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CAPITULO XVII DERECHOS SOCIALES Y TRABAJO

1) EL CONSTITUCIONALISMO SOCIAL

PRINCIPIOS DEL SIGLO XX  auge del constitucionalismo social.


a) Inclusió n de una declaració n de derechos sociales y econó micos que abarcaban el á mbito de la educació n, la
cultura, la familia, el trabajo, la asociació n, la propiedad, la seguridad.
b) Regulaciones en torno a la cuestió n social: la situació n del hombre en funció n del trabajo; las relaciones entre
capital y trabajo, clases sociales y factores de producció n, empleadores y trabajadores, sindicato y estado.

El constitucionalismo busca marcar la funció n social de los derechos y estructurar un orden social y econó mico.

Lo que busca definir como “derechos sociales” no es la naturaleza social que todo derecho subjetivo tiene; sino la
adjudicació n de derechos de solidaridad, prestació n o crédito a los hombres, considerados como partes de grupos
sociales (familia, sindicato, empresa).
Enfoca a las personas como nucleos societarios má s pequeñ os, y no como miembros de la sociedad general.
Los derechos sociales también son los que interesan en su ejercicio a toda la comunidad en general, pero su
funció n es má s intensa (los relativos a la educació n, la cultura, la seguridad, el consumo).
Lo social va unido a lo económico.
Se debe permitir el acceso a todos los hombres a las fuentes de trabajo y de producció n que haga posible una
distribució n equitativa de la riqueza y de los bienes de consumo.
El estado debe:
1. Remover los obstá culos que impiden a algunos sectores de la sociedad el efectivo ejercicio de sus derechos
por carecer de similares oportunidades. Nivelar las desigualdades.
2. Promover la liberació n y el desarrollo de todos los hombres
3. Promover la igualdad real de oportunidades y trato.
Del ESTADO GENDARME / POLICIA  ESTADO DE BIENESTAR SOCIAL que HACE y PROMUEVE

Se armoniza el valor de la libertad y de la autonomía con la justicia, la solidaridad y la cooperació n mediante una
acció n estatal de intervenció n, planificació n y fomento.

2) EL DERECHO A TRABAJAR

Artículos 14 y 20 → conceden el derecho a trabajar a todos los habitantes y a los extranjeros.


En el caso de los extranjeros (que se encuentra en un pie de igualdad con los nacionales) hay requisitos:

 Que se encuentre radicado legalmente.


 Si se haya temporalmente admitido, debe limitarse su actividad laboral al tiempo autorizado.
 Cuando se encuentra en trá nsito, necesita de autorizació n especial.
El derecho a trabajar en su aspecto primario implica la disponibilidad de elegir libremente una actividad. Todo
hombre tiene derecho a escoger libremente la actividad que desea o prefiere.
En su aspecto secundario implica el derecho a desarrollar la actividad elegida y a disfrutar de su rendimiento
econó mico.
Artículo 75.19: incluye entre las competencias del congreso, la de promover a la generació n de empleo y a la
formació n profesional de los trabajadores.

Derecho a trabajar en su aspecto primario:

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SUJETO ACTIVO → Hombre y las asociaciones, empresas, personas jurídicas.
SUJETO PASIVO → Estado y los demá s hombres.

Derecho a trabajar en su aspecto secundario:


SUJETO ACTIVO → Hombre y las asociaciones, empresas, personas jurídicas.
SUJETO PASIVO → El empleador (relació n de empleo con determinado sujeto), el estado y los demá s hombres.

Derecho AL trabajo # derecho DE trabajar


El derecho al trabajo consiste en el derecho a conseguir ocupació n. Ante esto, el estado debe tiene la obligació n de
hacer lo posible para la ocupació n adecuada de todos los que quisieran y necesitaran trabajo; sin embargo, no
puede demandar a otro hombre a que le dé el empleo, ni tampoco a que este lo conserve.

3) EL ARTICULO 14 BIS

El trabajo en sus diversas formas gozará de la protecció n de las leyes, las que asegurará n al trabajador:
1) condiciones dignas y equitativas de labor;

Condiciones dignas y equitativas de labor → se vincula con la dignidad humana y con el plexo de valores
constitucionales.
Ademá s de la remuneració n y duració n justas, podemos distinguir como condiciones la higiene, la comodidad, el
lugar de trabajo y la atenció n en debidas situaciones (maternidad, capacidad disminuida).
2) jornada limitada;

Se basa en la necesidad del reposo cotidiano por razones de salud y de respeto a la dignidad del hombre.
3) descanso y vacaciones pagados;

El trabajador que tuviera que cumplir con tareas sin descanso razonable, podría acusar al empleador por conducta
injuriosa.
4) retribució n justa;

Suficiencia → que permita la subsistencia del trabajador y de su nú cleo familiar dependiente.


Se da frente al empleador, que debe pagarlo; y frente al estado, que debe protegerlo mediante leyes.
5) salario mínimo vital mó vil;

VITAL (suficiencia para subsistir) y MÓ VIL (reajustable a medida que aumenta el costo de vida o la inflació n).
6) igual remuneració n por igual tarea;

Deben impedirse las discriminaciones arbitrarias (surgió para eliminar los salarios inferiores por razó n de sexo).
7) participació n en las ganancias de las empresas, con control de la producció n y colaboració n en la direcció n;

Se refiere a la participació n en los beneficios de las empresas → método remuneratorio que supera al salario. Lucro
o bienes que se adquieren mediante una actividad cualquiera a la que coopera el trabajador.
La distribución podría basarse en diferentes criterios como la antigüedad, el nivel de remuneración o la contribución
individual al desempeño de la empresa.
Se debe incorporar activamente al trabajador en el seno de la empresa. La participació n en la gestió n, lleva al
trabajador a la intervenció n en el gobierno o direcció n de la empresa, invistiéndola del carácter de colaboradora
activa en su administració n.

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Podemos encontrar: a) colaboració n consultiva o decisoria; b) colaboració n limitada a los asuntos que interesan
gremialmente a los trabajadores, o sobre asuntos econó micos de la empresa.
El control de la producció n se encamina a la futura distribució n de los beneficios.
8) protecció n contra el despido arbitrario;
9) estabilidad del empleado pú blico;

Deben distinguirse dos clases de ESTABILIDAD.

A- ESTABILIDAD ABSOLUTA/PROPIA → es la del empleado público.


Hay impedimento para despedir (salvo justa causa) y obligació n de reincorporar en caso de producirse el
despido.

La estabilidad del empleado pú blico, NO queda vulnerada si:


- Hay causa razonable para la cesantía.
- El empleado está en condiciones de jubilarse.

B- ESTABILIDAD RELATIVA/IMPROPIA → es la del empelado privado.


No prohíbe el despido, pero si de dispone sin justa causa (despido arbitrario) se DEBE indemnizar.

Por lo tanto, encontramos tres CLASES DE DESPIDO:


1- Despido con causa justificada (no es indemnizable).
2- Despido arbitrario (si es indemnizable).
3- Despido que, sin ser arbitrario, carece que causa (si es indemnizable).
En el contrato a plazo, donde se contrata durante un tiempo determinado, el vencimiento del plazo extingue la
relació n laboral sin obligació n indemnizatoria.
Durante el lapso fijo, si es indemnizable el despido arbitrario.
El tiempo de duració n no debe ser excesivamente largo.

10) organizació n sindical libre y democrá tica, reconocida por la simple inscripció n en un registro especial.

El congreso tiene el deber inmediato de legislar, ya, ahora. La omisió n en legislar es INCONSTITUCIONAL.
Los derecho emergentes de este articulo hacen eje a los fines de dictar la legislació n laboral y de seguridad social.
Ante esto, hay un piso constitucional establecido por debajo del cual la ley se vuelve inconstitucional.
Esta ley debe ser de orden publico y NO puede actuar de manera supletoria en los convenios colectivos o convenios
individuales.

4) EL ARTICULO 126

“Las provincias no pueden dictar los có digos civil, penal, comercial y de minería, después de haberlos dictado el
congreso”. → no menciona el de trabajo y seguridad social.
Las constituciones provinciales que contienen normas sobre constitucionalismo social, DEBEN:
- Ser compatibles con la constitució n federal.
- Abstenerse de ubicar en competencia local cuestiones que son ajenas a ella, porque le incumben al
congreso. NO PUEDE INTERFERIR EN LA LEGISLACION DEL CONGRESO.

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CSNJ- CASO “PERALTA” (1990)
El PE dicto un decreto de necesidad y urgencia para enfrentar una crisis econó mica, el cual ordenaba que la
devolución de depósitos de más de $1000 se haría en bonos.
Peralta vio afectado su derecho de propiedad con  la sanció n del decreto. Interpone acción de amparo contra
el Estado Nacional y el banco central, pidiendo la inconstitucionalidad del decreto y el pago de su plazo fijo.
En primera instancia se lo rechaza, en Cá mara se hace lugar al amparo, y por recurso extraordinario federal la
corte manifiesta que los decretos son vá lidos siempre que se sigan ciertas pautas.
Considerandos 37 a 47: El estado debe procurar proteger los derechos, pero para ello debe primero existir como
estado. No hay violació n al art. 17 CN sino una restricció n al uso que puede hacerse de la propiedad, ello para
atenuar la crisis o superarla. Los derechos no son absolutos, y está n subordinados a las leyes que reglamenten su
ejercicio.
El fundamento de las leyes de emergencia es poner fin o remediar las situaciones de gravedad que obligan a
intervenir en el orden patrimonial.
Requisitos para que una ley de emergencia sea vá lida y su sanció n este justificada:
-  Que exista situación de emergencia que imponga al estado el deber de amparar los intereses vitales de la
comunidad.
-  Que la ley tenga como finalidad legitima, la de proteger los intereses generales de la sociedad y no a
determinados individuos.
-  Que la moratoria sea razonable, acordando un alivio justificado por las circunstancias.
-  Que su duració n sea temporal y limitada al plazo indispensable para que desaparezcan las causas que hicieron
necesaria la moratoria.
Está en juego el poder de policía, y el límite a este es que la propiedad privada no puede ser tomada sin declaració n
de utilidad pú blica y previamente indemnizada.
En situaciones de emergencia se reconoce que se pueden dictar leyes que suspendan los efectos de los
contratos libremente convenidos por las partes siempre que no se altere la sustancia o espíritu de las
leyes, a fin de proteger el interés pú blico.
Solo se exige que la legislació n razonable y no desconozca garantías individuales o las restricciones que la CN
contiene sobre las instituciones libres.

CONSIDERANDO 38:
Que corresponde a los poderes del Estado proveer todo lo conducente a la prosperidad del país y al bienestar de
sus habitantes, lo que significa atender a la conservació n del sistema político y del orden econó mico, sin los cuales
no podría subsistir la organizació n jurídica sobre la que reposan los derechos y garantías individuales. Para que
éstas tengan concreta realidad, es esencial la subsistencia del Estado, de su estructura jurídica y su ordenamiento
econó mico y político. Su existencia hace posible el disfrute de los derechos de la libertad y del patrimonio que
asegura la Constitució n. "Cuando por razones de necesidad, sanciona una norma que no priva a los particulares de
los beneficios patrimoniales legítimamente reconocidos ni les niega su propiedad y só lo limita temporalmente la
percepció n de tales beneficios o restringe el uso que puede hacerse de esa propiedad, no hay violació n del art. 17
de la Constitució n Nacional, sino una limitació n impuesta por la necesidad de atenuar o superar una situació n de
crisis. En el sistema constitucional argentino, no hay derechos absolutos y todos está n subordinados a las leyes que
reglamentan su ejercicio".
CONSIDERANDO 43:

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Que así como el derecho adquirido se caracteriza por su incorporació n en grado de identidad con la propiedad,
trá tese de derechos reales o personales, de bienes materiales o inmateriales; el concepto de emergencia abarca un
hecho cuyo ámbito temporal difiere segú n circunstancias modales de épocas y sitios. Se trata de una situació n
extraordinaria, que gravita sobre el orden econó mico-social, con su carga de perturbació n acumulada, en variables
de escasez, pobreza, penuria o indigencia, origina un estado de necesidad al que hay que ponerle fin. La etiología de
esa situació n, sus raíces profundas y elementales, y en particular sus consecuencias sobre el Estado y la sociedad, al
influir sobre la subsistencia misma de la organizació n jurídica y política, o el normal desenvolvimiento de sus
funciones, autoriza al Estado a restringir el ejercicio normal de algunos derechos patrimoniales tutelados por la
Constitució n. Pero esa sola circunstancia no es bastante para que las normas repugnen al texto constitucional, pues
todos los derechos está n limitados por las leyes reglamentarias que, sin desnaturalizarlo, dictare el legislador. "Su
restricció n debe ser razonable, limitada en el tiempo, un remedio y no una mutació n en la substancia o esencia del
derecho adquirido por sentencia o contrato, y está sometida al control jurisdiccional de constitucionalidad, toda
vez que la situació n de emergencia, a diferencia del estado de sitio, no suspende las garantías constitucionales"
(Fallos: 243:467).
CONSIDERANDO 56:
Que, en definitiva, de las medidas adoptadas por el gobierno no resulta menoscabo de la propiedad protegida por
el art. 17 de la Constitució n Nacional. Porque, como se expuso al examinar genéricamente los distintos problemas
que plantea la "emergencia", no hay violació n del art. 17 citado cuando por razones de necesidad se sanciona una
norma que no prive a los particulares de los beneficios patrimoniales legítimamente reconocidos ni les niega su
propiedad y só lo limita temporalmente la percepció n de tales beneficios o restringe el uso que pueda hacerse de
esa propiedad. Antes bien, hay una limitació n impuesta por la necesidad de atenuar o superar una situació n de
crisis que, paradojalmente, también está destinada a proteger los derechos presuntamente afectados que corrían el
riesgo de convertirse en ilusorios por un proceso de desarticulació n del sistema econó mico y financiero.

CASO “ELORTONDO” (1888):


Ley de expropiació n que establecía que los terrenos afectados por la construcció n de la Av. de Mayo se
expropiaban enteros, es decir, pasaban a ser de utilidad pú blica ⇾ no solo la parte afectada por la Avenida.
Como consecuencia de la construcció n de la avenida, los terrenos ubicados a sus alrededores claramente
aumentarían su valor.
Ante esto, ELORTONDO exige que solo sea expropiada la parte del terreno por donde pasaría la avenida, y no todo
el terreno.
Por primera vez, nuestra Corte Suprema aplicó sistema de control de constitucionalidad creado por la Suprema
Corte estadounidense en "Marbury vs. Madison" y declaró la inconstitucionalidad parcial de la ley 1.583 en cuanto
al tramo que calificaba sujetos a expropiació n a aquellos terrenos no necesarios para la construcció n de dicha obra
pú blica. 
La Corte establece que la expropiació n no puede ir má s allá de lo indispensable, que es una vía de excepció n.

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CSNJ- CASO “ERCOLANO” (1922)
A raíz de una crisis habitacional por la creciente inmigració n, aumenta el precio de los alquileres.
Se dicta una ley que congela el precio de los alquileres por dos añ os.
Agustín Ercolano, inquilino de Lanteri, no tenía un contrato, sino un convenio de palabra.
Se inicia demanda por parte de Lanteri, tachando de inconstitucional la ley 11.157 que prohibe cobrar durante dos
añ os a partir de su promulgació n un precio de locació n mayor al que se pagaba por el alquiler de casas, piezas y
departamentos el 1 de enero de 1920, por ser incompatible con los artículos 14 (derecho de usar y disponer de la
propiedad), 17 (inviolabilidad de la propiedad) y 28 (razonabilidad) de la Constitució n Nacional.
Rechazada en las instancias ordinarias, se interpuso recurso extraordinario federal.
Decision de la Corte
La Corte Suprema de la Nació n confirmó , por mayoría, la sentencia apelada, sosteniendo que:
1. El derecho de usar y disponer de la propiedad ni ningú n otro derecho reconocido por la Constitució n tiene
carácter absoluto. La reglamentació n o limitació n del ejercicio de los derechos individuales es una necesidad
derivada de la convivencia social.
2. No es del resorte del Poder Judicial decidir del acierto de los otros poderes pú blicos en la elecció n del medio
empleado para conjurar una situació n de crisis econó mica -en el caso, se cuestiona la reglamentació n del precio de
los alquileres dispuesta por la ley 11.157, sino que ú nicamente le incumbe pronunciarse acerca de los poderes del
Congreso para establecer la restricció n al derecho de usar y disponer de la propiedad, teniendo para ello en cuenta
la naturaleza, las causas determinantes y la extensió n de la medida restrictiva adoptada.
3. El poder para limitar el derecho del propietario en las circunstancias excepcionales que justificaron el dictado de
la ley 11.157, no importa admitir que ese poder sea omnímodo a los efectos de reglamentar el precio de los
alquileres, pues el Congreso no podría fijar un precio arbitrario que no correspondiese al valor locativo de la
habitació n en condiciones normales, porque ello importaría confiscatoriedad.
4. No habiéndose acreditado en autos que el alquiler devengado el 1 de enero de 1920 por la habitació n de que se
trata, no fuese razonable en el momento de la promulgació n de la ley 11.157 -que prohibe cobrar un precio de
locació n mayor al que se pagaba a esa fecha, y dado el corto tiempo transcurrido entre esas dos fechas, cabe
presumir que el límite fijado satisface -en el caso- las condiciones necesarias de razonabilidad y que, por
consiguiente, no ha sido vulnerada la garantía del artículo 17 de la Constitució n Nacional.
5. El hecho de que la sentencia apelada haya hecho aplicació n retroactiva de la ley 11.157, que prohibe cobrar
durante dos añ os por el alquiler de casas, piezas y departamentos un precio mayor al que se pagaba por los
mismos el 1 de enero de 1920, no suscita cuestió n de cará cter federal que pueda examinarse en el recurso
extraordinario, pues la retroactividad de las leyes en materia civil es un punto regido exclusivamente por el
derecho comú n y ajeno, por lo tanto, a la vía intentada.
6. Tratá ndose de una locació n por simple convenio verbal y sin término, la aplicació n de la ley 11.157 - que prohibe
cobrar durante dos añ os por el alquiler de casas, piezas y departamentos un precio mayor al que se pagaba por los
mismos el 1 de enero de 1920- no altera derechos adquiridos, pues no se trata de un contrato de cumplimiento
exigible en el futuro, sino de una relació n de derecho precaria e inestable que no crea má s obligaciones ni má s
derechos que los derivados de cada período de alquiler que se fuere devengando por reconducciones sucesivas.

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CSNJ- CASO “AVICO C. DE LA PESA” (1934)
El 19 de octubre de 1933, el Congreso promulgó la Ley 11.741, que, en su artículo 1°, dispuso una pró rroga de tres
añ os para las obligaciones garantizadas con hipoteca que se encontraran vencidas, o que antes de la vigencia de
dicha ley, se hubieran hecho exigibles por falta de pago de los intereses o amortizaciones convenidos. La pró rroga
también alcanzaba a las obligaciones garantizadas con hipoteca, existentes al día de la vigencia de la norma que
hasta un añ o después de esa fecha venciera o se hicieran exigibles por falta de pago de los intereses o
amortizaciones convenidos.
El artículo 5° estableció que “solo podrá exigirse judicialmente el pago de intereses, cuando lleguen a adeudarse
como mínimo los correspondientes a seis meses vencidos, devengados durante la pró rroga”. El artículo 6° prohibía,
durante el plazo de vigencia de la ley, el cobro de intereses que excedieran un má ximo de seis por ciento anual.
Oscar Avico y Saú l de la Pesa habían pactado un contrato de mutuo hipotecario, segú n el cual Avico (mutuario) se
comprometió al pago de intereses del 9% anual, pagaderos por semestre anticipado. Sin embargo, a partir de la
entrada en vigencia de la Ley 11.741, Avico quiso acogerse a la moratoria establecida por ella y, en consecuencia,
demandó a De la Pesa por el pago en consignació n de dos semestres de intereses computados al 6% anual, desde el
3 de abril de 1932 al 3 de abril de 1933.
De la Pesa se negó a recibir dicho pago y a conceder la moratoria de tres añ os para el pago de capital. Argumentó
que los derechos emergentes del contrato ya habían entrado en su patrimonio, con calidad de derechos
adquiridos.
En consecuencia, el demandado pidió la inconstitucionalidad de la Ley 11.741, pues consideró que vulneraba la
garantía de inviolabilidad de la propiedad del artículo 17 de la Constitució n Nacional. Asimismo, alegó que era
contraria tanto al artículo 3° del Có digo Civil.
En primera instancia, el juez de paz declaró la causa como de puro derecho y confirmó la demanda en todas sus
partes, al considerar que la ley 11.741 era constitucional. Frente a ello, el demandado apeló.
En segunda instancia, el juez revocó la sentencia, con el argumento de que los artículos impugnados eran
contrarios al derecho de usar y disponer de la propiedad y a la garantía de inviolabilidad de la propiedad privada,
consagrados en los artículos 14 y 17 de la Constitució n.
El actor interpuso recurso extraordinario federal, que fue concedido.
La CSJN revocó el fallo de segunda instancia y afirmó la constitucionalidad de la Ley 11.741.
La CSJN debía decidir si las disposiciones impugnadas de la Ley 11.741, referentes a la moratoria de las
obligaciones garantizadas con hipoteca y al tope fijado en el pago de intereses, contravenían los derechos y las
garantías establecidos en los artículos 14 y 17 de la Constitució n Nacional.
La CSJN comenzó por definir la moratoria impuesta en los artículos 1° y 5° de la ley impugnada. Explicó que se
trataba de “la suspensión de los remedios legales (o acciones) contra los deudores, que algunas veces suele
acordarse por ley en ocasión de desastres económicos”
La corte terminó su análisis con un examen de las causas de la emergencia que habían dado origen a la ley
cuestionada, así como a las medidas destinadas a aliviar la situació n.
El Tribunal entendió que se podía afirmar que la gravedad y a extensión de la crisis económica justificaban
ampliamente la ley impugnada, que todas sus disposiciones se proponían salvaguardar un fin legítimo (el
interés público comprometido en la emergencia), y que los medios empleados eran justos y razonables
como reglamentación de los derechos contractuales.

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CSNJ- CASO “ASOCIACION TRABAJADORES DEL ESTADO” (2008)
En esa oportunidad, el Má ximo Tribunal resolvió , por unanimidad, declarar la inconstitucionalidad del Decreto
N° 5/2003 dictado por el Intendente de la ciudad de Salta.
La medida impugnada establecía distintas rebajas, que rondaban entre el 18,30% y el 34,3%, en los salarios
de los empleados municipales, dejá ndolos por debajo de la línea de pobreza. La decisió n se fundaba en el
contexto de emergencia económica general de ese entonces y la consecuente necesidad de ajustar el gasto
público.
Frente a esta situació n, uno de los trabajadores afectados y la Asociació n de Trabajadores del Estado (ATE)
impugnaron la constitucionalidad del decreto a través de una acció n que tramitó en instancia originaria ante la
Corte de Justicia de Salta. Allí la derrota fue doble.
Por un lado, el Tribunal salteñ o consideró que ATE carecía de legitimación para representar intereses
colectivos; y por otro, rechazó el planteo individual del trabajador. La falta de legitimació n se funda en que se
trataba de una asociació n simplemente inscripta, que no gozaba de facultades que la Ley N° 23.551 le otorga
exclusivamente a las asociaciones sindicales con personería gremial. 
Mientras que respecto del fondo del asunto, el rechazo al planteo individual que convalidó la decisió n estatal, se
motiva en que la medida se juzgó razonable en el contexto de grave emergencia econó mica que atravesaba el
Municipio, al igual que sucedía a nivel provincial y nacional.
La suerte de las partes cambió en la Corte nacional. 
En primer lugar, la Corte declaró la inconstitucionalidad de las disposiciones de la Ley N° 23.551 que
cercenan la posibilidad que las asociaciones simplemente inscriptas representen intereses gremiales, por
violar el artículo 14 bis de la Constitució n Nacional y el Convenio n° 87 de la OIT, contenido en Pactos con igual
jerarquía.
Entre otros pasajes del antecedente citado, se reitera que el principio constitucional de libertad sindical
"consagra la libertad para todos los sindicatos, con el propósito de que puedan realizar sus actividades sin
obstáculos o limitaciones del Estado que reduzcan, injustificadamente, las funciones que les son propias: la
promoción, ejercicio, defensa, fomento y protección de los intereses legítimos de orden gremial”.
Luego de ello, y de un largo desarrollo sobre los puntos de conexió n entre los derechos humanos y el derecho
laboral, la Corte concluye que el salario es el medio por el cual el trabajador “se gana la vida”, y de él depende
el ejercicio del resto de sus derechos y los de su familia. Recordó también, como es sabido, que el salario debe
gozar de una especial protección por su carácter alimentario y su relación directa con la dignidad humana.
Concretamente, consideró que el decreto impugnado contenía medidas injustificadas e incompatibles con los
principios protectorios en materia laboral, como así también de progresividad y no regresividad en
derechos humanos.
También dejó en claro que los tiempos de crisis económica no pueden utilizarse como justificación para
disminuir la protección de los grupos más vulnerables, sino todo lo contrario: es allí donde deben protegerse
con mayor urgencia. Por estos fundamentos, declaró también la inconstitucionalidad del decreto en cuestió n.

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