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Análisis:

“República Dominicana a la luz de la Constitución Chilena de 1980”


Un trabajo comparativo entre ambas naciones para el ramo de Derecho Constitucional II

Por Macarena Sánchez Gallegos, alumna


Profesor: Fernando Jiménez Larraín
Sección I

Concepción, Octubre 2020


Introducción:
“Mejor es adquirir sabiduría que oro preciado;
Y adquirir inteligencia vale más que la plata” (Proverbios 16:16)

Se habla muchas veces que los sistemas latinoamericanos han de tener factores en común, y es por
ello, que existe la alta probabilidad de dar origen a relaciones diplomáticas exitosas y de ello,
grandes beneficios a los estados que forman parte.

Mediante el presente trabajo, he de mostrar a uno de los países más reconocidos por su riqueza
cultural, el cual le ha dado un lugar de excelencia en el ranking mundial de turismo, dicho país es
República Dominicana; pero en esta ocasión, será desde una perspectiva política y a la vez
constitucional en comparación con el sistema político establecido en nuestra Carta Fundamental.
Con motivo del proceso de reforma constitucional próximos a vivir el día 25 de octubre, he de
realizar una analogía entre ambas naciones; con el objeto de enriquecer más nuestro saber y tener
una perspectiva de mundo con altura de mira de lo que es el proceso constitucional, en este caso,
binacional.
La República Dominicana (como es conocida) es un país situado en América Central y el Caribe, ubicado en

la zona central de las Antillas, en los dos tercios orientales de la isla La Española. Es uno de los trece

países que forman la América Insular, también conocido como Antillas o Islas del Mar Caribe y uno de los

treinta y cinco del continente americano. Su capital y ciudad más poblada es Santo Domingo. Limita al norte

con el océano Atlántico, al este con el canal de la Mona, que lo separa de Puerto Rico, al sur con el mar

Caribe, y al oeste con Haití, que es el otro país situado en La Española. Con una superficie de 48 448 km²,

tiene 11.165.553 habitantes y es el segundo país más extenso y poblado de los insulares caribeños, por detrás

de Cuba.

Habitado por taínos (habitantes precolombinos de dicha región) desde el siglo VII, el territorio del país fue

descubierto por Cristóbal Colón en 1492 convirtiéndose en el lugar del primer asentamiento

europeo permanente en América, nombrado Santo Domingo, actual capital del país y primera capital de

España en el Nuevo Mundo. Después de tres siglos de dominación española, el país alcanzó la “primera

independencia” en 1821 pero fue tomado rápidamente por Haití en 1822.

Tras la victoria obtenida en la Guerra de la Independencia Dominicana en 1844, los dominicanos

experimentaron varias luchas, en su mayoría internas, y también un breve regreso de la dominación española

(1861-1865). La ocupación estadounidense de 1916 a 1924 y, posteriormente, los seis años en paz y

prosperidad de Horacio Vázquez (1924-1930), seguidos por la dictadura de Rafael Trujillo (1930-1961). Un

periodo de inestabilidad “post-dictadura” (1962-1964), seguido por una guerra civil en 1965, que terminó con

una intervención militar liderada por Estados Unidos, y finalmente, fue seguida por varios períodos de

gobiernos autoritarios de Joaquín Balaguer (1966-1978 y 1986-1996), los gobiernos de Antonio Guzmán

Fernández (1978-1982) y Salvador Jorge Blanco (1982-1986). Desde 1996, se ha movido hacia

una democracia representativa.

La República Dominicana tiene la novena economía más grande de América Latina y la mayor de

Centroamérica y el Caribe y ocupa la séptima posición en ingreso per cápita en Latinoamérica, superada solo

por Puerto Rico, Panamá, Chile, Uruguay, Argentina y México. El país ha disfrutado de un fuerte crecimiento

económico en las últimas décadas, con un promedio del 5,3 por ciento anual entre 2000 y 2018, una de las

tasas más rápidas de la región de América Latina y el Caribe; entre el 2014 y 2018, el ritmo se aceleró a un
promedio de 6,3 por ciento anual y de 7 por ciento en 2018, período en el cual fue la economía de más rápido

crecimiento de América Latina y el Caribe. El continuo crecimiento no ha logrado reducir la pobreza y la

desigualdad. Según datos de la FAO, la tasa de pobreza se redujo desde casi un 50% en el año 2003 a solo un

45.5 % en el 2018. Aunque antiguamente conocida por la producción de azúcar, la economía está ahora

dominada por los servicios. El progreso económico del país se ejemplifica con su sistema avanzado de

telecomunicaciones, pero con lentitud de conexión. La migración internacional afecta en gran medida al país,

ya que recibe y envía gran flujo de migrantes, por otro lado, la inmigración irregular de haitianos y la

integración en materia legal de los descendientes de éstos es uno de los principales problemas de dicha

materia ya que la población total de origen haitiano se estima en alrededor de 750.000 personas. En los

Estados Unidos existe una gran “diáspora” dominicana, contabilizada en 1,5 millones de personas; esa

diáspora ayuda al desarrollo nacional, enviando miles de millones de dólares a sus familias, lo que representa

una décima parte del “Producto Interno Bruto”, muy similar a lo que ocurre en Venezuela, Colombia y Perú.

La República Dominicana es el destino más visitado del Caribe, puesto que durante todo el año los campos de

golf del país se encuentran entre las principales atracciones de la isla. En el país se encuentra la montaña más

alta del Caribe, el “Pico Duarte” en la Provincia San Juan, así como el Lago Enriquillo en la Provincia

Independencia, el punto más bajo en cuanto al nivel del mar se refiere y el lago más grande del Caribe.

Dominicana, como también se le llama, es un país tropical con una temperatura promedio de 27°C, la cual

varía muy poco durante el año, y una gran diversidad biológica.

El idioma oficial del país es el español y en el habla corriente se emplea su “forma antillana” ya que se

utilizan palabras “taínas” “africanismos” “neologismos” y “extranjerismos” especialmente provenientes del

inglés, esto es debido a la presión cultural originada desde los Estados Unidos. Otra de las características con

las que cuenta el “español dominicano” es que utiliza cientos de arcaísmos, que lo hace ser un español

moderno y a la vez antiguo. Si intentáramos comparar o buscarle la raíz al acento del español dominicano el

más cercano a su forma de hablar sería el “español canario”. Los lingüistas están de acuerdo que el español

dominicano tiene sus raíces de los dialectos de Andalucía y Canarias, con fuertes influencias de las lenguas

taínas y africanas.
La población es 47.8 por ciento católica y 21.3 por ciento protestante, mientras que el 28% no se declara

creyente. El país tuvo la presidencia pro tempore de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos

y Caribeños) para el período 2016-2017.

Estructura Política y Administrativa de República Dominicana

El gobierno de la República Dominicana se lleva a cabo en el marco de una democracia representativa,

mediante la cual, el Presidente de la República Dominicana es a la vez Jefe de Estado y jefe de gobierno, y de

un sistema multipartidista. El poder ejecutivo es ejercido por el gobierno. El poder legislativo reside, de

manera muy similar con nuestro país, en las dos cámaras del Congreso Nacional, que está conformado por dos

cámaras legislativas: El Senado, que es el ente de representación territorial, cuenta con 32 escaños, uno por

cada una de las treinta y una provincias y otro en representación del Distrito Nacional; y la Cámara de

Diputados, con 178 escaños. El Poder judicial es independiente del poder ejecutivo y legislativo.

Las elecciones congresuales, municipales y presidenciales se celebran cada cuatro años, aunque, de acuerdo

con la disposición transitoria decimosegunda de la Constitución del 2010, a fines de unificar las elecciones en

un solo día (pues con anterioridad las presidenciales se encontraban separadas de las demás por un periodo de

dos años)

Bajo las reformas constitucionales establecidas luego de las elecciones de 1994, los 16 miembros de

la Suprema Corte de Justicia son nombrados por el Consejo Nacional de la Magistratura, conformado de

acuerdo al artículo 178 de la Constitución. La Suprema Corte de Justicia, cuyas funciones están establecidas

en el artículo 154 de la Carta Magna, tiene jurisdicción exclusiva sobre acciones penales contra el Presidente

de la República, miembros de su Gabinete de Gobierno y sobre los legisladores, además de conocer el recurso

de Casación sobre las decisiones jurisdiccionales en única o última instancia.

Al mando de cada una de las 31 provincias está, en representación del Gobierno, un gobernador provincial,

nombrado por el presidente. Síndicos elegidos por votación popular administran el Distrito Nacional y los

Municipios y Distritos Municipales de todo el país.


Por otro lado, en República Dominicana se celebran elecciones a nivel nacional el tercer domingo de mayo de

cada año bisiesto. El sufragio en República Dominicana es universal y secreto: todo ciudadano (con más de

18 años de edad; personas casadas sin importar la edad), excepto los miembros de las Fuerzas Armadas y la

Policía Nacional, así como quienes tengan una sentencia definitiva de un tribunal dominicano, pueden ejercer

el voto.

En República Dominicana, La Constitución establece que el Poder Ejecutivo se ejerce por el Presidente de la

República, quien será elegido cada cuatro años por voto directo. El Presidente podrá optar por un segundo y

único período constitucional consecutivo, no pudiendo postularse jamás al mismo cargo ni a la

vicepresidencia de la República.

El Congreso Nacional consta del Senado quien a su vez consta de 32 Senadores en total, uno por

cada provincia; son elegidos por voto popular por un período de 4 años, y la Cámara de Diputados la cual

consta de 178 Diputados en total; son elegidos por voto popular por un período de 4 años.

El Poder judicial está compuesto por la Suprema Corte de Justicia como tribunal supremo, quien nombra a los

demás jueces de la República según sean recomendados por el Consejo del Poder Judicial, quien los evalúa

dependiendo de su trayectoria y, en el mayor de los casos, de sus calificaciones dentro de la Escuela Nacional

de la Judicatura y durante sus evaluaciones periódicas dentro de la Carrera del Poder Judicial.

La Constitución

La Constitución de la República Dominicana fue promulgada el 6 de noviembre del 1844, mediante la gaceta

oficial no. 10561.1. Esta nueva Constitución usa una técnica legislativa más depurada que sus versiones

anteriores. Está estructurada en 15 títulos, precedidos de un preámbulo. Sus subdivisiones son los capítulos,

secciones hasta el detalle de los 277 artículos y 20 disposiciones, y cada artículo tiene su propia

denominación.
República Dominicana ha pasado por 39 Constituciones, más que cualquier otro país, desde su independencia

en 1844, hasta la última redacción de su carta magna en el año 2010, sin embargo, esta estadística es un

indicador un tanto engañoso de estabilidad política, esto es debido a la práctica dominicana de promulgar una

nueva constitución cada vez que se ratifica una enmienda. Aunque técnicamente diferentes entre sí en algunas

disposiciones particulares, la mayoría de las constituciones nuevas contenían en realidad solo modificaciones

menores de las que estaban en vigor anteriormente y las amplias innovaciones constitucionales, en realidad

eran relativamente raras.

El gran número de constituciones, sin embargo, refleja una falta básica de consenso sobre las reglas que

deberían regir la vida política nacional. La mayoría de los gobiernos dominicanos se sintieron obligados a

tomar posesión de su cargo para redactar nuevas constituciones que cambiaron las reglas para adaptarlas a sus

propios deseos. No solo los sucesivos gobiernos solían estar muy en desacuerdo con las políticas y los

programas de sus predecesores, sino que a menudo rechazaban por completo el marco institucional en el que

operaban sus predecesores.

Los dominicanos históricamente acordaron que el gobierno debería ser representante y

vagamente democrático, que debería haber civiles y derechos políticos, separación de poderes, y controles y

equilibrios. Más allá de eso, sin embargo, el consenso se rompió. El país en realidad había sido dominado

alternativamente a lo largo de su historia por dos tradiciones constitucionales, una relativamente democrática

y la otra autoritaria.; y rara vez hubo intentos de cerrar la brecha entre estos opuestos diametrales.

 Estructura de la Constitución:

Preámbulo

Parte dogmática:

 Título I Se refiere a la nación, la soberanía y el gobierno.

 Título II De los derechos, garantías y deberes fundamentales.

Parte orgánica:

 Título III Del Poder Legislativo.

 Título IV Poder Ejecutivo.


 Título V Poder Judicial.

 Título VI Del consejo nacional de la magistratura.

 Título VII Del control constitucional

 Título VIII Del defensor del pueblo.

 Título IX Del ordenamiento del territorio y de la administración local.

 Título X Del sistema electoral.

 Título XI El régimen económico y financiero y de la cámara de cuentas.

 Título XII De las fuerzas armadas, de la policía nacional y de la seguridad y defensa.

 Título XIII De los estados de excepción.

 Título XIV De las reformas constitucionales.

“PROCESO REFORMADOR DE LA CONSTITUCIÓN DOMINICANA”

El título XIV de la Carta fundamental dominicana está conformada por dos capítulos y con un total de 6

artículos. El primer capítulo del título trata de las reglas o disposiciones generales, en el cual se señala que la

reforma de la Constitución sólo podrá hacerse en la forma que indica ella misma y no podrá jamás ser

suspendida ni anulada por ningún poder o autoridad, ni tampoco por aclamaciones populares, además de que

ninguna modificación a la Constitución podrá versar sobre la forma de gobierno que deberá ser siempre civil,

republicano, democrático y representativo, y la reforma a la misma sólo tendrá lugar si la proposición de

reforma se presenta en el Congreso Nacional con el apoyo de la tercera parte de los miembros de una u otra

cámara, o si es sometida por el Poder Ejecutivo.

En el capítulo segundo del mismo título está referido a la Asamblea Nacional Revisora del Artículo 270 el

cual trata de la Convocatoria Asamblea Nacional Revisora y señala que la necesidad de la reforma

constitucional se declarará por una ley de convocatoria, esta ley, que no podrá ser observada por el Poder

Ejecutivo, ordenará la reunión de la Asamblea Nacional Revisora, contendrá el objeto de la reforma e indicará

el o los artículos de la Constitución sobre los cuales versará, y para resolver acerca de la reforma propuesta, la

Asamblea Nacional Revisora se ha de reunir dentro de los quince días siguientes a la publicación de la ley que

declara la necesidad de la reforma, con la presencia de más de la mitad de los miembros de cada una de las
cámaras. Sus decisiones se tomarán por la mayoría de las dos terceras partes de los votos. No podrá iniciarse

la reforma constitucional en caso de vigencia de alguno de los estados de excepción previstos en dicha carta

magna (dispuesto en el art 262). Una vez votada y proclamada la reforma por la Asamblea Nacional Revisora,

la Constitución será publicada íntegramente con los textos reformados, una vez promulgado el referendo

aprobatorio, la Junta Central Electoral someterá a referendo las reformas dentro de los sesenta días siguientes

a su recepción formal, la aprobación de las reformas a la Constitución por vía de referendo, requiere de más

de la mitad de los votos de los sufragantes y que el número de éstos exceda del treinta por ciento del total de

ciudadanos y ciudadanas que integren el Registro Electoral, sumados los votantes que se expresen por “SÍ” o

por “NO”, si el resultado del referendo fuere afirmativo, la reforma será proclamada y publicada íntegramente

con los textos reformados por la Asamblea Nacional Revisora.

Teniendo en cuenta lo expuesto, explicado y visto en clases, es posible verificar las múltiples similitudes que

tienen ambas cartas fundamentales, tanto la Quinqueña como la Chilena, más aún en materia de modificación

o reforma de la constitución, muy parecidos son los quorum que se requiere para aceptar las reformas o la

iniciativa de la misma, al igual que en Chile, los dominicanos tienen una especie de “plebiscito” que en su

caso le llaman “referendo aprobatorio” expuesto anteriormente; pero una de las diferencia entre ambas es que

la Constitución Dominicana tiene un aparente carácter de “flexible”, teniendo en cuenta que por cada

modificación que se le hace se le considera como “una nueva constitución” y muchas veces el “gobierno de

turno” lo hace con el único fin de seguir prolongando su estadía en el “mandato”, mientras que la constitución

nacional tiene un carácter de “semiflexible” lo cuál permite un desarrollo más pleno de lo que se tiene por

idea de “democracia”. También existe cierto paralelismo al ver los “golpes de Estados” que sufrieron ambos

países mientras estaban a la cabeza, Juan Bosch y su coterráneo Salvador Allende en Chile, solo que el

primero fue para castrar el proceso de democratización que estuvo detenido durante 31 años en República

Dominicana, el 25 de septiembre de 1963 y el otro el 11 de septiembre de 1973, donde el mandato de Allende

fue declinado por, lo que algunos comentaristas internacionales describen como “intereses anexos que el

capitalismo” tenía sobre Chile; y dicho acontecimiento produjo el pronunciamiento militar que dio lugar al

mandato de Augusto Pinochet que perduró hasta 1990. Las diferencias es que las reformas constitucionales de
la “Ley Sustantiva postdictaduras” de ambos países, han sido para regular el ejercicio político y garantizar el

sistema democrático y el ejercicio libre y pleno de la misma.

Para concluir, cito al célebre Catedrático constitucionalista español Antonio Rovira: “Por eso no hay un

Estado sin Derecho aunque solo el Estado de derecho, la democracia, viene regulada y sometida a una norma

superior que nos dice quién puede ejercer el poder y en qué condiciones, cómo se hacen las leyes y cuáles son

nuestros poderes. Así es; la Constitución es un producto nuestro, demasiado nuestro: parcial, imperfecto,

caprichoso y siempre interesado, que debe cambiar porque sus palabras también envejecen y se desgastan

como cualquier otra materia.”

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