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Licenciatura en Educación
Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
Prof. Gisela Andrade
AyP: María Belén Lo Russo, Roberto Tarifeño Molina
En esta clase damos comienzo a nuestra unidad 2, en la que vamos a analizar la formación
del sistema educativo argentino. Desarrollaremos esta unidad a lo largo de tres clases. En la de hoy
pondremos la mirada en los debates, las ideas y experiencia que lo preceden y que, de alguna
manera, le dan forma. La próxima clase estudiaremos la constitución e institucionalización del
sistema, para cerrar en la tercera clase con las críticas al sistema y los proyectos alternativos que se
propusieron.
En esta oportunidad, introducimos también algunas líneas para la comprensión del proceso
general en el que se inscribe el tema. Para ello, orientamos algunas lecturas que sirven de marco
general para el proceso, analizamos también la bibliografía obligatoria que acompaña la clase y
los invitamos a la actividad propuesta para esta semana.
RECOMENDADO
AUDIOVISUAL
En estos años tendrá lugar la construcción de nuestro país como Estado nación y la inserción
de Argentina en el mercado internacional. Será en este contexto en el que se darán los debates sobre
pedagogía y educación que trabajaremos en la clase de hoy, dentro de la construcción más amplia de
diversos proyectos y modelos de país, y será al calor de estos proyectos y debates que se forjará la
estructura e institucionalización del sistema que veremos en las próximas clases.
Es en este marco, como señalamos la clase pasada, que en términos educativos viene de la
mano de Belgrano y otros hombres ilustrados de la revolución la idea de educar al soberano,
vinculando la educación con la necesaria formación de ciudadanos para la participación política y el
fortalecimiento de las instituciones liberales y republicanas.
El siguiente período, que se desarrollará entre 1820 y 1852, se caracteriza por la ambivalencia
entre la tendencia a la autonomía de las provincias y la aspiración a confluir en una unidad política
nacional. En este marco se produce la sanción de numerosas constituciones provinciales. Los
caudillos provinciales fueron quienes lideraron estos procesos, pues contaban con gran poder
económico en cada una de las zonas, debido a su capacidad de movilizar tropas y cierto consenso
social que en ocasiones se refrendaba mediante el sufragio popular. Abundaban, por entonces, los
conflictos armados para dirimir las diferencias entre provincias e imponer los propios intereses.
A partir de este nuevo fracaso para formar un gobierno central, será el Pacto Federal de 1831
el acuerdo que regule las relaciones interprovinciales y el manejo de las relaciones exteriores de las
Provincias Unidas del Río de la Plata. En este marco, Rosas fue quien encabezó el nuevo entramado
político que se basó en el establecimiento de acuerdos con caudillos de las diferentes provincias y en
el uso de la violencia para disciplinar a los sectores rebeldes. Hacia 1840 no había ningún caudillo
que tuviese un poder comparable al de Rosas, quien intervenía tanto en los conflictos interprovinciales
como árbitro, así como en los internacionales.
Será el liderazgo de Urquiza, gobernador de Entre Ríos, quien cuestione y dispute el poder de
Rosas, contando con el apoyo de Corrientes, Brasil y Paraguay, interesados en la libre navegación de
los ríos. Esta situación desencadenará un conflicto armado y, en febrero de 1852, el Ejército Grande
de Urquiza derrota a las tropas de Rosas en la batalla de Caseros, lo que da por cerrado el período de
las autonomías provinciales.
Durante casi una década, estas dos unidades políticas —la Confederación y Buenos Aires—
lucharon por conducir el proceso de modernización social y organización institucional, lo que redundó
en la permanencia de cierta inestabilidad política. Con la victoria porteña en la batalla de Pavón en
1861, se cierra el ciclo y se abre un proceso de transición hacia la unidad nacional.
Luego de Pavón, en 1862 se inaugura la última etapa que mencionábamos más arriba, que
culminará con la formación definitiva del Estado nacional en 1880. Un verdadero proceso de
organización nacional se llevó a cabo durante las presidencias de Mitre, Sarmiento y Avellaneda,
quienes desplegaron, entre 1862 y 1880, acciones tendientes a conocer la sociedad e imponer la
autoridad del Estado en todo el territorio, en un proceso en el que confluyeron los consensos y la
violencia. Por un lado, se puso fin al poder de los ejércitos provinciales y las milicias locales, creando
una fuerza militar unificada, un Ejército nacional, cuyo poder represivo pudiese eliminar todo foco de
resistencia del interior y avanzar sobre los territorios de los pueblos originarios, despojándolos e
incorporando, así, tierras y mano de obra al nuevo orden económico social. Por otra parte, con el
objetivo de insertar al país en el mercado mundial, el Estado canalizó inversiones en infraestructura
que facilitara la entrada y salida de productos del país como el telégrafo y los ferrocarriles, y fomentó
la inmigración de trabajadores europeos.
desarrollaron políticas para crear una identidad común y legitimar el proyecto en marcha. En esta
tarea, la escuela y el sistema educativo tuvieron un papel central, y fueron claves en la construcción
de nuestra nacionalidad.
2. Debates e ideas sobre la educación para la construcción de una nación moderna: los
hilos de una trama
OBLIGATORIO
Por eso les proponemos leer un texto de Nicolás Arata y Marcelo Mariño,
dos investigadores de la Universidad de Buenos Aires. Seleccionamos en
esta clase parte de un libro al que recurriremos bastante en nuestra
materia. Aquí, los autores nos invitan a reconstruir esa trama pedagógica
que, sin formar parte de un grupo de intelectuales o pedagogos
orgánicamente articulado, compartieron un tiempo favorable para discutir la
emergencia de subjetividades modernas atravesadas por pasiones
político-pedagógicas que van a tener un impacto importante más tarde en
el sistema educativo nacional, la formación docente, la propia cultura
escolar, los modos de pensar la escuela y la relación entre el estado la
educación y la sociedad civil. Pensemos la idea de trama en tanto “tejido”
que entrelaza distintos “hilos” que articulan y construyen estos debates.
AUDIOVISUAL
Es Sarmiento, desde el Facundo, quien plantea la pregunta que estos intelectuales buscan
explicar: “¿por qué, luego de la Revolución de Mayo, el país se encuentra en enfrentamiento entre
facciones?”. Este será el gran desafío tanto para Sarmiento como para Alberdi, pues, para ellos,
encontrar y explicar esas causas permitiría hallar el camino para su solución.
El nombre completo del Facundo es Facundo o Civilización y Barbarie. Sarmiento usa aquí el
conector “y”, lo cual resulta muy significativo porque, si bien en algunos momentos del libro hará
referencia a estos conceptos como excluyentes y antagónicos, en otros momentos, como cuando
caracteriza a Rosas, estará pensando en el vínculo entre ambos y la imbricación que tienen en la
sociedad local de la época. Civilización y barbarie son opuestos, pero, a la vez, inseparables en la
descripción que Sarmiento hace del naciente país. Por otra parte, esta dicotomía viene asociada con
otros pares de opuestos como campo-ciudad, laboriosidad-ocio, libertad-despotismo o letrado-iletrado,
entre otros. La pampa y su inmensidad desierta, junto con la tradición española y el mestizaje, son,
para él, las causas de los problemas sociales y enfrentamientos facciosos que sacudieron las
décadas centrales del siglo XIX. Este diagnóstico se vincula fuertemente con sus propuestas
educativas, en tanto herramientas para la construcción y el progreso nacional.
Con la lectura del texto de Arata y Mariño y de este documental televisivo podrán identificar las
claves del proyecto educativo de Sarmiento. Para él, la educación, sin duda, era el elemento
fundamental para la construcción de una nación moderna, y desde su exilio en Santiago construyó
una idea, estudió, se formó y exploró modelos para seguir reafirmando la necesidad de la educación y
la instrucción pública como garantía de la construcción de una nación moderna. En su viaje por
Europa y por los Estados Unidos, encontró en el modelo norteamericano la combinación de los
principios del liberalismo y la sistematización de la enseñanza con las características específicas y
necesarias para la construcción de un modelo educativo, centrando la mirada en la educación pública.
Este modelo educativo propuesto por Sarmiento no estaba exento de contradicciones, pues, si
bien proponía un sistema educativo amplio, plural, democrático, con fuerte vinculación con la sociedad
civil en la toma de decisiones y control, a su vez, consideraba que una parte de la población no era
“educable” —los gauchos e indígenas—, y la excluía de la posibilidad de formar parte de ese proyecto
de nación que soñaba. Adriana Puiggrós nos dice:
“Sarmiento promovió el sistema educativo formalmente más democrático de la época, al mismo tiempo que
realizó una operación de exclusión de los sectores populares del mismo. A la escuela pública del imaginario
sarmientino concurría un sujeto abstracto, que jamás llegó a existir (…) Quiso construir un modelo educativo
capaz de operar sobre la sociedad, cambiándola y controlándola, y creyó posible imponer una forma de ser, de
sentir y de hablar a quienes escapaban de la categoría de bárbaros” (Puiggrós, 2003, p. 69).
Frente a esta visión de Sarmiento, Alberdi cambia el orden en este vínculo entre educación y
la sociedad que deseaba, pues su proyecto educativo se subordinaba a la economía y los cambios
demográfico-culturales que veía fuertemente ligados a su proyecto migratorio. De acuerdo con esta
visión, primero tenían que venir migrantes europeos —en lo posible, de las zonas consideradas por él
como más desarrolladas, como Inglaterra y Alemania— para que su influencia mejorara a la sociedad
local por imitación. Recién ahí se podía pensar en educar. Su proyecto pedagógico contiene
elementos interesantes, pues prioriza la educación para la producción y la industria. En este discurso,
la propuesta educativa está fuertemente ligada a un proyecto económico-productivo de desarrollo
Otra figura destacada de la Generación del 37 es la de Marcos Sastre, quien, en 1849, escribió
Anagnosia, un método para enseñar a leer y a escribir en pocos días. Además de los métodos de
alfabetización que propone, parte de sus aportes estuvieron centrados en la construcción del método,
la organización y aquellas reglamentaciones necesarias para la vida escolar del tiempo, el espacio y
la vida material de la escuela. La disciplina y el orden fueron los motores de la organización de la
escuela, en la que se busca instalar la sanción moral en reemplazo del castigo físico; una sanción
moral que, como lo proponen Arata y Mariño, se acerca a la lógica del castigo divino.
Arata y Mariño también nos mencionan a Juana Manso, una figura cercana a algunos
miembros de la Generación del 37 y, sobre todo, a Sarmiento. Ella fue una figura muy disruptiva que
rompía los estándares patriarcales de la época. Concebía a la educación como un imperativo y una
herramienta fundamental en el camino a la emancipación, a la que entendía imposible sin
conocimiento. Quizás, en términos algo anacrónicos, podemos pensar que los sujetos a quienes
concebía como educandos eran los “oprimidos”, sobre todo, las mujeres. Juana Manso dirigió la
primera escuela mixta de nuestro país, fundada por Sarmiento, y la revista Anales de la Educación
Común. Lo central y excepcional de su figura fue la forma de intervenir en los debates públicos,
ocupando oficios y espacios hasta entonces reservados a figuras masculinas.
A estos intelectuales de la Generación del 37 debemos sumarles otros análisis que enriquecen
y completan el panorama de los debates educativos que comienzan en las décadas centrales del siglo
XIX y marcan el devenir de la institucionalización del sistema a fines de este. Pero, antes de avanzar,
retomemos un poco el punteo de Puiggrós que veíamos la clase pasada. Además de las visiones
pedagógicas de la Generación del 37, esta autora nos mencionaba una corriente pedagógica liberal
oligárquica liderada por los liberales porteños, impulsada por Rivadavia y continuada, luego, por
Bartolomé Mitre.
“Mitre otorgaba a la enseñanza un valor social y consideraba que era un servicio que debía prestar el Estado.
De la educación dependía en gran parte el progreso, la justicia y la democracia. (…) Pero el interés principal de
Mitre era desarrollar una educación secundaria dirigida a la minoría ilustrada. Aspiraba a formar una inteligencia
capaz de gobernar el país y vencer definitivamente a la ‘barbarie’.” (Puiggrós, 2003, p. 78).
Por esto, Mitre consideraba que a las provincias les tocaba ocuparse de la educación primaria
y a la nación, la secundaria. Por otra parte, el proyecto educativo mitrista estuvo fuertemente ligado
con su papel de historiador, pues fue él quien impulsó la teoría de la “nacionalidad precedente”, esto
es, la existencia de una entidad esencial argentina que precedía incluso a la Revolución de Mayo. Así,
frente a las propuestas de Sarmiento y Alberdi, que pensaban en la creación de la nación en la
medida en la que se modificara la sociedad y se creaban ciudadanos, en términos de Mitre, podemos
pensar más bien en una revelación de esa nación que siempre estuvo ahí y que, inevitablemente,
concluiría a pesar de las desavenencias y desencuentros del siglo XIX en un Estado unificado.
AUDIOVISUAL
En relación con esta tradición, podemos pensar el lugar de Amadeo Jaques, dado que fue
puesto a dirigir el Colegio Nacional Buenos Aires en tanto colegio de formación de las elites. Sin
embargo, como nos muestran Arata y Mariño, las propuestas pedagógicas de Jaques intentaban
combinar la educación general y humanista con la formación práctica, pensando en un egresado de la
educación secundaria que pudiera tanto continuar una carrera universitaria como insertarse en el
mundo del trabajo.
OBLIGATORIO
A la hora de cerrar este recorrido por el pensamiento argentino, en términos de Oscar Terán,
nos queda más que claro que la inserción de la Argentina al mercado internacional no solo se da en el
plano económico. Es importante destacar las conexiones internacionales de esta trama pedagógica,
que insertan a nuestro territorio en un panorama internacional y lo acercan a discusiones, novedades
y modelos que se debatían en gran parte del mundo occidental. Sarmiento, con su viaje a Europa y
Estados Unidos y sus conexiones con Horace Mann y Mary Mann; Juana Manso, que vivió en Río de
Janeiro y que también mantuvo contacto con Mary Mann y Amadeo Jacques con su influencia
francesa. Además, las tradicionales maestras y el director que Sarmiento trae de Estados Unidos para
la primera formación de normalistas. Nos parece importante no imaginar a la Argentina como una
zona recóndita sin vínculos con el exterior y que se pueda reconocer una entrada a la modernidad y el
capitalismo que iba más allá de la división internacional del trabajo. De la misma manera que
Belgrano y Moreno recuperaron las ideas de la ilustración, estos autores recuperaban también los
debates del romanticismo, el naciente positivismo y la pedagogía en ciernes. La trama pedagógica
que se recoge para la construcción del sistema educativo argentino y perviven a lo largo del siglo XX.
Las ideas de civilización ligada a la modernización, a la educación, el sujeto, sus agentes, las
instituciones, los contenidos y métodos.
3. Recapitulemos
En esta clase:
● Hicimos una periodización política de los años que van de la Revolución de Mayo a 1880, a
modo de repaso.
● Desarrollamos a grandes rasgos las ideas pedagógicas del siglo XIX, esa trama de
pensamiento que da forma a las ideas políticas y debates centrales sobre los que se funda el
sistema educativo argentino.
● Les proponemos otro ejercicio de análisis de fuentes primarias para compartir en el foro Los
hilos de la trama pedagógica argentina.
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Actividades de la clase
Continuamos con el trabajo de análisis de fuentes que introdujimos la clase anterior. En esta
oportunidad les presentamos un dossier de fragmentos escritos por distintos intelectuales
trabajados en la clase, fundadores, si se quiere, de la pedagogía argentina, quienes han
hilvanado en sus textos y acciones elementos que marcaron los discursos y las políticas
educativas de nuestro país desde fines del siglo XIX hasta la actualidad.
Les invitamos esta vez a participar de manera grupal en el foro Los hilos de la trama
pedagógica argentina para compartir allí sus interpretaciones de estas.
1. Seleccionen una de estas fuentes y compartan su análisis, tengan en cuenta para ello
cómo se muestran los siguientes temas:
● Diagnóstico del estado de la educación argentina en ese momento.
● El vínculo entre educación y progreso.
● El rol que se le asigna al Estado en la educación.
● Centralidad del problema educativo en cada una de las fuentes seleccionadas.
Barrancos, D. (2007). Capítulo II (pp. 87-88 y 107-119). En Mujeres en la sociedad argentina: una
historia de cinco siglos. Sudamericana.
Oszlak, O. (2009). La formación del Estado argentino: Orden, progreso y organización nacional.
EMECE.
Puiggrós, A. (2003). Civilización y barbarie. En ¿Qué pasó en la educación argentina? Breve historia
desde la conquista hasta el presente. Galerna.
Puiggrós, A. (2003). La formación del sujeto independiente. En ¿Qué pasó en la educación argentina?
Breve historia desde la conquista hasta el presente. Galerna.
Puiggrós, A. (2003). La organización del sistema educativo nacional. En ¿Qué pasó en la educación
argentina? Breve historia desde la conquista hasta el presente. Galerna.
Terán, O. (2008). Lección 3. En Historia de las ideas en la argentina. Diez lecciones iniciales
1810-1980. Siglo XXI.