Eduardo Torrejón García

En el texto de Masson de Morvilliers, el autor comienza constatando que España,

reino que debería estar a la vanguardia europea, es un agente político, científico y
económico prácticamente insignificante a pesar de contar con amplios recursos
provenientes de América. España es sin duda un país muy plural, tanto en clima
como en la psicología de sus gentes, aunque como rasgos generales podríamos
extraer la nobleza, la valentía, el amor por la patria… pero sucede que lastrando
estas virtudes están el exceso de fervor religioso, la conformidad o la soberbia.

En un momento del texto el autor afirma que quizás lo que le falte a España sea el
deseo de ser un país verdaderamente rico, no solo en recursos naturales (ya lo es)
sino también en industria y comercio, y contribuir como lo hacen el resto de
naciones europeas al bienestar de la general de la humanidad. Quedaron ya atrás
los tiempos de los grandes navegantes españoles, de los grandes reyes , del
imperio de ultramar. Logros que, por otra parte, países como Inglaterra o la propia
Francia no han dejado nunca de ver como una amenaza, intentando frenar desde el
comienzo el desarrollo que España había alcanzado a partir del S.XVI. El propio
Masson de Morvilliers no vivirá lo suficiente como para ver a esa España, a la que,
segun sus palabras, no le falta más que “un esfuerzo y quién sabe hasta qué punto
puede elevarse esta magnífica nación”, invadida y saqueada por los franceses en
1812, causando la muerte de miles de aquellos hombres nobles, de ideas claras,
pero un poco perezosos.

A la pregunta ¿qué ha aportado España a la humanidad? pdríamos responder que

su principal exportación es precísamente su carácter, su forma de ver el mundo, que
sigen compartiendo con matices propios territorios a ambos lados del Atlántico.
España incorporó los territorios americanos a su reino de manera, que cualquiera
que se encontrara en los territorios de ultramar fueran un ciudadano español de
pleno derecho. Es sin duda algo a reivindicar el Derecho de Gentes, o las
discusiones sobre derecho internacional que se mantenían en el seno de la escuela
de Salamanca, destacando a Francisco de Vitoria. No deja de ser paradójico que
entre los motivos que se esgrimen sobre la situación de atraso de España con
respecto a sus vecinos, figure siempre la Iglesia Católica, que ha sido la matriz de la
filosofía española del siglo XVI; el pensamiento más a la vanguardia de toda europa.

Entramos ahora parcialmente en la cuestión de la filosofía española: ¿ha existido un

pensamiento típicamente español frente a un pensamiento alemán o anglosajón? Lo
característico de los miembros de la Escuela de Salamanca es que pese a provenir
todo sus sistema de pensamiento del tomismo, doctrina institucionalizada en la
iglesia católica y, por tanto, predominante en la mayoría de países europeos,
supieron adaptar dicho sistema a los problemas políticos de España (únicos en
aquella época). Resolviendo los problemas filosóficos, jurídicos y religiosos que
supuso el descubrimiento de América mediante la escolástica católica se
adelantaron a su tiempo y a las naciones circundantes, donando a la humanidad
argumentos en favor de la bondad de los paganos o de los derechos humanos.
Podríamos por estos motivos situar en este punto de la historia el comienzo de una
filosofía española, que solo lo continuará siendo, sin importar las influencias que
puedan recibir los diferentes pensadores españoles (ecolástica-tomista,
idealista-alemana, liberal-inglesa, marxista, etc), si se adapta a los problemas
políticos propios de España.