava Galán y a su confina con Cataluña y el Narbonés.
novela En busca del unicornio. Amaba de amor a una dama de la co-
En Cataluña hubo también trovado- marca que se llamaba Saurimonda,
res en aquel momento espléndido de esposa de Ramón de Castell Rosselló,
la lírica europea. Guillem de Ber- que era muy noble y malo y fiero y
guedà (1138-1196), vizconde del orgulloso. A esta dama le dedicaba
mismo nombre, fue buen caballero y sus canciones y ella lo quería tam-
buen guerrero e hizo buenos sirven- bién, más que a nada en el mundo. Y
teses, donde decía cosas malas a unos se lo dijeron al marido, a Ramón de
y buenas a otros y se jactaba de todas Castell Rosselló, que siempre hay
las damas que sufrían amor por él. gente para todo. Un cierto día, este
No debía de tener muy buen carácter, se encontró inesperadamente con el
ni ser mucho de fiar. Atacó machaco- trovador y lo mató sin más dilacio-
namente a Ponç de Mataplana por su nes. Le hizo extraer el corazón y le
cortó la cabeza y se los llevó a su casa, posa tiene el nombre de Margarida.
en donde guisó el corazón con pi- En realidad, la leyenda del corazón
mienta y se lo dio a comer a su mujer. comido, sin saberlo, por el amante es
Cuando la dama terminó, él le dijo: un motivo folclórico muy extendido
¿Sabéis lo que habéis comido? Y ella en la Europa de los siglos XII a XIV y,
respondió: No, sino que era una vian- posiblemente, es de origen oriental.
da muy sabrosa. Entonces él le des- La leyenda está ya documentada en
cubrió que era el mismo corazón de Francia a mediados del siglo XII, y a
su amante y, para que lo creyera, hizo principios del XIII se fecha un Lai
traer su cabeza ante ella. Saurimonda d’Ignaure, de Renaut, en el que son
se desmayó y cuando volvió en sí, doce maridos celosos los que matan
afirmó: Señor, me habéis dado tan al donjuanesco Ignaure y preparan
buen manjar que nunca más comeré su corazón para que lo coman sus res-
otro. El marido, rojo de indignación y pectivas esposas, que todas habían
de ira, corrió tras ella con su espada, sido por él cortejadas. Esta leyenda
pero ella pudo llegar antes al balcón también se puede encontrar en otros
y lanzarse al vacío, y así murió. Por dos poetas medievales: el trouvère
todo el Rosellón corrió la noticia y Châtelain de Coucy y el Minnesän-
hubo gran tristeza por lo sucedido. ger Reinmar von Brennenberg.
Llegó la noticia al rey de Aragón, que En una de las cuatro Vidas conserva-
era señor del marido asesino, e hizo das de Cabestany, se afirma que el
que este se presentara ante él. Al lle- rey de Aragón, que vengó la muerte
gar lo prendieron y el rey ordenó des- de los amantes, fue Alfonso II, lo que
truir todos sus castillos y lo metió en es simplemente imposible, ya que este
prisión. También mandó recoger los rey murió en 1196, un año antes de
despojos mortales de Guillem de Ca- que Saurimonda se casara con Ramón
bestany y a Saurimonda para que fue- de Castell Rosselló (1197). De Sauri-
ran enterrados juntos en una iglesia monda se sabe que, en la realidad, to- 105
de Perpignan, haciendo construir un davía vivía en 1221, con su tercer ma-
monumento ante el templo, dedicado rido, Ademar de Mosset. O sea, que
a ellos y con una leyenda en la que se no murió de la manera trágica que se
explicaba cómo habían sido muertos. ha descrito. En realidad fue su se-
Dejó establecido también que todos gundo marido, Ramón de Castell, el
los caballeros y las damas del Rose- que falleció entre 1207 y 1210, ya que
llón, de la Cerdaña, del Conflent, del en 1210 ella contrajo sus terceras
Ripollés, de Perelada y del Narbonés nupcias, con el Ademar mencionado.
fueran a celebrarles aniversario todos Antes que con Ramon, se había casa-
los años. Ramon de Castell Rosselló do, en primeras nupcias, con Ermen-
murió en la prisión del rey. gol de Vernet, en 1193. En definitiva,
Esta es una historia terrible que tuvo que los acontecimientos ocurrieron
amplia difusión y variadas versiones, de la manera que es considerada más
incluyendo la de Stendhal en su De normal: el marido murió y quedó la
l’amour. En otra de ellas, la dama es- viuda, para poder contarlo.
No quiero dejar de decir unas pala- a Tolosa para conocerla y, después la
bras sobre las trovairitz, las trova- requirió de amor y fue su amigo. Y
doras. Naturalmente que las hubo. No fue capaz, la dama, de escribir algo
conozco actividad humana, de ningu- como lo que sigue: «No ver, desa-
na naturaleza, en la que si han estado cuerda todo mi acuerdo, que por poco
presentes los hombres no lo hayan es- lo desacuerda; pero cuando me acuer-
tado también las mujeres, a pesar de do de lo que mi nombre recuerda,
los muchos e innegables inconvenien- todo mi pensamiento se acuerda en
tes y trabas para estas últimas. Ape- buen acuerdo». Sí, ya lo sé que no se
nas si haré otra cosa que mencionar- entiende. Tampoco se entiende a otros
las. Ya hemos hablado de María de escritores y por ahí andan.
Ventadorn, del Lemosín, como dama a Y también sabía trovar la condesa de
la que trovaron algunos caballeros. Día, que se enamoró muy decidida-
Dicen los documentos que Dios la mente de Raimbaut d’Aurenga y le
había dotado de un bello y agradable dedicó muchas y muy buenas cancio-
cuerpo, gracioso, sin necesidad de ar- nes. Tibors era una dama de Proven-
tificios. Pues bien, también era capaz za, de un castillo que se llama Sare-
de hacer versos; hay gente que lo nom. Fue muy instruida, amable y
tiene todo. El conde de la Marca era docta y supo trovar, dicen los textos.
su caballero y un día, mientras la cor- Fue muy amada de amor por todos
tejaba, expresó su convencimiento de los hombres principales y muy temida
que el amigo de una dama, mientras y obedecida por las damas importan-
sea fiel y cumplidor, debería tener tes. Le envió esta copla a su amador:
tanto señorío y autoridad sobre ella «Buen dulce amigo, os puedo decir
como ella sobre él. Y la señora María en verdad que nunca ocurrió que es-
pensaba que no y por esta razón le tuviera sin deseo desde que os conocí
conminó a mantener una tensó sobre y os tomé por fiel amante; y nunca
106 el tema y trovaron ambos. tuve otro anhelo, buen dulce amigo,
Castelloza era una gentil dama de Al- sino el de veros a menudo, y jamás
vernia, esposa de Turc de Mairona, tuve ocasión de arrepentirme de ello».
que amó a Arman de Breon y le de- Esto sí que se entiende bien, esto sí
dicó sus canciones. Era muy alegre, que se dice claro y alto, que no todas
muy instruida y muy hermosa. Aza- van a ser iguales. No sé cuánto tiem-
laís de Porcairagues, que era de la co- po duró el encanto, que eso, en la
marca de Montpeller, también fue Edad Media, y en todas las edades,
muy gentil dama e instruida. Sabía no está jamás garantizado. La vida,
trovar y le dedicó muy bellas cancio- el amor –quizá son la misma cosa, ya
nes a su amado Gui Guerrejat. Lom- lo dije al principio– son así. ្
barda era una dama de Tolosa, muy
gentil y hermosa. Sabía trovar y hacía
bellas y delicadas canciones. Cuando Francisco Luis Redondo Álvaro,
Bernart Arnaut oyó hablar de ella fue Consejero del I.E.G.

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