iDONDE Y COMO
SE APRENDE?
‘TEMAS DE PSICOLOGIA
EDUCACIONAL
NORA EMILCE ELICHIRY
(ComPILADORA)Dinde cme se apnda ras de palaoiaedpatonl Nora
ice hint scones pa hea Conese
por Héctor. Pare Bh od
‘Buenos Aes JVE Eons, 009,
240». 48:23.
Edocacin| Echiy, Nora Emilee. lc, Nora
rez Hector
Héctor Osvaldo Pérez
Acargo de los autores
Revisidn ténica general Suan Ventura Esquivel
Imagen deta: Fraymento de un ota de pinto chino
Wellace Tg. fotograiada por Nora. Elichiry.‘Nora Emilee Elichiry (compiladora)
situaciones pedagogicas, en Revista de Edueacién, El psicélogo educacional: estrategias de
__ Ministerio de Edueacién y Ciencia, N° 279, 1986. intervencién en contextos escolares
Sierpinska, A: “Sur un pregramme de recherche lié a la
obstacle epistemologique’, en: Construction des
Daniel Valdez
Los taxonomistas suelen confundir la invencién
de un nombre con la solucién de un problema.
(Stephen J. Gould)
Introduceién
1 1904, refiere Gould (1984), el ministro de edueacion
trumentos de medieién que posi
los nitios que, al no poder superar las dficultades de la escuela
‘comin, habrian de necesitar una edueacién especial. Se estaban
sentando las bases para la sistematizacién del uso de pruebas que
medirfan el CL. Sin embargo, se subraya que el énfasis no estaba
con dificultades, de ayuda para dichos
sujetos. Segin nuest uietaba que algunos
‘maestros pudieran ut
“Su razonamiento parece ser el:
tuna excelente ocasién para deshac
niffos que nos eausan problemas’, y
do eritico engloban a todos les que
‘demuestran interés por la esctel
or Goul
tlecentoe de una relat coatrovetidnenre el caropo dela pal
cologia y el de la educacién, cuyos avatares se reactualizan entre
las certezas y las incertidumbres de nuestras précticas cotidianas.Es un propésito del presente trabajo la Sehontit de un curriculum, las estrategias pedagogicas, las dindmicas gru-
campo de practicas del psicdlogo educacional en el « pales en el contexto del aula.
colar. Para ello presentaremes ls perspetvasapotadas 3 lo obvio: no todo pricélogo que trabaje en una
gunos de los actores de di imita un campo de précticas que podrian definirlo
tras/os, directoras/es, psieélogas/os~ ubicadas en la cl ‘como “psicdlogo educacional”, ni todo psicélogo educacional se
Buenos Aires y el conurbane bonaerense. A continuad desempera en contextos educativos ormales.
tuaremos las caracteristicas espectficas del Ambito de di éPor qué nos resulta necesario enunciarlo? Porque en el am-
fo de psiedlogo edueacional que forma parte de una plio abanico del material de las entrevista citadas encontramos
vay cémo tl especifiidad se artiula con sus st Aesdepsicélogos y psicdlogas que reexionan sobre las earacte-
srvencién. Finalmente propondremos algunos ejes Fisticas dea escuela y os alcances de sus intervenciones eon los
‘miiticos como dimensiones d2 analisis de tales pricticas,
éEspecificidad de las pricticas o “contaminaci
sn una entrevista: “Nuestro trabajo esta muy
escolar”?
contaminado por lo escolar”.
Estas diferentes opiniones desvelan la naturaleza de un queha-
cer que histéricamente se desenvuelve en condiciones complejas
lain, 1990; Appley King, 1983)
¥ Por otra parte, denuncian las no menos complejas relaciones
‘entre la psicologfa y la educacién (Gould, 1984; Coll, 1983, 1989,
1996a; Carretero, 1996; Elichiry, 1990, 1996; Castorina, 1995).
Puntualizaremos en forma sucin‘a qué tipo de atribuciones
realizan algunos docentes,direetivos y psicélogos/as acerca del
En lineas generales nos encontramos con un abanio¢
bilidades muy diversas al analizar la actividad que realiza}
cblogo en el contexto escolar. En primera instancia cabe
n de que “sees psicdlogo ed
tanto se trabaje en un contexto escola. Aunque
tra cro y poco probable qe tn
y aanalizar mejor “el estado de la cuest
res podrian aportarnos datos mucho més
precisos, representatives y exhaustivos.
‘Los maestros y las maestras entrevistados manifiestan que
‘en general los psicdlogos trabajan en su gabinete y realizan diag-
nésticos de los alumnos derivados. En varios de los casos puede
lo que esperan de la figura del psieblogo y el rol que
cfectivamente cumple en la escuela.Una de las demandas espevificas es que solucione sus pro
‘una sobrecarga en su labor profes
jo contacto con él: derivar implica lena
chas, completar protocolos, responder preguntas. En dichos¢
los docentes dicen sentirse
fundas del “problema de aprerdizaje o de con
deriva al alumno.
Una de las expectivas, expresada en el “rol esperada” =p
envia al gabinete “para que el
el erdadero problema del chico”. Le
aadministran tests (psicométricos y proyectivos) en el gabinete y
posteriormente citan en forma conjunta a los padres.
Los psieblogos y psicélogas dicen intervenir “ante situaciones,
ssegiin se les derive.
tra funcién consignada es la de asesorar y orientar a los di-
rectores y a los docentes en las dificltades por las que consultan.
En la mayor parte de los casos seinterviene “cuando la maestra
«de grado seo solicta por algin problema de conducta oaprendizaje”.
inciones consignadas: ocuparse de lo
“problemas de aprendizaje o conducta graves", tomar tests,
4 los padres en caso de ser necesario. En ciertos casos
ran que deben derivar “cuando el alumno supera sus
sobrepasadas frente
cn las escuelas y que ai
(mencionan temas como vi
‘lar ~integrados por distintos pro-
ss~ que atienden a varias escuelas de un distrito o una
ju jemos tomado entrevis-
arse que no esté clara
jadores sociales desarrollan actividede
distribuyéndose la tarea segiin las
1 cabo el trabajo encomendado mis que en relacién con unade cada protesi
‘némeno ylo reduci
‘multiplicidad de factores, entre los que, suponemos,
llarse: la formacién de los profesionales, el contexto 30
articulo pero que hi
‘gaciones es la propi
yy sus relaciones co
‘reas programéticas de los hespitales y con diversas
nes banales (clubes sociales, centros recreativos y/o cultut
cencarar ese desafio, se precisa de una
jeas actuales. Comencemos por afi
el campo de la
tun abordaje rrectivo y asistencialista.
La escuela y sus caracteristicas especificas
acfamos en Valdez, 2000), «l margen de las cuales no
analizarse ni comprenderse las pricticas del psicélogo,
‘Si prescindiéramos del andlisis de las prdcticas instituciona-
les de poder no podriamos comprerder por qué y en qué condi-
ciones la escuela pretende transmit un curriculum determina-
do, em la direccién i
King, 1983; Guillain, 1990; Baquero, 1996).
Tal curriculum no implica s6lo una formulacién de objetivos
educativos y una serie de contenidos escolares ~conceptuales,
procedimentales yactitudinales-a ensefar, sino también un con
junto de normas, valores y pautas deconvivencia enmarcados en
‘una coneepeién particular del hombre y del mundo, que escapan
ala explicitacién formal. Curriculum “oculto” para algunas auto-
+s, “curriculum moral idealizado o eufemizado” para Perrenoud
(2990) e jesta de diversas maneras en el quehacer
cotidiano del trabajo en e
‘Tampoco pueden so:
del aprendizaje pedagégico:
cuela, como “invento” de la eas poli-
itucionales ~su caricter oblizatorio, masivo, graduado-
1991; Baquero, 1995; Penenoud, 1997).
Un tema de vital importancia, etudido muchas veces de las
discusiones acerca de los “problemas de aprendizaje”, es el de la
obligatoriedad dela escuela primaria o EGB). Elconjunto de res-
‘ricciones impuestas alos alumnos relativas alo que se debe apren-
der, cuando se debe aprender, dénde se debe hacerlo y bajo qué
al nifo le resuk:a prticamente imposible
I proyecto de Ios adultos. Casi irremedia-
bblemente su destino seré convertirse ea “alumno”, Es
comenta Perrenoud, que existen distintos grados de colabora-
cién de los nifios: algunos asumen como propio el proyecto de
aprender en Ia escuela, otros tratan de sufrit lo menos posible y
rendir lo minimo indispensable de acuerdo eon las expectativas
de sus mayores, y otros se resistirin de diversas maneras a ast-
mir como pi proyecto de escolarizacién (declardndose en
Febeldia por distintas vias). Aste no esun tema menor al plantear
Probleméticas como la de la derivacién al psieélogo en la escuela.[Nora Emilee Blchiry (complladora)
La falta de motivaci6n es un tema recurrente en los m
funque se pueda adits quelos alimnos “no estén
fildde competencias.
no. Para Perrenoud
ue constituyen las rutinas esvolares. Esto no se acompaiia
sariamente de un vacio de contenidos curriculares, pero con
ficas que definen subjetividades parti-
irectivos) atravesados por una red
icticas y saberes especificos. Al mis-
‘mo tiempo los procesos de negociacién y renegociacién de signifi-
ceados configuran una trama compleja que se va entretejiendo en
latensién entre las concepciones cot:dianas del mund
es fon euslaadca de kiratnmamanérayy que segitiil los conocimientos escolares. Tal como afirma
evalie el tipo de exigencias puede ser
“el alumno y el maestro participan en la estructu-
racién de la forma de
calificaciones y decidir sus destinos escolares. Es en el cont‘Dénde y ebm 40 aprende? Temas de Palcolopla Bdueoclonal 214
sino también, y fundamental-mente desde la perspectiva psicoeducativas (véanse Resnick y Nelson-Le Gall, 1997; Res-
interesa destacar nick, en prensa). En lugar de reflejar o describir algin tipo de
i rr realidad acerca de determinado alumno, “se constituye” 0 “se
construye” I identidad del alumno de acuerdo con supuestos de
enun camp dee lidades (de: negociaciones. ituad caracter sociocultural (Wertsch, 1993). Por otra parte, en mu-
Definidos como
‘chos casos, las denominaciones qu yen en “etiquetas”
nes humanas ya investidas con contenido afectivo y cog de uso mas 0 menos comiin por decentes, psieélogos y directi-
(Wartofsky, 1973, p. 204 citado en Cole, 1996, p. 12) lo vos, no favorecen la intervencién ni el proceso de ensefianza y
tuyen la cultura humana, A parti de la je aprendizaje. Muy por el contrario, reducen la problemética a una
‘que propone Wartofsky (1979), pueden:
ipos de artefactos que incluyen desde objetos:
tamente en la producci6n hasta “modelos ct
ros’ especialmente construi
cepto remite a la naturaleza ala ver. ideal y mi
cién cultural, que econémicas y culturales entre los
entre alumnos y contextos escola-
otros yal nexo sujeto/otros ea su relacién con la situaciOn res es un interrogante que deberiamos plantearnos seriamente
un todo (Cole, 1996, 199
ara Wertsch (19
Produce modificaciones tanto en el sujeto como en suyjetos, ala par que desaj
Por otra parte dichos usos expresarian los umbrales de
Ia heterogeneidad y diversidad en los émbi-
iavonigacionee se» alg
y los procesos de evaluacién escol ‘Tal como afirma Vigotshy (1989),
ican a los alumnos en categorias tales como “normal seha creado en condiciones de ciertaestabilidad y constancia del
cial’, “ineapacitado para aprender” y “discapacitado educati
‘mente” (Mehan, citado en Wertsch, 1993, pp. 53-54).
En ocasiones se produce lar
0s 0 conceptos abstractos, sezuida de una tendencia a
ci6n (ordenamiento de la variacién compleja en escalas cién educativa, sobre todo en lo que a fabricacién de juicios de
dentes 0 descendentes) y la consecuente cua éxito 0 fracaso escolar se refiere.
‘Como hemos planteado con anterioridad (2000), la contfigu-
racin delos crterios de edueabilidad se entrama de modo parti-
2, Excede el marco de nuestro trabajo el despliegue de Ia temética,
pero resulta de Ta eoncepeién de Val
las probleméticas de los alumnos; propo-
irada que supere el abordarlas desde una perspecti-
vva individual y que se plantee como desnaturalizadora respectode los contextos en los que dichas probleméticas se ge
(Valsiner, 1994).
Baste sefialar que hasta la propia Asociacién Amerie
igunas de las razones que esgrimen Verdugo Alonso:
‘mejo (2998, pp. 18-19) para oponerse a las clasific
stigmatizan— en los contextos educativos, se centran en q
inlas reas en las queel alumno muestra menor
1997, pp. 53-58); se permite alos profesionales tener alos
‘nos fuera de los programas educativos comunes.
clasi-ficaciones -como artefactos socioculturales~ pueden,
Gucira una jerarquizacién social; ser consideradas por k
sionales como el
dades de cambio; y contribuir ala ignorancia o negacién de I
complejos problemas sociales, oliticos y educativos que han
ser develados y sometidos a cam
“Los taxonomistas suelen confundir
on la solucién de un problema’.
Dénde y cémo se aprende? Temas te Psicologia Bducacional 213
Hacia una recontextualizacién de la intervencin,
del psicélogo educacional
“Si os proclaméis habitantes de la ciudad que no
Esforzaos, por
que Tlegue antes que el suelo”.
((Macedonio Fernandez, Papeles de Recienvenido, 1922.)
En muchos ocasiones los psicélogos que trabajan en el mbi-
to escolar parecen adecuarse a la me:éfora humoristica pery
{da por Macedonio: son percibidos camo una especie de “pi
llega cuando alguien “ha cafdi
las verdaderas causas de la
“herido” hasta que pueda ser reincorporado al grado. Pero ocu-
re con frecuencia que el psicélogo conoce poco de magullones 0
‘esas heridas no son de su especialidad y entonces debe derivar a
‘otro profesional. Cree-mos que no seha estudiado suficientemen-
te un tema de importancia éoual es la logiea que sigue la
derivacién? Los maestros derivan, los directores derivan, los psi-
‘logos derivan... éHabré que determinarsielalumno no tiene una
“pred ‘una propensién a habitar
los suelos? éY dénde ha de finalizar el cireuito de derivaciones?
@Seremos capaces de Hegar antes que el suelo? Para ello, sin
dudas, necesitamos adoptar otro enfoque que suponga una rup-
‘ura con el modelo médico hegemérico que impera aun en mu-
chos contextos escolares: un modelo que sup
individuo portador de un pi
Recontextualizar las pra
halla en medio de las tensiones que atraviesan diversos ejes pro-
bleméticos. De manera sucinta podr‘amos consignar:Dénde y edo se Temas de Bawcacional_ 215
‘tampoco tiene nada que ver ecm las relaciones que éste
psicopatolégico y una intervencén contextual ‘mantiene dentro de la escuela’ (p.
en la comunidad educativa
El interrogante resulta ser quién consulta cuando se preten-
sgesto de derivacion a un alumno lo ef
De quién/es surge nda y ebmo se a
oe ee eee erent a de alumnos
10 en su contexto” entendido en términos.
requiere una inter=
‘me de “mago sin magia”. En otras palabras, pasar de la
textos se presentan juntos como parte de un tnico pro- percibida de “mago omnipotente” Cresguardo dela salud
ceso bio-socio-cultural de desarrollo”. de los integrantes de la 5 educativa” como decia una
maestra en una entrevista citada més arriba-) a la de
Contexto no es meramente el ambiente ni el entorno “ 2 “ -
‘diagnosticador” o ala de “terapevta impotente”.
texto no es un “aceidente” que precede, rodea 0 mi Foneeutn
intervencién,
duos” o sobre
“El contexto es el mundo hecho realidad por me-
dio dela interaccién y el marco més inmediato de refer
rencia para actores mu:uamente compt
th cc rs cal cope Sete eat
pondria colocar, en el foco de debate, a la extrapolacion: birse, analizarse y comprenderse los fenémenos sefialados si no
es en el propio seno de los disp< 9s que los generan. No se
iones de las relaciones entre Psicologia ‘sujeto educativo que en un salén de clases junto a otros alumnos
183, 1993; Pérez Gomez, y en interaccién con ellos y/o con su maestro se apropia ~con
entre otros), nos pare i mayor 0 menor 1 de dificultad- de determinados contenidos
ee eres a kim
un apartado anterior (régimen de trabajo, de tiempo, de evalua-
So ee nea
Sane en ae eae
oven nsf Lone pp 9-90 cem core
“la situaci6n problemética que el
4 encarar no s6lo no serefiere al soi‘Nora Emilee Bichiry (compiladors)
‘moverse continuamente no es una actividad que resulte funcio-
nalalsl6n de clases, pero lhecho de que un alumno coma oe
eDinde y como se aprende? Temas de Psicologia Edueacional 217
{que participe activamente en reuniones de profesores, en las cla-
ses con los alamnos, en los momentos de reereos o que colabore
‘en el disefio del proyecto
considerado como un a priori, como un lugar a ocupar
segin expectativas preestablecidas, aparece como un espacio,
onl que capacia de generar nueva estates de
profesores, nos pare
ic6logo, Preferimos
propio campo de pricticas que se define un modo de desarrollo
profesional atendiendo al abanico de potenciales intervenciones
desde lo psicoeducativo, Cada escuela propondré desatios diver-
negociacién permanente entre los
ido y lo nuevo. Proceso que218 Nora Emilee Gcompi
ala intervenci6n correctiva. En un término medio ubiean a.
intervencién preventiva. Segin los autores la intervenci6n pi
problemas. No parece p
ccedora” si no existe una
trabajo cooperativo en una escuela,
de llevar a cabo, pero tampoco co
fesional que asuma el “rol” como algo dado, como un lugar a o¢
par segiin expectativas preestablecidas, pueda llevar a eabo
intervenci6n enriquecedora
1990) hasta os propio dipoetios de
inscriptos de una u otra manera en dichas pol
Nos brindan algunos andariveles para desplegar tna d
sign que permanece abierta y renueva los desafios que convo
al psiblogo a una intervencén estratégea en la dindmica de
prictieas que configuran el contexto escolar.
eDinde y cémo se aprende? Temes de Psicologta Educacional 219
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Las teorias psicolégicas y el campo educativo:
una relacién en debate
Mario A. Zimmeman
Introducci6n
Hoy reconocemos que las preocupaciones de la Psicologia
dela Edeacin deben ir més ald del émbito exclusivamente es-
colar para abordar problematicas de otros contextos con grados
‘iversos de formalizacin edueativa. En este sentido, se inclui-
rian procesos educativos vinculados a la crianza familiar y co-
‘munitaria ligados al trabajo y la produecin asi como a ia in-
fluencia de los medios masivos de comunicacién, entre muchos
‘otros. Sin embargo, los origenes dela Psicologia de la edueacion
se hallan indisolublemente ligados a la ereacion de la escuela
modema y resulta dificil reflexionar sobre otros contextos sin
reconocer las mareas que la relacién Psicologia-Escuela ha de-
jado en nuestra d
En este articulo haremos uns breve reflexion sobre las pi-
i campo educativo y sobre
la producci6n
dirececién,
‘mbito particular que nos exige resituar las aportaciones de la Psi-
ccolog{a tomando en cuenta tanto la especificidad de los actores,
que participan en 61 como lade losproblemas que all se plantean.
La aplicaci6n de teorias psicologicas al eampo
educativo
La Psicologia Educacional surge a fines del si-
glo XIX como una “ciencia estratégiea que provee a
los educadores la estructura o la secuencia de sus
intervenciones y todo un sat ivo alas condicio-
nes de sus decisiones” ( 1990, P. 1).