Professional Documents
Culture Documents
BulletinHispS9211 Bengoechea
BulletinHispS9211 Bengoechea
net/publication/273340490
CITATIONS READS
7 1,894
1 author:
Mercedes Bengoechea
University of Alcalá
35 PUBLICATIONS 162 CITATIONS
SEE PROFILE
All content following this page was uploaded by Mercedes Bengoechea on 03 September 2015.
MERCEDES BENGOECHEA
Universidad de Alcalá
Resumen
En este artículo efectúo una lectura de nuevas identidades de género que pueden
percibirse en algunos discursos recientes, desde aquellos provenientes del movimiento
15M a otros aparecidos en medios de comunicación deportivos. Exploraré en unos
casos identidades construidas desde la voluntariedad de hablantes que apuestan por
la capacidad performativa de las lenguas para subvertir la realidad; en otros casos se
tratará de manifestaciones inconscientes o semiconscientes de nuevas subjetividades
que inscriben el género en sus discursos de forma creativa, hasta hace poco insólita.
Analizaré específicamente tres fenómenos de inscripción del YO en el lenguaje: el
femenino universal, el asterisco o X de la comunidad intersex y la apropiación del
masculino gramatical como marca profesional por algunas mujeres. Tras describir
las identidades que producen cada uno de los tres fenómenos, me preguntaré por
su trascendencia en la materialidad del género social y en la (inestable) estructura
del género gramatical en español.
Abstract
In this paper I interpret new gender identities produced in recent discourses, such as
statements by members of the Occupy Movement in Spain (15M), or commentaries
that have appeared in the sports media. In some cases, I explore identities emerging
from the willingness of speakers who bet on the performative ability of language to
subvert reality. In other instances, identities are the unconscious manifestations of
new subjectivities which inscribe gender in their discourses in an unusual creative
way. I specifically analyse three ways to inscribe the ‘I’ in language: the universal
feminine; the asterisk and the X used by the intersex community; and the appropri-
ation of the masculine grammatical gender by some women as a professional mark.
After describing the identities constructed by the three linguistic phenomena, I
examine the relevance of these phenomena to the material conditions of social
gender and in the (unstable) structure of grammatical gender in Spanish.
* Este trabajo ha sido subvencionado por una beca del Ministerio de Ciencia e Innovación
FEM2009-10976.
hablante en los textos construyen su identidad (Bucholtz y Hall 2010: 21). Para
la lingüística sociocultural (Bucholtz 2003; Bucholtz y Hall 2005, 2010), que
bebe de la sociolingüística tradicional y del posestructuralismo, la identidad es
un constructo emergente que sale a la superficie al hablar o al escribir, en el
momento en que un sujeto dice ‘YO’ y se sitúa en una cierta relación con las
demás personas en el discurso. No es que carezcan de importancia el estado
mental individual y el sentido del propio ser, pero solo a través del discurso esas
concepciones entran en el mundo de lo social (Johnstone 1996). La idea de que la
identidad se constituye a través de la interacción es compartida por la psicología
social (Gergen 1999), el análisis de conversación (Antaki y Widdicombe 1998), el
análisis crítico del discurso (Wodak et al. 1999) o la etnometodología (Fenster-
maker y West 2002). En sociolingüística, la idea de identidad como producto,
y no como categoría pre-existente, se originó con los ensayos de Le Page y
Tabouret-Keller (1985), habiéndose asumido ya plenamente en trabajos como
los de Rampton (1995), Coupland (2003), Pennycook (2003) u Omoniyi y White
(2006). Bucholtz y Hall (2010: 20) han hecho notar que resulta quizá más fácil
percatarse de la emergencia de una identidad cuando el lenguaje de una persona
no se corresponde con la categoría social asignada normativamente, como ocurre
en los casos de hablantes que ‘cruzan’ los límites raciales o étnicos estudiados
por Rampton (1995). Puesto que los fenómenos que centran este trabajo corres-
ponden a hablantes que ‘cruzan’ las fronteras del género, la noción de identidad
emergente parece especialmente pertinente.
Sin embargo, lo que emerge en el discurso no es ‘la identidad’ del sujeto
enunciador, sino sus múltiples identidades. Porque una de las herencias del
posestructuralismo es la aceptación casi unánime de que nadie posee una
identidad única, fija, unitaria y estática (Omoniyi y White 2006). Las varias
opciones identitarias de una persona pueden ser más o menos estables en
los distintos contextos personales, pero en ciertas situaciones concretas unas
identidades pueden destacar más que otras (van Dijk 1998: 119). Las situaciones
concretas (un ‘tiempo y lugar especificos’, según Pavlenko y Blackledge 2004)
en las que puede emerger una de las identidades posibles han sido conceptuali-
zadas por Omoniyi como ‘momentos de identificación’: ‘Moments are points in
time in performance and perception at which verbal and non-verbal commu-
nicative codes […] are deployed to flag up an image of self’ (2006: 21). Algunas
de las identidades que se analizarán en las páginas siguientes corresponden a
‘momentos de identificación’ puntuales.
La agencia individual (Giddens 1979) y la elección identitaria se pueden ver
limitadas o restringidas por las estructuras sociales. Pese a que las identidades
que una persona adopta son en parte aquellas que desea adoptar y constituyen,
por tanto, ‘a self-conscious, reflexive project of individual agency’ (Block 2006:
36), en el sujeto (extratextual) de la enunciación ‘convergen discursos [en el
sentido que nos legó Foucault, por ej., 1969] heterogéneos y difusos, que derivan
de sus estructuras conscientes e inconscientes, de su cultura intertextual, de
su saber referencial, de su rol social’ (Kerbrat-Orecchioni 1986: 228). Por tanto,
4 Mercedes Bengoechea bhs, 92 (2015)
De todas las formas verbales posibles que expresan la subjetividad en los textos,
aquí solo me interesa explorar ciertas estrategias retóricas no normativas por
medio de las cuales se presenta el Yo en el discurso. Como ya se ha dicho, inscribir
el YO en la lengua implica, entre otros procesos, inscribir el género y el sexo, la
propia corporalidad. Lo que centrará mi atención no son inscripciones con mirada
esencialista, en el sentido en que Bucholtz define esencialismo [‘As an ideology,
essentialism rests on two assumptions: (1) that groups can be clearly delimited;
and (2) that group members are more or less alike’ (2003: 400)], sino abiertas.
Sería esencialista la perspectiva adoptada por las políticas feministas antise-
xistas, que tienden a asignar el género gramatical según el sexo (por ejemplo,
cuando afirman que género gramatical del término profesional o del cargo deben
corresponder al sexo de la persona a quien designan). También es esencialista la
gramática patriarcal, que además es androcéntrica: según el uso normativo del
español, solo se puede enunciar el YO en femenino desde un cuerpo de mujer
o en masculino desde un cuerpo de varón y, desde esas posiciones, enunciar la
generalidad o enunciar desde la universalidad en masculino (alienándote en este
proceso, si eres mujer) (Violi 1991). Así, la lengua, permeada de ideología, atrave-
bhs, 92 (2015) Cuerpos hablados, cuerpos negados y el fascinante 5
Primer fenómeno
el femenino universal (de términos sexuados)
sexuados en género gramatical masculino cuyos referentes son ambos sexos –lo
que la gramática denomina ‘género marcado’. (Por ejemplo, decir los profesores,
para significar hombres y mujeres)
En los últimos tiempos venimos detectando, además de este uso y frecuente-
mente en el mismo texto, una utilización del femenino sexuado como término
universal (Bengoechea 2006, 2008). Llamo femenino universal a un término
sexuado en género gramatical femenino, cuyo referente son seres de ambos sexos.
Sería femenino universal el término subrayado de la frase aparecida en un diario
nacional, ‘Las trabajadoras –son casi todas mujeres– han decidido ponerse en huelga’, en
la que un femenino sexuado (trabajadoras) representa al colectivo mixto.
En la autopresentación del YO se pueden hallar huellas de una enuncia-
ción desde la universalidad en femenino que se manifiestan precisamente en
femeninos universales, fundamentalmente en los pronombres, pero también
en otras partes de la oración con marca de género (sustantivos, adjetivos, etc.),
como vamos a ver. La lenta pero incesante difusión del femenino universal lo
convierte en un fenómeno interesantísimo para los feminismos, porque este uso
arrebata textualmente a los varones la legitimación para hablar desde sí sobre
la humanidad y quebranta la continua invitación a los varones, por parte de la
lengua, a manifestarse como representantes únicos y universales de la especie
humana en cada acto individual y singular.
Las diversas posiciones que adopta la enunciación universal en femenino
pueden ser relativas o absolutas. La posición relativa sería aquella en la que
expresamente se hace mención a que los varones están incluidos y no se
pretende hacer de la experiencia y denominación de las mujeres la regla de la
experiencia y denominación humanas. Llamo a este uso (femenino) universal
compartido o solidario. La posición absoluta es aquella en la que se hace de la
experiencia y denominación de las mujeres la regla de la experiencia y denomi-
nación humanas: sería el femenino universal absoluto (o por proyección).
A veces se mezclan en el discurso la forma absoluta y la relativa, como en
este extracto, en que la hablante utiliza el femenino universal absoluto primero
(nosotras), para pasar a dejar claro que se refiere a hombres y mujeres utilizando
lo que he llamado el universal compartido (todes):
Veamos mejor cómo podemos nosotras –todes– responder a esa pregunta.2
Soy un@ compañer@ de Salamanca y tengo que decir que no sé por qué te quejas de
los precios, yo sé que tus primos cobran menos por los pueblos y que los que tienen
convenios con los Servicios Sociales de la Junta de Castilla y León también cobráis
6
menos…
Quien habla sería ‘una persona’ que se dirigiría a ‘personas’ (en femenino) y
hablaría de ‘personas’ (en femenino), concordando en femenino, de esta manera,
cualquier referencia personal. Naturalmente, estas justificaciones y razona-
mientos para su utilización responden a la norma académica, ante la que creen
que deben explicarse. Es un caso de ‘doble voz’ bajtiniana, que hace ‘sitio’ en
el discurso propio a la voz de los otros, especialmente a la voz de la hegemonía
(Bajtín 1991). Esta salvaguardia ideológica resuelve la dificultad real de articular
el universal compartido de forma oral, dado que la doble forma como única
opción oral plantea problemas de expresión cuando es inclusiva de la persona
que habla (¿‘tod@s’?, ¿‘nosotros y nosotras’?).
Un ejemplo de cómo ‘personas’ supone una solución satisfactoria a la expre-
sión oral puede encontrarse en la coordinadora del Colectivo Baladre Anticapi-
talista, Contra la Precariedad y el Empobrecimiento. Hombres y mujeres de la
coordinadora utilizan el femenino en la mayoría de sus manifestaciones escritas
y a veces también en las orales: ‘Ya queda lejos ese septiembre del año 2002 en Cádiz
cuando las compañeras de allá nos introdujeron en este mundo que a muchas de nosotras
nos parecía tan lejano y complejo …’ afirmaba un varón en la presentación de la web
del colectivo Baladre por la ‘Renta Básica de las iguales’. ‘Las compañeras de
allá’ eran las personas hispanoamericanas de ese colectivo; ‘muchas de nosotras’
tenía por referente a quienes hablaban y la ‘Renta Básica de las iguales’ se refería
8
a la renta básica que deben recibir las personas iguales.
Bueno. Ahí está su capítulo! Espero que comenten, porque si no me voy a ver obli-
gada a cancelar la novela, como a cualquier escritora, no me gusta escribir para
13
solamente dos o tres chicas.
–y, por tanto está ‘incorrectamente’ formulada en femenino–, debo decirle que
la Norma ha decidido elevar el femenino de nivel semiótico–cognitivo y decretar
que es forzoso hacer coincidir el género del primer elemento de estas construc-
ciones partitivas (uno o una) con el género del segundo elemento. Ya no resultaría
‘correcto’ enunciar *Soy una de los que creen… Con ello, la RAE (2009) acepta como
legítima una construcción que puede ser considerada un ejemplo de femenino
universal, en la que la voz enunciadora se autoincluye en una colectividad
sexuada, ‘las que creen’ (expresada en género gramatical femenino), que engloba
a personas de ambos sexos/géneros.
Un ejemplo más gobernado por el femenino universal, ahora en dos elementos,
un grupo nominal, ‘las que creen’, y un adjetivo, ‘presas’: el 19 de septiembre de
2013 una política del PP, Esperanza Aguirre, daba su visión del sueño independen-
tista catalán en todos los telediarios del país universalizando desde el femenino.
Por mi parte, no quiero pensar en las consecuencias materiales porque soy de las
que creen que, cuando somos presas de una pasión dominante como el amor o el
22
odio, las consecuencias económicas nos importan muy poco.
Segundo fenómeno:
la reivindicación del asterisco* (y la X) por parte de la comunidad intersexual
Pese a que en algunos casos el asterisco es sustituido por la arroba (@), en general,
la comunidad intersexual que escribe en español o en portugués ha hecho una
de sus banderas del asterisco o de la X, mayúscula o minúscula, como forma
de sustitución del morfema de género en castellano (también otros colectivos
LGTBI, pero aquí me centro en el colectivo intersex).
Como se sabe, estoy hablando de personas categorizadas como hombres o
mujeres, pero con variaciones cromosómicas o corporales respecto a dotaciones
genéticas y cuerpos ‘normales’ y normalizados: un clítoris de más de cinco centí-
metros, un pene de un centímetro, ovoteste (una mezcla de tejido testicular y
ovárico) en lugar de ovarios o testículos, testículos que no han descendido, un
ovario además de dos testículos, un final de la uretra que no está en la punta
del pene, ausencia de vagina, pene y vulva… Son cuerpos que amenazan la
coherencia del sistema sexo/género. Se cree que la intersexualidad afecta a un
0,5/1.000 de las personas recién nacidas, si bien la experta Anne Fausto-Sterling
bhs, 92 (2015) Cuerpos hablados, cuerpos negados y el fascinante 15
(2000) ofrece cifras de mayor frecuencia, pudiendo llegar, según ella, al 1,7 por
ciento de la población en el mundo.
Un ejemplo de autoidentificación mediante el asterisco lo encontramos en
Cabral (2009: 126), en la transcripción de una conversación entre Mauro Cabral
y Natasha Jiménez, dos personas intersex. Significativamente ambas utilizan el
nosotr*s, para autonombrarse en el diálogo en plural:
MAURO CABRAL: ¿Creés que hay justicia para nosotr*s? Y si así fuera, ¿cómo crees que
podemos lograrla? ¿Qué tipo de activismo intersex evitará, en tu opinión, que las
violencias que nosotr*s sufrimos se repitan en la vida de otras personas?
NATASHA JIMÉNEZ: Me parece que la mejor forma es el apropiarnos de todos los
espacios posibles y utilizarlos como foros […] Cuando sufrimos los efectos de la
violencia en mil maneras, llegamos a pensar que no somos sujet*s de derechos y
que la justicia es algo muy lejano, que no es para nosotr*s, pero en la medida en que
tomemos conciencia de que no somos l*s otr*s, de que somos parte de la sociedad
y que con nuestro activismo podemos ir haciendo que esa sociedad sea más equita-
tiva, ya habremos dado el primer paso.
23 Véase: http://elchulla.wordpress.com/category/uncategorized
bhs, 92 (2015) Cuerpos hablados, cuerpos negados y el fascinante 17
Es obvio que con estas medidas legales no han terminado los problemas que
deben afrontar diariamente las personas intersexuales, ni tampoco otras con
sexualidades y cuerpos no normativos. Para empezar, la categoría X en cada
país representa realidades diferentes. En segundo lugar, la categoría X parece no
admitir a las otras. Por ejemplo, en Nepal, un varón que se autoidentifique como
hombre homosexual podría ser descrito por los medios, incluso si no lo desea,
como ‘de género intersexual’, dado que los medios han tendido a incluir en la
categoría X a toda la comunidad LGBTI. El cuerpo y las identidades pueden ser
fluidas o mudables, pero las categorías son excluyentes.
Por otra parte, la adopción de la etiqueta X como una alternativa a las catego-
rías de género/ sexo existentes ha logrado una victoria material, pero un cierto
fracaso simbólico. Aunque el plural con asterisco como etiqueta de pertenencia
a la comunidad intersex (nosotr*s) puede funcionar a nivel textual en el discurso
escrito, lo cierto es que el singular encuentra muchas dificultades. Pese al
intento de la intersexualidad de presentarse como desconstructora de las dos
únicas categorías que nos habían contado que existían, las personas intersex
frecuentemente se presentan en masculino o femenino en su discurso individual,
identificándose con uno de los sexos. Sin ir más lejos, aunque en la conversación
antes citada entre Mauro Cabral y Natasha Jiménez ambas personas utilizan el
nosotr*s para autonombrarse en el diálogo EN PLURAL, en su autopresentación
individual, sin embargo, Natasha Jiménez, a quien se le asignó el sexo masculino
en su nacimiento y en la adolescencia descubrió que su biología era de mujer,
se presenta en femenino; Mauro Cabral, quien siguió el camino contrario, en
masculino (2009: 123–24). Al cambiar de identidad, cambian el uso pronominal y
gramatical de autopresentación. Es decir, en su trayectoria identitaria se pueden
detectar cambios del YO masculino al YO femenino, o viceversa, pero en pocos
textos de la comunidad intersex se usa el femenino y el masculino conjunta
o alternativamente (por ejemplo, en frases alternas), ni han creado un género
gramatical alternativo. Con ello no hacen sino obedecer la lógica normativa de
los nombres de pila elegidos, adoptar diferentes identidades… pero mantener el
binomio sexo=género gramatical.
Y es que los discursos sobre el género se han modificado y han acabado
transformando las políticas sexuales de al menos tres países, pero el sistema
lingüístico español no les ha hecho sitio. El sistema binario del español no se
ha roto, la categoría intersex no ha entrado en el sistema del género grama-
tical y no sabemos articular con signos lingüísticos esa alteridad. El asterisco*
o la X funcionan en los textos escritos, porque nos permiten pensar e imaginar.
Sin embargo, no se pueden pronunciar, por lo que las personas intersex no se
pueden autodecir en voz alta. Cuando las personas intersex dicen YO, enuncian
en masculino o en femenino. Judith Butler (1999: xxvi) ya alertó de la tendencia
al dimorfismo de las personas intersex, que ahora constatamos en su utiliza-
ción de la lengua. Parece que siguen atrapados o atrapadas, sin alternativa real,
sometidas a la ley de la gramática y del género.
Afirmaba Foucault (1980) en su breve introducción a la versión inglesa del
18 Mercedes Bengoechea bhs, 92 (2015)
Tercer fenómeno:
apropiación femenina de marcas profesionales de género masculino
Durante finales del XIX y hasta mediados del siglo XX, las mujeres españolas de
clase media-alta, profesionales y cultas se autonombraban en masculino. Preci-
samente aquéllas que ejercían una profesión, que deseaban el avance femenino
y que, por tanto, podríamos considerar más progresistas y feministas, optaban
24 Recuperado desde: http://www.rtve.es/alacarta/videos/pienso-luego-existo/pienso-luego-
existo-beatriz-preciado/1986547/
bhs, 92 (2015) Cuerpos hablados, cuerpos negados y el fascinante 19
En los textos que construyen las nuevas identidades del siglo XXI han surgido
fenómenos verbales que parecen ser huellas de subjetividades que se sitúan en
posiciones desde las que desestabilizan discursos esencialistas sobre el género.
Esas nuevas posiciones en el discurso del género/sexo ya están abriendo nuevos
espacios discursivos, inimaginables hace bien poco.
Las identidades discursivas que esos fenómenos construyen no han revolucio-
nado el género social, pero posibilitan otro punto de vista y parecen demostrar
que no puede producirse transformación alguna en las relaciones de género sin
cambios en los discursos y en la enunciación del YO. Da la impresión de que la
intervención textual que llevamos tiempo propugnando como uso no sexista
de la lengua no es suficiente. Es necesaria además la reiteración de enuncia-
ciones desde otra posición. Lo cual no implica que las formas no sexistas en
el lenguaje no sean ya necesarias. Lo son como instrumento de afirmación del
YO femenino, como fórmula de reconocimiento de la alteridad y como herra-
mienta de concienciación del mandato de género en el lenguaje. De hecho, los
dos primeros fenómenos estudiados, sin seguir exactamente las políticas lingüís-
ticas no sexistas, son sin duda herederos de ellas.
Es bien sabido que en el paso del latín a las lenguas romances se produjeron
desplazamientos en el género gramatical, entre ellos, la desaparición del neutro
(Calero Fernández 2006). Anne Curzan (2003), por su parte, ha documentado
exhaustivamente los cambios ocurridos en la historia del inglés, que perdió
gradualmente el género (excepto residualmente en los pronombres personales)
en el paso del anglosajón al inglés medio, entre los siglos XI a XIV. Los tres
fenómenos estudiados, junto a muchos otros, pueden tener como resultado que
el sistema de género gramatical español, supuestamente mudable y expuesto a
desplazamientos, se modifique. Si es así, será la consecuencia de que el binario
anclado en la más íntima conciencia de sus hablantes –sexo=género grama-
tical– se habrá abierto a posibilidades antes desconocidas y simultáneamente las
posibilitará (la lengua crea y refleja realidades).
Los tres fenómenos no avanzan en la misma dirección. El femenino universal
promete la posibilidad de nuevas posiciones en el discurso para las mujeres,
y parece presagiar un cambio en el género marcado que podría llegar con el
tiempo a la desaparición a largo plazo del masculino como genérico. A su vez,
tanto el asterisco, *, y la X, como el masculino profesional para mujeres apunta-
rían hacia la indeterminación del sexo en el género gramatical. La conjunción
de los tres fenómenos podría muy a largo plazo colaborar a desapuntalar el
sistema de género y, a corto plazo, a hacerlo más inestable. Los tres fenómenos
no avanzan en la misma dirección, pero al ser movilizados en los tres casos
por fuerzas centrífugas pueden contribuir al resquebrajamiento del sistema de
género gramatical tal como lo conocemos. De hecho, humildemente creo que
esto ya ha empezado a producirse.
22 Mercedes Bengoechea bhs, 92 (2015)
Obras citadas
Aliaga Jiménez, José Luis, 2007. ‘Descripción funcional y crítica feminista: lectura alternativa
del género gramatical en español’, en International Perspectives on Gender and Language, ed.
José Santaemilia, Patricia Bou, Sergio Maruenda y Gora Zaragoza (Valencia: Universitat de
Valéncia), pp. 217–32.
—, 2011. ‘El género de los nombres de profesión en un manuscrito inédito de Juan Moneva y
Puyol (1929)’, en De la lengua por sólo la extrañeza. Estudios de lexicología, norma lingüística,
historia y literatura en homenaje a Luis Fernando Lara, vol. 1, ed. M. E. Vázquez Laslop, K.
Zimmermann y F. Segovia (México D.F.: El Colegio de México), pp. 75–98.
Antaki, Charles, y Widdicombe, Sue (eds), 1998. Identities in Talk (London: Sage).
Bajtín, Mijaíl, 1991 [1975] [1934–1935]. ‘La palabra en la novela’, en Teoría y estética de la novela
(Madrid: Taurus), pp. 77–236.
Bengoechea, Mercedes, 2006. ‘Lento deslizamiento del género gramatical femenino al centro
del discurso: Nuevos aires en la identificación de mujeres en la prensa española’, Spanish
in Context, 3.1: 139–57.
—, 2008. ‘Lo femenino en la lengua: sociedad, cambio y resistencia normativa. Estado de la
cuestión’, Lenguaje y Textos, 27: 37–68.
—, 2015. Lengua y Género (Madrid: Síntesis).
Benveniste, Émile, 1966. Problémes de linguistique générale I (Paris: Gallimard).
—, 1970. ‘L’Appareil formel de l’énonciation’, Langages, 17: 12–18.
Block, David, 2006. ‘Identity in Applied Linguistics’, en The Sociolinguistics of Identity, ed. Tope
Omoniyi y Goodwith White (London: Continuum), pp. 34–49.
Bochenek, Michael, y Kyle Knight, 2012. ‘Establishing a Third Gender Category in Nepal: Process
and Prognosis’, Emory International Law Review, 26: 11–41.
Bornstein, Kate, 1994. Gender Outlaw: On Men, Women and the Rest of Us (New York: Routledge).
Bucholtz, Mary, 2003. ‘Sociolinguistic Nostalgia and the Authentication of Identity’, Journal of
Sociolinguistics, 7.3: 398–416.
Bucholtz, Mary, y Kira Hall, 2005. ‘Identity and Interaction: A Sociocultural Linguistic
Approach’, Discourse Studies, 7.4–5: 585–614.
—, y —, 2010. ’Locating Identity in Language’, en Language and Identities, ed. Carmen Llamas y
Dominic Watt (Edinbuurgh: Edinburgh University Press), pp. 18–28.
Butler, Judith, 1999 [1990]. Gender Trouble. 2nd edition. (New York: Routledge).
—, 1993. Bodies that Matter: On the Discursive Limits of ‘Sex’ (New York and London: Routledge).
Cabral, Mauro, 2009. Interdicciones. Escrituras de la intersexualidad en castellano (Córdoba: Anarrés).
Available at: http://www.mulabi.org/Interdicciones2.pdf
Calero Fernández, María Ángeles, 2006. ‘Creencias y actitudes lingüísticas en torno al género
gramatical en español’, en Estudios sobre lengua, literatura y mujer, ed. M. I. Sancho Rodríguez,
L. Ruiz Solves y Francisco Gutiérrez García (Jaén: Universidad de Jaén), pp. 235–85.
Cameron, Deborah, 1995. Verbal Hygiene (London: Routledge).
Coupland, Nikolas, 2003. ‘Introduction: Sociolinguistics and Globalization’, Journal of Sociolin-
guistics, 7.4: 465–72.
Curzan, Anne, 2003. Gender Shifts in the History of English (Cambridge, UK: Cambridge University
Press).
Eco, Umberto, 1968. La struttura assente (Milan: Bompiani).
Fausto-Sterling, Anne, 2000. Sexing the Body: Gender Politics and the Construction of Sexuality (New
York: Basic Books).
Fenstermaker, Sarah, y Candace West (eds), 2002. Doing Gender, Doing Difference: Social Inequality,
Power and Resistance (New York: Routledge).
Foucault, Michel, 1969. L’Archéologie du savoir (Paris: Éditions Gallimard).
—, 1980. Herculine Barbin, Being the Recently Discovered Memoirs of a Nineteenth Century Hermaphrodite
(New York: Colophon).
Galdón Corbella, Carmen, 2012. Movimiento 15M y feminismo. Una aproximación al carácter feminista
del 15M. Trabajo Fin de Máster. Universidad Rey Juan Carlos. Available at: http://www.
bhs, 92 (2015) Cuerpos hablados, cuerpos negados y el fascinante 23
academia.edu/7429940/Movimiento_15M_y_feminismo._Una_aproximaci%C3%B3n_al_car
%C3%A1cter_feminista_del_15M.
Gergen, Kenneth, 1999. An Invitation to Social Constructionism (London: Sage).
Giddens, Anthony, 1979. Central Problems in Social Theory: Action, Structure and Contradiction in Social
Analysis (Berkeley: University of California Press).
Grijelmo, Alex, 2012. ‘Jugamos tranquilas, ¿eh?’, El País, 19 de octubre.
Grosz, Elizabeth, 1995. Space, Time and Perversion: Essays on the Politics of the Bodies (New York:
Routledge).
Hines, Sally, 2011. ‘A Pathway to Diversity?: Human Rights, Citizenship and the Politics of
Transgender’, Contemporary Politics, 15.1: 87–102.
Johnstone, Barbara, 1996. The Linguistic Individual: Self-Expression in Language and Linguistics (New
York: Oxford University Press).
Joseph, John, 2010. ‘Identity’, en Language and Identities, ed. Carmen Llamas y Dominic Watt
(Edinbuurgh: Edinburgh University Press), pp. 9–17.
Kerbrat-Orecchioni, Catherine, 1986. La enunciación. De la subjetividad en el lenguaje (Buenos Aires:
Hachette).
Le Page, Robert, y Andrée Tabouret-Keller, 1985. Acts of Identity (Cambridge, UK: Cambridge
University Press).
Livia, Anna, 2001. Pronoun Envy. Literary Uses of Linguistic Gender (Oxford: Oxford University Press).
Lledó Cunill, Eulàlia, 2012. Cambio lingüístico y prensa (Barcelona: Laertes).
Norton Peirce, Bonny, 1995. ‘Social Identity, Investment, and Language Learning’, TESOL
Quarterly, 29.1: 9–31.
—, 2000. Identity and Language Learning: Gender, Ethnicity and Educational Change (London: Longman/
Pearson Educational).
Omoniyi, Tope, (2006). ‘Hierarchy of Identities’, en The Sociolinguistics of Identity, ed. Tope
Omoniyi y Goodwith White (London: Continuum), pp. 11–33.
Omoniyi, Tope, y Goodwith White, 2006. The Sociolinguistics of Identity (London: Continuum).
Pavlenko, Aneta, y Adrian Blackledge (eds), 2004. Negotiation of Identities in Multilingual Contexts
(Clevedon, UK: Multilingual Matters).
Pennycook, Alastair, 2003. ‘Global Englishes, Rip Slyme, and Performativity’, Journal of Sociolin-
guistics, 7.4: 513–33.
Planelles Iváñez, Montserrat, 1995: ¿Masculino o femenino? Un intento de acercamiento al uso
actual en francés y en español (Alicante: Universidad de Alicante).
Preciado, Beatriz, 2011. Manifiesto contrasexual (Barcelona: Anagrama).
RAE 2009. Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española, Nueva
Gramática de la Lengua Española. Tomo I: Morfología y Sintaxis (Madrid: Espasa Calpe).
Rampton, Ben, 1995. Crossing: Language and Ethnicity Among Adolescents (London: Longman).
Repes, Beatriz P., y Paula Pérez-Rodríguez, 2013. ‘Norma lingüística e ideología’ (por Vidas
precarias), 11 July. [Online – Diagonal Blogs.] Available at: http://www.diagonalperiodico.
net/blogs/vidasprecarias/norma-linguistica-e-ideologia.html [accessed 22 November 2014].
Roffé, Reina, 1997. La rompiente (Buenos Aires: Puntosur Editores).
Threadgold, Terry, 1997. Feminist Poetics: Poiesis, Performance, Histories (London: Routledge).
van Dijk, Teun, 1998. Ideology: A Multidisciplinary Approach (London: Sage).
Violi, Patrizia, 1991. El infinito singular (Madrid: Cátedra).
Wittig, Monique, 1973. Le Corps lesbien (Paris: Minuit).
—, 1980. ‘The Straight Mind’, Feminist Issues, 1.1: 103–11.
—, 1985. ‘The Mark of Gender’, Feminist Issues, 5.2: 3–12.
Wodak, Ruth, Rudolph de Cillia, Martin Reisigl, y Karin Liebhart, 1999. The Discursive Construction
of National Identity (Edinburgh: Edinburgh University Press).
Romance Studies
Devoted to Romance literatures and cultures
www.maneyonline.com/ros
www.maneyonline.com/langlit