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Psicoanálisis Unidad 3
Psicoanálisis Unidad 3
PULSIÓN: proceso dinámico consistente en un empuje (carga energética, factor de motilidad) que hace
tender al organismo hacia un fin. Según Freud, una pulsión tiene su fuente en una excitación corporal
(estado de tensión); su fin es suprimir el estado de tensión que reina en la fuente pulsional; gracias al
objeto, la pulsión puede alcanzar su fin
El estímulo pulsional:- No proviene del mundo exterior, sino del interior del propio organismo.
- Opera de un solo golpe.
- Se lo puede despachar mediante una única acción adecuada.
La pulsión, en cambio: -No actúa como una fuerza de choque momentánea, sino siempre como
una fuerza contante.
- No ataca desde afuera, sino desde el interior del cuerpo. Una huida de
nada puede valer contra ella.
Entonces, llamamos necesidad al estímulo pulsional; lo que cancela esta necesidad es la satisfacción.
Ésta solo puede alcanzarse mediante una modificación, apropiada a la meta (adecuada), de la fuente
interior del estímulo.
ELEMENTOS DE LA PULSIÓN
1- Esfuerzo: se entiende su factor motor, la suma de fuerza o la medida de la exigencia de trabajo que
ella representa. Empuje.
2- Meta: de una pulsión es en todos los casos la satisfacción que solo puede alcanzarse cancelando el
estado de estimulación en la fuente de la pulsión. Los caminos que pueden llevar a la satisfacción son
diversos. También puede hablarse de pulsiones de “meta inhibida” en el caso de procesos a los que se
permite avanzar un trecho en el sentido de la satisfacción pulsional, pero después experimentan una
inhibición o una desviación. Se entiende que con tales procesos va asociada una satisfacción parcial.
3- Objeto: de la pulsión es aquello en o por lo cual puede alcanzar su meta. Es lo más variable en la
pulsión, no está enlazado originariamente con ella, sino que se le coordina solo a consecuencia de su
aptitud para posibilitar la satisfacción. No necesariamente es un objeto ajeno; también puede ser una
parte del cuerpo propio. Puede ocurrir que el mismo objeto sirva simultáneamente a la satisfacción de
varias pulsiones; es según Adler, el caso del entrelazamiento de pulsiones. Un lazo particular íntimo de
la pulsión con el objeto se acusa como fijación de aquella. Suele consumarse en periodos muy
tempranos del desarrollo pulsional y pone termino a la movilidad de la pulsión contrariado con
intensidad su desasimiento..
4- Fuente: de la pulsión se entiende aquel proceso somático, interior a un órgano o a una parte del
cuerpo, cuyo estimulo es representado en la vida anímica por la pulsión.
Lo que distingue entre sí a las operaciones psíquicas que proceden de las diferentes pulsiones
puede reconducirse a la diversidad de las fuentes pulsionales. Por lo demás, sólo en un contexto
posterior podrá aclararse el significado del problema de la cualidad de las pulsiones.
Una caracterización general de las pulsiones sexuales: son numerosas, brotan de múltiples
fuentes orgánicas, al comienzo actúan con independencia unas de otras y sólo después se reúnen en
una síntesis más o menos acabada. La meta a la que aspira cada una de ellas es el logro de placer del
órgano; solo tras haber alcanzado una síntesis cumplida entran al servicio de la función de
reproducción, en cuyo carácter se las conoce comúnmente como pulsiones sexuales.
En su primera aparición se apuntalan en las pulsiones de conservación, de las que sólo poco a poco
se desasen; también en el hallazgo de objeto siguen los caminos que les indican las pulsiones yoicas.
Una parte de ellas continúan asociadas toda la vida a estas últimas, a las cuales proveen de
componentes libidinosos que pasan fácilmente inadvertidos durante la función normal y solo salen a la
luz cuando sobreviene la enfermedad. Se singularizan por el hecho de que en gran medida hacen un
papel vicario1 unas respecto de las otras y pueden intercambiar con facilidad sus objetos (cambios de
vía). A consecuencia de las propiedades mencionadas en último termino, se habilitan para operaciones
muy alejadas de sus acciones-meta originarias (sublimación).
DICCIONARIO:
1
Pulsión sexual: su objeto no está predeterminado biológicamente, sus modalidades de satisfacción
(fines) son variables, más especialmente ligadas al funcionamiento de determinadas zonas corporales
(zonas erógenas), pero susceptibles de acompañar a las más diversas actividades en las que se
apoyan. Esta diversidad de las fuentes somáticas de la excitación sexual implica que la pulsión sexual
no se halla unificada desde un principio, sino fragmentada en pulsiones parciales, que se satisfacen
localmente (placer de órgano).
Desde el punto de vista económico, Freud postula la existencia de una energía única en las
transformaciones de la pulsión sexual: La libido.
En este primer dualismo la pulsión sexual es la fuerza sometida al solo principio de placer,
difícilmente “educable”, que funcionaba según las leyes del proceso primario y que constantemente
amenazaba desde dentro el equilibrio del aparato psíquico.
Pulsión de autoconservación: conjunto de las necesidades ligadas a las funciones corporales que
se precisan para la conservación de la vida del individuo; su prototipo viene representado por el
hambre,
De singular importancia es la oposición innegable existente entre las pulsiones que sirven a la
sexualidad, a la obtención del placer sexual, y los que tienen por fin la autoconservación del individuo,
las pulsiones del yo: todas las pulsiones orgánicas que actúan en nuestro psiquismo pueden
clasificarse, en hambre y amor. Este dualismo ofrece dos aspectos: el apoyo de las pulsiones sexuales
sobre las pulsiones de autoconservación y el papel fundamental que desempeña su oposición en el
conflicto psíquico.
Freud parece admitir la existencia de numerosas pulsiones de autoconservación, tantas como las
grandes funciones orgánicas: nutrición, defecación, emisión de orina, actividad muscular, visión, etc.
El modo en el que llegan a oponerse en el conflicto defensivo los dos grandes tipos de pulsiones: las
pulsiones del yo, en tanto que solo pueden satisfacerse con un objeto real, efectúan muy pronto el
transito del principio de placer al principio de realidad, hasta el punto de convertirse en agentes de la
realidad, oponiéndose así a las pulsiones sexuales, que pueden satisfacerse en forma fantasmatica y
permanecer durante más tiempo bajo el dominio del solo principio de placer
Libido:
VISCOSIDAD: susceptible de fijación.
PLASTICIDAD: es lo más intercambiable.
DESTINOS DE LA PULSION: los destinos de la pulsión pueden ser presentados también como
variedades de la defensa contra las pulsiones.
El trastorno hacia lo contrario se resuelve, en dos procesos diversos: la vuelta de una pulsión de la
actividad a la pasividad, y el trastorno en cuanto al contenido. Ambos procesos son de naturaleza
diversa.
La vuelta hacia la persona propia: se hace más comprensible si se piensa en el masoquismo, éste
es sin duda un sadismo vuelto hacia el yo propio, y la exhibición lleva incluido el mirarse el cuerpo
propio. Lo esencial en este proceso es entonces el cambio de via del objeto, manteniéndose
inalterada la meta. En cuanto al par de opuestos sadismo-masoquismo, el proceso puede presentarse
del siguiente modo:
a- El sadismo consiste en una acción violenta, en una afirmación de poder dirigida a otra persona
como objeto.
b-Este objeto es resignado y sustituido por la persona propia. Con la vuelta hacia la persona propia
se ha consumado también la mudanza de la meta pulsional activa en una pasiva. Aquí hallamos la
vuelta hacia la persona propia sin la pasividad hacia una nueva. La mudanza llega solo hasta la etapa
b. El verbo en voz activa no se muda a la voz pasiva, sino a una voz media reflexiva.(Freud alude aquí
a las voces del verbo en la lengua griega)
c-Se busca de nuevo como objeto una persona ajena, que a consecuencia de la mudanza
sobrevenida en la meta, tiene que tomar sobre si el papel del sujeto. Éste es el caso del masoquismo;
La satisfacción se obtiene, también en él, por el camino del sadismo originario, en cuanto el yo pasivo
se traslada en la fantasía a su puesto anterior, que ahora se deja al sujeto ajeno.
La concepción del sadismo es perjudicada también por la circunstancia de que esta pulsión parece
perseguir, junto a su meta general (en el interior de esta), una acción-meta muy especial. Junto a la
humillación y al sojuzgamiento, el infligir dolores.
*El infligir dolor no desempeña ningún papel entre las acciones-meta originarias de la pulsión. El gozar
dolor seria, una meta originariamente masoquista, pero que solo puede devenir meta pulsional en
quien es originariamente sádico.
Otro par de opuestos: el de las pulsiones que tienen por meta el ver y el mostrarse. Aquí se
distinfuen las siguientes etapas:
a- El ver como actividad dirigida a un objeto ajeno.
b-La resignación del objeto, la vuelta de la pulsión de ver hacia una parte del cuerpo propio, y por
tanto el trastorno en pasividad y el establecimiento de la nueva meta: ser mirado.
c-La inserción de un nuevo sujeto, al que uno se muestra a fin de ser mirado por él.
En efecto, inicialmente la pulsión de ver es autoerótica, tiene sin duda un objeto, pero este se
encuentra en el cuerpo propio. Solo más tarde se ve llevada (por la via de la comparación) a permutar
este objeto por uno análogo del cuerpo ajeno (etapa a).
a- Uno mismo mirar miembro sexual b-Miembro sexual ser mirado por persona propia.
d- Uno mismo mirar objeto ajeno (pacer c- Objeto propio ser mirado por persona ajena (placer
de ver activo). de mostrar, exhibición).
La etapa previa de la pulsión de ver –en que el placer de ver tiene por objeto al cuerpo propio-
pertenece al narcisismo, es una formación narcisista. Desde ella se desarrolla la pulsión activa de ver,
dejando atrás al narcisismo; pero la pulsión pasiva de ver retiene el objeto narcisista. De igual modo,
la trasmudación del sadismo al masoquismo implica un retroceso hacia el objeto narcisista; y en los
dos caos (es decir, el del placer pasivo de ver y el del masoquismo) el sujeto narcisista es permutado
por identificación con un yo otro, ajeno.
El objeto de la pulsión de ver es también primero una parte del cuerpo propio; no obstante, no es el
ojo mismo. Y en el sadismo, el órgano fuente, que es probablemente la musculatura capaz de acción,
apunta de manera directa a un objeto otro, aunque se sitúe en el cuerpo propio.
La mudanza de una pulsión en su contrario (material) sólo es observada en un caso: la trasposición
de amor en odio. Puesto que con particular frecuencia ambos se presentan dirigidos simultáneamente
al mismo objeto.
El amar no es susceptible de una sola oposición, sino de tres: amar-odiar; amar-ser amado; y por
otra parte, amar y odiar tomados en conjunto se contraponen al estado de indiferencia.
De estas tres oposiciones, la segunda, la que media entre amar y ser amado, se corresponde
por entero con la vuelta de la actividad a la pasividad y admite también, como la pulsión de ver,
idéntica reconducción a una situación básica. Amarse a sí mismo.
La vida anímica en general está gobernada por tres polaridades, las oposiciones entre:
-La oposición entre yo y no-yo (afuera), es decir, sujeto-objeto, se impone tempranamente al individuo,
por la experiencia de que puede acallar los estímulos exteriores mediante su acción muscular, pero
esta indefenso frente a los estímulos pulsionales.
-La oposición activo-pasivo: el yo se comporta pasivamente hacia el mundo exterior en la medida en
que recibe estímulos de él, y activamente cuando reacciona frente a estos. Sus pulsiones lo compelen
sobremanera a una actividad hacia el mundo exterior. La oposición entre activo y pasivo se fusiona mas
tarde con la que media entre masculino y femenino, que, antes que esto acontezca, carece de
significación psicológica,
*Entonces, queda restablecida la coincidencia de las dos polaridades:
Yo-Sujeto –coincide con- Placer.
Mundo exterior –coincide con – Displacer
Con el ingreso del objeto en la etapa del narcisismo primario se despliega también la segunda
antítesis de amar: el odiar. El objeto es aportado al yo desde el mundo exterior en primer término por
las pulsiones de autoconservación. La indiferencia se subordina al odio, a la aversión, como un caso
especial, después de haber emergido, al comienzo, como su precursora. Lo exterior, el objeto, lo
odiado, habrían sido idénticos al principio. Y si más tarde el objeto se revela como fuente de placer,
entonces es amado, pero también incorporado al yo, de suerte que para el yo-placer purificado el objeto
coincide nuevamente con lo ajeno y lo odiado.
El par de opuestos amor-indiferencia refleja la polaridad yo-mundo exterior, la segunda
oposición, amor-odio, reproduce la polaridad placer-displacer, enlazada con la primera. Luego
que la etapa puramente narcisista es revelada por la etapa del objeto, placer y displacer
significan relaciones del yo con el objeto. Cuando el objeto es fuente de sensaciones
placenteras, se establece una tendencia motriz que quiere acercarlo al yo, incorporarlo a él; una
atracción que ejerce el objeto dispensador de placer y decimos que “amamos” al objeto.
A la inversa, cuando el objeto es fuente de sensaciones de displacer, una tendencia se afana en
aumentar la distancia entre él y el yo, en repetir con relación a él el intento originario de huida
frente al mundo exterior emisor de estímulos. Sentimos la “repulsión” del objeto, y lo odiamos;
este odio puede después acrecentarse convirtiéndose en la inclinación a agredir al objeto, con el
propósito de aniquilarlo.
Los destinos de pulsión consisten, en lo esencial, en que las mociones pulsionales son
sometidas a las influencias de las tres grandes polaridades que gobiernan la vida anímica. De
estas tres polaridades, la que media entre actividad y pasividad puede definirse como la
biológica; la que media entre yo y mundo exterior, como la real; y por último, la de placer-
displacer, como la económica.
Si una represión no consigue impedir que nazcan sensaciones de displacer o de angustia, ello indica que la represión ha
FRACASADO, aunque haya alcanzado su meta en el otro componente, la representación
Un motivo Los enfermos propuestos por Freud para designar “parafrénicos” muestran dos rasgos
acuciante para fundamentales de carácter: el delirio de grandeza y el extrañamiento de su interés respecto
considerar la del mundo exterior (personas y cosas). Esta última alteración los hace inmunes al psicoanálisis,
imagen de un los vuelve incurables para sus empeños. Éstos parecen haber retirado realmente su libido de
narcisismo las personas y cosas del mundo exterior, pero sin sustituirlas por otras en su fantasía. Cuando
primario y normal esto último ocurre, parece ser algo secundario y corresponder a un intento de curación que
surgió s raíz del quiere reconducir la libido al objeto.
intento de incluir También el neurótico obsesivo y el histérico han resignado –hasta donde los afecta su
bajo la premisa de enfermedad- el vínculo con la realidad. Pero en modo alguno han cancelado el vínculo erótico
la teoría de la con personas y cosas; Aún lo conservan en la fantasía. Es decir, que han sustituido los objetos
libido el cuadro de reales por objetos imaginarios de su recuerdo o los han mezclado con estos, por un lado; y por
la demencia el otro, han renunciado a emprender las acciones motrices que les permitirían conseguir sus
praecox o fines en esos objetos. Introversión de la libido.
esquizofrenia.
¿Cuál es el
Una originaria investidura libidinal del Yo, cedida después a los objetos, pero
considerada en su fondo, ella persiste, y es a las investiduras de objeto que emite.
Esta pieza de colocación libidinal no podía sino ocultarse al principio de la
investigación, cuyo punto de partida fueron los síntomas neuróticos. Las
emanaciones de esta libido, las investiduras de objeto, que pueden ser emitidas y
retiradas de nuevo, fueron las únicas que saltaron a la vista. Las investiduras NO
pueden desprenderse de donde vienen.
Se ve a su vez una oposición entre libido yoica y libido de objeto. Cuando más
gasta una, tanto más se empobrece la otra. Respecto de la diferenciación de las
energías psíquicas, al principio están juntas en el estado de narcisismo y son
indiscernibles para el análisis grueso, y sólo con la investidura de objeto se vuelve
posible diferenciar una energía sexual, la libido, de una energía de las pulsiones
yoicas
¿Qué relación guarda el narcisismo con el autoerotismo? Es un supuesto necesario que no
esté presente desde el comienzo en el individuo una unidad comparable al yo; el yo tiene que
ser desarrollado. Las pulsiones autoeróticas son iniciales, primordiales; por lo tanto, algo tiene
que agregarse al autoerotismo, una nueva acción psíquica, para que el narcisismo se
constituya.
Ésta nueva acción psíquica que da lugar al narcisismo es la IDENTIFICACIÓN. Ésta corre
por la vía del ser. El sujeto se identifica a partir de otro, ES a partir de esta identificación con
otro. El Yo se constituye a partir de que el niño se identifica con una totalidad
NARCISISMO 1rio.
IDENTIFICACIÓN.
AUTOEROTISMO. (Ocurre para dar (Primer investimento libidinal del Yo.)
(Aquí es puro Ello, lugar a la
hasta que se conformación del
constituya el Yo) Yo).
NARCISISMO PRIMARIO: estado precoz en el que el niño catectiza toda su libido sobre si
mismo. Primer narcisismo del niño, que se toma a si mismo como objeto de amor antes de
elegir objetos exteriores. Tal estado correspondería a la creencia del niño en la omnipotencia
de sus pensamientos. Esta fase se localiza entre la del autoerotismo primitivo y la del amor de
objeto
NARCISISMO SECUNDARIO: ha aparecido haciendo refluir de nuevo las catexias de objeto,
como un estado secundario construido sobre la base de un narcisismo primario que ha sido
empañado por múltiples influencias. Éste narcisismo no designa únicamente ciertos estados
extremos de regresión;- constituye también una estructura permanente del sujeto. Designa una
vuelta sobre el yo de la libido, retirada de sus catexis objétales.
El individuo lleva realmente una existencia doble , en cuanto es fin para sí mismo y
En 2do lugar, eslabón dentro de una cadena de la cual es tributario contra su voluntad o, al menos, sin
consideracio que medie esta. Él tiene a la sexualidad por uno de sus propósitos, mientras que otra
nes consideración lo muestra como mero apéndice de su plasma germinal, a cuya
biológicas disposición pone sus fuerzas a cambio de un premio de placer. La separación de las
abogan a su
pulsiones sexuales respecto de las yoicas no haría sino reflejar esta función doble del
favor,
individuo.
En 3er lugar,
Todas nuestras
provisionalidad
es psicológicas
deben
asentarse
alguna vez en
Es probable, que sean materiales y procesos químicos particulares los que ejerzan
los efectos de la sexualidad y han de intermediarios en la prosecución de la vida
individual en la vida de la especie.
A partir de esto puede decirse que la hipótesis de unas pulsiones sexuales y yoicas
separadas, y por lo tanto la teoría de la libido, descansa mínimamente en bases
psicológicas, y en lo esencial tiene apoyo biológico.
La introducción del concepto de narcisismo, en principio para Freud la oposición entre pulsiones
sexuales o pulsiones del yo, introduce en ella una distinción suplementaria: las pulsiones sexuales
pueden cargar su energía sobre un objeto exterior (libido objetal) o yo (libido del yo o libido
narcisista). La energía de las pulsiones del Yo no libido sino interés.
Entonces se dice que el hombre tiene dos objetos sexuales originarios: él mismo y la
mujer que lo crió, se presupone entonces en todo ser humano el narcisismo primario que,
eventualmente, puede expresarse de manera dominante en su elección de objeto.
*El pleno amor de objeto según el tipo del apuntalamiento es en verdad característico del
hombre. Exhibe una llamativa sobrestimación sexual que sin duda proviene del narcisismo
originario del niño y, así, corresponde a la transferencia de ese narcisismo sobre el objeto sexual.
Tal sobrestimación sexual da lugar a la génesis del enamoramiento, se reduce a un
empobrecimiento libidinal del yo en beneficio del objeto.
*Diversa es la forma que presenta el desarrollo en el tipo más frecuente, y con probabilidades
más puras y más genuinas, de la mujer. Con el desarrollo puberal, por la conformación de los
órganos sexuales femeninos hasta entonces latentes, parece sobrevenirle un acrecimiento del
narcisismo originario; ese aumento es desfavorable a la constitución de un objeto de amor en
toda la regla, dotado de sobrestimación sexual. Su necesidad no se sacia amando, sino siendo
amadas, y se prendan del hombre que les colma esa necesidad.
En efecto, el narcisismo de una persona despliega gran atracción sobre aquellas que han
desistido de la dimensión plena de su narcisismo propio y andan en requerimiento del amor de
objeto.
El gran atractivo de la mujer narcisista no le falta su reverso; buena parte de la insatisfacción del
hombre enamorado, la duda sobre el amor de la mujer, el lamentarse por los enigmas de su
naturaleza, tienen su raíz en esta incongruencia entre los dos tipos de la elección de objeto.
- Aún para las mujeres narcisistas, las que parecen frías hacia el hombre, hay un camino que lleva
al pleno amor de objeto. En el hijo que dan a luz se les enfrenta una parte de su cuerpo propio
como un objeto extraño al que ahora pueden brindar, desde el narcisismo, el pleno amor de
objeto. Y todavía hay otras que no necesitan esperar el hijo para dar ese paso en el desarrollo
desde el narcisismo secundario hasta el amor de objeto. Antes de la pubertad se han sentido
varones y durante un tramo se desarrollaron como tales; y después que esa aspiración quedo
interrumpida por la maduración de la feminidad, les resta la capacidad de ansiar un ideal
masculino que es en verdad la continuación del ser varonil que una vez fueron.
Sucinto panorama de los caminos para la elección de objeto: se ama
a. A la mujer nutricia.
b. Al hombre protector.
El ideal sexual puede entrar en una interesante relación auxiliar con el ideal del yo.
Donde la satisfacción narcisista tropieza con impedimentos reales, el ideal sexual puede
ser usado como satisfacción sustitutiva. Entonces, se ama siguiendo el tipo de la
elección narcisista de objeto, lo que uno fue y ha perdido, o lo que posee los méritos
que uno no tiene. Se ama a lo que posee el mérito que falta al yo para alcanzar el ideal.
La vida anímica del paciente histérico rebosa de estos pensamientos (ideas) eficientes, pero
inconscientes; de ellos provienen todos los síntomas. Es de hecho el carácter más llamativo de la
mente histérica el estar gobernada por representaciones inconscientes.
El mismo predominio de ideas inconscientes eficientes es revelado por el análisis como lo esencial
en la psicología de todas las otras formas de neurosis.
A partir del análisis de fenómenos neuróticos se sabe que un pensamiento latente o inconsciente no
necesariamente es débil, y que su presencia en la vida anímica admite pruebas indirectas de la mayor
fuerza, equivalentes casi a la prueba directa brindada por la conciencia.
Hay ciertos pensamientos latentes que no penetran en la consciencia por intensos que sean. Se
llamara entonces pre conscientes a los pensamientos latentes del primer grupo, mientras que se
denominara inconsciente para el segundo grupo.
El termino inconsciente no solo designa pensamientos latentes en general, sino, en particular,
pensamientos con un cierto carácter dinámico, a saber, aquellos que a pesar de su intensidad y su
acción eficiente se mantienen alejados de la consciencia.
Entonces, encontramos un preconsciente eficiente, que sin dificultad pasa a la conciencia, y un
inconsciente eficiente, que permanece inconsciente y parece estar cortado de la consciencia.
Al producto de lo inconsciente eficaz en modo alguno le es imposible penetrar en la consciencia,
más para ello es necesario cierto gasto de esfuerzo. Si se intenta, se reibe el nítido sentimiento de
una defensa que tiene que ser dominada; y si se lo provoca en un paciente, se recibe los mas
inequívocos indicios de lo que se denomina resistencia a ello. Entonces, el pensamiento
inconsciente es excluido de la consciencia por unas fuerzas vivas que se contraponen a su
aceptación, mientras que no estorban a otros pensamientos, los preconscientes.
*El rechazo de pensamientos inconscientes es provocado meramente por las tendencias
corporizadas en su contenido.
Lo inconsciente es una fase regular e inevitable en los procesos que fundan nuestra actividad
psíquica; todo acto psíquico comienza como inconsciente, y puede permanecer como tal o bien
avanzar desarrollándose hasta la conciencia, según que tropiece o no con una resistencia. El
destingo entre actividad consciente e inconsciente no es primario, sino que solo se establece
después que ha entrado en juego la defensa. Solo entonces cobra valor, tanto teorico como
practico el destingo entre unos pensamientos preconscientes que aparecen en la conciencia y
pueden regresar a ella en cualquier momento, y unos pensamientos inconscientes que lo
tienen prohibido.
Los procesos del sistema Icc son atemporales, es decir, no están ordenados con arreglo al tiempo, no
se modifican por el transcurso de este ni, en general, tienen relación alguna con él. También la relación
con el tiempo se sigue del trabajo del sistema Cc
Tampoco conocen los procesos Icc un miramiento por la realidad. Están sometidos al principio de
placer; su destino sólo depende de la fuerza que poseen y de que cumplan los requisitos de la
regulación de placer-displacer.
Entonces: ausencia de contradicción, proceso primario (movilidad de la investiduras), carácter
atemporal y sustitución de la realidad exterior por la psíquica, he ahí los rasgos cuya presencia estamos
autorizados a esperar en procesos pertenecientes al sistema Icc
Los procesos Icc sólo se vuelven cognoscibles para nosotros bajo las condiciones del soñar y de las
neurosis, es decir, cuando procesos del sistema Prcc, más alto, son trasladados hacia atrás, a un
estadio anterior, por obra de un rebajamiento (regresión).
Solo se vería a plena luz el significado cabal de los rasgos descriptos del sistema Icc si se les
contrapusiera y comparar con estos las propiedades del sistema Prcc.
Los procesos del sistema Prcc exhiben –con independencia de que sean ya Cc o sólo susceptibles de
conciencia- una inhibición de la proclividad a la descarga, característica de las representaciones
investidas. Cuando el proceso traspasa de una representación a otra, la primera retiene una parte de su
investidura y solo una pequeña proporción experimenta el desplazamiento. Desplazamiento y
condensación como los del proceso primario están excluidos o son muy limitados
Al sistema Prcc compete además el establecimiento de una capacidad de comercio entre los
contenidos de las representaciones, de suerte que puedan influirse unas a otras, el ordenamiento
temporal de ellas, la introducción de una censura o de varias, el examen de realidad y el principio de
realidad. También la memoria conciente parece depender por completo del Prcc, ha de separársela de
manera tajante de las huellas mnémicas en que se fijan las vivencias del Icc..