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Draco Malfoy y el misterio de la lagrima de la sirena

Posted originally on the Archive of Our Own at http://archiveofourown.org/works/48253927.

Rating: Teen And Up Audiences


Archive Warning: Graphic Depictions Of Violence, Major Character Death
Category: F/M, M/M
Fandom: Harry Potter - J. K. Rowling
Relationship: Draco Malfoy/Harry Potter, Lucius Malfoy/Narcissa Black Malfoy,
Andromeda Black Tonks/Ted Tonks, Cho Chang/Cedric Diggory,
Anthony Goldstein/Padma Patil, Michael Corner/Original Female
Character(s), Sirius Black & Remus Lupin, Hermione Granger & Viktor
Krum
Character: Draco Malfoy, Anthony Goldstein, Padma Patil, Michael Corner, Terry
Boot, Luna Lovegood, Harry Potter, Narcissa Black Malfoy, Lucius
Malfoy, Sirius Black, Hermione Granger, Ron Weasley, Remus Lupin,
Albus Dumbledore, Andromeda Black Tonks, Cedric Diggory, Ted
Tonks, Nymphadora Tonks, Blaise Zabini, Pansy Parkinson, Theodore
Nott, Viktor Krum, Fleur Delacour, Tom Riddle | Voldemort, Peter
Pettigrew, Barty Crouch Jr., Original Female Character(s), Ginny
Weasley, Fred Weasley, George Weasley, Charlie Weasley
Additional Tags: Hogwarts Fourth Year, Canon Rewrite, POV Draco Malfoy, Good Draco
Malfoy, Draco Malfoy & Harry Potter Friendship, Bisexual Draco Malfoy,
Harry Potter is Obsessed with Draco Malfoy, Character Death,
Canonical Character Death, Draco Malfoy/Harry Potter Fluff, Orion
Blake mistery, Good Black Family (Harry Potter), Fluff, Draco Malfoy is
Bad at Feelings, Draco Malfoy Speaks French, Draco Malfoy Being an
Asshole, Draco Malfoy Needs a Hug, Ravenclaw Draco Malfoy,
Hurt/Comfort, Alternate Universe - Canon Divergence, Violence,
Alcohol, Ravenclaw anual games, Isekai, Powerful Draco Malfoy, Draco
Malfoy is a Little Shit, Sirius Black & Draco Malfoy Friendship, Draco
Malfoy is obsessed with Orion Blake, Reincarnation, Severus Snape is
Draco Malfoy's Godparent, Draco Malfoy and Anthony Goldstein
friendship, Draco Malfoy & Blaise Zabini Friendship, Draco loves
dragons, Protective Draco Malfoy, Luna Lovegood & Draco Malfoy
Friendship
Language: Español
Series: Part 4 of Saga de Draco Malfoy y el misterio de Orion Blake
Stats: Published: 2023-06-30 Completed: 2023-08-15 Words: 180,674
Chapters: 16/16

Draco Malfoy y el misterio de la lagrima de la sirena


by Luka_sama

Summary

Luego de un tercer año donde Draco se involucra más de lo que debería y termina ayudando
a su familia prófuga de la justicia una vez removido a ser un hombre casi libre, Draco
decide que comenzara a jugar un papel más activo en la historia, esperando poder evitar que
su ahora amigo Harry Potter participe en el torneo de los 3 magos.
Otra nueva pista es rebelada por parte de Sirius, una que podría llevarlo a descubrir el
misterio de quien es Esmeralda Black y que relación tiene con el misterioso mago oscuro
Orion Blake; Draco le gustaría poder encontrar la respuesta a sus problemas actuales.

Pero las cosas nunca han salido como quiere y la relación con su familia es más tensa que
nunca.

El torneo de los 3 magos puede ser la única forma en que Draco Malfoy, descubra parte del
secreto detrás del misterioso libro que ha conseguido en su primer año.

Correciones a cargo de Harley_Black.

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Notes

See the end of the work for notes


Capítulo 1: Maui

Entonces estamos aquí nuevamente, esta vez vamos a iniciar el cuarto año de nuestro querido
rubio rencarnado.

En el tercer año sucedieron muchas cosas que se alejó totalmente del canon al final de la historia,
la más destacada es que el Horrocrux del relicario de Salazar Slytherin fue destruido, cambiando
la historia como la conocemos.

También descubrimos que Orion Blake fue el maestro de Salazar Slytherin y en los interludios
conocimos por fin la profecía que gira entorno a Draco Malfoy, pero este por el momento no sabe
ni de su existencia.

Este año vendrán muchos otros cambios y algunos personajes que hemos visto de años anteriores.

Draco Malfoy y el misterio de la lagrima de la sirena.

Capítulo 1: Maui

Charlie Weasley ama los dragones, está seguro que cada que habla con alguien, la palabra dragón
sale al menos una vez de su boca; la mayoría crece acostumbrado y ahora que Charlie trabaja con
dragones, puede decir que gran parte de su vida está realizada. Su familia tal vez no lo comprenda
del todo, su madre no había estado emocionada por su elección de carrera, pero otros como Bill y
su padre lo apoyaron sin dudarlo. Entonces ahora está viviendo una vida plena, feliz, emocionante
y con pocas visitas al hospital del recinto cuando un dragón se portaba un poco más violento que de
costumbre.

Había tenido algunos inconvenientes con sus documentos el año pasado, pero ahora que todo
estaba resuelto, Charlie pensó que sería bonito volver a casa para los mundiales.

Estaba en Londres antes de que pudiera controlarse, si bien sus padres lo esperaban para el día de
los mundiales, Charlie quería disfrutar un poco de libertad. Quedó con Nymphadora para salir a
tomar un rato, riendo cuando no bien puestos al día, la chica que era su mejor amiga lo dejó
totalmente solo por irse con una mujer de aspecto encantador que claramente estaba interesado en
su amiga.

Vaya traidora.

No es que Charlie no se fuera en las siguientes horas a pasar un buen rato con uno de los chicos del
bar, usualmente Charlie no sentía mucho sus necesidades básicas en la reserva; pero en Londres,
con libertad y sin ataduras, era bueno sentir un poco de libertad y el calor que un cuerpo humano
puede proporcionarte. Despertar la mañana siguiente en la residencia de un desconocido con un
ligero dolor de cabeza, bueno, eso ya era algo de lo cual había perdido el ritmo y por eso decidió
irse antes que tuvieran una mañana incómoda.

Necesitaba una pocion, pero el callejón Diagon delataría a su madre que había mentido para estar
sólo por su cuenta, así que prefirió entrar a una cafetería muggle; nada como un café negro para el
dolor de cabeza.

Estaba un poco abarrotada esa mañana, pero Charlie logró obtener el café y sentarse en el parque
cercano, esperando que Nymphadora apareciera en algún momento; siempre quedaban al día
siguiente y prefería ir a la casa de su amiga, o, mejor dicho, su departamento para descansar un
poco.

Londres muggle era ruidoso, pero era reconfortante, la reserva de dragones también era bastante
ruidosa por las mañanas.

Ya los extrañaba.

—Por el amor a Merlín Draco, deja de alimentar animales callejeros; Theo tenía razón al quejarse
de ti— gruñó una voz a su derecha, provocando que Charlie volteara a ver curioso el incidente.

Además del nombre.

Era un nombre particular que lo confundió inicialmente con el nombre de los dragones.

Tiene un sensor sobre información de dragones, voltea a ver en automático siempre que está fuera
de la reserva.

—Blaise cariño, es un pequeño gatito perdido, no pienso dejarlo aquí solo— dijo la voz de un niño
que le sonó familiar, tal vez no tan niño.

Charlie tardó un poco en enfocar al adolescente, su cabello es rubio casi platino y sus ojos grises
hacen que sus ojos se abran con sorpresa; no toma más de un segundo recordar al niño que el año
pasado se había topado con él en el callejón Diagon, luciendo como sí hubiera sido atrapado como
su hermano menor Ron en una jugarreta.

Usualmente no conocía a muchas personas nuevas por su trabajo, siempre en la reserva rodeado de
dragones, al menos que se fuera algún bar con amigos; por eso las personas solían generarle una
clara impresión. Este niño en cambio había crecido algunas pulgadas, lucia bastante delicado en
algunos aspectos y en otros como su mirada parecía bastante decidido.

Entre sus manos había un pequeño gatito negro que acunaba en su pecho.

El otro adolescente, moreno y con un porte incluso más aristocrático de ser posible, parecía lucir
claramente incómodo por la situación.

—Draco tienes un problema serio con las criaturas vivientes, no tenemos mucho tiempo en este
mundo muggle y me prometiste ir a ver una película; fuera lo que sea eso— debe ser mago por la
forma en que habla, el otro niño es sin duda un mago.

No había otro motivo por el que apareció aquella noche en el callejón Diagon.

Era un chico misterioso.

Charlie lo ve con interés, si su nombre era “Draco” solamente significaba que sería un chico
interesante, nadie puede tener el nombre como un dragón sin tener algo relevante que aportar a su
vida. Usualmente Charlie no era de las personas que dan este primer paso si puede evitarlo, pero
cuando se puso de pie y caminó hacia los dos adolescentes, sus ojos brillaron con emoción cuando
el niño rubio volteó a verlo.

La chispa de reconocimiento en su rostro.

—Hola— saluda de forma jovial, provocando que el otro niño rápidamente salte luciendo a la
defensiva, en cambio el niño rubio lo ve con rostro pétreo casi examinándolo.

Espera que recuerde que le ayudó, no es que quiera un favor a cambio, Charlie no ayudaba por eso;
pero el rostro de este era claramente incómodo.

No era su idea.

Solamente se vio curioso al respecto y Charlie era terrible cuando algo le da curiosidad. Recordó
sus aventuras con William en Hogwarts, el hermano menor de Jacob y se preguntó sí estaría
divirtiéndose sobre él ahora; este quien estaba ahora en Estados Unidos, no había podido venir
para lo que sería el mundial y le dio un poco de lástima a Charlie no ver a un viejo amigo.

Pero podría culparlo de su curiosidad, este la inculcó bien en sus años de Hogwarts.

—Eres tú— responde el niño llamado Draco, sin mucha cordialidad o modales; el chico de piel
morena lo voltea a ver mal, pero este sólo se encoge de hombros —es un… conocido, me ayudó el
año pasado— responde a la pregunta en los ojos del chico moreno y Charlie solamente bufa por
debajo.

No fue técnicamente ayuda, fue más que todo ayudarlo a escapar, baja la vista para ver al pequeño
gatito que estaba dormido entre el cuerpo del niño, quien lo protege contra su cuerpo y le da una
mirada desafiante a quitárselo.

Levanta sus manos en busca de calmarlo.

—No pensaba hacer nada chico, solamente estaba viendo al gato— el pequeño gato volteó a verlo
con grandes ojos verdes que eran encantadores, no era un dragón, pero Charlie había aprendido a
admirar la belleza de los seres vivos —tal vez podría ayudarte con el gato, mi amiga no vive tan
lejos, podríamos buscarle un nuevo hogar… dudo que sus padres magos acepten que lleguen con
un animal a casa— Blaise se vuelve tenso de inmediato, pero Draco lo ve poco impresionado.

Tiene una vena dura.

A Charlie le agrada eso.

—Realmente no es necesario— una mirada de Blaise hace que el niño gimotee —bueno tal vez es
necesario, sólo porque mis padres no aceptarán otro animal luego de la serpiente Salazar— susurra
Draco muy en contra.

Levanta una ceja a eso.

—¿Salazar?

—Era un buen nombre para la serpiente, estaba perdida en nuestro patio, además Harry no estaba
ahí para hablarle con su lengua extraña parsel

—Draco, por favor, deja al desconocido ayudarnos y vámonos o le diré a Pansy que olvidaste
felicitarla por su recital; ambos sabemos que Theo te ayudó

—Bien y no es un desconocido en realidad— el niño parece recio a dejar al pequeño gato en las
manos de Charlie, que se pregunta como pasó de tener sexo con un desconocido a ayudar a unos
chicos que probablemente serían de sangre pura.

Se encoge de hombros confundido, agradecido por el ronroneo del pequeño gatito, que parece
agradecido por la ayuda.

—Su nombre es Charlie y este gato se llama Argo— acepta Draco con ojos brillantes de emoción,
que genera un momento de silencio entre los presentes.
Charlie agradece que recuerde su nombre, pero el horrible nombre para el pobre gato en sus
manos, hace que dude un poco sobre la situación. Blaise simplemente se restriega la cabeza
cansado, antes de comenzar arrastrar a Draco lejos de ahí; el niño saluda y con un movimiento en
sus manos pide silencio.

Probablemente no deberían estar aquí.

Probablemente se escaparon.

Ese chico realmente tiene malas costumbres.

Volteó a ver al gato en sus manos, antes de encogerse de hombros y caminar al departamento de
Nymphadora, quien por suerte al llegar no tiene a la chica en ese lugar; en cambio Nymphadora ve
incrédula al gato en sus manos y lo ve pidiéndole explicaciones.

Charlie sinceramente no sabe que decirle y solo sonríe.

—Creo que ahora tienes un gato

Diarios durante las vacaciones

Padma: Quiero comentarles con mucha pena, que de ahora en adelante asesinaré al próximo que
haga una burla por mi cabello.

Anthony: Te dije que intentar el hechizo de corte no era una buena idea.

Draco: Padma tesoro, te veras hermosa incluso con el cabello sobre los hombros.

Luna: ¿Debería cortarme el pelo? Así haríamos una pareja.

Terry: Estuve estudiando el hechizo de desarme, Michael salió volando cuando vino de visita.

Michael: En mi defensa tu vecina estaba buena.

Padma: Asqueroso.

Anthony: Creo que traduje un poco de una parte del libro de Orion, no estoy seguro, pero hablaba
sobre sirenas o algo como eso.

Draco: Yo la traduje la semana pasada, noob.


Luna: ¿Que es Noob?

Terry : ¿Por qué no la pasaste antes?

Michael: Draco y Anthony estaban apostando por quien lo traducía primero.

Padma: ¿Qué es noob?

Anthony: ¿Cómo Draco sabe sobre ese término?

Draco: :D

Luna: ¿Qué significa eso?

Terry: Estoy confundido.

Michael: ¿Draco donde aprendiste hacer caritas felices?

Padma: ¿Eso es una carita feliz?

Anthony: Draco maldición, explícate ahora.

Draco : D:

Luna: Mi padre me acaba de regalas un collar que cuando alguien se acerca muerde, es asombroso.

Terry: ¿Deberíamos estar preocupados?

Draco: Claro que no, así nadie se acerca a Luna, es la mejor protección para chicos que existe.

Luna: Usualmente nadie se acerca, solo ustedes, porque son mis amigos.

Padma: Luna es tierna, tanto que duele.

Anthony: x2

Draco: x3

Luna: ¿Qué significa eso?

Terry: Es algo que Draco inventó la semana pasada, dice que es como si opinara lo mismo, aunque
no entiendo porque con un símbolo de multiplicación.

Michael: x5

Padma: Creo que debías seguir la cadena Michael.

Michael: Maldición nadie usó el 4 D:

.
.

Padma: ¿Han notado que Draco últimamente parece saber mucho sobre muggles?

Anthony: ¿Hasta ahora lo notaste? ha sido así desde primer año.

Draco: Michael tiene novia.

Luna: Draco siempre ha sido extraño, pero no entiendo eso de que Michael tiene novia.

Terry: Escuché también sobre eso, una de sus vecinas, pobre chica.

Michael: Malditos traidores, sabía que cuando hicimos esa llamada por Flu me iba a morder el
culo.

Padma: ¿Alguien quiere salir con Michael?

Anthony: ¿La besaste?

Draco: Michael estaba contándole a Terry como se besó con la niña, aunque no con lengua, porque
no sabe cómo; ya te dije Michael practica con una manzana.

Luna : :D

Terry: ¿Cuántas personas has besado Draco?

Michael : …

Padma : …

Anthony : …

Draco : ¿Quieres una clase Terry? :*

Luna : Un nuevo emoji.

Terry : Que alguien me pase un cubo para vomitar.

Michael: Mi novia me terminó, fue una hermosa semana juntos.

Padma: Nadie podría ser tan ciego.

Anthony: Ohh Michael podemos ir a la casa de Terry para superar la ruptura.

Draco: Los odio, yo estoy castigado y no puedo salir con ustedes, solamente por ayudar a mi tío
exconvicto a salir libre de la cárcel.

Luna: Pobre Draco, espero poder verte para los mundiales.

Terry: ¿Qué clase de castigo te deja ir a ver los mundiales de quidditch?


Michael: ¿Alguien me presta atención?

Padma: ¿No fuiste a Francia con Pansy? ella me escribió una carta al respecto.

Anthony: No sabía que ahora eras amiga de Pansy Parkinson.

Draco: Bueno el castigo de mi padre es no poder verlos a ustedes, incluso salí varias veces con
Blaise por la ciudad, Theo suele quedarse en casa en ocasiones y Pansy literalmente vive como sí
fuera mi otro riñón; les envié a todos regalos que compré de Francia, los mejores chocolates del
mundo.

Luna: Los Slytherin no son tan malos, Pansy me envió una carta también, Blaise me preguntó algo
y Theo parece obsesionado con Draco.

Terry: A pesar de que se odian, Potter y Nott tienen mucho en común.

Michael: Los odio, este era mi momento.

Draco: Te envié el doble chocolates por tu ruptura Michael.

Michael : :*

Draco se siente muy cansado, su idea al nacer en este mundo de una vida tranquila y lejos de
cualquier mago tenebroso, se ha ido por el retrete con solo tres años de Hogwarts; debe ser un reto
para cualquiera, menos para Harry… pero el niño ya es una excepción a la regla. Draco Lucius
Malfoy era un niño tranquilo, desde que reencarnó en este mundo de magia, con sus recuerdos de
su vida pasada, había querido una vida tranquila; pero eso era todo lo que no pudo obtener. Desde
ser sorteado en Ravenclaw a diferencia de la historia que conocía, hasta luchar con un basilisco y
además de ser poseído por un horrocrux.

Su vida no iba tan tranquila como pensaba.

Le gustaba pensar que todo podría mejorar, pero las repercusiones de sus acciones ya comenzaban
a seguirlo; era incapaz de dormir sin pesadillas por más de dos días seguidos, tenía este problema
con estar paranoico con qué hora del día era… y qué día era. Luego de que en su tercer año tuviera
periodos demasiado blancos durante tres meses, donde no era consciente de lo que hizo.

Bueno, nadie puede quedar exactamente normal después de eso.

Hay un calendario que siempre lleva sobre él, donde se asegura de marcar cada día y esperando
que nunca vuelva a tener una neblina.

Las vacaciones solo provocan que extrañe muchísimo a sus amigos en Hogwarts, especialmente a
Harry y Luna, que usualmente estarían ahí sin parecer preocupados cuando preguntara muchas
veces en el día la hora en que se encontraban; con sus otros amigos Ravenclaw, las cosas estaban
mejorando luego de que al estar siendo poseído dijera cosas para dañarlos.

Su amistad sería más fuerte cuando todo quedara atrás, aunque iban por buen camino, excepto por
Terry que demuestra un poco de frialdad en sus cartas; por suerte en los diarios puede hablar con
todos, eso lo hace sentir aun único a algo y es lo que necesita para no entrar en el vacío en su
interior.

Desde su segundo año ha cambiado las cosas, pero definitivamente el tercer año debió ser un punto
de quiebre; de ahora en adelante Draco se cuestiona que tan correcto fueron sus pensamientos.

Sus acciones.

¿Es correcto que haga lo que hizo?

No lo sabe.

Pero a diferencia de años pasados, este año tiene la idea y plan de alejar de Harry Potter del torneo
de los tres magos; principalmente porque la historia ya había cambiado en muchos puntos y no le
molesta hacer cambios drásticos, secundariamente porque Harry es su amigo y no quiere verlo
herido. En las películas todo había sido brutal cuando lo vio en su primera vida, un niño pequeño
con familia abusadora, que llega al colegio de ensueños de cualquier persona no mágica para pasar
los siguientes años entrenándose para ser el que derrote al señor oscuro.

Los primeros dos años no pudo cambiar mucho, pero en el tercero Draco había ayudado a hacer
que Sirius Black su tío, estuviera técnicamente en libertad.

De hecho, en este momento, se estaba celebrando un juicio en Londres mágico para determinar si
era o no inocente; motivo por el cual su madre esa mañana lo había despertado temprano, alegando
que tenían que ir a un viaje. Draco apenas y tuvo tiempo de procesar todo, antes que fueran viajado
al ministerio para tomar un traslador directo a Hawái.

Fue una locura, pero no era la primera vez que iban a la isla Maui. Todo estaba rodeado de
muggles y solamente algunos viejos nativos de Hawái eran verdaderamente magos, pero la familia
Black había tenido una residencia en esta isla que había sido heredada por su madre cuando
contrajo matrimonio con su padre; Narcisa siempre decía que cuando fuera mayor de edad este
sería su regalo.

En su primera vida como Orion Blake nunca pudo ir a la playa, así que cuando aprendió a hablar
como Draco Malfoy y solicitó ir a la playa; este fue el primer lugar que conoció. La pequeña villa
alejada por amuletos mágicos para que ningún muggle o extraño se acercara, hizo que Draco se
sintiera un poco confundido ese día; su madre no hizo preguntas mientras desempacaba las maletas
que ya había tenido lista.

Fue planeado.

Draco no se opuso totalmente a la idea, le gustaba este lugar, era apartado de todo el mundo y
realmente se siente cómodo aquí; mucho más que en la mansión Malfoy.

Respecto a su padre.

Es complicado.

Draco había estado levemente preocupado por la reacción de su padre con sus amigos por sus notas
de tercer año, no era muy alentador el pensar sobre él, pero no quería que involucrara a sus amigos;
para sorpresa del adolescente su padre lo había ignorado olímpicamente desde su regreso como sí
no existiera, parecía siempre tener una mente pensativa y alejada de su lugar, trabajando hasta altas
horas de la noche fuera de casa.

No le gustó esa reacción, especialmente conociendo que, si no jugaba bien sus cartas, este año
podría terminar mal para todos.
Especialmente su familia.

No quería pensar en un loco psicópata en su casa o sus padres apoyándolo, su vida entera fue
pensar en cualquier cosa para evitarlo; pero a menos de un año de que la peor desgracia pudiera
ocurrir, Draco no estaba seguro si estaba preparado para ella.

Con suerte alejar a Harry del torneo de los tres magos ralentice todo, pero no puede dar fe de eso.

Al igual que el año pasado, Draco se siente aterrorizado de esta situación, casi al mismo nivel
cuando pensó que iba a morir; quiere hacer las cosas bien y que todos sus seres queridos no salgan
lastimados, pero eso es muy inocente. Especialmente al descubrir que hay una posibilidad que la
búsqueda sobre Orion Blake, un mago tenebroso que pareció haber escrito un libro mágico del cual
Draco estaba obsesionado, fuera una búsqueda maldita.

Draco tenía muchas cosas sobre sus hombros actualmente y no sabe por cual iniciar, por eso este
viaje a la plata es tan bien recibido. Las últimas semanas ha estado viajando solamente donde sus
amigos Slytherin, puede que su padre estuviera ignorándolo (lo cual dolía más de lo que quiere
demostrar) pero no quería tentar su suerte; para su alegría Blaise y Pansy habían estado dispuestos
acompañarlo al mundo muggle.

Pansy al inicio no, pero solo tuvo que endulzarla y enseñarle las ventajas de un centro comercial,
para que ella terminara encantada.

La niña odia a los muggles porque eso le enseñaron sus padres, pero es fanática de las compras y
un centro comercial es mil veces mejor que el callejón Diagon.

Pensaría que luego del trauma en el lago odiaría cualquier liquido a un metro de distancia, pero esta
playa era especial; desde que fue niño y varias criaturas mágicas parecieron odiarlo, su madre había
contratado magos para que todo el terreno a su disposición tuviera tunas que mantuviera alejadas a
dichas criaturas. Draco siempre había pensado que este lugar era una buena forma de escapar del
mundo real, de irse de las preocupaciones y generalmente tenía los mejores recuerdos de su familia
aquí.

Ahora se siente algo vacío, su padre no ha venido aquí, Draco se pregunta sí está presenciando el
juicio de su primo y votando para que vuelva a ser encarcelado.

Le gustaría traer a sus amigos aquí, seguramente Luna y Padma amarían este lugar tan tropical,
puede que Terry no le gustara salir tanto, pero puede imaginarse saliendo a jugar algo con Anthony
o Michael; Sirus sin duda disfrutaría un poco de la tranquilidad, Dora disfrutaría hacer caos en el
mar, sus queridos Slytherin ya han visitado muchos lugares como este y no se sorprenderían.

¿Le gustaría a Harry?

Esperaba que sí.

—Draco— la llamada de su madre lo distrae un momento, voltea a verla y sonríe de forma


inconsciente.

Su madre tiene ropas tropicales, de la más alta gama que podría hacerle cualquier diseñador,
pareciendo un poco muggle si le preguntan; aunque jamás admitiéndolo en voz alta. Draco apenas
tiene un pantalón de tela y una camisa bastante floja debido al calor tropical, agradeciendo que su
madre no hiciera ningún comentario por sus cicatrices como haría su padre.

Hay 3 conjuntos en su cuerpo, la primera se encuentra en su mano derecha en la palma, que obtuvo
cuando tocó el espejo de Oesed en su primer año. Draco no ha olvidado que, gracias a los
recuerdos del medallón, el aparente Orion Blake y mago oscuro que existió en algún periodo
indeterminado del pasado, poseía una cicatriz igual. Las siguientes cicatrices con un conjunto casi
traslucido en su espalda por el ataque de Buckbeak el año pasado en un error de uno de sus amigos,
pero que por suerte no terminó en el asesinato o condena del hipogrifo.

Tiene prohibido ser usado en otra clase, pero sabe por Hagrid que está bien cuidado en alguna parte
del bosque.

Su última cicatriz es en su pecho, el medallón de su tercer año había quemado su piel en un intento
desesperado de que no fuera destruido.

Una parte de Draco, la egoísta en su interior, hubiera querido no destruirlo.

Ese relicario tenía tantas respuestas, pero no valía la pena el ser controlado por una parte de
Voldemort. La posesión de un mago oscuro no había dejado secuelas de alta gravedad, las
pesadillas ya eran constantes en su vida y ahora solo habían empeorado un poco; aunque el hecho
de compartir algo con Voldemort le traía una mala sensación en su vientre.

Magia oscura.

Se siente mal.

Había logrado no involucrarse en el primer año en las aventuras de Harry Potter y el trío de oro de
la escuela, pero en el segundo año de alguna forma terminó involucrado en una lucha contra un
basilisco y por ende haciéndose amigo de Potter; pero esto era diferente. Voldemort era un amante
de la magia negra y buscaba la inmortalidad, o eso había entendido por su hermana en su primera
vida y su mejor amiga; su padre es un gran cabeza de familia y por lo tanto no tan inmiscuido en la
magia que no necesitaba.

Los objetos oscuros y malditos han formado parte de su vida, porque la familia Malfoy los había
tenido en la mansión.

Pero esta oscuridad era diferente.

No le gustó.

Lo peor era que no estaba del todo bien luego de la posesión, el relicario había sacado a la
superficie muchos de sus temores y había cometido el error de lastimar a sus amigos; la confianza
que Draco había mantenido se destrozó fácilmente y ahora estaba intentando sujetar las piezas de
lo que quedaba. No se supone que un adolescente tuviera que pasar por esto a los 14 años, se
supone que en esta vida no repetiría los mismos errores que en su vida anterior.

Aun así, era difícil.

En su primera vida había sufrido la perdida de una madre, un padre alcohólico que lo odiaba,
proteger y criar a su hermana menor.

Esta vida no era esa.

Pero algunas cosas parecen repetirse, como sí fuera una maldición.

No quiere pensar en lo que el aliado de la familia Fujiwara le dijo el año pasado, sobre como la
búsqueda de Orion Blake estaba maldita.

—Lo siento madre estaba perdido en mis pensamientos, el amanecer es precioso— admite Draco
caminando por la arena, disfrutando de la calidez bajo sus pies.

Su madre asiente, antes de guiarlo de regreso a la villa y un desayuno esperándolos en el exterior;


hay muchas frutas que Draco aprecia con emoción en su rostro. Su madre habla tranquilamente
sobre algunos cambios de la villa del año pasado y algunas remodelaciones, le advierte sobre no
irse a explorar nuevamente o traer otra mangosta india como mascota.

Draco señala que ya no es un niño pequeño, el levantamiento de la ceja de su madre es algo


ofensivo.

Lo promete, ya que no le queda de otra opción.

Disfruta gran parte de la tarde solamente sentado frente al océano, su madre a su lado leyendo un
libro y acariciando su cabeza, llenándolo de paz en medio de un pequeño descanso. Cuando estuvo
en su vida pasada, esto es todo lo que podía pedir, una vida donde no se preocupara del dinero y
tuviera una madre amorosa que le diera todas las cosas que siempre envidió de los demás.

Amor.

El amor de una madre.

Si bien siempre se burló de que al final de la historia de Harry Potter original fuera el cliché de ser
salvado por el amor de una madre, Draco puede admitir que este amor es de las mejores cosas que
cualquier ser humano pudiera tener.

Estaba tan absorto en la sensación, que cuando su madre advierte que hay una carta, sólo espera a
que Twinky aparezca para ofrecerla en una bandeja. Hay dos cartas en realidad, Draco las toma
con un pequeño bostezo y no se aleja mucho de su madre; se pregunta vagamente por Dobby. El
elfo que había trabajado para los Malfoy hasta que Harry lo liberó en segundo año, luego en su
tercer año los rescató a Sirus y a Draco de los aurores, que ahora trabajaba bajo el nombre de su tía
Andrómeda.

Siempre se preguntó porque Dobby no terminó en Hogwarts como originalmente sucedió, pero no
ha podido preguntar al respecto.

La primera carta es de Harry, aunque nota levemente alarmado que la segunda carta es de Dora; sí
su madre vio el titulo o sabe al respecto, no hace ningún intento de demostrarlo ya que ha regresado
a su novela romántica.

La que le había regalado a Padma el año pasado.

Toma las cartas y se posiciona de forma en que no pueda verlo, decidiendo leer rápidamente la
carta de Dora primero.

Mi querido primo querido.

El juicio de Sirus es mañana, estamos algo nerviosos en Grimmauld Place, pero sabemos que todo
está bien y sí no fuera el caso mi madre probablemente solo necesitará explotar todo. Sirus está
demasiado nervioso para enviar una carta, pero te envía saludos; Remus también, quien se ha
estado quedando desde inicio del verano y me ha dejado un poco de tiempo libre de mis trabajos
como niñera.

Instinto de chica, pero hay algo entre ambos que todos notan al entrar en la habitación, pero nadie
dice nada, es frustrante.

Harry llegó esta mañana, probablemente te llegue una carta de él con esta carta. Esperamos que
todo salga bien en el juicio, Sirus ha gastado parte de su dinero (no entremos en detalles de cómo
lo consiguió) para comprar entradas para los mundiales.

Tristemente no podre ir, querían invitarte, pero sé que tu padre es invitado de honor y no sería una
buena idea que te vea con los desadaptados de la familia.

Te extraño mi pequeño Dragón.

Tu prima favorita (que se joda Sirus), Tonks.

No puede evitar una sonrisa enternecida ante la escritura atolondrada de su prima, que lo ha
mantenido en contacto todo el verano con respecto a su padrino. Habían restringido mayormente
las cartas de Sirus hasta el juicio como prevención, así que Dora era su principal informante como
le encantaba a ella referirse de su persona. Todo el mundo mágico parecía interesado en el juicio,
que según la diferencia horaria que tenían actualmente, el juicio de Sirus ya debió haber terminado.

Draco odia no saber el resultado hasta al menos otras horas que llegue alguna carta o su padre
aparezca destrozando todo, sí el juicio salió como Draco quiere.

Volteó a ver a su madre que permanecía impasible ahora sorbiendo su té.

Bueno, antes de contestar leería la carta de Harry.

Hola Draco.

Muchas gracias por los dulces que me enviaste, la idea de que Dudley esté a dieta me sigue
pareciendo ridícula, pero bueno, realmente es mejor que baje de peso por su salud; no es que
importe mucho. No quiero hablar de mi familia, pero no puedo evitar notar que también enviaste
tarta de melaza, eso me ha subido el ánimo ya que es casi tan buena como la de la señora Weasley.

Lamentablemente no puedo darle el primer lugar o tendré una horda de cabezas pelirrojas en mi
espalda.

Hablando de Weasley, creo que es mi deber informarte (luché contra Ron para poder enviarte la
carta) que se ha descubierto recientemente que el Huron Thorin en realidad es niña, por lo cual,
ahora Ron se ha quejado del nombre que le hemos elegido.

Creo que Thorin es un lindo nombre y lo he defendido por ambos, no tienes que agradecer.

Se que no podemos vernos en vacaciones, pero gracias por tus actualizaciones, la situación de tu
hogar me pone nervioso; pero ya casi volveremos a vernos en Hogwarts, no sé sí podre verte en
los mundiales, pero sí de alguna forma tienes la oportunidad de ir tienes que buscarnos.

Gracias a tus constantes reproches he adelantado parte de mi tarea, Hermione está agradecida.

Tengo que irme, ahora que estoy en Grimmauld todo es mejor, pero concuerdo con Tonks de que
algo raro hay entre Remus y Sirus.

¿Tensión?
No lo sé, pero cuando te vea quiero hablar del tema.

Con cariño, Harry.

P.D: ya terminé el segundo libro del señor de los anillos, tengo muchas quejas sobre este viaje
que necesito hablar con alguien.

Draco decide que es hora de escribir respuestas, así que se apresura al interior ante la mirada algo
divertida de su madre; cuando voltea a verla para comentarle al respecto, esta solamente sigue su
lectura como si nada hubiera pasado.

Entrecierra los ojos, antes de recordar que tiene dos cartas pendientes y probablemente actualizar
los diarios, aunque a esta hora en Londres deben estar totalmente dormidos.

Draco: Como me voy durante sólo un día y Michael está hablando de conseguir un piercing.

Luna: Todos estamos en votación, creo que sería interesante.

Anthony: No creo que le luzca.

Padma: x2

Terry: ¿Me despertaron por esto?

Michael: Es una moda muggle, no lo entenderían.

Draco: Ya quiero ver la cara de Flitwick cuando lo vea, para esta gracia mejor hacerse un tatuaje.

Luna: Oh no.

Anthony: No Draco, Draco malo, aléjate de ahí.

Padma: Aquí vamos de nuevo.

Terry: Quiero dormir.

Michael: :D

No hay explosiones de magia de su padre, pero Draco puede notar la tensión del cuello de su
madre la mañana siguiente y la ausencia que se mantiene de Lucius; toma café con mucha azúcar,
porque se ha hecho adicto a estas alturas a pesar de sus seres queridos amantes del té. El desayuno
pasa sin inconvenientes, Draco alaba la comida y disfruta de la calidez del clima tropical; alegre
que no tuvieran ninguna tormenta por el momento. Una parte de él piensa que pueden vivir aquí,
en la ignorancia sí se lo solicita a su madre; abandonarlo todo que incluye a su padre, quedándose
aquí por los siguientes años.

Puede que diga que sí, puede que lo tache de locura.


Hubo algún tiempo donde Draco quería eso, solamente alejarse de todo.

Pero no ahora.

No cuando quiere a tantas personas en Londres, cuando sabe que si no hace algo puede que muchos
incluso no salgan con vida y Draco se sorprende del cambio que ha tenido en tres años.

—Sirus Black ha sido calificado como inocente y desde hace algunas horas es un hombre libre—
anuncia Narcisa apenas el desayuno ha terminado.

Draco no se molesta en mostrar un rostro lleno de sorpresa, porque está muy sorprendido de que su
madre saque el tema; se divide entre que puede o no decir, para que el tema siga en conversación,
pero temeroso de cual mina terrestre podría pisar si no tiene cuidado.

Esto sale de sus expectativas.

Una alegría se torna en su interior y calidez, imaginando la carta de sus amigos, los diarios que no
había visto al despertar deben ser una locura; no puede imaginar la sonrisa que debe tener Sirus en
este momento. Le da emoción el pensar en el hombre que estuvo 12 años en medio de una prisión
siendo inocente, disfrutar de salir de la calle en libertad; y probablemente muchos problemas
mentales, pero eso son detalles que trabajaran en la marcha.

¿Podrá llevar a Harry con él?

Eso ayudaría mucho a la vida de su amigo, no quiere que repita todas sus malas experiencias en la
historia que conoce y un adulto como Sirus podría darle mucha felicidad.

Tiene que tener mucho cuidado y fuerza de voluntad para que ninguna expresión facial delate lo
que esta pensando, debe tener cuidado ya que, aunque es su madre y la ama, no quiere ponerla en
ninguna posición desventajosa para ella.

Está feliz.

No debe demostrarlo.

—Ya veo— musita en voz baja, porque no sabe qué más puede decir.

Su madre lo ve ahora fijamente, supone que sigue una charla que no sabe sí debe esperar o temer,
pero Draco tiene que tomar al toro por los cuernos para poder salir bien de esto.

Aunque ir en contra de su madre, es probablemente la cosa más aterradora que podría hacer.

Irónico, cuando ha enfrentado a un basilisco, un joven Voldemort y casi es asesinado por un


relicario maldito el año pasado.

—Dado que ha sido determinado como libre, es actualmente la cabeza de la familia Black y por lo
tanto sí tiene algún hijo, este será considerado el legítimo heredero de los Black; Potter como su
ahijado también podría obtener el título y su fortuna— no hay rencor en su voz, pero tampoco
parece emocionada por la perspectiva y Draco asiente mientras toma un sorbo de su café —eso
significa que actualmente sólo eres el heredero Malfoy, no es que deba tener nada malo, la familia
Malfoy tiene una fortuna capaz de rivalizar con los Black y bajo tu mando sé que puede llegar a
incrementarse—

—Haré mi mejor esfuerzo para ser un gran heredero—


La mirada de su madre no parece impresionada, Draco se pregunta sí no confía en él debido a sus
tres años anteriores, tampoco es que Draco quiera ser heredero; le gustaría ser libre, en su primera
vida había sido atado por su familia y ahora no quería repetir los mismos pasos.

Aunque por su madre lo haría.

Ser el heredero y cabeza de la familia.

No es la primera vez que sepulta sus sueños por un familiar y sabe que al final, su familia es lo más
importante para él.

—El señor Fujiwara envió una carta, este año su hija inicia el primer año en Hogwarts y aunque no
fue una petición como tal, se espera que la mantengas bajo tu ala— Draco asiente a las palabras de
su madre, pensaba hacerlo incluso si nadie lo pidiera.

El recuerdo de Megumi Fujiwara, una maga de origen asiático que el año pasado había conocido
llega a su mente; había sido una niña cuando la conoció y duda que hubiera cambiado mucho a
estas alturas. Megumi era una maga de sangre pura, heredera de una de las familias más
prestigiosas de Asia, con el cabello negro y ojos azules; le había parecido interesante cuando esta
admitió que era afín a la magia de agua.

En este lado del mundo eso no era tan recurrente.

Toda la magia era utilizada por igual, pero en Asia los magos eran amantes de la naturaleza y
podían encontrar un mejor enfoque para sus usos o afinidades.

—No te preocupes madre, pensaba protegerla en todo lo que me sea posible— aunque no entiende
por qué la petición viene de forma tan aleatoria.

Su madre asiente con aprobación.

—La familia Fujiwara mantenía relaciones políticas con la familia Black, al Sirus estar en arresto,
las funciones cayeron sobre mi persona; he hablado con Fujiwara y había estado de acuerdo con
mantener las relaciones conmigo sin importar el resultado del juicio— Draco no puede evitar un
recuerdo de las charlas de su madre y el hombre el año pasado.

¿Entonces de esto fue de lo que hablaron?

Recordaba el tema de Sirus entre ellos, pero nunca hablaron mucho cuando estuvo presente, así que
no había prestado demasiada atención al tema.

Estaba aprendiendo bases de japones este año con su madre, quien parecía no dispuesta a dejarlo
caer de cualquier idioma que se le ocurriera aprender; poseyendo un fuerte fránces y ruso, además
de latín aceptable ahora le tocaba también aprender japones.

Era un reto interesante.

No es que importe actualmente para la conversación.

—Draco— la voz seria de su madre lo alarmó, preocupado de que más podría comentar
actualmente que necesitara una voz tan intimidante como la que hizo, el rostro de su madre pareció
dudar un momento.

Nuevamente, eso no le dio el más mínimo de confianza de esta situación.


—¿Mamá?— su voz sonó un poco débil sin quererlo, llamándola de la forma un poco más informal
que solía usar hasta que su padre determino que era suficiente mayor para no hacerlo.

Los ojos de Narcisa lo vieron fijamente un instante, antes de cerrar los ojos y asentir para sí
misma.

—Cuando volvamos a casa en una semana, irás a los mundiales con tu padre— va a abrir la boca
para quejarse, no por ir a los mundiales, simplemente porque ir con su padre sería una tortura como
está la relación de ambos —siempre y cuando te comportes bien, tu padre ha accedido a que
puedas ver a cualquiera de tus amigos; parece ser que tiene algunas cosas de las cuales encargarse.
Escuché que la familia Boot podrá asistir, así que al ser sangre pura te aconsejo que busques de
ellos sí quieres que el viaje sea de tu agrado—

Draco volteo el rostro algo incómodo, Terry y él no estaban en los mejores términos, pero estaba
seguro que podría ayudarlo; sería un viaje un poco menos incómodo que con su padre, tal vez
incluso podría conseguir algún boleto para Anthony o Padma.

Podría ver a Harry, no quedarse con la familia Weasley y él, pero al menos podría saludarlos un
rato mientras su padre estaba distraído.

Eso lo animó un poco.

—Mientras estás en los mundiales, yo iré a ver a mi hermana Andrómeda— la voz de su madre era
clara, pero el contenido de su oración era tan ridículo, que Draco no puede pensar en que rostro
estaba haciendo cuando volteó a verla; su madre no pareció desalentada por el tema —no deberías
verte tan sorprendido, tengo entendido que estás en constante conversación con su hija
Nymphadora; además de tu visita navideña en tu segundo año— la sangre de Draco se heló, su
rostro debe ser pálido totalmente.

Quiere defenderse.

Quiere negarlo.

No quiere ser odiado.

El pánico inunda su rostro, las preguntas se arremeten al borde de su frente una con otra, sin
entender que pudo haber hecho para ser delatado; su madre por otro lado mantiene el rostro pétreo
mientras ve cada una de sus emociones en su rostro.

Traga saliva.

¿Qué debería hacer?

¿Negarlo u aceptarlo?

Sus manos se mueven en pequeños escalofríos sobre la mesa, es una vergüenza para un heredero
no poder mantener la compostura en esta situación; pero el aire comienza a volverse pesado ante la
mirada fija de su madre, que está destruyendo las pocas bases de confianza que tiene sobre su
persona.

Agradecía que sus padres no fueran alertados del incidente del año pasado, Severus había
manejado todo bajo la mesa, o eso había pensado; a estas alturas se preguntó si su madre en
realidad lo sabe todo sobre él.

Con suerte esto sería una pesadilla.


O eso pensó, cuando sus palabras llegaron realmente a su mente, todas ellas.

—¿Verás a tía Andrómeda?— ignora la calidez en su voz al referirse a su tía, después de todo, el
gato estaba fuera de la bolsa de alguna manera que no entiende.

Su madre asiente con pesadez.

—Tengo cosas que hablar con ella de alta urgencia, no tenía interés en interferir en que conocieras
a tu familia Draco; no te preocupes tu padre no lo sabe, Twinky fue quien me informó ya que está
vigilandote la mayor parte del tiempo— “elfo hijo de puta”, piensa Draco momentáneamente sin
poder evitarlo —tristemente me comunicó que no pudo ayudarte en tu aventura con tu tío, de la
cual no quiero saber— levanta la mano evitando que Draco salte alarmado con un diálogo que no
tiene preparado, pero necesita decir algo —desde el momento que naciste, fui muy clara al saber
que en algún momento en tu vida necesitarías tomar decisiones de las cuales puede que no esté de
acuerdo; tu futuro es mucho más grande de lo que Lucius o yo podemos suponer—

Hay algo en el rostro de su madre, algo que Draco no puede identificar, pero parece demasiado
grave y anormal en el ambiente.

Como si algo no fuera dicho, pero fuera algo casi absoluto.

Se preocupó por sentir algo así en el aire.

Todo esto parecía casi bizarro.

—Eras tan pequeño, los medimagos me dijeron que era imposible tener hijos luego de tantos
intentos, pero llegaste y supe que iba amarte con todo mi corazón— su madre cierra los ojos
durante unos momentos antes de abrirlos decidida —la familia tiene muchos errores, pero prometí
cuando naciste, que haría lo posible por tu felicidad; has sido un niño muy bueno Draco, es tu deber
elegir el camino que creas necesario— ahora hay una sonrisa en su rostro.

Los ojos de Draco se abren impotentes, porque por primera vez su madre parece no tener ninguna
mascara en su rostro; usualmente a su alrededor, Narcisa era mucho más abierta y tranquila que
con cualquier otra persona. Pero como toda Black, como toda sangre pura siempre parecía ocultar
algo; fue un golpe en su pecho ver el amor tan sincero y abierto en el rostro de su madre.

Porque el amor puede lástimar.

Draco estaba aterrorizado de amar tanto a alguien y salir herido, con todo tu corazón, porque el
amor es poder para otros.

Su madre estaba dejando su corazón expuesto a Draco, que estaba sin aire ante la cantidad de
emociones a su alrededor.

Golpe tras golpe.

Su interior era una tormenta incontrolable, no sabe que sentir, no sabe si debería sentir algo; apenas
si puede controlar su forma para no saltar alterado.

Draco tuvo el morboso pensamiento de preguntarle a su madre, sobre abandonar todo con él e irse
muy lejos donde nadie pudiera encontrarlos; si su madre lo amaba como decía, probablemente
aceptaría. Aquí tenía en bandeja de plata eso que había querido desde siempre, sentir que, si pedía
irse, su madre lo acompañaría a donde fuera y podrían tener una vida lejos de todo lo que vendría.
Casi podía verlo frente a sus ojos, vivir aquí por siempre, estudiar en algún colegio de magia en
Estados Unidos, estudiar algo referente a Dragones; puede que no tuvieran una vida de millonarios
como ahora, abandonarían todo el estatus que tenían.

Pero podría funcionar.

Si su madre lo amaba como estaba demostrando, aceptaría su pedido más egoísta de todos.

No preguntó.

No puede.

Porque sí su madre dice que si, sería algo que siempre pensaría de ahora en adelante; si le pide que
se vayan juntos y esta acepta, siempre tendría esa salida. Es doloroso pensar que su yo de 11 años
habría aceptado sin dudar esta oportunidad y se habría marchado sin voltear atrás, pero Draco no
puede hacerlo ahora, no sabiendo que Voldemort podría volver este año sí o hace algo.

Sus amigos podrían salir heridos.

Dora podría morir.

Sirus también podría morir el próximo año.

Maldición.

—Eres un niño Draco, es el deber de los adultos preocuparse, no tienes nada que temer hijo— su
madre habla con ternura, como sí supiera sus decisiones que no ha dicho en voz alta.

Tiene miedo de hablar, de que su voz lo ahogue, de llorar por algún motivo estúpido.

—Tía Andrómeda te extraña— musita y como teme, su voz suena como un pequeño pito al final, a
lo que su madre sonríe con ternura.

—Yo también lo hago—

Puede que fuera un adolescente y debería darle vergüenza, cuando le pide a su madre que se quede
a su lado a la hora de dormir, esta llega y lo arropa como sí fuera un niño; para diversión de ambos
lee el libro de “Sparky el dragón”, como sí fuera un chiste privado de ambos.

Lo es.

Ama a su madre y ella lo ama a él, ojalá todo lo demás fuera igual de fácil.

Draco está en medio de lo que parece un enorme campo de flores, se sorprende al reconocer esto
como un sueño, confundido de que no sea una pesadilla dentro de un lago como lamentablemente
se acostumbra a tener. Pero no está en un lago, solamente hay flores a lo largo de la distancia.
Todo a su alrededor se ve familiar, camina entre las coloridas flores en busca de algo que le diga
más dentro del sueño o que por el contrario logre despertarlo.

Usualmente un miedo aterrador lo despertaría, o ahogarse.

No es que este mal tener un sueño diferente para variar.

—Esto no se supone que deba pasar, no quería esto—

La voz parece venir de todos lados, Draco detiene sus pasos confundidos, buscando de alguna
forma el provenir de la voz, molesto de no poder encontrar a nadie. Camina intentando escuchar
algo más, pero no hay nada o nadie que pueda indicarle a donde ir.

Que sueño más frustrante.

—Mi querido Dragón brillante, no fue tu culpa— esta era la voz suave de una mujer, Draco se
escalofría al reconocerla.

Era la misma voz de la entidad del relicario, pero lejos de lucir malvada o enojada como
recuerda, esta misma voz ahora tiene un toque cálido en ella.

Draco comienza a correr entre las flores buscándola.

¿Qué significa esto y el relicario?

—Estoy maldito Esmeralda, es mi culpa— la voz parece ahora retorcerse de dolor, Draco gimotea
al sentir la desesperación en el aire.

La imagen brillante del campo de flores cambia, ya no hay sol en lo alto o fresca brisa, es como si
todo comenzara a pudrirse de repente; los tonos brillantes desaparecen por tonos oscuros,
mientras corre y todo a su alrededor pierde la vida.

Draco siente que algo lo persigue, pero no voltea, solamente corre agitado.

—No es tu culpa… querías… yo… mi amor… no culpa— la voz ahora es distorsionada y no puede
escucharla bien.

Algo interfiere.

Pero no importa.

Draco ve por fin algo a lo lejos, son dos personas sentadas en un viejo tronco de árbol, lo que
supone es un hombre esta encorvado contra una mujer; su cabello es negro y espeso hasta la
cintura, esta se encuentra abrazándolo mientras escucha desde esta distancia el llanto del hombre.

Intenta acercarse, pero todo a su alrededor desaparece.

Cuando Draco despierta al día siguiente no sabe si prefiere las pesadillas a lo que fuera que ese
sueño significaba, todo parece confuso y mira con mal humor el regalo de Harry; se supone que
debería protegerlo de malos sueños, pero hasta ahora funciona de forma paulatina. Juega con las
runas de la roca esperando que pudiera mejorarlo, pero tendrá que esperar a llegar a Hogwarts y
hablar con su profesora Bathsheda Babbling para ver sí obtiene algún instructivo.

Hasta ahora sus clases han sido bastante aburridas.

Luego de encontrar el libro de Orion en su primer año, ese libro que tiene tantos idiomas como
personas que los han creado, Draco prácticamente puede traducir cualquier runa que quiera; las
runas en la piedra que le dio Harry por otro lado, parecen antiguas y debe ser algo que Draco está
haciendo mal para que no funcione un regalo de esta calidad.

Bosteza mientras se prepara para el día, su madre lo saluda para el desayuno y luego de la extraña
charla del día anterior, no parece sorprendida cuando aparece un paquete de parte de Twinky; los
ojos de Draco se abren un poco impresionados de que Sirus no dudara en enviar un paquete
vistoso.

El descarado debe estar aprovechando su nueva libertad para hacer locuras.

Hijo de puta.

Voltea a ver a su madre que sigue tomando una tostada de desayuno, con una elegancia que Pansy
probablemente estaría admirando de forma notoria. Abre el paquete en sus manos que contiene lo
que parece un viejo libro que había visto en los estantes de la biblioteca Black.

Hay una nota.

Revisa la pagina 124.

Tu primo Favorito (que se caye Nymphadora) Sirus.

Va a ignorar la discusión de sus familiares, moviéndose rápidamente en las páginas del libro en sus
manos, su madre le da una mirada de advertencia por no desayunar y con una sonrisa descarada,
solamente rueda los ojos antes de volver a su desayuno. Hay una tranquilidad en el sonido del mar
a lo lejos, así que Draco piensa que los pájaros no son tan molestos esa mañana; no importa que
uno de los desgraciados se pusiera en su ventana y cantara de forma escandalosa desde las cuatro
de la mañana.

Draco pensó seriamente en el asesinato de pájaros cuando los escuchó.

El libro casi cae de sus manos cuando una palabra resalta, por lo cual decide volver a leer todo el
párrafo de forma enfática. Hasta ese momento el libro no contenía más que algunos comentarios en
la página, sobre lo que parece ser historia antigua de la familia Black que se sabía de memoria;
pero nuevamente, este libro parecía más algo personal y claramente tiene más información de la
que ha podido encontrar en cualquier otro punto.

La esposa del primer Black en la familia y matriarca de la época, Lyra Black es quien
termina la búsqueda de la lagrima de la sirena; piedra imbuida con un núcleo que aumenta el
nivel de magia del portador y del cual se ha estado hablando entre las familias de sangre pura
del occidente.

Ubicación: indeterminada.

Se estima que la piedra podría haberse perdido entre las persecuciones de los magos.

Creador: estudios revelan que podría tratarse de una mujer llamada Esmeralda.

¿Lyra Black?

Draco intenta recordar todo lo posible de la mujer, pero no hay muchos escritos; uno de los
nombres más antiguos del tapiz y de los primeros que se encuentran es el de Perseus Black, junto
al nombre de Lyra Black. Son los dos nombres más antiguos que hay en la historia de los Black,
pero no hay mucha información sobre ambos. Se pregunta porque entonces hay una mención de
Lyra en lugar de su esposo, aunque en la antigüedad algunas mujeres brujas solían tener mucha
mayor libertad que sus maridos.
Lo cual dejara de lado para exponerlo otro día a los chicos, sus ojos viajan al nombre de
Esmeralda.

No tiene que ser la misma.

Aunque no hay registros de Esmeralda Black en los cientos de libros que sus Ravenclaw y él han
estado leyendo por un tiempo, esta es la primera vez que Esmeralda es mencionada dentro de
alguno de los libros de la familia Black, así que hay un alto porcentaje que sean la misma persona.

¿Por qué nadie le dice Esmeralda Black?

Cuáles son las conexiones que Draco se está perdiendo.

¿Qué tiene que ver esto con Orion Blake?

Bueno en teoría Esmeralda Black parecía ser alguien importante para Orion, o al menos habían
descubierto eso en su libro y si esta lagrima de la sirena es una creación de la mujer, puede que
fuera una alquimista o maga talentosa como el mismo Orion; así que descubrir más de esta
lagrima, puede que los lleve a descubrir más del hombre que tiene tantas intrigas a su alrededor.

Draco puede recordar en el año pasado, una de las ilusiones del medallón, donde un posible Orion
Blake había lucido como una versión mayor del propio Draco; quien también tiene una apariencia
similar a su anterior vida, con el nombre igual del autor del libro.

Que dolor de cabeza.

No puede ser una coincidencia.

Ha pensado bastante al respecto, preguntando si todo había sido una ilusión del relicario para
engancharlo en eso, si cualquiera en su posición se hubiera visto reflejado en el hombre; si Orion
era uno de sus posibles antepasados de alguna forma, o en el peor de los casos, que algo mayor
conectara a Draco con Orion de lo cual era inevitable no colisionara en algún futuro.

Bien, entonces dejando de lado sus miedos existenciales, supone que tiene algo nuevo que
investigar ahora.

—Ese rostro es muy similar a cuando leíste por primera vez el acertijo al final de tu libro favorito
— comenta Narcisa de forma casual, pero hay un pequeño rastro entre diversión y preocupación
que Draco suele causar en las personas a su alrededor.

Sonríe de manera encantadora, antes de ver el libro que duda no termine al finalizar la noche.

Bien Sirus, sin duda, un regalo perfecto para el inicio de año.

No puede esperar para contarle a sus amigos.

Continuará…
Capítulo 2: Verde vs rojo
Chapter Summary

Entonces todo parece ir bien en los mundiales, lo cual hace sospechar a Draco.

Chapter Notes

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Draco puede dar fe de que cualquier niño con traumas necesita unas vacaciones en Hawái para
relajarse, es un pensamiento algo pedante de su parte, pero en realidad una semana en la villa de la
playa en Maui hace maravillas con su piel; aunque necesitá usar varios hechizos para no quemarse,
su piel sigue siendo igual de pálida que siempre. Llegar a casa también es relajante, el ambiente
familiar al cual está acostumbrado; aunque es algo deprimente porque todo en la mansión Malfoy
es frío. Lo bueno es la nueva unión que tiene con su madre, que a estas alturas es probablemente
una de las personas que mejor lo conoce y está dispuesta aceptarlo a pesar de que no es el heredero
perfecto que su padre esperaba tener; siente que su madre le oculta cosas.

¿Draco no lo hace también?

No quiere pensar al respecto y por eso no presiona más a su madre, ella ya le ha rebelado más que
suficiente; además de que, sin mucho aporte de su parte, lo que tanto quiso con Dora desde su
primer año, se va a cumplir finalmente. Su madre piensa reunirse con su hermana Andrómeda,
aunque no ha admitido el interés de la reunión, así que Draco solamente puede esperar que todo
salga bien; es un paso más adelante del cual no tenían antes.

Cuando se reúna podrá ponerse en contacto con Dora, para ver qué tanta intervención necesitaría
de parte de ambos hijos para que esto funcionara.

Porque iba a funcionar.

Tiene que funcionar.

Algo que había iniciado en su primer año, por algún motivo este resultando en el cuarto gracias a
su madre, sin duda es la mejor madre de todas.

Su madre quien ya iba hecho más que suficiente por él, logró conseguirle dos entradas más para
los mundiales y Draco la había abrazado con demasiada fuerza; se supone que hay normas y
etiquetas que a Draco le han sido infundados desde su tierna infancia, pero ahora cada que su padre
no estaba cerca, se permitía ser más libre con su madre. Narcisa parece encantada con eso, siempre
abrazándolo y tratándolo como una madre cariñosa, que tanto Draco amaba tener.

Se siente más en casa ahora, todo sigue siendo frío, pero es diferente de alguna manera que le hace
sentir feliz a Draco.

Ahora con dos entradas más, fue fácil hablar con sus amigos al respecto, Terry fue mucho más
apreciativo con él ahora que tanto Anthony como Michael podrían ir a los mundiales, Luna iría con
su padre y podrían encontrarlos ahí; Padma no pareció afectada por el hecho de no ir (aunque
Draco le había comentado antes que podría obtener más entradas) su amiga iría a la india para la
mayor parte de las vacaciones con su familia.

Una parte de Draco casi quiso aceptar la oferta de Padma de acompañarlos, pero su padre
claramente no lo permitiría así que no pudo ir.

No es que prefiera la india al quidditch, pero hay tanta información en otros países que era casi un
sacrilegio desperdiciar la oportunidad.

Padma investigaría por él, Padma era la mejor.

Merlín envió las entradas a Terry, donde Anthony junto con Michael irían unos días antes a
quedarse, los vería en el mundial cuando fuera con su padre.

Dicho hombre no había llegado a su casa en dos días, pero cuando le preguntó a su madre esta
comentó que estaba haciendo viajes con sus amigos sobre negocios; Draco sabe qué clase de
amigos tiene su padre y eso rápidamente levantó sus alarmas.

En el mundial ocurría algo originalmente, pero Draco no recuerda bien esa parte de la historia.

Algo que ha notado con el paso de los años, es que algunos eventos que recordaba de la historia
original por haber visto las películas de Harry Potter en su primera vida, comenzaban a ser
borrosos; tiene algunos aspectos importantes bien en claro, pero algunos no tan claros.

Su vida también es borrosa, apenas y recuerda bien a su hermana menor Selena, quien es una viva
imagen de Luna.

Probablemente por eso se acuerde de ella en un principio.

Tiene un diario con los puntos importantes en la historia, dentro de su baúl que se supone nadie
puede abrir y con una tinta invisible que había conseguido tiempo atrás; que sólo respondía a su
firma mágica. Viéndolo de alguna forma, no puede negar que, sí Orion Blake usó hechizos para
que su libro fuera una incógnita, no puede culparlo.

Hay información que es mejor mantener fuera del ojo del público normal, solo manteniéndola para
excepciones.

Solo cosas básicas que temía olvidar.

Dejando de lado su paranoia, tristemente sus amigos Slytherin no iban asistir a los mundiales y eso
le dejó muy pensativo como preocupado. Blaise como siempre estaba pasando parte de sus
vacaciones en Italia con su madre, lo habían invitado, pero Draco prefirió ir a los mundiales; Blaise
comenzó a llamarlo traidor con algo de burla que Draco ignoraba. Pansy había querido
acompañarlo, pero cuando pidió permiso a sus padres estos prohibieron a Pansy asistir; situación
que se repitió con Theo, aunque su amigo amante de los libros parece estar últimamente muy
metido en sus estudios y puede que solo siguiera la excusa que utilizó Pansy.

Casi no había contestado sus cartas lo que lo preocupo más inicialmente. Aunque hace unos días
ambos asistieron a un almuerzo en su casa, a diferencia del año anterior, Theo se mostró bastante
receptivo y Draco se quedó tranquilo al respecto.

Estuvo un poco preocupado por este, pero Theo solo se mantuvo relajado y algo alejado como lo
hizo la mayor parte del tiempo.

Draco disfrutó de los días antes del mundial para estar con su madre, esta comentó que todo saldría
bien y no parece saber sí algo malo sucedería o no en el evento deportivo.
Tal vez no era nada.

Viajar con su padre era sumamente aburrido, recuerda con nostalgia cuando era niño y pasaba
haciendo preguntas a su padre todo el tiempo y este contestaría siempre, ahora no sucedía; el día
que se marcharían Draco se despertó temprano y se alistó lo más rápido que pudo, su padre lo
esperó en la sala de estar y tomaron la red flu al ministerio con un vago saludo de su madre que
lucía un poco tensa. El ministerio era un lugar al cual no había ido con su padre en mucho tiempo,
pero trae recuerdos algo amargos y comenzó a pensar preocupado, que tal vez esa vez hace tantos
años atrás cuando se topó a Bill y Arthur Weasley, algo comenzó a cambiar dentro de su padre. No
quiso pensar en eso, así que solamente se dejó llevar por su padre que parecía tener un traslador
privado para viajar a los mundiales.

Un hombre que no reconoció saludó a su padre, antes de comentar sobre un cambio en los papeles
debido a un trabajo en una sala del ministerio en el departamento de misterios.

Draco esta distraído hasta que escucha algo sobre un velo.

—¿El velo de la muerte?— no puede evitar preguntar cuando el funcionario se marcha, no recuerda
donde lo ha leído exactamente, pero Draco casi puede pensar que fue reciente.

El problema de leer tanta información, es que tiene una especie de palacio mental donde guarda la
mayor cantidad de información; aunque alguna de ella no es relevante y por eso le da prioridad a
las que si lo considera importante.

Tal vez el velo era importante, ocuparía revisar su mente para ver donde podría encontrarlo.

Ocupaba hacer un memo de todo lo importante.

—El Velo de la Muerte es una enigmática estructura ubicada en el Departamento de Misterios.


Parece ser la manifestación de una barrera entre el país de los vivos y el país de los muertos. No se
puede viajar libremente entre ambos mundos, ya que es solo un viaje de ida. Los Inefables que
trabajan en el Departamento de Misterios han tenido ocasión de estudiarlo de cerca— habla la voz
aburrida de su padre y Draco odia los sentimientos que eso le provoca.

Quiere callar la emoción que quiere brincar en su pecho, porque es la primera vez en mucho tiempo
que su padre le dirige la palabra y no puede evitar la esperanza infantil de que esto podría
funcionar; una pequeña piedra que podría disminuir la distancia que hay entre ambos, un deseo de
que todo vuelva a como era antes con algo de esfuerzo.

Draco debe contenerse, porque la esperanza es peligrosa y Draco sabe lo que puede causar en las
personas.

No es que este en contra de intentar algo si se da la oportunidad, pero tiene que valorar si esto es su
padre queriendo solucionar las cosas, o un simple comentario aleatorio que vino de la nada y que
no llegue a nada tampoco.

Intenta controlarse, voltea a ver a otro lado buscando desesperadamente algo más en que pensar.

Algo que no sea asfixiante.

Algo que no lo haga desear algo que tal vez no debería tener.

¿Puede que sea una oportunidad para alejar a su padre antes que todo se destruya?
—Los inefables suenan bastante geniales— musita sin esperar ninguna respuesta, pero queriendo
una de todas formas.

Una que no viene.

Su padre camina con el mentón en alto y Draco lo sigue algo decepcionado con la máscara del
heredero, cuando está por tocar el traslador, no puede evitar sentirse confundido; los inefables son
algo muy secreto de lo cual nadie sabe bien que hace, se sorprende que un trabajador dijera algo al
respecto a su padre. El pensamiento se queda en el olvido cuando siente que es empujado como si
fuera atravesado y desaparece del ministerio.

Sin saber que ese día, una piedra delante del camino de Draco ha sido puesta por el destino.

Su padre no tarda más de unos minutos antes de dejarlo solo en medio de una lujosa tienda de
campar con expansión en su interior, Draco obliga a la mueca a desaparecer de sus labios, antes de
usar el diario para buscar a la familia de Terry lo más pronto posible; llegaron ayer así que no es
difícil. Esta algo alejado de su terreno, pero con unas buenas instrucciones no tarda más de veinte
minutos en aparecer. Su rostro se ilumina cuando Luna salta del asiento que estaba en la tienda
para abrazarlo, seguida de Anthony que se une al abrazo con emoción; Michael espera su turno y
Terry duda un poco antes de palmear su hombro incómodo, Terry nunca fue bueno con las
muestras de cariño.

Además, las cosas siguen tensas entre ambos, motivo por el cual agradece que hubiera estado de
acuerdo con mantenerlo dentro de su tienda de campar.

Su padre le dejó irse, con la promesa que la noche de la final estaría en su tienda y solamente con
esa regla le dio libertad a Draco.

Y una promesa de no avergonzarlo.

Eso sin duda podría ser más difícil de cumplir.

—Te extrañé mucho— admite Luna con la honestidad que la caracteriza y Draco la imita, sin
saber cómo el primer año de Luna había durado tanto para adoptar a esta niña.

Si, el parecido de Luna y Selena es aterrador, pero ella es un encanto y Draco es capaz de asesinar a
cualquiera que llegara a lastimarla.

Anthony por otro lado es su mejor amigo en el mundo junto con Blaise, solo que Anthony es
libertad y el mundo muggle fue enseñado por Anthony hace casi dos años. Blaise ahora está
descubriendo el mundo muggle un poco más reticente, pero Draco está feliz por los amigos que
tiene. Michael es un gran amigo desde primer año, aunque siempre es más cercano a Terry, quien
es una caja sellada al vacío cuando quiere; no puede negar que eso hizo que sintiera algo de
curiosidad por su familia.

Ya había conocido anteriormente a Benjamín Boot, el cabeza de la familia Boot actual. No


solamente era un miembro del Wizengamot importante, también era un profesor de encantamientos
bastante famoso (había trabajado en los diarios que tenía) por sus descubrimientos en el Colegio de
Magia y Hechicería de Castelobruxo (en Brasil). El hombre era de estatura promedio, con el
cabello castaño y ojos color avellana amables que saludaron a Draco apenas entró; sin parecer
incómodo de que fuera el hijo de Lucius Malfoy.
Inmediatamente Draco lo apreció ofreciéndole la mano al hombre.

—Terry me indicó que vendrías a pasarlo con nosotros, solamente quiero presentarte a mi esposa y
a mi otro hijo antes que puedan hacer las locuras que suelen hacer— no pareció afectado por sus
locuras o lo que fuera que Terry le había comentado.

Si.

Draco apreciaba más a ese hombre cada momento.

—Hola cariño, es un gusto conocerte— saludó una mujer de cabello rubio cenizo ondulado y de
ojos azul claro, su piel parece algo bronceada y tiene algo en el rostro que le hace recordar a Terry
—mi nombre es Emily Boot, no nos conocemos, pero soy una investigadora de criaturas mágicas
en el Instituto de Investigaciones Mágicas de Londres— añade presentándose con una mano, lo
cual Draco toma con impresión.

Ahora que lo piensa sabía su nombre, pero ella nunca se ha mostrado en ninguna reunión social con
su esposo, a lo cual Draco no le prestó mayor atención hasta ahora.

Su trabajo suena genial, intercambia una mirada con Luna que parece también ver con interés a la
mujer.

—Por último, mi hijo Lucas— el padre de Terry señala al chico que acaba de entrar por la puerta
de campaña, Draco lo ve fijamente notando las características físicas que lo determinan como
hermano de Terry.

Lucas es un joven alto y atlético, con cabello castaño claro y ojos verdes intensos. Tiene una
mandíbula definida y una expresión seria. Su cabello es corto como el de su hermano, con un corte
bien arreglado que lo hace ver un poco mayor que ellos; por su altura podría ser al menos unos 20
años calcula.

—Hola tu debes ser Draco, eres el que faltaba, mi nombre es Lucas Boot; un practicante en el
trabajo de mi madre, espero poder especializarme en cuidado de criaturas en un futuro cercano—
habla con seriedad, pero confianza que Draco envidia.

Ese trabajo suena tan genial.

¿Dónde firma para poder hacer lo mismo?

Claro, ignora que su padre jamás lo permitiría, tal vez su madre, pero bueno, a veces es mejor pedir
una disculpa que un permiso.

—Un placer— y lo dice en serio, la familia parece agradable, tal vez un poco seria, pero cálida.

Como todas las familias que conoce, pero, aunque usualmente se siente celoso, recuerda a su madre
y los celos desaparecen lentamente; si su familia no es perfecta, pero Draco puede decir que tiene
la mejor madre del mundo y no piensa cambiarla por nada.

—Bien ahora que llegaste, la fiesta va iniciar y tenemos mucho de qué hablar— dice Anthony
pasando una mano por sus hombros y Draco sonríe de forma descarada.

Si.

Hay mucho que hablar sobre Orion y Esmeralda.


Terry camina hacía lo que iba ser su habitación, donde Luna los sigue de forma soñadora porque
ella es parte importante de su grupo; y ahora sigue hablar. Draco saca de su bolso expansivo todos
los libros que ha investigado y dentro de esa habitación en medio de los mundiales, un grupo de
Ravenclaw regresa a las andadas.

Luna no puede quedarse a dormir, lo cual es claramente agradecido cuando Michael saca una
revista porno que Draco quiere incendiar; Draco gruñe sobre que, sí le enseña algo así a Luna, el
pobre Michael iba a morir sin que nadie se diera cuenta. El niño parece ofendido que pensara que
le enseñaría eso a una niña, antes de hablar animadamente con Anthony, quien, aunque quiere
evitarlo parece curioso al respecto; Terry parece verlo más con una curiosidad casi científica que
por interés plenamente hormonal. Draco recuerda su vida pasada, bueno, cosas de su vida pasada
cada vez más borrosas; recuerda no haberse interesado tanto en este tipo de cosas hasta que así fue
mayor de edad, toda su vida era centrada en cuidar a Selena y dejo sus intereses hormonales en lo
más lejano de la lista.

Ver pornografía en su vida pasada era mucho más fácil que escabullir revistas porno entre amigos,
el internet era una bendición.

Su mejor amiga lo llevaría a bares, donde tendría encuentros casuales e incluso su primera vez
había sido entre ellos por mera curiosidad; Draco recordaba que como Orion tenía preferencia por
tener relaciones sexuales con hombres más que con mujeres, menos probabilidad de un embarazo.

Este cuerpo tiene hormonas y Draco se ha encontrado con uno o dos sueños sin rostro, de algún
desconocido que se folla de forma candente.

Probablemente recuerdos disfrazados de su vida pasada.

No fue un dios del sexo, tampoco eran encuentros tan comunes en su vida pasada y más que todo
cuando tenía una rara noche libre; pero esta información le hizo un poco más adelante en su
generación sobre temas, no tenía curiosidad absoluta ya que sabe la mayoría de cosas y
simplemente son sus hormonas que le repiten que debería tener sexo.

Porque son una perra de la genética.

Mira aburrido la revista cuando es su turno, haciendo que Michael parezca decepcionado de que no
haga ningún sonido cuando una chica de grandes pechos aparece sin ropa; Draco intenta pensar en
alguna mujer con la que tuvo sexo antes, las chicas eran mucho más suaves que los hombres y
tenían más curvas contra su cuerpo. Su mejor amiga había sido la primera chica en su vida, pero a
pesar de eso, nunca se vio en ningún malentendido a futuro.

Se repitió la experiencia algunas veces, pero nada comprometido.

Usualmente las chicas tampoco se ven como estas revistas, no es que eso sea malo, las hace más
reales en su mayoría.

Aunque el cuerpo macizo de un hombre suele agradarle mayormente.

—¿No te parecen atractivas?— cuestiona Michael casi herido, Draco lo ve con aburrimiento.

—Son chicas lindas y objetivamente atractivas para la sociedad, pero si esperas que tenga una
erección te equivocaste
—¿Prefieres que sean chicos?

—Incluso si estoy tentado a decir que si, para ver como consigues porno gay, me es un poco
indiferente; son cuerpos, están desnudos, no es algo que me sorprenda

Michael luce claramente gruñón después de eso, Terry se acuesta en la cama con tranquilidad y un
bostezo contenido, Anthony lo ve curioso unos momentos antes de palmear el brazo de Michael
diciendo que la revista era bastante buena.

—Ya encontraré algo con que molestarte Draco

—Como quieras Michael

Ese día no tiene ni sueños o pesadillas, aunque es incómodo dormir en un colchón en el suelo,
Draco solamente acapara todas las sábanas ante un gruñón Anthony que le tocó compartir el lecho
con él; hay gritos de Anthony sobre no dormir nunca más con Draco, que son ignorados cuando le
toca hacerlo la misma noche y vuelve a pasar lo mismo.

El tercer día que Draco está en los mundiales es cuando se va a hacer el partido, la emoción es
diferente a los días anteriores y Draco se encuentra silbando luego de un desayuno ruidoso en la
tienda de la familia Boot. Según había escrito a Harry los días anteriores, este era el día que iba a
llegar al terreno, por lo cual Draco había despertado de un buen humor; no podría pasar mucho
tiempo con ellos, pero podría ver a Sirius y felicitarlo por ser un hombre libre. Lucas parecía
entretener tanto a Terry y Michael con historias de su tiempo en el colegio de Brasil, Draco
también quería escucharlas, pero en su lugar decidió ir a darse una vuelta en el campamento para
ver sí se topaba alguna cabeza Weasley, siempre la mejor forma de encontrarse con Harry.

Anthony había saltado a su lado para acompañarlo, quejándose nuevamente sobre las cobijas.

Draco estaba por hacerle una zancadilla para que cayera al suelo.

—Ya me disculpé, siempre he dormido solo, no pensé que fuera un problema— gruñe Draco
cansado de sus quejas, pero Anthony parece molesto por no haber dormido bien.

Eran mejores amigos, era normal las discusiones estúpidas.

Cree.

—Son dos noches Draco, dos noches que he dormido con frío; además me pateaste fuera del
colchón esta mañana

—Eres una perra quejumbrosa

—Y tu un idiota mimado

Ambos gruñen de un lado al otro unos minutos, hasta que puede ver una cabellera roja que llama
su atención, Anthony se queda en silencio viendo también lo mismo. Parecía que Ron había dado
otro pequeño estirón que lo hizo resaltar más fácilmente, una niña de cabellera castaña alborotada
que claramente sería Hermione caminaba a su lado y por último Harry Potter quien también traía lo
que parece ser un balde con agua como los otros dos. Harry también dio un estirón, pero no tanto
como Ron, aunque ambos chicos ahora son notoriamente más altos que Hermione.
Una sonrisa inunda su rostro al ver a su amigo y algo cálido se posa en su pecho, no había pensado
que le haría tanta falta, pero aparentemente lo hizo; un interesante pensamiento. Sus primeros dos
años había pasado intentando no pensar tanto en Potter, solo como un personaje de la historia que
conoce y que quiere evitar; pero luego del tercer año se ha vuelto en un amigo cercano de él.

Un personaje real.

No solo el protagonista de una historia que sucede frente a él.

Era alguien ahora importante para él, era su amigo.

Al igual que hace algunos días cuando llegó aquí y vio a sus amigos después de un largo tiempo,
ver a Harry lo animó considerablemente.

—¿Le dijiste que vendrías?— la pregunta de Anthony es un poco desprevenida, cuando voltea a
verlo este parece tener una mirada curiosa que ronda la diversión.

Sus ojos se entrecierran con sospecha, pero al no sentir malicia real, supone que no debe ser algo
tan malo.

—No, pensé que sería divertido una sorpresa— dice con sinceridad y Anthony asiente pensativo.

—Debí traer tu cámara polaroid

—¿Dijiste algo?

—No, mejor llámalo, no quiero perderme esto

Nuevamente suena sospechosamente divertido, a lo cual Draco bufa por debajo caminando hacia el
trío dorado que parecía metido en sus propias charlas; Draco no pudo culparlos, cuando estaba con
sus amigos también parecía siempre encimados en sus propias locuras. Draco ha pasado los últimos
tres años estrechando las amistades con sus Ravenclaw y en sus propias aventuras, que a veces
olvida que el trío dorado también es bastante problemático.

Trío dorado es un gran nombre.

¿Ellos tendrían uno?

Tal vez simplemente era Draco y sus esclavos problemáticos, nunca haría ese chiste en voz alta, o
Padma lo asesinaría por referirse a ella de esa forma.

¿Draco y compañía?

Buscaría un nombre, sólo era cuestión de tiempo para tener un nombre genial.

—¡Harry!— dijo lo suficientemente alto, para que el trío dorado lo escuchara.

Funcionó.

Durante un segundo el trío parece detenerse, Harry voltea el rostro de forma que parece dolorosa,
pero sin detenerse totalmente ya que su pie parecía en el aire; Draco no entiende que pasó
exactamente después, Harry parece dar un paso en falso, provocando que la cubeta en sus manos
salga volando, mojando parte de la tierra y algunas personas a su alrededor que lo incluyen. Draco
siente algo de vergüenza ajena cuando Harry parece tropezar con el aire y caerse finalmente de
espaldas al suelo, Ron y Hermione lo ven horrorizados, mientras que Anthony parece contener las
risas todo lo posible.
Draco no sabe sí reírse o preocuparse, pero sin duda está seguro que va guardar este recuerdo para
siempre, para molestarlo hasta más no poder.

Algunos magos a su alrededor parecen molestos por haberse mojado, otros parecen claramente
divertidos y Draco decide caminar al lado de Harry; Hermione es quien le ofreció la mano para
ayudarlo a ponerse de pie, Harry lo hace luciendo cruelmente mortificado y como sí prefiriera
morirse a seguir con vida algún instante más.

Sus ropas llenas ahora de tierra, polvo y barro, junto con unos anteojos torcidos por el impacto.

Si.

Draco ahora contiene la risa a duras penas.

—Hola Draco— su rostro parece totalmente humillado, además de verse un poco sonrojado
probablemente por la vergüenza que tiene.

Ron sigue riéndose ahora sin ocultarlo, mientras que Hermione saluda tímidamente con una mano,
pero la sonrisa en su rostro parece demostrar que encuentra todo divertido.

Se acerca a Harry, quien parece alerta como sí algo malo fuera a suceder y lo envuelve en un
abrazo; Draco puede sentir la sorpresa de sus otros amigos, así como el cuerpo de Harry
volviéndose petrificado. Supone que no ha sido muy cariñoso con Harry en este tiempo, pero
realmente lo había extrañado y había abrazado a todos sus amigos luego de un largo tiempo de no
verlo.

Un chillido sale de la boca de Harry, que hace que Draco sonría divertido.

No está preparado para el afecto, piensa al alejarse con la sonrisa aun en su rostro; el cuerpo de
Harry era bastante cálido, a pesar de todo y tenía un extraño aroma que solo podría describir como
sí alguien embotellara el quidditch en un perfume.

—Creo que lo quebró— escucha a Anthony decirle a Hermione, que parece algo preocupada por
Harry, mientras Ron parece no poder contener las risas.

Harry se ve totalmente rojo como un tomate, casi como si una Quaffle le hubiera pegado en la cara
y Draco ladea el rostro ahora si confundido por esa reacción.

—Vamos Anthony no luzcas celoso, también te abracé cuando te vi— musita al niño con algo de
molestia, quien solo levanta las manos en señal de rendición.

—Como alguien tan inteligente puede ser tan estúpidamente ciego, nunca lo sabré

Draco está listo para ir contra su amigo, cuando Harry suelta un chillido nuevamente y al voltear a
verlo este sigue totalmente rojo.

—Hola Draco— saluda con torpeza con voz de pito y luciendo aun en shock, a lo cual ahora Draco
se ve confundido.

—Hola Harry, ¿estas bien?, ya dijiste eso— musita con cautela, haciendo que Harry se cubra el
rostro con sus manos y los otros tres presentes suelten las risas ahora sin intentar ocultarlo.

Draco se encuentra algo perdido.

¿Qué ha pasado?
.

Luego de ese extraño encuentro, Ron los guía a la tienda donde se están quedando, Anthony
rápidamente entra en una charla casual con Hermione sobre los estudios, sí menciona o no unas
tres veces a Padma, bueno, Hermione es amable sobre no comentar nada al respecto; Draco tiene
un oído en la charla de ellos y otra en la charla divertida de Ron sobre como su hermano mayor
Bill fue quien señaló que Thorin era una niña. Hace lo posible para no reírse, mientras Ron se
queja del nombre que le pusieron y como ahora no acepta otro nombre que no sea Thorin y que al
menos entiende ahora porque era tan cariñosa. Draco le asegura que el vendedor le dijo que era
niño y Ron parece casi resignado al tema.

Harry camina en la parte trasera, luciendo aun mortificado y bastante cabizbajo.

Es cuando Anthony logra enganchar a Ron a la charla, este quejándose de como Hermione los
obliga a estudiar, que Draco puede hacer sus pasos más lentos hasta estar al lado de Harry. El niño
parece algo incómodo al inicio, pero solamente evita su mirada claramente avergonzado por lo que
sucedió minutos antes.

Acercándose le da un suave empujón con el hombro, que provoca que Harry lo vea con
incomodidad.

Si.

Totalmente avergonzado.

Había hecho un espectáculo ahí atrás, además de que tuvieron que volver por más agua.

—No te pongas así Harry, a cualquiera le pasa una vergüenza publica una o dos veces en la vida—
intenta reconfortarlo, pero suena más como una mierda molesta que sabe que es.

Harry suspira apartando la mirada.

—No me importa que digan los demás

—¿Entonces por qué estas así?

Harry se encoge un poco en sí mismo, antes de tomar aire y verlo un poco más controlado.

—¿Por qué no me dijiste que vendrías?— hay reproche en su voz que hace a Draco sentirse un
poco culpable, aunque no tanto, había sido divertido lo que sucedió y valió cada oro de su bóveda
el ver el rostro incrédulo de Harry.

—Quería sorprenderte— admite con una sonrisa, que hace que Harry lo vea totalmente incrédulo,
antes de bufar y apartar la mirada.

Teme que esté enojado, pero ve la sonrisa en el rostro vacilante de Harry, a Draco le gusta pensar
que no podría estar enojado mucho tiempo con él; había soportado cuando estaba poseído el año
anterior, dudaba que una pequeña broma como esta lo asustara para dejar de ser su amigo.

Además, no lo hizo con mala intención, tanta mala intención.

—Me sorprendió— admitió Harry a regañadientes, provocando una sonrisa de victoria en sus
labios.
—Entonces funcionó mi plan, dejando eso de lado, has notado que ahora soy el más alto de los
dos, eso ya se notaba antes, pero ahora eres pequeño a mi lado— bueno, que nadie diga que Draco
no es conocido por ser un dolor de culo.

Harry voltea a verlo incrédulo, pero tiene que levantar un poco la mandíbula, lo que provoca que
Draco sonría con gran diversión.

El niño que vivió gruñe antes de apresurar el paso por las leves risas de Draco, no es que fuera más
alto que Ron, el niño parece listo para superarlos a ambos y Draco simplemente no puede hacer
nada con eso; pero podría molestar a Harry y es competitivo por lo que parece, así que lo tomará.

Está picando el costado del niño repitiendo que es “enano” y Harry apartándolo con una mirada
cansada, pero que parece algo divertida cuando llegan a la tienda de la familia Weasley.

Draco está muy concentrado en molestar a Harry, por eso es casi un golpe en su rostro cuando la
mirada oscura de su tío lo encuentra; la sonrisa de comer mierda de Draco cambia para una sincera,
y sus pulmones casi quedan sin aire cuando Sirius literalmente choca contra él. Draco nota
rápidamente el cuerpo de su primo, ya no está en los huesos o parece tembloroso a como lo dejó la
última vez en la casa de Andrómeda.

Ha mejorado en salud, eso es bueno.

—Sirius no puedo respirar— dice con voz ahogada mientras le da palmadas a su espalda, este lo
suelta con una risa cantarina provocando que tenga que tomar grandes bocanadas de aire al estar
nuevamente sobre sus pies.

—Pero mira que ha traído la corriente, has crecido un poco mocoso, pero sigues siendo un niño—
hay jovialidad en su voz, su mirada no parece tan atormentada como ese primer encuentro el año
pasado y el brillo juvenil en sus ojos le queda bien.

Es atractivo, probablemente sí no fuera por todo lo que pasó, sería un rompecorazones.

Se pregunta un poco sobre lo que Dora y Harry quisieron decir sobre lo que sucede entre Sirius o
Remus, hasta donde Draco sabe se supone que Dora y Remus terminarían juntos en la historia
original.

No importa.

Su trabajo es mantener a Dora y Sirius con vida, lo demás es por añadidura, no es como que su
presencia cambie demasiado algo que parecía tan infundado en la historia original.

—Tu sigues siendo un perro viejo con aliento de alcantarilla, espero disfrutes de tu nueva libertad
antes que te lleven preso por ser el segundo mejor primo de todos— hay broma en su voz, lo que
hace que Sirius sujete su pecho de manera dramática.

—Maldita mocosa de Andrómeda, ella tiene el primer lugar porque no has convivido con la crème
de la crème—

Dramático, exagerado, descarado.

Sirius Black sin duda era su familia.

—Mira Sirius quiero presentarte a mi mejor amigo Anthony Goldstein— habla Draco volteando
para buscar a su amigo, quien al igual que Ron y Hermione había estado admirando todo el
espectáculo desde una distancia prudente.
Anthony da unos pasos un poco temblorosos, este sabía mejor la historia de que había pasado, y si
bien el niño había tenido dudas sobre como rayos Draco sabía que la mascota de Ron era un
exconvicto; la carta de que era un hijo de Mortifagos y escuchaba cosas, funcionaba por el
momento. Su amigo sonríe mientras le ofrece una mano a Sirius, quien la toma y agita de forma
firme; Draco desearía poder presentarle todos sus amigos, con suerte logre acorralar a Terry y
Michael antes del partido, Luna tiene que venir sin duda alguna.

—Sobre mejores amigos está en duda, es un maldito acaparador de mantas que te tira al suelo de
una patada— gruñe Anthony viéndolo de mala manera y Draco agita la mano para restarle
importancia.

—Amas dormir a mi lado, no lo niegues tesoro

—Voy a vomitar

Draco ve a Anthony con una chispa divertida, antes que ambos choquen los cinco como de
costumbre; Sirius por un momento se queda viéndolos anonadado, el dolor choca en sus ojos un
instante, antes que se recomponga en una sonrisa algo forzada.

¿Pasó algo?

Va a preguntar sí sucedió algo, pero la presencia de la familia Weasley rápidamente acapara el


momento. Ginny saluda animadamente a Draco, mientras los gemelos comienzan atormentarlo y
debe agitar las manos para poder liberarse con ayuda de Anthony; hay chistes entre ambos antes de
que Arthur Weasley aparezca con una sonrisa amable saludando a Draco con felicidad genuina.

Es…

Diferente.

Ha visto a Arthur Weasley solamente en dos ocasiones antes que esta vez, pero de alguna forma ha
logrado obtener una buena impresión, para que lo primero que vean en él no sea su padre. El
hombre agradece una vez más por ayudar a su hija en su segundo año, también agradece por el
huron de Ron y Draco hace una muy buena representación de lo mal que se siente por la muerte de
Scabbers.

Sirius lo ve con incredulidad desde el otro lado y Draco lo fulmina con la mirada.

Al menos tiene cerebro para no rebelar esa parte de la historia, que Draco espera no fuera necesaria
para revelar en algún futuro.

—¿Draco?— había estado hablando con Ginny y Anthony, que la voz lo toma por sorpresa, su
rostro se vuelve pálido cuando voltea el rostro de su asiento en el suelo.

Frente a él puede notar la atención del trío dorado en la situación, mientras que los gemelos que
habían estado molestando a Sirius también voltean curiosos por la escena.

Draco quiere hacer un agujero en la tierra y morir.

Que no digan que lo dramático no es de familia.

Había visto a Charlie Weasley durante sus vacaciones, cuando había convencido a Blaise de ir al
mundo muggle un rato; había sido una total casualidad. Aunque había pensado que él Charlie que
le ayudó a escapar en su tercer año era de hecho, un Weasley, nunca lo había llegado a procesar
totalmente en su cerebro. Como sí fueran dos entes diferentes y ahora estaba pagando las
consecuencias.

Dos entes diferentes.

¿Draco era un idiota?

No quería pensar en la respuesta a esa pregunta.

No solamente Charlie Weasley era un sujeto atractivo (Padma y Pansy lo golpearían, porque
indiferentemente de sus gustos, este hombre superaba el atractivo medio de cualquiera), había sido
alguien que lo conoció en dos momentos no favorables para su persona; no quiso pensar que estaba
en graves aprietos sí el chico fuera a hablar con alguien más.

Su rostro volteó a ver al otro nuevo miembro de la tienda y quiso llorar de impotencia.

Bill Weasley era un hombre que había conocido hace años en el ministerio, lo había ayudado
cuando era un niño y se encontró perdido un momento; su padre nunca lo había perdonado
realmente por hablar con traidores de sangre. Si bien en ese entonces había pensado que era
atractivo, verlo con nuevos años sobre él, hizo que Draco se sintiera congelado; era un hombre
demasiado apuesto, no le extrañaba que fuera el primer hombre en este mundo que le hizo recordar
que era bisexual por algo. Su apariencia casi salvaje, pero ojos cálidos, hicieron que Draco se
quedara con la mandíbula abierta.

—Emm— hizo un sonido no muy seguro, ganando una mirada incrédula de Anthony y volviéndose
rojo como un tomate.

Bill sonrió, esa sonrisa debería ser malditamente ilegal.

Su corazón no estaba listo para eso.

Es como cuando te encuentras con una celebridad en la vida real, alguien que no debería existir y
aunque sabes que no hay ninguna posibilidad de que suceda algo, te gusta admirar de forma
platónica.

Los genes de esos dos son absurdamente potentes, a pesar de que son diferentes a su manera.

—Mira si es el pequeño Draco, aunque ya no eres un niño perdido, ha pasado mucho tiempo y tal
vez no lo recuerdes, pero nos conocimos en el ministerio cuando eras un niño— habla Bill con una
mirada cálida, como sí viera a un viejo amigo y Draco se sintió derretir.

¿Alguien podría olvidar a ese hombre?

Lo duda.

Se levanta con torpeza y extiende una mano, intentando recordar todo lo que es ser un heredero
perfecto y mantener sus emociones tras una máscara; pero la mano cálida de Bill lo hace querer
retorcerse de una forma que la estúpida revista de Michael no pudo.

Alejó cualquier pensamiento impuro que tiene al ver a Bill y Charlie, porque era sólo un
adolescente, pero sí tuviera la edad de alguno de ellos.

No.

Draco malo, no pienses en esas cosas.

—Lo recuerdo, gracias por la ayuda ese día; lamento que mi padre sea un idiota— se las arregla
para decir con mayor confianza, la mirada de Bill no tiene juicios y aunque hay un poco de lastima
en sus ojos, lo desaparece para asentir.

Charlie por otro lado al lado de Bill, mira a Draco con un brillo divertido que está ignorando;
esperando que tome la indirecta de no conocerse o que no deberían conocerse, lo cual
probablemente esté arruinado, porque lo ha llamado por su nombre antes de que alguien los
presentara.

Pero se vale soñar.

Usualmente tiene mala suerte, un pequeño milagro sería bien recibido aquí.

—Ya conoces a Bill supongo, parece que conoces a toda la familia— la burla en la voz de Charlie
hace que Draco se erice, pero por más que intenta, no puede quitar el calor de sus mejillas.

Maldita sea su gusto en su vida pasada por pelirrojos, sabía que vendría a comerle el culo algún
día, pero no pensó que llegara a esta vida.

—¿Lo conoces Charlie?— pregunta Ron con curiosidad, Draco gira a ver alterado a Charlie que
tiene el descaro de sonreírle de forma muy similar a Bill.

Su corazón no puede resistir esto.

—Tal vez lo he visto anteriormente— no contesta realmente, Draco agradece que parece interesado
en mantener el secreto; pero cuando Charlie le da un guiño antes de seguir a Bill para hablar con su
padre, Draco se ahoga con su propia saliva.

Camina con torpeza cuando Anthony lo sujeta preocupado para que se siente, pero solamente
entierra su rostro en sus manos negando con la cabeza; el calor aun lo siente en sus mejillas y no
quiere que se burlen de él como sabe que harán.

—Maldita sea Ron, no es justo que tus dos hermanos mayores sean tan atractivos— masculla con
molestia, provocando varios efectos en cadena.

Los gemelos gimotean sobre que injusto es eso, ya que ellos son atractivos.

Anthony no deja de reír y burlarse, efectivamente planeando contarle todo a los chicos.

Sirius que es un come mierda y que estaba cerca, solamente niega con la cabeza.

Ginny voltea a ver preocupada a Hermione.

Harry mantiene un rostro neutral, aunque todos saltan cuando por algún motivo una de las linternas
de la tienda de la tienda explota como sí hubiera sido un poco de magia accidental de alguien;
Draco ve el destrozo, mientras Sirius ahora se destornilla de risa y los demás voltean a ver a Harry,
aunque cuando Draco sigue su mirada este solamente voltea el rostro luciendo demasiado inocente.

Aunque Arthur los invita para comer algo, Draco comenta que debe ir a buscar a una de sus amigas
y no le importa huir de los dos hermanos con mejor genética de la familia Weasley.

Agradece que Ron no sea tan atractivo, ya tiene suficiente con dos Weasley de los cuales escapar.

Anthony no deja de burlarse todo el camino, el muy hijo de perra.

Cuando anuncian su despedida, Charlie voltea a verlo con ojos brillantes que hacen a Draco tener
que respirar unos segundos; su rostro no debería estar rojo, pero no puede evitar sentirse intimidado
por un rostro bien parecido.

—Argo se encuentra bien, conozco con quien se queda ahora, por si alguna vez quieres saludarle—
expresa Charlie con un brillo divertido en sus ojos.

Draco se queda congelado un segundo, antes que su mente vaya al pequeño gato negro que
encontraron Blaise y él en vacaciones; el pequeño animalito que habían encontrado muerto de
hambre y por el cual Blaise no pudo moverlo de su lugar. Charlie había aparecido ese momento,
dejando a Draco tenso porque lo encontraran en el mundo muggle, alguien que era un mago; pero
no había salido ninguna noticia o alarma de su presencia en Londres muggle.

Había sido mucha suerte.

El pequeño gatito que quiso ayudar, parecía haber encontrado un dueño y eso lo animó.

Sus ojos se emocionaron ante la idea de volver a ver al pequeño gato negro de ojos verdes, aunque
sus pensamientos se desviaron ante otra lampara que había estallado nuevamente; todos voltearon a
ver a Harry, que seguía mirando sus manos como si fueran la cosa más interesante del mundo.

—Tal vez están defectuosas— musitó Arthur poco convencido antes de lanzarles un hechizo para
repararlas, a lo que Draco volteó a ver a Charlie.

—¿Tal vez alguna fotografía?— con eso podría ver el avance del pequeño gato.

El adulto asiente con una sonrisa, Draco aparta la mirada sintiendo sus mejillas al final algo rojas.

—Te enviaré una lechuza

¡Pom!

Una tercera lampara destruida y Draco piensa que es mejor marcharse ahora, por si las dudas.

Cuando salen de la tienda, se sorprende cuando Harry sale también apresuradamente detrás de
ellos, hay unos ladridos que distingue como la risa de Sirius, a su lado por otra parte puede
distinguir el suspiro casi resignado de Anthony que lo hace sentir confundido; aunque no tan
confundido por como Harry parece infeliz, mientras admite en voz baja que no quiere estar en la
tienda en este momento y prefiere caminar con ellos un rato. Draco quiere preguntar más al
respecto, pero la mirada irritada de Harry lo hace detenerse, antes de encogerse de hombros para ir
a buscar a Luna. Anthony parece caminar a su lado sin querer decir nada, pero Draco nota la
mirada que les lanza varias veces antes de voltear a ver a otras personas. Hay muchos trabajadores
del ministerio, algunos parecen identificar a Harry, pero este no los ignora de una forma bastante
admirable según Draco; el silencio comienza a ser incómodo.

Draco traga saliva acariciándose el cuello incómodo, le da una mirada a Anthony, que este también
ignora para ver a otro lado.

Vaya mejor amigo, piensa con resentimiento antes de ver nuevamente a Harry.

Caminando con las manos en sus bolsillos, mirada molesta al suelo y ropa de segunda mano, Draco
le recuerda un poco al Harry de primer año que parecía malhumorado siempre que lo ignoraba.

Sigue siendo un niño después de todo.

—¿Cómo va todo con Sirius?— pregunta, esperando que de alguna forma pueda alivianar un poco
el ambiente tenso que los rodea.
Sacado de unos pensamientos, Harry pestañea al verlo, antes de meditar al respecto.

—Es… complicado, Sirius es genial, pero aún no puede hacerse cargo de mí; es molesto en
realidad, me gustaría mudarme con él— musita Harry con nuevamente mal humor y Draco maldice
no haber elegido un buen tema para comenzar.

Anthony sigue ignorándolos y Draco apreciaría un poco de ayuda aquí.

Que no llega.

Por supuesto.

El puesto de mejor amigo estará pronto abierto si sigue siendo así.

—Bueno lleva apenas unos días libres, con suerte cuando termine el año tengas mejores noticias—
sus intentos de ánimo hacen que el niño asienta algo triste, Draco maldice que hace menos de una
hora estaba feliz a su lado y ahora parece miserable —¿Qué es eso de Remus y Sirius?— pregunta
en voz baja a Harry, quien sus ojos brillan un momento divertidos y Draco quiere levantar el puño
en victoria.

—No sabemos, pero Tonks dice que hay algo ahí, es cómo… tensión… sexual— lo último susurra
abochornado y con las mejillas calientes, como si fuera algo prohibido de decir.

Los ojos de Draco se mantienen fijos un momento en esas mejillas que parecen listas para ser
pellizcadas en burla, antes que las palabras caigan en comprensión a su cerebro y su ceño se frunza.

—¿Se gustan?— la pregunta parece ridícula, porque no tiene sentido.

En la historia original Remus terminó casado con Dora, incluso tenían un hijo sí no se equivocaba,
lo que significaba que, sí Remus estuviera enamorado de alguien, debería ser Dora; había una gran
diferencia de edad, pero Draco no le importaba eso.

Harry asintió.

—Tonks y yo tenemos una apuesta, un día de estos se van a terminar besando o asesinando, es muy
incómodo cuando se pierden en la mirada del otro— bromea Harry con una media sonrisa, que
hace que Draco se vea más pensativo.

Un cambio, un cambio bastante diferente a lo que recuerda.

Eso lo hace tragar saliva nervioso.

—Dímelo a mi— escucha susurrar a Anthony a su lado con burla, por lo cual Draco lo empuja
antes de voltear a ver a Harry.

Su rostro ha dejado de verse molesto, aunque Draco no puede pensar en que cosa pudo molestarlo
en primer lugar, pero mientras que ahora este feliz, lo otro es sin importancia; piensa un momento
sobre la idea de que algo suceda entre Remus y Sirius.

Quisiera descartarlo, porque tiene conocimientos y se supone que estos cambios no deberían pasar,
pero no lo hace.

Le gusta que algunas cosas cambien, le da esperanzas para poder ayudar a otros, para cambiar
algunos finales y evitar muertes.

Es raro.
Pero bueno, Sirius y Remus habían sido amigos antes, tal vez hay más historia ahí de lo que todos
sabían. Draco quiso regresarse a la tienda de los Weasley, para poder demandar a Sirius por
información, pero eso no sería una jugada inteligente; ya buscaría alguna forma para liberar alguna
pista de este, para poder atormentarlo hasta que saliera de la bolsa.

¿Sirius era Gay?

Tantas preguntas y tan pocas respuestas.

—Su mirada es aterradora cuando piensa en algo malicioso— escucha que Anthony le dice a
Harry, quien a regañadientes lo acepta y Draco voltea a ver mal a los dos.

Detienen sus pasos cuando Luna aparece en una esquina, su rostro soñador se ilumina al verlos y
corre para estar a su lado; Draco le da un rápido abrazo aplastante que la hace reír, antes que ella
salude a los otros dos presentes de forma igualmente animada.

—Harry que bueno verte, siempre estas con Draco— habla la chica y el niño que vivió se vuelve
levemente rojo nuevamente.

¿Siempre está rojo a su alrededor o son imaginaciones suyas?

—Hola Luna, es bueno verte también, Ginny ha dicho que han estado hablando en verano

—Ginny es mi mejor amiga, me alegra que hable de mí, dijo que vino a los mundiales y quería
verla antes del partido

—Ohhh yo tengo que volver al campamento, podrías venir conmigo si quieres

No parecía que Harry quisiera irse, pero algo en los ojos de Luna iluminados, rápidamente
vencieron sus barreras y pareció resignado a volver. Luna se despidió animadamente de Draco
diciendo que ocupaba saludar a Ginny, pero que iría más tarde con ellos, Draco asintió y Anthony
le revolvió el cabello a la niña haciéndola sonreír.

Luna sonreía mucho al lado de ellos, un claro contraste a ese terrible primer año que tuvo y era
intimidada por todos.

A veces Draco pensaba que no los hizo sufrir lo suficiente por molestar a su amiga.

Coloca una mano sobre el hombro de Harry antes que se marchen, el chico voltea a verlo
confundido y Draco le susurra un “gracias por cuidar a Luna” en voz baja; que provoca que el niño
se vuelva totalmente rojo y tropiece un poco con sus pies mientras se marcha, caminando algo
rígido mientras Luna lo sigue a su lado.

Draco coloca una mano en su mentón pensativo.

—A veces Harry actúa extraño— musita a nadie en particular, pero la mirada de completa lástima
que le da Anthony por eso le hace muy ofensiva.

Idiota.

Draco compra un sombrero de Irlanda, porque le encanta el color verde, ante la irritante discusión
de Michael sobre que elegir a un equipo por el color es idiota; a su lado Anthony disfruta de los
colores rojos con Terry, es el único con el color verde en el recinto de la familia Boot. Habían ido
temprano para hacer las compras, y Draco no había dudado en gastar el dinero de su padre para
pagar por todos, la familia Boot quiso negarse, pero Draco comentó que eran regalos tardíos por
conocerlos hasta ahora y al final no hubo muchas quejas. Los omniculares sin duda fueron la mejor
compra, un poco costosos, pero todos en el lugar habían obtenido decidiendo que era lo mejor del
mundo.

Entonces con asientos para cien mil personas, la final del mundial daría inicio.

Las escaleras del estadio estaban tapizadas con una suntuosa alfombra de color púrpura. Cuando
tuvieron que subir, lo hicieron con la multitud, que poco a poco iba entrando por las puertas que
daban a las tribunas que había a derecha e izquierda.

El lugar de la familia Boot contenía unas diez butacas de color rojo y dorado, repartidas en dos
filas. Draco estaba sentado al frente con los otros chicos de su edad, justo detrás estaba Lucas
haciendo sonidos con la varita para diversión de los presentes, mientras los padres de Terry tenían
sus rostros pintados y parecían bastante animados al respecto.

—Deberías unirte al equipo de quidditch— habló Draco en voz baja a Terry a su lado, que, durante
al menos este viaje, parecía afable en ignorar el encostramiento entre ambos el año pasado.

Sigue siendo cauteloso y duda que se abra totalmente a Draco, pero al menos no parece odiarlo tan
abiertamente como lo hizo los últimos meses.

Draco tomará eso como la segunda victoria del día, luego de hacer sonreír a Harry.

—Ya son suficientemente fanáticos sin mi aporte, gracias— bromea por bajo Terry antes de ver
todo el espectáculo como los demás.

Draco observó el estadio que tenían a sus pies, cuyo aspecto solo hubiera imaginado en sus sueños.
Cien mil magos y brujas ocupaban sus asientos en las gradas dispuestas en torno al largo campo
oval. Todo estaba envuelto en una misteriosa luz dorada que parecía provenir del mismo estadio.
Desde aquella elevada posición, el campo parecía forrado de terciopelo. A cada extremo se
levantaban tres aros de gol, a unos quince metros de altura. Justo enfrente de la tribuna en que se
hallaban, casi a la misma altura de sus ojos, había un panel gigante. Unas letras de color dorado
iban apareciendo en él, como si las escribiera la mano de un gigante invisible, y luego se borraban.

Al fijarse, Draco se dio cuenta de que lo que se leía eran anuncios que enviaban sus destellos a todo
el estadio:

La Moscarda: una escoba para toda la familia: fuerte, segura y con alarma antirrobo incorporada
... Quitamanchas mágico multiusos de la Señora Skower: adiós a las manchas, adiós al esfuerzo ...
Harapos finos, moda para magos: Londres, París, Hogsmeade...

Draco silbó por debajo, impresionado de que los magos pudieran hacer cosas algo muggles
también, tiene sentido; pero eso no evita que estuviera impresionado.

No pudo negar que todo este desbordante muestra del quidditch, le hizo extrañar el equipo, al cual
no pudo participar el año pasado luego de que ayudó a Sirius; su padre sabía cómo golpear duro y
el abandonar el equipo, que en primera instancia se unió por su culpa, era jodidamente doloroso.

Este año con el torneo tampoco habría equipo, con suerte en su quinto año podría volver.

Si bien había jugado como golpeador, también podría intentar competir contra Cho por el puesto
de buscador, solo eran ideas, pero le gustaría hacer algo diferente.
Su padre estaba muy distraído con su persona últimamente, era horrible la sensación, pero si
pudiera navegar bajo su radar y preguntarle a su madre en lugar de a él.

—Esto es una locura— comentó Anthony al ver a Michael gritar emocionado, simplemente por
poder hacerlo y agitar su bandera como loco.

Terry era empujado por Michael, casi obligándolo a que se uniera a regañadientes; los padres y
hermano mayor de este, parecían divertidos de la situación. Ahora que lo pensaba, ya que Michael
y Terry eran grandes amigos, es probable que antes de este día hubieran ido muchas veces a la casa
del otro.

Draco no pudo evitar sentir algo de celos, ya que no tenía esa libertad para ir a la casa de Anthony
como quisiera.

—Tenemos que esperar un poco todavía, es tan emocionante como el mundial pasado— musita
Emily la madre de Terry con voz soñadora a su esposo.

Si.

Grandes fanáticos.

Se preguntó vagamente sí sus propios padres hubieran hecho algo como los padres de Terry, pero
no entra por esa puerta, porque duda que quiera la respuesta; incluso si su padre amara a su madre,
no todos tienen que demostrar el amor de la misma manera.

Anthony lo empujó para ofrecerle de las golosinas que habían comprado, haciendo que Draco
aprovechara para masticar un poco distraídamente.

No pudo ver a Sirius entre la gran cantidad de personas, pero esperaba, que estuviera donde
estuviera, este disfrutando de su nueva libertad.

Nada como una final de quidditch para alivianar la libertad.

Durante la siguiente media hora se fue llenando lentamente la tribuna, sus amigos hacían chistes
molestos con Draco, quien se quejaba de ser el blanco de burlas por los comentarios sobre
Anthony respecto a los hermanos mayores Weasley; tuvo que defenderse de la mejor forma
posible, ya que no era su culpa que los hermanos mayores de Ron tuvieran la mejor distribución
genética.

—¿Te gustan los chicos?— la pregunta de Emily Boot fue algo inocente y no parecía tener malicia,
eso no evitó que Draco se tensara un poco y que Terry gimoteara por bajo.

Si.

Tener la charla con niños de su edad, siempre era mejor que con adultos, algo con lo cual Draco no
había entrado en detalles.

Ni siquiera con su madre, pero a estas alturas, era probable que su madre siempre lo hubiera sabido
o algo así.

Su instinto era aterrador.

—Me gustan niños y niñas— no es que va a mentir, aunque sí esta información saliera al
periódico, su padre no lo encontraría divertido —aunque los niños son más fáciles de llevar en
ocasiones, las niñas son muy sensibles; aunque no es que importe mucho en realidad— añade
tardíamente esperando no ofenderle.

La madre de Terry lo mira pensativa un momento, pero Terry desvía su atención al tiempo que
Lucas al lado de Terry solamente bufa algo divertido.

No con él.

Los ojos de Lucas ven a su madre con malicia.

Draco sigue a la defensiva por algún motivo, nervioso, muy nervioso también.

—No te preocupes Draco, mamá no entiende bien sobre eso y esta apenas aceptándonos a
nosotros, a mí por ejemplo me gustan los niños también y Terry no le gusta ninguno; pobre
generación Boot— habla Lucas al verlo fijamente, Draco se sonroja abochornado de que fuera tan
fácil de leer.

Emily gimotea que todo es nuevo para ella, mientras que Benjamín Boot solamente bosteza sin
darle importancia al tema e intentando calmar a su esposa en vano.

—Creo que es más fácil ser heterosexual— expresa Michael al ver la charla, Draco lo patea por
debajo y Anthony asiente.

—Por favor Anthony, no puedes estar en el armario para siempre, te recuerdo como babeas por
Harrison Ford

—Draco deja de intentar que salga de un closet inexistente, sí me amas tengo que decirte que no
quiero una relación contigo

—Soy un gran partido te lo haré saber

—En tus sueños

La charla comenzó a ser más amena y Draco agradeció eso, tenía miedo de que la madre de Terry
lo juzgara de alguna forma; odiaba que cualquiera lo juzgara solo porque le gustan los dos géneros.
El padre de Terry continúo hablando de los equipos como si nada hubiera pasado y Draco pudo
disfrutar un poco del tiempo junto a sus amigos. Había traído el diario para charlar con Padma,
quien, aunque tardaba un poco en contestar, parecía emocionada de todo por medio de los diarios;
cuando Anthony se lo arrebató para burlarse de él, Padma debe adivinar que no era Draco.

La letra de Anthony era bastante descuidada.

Idiota.

Bien pudo traer su propio diario.

Cuando estaba por discutir, una voz se alzó por encima del estruendo de la multitud que abarrotaba
ya el estadio y retumbó en cada rincón de las tribunas.

—Damas y caballeros… ¡bienvenidos! ¡bienvenidos a la cuadringentésima vigésima segunda


edición de la Copa del Mundo de quidditch!— era la voz de Ludovic Bagman.

Ludovic "Ludo" Bagman fue el famoso Golpeador de las Avispas de Wimbourne y de la Selección
de Inglaterra de Quidditch; al menos ese fue el comentario rápido de Benjamín Boot que llamó la
atención de Draco. Después de retirarse, Bagman entró en el Ministerio de Magia y llegó a ser jefe
del Departamento de Deportes y Juegos Mágicos.
Los espectadores gritaron y aplaudieron. Ondearon miles de banderas, y los discordantes himnos
de sus naciones se sumaron al jaleo de la multitud. El enorme panel que tenían enfrente borró su
último anuncio (Grageas multisabores de Bertie Bott: ¡un peligro en cada bocado!) y mostró a
continuación:

BULGARIA: 0

IRLANDA: 0

—Y ahora, sin más dilación, permítanme que les presente a... ¡las mascotas del equipo de
Bulgaria!

Las tribunas del lado derecho, que eran un sólido bloque de color escarlata, bramaron su
aprobación. Todos dentro de su compartimiento también apoyaban al equipo, pero Draco no se
dejó amedrentar, sintiéndose orgulloso del color verde en su ropa.

Hubiera sido un gran Slytherin en realidad.

—Mira Draco— saltó Michael a su lado señalando una parte del estadio, Draco se sintió algo
confundido y siguió la vista rápidamente.

Oh.

Eran Veelas.

—¿Qué ocur…?— cualquier comentario de Anthony quedó en el aire.

Porque un centenar de veelas acababan de salir al campo de juego, y la pregunta de Anthony quedó
en el olvido del propio niño. Las veelas eran mujeres, las mujeres más hermosas que Draco hubiera
visto nunca… era claro que no podían ser humanas. Esto lo desconcertó por un momento a pesar de
su conocimiento del mundo mágico, sabe lo que eran, pero nunca había podido ver alguna de
“cerca” o estar en su presencia.

Meditó sobre qué podía hacer brillar su piel de aquel modo, con un resplandor plateado; o qué era
lo que hacía que, sin que hubiera viento, el pelo dorado se les abriera en abanico detrás de la
cabeza. Pero en aquel momento comenzó la música, y Draco dejó de preguntarse o buscar
similitudes sobre su carácter humano. De hecho, no se hizo ninguna pregunta en absoluto.

Las veelas se pusieron a bailar, y la mente de Draco luchó para no quedarse en blanco.

Tenía que recordar bien sobre esas criaturas para mantenerse sereno.

Las veelas son una raza de semi-humana remanente de las sirenas en la mitología griega, Draco
había tenido una temporada enamorado de la mitología griega que no pensaba desperdiciar;
además de su momento con “Sparky el dragón” y su interés en sirenas de niño, que desapareció
cuando toda criatura marina lo odió por completo. Regresando a las Veelas ellas aparentan ser muy
jóvenes y bellas mujeres y especialmente su danza es mágicamente seductora para la mayoría de
los hombres. Cuando las veelas se enojan, se transforman en algo más parecido a una harpía
mitológica; sus rostros se convierten en algo parecido a la cabeza de un ave con picos largos y
filosos y con largas plumas que nacen de sus hombros, también pueden lanzar bolas de fuego de
sus manos.

En la mitología eslava existe una criatura nombrada como Veela, también es conocida como Vila,
Wila o Wili.
Pero eso ya era adentrarse mucho en los estudios de otras razas.

También había estudiado sobre los Vodník, Se dice que Vodyanoy aparece como un anciano
desnudo con una cara de rana, barba verdosa y pelo largo, con su cuerpo cubierto de algas y lodo,
generalmente cubierto de escamas de pescado negro. Tiene patas palmeadas en vez de manos, cola
de pez y ojos que arden como brasas ardientes. Por lo general, monta a lo largo de su río en un
tronco medio hundido, haciendo fuertes salpicaduras. En consecuencia, a menudo es llamado
"abuelo" o "antepasado" por la gente local. Se dice que los ahogamientos locales son obra de los
vodyanoy.

Cuando se enoja, el vodyanoy rompe diques, inunda los molinos, y ahoga a la gente y los
animales. (Por consiguiente, los pescadores, los molineros y también los apicultores hacen
sacrificios para calmarlo). Con frecuencia arrastra a la gente a su vivienda submarina para servirle
como esclavos.

Draco realmente era un come libros, pero pensar en esas cosas, es lo único que impedía que cayera
totalmente por el encanto de las Veelas.

Era difícil, porque en ese momento, lo único que en el mundo merecía la pena era seguir viendo a
las veelas; porque, sí ellas dejaban de bailar, ocurrirían cosas terribles…

A medida que las veelas aumentaban la velocidad de su danza, unos pensamientos desenfrenados,
aún indefinidos, se iban apoderando de la aturdida mente de Draco.

Era demasiado peligroso, las veelas sin duda, eran terribles criaturas.

“Eres mucho más hermosa que una Veela”

Draco parpadeó cuando la voz retumbo en su cabeza, con el seguimiento de una risa cantarina que
lo hizo voltear a todos lados. Michael y Anthony parecían enamorados de las criaturas, pero otros
como Terry y Lucas parecían poco impresionados al respecto.

No, no era su voz la que sonó.

Había estado tan absorto entre sus recuerdos, el tiempo presente, las veelas que no sabe de donde
pudo venir la voz en su cabeza.

—Son criaturas peligrosas— musitó Lucas desde su espalda, mientras Emily parecía reírse del
rostro levemente sonrojado de su esposo.

Si.

Criaturas peligrosas.

Draco frunció el ceño, el recuerdo de uno de sus sueños en un campo de flores, por algún motivo
quería salir a la superficie en su mente; pero por más que deseaba aferrarse a este, como si tuviera
la respuesta a sus preguntas, había una barrera invisible que lo impedía.

—Un buen día para estar con vida— determina Michael de forma soñadora, Anthony asintiendo
fervientemente.

Draco por otro lado tenía el labio fruncido, sin querer comentar lo que paso y sin entender que fue
lo que sucedió.

¿Había sonado similar a su propia voz?


¿Cuándo dijo eso?

¿A quién?

¿Quién se reía en lo que parecían sus recuerdos?

Maldición, odiaba tener preguntas sin respuestas.

Luego que cesó la música. Draco cerró los ojos y volvió a abrirlos, no queriendo saber que había
pasado en ese momento o porque había reaccionado a una Veela de forma no natural.

Aunque con su suerte, quien sabe que significaría.

Estúpidas criaturas mágicas, nunca eran lo que él esperaba.

El estadio se sumió en gritos de protesta. La multitud no quería que las veelas se fueran, y lo
mismo le pasaba con sus dos amigos. Por supuesto, toda la tribuna apoyaría a Bulgaria, y este
espectáculo parecía hacer que todos tuvieran ese sentimiento en común.

Draco se quedó terco con su bufanda verde en el cuello.

—Y ahora— bramó la voz de Ludo Bagman como sí medio estadio no estuviera aún en shock —
tengan la bondad de alzar sus varitas para recibir a… ¡las mascotas del equipo nacional de Irlanda!

En aquel momento, lo que parecía ser un cometa de color oro y verde entró en el estadio como
disparado, dio una vuelta al terreno de juego y se dividió en dos cometas más pequeños que se
dirigieron a toda velocidad hacia los postes de gol. Repentinamente se formó un arcoiris que se
extendió de un lado a otro del campo de juego, conectando las dos bolas de luz. La multitud
exclamaba ¡oooooooh! y luego ¡aaaaaaah!, como sí estuviera contemplando un castillo de fuegos
de artificio. A continuación, se desvaneció el arcoiris, y las dos bolas de luz volvieron a juntarse y
se abrieron: formaron un trébol enorme y reluciente que se levantó en el aire y empezó a elevarse
sobre las tribunas. De él caía algo que parecía una lluvia de oro.

—¡Increíble!— exclamó Michael cuando el trébol se elevó sobre el estadio dejando caer pesadas
monedas de oro que rebotaban al dar en los asientos y en las cabezas de la multitud.

Entornando los ojos para ver mejor el trébol, Draco apreció que estaba compuesto de miles de
hombrecitos diminutos con barba y chalecos rojos, cada uno de los cuales llevaba una diminuta
lámpara de color oro o verde.

—¡Son leprechauns!— explicó Lucas en su espalda, alzando la voz por encima del tumultuoso
aplauso de los espectadores, muchos de los cuales estaban todavía buscando monedas de oro
debajo de los asientos.

El Leprechaun, a veces conocido como el Clauricorn, es una criatura mágica traviesa, aunque no es
malicioso. Tienen la reputación de ser bromistas, pero nunca han infligido un daño duradero en un
humano. Nativos sólo de Irlanda, son plenamente conscientes y capaces de hablar, pero nunca le
han pedido al Ministerio de Magia que se los reclasifique como seres. La dieta principal de los
Leprechauns consiste en vegetación, hojas principalmente. Aunque son criaturas similares a los
humanos, es improbable que se relacionen con los seres humanos, tales como los duendes.

Draco admiró las monedas en sus manos, lástima que se fueran a evaporar en algunas horas.

—No te encariñes con ellos tesoro, desaparecen en poco tiempo— comentó Emily Boot con una
sonrisa a Michael, cuya sonrisa se evaporó y vio a las monedas con molestia en sus manos.

Anthony se rió un poco por su molestia, mientras que Terry palmeó su hombro en apoyo.

—Ventajas de estar casado con una hermosa mujer inteligente que ama las criaturas mágicas—
bromeó Benjamín besando la mejilla de su esposa, que rió encantada.

Draco quiso quitar de su pecho el dolor, el hecho de que todos sus amigos parecían tener familias
perfectas menos él; dudaba que entre ellos tuvieran algún pariente psicópata asesino como Draco,
así que pensó mejor en su madre.

Lo mejor de toda la familia según su punto de vista.

Se quedaría con eso o se volvería loco.

—Y ahora, damas y caballeros, ¡demos una calurosa bienvenida a la selección nacional de


quidditch de Bulgaria! Con ustedes… ¡Dimitrov!

Una figura vestida de escarlata entró tan rápido montada sobre el palo de su escoba que sólo se
pudo distinguir un borrón en el aire. La afición del equipo de Bulgaria aplaudió como loca.

Draco se cruzó de brazos con seriedad, iba elegido a quien apoyar y aunque la presión social era
grande, no se iba a dejar llevar.

—¡Ivanova!

Una nueva figura hizo su aparición zumbando en el aire, igualmente vestida con una túnica de
color escarlata.

—¡Zograf!, ¡Levski!, ¡Vulchanov!, ¡Volkov! yyyyyyyyy… ¡Krum!

El chillido de todos aumentó y Draco pudo admitir que la forma en que Anthony o Michael veían
al hombre, no era tan heterosexual como ambos habían comentado minutos antes.

Viktor Krum era delgado, moreno y de piel cetrina, con una nariz grande y curva y cejas negras y
muy pobladas. Semejaba una enorme ave de presa. Costaba creer que sólo tuviera dieciocho años.

No era su tipo, para nada.

Pero Draco no puede negar que la fama y popularidad, podrían atraer la atención de cualquier chica
que quisiera… o adolescentes obsesionados por el quidditch como sus amigos, o los padres de su
amigo.

Emily y Benjamín gritaban junto a los jóvenes, lo que hizo que Draco sonriera.

—Y recibamos ahora con un cordial saludo ¡a la selección nacional de quidditch de Irlanda!—


bramó Bagman —Les presento a… ¡Connolly!, ¡Ryan!, ¡Troy!, ¡Mullet!, Moran!, ¡Quigley!
yyyyyyyyy… ¡Lynch!.

Siete borrones de color verde rasgaron el aire al entrar en el campo de juego. Esta vez Draco fue el
único del grupo que salto para apoyar a su equipo, sabe que en alguna parte Luna también había
decidido apoyarlos y por eso no se sintió solo.

Todos parecían divertidos de Draco, pero ya que no estaba con su padre, no importaba hacer un
poco de escándalo por esto.
—Y ya por fin, llegado desde Egipto, nuestro árbitro, el aclamado Presi mago de la Asociación
Internacional de Quidditch: ¡Hasán Mustafá!

Entonces, caminando a zancadas, entró en el campo de juego un mago vestido con una túnica
dorada que hacía juego con el estadio. Era delgado, pequeño y totalmente calvo salvo por el bigote,
que no tenía nada que envidiar al de tío Vernon. Debajo de aquel bigote sobresalía un silbato de
plata; bajo un brazo llevaba una caja de madera, y bajo el otro, su escoba voladora. Draco observó
atentamente a Mustafá mientras éste montaba en la escoba y abría la caja con un golpe de la
pierna: cuatro bolas quedaron libres en ese momento: la quaffle, de color escarlata; las dos
bludgers negras, y la alada, dorada y minúscula snitch. Soplando el silbato, Mustafá emprendió el
vuelo detrás de las bolas.

—¡Comieeeeeeeeenza el partido!— gritó Bagman —Todos despegan en sus escobas y ¡Mullet


tiene la quaffle! ¡Troy! ¡Moran! ¡Dimitrov! ¡Mullet de nuevo! ¡Troy! ¡Levski! ¡Moran!.

Aquello era quidditch como Draco no había visto nunca, sus padres nunca habían ido a un mundial
antes, ya que o era muy pequeño o hubo funciones diferentes a las cuales asistir; esto era una
locura que le encantaba a Draco. La velocidad de los jugadores era increíble: los cazadores se
arrojaban la quaffle unos a otros tan rápidamente que Bagman apenas tenía tiempo de decir los
nombres. Draco volvió a poner la ruedecilla en posición de lento (todos en el lugar tenían los
omniculares), apretó el botón de jugada a jugada que había en la parte de arriba y empezó a ver el
juego a cámara lenta, mientras los letreros de color púrpura brillaban a través de las lentes y el
griterío de la multitud le golpeaba los tímpanos.

Los omniculares eran el puto futuro.

Formación de ataque cabeza de halcón, leyó en el instante en que los tres cazadores del equipo
irlandés se juntaron, con Troy en el centro y ligeramente por delante de Mullet y Moran, para caer
en picado sobre los búlgaros. Finta de Porskov, indicó el letrero a continuación, cuando Troy hizo
como que se lanzaba hacia arriba con la quaffle, apartando a la cazadora búlgara Ivanova y
entregándole la quaffle a Moran.

Uno de los golpeadores búlgaros, Volkov, pegó con su pequeño bate y con todas sus fuerzas a una
bludger que pasaba cerca, lanzándola hacia Moran. Moran se apartó para evitar la bludger, y la
quaffle se le cayó. Levski, elevándose desde abajo, la atrapó.

—¡TROY MARCA!— bramó Bagman, y el estadio entero vibró entre vítores y aplausos —¡Diez a
cero a favor de Irlanda!.

Draco miró por encima de los omniculares, y vio que los leprechauns, que observaban el partido
desde las líneas de banda, habían vuelto a elevarse y a formar el brillante y enorme trébol. Desde el
otro lado del campo, las veelas los miraban mal encaradas.

Draco sabía lo suficiente de quidditch para darse cuenta de que los cazadores de Irlanda eran
soberbios y Draco los amaba por eso. Formaban un equipo perfectamente coordinado, y, por las
posiciones que ocupaban, parecía como si cada uno pudiera leer la mente de los otros. Al cabo de
diez minutos, Irlanda había marcado otras dos veces, hasta alcanzar el treinta a cero, lo que había
provocado mareas de vítores atronadores entre su afición, vestida de verde.

Incluyendo a Draco, quien no parecía importarle que su grupo de acompañantes no estuviera tan
feliz, Draco estaba casi saltando con una bandera verde ahora.

El juego se tomó aún más rápido, pero también más brutal. Volkov y Vulchanov, los golpeadores
búlgaros, aporreaban las bludgers con todas sus fuerzas para pegar con ellas a los cazadores del
equipo de Irlanda, y les impedían hacer uso de algunos de sus mejores movimientos: dos veces se
vieron forzados a dispersarse y luego, por fin, Ivanova logró romper su defensa, esquivar al
guardián, Ryan, y marcar el primer tanto del equipo de Bulgaria.

El poder de sus brazos era admirable, Draco había tenido el puesto de golpeador y no era algo fácil
poder enviar bolas a esa velocidad y precisión.

—¡Meteos los dedos en las orejas!— les aconsejó Lucas cuando las veelas empezaron a bailar para
celebrarlo.

Draco rápidamente lo hizo conociendo el peligro que podrían causar. Tras unos segundos, se
atrevió a echar una mirada al terreno de juego: las veelas ya habían dejado de bailar, y Bulgaria
volvía a estar en posesión de la quaffle.

—¡Dimitrov! ¡Levski! ¡Dimitrov! Ivanova... ¡eh!!— bramó Bagman.

Cien mil magos y brujas ahogaron un grito cuando los dos buscadores, Krum y Lynch, cayeron en
picado por en medio de los cazadores, tan veloces como sí se hubieran tirado de un avión sin
paracaídas. Draco siguió su descenso con los omniculares, entrecerrando los ojos para tratar de ver
dónde estaba la snitch…

Draco se sujetó con fuerza en su asiento, queriendo de alguna forma teletransportarse para poder
jugar también.

Nunca en tantos años había sentido la desesperación por volver a ser buscador como ahora.

—¡Se van a estrellar!— gritó Michael a su lado.

Y así parecía… hasta que en el último segundo Viktor Krum frenó su descenso y se elevó con un
movimiento de espiral. Lynch, sin embargo, chocó contra el suelo con un golpe sordo que se oyó
en todo el estadio. Un gemido brotó de la afición irlandesa.

Maldito idiota talentoso.

Draco vio mal al buscador de Bulgaria, intentando no pensar que el idiota se veía tal vez un poco
atractivo jugando al quidditch.

¿Pero quién no?

—¡Tiempo muerto!— gritó la voz de Bagman —¡Expertos medimagos tienen que salir al campo
para examinar a Aidan Lynch!

—Estará bien, ¡sólo ha sido un pequeño golpe!— le dijo Lucas en tono tranquilizador a Draco, que
se asomaba por encima de la pared de la tribuna principal, horrorizado —Que es lo que andaba
buscando Krum, claro…

Hijo de puta listo.

Pero sí les costaba la victoria, maldita sea, Draco que daría por estar ahí volando y jugando con
todos.

Estúpido y adictivo quidditch.

Draco se apresuró a apretar el botón de retroceso junto con Anthony que estaba a su lado haciendo
lo mismo y luego el de jugada a jugada en sus omniculares, giró la ruedecilla de velocidad, y se los
puso otra vez en los ojos.

Vio de nuevo, esta vez a cámara lenta, a Krum y Lynch cayendo hacia el suelo. Amago de
Wronski: un desvío del buscador muy peligroso, leyó en las letras de color púrpura impresas en la
imagen. Vio que el rostro de Krum se contorsionaba a causa de la concentración cuando, justo a
tiempo, se frenaba para evitar el impacto, mientras Lynch se estrellaba, y comprendió que Krum no
había visto la snitch: sólo se había lanzado en picado para engañar a Lynch y que lo imitara. Draco
no había visto nunca a nadie volar de aquella manera. Krum no parecía usar una escoba voladora:
se movía con tal agilidad que más bien parecía ingrávido.

Es estúpido, porque es joven y no podría ganarle, pero quería tanto presionar a Krum en un juego
de buscadores que era doloroso.

Gimoteando un poco por toda la tensión y emoción, Draco volvió a poner sus omniculares en
posición normal, y enfocó a Krum, que volaba en círculos por encima de Lynch, a quien en esos
momentos los medimagos trataban de reanimar con tazas de poción. Enfocando aún más de cerca
el rostro de Krum, Draco vio cómo sus oscuros ojos recorrían el terreno que había treinta metros
más abajo. Estaba aprovechando el tiempo para buscar la snitch sin la interferencia de otros
jugadores.

Finalmente, Lynch se incorporó, en medio de los vítores de la afición del equipo de Irlanda, montó
en la Saeta de Fuego y, dando una patada en la hierba, levantó el vuelo.

Su recuperación pareció otorgar un nuevo empuje al equipo de Irlanda. Cuando Mustafá volvió a
pitar, los cazadores se pusieron a jugar con una destreza que Draco o alguno de los presentes no
había visto nunca.

En otros quince minutos trepidantes, Irlanda consiguió marcar diez veces más. Ganaban por ciento
treinta puntos a diez, y los jugadores comenzaban a jugar de manera más sucia.

Demasiado sucia tal vez, pero oye, Draco no comentaría nada sobre el proceso siempre y cuando
tuviera un buen resultado.

Cuando Mullet, una vez más, salió disparada hacia los postes de gol aferrando la quaffle bajo el
brazo, el guardián del equipo búlgaro, Zograf, salió a su encuentro. Fuera lo que fuera lo que
sucedió, ocurrió tan rápido que Draco no pudo verlo, pero un grito de rabia brotó de la afición de
Irlanda, y el largo y vibrante pitido de Mustafá indicó falta.

—Y Mustafá está reprendiendo al guardián búlgaro por juego violento… ¡Excesivo uso de los
codos!— informó Bagman a los espectadores, por encima de su clamor —Y… ¡sí, señores, penalti
favorable a Irlanda!

Draco apretó el puño en el aire.

Los leprechauns, que se habían elevado en el aire, enojados como un enjambre de avispas cuando
Mullet había sufrido la falta, se apresuraron en aquel momento a formar las palabras: ¡JA, JA, JA!
Las veelas, al otro lado del campo, se pusieron de pie de un salto, agitaron de enfado sus melenas y
volvieron a bailar.

Hasán Mustafá había aterrizado justo delante de las veelas y se comportaba de una manera muy
extraña: flexionaba los músculos y se atusaba nerviosamente el bigote.

—¡No, esto sí que no!— dijo Ludo Bagman, aunque parecía que le hacía mucha gracia —¡Por
favor, que alguien le dé una palmada al árbitro!
Un medimago cruzó a toda prisa el campo, tapándose los oídos con los dedos, y le dio una patada
a Mustafá en la espinilla. Mustafá volvió en sí. Draco, mirando por los omniculares, advirtió que
parecía muy incómodo y que les estaba gritando a las veelas, que habían dejado de bailar y
adoptaban ademanes rebeldes.

No es que pueda culparlo, cualquier hubiera pasado por algo similar.

Draco se siente avergonzado de que, si no fuera porque piensa mucho sobre el tema, sería otro
chico interesado como todos; se sorprende la falta de poder sobre Terry o Lucas, pero no puede
pensar mucho al respecto con todo el caos del estadio a su alrededor.

—Y, si no me equivoco, ¡Mustafá está tratando de expulsar a las mascotas del equipo búlgaro!—
explicó la voz de Bagman —Esto es algo que no habíamos visto nunca… ¡Ah, la cosa podría
ponerse fea…!

Y, desde luego, se puso fea: los golpeadores del equipo de Bulgaria, Volkov y Vulchanov, habían
tomado tierra uno a cada lado de Mustafá, y discutían con él furiosamente señalando hacia los
leprechauns, que acababan de formar las palabras: ¡JE, JE, JE! Pero a Mustafá no lo cohibían los
búlgaros: señalaba al aire con el dedo, claramente pidiéndoles que volvieran al juego, y, como
ellos no le hacían caso, dio dos breves soplidos al silbato.

—¡Dos penaltis a favor de Irlanda!— gritó Bagman, y la afición del equipo búlgaro vociferó de
rabia —Será mejor que Volkov y Vulchanov regresen a sus escobas… Si… ahí van… Troy toma la
quaffle…

A partir de aquel instante el juego alcanzó nuevos niveles de ferocidad. Los golpeadores de ambos
equipos jugaban sin compasión: Volkov y Vulchanov, en especial, no parecían preocuparse mucho
si en vez de a las bludgers golpeaban con los bates a los jugadores irlandeses. Dimitrov se lanzó
hacia Moran, que estaba en posesión de la quaffle, y casi la derriba de la escoba.

—¡Falta!— corearon los seguidores del equipo de Irlanda todos a una, y al levantarse a la vez, con
su color verde, semejaron una ola.

Draco uniéndose a ellos mientras Michael intentaba callarlo.

—¡Falta!— repitió la voz mágicamente amplificada de Ludo Bagman —Dimitrov pretende acabar
con Moran… volando deliberadamente para chocar con ella… Eso será otro penalti… ¡Sí, ya
oímos el silbato!

Los leprechauns habían vuelto a alzarse en el aire, y formaron una mano gigante que hacía un
signo muy grosero dedicado a las veelas que tenían enfrente. Entonces las veelas perdieron el
control. Se lanzaron al campo y arrojaron a los duendes lo que parecían puñados de fuego. A través
de sus omniculares, Draco vio que su aspecto ya no era bello en absoluto. Por el contrario, sus
caras se alargaban hasta convertirse en cabezas de pájaro con un pico temible y afilado, y unas alas
largas y escamosas les nacían de los hombros.

Bueno.

Que nadie diga que algo claramente hermoso no puede ser también terrorífico.

Los magos del Ministerio se lanzaron en tropel al terreno de juego para separar a las veelas y los
leprechauns, pero con poco éxito. Y la batalla que tenía lugar en el suelo no era nada comparada
con la del aire. Draco movía los omniculares de un lado para otro sin parar porque la quaffle
cambiaba de manos a la velocidad de una bala.
Draco estaba disfrutando del caos con palomitas, pensando que cada galeón de este maldito tiquete
había valido la pena totalmente.

—Levski… Dimitrov… Moran… Troy… Mullet… Ivanova… De nuevo Moran… Moran… ¡Y


MORAN CONSIGUE MARCAR!

Pero apenas se pudieron oír los vítores de la afición irlandesa, tapados por los gritos de las veelas,
los disparos de las varitas de los funcionarios y los bramidos de furia de los búlgaros. El juego se
reanudó enseguida: primero Levski se hizo con la quaffle, luego Dimitrov…

Quigley, el golpeador irlandés, le dio a una bludger que pasaba a su lado y la lanzó con todas sus
fuerzas contra Krum, que no consiguió esquivarla a tiempo: le pegó de lleno en la cara.

La multitud lanzó un gruñido ensordecedor. Parecía que Krum tenía la nariz rota, porque la cara
estaba cubierta de sangre, pero Mustafá no hizo uso del silbato. La jugada lo había pillado
distraído, y Draco no podía reprochárselo: una de las veelas le había tirado un puñado de fuego, y
la cola de su escoba se encontraba en llamas.

Si fue muy doloroso.

Pero eso es quidditch, Draco había pasado su tiempo jugando herido si eso significaba la victoria
en su equipo en Hogwarts, así que no iba hacer un escándalo.

Quien tiene miedo de vivir que no nazca.

No es que él hubiera pedido nacer en este mundo, pero se puede entender el punto.

El buscador irlandés había empezado a caer repentinamente, y Draco comprendió que no se trataba
del Amago de Wronski: aquello era de verdad.

—Ha visto la Snitch— musitó Draco algo sorprendido, haciendo que Michael y Anthony chillaran.

Se sintió feliz que tuviera aun sus ojos de buscador, hace tiempo que no jugaba en esa posición.

Sólo la mitad de los espectadores parecía haberse dado cuenta de lo que ocurría. La afición
irlandesa se levantó como una ola verde, gritando a su buscador… pero Krum fue detrás. Iba
dejando tras él un rastro de gotas de sangre, pero se puso a la par de Lynch, y ambos se lanzaron de
nuevo hacia el suelo…

—¡Van a estrellarse!— gritó Michael sujetándose tan fuerte a Terry que este gimoteó molesto.

—¡Nada de eso!— negó Anthony sobre sus pies casi cayendo de su posición.

—¡Lynch sí!— expresó Draco con sorpresa.

Y acertó. Por segunda vez, Lynch chocó contra el suelo con una fuerza tremenda, y una horda de
veelas furiosas empezó a darle patadas.

—La snitch, ¿dónde está la snitch?— gritó Emily de pie junto a su esposo.

—¡La tiene…! ¡Krum la tiene…! ¡Ha terminado!— gritó Lucas con incredulidad.

Krum, que tenía la túnica roja manchada con la sangre que le caía de la nariz, se elevaba
suavemente en el aire, con el puño en alto y un destello de oro dentro de la mano.

El tablero anunció BULGARIA: 160; IRLANDA: 170 a la multitud, que no parecía haber
comprendido lo ocurrido. Luego, despacio, como si acelerara un enorme Jumbo, un bramido se
alzó entre la afición del equipo de Irlanda, y fue creciendo más y más hasta convertirse en gritos de
alegría.

—¡IRLANDA HA GANADO!— voceó Bagman, que, como los mismos irlandeses, parecía
desconcertado por el repentino final del juego —¡KRUM HA COGIDO LA SNITCH, PERO
IRLANDA HA GANADO! ¡Dios Santo, no creo que nadie se lo esperara!

Draco salto gritando emocionado, mientras que los que iban con irlanda también lo imitaban y los
que iban con Bulgaria parecían entre resignados como impresionados, volvió a mirar por los
omniculares. Era difícil ver lo que ocurría en aquel momento, porque los leprechauns zumbaban de
un lado para otro por el terreno de juego, pero consiguió divisar a Krum entre los medimagos.
Parecía más hosco que nunca, y no les dejaba ni que le limpiaran la sangre. Sus compañeros lo
rodeaban, moviendo la cabeza de un lado a otro y con aspecto abatido. A poca distancia, los
jugadores del equipo de Irlanda bailaban de alegría bajo una lluvia de oro que les arrojaban sus
mascotas. Por todo el estadio se agitaban las banderas, y el himno nacional de Irlanda atronaba en
cada rincón. Las veelas recuperaron su aspecto habitual, nuevamente hermosas, aunque tristes.

Draco nunca se había sentido tan vivo como en aquel lugar mientras festejaba.

Olvidando por un momento que este sólo era el inicio de la noche.

Continuará…

Chapter End Notes

Este capítulo parece extremadamente largo, pero dado que tuve que incluir el partido
de quidditch, pensé que no estaba mal que fuera así de largo. Por fin podemos ver un
poco más de nuestros queridos Weasley, hay personas que me han pedido la
interacción de Draco con ellos desde los primeros capítulos de la historia en el libro
uno, pero hasta ahora han podido salir.

Harry no esta tan feliz como ustedes.

Pero bueno, muchas cosas sucedieron en este capítulo y la noche todavía no está cerca
de terminar.
Capítulo 3: Retrato de dos mundos
Chapter Summary

Las consecuencias del mundial no son lo que Draco espera.

Chapter Notes

See the end of the chapter for notes

Draco sale con una sonrisa satisfecha de todo el caos que es un mundial, no ha apostado nada, pero
el solamente con haber ganado lo hace sentir una hectárea más de felicidad en su interior; Anthony
va hablando animadamente con Michael sobre las jugadas de Krum, quien es un mejor buscador de
lo que hubiera esperado. Para ser alguien tan joven, es un talentoso buscador a nivel mundial y
sabiendo que irá este año a Hogwarts, bueno, nadie puede culpar a Draco por intentar hablarle o no;
sería una ofensa no poder estrecharle la mano a un buscador de semejante categoría, así que hará
sus planes para al menos poder saludar al hombre sin verse como un total acosador.

Como probablemente será todo el resto de Hogwarts.

Posiblemente.

Los adolescentes pueden ser muy aterradores cuando son fanáticos de algo, a pesar de 3 años con
Harry, puede notar algunos estudiantes mirarlo como sí fuera un Dios en persona; especialmente
los de primer año.

Salir entre el mar de personas era molesto, especialmente porque Draco recordaba la única regla de
su padre y era que el día de la final estaría en la tienda de este; era un poco más fácil decirlo que
hacerlo, ya que salir entre un mar de personas era complicado.

Se despidió de sus amigos cuando pudieron respirar, el padre de Terry pareció recio a dejarlo a ir
solo, pero Draco sólo sonrió de forma felina sabiendo que puede desenvolverse solo. Camina de
forma tranquila en medio del campamento, hay un destello castaño rojizo en su derecha que le hace
voltear a ver; pero cuando su rostro se gira la persona ya se ha escapado de su mirada.

Deja Vu.

Draco entra a la tienda de su padre, confundido de encontrarla vacía y fría, bufando por bajo sin
entender porque estaría tan quejumbroso porque estuviera ahí si no iba a estar este. Se está por
cambiar de ropa, cuando voltea a buscar en todos lados su diario; maldice el recordar que Anthony
se lo había quedado para hablar con Padma como idiota enamorado.

Debió habérselo quitado.

Pero el amor adolescente de sus amigos, era algo demasiado tentador de observar y para molestar a
futuro, así que había ayudado a estos dos.

Se muerde el labio con inseguridad.

La tienda de los Boot se encuentra al otro lado del campamento, tomaría un tiempo el ir donde
ellos, pero no había otra opción para recuperar su diario antes de las clases; medita un poco sobre
el tema, antes de gruñir y ponerse de pie. Se cambia de ropa nuevamente, odiando haberse puesto
un pijama de seda cuando tiene que quitarse su cómodo atuendo para salir fuera. Hay unas
zapatillas deportivas que le había estado quitando a Anthony, que solamente utiliza porque su
padre no está presente y son cómodas; la capucha verde la compró antes del partido.

No se ve como un sangre pura, pero Draco lo ignora para caminar lo más rápido que puede,
esperando llegar antes que su padre haga acto de presencia.

Tal vez piense que se atrasó hablando con sus amigos.

Espera.

Sus pasos son tranquilos los primeros minutos, todavía tiene un largo trayecto por delante y sabe
que no tiene que apresurarse tanto si quiere correr de regreso; pero hay algo en la quietud del
campamento que lo alarma un poco, hace unos minutos todo había sido bullicio en celebraciones y
ahora todo está demasiado tranquilo. Es como la calma antes de la tormenta y Draco comienza a
sentir un hormigueo en su nuca, como si algo lo estuviera viendo; toma la gorra de su capucha para
ponerla sobre su cabeza, queriendo apresurar su camino y alejarse de esta quietud.

Está pensando sobre quedarse en la tienda de los Boot y enviarle un mensaje a su padre de alguna
forma con ayuda de los adultos, cuando una sombra negra se mueve por el rabillo de su ojo
alarmándolo. Cuando voltea a ver no hay nadie, pero una risa lo hace saltar confundido y sintiendo
todo su cuerpo tenso.

Es como el año pasado otra vez, cuando Sirius y él habían estado en la cabaña de los gritos, donde
los Dementores habían aparecido y todo lo que quedaba era correr.

Esa anticipación, esa sensación de que debes huir, un instinto dentro de su vientre que deseaba
tragar todo lo que había; la ansiedad lo hizo respirar agitado, sin darse cuenta que se había detenido
viendo entre el camino por todos lados alarmado.

Algo está ahí, algo lo está viendo y Draco siente todo su cuerpo tenso.

Va a preguntar algo, esperando una respuesta, así que detiene las palabras de su boca porque eso es
estúpido; el sonido de pasos en su espalda podrían ser cualquier cosa, podría ser uno de los
campistas, están en la final de un mundial y alguna persona debe estar aun celebrando. El camino
había estado silencioso durante un rato, pero Draco no tiene que pensar en lo peor, es solo
casualidad.

No.

Draco no tiene casualidades, solo mala suerte y es mejor aceptar eso, para no ser estúpidamente
optimista con lo que fuera que hay ahí afuera.

La varita en su bolsillo es sujetada por su mano con fuerza, su cuerpo no deja de temblar, la última
vez había estado al lado de Sirius y ahora está completamente solo. No tiene ningún hechizo
defensivo con lo que fuera que se encuentra entre las sombras, pero maldita sea que se va a quedar
sin hacer algo y dejarse solamente vencer por cualquier cosa que quisiera atacarlo.

Unos pasos a su derecha lo hacen detener sus pensamientos, antes de poder sentir la presencia de
alguien ahí sin ocultarse; voltea para ver un cuerpo vestido de negro y una máscara en su rostro, sus
ojos se ensanchan al ver la varita del mago alzada frente a él. Como sí fuera una vieja película en
su mente, recuerda entonces lo que había olvidado de su primera vida, esta parte de la historia
donde algunos “Mortifagos” habían atacado los mundiales y puesto una marca en el cielo.
Lo había olvidado.

¿Por qué lo había olvidado?

Ni idea, no tiene tiempo para meterse dentro de sus pensamientos, solo sabe que alguien está ahí
frente a él apuntándolo con la varita; agradece sus reflejos de buscador para arrojarse al suelo
cuando el primer hechizo sale de la varita de su atacante.

Un ataque.

Peligro.

Corre.

Corre Draco corre.

Se levanta con torpeza y sale corriendo mientras escucha las risas a su espalda, entonces es cuando
comienzan los gritos a su alrededor; Draco ve a lo largo diferentes hechizos iluminar partes del
campamento y comienza a correr ignorando a los demás, preocupado por su propio pellejo
mientras su mente va a una milla por hora. Escucha risas, hechizos, gritos pidiendo ayuda; pero
Draco siguió corriendo sin querer pensar en que significaba todo esto.

Mortifagos.

Su padre era un mortifago.

¿Estaría ahí?

No, no estaría, Draco no quiere pensar en eso. Pero sí eran Mortifagos era probable que estuvieran
atacando a muggles, no entiende por qué lo estarían atacando a él.

Sus pensamientos se detienen un instante, recordando como iba vestido con una capucha y
zapatillos muggles, además que su rostro no era bien apreciado por la oscuridad; era probable que
lo hubieran confundido y eso no importaba. Solamente que sus instintos de supervivencia estaban
en modo activado y estaba corriendo intentando regresar a su campamento, pero sin estar seguro
ahí tampoco y no queriendo pensar en las advertencias de su padre sobre esa noche de no ir con sus
amigos.

No quiere pensar en eso.

No quiere pensar que su padre conocía sobre esto.

No quiere pensar que su padre es parte de esto.

Un hechizo zumbó en su cabeza, pero Draco tiene instintos de golpeador, su cuerpo movió su
cabeza apenas a tiempo para que el hechizo no le diera y se escabulló entre unas tiendas donde las
personas comenzaban a despertar alarmados sin duda.

Su padre era parte de esto.

Draco sigue corriendo aprovechando que la mayoría de personas no estaban aun en sus cinco
sentidos, la mayoría se dirigía a los bosques; su cabeza no dejaba de pensar en Anthony y Michael,
quienes eran mestizos, no dejaba de pensar que algo podría pasarles y Draco de alguna forma los
había involucrado en esto. La familia Boot era sangre pura, podrían protegerlos, Luna también era
sangre pura y estaría bien.
¿Por qué su padre haría esto?

Los gritos y alarmas eran mucho más altos ahora, a través del campo marchaba una multitud de
magos, que iban muy apretados y se movían todos juntos apuntando hacia arriba con las varitas.
Draco ya los había adelantado a todos, pero se mantenía a la distancia buscando algún rostro
familiar; su mente no quería pensar en su padre, igualmente entornó los ojos para distinguirlos
mejor. Parecía que no tuvieran rostro, pero luego comprendió que iban tapados con capuchas y
máscaras. Por encima de ellos, en lo alto, flotando en medio del aire, había cuatro figuras que se
debatían y contorsionaban adoptando formas grotescas.

Era como sí los magos enmascarados que iban por el campo fueran titiriteros y los que flotaban en
el aire fueran sus marionetas, manejadas mediante hilos invisibles que surgían de las varitas. Dos
de las figuras eran muy pequeñas.

Draco se sintió terriblemente asqueado de todo esto.

Al grupo se iban juntando otros magos, que reían y apuntaban también con sus varitas a las figuras
del aire. La marcha de la multitud arrollaba las tiendas de campaña. En una o dos ocasiones, Draco
vio a alguno de los que marchaban destruir con un rayo originado en su varita alguna tienda que le
estorbaba el paso. Varias se prendieron. El griterío iba en aumento.

Las personas que flotaban en el aire resultaron repentinamente iluminadas al pasar por encima de
una tienda de campaña que estaba en llamas, y Draco reconoció a una de ellas: era el señor
Roberts, el gerente del cámping que había conocido hace algunos días cuando llegaron. Los otros
tres bien podían ser su mujer y sus hijos. Con la varita, uno de los de la multitud hizo girar a la
señora Roberts hasta que quedó cabeza abajo: su camisón cayó entonces para revelar unas grandes
bragas. Ella hizo lo que pudo para taparse mientras la multitud, abajo, chillaba y abucheaba
alegremente.

Nadie hizo nada.

Maldita sea.

¿No hay algún auror entre el público que pudiera hacer algo?

No parecía que hubiera heridos, pero esto era humillante.

Su padre no podía estar entre esas personas, no podría estar disfrutando esto, era una estupidez.

Draco no quiere pensar en eso.

Corrió hacía el bosque, sintiéndose solo por fin y sin alguna presencia siguiéndolo, eso no evita por
supuesto cuando su cuerpo impacta contra alguien y caen al suelo. Draco gimotea de dolor por el
impacto repentino, cuando se medio incorpora puede ver un niño de cabellera rojiza y ojos celeste
que también parece confundido por el impacto.

Al levantar la mirada, Draco siente una chispa de reconocimiento en el niño que también recibe él.

De vuelta dos años en el tiempo, recuerda el mismo niño mucho más joven en medio del callejón
Diagon sujetando la mano de su hermana.

—¿Eugene?— musita intentando recordar bien el nombre de aquel niño que había ayudado hace
tanto tiempo atrás con su hermana.

—Draco— el acento francés es bastante dominante, pero cuando unas chispas cerca los alarma,
Draco entra en modo mamá gallina tomando la mano de Eugene para ponerlo de pie rápidamente.

Tiene un año menos que Draco si mal no recuerda, no importa.

—¿Tu hermana?— pregunta viendo a todos lados con la varita en alto, alegre de que ninguna
sombra con mascara aparezca de la nada.

Este se sujeta a él con fuerza en la mano, pero para su sorpresa el niño levanta su propia varita con
determinación en sus ojos.

—Mi hermana estaba cerca, nos separamos, ella está con mi otro hermano— algunas palabras
demuestran más su acento, pero el inglés es perfecto y Draco asiente con decisión.

Hace dos años el niño no hablaba inglés, pero ahora lo hizo y es más que suficiente; no sabe si
puede luchar, pero no tiene tiempo para dudar.

Mientras pueda hacer un escudo es suficiente para Draco.

—Vamos a buscarlos cuando todo termine, por ahora busquemos a algunos adultos para usarlos de
escudo humano si es necesario— bromea sintiendo sudor por su carrera y la tensión de su cuerpo,
Eugene asiente antes de seguirlo cuando comienzan a buscar algún adulto cercano.

El sonido de una bomba en el aire y destellos verdes lo hizo alarmarse, su mano temblaba como la
de Eugene, pero había determinación en los ojos del niño, listo a luchar sí fuera necesario. Hay un
momento de silencio, donde Draco traga saliva con el temor de que un encapuchado salga de la
nada; cuando no sucede y todo queda en silencio, baja la varita con nerviosismo antes de tomar su
mano la muñeca de Eugene para comenzar a caminar.

Hay mirada nerviosa en el niño, que no deja de desviar la mirada ante cada sonido, que podría ser
un mortifago o un campista.

Podría ser su padre.

Draco se obliga para alejar ese pensamiento de su mente, cuando llega a una parte donde hay gritos,
es el francés entre esos gritos que lo alerta y rápidamente se apresura con Eugene; por la mirada en
los ojos del niño parece que se ha enterado de que podría ser.

—Laissez-moi partir, laissez-moi partir pour Eugene, misérables enfoirés traînants (Suéltenme,
déjenme ir por Eugene, miserables arrastrados hijos de puta)— la voz se hace más fuerte, cuando
doblan por un árbol a un claro, Draco puede notar rápidamente que hay muchas personas reunidas.

No Mortifagos.

No su padre.

—Sœur— chilla Eugene llamando a su hermana, quien rápidamente voltea a verle.

Draco puede recordar a la chica que ayudó hace tan sólo unos dos años, ahora parece más una
adulta que antes y su cabello rojizo ahora es corto sobre sus hombros; al igual que Eugene parece
tener ropa costosa de cama y la tiene bastante sucia. Los ojos celestes de la chica brillan al
escuchar la voz, soltándose de un codazo del chico que la sujetaba para correr a los brazos de su
hermano.

Es algo dramático.
Es doloroso.

Draco puede imaginarse como Orion, haciendo la misma escena con Selena, siendo un poco
reticente al venir a los brazos de él; pero es casi lo mismo.

Aunque Selena y Orion nunca tuvieron que escapar de magos oscuros en medio de un mundial de
quidditch.

Detalles técnicos, el sentimiento está ahí, no deben juzgarlo.

Hay algunas palabras en francés entre ambos hermanos, antes que Eugene se separe y la chica
pueda verle, toma un momento recordar; su mente siempre está llena de cosas de por medio, así
que una persona que ha visto hace dos años es algo muy enterrado en el fondo de su mente.

—Colette— dice Draco de forma pensativa, pero la chica frente a él asiente antes de abrazarlo;
pestañea un momento sin entender el calor contra su cuerpo.

Pestañea estúpidamente dos veces más, antes que la chica se aleje de él con el rostro agradecido,
antes de atraer a Eugene contra ella.

—Merci, eres el chico de aquella vez, me alegra tanto que encontraras a mi Petit frère— abraza al
niño no tan niño, que no parece importarle ser utilizado cual oso de peluche gigante.

Bueno, no fue que lo ayudara, más bien que ambos chocaron en medio de todo el impacto, pero
bueno al final había funcionado para bien. Dirige una rápida mirada al campo donde se encuentran,
pero no puede ver el rostro de su padre o su cabello rubio; tampoco puede ver a ninguno de sus
amigos y eso lo pone un poco tenso.

No sabe qué hacer.

—Fue una pequeña suerte reunirnos, tu hermano es bastante valiente— admite Draco recordando la
mirada fiera del niño, que ahora sonríe con timidez al ver la mirada de su hermana entre exasperada
y orgullosa.

Si.

Una familia.

—Muchas gracias joven Malfoy, son dos veces que nos has ayudado, estoy en deuda contigo—
probablemente sí la chica lo conociera, se habría abstenido de hacer ese comentario y en algún
lugar del planeta sí estaban bien, los amigos de Draco deben estar viendo con lástima a la pobre
chica.

Bueno, no es que Draco la hubiera obligado, simplemente ella se ofreció y ya encontraría algún uso
para ella en el futuro.

Era amable y agradable, pero Draco sabe aprovechar una oportunidad cuando la ve.

—Tal vez en el futuro, por ahora creo que es mejor que se queden por aquí a salvo, tengo que ir a
buscar a mis amigos; pero cobraré esa deuda en el futuro— dice Draco con una sonrisa algo tensa,
a lo cual la chica asiente antes de abrazar con fuerza a su hermano pequeño, que parece derretirse
de alivio junto a su hermana mayor.

Una escena encantadora, que Draco espera poder hacer con sus amigos cuando los encuentre a
salvo. No quiere pensar en nada que no sean ellos, en encontrarlos, en abrazarlos y el no pensar en
que su padre podría estar implicado en todo esto.

Su padre que le había advertido que se quedara en su tienda.

Su padre que parecía haber estado tramando algo con sus amigos.

Su padre que no estaba aquí, mientras que Draco casi fue atacado.

Mortifagos.

Su padre era un mortifago y Draco no sabe que pensar al respecto, siempre supo que estaba del
lado de Voldemort, pero no quiso pensar que esa noche había estado ahí afuera; no quiso pensar en
el encapuchado que casi lo atrapa.

No.

No puede haber sido su padre.

¿Verdad?

—¿Draco?— la voz suave de Luna lo saca de su ensoñación, voltea a ver a su derecha con el rostro
probablemente todavía blanco, sintiéndose impotente cuando ve a la niña a unos pasos.

Está bien, con pijama y el cabello alborotado, pero se encuentra bien y viéndolo aliviada; las
manos de Draco tiemblan un poco antes de que prácticamente salte para aferrarse a Luna. Sabe que
no le iba a pasar nada, que es improbable que la lastimaran a ella, pero habían intentado lastimarlo
a él; realmente no tiene idea de qué clase de persona puede estar a salvo.

Luna está bien.

Intenta concentrarse en el calor de la niña contra él, de su pequeño cuerpo que tiembla un poco y
su mirada amable que intenta tranquilizarlo.

Luna está bien.

Es su mantra cuando ella sujeta con cuidado su mano y lo guía entre la multitud. Esta algo perdido
al inicio, pero ver a Anthony sentado con Michael que no deja de caminar del lado a otro, cerca de
toda la familia Boot, hace que una risa casi histérica quiera salir de su pecho. El primero en voltear
a verlo es Anthony, que sujeta el diario de Draco en sus manos, pero que deja de lado para correr y
abrazarlo; Michael gruñe cuando Terry se une, pero ambos se apresuran para hacer un enorme
abrazo masivo.

—Llegas tarde idiota, estábamos preocupados y teníamos el estúpido diario, así que no sabíamos sí
estabas bien— gruñe Michael, quien intenta ocultar su rostro lleno de lágrimas que no suelta.

Draco nota que todos están despeinados, sucios, probablemente asustados y solamente un poco
histéricos.

Pero a salvo.

—Elegantemente tarde Michael, hay que tener clase— habla con voz inusualmente vulnerable,
pero a esta hora quien no lo estaría.

Están a salvo.

Está rodeado por ellos y por un momento es perfecto.


Entonces el cielo se ilumina con una marca tenebrosa y el rostro de Draco cae totalmente, su
vientre se llena de horror y se pregunta que pueden ver sus amigos en su rostro, porque rápidamente
Anthony lo atrae contra él con fuerza repitiendo que todo va a estar bien.

Su cuerpo no deja de temblar.

El horror lo llena al pensar en su padre, el horror lo llena al pensar que olvidó algo como esto y no
hizo nada para detenerlo.

Ha fallado.

—No te preocupes Draco, todo está bien, no tengas miedo— son las palabras que Anthony repite
contra él, pero Draco no deja de temblar mientras se aferra a él alarmado.

Ha fallado.

No ocupa un estúpido relicario maldito, para saber que esto es culpa suya.

La familia Boot no quiere dejarlo ir a su tienda cuando todo el desastre ocurre, hay algunas voces
que hablan sobre Harry y aunque quisiera ir a ver que sucedió, Draco se encuentra entumecido de
pies a cabeza; pero sólo hay una forma de saber realmente que ha pasado y es ir a la tienda de
acampar. Se despide de sus amigos y sujeta el diario con fuerza, mientras entra a la tienda siente un
extraño frío en el ambiente que sólo empeora cuando ve a su padre molesto en medio del lugar.
Hay algo en sus ojos, Draco jura que es preocupación, pero no lo puede asegurar cuando este toma
su mano y desaparecen. Es como sí algo dentro de su vientre se contrajera de forma violenta, antes
de caer de rodillas al suelo de su mansión.

Hay un jadeo de su madre que no los esperaba, pero Draco no puede dejar de ver el suelo
alarmado.

Los eventos de la noche aún siguen reproduciéndose en su mente.

Sus manos tiemblan frente a él.

Tiene esa insaciable necesidad de vomitar todo frente a él.

—¿Qué ha pasado Lucius?— su madre que había parecido estar en medio de una lectura durante la
noche, parece alarmada al verlos.

Draco ve a su padre aun con el rostro incrédulo, pero este solamente se restriega el rostro de una
forma poco digna, muy diferente al jefe de familia que siempre parece ser.

Luce cansado.

Sus zapatos llenos de barro, hacen que Draco se vea enfermo.

—Estabas ahí— susurra Draco viendo a su padre incrédulo, pero este le da una mirada enojada.

—Te dije que te quedaras solo esta noche en la tienda Draco, no era tan difícil seguir una orden—
su voz lo enferma, sus puños se aprietan sobre la alfombra bajo sus manos.

Narcisa parece dividida mientras los ve a ambos, su rostro parece no comprender que está pasando
y eso alivia a Draco, porque eso podría significar que su madre no sabe nada de esto. No es que
fuera una sorpresa, siempre ha sabido que su padre es un mortifago, o que lo fue, no importa las
mentiras que dijera frente a un juicio de magos; no fue controlado para hacerlo.

Lo hizo porque quiso.

Como esta noche.

Lucius Malfoy hizo esto porque quiso.

Lucius aterrorizo personas por ahí, solo porque tenían una sangre diferente, solo por algo que ellos
no podrían controlar; se rió de ellos y los humilló sólo porque podía, Voldemort no estaba con
vida, esto simplemente fue su padre haciendo lo que quería.

Se enfermó.

—Atacaste a esas personas— dice incrédulo, provocando que su padre se vea molesto y su madre
los ve alarmada.

—¿Qué hiciste Lucius? —preguntó su madre alarmada, pero Draco solo veía a su padre.

—Me atacaron, me confundieron con un muggle y me atacaron— dice ahora histérico, porque aún
ahora no parece verse como alguien corriente; la mirada de su padre parece impresionada y su
madre lleva ambas manos en su boca viéndolos ahora alarmada —y tú eres uno de ellos, te reíste
mientras eso pasaba— añade con incredulidad, sus manos temblando frente a él.

Sin poder creerlo.

—Draco ve a tu habitación— dice su madre, pero por primera vez en 14 años de su vida la ignora
para ver a su padre que parece como si le hubieran abofeteado.

—Me atacaste— de forma indirecta, pudo haber sucedido, no sabe quién tenía la máscara en ese
momento, pero incluso pudo ser su padre.

Casi quiere que sea una mentira, casi quiere pensar que esto no está pasando.

Pero pasó.

Su padre era un mortifago, siempre lo supo, pero hoy duele mucho.

—No lo entiendes niño, no sabes lo que es ser un Malfoy, todo este tiempo solamente has estado
corriendo haciendo lo que quieras, avergonzando nuestro nombre— se pregunta cuanto tiempo
Lucius se ha guardado esas palabras, no parece que sean dichas al azar.

No pueden serlo, porque duele, cada palabra duele y su madre se adelanta para sujetar el brazo de
su esposo, para decirle que se detenga, pero este la ignora viéndolo fijamente.

Hay honestidad en sus ojos.

Y duele.

Sonríe casi histéricamente.

¿Por qué él?

Otra vez, otra vez un padre que parece odiarlo, había vuelto a nacer en un mundo y su padre
termina odiándolo de nuevo, sin duda es una maldita maldición; no puede tener más mala suerte.
Supone que es culpa de Draco, lo único que tienen ambas situaciones similares, es su persona en la
ecuación; maldice recordar su primera vida porque sí no fuera así, su padre no lo vería de esa
forma.

Sería feliz en la ignorancia.

No estaría sufriendo como sí alguien tomara su corazón y lo apretara frente a él.

Cuanto más amas a alguien, esa persona tiene más poder sobre ti, y Draco amaba a su padre a pesar
de todo lo que había sucedido entre ellos los últimos años. El amor duele y tal vez por eso odiaba
amar a otros, odiaba darles poder sobre él y detestaba sentirse nuevamente como una basura frente
a su progenitor.

Traga saliva y lo mira determinado, lo ama, pero Draco también sabe la línea fina entre al amor y
el odio; quiere lastimarlo tanto como hizo con él y Draco es demasiado rencoroso para no
aprovechar sus palabras.

—¿Crees que yo pedí este estúpido apellido?— su sonrisa crece de forma oscura al ver el rostro de
su padre blanco por sus palabras —¿Acaso no crees que me avergüenza cada que alguien me ve y
me compara contigo?— y tal vez también lo hace, también ha guardado algunas cosas en su
interior que nunca liberó por amor a este —el hijo de un mortifago, siempre seré eso, pero al igual
que los hijos de muggles tampoco puedo elegir de quien provengo; solamente puedo avergonzarme
de ser llamado tu hijo— no sabe cuándo se puso de pie, no sabe cuándo está escupiendo sus
palabras frente a Lucius.

Pero la bofetada lo hace caer nuevamente sobre su trasero, sin arrepentirse, sin retractarse y viendo
desde el suelo con el mentón en alto a su padre.

La sangre sale de su labio.

Sonríe sin humor.

Otra vez lo ha golpeado, pero el dolor no es tan doloroso, aunque podría comparar esa cachetada
como un pequeño hilo cortado dentro de su mente; cuando levanta su mirada con total indiferencia,
parece que su padre al borde de un colapso de rabia da un paso atrás. No puede saberlo totalmente
con certeza, pero probablemente en algunos meses pueda voltear a ver atrás y recordaría este
momento, donde una parte de él por fin terminó de cortar ese lazo con su padre.

Había querido tanto salvarlo, que se alejara de todo, sin pensar que tal vez había disfrutado de estar
al lado de Voldemort.

Disfrutado de cosas que lo enfermaban.

Y no importa que tantos recuerdos tenga con él, está cansado y ya no va a luchar más, no va a darle
ni un segundo más de su tiempo.

Cortará todo con él.

—Draco ve a tu habitación ahora— dice su madre alarmada y en shock por lo que ha pasado.

Se pone sobre sus pies con tranquilidad, se limpia el polvo de sus ropas, antes de escupir sin
cuidado la sangre al suelo; levanta la mirada indiferente hacia a Lucius, que parece en shock de lo
que está presenciando.
Como si le importara.

Como si realmente le importara Draco.

Ya había demostrado suficiente.

—Claro madre— habla viendo a Narcisa, quien parece alterada y sin nada más que decir sale de la
habitación.

Sus piernas tiemblan, pero no es el momento.

Se abalanza lo más rápido que puede hacia su habitación, escucha desde la distancia los gritos de
su padre, pero Draco solamente puede pensar en una cosa; necesita correr. Entra y tropieza con sus
pies en su habitación, pero, aunque se lastima más el rostro, se pone de pie rápidamente y se
abalanza hacia la mochila abandonada a la distancia. Comienza a meter cosas en su mochila de
forma alterada, el libro de Orion rápidamente y toda la investigación que tiene, su diario, los
regalos de sus amigos que ha tenido todo este tiempo; su mano tiembla al ver un dragón de cristal
que su padre le había dado cuando era niño, lo aprieta con fuerza antes de estamparlo contra la
pared sin dudarlo.

Disfrutando de forma morbosa cuando se rompe en miles de cristales.

Suelta un grito frustrado, que no le importa si alguien escucha en la mansión, porque no sabe que
más hacer y solo quiere llorar.

Pero todavía no.

No por ahora.

No toma ropa, nada de la ropa de diseñador de su padre, nada que represente ser un maldito Malfoy
y solamente toma las cosas que su madre alguna vez le dio. Toma un pergamino y garabatea un
breve saludo a su madre, antes de decirle que necesita estar lejos un tiempo. No sabe que hacer,
pero sale de su cuarto alterado, todavía se escucha la discusión de su padre a lo lejos, así que
aprovecha para meterse en el despacho de su madre que sabe tiene la red flu activada.

Se pregunta sí podrá llegar, pero antes de que lo piense demasiado, grita el nombre de la red Flu
que sabe podría ayudarle.

Siempre lo ayuda.

Sus pies tropiezan nuevamente ese día, cae de frente y la mochila cae a sus pies; hay unos pasos
alarmados, Draco no puede ponerse de pie, sólo se queda en el suelo sintiéndose una basura. La
mano sobre su hombro luego de algunos jadeos, hace que, al levantar la vista, lo primero que vea
es el rostro de su tía Andrómeda que parece confundida al verlo; su esposo Edward a su espalda lo
mira también incrédulo.

—No sabía a dónde más podría ir— susurra conteniendo a duras penas el llanto, hay algo de
comprensión en los ojos de Andrómeda cuando lo ayuda a ponerse de pie con cuidado.

Draco no llora esa noche, pero cuando esta lo abraza al otorgarle la habitación de invitados, Draco
se aferra a ella en un abrazo desesperado.

No hay explicaciones esa noche.

Draco lo prefiere así.


.

Draco durmió alrededor de 12 horas luego de que por fin pudo conciliar el sueño, los sonidos de la
casa eran diferentes a los de la mansión y al final había dormido hasta horas entradas de la
madrugada; fue el cuerpo de Dora cayendo sobre el suyo, de forma similar a Padma lo que lo hizo
despertar alarmado y dando patadas al aire. Su prima se ríe divertida, no comenta nada de la noche
anterior o porque está ahí, pero lo empuja para que baje a cenar; Draco lo hace sintiéndose
miserable. Su rostro se abre en sorpresa cuando al llegar al primer piso, una jaula lo espera y casi
corre para abrazar a Merlín que rápidamente se posa en el hombro de su dueño; le pincha la cabeza
de forma cariñosa y Draco nuevamente casi llora.

Pero no lo hace.

Hay varias maletas en el suelo, Draco no quiere tomarlas, pero la nota en la parte superior del baúl
lo hace dudar antes de verla de cerca.

La letra de su madre es lo que le recibe.

Mi querido niño.

Reuní algunas cosas que dejaste en tu habitación, la mayoría de cosas que compramos juntos y
también agregué el material escolar que compre durante tu ausencia para el siguiente año
escolar. Hablé con mi hermana y ella estuvo de acuerdo con tenerte lo que queda del verano;
quiero hablar contigo, pero es mejor darte un poco de espacio.

No importa que hubiera sucedido, quiero que sepas que siempre voy amarte y nada hará cambiar
eso.

Eres mi hijo Draco, mi mayor orgullo y siempre mío.

P.D: en la maleta hay una llave dorada, es mi bóveda de Gringotts, desde que naciste solamente
puedo ingresar yo y ahora también podrás hacerlo tú; no dudes en sacar dinero para lo que
necesites.

Espero poder verte el próximo verano.

Draco quiere preguntarle porque no vino también, pero en su lugar solamente cierra los ojos con
fuerza y el chirrido de Merlín lo mantiene estable. Esto no es una despedida, no importa que tanto
rompiera las conexiones con su padre, no se está despidiendo de su madre y no duda que sea la
última vez que la va a ver nuevamente. Eso no evita que trague saliva de forma dolorosa, antes que
el llamado de Dora lo haga salir de sus pensamientos y caminar con torpeza al comedor.

Sus ojos se abren incrédulos al ver a Sirius comiendo de forma descarada la cena, saludándolo con
la mano cuando lo ve entrar.

—¿Sirius?— pregunta incrédulo, caminando y tomando asiento en la única silla disponible.

Merlín ulula antes de marcharse volando de regreso a la jaula en medio de la sala de estar.
Nadie lo está esperando para comer, incluso si su plato está servido, todos parecen haber
comenzado sin él; es diferente a la mansión, no puede evitar pensar sorprendido. En su primera
vida nunca esperó a nadie para comer, se aseguraría que Selena comiera primero antes de
atiborrarse de comida en el primer momento que pudiera; eso no significa que no se hubiera
acostumbrado a lo contrario.

Es raro.

Pero no importa.

—Hola niño, vine a buscarte cuando Andy me envió una carta urgente; fue un horror no verte
cuando sucedió todo lo de los mundiales— el hombre parece algo tenso y su sonrisa se desliza un
poco, Draco hace una mueca pero al ver a los demás adultos poco sorprendidos, supone que
hablaron de eso cuando estuvo en coma —me sorprendió verte por aquí, pero tampoco me parce
tan sorprendente; fue un horror obligar a Harry a no acompañarme, te lo digo, ese mocoso está
obsesionado contigo— parece querer insinuar algo en su oración, pero Draco lo ignora por ahora.

Tiene mucho que pensar.

Se restriega el rostro con una mano.

No había pensado mucho en la noche anterior, no quiere pensar en el diario o que estarían
escribiendo sus amigos, no por ahora al menos.

—Ayer fue una locura, ¿Cómo están todos?— pregunta esperando que todo saliera bien.

Sirius se encoge de hombros.

—Hubo un problema con Harry y su varita que solucionamos rápidamente, todos los Weasley
están bien, Harry y Hermione están con ellos ahora

—Ya veo

Nadie dice nada por un momento, mientras Draco aprovecha para comer un poco de puré de papas,
que, aunque sabe que debe ser sabroso, no puede evitar pensar que es arena en su boca.

—Entonces, ¿Qué se siente ser el nuevo despechado de la familia? Deberíamos abrir un club— hay
burla en la voz de Sirius, mientras la familia Tonks se gira a verlo incrédulo.

—Sirius— reprende su tía.

—Dale un día al menos niño— gruñe ahora Edward con una mano en su rostro.

Dora parece que lo pateó bajo la mesa, mientras Sirius gimotea sobre que fue muy grosera en voz
alta. Draco no quiere detenerse a pensar al respecto, duda que fuera repudiado de su familia por lo
pasado la noche anterior, pero a estas alturas realmente no sería algo muy sorprendente.

Una parte de él quisiera no sentirse tan mal.

Pero la verdad es que es doloroso a niveles que no está acostumbrado.

Se suponía que vendría a salvar a su familia y aquí estaba, huyendo de ellos por horror a lo que su
padre era capaz, como un cobarde. Hay dolor en el pensamiento de su padre, en la idea de haber
dejado a su madre con él y sobre todo lo que pasó.

Pero no puede pensar en eso.


O llorará como el niño idiota que es.

Pero no lo hará, no le dará la satisfacción a su padre y sí este estaba avergonzado de lo que se había
convertido, bueno, Draco pensaba hacer todo lo posible para fastidiarlo.

—Supongo que lo hice más joven que tú, así que creo que, entre los dos, obviamente soy el mejor
— habla con la voz ahogada y ojos al borde del llanto, pero con el mentón en alto de forma digna.

Si alguien ve que sólo finge ser fuerte, amablemente no lo señala.

Sirius solo lo ve con cariño, antes de asentir de forma divertida.

—Hay un nuevo logro en la familia Black, tal vez es algo impreso en nuestro ADN ser ovejas
negras de la familia— dice Sirius con indiferencia.

No es gracioso, pero de alguna forma por la ridiculez del asunto.

Draco suelta un bufido divertido, haciendo que parte de la bebida caiga de su boca y Dora gruña
que es asqueroso, antes de empujarlo de forma divertida.

Y al menos por ese momento.

Todo parece correcto.

Al igual que hizo con su tía, cuando es hora de que Sirius deba irse, Draco se aferra un poco
desesperado a él en un abrazo; temeroso de algún otro familiar que lo deje de lado. No sabe bien sí
Sirius puede entender su terror de alguna forma, pero lo abraza y le promete que vendrá pronto, que
traería a Harry porque este estaba preocupado y Draco asiente antes de seguir abrazándolo.

Este se deja hacer, Sirius disfruta mucho del contacto físico con todos, pero hay algo en la forma
que lo abraza, que no puede evitar la sensación que tenía al abrazar a Selena o a Luna.

Como un hermano.

Este se despide con una mirada triste en sus ojos.

Draco se pregunta que verá Sirius en él, pero este se marcha antes que pueda preguntar.

Bien.

Solo falta una semana para ir a Hogwarts, solo ocupa descansar un poco, no debe ser tan difícil.

Andrómeda nunca dice mucho, pero Draco sabe que puede quedarse lo que quedan de las
vacaciones y no piensa salir de su nueva habitación señalada; aunque Dora tiene su propio
departamento y además un trabajo a tiempo completo, intenta estar lo más que puede en casa y
Draco se lo agradece. Se siente como un invitado, a pesar que Andrómeda y Edward lo tratan de la
forma más amable posible, es un extraño entre ellos; se siente un poco incómodo en la mañana al
desayunar, pero Edward choca sus tazas de café, agradecido de tener a otro amante de la cafeína
con él. El hombre parece emocionado con mostrarle todo lo muggle de la casa y Draco sonríe tenso
mientras lo sigue, es un poco incómodo, pero aprecia el que intenten hacerlo sentir cómodo y por
un momento quiere olvidar el desastre que pasó en casa.
No ha hablado con sus amigos, sólo les dice que está bien, que no está en casa y que los verá en
Hogwarts.

Con lo que no cuenta es con Anthony, quien no tiene idea con quien rayos ha hablado, pero el
segundo día aparece en la puerta de la familia Tonks con rostro desesperado antes de taclearlo.

Su amigo lo empuja por ser un idiota e ignorarlos, lo abraza y luego se presenta con el matrimonio
Tonks con una sonrisa tímida. Resulta que su casa no estaba tan lejos de ahí, tomó un tren antes de
apresurarse a llegar y había estado hablando con Dora; quien lo había contactado anunciando que
era su mejor amigo y probablemente le subiría el ánimo.

Es extraño.

En la mansión Malfoy nunca pudo invitar a nadie, pero aquí, su mejor amigo está aquí.

Anthony quien es carismático y se gana el cariño de sus tíos para aprovechar tener una rebanada de
torta de manzana, quien lo obliga a salir de la casa para jugar un poco con la bola, quien rompe
una ventana por accidente y terminan corriendo alarmados cuando el vecino sale molesto a
reprenderlos.

—Te extrañé tanto— gruñe Draco cuando están en su nueva habitación provisional, Anthony
saltando un poco sobre la cama cual crío de 5 años.

—Soy un encanto cariño, ahora cuéntame que mierda sucedió y porque ahora eres un rechazado de
tu familia— no hay maldad en su voz, a cualquier otro habría enviado por la ladera antes de ser
sincero.

Pero era Anthony.

Su mejor amigo.

Draco se retuerce un poco antes de contar de forma desgarrada lo que sucedió, lo que
probablemente signifique su padre y sobre los Mortifagos ese día; habla brevemente sobre la
discusión que tuvo en su casa y por primera vez en mucho tiempo, descubre el pensamiento de que
tanto no les cuenta a sus amigos. No le dice sobre su vida pasada, porque no es alguien que deba
saberlo y Draco duda que le crean; pero habla de forma un poco general sobre la situación con su
padre, sin entrar en detalle que el año pasado lo amenazó con hacerle la vida imposible a sus
amigos.

Que, pensándolo bien, irse de la casa podría no ser la mejor idea por ese motivo.

Sí su padre quisiera joderlo, sería peor y eso lo hace sentir miserable.

—Tu padre suena como un dolor de trasero— admite Anthony jugando con Merlín, quien parece
feliz que le de premios desde su nueva perchero que utiliza.

No es nada como los establos de lechuzas de la mansión Malfoy, pero Draco quiere pensar que su
lechuza está feliz de estar a su lado.

Necesita pensar así.

—Lo es— dice con amargura, que provoca que Anthony se estremezca.

—Sabes, tú querida prima dijo que tenían un monopoly por algún lado, estoy listo para que me des
una paliza si eso te alegra el día
—Anthony eres el mejor, con gusto te patearé trasero en compra de bienes y raíces en medio del
juego

Están por buscar el tablero, cuando Edward aparece diciendo que tiene visitas; Draco voltea a ver a
Anthony con duda, pero este niega haberle dicho algo a sus amigos. Ambos se estremecen
pensando en que hará Padma con ellos cuando se entere de todo lo sucedido sin ella, pero en un
acuerdo tácito y silencioso, asienten decididos a no decir nada al menos que sea el último recurso.

Una voz familia lo hizo sonreír por bajo.

Sirius.

Ese hombre había vuelto pronto.

Se apresura deseoso de presentarle a Sirius a Anthony de forma correcta, pero ni bien terminado de
bajar el último escalón, todo lo que ve es un manchón negro antes de verse envuelto en los brazos
de alguien. Draco tiene que pestañear confundido un momento, mientras manos pequeñas que
definitivamente no son de Sirius se abrazan a él por el cuello, enterrando parte de su rostro en su
hombro; el cuerpo es cálido y Draco toma un segundo en reconocer el cabello totalmente
desordenado que tiene contra él.

Algo dentro de él aprieta dolorosamente, sin querer admitir que, de estos días, el abrazo de Harry
probablemente fue lo más cercano a romperlo totalmente, de hacerlo querer llorar por algún
motivo.

Sincero.

Cariñoso.

Desesperado.

Draco le regresa el abrazo de igual forma luego de unos segundos confundido, rodeando su cintura
para atraerlo contra él igualmente desesperado de afecto; supone que no es muy diferente a Sirius
en estos aspectos.

También porque Harry de alguna forma, es Harry.

Nunca lo ve abrazar a otros o iniciar el contacto con los demás, pero hay algo honesto en este
abrazo que Draco le hace querer más.

Harry se aleja de pronto viéndolo alarmado de arriba abajo, pero tampoco se aleja demasiado, solo
lo suficiente para tener sus manos sobre sus hombros. Draco no quiere pensar que extraña la
calidez de Harry contra él, no quiere sonar como un niño pequeño que necesita del abrazo de
alguien para sentirse cómodo.

Frunce un poco el ceño, sorprendido de sus propios pensamientos.

—Draco maldita sea estaba preocupado, Sirius me dijo que no estabas en tu casa, ¿qué rayos paso?,
Sirius aseguró que estabas bien pero no te vimos durante el desastre del mundial y estaba
preocupado— brama el chico claramente preocupado a niveles en que su presión arterial no debe
estar feliz.

Pestañea antes de voltear a ver a Sirius confundido, sin entender por qué parecía contarle algunas
cosas y otras no.
Este se encoge de hombros.

La maldice en silencio y este parece saberlo por su sonrisa descarada.

—Tuve problemas con mi padre, supongo que era uno de los tipos disfrazados esa noche y puede
que lo ofendiera de alguna forma cuando me llevó a casa— intenta que sonara despreocupado, pero
por el rostro blanco de Harry puede imaginar que no.

Maldición.

—Si eso me da curiosidad, que le dijiste al viejo y estirado Lucius, me he preguntado eso por días
— habla Sirius, ganando miradas de todos los presentes de incredulidad, excepto Draco que lo ve
con cierto grado de diversión.

Anthony salta al lado de Draco para saludar a Sirius.

—Hola mi nombre es Anthony Goldstein, creo que no hablamos mucho durante el verano— se
presentó de forma jovial nuevamente y Sirius asintió de regreso con curiosidad.

—Habló de ti sí no me olvido, mi nombre es Sirius Black, ex convicto que fue inocente, Draco me
ayudó a escapar el año pasado— dice restándole importancia con una mano y Draco rueda los ojos.

Una reina del drama.

Voltea a ver a Harry que si bien no lo está tocando ahora, parece lucir un ceño preocupado al verlo,
lo empuja por el hombro con una sonrisa algo tensa.

—Deja de pensarlo mucho Harry, estoy bien— intenta tranquilizarlo, el rostro de Harry lo ve
instantemente unos momentos, antes de suspirar y bajar los hombros algo derrotado.

—Íbamos a jugar monopoly, ahora hay más personas para que no quedarme solo cuando Draco me
dé una paliza— anuncia Anthony con emoción.

Andrómeda suspira antes de anunciar que ira hacer más comida para más invitados, Edward parece
emocionado de jugar con todos y Sirius rápidamente toma asiento en la sala de estar como sí fuera
un crío; está por sentarse al lado de Sirius, cuando Anthony rápidamente le roba el espacio y lo
obliga a sentarse junto a Harry en el suelo.

Ve extraño a su amigo, que solamente sonríe de forma divertida; voltea a ver a Harry curioso de
que está pasando, pero este soló esta levemente sonrojado mientras gimotea por bajo.

—Quiero que sepas que como miembro de la noble casa Black, era un Dios del monopoly—
anuncia Sirius de forma dramática.

Todos lo ven incrédulos.

Voltea a ver a Harry con seriedad.

—Se que es tu padrino Harry, pero no tienes que vivir con él, estoy seguro que Andrómeda podría
darte un espacio sí estas necesitado— no ha terminado de hablar, cuando Sirius le lanza una
potente almohada que lo hace caer al suelo con risas involuntarias —estúpido perro, eso dolió.

—Deja de poner a mi ahijado en mi contra mocoso, no uses tus encantos con mi niño.

—¿Cuáles encantos?— otra almohada en la cara —eso no era necesario.


—Sirius cállate.

—Oh Harry deja de protegerlo, estoy seguro que tiene dos huevos para hacerlo, no espera…
maldito ingrato de ahijado que me lanza una almohada

Hay risas hasta que Andrómeda asoma el rostro con seriedad y todos dejan de lanzarse almohadas,
luego de eso el juego inicia y es hasta dos horas después, cuando Draco sonríe de forma salvaje a
Sirius; este parece tener un poco del talento Black si la forma en como es el único en pie significa
algo, fue criado como heredero de laguna forma y tiene algunos trucos bajo la manga.

Edward quien fue el primero en ser quebrado se fue a la cocina para traer comida, Anthony que
apenas tiene una propiedad parece sobrevivir de pura suerte y Harry por otro lado no le importó
estar en banca rota luego de Edward; el chico se ríe con su tío mientras sigue a su lado, Draco no
quiere pensar que sus piernas se han tocado durante todo el partido o como lo ha notado.

Tiene cosas más importantes que pensar.

Como vencer a Sirius.

—No maldita sea no— gimotea Sirius cuando al fin cae dentro de su propiedad de color verde con
hotel y Draco lo señala con una risa de victoria.

El tablero sale volando por Sirius, quien se niega a pagar la estúpida cantidad de dinero y antes de
saberlo Anthony tose algo como “quidditch”, provocando que Sirius y Draco se pongan de pie
rápidamente declarando que terminaran con quidditch este combate. Edward comenta algo sobre
algunas escobas en el ático y un campo cercano que podrían usar para jugar, por lo cual Draco se
abalanza corriendo a su cuarto en busca de su escoba y Sirius chilla a Harry para que vuelva a
Grimmauld para que traiga su saeta de fuego.

Son Anthony y Draco vs Sirius y Harry, que termina en un extraño juego de cuatro personas, todos
llenos de barro para la cena.

Andrómeda debería estar furiosa, pero en realidad solo sonríe al verlo reír a carcajadas por la
interpretación de Anthony ante una jugada de Sirius.

Cuando es hora de marcharse Sirius lo envuelve en un fuerte abrazo cálido y reconfortante, luego
Harry parece algo torpe y es ahora Draco quien le regresa el mismo abrazo que se dieron en la
mañana; su vientre da un pequeño giro ante el abrazo con su amigo, pero deja de pensar en eso
cuando estos se marchan y Anthony es invitado para una pijamada.

Dos horas más tarde Dora se une a la pijamada de niños y terminan viendo películas de terror,
mientras Draco duerme contra el hombro de Anthony y las piernas sobre el regazo de Dora.

Sintiéndose seguro y satisfecho con el día.

Anthony aparentemente se queja de que nuevamente lo ha dejado sin sabanas y Draco le hace una
zancadilla cuando va entrar al baño, hay algunas discusiones entre ambos y Draco nuevamente
señala que la Coca-Cola es mucho mejor que la Pepsi antes que Andrómeda los obligue a salir y
hacer cosas de niños normales. Con 14 años no debería ser extraño salir por ahí solos, aunque
Draco estaba algo nervioso sin conocer nada realmente de la zona; así que como único lugar que
había visitado en su segundo año por navidad, caminan tranquilamente a la tienda de antigüedades
que había mostrado Dora hace tanto tiempo atrás. Un adulto de cabello castaño y ojos azules, que
recuerda como amigo de Dora lo saluda; hay una chispa de reconocimiento.

—Pero si es el Malen'kiy (pequeño) amigo de Nymphadora.

—¿Orel?

—Con buena memoria por lo que veo.

El hombre sigue sonriendo, con una sonrisa que sería digna de algún anuncio de pasta de dientes,
mientras Anthony camina viendo todo con interés. Chilla cuando dice que ha encontrado una
espada que podría ser como de una película medieval, provocando que Draco observe nuevamente
la tienda de antigüedades.

Tiene muchas cosas.

Cosas muy extrañas.

¿De dónde son realmente?

—Ditya nepriyatnostey (el niño de la molestia)— habla la voz gruesa y profunda de alguien detrás
de Draco, que lo hace saltar ligeramente antes de voltear a ver a Antón; sigue teniendo el cabello
blanco, panzón y con quijada gruesa que hace a Draco tragar saliva.

Que rostro más intimidante.

—Dobryy den' (Buenas tardes)— saluda Draco, sabiendo que hablar ruso ayuda a que el ánimo del
hombre se relajara, efectivamente, al igual que antes este parece asentir complacido.

Anthony que de alguna forma ha obtenido lo que parece un yelmo en su cabeza de aspecto antiguo,
que Draco no piensa pagar, llega con lo que parece una pequeña figura de caballo de cristal; no
quiere pensar en el dragón de cristal que rompió en su habitación, pero el recuerdo duele un poco
cuando Anthony casi pone el caballo de cristal frente a su nariz.

—Mira Draco, es bastante bonito, ¿crees que le gustará a Padma?— la forma inocente de preguntar
de su amigo, lo hace suspirar.

Desde segundo año sus dos amigos habían estado bailando alrededor del otro, pero parece que
Anthony ha obtenido; es un poco frustrante verlos así, pero cree que son demasiado jóvenes tal vez
para intentar algo realmente entre ellos, pero este año tienen 14 años. Una edad perfectamente
normal para ir a citas con alguien que te gusta, así que Draco piensa que su plan de encerrarlos en
un armario no está mal.

Cualquiera que ve a dos idiotas bailar entre ellos, lo haría.

—Bueno, pero mira quien intenta por fin cortejar a Padma— mueve sus cejas de forma insinuante,
pero Anthony solamente le gruñe idiota antes de irse para ver más cosas.

Va a seguirlo, pero una mano en el hombro de Draco lo hace detenerse confundido, Antón lo ve
fijamente antes de asentir y hacerle una expresión para que lo siga; Draco tiene que ir a tomar a
Anthony de la mano para poder arrastrarlo a lo cual este se queja.

Como cuando vieron la imitación de los huevos de Fabergé van a la trastienda, donde hay muchas
más cosas en cajas y llenas de polvo de lo que Draco le gustaría; no es obsesivo con la limpieza,
pero tampoco es un amante de tanta acumulación.
—Ya recuerdo donde te había visto, hace dos años me pareciste familiar, pero ahora que has
crecido un poco más está más claro— gruño Antón buscando entre algunas de las cajas más
profundas de la habitación, levantando polvo en el proceso que lo hizo estornudar.

Anthony parecía querer soportar la risa, siempre parecían burlarse de sus estornudos, que sus
amigos catalogaron como “estornudos de gatito”; este gatito iba a darles un puñetazo alguna vez en
la cara sí siguen haciendo el mismo chiste.

Aprovecha para quitarle el yelmo a Anthony que gimotea molesto, pero sujetando con fuerza la
pieza de cristal entre sus manos que probablemente encantará a Padma.

No porque sea elegante.

Simplemente porque es algo de Anthony.

No sabe que más obvio podrían ser ambos, es doloroso de ver y supone que, si las hormonas
significan algo este año, va ser toda una tortura; ver a dos de sus amigos enamorados y no poder
hacer nada, Draco no puede imaginar que alguien sufra como él. Pero es un gran amigo y piensa
ayudarlos en todo lo que pueda este año, para que se den cuenta que son perfectos el uno para el
otro.

—Tu rostro es perturbador

—Cállate Anthony

Antón vuelve con una pesada caja, que al poner frente a ellos levanta más polvo y hace que
arruguen el rostro incómodos por la situación. Ambos comparten una mirada confundidos de toda
la situación, pero el hombre los hace callar mientras abre la enorme caja, sacando más cosas que
parecen llenas de polvo; Draco quiere comentar que una mejor limpieza podría conservar mejor
cualquier objeto, pero si es verdad Antón intimida un poco.

Draco no va ser quien le diga al hombre como hacer su trabajo, quiere mucho su vida en realidad.

Cuando este saca lo que parece un pequeño marco de fotografía y se lo pasa a Draco, quiere
negarse y decir que probablemente esté sucio, pero es casi puesto sobre sus manos y no le queda
otra más que arrugar el rostro y tomar el criadero de gérmenes con polvo de sus manos. Claro que
todo queda en el olvido cuando el dibujo en el viejo portarretrato le regresa la mirada, sus manos
tiemblan ligeramente y sus ojos se abren en shock; Anthony se asoma a su lado, jadeando
levemente por bajo.

—Draco… ¿por qué ese tipo se parece tanto a ti?— la pregunta de Anthony es la misma que tiene
Draco, sujetando el marco con tanta fuerza ahora, que espera que su mirada pueda encender de
forma espontánea el dibujo.

Es él.

No hay otra forma de decirlo.

En su otra vida.

O algo así.

El hombre adulto que, aunque es pintado sin color, debería ser rubio también y tiene las mismas
facciones que Orion tuvo antes de ser Draco; había pensado que ambos se parecían mucho cuando
vio su boggart el año pasado, pero ahora que estaba frente a un dibujo de esta persona, era como
pensar que es un Draco con muchos más años sobre él. Sus ropas parecen antiguas, hay una
frialdad capturada en el retrato y Draco solamente quiere tirar todo para poder vomitar en una
esquina.

¿Por qué?

Ni siquiera era una pregunta valida en su mente, pero no tenía cabida para cualquier otra pregunta
en este momento.

—¿Qué significa esto?— logra a preguntar con voz titubeante a Antón, que solamente se limpia las
manos contra su pantalón de forma descuidada.

—Es un retrato antiguo, era de mi abuelo, alguien lo vendió a este hace años y pasó en la familia;
no recuerdo bien de que trataba, creo que era un hombre que creó algo llamado “la lagrima de la
sirena”— rebuscó un poco descuidado en la caja, antes de sacar otro retrato que lo pasó.

Draco lo tomó de forma desesperada, viendo que solamente era la imagen de un dibujo de un
extraño collar; este tenía color y había una hermosa joya en forma de lágrima de color verde en
este. Tocó de forma descuidada su pecho, sin entender de que hablaba.

Antes de recordar como hace algunos días, había leído en el libro de Sirius, algo sobre una lagrima
de sirena.

Algo sobre la primera matriarca de la familia Black prohibiendo su búsqueda.

Si era real.

¿Pero cómo llegó algo así hasta aquí?

En una familia de no magos.

—¿Por qué se parece a Draco?— pregunto Anthony al hombre con el ceño fruncido, luciendo
perplejo, pero este solo se encogió de hombros.

—Tal vez sea algún antepasado tuyo mocoso, pero apenas te vi, me recordaste a él; no niego que
en algunos años probablemente seas su viva imagen— aseguro el hombre viéndolo ahora con
curiosidad.

Draco no se sintió feliz de sus palabras, en cambio miró el retrato todavía en sus manos,
sintiéndose algo enfermo de verse en el dibujo.

Entonces, levantó la vista alarmado.

—¿Sabes su nombre? El nombre del hombre del retrato— comentó casi alarmado, sintiendo la
bilis subir sobre su garganta, porque Draco sabe el nombre antes que el hombre lo diga.

Porque el relicario en su tercer año le había mostrado a este hombre antes.

—Creo que su nombre era Orion Blake— musita Antón luego de un rato pensando un poco.

Draco jadea viendo a Anthony, cuya expresión también se vuelve pálida.

Bien.

Maldición.
Continuará…

Chapter End Notes

Creo que hay muchas cosas de este capítulo que probablemente los sorprenda a
muchos, otras cosas que no tanto y estoy segura que el conceso general al leer este
capítulo es el odio hacía a Lucius; pero si lo odian significa que les estoy creando
emociones, así que me doy satisfecha como autora por eso.

Para aclarar Draco no ha abandonado a su familia, faltaba una semana para las clases y
solamente quiso apartarse de su padre un momento; pero algunas consecuencias
podrían ser desastrosas en el futuro.

A diferencia de años pasados, donde el nombre del título tenía sentido hasta al final
del libro, en este parece que entramos en algunas cosas más pronto. El próximo
capitulo nuestros niños van a Hogwarts y créanme, ahí solamente van a iniciar los
problemas.

¿Alguien más amo a Harry en este capítulo?

Draco date cuenta.


Capítulo 4: Hufflepuff
Chapter Notes

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A Draco realmente le gustaría admitir que luego del evento en la tienda de segunda mano, todo fue
mucho más tranquilo, pero no lo fue; pagando una suma pobre de dinero por el caballo de cristal de
Anthony y un precio bastante exorbitante por el retrato de Orion Blake, todo había ido de mal en
peor. Antón le había dicho que era una reliquia familiar, Draco objetó que llevaba años en una caja
y al final no le importó pagar dinero por ambos dibujos que llevó a su hogar temporal con enojo.
Anthony describió con duras penas lo sucedido en los diarios que no habían dejado de enloquecer
desde entonces, pero no tanto como Draco en medio de una locura sin entender porque la vida
parecía reírse de él en su cara.

Otra vez.

Terry había comentado sobre qué tal vez había descubierto algo sobre la “lágrima de sirena” y que
hablarían cuando estuvieran en el tren.

Lo cual hizo los siguientes días una completa tortura.

¿Cómo se relaciona todo esto?

Orion Blake era un mago oscuro que había creado muchos artefactos mágicos, además del espejo
de Oesed y ayudado a la creación del medallón de Salazar Slytherin; sin incluir hechizos mágicos
que Draco nunca había visto, tenía dos bajo su dominio (probablemente quedaría inconsciente al
usarlos) y el uso de runas mágicas de forma anormal.

El hombre había sido el maestro de Salazar Slytherin en algún punto de su vida.

Esmeralda que parecía conocerse como la heredera original de la casa Black, quien había
desaparecido de la mayoría de libros de historia de su propia familia, solamente apareció
mencionada por los primeros nombres dentro del árbol familiar.

Lyra y Perceus Black, quienes hablaban sobre la “lágrima de la sirena”, como una búsqueda
infructífera.

Draco sabe bastante de búsquedas infructíferas y no lo ha detenido en 3 años, un cuarto no hará la


diferencia.

Orion quien en su libro describe a Esmeralda casi como un amor imposible, un amor desaparecido.

¿Qué es lo que no puede ver?

¿Cuál es la conexión de todas estas cosas?

¿Cuál es toda la historia?

Además, no podemos agregar el terrible parecido de Draco con Orion, tanto en su vida anterior
como el mago oscuro que parece haber vivido hace siglos en esta vida; la apariencia física de los 3
es idéntica y eso lo llevó a suponer alterado sobre una nueva posibilidad. Una que había rondado su
mente anteriormente, pero lo descartó porque era demasiado ridículo como para pensarlo
intensamente.

¿Es su primera reencarnación?

No había querido pensar en eso, había asumido que la ilusión del medallón solamente se había
adaptado a su persona por ser quien lo poseyó; pero la idea de que su vida estaba relacionada a
Orion Blake, el mago oscuro, era algo que comenzaba a inquietarlo. Puede que fuera algún
antepasado y por eso el parecido físico, no había pruebas de que hubiera algo más que un poco de
genética y alguna deidad que pensó que esto sería divertido.

Pero no pudo evitar preguntarse.

¿Podría ser esta su tercera reencarnación?

El padre de Padma le había explicado sobre el Samsara.

Samsara es el ciclo de nacimientos, vida, muertes y renacimientos en la mayoría de las tradiciones


filosóficas de la India incluyendo hinduismo, budismo y jainismo. Se asume como un hecho
irrefutable de la naturaleza. Estas tradiciones difieren en la terminología con la que describen al
proceso y cómo es interpretado.

La mayoría de estas religiones consideran al samsara negativamente, como un estado de


sufrimiento del que hay que escapar. Algunos como los advaitas, consideran que el mundo y la
participación en el samsara es fundamentalmente maya (la ilusión de la realidad), que nos tiene
"atrapado" a través de las Guna.

Antes que el alma se libere, se debe reencarnar varias veces y no hay una prueba total de que esta
sea su primera reencarnación; aunque es la primera que tiene recuerdos de su vida pasada. Hasta
donde el universo conoce y el plano astral, Draco podría haber tenido muchas vidas y sólo ahora
estaba recordando la anterior; era incluso ahora un recuerdo un poco vago que cada vez era más
borroso.

No habían pruebas de que Orion Blake el mago oscuro habría sido una vida pasada suya.

Pero…

Aparte del nombre y la apariencia física, Draco encontró el libro de este, un libro que no debería
estar en la biblioteca y había aparecido ante él; como sí hubiera sido otorgado a su persona por
algo.

No quería pensar en eso, pero Draco ocupaba tener todas las posibilidades antes de pensar en una
respuesta clara; tristemente esta teoría no podría ser compartida con nadie, porque Draco se niega a
decirle a los demás sobre su alma reencarnada. Primero porque duda que alguien suficientemente
demente le crea, segundo no quiere que nadie piense diferente de él y tercero, pero más importante.

Culpa.

Por todo lo que ha pasado hasta ahora y no ha podido evitar.

Un dolor de cabeza.

.
.

El día que hay que volver a Hogwarts, Draco se encuentra ansioso porque ocupa hablar con Terry
sobre que ha descubierto y Hogwarts se siente como… casa. Desde lo que ocurrió con su padre, se
siente confundido y perdido, vivir con sus tíos es genial, pero no es su casa; son familia, pero este
lugar no le pertenece por mucho que intenten incluirlo. Hogwarts por otro lado está lleno de
amigos y seres queridos, incluso con Dumbledore al mando, se siente como un lugar seguro al cual
volver y es algo divertido el pensamiento. Madison la madre de Anthony tiene la amabilidad para
pasar por él, no es que no le gustaría que Andrómeda o Edward vayan con él, pero es mejor no
alarmar mucho a los demás; especialmente si no se sabe a ciencia cierta qué sucede en la familia
Malfoy.

Podría armar un drama para exponer a su padre, pero no lo ve necesario.

No por ahora, cuando no ha hecho nada en contra de sus amigos o sus familias, prefiere mantener
cualquier arma bajo su manga; especialmente a la prensa.

Es un cese al fuego momentáneo, pero Draco sabe que cuando vuelvan a estar en el mismo
espacio, es cuestión de tiempo hasta que alguno salte a lastimar al otro.

Así que no quiere pensar al respecto.

No quiere pensar en que su madre no está presente con él este año.

Anthony quien lo había saludado con un abrazo aplastante, habla rápidamente por bajo sobre si ha
descubierto algo y Draco no puede decir sus teorías; Anthony debe suponer que oculta algo por su
ceño fruncido, pero deja de molestarlo cuando su madre Madison lleva la charla a temas más
seguros. No puede evitar agradecer que no mencione a su familia, en su lugar pregunta por sus tíos
y Draco es feliz de alejar la charla tanto de Anthony como puede.

No tiene la misma suerte cuando llega a la plataforma y Padma lo atrapa sin dar muchos pasos.
Gruñe maldiciones por bajo antes de saludar a Parvati y sus dos padres, quienes solamente saludan
con amabilidad y Draco no había notado como cada principio de año, no había podido saludarlos
libremente.

—Tenemos mucho de qué hablar Draco— hay una no tan sutil amenaza en el tono mordaz de
Padma, que hace que Draco entable rápidamente una conversación con Parvati, casi queriendo que
no se vaya y lo deje con su gemela.

Esta sonríe divertida, antes de negar con la cabeza.

Iravan y Uma Patil solamente lo miran divertidos, antes de entablar una conversación con Madison
de forma casual.

Gira a ver a Anthony con ojos suplicantes, pero este lo ignora olímpicamente.

Traidores.

Va a quejarse cuando unas carcajadas lo distraen y voltea a ver a su derecha, alejado algunos pies
se encuentra Harry con Sirius y el resto de la familia Weasley; Draco ve incrédulo como Harry
parece rodeado de felicidad mientras habla con Sirius, casi viéndose como un niño normal. Su
pecho punza de forma dolorosa, pensando que en algún universo alterno Harry no tendría a nadie
aparte de la familia Weasley; no es que fueran malos, pero no tendría nada que llamar suyo.

Draco arrugó el rostro, incluso con su padre en su vida pasada, Selena siempre había estado ahí.
Harry estaba solo.

Y ahora iría a un torneo de la muerte donde revivirían a un tipo sin nariz.

Ocupaba evitarlo.

Harry quien estaba hablando con el hermano de Ron, voltea de pronto pestañeando hacía su
dirección, Draco se siente un poco inquieto cuando este sonríe y saluda animadamente; toda la
familia Weasley y Sirius voltean a verlos y por algún motivo se siente un poco nervioso al saludar
torpemente con la mano, antes de voltear rápidamente a sus dos amigos con el rostro acalorado.

Padma lo ve sorprendida, antes de voltear a Anthony con intensidad y este sonríe.

—Tengo que contarte después sobre lo que pasó, hay actualizaciones sobre el Drarry— habla este
y los ojos de su amiga brillan emocionados.

Draco por otro lado levanta una ceja confundido.

—¿Drarry?— pregunta sin entender de que se trata esto, pero en un tiempo récord ambos niños se
despiden de sus familias, antes de comenzar a arrastrarlo dentro del tren.

Solamente puede ver el rostro de un confundido Harry antes de que todo lo que vea sea
compartimientos, gracias al diario que tiene Padma es fácil encontrar el compartimiento donde
Terry y Michael están instalados; Luna está escribiendo que ocupa hablar algunas cosas con Ginny,
pero irá pronto. Draco ocupa buscar a alguien, les dice a todos que Anthony los pondría al día,
antes de comenzar a buscar en el tren a sus Slytherin. Se topa con Cedric y Cho, ambos hablando
animadamente en un pasillo, lo que hace que Draco levante las cejas sorprendido, olvidando por un
momento que este año empezarían a salir formalmente.

Ambos lo saludan de forma amigable, Cedric siendo mucho menos coqueto que de costumbre y
eso le indica a Draco que probablemente quiere verse bien para Cho.

Interesante.

Muy interesante.

Lo siente por Harry, pero Cedric y Cho era algo inevitable desde su punto de vista, no es que
importe mucho; Harry terminaría con Ginny.

Su rostro se frunce un poco amargo ante el pensamiento, siendo distraído cuando luego de saludar
a Neville, logra encontrar el compartimiento de Blaise. Por suerte su amigo esta sólo con Theo y
con Pansy, así que será fácil poder comentar sus desventuras. Pansy es la primera que se levanta
alarmada al ver su rostro, pero luego de tomar su muñeca lo sienta a su lado y le exige saber por lo
que pasó en los mundiales; al ver su rostro lo sabe, sabe porque ella no pudo asistir.

Sabe que su padre está involucrado, tal vez no como los padres de Greg o Vincent, e incluso de
Theo, pero el señor Parkinson también trabajó con los Mortifagos.

—Madre me comentó lo sucedido, habló con tu mamá… dice que te fuiste de casa esta semana—
señala Blaise con rostro tenso, a lo cual Draco se encoge de hombros en su lugar.

Había pensado ir con los Zabini, pero estos estaban en Italia y sinceramente, no quiere presionarlos
mucho. La madre de Blaise y este siempre han sido neutrales, que estén al lado de Draco en estos
momentos, los obligaría de una u otra forma a tomar un bando; no debería ser así.
Nadie debería tener que elegir un maldito bando.

Porque eso significa división y Draco no quiere pensar en lo que su situación con su padre, podría
hacer con sus amigos presentes.

—Padre estaba entre ellos, usaron magia para lastimar a otros— musita Draco con expresión seria,
provocando que Blaise y Pansy intercambien miradas preocupados, no del todo cómodos con su
comentario, pero al menos luciendo preocupados por él.

—Draco, sé que no es algo agradable y tu experiencia no fue grata— comienza Blaise con tono
preocupado —pero si haces algún escándalo, podrías incluso ser repudiado por tu familia— las
palabras de su amigo duelen, porque la última vez que vio a su padre, le había dicho lo
avergonzado que estaba de esa familia.

Lo cual era cierto.

Pero también sabe que viene con ser repudiado.

Sirius es un claro ejemplo de que tan lejos puede llegar la situación, no es que su tío tenga una
mala vida, pero es hasta ahora luego de años de sufrimiento.

—Nadie sabe en las familias, Blaise y su madre lo saben porque Narcisa les pidió que te
protegieran en Hogwarts y lo confió a nosotros; eres inteligente, sé que puedes solucionar esto—
habla Pansy con tono amigable sujetando su mano, demostrando lo preocupada que esta por él.

No.

Duda que pueda solucionar algo a estas alturas con su padre.

Pero.

Su madre es otra historia.

No puede dejarla con él, tiene que traerla con él y cortar lazos no es lo mejor que hacer ahora, debe
pensar en un buen plan.

Sus puños se aprietan sobre su pantalón, pero a pesar que sabe eso, no puede estar de acuerdo con
su padre. Es como si estuviera de acuerdo con todos aquellos que menospreciaron a Orion en su
¿primera vida?, sólo por no tener madre y un padre alcohólico, como sí alguien decidiera de quien
es hijo y quien es familia.

Son cosas con las que uno nace.

Nadie puede decidir por uno ese tipo de cosas, y ahora debe hacer caso a su padre para odiar a
nacidos de muggles, solamente porque nacieron así.

No tiene sentido.

—No los lastimaron— las palabras de Theo hacen que Draco se congele, antes de levantar la
mirada, Blaise y Pansy viéndolo confundidos —mi padre estaba ahí, no los lastimaron, solamente
jugaron un poco y nadie salió herido— añade con seriedad y casi aburrimiento, los ojos de Draco
se abren incrédulo, mientras Pansy parece querer intervenir.

¿No los lastimaron?

Draco recuerda al hombre esa noche, con la varita, apuntándolo mientras lanzaba hechizos, que si
bien ningún le atinó; era magia negra.

Sin duda había querido atacarle.

¿Por qué Theo los defendía?

Algo dentro de su pecho se agito incómodo.

—Yo estuve ahí Theo, me confundieron con un nacido de muggles, intentaron lastimarme— una
parte de él quería que entendiera el significado de sus palabras, su rostro parece preocupado un
segundo examinándolo, antes de que vuelva a ser duro nuevamente.

Frío.

Lejano.

Indiferente.

Está mal.

Theo no suele verlo así.

—Pero estas bien, no te lastimaron y sólo te confundieron, ellos jamás te habrían lastimado porque
eres un sangre pura— su rostro se arruga en una mueca ante las palabras de Theo, porque suenan
iguales a las de su padre y algo dentro de él hierve molesto.

Pansy parece querer decir algo, Blaise está sujetando el hombro de Theo para darle una mirada de
que se detenga, pero este solamente lo ve fijamente.

—Eso no es excusa, los humillaron— recuerda a las personas flotando, recuerda el caos y parece
nervioso nuevamente —hechizaron a otros, incluso mi padre estaba entre ellos, eso está mal Theo.

—Solo eran nacidos de muggles.

—Son personas como nosotros.

—No lo son.

Draco esta incrédulo, hay una finalidad en la voz de Theo que le hiela la sangre, algo dentro de él
se siente aplastado de la incredulidad y el dolor que siente por sus palabras. Toda su vida Theo ha
sido muy indiferente al asunto de sus padres, eso fue lo primero que le agradó de él al conocerlo de
niño, además de su apasionante capacidad de lectura; era porque no odiaba a los muggles.

¿No los odiaba?

Nunca había hablado mal de ellos, nunca había molestado a los nacidos muggles como otros niños
de Slytherin e incluso había hablado con Anthony o Michael a su lado; está bien que no quisiera
defenderlos a muerte, pero eso a proteger lo que sucedió con sus padres.

Estaba mal.

Muy mal.

Debería ser capaz de verlo, puede que no defenderlo frente a un estrado, pero aquí entre amigos no
tiene que fingir por sus padres.
—Mira no me malentiendas Draco, sí quieres tener amigos como Corner o Goldstein, está bien,
son mestizos y no es que tengas muchas opciones de amigos— Draco lo ve alarmado, sin saber
desde cuando Theo piensa así, cuanto tiempo ha estado pensando así —son aceptables, pero no
puedes ir defendiendo a todos los nacidos muggles y especialmente a los muggles; si te gusta su
mundo, está bien, tienes gustos diferentes… pero no son iguales que nosotros— añade con
expresión casi cansada y un poco suplicante, como si le suplicara que entendiera.

Pero no entiende.

Draco no entiende.

—Theo cállate— gruñe Blaise por debajo, pero Theo gira a verlo molesto.

—Por favor Blaise deja la hipocresía, admite que desde primer año estás celoso de que Draco se
alejara por unos mestizos— el moreno suelta el brazo de Theo como si quemara, viéndose
incrédulo y un poco avergonzado —Igual tú Pansy, tanto lo has estado protegiendo cuando mueres
de envidia; y está bien porque lo entendemos, son tus amigos, pero no por eso tienes que cuidar a
todos los sangre sucia por ahí.

—No digas esas palabras— gruñe casi sin aire, pero Theo lo fulmina con la mirada.

—Eso es lo que son Draco, lo sabes, sabes que es cuestión de tiempo que esto sea una línea
separada y no puedes jugar para ambos lados; no puedes tener un pie en el lado de ellos y otro en
el nuestro, lo sabes, sabes que estamos esperando la venida del señor oscuro.

Pansy chilla incrédula, al tiempo que Blaise voltea a ver alarmado a Theo y Draco se queda pálido.

Como si alguien le hubiera abofeteado.

¿Quién era el chico frente a él?

Definitivamente no era el niño que había estado a los 8 años en la mansión Malfoy, debajo de las
sábanas con Draco, mientras leían emocionados libros sobre la mitología griega, ambos riendo
cuando encontraban algunas relaciones con los magos.

¿Desde cuándo era así?

Los ojos firmes de Theo, mostraban que no dudaba en sus palabras, su postura parecía fielmente
creer lo que decía y Draco se sintió enfermo.

Porque Theo sonaba como su padre.

Sonaba como ellos.

No.

Theo no debería ser así, él no era así, Draco no quiere pensar en eso.

—Draco— lo llama Pansy de forma suplicante, pero los pies de Draco lo mueven fuera del
compartimiento.

¿Está huyendo nuevamente?

Incluso sin ningún relicario maldito, es como sí la misma mujer hubiera susurrado esas palabras,
como sí algo dentro de él acabara de ser movido hasta sus cimientos. No está seguro como camina,
pero no es hasta que una pequeña mano toma su muñeca, que al voltear y ver el rostro de Luna,
casi colapsa; su amiga lo ve con seriedad antes de guiarlo entre algunos pasajeros hasta el
compartimiento Ravenclaw.

Todos parecen preocupados de su apariencia, pero Draco solo se sienta en la esquina sujetando sus
rodillas contra sus manos.

Sin querer aceptar que pasó.

Y nadie dice nada.

La lluvia se hacía aún más y más intensa conforme el tren avanzaba hacia el norte. El cielo estaba
tan oscuro y las ventanillas tan empañadas que hacia el mediodía ya habían encendido las luces.

Draco solo quería dejar de pensar en nada, aunque la mano de Luna sobre la suya, hizo el viaje
mucho mejor en su miseria.

Draco les aseguró que no había pasado nada malo, sólo que había tenido un intercambio no tan
placentero con los Slytherin y por eso estuvo todo el viaje a Hogwarts pensativo; su mente
navegando sobre su amigo Theo, su propio padre y muchas cosas que no le gustaba pensar. Una
parte de él sabe que no todos son iguales, que sus amigos tienen derecho a tener pensamientos
propios y diferentes, que nadie tiene que estar de acuerdo en todo, ya que eso impediría la
diversidad en las personas; en resumen, Theo puede pensar lo que él quiere pensar. Nunca imaginó
que Theo llegaría a pensar igual que sus padres, los cuales pensaban similar a Lucius y esa
mentalidad era terrible Pansy quien era hija de magos oscuros, no solía ver por menos a los demás,
aunque nunca trató mucho a hijos de muggles; el centro comercial le había gustado.

Blaise trató a todos por igual.

Neutral.

Agradable.

Amable.

Theo no tenía que ser como ellos, pero llegar a pensar menos de hijos de muggles, lo hicieron
sentir alertas rojas saltar por todos lados.

¿Desde cuándo es así?

¿Por qué no lo vio antes?

Cuando lo convenció antes de su tercer año a ir a Londres Muggle había aceptado, si bien todo el
viaje lo paso a su lado y no habló con nadie más, pensó que solo fue porque todo era nuevo para él.
Aunque si comparaba su viaje con Theo al viaje que tuvo con Blaise, es imposible no notar como
su amigo moreno se había desenvuelto con soltura y una mayor afinidad en una experiencia nueva
como era.

No vio a nadie con asco.

Pero Theo si lo hizo todo su viaje.

Debió haberlo notado antes, debió haber hecho algo, pero el tercer año estaba tan lejos de sus
amigos, que sinceramente teme que tanto no hizo en ese momento.

Maldición.

Draco se siente miserable cuando toma asiento en la mesa Ravenclaw, posicionándose de forma
que no pudiera ver a la mesa Slytherin, al menos no esta noche; sus ojos chocan con los
Gryffindor, donde Ginny lo saluda con entusiasmo a la distancia y Draco debe tragarse el malestar
para fingir una sonrisa para saludarla. No la vio en el expreso y se arrepiente no haberla saludado
correctamente, la niña es bastante amable y Draco debería ser mejor amigo con ella; es la mejor
amiga de Luna que siempre la cuida. Sus ojos viajan a Neville que está con Seamus y Dean, antes
de captar a Ron charlando con Hermione sobre algo; por último, sus ojos miran a Harry quien está
charlando animadamente por debajo con ellos.

No se ve muy diferente de hace algunos días cuando lo vio en la casa de los Tonks, parece con más
vida y no parece estar preocupándose al borde por Draco.

Bien.

Merece un año normal para variar.

Draco no tendrá un año normal, no con todo lo reciente que ha pasado.

—Estás viendo a Harry— señala Luna, provocando que pestañee para voltear a verla, notando que
todo su grupo de amigos no estaba hablando y lo miraba fijamente.

Se sintió algo incómodo.

—Em, si, estaba viendo la mesa Gryffindor.

—Pero tu mirada vio a Harry, mucho tiempo— señala ahora Michael, claramente sorprendido y
Draco voltea a verlos a todos.

—¿No?

Hay una mirada que comparten todos, que pone a Draco de mal humor, va a quejarse audiblemente,
cuando decide mejor no hacerlo; se encoge de hombros antes de verse nuevamente de mal humor.
Anthony le pone una mano en el hombro y le da una mirada amable, por lo que decide es el único
que vale la pena esa noche.

Su mirada viajó rápidamente a la mesa de profesores, porque estaba examinando todo el lugar.

El pequeño profesor Flitwick, que impartía la clase de Encantamientos, estaba sentado sobre un
montón de cojines al lado de la profesora Sprout, que daba Herbología y que en aquellos
momentos llevaba el sombrero ladeado sobre el lacio pelo gris. Hablaba con la profesora Sinistra,
del departamento de Astronomía. Al otro lado de la profesora Sinistra estaba Snape, el profesor de
Pociones, con su pelo grasiento, su nariz ganchuda y su rostro cetrino; el hombre no había volteado
a verlo y Draco esperaba que lo que hubiera pasado con su padre, no significara nada malo entre
ellos.

Como sintiendo su mirada el hombre volteó a verlo, de reojo, rápidamente antes de darle un
asentimiento que casi hace que Draco se derrita en su asiento.

Aún ocuparía hablar con él, pero el asentimiento y reconocimiento, le dieron estúpidas esperanzas;
genial, no ocupaba alguien más que lo odiara en un futuro cercano, menos alguien tan cercano.
Al otro lado de Snape había un asiento vacío que Draco adivinó que era el de la profesora
McGonagall. En la silla contigua, y en el mismo centro de la mesa, estaba sentado el profesor
Dumbledore (Draco bufó bajo al verlo para diversión de Anthony), el director: su abundante pelo
plateado y su barba brillaban a la luz de las velas, y llevaba una majestuosa túnica de color verde
oscuro bordada con multitud de estrellas y lunas. Se veía bastante ridículo, pensó que habría
mejores ropas, pero en el mundo de los magos, la moda es bastante diversa para el gusto de Draco.
Dumbledore había juntado las yemas de sus largos y delgados dedos, y apoyaba sobre ellas la
barbilla, mirando al techo a través de sus gafas de media luna, como absorto en sus pensamientos.

Draco también miró al techo. Por obra de encantamiento, tenía exactamente el mismo aspecto que
el cielo al aire libre, aunque nunca lo había visto tan tormentoso como aquel día. Se arremolinaban
en él nubes de color negro y morado. Después de oír un trueno, Draco vio que un rayo dibujaba en
el techo su forma ahorquillada.

Esperaba la noche no fuera tan larga, necesitaba dormir urgentemente.

Este día estaba casi tan malo como cuando le gritó a su padre, tan prometedor como empezó,
ahora solamente quería que empezara el mañana y fuera con suerte algo mejor.

Anthony estaba comentando algo sobre su pijamada y Draco siendo un roba sabanas cuando se
abrieron las puertas del Gran Comedor y se hizo el silencio. La profesora McGonagall marchaba a
la cabeza de una larga fila de alumnos de primero, a los que condujo hasta la parte superior del
Gran Comedor, donde se encontraba la mesa de los profesores.

Los ojos de Draco se movieron en un primer año en particular, maldiciendo por haber estado tan
ocupado para notarlo.

Con el cabello negro y largo, una pequeña niña de ojos azules y rasgos asiáticos caminaba con el
mentón en alto; era como una pequeña bailarina al dar pasos, altanera, pero al mismo tiempo con
aire elegante.

Megumi Fujiwara.

Hace algún tiempo había ido a Japón con su madre para conocer a uno de los asociados a la familia
Black que trabajaba con ellos, una familia de magos respetada y antigua en Asia, quienes tenían
una hija que iniciaba este año sus clases en Hogwarts como estudiante de otro país. La niña había
ayudado a Draco en su viaje, como una de las pocas personas que dominaban el idioma inglés y le
había enseñado algunas cosas interesantes de la cultura japonesa.

A pesar de estar empapada, no parecía molesta y recordó que había dicho algo sobre su afinidad
por el elemento agua.

A diferencia de Draco por supuesto, que parecía todo lo contrario.

La mayoría de magos asiáticos eran muy afines a la naturaleza, algo que tristemente no estaban
implementando en este continente todavía.

Más que haber navegado por el lago, parecían haberlo pasado a nado como los otros primeros
años. Temblando con una mezcla de frío y nervios en su mayoría, llegaron a la altura de la mesa de
los profesores y se detuvieron, puestos en fila, de cara al resto de los estudiantes. Los únicos que
no temblaba era el más pequeño de todos, un muchacho con pelo castaño desvaído que iba
envuelto en lo que Draco reconoció como el abrigo de piel de topo de Hagrid y Megumi. El abrigo
le venía tan grande que parecía que estuviera envuelto en un toldo de piel negra. Su carita salía del
cuello del abrigo con aspecto de estar al borde de la conmoción.
Cuando se puso en fila con sus aterrorizados compañeros, vio a Colin Creevey (un estudiante de
años inferiores que solía acosar a Harry y que supuso era su hermano), levantó dos veces el pulgar
para darle a entender que todo iba bien y dijo sin hablar, moviendo sólo los labios: ¡Me he caído
en el lago! Parecía completamente encantado por el accidente.

Draco lo vio preocupado de que pronosticaba esto para los primeros años, no quiso saberlo.

Megumi por otro lado parecía algo inquieta viendo a todos lados, estuvo buscando algo y no fue
hasta que sus ojos se posaron en él, que alguien parecido al reconocimiento y alivio se estampó en
su rostro; Draco sintió a sus amigos observarlo fijamente, pero los ignoro dándole una sonrisa a la
niña con un saludo en la mano.

La niña rápidamente regreso el saludo, algo inquieta y quitando parte de su elegancia, pero mucho
más relajada ahora.

Un rostro familiar hace eso.

Por suerte su familia era amiga de la familia Black, así que incluso si se enteraban de lo que
sucedió con su padre, espera que no lo odien a él.

Entonces la profesora McGonagall colocó un taburete de cuatro patas en el suelo ante los alumnos
de primero y, encima de él, un sombrero extremadamente viejo, sucio y remendado. Los de
primero lo miraban, y también el resto de la concurrencia. Por un momento el Gran Comedor
quedó en silencio. Entonces se abrió un desgarrón que el sombrero tenía cerca del ala, formando
como una boca, y empezó a cantar:

Hace tal vez mil años

que me cortaron, ahormaron y cosieron.

Había entonces cuatro magos de fama

de los que la memoria los nombres guarda:

El valeroso Gryffindor venía del páramo;

la bella Ravenclaw, de la cañada;

del ancho valle procedía Hufflepuff la suave,

y el astuto Slytherin, de los pantanos.

Compartían un deseo, una esperanza, un sueño:

idearon de común acuerdo un atrevido plan

para educar jóvenes brujos.

Así nació Hogwarts, este colegio.

Luego, cada uno de aquellos fundadores

fundó una casa diferente

para los diferentes caracteres


de su alumnado.

Para Gryffindor

el valor era lo mejor;

para Ravenclaw,

la inteligencia.

Para Hufflepuff el mayor mérito de todos

era romperse los codos.

El ambicioso Slytherin

ambicionaba alumnos ambiciosos.

Estando aún con vida

se repartieron a cuantos venían,

pero ¿cómo seguir escogiendo

cuando estuvieran muertos y en el hoyo?

Fue Gryffindor el que halló el modo:

me levantó de su cabeza,

y los cuatro en mí metieron algo de su sesera

para que pudiera elegiros a la primera.

Ahora ponme sobre las orejas.

No me equivoco nunca:

echaré un vistazo a tu mente

¡y te diré de qué casa eres!

Draco hizo una mueca cuando en el Gran Comedor resonaron los aplausos cuando terminó de
cantar el Sombrero Seleccionador. Quiso comentar sobre como claramente prefería a los
Gryffindor, pero eso solo lo haría sonar como alguien envidioso; aunque probablemente desde ahí
comenzaran las diferencias entre casas.

Recordó la cámara de los secretos, que guardaba información sobre Salazar y que esperaba este
año investigar más a fondo.

Tal vez podría descubrir más sobre lo sucedido en la creación de Hogwarts y con suerte ningún
otro objeto este maldito.

La profesora McGonagall desplegaba en aquel momento un rollo grande de pergamino.

—Cuando pronuncie vuestro nombre, os pondréis el sombrero y os sentaréis en el taburete— dijo


dirigiéndose a los de primero —Cuando el sombrero anuncie la casa a la que pertenecéis, iréis a
sentaros en la mesa correspondiente. ¡Ackerley, Stewart!

Un chico se adelantó, temblando claramente de la cabeza a los pies, cogió el Sombrero


Seleccionador, se lo puso y se sentó en el taburete.

—¡Ravenclaw!— gritó el sombrero.

Stewart Ackerley se quitó el sombrero y se fue a toda prisa a sentarse a la mesa de Ravenclaw,
donde todos lo estaban aplaudiendo. Draco vislumbró a Cho, la buscadora del equipo de
Ravenclaw, que recibía con vítores a Stewart Ackerley cuando se sentaba.

—¡Baddock, Malcolm!

—¡Slytherin!

La mesa del otro extremo del Gran Comedor estalló en vítores.

Draco se limitó a no voltear a ver.

No vería.

No hoy al menos.

Ocupaba pensar mucho.

—¡Branstone, Eleanor!

—¡Hufflepuff!

—¡Cauldwell, Owen!

—¡Hufflepuff!

—¡Creevey, Dennis!

El pequeño Dennis Creevey avanzó tambaleándose y se tropezó en el abrigo de piel de topo de


Hagrid al mismo tiempo que éste entraba furtivamente en el Gran Comedor a través de una puerta
situada detrás de la mesa de los profesores. Unas dos veces más alto que un hombre normal y al
menos tres veces más ancho, Hagrid, con su pelo y barba largos, enmarañados y renegridos, daba
un poco de miedo. Una impresión falsa, porque Draco sabía que Hagrid tenía un carácter muy
bondadoso, además era amante de dragones.

Notó como Hagrid les guiñó un ojo a los Gryffindor por algún motivo mientras se sentaba a un
extremo de la mesa de los profesores, y observó cómo Dennis Creevey se ponía el Sombrero
Seleccionador. El desgarrón que tenía el sombrero cerca del ala volvió a abrirse.

—¡Gryffindor!— gritó el sombrero.

Draco notó como todos en la mesa Gryffindor aplaudian cuando Dennis Creevey, sonriendo de
oreja a oreja, se quitó el sombrero, lo volvió a poner en el taburete y se fue a toda prisa junto a su
hermano.

Draco miró para otro lado y se fijó en el Sombrero Seleccionador, que en aquel instante estaba
ocupándose de Emma Dobbs.

Entonces.
Llegó el momento

—Fujiwara Megumi.

La niña rápidamente se puso de pie con mirada decidida, Draco notó como alrededor algunos
parecían curiosos, probablemente por el extraño nombre/apellido y al ver de reojo a Cho, la chica
con rasgos asiáticos parecía gratamente sorprendida.

Draco vio a la niña, que tomó aire antes que el sombrero estuviera sobre su cabeza, por lo que
pareció un buen rato.

—¡Hufflepuff!— gritó finalmente.

El rostro de Megumi pareció sorprendido y un poco decepcionado, aunque cambió al notar los
aplausos de la mesa; una rápida mirada en su dirección le indicó que probablemente habría querido
estar con él, para tener un rostro familiar.

Aprovechando que la mesa Hufflepuff estaba al lado de ellos, le pidió a Cedric que estaba cerca de
su espalda que le diera espacio a la niña mientras aplaudía también su selección. Cedric lo vio
curioso, antes de encogerse de hombros y darle la oportunidad a Megumi que tomara el asiento
justo en su espalda; ignorando que la selección no había terminado o la mirada curiosa de sus
amigos, se medió volteó para estar casi frente a la niña que parecía inquieta.

—Hola, yo, quería estar contigo— musito la niña por debajo, luciendo algo nerviosa viendo en
todas direcciones y sin estar segura de qué pensar.

Draco le dio una palmada en la cabeza.

—Oye, me alegra verte, no te preocupes por la casa que quedaste, yo suelo estar en todas las mesas
y si te sientes sola algún día puedes venir a la mesa Ravenclaw— volteó a ver a sus amigos,
quienes miraban todo con gran interés, les dio una mala mirada por eso —pero no creo que
necesites, aquí tengo un viejo amigo, Cedric Diggory, que hará que te sientas como una princesa
en Hufflepuff— mira de forma amenazante a Cedric, quien rueda los ojos antes de sonreír a la
niña.

Funciona, como cualquier mortal al cual Cedric sonríe, porque la niña se sonroja levemente.

—Somos una familia Megumi, todos en Hufflepuff estamos felices de tenerte con nosotros y
vamos a cuidarte bien; Draco es un comodín entre casas y seguramente te va cuidar también— sus
palabras parecen animarla un poco, volteando a ver su casa con nuevo interés.

—Gracias— susurra con timidez y Draco se siente más tranquilo al verla relajarse.

—Cuando quieras, no dudes en buscarme, si alguien te molesta le daré una paliza.

—Eso no es bueno Draco.

—Cállate Cedric.

La niña ríe bajo mucho más animada, Draco siente la mirada de McGonagall de advertencia frente
a la selección y se voltea rápidamente hacía sus amigos.

—¿Por qué siempre adopta a alguien de primer año?

Draco patea rápidamente a Michael bajo la mesa por su comentario, haciendo que este se queje; al
ver el rostro indiferente de Terry, parece ser que parte de su incómodidad de él ha desaparecido o
sabe que Michael es un idiota que merecía el golpe.

Ambos pensamientos le agradan.

La Selección continuó. Chicos y chicas con diferente grado de nerviosismo en la cara se iban
acercando, uno a uno, al taburete de cuatro patas, y la fila se acortaba considerablemente conforme
la profesora McGonagall iba llamando a los de la ele.

—¡Pritchard, Graham!

—¡Slytherin!

—¡Quirke, Orla!

—¡Ravenclaw!

Por último, con ¡Whitby, Kevin! (¡Hufflepuff!), la Ceremonia de Selección dio fin. La profesora
McGonagall cogió el sombrero y el taburete, y se los llevó.

El profesor Dumbledore se puso en pie. Sonreía a los alumnos, con los brazos abiertos en señal de
bienvenida.

—Tengo sólo dos palabras que deciros— dijo, y su profunda voz resonó en el Gran Comedor—:
¡A comer!

Draco no tenía mucha hambre, pero tomó una manzana verde para mordisquear, antes de ver de
reojo como Megumi mordisqueaba su comida.

Empuja suavemente a la niña, que salta para voltear a verlo impresionada.

—Antes que se me olvide, quiero presentarte a mis amigos, este aquí molesto es Anthony
Goldstein, la chica linda es Padma Patil, la otra chica linda es Luna Lovegood— Megumi voltea a
verlos a todos con seriedad, Draco no duda que esté memorizando sus nombres —este es Terry
Boot y mantente alejado de Michael Corner.

—Ey— se queja Michael con una parte de la comida aún en su boca.

Sostiene su punto.

—Ella es Megumi Fujiwara como conocen, mi madre es amiga de su padre— intercambia una
mirada con Megumi, sólo que ambos saben que “amigo” es más que todo como un socio comercial
y aliado en situaciones delicadas —me ayudó cuando fui a Japón el año pasado, así que espero se
lleven bien; definitivamente estás invitados a los juegos Ravenclaw en algunos años.

—¿Juegos Ravenclaw?— la niña parece confusa, pero Cedric a su lado ríe divertido.

—Créeme no quieres saberlo— habla el Hufflepuff mayor, haciendo que Megumi se vea más
confundida.

—Es un placer conocerlos, espero podamos llevarnos bien— dice tardíamente la niña con una leve
reverencia, que sus amigos imitan de forma torpe, menos Luna, que parece encantada de imitarlos.

—Te buscaré mañana para charlar un rato, sí ocupas algo en serio no dudes en buscarme— le
musita Draco por debajo a la niña, que sonríe encantada antes de regresar a su comida; no parece
dificultarse el usar cubiertos, a pesar que sabe que ella usaba palillos chinos en su país de origen.
Interesante.

Debió entrenar y practicar mucho para las costumbres en este lado del país.

La ve con una sonrisa emocionada, antes que una picazón lo haga levantar la mirada, pestañea un
poco levantando la mirada, notando la mirada intensa de Harry del otro lado del salón; ladea el
rostro, pero Harry sólo voltea a ver a otro lado con un puchero.

—Otra vez lo estás mirando— señala Michael y recibe la segunda patada de parte de Draco.

La lluvia seguía golpeando con fuerza contra los altos y oscuros ventanales. Otro trueno hizo vibrar
los cristales, y el techo que reproducía la tormenta del cielo brilló iluminando la vajilla de oro justo
en el momento en que los restos del plato principal se desvanecieron y fueron reemplazados, en un
abrir y cerrar de ojos, por los postres.

Una vez terminados los postres y cuando los últimos restos desaparecieron de los platos,
dejándolos completamente limpios, Albus Dumbledore volvió a levantarse. El rumor de charla que
llenaba el Gran Comedor se apagó al instante, y sólo se oyó el silbido del viento y la lluvia
golpeando contra los ventanales.

—¡Bien!— dijo Dumbledore, sonriéndoles a todos —Ahora que todos estamos bien comidos—
Draco juró que pudo escuchar a Hermione lanzar un gruñido desde esta distancia —debo una vez
más rogar vuestra atención mientras os comunico algunas noticias:

—El señor Filch, el conserje, me ha pedido que os comunique que la lista de objetos prohibidos en
el castillo se ha visto incrementada este año con la inclusión de los yoyós gritadores, los discos
voladores con colmillos y los bumeranes-porrazo. La lista completa comprende ya cuatrocientos
treinta y siete artículos, según creo, y puede consultarse en la conserjería del señor Filch.

La boca de Dumbledore se crispó un poco en las comisuras. Luego prosiguió:

—Como cada año, quiero recordaros que el bosque que está dentro de los terrenos del castillo es
una zona prohibida a los estudiantes. Otro tanto ocurre con el pueblo de Hogsmeade para todos los
alumnos de primero y de segundo. Es también mi doloroso deber informaros de que la Copa de
quidditch no se celebrará este curso.

Draco hizo una mueca ante el comentario, había querido intentar volver al quidditch este año desde
que vio los mundiales; con suerte podría convencer a sus amigos de poder jugar un partido entre
ellos durante recesos.

Aunque estudiar sobre Orion Blake sería más importante.

Era decepcionante.

—Esto se debe a un acontecimiento que dará comienzo en octubre y continuará a lo largo de todo
el curso, acaparando una gran parte del tiempo y la energía de los profesores… pero estoy seguro
de que lo disfrutaréis enormemente. Tengo el gran placer de anunciar que este año en Hogwarts...

Pero en aquel momento se escuchó un trueno ensordecedor, y las puertas del Gran Comedor se
abrieron de golpe. En la puerta apareció un hombre que se apoyaba en un largo bastón y se cubría
con una capa negra de viaje. Todas las cabezas en el Gran Comedor se volvieron para observar al
extraño, repentinamente iluminado por el resplandor de un rayo que apareció en el techo. Se bajó
la capucha, sacudió una larga melena en parte cana y en parte negra, y caminó hacia la mesa de los
profesores.
Un sordo golpe repitió cada uno de sus pasos por el Gran Comedor. Llegó a un extremo de la mesa
de los profesores, se volvió a la derecha y fue cojeando pesadamente hacia Dumbledore. El
resplandor de otro rayo cruzó el techo.

Aquella luz había destacado el rostro del hombre, y era un rostro muy diferente de cuantos Draco
había visto en su vida. Parecía como labrado en un trozo de madera desgastado por el tiempo y la
lluvia, por alguien que no tenía la más leve idea de cómo eran los rostros humanos y que además
no era nada habilidoso con el formón. Cada centímetro de la piel parecía una cicatriz. La boca era
como un tajo en diagonal, y le faltaba un buen trozo de la nariz. Pero lo que lo hacía
verdaderamente terrorífico eran los ojos.

Uno de ellos era pequeño, oscuro y brillante. El otro era grande, redondo como una moneda y de
un azul vívido, eléctrico. El ojo azul se movía sin cesar, sin parpadear, girando para arriba y para
abajo, a un lado y a otro, completamente independiente del ojo normal… y luego se quedaba en
blanco, como sí mirara al interior de la cabeza.

No recordaba su nombre real, pero Draco supuso que incluso con su presencia, no cambiaría el
hecho de que probablemente estuvieran frente a un mortifago disfrazado.

Genial.

Este colegio era una vergüenza para los demás.

El extraño llegó hasta Dumbledore (Draco casi quiso saltar para señalar quien era, pero
probablemente lo tacharían de loco). Le tendió una mano tan toscamente formada como su cara, y
Dumbledore la estrechó, murmurando palabras que Draco no consiguió oír. Parecía estar
haciéndole preguntas al extraño, que negaba con la cabeza, sin sonreír, y contestaba en voz muy
baja. Dumbledore asintió también con la cabeza, y le mostró al hombre el asiento vacío que había
a su derecha.

El extraño se sentó y sacudió su melena para apartarse el pelo entrecano de la cara; se acercó un
plato de salchichas, lo levantó hacia lo que le quedaba de nariz y lo olfateó. A continuación, se sacó
del bolsillo una pequeña navaja, pinchó una de las salchichas por un extremo y empezó a
comérsela. Su ojo normal estaba fijo en la salchicha, pero el azul seguía yendo de un lado para otro
sin descanso, moviéndose en su cuenca, fijándose tanto en el Gran Comedor como en los
estudiantes.

—Os presento a nuestro nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras— dijo animadamente
Dumbledore, ante el silencio de la sala —: el profesor Moody.

Lo normal era que los nuevos profesores fueran recibidos con saludos y aplausos, pero nadie
aplaudió aquella vez, ni entre los profesores ni entre los alumnos, a excepción de Hagrid y
Dumbledore. El sonido de las palmadas de ambos resonó tan tristemente en medio del silencio que
enseguida dejaron de aplaudir. Todos los demás parecían demasiado impresionados por la extraña
apariencia de Moody para hacer algo más que mirarlo.

—¿Moody?— le susurró Anthony a Draco y se encogió de hombros.

Porque no sabría cómo explicar que probablemente no era su nombre real, sin parecer loco.

Moody parecía totalmente indiferente a aquella fría acogida. Haciendo caso omiso de la jarra de
zumo de calabaza que tenía delante, volvió a buscar en su capa de viaje, sacó una petaca y echó un
largo trago de su contenido. Al levantar el brazo para beber, la capa se alzó unos centímetros del
suelo, y Draco vio, por debajo de la mesa, parte de una pata de palo que terminaba en una garra.
Dumbledore volvió a aclararse la garganta.

—Como iba diciendo— siguió, sonriendo a la multitud de estudiantes que tenía delante, todos los
cuales seguían con la mirada fija en Ojoloco Moody —tenemos el honor de ser la sede de un
emocionante evento que tendrá lugar durante los próximos meses, un evento que no se celebraba
desde hacía más de un siglo. Es un gran placer para mí informaros de que este curso tendrá lugar
en Hogwarts el Torneo de los Tres Magos.

El rostro de Draco se arrugó en incomodidad.

Ahora que lo pensaba, el torneo reinstalado luego de años de haber sido prohibido, sonaba casi
demasiado conveniente; puede que todo fuera hasta cierto punto una gran coincidencia del destino,
pero era demasiado sospechoso.

¿Alguien dentro del ministerio pudo estar involucrado?

Nuevamente esa línea de pensamiento y teoría no le agradó mucho.

—¡Se está quedando con nosotros!— dijo Fred en voz alta.

Repentinamente se quebró la tensión que se había apoderado del Gran Comedor desde la entrada
de Moody. Casi todo el mundo se rió, y Dumbledore también, como apreciando la intervención de
Fred.

Draco por otro lado siguió viéndolo de forma seria.

—No me estoy quedando con nadie, señor Weasley— repuso —aunque, hablando de quedarse con
la gente, este verano me han contado un chiste buenísimo sobre un trol, una bruja y un leprechaun
que entran en un bar…

La profesora McGonagall se aclaró ruidosamente la garganta.

—Eh… bueno, quizá no sea éste el momento más apropiado… No, es verdad— dijo Dumbledore
—¿Dónde estaba? ¡Ah, sí, el Torneo de los Tres Magos! Bien, algunos de vosotros seguramente no
sabéis qué es el Torneo de los Tres Magos, así que espero que los que lo saben me perdonen por
dar una breve explicación mientras piensan en otra cosa— no es que importe, probablemente lo
venda de forma sensacionalista después de todo —EI Torneo de los Tres Magos tuvo su origen
hace unos setecientos años, y fue creado como una competición amistosa entre las tres escuelas de
magia más importantes de Europa: Hogwarts, Beauxbatons y Durmstrang. Para representar a cada
una de estas escuelas se elegía un campeón, y los tres campeones participaban en tres pruebas
mágicas. Las escuelas se turnaban para ser la sede del Torneo, que tenía lugar cada cinco años, y se
consideraba un medio excelente de establecer lazos entre jóvenes magos y brujas de diferentes
nacionalidades… hasta que el número de muertes creció tanto que decidieron interrumpir la
celebración del Torneo.

—¿Número de qué?— pregunto Michael confundido.

Draco tuvo la teoría que el número de muertes debió ser bastante drástico para que cancelaran algo
así, no debe ser divertido ver magos lanzados a morir, cual juegos del hambre.

Pero la mayoría de los alumnos que había en el Gran Comedor no parecían compartir aquel miedo:
muchos de ellos cuchicheaban emocionados, y Draco se sintió algo enfermo de que nadie parecía
pensar cómo el Torneo había causado varias muertes.

Los adolescentes de hoy en día, ocupan priorizar muchas cosas diferentes.


—En todo este tiempo ha habido varios intentos de volver a celebrar el Torneo— prosiguió
Dumbledore —ninguno de los cuales tuvo mucho éxito. Sin embargo, nuestros departamentos de
Cooperación Mágica Internacional y de Deportes y Juegos Mágicos han decidido que éste es un
buen momento para volver a intentarlo. Hemos trabajado a fondo este verano para asegurarnos de
que esta vez ningún campeón se encuentre en peligro mortal.

¿Cómo que era el mejor momento?

Obviamente habría peligro mortal.

Los años anteriores debieron demostrar algo a ese director senil.

—En octubre llegarán los directores de Beauxbatons y de Durmstrang con su lista de candidatos, y
la selección de los tres campeones tendrá lugar en Halloween. Un juez imparcial decidirá qué
estudiantes reúnen más méritos para competir por la Copa de los Tres Magos, la gloria de su
colegio y el premio en metálico de mil galeones.

Draco notó de reojo como varios estudiantes parecían emocionados, esperando poder ser los
seleccionados y arrugó el rostro; no quería ser parte de esto, no quería que fueran felices, casi
quería gritar sobre las estupideces que pasarían a quienes estuvieran en el torneo.

De reojo miró a Cedric Diggory, sonriendo emocionado y se sintió enfermo.

No debía de ser el único que se estaba imaginando a sí mismo como campeón de Hogwarts. En
cada una de las mesas, Draco veía a estudiantes que miraban a Dumbledore con expresión de
arrebato, o que cuchicheaban con los vecinos completamente emocionados. Pero Dumbledore
volvió a hablar, y en el Gran Comedor se hizo otra vez el silencio.

—Aunque me imagino que todos estaréis deseando llevaros la Copa del Torneo de los Tres Magos
— dijo —los directores de los tres colegios participantes, de común acuerdo con el Ministerio de
Magia, hemos decidido establecer una restricción de edad para los contendientes de este año. Sólo
los estudiantes que tengan la edad requerida (es decir, diecisiete años o más) podrán proponerse a
consideración. Ésta…— Dumbledore levantó ligeramente la voz debido a que algunos hacían
ruidos de protesta en respuesta a sus últimas palabras, especialmente los gemelos Weasley, que
parecían de repente furiosos —es una medida que estimamos necesaria dado que las tareas del
Torneo serán difíciles y peligrosas, por muchas precauciones que tomemos, y resulta muy
improbable que los alumnos de cursos inferiores a sexto y séptimo sean capaces de enfrentarse a
ellas. Me aseguraré personalmente de que ningún estudiante menor de esa edad engañe a nuestro
juez imparcial para convertirse en campeón de Hogwarts— Sus ojos de color azul claro brillaron
especialmente cuando los guiñó hacia los rostros de Fred y George, que mostraban una expresión
de desafío —Así pues, os ruego que no perdáis el tiempo presentándoos si no habéis cumplido los
diecisiete años.

Draco estuvo esta vez tentado a reírse, cuando el hombre dijo que se aseguraría el mismo, eso es
casi como ofrecerse culpable por todo lo que ocurriría; pero claro nadie lo señalaría como culpable,
porque es Albus Dumbledore.

Maldita estafa.

Ese hombre había fallado los últimos años, había hecho cosas buenas, pero había tenido muchos
deslices.

Increíble que siga siendo director.


—Las delegaciones de Beauxbatons y Durmstrang llegarán en octubre y permanecerán con
nosotros la mayor parte del curso. Sé que todos trataréis a nuestros huéspedes extranjeros con
extremada cortesía mientras están con nosotros, y que daréis vuestro apoyo al campeón de
Hogwarts cuando sea elegido o elegida. Y ya se va haciendo tarde y sé lo importante que es para
todos vosotros estar despiertos y descansados para empezar las clases mañana por la mañana.
¡Hora de dormir! ¡Andando!

Dumbledore volvió a sentarse y siguió hablando con Ojoloco Moody. Los estudiantes hicieron
mucho ruido al ponerse en pie y dirigirse hacia la doble puerta del vestíbulo.

Draco caminó con sus amigos, viendo casi sin impresión al frente.

—Sería genial ser el campeón de Hogwarts— musita Michael emocionado, pero Terry parece
solamente negar con la cabeza sin verse interesado en la situación.

Alguien sensato al menos.

Padma y Anthony tampoco parecían interesados en ser campeones, otras dos cabezas inteligentes
dentro de su grupo de amigos para variar.

Con una última despedida de Megumi quien se iría con los Hufflepuff, Draco tenía la necesidad de
obtener alguna idea para poder detener el torneo; o al menos impedir que Harry y Cedric fueran
parte de él, algo más fácil pensarlo que hacerlo.

Esa noche soñó que estaba en medio de un campo de flores y alguien llamaba por su antiguo
nombre.

Orion.

Y luego todo se volvía negro.

Draco no es un buen madrugador, usualmente siempre tiene pesadillas y despierta de mal humor,
así que la mayoría de sus amigos espera que pase el desayuno para poder hablarle sobre cualquier
cosa importante. Bosteza un poco mientras su rostro casi cae sobre su avena, pero unas tostadas de
parte de Luna hacen su mañana mucho mejor y ve de reojo a Anthony, quien no deja de sonreír
hablando con Padma de forma demasiado notoria. Voltea a ver a Michael que habla animadamente
con una niña Ravenclaw, mientras Terry escucha a Luna hablar sobre alguna criatura que Draco
voltea a ver confundido. De reojo nota que en la mesa Hufflepuff no puede ver a Megumi, por lo
que hace una mueca pensativo, esperando poder encontrarla por ahí pronto.

Es su primer día.

Un día importante.

Draco hace una mueca al pensar que tendrán algunas clases con Hufflepuff (Zacharias Smith) ese
día, pero no tiene mucho que hacer que pueda evitarlo y se pone de pie queriendo dar una pequeña
caminata; Padma lo ve de forma seria y le indica que si no llega en media hora tiene permitido
enloquecer.

No ve a los Slytherin.
No sabe qué hacer con ellos.

Tiene que hablar con Blaise, lo sabe, pero no puede hablar con Theo en este momento y ocupa
pensar en tantas cosas.

No sabe cómo hacer esto.

—Draco— se sobresalta un poco ante el llamado, pero una pequeña sonrisa involuntaria aparece
cuando Harry aparece a su lado en el pasillo.

¿No había estado en el comedor hace unos momentos?

Tal vez se le olvidó algo, es sospechoso que apareciera aquí de la nada, pero Draco se encoge de
hombros alegre de una distracción.

Ya tenía demasiadas teorías o preocupaciones en su mente, para pensar en el comportamiento de su


amigo, que, si era sincero, siempre ha sido un poco extraño; no al nivel de Theo, pero es algo a lo
cual no quiere ahondar y prefiere solamente no pensar en nada por unos cuantos minutos.

—Hey Harry— saluda con la mano también cuando este llega a su lado —¿Vas algún lugar?—
pregunta confundido, tal vez solamente quiso saludarlo.

Harry se ve pensativo, antes de mover su cabeza viendo a todos lados antes de asentir.

—A la lechuceria, ¿podrías acompañarme?— los ojos de Draco se entrecerraron porque Harry no


lo veía a los ojos, así que cuando asintió, este sonrió de forma sospechosa antes de comenzar a
caminar.

A pesar de ser más pequeño que Draco, podría seguirle el paso.

Bien.

Draco pensó en Merlín y lo mucho que había pasado con su lechuza la semana pasada,
especialmente por no tener tanto espacio en la casa Tonks (algo que era mucho más agradable de
lo que pensó a primera vista), el ambiente era cálido.

Aunque extraño a su madre muchísimo.

Suspira un poco atrayendo la atención de Harry, se mueve algo incómodo por su mirada y continua
el camino sin verlo realmente.

—Lo siento, es raro… me gusta estar de regreso, aunque extraño un poco mi hogar.

Harry hace una mueca en su rostro.

—¿La mansión Malfoy?— pregunta casi horrorizado y Draco rueda los ojos, no, ese lugar no lo
extraña.

No cree que pueda ahora, es demasiado doloroso pensar en eso ahora.

—Mi madre— dice como si fuera lógico, los ojos de Harry se abren sorprendidos —puede que no
tenga la mejor relación con mi padre ahora— subestimación del siglo —pero mi madre es todo lo
bueno en este mundo, aunque terminó con mi padre y… aunque antes lo entendía, ahora me
pregunto muchas veces por qué sigue con él— cómo podría amarlo después de todo este tiempo.

Ambos estaban enamorados, pero ahora, Draco realmente no puede evitar pensar con amargura que
tanto alguien puede cambiar.

Que tanto su padre ha cambiado.

¿Cómo su madre puede amarlo aún?

El amor es peligroso, a veces Draco se pregunta si realmente quiere estar con alguien así, como
Orion nunca lo hizo o no recuerda bien; no recuerda haber amado a alguien y ahora, aunque ha
visto parejas en padres de sus amigos que parecen felices a pesar de los años, Draco se siente
intimidado por tener algo así con alguien. El amor es peligroso, porque de la forma en que amas
puedes ser herido, lo había pensado anteriormente con su padre y ahora lo reafirma, el dolor que
siente al pensar en su padre, debe ser proporcional a cuanto lo quiere.

Maldición.

—Entiendo, digo, no entiendo porque no son mis padres, pero… bueno… mis tíos no son personas
agradables— hay tanto detrás de esa oración, tanto que Harry debe ocultar para sí mismo y que no
quiere compartir; Draco le sonríe de reojo porque no es lo mismo, pero agradece el sentimiento.

Los tíos de Harry nunca lo quisieron, pero hubo un momento donde Draco pensó y pudo jurar que
su padre lo amaba.

Ya no lo hace.

—Escuché que te tenían encerrado en el verano del segundo año— la cara de Harry voltea a verlo
de forma violenta y Draco no demuestra nada —escuché a George y Fred, algo sobre un rescate y
un automóvil volador; a partir de ahí no necesito sumas 2+2 para decir que tus familiares son
peores que los míos.

—Son desagradables.

Draco ve de reojo a Harry, el odio y molestia que hay en su voz, pero una casi resignación que era
bastante dolorosa de ver.

—¿Los odias?— la pregunta parece tomarlo por sorpresa, antes de suspirar y ver hacia el pasillo
que siguen caminando, cada vez más despacio.

—No sé, supongo, aunque ellos me odiaron primero.

Un tarareo de parte de Draco de asentimiento, mientras Harry parece encogerse y comenzar a jugar
con algo en su pecho. Los ojos de Draco parecen sorprendidos cuando nota que es su collar, el
mismo collar que le había dado en primer año y que para ser sincero, había olvidado
completamente; se sorprende que lo tenga todavía.

La mayoría de collares de este tipo que le daba su madre estaban en su baúl, pero no solía usarlos
todo el tiempo, solo los que tenían hechizos calentadores activos y está seguro que este ya no
funciona como debería.

—Todavía lo tienes— no es una pregunta, es un hecho.

Harry parece abochornado un momento, antes de sonreír, olvidando por un momento el tema de su
familia problemática y como no habla claramente de eso; aunque son amigos, tal vez es demasiado
pronto para entrar en algunos detalles. A pesar que ama a sus Ravenclaw no ha ahondado tanto en
los castigos físicos que ha tenido de su padre, como lo hizo con Blaise, ya que tienen años de
amistad y lo entiende.
Tal vez algún día Harry le diga lo que ha vivido, tal vez no, pero le gusta pensar que siempre
podría hablar con él sí necesitara a alguien.

Aunque ya tiene a Ron y Hermione para eso, probablemente no necesite a Draco en esa área, por
eso no hay que enojarse; los amigos cumplen diferentes funciones todo el tiempo, no puedes ser
todo para alguien.

El pensamiento floto un poco en su mente con sensación confusa al respecto.

—Bueno, sí, me encanta— demasiado honesto, piensa Draco preocupado, su mirada parece
brillante y es honesto.

Draco no quiere pensar en el torneo, no quiere pensar en cómo esa mirada pronto podría apagarse
si es seleccionado en el torneo y se encuentra con Voldemort en la prueba final; sin contar sobre 3
pruebas totalmente traumáticas que un adolescente no debería vivir.

Necesita una forma de que Harry no esté en el torneo y es como que para ayer.

—Dámelo.

—No, es mío.

Draco pestañeo con la mano extendida, totalmente convencido de que Harry le daría el collar con
facilidad, pero en su lugar se aferra a él con una mirada de advertencia y bastante posesividad que
no había calculado.

Interesante.

Rueda los ojos.

—No te lo voy a quitar idiota, te lo voy a regresar, pero ocupo hacer algo con él aquí mismo frente
a ti— habla Draco con un poco de diversión, pero Harry lo ve de forma cautelosa un momento,
antes de suspirar y quitarse el collar como sí fuera doloroso para él.

No tenía ningún ritual de sangre o runa que hiciera eso, Draco lo sabría porque se lo había
entregado y no podía sentir ningún susurro de poder mágico en el collar en sus manos.

Al tomarlo notó que estaba bien cuidado, no parecía abollado de ninguna forma e incluso parecía
haber sido mantenido con alguna especie de hechizo o algo; quiso preguntar, pero en su lugar tomo
su varita y comenzó hacer algunos hechizos que había aprendido en la clase de runas.

No por su profesora, que iba todavía demasiado lenta para lo que sabía, si no de los libros de runa
que aprovechaba para leer en sus clases el año pasado.

Un, dos, tres, cuatro, cinco, seis y siete.

Luego de esto se activó nuevamente la runa y Draco pudo sentir nuevamente su poder mágico
activado; otra vez podría funcionar como calentador personal sí el clima disminuía y con suerte
sería por un poco más de un año.

Se lo entregó a Harry que inmediatamente se lo puso, abriendo sus ojos probablemente al sentir la
magia funcionando.

—Volví a activar las runas, después de un tiempo dejan de funcionar— señala con el mentón en
alto, porque es demasiado grandioso para este mundo y espera que otros sepan lo bendecidos que
están con su sola presencia.

Es tan genial como amigo.

Harry parece verlo emocionado, aunque algo de duda aparece en sus ojos.

—Eso significa que la piedra para dormir con runas pronto dejará de hacer efecto— musita por
debajo pensativo, Draco traga saliva sin saber cómo decirle que, si bien al inicio ayudó, ahora no
funciona en nada y las pesadillas han sido parte de su día a día desde que tiene memoria.

Hogwarts.

Desde que entró a Hogwarts.

Maldita sea.

—Tendré que investigar, pero al igual que el collar probablemente pueda hacer que funcione sí
alguna vez falla.

—¿Te ha ayudado?

—Por supuesto— una mentira piadosa, pero nadie podría mentirle a Harry sí te ve con esos ojos
expectantes y preocupados —Aunque me sorprende que notaras que no duermo bien, fue un regalo
bastante considerado— añade rápidamente esperando cambiar el tema y no seguir con la mentira,
si no estas preparado, la mentira puede desmoronarse y por eso hay que tener cuidado.

Harry ladea el rostro, antes de ver a otro lado levemente sonrojado.

Siempre se sonroja.

¿Eso pasaba en las películas?

Tal vez fuera algo de los libros.

Tal vez lo olvidó y Harry era tímido.

Draco entrecierra los ojos confundidos ante la idea cálida en su pecho al verlo sonrojado, no muy
emocionado con una posible línea de pensamiento ante esas emociones.

—Desde primer año siempre has parecido no tener buen dormir, o al menos siempre tienes ojeras
— comenta como sí no fuera la gran cosa.

Draco debe suprimir una sonrisa, pero falla de alguna forma, porque eso es algo que debería haber
esperado.

—Como esperaba de mi acosador favorito, vamos no me mires así, sabes que es cierto y en primer
año siempre quisiste ser mi amigo— Harry le da una mirada de pocos amigos, que saca una risa de
Draco cuando están por llegar a la torre de las lechuzas —no te enojes, después de todo, ahora
somos amigos— brinda una rama de olivo y Harry sede si su suspiro significa algo.

Va a molestarlo un poco más, cuando la presencia de alguien en la torre lo hace congelarse, antes
que una sonrisa cálida lo inunde.

—Draco— es Megumi quien se acerca rápidamente a él con una sonrisa brillante —estaba
enviándole una carta a mi oto-san, estaba preocupada, pero le dije que estabas aquí y seguramente
quedara más tranquilo; tengo tanto que contarte sobre anoche —la niña tímida del día anterior,
parece disminuir un poco y convertirse en una pequeña bola de energía andante.

¿Azúcar?

Tal vez algún amigo nuevo o la presencia del apuesto Cedric Diggory.

Ahora está tratando con una mano de ocultar su sonrisa mientras asiente.

—Claro te prometí hablar contigo hoy y cuando quisieras, pero antes que eso quiero presentarte a
mi amigo Harry Potter— señala rápidamente para no ser grosero, sorprendido de la repentina
expresión seria de Harry al ver a la niña que solamente hace una leve reverencia, Draco se apresura
—Harry ella es Megumi Fujiwara, es una amiga de la familia que conocí el año pasado, al igual
que Luna voy a ser su protector— añade con una sonrisa viendo a la niña.

Esta lo ve casi con diversión.

—No necesito protección Draco Malfoy, si mal no recuerdo, podría ser de gran ayuda contra
criaturas marinas sí se llegara a presentar la ocasión— debe estar recordando lo sucedido en el
estanque en su visita a Japón, lo cual Draco no olvidaría.

Como recordaba, la niña sigue manteniéndose firme, con el mentón en alto como cualquiera de su
linaje y una chispa que probablemente sería más Gryffindor que Hufflepuff.

Draco no puede evitar sonreír.

Esta niña es otra cosa.

—Pero mira que sigues siendo una pequeña descarada, ¿Qué hay del respeto a los mayores?

—Lo que sea, vamos tengo que contarte muchas cosas.

La niña toma su muñeca como lo más natural del mundo, viéndose adorable por la diferencia de
altura y con la costumbre de hacerlo desde que estaban en Japón. El Draco de entonces había
estado tan asombrado con todo a su alrededor, que usualmente Megumi lo arrastraría mientras
explicaba todo como una enciclopedia andante.

Hubiera estado en Ravenclaw, Draco lamenta la perdida de conocimiento.

—Solo han pasado menos de 12 horas, aunque sí es sobre tu padre, me gustaría escucharlo— las
historias del jefe de familia Fujiwara siempre fueron asombrosas —lo siento Harry tengo que irme,
nos vemos después— se despide como puede de este con la mano, mientras Megumi comienza
hablar emocionada sobre como la sala común está cerca de las cocinas.

De reojo mira como Harry lo mira con una sonrisa un poco más pequeña de la que tenía ahora y su
mano se mueve algo tímidamente, hay una chispa inquieta en sus ojos, pero no puede describirla
bien porque entra en la historia de Megumi rápidamente.

Si.

Esta niña aparentemente tímida, habla demasiado cuando entra en confianza.

Bueno.

Un nuevo año va empezar y tiene que hablar con sus amigos, porque Harry Potter no va a participar
este año en el Torneo de los Tres Magos, incluso si tiene que destruir el maldito cáliz por sí
mismo.
Continuará…

Chapter End Notes

Joder que miedo tenía, este capítulo se me fue extendiendo y había olvidado que pase
el límite de hojas que usualmente tengo, pero bueno, algunos capítulos a partir de este
libro creo que será imposible que no sean tan largos.

Megumi es una Hufflepuff, quien lo habría pensado. Ahora Draco tiene amigos
cercanos de todas las casas, lo cual es algo muy importante a tomar en cuenta.

El Drarry vendra, tengan pasiencia.

Me pregunto cuanto me odiaran por lo de Theo, en mi defensa, había estado planeando


esta charla casi desde el inicio de la historia :D
Capítulo 5: Luchas mentales y verbales.
Chapter Summary

Draco odia a Moody, Moody claramente odia a Draco, pero todos aman a Luna.

Harry quiere tiempo para Harry.

Chapter Notes

See the end of the chapter for notes

Draco no estaba tan feliz de compartir transformaciones con los Hufflepuff, más específicamente
con Zacharias Smith que, aunque no es tan idiota como años pasados, parece no superar a Draco de
ninguna forma y hacer comentarios mordaces; una parte de Draco debería haberle dicho que
también odiaba a su padre, entonces ya no tendrían ninguna enemistad y en general podrían tener
algo en común para odiar juntos. Tristemente no sucedió nada de esto, Zacharias hizo un
comentario sobre lo desastroso que era, ya que estaba distraído y su erizo no se convirtió en
alfiletero; nadie entendió bien como logró transformar un erizo en una pequeña serpiente que
parecía bastante adorable.

Bueno, pudo haberse quedado en silencio, pero Draco no suele hacerlo mucho.

—Sí esta es tu forma de pedirme una cita u obsesionarse conmigo, sigue intentando en otra vida
Smith.

—Prefiero salir con un sapo muerto que estar a tu lado Malfoy.

—Entonces deja de molestarme, no sé qué tan infeliz quieres que yo sea para sentirte superior, pero
puedes chuparme la polla sí quieres.

Por suerte McGonagall había estado fuera del salón, así que, aunque casi se batieron en medio de
un duelo, cuando la maestra apareció todo estaba en relativo silencio. Pero las miradas de muerte
que se dieron ambos niños, declaraban que este año iba ser tan malo como los anteriores al menos
en lo que su relación se refería.

El incidente no se esparció en el comedor para su suerte, aunque Draco estaba algo ocupado
ignorando las miradas de sus Slytherin.

Tenía que hablar con ellos, pero hoy no, era solo el primer día.

Así que prefirió sentarse espaldas a ellos, incluso si eso significara ver el rostro de Zacharias frente
a él, quien hizo una mueca sintiéndose igual de asqueado que el propio Draco. Luego de sacarle el
dedo del medio a Zacharias, que contraatacó con una salchicha desviada que le dio al espacio vacío
a su lado, lo vio con una mueca de asco.

Sería un pésimo jugador de quidditch.

Ernie Macmillan tuvo que arrastrar a Zacharias cuando claramente iba a lanzarse para maldecirlo,
su varita parecía brillar en sus manos y Draco lo vio con una cantidad de diversión en su propio
rostro; seguro de que, entre ambos, quien barrería el piso con él otro era Draco.
—Estoy hablando con la profesora McGonagall para comenzar mis estudios para ser un animago—
había dicho Terry, atrayendo totalmente su atención del molesto Hufflepuff.

Se había perdido un poco de la conversación, pero notó a sus amigos lucir impresionados.

Draco incluido.

Sirius era un animago ilegal, lo cual podría llevarlo a azkaban sí no se cuidaba y había generado
muchos problemas como con el escape de Peter. Pero ser un animago era bastante difícil y se
necesita estar registrado como vigilado por el ministerio, solamente magos con gran talento
podrían llegar a convertirse en un animal y Draco se sintió un momento ofendido porque
McGonagall no le dijera nada a él.

Hasta que recordó su horroroso tercer año.

Pasó de ser el estudiante de oro en sus dos primeros años, a convertirse entre los 10 mejores en su
tercer año con mucho trabajo de su parte; usualmente quería ser el mejor de su generación para
impresionar a su padre, pero luego de lo sucedido en los mundiales, Draco estaba listo para un año
tranquilo y de investigación en Orion Blake.

Así que no se sorprendería si no le dicen nada a él, ni siquiera quería ser un animago, solamente
que se sintió molesto de que no le preguntaran.

¿Infantil?

Totalmente, pero solo tenía 14 años.

Técnicamente.

—Eso es asombroso Terry, me gustaría poder ser un animago— exclamó Michael con una mirada
de completa emoción y honestidad en él, alegre sinceramente por su mejor amigo y la sonrisa
agradecida de Terry hizo que Draco suspirara.

No quería admitirlo, pero de todos en su grupo, Terry destacaba en transformaciones incluso más
que Draco, así que entendía porque McGonagall se lo habría preguntado.

—¿Qué animal crees que serás?— preguntó Anthony mientras devoraba su pudin, a lo cual Terry
torció el rostro pensativo.

—Me gustan los felinos.

—Apuesto que será un oso— había dicho Michael divertido, Terry lo empujo haciendo que este se
riera.

—Me gustaría ser un conejo, aunque no sé si sea tan buena para serlo algún día— habló Luna a su
lado con una sonrisa adormilada.

—Creo que un ave sería bastante útil— suministro Padma pensativa, lo cual hizo a Draco meditar
sobre lo genial que sería volar.

—Pero algún animal grande como un tigre podría ser bueno para espantar a otros— añade ahora
Anthony divertido.

—¿Cuál animal te gustaría Draco?— hay un poco de formalidad en la voz de Terry al hablarle,
pero parece que desde que se subieron al tren, ha intentado ser mucho más amable con Draco,
aunque se vea algo forzado.

Va a tomar la rama de olivo.

Sonríe de forma socarrona.

—Un dragón por supuesto— esta vez el panecillo viene de parte de Michael, haciendo que sus
amigos suelten la risa y Draco lo haga sin poder evitarlo.

Felicitan a Terry y lo obligan a contarle sus secretos cuando termine su entrenamiento con
McGonagall, no quiere ser un animago, pero tampoco es estúpido como para desperdiciar
conocimiento que no es fácilmente obtenido.

No ha aparecido la copa y con eso Draco se siente ansioso, sabe que apenas aparezca debe hacer
algo, pero sin una observación del objeto sus ideas no están muy posicionadas; tiene una idea de
que necesitaran runas o modificar runas, así que se ha metido nuevamente dentro de su
investigación. Si sus amigos han notado que no ha tocado nada sobre el libro de Orion estos dos
días, bueno, solo lo observan curioso y Draco se siente mal por no poder investigar cómo quiere.
Solo tiene que alejar a Harry del torneo, luego podrá investigar de Orion tranquilo sabiendo que
ninguno de sus amigos va a estar en medio de una lucha contra Voldemort este año.

Ya encontrara la forma de que nadie secuestre a su amigo como plan B, incluso si es necesario
pegarse el niño a su cadera.

Clase de defensa contra artes oscuras le tocaba con los Gryffindor este año, Draco saludó a Neville
de forma animada cuando entró con Anthony y el niño regordete le saludó de forma entusiasta;
había intercambiado varias cartas con Neville en vacaciones para saber más de herbología, también
para mantener el contacto con este.

No eran tan cercanos, pero siempre que estaban en la misma habitación se saludaban y estudiaban
juntos.

¿Por qué el trío de oro nunca lo reclutó formalmente para ser un cuarteto?

Nunca lo entendería.

—Draco— saludó Harry animadamente apenas tomó asiento, los Gryffindor habían llegado
bastante temprano y Draco había ignorado un poco a Harry al frente del salón.

Volteó a verlo donde Draco estaba al final del salón, con una mano de forma algo confundida por
la sonrisa del niño, siempre parecía feliz cuando compartían alguna clase.

Draco pestañeó cuando al levantar la mirada, todos desviaron el rostro como sí hubieran estado
observándolos, lo cual no tenía sentido.

—Eso fue raro— musitó viendo a Anthony, que parecía sonreír con un grado de malicia.

—Me sorprende que lo notaras, ha estado ocurriendo desde segundo año.

—¿Qué ha estado ocurriendo?

Nunca obtuvo una respuesta ya que no tardaron en oír el peculiar sonido sordo y seco de los pasos
de Moody provenientes del corredor antes de que entrara en el aula, tan extraño y aterrorizador
como siempre. Entrevieron la garra en que terminaba su pata de palo, que sobresalía por debajo de
la túnica.

—Ya podéis guardar los libros— gruñó, caminando ruidosamente hacia la mesa y sentándose tras
ella —No los necesitaréis para nada.

El rostro de Draco se agrió un poco, no es que no apreciara una clase práctica, pero le gustaba la
idea de un equilibrio entre libros y clase práctica.

Además.

El hombre que les enseñaba era bastante dudoso y sí era realmente quien creía que era, bueno,
Draco debería tener miedo de que un mortifago estuviera por enseñarles clases de magia oscura.

Volvieron a meter los libros en las mochilas. Anthony lo miraba curioso, arrugando el ceño cuando
lo vio tal vez demasiado serio. Golpeó con la pierna a Padma sentada frente a ellos, quien al voltear
el rostro levemente, también arrugó su rostro al verlo de esta manera.

Extrañaba a Remus, incluso sí no le agradaba por su historia con Sirius, había sido sin duda el
único profesor competente a la fecha.

Moody sacó una lista, sacudió la cabeza para apartarse la larga mata de pelo gris del rostro,
desfigurado y lleno de cicatrices, y comenzó a pronunciar los nombres, recorriendo la lista con su
ojo normal mientras el ojo mágico giraba para fijarse en cada estudiante conforme respondía a su
nombre.

Cuando dijo su nombre, Draco sintió la horrible mirada de este sobre él por más tiempo del
necesario si la mirada de sus amigos insinuó algo.

Si.

No le gustaba.

El sentimiento probablemente era mutuo.

—Bien— dijo cuando el último de la lista hubo contestado presente —He recibido carta del
profesor Lupin a propósito de esta clase. Parece que ya sois bastante diestros en enfrentamientos
con criaturas tenebrosas. Habéis estudiado los boggarts, los gorros rojos, los hinkypunks, los
grindylows, los kappas y los hombres lobo, ¿no es cierto?

Hubo un murmullo general de asentimiento.

No.

Draco era muy malo con criaturas marinas, pero se negó a verse débil ante su profesor.

—Pero estáis atrasados, muy atrasados, en lo que se refiere a enfrentaros a maldiciones— prosiguió
Moody —Así que he venido para prepararos contra lo que unos magos pueden hacerles a otros.
Dispongo de un curso para enseñaros a tratar con las mal…

—¿Por qué, no se va a quedar más?— dejó escapar Ron.

El ojo mágico de Moody giró para mirarlo. Ron se asustó, pero al cabo de un rato Moody sonrió.
Era la primera vez que Draco lo veía sonreír. El resultado de aquel gesto fue que su rostro pareció
aún más desfigurado y lleno de cicatrices que nunca, pero era un alivio saber que en ocasiones
podía adoptar una expresión tan amistosa como la sonrisa. Ron se tranquilizó.

Draco no lo hizo.

—Supongo que tú eres hijo de Arthur Weasley, ¿no?— dijo Moody —Hace unos días tu padre me
sacó de un buen aprieto… Si, sólo me quedaré este curso. Es un favor que le hago a Dumbledore:
un curso y me vuelvo a mi retiro.

Soltó una risa estridente, y luego dio una palmada con sus nudosas manos.

Draco no se sintió cómodo en lo absoluto, se preguntó si había ayudado al verdadero Moody o de


forma indirecta ayudo al mortifago, lo cual claramente no era una grata idea.

—Así que… vamos a ello. Maldiciones. Varían mucho en forma y en gravedad. Según el
Ministerio de Magia, yo debería enseñaros las contra maldiciones y dejarlo en eso. No tendríais
que aprender cómo son las maldiciones prohibidas hasta que estéis en sexto. Se supone que hasta
entonces no seréis lo bastante mayores para tratar el tema. Pero el profesor Dumbledore tiene mejor
opinión de vosotros y piensa que podréis resistirlo, y yo creo que, cuanto antes sepáis a qué os
enfrentáis, mejor. ¿Cómo podéis defenderos de algo que no habéis visto nunca? Un mago que esté
a punto de echaros una maldición prohibida no va a avisaros antes. No es probable que se comporte
de forma caballerosa. Tenéis que estar preparados. Tenéis que estar alerta y vigilantes. Y usted,
señorita Brown, tiene que guardar eso cuando yo estoy hablando.

Lavender se sobresaltó y se puso colorada. Le había estado mostrando a Parvati por debajo del
pupitre su horóscopo completo. Daba la impresión de que el ojo mágico de Moody podía ver tanto
a través de la madera maciza como por la nuca.

Draco sospechó que algo ocultaba y sería difícil escabullirse frente a él en algún momento.

Tomaría nota de eso.

—Así que… ¿alguno de vosotros sabe cuáles son las maldiciones más castigadas por la ley
mágica?

Varias manos se levantaron, incluyendo la de Ron y la de Hermione. Moody señaló a Ron, aunque
su ojo mágico seguía fijo en Lavender.

—Eh…— dijo Ron, titubeando —mi padre me ha hablado de una. Se llama maldición imperius, o
algo parecido.

—Así es— aprobó Moody —Tu padre la conoce bien. En otro tiempo la maldición imperius le dio
al Ministerio muchos problemas.

La mirada que le dirigió a Draco fue deliberada, pero solamente permaneció tranquilamente con el
rostro en blanco.

Esto no era un salón de clase, eran un salón de guerra esperando explotar y Draco quería saber
quién haría el primer movimiento.

Como el ajedrez.

Moody se levantó con cierta dificultad sobre sus disparejos pies, abrió el cajón de la mesa y sacó
de él un tarro de cristal. Dentro correteaban tres arañas grandes y negras. Padma hizo un sonido
incómodo, no le tenía miedo, pero Draco tampoco se vio como aficionado por los arácnidos.
Moody metió la mano en el tarro, cogió una de las arañas y se la puso sobre la palma para que
todos la pudieran ver. Luego apuntó hacia ella la varita mágica y murmuró entre dientes:

—¡Imperio!

La araña se descolgó de la mano de Moody por un fino y sedoso hilo, y empezó a balancearse de
atrás adelante como sí estuviera en un trapecio; luego estiró las patas hasta ponerlas rectas y
rígidas, y, de un salto, se soltó del hilo y cayó sobre la mesa, donde empezó a girar en círculos.
Moody volvió a apuntarle con la varita, y la araña se levantó sobre dos de las patas traseras y se
puso a bailar lo que sin lugar a duda era claqué.

Todos se reían. Todos menos Moody y Draco.

—Os parece divertido, ¿verdad?— gruñó —¿Os gustaría que os lo hicieran a vosotros?

La risa dio fin casi al instante.

—Esto supone el control total— dijo Moody en voz baja, mientras la araña se hacía una bola y
empezaba a rodar —Yo podría hacerla saltar por la ventana, ahogarse, colarse por la garganta de
cualquiera de vosotros…

Ron se estremeció.

—Hace años, muchos magos y brujas fueron controlados por medio de la maldición imperius—
explicó Moody, y Draco comprendió que se refería a los tiempos en que Voldemort había sido
todopoderoso —Le dio bastante que hacer al Ministerio, que tenía que averiguar quién actuaba por
voluntad propia y quién, obligado por la maldición.

Esta vez no disimuló cuando mientras la araña seguía flotando se acercó cerca del escritorio de
Draco, donde permanecía con el rostro prolijamente en blanco.

—Algo que agregar joven Malfoy— la pregunta parecía llena de veneno, su ojo moviéndose
violentamente mientras lo veía.

Si.

Moody atacó primero, sin resistirse, siendo claramente no un auror y más bien siendo un extraño
mortifago contenido o resentido con su padre.

Probablemente.

No era algo nuevo en su vida.

Sus amigos voltearon a verlos confundidos, pero Draco mantuvo su sonrisa neutral.

—El juicio de mi padre dictaminó que fue controlado por la maldición Imperius sí eso es lo que
quiere decir profesor— contestó de forma dulce, pero igualmente pudo sentir cuando todo el salón
pareció bajar de temperatura ante la frialdad de su mirada.

Su mentón en alto, los ojos de Moody chispeantes sobre él.

—Exacto Malfoy, tu padre fue absuelto luego de su testimonio y una gran suma de dinero a
diferentes sociedades benéficas— había sarcasmo en su voz, algunos se vieron de reojo
preocupados, pero Draco mantuvo su rostro sin sorpresa.

—Si, el ministerio lo dejó como un hombre libre, pero sí de alguna forma no lo hubiera sido, eso
habla más del sistema corrupto y aurores ineptos que de mi padre.

Draco pudo ver como Padma se ahogaba con su propia saliva y pudo escuchar un chillido de
alguna otra estudiante dentro del salón, tal vez debería dejar de enemistarse con profesores, pero,
aunque nadie pareciera entenderlo, en realidad no estaba haciendo pasos incorrectos;
probablemente el verdadero Moody lo vería como una fatal ofensa o tal vez no.

Pero el Mortifago, el hombre detrás del disfraz, parecía verlo con cierto grado de interés.

No era lo idea.

Pero al menos había insultado al ministerio, el lugar que los Mortifagos no querían.

—Podemos combatir la maldición imperius, y yo os enseñaré cómo, pero se necesita mucha fuerza
de carácter, y no todo el mundo la tiene. Lo mejor, sí se puede, es evitar caer víctima de ella.
¡ALERTA PERMANENTE!— bramó, y todos se sobresaltaron.

Cambió de tema, Draco sonrió cuando el profesor se dio media vuelta y aunque sintió la mirada de
algunos otros estudiantes, Draco no iba a perder.

Moody cogió la araña trapecista y la volvió a meter en el tarro.

—¿Alguien conoce alguna más? ¿Otra maldición prohibida?

Hermione volvió a levantar la mano y también, con cierta sorpresa para Harry, lo hizo Neville. La
única clase en la que alguna vez Neville levantaba la mano era Herbología, su favorita. El mismo
parecía sorprendido de su atrevimiento.

—¿Sí?— dijo Moody, girando su ojo mágico para dirigirlo a Neville.

—Hay una… la maldición cruciatus— dijo éste con voz muy leve pero clara.

Moody miró a Neville fijamente, aquella vez con los dos ojos.

Draco hizo una mueca al pensar en su tía menos favorita.

—¿Tú te llamas Longbottom?— preguntó, bajando rápidamente el ojo mágico para consultar la
lista.

Neville asintió nerviosamente con la cabeza, pero Moody no hizo más preguntas.

Se volvió a la clase en general y alcanzó el tarro para coger la siguiente araña y ponerla sobre la
mesa, donde permaneció quieta, aparentemente demasiado asustada para moverse.

—La maldición cruciatus precisa una araña un poco más grande para que podáis apreciarla bien—
explicó Moody, que apuntó con la varita mágica a la araña y dijo —¡Engorgio!

La araña creció hasta hacerse más grande que una tarántula. Abandonando todo disimulo, Ron
apartó su silla para atrás, lo más lejos posible de la mesa del profesor.

Moody levantó otra vez la varita, señaló de nuevo a la araña y murmuró:

—¡Crucio!

De repente, la araña encogió las patas sobre el cuerpo. Rodó y se retorció cuanto pudo,
balanceándose de un lado a otro. No profirió ningún sonido, pero era evidente que, de haber podido
hacerlo, habría gritado. Moody no apartó la varita, y la araña comenzó a estremecerse y a sacudirse
más violentamente.

—¡Pare!— dijo Hermione con voz estridente.

Draco la miró con un poco de aburrimiento. Ella no se fijaba en la araña sino en Neville, y Draco,
siguiendo la dirección de los ojos de su amiga, vio que las manos de Neville se aferraban al pupitre.

Tenía los nudillos blancos y los ojos desorbitados de horror.

Moody levantó la varita. La araña relajó las patas, pero siguió retorciéndose.

—Reducio— murmuró Moody, y la araña se encogió hasta recuperar su tamaño habitual. Volvió a
meterla en el tarro —Dolor— dijo con voz suave —No se necesitan cuchillos ni carbones
encendidos para torturar a alguien si uno sabe llevar a cabo la maldición cruciatus… También esta
maldición fue muy popular en otro tiempo. Malfoy.

Maldición.

¿Hoy es el día de joder a Draco Malfoy?

Todos voltearon a verlo nuevamente con dudas, pero mantuvo su sonrisa de heredero para ese
bastardo.

Tal vez no lo había convencido con su anterior comentario.

Sí el insulto al ministerio indirecto no funcionaba, bueno, nadie podría culparlo por ser algo
mezquino.

—Si quiere que hable sobre mi adorable y amada Tía Bellatrix, una mortifago completamente loca
que le gustaba torturar a diestra y siniestra, no sabría decirle, usted debió conocerle mejor que yo,
ya que es un auror— lo último lo dice con todo el sarcasmo posible, y Moody lo ve fijamente antes
de sonreír.

De forma siniestra.

Draco mantiene su sonrisa controlada.

—Si la conocí, bastante interesante, al menos era mucho más capaz que tu padre en tortura.

Golpe directo, su rostro dejó de sonreír y todo el salón volvió a ser un lugar tenso, Anthony lo tenía
sujeto debajo de la mesa por la muñeca, apretándolo como una advertencia de que no hiciera
alguna locura.

No estaba en buenos términos con su padre, sabe de lo que es capaz, pero maldita sea que se va a
quedar callado ante una confrontación directa.

—Felicidades por hacer su trabajo señor.

La varita de Moody lo apuntó y ahora fue Granger quien soltó un chillido alarmado, pero Draco ni
siquiera pestañeó cuando el hombre movió la varita para levantar su mandíbula con morbosa
satisfacción.

—Bueno sinceramente me sorprende joven Malfoy, sabe que he conocido a muchas familias de
sangre pura que son educadas en magia negra desde jóvenes; dudo que los Malfoy y alguien con
sangre Black no conozca de lo que hablo, acaso tus padres te educaron igual que otro heredero—
sus ojos brillan divertidos, casi saliéndose un poco de su papel.

Como sí disfrutara de hablar con él.

Como sí quisiera hablar con él.

Sepa algún ser celestial por qué.

—Profesor— gruñó Padma, pero Moody no volteó a verla aun en el duelo de miradas con Draco
que no iba a perder.

—Debe sentirse bendecido joven Malfoy, sí su padre alguna vez le lanzó algún maleficio como
usualmente hacen para diciplinar a sus hijos, probablemente no fuera tan potente—todos parecían
en silencio incluso peor que antes, Draco se sintió abochornado por las miradas que algunos
estudiantes le daban.

De pena y preocupación.

Sus puños se apretaron con fuerza y su rostro calmado, cambió a uno mortalmente serio.

Su padre nunca le lanzó una maldición.

—Mi padre nunca me ha maldecido.

—Probablemente entonces usó algún golpe para que escarmentaras.

Draco falla en su expresión, porque sus emociones lo delataron y puede ver casi un deleite morboso
en el rostro del hombre cuando lo ha averiguado.

La varita deja su mandíbula y Draco ocupa todo su poder para no irse a los golpes contra el adulto.

Casi puede saborearlo.

—Profesor eso es demasiado— gruñe Hermione Granger casi horrorizada, pero Draco nota en el
rostro de Moody la poca importancia que tiene sus palabras.

—Granger supongo que no saba mucho sobre familias de sangre pura, pero estuve muy relacionado
con los Black y los Malfoy, sé que son capaces de hacer a sus niños con tal de que sean lo que
esperan de ellos— su comentario casi parecía aburrido, pero no dejó de ver a Draco que en ningún
momento abandonó su mirada —y su preocupación es conmovedora, pero sí alguna vez ven un
mortifago frente a ustedes, dudo mucho que este sienta compasión por un pobre heredero como
este; escuché que su padre estuvo en el mundial señor Malfoy, supongo que se divirtió con algunos
hijos de muggles.

Esta vez Anthony tuvo que sentarlo cuando Draco hizo en ademan de levantarse, provocando que
Moody lo mirara fijamente con ambos ojos.

Disfrutando el momento.

Sutil, malévolo, horroroso.

Quería quebrarlo.

—Bueno profesor— escupió esa palabra sabiendo cual sería la peor clase del año —estamos en un
salón de clase, me pregunto qué mal puede estar alguien, para que la única forma de sentirse bien
es humillando a otros como deporte.
Su mirada fija en él, Draco sintiéndose lleno de rabia.

—¿Cuál es la última maldición imperdonable?

—Avada Kedavra— gruñó y este asintió.

—¿Quieres usarla conmigo?

—Si no fuera ilegal, estaría tentado.

Alguien soltó un jadeo en alguna parte del salón, pero Draco mantuvo el rostro fijo en Moody, que
luego de un rato sonrió nuevamente.

—Me gusta tu mirada, pero 5 puntos menos por amenazar a un profesor con un imperdonable—
ningún Ravenclaw se quejó todavía conmocionados por lo que acababa de pasar (y porque la
mayoría de Ravenclaw de su generación eran sus amigos cercanos) —por otro lado 10 puntos por
tener un par de huevos y una lengua aguda, me gusta un estudiante que no se deja amedrentar—
había algo detrás de sus palabras, pero Draco no pudo averiguarlo cuando este volteó al resto de la
clase —¡Ah!— exclamó Moody, y la boca torcida se contorsionó en otra ligera sonrisa —Sí, la
última y la peor. Avada Kedavra: la maldición asesina.

Metió la mano en el tarro de cristal, y, como sí supiera lo que le esperaba, la tercera araña echó a
correr despavorida por el fondo del tarro, tratando de escapar a los dedos de Moody, pero él la
atrapó y la puso sobre la mesa. La araña correteó por la superficie. Moody levantó la varita, y,
previendo lo que iba a ocurrir, Harry sintió un repentino estremecimiento.

—¡Avada Kedavra!— gritó Moody.

Hubo un cegador destello de luz verde y un ruido como de torrente, como si algo vasto e invisible
planeara por el aire. Al instante la araña se desplomó patas arriba, sin ninguna herida, pero
indudablemente muerta. Algunas de las alumnas profirieron gritos ahogados. Ron se había echado
para atrás y casi se cae del asiento cuando la araña rodó hacia él.

Moody barrió con una mano la araña muerta y la dejó caer al suelo.

—No es agradable— dijo con calma —Ni placentero. Y no hay contra maldición. No hay manera
de interceptaría. Sólo se sabe de una persona que haya sobrevivido a esta maldición, y está sentada
delante de mí.

Harry sintió su cara enrojecer cuando los ojos de Moody (ambos ojos) se clavaron en los suyos.
Probablemente se dio cuenta de que también lo observaban todos los demás, Draco estuvo alegre
de que al menos ya dejaran de verlo a él.

Moody había vuelto a hablar;

Genial, pensó con sarcasmo.

—Avada Kedavra es una maldición que sólo puede llevar a cabo un mago muy poderoso. Podríais
sacar las varitas mágicas todos vosotros y apuntarme con ellas y decir las palabras, y dudo que
entre todos consiguierais siquiera hacerme sangrar la nariz. Pero eso no importa, porque no os voy
a enseñar a llevar a cabo esa maldición— Draco hubiera querido poder usarla en Moody realmente,
lo cual era mucho decir —Ahora bien, si no existe una contramaldición para Avada Kedavra, ¿por
qué os la he mostrado? Pues porque tenéis que saber. Tenéis que conocer lo peor. Ninguno de
vosotros querrá hallarse en una situación en que tenga que enfrentarse a ella. ¡ALERTA
PERMANENTE!— bramó, y toda la clase volvió a sobresaltarse.
—Está loco— susurro rápidamente Anthony a su lado, esperando no poder ser escuchado.

Loco, sin dudarlo.

—Veamos… esas tres maldiciones, Avada Kedavra, Cruciatus e Imperius, son conocidas como las
maldiciones imperdonables. El uso de cualquiera de ellas contra un ser humano está castigado con
cadena perpetua en Azkaban. Quiero preveniros, quiero enseñaros a combatirlas. Tenéis que
prepararos, tenéis que armaros contra ellas; pero, por encima de todo, debéis practicar la alerta
permanente e incesante. Sacad las plumas y copiad lo siguiente…—

Se pasaron lo que quedaba de clase tomando apuntes sobre cada una de las maldiciones
imperdonables. Nadie habló hasta que sonó la campana; pero, cuando Moody dio por terminada la
lección y ellos hubieron salido del aula, todos empezaron a hablar inconteniblemente. La mayoría
comentaba cosas sobre las maldiciones en un tono de respeto y temor.

—Draco— susurró Padma, pero Draco ya se había puesto sobre sus pies saliendo del lugar con un
gran enojo.

Apenas se había contenido en la clase, la mirada de Moody sobre él y Draco juró que iba hacerle
pagar de una forma u otra.

Salió como bólido del lugar, alegre que ese día no tuvieran otra clase y le importaba un puto
pepino el almuerzo, lo único que esperaba era estar lejos de todos un instante; rápidamente
Anthony fue el primero en alcanzarlo, pero no dijo nada, solamente lo siguió en silencio mientras
Draco los dirigía a la cámara de los secretos.

Nunca había estado ahí Anthony.

Así que el niño parecía sorprendido cuando duraron varios minutos caminando, no había podido
llevar a los demás de su grupo al lugar, pero parecía que hoy Anthony fue el designado niñera y
Draco no podría importarle menos.

—Ese hijo de perra, ya verá cuando pueda vengarme— maldice cuando entran al salón, todo
parece apagado desde que el relicario fue destruido y probablemente en algún punto la sala estaba
unida a este.

No importa.

Draco usa con facilidad un hechizo de bola de fuego en miniatura que aprendió en verano con su
madre, para encender furiosamente los candelabros.

—Este lugar es genial, es como una baticueva, pero ya sabes, la dracocueva— voltea a verlo con
cara de pocos amigos, a lo cual Anthony se sonroja avergonzado —lo siento, no sé si querías hablar
del tema, o sí solamente vamos a leer, o sí necesitas algo que incendiar; quiero aprender ese
hechizo, pido ser el primero en aprenderlo del grupo— demandó este y Draco lo vio con cansancio,
pero al final, no tenía muchos ánimos.

Sentándose de piernas cruzadas medito con sobre como esto podría ser un poco liberador de estrés.

Tomo su varita con aburrimiento, Anthony como buen estudiante tomó asiento a su lado, donde
ambos estuvieron practicando un poco algunos minutos, el hechizo “incendio” no era peligroso sí
no se aplicaba demasiada magia en este.

Era natural para Draco, como Megumi había propuesto el año pasado, la magia de fuego parecía
ser afín para él.
—Anthony podría considerarte mi mejor amigo.

—No me gusta como suena esto, ¿Ocupas hablar de tu padre?

—No.

—Vale, solo asegurándome.

—Ocupo que me ayudes a hacer un fraude cuando se libere la manera de entrar al Torneo de los
Tres Magos.

Anthony voltea a verlo curioso, pero no parece rechazarlo de golpe, lo cual Draco toma como una
gran paso adelante; originalmente había planeado trabajar solo, pero no había salido tan bien el año
pasado y dudaba que saliera bien este.

—No pensé que quisieras entrar al torneo— su voz parece dudosa y Draco se preguntó que tanto
habría pensado en esto.

No importa, rodó los ojos.

—No quiero entrar en el torneo, pero quiero evitar que alguien ponga el nombre de Harry en el
cáliz.

—¿Cáliz?, espera un momento, ¿Potter?

—Escuché que quieren que Harry este en el torneo, para cosas no muy buenas y tengo una teoría
de que hay runas involucradas en el cáliz. Mira no me mires así, el cáliz es una forma donde
pondrán su nombre en un papelito y este luego elegirá al campeón de las escuelas; pero escuche
en… casa… si en casa, ya sabes mi padre malvado, que quieren que Harry esté en el torneo para
que pasen cosas malas.

Anthony lo ve fijamente por unos momentos, antes de suspirar casi derritiéndose sobre el andrajoso
sofá.

—¿No puedes tener un año tranquilo?— preguntó de forma sincera y Draco quiso pensar igual que
este.

—No, ahora dime si estas o no conmigo— casi sonaba como suplica, pero Draco piensa que, con
Anthony, tendría muchas mejores oportunidades.

—Bien todo sea por el Drarry

Draco estuvo un minuto completo aliviado de tener a su amigo a bordo de su locura, antes de que
su ceño se frunciera.

—¿Qué mierda es un Drarry?

Luego de algunas horas más en la cámara de los secretos, parece que dejó de ser secreto cuando
Anthony saltó en medio de la habitación Ravenclaw de los niños donde Luna y Padma también
estaban esperando, para contar sobre el lugar. Era estúpido y peligroso, pero cuando fue la hora de
dormir, todos tuvieron que ir en extremo cuidado para no ser vistos a la cámara, donde Padma
pegó el brinco al cielo cuando todo parecía lleno de polvo y humedad. Así que la noche pasó en
medio de un grupo de Ravenclaw comandados por una tirada Padma que aparentemente era adicta
a la limpieza, comenzando a desempolvar los estantes y todo lo posible. Para ser una cámara
mágica, debería poder autolimpiarse y no parecía que algún elfo entrara aquí en años.

Nadie mencionó lo ocurrido con el profesor Moody y Draco así lo prefirió.

—Como alguien tan pequeña puede ser tan peligrosa— susurraría Draco salvajemente a Michael,
cuando Padma los envió a limpiar las telarañas sin magia.

Porque puede que hubiera alguna maldición por ahí, como su padre era un rompemaldiciones,
bueno, Padma sabe bien como hacer las cosas y todos eran felices de seguirla para no ocasionar
que explote contra ellos; Padma podría ser la niña más amable de todas y convertirse en un tirano
en cuestión de segundos.

Ser niña es aterrador.

—No lo sé, pero tampoco entiendo porque aún tienes a la serpiente contigo— musita Michael
como respuesta, señalando a la pequeña serpiente de colores amarillos y naranjas, que ahora se
posaba sobre su cuello.

Padma tampoco había estado feliz por eso.

—La profesora McGonagall no pudo transformarla en erizo nuevamente, aparentemente hice un


hechizo nuevo y mientras busca como revertirlo (parecía bastante interesada al respecto con Terry),
la tengo que cuidar.

—Ahora si te pareces a un señor oscuro— comentó Luna de forma inocente, causando que todos la
vieran fijamente, antes de soltar risas divertidas.

Porque si.

Ahora si parecía un señor oscuro.

Tal vez por eso Dumbledore lo había visto de esa forma en el pasillo antes de la cena, pero no
importa.

—Merlín no estaba feliz, pero mi pequeña Steven va a estar con nosotros hasta que pueda volver a
ser un erizo— anuncia Draco, quien estaba feliz de poder tener una mascota temporal tan exótica;
su madre no fue feliz cuando a los 10 años rescató una serpiente de monte para cuidarla a
escondidas.

Pero aquí estaba, 4 años después, como cuidador de una serpiente que era pequeña pero su
responsabilidad.

—¿Si es hembra porque tiene ese nombre de niño?

—No estoy a favor de la Heteronormatividad.

—¡RATÓN!

El grito de Padma mientras se aferraba a Terry, quien como más cercano tuvo que sufrir el mortal
abrazo de la niña, provocó un pequeño caos entre los Ravenclaw.

Pero funcionó para que Steven tomara su rol dentro del grupo, deslizándose para capturar al
pequeño e inocente ratón que fue su primera víctima como animal reptil.
Y ganándose el aprecio de Padma.

La primera semana pasa rápido, tristemente no hay ninguna nueva actualización del torneo, por lo
cual Anthony y Draco no pueden trabajar al respecto, su avance en runas podría ser comparado
para ser de utilidad en el libro de Orion Blake, que para su molestia ha quedado como un segundo
plano hasta que tenga a Harry fuera del torneo. Hay muchas especulaciones al respecto, pero no
han podido descifrar nada más y por eso Draco no esta tan desanimado como estaría en cualquier
otro momento. Anthony ha cumplido su parte de no decirle a nadie sobre su nuevo enfoque, pero
solo tendrían que esperar hasta el 31 de octubre, para hacerlo todo bien y luego podría revelarles a
sus amigos lo grandioso que era.

O no decirle a nadie.

Un año tranquilo, es todo lo que esperaba.

Pero luego de una semana sin hablar con sus Slytherin, viendo miradas incómodas de parte de
Theo y algunas casi suplicantes de parte de Blaise, decidió tomar un toro por los cuernos.

—Hola Draco— saludó Harry por el pasillo luciendo animado, Draco maldijo por debajo que fuera
en el momento donde por fin había tomado ánimos para ir a buscar a Blaise.

Porque al ver a Harry a su lado, era mucho menos interesante ir con Blaise, ya saben, menos
problemático.

Era un puto cobarde.

Así que tomo aire y como la perra miedosa que era, volteó a sonreírle a Harry, este pestañeó un
momento, antes de entrecerrar los ojos a su hombro; volteó a ver de reojo donde la pobre Steven
asomaba su cabeza ladeada.

Esta siseo, Harry siseo, Draco se sintió algo excluido unos momentos.

—¿Llamaste a tu serpiente mascota Steven?— preguntó incrédulo a lo cual Draco bufó por debajo,
todos parecían notar eso primero.

—Todos dicen eso, maldición no pensé que pudieras hablar con mi linda y adorable Steven—
gruño bajo, antes de acariciar la cabeza de la serpiente; McGonagall le había advertido que era una
mezcla rara entre erizo y serpiente que estaba atascada en el medio con ambas habilidades.

Eso significa que podría escuchar de alguna forma a pesar que las serpientes sentían las
vibraciones.

Harry la vio seriamente mientras siseaba, sonriendo algo divertido.

—No entiendo por qué, pero parece feliz con su nombre y ser tu mascota… espera… le tiene
miedo al búho, debe hablar de Merlín.

—Merlín es muy posesivo.

Harry se ríe al respecto, Draco se siente un poco incómodo por eso y deja que Steven salga de su
cuello para posarse completamente en su mano de forma enroscada. La serpiente voltea a ver a
Harry, siseando rápidamente algunas cosas, Harry le escucha atentamente antes de responder de la
misma forma; Draco se asegura que no esté nadie cerca para ver esto.

Después de segundo año donde habían tratado mal a Harry por algo similar, no quería que le
volviera a pasar algo de este estilo.

—¿De qué tanto están hablando?— pregunta luego de algunos momentos donde se siente bastante
excluido, pero más por curiosidad que por otra cosa.

Harry parece algo avergonzado, antes de negar con la cabeza.

—Cosas… entre ellas que parece más feliz como serpiente que como erizo, no estoy seguro de que
significa, pero parece que la discriminaban como erizo— musita eso ultimo con pesar y Draco
mira a Steven que ha volteado a verle con una carita adorable.

Por supuesto, de todos los erizos, Draco elige al erizo que fue rechazado por sus amigos.

Tendrá que hablar con McGonagall para ver que puede quedarse como serpiente, también buscarle
un dueño agradable, por mucho que le guste Steven; duda que sus padres o Merlín lo acepten y
quisiera que tuviera más libertad.

—No te preocupes Steven voy a convencer a la profesora para que te quedes así, eres la serpiente
más linda de todas— le asegura y esta hace un sonido con la lengua.

Harry sonríe.

—Te está agradeciendo.

—Steven es muy linda, la mejor serpiente que cualquier niño podría tener.

—Ahora dice que quiere ir a dormir.

Rápidamente la serpiente se mete debajo de su ropa, haciendo que se escalofrie y ría por la
sensación, antes de sentirla posarse sobre sus hombros. Era un poco extraño al inicio, pero de
alguna forma reconfortante, como todo reptil la pequeña Steven necesitaba obtener a veces calor
de otras fuentes; pero tenía otros aspectos de mamífero.

¿Qué hechizo fue el que utilizó?

No tenía idea, McGonagall teorizaba que podría ser algo dentro de él que interfirió con la magia
normal modificando el hechizo.

—Bueno Potter, que no se diga que no eres un gran traductor— le alaga, haciendo que el niño
sonría de forma emocionada.

—Draco aquí estás— era Padma quien había aparecido de la nada haciéndolos saltar a ambos, traía
a cuestas a Michael que parecía quejarse cuando llegaron a su lado —te escapaste de la hora de
limpieza, apenas llevamos una semana, pero deben seguir los horarios— añade dando un pisotón al
suelo, provocando que Draco vea mal a Michael, quien literalmente parece pálido.

—Solo quería hablar con…— Blaise, pero se había echado para atrás —Harry aquí presente— era
una mentira descarada, pero volteo a ver a Harry de forma desesperada y este pareció entender que
algo necesitaba.

—Quería que le tradujera a Steven— ayudó a su mentira, bien Draco podría besarlo por eso.
Padma casi parece dudosa y arrepentida ahora, antes de negar con la cabeza para sí misma.

—Hola Harry, lamento mucho, pero realmente necesitamos a Draco ahora— lo tomó de la muñeca
antes de empezar arrastrarlo, Draco se despide de Harry con la mano y este parece algo entre
molesto o resignado que no puede comprender bien.

—Otra vez lo estas mirando mucho.

—Cállate Michael.

Otra semana pasa rápidamente y Draco aplaude a la esclavitud de Padma (esta había dicho que
usualmente Draco los esclavizaba y no tenía derecho a quejarse, así que no lo hizo) la cámara de
los secretos estaba casi resplandeciente, habían aprendido varios hechizos de limpieza y a partir de
ahora podrían leer todos los libros del lugar para aprender más sobre Salazar Slytherin y con suerte
algo sobre Orion Blake en el proceso.

Por otro lado, las clases se estaban haciendo más difíciles y duras que nunca, en especial la de
Defensa Contra las Artes Oscuras. Para su poca sorpresa, el profesor Moody anunció que les
echaría la maldición imperius por turnos, tanto para mostrarles su poder como para ver si podían
resistirse a sus efectos.

Lo cual, sí Draco lo pensaba, era una completa locura, pero Dumbledore usualmente hacía estas
locuras, como permitir que un mortifago disfrazado diera clases.

Y sí no sabía que era un mortifago disfrazado, bueno, el título de mejor mago del mundo debería
ser revocado.

—Pero… pero usted dijo que eso estaba prohibido, profesor— le dijo una vacilante Hermione, al
tiempo que Moody apartaba las mesas con un movimiento de la varita, dejando un amplio espacio
en el medio del aula —Usted dijo que usarlo contra otro ser humano estaba…

—Dumbledore quiere que os enseñe cómo es— la interrumpió Moody, girando hacia Hermione el
ojo mágico y fijándolo sin parpadear en una mirada sobrecogedora —Sí alguno de vosotros
prefiere aprenderlo del modo más duro, cuando alguien le eche la maldición para controlarlo
completamente, por mí de acuerdo. Puede salir del aula.

Señaló la puerta con un dedo nudoso. Hermione se puso muy colorada, y murmuró algo que no
escuchó.

Sus amigos a su lado, Padma de forma protectora y Anthony al otro lado, se vieron de reojo; a
pesar que Moody era bastante popular entre los estudiantes, parecía que entre su grupo de amigos
no se había ganado cariño después de ese primer día de clases.

Curiosamente a pesar que todos los Gryffindor estaban interesados en el profesor, Hermione
parecía reticente a su manera y Harry tampoco parecía tan feliz por ir a clases como el primer día.

No es que hubieran hablado mucho, el proyecto de mantener la cámara de los secretos limpia y
ayudar a Megumi a instalarse al castillo, estaba tomando mucho de su tiempo.

Moody empezó a llamar por señas a los alumnos y a echarles la maldición imperius. Draco vio
cómo sus compañeros de clase, uno tras otro, hacían las cosas más extrañas bajo su influencia:
Dean Thomas dio tres vueltas al aula a la pata coja cantando el himno nacional, Lavender Brown
imitó una ardilla y Neville ejecutó una serie de movimientos gimnásticos muy sorprendentes, de
los que hubiera sido completamente incapaz en estado normal. Ninguno de ellos parecía capaz de
oponer ninguna resistencia a la maldición, y se recobraban sólo cuando Moody la anulaba.

—Potter— gruñó Moody —ahora te toca a ti.

Harry se adelantó hasta el centro del aula, en el espacio despejado de mesas.

Moody levantó la varita mágica, lo apuntó con ella y dijo:

—¡Imperio!

Todos en el salón quedaron en silencio, cuando no importó que tanto pasara el tiempo, Harry
permanecía tranquilo sin moverse como todos los demás; no recordaba esto en la película y no
sabía sí sucedería, pero parece ser que Harry era bastante anormal en todo lo que fueran
maldiciones oscuras.

Interesante.

Cuando Harry comenzó hacer una mueca de dolor y Draco quería irse adelante para pegar en el
rostro a su profesor, este solamente se vio molesto.

—Bien, ¡por ahí va la cosa!— gruñó la voz de Moody mientras Harry parecía destrozado —¡Mirad
esto, todos vosotros… Potter se ha resistido! Se ha resistido, ¡y el condenado casi lo logra! Lo
volveremos a intentar, Potter, y todos los demás prestad atención. Miradlo a los ojos, ahí es donde
podéis verlo. ¡Muy bien, Potter, de verdad que muy bien! ¡No les resultará fácil controlarte!

Los siguientes cuatro intentos parecían peores, pero luego de que Harry demostrara con mucha
terquedad que era capaz de resistirse a la maldición, como nadie más en el salón pudo, Moody
quedó feliz.

Draco hubiera deseado que la clase terminara ahí, pero aún faltaba su turno y por eso caminó casi
como un condenado hacía el frente cuando era su turno.

Otra humillación más, pensó cuando este levantó su varita hacía él.

—¡Imperio!— supuso que el hechizo fue lanzado, aunque Draco tuvo que pestañear un momento
cuando una pequeña neblina parecía formarse en su cabeza.

La cual fue rápidamente apartada de golpe, le recordó mucho cuando se encontró con los
dementores en su viaje en tren en su tercer año, todo había sido muy claro por un instante y había
podido lanzar su patronus con cierto grado de facilidad que no obtuvo antes; impresionante debido
a la situación donde se encontraban en ese momento.

Ahora.

Bueno.

Es bastante inusual.

Draco se siente un poco nervioso por el silencio del lugar, antes de voltear sobre su hombro a ver a
Anthony, que tenía la boca abierta; baja la vista para asegurarse que no hiciera nada extraño, pero
todo parece en orden.
—¡Imperio!— volvió a decir Moody y Draco sintió un escalofrío en todo su cuerpo, se preguntó sí
los demás habrían sentido algo similar, pero nada fuera de lo común.

Su rostro estaba en blanco mientras el rostro de Moody estaba fijamente sobre él.

Movió sus manos incómodo.

—¿Debería hacer algo?— preguntó torpemente, pero Moody solamente sonrió y joder que era feo
cada que hacía esa sonrisa espeluznante.

—Vaya quien lo diría, pensé que solamente sería Potter, pero aquí presente el señor Malfoy parece
tener un escudo completamente natural— si no sabía sí eso era bueno por la forma en que el
profesor comenzó a rodearlo —no es fácil encontrarse con alguien que resista una de las 3
maldiciones imperdonables, pero mucho menos dos en el mismo salón… tal vez sea algo en la
sangre; después de todo uno de tus familiares era conocido también por ser hábil en eludir esta
maldición en particular.

Draco dudó que fuera su padre, después de todo, este había buscado el perdón en el ministerio
alegando que fue bajo maldición imperio que estuvo todo el tiempo.

Una fea mentira.

Pero bueno, Draco no quiso saber sobre el tema, en su lugar volteó a ver a Moody con duda frente
a todo el salón.

—No me mires así mocoso, tal vez no escuchaste de él, pero tienes más de lo que crees de ese
chico; su nombre era Regulus Black, un mortifago— la mirada de Moody ahora se volvió
ligeramente oscura, apretando la varita y lanzando nuevamente la maldición sobre él.

Silenciosa, pero Draco la sintió esta vez un poco más incómoda en todo su cuerpo; pero no lo
suficiente para moverse en contra de su voluntad.

Algo le decía que se arrodillara en su mente, pero Draco la apartó con un ligero movimiento de
cabeza.

¿Regulus Black?

Era un poco difícil pensar, pero rápidamente lo asoció con el hermano menor de Sirius, estaba
muerto, pero no recuerda en qué momento murió exactamente; no recordaba que fuera un
mortifago, su madre no había comentado mucho sobre este, usualmente esquivando la
conversación como cuando hablaba de Sirius.

—Fascinante, supongo que la sangre Black es más útil de lo que se espera— menciona Draco con
sarcasmo, pensando más que todo en su tía Andrómeda y en Sirius.

Moody lo vio de reojo, otro hechizo apareció en su cabeza, esta vez era un intento bastante
descarado de Legeremancia que Draco apartó sin dudarlo con sus escudos mentales.

Los ojos de Moody brillaron con interés.

—Sabes Draco Malfoy, los Mortifagos se habrían interesado en ti totalmente sí todavía estuvieran
viviendo, esas ratas descaradas.

—No me interesa ser un mago oscuro— bramó con incredulidad, pero Moody solamente lo vio
fijamente.
—La manzana no suele caer muy lejos del árbol.

¿Es ilegal asesinar a un profesor?

Draco pasa el resto de la clase cruzado de manos y lanzándole miradas de muerte a su profesor,
curiosamente comparándolo con Lockhart o el propio Voldemort en primer año, este profesor
comienza a caerle peor y eso es un logro que pensó que no tendría.

Extraña a Remus Lupin.

Sale con un gruñido mientras ve de reojo a Moody, quien tiene el descaro de sonreírle y enviarlo
hecho una furia fuera del salón.

Ya vera cuando le arruine sus planes, lo hará tragarse su estúpida sonrisa.

—Su mirada puede ser tan perturbadora— exclama Terry con un bostezo mientras van a
herbología, sus amigos asienten mientras Draco se mantiene concentrado en su escritorio,
ignorando a los Slytherin a su alrededor.

Sabe que tiene que hablar con ellos.

Al menos con Blaise.

Pero ahora solamente puede pensar en su profesor de defensa y como parece tenerlo contra él,
curioso, porque cuando horas más tarde luego de ver en el pizarrón el anuncio del torneo y la
llegada de las escuelas de intercambio, Luna suelta la frase más random que alguna vez pudo haber
dicho.

—Creo que le agrado, siempre es amable conmigo— habla Luna viendo confundidos a los cuarto
años, cuando hablaban mal de Moody.

Si.

Draco puede decir algo, Moody realmente es un extraño ser misterioso del cual parece no tener
sentido; no es que no pueda amar a Luna, todos aman a Luna.

Algo se está perdiendo Draco y tiene que averiguarlo pronto, para obtener una mejor perspectiva
de Moody y vencerlo.

Un día antes del 30 de octubre, Draco decide tomar la valentía Gryffindor que no tiene para
pararse frente a Blaise en el pasillo; definitivamente no era un Gryffindor, porque estuvo tentado a
dar media vuelta para correr, pero se quedó en su lugar. El chico moreno lo vio un poco aburrido,
antes de suspirar y hacer una expresión con su rostro para que lo siguiera; este era el motivo por el
cual había esperado hasta que Theo no estuviera cerca para hablarle, aunque si era sincero,
últimamente Theo parecía más alejado de todos. Pansy no lo veía, no es que pareciera odiarlo o
resentirlo, simplemente lo trataba como si no existiera y Draco se sintió bastante incómodo por la
situación.

Casi prefería cuando se había enojado con él a esto.

—Esto se está volviendo repetitivo, te vas, vuelves con la cola entre las piernas, no sé qué esperas
de nosotros— inicia Blaise cuando entran a un salón vacío, Draco se siente incómodo viendo en
todas direcciones.

Al igual que todo el castillo para la venida de los estudiantes de intercambio, el lugar parecía haber
recibido una limpieza a fondo con magia; ahora que la cámara de los secretos estaba totalmente
limpia, Draco podría ver un poco del rastro mágico que los hechizos pudieron haber dejado por
ahí.

Deberían limpiar así más seguido y no solo por tener estudiantes en el medio.

—Lo siento, es solo… maldición Blaise… lo que sucedió ese día fue real, ¿de verdad piensas eso
cómo Theo?— pregunta con amargura, notando como su amigo parece verse poco afectado
mientras se reclina sobre una mesa de forma pensativa.

Hay un silencio incómodo, que hace que el rostro de Draco se amargue.

—No me agradaban tus amigos, pero lejos de ser por sus parientes o afinidades, me molestaba lo
fácil que pudiste abrirte con ellos— expresa Blaise luego de un tiempo de pensar, provocando que
Draco levante la mirada sorprendido —debe haber sido lo mismo con Pansy, eras nuestro amigo,
algo que siempre tuvimos pero desde que entraste a Ravenclaw… no fue lo mismo y dudo que
vuelva a serlo.

—Lo siento.

—No, Draco, no lo sientes, eres feliz con ellos y eso lo hizo más difícil para nosotros; está bien
ahora, hablé con Pansy y con mi madre por lo que llegamos a una especie de acuerdo con nosotros
mismos… pero Theo— ambos comparten una mirada algo amarga, porque si lo que Blaise dice es
cierto.

Entiende la amargura de Pansy y el propio Blaise, pero eso significa que los sentimientos de Theo
sobre sus amigos o los muggles, es algo bastante preocupante.

—¿De verdad odia a los muggles?— pregunta luciendo incómodo, a lo cual Blaise mira al techo
con expresión pensativa unos momentos antes de bajar la mirada.

—Theo siempre ha sido unido a su padre desde que su madre falleció, su padre odia a los muggles,
no es tan difícil pensar que los vaya a odiar con el tiempo.

—Pero Pansy y tú no lo hacen.

—No me desagradan, pero tampoco daría mi vida por ellos, Pansy disfruta más de las compras
muggles que los muggles en todo caso; dudo que ella también de la vida por ellos si fuera el caso.

—Theo…

—No puedes obligar a Theo a pensar como nosotros Draco, que seamos neutrales es
probablemente ya una diferencia entre la mayoría de los sangre pura… al menos en Slytherin, una
anomalía que causaste, pero no puedes pensar que todos van a cambiar de personalidad; conoces a
sus padres, conoces las consecuencias.

Draco se quedó en silencio, el recuerdo de la mano de su padre dándole una abofeteada, su mirada
de completa traición y herido ante sus palabras. Incluso con todo el daño emocional o físico que
este pudiera causarle, Draco sabe que hay castigos peores entre los sangre pura; su padre no había
entrado a hechizarlo y eso es mucho más de lo que sus propios padres pudieron haber vivido con
las familias que tuvieron.
Su mano viaja de forma autónoma a su mejilla de forma agria.

No.

No puede culpar a Theo si no elige seguir sus creencias, pero Draco está molesto porque si sigue a
su padre, tiene una idea de cual final puede obtener y no le agrada esto.

—El año pasado con el club de estudio…

Blaise suelta un pequeño suspiro.

—Como dije, ha sido un largo camino y uno en que te he querido hechizar más de una vez, pero no
es tu culpa hacer nuevos amigos u olvidar de los viejos— Draco le da una mirada para
interrumpirlo, pero la mano de Blaise en el aire lo detiene —madre ha sido clara sobre no
oprimirte, aunque más de una vez me sentí mal, es difícil no ser… emocional como los otros—
añade con algo de amargura y Draco también imita un poco su expresión.

No solo por ser un sangre pura Blaise es obligado a actuar de cierta manera frente a los demás, la
mayoría de herederos tienen que tener un carácter impecable en la sociedad; especialmente los
Slytherin. Blaise cuya madre es una asesina que no ha sido condenada, crece sin un padre y
sabiendo lo que circula en la sociedad de su madre.

Por eso siempre quiso ser mejor que otros, por eso siempre mantiene un semblante serio, por eso
Draco se encontró atraído a este para ser su amigo cuando eran niños; porque parecía tan maduro.

Ahora no parece feliz con eso y Draco se siente mal de no haber hecho nada antes.

—No tiene que ser así Blaise, podrías ser como tú quieras— el chico le da una media sonrisa, antes
de negar con la cabeza.

—No todos somos tú Draco, pero ese no es el punto, el club de estudio era para que vieras que
realmente queríamos seguir siendo tus amigos; una manera de unir ambos grupos, aunque Theo no
quería inicialmente— es honesto, su mirada es demasiada honesta y eso hace empeorar a Draco.

Recordando como, aunque Theo hablo en ocasiones con Anthony, su rostro parecía tan en neutro y
usualmente no hablaba con sus amigos.

Pansy y Blaise por otro lado, incluso con las rabietas de Pansy y Padma, habían interactuado con
ellos de una forma más abierta.

Theo rechazando ir a la torre Ravenclaw el año pasado.

Theo haciendo expresión de asco cuando lo llevó al mundo muggle.

Theo que todo este tiempo ha odiado a los muggles.

—Blaise… tú sabes cómo va terminar todo esto pronto, eres inteligente, puedes saber que hay
lados que elegir— las palabras escapan de su boca, pero Blaise no se ve sorprendido.

—Mi madre ha sido neutral.

—No seas iluso, una guerra Blaise, si esa cosa vuelve, una guerra podría suceder— hay una chispa
de curiosidad e incredulidad en Blaise, que desaparece demasiado pronto para verlo de forma
intensa.

¿Sabe algo?
Tal vez si, tal vez finge saber algo para que Draco hable más y se descubra todo lo posible, para
que caiga incluso más bajo.

—Mi familia es neutral, pero supongo que personas como Pansy o como tú van a tener que elegir
bando— comenta Blaise de forma contemplativa —bueno, está claro que ya elegiste un bando por
tu cuenta— añade tardíamente como sí fuera claro.

¿Elegir un bando?

Estaba loco, Draco solo quería… oh.

Sus puños se aprietan recordando el inicio del año, esa playa en Hawái, como su madre había
estado dispuesta a marcharse con él si se lo hubiera pedido; pero no lo hizo. No venia seguido a su
mente, pero tal vez si hubiera tomado esa opción, una manera mucho más neutral, podría estar lejos
ahora de todo el caos que vendría.

Pero.

No podría.

Si se marchaba Harry sería parte del torneo de los cuatro magos y seguiría sufriendo.

Dora moriría en la guerra.

Cedric moriría.

Remus y Sirius morirían.

Incluso uno de los gemelos Weasley moriría.

¿Cuánta más gente podría morir por sus intervenciones?

¿Sus amigos Ravenclaw?

—Hubo un tiempo en que solo quería irme, tomar a mi madre e irme lejos de todo… pero no tomé
la oportunidad cuando ella lo planteó— se encontró susurrando derrotado, ganando por primera
vez, una sonrisa pequeña de parte de Blaise.

—Pansy no está enojada Draco, esta avergonzada porque lo que dijo Theo es verdad, pero ella te
quiere como un amigo más de lo que expresa; yo tampoco estoy enojado, pero…— su voz baja un
momento de debilidad, antes de recomponerse —tus elecciones podrían afectar a las personas que
te rodean, nosotros estamos meditando que tanto nos afecta a nosotros también.

—No tienen que elegir.

Una mano sobre su hombro lo hace levantar su mirada cansado, pero no hay culpa en el rostro de
Blaise, solamente una calidez que recuerda de un mejor amigo de toda una vida.

—Siempre tenemos que elegir, yo… no sé cómo expresarlo, pero quiero que sepas que cuentas
conmigo, incluso sí eso significa que algunas cosas se van a complicar.

—Blaise no.

—Relájate, Pansy piensa igual… Theo… Theo necesita tomar decisiones, confio en que verá el
final del camino como nosotros.
—¿Qué final?

—No te preocupes por eso ahora.

—Bueno, yo… mira… tengo que comentarte algo sobre el torneo.

—¿No puedes estar un año sin hacer una locura?

—Bueno si quieres involucrarte en mi vida, creo que es un buen momento de unión de amigos.

Por el rostro de Blaise al respecto, parece replantearse bien sus últimas palabras, pero Draco lo deja
ser; de todos sus amigos con quien más ha tenido extraño momento es Blaise. Si bien el asunto con
Theo es agridulce, como siempre que habla con su amigo, una carga sale de sus hombros y bien a
estas alturas debería decirle a Blaise que lo adopte de una vez y por todas.

Continuará…

Chapter End Notes

Bueno mis corazones, hay algo menos en que preocuparse o tal vez hay miles de cosas
que sucedieron en este capítulo para preocuparse. Para Draco la amistad con sus
Slytherin cada vez es más preocupante, pero de alguna forma no puede soltarlos y ellos
tampoco quieren soltarlo a él.

Mi pobre bebé Harry, que alguien le deje hablar con Draco.

Este capitulo esta dedicado a Harley, es la hermosa chica que me esta ayudando con
las correciones de los libros y el día de hoy termino de enviarme las correciones
totales del primer libro; que ahora cuenta con mejor ortografia gracias a ella xD

Sin duda es un encanto de persona <3


Capítulo 6: Tres amigos son mejor que uno.
Chapter Summary

Capitulo dedicado tanto a "Angelica Condhe" como a "Paulina Guadalupe RG", ambas
me regalaron fan arts de la serie, los cuales acabo de subir como un adicional dentro
del grupo de historias.

Es por ellas que se hizo actualizacion sorpresa el día de hoy.

Chapter Notes

See the end of the chapter for notes

Fue el día que las escuelas llegarían, que mientras bajaban por el pasillo Terry queda congelado un
momento, antes de verse claramente avergonzado y acercarse a todos de forma muy poco discreta;
Steven quien sufrió un ligero movimiento brusco cuando Terry los obliga a quedarse atrás, saca su
cabeza molesta. La serpiente ahora tiene un terrario en la habitación de los Ravenclaw, donde se ha
convertido en la mascota no oficial de los de cuarto años luego de algunas suplicas de Draco a
Flitwick; este último convenciendo a una McGonagall algo resignada al respecto. Todos suelen
turnarse para cuidarla, pero usualmente es con Draco con quien prefiere pasar la serpiente, además
de meterse dentro de la cabellera de Luna, lo cual hace que todos trabajen en cuidarla.

Ayuda a promover la unidad, fue la mejor escusa que usó Draco.

No importa ahora.

Terry parece alarmado.

—Chicos yo… olvidé… a principio de año tenía que decirles algo que descubrí con mi padre—
parece totalmente avergonzado y Draco recordó tardíamente aquel comentario en los diarios antes
que todo fuera, un poco complicado para recordarlo.

El problema del tren con sus Slytherins y el Torneo de los Tres Magos fue un gran distractor para
todos.

—¿Qué sucede?— preguntó Michael a su mejor amigo luciendo preocupado.

Terry los ve con una disculpa.

—No es mucho lo prometo, pero debí decirlo para tener un plan desde antes… es sobre la lágrima
de la sirena— ahora esto tiene toda la atención de Draco sobre él, quien había dejado eso de lado
temporalmente por investigar sobre runas con Anthony y un obligado Blaise.

Una combinación interesante de ver en la biblioteca, y de alguna forma una manera de pantalla;
todos sus amigos piensan que luego del incidente en el tren (donde Draco fue bastante vago), el
estudiar con Blaise y Anthony es una manera de reconstruir un puente entre ambas casas.

Lo cual es algo como eso.

Pero con muchas cosas de fondo.


La única cosa inconveniente, es que Anthony y Blaise parecen saber que es un “Drarry” y ambos
se niegan a decirlo.

Malditos.

—Eso fue lo que leíste en un libro Draco— señala Padma curiosa, a lo cual él asiente de forma
emocionada.

Información nueva.

Siempre recuerda porque entro a Ravenclaw cuando alguien saca información nueva de un tema
que investiga, todo su cuerpo se ilumina como árbol de navidad y solamente puede esperar
emocionado por más información que logre hacer que todo tiene sentido.

No siempre funciona así.

Pero se vale soñar.

—No se mucho sobre el tema, pero mi padre escuchó que hay una leyenda en Beauxbatons que
habla sobre la “Lágrima de la sirena”, que parece ser muy importante para ellos como una
representación de algo que se buscó por siglos… pero no es algo que salga mucho fuera del
castillo, mi padre lo sabe porque hubo un tiempo que dio clases en ese colegio— asegura Terry
rápidamente, pero Draco se alejó de ahí continuando el camino cuando un perfecto los llama.

Hubiera preferido saberlo con tiempo, pero no es tan malo, estudiantes del colegio estaban por
llegar a Hogwarts y Draco solamente tiene que tomar un estudiante para chantajearlo o amenazarlo
hasta que suelte la información.

No algo muy noble.

Pero bueno.

Draco no tiene tiempo para preocuparse por eso.

—Creo que estoy preocupado por esos estudiantes— susurró Anthony a Michael, quien asintió de
forma preocupada.

—¡Ginny!— saludó Luna a su amiga, quien había acercado su camino hacia ellos.

Ginny Weasley era oficialmente una Ravenclaw honoraria, en ocasiones como siempre estudiaba
con Luna y prefería hacer sus tareas en la torre Ravenclaw, Draco solía corregir sus ensayos. La
menor de la familia Weasley parece mucho más animada que en su primer año donde, un psicópata
la poseyó, situación que la hace empatizar totalmente con ella cuando el año pasado algo lo poseyó
a él.

Además, Luna es feliz al lado de Ginny, siempre radiante y eso alegra a Draco.

Una Luna feliz hace a un Draco feliz.

—Hola, Ron está siendo un idiota como siempre, preferí venir aquí—dice la niña chocando los
cinco con Anthony, que parece haberla adoptado de igual forma que el propio Draco.

De reojo el rubio voltea a ver notando que el trío dorado estaba un poco frente a ellos hablando
animadamente, la mirada de Harry parecía cansada con Hermione y probablemente deben estar
hablando de algo relacionado con el P.E.D.D.O; Draco no tiene nada en contra de los movimientos
radicales, pero está muy ocupado con sus propios movimientos radicales para apoyar a Hermione
en esto.

Por ahora solo parecía interesada en reclutar a los Gryffindor y Draco se había escapado cada que
la charla parecía aparecer, pero sabe que es cuestión de tiempo para que la suerte no esté de su
lado.

—Otra vez está viendo a Harry— como siempre señala Michael, ganando una mirada mala de su
parte, mientras todos se ríen a su alrededor.

—Es curioso que lo haga siempre que Harry no lo ve, usualmente no aparta la mirada de Draco—
habla Ginny al chico, que parece soltar una carcajada antes de comenzar hablar con esta a su costa.

Había química ahí, o algo que Draco habría interferido más sí Michael no fuera un gilipollas al
respecto con Draco.

Siempre señalando cuando ve a Harry.

Lo cual es preocupantemente más común de lo que quiere admitir.

—Creo que es lindo— señala Luna y ese momento es el que Draco decide desconectarse por su
bien.

No el de Draco.

El de sus amigos antes que los torture.

Bajaron en fila por la escalinata de la entrada y se alinearon delante del castillo alejados de los
Gryffindor para diversión de sus amigos. Era una noche fría y clara. Oscurecía, y una luna pálida
brillaba ya sobre el bosque prohibido. Draco pudo ver a Megumi acercarse a ellos con una sonrisa,
aunque tendría que pasar para estar con los alumnos de primer año, saludo de forma energética
antes de caminar hacia los demás.

Sonrió casi sin poder evitarlo.

—¿Este es un mal momento para decir que quiero ir al baño?— comentó Michael, ganando las
risas de Ginny sin poder evitarlo.

Terry parecía ocultar su risa con la tos, mientras todos los demás lo voltean a ver incrédulos.

—Debí traer un libro para la espera— gruñó Padma cambiando el peso de sus piernas.

—Ahí está Blaise— susurra rápidamente Anthony a su oreja, moviendo la mano cuando el moreno
volteó a verlos levantando una mano; a su lado Pansy le dio una sonrisa temerosa, que Draco
regresó con una sincera que pareció relajarla.

No había tenido muchas charlas con Pansy, pero habían hablado en los pasillos y la niña parecía ir
de puntillas a su lado; no pidió disculpas, pero los Slytherin no suelen serlo.

Que solo hablara con él, es una buena disculpa por ahora.

Escudriñaron nerviosos los terrenos del colegio, que se oscurecían cada vez más. No se movía nada
por allí. Todo estaba en calma, silencioso y exactamente igual que siempre. Draco empezaba a
tener un poco de frío, y confió en que se dieran prisa, movió su mano sobre la pulsera que años
atrás le dio Harry con hechizos que necesitaban ser restaurados para el calor; pero esa noche le
gustó la idea de tenerla. Quizá los extranjeros preparaban una llegada espectacular, tenía una vaga
idea de que había sido una entrada interesante en las películas.

Pero esos recuerdos parecen borrosos ahora.

Y entonces, desde la última fila, en la que estaban todos los profesores,

Dumbledore gritó:

—¡Ajá! ¡Si no me equivoco, se acercan los representantes de Beauxbatons!

—¿Por dónde?— preguntaron muchos con impaciencia, mirando en diferentes direcciones.

—¡Por allí!— gritó uno de sexto, señalando hacia el bosque.

Una cosa larga, mucho más larga que una escoba (y, de hecho, que cien escobas), se acercaba al
castillo por el cielo azul oscuro, haciéndose cada vez más grande.

—¡Es un dragón!— gritó uno de los de primero, perdiendo los estribos por completo.

Draco ladeo su cabeza con demasiada rapidez, como sí sintiera un latigazo, porque realmente eso
sería interesante; aunque sabía que no sería un dragón, vale la pena señalarlo.

—No seas idiota… ¡es una casa volante!— le dijo Dennis Creevey.

La suposición de Dennis estaba más cerca de la realidad para completa decepción de Draco.
Cuando la gigantesca forma negra pasó por encima de las copas de los árboles del bosque
prohibido casi rozándolas, y la luz que provenía del castillo la iluminó, vieron que se trataba de un
carruaje colosal, de color azul pálido y del tamaño de una casa grande, que volaba hacia ellos
tirado por una docena de caballos alados de color tostado pero con la crin y la cola blancas, cada
uno del tamaño de un elefante.

Las tres filas delanteras de alumnos se echaron para atrás cuando el carruaje descendió
precipitadamente y aterrizó a tremenda velocidad. Entonces golpearon el suelo los cascos de los
caballos, que eran más grandes que platos, metiendo tal ruido que Michael dio un salto y pisó a
Terry que se quejó audiblemente. Un segundo más tarde el carruaje se posó en tierra, rebotando
sobre las enormes ruedas, mientras los caballos sacudían su enorme cabeza y movían unos grandes
ojos rojos.

Antes de que la puerta del carruaje se abriera, Draco notó que llevaba un escudo: dos varitas
mágicas doradas cruzadas, con tres estrellas que surgían de cada una. Un muchacho vestido con
túnica de color azul pálido saltó del carruaje al suelo, hizo una inclinación, buscó con las manos
durante un momento algo en el suelo del carruaje y desplegó una escalerilla dorada.
Respetuosamente, retrocedió un paso.

Draco lo vio fijamente, ese colegio es quien tiene información de la lágrima de la sirena, entonces
debe comenzar a observarlos, determinar al eslabón débil para capturarlo y tomar información.

De una forma menos siniestra de lo que suena en su mente.

Entonces Draco perdido en sus pensamientos vio un zapato negro brillante, con tacón alto, que
salía del interior del carruaje. Era un zapato del mismo tamaño que un trineo infantil. Al zapato le
siguió, casi inmediatamente, la mujer más grande que Draco había visto nunca. Las dimensiones
del carruaje y de los caballos quedaron inmediatamente explicadas.
Algunos ahogaron un grito.

En toda su vida, Draco y los presentes sólo habían visto una persona tan gigantesca como aquella
mujer, y ése era Hagrid. Le parecía que eran exactamente igual de altos, pero aun así (y tal vez
porque estaba habituado a Hagrid) aquella mujer; que ahora observaba desde el pie de la escalerilla
a la multitud, que a su vez la miraba atónita a ella, parecía aún más grande. Al dar unos pasos entró
de lleno en la zona iluminada por la luz del vestíbulo, y esta reveló un hermoso rostro de piel
morena, unos ojos cristalinos grandes y negros, y una nariz afilada. Llevaba el pelo recogido por
detrás, en la base del cuello, en un moño reluciente. Sus ropas eran de satén negro, y una multitud
de cuentas de ópalo brillaban alrededor de la garganta y en sus gruesos dedos.

Dumbledore comenzó a aplaudir. Los estudiantes, imitando a su director, aplaudieron también,


muchos de ellos de puntillas para ver mejor a la mujer. Sonriendo graciosamente, ella avanzó hacia
Dumbledore y extendió una mano reluciente. Aunque Dumbledore era alto, apenas tuvo que
inclinarse para besársela.

—Mi querida Madame Maxime— dijo —bienvenida a Hogwarts.

—Dumbledog— repuso Madame Maxime, con una voz profunda —espego que esté bien.

—En excelente forma, gracias— respondió Dumbledore.

—Mis alumnos— dijo Madame Maxime, señalando tras ella con gesto lánguido.

Draco, que no se había fijado en otra cosa que, en Madame Maxime por unos momentos, notó que
unos doce alumnos, chicos y chicas, todos los cuales parecían hallarse cerca de los veinte años,
habían salido del carruaje y se encontraban detrás de ella. Estaban tiritando, lo que no era nada
extraño dado que las túnicas que llevaban parecían de seda fina, y ninguno de ellos tenía capa.
Algunos se habían puesto bufandas o chales por la cabeza. Por lo que alcanzaba a distinguir Draco
(ya que los tapaba la enorme sombra proyectada por Madame Maxime), todos miraban el castillo
de Hogwarts con aprensión.

Ellos son los seleccionados para su interrogatorio.

Bien.

Espera un momento.

—Es mi imaginación o esa chica extremadamente atractiva está viendo fijamente a Draco—
susurró Anthony a Padma incrédulo, pero esta solamente pestañeó antes de asentir.

Se veía diferente con ese uniforme, pero sus ojos celes y su cabello rojizo, hicieron que Draco
abriera levemente la boca incrédula al ver a esa chica; Colette. La chica que había ayudado antes de
su segundo año y este en el mundial, o más específicamente a su hermano, estaba de pie entre los
chicos de Beauxbatons.

Un foco se encendió en su cabeza.

Ya tenía a quien interrogar mucho más fácil.

—Draco suele atraer a personas apuestas todo el tiempo, está dentro del top de chicos atractivos
por algo— señaló Ginny con una sonrisa divertida, que provocó que la empujara de forma
juguetona antes de ver a Colette nuevamente.

La chica sonrió de forma, que solamente podría ser considerada entre coqueta y depredadora, que
probablemente usaba para molestarlo; levantó el mentón en forma de reto, ya que ambos se
conocían y esto podría ser interesante.

—Pero mi Drarry.

—Cállate Michael— gruñó Padma empujándolo por el talón y este dejó de quejarse.

—¿Qué maldita cosa es el Drarry?— preguntó exasperado por vez número 124.

No había esperado una respuesta como las anteriores veces, pero esta vez algo diferente pasó.

Ginny sonrió.

—Es un club de Hogwarts, es muy exclusivo, sus fanáticos son peligrosos— contestó ella y eso
llamó la atención de Draco, porque unca había escuchado de eso, pero era más información de la
que le había dado alguien.

Sus amigos vieron sorprendidos a Ginny, quien sonreía ahora con suficiencia.

—¿Un club?

—Lo siento Draco no puedo decir mucho más, la primera regla del club Drarry, es que nadie
puede hablar del club Drarry a miembros fuera del club Drarry.

—¿No hablaste ya del club Ginny?— preguntó Luna con inocencia, pero Ginny negó con la
cabeza.

—Es un vacío legal Luna, no dije de que trata el club, pero sí Michael puede ir usando la palabra
suprema todo el tiempo, sería bueno que le dijéramos al menos que es un club. Lo siento Draco no
puedes entrar en el club, es muy exclusivo.

Draco las vio incrédulas, notando que todos sus amigos susurraban furiosamente a Ginny para que
no dijera nada y si no hubiera tenido tantas cosas en mente o tareas pendiente, investigaría más al
respecto. Hizo una nota mental para que cuando sacara a Harry del torneo, investigar más de este
club, porque todos saben que no hay nada peor que dejar a un Ravenclaw con curiosidad.

Toda su vida estudiantil hasta ahora, era productor de ser curioso por un puto espejo.

—¿Ha llegado ya Kagkagov?— preguntó Madame Maxime.

—Se presentará de un momento a otro— aseguró Dumbledore —¿Prefieren esperar aquí para
saludarlo o pasar a calentarse un poco?

—Lo segundo, me paguece— respondió Madame Maxime —Pego los caballos…

—Nuestro profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas se encargará de ellos encantado —declaró


Dumbledore —en cuanto vuelva de solucionar una pequeña dificultad que le ha surgido con alguna
de sus otras… obligaciones.

—Mis cogceles guequieguen… eh… una mano podegosa— dijo Madame Maxime, como sí dudara
que un simple profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas fuera capaz de hacer el trabajo —Son
muy fuegtes…

—Le aseguro que Hagrid podrá hacerlo— dijo Dumbledore, sonriendo.

—Muy bien— asintió Madame Maxime, haciendo una leve inclinación —Y, pog favog, dígale a
ese pgofesog Haggid que estos caballos solamente beben whisky de malta pugo.

Draco levantó las cejas, sin duda algunos animales en cualquier vida, son demasiado quisquillosos
para el publico en general.

—Descuide— dijo Dumbledore, inclinándose a su vez.

—Allons-y!— les dijo imperiosamente Madame Maxime a sus estudiantes, y los alumnos de
Hogwarts se apartaron para dejarlos pasar y subir la escalinata de piedra.

Colette lo vio de reojo con una sonrisa al pasar, Draco solamente vio el paso de los alumnos y
notando rápidamente a Fleur.

Su caminar era impresionante, pero una Veela podría destacar fácilmente entre todos.

—¿Tenemos que esperar más?— gruñó ahora Michael quejándose a Terry.

—Mira Luna— Ginny sacó unos chocolates que compartió con su amiga, que sonrió de forma
amable mientras charlaban sobre una clase al tiempo que todos estaban ahí esperando.

Para entonces ya tiritaban de frío esperando la llegada de la representación de Durmstrang. La


mayoría miraba al cielo esperando ver algo. Durante unos minutos, el silencio sólo fue roto por los
bufidos y el piafar de los enormes caballos de Madame Maxime. Pero entonces…

—¿No oyes algo?— preguntó Ron repentinamente en voz alta ya que todos escucharon.

Draco escuchó. Un ruido misterioso, fuerte y extraño llegaba a ellos desde las tinieblas. Era un
rumor amortiguado y un sonido de succión, como si una inmensa aspiradora pasara por el lecho de
un río…

—¡El lago!— gritó Lee Jordan, señalando hacia él —¡Mirad el lago!

Genial.

El lago.

Draco hizo una mueca porque eso no le gustaba en absoluto.

Desde su posición en lo alto de la ladera, desde la que se divisaban los terrenos del colegio, tenían
una buena perspectiva de la lisa superficie negra del agua. Y en aquellos momentos esta superficie
no era lisa en absoluto. Algo se agitaba bajo el centro del lago. Aparecieron grandes burbujas, y
luego se formaron unas olas que iban a morir a las embarradas orillas. Por último, surgió en medio
del lago un remolino, como si al fondo le hubieran quitado un tapón gigante…

Del centro del remolino comenzó a salir muy despacio lo que parecía un asta negra, y luego Draco
vio las jarcias...

—¡Es un mástil!— exclamó Harry a lo lejos.

Lenta, majestuosamente, el barco fue surgiendo del agua, brillando a la luz de la luna. Producía
una extraña impresión de cadáver, como sí fuera un barco hundido y resucitado, y las pálidas luces
que relucían en las portillas daban la impresión de ojos fantasmales. Finalmente, con un sonoro
chapoteo, el barco emergió en su totalidad, balanceándose en las aguas turbulentas, y comenzó a
surcar el lago hacia tierra. Un momento después oyeron la caída de un ancla arrojada al bajío y el
sordo ruido de una tabla tendida hasta la orilla.
A la luz de las portillas del barco, vieron las siluetas de la gente que desembarcaba.

Todos ellos, según le pareció a Draco, tenían la constitución grande e intimidante… pero luego,
cuando se aproximaron más, subiendo por la explanada hacia la luz que provenía del vestíbulo, vio
que su corpulencia se debía en realidad a que todos llevaban puestas unas capas de algún tipo de
piel muy tupida. El que iba delante llevaba una piel de distinto tipo: lisa y plateada como su
cabello.

—¡Dumbledore!— gritó efusivamente mientras subía la ladera —¿Cómo estás, mi viejo


compañero, cómo estás?

Genial.

Ese hombre.

—¡Estupendamente, gracias, profesor Karkarov!— respondió Dumbledore.

Había estado en algunas fiestas de su padre y Draco lo encontraba despreciable, pero nunca habían
tenido más que algún leve saludo de reojo. La mayoría de otros miembros de las fiestas no
parecían cómodos con él.

Karkarov tenía una voz pastosa y afectada. Cuando llegó a una zona bien iluminada, vieron que era
alto y delgado como Dumbledore, pero llevaba corto el blanco cabello, y la perilla (que terminaba
en un pequeño rizo) no ocultaba del todo el mentón poco pronunciado. Al llegar ante Dumbledore,
le estrechó la mano.

—El viejo Hogwarts— dijo, levantando la vista hacia el castillo y sonriendo. Tenía los dientes
bastante amarillos, y Draco observó que la sonrisa no incluía los ojos como de costumbre, que
mantenían su expresión de astucia y frialdad —Es estupendo estar aquí, es estupendo... Viktor, ve
para allá, al calor… ¿No te importa, Dumbledore? Es que Viktor tiene un leve resfriado…

Karkarov indicó por señas a uno de sus estudiantes que se adelantara. Cuando el muchacho pasó,
Draco vio su nariz, prominente y curva, y las espesas cejas negras.

El buscador de oro en el mundial.

Otro de los posibles participantes del torneo.

Interesante.

—Es bastante atractivo— musitó Padma a Draco mientras subían y Draco la vio alarmado, como
un poco traicionado.

—Espero no estes diciendo que ese jugador internacional es más atractivo que Diggory, nuestro
tesoro nacional— gruñó de forma divertida, mientras Anthony farfullaba por debajo enojado contra
ambos.

Era culpa de él.

Draco había visto el hermoso caballo de cristal encerrado de forma protectora en su baúl sin ser
entregado, no era su culpa que no se moviera y que su querida Padma viera a otros chicos ser
atractivos.

—Buen trasero— susurró Ginny pasando a su lado mientras Luna se reía con Michael.

Si.

Por eso era su Weasley favorita y de los primeros en su ranking de Gryffindors.

De reojo vio a Ron Weasley tener lo que parece ser un quiebre de fanática obsesiva por Viktor
Krum, no de una forma muy hetero que digamos, pero Draco se encogió de hombros siguiendo a
sus amigos; la mirada divertida de Harry, que hizo que Draco sonriera igual de divertido.

—Otra vez lo estas mirando.

—Michael sí sigues diciendo esto, las escaleras querrán saludar tu cara y yo estoy listo para
enviarte a ellas.

Todos sus amigos rieron del puchero de Michael.

Cuando volvían a cruzar el vestíbulo con el resto de los estudiantes de Hogwarts, de camino al
Gran Comedor, Draco vio a Lee Jordan dando saltos en vertical para poder distinguir la nuca de
Krum. Unas chicas de sexto revolvían en sus bolsillos mientras caminaban.

Sin ninguna pieza de orgullo, Draco suspiró.

Quisiera hablar con Krum no lo niega, pero eso es especialmente para ver sus habilidades de
quidditch, no por ser una perra fanática como todos.

Tal vez sólo un poco perra fanática, pero con orgullo.

—¡Ah, es increíble, no llevo ni una simple pluma! ¿Crees que accedería a firmarme un autógrafo en
el sombrero con mi lápiz de labios?

Si.

Humillante y perdida de dignidad.

Se dirigieron rápidamente a la mesa Ravenclaw, Draco saludó a Megumi que caminaba al lado de
Cedric, quien guiñó un ojo de forma descarada en su dirección; Draco rodó los ojos divertidos
acomodándose en su esquina rápidamente más alejada de todos con su grupo de amigos.
Rápidamente los estudiantes comenzaron a dividirse, era claro para los de colegios diferentes que
no estaban acostumbrados a una notable división de casas.

Una alerta roja diría Draco, esto no es normal, pero Hogwarts es anormal.

Los de Beauxbatons deben ver algo en la casa azul, ya que toman asiento rápidamente entre ellos y
aunque a la distancia, puede notar la sonrisa de Colette dirigida hacía él.

Le sonríe de regreso, notando como Durmstrang se dirigió a la mesa Slytherin, donde Viktor toma
asiento al lado de Blaise que saluda de la forma más normal posible; aunque fuera fanático, Blaise
no se rebajaría nunca a otros y su rostro sigue sereno.

Los alumnos de Durmstrang se quitaban las pesadas pieles y miraban con expresión de interés el
negro techo lleno de estrellas. Dos de ellos cogían los platos y las copas de oro y los examinaban,
aparentemente muy impresionados. En el fondo, en la mesa de los profesores, Filch, el conserje,
estaba añadiendo sillas. Como la ocasión lo merecía, llevaba puesto su frac viejo y enmohecido.
Draco se sorprendió de verlo añadir cuatro sillas, dos a cada lado de Dumbledore.

Faltaban más personas de las que Draco recordaba.

Habiendo entrado todos los alumnos en el Gran Comedor y una vez sentados a las mesas de sus
respectivas casas, empezaron a entrar en fila los profesores, que se encaminaron a la mesa del
fondo y ocuparon sus asientos. Los últimos en la fila eran el profesor Dumbledore, el profesor
Karkarov y Madame Maxime. Al ver aparecer a su directora, los alumnos de Beauxbatons se
pusieron inmediatamente en pie. Algunos de los de Hogwarts se rieron. El grupo de Beauxbatons
no pareció avergonzarse en absoluto, y no volvió a ocupar sus asientos hasta que Madame Maxime
se hubo sentado a la izquierda de Dumbledore. Éste, sin embargo, permaneció en pie, y el silencio
cayó sobre el Gran Comedor.

Bastante respetable, pensó Draco de forma distraída, como los estudiantes seguían una serie de
códigos que no escuchó de ninguna parte.

Sí fuera por Draco y tuviera que hacer algo como eso cada que Dumbledore aparecía, ya habría
sido expulsado.

—Buenas noches, damas, caballeros, fantasmas y, muy especialmente, buenas noches a nuestros
huéspedes— dijo Dumbledore, dirigiendo una sonrisa a los estudiantes extranjeros —Es para mí
un placer daros la bienvenida a Hogwarts. Deseo que vuestra estancia aquí os resulte al mismo
tiempo confortable y placentera, y confío en que así sea.

Una de las chicas de Beauxbatons, que seguía aferrando la bufanda con que se envolvía la cabeza,
profirió lo que inconfundiblemente era una risa despectiva.

Draco no pudo evitar la sonrisa divertida en su rostro, como siempre, aunque Hogwarts era
prestigiosa, tendría una muy mala fama así que no puede culparlas.

Cualquier otro se ofendería, Draco, bueno, es fácil de desviar sus inclinaciones sobre el colegio.

—El Torneo quedará oficialmente abierto al final del banquete— explicó Dumbledore —¡Ahora os
invito a todos a comer, a beber y a disfrutar como si estuvierais en vuestra casa!

Draco intercambia una rápida mirada con Anthony, antes de desviar la mirada hacía la mesa de
Slytherin donde Blaise asiente de forma imperceptible.

Si.

Esta noche, solo tienen una noche, ocupan hacerla valer.

Se sentó, y Draco vio que Karkarov se inclinaba inmediatamente hacia él y trababan conversación.

Como de costumbre, las fuentes que tenían delante se llenaron de comida. Los elfos domésticos de
las cocinas parecían haber tocado todos los registros. Ante ellos tenían la mayor variedad de platos
que Draco hubiera visto nunca, incluidos algunos que eran evidentemente extranjeros.

Pero ninguna Coca-Cola.

Blasfemia.

—Draco— susurró Anthony a su lado y Draco acercó el rostro para escucharlo mejor —no creo
que estemos listos.
—Si, tampoco yo, pero no tenemos muchas opciones— sisea con advertencia y Anthony parece
casi arrepentido de esto.

—¿Por qué soy tu mejor amigo?

—No lo sé, pero no hay marcha atrás, Blaise diría que él es mi mejor amigo.

—Sobre mi cadáver.

—En realidad no te entiendo, ¿quieres o no ser mi mejor amigo?

Padma los silencia y ambos se alejan a regañadientes.

El Gran Comedor parecía mucho más lleno de lo usual, aunque había tan sólo unos veinte
estudiantes más que de costumbre. Quizá fuera porque sus uniformes, que eran de colores
diferentes, destacaban muy claramente contra el negro de las túnicas de Hogwarts. Una vez
desprendidos de sus pieles, los alumnos de Durmstrang mostraban túnicas de color rojo sangre.

A los veinte minutos de banquete, Hagrid entró furtivamente en el Gran Comedor a través de la
puerta que estaba situada detrás de la mesa de los profesores. Ocupó su silla en un extremo de la
mesa.

Hoy parece todo repleto.

—Pegdonad, ¿no queguéis bouillabaisse?

Se trataba de la misma chica de Beauxbatons que se había reído durante el discurso de


Dumbledore. Al fin se había quitado la bufanda. Una larga cortina de pelo rubio plateado le caía
casi hasta la cintura. Tenía los ojos muy azules y los dientes muy blancos y regulares.

Estaba en la mesa Gryffindor.

Draco tuvo que hacer un esfuerzo para alejar la mirada de ella.

—Puedes llevártela— le dijo Harry amablemente sin parecer tan afectado, acercándole a la chica la
sopera.

—¿Habéis tegminado con ella?

—Sí —repuso Ron sin aliento, este totalmente afectado —Sí, es deliciosa.

La chica cogió la sopera y se la llevó con cuidado a la mesa de Ravenclaw.

Una Veela.

Demasiado peligroso, Draco no se extrañó que lograra conquistar a Bill con esa apariencia. Cuando
la chica cruzó el Gran Comedor muchos chicos volvieron la cabeza, y algunos se quedaban sin
habla, igual que Ron.

Volteó a ver a la mesa de profesores, donde Ludo Bagman estaba sentado al otro lado del profesor
Karkarov, en tanto que el señor Crouch, el jefe de Percy, ocupaba el asiento que había al lado de
Madame Maxime.

Cuando llegaron los postres, vieron también algunos dulces extraños. Michael examinó
detenidamente una especie de crema pálida, y luego con un encogimiento de hombros lo probó. No
sabía tan mal, Draco estaba acostumbrado a la comida exótica de otros países, siempre que viajaba
con sus padres era amante de probar comida nueva.

Una vez enfermó, pero en su defensa, nadie debería cocinar con tanto lácteo.

Una vez limpios los platos de oro, Dumbledore volvió a levantarse. Todos en el Gran Comedor
parecían emocionados y nerviosos. Con un estremecimiento, Draco no se preguntó qué iba a
suceder a continuación.

Una locura, esto es lo que va a suceder y no tiene mucho tiempo para trabajar.

—Ha llegado el momento— anunció Dumbledore, sonriendo a la multitud de rostros levantados


hacia él —El Torneo de los tres magos va a dar comienzo. Me gustaría pronunciar unas palabras
para explicar algunas cosas antes de que traigan el cofre…

—Maldita sea, tenías razón, le debo dinero a Blaise— gruñó Anthony por debajo y le dio una
patada.

Miserable traidor.

De reojo notó a Blaise mantener una expresión demasiado en blanco, como sí hubiera esperado que
esto no pasara.

—… sólo para aclarar en qué consiste el procedimiento que vamos a seguir. Pero antes, para
aquellos que no los conocéis, permitidme que os presente al señor Bartemius Crouch, director del
Departamento de Cooperación Mágica Internacional— hubo un asomo de aplauso cortés —y al
señor Ludo Bagman, director del Departamento de Deportes y Juegos Mágicos.

Aplaudieron mucho más a Bagman que a Crouch, tal vez a causa de su fama como golpeador de
quidditch, o tal vez simplemente porque tenía un aspecto mucho más simpático. Bagman agradeció
los aplausos con un jovial gesto de la mano, mientras que Bartemius Crouch no saludó ni sonrió al
ser presentado. Al recordarlo vestido con su impecable traje en los Mundiales de quidditch, Draco
pensó que no le pegaba la túnica de mago. El bigote de cepillo y la raya del pelo, tan recta,
resultaban muy raros junto al pelo y la barba de Dumbledore, que eran largos y blancos.

Draco no aplaudió, simplemente suspiro inquieto.

Esto tenía la posibilidad de salir mal.

—Los señores Bagman y Crouch han trabajado sin descanso durante los últimos meses en los
preparativos del Torneo de los Tres Magos— continuó Dumbledore —y estarán conmigo, con el
profesor Karkarov y con Madame Maxime en el tribunal que juzgará los esfuerzos de los
campeones.

A la mención de la palabra campeones, la atención de los alumnos aumentó aún más.

Draco levantó la mirada para ver a los campeones detenidamente. Krum tenía el rostro solemne,
como íi pensara que no tenía otra opción más que participar; como jugador de quidditch debe estar
acostumbrado a ser el elegido a pesar de su corta edad. Fleur tenía el mentón un poco en alto,
arrogante y con ojos codiciosos en la información. Cedric parecía también ver todo con mucho
interés, pero sus ojos parecen una chispa de curiosidad y arrogancia sobre querer algo.

Harry, el torpe y querido niño, parecía solamente inocentemente emocionado como la mayoría de
estudiantes de su edad.

Sobre su cadáver Harry sería un campeón este año.


Quizá Dumbledore percibió el repentino silencio, porque sonrió mientras decía:

—Señor Filch, si tiene usted la bondad de traer el cofre…

Filch, que había pasado inadvertido, pero permanecía atento en un apartado rincón del Gran
Comedor, se acercó a Dumbledore con una gran caja de madera con joyas incrustadas. Parecía
extraordinariamente vieja. De entre los alumnos se alzaron murmullos de interés y emoción.
Dennis Creevey se puso de pie sobre la silla para ver bien, pero era tan pequeño que su cabeza
apenas sobresalía de las demás.

Una parte de Draco le gustaría que sus interferencias en la historia no sacaran al puto cáliz de ese
cofre.

Pero dudaba que algo así fuera a cambiar.

—Los señores Crouch y Bagman han examinado ya las instrucciones para las pruebas que los
campeones tendrán que afrontar— dijo Dumbledore mientras Filch colocaba con cuidado el cofre
en la mesa, ante él —y han dispuesto todos los preparativos necesarios para ellas. Habrá tres
pruebas, espaciadas en el curso escolar, que medirán a los campeones en muchos aspectos
diferentes: sus habilidades mágicas, su osadía, sus dotes de deducción y, por supuesto, su capacidad
para sortear el peligro.

El rostro de Anthony parecía blanco, antes de verlo de reojo casi como sí se preguntara como supo
toda esa información antes de que la dijeran. Su excusa de que su padre le había dicho, era un poco
mala ya que no estaba en la mejor relación con este.

Pero no había otra explicación.

Al menos no para ellos, no importa cuánto sospecharan de él, nadie podría averiguar sobre su vida
pasada.

Ante esta última palabra, en el Gran Comedor se hizo un silencio tan absoluto que nadie parecía
respirar.

—Como todos sabéis, en el Torneo compiten tres campeones— continuó Dumbledore con
tranquilidad —uno por cada colegio participante. Se puntuará la perfección con que lleven a cabo
cada una de las pruebas y el campeón que después de la tercera tarea haya obtenido la puntuación
más alta se alzará con la Copa de los Tres Magos. Los campeones serán elegidos por un juez
imparcial: el cáliz de fuego.

Bien ahora estaba mintiendo, imparcial su culo, sí fuera imparcial no estaría dentro de toda esta
mierda.

Dumbledore sacó la varita mágica y golpeó con ella tres veces en la parte superior del cofre. La
tapa se levantó lentamente con un crujido. Dumbledore introdujo una mano para sacar un gran
cáliz de madera toscamente tallada. No habría llamado la atención de no ser porque estaba lleno
hasta el borde de unas temblorosas llamas de color blanco azulado.

Dumbledore cerró el cofre y con cuidado colocó el cáliz sobre la tapa, para que todos los presentes
pudieran verlo bien.

—Todo el que quiera proponerse para campeón tiene que escribir su nombre y el de su colegio en
un trozo de pergamino con letra bien clara, y echarlo al cáliz— explicó Dumbledore —Los
aspirantes a campeones disponen de veinticuatro horas para hacerlo. Mañana, festividad de
Halloween, por la noche, el cáliz nos devolverá los nombres de los tres campeones a los que haya
considerado más dignos de representar a sus colegios. Esta misma noche el cáliz quedará expuesto
en el vestíbulo, accesible a todos aquellos que quieran competir.

—Sí estuviera más vigilado sería todo más fácil— gruñó para Anthony, quien solamente asentía
algo tenso.

—Para asegurarme de que ningún estudiante menor de edad sucumbe a la tentación— prosiguió
Dumbledore —trazaré una raya de edad alrededor del cáliz de fuego una vez que lo hayamos
colocado en el vestíbulo. No podrá cruzar la línea nadie que no haya cumplido los diecisiete años
— pero otros podrían entrar y poner nombres diferentes, quiso decir, pero mantuvo el silencio —
Por último, quiero recalcar a todos los que estén pensando en competir que hay que meditar muy
bien antes de entrar en el Torneo. Cuando el cáliz de fuego haya seleccionado a un campeón, él o
ella estarán obligados a continuar en el Torneo hasta el final. Al echar vuestro nombre en el cáliz
de fuego estáis firmando un contrato mágico de tipo vinculante. Una vez convertido en campeón,
nadie puede arrepentirse. Así que debéis estar muy seguros antes de ofrecer vuestra candidatura. Y
ahora me parece que ya es hora de ir a la cama. Buenas noches a todos.

Si.

Esta noche sería muy larga.

Draco prácticamente arrastró a Anthony de regreso al dormitorio, sí alguien pensó que eso era
sospechoso, nadie mencionó nada cuando llegaron a la habitación; Terry estaba controlando a un
emocionado Michael que no dejaba de hablar del torneo.

—Espero que la locura que piensan hacer, no sea estúpida— gruñe Terry cuando no mucho
después Draco sigue con su ropa y ahora está sacando una cortina de la ventana.

—Es mejor no preguntar— musita Anthony viendo como rápidamente trabaja en la runa de
invisibilidad.

No dura tanto.

A diferencia de la capa de invisibilidad que posee un poder interminable para volver invisible al
portador, la runa que activada hace que las cosas sean invisibles se agota en algunas horas; lo había
probado el año pasado esperando no tener que usarlo, pero por suerte ahora puede usarla.

Era pésimo dibujando, pero hasta alguien pésimo como él puede hacer una runa decente luego de
practicarla por horas.

Con un corte de la cortina, ahora tiene una perfecta capa de invisibilidad temporal.

—Nos vemos, cualquier cosa no nos vieron— habla Draco antes de empujar a Anthony, que tiene
una mochila llena de libros que han estado estudiando.

No hay nada más deprimente que tanto Terry como Michael los vean de reojo, probablemente
pensando que harán alguna locura, pero sin querer detenerlos; a estas alturas su grupo de amigos
sabe que a veces es mejor no interferir, al menos que seas Padma… por eso Padma no sabe de esta
locura.

Caminando rápidamente bajo la cortina, que dice invisibilidad y tiene una runa silenciosa, llegan
rápidamente al puto vestíbulo donde el maldito cáliz esta.

Es una mierda.
Draco lo odia.

Blaise que parece no darle mucha importancia a la presencia, camina tranquilamente y solamente
suelta un chillido cuando Draco lo arrastra dentro de la cortina; hay una gran cantidad de preguntas
en su rostro, pero de alguna forma logra contenerse para que los tres se acerquen con dificultad al
cáliz. Tal vez el corte no fue el correcto, ya que tienen que ir demasiado cerca y Anthony le ha
golpeado con el codo tres veces.

El cáliz es una pieza bastante grande de magia, Draco hace una mueca cuando se acercan y se
siente un poco inquieto; no hay runas visibles, pero si hay una barrera mágica que impide acercarse
demasiado porque todos son menores de edad. Una parte de él había esperado que, al ser un alma
rencarnada, tuvieran una pequeña excepción en él.

Claro podía resistirse al imperius, pero no puede pasar esta estúpida barrera.

Injusto.

Anthony se agacha rápidamente llevándolos con él, observando determinadamente la línea mágica
y sacando un libro de runas; Blaise usó su varita para iluminar el lugar y por suerte parecía que la
capa provisional funcionaba para no sacar nada fuera de esta. En teoría la luz y el sonido no
saldrían de este lugar, pero Draco sabe que no ha podido practicar mucho para hacerlo perfecto.

Pura suerte que nadie los encuentre.

—Maldición, hay varios hechizos que no puedo reconocer e incluso las runas no son fáciles de
detectar; no sé cual abecedario utilizó el director y eso es preocupante— la mirada de Anthony
rebela lo que Draco sabe, ambos han estado leyendo diccionarios de runas por años, no conocer
una rápidamente, es como leer el libro de Orion.

Anomalías.

Esta noche no pueden con una anomalía.

—Theo podría saber más de esto— el comentario de Blaise hace que Draco lo vea mal, por lo que
este solamente rueda los ojos —el director es un gran mago, aunque te cueste admitirlo, parece ser
un hechizo de las antiguas brujas… uno muy antiguo, magia arcana probablemente; dudo que
alguien menor de edad pueda entrar, pero sí fuera alguien mayor de edad… puedo ver un vacío
legal en este pensamiento— expresa Blaise sacando un propio cuaderno de su túnica y apuntando
algunas cosas con un lápiz.

Era raro verlo con cosas muggles, pero Draco no presionó.

La magia arcana era muy rara y perdida en el tiempo, que alguien usara una magia arcana para
proteger un cáliz y fallar; parecía una falta de respeto para Draco.

—No tenemos que eliminar el hechizo, solamente podríamos agregar una runa, para que cualquiera
que intentara agregar el nombre de Harry no pueda hacerlo; o que se cambiara de nombre— añade
tardíamente, a lo cual Anthony lo ve alarmado.

—Para eso deberíamos agregar otro nombre, incluso si pudiéramos hacer esto, eso significaría un
cuarto miembro al torneo… oíste lo que dijo Dumbledore, es un contrato por sangre— señala su
amigo alarmado, Blaise asiente dándole la razón.

Draco farfulla por debajo.


Cualquier nombre sería una condena a muerte, por mucho que odie a Zacharias, incluso su nombre
no le apetecía. Tal vez el cambio de nombre o no poner a Harry dentro del torneo evite que este sea
transportado a otro lado, pero sí no fuera el caso, sí la copa ya fuera un traslador… esto sería
muerte alguna.

Aunque sin la sangre de Harry no habría señor tenebroso.

—Oh…— la expresión de Anthony llama su atención, parece blanco cuando levanta la mirada —
Draco, yo, recuerdas cuando investigamos de trasladores— cierra los ojos con pesar al recordar el
libro de Orion Blake y sus anteriores pensamientos.

—¿Qué quieres decir?— pregunta Blaise confundido.

—Hay marcas de magia diferente, en estos cuatro lugares que plantean puntos cardinales, este es el
centro… esta copa, esta copa podría ser un traslador en proceso; pero eso significa que tendría que
sacarlos de Hogwarts, pero esta magia… no estoy seguro— Anthony parece frustrado y Draco
quiere quejarse, cuando el sonido de pasos lo hace alarmarse.

Maldición.

Arrastra lejos a Anthony y Blaise, cerca de una de las columnas; confía en que la capa provisional
los haga invisibles, pero a estas alturas nada es suficiente.

Anthony o Blaise, no sabe quién, pero uno de ellos hace un pequeño chillido cuando Moody
aparece caminando con su pata de palo. Los ojos de Draco se entrecierran porque por un momento
había pensado que no lo haría personalmente, que enviaría a otra persona en lugar de ser obvio;
pero su rostro serio frente al cáliz lo hace sentir inquieto.

Hay hechizos volando, que provocan que Anthony sujete su brazo alarmado y que los ojos de
Blaise se agranden cuando el cáliz deja la luz azulada para volverse una rojiza.

Está haciendo lo que se suponía que harían ellos.

¿Magia negra?

No lo sabe, pero parece tratar al cáliz como una entidad viva y el papel en sus manos lejos de su
varita, provoca asco en Draco; no había pensado que habría papel, aunque tiene sentido, ya que
cuando el mago fuera seleccionado en este caso Harry.

Había un papelito con su nombre.

¿Habría copiado su letra?

Si ese no fuera el caso, fallo de parte de Dumbledore por no notarlo.

—Va poner el nombre de Potter, maldita sea Draco, tienes razón— indica Blaise con una pizca de
desconcierto, viéndolo preocupado, como sí fuera la primera vez que lo ve en toda su vida.

Probablemente preguntándose de donde vio semejante pieza de información.

No.

Se supone que iba a evitar justamente esto.

¿Sí saltaba ahora e hizo un escándalo podría detenerlo?


Tal vez, pero tres magos no eran suficiente contra un mortifago, mientras Dumbledore llegaba aquí
nada podría asegurar que los 3 seguirían con vida. En una confrontación directa no estaban
capacitados para la lucha, Draco puede saber muchos hechizos, pero luego de escapar el año
pasado con Sirius, sabe que no está listo para una batalla directa contra magos de mayor calibre.

Puede que nunca lo esté.

Alertar a Dumbledore luego de que Moody ponga el nombre de Harry, no sirve de mucho más que
para saber quién es el enemigo, ya que Dumbledore probablemente haga participar a Harry como
lo hizo en el original.

Pacto de sangre una estupidez.

Vaya mago más fuerte.

Sí salían de alguna forma les descontarían puntos a sus casa (el menor de ambos males), pero
Moody los obligaría a irse y de alguna forma este siempre podría volver.

Ocupa quemar ese papel sin llamar la atención, o tal vez cambiar su contenido; Draco ha dominado
el año pasado el hechizo para cambiar las palabras de una hoja por todos los apuntes que ha
revisado y ensayos de años diferentes al suyo. Pero duda que poner el nombre de algún perro o
mago suministre alguna situación favorable, ocupa un nombre.

Lo necesita ya.

Moody levanta el papel, listo para ingresarlo en el torneo y Draco levanta su varita sin su control,
necesita cambiar ese nombre.

No está seguro que diga el nombre de Harry.

No está seguro que cambiarlo haga alguna diferencia.

—Xanagrápste— susurra el hechizo de reescritura que tanto practico, deseando que las palabras se
cambiaran justo antes de que caigan dentro del cáliz.

El fuego rojo consume el papel, antes que todo vuelva a un azul calmado.

Moody ve todo unos momentos antes de dar media vuelta para caminar, se detiene unos pasos
volteando a ver sobre sus hombros, no en dirección de ellos, pero suficientemente cerca; su ojos se
mueve en todas direcciones, pero nunca exactamente sobre ellos.

Nunca los ve a ellos.

Cuando Moody se va, Anthony y Blaise salen de la cortina luciendo con el rostro pálido.

—¿Fallamos?— pregunta Blaise con una inusual voz de decepción, que Draco decide guardar en
silencio cuando sale debajo de la cortina.

Anthony parece también irritado.

Draco solamente está pálido.

—Tal vez— musita por debajo, atrayendo la mirada de ambos, pero Draco solamente ve el cáliz
con algo de pánico.

Tal vez.
Arruinó todo.

Como al día siguiente era sábado, lo normal habría sido que la mayoría de los alumnos bajaran
tarde a desayunar. Draco quien no durmió hasta altas horas de la noche, quedándose en el pasillo
con Anthony y Blaise intentando hacer alguna combinación de runas que impidiera a Harry
participar sin saber si tienen éxito, ya que nunca pudieron acercarse dentro de la línea como
Moody; solo pudieron irse a dormir antes que amaneciera o alguien llegara. Escapando del Filch
con muy poco tiempo, Draco había intentado dormir un poco, sin éxito; cuando Terry y Michael
despertaron mucho más temprano solamente se dejó arrastrar con ojera detrás de estos.

Anthony con rostro similar y preocupado.

Esto iba salir mal de cualquier forma.

Al bajar al vestíbulo vieron a unas veinte personas agrupadas allí, algunas comiendo tostadas, y
todas contemplando el cáliz de fuego. Lo habían colocado en el centro del vestíbulo, encima del
taburete sobre el que se ponía el Sombrero Seleccionador. En el suelo, a su alrededor, una fina
línea de color dorado formaba un círculo de tres metros de radio.

Circulo que tiene memorizado.

Draco odio al cáliz que había visto hace menos de una hora, Anthony gruñendo a su lado, las
únicas dos personas que no parecían emocionadas.

Volteó en todos lados, pero Blaise no parecía presente.

Con suerte siga durmiendo el bastardo.

—¿Ya ha dejado alguien su nombre?— le preguntó Ron algo nervioso a una de tercero.

Harry saludó a Draco con la mano, aunque rápidamente parecía preocupado por su mirada de sueño
al lado de sus amigos; intento acercarse, pero no pudo porque Ron y Hermione parecían hablar con
otras personas.

Eso no evito la mirada preocupada de este sobre él.

—Todos los de Durmstrang— contestó ella —Pero de momento no he visto a ninguno de


Hogwarts.

Anthony gruñó buscando algo que mordisquear, Padma que estaba viéndolos con ojos
entrecerrados, averiguando que algo pasó al lado de su hermana, les lanzo una bolsa de golosinas;
Draco tomó una esperando aliviarse o despertarse.

Ocupaba café.

Urgente.

—Seguro que lo hicieron ayer después de que los demás nos acostamos— dijo Harry —Yo lo
habría hecho así sí me fuera a presentar: preferiría que no me viera nadie. ¿Y si el cáliz te manda a
freír espárragos?

Bueno gracias a esos comentarios, Draco no se extraña que en la historia original nadie creyera a
este cuando dijo que no puso su nombre.

Alguien se reía detrás de Harry. Al volverse, vio a Fred, George y Lee Jordán que bajaban
corriendo la escalera. Los tres parecían muy nerviosos.

Draco que no estaba tan lejos y podía escuchar, le hubiera querido decir que el cáliz no era tan
inteligente como para enviarlos a freír espárragos.

El mundo de Draco sería más fácil si fuera así.

—Ya está— les dijo Fred a Harry, Ron y Hermione en tono triunfal —Acabamos de tomárnosla.

—¿El qué?— preguntó Ron.

—La poción envejecedora, cerebro de mosquito— respondió Fred.

—Una gota cada uno— explicó George, frotándose las manos con júbilo —Sólo necesitamos ser
unos meses más viejos.

—Sí uno de nosotros gana, repartiremos el premio entre los tres —añadió Lee, con una amplia
sonrisa.

—No estoy muy convencida de que funcione, ¿sabéis? Seguro que Dumbledore ha pensado en eso
— les advirtió Hermione.

Fred, George y Lee no le hicieron caso.

Draco quiso comentar que Hermione estaría sorprendida de la cantidad de cosas a las cuales
Dumbledore probablemente no habría pensado, o que pensó mal.

—¿Listos?— les dijo Fred a los otros dos, temblando de emoción —Entonces, vamos. Yo voy
primero…

Draco observó, poco fascinado, cómo Fred se sacaba del bolsillo un pedazo de pergamino con las
palabras: Fred Weasley, Hogwarts. Fred avanzó hasta el borde de la línea y se quedó allí,
balanceándose sobre las puntas de los pies como un saltador de trampolín que se dispusiera a
tirarse desde veinte metros de altura. Luego, observado por todos los que estaban en el vestíbulo,
tomó aire y dio un paso para cruzar la línea.

Durante una fracción de segundo, Draco creyó que el truco había funcionado y hubiera querido
poder saber la técnica; hasta que recordó que esto no saldría bien. George, desde luego, también lo
creyó, porque profirió un grito de triunfo y avanzó tras Fred. Pero al momento siguiente se oyó un
chisporroteo, y ambos hermanos se vieron expulsados del círculo dorado como sí los hubiera
echado un invisible lanzador de peso.

Cayeron al suelo de fría piedra a tres metros de distancia, haciéndose bastante daño, y para colmo
sonó un ¡plin! y a los dos les salió de repente la misma barba larga y blanca.

En el vestíbulo, todos prorrumpieron en carcajadas. Incluso Fred y George se rieron al ponerse en


pie y verse cada uno la barba del otro.

Anthony hizo una expresión incómoda y un poco de empatía se reflejó en sus ojos, no intentaron
esta clase de pociones la noche anterior, pero las había mencionado una o dos veces; Blaise y
Draco eran buenos en pociones después de todo.
—Os lo advert— dijo la voz profunda de alguien que parecía estar divirtiéndose, y todo el mundo
se volvió para ver salir del Gran Comedor al profesor Dumbledore. Examinó a Fred y George con
los ojos brillantes —Os sugiero que vayáis los dos a ver a la señora Pomfrey. Está atendiendo ya a
la señorita Fawcett, de Ravenclaw, y al señor Summers, de Hufflepuff, que también decidieron
envejecerse un poquito. Aunque tengo que decir que me gusta más vuestra barba que la que les ha
salido a ellos.

Draco lo vio con aburrimiento, ojalá fuera más útil este año.

Duda que lo sea.

Pero se vale soñar.

Fred y George salieron para la enfermería acompañados por Lee, que se partía de risa, y casi todos
en la sala (Draco estaba demasiado cansado para reírse), que también se reían con ganas, entraron a
desayunar.

Habían cambiado la decoración del Gran Comedor. Como era Halloween, una nube de murciélagos
vivos revoloteaba por el techo encantado mientras cientos de calabazas lanzaban macabras sonrisas
desde cada rincón. Vio como el trío dorado se encaminaron hacia donde estaban Dean y Seamus,
que hablaban sobre los estudiantes de Hogwarts que tenían diecisiete años o más y que podrían
intentar participar.

Draco se preguntó en qué momento habían pasado tantos días y como el año iba más rápido de lo
que le gustaría.

—Parece que no dormiste bien anoche— comentó Luna con curiosidad cuando llegó a su lado con
Ginny, la pelirroja tomó asiento al lado de Draco robándole descaradamente una golosina.

—No creo que duerma hasta que el cáliz saque los nombres— gruñe Draco con dolor de cabeza y
el asentimiento de Anthony hace que todos los vean con sospecha.

Alguien va a comentar algo, pero Padma está pasando tiempo con su hermana, así que son
silenciados cuando otra persona aparece.

Draco tiene que pestañear un momento, volver a pestañear para confirmar que Harry ha aparecido
empujando a Ginny para sentarse a su lado; la pelirroja parece algo sorprendida ahora al lado de
Harry, pero en lugar de su rostro usualmente maravillado por estar al lado de su futuro esposo
como cuando era de primer año, parece casi divertida.

Todos voltean a ver a Harry, quien está tranquilamente tomando las golosinas que Ginny le quitó y
comer alguna.

—Parece que no has dormido bien— señala Harry como sí siempre hubiera estado con ellos.

Draco quiere decir algo, aunque da una toma doble cuando jura escuchar a Michael chillar en voz
baja algo similar a “Drarry” de forma muy fan-girl de niña adolescente con banda famosa; voltea a
ver a Ron y Hermione algo alejados, quienes ven curiosos en su dirección, pero no parecen
molestos.

—Estaba algo ocupado, estudiando runas— dice Draco con un encogimiento de hombros y de
alguna forma es tan cierto, que Anthony emboza una sonrisa irónica.

Harry asiente pensativo, viendo de reojo a Ginny quien luego de un rato suspira alejándose un poco
de Harry con las manos en el aire.
—Para alguien que no le gusta compartir su espacio personal, debo decir que estas muy cerca de
Draco— comenta Ginny con malicia, Draco se siente confundido.

¿No le gusta invadir el espacio personal de otros?

Bueno, ciertamente ese no es Harry, quien lo sujeta de la muñeca cada que puede y ha invadido
anteriormente su espacio personal.

Antes que pueda defenderse es detenido.

—¡Escuchad!— dijo Hermione repentinamente.

En el vestíbulo estaban lanzando vítores. Se volvieron todos en sus asientos y vieron entrar en el
Gran Comedor, sonriendo con un poco de vergüenza, a Angelina Johnson. Era una chica de piel
oscura, alta, que jugaba como cazadora en el equipo de quidditch de Gryffindor. Angelina fue
hacia ellos, se sentó y dijo:

—¡Bueno, lo he hecho! ¡Acabo de echar mi nombre!

—¡No puedo creerlo!— exclamó Ron, impresionado.

—Pero ¿tienes diecisiete años?— inquirió Harry a su lado confundido.

—Parece que si— dice Luna de forma soñadora.

—Mi cumpleaños fue la semana pasada— explicó Angelina.

—Bueno, me alegro de que entre alguien de Gryffindor— declaró Hermione —¡Espero que quedes
tú, Angelina!

Draco no pudo estar más de acuerdo con Hermione.

—Gracias, Hermione— contestó Angelina sonriéndole.

—Sí, mejor tú que Diggory el hermoso— dijo Seamus, lo que arrancó miradas de rencor de unos
de Hufflepuff que pasaban al lado.

—Buen culo— escuchó a Ginny decir divertida, trayendo risas de todos menos de Harry que se
enfurruño viéndolo de reojo.

—Ahora que lo pienso, debería trabajar en lo de la lágrima de la sirena— habla Draco al aire,
pensando que no podría quedarse todo el día aquí.

Harry gira a verlo curioso como Ginny, ambos intercambiando una mirada de incredulidad cuando
todos los Ravenclaw presentes asintieron.

Un alboroto los hizo desviar la mirada.

Los estudiantes de Beauxbatons estaban entrando por la puerta principal, provenientes de los
terrenos del colegio, y entre ellos llegaba la chica veela. Los que estaban alrededor del cáliz de
fuego se echaron atrás para dejarlos pasar, y se los comían con los ojos. Madame Maxime entró en
el vestíbulo detrás de sus alumnos y los hizo colocarse en fila. Uno a uno, los alumnos de
Beauxbatons fueron cruzando la raya de edad y depositando en las llamas de un blanco azulado sus
pedazos de pergamino. Cada vez que caía un nombre al fuego, éste se volvía momentáneamente
rojo y arrojaba chispas.
Vaya.

Sin dudarlo

Aunque si todos vinieron aquí, debe ser por lo mismo, Draco admiro su interés.

Cuando todos los estudiantes de Beauxbatons hubieron presentado sus nombres, Madame Maxime
los hizo volver a salir del castillo.

—Aburrido— escuchó decir a Terry, ganando risas de Michael y Luna.

—Creo que tal vez deberíamos ir a dormir un rato— comentó Anthony tragándose un bostezo y
Draco que usualmente era un adicto al trabajo no podría estar más de acuerdo.

—Oh, quería invitarlos a ir donde Hagrid— Draco dudaba que la invitación de Harry fuera para
todos, pero para su sorpresa sus amigos no parecieron ofendidos.

Terry empujó a Michael que parecía recio a irse, Luna rápidamente salto tomando de las manos a
Ginny, quienes se fueron riendo divertidas; Anthony parecía entre dudar o irse, pero su rostro
estaba cansado y Draco no quería más que su cama.

—Draco— gruño Anthony queriendo irse, Draco también quería buscar a Blaise, pero ir a las
mazmorras podría significar ver a Theo.

Draco no sabe cómo esta su situación con Theo.

No quiere saberlo ahora mismo.

Si todo sale bien, mañana hablaría con él.

—Lo siento Harry, realmente necesito dormir… deberías ir con tus amigos, sí quieres puedes
pasarte ahora por la torre Ravenclaw, aunque dudo que no hagamos nada más que dormir.

—Acaparador de mantas.

—Supéralo Goldstein.

Harry parecía reticente a irse ahora, pero la llamada alarmada de Hermione lo hizo lucir derrotado
antes de dar media vuelta para irse corriendo.

Si.

Draco rápidamente cayó sobre su cama disfrutando la suavidad de esta, si bien sus pensamientos
sobre el cáliz lo tenían inquieto a media tarde empezó a caer una lluvia suave que literalmente lo
arrulló hasta la inconciencia. Resultaba muy agradable estar dormido en su cama, mientras
Anthony roncaba ligeramente en la cama a su lado; sus amigos probablemente harían cosas más
divertidas.

Draco necesitaba urgentemente dormir.

Esperando que cuando todo esto terminara, todo saliera bien.

Continuará…
Chapter End Notes

Originalmente el capítulo iba a terminar cuando se hiciera la ceremonia, pero se me


estaba alargando mucho y tuve que detenerme. Muchas cosas aquí son muy similares
al libro, pero es porque el torneo es algo que no se piensa cambiar en muchas cosas…
pero en otras sí. Hay muchas escenas de otros personajes que no pasan en la historia
original.
Capítulo 7: En este caso cuatro magos no son mejor que tres.
Chapter Summary

Se han elegido a los campeones, Ravenclaw no esta feliz con Draco.

Chapter Notes

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Otra vez en el mismo campo de flores, Draco hubiera querido olvidar este sueño, aunque una
mejoría con aparecer en medio de un lago ahogándose era igual de tedioso; se preguntó sí alguna
vez podría tener una noche sin pesadillas o sueños paranormales que lo dejan más confundido de
lo que ya está. Su vida podría ser fácil, pero todo parecía ser un video juego puesto en la
categoría más difícil, modo extremo templo de agua versión sobreviviente.

Draco tiene una teoría, a lo largo de su vida, solamente las teorías mantienen un poco de su
cordura.

Estos sueños tienen un significado.

Así de anormal como suena, no puede darle otra explicación lógica, estos sueños es algo o alguien
queriendo darle a conocer algo.

No es raro.

Es una reencarnación con recuerdos de su vida pasada, que tal vez no fuera su primera vida;
sueños premonitorios o explicativos es la menor de sus preocupaciones.

Lo único malo es que no son claros.

¿Acaso es muy difícil?

No.

No lo es.

Alguien con control podría decirte en un sueño, ve a tal lado y haz tu deber, en lugar de enviarle
sueños anormales por años que se pueden convertir en tu boggart; la vida parece burlarse
constantemente de Draco a estas alturas.

El lago es algo que no entiende, ser intentado ahogar y ver a su hermana en otra vida morir;
ahora un campo de flores con voces a lo lejos. Que no se diga que el dueño de estos pensamientos
al menos no tiene creatividad y formas abstractas de decir sus cosas.

Su pensamiento irónico tarda un segundo, antes que todo se vuelva oscuro de repente como sí los
colores del ambiente fueran grises; voltea a ver molesto al cielo, pensando que alguien escuchó
sus pensamientos y se está vengando.

Delicados.

Un canto familiar a lo lejos lo distrae, la nana que ha aprendido de memoria parece guiarlo
dentro del campo de flores al único lugar que parece tener color. Se alegra que el caminar esta
vez lo deje acercarse un poco más al lugar, donde la misma mujer de cabellera negra se encuentra
de espaldas a él; pero no hay hombre esta vez y en su lugar se encuentra está meciendo algo entre
sus manos.

Al intentar acercarse más, es como sí algo lo atara al suelo y Draco gimotea viendo al cielo.

—¿En serio —musita incrédulo a cualquier deidad presente, antes de maldecir y voltear a ver a la
mujer sobre el mismo árbol arrullando lo que parece un niño.

—Lyra— la voz de la mujer lo hizo estremecerse, tan similar a la del relicario que intentó
controlarlo y tan diferente que era perturbador.

Esta voz estaba llena de cariño, de honestidad, del calor de una madre.

Como su madre.

Quiere acercarse, pero sus pies parecen pegados al suelo, la risa cantarina de la bebé hace que
Draco quiera aproximarse; como sí algo dentro de él estuviera luchando por acercarse. De
repente esta parece a punto de voltear a verlo, su cabellera es un desastre por el viento dentro del
lugar y no puede más que ver unos ojos verdes dentro de esa melena indomable.

—¿Orion?— la voz de la mujer es lo último que escucha, antes que algo lo agite por todos lados.

—Levántate Draco— gruñe Michael y Draco nunca estuvo más cerca de asesinar a alguien que en
este momento de su vida.

Gimotea con la almohada en su cara, lanzando puños al aire libre, maldiciendo toda su situación
antes de levantarse derrotado para ir al estúpido banquete. Va enfurruñado con todos, quienes le
dan su espacio y no dicen nada cuando toma asiento masticando una manzana verde de forma
gruñona.

—Se supone que dormir ayuda a sentirse mejor— susurra de forma no tan sutil Michael a Terry,
quien se encoge de hombros.

De reojo nota la presencia del trío dorado hablando entre ellos, puede ver a Ginny con sus
Gryffindor e incluso a Megumi con algunos niños de su edad en Hufflepuff; su mirada por último
recae en Blaise, que parece verse un poco verde a diferencia de su usual tono estoico.

Si.

Unirlo a su grupo no fue tan bueno para el chico, pero en su defensa, Blaise quería formar parte de
su grupo de aventuras; o algo parecido.

El Gran Comedor, iluminado por velas, estaba casi abarrotado. Habían quitado del vestíbulo el
cáliz de fuego y lo habían puesto delante de la silla vacía de Dumbledore, sobre la mesa de los
profesores.

Draco quiso vomitar al verlo, meditando sobre sí podría hacerlo explotar sií realmente lo intentaba.

—Me pregunto quién será el campeón de Hogwarts— musitó Padma de forma pensativa y
Anthony lo vio de manera inquieta.

No le había dicho a Anthony o a Blaise sobre usar el hechizo para cambiar el nombre del papel de
Moody, solamente sabían que intentaron todo lo posible y ahora es probable que todo se vaya al
carajo. Bueno si el nombre de Harry inevitablemente hará dos cosas, la primera ayudarlo a
sobrevivir y la segunda ir corriendo donde Dumbledore para anunciar la presencia de un mortifago
entre ellos.

Podría salir muy mal, no sabe que tanto el falso Moody ha amañado el torneo o que podría hacer si
es acorralado; tampoco quiere confiar en Dumbledore.

No quiere confrontar al falso Moody, porque eso sería ir completamente al directo contra
Voldemort y no sabe que tanto afecta a su familia; le gustaba el trabajo sutil y al menos que
pudiera asesinar a alguien a sangre fría (tristemente Draco no es un asesino despiadado) su
intervención podría ponerlos muy en la mira.

Suficiente tenía con apoyar públicamente a Sirius.

El banquete de Halloween les pareció mucho más largo de lo habitual. Quizá porque era su
segundo banquete en dos días, Draco no disfrutó la insólita comida tanto como la habría disfrutado
cualquier otro día. Como todos cuantos se encontraban en el Gran Comedor. A juzgar por los
cuellos que se giraban continuamente, las expresiones de impaciencia, las piernas que se movían
nerviosas y la gente que se levantaba para ver si Dumbledore ya había terminado de comer.

Draco sólo deseaba que la cena terminara y anunciaran quiénes habían quedado seleccionados
como campeones.

Para ver sí pudo hacer algo, sí falló, sí era un idiota, saber quién moriría.

También debería ayudar a Cedric.

No lo quería muerto, le agradaba Cedric, era un buen descanso para los ojos.

Por fin, los platos de oro volvieron a su original estado inmaculado. Se produjo cierto alboroto en
el salón, que se cortó casi instantáneamente cuando Dumbledore se puso en pie. Junto a él, el
profesor Karkarov y Madame Maxime parecían tan tensos y expectantes como los demás. Ludo
Bagman sonreía y guiñaba el ojo a varios estudiantes. El señor Crouch, en cambio, no parecía nada
interesado, sino más bien aburrido.

—Bien, el cáliz está casi preparado para tomar una decisión— anunció Dumbledore —Según me
parece, falta tan sólo un minuto. Cuando pronuncie el nombre de un campeón, le ruego que venga
a esta parte del Gran Comedor, pase por la mesa de los profesores y entre en la sala de al lado—
indicó la puerta que había detrás de su mesa —donde recibirá las primeras instrucciones.

Si, Draco quería tomar una cubeta y vomitar, por las expresiones de Anthony, este podía estar
compartiendo su cubeta.

Sacó la varita y ejecutó con ella un amplio movimiento en el aire. De inmediato se apagaron todas
las velas salvo las que estaban dentro de las calabazas con forma de cara, y la estancia quedó casi a
oscuras. No había nada en el Gran Comedor que brillara tanto como el cáliz de fuego, y el fulgor
de las chispas y la blancura azulada de las llamas casi hacia daño a los ojos. Todo el mundo
miraba, expectante. Algunos consultaban los relojes.

De pronto, las llamas del cáliz se volvieron rojas, y empezaron a salir chispas. A continuación,
brotó en el aire una lengua de fuego y arrojó un trozo carbonizado de pergamino. La sala entera
ahogó un grito.

Dumbledore cogió el trozo de pergamino y lo alejó tanto como le daba el brazo para poder leerlo a
la luz de las llamas, que habían vuelto a adquirir un color blanco azulado.

—El campeón de Durmstrang— leyó con voz alta y clara —será Viktor Krum.

¿Era incluso una novedad?

Meditó Draco, al tiempo que una tormenta de aplausos y vítores inundaba el Gran Comedor. Draco
vio a Krum levantarse de la mesa de Slytherin y caminar hacia Dumbledore. Se volvió a la
derecha, recorrió la mesa de los profesores y desapareció por la puerta hacia la sala contigua.

—¡Bravo, Viktor!— bramó Karkarov, tan fuerte que todo el mundo lo oyó incluso por encima de
los aplausos —¡Sabía que serías tú!

Que no se diga que los profesores no tienen a sus favoritos.

Bueno, con Dumbledore en Hogwarts, claramente Harry también era un favorito destacado, era un
poco triste de pensar.

Draco debe estar en la categoría de estudiante menos favorito, nunca le hizo nada malo
directamente, pero Draco puede imaginarlo.

Se apagaron los aplausos y los comentarios. La atención de todo el mundo volvía a recaer sobre el
cáliz, cuyo fuego tardó unos pocos segundos en volverse nuevamente rojo. Las llamas arrojaron un
segundo trozo de pergamino.

—La campeona de Beauxbatons— dijo Dumbledore —es ¡Fleur Delacour!

Nuevamente, ninguna sorpresa.

—¡Mira a los demás!— dijo Padma incrédula elevando la voz por encima del alboroto, y señalando
con la cabeza al resto de los alumnos de Beauxbatons.

Dos de las chicas que no habían resultado elegidas habían roto a llorar, y sollozaban con la cabeza
escondida entre los brazos.

Draco quiso decirles que lo mejor era estar fuera, pero tampoco pudo hacer mucho cuando su pie
comenzó a moverse bajo su mesa casi sin control.

Cuando Fleur Delacour hubo desaparecido también por la puerta, volvió a hacerse el silencio, pero
esta vez era un silencio tan tenso y lleno de emoción, que casi se palpaba.

—El siguiente sería el campeón de Hogwarts…— Y el cáliz de fuego volvió a tornarse rojo;
saltaron chispas, la lengua de fuego se alzó, y de su punta Dumbledore retiró un nuevo pedazo de
pergamino —El campeón de Hogwarts— anunció —es ¡Cedric Diggory!

—¡No!— Draco casi pudo escuchar algo así desde la mesa Gryffindor, pero había mucho sonido y
demasiado estruendo.
Los ojos de Draco vieron preocupados como Cedric sonreía y la mesa de al lado era demasiado
estruendoso. Todos y cada uno de los alumnos de Hufflepuff se habían puesto de repente de pie,
gritando y pataleando, mientras Cedric se abría camino entre ellos, con una amplia sonrisa, y
marchaba hacia la sala que había tras la mesa de los profesores. Naturalmente, los aplausos
dedicados a Cedric se prolongaron tanto que Dumbledore tuvo que esperar un buen rato para poder
volver a dirigirse a la concurrencia.

El corazón de Draco comenzó a latir con fuerza, su respiración era un poco errática y su puño se
apretó debajo de la mesa.

Odiaba la sensación del tiempo corriendo.

Odiaba que se sintiera lento y al mismo momento todo era tan rápido.

¿Hice lo correcto?

¿Funcionó?

El nombre de Harry no había salido, entonces tal vez, solo tal vez, podría ayudar a su amigo.

¿Cuál es el costo que tiene que pagar?

—¡Estupendo!— dijo Dumbledore en voz alta y muy contento cuando se apagaron los últimos
aplausos —Bueno, ya tenemos a nuestros tres campeones. Estoy seguro de que puedo confiar en
que todos vosotros, incluyendo a los alumnos de Durmstrang y Beauxbatons, daréis a vuestros
respectivos campeones todo el apoyo que podáis. Al animarlos, todos vosotros contribuiréis de
forma muy significativa a…

Pero Dumbledore se calló de repente, y fue evidente para todo el mundo por qué se había
interrumpido.

Draco quiso ver el cáliz, pero en su lugar sus ojos se fijaron en Anthony frente a él, que parecía
verlo con incredulidad; como si en el último instante hubiera querido que todo lo que dijo fuera
una broma.

Tendría tantas respuestas que dar sí algo funcionaba y sí no fuera así, igualmente dudaba que
Blaise o Anthony pasaran un día sin preguntar que estaba haciendo.

Contra su voluntad volteó a ver como el fuego del cáliz había vuelto a ponerse de color rojo. Otra
vez lanzaba chispas.

Una larga lengua de fuego se elevó de repente en el aire y arrojó otro trozo de pergamino.

Dumbledore alargó la mano y lo cogió. Lo extendió y miró el nombre que había escrito en él.
Hubo una larga pausa, durante la cual Dumbledore contempló el trozo de pergamino que tenía en
las manos, mientras el resto de la sala lo observaba. Finalmente, Dumbledore se aclaró la garganta
y leyó en voz alta:

Su mirada era casi en shock, pero cuando levanto el rostro.

No dijo el nombre de Harry.

—Draco Malfoy.

El silencio era ensordecedor, Draco pudo sentir como todos lo miraban, pero solo pudo enfocar su
rostro en Anthony; el rostro de su amigo parecía brillar en comprensión y volteo a verlo con
incredulidad. La pregunta en su rostro era clara que no necesitaba decir nada para entenderla.

¿Dime que no lo hiciste?

Draco tragó saliva dándole una mirada de reojo a Blaise, que reflejaba la misma pregunta de
Anthony con frialdad e incredulidad.

Si.

Tantas respuestas tendrían que dar después de esto.

Draco permaneció sentado, consciente de que todos los presentes que estaban en el Gran Comedor
lo miraban. Se sentía aturdido, atontado. Debía de estar soñando. O no había oído bien. Nadie
aplaudía. Un zumbido como de abejas enfurecidas comenzaba a llenar el salón. Algunos alumnos
se levantaban para ver mejor a Draco, que seguía inmóvil, sentado en su sitio.

Lo hizo.

Realmente funcionó.

Cuando cambió nombres, funcionó.

Aunque el precio tal vez era demasiado caro, porque si hizo un repaso mental, la segunda prueba
tiene un alto porcentaje de asesinarlo.

En la mesa de los profesores, la profesora Flitwick se levantó y se acercó a Dumbledore, con el que
cuchicheó impetuosamente. El profesor Dumbledore inclinaba hacia ella la cabeza, frunciendo un
poco el entrecejo.

Draco no vio a nadie, pero le dio una disculpa mental a Padma.

Le explicaría, solo necesitaba un momento para procesar, que tal vez el cambio de la historia es
una total locura.

Iba a morir.

Maldita sea.

Iba a morir.

Draco no quiere morir, el año pasado tuvo un pequeño encuentro con la muerte cuando fue
poseído, pero eso no significa que quiera morir; aunque también podría morir por un dragón en la
primera prueba, eso sería asombroso.

No.

Draco malo no pienses en eso.

Lo peor de todo es que técnicamente si había puesto su nombre en el cáliz, cuando sus padres se
enteraran, bueno.

En la mesa de los profesores, Dumbledore se irguió e hizo un gesto afirmativo a la profesora


McGonagall.

—¡Draco Malfoy!— llamó —¡Draco! ¡Levántate y ven aquí, por favor!— casi parece aturdida y
obligándose hablar.

Eso casi valió la pena la locura.

Limpiando una mancha invisible en su labio, Draco se puso de pie grácilmente y con el mentón en
alto, su plan la noche anterior no había sido probablemente el más optimo en cualquier condición;
pero había aprendido con los años en Hogwarts, a que las locuras era mejor tomarlas conforme
llegaban y montarse en la ola de la mejor forma posible.

Caminó por el salón donde nadie dijo o hizo nada, rostros incrédulos y, por último, el rostro
aturdido de Moody que casi hizo que todo esto fuera disfrutable.

—Vamos— se susurró a si mismo dándose valor.

Le pareció un camino relativamente corto, en la película recordaba que Dumbledore había estado
alterado y tal vez fuera porque se trataba de Draco, ahora solo parecía en shock como en todos. La
mesa de los profesores no parecía hallarse más cerca, aunque él caminara hacia ella, y notaba la
mirada de cientos y cientos de ojos, como si cada uno de ellos fuera un reflector. El zumbido se
hacía cada vez más fuerte. Después de lo que le pareció un pestañeo, se halló delante de
Dumbledore y notó las miradas de todos los profesores.

—Bueno… cruza la puerta, Draco— dijo Dumbledore, sin sonreír.

Estaba alarmado.

No pudo evitarlo, en medio de los nervios Draco sonrió y eso provocó que el rostro de Dumbledore
se oscureciera un momento.

Draco pasó por la mesa de profesores. Hagrid, sentado justo en un extremo, no le guiñó un ojo, ni
levantó la mano, ni hizo ninguna de sus habituales señas de saludo. Parecía completamente
aturdido y, al pasar Draco, lo miró como hacían todos los demás.

Como un funeral.

Sí Draco moría este año en alguna prueba, esperaba que su funeral al menos fuera un poco más
divertido.

Draco salió del Gran Comedor y se encontró en una sala más pequeña, decorada con retratos de
brujos y brujas. Delante de él, en la chimenea, crepitaba un fuego acogedor. Cuando entró, las
caras de los retratados se volvieron hacia él. Vio que una bruja con el rostro lleno de arrugas salía
precipitadamente de los límites de su marco y se iba al cuadro vecino, que era el retrato de un
mago con bigotes de foca. La bruja del rostro arrugado empezó a susurrarle algo al oído.

Si.

Los cuadros nunca fueron amables con él tampoco.

Viktor Krum, Cedric Diggory y Fleur Delacour estaban junto a la chimenea. Con sus siluetas
recortadas contra las llamas, tenían un aspecto curiosamente imponente. Krum, cabizbajo y
siniestro, se apoyaba en la repisa de la chimenea, ligeramente separado de los otros dos. Cedric, de
pie con las manos a la espalda, observaba el fuego. Fleur Delacour lo miró cuando entró y volvió a
echarse para atrás su largo pelo plateado.

—¿Qué pasa?— preguntó, creyendo que había entrado para transmitirles algún mensaje —
¿Quieguen que volvamos al comedog?
Si.

Bueno, lamentaba ser portador de malas noticias, pero ya que estaba en medio del caos; sonrió de
forma cordial.

—No, de hecho, el cáliz mágico me señaló como cuarto integrante del torneo— habla con tono
tranquilo, provocando que Cedric gire a verlo con expresión incrédula; hay un vago destello de
reconocimiento en sus ojos al verlo que lo hace ofendido.

No es que esperara esto, si fuera por Draco no haría esto.

Pero Harry era su amigo, uno que ya había sufrido bastante, no iba dejarlo en el torneo de la muerte
si puede evitarlo.

—Pego es imposible— saltó Fleur con rostro ofendido.

Viktor lo vio tampoco sin creerle y Draco se encogió de hombros.

—Bienvenidos a Hogwarts, las cosas nunca salen bien aquí.

Oyó detrás un ruido de pasos apresurados. Era Ludo, que entraba en la sala. Cogió del brazo a
Draco y lo llevó hacia delante, o al menos eso intentó.

—¡Extraordinario!— susurró, apretándole el brazo —¡Absolutamente extraordinario! Caballeros…


señorita— añadió, acercándose al fuego y dirigiéndose a los otros tres —¿Puedo presentarles, por
increíble que parezca, al cuarto campeón del Torneo de los Tres Magos?

Draco lo apartó de un manotazo, sujetando su brazo contra su cuerpo; no muy fanático de adultos
extraños que lo enviaban casi volando por el lugar.

Viktor Krum se enderezó. Su hosca cara se ensombreció al examinar a Draco. Cedric parecía
desconcertado: pasó la vista de Bagman a Draco y Draco a Bagman como s estuviera convencido
de que había oído mal. Fleur Delacour, sin embargo, se sacudió el pelo y dijo con una sonrisa:

—¡Oh, un chiste muy divegtido, señog Bagman!

—¿Un chiste?— repitió Bagman, desconcertado —¡No, no, en absoluto! ¡El nombre de Draco
acaba de salir del cáliz de fuego!

No sabe porque esta emocionado, entendería porque estaría emocionado si fuera Harry, pero Draco
no goza de popularidad.

Así que no.

No entiende su actitud.

Krum contrajo levemente sus espesas cejas negras. Cedric seguía teniendo el mismo aspecto de
cortés desconcierto. Fleur frunció el entrecejo.

—Pego es evidente que ha habido un egog— le dijo a Bagman con desdén —Él no puede
competig. Es demasiado joven.

—Bueno… esto ha sido muy extraño— reconoció Bagman, frotándose la barbilla impecablemente
afeitada y mirando sonriente a Draco, pero al notarlo se veía un poco falso —Pero, como sabéis, la
restricción es una novedad de este año, impuesta sólo como medida extra de seguridad. Y como su
nombre ha salido del cáliz de fuego… Quiero decir que no creo que ahora haya ninguna
posibilidad de hacer algo para impedirlo. Son las reglas, Draco, y no tienes más remedio que
concursar. Tendrás que hacerlo lo mejor que puedas…

Oh.

Estaba actuando así porque no hay opciones, no porque le importe a Draco, además de que debe
suponer lo que se va armar cuando sus padres se enteren de todo lo que sucede. No ha
intercambiado cartas con sus padres, excepto para asegurarle a su madre que está bien, pero ha
limitado el contacto el último mes por… lo sucedido en el mundial.

Espacio había pedido.

Pero ahora.

Si.

Un caos el que se iba armar con la familia Malfoy.

Detrás de ellos, la puerta volvió a abrirse para dar paso a un grupo numeroso de gente: el profesor
Dumbledore, seguido de cerca por el señor Crouch, el profesor Karkarov, Madame Maxime, la
profesora McGonagall y el profesor Snape. Antes de que la profesora McGonagall cerrara la
puerta, Draco oyó el rumor de los cientos de estudiantes que estaban al otro lado del muro.

—¡Madame Maxime!— dijo Fleur de inmediato, caminando con decisión hacia la directora de su
academia —¡Dicen que este niño también va a competig!

Esperemos que no, piensa Draco de forma distraída, todavía siendo solamente un espectador del
caos.

Madame Maxime se había erguido completamente hasta alcanzar toda su considerable altura. La
parte superior de la cabeza rozó en la araña llena de velas, y el pecho gigantesco, cubierto de satén
negro, pareció inflarse.

—¿Qué significa todo esto, Dumbledog?— preguntó imperiosamente.

—Es lo mismo que quisiera saber yo, Dumbledore— dijo el profesor Karkarov. Mostraba una
tensa sonrisa, y sus azules ojos parecían pedazos de hielo —¿Dos campeones de Hogwarts? No
recuerdo que nadie me explicara que el colegio anfitrión tuviera derecho a dos campeones. ¿O es
que no he leído las normas con el suficiente cuidado?

Soltó una risa breve y desagradable.

No le agradaba, en lo absoluto, pero oye, tenía razón.

—C’est!— exclamó Madame Maxime, apoyando su enorme mano llena de soberbias cuentas de
ópalo sobre el hombro de Fleur —Hogwag no puede teneg dos campeones. Es absolutamente
injusto.

Draco sabe que algo está mal con su colegio, cuando está a favor de los dos directores de otras
instituciones antes que la suya.

¿Qué dirá su madre cuando se entere?

Probablemente intentaría asesinarlo.

No tenía que ir muy lejos, esta noche probablemente Padma lo intentaría asesinar.
—Creíamos que tu raya de edad rechazaría a los aspirantes más jóvenes, Dumbledore— añadió
Karkarov, sin perder su sonrisa, aunque tenía los ojos más fríos que nunca —De no ser así,
habríamos traído una más amplia selección de candidatos de nuestros colegios.

Si bueno, sobre eso, una gran complicación supone.

Todo era un caos.

Draco curiosamente prefería estar aquí, el caos era menor del que le esperaba de regreso en la torre
Ravenclaw.

Eso es decir algo.

El profesor Dumbledore miró a Draco, y éste le devolvió la mirada, intentando descifrar la


expresión de los ojos tras las gafas de media luna.

—¿Echaste tu nombre en el cáliz de fuego, Draco?— le preguntó Dumbledore con tono calmado.

¿Así pasaba en la película?

Draco tenía otra imagen en su mente, tal vez distorsionada, porque juraría que sería más caos;
aunque puede que fuera porque era Draco y no Harry el que presentaba esta situación.

—No— contestó Draco, no mentía, no lo hizo.

Exactamente.

El papel estaba en la mano de Moody, así que este fue quien hizo cualquier movimiento.

—¿Le pediste a algún alumno mayor que echara tu nombre en el cáliz de fuego?— inquirió el
director.

—No— respondió Draco encogiéndose de hombros.

—¡Ah, pog supuesto está mintiendo!— gritó Madame Maxime.

Bueno ahí va el aprecio que le tenía.

—Él no pudo cruzar la raya de edad— dijo severamente la profesora McGonagall —Supongo que
todos estamos de acuerdo en ese punto…

—Dumbledog pudo habeg cometido algún egog— replicó Madame Maxime, encogiéndose de
hombros.

Ahí de regreso al aprecio, cualquier opositor de Dumbledore que no fuera un mago oscuro, iba a su
libro de potenciales aliados.

—Por supuesto, eso es posible— admitió Dumbledore por cortesía.

Es muy aburrido cuando lo dice de esa forma, le quita emoción.

—¡Sabes perfectamente que no has cometido error alguno, Dumbledore!— repuso airada la
profesora McGonagall —¡Por Dios, qué absurdo! ¡Draco no pudo traspasar por sí mismo la raya!
Y, puesto que el profesor Dumbledore está seguro de que Draco no convenció a ningún alumno
mayor para que lo hiciera por él, mi parecer es que eso debería bastarnos a los demás.
Y le dirigió al profesor Snape una mirada encolerizada.

Este seguía taladrándolo con la mirada.

Draco seguía ignorándolo.

—Señor Crouch… señor Bagman— dijo Karkarov, de nuevo con voz afectada —ustedes son
nuestros jueces imparciales. Supongo que estarán de acuerdo en que esto es completamente
irregular.

Bagman se pasó un pañuelo por la cara, redonda e infantil, y miró al señor Crouch, que estaba
fuera del círculo iluminado por el fuego de la chimenea y tenía el rostro medio oculto en la sombra.
Su aspecto era vagamente misterioso, y la semioscuridad lo hacía parecer mucho más viejo,
dándole una apariencia casi de calavera. Pero, al hablar, su voz fue tan cortante como siempre:

—Hay que seguir las reglas, y las reglas establecen claramente que aquellas personas cuyos
nombres salgan del cáliz de fuego estarán obligadas a competir en el Torneo.

—Bien, Barty conoce el reglamento de cabo a rabo— dijo Bagman, sonriendo y volviéndose hacia
Karkarov y Madame Maxime, como sí el asunto estuviera cerrado.

—Insisto en que se vuelva a proponer a consideración el nombre del resto de mis alumnos— dijo
Karkarov. La sonrisa y el tono afectado habían desaparecido. De hecho, la expresión de su rostro
no era nada agradable —Vuelve a sacar el cáliz de fuego, y continuaremos añadiendo nombres
hasta que cada colegio cuente con dos campeones. No pido más que lo justo, Dumbledore.

—Pero, Karkarov, no es así como funciona el cáliz de fuego— objetó Bagman —El cáliz acaba de
apagarse y no volverá a arder hasta el comienzo del próximo Torneo.

—¡En el que, desde luego, Durmstrang no participará!— estalló Karkarov —¡Después de todos
nuestros encuentros, negociaciones y compromisos, no esperaba que ocurriera algo de esta
naturaleza! ¡Estoy tentado de irme ahora mismo!

—Ésa es una falsa amenaza, Karkarov— gruñó una voz, junto a la puerta —Ahora no puedes
retirar a tu campeón. Está obligado a competir. Como dijo Dumbledore, ha firmado un contrato
mágico vinculante. Te conviene, ¿eh?

Moody acababa de entrar en la sala. Se acercó al fuego cojeando, y, a cada paso que daba,
retumbaba la pata de palo.

La mirada fría del hombre sobre él, hizo que Draco pusiera su mejor cara de inocencia.

No lo delataría.

No por ahora.

¿El falso Moody intentaría asesinarlo?

Esta tensión en su cuerpo, como Harry sobrevivió esto en el canon, es un misterio para Draco.

—¿Que sí me conviene?— repitió Karkarov —Me temo que no te comprendo, Moody.

—¿No me entiendes?— dijo Moody en voz baja —Pues es muy sencillo, Karkarov. Tan sencillo
como que alguien eche el nombre de Malfoy en ese cáliz sabiendo que si sale se verá forzado a
participar.
—¡Evidentemente, alguien tenía mucho empeño en que Hogwag el doble de opogiunidades!—
declaró Madame Maxime.

—Estoy completamente de acuerdo, Madame Máxime— asintió Karkarov, haciendo ante ella una
leve reverencia —Voy a presentar mi queja ante el Ministerio de Magia y la Confederación
Internacional de Magos…

—Sí alguien tiene motivos para quejarse es Malfoy— gruñó Moody —y, sin embargo, es
curioso… No le oigo decir ni medio…

El ceño de Draco se frunció

—¿Y pog qué tendgía que quejagse?— estalló Fleur Delacour, dando una patada en el suelo —Va
a podeg pagticipag, ¿no? ¡Todos hemos soñado dugante semanas y semanas con seg elegidos! Mil
galeones en metálico… ¡es una pog la que muchos moguiguían!

No necesita el dinero, muchas gracias, pero el comentario quedo ahogado en su garganta ante la
persistente mirada de Severus sobre él.

—Tal vez alguien espera que Malfoy muera por ella— replicó Moody, con un levísimo matiz de
exasperación en la voz.

A estas palabras les siguió un silencio extremadamente tenso. Ludo Bagman, que parecía muy
nervioso, se alzaba sobre las puntas de los pies y volvía apoyarse sobre las plantas.

—Pero hombre, Moody… ¡vaya cosas dices!— protestó.

No.

Joder.

Dice la verdad.

Draco volteó a ver a Moody alarmado, pensando seriamente que estaría enojado o haría alguna
apertura, pero de alguna forma parecía más meditabundo que otra cosa.

No.

Imposible.

Nadie lo quería muerto no a él, querían muerto a Potter.

¿O no?

Claro que lo había enojado, pero no tanto para querer matarlo, esperaba.

—Como todo el mundo sabe, el profesor Moody da la mañana por perdida si no ha descubierto
antes de la comida media docena de intentos de asesinato— dijo en voz alta Karkarov —Por lo que
parece, ahora les está enseñando a sus alumnos a hacer lo mismo. Una rara cualidad en un profesor
de Defensa Contra las Artes Oscuras, Dumbledore, pero no dudo que tenías tus motivos para
contratarlo.

—Conque imagino cosas, ¿eh?— gruñó Moody —Conque veo cosas, ¿eh? Fue una bruja o un
mago competente el que echó el nombre del muchacho en el cáliz.

—¡Ah!, ¿qué prueba hay de eso?— preguntó Madame Maxime, alzando sus enormes manos.
—¡Que consiguió engañar a un objeto mágico extraordinario!— replicó Moody —Para hacerle
olvidar al cáliz de fuego que sólo compiten tres colegios tuvo que usarse un encantamiento
confundidor excepcionalmente fuerte… Porque creo estar en lo cierto al suponer que propuso el
nombre de Potter como representante de un cuarto colegio, para asegurarse de que era el único en
su grupo…

Vaya, esto podría contar como confesión si alguien supiera lo mismo que Draco; además de un
gran golpe de ego herido.

—Parece que has pensado mucho en ello, Moody— apuntó Karkarov con frialdad —y la verdad es
que te ha quedado una teoría muy ingeniosa… aunque he oído que recientemente se te metió en la
cabeza que uno de tus regalos de cumpleaños contenía un huevo de basilisco astutamente
disimulado, y lo hiciste trizas antes de darte cuenta de que era un reloj de mesa. Así que nos
disculparás si no te tomamos demasiado en serio..

—Hay gente que puede aprovecharse de las situaciones más inocentes— contestó Moody con voz
amenazante —Mi trabajo consiste en pensar cómo obran los magos tenebrosos, Karkarov, como
deberías recordar.

Técnicamente era un mago tenebroso, sí hubiera alguna duda, ahora era una confesión descarada.

—¡Alastor!— dijo Dumbledore en tono de advertencia.

Por un momento, Draco se preguntó a quién se estaba dirigiendo, pero luego comprendió que
Ojoloco no podía ser el verdadero nombre de Moody. Éste se calló, aunque siguió mirando con
satisfacción a Karkarov, que tenía el rostro encendido de cólera.

Bueno.

El verdadero nombre era otro, aunque Draco apenas y podía recordarlo.

—No sabemos cómo se ha originado esta situación— continuó Dumbledore dirigiéndose a todos
los reunidos en la sala —Pero me parece que no nos queda más remedio que aceptar las cosas tal
como están. Tanto Cedric como Draco han sido seleccionados para competir en el Torneo. Y eso
es lo que tendrán que hacer.

—Ah, pego, Dumbledog…

—Mi querida Madame Maxime, sí se le ha ocurrido a usted una alternativa, estaré encantado de
escucharla.

Dumbledore aguardó, pero Madame Maxime no dijo nada; se limitó a mirarlo duramente. Y no era
la única: Snape parecía furioso, Karkarov estaba lívido. Bagman, en cambio, parecía bastante
entusiasmado.

—Bueno, ¿nos ponemos a ello, entonces?— dijo frotándose las manos y sonriendo a todo el mundo
—Tenemos que darles las instrucciones a nuestros campeones, ¿no? Barty, ¿quieres hacer el
honor?

El señor Crouch pareció salir de un profundo ensueño.

—Si— respondió —las instrucciones. Si… la primera prueba…

Fue hacia la zona iluminada por el fuego. De cerca, a Draco le pareció que se encontraba enfermo.
Se lo veía ojeroso, y la piel, arrugada y reseca, mostraba un aspecto que no era el que tenía durante
los Mundiales de quidditch.

—La primera prueba está pensada para medir vuestro coraje— les explicó a Draco, Cedric, Fleur y
Krum —así que no os vamos a decir en qué consiste. El coraje para afrontar lo desconocido es una
cualidad muy importante en un mago, muy importante… La primera prueba se llevará a cabo el
veinticuatro de noviembre, ante los demás estudiantes y el tribunal. A los campeones no les está
permitido solicitar ni aceptar ayuda de ningún tipo por parte de sus profesores para llevar a cabo las
pruebas del Torneo. Harán frente al primero de los retos armados sólo con su varita. Cuando la
primera prueba haya dado fin, recibirán información sobre la segunda. Debido a que el Torneo
exige una gran dedicación a los campeones, éstos quedarán exentos de los exámenes de fin de año.

Solamente de parte de profesores, interesante, Draco analizó esa información y los posibles vacíos
legales de toda esta situación.

El señor Crouch se volvió hacia Dumbledore.

—Eso es todo, ¿no, Albus?

—Creo que sí— respondió Dumbledore, que observaba al señor Crouch con algo de preocupación
—¿Estás seguro de que no quieres pasar la noche en Hogwarts, Barty?

—No, Dumbledore, tengo que volver al Ministerio— contestó el señor Crouch —Es un momento
muy difícil, tenemos mucho trabajo. He dejado a cargo al joven Weatherby… Es muy entusiasta; a
decir verdad, quizá sea demasiado entusiasta…

—Al menos tomarás algo de beber antes de irte…— insistió Dumbledore.

—Vamos, Barty. ¡Yo me voy a quedar!— dijo Bagman muy animado —Ahora es en Hogwarts
donde ocurren las cosas, ya lo sabes. ¡Es mucho más emocionante que la oficina!

—Creo que no, Ludo— contestó Crouch, con algo de su sempiterna impaciencia.

—Profesor Karkarov, Madame Maxime, ¿una bebida antes de que nos retiremos a descansar?—
ofreció Dumbledore.

Pero Madame Maxime ya le había pasado a Fleur un brazo por los hombros y la sacaba
rápidamente de la sala. Draco las oyó hablar muy rápido en francés al salir al Gran Comedor,
quejándose de los dos campeones del torneo. Karkarov le hizo a Krum una seña, y ellos también
salieron, aunque en silencio.

—Draco, Cedric, os recomiendo que subáis a los dormitorios— les dijo Dumbledore, sonriéndoles
—Estoy seguro de que las casas de Hufflepuff y Ravenclaw os aguardan para celebrarlo con
vosotros, y no estaría bien privarlas de esta excelente excusa para armar jaleo.

Padma iba a matarlo.

Mucha celebración no tendría.

—Director tengo una pregunta— habla rápidamente Draco ignorando las miradas de Cedric y los
otros profesores, casi como sí no creyeran que Draco diría algo —¿Qué sucede si quiero retirarme
del torneo?, ya que no puse mi nombre en él, no quiero participar— la cuestión es válida, si
hubiera una oportunidad, Draco la tomaría para no participar.

Especialmente por la segunda prueba.


—Señor Malfoy, esto es un contrato vinculante, no es algo fácil de cortar— habló Flitwick en voz
baja nervioso, no había participado, pero parecía físicamente adolorido de ver a uno de sus
estudiantes en este caso.

Draco sabía que eso era posible, incluso aunque solamente usar un papel con su nombre parece
ridículo para hacer un vínculo de esta categoría.

Es un torneo donde otros han muerto.

Pero nadie le daba opciones, nadie le dejaba elegir; aunque ya había elegido de alguna forma, esto
era ridículo.

Era su vida en juego.

—Entonces no pueden hacer nada, más que enviarme a un torneo en contra de mi voluntad, incluso
si yo mismo digo que no quiero participar y probablemente pueda morir.

—Draco— el tono de advertencia en la voz de Severus era inusual para él, pero Draco solo veía
fijamente a Dumbledore.

Su postura no era relajada, su rostro no era cálido, pero tampoco frío, solamente lo miraba con la
barbilla un poco alta y Draco se sintió enfermo por eso.

—El mago más poderoso de todos, aquí presente enviando a un niño a su posible muerte— juró
que Cedric a su espalda casi se ahoga y McGonagall hizo un sonido incrédulo —Ni siquiera
intentando nada, ni siquiera buscando alguna salida… bueno… supongo que solamente ayuda a
otros cuando le conviene.

Debería dejar de ser enemistades, pero Draco se sintió tan bien al salir del lugar con el mentón en
alto, caminando hacía su dormitorio esperando la muerte prematura a manos de Padma.

Las velas, casi consumidas ya, conferían a las dentadas sonrisas de las calabazas un aspecto
misterioso y titilante en el gran comedor.

—Eso fue una locura— comentó Cedric luciendo alarmado detrás de él, probablemente sin ver a
nadie decirle esas cosas antes a Dumbledore.

Bueno.

Por lo que valía, Draco estaba casi muerto a estas alturas.

—Eso parece— repuso Draco con mirada perdida.

—Bueno, cuéntame— le dijo Cedric cuando entraban en el vestíbulo, pálidamente iluminado por
las antorchas —¿Cómo hiciste para dejar tu nombre?

Draco lo vio de reojo, pensando que todos mañana pensarían sobre como Draco hizo trampa en el
torneo para tener su nombre en él; no sería la primera vez que alguien hiciera esta pregunta.

Ni la última.

Entonces en lugar de convencer a todos que no lo hizo, sonrió de manera divertida pensando en
algo para joder un poco más a Moody.

—Un verdadero mago no rebela sus trucos— habla de forma misteriosa, haciendo que el rostro de
Cedric se vea incrédulo antes de negar con la cabeza divertido.
Ambos se apartan en el camino, donde al llegar a su torre todo estaba en silencio y nadie parecía
esperarlo, Padma está en la habitación de niños con mirada colérica.

—Habla— es una demanda, no una opción y aunque Draco suele tener el control de sus amigos, no
es tan idiota para no hacerle caso a Padma.

Tomó algunas horas explicar a sus amigos que pasaba, si bien nadie pareció creer mucho sobre que
se dio cuenta del torneo y el plan para atrapar a Harry fue dicho por su padre, todos estaban más
concentrados en el problema entre manos; hacer que Draco sobreviviera. Padma y Luna parecieron
ofendidas que tomara a Anthony y Blaise para intentar hacer algo, como que al final fuera la única
opción el poner su nombre; también todos parecían alarmados de que confesara que quien quería
poner el nombre de Harry era Moody, especialmente cuando Draco demandó no delatarlo todavía.
No tiene todas las pruebas que quisiera y como dice, no puede hacer nada que ponga en peligro a
su familia; pero advirtió a todos de no quedarse nunca a solas con Moody y tener extremado
cuidado.

En el momento que saliera gravemente herido, Padma iría con el director a contar todo.

Genial.

Lo único bueno es que parecían emocionados que supiera sobre todas las pruebas, o eso fue hasta
que confesó que la primera prueba sería sobre dragones.

—Todo esto fue un plan, una locura por tu obsesión por dragones, nunca te preocupó Potter—
musito Terry incrédulo, para ofensa de Draco, todos parecían creerle.

—Claro que no, no es eso, ahora ayúdenme; el libro de Orion tiene escritos sobre dragones, pero
son los más difíciles hasta la fecha… tenemos algunas semanas para descifrar algo que no hicimos
en 3 años— habla Draco con pesadez.

Luna a su lado se ve pensativa.

—Sabes Draco, siempre estás a favor de unión de las casas.

—Si.

No sabe que quiere decir su amiga, pero mientras ella toma el libro de Orion entre sus manos,
voltea a verlo con ojos brillantes.

—Tal vez podrías ayudar a la unión de colegios también, los otros estudiantes también están en
peligro de este Moody— es irónico, porque de todos, parece que Moody realmente trata bien a
Luna —sí los cuatro campeones trabajaran juntos, podrían ser un fuerte unido.

Y no era en contra de las reglas.

Era una especie de vacío legal.

Interesante.

—¿Cómo maldita sea vamos a derrotar un dragón?— gruñó Padma al tomar su libro de criaturas
mágicas, ver que los dragones con huevos eran muy violentos, mucho más de lo normal.
Todos intercambiaron miradas.

Si.

Esto iba ser una locura.

Bueno oficialmente la mayoría de personas odiaban a Draco, lo cual es ridículo, porque no es que
fuera a hacer esto por gusto; también parecía que la rivalidad de Gryffindor y Slytherin este año
iba a ser opacada por el nuevo concurso de Ravenclaw vs Hufflepuff que representaba el torneo,
Draco estaba feliz con un cambio de ese tipo. La mayoría de Ravenclaw no apoyaban su idea, lo
tachaban como un idiota y la idiotez era la peor ofensa para la casa de las águilas; pero también
eran un poco codiciosos, saben que, si algo sale bien, la casa de las águilas recibiría un buen trato y
por lo tanto simplemente lo trataban indiferente. Gryffindor y Slytherin se dividían claramente
entre Draco o Cedric, pero todos parecían considerar que era mejor apoyar al mago de mayor edad
que tenía más posibilidades.

Pero tampoco odiaban a Draco como fue odiado Harry en el canon.

Esperaba eso al menos.

—Hoy quiero zumo de manzana— musita Draco luego de un bostezo, tomando su bebida con una
sonrisa satisfecha.

Anthony a su lado seguía resumiendo violentamente sobre cualquier dragón de los libros que
Draco tenía, porque era un adicto a los dragones y tendría mejor literatura que el propio Hogwarts.
Terry seguía leyendo libros sobre hechizos, ya era suficientemente difícil atacar a un dragón así
que ocuparían cualquier cosa a su disposición; Michael y Luna también leían esos libros.

Padma bostezaba también, pero trabajaba más que todo en descifrar lo que Orion escribió sobre
dragones, era la mejor en aritmancia y probablemente la que más cerca había estado de descifrar
parte del idioma con aparente numerología que uso Orion.

Todos voltearon a verlo mal por su comentario, Draco farfulló molesto antes de meter un panecillo
a su boca.

En la historia original Harry no se enfrentó al dragón directamente, usó el hechizo para atraer
objetos y volar para obtener el huevo; Draco era un buen volador y podría imitarlo, pero no quería
pensar que funcionaria para él.

Harry había sido necesitado por el falso Moody.

El falso Moody parecía querer asesinarlo, así que mejor hacer un plan sin fallas.

Además, su plan era diferente, él es la cabeza en la operación que había pensado la noche anterior.
Un golpe en la cabeza hace voltear a ver a Padma incrédulo, pero esta se muestra imperdurable.

—Tuve la sensación de que quería golpearte— va a quejarse con Anthony, cuando Blaise lo
sorprende sorpresivamente tomando asiento en su mesa.

La mesa Ravenclaw.
No la de Slytherin.

Sus amigos dejan de leer un momento, levantando la mirada incrédulos y Draco puede sentir varias
miradas curiosas de todo el salón. Es solamente el desayuno, pero Blaise solamente toma un plato
y comienza a servirse con un estilo demasiado prodigioso; lo que sucede con la mayoría de sangre
pura que han sido entrenados desde niños para ser perfectos.

—Blaise, sé que es vergonzoso, pero a todos nos ocurre que despertamos confundidos y tu mesa
esta por ahí— señala Draco a la mesa Slytherin, ganando una mirada fría de parte de Blaise.

Eso hace que se quede en silencio.

Anthony rápidamente deja el libro para acercase a Blaise.

—Mira idiota, no me importa sí lo hiciste a propósito o no, pero estoy metido en esta situación
tanto como ustedes— farfulla Blaise pareciendo contenerse de pegarle un puñetazo.

Probablemente lo esté haciendo.

—Blaise— habla casi conmovido, pero este lo empuja cuando intenta abrazarlo.

—Pansy está haciendo control de daños, no eres el estudiante favorito en este momento.

Ambos se ven de reojo, Draco voltea a ver rápidamente a Theo antes de ver a Blaise, que niega con
la cabeza y eso lo hace enfurruñarse.

Aún tiene que hablar con Theo.

—No— las palabras de Anthony hacen que todos volteen a verlo, antes que Anthony se abrace a
Draco de forma algo asfixiante —lo siento Blaise, pero Draco es ahora mi mejor amigo y no voy a
permitir que te lo lleves o tengan esas charlas con miradas.

—Anthony— esta vez sí habla conmovido.

Blaise hace tono de asco.

—Te lo regalo, es demasiado problemático.

Mientras se abraza de forma dramática con Anthony, ve a Blaise que siempre ha sido su amigo de
una forma u otra, pero que tome asiento en su mesa es anormal; su familia era neutral, pero aquí a
su lado, está eligiendo claramente un bando.

El suyo.

Bien, otro esclavo atrapado.

Su plan puede ser una locura, probablemente lo odien o desprecien, pero Draco solamente tiene
que sonreír mientras camina hacia Fleur; es un poco difícil resistir el claro encanto que desprende,
pero su rostro de claro desprecio hacia él lo hace un poco más fácil. No puede evitar notar como
Colette está a su lado, ambas charlando sobre el tema, aunque este se congeló cuando se acercó por
medio del pasillo; la chica pelirroja voltea a verlo con claro interés. Fleur parece ver de forma
incómoda a Colette, pero esta parece tranquilizarle con la mirada ya que cuando está a su lado no
escapa; tampoco lo insulta, lo cual ya es mucho más de lo que algunos reciben.

—C’est un plaisir de vous revoir Colette, un plaisir de vous revoir, Mademoiselle Fleur (Un gusto
verte nuevamente Colette, un gusto de nuevo señorita Fleur)— no parecen impresionadas porque
hable Frances, Draco realmente no lo esperaba después de todo.

—No hay problema en hablar Frances querido Draco, luego de ayudar a Eugene por mí, estoy en
deuda con tu persona— tal vez demasiado formal, pero por las palabras de Colette, hay un claro
brillo de interés en los ojos de Fleur hacía él.

Draco no puede evitar la sonrisa en su rostro, la deuda entre ambos piensa cobrarla más adelante,
pidiéndole ayuda sobre la lágrima de sirena; pero de alguna forma le está ayudando totalmente
gratis a ganar el pareció de la señorita Fleur.

Los ojos de Colette parecen sinceros, pero hay un brillo astuto que Draco bien puede disfrutar y
apreciar.

—No fue ningún problema, espero le envié mis saludos a Eugene, un gran chico— formalidades
como siempre, pero ahora cuando ve a Fleur, esta lo ve con menos desprecio que antes —puede
que suene imprudente o apresurado, pero me gustaría que la señorita Fleur pueda reunirse el día de
mañana en la torre Ravenclaw; hay algunas cosas que me gustaría discutir con ella referentes al
torneo— puede que fuera imprudente, pero hay algo que quiere hacer.

Los ojos de Fleur son altivos.

¿Cómo logra conquistar a Bill?

Es bonita, pero su actitud, comienza hacer que su apariencia quede de lado, muy de lado; cualquier
hechizo veela comienza a debilitarse para Draco.

—No tengo integes en asistig a esta geunion— a diferencia de Colette, Fleur no tiene un inglés
perfecto.

No importa.

Sonríe.

Fleur levanta el mentón.

Altiva y arrogante, Draco la ve un momento fijamente, antes de pensar que sinceramente esta va se
probablemente la peor del grupo que planea reunir; mejor quitarla desde el inicio.

—Bueno quería hablarte sobre la primera prueba, porque ya descifré de que se trata, pero ya que no
quieres entiendo; imagínate la ventaja que tendrías con casi un mes entero para prepararte— habla
Draco con falso desinterés, provocando que tanto Colette como Fleur luzcan incrédulas —pero no
te preocupes, sí cambias de opinión puedes asistir el día de mañana a la reunión que tengo, te
prometo que no te arrepentirás… sí tienes dudas puedes ir hablar con tu directora— expresa con
tranquilidad ahora dando media vuelta para irse.

Sintiendo la mirada de la chica sobre él.

Ahora.

Siguiente objetivo.
.

—¿En que estabas pensando?— gruñe Harry cuando logra atraparlo antes del almuerzo, pero
Draco apenas y lo ve buscando por los pasillos a Cedric.

No lo ve.

Maldito Hufflepuff escurridizo.

A estas alturas no va a poder conseguir a Viktor antes que anochezca, aunque según Blaise lo tiene
solucionado, el jugador pasa mucho tiempo con los Slytherin y ya que Blaise es de los pocos que
no muestra un claro fanatismo, es probable que logre convencerlo de reunirse con él antes de la
cena.

—Estoy algo ocupado Potter, habla mientras busco lo que necesito— gruñe asomando su cabeza
por la ventana, maldiciendo que ni por el patio trasero se ve el idiota.

Mientras caminan recibe varias malas miradas, pero Draco las ignora.

—Entrar al torneo es una locura, Hermione dice que hay gente que ha muerto en este, ¿Por qué
pondrías tu nombre en él?— para salvar tu puto culo, quiso decirle, pero realmente duda que esta
sea una conversación que deberían tener.

A diferencia de la historia original donde Harry había negado totalmente su mano dentro de su
participación, lo cual era verdad, Draco no negó o confirmó nada; solamente sonreía de forma
misteriosa y a pesar que solo llevaban un día desde que fue anunciado como cuarto participante
hay un sin número de teorías de como logró poner su nombre en el cáliz.

Los gemelos más que nadie querían saber su truco, pero no había truco.

—Parecía divertido— por la mirada de Harry supo que no estaba convencido, así que bufó por
debajo al ver como lo comenzaba a conocer demasiado bien —mira no fue algo que quería hacer
tampoco, pero no tuve opción y ahora estoy metido en esto, pero saldrá bien.

Al menos conocerá los dragones de primera persona de nuevo, dragones que probablemente estén
enojados y pueda matarlo; pero hay que ser sinceros, sí hay alguna prueba que pueda matarlo, sin
duda sería la segunda.

Draco no quiere pensar en eso por ahora, pero si está en serios problemas.

Muy serios problemas.

No está interesado en morir joven, pero realmente no es que esté dando muchas oportunidades para
sobrevivir; no tiene ni idea como originalmente pudo manejar Harry la presión de que en cualquier
momento podría morir. Su único consuelo ahora, es que su amigo no tendría que vivir nunca esa
presión, o al menos por este año, si todo sale bien para Draco.

—Es peligroso— se queja Harry como si quisiera hacerlo entrar en razón.

Como si estuviera loco.

—Lo sé— afirma con tranquilidad para enojo del otro, apenas sus ojos ven a Cedric se apresura —
¡Cedric!— lo llama y puede escuchar como Harry se queda gruñendo en voz baja.
Cedric gira a verlo con una sonrisa tranquila, cuando lo cita a la torre Ravenclaw el día siguiente,
es un estúpido Hufflepuff que acepta como sabe qué hará; saluda a Megumi que estaba cerca y se
va a cazar a su siguiente víctima.

Viktor Krum es serio cuando está en la biblioteca, parece ser que no le gusta estar rodeado de otros
y se pregunta si ya habría visto a Hermione, aunque apenas han pasado unas pocas horas desde su
selección en el torneo; así que podría ser un sí o podría ser un no. El hombre parece una montaña y
una parte de Draco esta emocionado por hablar con él, quiere decirle lo feliz que le hizo verlo
jugar, como su pasión por el quidditch le hizo a Draco recordar que sentía cuando era niño y
jugaba con una escoba; pero eso sería demasiado acosador tirando a lo fanático. Al igual que Harry,
no parece muy bueno manejando la presión adolescente; probablemente en Durmstrang ya no lo
idealizan tanto al caminar.

O quien sabe, a estas alturas alguno que otro niño ve a Harry como sí fuera una deidad.

— Dobryy den’ Viktor, menya zovut Drako Malfoy, ya khotel by pogovorit’ s vami o turnire;
osobenno pervyy test (Buenas tardes Viktor, mi nombre es Draco Malfoy, me gustaría hablar
contigo sobre el torneo; especialmente la primera prueba)— como el chico no responde, la sonrisa
de Draco se tensa.

¿Habla ruso?

Tal vez falló y es otro idioma.

¿Tendría que ser húngaro?

—¿Ya has descubierto la prueba?— al igual que Fleur no es el mejor inglés, pero se entiende
bastante mejor.

Sonríe aliviado.

—Si, ya descubrí la primera prueba.

—¿Por qué quieres hablar conmigo?

—Oh lo descubrirás sí vienes mañana a la torre Ravenclaw, podríamos hablar sobre el tema sí no
te molesta— usa su sonrisa comercial, pero Viktor sigue con el rostro en blanco, antes de
encogerse de hombros y regresar a los libros.

Tal vez por eso le gusta a Hermione, ambos son unos ratones de biblioteca, piensa de forma
hipócrita mientras se pone de pie.

Esperando que los tres campeones asistan a su reunión improvisada.

Sonríe con algo de diversión.

Sin duda este torneo, no será nada que hubieran planeado los jueces.

Continuará…

Chapter End Notes


Chapter End Notes

Bueno como podrán ver a diferencia de la serie original, esto ha tomado un ritmo que
no se quien pudo haber averiguado antes, pero si alguien lo averiguo y para quienes no
lo hicieron, espero disfruten de que Draco sea parte del torneo en esta montaña rusa de
locura.

Aunque lo crean o no, desde antes de escribir el primer libro, había planeado a Draco
como participante, aunque la forma en como llego ha variado hasta este resultado que
fue el que más me gusto.

Este año puede que Draco piense que ha ayudado a Harry, pero la verdad es que
nuestro niño elegido va estar al borde de la locura al ver a Draco en estas situaciones.
Capítulo 8: Un mago no elige a la varita, la varita elige al mago.
Chapter Summary

La primera prueba esta cerca.

Solo Draco parece feliz al respecto.

Chapter Notes

See the end of the chapter for notes

Fue un poco de revuelo con sus amigos cuando comentó la idea, pero igualmente los chicos fueron
amables de proporcionarle su habitación cuando comentó que los campeones vendrían, lo que
significó que Anthony y Terry arrastraron a Michael que estaba fastidiado por no conocer en
persona a Viktor. Fue un poco vergonzoso, pero al final no hubo muchas quejas cuando Cedric
apareció con tranquilidad un poco antes de lo previsto, este sonrió sin parecer rencoroso porque
Draco fuera un campeón y su mirada parecía un poco calculadora; a diferencia de los otros dos,
Cedric lo consideraba claramente una competencia y eso hizo mucho por el ego de Draco. No
quería ser un campeón, pero que alguien lo consideraba un igual, era suficiente para provocar que
se pudiera sentir genial al respecto.

Viktor llegó sorprendentemente después, averiguando la contraseña o el acertijo de manera


correcta; Fleur llegó unos diez minutos después.

Era solamente una proeza de las locuras que hizo Draco a lo largo de los años, que nadie en
Ravenclaw pareció sorprendido que entrara con los tres campeones a su habitación.

Excluyendo las camas, había trasfigurado unos sofás cómodos para sus invitados e incluso tenía
una bandeja llena de té con golosinas; además de eso estaba su taza de café negro, porque
necesitaría mucha cafeína para lo que vendría a continuación.

Los tres campeones lo miraron fijamente, solo Cedric acepto el té y Draco se posicionó con
tranquilidad en su asiento.

No preguntó que hizo venir a los campeones, lo que importaba es que estaban aquí y sí jugaba bien
sus cartas, Draco obtendría tres grandes magos de su parte; estos campeones, lo mejor que el cáliz
pudo obtener y que sin lugar a duda podrían ayudarle en el futuro.

No podía desperdiciar estos potenciales esclavos, perdón, amigos.

—La primera prueba se trata de dragones— comenta con calma tomando una golosina, Fleur suelta
un chillido indignado mientras Cedric se ahoga con el té; Viktor está tranquilo pero curioso.

Se pregunta si ya sabe al respecto.

Probablemente.

No importa, funcionaria mejor si saben la verdad.

—¿Dragones?— pregunta Cedric luego de que recupero el aire, Draco asiente masticando el dulce
de manzana en su boca.

Delicioso.

—Dragones hembra con huevos, la idea de la prueba es atrapar un huevo de oro en el nido, que
probablemente nos guie hasta la siguiente prueba; dado que son dragones anidando serán
extremadamente furiosas, va a ser una completa locura.

¿Está mal que Draco este emocionado por ver eso?

Si.

Debe estar muy mal, porque Padma lo golpeó esta mañana cuando comentó sobre su fanatismo.

Son dragones, la única parte que recuerda de la historia donde se esta tan cerca de estas bestias,
claro que podría morir porque los dragones son tanto majestuosos como poderosos, pero no puede
imaginar una mejor muerte que no fuera por un dragón.

Mucho mejor que por criaturas marinas.

—¿Cómo estas tan seguro?— pregunta Viktor y se sorprende que nadie hubiera hecho esa pregunta
antes.

Había pensado en una excusa gracias, quería utilizarla.

—Mi padre trabaja para el ministerio— su padre que hasta el momento esperaba no supiera sobre
el torneo, hasta que no hubiera otra opción —se podría decir que es trampa, pero me contó sobre la
prueba y pensé que sería injusto tener toda la información con antelación… ya que ni siquiera
quería participar— añade tomando ahora su café negro, cuyo sabor amargo contrasta bastante con
el dulce.

Delicioso.

Ocupa estudiar más sobre Orion, está seguro que ha llegado cerca de un hechizo que parece ser un
escudo, que para la siguiente prueba podría ser su mejor chance para sobrevivir.

Un protego contra la llama de un dragón, no creía que funcionara como quisiera.

—Esto es ingcreible, es tonto dar esta infogmacion— chilla Fleur con incredulidad, a lo cual Draco
se encoge de hombros.

—Las reglas dicen que no podemos pedir ayuda a los profesores, no habla sobre que debemos
enemistarnos y guardar toda la información entre nosotros— si mal no recuerda Harry había
ayudado a Cedric y viceversa en el canon —además para mí sería más fácil que fuéramos aliados,
que cada uno obtenga una nota dependiendo como manejo la información que todos tendríamos; sí
les parece injusto podrían ayudarme en la segunda prueba, eso sí no lo averiguo primero— añade
ahora con una sonrisa divertida.

Fleur parece anonadada.

Viktor tiene un rostro serio.

—Eso es increíblemente amable de tu parte Draco— la sinceridad y shock en el rostro de Cedric,


hacen que voltee a verlo molesto.

Como si fuera imposible ayudar a otros gratis, claro que no es gratis, pero no importa ahora.
—No tienen que creerme, pueden seguir investigando a ir con sus directores o amigos, pero sí
tengo razón no sería esto una gran ventaja; casi un mes entero para preparar estrategias contra
dragones— dice esperando que no sea cuestionado nuevamente.

No es tan fácil como quisiera.

—Esto es una locura— farfulla Fleur de brazos cruzados, pero Draco se encoge de hombros, alegre
cuando ve a la chica masticar un dulce pareciendo necesitada de hacer algo con sus manos.

—Es verdad que no hay nada en contra de las reglas de campeones trabajando juntos— la forma en
que habla Viktor es demasiado grosera, pero su rostro parece pensativo.

Fleur lo ve con traición.

Draco sonríe por debajo.

—No tendríamos que ser amigos o algo por el estilo, pero trabajar en equipo podría ayudarnos más
rápido, además de la unión e intercambio de tiempo para los colegios; sería una buena forma de
verlo positivamente— Cedric por supuesto es más positivo y dispuesto ayudar con su plan.

Fleur levanta el mentón todavía incómoda.

Draco sonríe con diversión ahora.

—¿Alguien quiere té?— pregunta dulcemente, Viktor acerca su taza al mismo tiempo que Cedric,
quienes hablan un momento sobre quidditch de forma amistosa.

Fleur toma más tiempo antes de acercar su taza, pero Draco está sonriendo como maniaco por
dentro.

No es una alianza definitiva, aparte de Cedric no confiaría en Viktor o Fleur, pero por ahora es un
buen primer paso.

Unión de casas.

Unión de colegios.

No puede esperar por ver la cara de Dumbledore y Moody el día siguiente.

Con toda la pena del mundo Draco le pide un autógrafo, porque es la única forma en que Michel
aceptó dejar la habitación solo para ellos dos horas; fue la primera vez en la noche donde notó el
rostro divertido de Viktor, así que supone que Michael no es de todo malo.

Dragones especie inestable.

Años impiden draconificación.

Deterioro de habilidad.

Necesario lazo-solamente durante los primeros meses-unión de alma.

Dragones solamente pueden mantenerse con su especie, peligroso para cualquier otra.
Dragones no compatibles con Sirenas.

Draco observa parte del texto que Padma ha logrado traducir con mucho esfuerzo, parece que la
niña no ha dormido bien estos días y en clase de aritmancia es la que siempre tiene la mano
levantada, provocando que su profesora se sienta incómoda cada que los ve llegar al lugar. El texto
que contiene información sobre dragones es el más complicado de todos y durante tres años no han
podido descifrarlo realmente, han tenido demasiados obstáculos en el camino y otras prioridades a
lo largo del tiempo; pero ahora cuando su vida está en juego parece ser suficiente para que Padma
lo descifre.

Además de eso Anthony había saltado emocionado.

Todos estaban reunidos en la cámara de los secretos, que, si bien podría tener los secretos de
Salazar Slytherin, ahora no era tan importante como mantenerlo con vida.

Aunque gracias a que todos trabajaban diligentemente, Draco era el encargado de realizar los
ensayos que tenían de todos hasta el momento, provocando que tuviera que hacer cada uno
diferente con las personalidades de sus amigos mientras estos estudiaban.

No sabía quién estaba peor, pero alguien ocupaba esa tarea y aparte de Terry que haría los de
transformaciones para todos porque era el mejor de ellos, Draco tenía todos los demás ensayos.

Joder.

—Lo tengo, lo descifré, comete un esparrago en tu tumba Orion— gruñe Anthony con ambas
manos al aire, que provoca que todos detengan lo que estaban haciendo.

Draco toma la hoja de Anthony con curiosidad, mientras los demás se posan detrás de él para leer
lo que hay en la hoja.

—Ulinzi wa juu— musita en voz baja, pero nada sucede.

Anthony no parece afectado.

—Aquí dice que debes tomar la varita y hacer este movimiento rápido— Anthony hace un
movimiento que parece un medio circulo en el aire —Estaba en la parte antes de los dragones que
no habíamos podido descifrar, parece ser como un “protego” pero en versión de Orion; sí lo que
traduje es cierto podría protegerte del fuego de un dragón… es mejor usarlo contra ataques
elementales que en magia, pero por ahora es lo mejor que podemos usar— asegura Anthony con
ojos totalmente orgullosos, Draco medita un poco sobre el tema.

—¿Protego diabólica?— pregunta confundido al leer en la hoja de Anthony, como este hechizo
parece lograr contener este otro protego.

Esperen un momento.

Draco deja todo antes de correr a la biblioteca en la cámara de los secretos, sacar uno de los libros
que había podido leer y comenzar a hojear las páginas mientras camina de regreso a sus amigos;
tropieza unas dos veces, pero al llegar a la página correcta lo coloca sobre la mesa.

Todos nuevamente apiñados.


—Lo había leído anteriormente, Protego diabólica es un hechizo que creó Salazar Slytherin con…
— los ojos de Draco se agrandan cómicamente.

—Con Godric Gryffindor— añade ahora Michael con incredulidad.

—Sí no me equivoco, Gellert Grindelwald era capaz de usarlo, mi padre solía mencionarlo cuando
hablaba sobre historia— comenta Terry incómodo ganando la mirada de todos —era un hechizo
capaz de asesinar aquellos que no juran lealtad al portador.

—Pero sí Orion Blake fue el maestro de Salazar Slytherin, este escribió sobre este hechizo en el
libro, puede que lo que Anthony tradujo funcione como un antecesor de un fuego maldito—
comenta Padma luciendo preocupada.

—Tal vez no sea tan malo— susurra Luna con expresión optimista.

Todos voltean a ver a Draco que sigue sentado, tocando su varita con una mano y la otra
moviéndose sobre su mentón.

Si.

Solo hay una forma de averiguarlo.

Dado que es peligroso para los demás, deciden ir a la cámara donde el basilisco muerto parece ir
descomponiéndose de forma más lenta que el promedio, saben que es ridículo, pero todos habían
tomado una foto con la cámara polaroid de Draco, porque ya saben necesitan recuerdos; mientras
todos sus amigos se quedan lo más apartados de Draco viendo con curiosidad, toma la hoja de
Anthony preguntándose en que idioma estaría ahora esto, antes de hacer como este explico.

—Ulinzi wa juu— espera que su pronunciación sea correcta, aunque no hay ningún mar de llamas
azules como en los libros de Salazar.

¿Falló?

No siente como si utilizara de su magia, como las cadenas de plata que drenaban toda su magia;
aunque el hechizo ilusorio que funciona sólo con criaturas mágicas, nunca pareció hacerlo sentir
más que un poco cansado.

—¡¿Funcionó?!— pregunta y grita Michael a lo lejos, pero Draco se encoge de hombros.

Tal vez necesitaría practicar un poco más.

Al ver que no hay peligro todos se acercan con dudas para ver que pueden pensar al respecto.

—¿Tal vez sí le lanzamos hechizos?— cuestiona ahora Terry con el rostro ladeado.

Eso suena como una terrible idea.

Draco traga saliva cuando todos voltean a verlo con ojos brillantes de forma malvada.

—Tienes la mejilla quemada— no es una pregunta, Megumi lo ve realmente curiosa cuando lo ha


detenido en el pasillo para pedirle ayuda sobre su ensayo de pociones (algunas tradiciones nunca
mueren).
Draco lo corrige mientras camina con velocidad alarmante, su cuerpo esta adolorido y aunque no
duda que Anthony tradujera el hechizo de forma correcta (estaba en Suajili, ni siquiera sabía que
eso era un idioma), pero el usarlo parece tener cierto grado de dificultad que usualmente no
presentaba.

Al final de una serie de explosiones demasiado cerca, parecía que una barrera comenzaba a
formarse, pero demasiado débil todavía y la explosión casi lo impactó de frente.

Estaba dedicando su tiempo a otro plan para el dragón, también esperando que su fanatismo por
dragones no fuera demasiado notable el día de la prueba.

—Estoy entrenando para la primera prueba.

—Le comenté a mi padre al respecto, dice que es muy valiente de tu parte hacer algo como esto,
espera poder apoyarte a la distancia como toda mi familia.

Draco le da una sonrisa apreciativa, pensando en la ausencia de cartas de sus padres al respecto, ya
quisiera que sus otros familiares fueran así.

Se escalofría al pensar en las cartas de Andrómeda que rayaban sobre la amenaza a su carácter
imprudente, Dora por otro lado estaba entre encantada y orgullosa de él; Sirius parecía dividido
entre ser un adulto “responsable” hasta parecer emocionado por la locura en que su sobrino se
había metido.

Todos habían asegurado ir a verlo en la primera prueba.

Sin presión.

—Espero salir con vida— medio bromea, pero por la forma en que Megumi lo ve parece que ella
también tiene sus mismas dudas.

Detiene sus pasos cuando ve a Cedric a la lejanía, se despide de Megumi antes de correr hacía el
chico, nuevamente hay malas miradas de los demás; a lo lejos puede ver a Zacharias Smith que no
ha dejado de hacer bromas sobre cómo es un campeón falso. Lo más gracioso de la broma fue
cuando el propio Cedric se puso frente a él, para decirle que no lo molestara y Draco lo ve con
infinita satisfacción desde detrás del chico sacándole el dedo del medio.

Luego de la ayuda brindada, Cedric era por ayudar a su idea de alianza con los otros campeones.

Lo cual significaba.

Tiempo de calidad.

—Entonces tu plan es ir a la biblioteca todos juntos— habla Cedric caminando a su lado y Draco
se encoge de hombros.

—Soy un fanático de dragones, sé que puedo serles de mucha ayuda, además viste la cara de
Dumbledore ayer cuando cenamos todos juntos en la mesa Hufflepuff— Draco habla casi de forma
soñadora, recordando la incredulidad en el rostro del director.

De los directores, profesores y la mayoría de los estudiantes.

Blaise parecía que iba convertirse en alcohólico al verlo a lo lejos, seguramente sí fuera mayor de
edad Draco lo habría arrastrado al alcoholismo por preocuparse por él.
Lo siente mucho.

—¿Que sucede entre tu y Dumbledore?

—No tengo idea de que hablas.

Cedric levanta una ceja claramente sin creerle, antes que su mirada se desvié luciendo algo
resignado, Draco sigue rápidamente la mirada. Al final del pasillo se encuentra Harry con los ojos
bien abiertos, luciendo con la boca ligeramente abierta y rostro que grita que no se siente bien; Ron
y Hermione lo saludan vagamente, antes de que entre ambos intenten empujar a Harry lejos del
lugar.

Draco los despide con la mano, pero Harry solamente le da una mala mirada a Cedric antes de
desaparecer.

—Eso fue raro— comenta Draco confundido.

Cedric lo ve con incredulidad.

—¿Draco has pensado en tener novia?

—No realmente, aunque si es una propuesta y a pesar que eres el chico más apuesto de Hogwarts,
lo siento, pero tengo que rechazarte; mi único amor es recuperar el primer lugar de mi generación,
suelo compartirlo con Hermione pero lo quiero de regreso.

—Entonces, supongo que no tendremos Drarry pronto.

Draco lo ve incrédulo.

—¿Tú sabes que es el Drarry?, todos mis amigos hablan de eso, pero nadie me dice que es… solo
sé que es un club.

Cedric parece sorprendido de que sepa que es un club, antes de comenzar a reír.

Viktor y Fleur ya estaban sentados en la biblioteca juntos cuando llegaron, Draco maldice sobre lo
que fuera el Drarry, antes de que tres personas estén dispuestas a escuchar a un fanboy de dragones
hablar por las siguientes tres horas.

Había una persona que estaba especialmente enojada con Draco por entrar al torneo de los 3 magos
(Draco quiere comentar que deberían cambiarle el nombre ahora que rompió las reglas, pero no
quiere entrar en controversias por ahora), su padrino lo había estado viendo de la misma forma
desde ese día; una clara mirada de que sabe que se ha involucrado de alguna forma por voluntad
propia y la decepción que eso parece acarrearle. Draco le gustaría decir que se siente herido por el
tema, pero la verdad es que se lo ha ganado, lo que no se ha ganado es que sea particularmente
difícil con él en pociones y puede o no que ahora sienta un poco más de empatía por Harry al ver
cómo es Severus en su estado “molesto contigo”.

No se siente arrepentido.

Una parte de él siente que podría morir en la primera prueba y que sí milagrosamente lograra
sobrevivir a un dragón (no es que tenga nada de malo, entre todas las muertes que puede tener,
morir por un dragón es la mejor de todas), la segunda prueba que sería en medio de un lago tiene la
imagen de ser su propio cementerio personal.

Nunca les ha agradado a las criaturas marinas, sin duda esa prueba es incluso peor que ir a un
cementerio contra Voldemort.

Pero tiene que ir parte por parte, tiene que sobrevivir primero a un dragón y también a que su
padrino parece querer ahorcarlo por sus propias elecciones de vida.

—No quería ser yo quien te lo diga, pero creo que el profesor Snape te odia— habla Anthony
cuando salen de una clase particularmente difícil, haciendo que Draco suspire.

—Eso es un problema, si alguien pudo haberme ayudado con el hechizo escudo habría sido el
profesor Snape; es el mejor duelista que conozco— Draco realmente se siente un poco mal al
respecto.

También quería preguntarle sobre sus padres, cuyas cartas siguen ausentes.

La prueba se acerca y Draco comienza a sentirse inquieto.

Esto es una gran mala idea, no es el protagonista, sí Draco llegara a morir en alguna prueba nada
cambiaria realmente; el canon que ha creado seguiría su curso y Harry Potter sería el héroe al final
del día. Lo que hizo fue meramente egoísta, Harry es su amigo y no quiere verlo inmiscuido en el
torneo, quiere darle un poco más de esta falsa felicidad.

¿Esto no lo hace similar a Dumbledore?

Indiferente si le creyera o no, Draco se ha cuestionado que, si bien va a morir probablemente en


una prueba, lo mejor sería ir con Harry y decirle lo que sabe; la profecía, Voldemort y los
Horrocrux.

Pero no lo hace.

Porque es egoísta.

Porque quiere esta vida “normal” que ha creado, quiere que nadie lo juzgue o piense mal por lo que
sabe, no quiere que nada cambie y eso probablemente cueste la vida de algunas personas.

Sí tan sólo pudiera ser sincero, pero cada vez está más atado de manos, más lleno de situaciones
por las cuales no rebelaría nada.

Que complicado.

Por esto Draco no quería involucrarse en esta vida, pero ahora parece ser un mal momento para dar
marcha atrás y no quiere hacerlo.

No quiere irse, pero sabe que está fallando.

Si.

Una parte de él le tiene miedo a la muerte, pero si muriera en la primera prueba todo sería
infinitamente más fácil.

—Tal vez debería ir planeando un testamento— musita para sí mismo más que para Anthony a su
lado.
—Quiero tu colección de libros.

—Tendrás que luchar contra Padma con ella, lo que me recuerda, aun no le has dado el regalo que
compramos en vacaciones, ¿Asustado Goldstein?

Anthony gira a verlo levemente miserable, a lo cual Draco sonríe divertido.

—No parece nunca el momento, además nuestro mejor amigo está al borde de la muerte, Padma no
está pensado en cosas de ese tipo.

Blaise camina hacía ellos en el pasillo luciendo cansado, todo el tiempo parece cansado y puede o
no puede que Draco lo enviara a investigar un poco sobre criaturas marinas; Blaise no pregunta,
tampoco quiere involucrarlo en la investigación de Orion Blake (que parece maldita por muchas
razones), así que solamente puede usarlo para investigar cosas de respaldo.

Pansy es su bocera personal, quien ha recopilado la opinión de casi todo Hogwarts sobre él.

Aparte de sus amigos, no parece nada muy positivo, incluso con la intervención de Cedric.

Bueno, ya lo suponía.

Harry no fue muy querido en el canon, Draco no tenía nada a su favor para ser querido
mínimamente.

—Te has vuelto 10 veces más problemático de lo que recuerdo, por cierto, algunos chicos en
Slytherin realmente te apoyan, sepa Merlín porque— gruñe Blaise al llegar a su lado estirándose
sutilmente, Draco siente una empatía por él.

Durante los últimos 4 años siempre ha estado así de tenso y cansado por investigar, Ravenclaw no
era solamente un título cualquiera, si bien amaba a Anthony, Blaise en Ravenclaw habría hecho
todo incluso mejor.

Anthony se abraza a Draco viendo mal a Blaise, quien rueda los ojos sin tomar parte de la
competencia por quien es su mejor amigo.

Es tan difícil ser él.

—Aunque te amo Anthony, realmente quisiera que hicieras algún movimiento con Padma,
especialmente cuando tengamos el baile; creo que será en navidad probablemente— menciona
Draco comenzando a caminar, sin importarle tener a Anthony pegado a él como un koala.

—¿Baile?— pregunta Anthony confundido, Blaise solamente se encoge de hombros.

—Según leí es normal un baile para celebrar el torneo, ahora que Draco está en este es
probablemente que el límite de edad sean los de cuarto año; para lo cual es necesario una pareja
para hacer presencia social— Blaise aborda todo de forma casi cínica para cualquiera que no fuera
un sangre pura, los cuales estaban acostumbrados a estos eventos sociales desde siempre.

Draco meditó que la mayoría de Slytherin tomarían todo de forma muy práctica, si ya existieran
algunos compromisos es probable que elegir pareja fuera más sencillo dependiendo cuales
acuerdos tuvieran; sí no fuera porque Draco es el campeón, habría tomado fácilmente a Pansy
como pareja para hacerla feliz, o una adorable Luna para que pudiera ser parte de la diversión.

Ahora como campeón, tenía otros planes en mente, pero era demasiado pronto para pensar en ellos.
Especialmente con Dragones cerca.

¿Sería un mal campeón sí entrara a la primera prueba con su cámara polaroid?

—¡Draco!— el llamado de Neville hizo que saltara un momento, Anthony parecía entrar en shock
mientras sacudía los hombros de Blaise preguntando de forma alterada por el baile.

Blaise se dejaba hacer, aunque su rostro sin emociones demostraba lo cerca que estaba para
lanzarlo volando, lo cual era decir mucho.

—Neville— saludó con una sonrisa, de todos los Gryffindor siempre fue su favorito, ahora con el
torneo la mayoría de Gryffindor no lo veían muy bien excepto sus amigos cercanos; los gemelos
era una combinación exasperante de apoyarlo por la locura y querer averiguar cómo engañó el
cáliz —me alegra de verte y tener compañía agradable para variar.

Recibió dos golpes demasiado coordinados de Anthony y Blaise en la cabeza, lo cual le hizo
entender porque antes no los había obligado a reunirse.

Esto era sin la unión de Padma maldición.

Los voltea a ver resentido, antes de ver a Neville curioso.

—La profesora McGonagall me indicó que el señor Bagman quiere verte, creo que es algo sobre
campeones— habla Neville con calma, haciendo que los ojos de Draco se abran con sorpresa.

Ha pasado varios días, sabía que tendrían entrevistas y se preguntaba porque se había retrasado
tanto; aunque las películas no demostraban bien el paso del tiempo, ya era demasiado como para
que no pareciera sospechoso. Una parte de él supone que el caos no es tanto, ya que no se
encuentra el infame Harry Potter, pero eso a ignorarlos completamente sería una locura.

Probablemente un cambio creado por su gran interrupción a la historia original.

Bueno.

Interesante.

—Nos vemos luego chicos, no mueran por la ausencia de mi hermosa presencia.

Recibió ahora dos empujones de parte de los chicos, provocando que caminara resentido detrás de
Neville.

Ocupa nuevos amigos.

Draco llamó a la puerta que Neville señalo, luego de decirle que ocupaban estudiar herbología
nuevamente y después entró.

Era un aula bastante pequeña. Habían retirado hacia el fondo la mayoría de los pupitres para dejar
un amplio espacio en el medio, pero habían juntado tres de ellos delante de la pizarra, y los habían
cubierto con terciopelo. Detrás de los pupitres habían colocado cinco sillas, y Ludo Bagman se
hallaba sentado en una de ellas hablando con una bruja a quien Draco no conocía (pero que tenía
una idea de quien sería), que llevaba una túnica de color fucsia.
Como de costumbre, Viktor Krum estaba de pie en un rincón, sin hablar con nadie; aunque hizo un
asentimiento cuando entró que Draco respondió con una leve sonrisa. Cedric y Fleur conversaban.
Fleur parecía mucho más contenta de lo que la había visto Draco hasta el momento, y repetía su
habitual gesto de sacudir la cabeza para que la luz arrancara reflejos a su largo pelo plateado.
Ambos lo saludaron y quiso unirse a la conversación, pero dado que era el último que esperaban
eso no se pudo hacer.

Un hombre barrigudo con una enorme cámara de fotos negra que echaba un poco de humo
observaba a Fleur por el rabillo del ojo.

Fue desagradable para Draco.

Bagman vio de pronto a Draco, se levantó tranquilamente y lo miro con una leve sonrisa.

—El campeón número cuatro se dignó a llegar, entra Draco… No hay de qué preocuparse: no es
más que la ceremonia de comprobación de la varita. Los demás miembros del tribunal llegarán
enseguida…

—¿Comprobación de la varita?— comentó Draco confundido, sin pensar que algo así pasara.

No recuerda algo así en las películas, pero su memoria ya debe estar distorsionada para pensar en
eso realmente.

Nadie podría recordar una comprobación de varitas como algo útil.

—Tenemos que comprobar que vuestras varitas se hallan en perfectas condiciones, que no dan
ningún problema. Como sabes, son las herramientas más importantes con que vais a contar en las
pruebas que tenéis por delante— explicó Bagman, o para que nadie haga trampa piensa con
aburrimiento —El experto está arriba en estos momentos, con Dumbledore. Luego habrá una
pequeña sesión fotográfica. Esta es Rita Skeeter— añadió, señalando con un gesto a la bruja de la
túnica de color fucsia —Va a escribir para El Profeta un pequeño artículo sobre el Torneo.

Ah, genial, piensa con molestia.

Aunque Rita escribió la historia sobre Peter, así que podría ser una aliada.

—A lo mejor no tan pequeño, Ludo— apuntó Rita Skeeter mirando a Viktor.

Tenía peinado el cabello en unos rizos muy elaborados y curiosamente rígidos que ofrecían un
extraño contraste con su rostro de fuertes mandíbulas; llevaba unas gafas adornadas con piedras
preciosas, y los gruesos dedos que agarraban un bolso de piel de cocodrilo, terminaban en unas
uñas de varios centímetros de longitud, pintadas de carmesí.

Podría recomendarle un color más favorable, pero las mujeres no solían tomar muy bien cuando
comentaba sobre la armonía del color.

—Me pregunto sí podría hablar un ratito con Viktor o Draco antes de que empiece la ceremonia—
le dijo a Bagman sin apartar los ojos de Viktor, antes de pasarlo a él —El más joven de los
campeones y además un jugador de quidditch profesional, ya sabes… Para darle un poco de gracia
a la cosa.

Draco levantó las cejas sorprendido, viendo de reojo a Viktor que parcia darle poca importancia a
la mujer. Cedric se vio incrédulo, antes de suspirar y Fleur volteó a ver a Rita claramente
indignada.
No era famoso.

Supone que tal vez quiere sacarle cualquier información que puede sobre el asunto con Sirius,
aunque eso es asunto casi enterrado ahora que es un hombre libre; probablemente vaya más contra
Viktor.

Tal vez así debía ser en el original, sí Harry no estuviera presente.

De los cuatro campeones, Viktor era quien mejor vendería al periódico.

—¡Por supuesto!— aceptó Bagman —Es decir, si los chicos no tienen inconvenientes…

—No quiero dar una entrevista— afirma Draco sin una pizca de duda, que provoca que todos en la
sala lo vean, especialmente Rita; se encoge de hombros fingiendo inocencia —usualmente el
periódico escribe sobre mí, especialmente el año pasado por lo que pasó con mi pariente— mira de
forma descarada a Rita, provocando que todos ahora intercalen miradas entre ambos —esta vez no
quiero dar entrevista, pero sí alguien decide publicar algo sobre mí, bueno, mi padre es famoso por
demandas a este tipo de personas que no respetan la privacidad de un Malfoy— finaliza con una
sonrisa encantadora.

El ambiente es de pronto tenso y sí alguien respira demasiado alto, cualquiera podría escucharlo.

—¿V-Viktor?— pregunta Bagman claramente queriendo salir de la incomodidad.

—Tampoco me interesa— musita casi con frialdad volviendo a su rostro serio, es muy difícil
hacerlo sonreír, pero Draco no puede evitar ver con cierto regocijo como Rita aprieta los labios.

No esperaba eso.

Bueno.

No le importa mucho.

Rita se convierte en una especie rechazada cuando Draco se vuelve para hablar con los campeones,
Fleur parece verlo con cierta simpatía al ver que ha tratado de esa forma a Rita (lo cual es un extra
que agradece), por otro lado, Cedric apenas parece contener la sonrisa.

Bagman sisea a Rita por bajo y cuando Dumbledore entra por la puerta, no parece sorprendido,
aunque su mirada se tarda en él que intenta lucir como si no hubiera hecho nada malo.

Ollivander caminaba tranquilamente detrás de él.

Draco ve como Rita se siente incómoda al ver a Dumbledore, una pena, si no fuera por la
apariencia de arpía que quiere comerte con vida a costa de una exclusiva, en otra vida podrían
haberse llevado bien.

—Rita— saluda el director con amabilidad, sin parecer incómodo.

—¡Dumbledore! ¿Cómo estás?— saludó ella, levantándose y tendiéndole a Dumbledore una mano
grande y varonil —Supongo que verías mi artículo del verano sobre el Congreso de la
Confederación Internacional de Magos, ¿no?

—Francamente repugnante— contestó Dumbledore, echando chispas por los ojos —Disfruté en
especial la descripción que hiciste de mi como un imbécil obsoleto.

Rita Skeeter no pareció avergonzarse lo más mínimo.


Draco ahogó la risa con tos, mientras Cedric incrédulo palmeaba su espalda esperando ayudarle.

—Sólo me refería a que algunas de tus ideas son un poco anticuadas, Dumbledore, y que muchos
magos de la calle…

—Me encantaría oír los razonamientos que justifican tus modales, Rita— la interrumpió
Dumbledore, con una cortés inclinación y una sonrisa —pero me temo que tendremos que dejarlo
para más tarde. Está a punto de empezar la comprobación de las varitas.

Draco que estaba disfrutando de todo, lamento por un momento que todo terminara tan pronto
cuando fueron guiados a unas sillas cercanas a la puerta; tomo asiento rápidamente al lado de
Viktor, quien solamente seguía pareciendo tranquilo, ante todo.

Bastante genial.

Las demás personas comenzaron a llegar y a acomodarse en sus lugares, Cedric sentado al lado de
Fleur, observó la mesa cubierta de terciopelo, donde ya se encontraban reunidos cuatro de los cinco
miembros del tribunal: el profesor Karkarov, Madame Maxime, el señor Crouch y Ludo Bagman.
Rita Skeeter tomó asiento en un rincón.

Draco ignoró el pergamino que sacó y la extraña pluma voladora.

¿A Luna le gustaría una?

—Permitidme que os presente al señor Ollivander— dijo Dumbledore, ocupando su sitio en la


mesa del tribunal y dirigiéndose a los campeones —Se encargará de comprobar vuestras varitas
para asegurarse de que se hallan en buenas condiciones antes del Torneo.

Draco miró hacia donde señalaba Dumbledore, y solamente se mantuvo en silencio al ver al
anciano mago de grandes ojos claros que aguardaba en silencio al lado de la ventana. Ya conocía
al señor Ollivander. Se trataba de un fabricante de varitas mágicas al que hacía más de tres años, en
el callejón Diagon, le había comprado la varita que aún poseía.

—Mademoiselle Delacour, ¿le importaría a usted venir en primer lugar?— dijo el señor
Ollivander, avanzando hacia el espacio vacío que había en medio del aula.

Fleur Delacour fue a su encuentro y le entregó su varita.

Como sí fuera una batuta, el anciano mago la hizo girar entre sus largos dedos, y de ella brotaron
unas chispas de color oro y rosa. Luego se la acercó a los ojos y la examinó detenidamente.

Un poco siniestro y tenebroso, Draco pensó que, sí tuviera más creatividad, podría hacer una
película de terror mágica con alguien como Ollivander.

—Sí— murmuró —veinticinco centímetros… rígida… palisandro… y contiene… ¡Dios mío!

—Un pelo de la cabeza de una veela— dijo Fleur —una de mis abuelas.

Es interesante tener antecedentes de criaturas mágicas, esperaba poder hablar con Fleur sobre el
tema más adelante.

—Si— confirmó el señor Ollivander —si. Nunca he usado pelo de veela. Me parece que da como
resultado unas varitas muy temperamentales. Pero a cada uno la suya, y sí ésta le viene bien a
usted…
Pasó los dedos por la varita, según parecía en busca de golpes o arañazos. Luego murmuró:

—¡Orchideous!— Y de la punta de la varita brotó un ramo de flores —Bien, muy bien, está en
perfectas condiciones de uso— declaró, recogiendo las flores y ofreciéndoselas a Fleur junto con la
varita —Señor Diggory, ahora usted.

Fleur se volvió a su asiento, sonriendo a Cedric cuando se cruzaron.

—¡Ah!, veamos, ésta la hice yo, ¿verdad?— dijo el señor Ollivander con mucho más entusiasmo,
cuando Cedric le entregó la suya —Sí, la recuerdo bien. Contiene un solo pelo de la cola de un
excelente ejemplar de unicornio macho. Debía de medir diecisiete palmos. Casi me clava el cuerno
cuando le corté la cola. Treinta centímetros y medio… madera de fresno… agradablemente
flexible. Está en muy buenas condiciones… ¿La trata usted con regularidad?

—Le di brillo anoche— repuso Cedric con una sonrisa.

Draco miró su propia varita. Al ser de una familia mágica le habían enseñado el cuidado de una
varita desde temprana edad, si bien algunas noches no la cuidaba como era necesario por pasar
horas estudiando o investigando, mínimo una vez por semana le daba un buen mantenimiento.

Terry quien era otro sangre pura solía hacerlo regularmente, ahora tanto Anthony como Michael
habían tomado la costumbre gracias a ellos.

Una varita cuidada, era una varita agradecida y no por nada la magia era tan fácil en una varita
cuyo amo la mantenía regularmente en buen estado.

Su varita había sido tomada en mantenimiento de limpieza hace dos días y seguía en un estado
impecable, seria genial.

El señor Ollivander hizo salir de la varita de Cedric una serie de anillos de humo plateado, se
declaró satisfecho y luego dijo:

—Señor Krum, si tiene usted la bondad…

Viktor Krum se levantó y avanzó hasta el señor Ollivander desgarbadamente, con la cabeza gacha
y un andar torpe. Sacó la varita y se quedó allí con el entrecejo fruncido y las manos en los
bolsillos de la túnica.

—Mmm— dijo el señor Ollivander —ésta es una manufactura Gregorovitch, si no me equivoco.


Un excelente fabricante, aunque su estilo no acaba de ser lo que yo… Sin embargo…

Levantó la varita para examinarla minuciosamente, sin parar de darle vueltas ante los ojos.

—Si… ¿Madera de carpe y fibra sensible de dragón?— le preguntó a Krum, que asintió con la
cabeza —Bastante más gruesa de lo usual… bastante rígida… veintiséis centímetros… ¡Avis!

La varita de carpe produjo un estallido semejante a un disparo, y un montón de pajarillos salieron


piando de la punta y se fueron por la ventana abierta hacia la pálida luz del sol.

—Bien— dijo el viejo mago, devolviéndole la varita a Krum —Ahora queda… el señor Malfoy.

Draco caminó tranquilamente para entregar su varita.

—¡Aaaah, sí!— exclamó el señor Ollivander con ojos curiosos —La recuerdo perfectamente.

No recordaba tan bien ese día.


Pero fue cuando tenía 11 años, ese era su primer año en Hogwarts, había ido con Theo y Blaise ese
día a obtener su varita; no importa cuánto hubiera suplicado por una que tuviera algo de dragón,
Ollivander le había dado la varita que tenía pelo de unicornio.

Había casi olvidado el recuerdo, pero Ollivander no.

Interesante.

El anciano mago se pasó mucho más rato examinando la varita de Draco que la de ningún otro.
Pero al final hizo manar de ella un chorro de vino y se la devolvió a Draco, declarando que estaba
en perfectas condiciones.

—25 cm de largo, hecha de madera de espino, y un núcleo de pelo de unicornio— Draco se sintió
algo abochornado, ya que había dicho maravillas de la varita de Cedric, pero con la suya parecía
casi pensativo —bastante flexible, una varita que esta más a gusto cuando su mago está en periodo
de crisis— añade ahora de forma intrigante, provocando que Draco vea a su varita como sí fuera
una traidora.

Los últimos 3 años parece que ha pasado de crisis en crisis, ahora no se extraña que la varita sea
tan buena con él si ese fuera el caso.

De reojo ve las miradas divertidas de Fleur y Cedric, los fulmina con la mirada esperando que
Ollivander le regrese la varita.

No lo hace.

—¿Señor?— pregunta con curiosidad, incluso viendo a Dumbledore, que parece pensativo al ver a
Ollivander.

Como sí algo pasara entre toda esta situación.

—Recuerdo el Unicornio del que tome el pelo, una criatura excepcional, una anormalidad… era un
Unicornio que no era de Inglaterra, una anormalidad del este… esta varita no se doblegaría ante las
artes oscuras, las aborrece… pero… interesante… había olvidado el procedente de esta varita, de
este árbol de espino en particular.

Bien oficialmente Draco piensa que esta loco, sí las miradas de otros a su alrededor indican algo,
este hombre acaba de perder un tornillo.

—Tal vez debería tener mi varita de regreso— susurra intentando recuperarla, pero deteniéndose
cuando Ollivander lo sujeta de la muñeca.

Suelta un chillido alarmado, maldice a Rita si escribe sobre esto.

—El árbol que dio la madera para tu varita se encuentra en Rusia, en una tumba en Dargavs,
siempre me pregunte porque ahí estaba… creo que deberías ir algún día, tal vez el destino de tu
varita te lleve ahí; el destino es un poco quisquilloso— habla el hombre con una mirada amable,
pero Draco aparta su varita de este casi por instinto.

¿Dargavs?

Esa palabra la musito muy bajo y duda que al haber estado tan cerca de este, alguien más pudiera
escuchar algo.

—Gracias a todos — dijo Dumbledore, levantándose y Draco se alegró de la distracción —Ya


podéis regresar a clase. O tal vez sería más práctico ir directamente a cenar, porque falta poco para
que terminen…

Draco se mantuvo de pie listo para irse, con la sensación de que al final no todo había ido mal
aquel día aunque extraño sin duda, pero el hombre de la cámara de fotos negra se levantó de un
salto y se aclaró la garganta.

—¡Las fotos, Dumbledore, las fotos!— gritó Bagman —Todos los campeones y los miembros del
tribunal. ¿Qué te parece, Rita?

—Eh… sí, ésas primero— dijo Rita Skeeter, poniendo los ojos de nuevo en Viktor —Y luego tal
vez podríamos sacar unas individuales.

Las fotografías llevaron bastante tiempo, aunque cuando querían sacar fotos individuales Draco se
negó e incluso amenazó con quemar la cámara si alguien insistía, curiosamente Dumbledore no
pareció afectado por eso y no lo reprendió, así que no hubo mucho foco de atención en Draco.

Al menos parecía darle libertar.

La mayoría estuvo en Viktor.

Dondequiera que se colocara, Madame Maxime le quitaba la luz a todo el mundo, y el fotógrafo no
podía retroceder lo suficiente para que ella cupiera. Karkarov se empeñaba en enroscar la perilla
con el dedo para que quedara más curvada. Krum, a quien suponía acostumbrado a aquel tipo de
cosas, se escondió al fondo para quedar medio oculto al inicio, hasta que Rita exigió que saliera. El
fotógrafo parecía querer que Fleur se pusiera delante (asqueroso), pero Rita Skeeter se acercó y tiró
de Viktor para destacarlo. Luego insistió en que se tomaran fotos individuales de los campeones,
tras lo cual por fin pudieron irse.

Draco más rápidamente cuando amenazó nuevamente con quemar la cámara.

Mientras bajaba para ir al comedor, sin saber en qué momento se hizo tan tarde, no pudo evitar
pensar con curiosidad sobre el tema.

Dargavs.

Sonaba inquietantemente familiar por algún motivo.

—Creo que es algún lugar en Rusia, pero no estoy seguro— habló Anthony cuando le preguntó al
llegar a la mesa de Ravenclaw.

Los demás negaron con la mirada, hasta que Luna llegó un poco tarde con Luna y sus ojos
brillaron emocionados.

—Conozco el lugar— parecía emocionada por ayudar y Draco la vio casi emocionado —se llama
la ciudad de los muertos, es un cementerio en la región de Osetia en Rusia; mi madre me llevó una
vez cuando era niña, dijo que de ahí venían los antepasados de nuestra familia— añade con alegría
como siempre que habla de su madre.

Draco pestañea confundido.


Había ido anteriormente a Rusia, pero más a ciudades centrales mágicas con su familia, nunca
había escuchado de ese lugar.

Un cementerio.

¿Qué haría Ollivander ahí?

Volteó a ver su varita mientras con curiosidad mientras sus amigos comían, pensando en porque
tendría algo que ver ese árbol en específico o que significaba todo esto. Se dice que el mago no
elige la varita, si no que la varita elige al mago.

¿Qué hace especial a esta varita?

¿Por qué lo eligió?

¿De qué ejemplar hablaba Ollivander cuando hablo el unicornio del que pertenecía este núcleo?

Con el torneo y el propio Orion Blake no tiene tiempo para investigar, pero algo dentro de él le
indicaba, que aquí habría una historia; con suerte cuando terminara el torneo (sí sobrevivía) y
descubría más sobre Orion Blake podría investigar el origen de su varita.

Había prometido a Harry viajar luego del colegio, tal vez quisiera ir a Rusia.

—Otra vez estás mirando a Potter— señala Michael y Draco no siente el mínimo remordimiento
cuando convierte su nariz en la de un pato.

No importa el regaño de McGonagall, Draco ve su rostro orgulloso por la transformación que hizo.

El diario el profeta apenas y lo menciona a él, Draco levanta el puño con éxito cuando se centran
más en Viktor Krum.

Viktor lo ve con odio cuando salta emocionado en la mesa de Slytherin mostrando el periódico
como si fuera la mejor cosa del mundo, Cedric y Fleur quienes habían accedido a compartir una
comida al día entre los cuatro, parecen divertidos.

—¿Cómo que no juegas al quidditch?— dice Draco incrédulo.

Fleur arruga la nariz.

—No me gustan las escobas.

—Pero tenía una teoría sobre como el cáliz elegiría a jugadores de quidditch, claro que no soy
buscador y jugué como golpeador; pero me gustaría intentar ser buscador el otro año sí sobrevivo.
El punto aquí es que sí dices que no te gusta el quidditch arruinaría mi teoría y mi plan de unión
para jugar quidditch entre los cuatro.

Los otros campeones lo ven con seriedad como si pensara que tiene alguna enfermedad terminal.

—Tu solamente quieres jugar con Krum— musita Cedric incrédulo y Draco no se molesta en
corregirlo.

—Por supuesto que quiero, es Viktor Krum— dice lo último como si fuera anuncio publicitario,
Viktor lo ve con odio y Draco se ríe a carcajadas mientras los otros dos suspiran.

—Es idiota— susurra Fleur.

Cedric se encoge de hombros sin negarlo o confirmarlo, para ser un buscador, no pudo esquivar la
papa voladora de Draco en su frente.

Bueno.

No por nada fue un gran golpeador.

La primera salida de Luna a Hosgmeade había sido una locura por Draco como campeón, pero era
una semana antes de la primear prueba y sí era la última salida de su protegida, tomaría todo lo que
pueda con sus manos. Draco esperó a Luna en la entrada, quien lucia emocionada de por fin poder
salir con ellos y fueron a recoger a Ginny que rápidamente abrazo a Luna antes de chocar los cinco
con Michael; Draco hizo un berrinche porque era el que primero habló con Ginny y esta pareció
encantada antes de abrazarlo. Era raro abrazar a Ginny, pero la mayoría de niñas a su alrededor lo
abrazaban, así que aceptó el abrazo haciendo sonreír a la niña pelirroja. Mientras caminaban por el
lugar, Terry arrastró a Michael cuando vio una tienda de libros muy en contra de Michael que le
suplicaba a Ginny que lo rescatara; Ginny no se movió.

Sutilmente, no tan sutil, Draco empujó a Anthony contra Padma, quien desde que descubrió el
futuro baile (antes que la mayoría) no dejaba de estar tenso junto a su amiga.

Padma sujetó la muñeca de Anthony señalando una tienda que quería ver, cuando este aceptó
acompañarla, Draco empujo rápidamente a Luna y Ginny contra un grupo de estudiantes; se asomó
con cuidado para notar como Padma parecía confundida, pero se encogía de hombros antes de
arrastrar a un muy rojo Anthony.

Apretó el puño con emoción.

El Pany estaba en movimiento.

—Por qué no me extraña que Draco aparezca de la nada— habló la voz de Hermione incrédula, es
cuando Draco ve que se ha acercado al trío dorado para ocultarse y ahora sujeta a un Ron que
parece indiferente a ser tratado como poste de luz.

Ha crecido incluso más, maldición, es más alto que él ahora.

Draco no se siente feliz al respecto.

—Lo siento, ocupaba dejar a Padma y Anthony a solas, si no es por mí nunca despegará ese ship—
habla de forma dramática, Luna y Ginny lo ven confundidas, antes de reírse entre ellas.

Harry que estaba ahí, lo ve levemente incrédulo antes de suspirar.

—¿Se unirán a nosotros?— pregunta Ron casualmente, Draco levanta la mirada cuando ve algo de
falsa inocencia en él y a Harry lanzándole dagas con los ojos.

—No lo sé Ron— responde para su sorpresa Ginny mientras se sujeta a su brazo —ayer me dijiste
que no querías salir con tu latosa hermana menor, así que tal vez deberíamos irnos por ahí Draco—
hay claramente una malicia en la voz de Ginny que le sorprende y orgullece por partes iguales.

Luna ríe cantarinamente ante la mirada molesta de Ron.

—No sé sí debería o no sentirme orgulloso por esas palabras— admite Draco de forma conmovida,
haciendo que Ginny le guiñe el ojo y una sonrisa estalle en su rostro —debiste ser una Slytherin,
bajo mi mando habrías sido la mujer que infunda más temor después de Padma.

—¿Entonces soy tu Gryffindor favorito?

—La lucha está entre Neville y tú.

—¡Hey!

Todos voltean a ver el rostro de Harry, que parece indignado por esa clasificación y provoca que
Draco solamente ruede los ojos divertidos.

—Pero si te he promovido al puesto 30, ya sabes, es un gran logro Potter.

Harry farfulla el resto del camino, a pesar de las quejas iniciales de Ginny disfruta de que el grupo
de 6 comience a caminar por ahí; cuando Hermione menciona que van a ir a las 3 escobas a ver a
Sirius, pregunta si puede unirse a lo que Harry parece satisfecho al ver a Ginny que sigue riéndose
por algo.

Al llegar dentro del establecimiento, Draco prácticamente salta para abrazar a Sirius que igual de
dramático regresa el apretón; la mayoría voltea a ver por el bullicio, pero Draco solamente disfruta
de la calidez de Sirius y la anormalidad que es como familia ser de esta forma. La presencia de
Remus hace que se erice un poco, lo saluda de forma tensa, aunque los demás parecen tener menos
reparos en saludar a su viejo profesor; Draco termina cediendo momentos después cuando hablan
de Moody.

—Es horroroso, realmente lo extraño profesor Lupin— se queja Draco dramáticamente al lado de
Luna, quien parece encantada.

—A pesar de que odia a Draco, conmigo siempre es muy amable, palmea mi cabeza todo el
tiempo.

Y nadie entiende eso.

Como el hombre que practica maldiciones con todos, un día incluso le dio un dulce a Luna,
haciendo que Draco quiera asesinarlo sí tuviera veneno; solo era un confite de caramelo como
cualquier otro.

—Dejando eso de lado, me sorprende que decidieras participar en el torneo Draco, eso es muy
peligroso— expresa el profesor Lupin y Draco se había sorprendido de que nadie mencionara el
torneo hasta ahora.

La cerveza de mantequilla no será suficiente para esto, cuanto daría por un poco del whisky de
fuego que tomaba Sirius en este momento.

Este sonríe como si leyera sus pensamientos, pero no se lo ofrece.

Idiota.

Por eso prefiere a Dora.


—Eso sin duda es una locura, bastante Gryffindor para un Ravenclaw— señala Sirius de forma
juguetona y parece.

Vivo.

Con casi un año desde su escape y sin duda una mejor vida, está dejando rápidamente la imagen de
preso que tenía la primera vez que conoció y se siente feliz por eso; por verlo tener una vida.

—Creo que es una locura, por algo prohibieron a los menores de edad— susurra Hermione
claramente incómoda por el tema.

—Creo que es bastante genial, me hubiera gustado participar en realidad, aunque no al nivel de
George y Fred— ahora comenta Ron con un encogimiento de hombros.

Draco nota la mirada de Harry en otro punto, tampoco parece feliz del tema y se preguntó sí de
alguna manera ridícula, en realidad este habría querido participar; en las películas si mal no
recuerda, había lucido aborrecido de la idea o la atención.

Ahora parece muy enojado también.

¿Quién entiende a este chico?

—La próxima semana será la prueba, he hablado con Dumbledore— Sirius comparte una mirada
con Draco, quien parece tranquilo al notar que no hay total adoración en su voz y eso lo alienta de
que no sea otro seguidor del hombre —iremos a verte por supuesto, Dora viene… Andy no está
feliz contigo— añade con una pequeña mueca y Draco suspira.

No.

No lo estaba.

Pero al menos le envió una carta para decirlo, no como sus padres.

—¿Tienes alguna idea de cuál es la primera prueba?— pregunta Remus curioso a lo cual Hermione
luce escandalizada.

Le da tiempo para compartir una rápida mirada con Luna, que sonríe levemente.

—Profesor no se puede ayudar a Draco.

—Bueno técnicamente ya no es un profesor, así que no debes asustarte— intenta aplacarla, pero
Hermione no es alguien que salga fácilmente del sistema reglamentario de cualquier institución.

El caos que se iba armar era divertido.

—Tal vez yo pueda ayudar un poco— habla una voz a su espalda, que provoca que todos volteen a
ver, los ojos de Draco se ensanchan.

Cabellera roja y ojos casi celestes, la sonrisa divertida de Charlie Weasley hace que su corazón dé
un salto porque es demasiado atractivo.

Su boca se abre ligeramente sorprendida.

Interesante.

.
.

Draco nunca había estado más a favor de un secuestro, no es que estuviera enamorado del atractivo
Charlie Weasley, pero cuando un hombre bastante sexy te roba de tu grupo de amigos es casi
imposible sentirse molesto. Charlie fue claro en que solo quería tomar una bebida con un viejo
conocido, Draco tal vez se había sonrojado cuando lo siguió, pero era difícil no ver el trasero del
chico que lo apartó al otro lado del pub; lo que daría por tener algunos años más. En su vida pasada
como Orion no era de escoger chicos y tener citas, usualmente era más que todo una salida loca
con su única amiga y cada quien por su lado buscando un polvo ocasional.

Si hubiera tenido algún ejemplar como Charlie, probablemente hubiera pensado en citas.

Pero eso no importaba ahora.

—Espero que sea una actualización para Argo, sí muero en la primera prueba me gustaría incluir al
gato en el testamento que tengo— bromea con una sonrisa, los ojos de Charlie brillan interesados
antes de negar con la cabeza.

Argo que se estaba quedando con su prima Dora.

—¿Sabes que te llevo 7 años?— pregunta Charlie con diversión, a lo cual Draco pestañea
confundido.

—Supongo.

—No digo que no seas un chico apuesto Draco, pero, ya sabes, tienes la edad de mi hermano— hay
una especie de disculpa en su voz.

Draco se sorprende, porque no había hecho ningún movimiento (no es que no hubiera pensado), de
que fuera bateado antes si quiera de intentar algo.

Una chispa aparece en su cabeza.

—¿Dora?

Charlie sonríe con un whisky de fuego en sus manos, que nuevamente, Draco se muere por probar.

—Nymphadora me dio la “charla”, cuando comenté casualmente que te conocía, sobre como seria
inapropiado de mi parte intentar algo con un chico 7 años menor, solo porque mencioné que eras
bastante atractivo.

Bueno estaba siendo rechazado, al mismo tiempo que le decían que era atractivo.

Su ego se siente confundido.

Draco sonríe sin poder evitarlo.

—En unos años no sería un problema— bromea descaradamente con un guiño, a lo cual Charlie
suelta una risa divertida.

Un sonido de que algo explotó hizo que todos en el lugar voltearan a ver a una lampara en alguna
esquina del lugar, que parecía haber sido explotara accidentalmente; algo parecido a lo que paso en
los mundiales y Draco no pudo evitar una sensación de Deja Vu.

Eso parece pasar más seguido de lo que debería.


—Amo demasiado a Nymphadora para intentar algo con su primo pequeño que ella defiende a capa
y espada, pero en unos años podríamos volver a hablar sí estamos interesados— Draco tomaría eso
como una promesa —en realidad quería hablarte por algo más importante— añade con sonrisa
amable y seriedad en los ojos.

Draco toma de su cerveza de mantequilla con rostro tranquilo.

Voltea rápidamente a su alrededor, notando alegre la falta de atención sobre ellos, bueno Harry
parece verlos como un halcón desde el otro lado de la habitación; pero parece ser que Ron está
intentando llamar su atención para distraerlo.

Sin éxito.

Bueno no está cerca para escuchar.

—Si es sobre la primera prueba y que trata sobre algo similar a mi nombre, ya lo descubrí—
expresa Draco con diversión al notar la clara incredulidad de Charlie.

Tal parece que había estado al borde de ayudarlo.

Que amable.

Amable, atractivo, amante de dragones.

Draco nació definitivamente en la época equivocada.

—Supongo que no necesitas mi ayuda entonces— tampoco pregunta mucho o es entrometido, no


puede esperar a que sea mayor de edad para probar este trozo de carne.

Si.

Las hormonas también lo afectan a él en ocasiones.

No es su culpa.

—Sabes, nunca he tenido la oportunidad de probar el whisky de fuego, creo que merezco un
premio por ser alguien tan inteligente y también amante de dragones— habla con una sonrisa
encantadora, que hace que Charlie suelte una risa descarada antes de ver a todos lados.

Es una mala influencia, piensa cuando pasa su trago a Draco quien lo toma antes que alguien pueda
ver; no es su primera vez tomando alcohol. En algunos bailes ha probado champagne y algunas
bebidas de poco alcohol que su padre permitió; un Malfoy no puede avergonzar a otros por ser
intolerante al alcohol.

Cuando viajó con su madre, Megumi y Draco se escabulleron con un poco de sake, porque ambos
querían probarlo.

El whisky de fuego quemaba menos que el sake (un trago fue suficiente para que ambos herederos
lo escupieran indignados), era como un licor fuerte que quemaba y reconfortaba la garganta de
forma picante.

Muchos pensarían que al tener un padre alcohólico como Orion no le gustaría el alcohol, pero a
pesar que sabe que el alcohol puede consumir mucho a una persona, Draco se encontró en ambas
vidas disfrutando de la bebida; no en exceso, pero en su lugar lo volvía alguien mucho más suave,
menos estresado y sonriente.
Irónico que comparta un vicio así con su padre.

—Delicioso— señala Draco con voz ahogada por el ardor, haciendo que Charlie sonríe tomando de
su cerveza de mantequilla para tomar un trago.

—Salud, por tu primer trago de whisky de fuego— choca la copa vacía con la jarra de este con
diversión.

Esperando que esto fuera una nueva amistad, sabe Merlín que necesita más amigos fanáticos de
dragones.

Ahora es una jarra de cristal que parece explotar haciendo que algunos gruñan indignados.

—Eso parece común últimamente— habla Draco confundido.

Charlie solo sonríe maliciosamente antes de asentir.

—No te puedo ayudar con la prueba, pero escuché de Harry el amigo de mi hermano menor que te
gustan los dragones— Draco quiere agradecer a Harry por eso, antes de meterse nuevamente en
una charla apasionada sobre dragones.

Dos jarras más explotan en lo largo de una hora.

Draco quiere hablar con el encargado del lugar sobre sus artículos defectuosos.

Continuará…

Chapter End Notes

Muchas cosas en poco tiempo, este capítulo está cargado de muchas cosas que en el
futuro van a significar cosas, como también sobre los cambios que Draco genera ya
sin importarle. No solamente es un campeón ahora, al igual que la división de casas,
parece que quiere hacer pequeñas revoluciones ahora en escala de los colegios.

Muchos pensaban que a estas alturas Rita estaría sobre Draco y Harry, pero eso no va
suceder por ahora, ya que Harry la estrella que Rita había usado para el torneo no se
encuentra dispuesto para esto, Viktor es su segunda celebridad.

Draco es un sangre pura que sabe manejar la prensa cuando están frente a él y aparte
de lo sucedido el año pasado, no representa ventas para Rita ahora; ya que aún no lo
relaciona con Harry.

Tenemos un poco más de Charlie para tristeza de Harry, espero disfrutaran de su


cameo y el siguiente capitulo es uno que he pensado desde antes de comenzar a
escribir los libros, así que espero disfruten del show.
Capítulo 9: Como entrenar a tu dragón.
Chapter Summary

Draco esta indeciso sobre si es mejor morir en la primera o segunda prueba.

Pero hay dragónes, así que probablemente es mejor la primera.

Chapter Notes

See the end of the chapter for notes

La salida de Hosgmeade fue encantadora para Draco, no pudo más que hablar unas dos horas con
Charlie antes que Luna y Ginny tomaran su atención para ver las demás tiendas; acosaron un poco
la no cita de Anthony y Padma, antes que Terry y Michael se unieran a ellos. En realidad, fue un
gran espectáculo para tener sí este fuera su último viaje a Hosgmeade, hizo algunas bromas sobre
testamentos que sus amigos no lo tomaron en serio, particularmente Padma cuando se unió;
aparentemente había estado metiendo demasiado tiempo en él como para dejarlo morir. Esta vez
cuando regresó al castillo, los dulces fueron para Megumi quien sonrió encantada porque se
acordará de ella, camino tranquilamente hasta la cámara de los secretos luego de que Ginny fuera a
la torre Gryffindor, donde estuvieron entrenando el escudo.

No era muy útil, Draco salía con una o dos quemaduras, pero era mejor tenerlo como emergencia.
Sus amigos comenzaban a ser bastante hábiles con sus propios hechizos, así que todos ganaban de
alguna u otra forma.

Tenía otro plan principal para la primera prueba aparte del escudo, pero como aprendió el año
pasado con Sirius, el respaldo siempre era necesario.

Quisiera admitir que el día de la prueba llegó lento, pero en realidad llegó extremadamente rápido
y sentía un poco de ganas de vomitar al respecto.

Una parte de él estaba extasiada por la idea de verse cara a cara con un dragón, sí hubiera podido
elegir su futuro en este momento, sería como cuidador de dragones, aunque fuera en el fin del
mundo; las criaturas eran tan magnificas y poderosas, siempre pensó que eran la mejor parte de ser
un mago y como Orion había disfrutado mucho de lo poco que podía de investigar de estas en sus
limitados tiempos libres. Selena conocía a su hermano y cada cumpleaños, algo con temática de
dragones pertenecía a su habitación, a pesar del poco dinero disponible ambos amaban al otro.

Había ido a una reserva de dragones cuando era niño en esta vida, pero nunca había estado cerca de
ellos, sólo los había visto cuando eran bebes y siempre con un cuidador profesional; los grandes
eran tan violentos e incontrolables, que sus padres no se arriesgaron a ellos a pesar de las suplicas
de Draco.

Pero ahora tenía la oportunidad de verlos.

Frente a él.

Magnífico.

—Podrías al menos fingir que no estás emocionado por caminar a tu posible muerte— le reprende
Padma con el ceño fruncido mientras caminan juntos, todos los demás están esperando en sus
puestos y era turno de Padma de acompañarlo.

Habían practicado toda la semana de forma demasiado seria, apenas y había visto a los otros
campeones, pero todos parecían dispuestos también en sus entrenamientos.

Que gane el mejor.

En igualdad de condiciones.

Claro que Draco tenía desventaja de ser algunos años menor, por algún motivo sentía que podría
hacer mejor esta prueba que las siguientes.

También Padma viene porque había intentado colar la cámara polaroid para la primera prueba y
esta había lucido horrorizada, antes de tener su mejor rostro de mamá gallina impidiendo que
pudiera obtener una fotografía de primera mano.

Fue muy triste en realidad.

—Espero recuerdes mi testamento —bromea y Padma le da una mirada exasperada, al igual que
sus amigos Ravenclaw estos días parece cansada.

Se siente un poco culpable por eso.

—No tienes permitido morir— es lo único que dice ella y Draco sujeta la mano de Padma con una
sonrisa, su amiga parece tensa y su mano es algo fría al tacto.

La felicidad que la chica había tenido la semana pasada por su casi cita con Anthony, parece haber
disminuido cada que la prueba se acercaba; todos parecían siempre tensos ahora a su alrededor.

—No lo haré, cuando termine la prueba vamos a pasar una noche libre en la torre Ravenclaw
disfrutando de una pijamada grupal— intenta animarla y por la vaga sonrisa de ella funciona, con
un último abrazo solamente puede quedarse a solas frente al profesor Flitwick quien parecía
haberlo estado esperando.

Es hora.

El profesor parecía tan nervioso como Padma cuando a Draco le toco bajar la escalinata de piedra
y salir a la fría tarde de noviembre, se detuvo frente a él.

—Joven Malfoy, espero que todo salga bien el día de hoy, lo importante es la serenidad— Flitwick
parece incómodo, pero todos los últimos días había estado particularmente atento a sus clases y
enseñarle cualquier cosa que Draco preguntara —conserva la cabeza serena. Habrá magos
preparados para intervenir si la situación se desbordara… Lo principal es que lo hagas lo mejor que
puedas, y no quedarás mal ante la gente. ¿Te encuentras bien?

—Creo que todo saldrá bien— no debe admitir que ya sabe que hay dragones, pero no puede evitar
la sensación de emoción.

Flitwick parece incrédulo al verlo, antes de suspirar y liderar el camino.

Él lo conducía bordeando el bosque hacia donde debían estar los dragones; pero, al acercarse al
grupo de árboles detrás del cual habría debido ser claramente visible el cercado, Draco vio que
habían levantado una tienda que lo ocultaba a la vista.
Sintió el calor del lugar.

Draco se emocionó más de lo que debería.

—Tienes que entrar con los demás campeones— le dijo Flitwick con voz temblorosa —y esperar
tu turno, joven Malfoy. El señor Bagman está dentro. Él te explicará lo que tienes que hacer…
Buena suerte.

—Gracias— dijo Draco con tranquilidad.

Él lo dejó a la puerta de la tienda, y Draco entró.

Fleur Delacour estaba sentada en un rincón, sobre un pequeño taburete de madera. No parecía ni
remotamente tan segura como de costumbre; por el contrario, se la veía pálida y sudorosa. El
aspecto de Viktor Krum era aún más hosco de lo habitual, y Draco supuso que aquélla era la forma
en que manifestaba su nerviosismo. Cedric paseaba de un lado a otro. Cuando Draco entró le
dirigió una leve sonrisa a la que éste correspondió, aunque a los músculos de la cara les costó
bastante esfuerzo, como si hubieran olvidado cómo se sonreía.

No importa que la intervención de Draco les diera mucho tiempo para prepararse, supone que no
todos están emocionados ante la idea de entrar con un dragón frente a ellos y poder morir.

Sería una muerte espectacular.

—Bien ya estamos todos— dijo Bagman muy contento, mirándolo —¡Ven, ven, ponte cómodo!

De pie en medio de los pálidos campeones, Bagman se parecía un poco a esas figuras infladas de
los dibujos animados. Se había vuelto a poner su antigua túnica de las Avispas de Wimbourne.

Los padres de Terry estarían emocionados.

—Bueno, ahora ya estamos todos… ¡Es hora de poneros al corriente!— declaró Bagman con
alegría —Cuando hayan llegado los espectadores, os ofreceré esta bolsa a cada uno de vosotros
para que saquéis la miniatura de aquello con lo que os va a tocar enfrentaros— Les enseñó una
bolsa roja de seda —Hay diferentes… variedades, ya lo veréis. Y tengo que deciros algo más…
Ah, si… ¡vuestro objetivo es coger el huevo de oro!

Draco miró a su alrededor. Cedric hizo un gesto de asentimiento para indicar que había
comprendido las palabras de Bagman y volvió a pasear por la tienda. Tenía la cara ligeramente
verde. Fleur Delacour y Krum no reaccionaron en absoluto, aunque lo vieron de reojo, tal vez
pensando que finalmente había tenido razón todo este tiempo. Tal vez pensaban que se pondrían a
vomitar sí abrían la boca; se habían visto estos días bastante incómodos.

Aunque ellos, al menos, estaban allí voluntariamente…

Draco duda que deba estar aquí, pero bien podría aprovechar cada oportunidad que tiene para ser
feliz.

Morir en la boca de un dragón.

Glorioso.

Enseguida se oyeron alrededor de la tienda los pasos de cientos y cientos de personas que hablaban
emocionadas, reían, bromeaban… Draco se sintió separado de aquella multitud como si
perteneciera a una especie diferente. Y, a continuación (a Draco le pareció que no había pasado
más que un segundo), Bagman abrió la bolsa roja de seda.

—Las damas primero— dijo tendiéndosela a Fleur Delacour.

Ella metió una mano temblorosa en la bolsa y sacó una miniatura perfecta de un dragón: un galés
verde. Alrededor del cuello tenía el número dos. Draco pudo notar como la chica parecía
fuertemente decepcionada que al final del día, si hubiera dragones de por medio.

Lo mismo que en el caso de Krum, que sacó el bola de fuego chino. Alrededor del cuello tenía el
número tres. Krum ni siquiera parpadeó; se limitó a mirar al suelo. Cedric metió la mano en la
bolsa y sacó el hocicorto sueco de color azul plateado con el número uno atado al cuello.

Sabiendo lo que le quedaba, Draco metió la mano en la bolsa de seda y extrajo el colacuerno
húngaro con el número cuatro. Cuando Draco lo miró, la miniatura desplegó las alas y enseñó los
minúsculos colmillos.

Casi quiso preguntar sí podría quedarse con esta pequeña cosita hermosa.

Un colacuerno.

El más peligroso de los 4 dragones y el que mayor dificultad tendría de encontrarse en el futuro, si,
sí Draco muere hoy lo hará feliz.

El Colacuerno húngaro es un dragón nativo de Hungría y se considera la raza más peligrosa entre
los dragones. Tiene escamas negras, una cola con púas, y los cuernos de bronce que sobresalen de
su cabeza. Tiene ojos amarillos con pupilas verticales. Su rugido es como un maullido y gritos
chirriantes, y su llama puede llegar a unos quince metros. Las llamas de la respiración del
Colacuerno pueden llegar a temperaturas extremamente altas, pudiendo calentar una piedra al rojo
vivo en cuestión de segundos. El Colacuerno se alimenta de ganado vacuno, ovino y caprino. Sus
huevos son de color cemento con cáscaras muy duras.

También son conocidos por ser una de las razas más feroces de los dragones, no debe ser normal
que Draco se encuentre emocionado por esto. El colacuerno demuestra ser extremadamente rápido
durante el vuelo ya que es capaz de mantenerse a la misma velocidad que una saeta de fuego, la
cual es capaz de llegar a casi 130 m/s desde 0 a 10 segundos de escoba.

Para su tamaño, el colacuerno es capaz de grandes maniobras aéreas, manteniéndose a la par de las
habilidades de vuelo con otros animales más aerodinámicos.

Si.

Draco era un fanático de los dragones.

—¡Bueno, ahí lo tenéis!— dijo Bagman —Habéis sacado cada uno el dragón con el que os tocará
enfrentaros, y el número es el del orden en que saldréis, ¿comprendéis? Yo tendré que dejaros
dentro de un momento, porque soy el comentador. Diggory, eres el primero. Tendrás que salir al
cercado cuando oigas un silbato, ¿de acuerdo? Bien.

El hombre lo vio un momento con duda, antes de negar con la cabeza y llamar a los demás para
alistarse.

—Buena suerte Cedric— habló Draco tardíamente, el chico volteó a verlo con una mirada de
agradecimiento antes de asentir.

Luce algo verde.


Draco quisiera poder ir a ver, pero no lo tenían permitido exactamente ir al público para poder
observarlos en las gradas; era el único problema que había visto actualmente.

En su lugar se quedó en su asiento, repasando los planes que había pensado con los chicos y
dependiendo sus habilidades, cuáles eran las mejores alternativas; el tiempo parecía ir rápido
cuando no estás seguro de que eso quieres, ya que sentado con Fleur y Krum, todo parece
demasiado rápido. Unos segundos después oyeron el bramido de la multitud, señal de que Cedric
acababa de entrar en el cercado y se hallaba ya frente a la versión real de su miniatura.

Sentarse allí a escuchar era peor de lo que Draco hubiera podido imaginar, quería ver a los
dragones en acción. La multitud gritaba, ahogaba gemidos como sí fueran uno solo, cuando Cedric
hacía lo que fuera para burlar al hocicorto sueco. Krum seguía mirando al suelo. Fleur ahora había
tomado el lugar de Cedric, caminando de un lado a otro de la tienda. Y los comentarios de Bagman
lo empeoraban todo mucho… En la mente de Draco se formaban imágenes emocionantes al oír:
¡Ah, qué poco ha faltado, qué poco…! ¡Se está arriesgando, ya lo creo…! ¡Eso ha sido muy astuto,
sí señor, lástima que no le haya servido de nada!.

Draco no quería que los campeones murieran, pero en fin, teamDragón por aquí.

Y luego, tras unos quince minutos, Draco al fin oyó un bramido ensordecedor que sólo podía
significar una cosa: que Cedric había conseguido burlar al dragón y coger el huevo de oro.

—¡Muy pero que muy bien!— gritaba Bagman —¡Y ahora la puntuación de los jueces!

Pero no dijo las puntuaciones. Draco supuso que los jueces las levantaban en el aire para
mostrárselas a la multitud.

Eso fue extremadamente injusto para ellos.

—¡Uno que ya está, y quedan tres!— gritó Bagman cuando volvió a sonar el silbato —¡Señorita
Delacour, sí tiene usted la bondad!

Fleur temblaba de arriba abajo, al pasar por su lado Draco tomó su muñeca y cuando ella volteó a
verle le dio una sonrisa que esperaba motivarla; esta dudó antes de regresar la sonrisa tensa.
Cuando salió de la tienda con la cabeza erguida, agarrando la varita con firmeza, Draco sintió por
ella una especie de afecto que se tiene entre campeones.

Todos están en el mismo bote.

Se quedaron solos él y Krum, en lados opuestos de la tienda, evitando mirarse activamente.

Se repitió el mismo proceso.

—¡Ah, no estoy muy seguro de que eso fuera una buena idea!— oyeron gritar a Bagman, siempre
con entusiasmo —¡Ah… casi! Cuidado ahora… ¡Dios mío, creí que lo iba. Coger!

Diez minutos después Draco oyó que la multitud volvía a aplaudir con fuerza.

También Fleur debía de haberlo logrado. Se hizo una pausa mientras se mostraban las
puntuaciones de Fleur. Hubo más aplausos y luego, por tercera vez, sonó el silbato.

Krum no esperó que lo llamaran antes de empezar a caminar, se detuvo frente a Draco y fue él
quien levanto tentativamente la mano, que Draco chocó el puño con este.

Sí antes habían tenido dudas de Draco, hoy probablemente desaparecían.


Espera.

—¡Y aquí aparece el señor Krum!— anunció Bagman cuando salía Krum con su aire desgarbado,
dejando a Draco completamente solo.

Se sentía mucho más consciente de su cuerpo de lo que era habitual: notaba con claridad la rapidez
a la que le bombeaba el corazón, el hormigueo que el miedo le producía en los dedos… Y al
mismo tiempo le parecía hallarse fuera de él: veía las paredes de la tienda y oía a la multitud como
si estuvieran sumamente lejos.

Se imaginó con el dragón.

Nunca había estado tan cerca de un dragón de este tipo, iba ser una locura, pero algo en su interior
parecía gritar que era hora.

—¡Muy osado!— gritaba Bagman, y Draco oyó al bola de fuego chino proferir un bramido
espantoso, mientras la multitud contenía la respiración, como sí fueran uno solo —¡La verdad es
que está mostrando valor y, sí señores, acaba de coger el huevo!

El aplauso resquebrajó el aire invernal como si fuera una copa de cristal fino. Krum había acabado,
y aquél sería el turno de Draco.

Era su turno.

Hora de la verdad.

Draco se sintió un poco tenso al caminar fuera del lugar, no tenía pánico como esperaba, se
encontraba ansioso y casi podría imaginar sus pupilas dilatadas por la situación. Pasó los árboles y
penetró en el cercado a través de un hueco. Sus amigos habían estado asustados, a diferencia de
aquella noche el año pasado en el lago, Draco no tiene tanto miedo de morir; lo vio todo ante sus
ojos como sí se tratara de un sueño de colores muy vivos.

Desde las gradas que por arte de magia habían puesto después del sábado lo miraban cientos y
cientos de rostros. Y allí, al otro lado del cercado, estaba el colacuerno agachado sobre la nidada,
con las alas medio desplegadas y mirándolo con sus malévolos ojos amarillos, como un lagarto
majestuoso cubierto de escamas negras, sacudiendo la cola llena de pinchos y abriendo surcos de
casi un metro en el duro suelo.

Se preguntó tardíamente sí sus padres estarían ahí, Sirius había prometido ir con Dora, así que
podría imaginarlos gritando su nombre.

La multitud gritaba muchísimo, pero Draco ni sabía ni le preocupaba si eran gritos de apoyo o no.
Era el momento de hacer lo que tenía que hacer: concentrarse, entera y absolutamente, en lo que
constituía su mayor posibilidad.

Levantó la varita.

El Dragón era majestuoso.

Draco sonrió emocionado de ver a la bestia tan cerca que podría sentir su calor, admirar la
coloración de sus escamas y sí no supiera que moriría, Draco correría para abrazarlo.
Su corazón bombeaba de felicidad.

—Sáasil weenel— gritó señalando a los ojos del dragón, quien gruñe ante el efecto del hechizo.

Duda un momento, pero el dragón que parecía al borde del ataque parece congelarse y ver a todos
lados, como si el hechizo no fuera del todo funcional; sus labios se mantienen firmes porque sabe
que, aunque el hechizo ilusorio que usó contra un basilisco, claramente un majestuoso Dragón no
se sometería tan fácilmente ante un hechizo.

Ocuparía algo más.

Draco lo sabía, porque amaba los dragones y eran perfectos.

Incluso cuando quieren asesinarte.

No ocupo pensar mucho en algún recuerdo feliz, estar simplemente frente a un dragón fue
suficiente para que su hechizo saliera de su varita; algo un poco preocupante si pensaba un poco.

—Expecto Patronum— su ridgeback noruego salió de la varita de forma de mayor tamaño de la


que recordaba.

Ni de cerca como el colacuerno frente a él, pero si la ilusión que le daba al dragón no funcionaba
totalmente, probablemente el patronus sería una manera de confundirle.

Miró la nidada, y vio el huevo de oro brillando en medio de los demás huevos de color cemento,
bien protegidos entre las patas delanteras del dragón.

Maravilloso.

Solo ocupaba caminar sutilmente hacía el dragón de forma rápida, tomar el huevo de oro y esto
estaba hecho.

El estadio estaba silencioso y con algunos gritos ahogados, pero el dragón parecía todavía
confundido.

Draco quisiera quitarle una escama al pasar a su lado, pero sabe que sería ridículo y con suerte
pueda convencer a los cuidadores cuando terminara la prueba para verlos más de cerca; por ahora
ocupa el huevo de oro y por eso se apresura rápidamente hacía el lugar esperando obtenerlo.

Su plan fue un éxito.

¿O no?

Estaba a un metro del huevo de oro cuando lo sintió, es como si una onda expansiva apareciera en
el estadio y todos parecieron tensos, o eso imagino Draco; ya que él solo tenía ojos para el
colacuerno que ahora estaba sobre él, todavía sobre los huevos y había bajado la mirada
completamente libre del hechizo.

Aterrador.

Poderoso.

Magnifico.

Abriendo la boca y Draco, aunque podía ver el huevo, por la posición tuvo que saltar de lado para
esquivar la llamarada rápidamente.
Caliente.

Muy caliente y peligrosa.

Las quemaduras de Dragon no eran tratadas de la misma forma que una quemadura convencional,
tenían hasta cierta parte un poco de magia en el fuego y casi era seguro tener una cicatriz; Pomfrey
sin duda lo asesinaría.

El público gritó, Bagman dijo algo que no podía prestarle atención, Draco comenzó a correr
literalmente por su vida.

El colacuerno parecía querer romper sus grilletes por la forma en que se movía, pero no necesitó de
mucho esfuerzo, sí no fuera porque estaba viéndolo por él mismo, habría pensado que fue un
accidente; pero no lo fue, el grillete, una pequeña parte desapareció y este pudo destruirlo dándole
la habilidad al dragón de abalanzarse sobre él.

Bien no debería preocuparse de los dragones, del colacuerno, porque ahora puede saber algo con
certeza.

Alguien lo quiere muerto.

—¡Ulinzi wa juu!— una forma para poder activar la magia, es cuando la condición se presenta y
situaciones de vida o muerte se asoman.

Porque, aunque el escudo no había funcionado especialmente en su entrenamiento y sus amigos lo


habían usado casi como saco de boxeo, esta vez el escudo de color verdoso apareció frente a él
dividiendo el mar de llamas y provocando que todos queden en silencio.

Su varita funcionaba mejor en crisis.

Como esta crisis por supuesto.

Draco levanta un puño emocionado porque por fin dominó el hechizo, antes de lanzarse de lado
cuando la garra del dragón estuvo muy cerca de su hombro.

Maldita sea.

Eran mucho más rápidos y agiles de lo que debería con ese tamaño.

Una parte de él se emocionó al respecto, una parte perturbadora que no le importa sí moría y solo
piensa en dragones.

Es maravilloso poder admirar algo que te ha encantado desde niño tan cerca, otra parte maldijo que
fueran bestias tan magnificas como peligrosas; otro chorro de fuego y ahora aleteos potentes le
hicieron ver que se estaba quedando sin tiempo, sin huevo y a este ritmo sin vida.

¿Dolería mucho ser devorado por el dragón?

Será un epitafio maravilloso.

Lanzo otro hechizo de escudo, pero en lugar que fuera para él, para los huevos del dragón que su
propia madre casi rompe.

—¡EY!— chilló indignado de una madre dragón tan desconsiderada —Tienes un maldito ciclo de
procreación complicado, no arruines un muy buen trabajo aplastándolos con tus enormes patas— se
indignó con el dragón, antes de volver a saltar por otra llamarada.
Esta vez su brazo derecho no escapó tan ileso.

Ya podría imaginar a Pomfrey quejándose sobre esto.

¿Cuáles eran los siguientes planes?

Comenzaban a disminuirse, no había planteado que el dragón volara y en realidad escapar es


considerado un reloj de tiempo porque un dragón de ese tamaño pronto lo encontraría.

El público soltó un jadeo coordinado, cuando la enorme cola del dragón lo estampó contra un
costado del edificio, malditamente fuerte y sujetándolo inmovilizado; su cabeza había golpeado
demasiado fuerte contra uno de los costados de la arena, así que una conmoción como mínimo
debe tener ahora.

Todo gira con un zumbido en su oído.

La varita sigue en su mano, el lumos que lanza rápidamente es sin decirlo en voz alta, porque ha
dominado el hechizo suficiente para hacer magia no verbal de este.

No tiene muchos hechizos no verbales en cartera por ahora, pero algunos sencillos podrían siempre
ser útiles como ahora.

Nunca imagino que sería útil, pero sus pulmones estaban siendo aplastados por la cola y el Dragon
se mueve violentamente ante la luz en su cara; funciona porque este se mueve y por un instante los
pulmones vuelven a sentir aire, hasta que debe sujetarse con fuerza de la cola del colacuerno
(¿alguien más ve la ironía?) cuando totalmente cegado el dragón se mueve erráticamente por todos
lados, esperando que no sea impactado contra alguna pared nuevamente.

Lejos de los huevos al menos.

Tomará esa pequeña victoria.

Luego el dragón vuela, y Draco sigue sujetando su cola con fuerza porque sí no fuera así saldría
volando.

Ahora está volando de igual forma.

Suelta un grito poco masculino mientras el dragón levanta el vuelo, moviéndose de forma errática
mientras sigue sujetado a su cola respirando de forma agitada cada que el suelo comienza a verse
más lejano; a diferencia de una escoba o Buckbeak, esta vez no se siente seguro sujetado sólo por
sus brazos y piernas.

Además de una segura conmoción en su cerebro.

Maldición.

Iba a morir.

Esta vez iba a morir.

Apenas se soltara moriría.

Ojalá pudiera pensar más en eso, pero estaba concentrado en no soltarse y morir.

Aprecia un poco su vida después de todo.


El colacuerno se había elevado de forma considerable hasta acercarse a las nubes cuando su
ceguera parcia desaparecer, al menos eso pensó cuando movió su rostro hacía él con furia y
moviendo ahora la cola molesta en medio del aire. Sus brazos y piernas no soportarían más, así
que justo cuando sintió que por fin era soltado y que caería a la muerte, sujetó su varita lanzando
uno de sus últimos planes ya que podría quedar inconsciente en cualquier momento.

Lo cual era mejor a morir por ahora.

—Asiménies alysídes— no había usado mucho el hechizo el año pasado, no le gustaba entrenarlo
ya que usualmente terminaba inconsciente por varios días al usar el hechizo.

Situaciones desesperadas requieren acciones desesperadas.

No hubo una telaraña de cadenas de platas, solamente una delgada que se sujetó con fuerza al
cuello del dragón y que cuando su cuerpo se soltó por el movimiento del dragón, la otra parte de la
cadena se ató a su muñeca; no estaba cayendo, lo cual era una victoria, tal vez era el día de los
milagros.

Pensó momentáneamente sobre Ollivander diciendo que su varita reaccionaba a su amo en crisis.

Estúpida varita.

Otro grito salió de su boca cuando el dragón se abalanzo en picada y terminó siendo arrastrado,
parecía querer que lo soltara y Draco quiso hacerlo, sí no fuera a pensar que moriría en el intento.

La magia de cadenas de plata era demasiado irregular, sus amigos nunca habían descubierto como
usarla y el propio Draco quien era el único en poder utilizar cadenas de plata no la usaba bien;
ahora en medio del aire sujetando una cadena con sus manos y la varita fuertemente sujeta con su
boca estaba lleno de incredulidad. Su estómago se hundía por cada movimiento del dragón, el
viento pegaba violentamente contra su rostro con algunas llamaradas ya que el dragón molesto
comenzó a soltar fuego por todos lados.

Draco piensa que tiene problemas.

A pesar de todo sigue amando los dragones.

Tal vez este loco.

Grita un poco más con la varita sujeta en sus dientes, desgarrando su garganta mientras espera no
morir y sabe que no puede hacer nada más, sí tan sólo pudiera estar más cerca del dragón tal vez
no se sentiría como un títere que es agitado por todos lados.

Casi como sí algo hubiera leído su mente, la cadena se encoge rápidamente y Draco teme por un
momento que la cadena de plata se hubiera roto; contra todo pronóstico la cadena se hace tan corta
y lo impulsa adelante (su hombro gimotea por el acto) y termina rápidamente sobre el cuello del
dragón. Mira incrédulo la cadena que había relacionado de forma ¿mágica? A sus pensamientos,
anteriormente no había pensado mucho sobre el tema, pero la primera vez que había terminado
inmovilizado con ellas antes de su segundo año, no pudo librarse de estas.

Pero contra Tom, había sido similar, pero habían reaccionado a sus necesidades, atrapándolo con
él.

No pensó mucho más cuando el dragón giro su largo cuello con violencia, demasiado largo para
poder verlo sobre este.
—Hola— musitó Draco nervioso ahora sentado sobre el dragón con la varita en su otra mano,
porque cuando el dragón abrió la boca en el aire listo para lanzarle fuego, solo quiso poder cerrarle
la boca antes que muriera rostizado.

Devorado era una cosa, pero por fuego un gran no.

Sobre el cuello de este, la anterior cadena pareció dividirse antes de que se moviera ágilmente
hacía la boca del dragón sellándola por completo; tanto Draco como el dragón parecieron
incrédulos por eso, pero entonces la furia del dragón fue clara para Draco y luego de unos
momentos intentando abrir la boca, se soltó al vacío.

Otro chillido mientras se sujeta del cuello del animal, un poco más confiado ahora que esta sobre
este, pero incrédulo cuando el dragón comenzó hacer volteretas y chocar contra los árboles
cercanos.

Quiere deshacerse de él.

¿Qué tan lejos estaban del estadio?

No importa.

Ahora si podría morir, ese pensamiento se ha repetido tantas veces en los últimos minutos que es
triste.

Maldiciendo, sujeto con fuerza las cadenas que parecían sujetar parte del hocico de la criatura
ahora como si fuera algún caballo, jalándola con todas sus fuerzas cuando estaban cerca de
impactar contra el lado; porque, aunque estaba montando un dragón, todavía le tenía más miedo al
calamar gigante.

Las cadenas parecían riendas de caballo ahora, esperaba que funcionaran como tal.

Aunque Draco no fue bueno en equitación nunca, no es que esto se comparara.

—Maldito hijo de puta— grita justo cuando de último segundo sus esfuerzos parecen funcionar y
el Dragón logra cambiar de dirección de último minuto.

El dragón parecía tener el pensamiento de que incluso si se ahogaba, se llevaría a Draco con él.

Bastante injusto.

Se detuvo un momento cuando vio al dragón volar directamente hacía Hogwarts, hubiera sido
tranquilizador, si no fuera porque hay una gran cantidad de torres que servirían para impactar; no
tiene la menor idea de cómo funciona, pero si lo mantiene con vida, Draco no piensa mucho sobre
como afianza sus pies contra el cuello de la bestia y logra dirigirlo lejos de la mayor parte de
obstáculos.

Igualmente impactan contra una parte de la torre, Draco espera no fuera la de Ravenclaw, creando
una gran cantidad de escombros y Draco puede sentir uno impactar su cabeza.

Duele.

Todo duele.

La cabeza.

Sus brazos y piernas.


Su vientre.

Su puto cabello.

La sangre que ahora impide que vea por el ojo izquierdo.

¿Por qué llegó a pensar que esto sería una buena idea?

Con su único ojo bueno diviso el estadio improvisado donde habían estado, fue algo extraño, como
a pesar que era la primera vez en su vida hacía una estupidez como esta, su cuerpo lograba
reaccionar como si fuera la cosa más natural de hacer; dirigir un dragón en el aire. Había alguna
sensación extraña al estar sentado sobre escamas calientes, una bola de fuego apenas contenido y
uno de los viajes más alocados donde sus pies no tocaron el suelo; pero Draco no tenía miedo.

No ahora.

Que ya sabe que va hacer.

Ama a los dragones, pero Draco va a hacer pagar a este hijo de puta por esta locura.

Siente el ardor de sus brazos al jalar nuevamente las cadenas para direccionarlo, debe haber más
que magia en estas, porque duda que alguien de su estatura y fuerza pudiera movilizar al dragón;
no importa. El dragón parece luchar, pero es imposible que, gracias a su dirección desde su cuello,
no se mueva directo al estadio; no es que pueda hacer un aterrizaje delicado, no, esto va ser una
puta locura.

Habían impactado contra una torre y algunos árboles, pero el dragón todavía quiere luchar, así que
solamente quedara lo más estúpido del mundo.

Estrellarlo.

El sombrero seleccionador se equivocó en esta vida tuvo que ser un puto Gryffindor.

Toma un poco de esfuerzo movilizarlo para que no impacte con los huevos, en realidad impactan
con una de las tribunas que parece vacía (Draco espera eso) antes que vayan a una velocidad
vertiginosa contra el suelo; la cabeza del colacuerno es lo que impacta primero y Draco es enviado
lejos cuando las cadenas lo sueltan. Cae dando vueltas sobre sí mismo y siente un ¡crack! En su
brazo izquierdo que estalla en un dolor insufrible mientras sigue rodando acumulando tierra y
cortes en su cuerpo.

Esta sobre su vientre cuando puede gimotear, se intenta medio incorporar con su brazo derecho,
antes de ver como su otro brazo efectivamente está viendo en una dirección que no podría ser
posible si no estuviera roto.

El rugido del dragón lo aleja del dolor momentáneo, alarmado cuando ve las cadenas que habían
sujetado su cuerpo comenzar a soltarse.

Oh maldición.

Draco se incorpora sin saber cómo, todo su cuerpo duele, su brazo izquierdo está roto, no ve de
uno de los lados de su cara y está seguro que puede sentir dolor incluso en la uña de su dedo
pequeño; además de las quemaduras. No puede encontrar su varita, debe haber caído lejos y el
dragón parece listo para otra ronda, como si no hubiera sido lo más cercano que Draco ha estado
de la muerte sin irse en toda su vida.
Es algo bastante grande de decir para alguien que ha luchado contra un Voldemort joven.

Este dragón era mil veces peor que ese momento en su vida.

Ve su varita por el rabillo y se abalanza contra esta, la toma ignorando la sangre de su mano,
cuando voltea rápidamente nota al dragón listo para abalanzarse sobre él con la boca abierta; esta
vez no va atacar, está listo para comerlo.

Pero cuando la varita esta entre sus manos, sin haberlo sentido antes, es como si las cadenas
plateadas ahora fueran sentidas por Draco.

Estaban vivas.

Era su magia.

Sus ojos se abren un instante, antes que Draco mueva la varita violentamente contra el suelo, como
el director de una orquesta las cadenas vuelven a tomar fuerza sujetando al dragón de la misma
forma que Draco fue sujetado con 12 años en su habitación la primera vez que practica el hechizo;
parece una eternidad desde entonces. Las cadenas se afianzan en la boca del dragón cerrándola y
todo su cuerpo es impulsado hacía abajo, esta aprisionado como sí miles de cadenas hubieran
aparecido conteniendo el dragón contra el suelo sin poder moverse.

Draco se encuentra ahí, respirando de forma agitada, ojos horrorizados, mano temblorosa; todo en
un profundo silencio.

Esta vez no es más fácil ponerse de pie, tropieza un par de veces, sujetando la varita con fuerza, por
temor que el dragón se escape.

Un paso.

Luego otro.

Su cuerpo parece pesar una tonelada mientras camina hacía los huevos, todo en terrible silencio,
ahora es más consciente que las cadenas que sujetan al dragón es su magia; es como sí estuviera
donando sangre, constantemente saliendo de su cuerpo y provocando que todo a su alrededor
comienza a verse borroso.

Al llegar a los huevos, Draco se medió incorpora, otra vez sujetando la varita entre su boca, porque
su mano izquierda no funciona. Toma el huevo dorado con su mano derecha, que parece sangrar en
sus palmas, no importa; lo que importa es que los otros huevos parecen en perfecto estado.

Genial.

Se incorpora con el huevo, antes que todo se vuelva negro y caiga de lado.

Eso debe valer como obtener el huevo.

¿Verdad?

Draco supone que soñar no es lo peor que puede hacer, tiene memorias confusas de la primera
prueba, pero puede darse una idea que su cuerpo físico en este momento debe estar sufriendo
nuevamente lo que es un desgaste de magia; pero al menos debe estar con vida. Este año por otro
lado el sueño parece ser en medio de una pradera y sí alguien quiere decirle algo con esto, Draco
no ha podido adivinar cual sería el trato al respecto.

Sí alguien quería decirle algo, estaba fallando estrepitosamente.

¿Es tan difícil decir algo claramente?

No.

Los magos o cualquier cosa que le diera estos sueños, piensan que un día Draco despertará y
sabrá por arte de magia que significan todos ellos, que tendrán sentido y Draco agradecerá sin
sentirse en lo más mínimo rencoroso al respecto.

Si claro.

Intenta de nuevo.

—Pensé que sería nostálgico— la voz hace que Draco salte de forma asustada, pero al voltear no
ve nada.

Sonó por todos lados, en el mismo claro que había visto.

—¿Hola?— odia la vacilación en su voz.

—Ven aquí, sigue mi voz— la voz resuena en todos lados, pero especialmente de la derecha.

¿Sería sensato seguir la voz?

Bueno, no, no ha salido nada bueno de su lado por seguir voces misteriosas en el aire; pero
tampoco es que algo cambie si no hace nada diferente.

Gimoteando mueve sus pies.

La tierra no se siente bien bajo sus pies, cuando pasa por los lugares es como sí los traspasara y
todo es extrañamente borroso; algunas cosas se ven claras, pero otras parecen casi trasparentes.
Cuando llega al lago que hay cerca del claro, Draco arruga el rostro al asomarse por el agua
cristalina. Casi como una mala broma del destino, la misma mujer que le presentó el relicario se
encontraba debajo del lago, como sí estuviera atrapada del otro lado.

Gruñó.

La mujer de larga cabellera negra alborotada y ojos verdes lo miraba expectante desde el lago,
había un extraño brillo en sus ojos, pero era la misma mujer.

Otra vez.

—Maldición no puedo deshacerme de ti, te juro que Luna te destruyo con veneno de basilisco—
farfulla queriendo entrar al lago para ahorcarla.

Cuando su mano toca el lago, esta no se sumerge como si fuera agua, es como una especie de
barrera trasparente que lo deja confundido.

Empujo un poco pero no se movió.

Este mundo de sueños cada vez era más confuso.


—No soy ese espectro, el relicario tomo mi forma, aunque técnicamente tampoco soy la persona
real— la mujer dentro del agua pone una mano en su barbilla pensativa —¿Soy un recuerdo de la
verdadera? Bueno con eso no me diferencío mucho del relicario, pero en realidad solamente soy
una parte del alma que está aquí para ayudar— añade mucho más animada, pero Draco se ve
confundido.

—¿Alma de quién?— duda mucho que quiera ayudarlo, porque han pasado cuatro años de puras
locuras y no ha recibido ayuda.

Muchas gracias.

La mujer del otro lado solo suspira.

—No puedo decírtelo— bien eso comienza amargarlo.

—¿Ayudarme en qué?

—Tampoco puedo decirlo.

Su mal humor comienza a notarse, maldiciendo este estúpido lugar, que esto era un estúpido sueño
y de alguna forma parece estar alucinando.

—No eres de mucha ayuda— dice con claro resentimiento en la voz, la mujer del otro lado parece
igualmente frustrada.

Mujer o lo que fuera.

—No se supone que nos veríamos nunca, debe ser por la prueba, te acercó al dragón, sus cuerpos
estuvieron unido por la magia de las cadenas; algo debió haber afectado mi presencia para que
pueda manifestarme— exclama con frustración, y es cuando su rostro se arruga en una profunda
pose pensativa, que algo dentro de Draco parece confundido.

Es una mujer bella, ahora que la imagen está clara, Draco no podría evitar pensar que había visto
una expresión similar en alguien.

¿En quién?

Espera un momento, como si fuera una iluminación al ver sus ojos, una idea estúpida llegó a su
mente; no era la persona que le recordaba, pero por algún motivo todo parecía tener sentido.

Ojalá no se equivocara.

—¿Esmeralda?— preguntó tentativamente, pero funciono, los ojos de la chica brillaron


emocionados y con un cariño que no había visto ni siquiera en su madre.

Se sintió un poco incómodo, pero ella se movió intentando pasar la pared como lo hizo Draco,
pero sin poder moverse totalmente como él; un destello brillante, hizo que Draco volteara a ver un
poco mejor a la chica, especialmente a las piernas, donde no estaban sus piernas. Una hermosa
cola de sirena estaba ahí, con escamas de colores verdosos con brillos azulados, los ojos de Draco
se abrieron sorprendidos.

Una sirena.

Esmeralda era una sirena.

Espera un minuto… no entiende que está pasando.


—Orion, ¿Orion eres tú?, ¿acaso puedes recordarme?— hay una desesperación en su voz, pero
Draco pestañea confundido, porque eso significa.

Un momento.

Retrocedamos un momento.

—Espera porque me llamas con ese nombre, soy Draco— habla con el ceño fruncido, pero la
sirena comienza a moverse desesperada golpeando la barrera.

—Orion, tienes que acordarte, tienes que recuperar la memoria… tienes que apresurarte, antes
que las cosas malas sucedan— brama la mujer, pero cuando Draco piensa que todo se ha vuelto
más complicado, algo se retuerce en el estómago.

Como cuando está desapareciéndose, algo lo arrastra y Draco solamente siente que está cayendo
en medio del vacío.

Draco despierta en la enfermería de Hogwarts con facilidad y un terrible dolor de cuerpo, hace una
mueca cuando intenta incorporarse, solamente sentándose en la camilla de la enfermería; es de
noche si la luz de la luna indica algo, pero no tiene la menor idea de que día sería. La última vez
había estado varios días fuera del juego cuando uso las cadenas de plata, esta vez había usado
mucha magia y también estaba herido; no era un medimago, pero cuando estas gravemente herido,
usar magia para sanarte provoca un mayor debilitamiento del cuerpo. Mientras nadie le dijera que
mañana era la siguiente prueba, Draco cree que puede vivir con otros días robados de su vida.

Por ahora tiene que procesar la información que acaba de obtener.

Puede que fuera un sueño tonto y sin significado.

¿Cuándo su vida fue tan fácil?

Había querido dejar de lado la siguiente teoría, sobre como Draco tal vez tiene más relacionado
con Orion Blake el mago oscuro de lo que quiere saber; hasta ahora no había obtenido ninguna
prueba totalmente sólida y aún ahora sólo fue un sueño que podría ser producto de su imaginación.
Pero una parte de Draco no puede dejar la teoría de largo, el motivo por el cual el libro había
aparecido frente a él en ese primer año, la forma en como las cosas relacionadas a Orion Blake se
manifestaban y el aterrador parecido entre ambos.

Como Orion humano sin magia en su vida pasada, compartía un aterrador parecido con el mago
oscuro y ahora como Draco.

Lo cual podría significar que Orion Blake el mago oscuro, podría ser otra de sus vidas pasadas.

3 vidas pasadas.

Esto está alarmantemente mal.

Porque.

Esto no cambiaba absolutamente nada, lo hacía todo totalmente insoportable.

¿Qué mierda iba hacer Draco con esta maldita información?


No podría ir donde sus amigos para decirles: “Adivinen el mago oscuro que hemos estado
investigando probablemente sea mi primera vida pasada, sí, porque tuve otra, aunque solo recuerdo
la segunda”; había un motivo claro por el cual nadie sabía que era una reencarnación, todos
creerían que estaba loco de la cabeza. Además de que sirve saber que eres una vida pasada que no
recuerdas, de alguna manera también parece ser que hay una parte de Esmeralda de alguna forma
“¿viva?” que todavía puede comunicarse con él en sueños, ya que estuvo cerca de un dragón.

Lo cual no asegura que pueda hacerlo nuevamente.

¿Qué cosas malas hablaba la mujer?

Draco comenzó a sujetarse la cabeza con fuerza, casi deseando no saber nada de esto, porque
mágicamente no había obtenido los poderes de este Orion Blake mago oscuro, todo sigue siendo
igual.

Sigue siendo Draco Malfoy.

—Me rindo— dice arrojándose nuevamente sobre la cama, levanta su brazo izquierdo que sigue
con vendajes, pero al mover los dedos descubre que no están rotos.

Puede verificar que ve con ambos ojos, lo cual es genial, porque no sabe que tanto se lastimó
durante la lucha con el dragón.

Y parece tener sus dos piernas.

Bien.

No quiere pensar en cicatrices, pero en términos de partes del cuerpo humano, Draco se encuentra
satisfecho con tener las partes de su cuerpo en sus lugares.

Ve el techo de la enfermería.

Está asimilando todo demasiado bien, probablemente tiene algún hechizo o pocion sanadora
potente para tranquilizarse, así que piensa que podría volver a dormir; por suerte esta vez que
vuelve a dormir, no hay sueños.

Solo la nana que siempre escucha, esta vez reconoce la voz de la mujer de sus sueños como la
cantante.

Curioso.

Tal vez siempre fue ella.

—¿5 días?— pregunta confundido cuando ha despertado nuevamente y esta vez Padma se
encuentra con Anthony en la enfermería, aparentemente se han estado turnando para visitarlo estos
días.

Ignorando que ha perdido 5 días de materia, realmente está sorprendido, porque había estimado al
menos dos semanas en el mejor de los casos; Pomfrey había estado una hora en la mañana
criticando el número de heridas que tuvo de la prueba.

Claramente el campeón que peor herido salió.


El brazo izquierdo roto en tres partes, 2 costillas rotas, contusiones en su cabeza, quemaduras en
varias partes de su cuerpo y un drenaje mágico alarmante; curiosamente fue incluso mejor de lo que
esperó. Pomfrey no había estado emocionada por su comentario, Draco agradece que a pesar de eso
le sigue dando pociones para sus heridas.

A pesar de ser un mundo mágico, necesitara tomarla por varios días antes de estar al 100%, con la
característica especial que presenta mucho desgaste físico; ya que no está en forma por la pérdida
de energía mágica, como temió, la recuperación se retrasa.

Los hechizos y pociones para sanar son complicados, es una combinación en el primero de la
magia del lanzador y del herido, donde ambas magias se unen para trabajar juntos para sanar la
herida; dado que Draco no tiene casi nada de magia, usar esos hechizos de forma indiscriminada
hubiera lastimado más que sanarlo. Por otro lado, las pociones no están necesitadas de un factor
mágico, pero no tienen la misma precisión que los hechizos y por lo tanto está en igual
condiciones.

Pomfrey asegura que su magia se está recuperando de forma rápida, pero Draco se siente
demasiado cansado.

—Supongo que no fue tan mal— musita Padma con seriedad, los tres recordando el incidente del
segundo año.

Pudo haber sido más días.

—El puntaje tampoco fue favorecedor, aunque muchos como Bagman apelaron que fuiste el único
que logró derrotar como tal a un dragón y es algo que incluso magos experimentados no pueden
hacer; estas de último en puntuación— habla Anthony con un encogimiento de hombros.

Draco no le importa, no está muy preocupado por lo que refiere a la puntuación.

—El profesor Moody también actúa extraño, pero no dije nada porque… algo sucedió durante la
prueba, el dragón comenzó atacar de forma violenta, creemos que algo pudo descontrolarlo, pero
queríamos hablar primero contigo— habla Padma con seriedad, pero Draco tampoco puede decir
nada sobre el tema.

Solo recuerda al dragón totalmente hipnotizado y de pronto, una histeria colectiva.

Mueve su mano contra su pierna.

Definitivamente algo está detrás de él y lo quiere muerto, lo cual la estúpida sirena en sus sueños
pudo advertirle en lugar de hacer tanto drama.

En fin.

Mira a sus amigos y por un momento quiere decirles todo, quiere decirles sobre Orion, quiere
decirle sus teorías, pero no lo hace; nunca podrá hacerlo.

—Poppy me tiene encerrado, espero trajeran mi tarea porque estoy atrasado— masculla Draco con
cansancio, Anthony sonríe mientras saca su mochila donde tiene incluso los útiles de Draco.

Padma habla mientras trabajan, comentando que entre los espectadores había estado Sirius Black y
su prima Nymphadora; Draco casi rompe una pluma cuando Padma afirma haber visto a lo lejos a
su madre, pero, aunque vino a la enfermería tuvo que volver a su casa cuando le aseguraron que
todo estaba bien con Draco. Una parte de él odia el no haber podido ver a su madre, pero solo
asiente mientras sigue su trabajo de forma distraída, señala un error en la escritura de Anthony que
gimotea molesto de no haberlo visto antes.

En el almuerzo llegan Terry, Michael y Luna con miradas preocupadas; Luna parece demasiado
preocupada, pero Draco le asegura que todo está bien, la niña toma asiento a su lado con sus manos
juntas y Draco le sonríe tranquilizándola.

Terry admite a regañadientes que fue bastante genial contra el dragón, mientras Michael habla de
forma dramática como si Draco no hubiera estado ahí.

Si.

Fue una locura.

Draco cree que el mejor momento de su vida fue cuando estuvo sobre el dragón en las nubes,
dejando de lado que casi muere, todo se sintió tan natural que le hizo pensar.

¿Realmente no tiene ningún recuerdo de ser el mago oscuro Orion Blake?

Porque está seguro que en su anterior vida sin magia, nunca monto un dragón, pero ahora viéndolo
desde otra perspectiva, montar al dragón se había sentido tan natural; guiarlo entre los cielos, era
como si su cuerpo supiera como hacerlo.

Necesitaba descifrar el libro.

Ahora.

Blaise llega también en la enfermería con Pansy, ambos preocupados por Draco a más no poder y
debe controlar los daños nuevamente.

Mi querido Draco.

Lamento no haberme podido quedar en el castillo para ver tu despertar, me alegra saber que a
pesar de eso estas rodeado de personas que te aman; una parte de mi recuerda que te fuiste de
casa porque necesitabas espacio y una parte insegura dentro de mí se pregunta sí me querías ahí
contigo.

Estás creciendo, tal vez de una forma demasiado rápida, lo descubrí cuando te vi en esa prueba
que fue una locura para mis nervios.

Pero tal vez, eso me hizo entender que ya no eres el niño que alguna vez recuerdo cargar entre mis
brazos y que vendría a mi cuando estaba llorando; aunque realmente siempre fuiste bastante
independiente mi pequeño dragón.

Tenemos mucho de qué hablar, tengo mucho que contarte y espero tu carta cuando estés listo;
lamento mi demora en prepararme para este momento, pero creo que es la hora.

Nunca dudes del amor que te tengo, es la única verdad en este mundo para mí.

Con amor.

Tu madre.

.
No va a negar que el contenido de la carta de su madre lo dejó por más que decir, intrigado, como
su madre siempre parecía saber más sobre él y dejarlo con dudas, es todo un talento. Cuando
Poppy lo dejó libre luego de pasar casi un día en la enfermería después de recuperar la conciencia,
con una gran cantidad de pociones para recuperarse y una promesa de venir ante el mínimo indicio
de sentirse mal; además de un chequeo regular cada 4 días. Al llegar al dormitorio Ravenclaw
estaba vacío y Anthony que lo había estado acompañando le dijo que se fuera a dormir, para suerte
de Draco, no hubo ningún extraño sueño con sirenas y al despertar la mañana siguiente parecía
incluso mejor que el día anterior.

Bajar a desayunar sonaba bien, moría de hambre.

Una parte de él aún se siente adormecido, pero incluso cuando Luna está sujetándose de su brazo,
Draco nota sospechoso como al bajar por las escaleras de su habitación; todos lo miran.

Fijamente.

Draco cree recordar que cuando Harry obtuvo el huevo de oro, todo Gryffindor lo había mantenido
como su campeón definitivo; apenas le había prestado atención al huevo de ojo en su mesa de
noche hace algunas horas antes de dormir. No es que esperara un gran recibimiento, los Ravenclaw
no eran así, pero tampoco es que esperara la sensación de ojos en su espalda.

La mano de Luna ahora parece una piedra, su sonrisa sigue siendo amable y Draco puede notar la
insistencia que tiene de sacarlo de ahí.

Algo se siente, mal.

Sus amigos actúan como de costumbre, hablan, son extrovertidos y ahora que Draco comienza a
procesar, parece como una bola de contención a su alrededor. Por lo que, al llegar al comedor, no
se sorprende nuevamente que todo quede en silencio y que solo sus amigos lo guíen a través de una
incomodidad hacía su asiento.

Duda.

Su mirada se desvía y cada que voltea, alguien parece verlo fijamente y eso lo hace fruncir el ceño.

Poco a poco el comedor parece llenarse de vida, pero cada que Draco levanta la mirada alguien lo
estaría viendo antes de apartar el rostro.

Sospechoso.

Muy sospechoso.

—Bien, ya me cansé, ¿Qué sucede?— pregunta viendo a Anthony, que gimotea al verse elegido y
encogerse un poco a su lado.

Lo ve mal, antes de voltear a Padma que suspira desviando la mirada.

—Están asustados— expresa Terry con sinceridad y mascando un panecillo, provocando que lo
voltee a ver incrédulo —mira esto— se voltea para buscar en su mochila, un papel que tarda en
ponerle frente a él y que Draco toma incrédulo.

El diario el profeta.

Ojea rápidamente el artículo de Rita, que lamentablemente para Draco no está enfocado en el
jugador estrella de quidditch y en su lugar tiene una imagen de Draco siendo llevado a las alturas
por la cola del dragón; es de los peores momentos de su participación y es casi humillante. Aunque
la prensa claramente quiere ser amarillista y dejarlo de una forma no tan, popular, no hay cosas que
se puedan negar totalmente y ahora en el periódico que todo Inglaterra mágica lee, pueden ver a
Draco como el cuarto participante del torneo.

Es una presentación deplorable.

Un artículo estúpido.

—No me veo tan patético, ¿oh sí?— pregunta a Luna con pánico en su voz, porque realmente
pensó que se veía majestuoso en el dragón.

Maldita Rita, tomando su peor momento, al menos no es cuando se rompió el brazo.

—Creo que te viste muy genial— responde Luna y eso tranquiliza a Draco.

—Derrotaste a un dragón, no obtuviste el huevo como los otros campeones; Draco, sometiste a un
dragón— hay algo en la voz de Terry que lo hace asentir claramente confundido.

Recuerda lo que hizo.

Estuvo casi una semana en la enfermería gracias a eso y todo su cuerpo duele, tampoco es tan
idiota.

Terry lo ve fastidiado cuando no entiende su punto y empuja a Michael, este deja de comer para ver
a Terry, que con la mirada lo señala a él y Michael gruñe un asentimiento; ambos parecen siempre
entender lo que piensa el otro.

Son terriblemente dulces.

Pero Terry es asexual y Michael es hetero.

Ahí muere una buena ship.

—Draco, somos tus amigos y por eso hemos escuchado mil veces hablar sobre dragones y también
estuvimos estas últimas semanas estudiando sobre ellos— inicia Michael con voz conciliadora, que
le da mala espina —el dragón que te tocó, no solamente era una hembra con huevos, era la raza de
dragón más difícil de todas y lograste dominarlo; saliste herido, pero lo sometiste, cuando nos has
asegurado mil veces que solamente entre un gran grupo de magos pueden controlar un dragón. No
solo eso, cuando caíste inconsciente, tu magia siguió capturando el dragón durante varios minutos.

Si eso fue lo que hizo, pero en lugar de aplaudirle por semejante hazaña, todos estaban aterrados.

No entiende el por qué.

Cuando Harry Potter venció al dragón en el canon, todos habían admirado al chico, ya era obvio
que sería un mago poderoso al ser el niño que vivió; ganar el torneo simplemente fue otra forma de
admirarlo. Pero Draco no era Harry, no era el salvador del mundo mágico, lo cual hizo que su tren
de pensamientos comenzara asentarse sobre lo que realmente había hecho.

Pestañeó.

Draco Malfoy, el hijo de Mortifagos que a pesar de haber tenido sus aventuras los años pasados, no
había destacado más que para ser un estudiante con altas notas; pero altas notas no significa poder
para controlar a un colacuerno como lo hizo.
Porque nadie sabe sobre Orion Blake.

No solo era un mortifago, podría ser la rencarnación de uno de los magos más oscuros de la época
antigua.

Comenzó a sentir un poco de sudor frío en su frente.

—Padma— llamó a su amiga, que suspiro mientras dejaba su taza de frutas.

—No es tan malo, hable con Pansy— por supuesto que era suficientemente malo sí fue a hablar
voluntariamente con Pansy —la mayoría de estudiantes están un poco intimidados por tu
participación y sólo unos cuantos han hecho algunas bromas de mal gusto sobre que eres el
próximo señor oscuro— añade casi en tono de broma, como sí pensara que es divertido.

Pero Draco no piensa que es divertido.

Oh no.

—Sabemos que es mentira, la mayoría de los Ravenclaw los detienen si escuchamos algo, tampoco
los otros campeones son felices al respecto y no tan sorprendente, tu querido salvador Potter ha
detenido a la mayoría sí los escucha— dice Anthony con mirada divertida, Draco quiere escuchar
al respecto, pero antes de preguntar a qué se refiere Viktor entra por el comedor.

Draco se levanta de un golpe, antes de llegar donde Viktor y arrastrarlo fuera del comedor a una
velocidad que Poppy criticaría.

Lo sujeta por los hombros, Viktor pestañea sorprendido.

—Me alegra que estes mejor— musita este confundido, pero Draco comienza a zarandearlo.

—¿De verdad piensan que soy un mago oscuro?— pregunta con incredulidad, Fleur que los había
seguido rápidamente con Cedric, parecen ver todo confundidos, antes de intentar apartarlos.

Tal vez, entro en pánico, pero bueno no importa.

Hubiera ido con Cedric si fuera necesario, pero este lo detiene con una mirada amable.

—No te preocupes Draco, son solo rumores tontos, realmente creo que fuiste bastante genial;
estamos trabajando en el huevo de oro, relájate— intenta tranquilizarlo y Fleur le habla en frances
para calmarlo.

Funciona.

Maldito torneo.

Se abraza a Viktor y este solamente voltea a verlo incrédulo, pero ocupa una manta cálida y por la
cantidad de pieles que llevan estos chicos son como osos gigantes personales; Fleur rueda los ojos
antes de comentar que el clima está agradable para caminar y sí algún profesor piensa algo raro de
ver a los cuatro campeones caminando, no menciona nada.

Un día normal en la vida de Draco Malfoy, donde se cuestiona sus decisiones y que tal vez, o muy
probablemente, hubiera hecho algunas cosas más complicadas de las que ya eran.

Continuara…
Chapter End Notes

Bueno, aunque lo crean o no, como vengo diciendo, había imaginado esta escena y es
probablemente la que origino toda la historia; Draco montando un dragón en el torneo
de los 3 magos, lo cual puede sonar extraño para una escena, pero oigan, es lo que nos
trajo hasta aquí el día de hoy. La historia no se creó a partir de esto, pero sin duda fue
el principal motivante y siempre imagine a Draco gritando mientras el dragón se
elevaba por los aires.

Así que para favoritos.

Algunas preguntas obtuvieron respuestas en este capítulo que se han estado teorizando
desde el libro uno, pero si estás aquí conmigo, probablemente a pesar de tener una
respuesta te sientas como Draco, algo confundido porque todavía falta mucho por
averiguar.

Esperemos que el próximo capitulo les guste, el baile se acerca y las teorías se
levantan.

Gracias a todos los que me han dado fan arts estos días, este capitulo va dedicado a
ellos y por eso es que han visto actualizaciones tan seguidas <3
Capítulo 10: Preparativos para el baile.
Chapter Summary

Draco tiene que recuperarse, pero tambien debe pensar en un baile y muchos
adolecentes a su alrededor que hacen el ridiculo.

Que nadie toque a su Pany o explotara.

Chapter Notes

See the end of the chapter for notes

Los siguientes dos días son una tortura, sigue en recuperación, todos en el colegio piensan que es
un mago extremadamente poderoso y con posibilidad de un próximo señor oscuro; lo que a todo
adolescente le gusta escuchar para tener un buen día. Draco no siente más que pena por alguna vez
haber pensado mal de Harry, el pobre no merecía toda la atención que ganaba y una parte de él está
alegre de que este año sea tranquilo para él; aunque aparentemente es a su costa por lo cual Draco
no se siente en lo más mínimo feliz. Bueno, en realidad sigue aún emocionado por la situación con
el dragón, puede que fuera lo que hace que todos sientan intimidados a su alrededor, pero para
Draco ha sido la jodida mejor experiencia en toda su vida.

Incluso sí es involuntario, algunos comentarios del artículo de Rita lo llaman: “Jinete de dragón”.

Draco fue el primero en montar un dragón, controlarlo y dirigirlo.

Su ego se encuentra feliz al respecto, fue un pago demasiado grande, pero no todo en la vida es
perfecto.

Las clases de Runas se han cancelado esta tarde por un inconveniente con la profesora, mientras
sus amigos hacen planes para ir a la cámara de los secretos para investigar más sobre el libro de
Orion, aprovechando que Draco no quiere tomar la segunda prueba demasiado pronto; esperando
que los otros campeones averigüen algo por su cuenta.

Sería sospechoso saberlo todo siempre.

Se sorprende sinceramente cuando Harry aparece al otro lado del pasillo, Draco deja que Steven se
deslice de su mano al cuello de Anthony con un siseo adorable.

Está por preguntar qué pasa, cuando el chico solicita hablar con él y algo en su postura hace que
Draco se sienta incómodo, los últimos dos días parece que ha querido acercarse; pero no lo hace. El
recuperar y ponerse al día con las clases, sus propios amigos, los campeones y asegurarle a
Megumi que no debería esparcir la historia con su padre, han ocupado parte de su tiempo.

No cree que sea la gran cosa.

Lo es.

Sus amigos lo ven curiosos, antes de irse y apenas quedan solos en el pasillo, porque cada que se
acerca a ellos y le da una vaga mirada a Draco, es recibido por una mala mirada de Harry.
Es Harry.

Todo está bien.

—Ya no pasas tiempo conmigo— bueno tal vez no todo está tan bien, pestañea sintiéndose perdido
y Harry luce al borde de una crisis mental que Draco no puede saber cómo llego ahí; de todas sus
preocupaciones, aparte que Harry estuviera fuera del torneo no pensó mucho en él —sé que el
torneo es una locura, pero el año pasado pasamos tanto tiempo juntos, pero ahora siempre estas
ocupado y siempre que intento hablar contigo alguien aparece, te vas y el ciclo se repite.

A principio de año pasaron esos eventos, cada que Harry intentaba hablar con él, alguien
aparecería y la conversación se cortaría; luego pasó tiempo con Anthony y Blaise para sacar a
Harry del torneo, luego pasó para buscar la manera de no morir con un dragón.

La idea de pasar tiempo con campeones estaba funcionando perfectamente, no era un monstruo
gigante, pero que los cuatro tuvieran las mismas responsabilidades pudo unirlos con relativa
facilidad.

Entonces si, de sus amigos era con quien menos tiempo pasaba.

—Luego vas a luchas con un dragón, casi mueres, no puedo quedarme tanto tiempo en la
enfermería y Hermione sigue insistiendo en la tarea; sé que está preocupada por mí, pero estoy
demasiado preocupado por ti y no es bueno para mi salud arterial… cállate eso fue lo que dijo
Pomfrey.

Está haciendo un berrinche, uno bastante interesante.

En las películas era un chico, claro, pero aparte de cuando murió Sirius, Harry solamente parecía
tener siempre la calma; siempre hizo lo que otros querían por él.

Fue refrescante verlo actuar como alguien de su edad, exceptuando lo de la salud arterial.

Draco no puede decir que no está sorprendido por el arrebato de Harry en medio de la nada, luego
de haber superado la primera prueba con vida (varios huesos rotos y traumas mentales), había
pensado que tendría un poco de paz antes de enfrentar el verdadero reto del torneo; la prueba del
lago. Pero cuando Harry aparece frente a él, luciendo de una forma tan similar a primer año, Draco
puede admitir que se encuentra con la guardia baja. Nuevamente un Harrypocalipsis y esta vez no
tiene a Anthony a su lado para comentar del tema, Harry fue bastante ágil al atraparlo
completamente a solas al despachar indirectamente a Anthony.

Técnicamente fue dejado a solas con él, punto a su favor.

Tragando saliva y sintiéndose como un animal salvaje frente a un carro a toda velocidad, no tiene
nada inteligente que decir.

—¡Oh!— si, no fue la mejor expresión del mundo, pero en su defensa estaba completamente
desprevenido.

Harry luce molesto, con los puños apretados y luciendo tan malditamente joven, que Draco se
siente perdido.

Se supone que este año sería mejor para él.

Harry no era un campeón, todas las cosas malas de la película no deberían afectarlo.
Todo lo que hace Draco hasta ahora es para que tuviera una puta vida normal, debería agradecerlo,
aunque claro para eso tendría que revelar tantas cosas que no quiere o puede hacer.

Bien, otro enfoque entonces.

—Sé que es ridículo, sé que estoy siendo ridículo, me escucho ridículo— al menos ambos están de
acuerdo en algo aquí, Harry pasa una mano por su cabellera frustrado —pensé que este año sería
diferente, pero todo es una locura y yo solo… ¿somos amigos? … a veces no se siente así— ahora
parece inseguro, frustrado y cansado.

Draco pestañea confundido.

De todos sus amigos siempre hay algunos inconvenientes para pasar el tiempo, a diferencia de
Orion cuya vida se dividía principalmente en Selena y su mejor amiga, ahora tiene una gran
cantidad de personas a las cuales dar tiempo y… es raro.

Raro al pensar su anterior vida, lo diferente que es de esta.

Pero Harry no es como Draco, usualmente solo tiene dos amigos cercanos y aunque disfruta del
quidditch (que este año se le fue arrebatado), no tiene tantos amigos con los que pasar el tiempo; es
alguien muy dependiente de aquellos que ya tiene y ahora Draco también es su amigo, así que, de
alguna forma retorcida, parece tener sentido que Harry se sienta inseguro de su amistad, desde ese
punto de vista.

Porque la realidad es que Draco ha estado luchando duro por darle una vida real, piensa realmente
en este cuando no está ocupado con cosas y según Michael cada poco tiempo lo ve fijamente; como
sí ver a Harry tuviera algún significado oculto.

Espanta la imagen mental con una mirada casi condescendiente que hace que el rostro de Harry se
agrie.

Parece listo para irse.

Lo detiene por la muñeca, casi sonriendo al ver la cara tan lamentable que el chico le da; no parece
tener sentido para Draco. En la historia original siempre hubo esa historia de animosidad y
enemigos entre los originales, pero de alguna forma Draco hizo todo tan retorcido, para que Harry
Potter realmente quisiera ser su amigo y pasar tiempo a su lado.

Extraño.

Pero no malo.

De alguna forma Draco se siente complacido por esto.

—Lo siento, te juro que no es divertido— lo es de forma retorcida, pero no necesita decirle eso a
Harry que luce abochornado —pero, aunque creo que eres alguien demasiado necesitado de
atención— detiene a Harry con una mano cuando este va a quejarse —tienes razón en que no
hemos pasado mucho tiempo juntos, supongo que es hora de organizar el “tiempo para Harry” de
ahora en adelante— afirma con una sonrisa complacida.

Harry se detiene en seco, ladeando la cabeza, pero un loco plan comienza a formarse en la mente
de Draco.

.
.

La idea original de Draco es que al menos una vez por semana hagan algo juntos, se siente
estúpidamente como una cita, pero en general es solamente el tiempo de amigos de calidad; Harry
parece algo incrédulo, pero termina aceptando de forma casi divertida, como un cachorrito que
sigue a su amo. Acaba de salir de la enfermería, por lo cual la idea de ir a dar una vuelta por el
bosque fue rápidamente rechazada por un molesto y sobreprotector Gryffindor, quien diga que
ellos son divertidos e imprudentes no ha conocido a Harry modo mamá gallina protectora Potter.
Gruñendo termina aceptando de pasar el rato con él de forma menos ostentosa, pero dado que la
torre Ravenclaw atraería la atención de sus otros amigos y la cámara de los secretos no es algo que
Draco quiera que Harry conozca por ahora (técnicamente ya estuvo ahí, pero no en su nuevo
formato), decide que la torre Gryffindor es un lugar bastante aceptable.

Caminar con Harry era interesante, todos aquellos que le habían estado dando miradas dudosas,
apartan el rostro cuando Harry los ve de forma fija.

Seria.

Un muro de piedra que hace silenciar a otros.

Draco aplaude esa habilidad que no sabía que tenía.

La mayoría de estudiantes están fuera de la torre Gryffindor por clases y si bien Neville parece
claramente confundido al verlo, Harry lo arrastra al dormitorio antes que pueda hacer algo más que
saludar a Neville.

Los dormitorios Gryffindor parecen un poco diferentes a los de Ravenclaw, todo parece un desastre
y sabe que, sí Draco intentara hacer algo así en su dormitorio, el fanático de la limpieza que es
Terry provocaría que tuviera que limpiar todo antes que algo termine en la basura.

Algo llama su atención.

—Mira es mi dragón, me sorprende que aún lo tengas— dice de forma honesta mientras se acerca a
la que supone que será la cama de Harry, al lado de la cama está el dragón de juguete que le había
regalado hace tanto tiempo.

No era técnicamente un juguete, era como para coleccionar y parecía en perfecto estado.

Sonrió sin poder evitarlo.

Como cada que sonreía cuando alguno de sus amigos mostraba un regalo que Draco le entregó,
atesorándolo como sí fuera de mayor importancia; pasaba mucho cuando Luna alababa
descaradamente la bufanda que Draco le regaló o como Padma mostraba su gorro favorito dado
por Draco en los días nevados.

—Por supuesto que lo voy a tener, me encantó el regalo— declara Harry luciendo incrédulo
mientras se acerca a él.

Draco toma asiento en la cama de Harry, no importa que tanto Pomfrey lo hubiera tratado, nadie
puede salir inmune de la lucha de un dragón sin alguna que otra herida; especialmente el cansancio
mágico que causó la magia que utilizó contra el dragón.

Pero había ganado.

De forma casi sorpresiva y por pura suerte, Draco había logrado derrotar a un dragón y montar
sobre él.

Fue la sensación más maravillosa y aterradora del mundo.

Podría morir feliz solo por eso.

—Supongo que a veces olvido que la gente valora mis regalos, es extraño, pensar que realmente
eres importante para otros— que lo motivo a abrir la boca y admitir ese pensamiento, es algo que
Draco no tiene la menor idea.

Harry lo ve fijamente, antes de tomar asiento a su lado, no hace preguntas y Draco lo agradece
mientras sigue observando la figura.

—Este es mi objeto favorito en todo el mundo— las palabras de Harry provocan que Draco voltee,
notando como Harry tiene el collar que le dio en primer año entre sus manos.

Pestañea.

Harry lo mira con una leve sonrisa.

Abochornado por ninguna razón fácilmente explicable, lo empuja antes de acostarse sobre la cama,
está aún demasiado cansado.

Su magia regresando poco a poco.

—Eres un idiota.

—Lo digo de verdad, cuando era niño no recibí regalos… este fue sin duda especial.

—¿No recibiste regalos?— la pregunta escapa de sus labios antes que pueda evitarlo, maldice
cuando los ojos de Harry parecen oscurecerse un momento.

La pregunta fue tan natural para Draco y sin pensarlo, que por un momento había olvidado todo lo
que sabía sobre Harry Potter, o al menos lo que recordaba que las películas mostraban; detrás de
estas probablemente había demasiada historia que duda que incluso los libros pudieran mostrar.

Esta no es una historia ficticia.

Es la vida real.

Su vida real y tanto para Harry también.

Draco recuerda su vida como Orion, como era vivir con un padre que lo odiaba y prácticamente
abandonó estando a su lado, recuerda el maltrato físico y psicológico que era expuesto por alguien
que no lo amaba; no importa que tanto pudiera hablar con los demás, nunca hablaría de esto con
nadie más que su mejor amigo fuera de Selena.

¿Cuál era el punto de esto?

Orion había estado solo en ese entonces.

No podría ni empezar a imaginar que pasó Harry, pero tristemente, podría darse una idea.

—Bueno los Dursley… no son la mejor familia que un mago podría tener— hay amargura y casi
autoburla en su voz, Draco lo ve fijamente esperando que diga algo más.
Pero no hay nada.

Tal vez no quiere hablar de eso.

Draco no quería hablar de nada de su padre como Orion y ahora de su padre Lucius, es difícil.

—Puede que no lo creas, pero creo que lo entiendo; no tienes que hablar de eso ya sabes, podemos
hablar de cualquier otra cosa—proporciona esperando darle una rama de olivo, pero Harry
solamente se deja caer a su lado en la cama viendo el techo.

Está viejo, podría tener una mejor limpieza o un cambio.

De reojo Draco puede notar como el rostro de Harry ya no es el del niño que conoció, su grasa de
bebé desaparece poco a poco, aunque sus ojos siguen siendo un poco tristes e inseguros como
había conocido; le gustaría poder hacer que dejaran de verse así.

Las personas como Harry merecen ser felices.

—Yo sólo, dices que no sabes que tan importante eres, pero realmente eres una buena persona; ese
regalo significó algo, así que solo quería decir gracias.

Maldición.

Draco es débil cuando las personas son vulnerables y tan honestas, quiere tragar y alejarse, odia
cuando todo se vuelve demasiado sentimental; pero no puede hacerle esto a Harry que es su amigo
y por eso se encuentra atado en una situación incómoda.

Fue solo un estúpido collar.

No fue la gran cosa.

Pero para Harry lo era.

—Debió ser malo para que un collar fuera una gran mejoría.

—Prácticamente viví los primeros 11 años de mi vida en un armario debajo de las escaleras.

Draco abre los ojos incrédulos, volteando a ver a Harry quien habló en voz plana viendo el techo,
cualquier otra persona hubiera cuestionado la sinceridad de sus palabras ya que sonaba como algo
demasiado ridículo y aterrador; pero, por otro lado, Draco sabe que es verdad.

Intenta imaginarlo.

Vivir encerrado debajo de un armario en las escaleras, con cinco años y teniendo miedo de la
oscuridad, esperando que alguien venga por él o tal vez aceptándolo; Harry no dice eso, pero puede
verlo.

Un niño, preguntándose porque está ahí, o tal vez una parte de Harry pensó que eso era normal
porque fue lo que había recibido mientras crecía.

Draco los odia.

A los Dursley, los odia con todo su corazón.

—¿Recuerdas el plan de viajar con Sirius luego de Hogwarts?— Harry volteó a verlo, tal vez
sorprendido del cambio de tema, pero asiente —tal vez deberíamos hacer primero una parada a tu
antigua casa, podría hechizarlos, lo haré de forma que nadie se dé cuenta— la incredulidad es
palpable en los ojos del chico con anteojos, cuando nota probablemente la sinceridad en su voz
sonríe casi con diversión.

—No puedes hechizarlo.

—Soy bueno con hechizos, pude contra un dragón, tus estúpidos tíos que no merecen ser llamados
personas serán pan comido.

—Draco no.

—Draco tal vez.

No es su intención, porque realmente quiere hechizarlos, pero Harry suelta una risa que hace que
un poco de la furia de Draco disminuya; pero no se olvida, Draco no piensa olvidarlo. No importa
que Harry logre superarlos, no importa que llegue un momento en su vida donde Harry vea el
pasado y no duela tanto como ahora lo hace; Draco piensa recordarlo siempre y no permitir que
nada como esto pase para Harry.

—No lo merecías, cualquier maltrato… no merecías eso— musita en voz baja pensativo, porque
Orion no merecía ese trato tampoco como Harry.

Porque Draco no merecía tampoco cualquier golpe de su padre.

Harry lo ve fijamente con dudas en su mente, al igual que Draco, duda que pueda aceptar
cualquiera de sus palabras, pero este igualmente sonríe.

Tal vez algún día pueda creer realmente eso.

Tal vez la mayoría de niños de este mundo podrían beneficiarse de un psicólogo.

—Gracias, por no verme con lástima— bueno eso es lo último que siente Draco en este momento,
principalmente guiado por una furia ciega por ciertas personas que comparten parte de la sangre
con Harry en este momento.

Y porque Draco sabe que la lástima, es algo que Harry y él comparten, al menos la parte en que no
la quieren.

—Mi familia tiene una villa en Hawái, deberíamos ir cuando salgamos de Hogwarts, ya sabes, sí
mi padre no me deshereda antes— ahora intenta bromear, pero aun el ambiente es, extraño.

Aún demasiado sensible, ambos demasiados expuestos.

Harry parece feliz con eso.

—Me gustaría ir a una playa, aunque también dicen que Italia tiene comida deliciosa— bromea
este y sí Draco pudiera aparecerse en cualquier lugar del mundo, habría ido en este momento con
Harry para comer algo a Italia.

No era la mejor experiencia culinaria, pero sí Harry quería comida italiana, Draco piensa que es lo
menos que merece.

—Supongo que deberíamos ir a ambos.

—Draco… te estás durmiendo.


—Solo estoy cerrando los ojos para descansar un momento.

—Anthony dice que eres un acaparador de sabanas.

—Anthony puede meterse la sábana por el culo.

—…

—Bien me mantendré despierto un momento más, aunque creo que es hora que conozcas un cuento
asombroso para dormir.

—¿Un cuento?

—Bueno todos mis amigos saben sobre mi obsesión sobre Sparky el Dragon y es hora que seas
cautivado por este hermoso universo, no necesito un libro, lo sé de memoria.

Mientras Draco lucha contra el sueño y cuenta una vez más la historia favorita de su infancia,
puede ver a Harry reírse cada que hace sonidos de los personajes y se pregunta sí alguna vez
alguien le contó un cuento infantil; no importa, Sparky el dragón es suficiente para mantenerlo
despierto, hasta que termina cansado y dormido al lado de Harry en la torre Gryffindor.

Harry puede que no esté tan cansado como Draco, pero lo último que ve es al chico a su lado con
ojos cerrados y no hay nada de malo en una siesta entre ellos.

Cuando Draco despierta siente que apenas ha cerrado los ojos, pero se siente algo perdido y cuando
hay unos ojos claros viéndolo desde arriba con una cabellera roja, Draco hace un recuento de sus
amigos para saber que ha pasado; dura unos momentos saber que Ron Weasley lo está viendo con
ojos abiertos, mientras a su lado en la cama Harry está durmiendo profundamente. Tanto Harry
como Draco se encuentran sobre las sábanas y hace un poco de frío, ambos separados por algunos
centímetros y por eso cuando Draco se incorpora en la cama se restriega un poco el ojo confundido.

Ron lo sigue viendo.

No solamente él.

Neville, Seamus y Dean no hacen una muy sutil observación.

Es de noche, nota rápidamente y piensa en cómo sus amigos podrían o no estar preocupados por
que hubiera desaparecido por tantas horas.

Pero tiene tanto sueño, vuelve a caer sobre la cama y entierra su rostro en la almohada, solamente
quiere dormir, estúpido cansancio mágico.

Hay un sonido a la derecha como si alguien golpeara algo.

—Maldita sea Ron, ¿qué pasa contigo?— es la voz de Harry alterada, antes que haga un sonido
similar a un animal moribundo y toda la cama se mueva.

Draco saca el rostro de la almohada para ver a Harry ahora en el suelo, sus amigos riéndose de
manera descarada y cualquier oportunidad de dormir pronto saltando por la ventana.

—No lo sé, tal vez que cuando desapareciste toda la tarde y llego a la habitación, tienes a un niño
en tu cama— hay clara burla en su voz, Harry le lanza ahora la almohada sin piedad a su amigo.

—Ese niño quiere dormir— gruñe Draco esperando poder volver al país de los sueños, la única
ventaja es que, con menos magia, parece que no hay sueños extraños.

Tiene muchas preguntas para la mujer sirena, pero no puede evitar pensar que un poco de descanso
es algo que disfruta.

—Deja a Harry monopolizar a Draco, ha llorado por eso toda la semana— es la voz de Seamus y
ahora Harry se ve claramente lívido listo para asesinar a alguien.

Draco saca el dedo del medio, ignorando que ahora Harry está lanzándole la almohada a Seamus
con mucha mayor fuerza.

Ve a Neville que está sentado tranquilamente.

—¿Qué hora es?— cuestiona, a lo cual Neville dice amablemente que es alrededor de las 9 de la
noche, curiosamente sigue con sueño a pesar de sus buenas horas de dormir con Harry.

Es probable que, sí se fuera, se topara con algún profesor en guardia.

Dejando que Harry se queje audiblemente de sus compañeros, busca su mochila sacando el diario
que tiene, donde al abrirlo descubre rápidamente que sus amigos están preguntando por su
paradero. Algo adormilado indica que está en una pijamada improvisada en la torre Gryffindor, es
cuando Michael escribe algo sobre “Drarry” que cierra el cuaderno de forma violenta.

Idiotas.

Harry sigue intentando asesinar a todos, Draco solo quiere dormir.

Dean le regresa la almohada a Harry dándole en su cabeza y aunque Draco es un auspiciador de


guerra de almohadas, realmente quiere dormir un poco más, no importa sí los chicos están
haciendo lo que quieran; tristemente por su poca magia no puede transformar su ropa, así que con
un silbido todos se silencian para verlo confundido.

Bosteza.

—Si, muy impresionante, pero técnicamente sigo convaleciente y sin poder usar magia, no quiero
ir a mi torre así que ocupo un pijama y que alguien acepte un compañero de cama… o que
transfigure una por mi— admite lo último sin darle importancia.

Todos queda en un silencio, por un muy largo tiempo, antes que Ron sonría de forma malévola
arrojándolo casi al baño compartido y antes que Draco pregunte que mierda está pasando, la puerta
se abre ante los gritos de Harry antes de recibir en su cara algunas prendas.

Ignorando que es bastante grosero cuando la puerta se vuelve a cerrar.

Gruñe algunas maldiciones antes de cambiarse de ropa y aprovechar para ir al baño, tiene un poco
de hambre, pero el sueño es mayor. Pestañea viendo la ropa que tiene, parece costosa, pero le
queda un poco, corta; supone que no es de Ron por el tamaño y la calidad (no quiere sonar grosero
al respecto), así que piensa que podría ser de Harry.

Sirius siempre alardeaba de las ropas que le compró a Harry en sus cartas, Harry es el tema
predilecto de Sirius todo el tiempo.
Se encoge de hombros, es bastante agradable al tacto y si algo ha hecho esta vida por Draco, es
hacerlo un poco mierda por la ropa de alta costura; es algo que todo niño nacido en cuna de oro
obtendría.

Al salir del baño con su uniforme en sus manos, todo parece terriblemente oscuro y Draco frunce
el ceño al recordar como hace unos minutos todo parecía tan vivo; camina casi tentativamente
dejando que la luz de la noche que es bastante limitada lo guie a la cama donde estaba Harry. El
chico estaba sentado luciendo mortificado con el pijama ya puesto, que parece una vieja y no de la
ropa que Sirius debió comprarle; este se encuentra sentado sobre la cama luciendo mal con su
rostro entre ambas manos.

Hay risas en el aire, pero cuando Draco voltea hay silencio absoluto.

Harry salta al verlo, la lampara está encendida en su mesa de noche al lado de su dragón de
juguete, así que al menos puede verlo vagamente; este queda congelado al verlo, antes que se
vuelva rojo como un tomate y aparte el rostro.

—Bueno, que no se diga que no somos amigos— habla Draco colocando su uniforme sobre el baúl
del chico, donde había estado su mochila, se arroja de nuevo sobre la cama de Harry —ahora
lárgate o déjame dormir Potter— puede que fuera grosero espantar a alguien de su propia cama,
pero es que es injustamente suave.

Puede que no tenga sábanas de seda como la suya, que sea algo incómoda en algunos aspectos,
pero el colchón es malditamente suave; debe ser porque es el elegido, además huele tan bien.

—¿No te importa?— la pregunta viene con un susurro incómodo, Draco abre un ojo para verlo
incómodo a su lado.

Esta cama es de mayor tamaño que la suya en Ravenclaw (otra injusticia desde su punto de vista),
por lo cual entran los dos perfectamente; si bien antes habían dormido de forma donde la cama
estaba horizontal con los pies fuera de esta y con un mayor espacio entre ellos, Draco no veía un
verdadero problema de dormía ahora nuevamente juntos.

—No, si quieres puedes irte, pero esta cama es mía por esta noche— entierra su rostro en la
almohada y siente que pasa el tiempo.

Tiene sueño, pero no se duerme, sintiendo la propia indecisión de Harry como suya, antes que
mande algo a la mierda y luego se acueste a su lado; lo más lejos posible. El chico parece tenso,
con los brazos cruzados sobre él, compartiendo la misma sábana, pero sin tocarse en ningún punto.
Draco recuerda que cuando durmió con Anthony habían terminado una bola de masa de
extremidades, pero en este punto tal vez Harry es un poco territorial con su espacio en la cama.

Es su cama, no un armario.

Draco se siente algo culpable ahora, pero sí se marcha y roba el espacio con Ron o mejor aún con
Neville que era su Gryffindor favorito, sería algo sospechoso.

Y le gusta esta cama.

—Es raro— susurra Harry y solamente escucha porque ambos están cerca, en la misma cama.

Si.

Es raro.
—Dormimos toda la tarde juntos Potter, no actúes como una virgen desflorada— este voltea a
verlo mal y Draco espera que vea su sonrisa, porque ya apagó la lámpara —somos amigos, he
dormido en la misma cama que otros amigos, así que piensa en una fiesta de pijamas donde se
duerme porque tengo sueño— añade con otro bostezo y parpados cansados.

Harry parece notarlo, ya que asiente luego de un suspiro.

—No tengo tanto sueño.

—Bien por ti, ahora cállate.

Hay una leve risa de parte de Harry, que hace que se obligue abrir un momento los ojos para notar
que parece un poco más relajado acomodándose mejor que antes, ya no parece tenso; lo ve jugar un
poco con el collar que le regaló y que parece que nunca quitarse en realidad.

Su otra mano queda inerte a su lado.

Draco no puede describir o explicar porque su propia mano se mueve, sujeta la mano de Harry
sorprendiéndose por sentirla callosa, aunque la suya ahora mismo también parece un poco menos
suave de lo que fue hace años; es su mano con la cicatriz; siente rápidamente la mirada de Harry
sobre él, pero no dice nada y Draco no levanta la vista.

Solamente cierra los ojos.

Había olvidado la calidez de dormir con otra persona, sujeta un poco la mano de Harry antes de
caer dormido.

Sin sueños.

Y es perfecto.

Cuando despierta por la estúpida alarma de Neville, Draco lo hace casi como una carnicería ya que
odia levantarse temprano y su almohada es la primera en impactar a Neville; Dean aplaude la
situación antes de volverse a dormir. Neville se disculpa porque tiene que hacer un ensayo y no
pensó que sería tan ruidosa, pero Draco solamente camina molesto al baño para alistarse ante la
mirada algo curiosa de todos; luego de que Ron se queje porque duró demasiado en el baño, sale
sacándole el dedo del medio y Ron le gruñe que toma mucho tiempo.

Thorin el hurón duerme plácidamente en la cama de Ron ahora.

Verse bien es difícil.

Harry está medio listo y algo ojeroso como sí no hubiera durmido bien, cuando Draco toma sus
cosas, porque tiene que correr a su torre y aprovechando que la mayoría esta distraído le pide
prestada su capa; Harry se la pasa sin muchas preguntas y Draco podría amarlo por eso.

Corre a su propia torre esquivando cualquier alumno que este a esa hora y cuando llega a su
habitación, sus amigos están alistándose y Anthony suelta un grito de niño cuando aparece de la
nada; Michael pregunta sobre el “Drarry” a lo cual esquiva cambiando los libros que necesita para
el día de hoy. Terry se ve arrastrado por Michael que no deja de hostigarlo todo el viaje al
comedor, así que por esa razón cuando ve a Fleur sentada, se aleja de sus “amigos” y toma asiento
a su lado.

Viktor aparece poco después con Cedric, ambos hablando de quidditch, deteniéndose ante la
mirada de Fleur.

—Saben creo que podría tener una idea para la próxima prueba— comenta Cedric en voz baja de
forma resplandeciente y Draco aplaude emocionado.

Por la esquina de su ojo ve a Harry entrar con un bostezo (como sí no hubiera dormido bien, piensa
otra vez) con Hermione y Ron, este último parece hablar emocionado con Hermione sobre algo,
cuando los ojos de Harry chocan con los suyos parece totalmente tomado desprevenido y se vuelve
rojo en un milisegundo.

Su mano se levanta tímidamente, antes de arrastrar a Hermione y Ron a su mesa luciendo


abochornado.

—¿Entongces esto es Dgarry?— cuestiona Fleur con una ceja alzada a Cedric, que apenas parece
contener la risa.

Draco voltea a verle herido.

Sin comprender como es posible que ella sepa sobre eso y no Draco.

Al final del desayuno Viktor le pide a Draco hablar a solas, preguntando por una chica que vio en
la biblioteca y cuando este señala incómodo a Hermione, por un momento Draco había olvidado
que Viktor y Hermione podrían ir juntos al baile.

Oh.

Interesante.

Su rostro se vuelve casamentero antes de ver a Viktor con una sonrisa casi malévola, que para
puntos del chico, no lo hace retroceder.

Le agrada.

Que empiece la temporada del amor.

Draco aprecia como Hogwarts poco a poco se va infundado en una atmosfera nerviosa y tensa,
exceptuando por la mayoría de Slytherin que manejan la situación del baile de navidad con una fría
tranquilidad; la mayoría de estudiantes que pueden participar, parecen por otro lado una bola de
nervios constante. Draco ha presenciado al menos tres peticiones para ir al baile y no puede más
que sonreír con cierto grado de diversión, una de las pocas cosas buenas que tiene una
reencarnación, es que los nervios infantiles de esta época están extintos en su mayoría; es difícil
sentirse incómodo cuando tiene recuerdos de su vida pasada visitando bares y teniendo sexo con
desconocidos.

El pudor está fuera de juego ahora.

Tampoco es que Draco este fuertemente interesado en nadie, ahora que lo piensa, aparte de su
interés físico hacía Bill o Charlie no se ha sentido interesado en nadie; como Orion pasaba igual,
pero es curioso que algunas cosas se mantengan tanto en su vida actualmente.

Siempre quiso amigos y una familia, esta vida era demasiado complicada para pensar en una
posible pareja.

Sí quisiera sexo, bueno, cuando fuera mayor sabe cómo hacerlo.

No es que ahora importe, incluso cuando tiene necesidades y hormonas de adolescente, siempre
parece que tiene mucho en que trabajar como para distraerse con eso.

Como ahora mismo.

—Por el amor de Merlín Michael, levanta el puto rostro o te majaré— gruñe Draco en medio de la
clase de encantamientos, que según su perspectiva debería enforcarse más en hechizos que podría
necesitar para la segunda prueba que el baile.

Hay muchos sangre pura dentro de su grupo de Ravenclaw, bien versados en el baile y por lo cual
cuando Flitwick anuncio que estarían practicando para el baile; todas las chicas saltaron
emocionadas y los chicos por otro lado se vieron claramente miserables.

Menos Draco.

Era muy buen bailarín, había recibido clases de niño y se enorgullecía del talento que tiene.

De reojo puede ver como Padma parece sonreír complacida mientras está intentando enseñarle a un
Anthony totalmente rojo como un tomate. Por otro lado, puede notar a Terry fruncir el ceño
mientras baila con Lisa Turpin, no es que Lisa fuera muy molesta y en general al compartir
habitación con Padma solía ayudarle cuando necesitaba buscarla; pero Terry odiaba mucho el
contacto físico, especialmente de quienes no eran conocidos.

El pie de Michael vuelve a majarlo y Draco tiene que respirar hasta 10 antes de enseñarle
nuevamente el baile.

Esto iba a terminar mal.

Luego de una hora de tortura de pies, donde Draco le deja las orejas de conejo a Michael como
venganza, gruñe mientras caminan por los pasillos.

—Es tan mal bailarín, sé que quiere invitar a la chica Hufflepuff, pero sí no mejora en el baile yo
mismo le prohibiré asistir— gruñe caminando de forma enojada, con dolor de pies mientras a su
alrededor Padma suelta una risa musical.

Claramente encantada con su pareja de baile.

Lo cual Draco quisiera presionar, sí no fuera por la mirada de advertencia de Anthony como sí
leyera sus pensamientos.

Aburrido.

Terry camina un poco más relajado ahora al lado de ellos, tranquilo de no tener que bailar con una
chica nuevamente o con cualquiera; Draco se había ofrecido a bailar con él, ambos eran sangre
pura y saben sobre baile, pero el profesor Flitwick los emparejo de la mejor manera para que todos
aprendieran un poco. Michael quien se había ido apenas tuvo oportunidad para hablar con Megan
Jones esperando poder invitarle a salir, dejaba un poco de silencio entre todos.
Se sorprende de que Michael tuviera esa valentía Gryffindor para ir por ahí invitando chicas,
además había tenido una novia en vacaciones (quien lo terminó antes de ingresar al curso lectivo) y
de alguna forma lo hizo el más experimentado entre todos en este aspecto.

Draco no deja de sorprenderse al respecto.

—Oye Terry me preguntaba sí quisieras invitar a Luna al baile, la única forma que puede hacer
para ir es asistiendo con alguien de cuarto o superior; no confio en que alguien lo haga aparte de
nuestro grupo— habla Draco casualmente sorprendiendo un poco a Terry.

—No me molesta, pensé que irías con ella o Padma— expresa Terry sin ocultar la sorpresa.

Anthony gira a verlo con mucho interés pensando lo mismo, en cambio Padma parece curiosa al
respecto.

—Ya tengo alguien en mente.

—¿Pansy Parkinson?

—No Padma, es otra persona, pero es un secreto.

Sus tres amigos giran a verlo ahora con mucho mayor interés, antes de que Terry acepte la idea de
ir como amigos con Luna y con eso Draco suspira satisfecho.

Un destello rojizo lo hace voltear el rostro, sonríe y se despepide de sus amigos antes de
apresurarse. Cuando llega al otro lado del pasillo puede ver a Colette caminar tranquilamente con
su compañera de séptimo año, quien parece notarlo ya que se detiene y lo ve casi desafiante; el
rostro de Colette al verlo es mucho más amable. De los muchos rostros incómodos en estos días,
Colette sigue actuando a su lado como de costumbre y saludándolo amablemente en los pasillos.

Al acercarse para pedirle unos momentos, la amiga de este rueda los ojos pero los deja a solas,
Colette mantiene el rostro tranquilo cuando le pide caminar mientras empiezan sus clases; tiene al
menos unos 20 minutos y la chica acepta.

—En realidad había querido hablar contigo hace tiempo, tengo interés en una de las leyendas de tu
colegio— su comentario parece sorprenderla, pero cuando Draco señala sobre la lágrima de la
sirena.

Esta asiente comprensiva.

—No es una leyenda que se mantiene solo en nuestro colegio, pero tiene un significado especial
para nosotros, se habla que la lágrima de la sirena fue el motivo por el cual Beauxbatons fue
fundado— su ingles habla tranquilamente, ha estado practicando incluso más y ha mejorado
notablemente en este mes en Hogwarts.

Más de un mes actualmente.

—Pero, ¿qué es exactamente?— pregunta confundido, a lo cual la chica solamente arruga el rostro
un poco.

—Es difícil de explicar, creo que nuestra directora podría ser mucho más fácil de instruirte en esto.

—Bueno no parezco que le agrado, aunque actualmente no le agrado a muchas personas.

—Admito que fue intimidante, pero el verte luchar contra un Dragón parece ser un hecho
interesante; Eugene parecía muy emocionado cuando se lo comente.

Draco no quiere alargar más ese tema, porque no quiere desviarse de su pregunta a lo cual Colette
suspira un poco dramáticamente.

—Podría preguntarle a la directora, pero creo que sería mejor que estuvieras presente, sí hubiera
una forma de que ambos pudiéramos estar presentes sin levantar sospechas sería mejor— sus ojos
brillan un poco maliciosos y astutos, Draco no tuvo duda de que sería una gran Slytherin sí quisiera
—por ejemplo, en el baile de navidad— añade con una sonrisa depredadora, que hace que los ojos
de Draco se abran.

Antes de soltar una ligera risa.

—Entonces, has adivinado que quería eso— muy inteligente, había pensado en muchos posibles
compañeros para la noche, pero Colette había dado en el blanco con muy pocas preguntas.

No quería sonar interesado, pero tener una chica de séptimo año y según rumores bastante ágil en
la magia siempre era una buena carta de presentación. Que Colette fuera una Tudor, una familia
que si bien no exactamente de pura sangre, pero relacionado con la realeza inglesa muggle y de
irlanda; la había otorgado un rango bastante alto entre los estudiantes de Beauxbatons.

Un rango que Draco vio con interés.

Había visto a la directora de Beauxbatons ser descaradamente preferencial con Fleur, pero incluso
a Colette le había tenido que prestar atención.

Pensó en llevar a Fleur al baile, pero al final Colette es quien tiene una deuda con él.

—Escuché de unos compañeros que habías investigado a inicio de año, tenía curiosidad por como
pagar nuestra deuda; ir al baile con el campeón más joven y primer jinete de Dragón suena
demasiado bueno para ser verdad— Draco se acicala un poco ante ese nombre, no usado en burla.

Ya tenía suficientes burlas de Zacharias Smith que claramente no encontraba tan genial las
acciones de Draco.

Pero bueno.

No importa ahora.

—Maravilloso, entonces nos veremos el día del baile, ¿te apetece el azul para combinar?—
cuestiona Draco con una sonrisa algo coqueta tal vez, pero no parece que moleste a Colette.

Es una chica bastante linda, no es que le atraiga demasiado más que por su linaje y uso, lo cual
suena terriblemente mal.

No es que fuera un santo.

—Es una cita entonces— acepta esta con una sonrisa divertida, sin parecer importarle salir con un
chico probablemente 3 años menor por pagar una deuda.

Genial.

Se despide de Colette silbando, había sido bastante fácil en realidad, ahora que no tiene que pensar
tanto en los dragones (para su pesar) y tiene una posibilidad de morir en la segunda prueba; el
misterio de la lágrima de la sirena tiene que resolverse pronto.
Detiene sus pasos en el pasillo.

La segunda prueba tomará a la persona más importante para Draco en el lago.

¿Quién sería su persona más importante?

Viktor estaba claramente interesado en Hermione, no hizo nada para ocultarlo y cuando fue este
quien comentó que los campeones deberían ir a la biblioteca fue demasiado claro que fue doloroso;
Draco lo apoyó de forma amable, aunque Cedric y Fleur lo vieron incrédulos cuando caminaron a
la biblioteca. Al final del día Cedric pensaba que el huevo podría ser contenido de alguna forma,
pero no lo había probado ya que todos habían abierto el huevo con un grito desgarrador; así que,
aunque Draco quiso mencionar el agua, no lo haría al menos hasta que pasara el baile. Igualmente
le gustaba estar en la biblioteca, Fleur practicaba francés con él y Viktor ruso, también habían
enseñado algunas palabras a Cedric que parecía emocionado por aprender.

Mientras Viktor miraba descaradamente a Hermione al otro lado, algunas chicas aparecían solo
para verlo a este o Cedric, sin contar los chicos en busca de Fleur… bueno… Draco se sorprendió
de ser el único que no llamaba la atención de buena manera.

Al menos la presencia de los otros 3 campeones había reducido el número de miradas de odio en su
dirección.

Draco disfruta del amor.

De otros.

Draco disfruta de ver a otros enamorados.

Es tan divertido ver a los pobres bastardos sufrir, es como un show de comedia y Draco era
fanático de estos ahora.

Se disculpa mentalmente por Ron un poco, pero, aunque le agrada, era un gilipollas si no puede
notar a una niña como Hermione a su alrededor y pedirle salir con él; o tal vez en esta línea de la
historia tan diferente al canon no tenga sentimientos por ella.

Es como una maldita novela.

—Creo que debería invitarla a salir, claramente está interesado— habla Draco en susurros a Cedric
y Fleur, quienes han dejado de estudiar para ver como Viktor ve a Hermione.

Fleur hace una expresión incómoda.

—Podgia haceglo mejog— comenta encogiéndose de hombros.

—Hermione es la mejor de su generación con Draco, algo joven tal vez, pero bastante madura—
intenta ayudar Cedric con su actitud pacifista.

Draco asiente en comprensión.

—¿Tienes pageja?— cuestiona Fleur a Cedric que asiente.

—Su nombre es Cho, es la buscadora de Ravenclaw— acepta con una sonrisa tímida.
Draco recuerda el día anterior cuando Cho había entrado como sí estuviera en una nube de
felicidad, lanza una disculpa mental a Harry por perder la oportunidad de salir con la chica que
claramente era su interés romántico este año; supone que ocupara salir con alguien más. En el baile
había estado con una de las hermanas Patil, aunque no tenía idea de quien, esperaba que esta vez
encontrara una mejor pareja de baile.

Porque sí alguien salía con su querida Padma sólo por no tener alguien más, lo asesinaría.

Espera Anthony se apresure en hacer las cosas bien.

O tendrá que ponerse serio.

—¿Tienes pareja Draco?— hay una forma en como Cedric pregunta, queriendo ser sutil, pero con
un brillo curioso que no engaña a nadie.

Interesante.

—Si— Draco es un hijo de perra que no piensa decir nada más, las miradas de Fleur y Cedric son
bastante serias ahora, esperando que diga algo más.

Viktor vuelve a la realidad para verlos curioso.

—¿Et?— ignora la pregunta de Fleur con una sonrisa divertida.

Entonces Colette no les ha dicho.

—Tal vez sí aceptaran por fin mi partido amistoso de buscadores, podría decirles mi cita— bromea
con un poco de rencor, porque aún quiere jugar contra Viktor, aunque pierda, pero nunca lo
escuchan.

Los tres gimen al mismo tiempo cansados.

Pero cuando se van a ir, Draco empuja sutilmente a Viktor hacía Hermione con el puño en señal de
apoyo, provocando que este se vea mareado antes de asentir y caminar hacía la chica; si los otros
tres campeones se regresan para ver la muy incómoda invitación detrás de un librero y como una
conmocionada Hermione asiente, bueno.

Nadie podría saberlo realmente.

Sí Ron se entera probablemente lo odie.

Querida madre.

Siempre es un placer poder hablar contigo, de hecho, a pesar de mi muy incómoda relación actual
con Padre, nunca quise alejarme de ti; no hay palabras para expresar lo que siento por ti y
siempre serás la mujer más importante en mi corazón.

Espero el día que podamos reunirnos, con suerte antes de la segunda prueba, ocupo un poco de
magia extra de tu parte para salir con vida.

Con amor.

Tu hijo Draco.
.

Querida prima Dora.

Dile a Cedric que se puede meter por su trasero su curiosidad, no voy a decirte con quien voy a ir
al baile, me sorprende la curiosidad de todos; Padma ha intentado hacerme un interrogatorio tres
veces, Pansy no pareció alegre cuando le admití que ya tenía pareja.

Tuve el cabello azul tres días gracias a su enojo.

Sirius.

No, no necesito tu ayuda para pedirle a alguien que sea mi cita, por si no lo sabes soy capaz de
conseguirme una pareja por mi cuenta; no se sí fue Dora o quien te dijo sobre el tema, pero no te
metas en el asunto.

Tampoco quiero una de tus túnicas de gala.

Dile a Lupin que te sujete más con una correa o yo mismo iré ahí para convertirte en un perro
permanente.

Sí tanto quieres hablar de amor y citas, entonces supongo que podrías empezar a explicarnos tu
actual relación con ese aire incómodo y sexual con tu viejo amigo de la infancia.

Te reto a contestar esta carta con la verdad.

Luna parece encantada con la oportunidad de ir al baile con ellos, especialmente porque es con
amigos y nuevamente puso a todos incómodos cuando lo admite al aire libre; sus palabras son
agradecidas como terriblemente dolorosas. Draco y Terry terminan haciendo unas compras algo
exageradas para que su grupo de amigos tengan túnicas elegantes para el día, incluso fuera de su
casa, Draco disfruta de gastar el dinero de su padre y probablemente ni se dé cuenta de eso. Su
madre le había dado una llave con dinero de una bóveda que esta poseía en Gringotts solo para
Draco, pero su padre de forma estúpida o tal vez sin importancia aún mantiene el acceso de Draco
a las bóvedas de la familia Malfoy.

Que vestirán a sus amigos muy elegantes ese día.

Así que Draco disfruta actuar como un adolescente y no es hasta que una tarde de viernes Terry
comenta que Anthony salió con Padma, que la cabeza de Draco casi da un giro de 180 grados,
antes de salir corriendo de la torre para buscarlos.

Finalmente.

Anthony finalmente dará el paso.

Pregunta apresurado a los estudiantes sobre sí han visto a los chicos, pero nadie parece notarlos
hasta que Megumi inocentemente comenta sobre el lago y Draco sale casi corriendo ignorando el
frío a su alrededor; no es muy lejos del castillo y se oculta detrás de un árbol cuando los descubre
un poco alejados. Maldice el no poder escuchar bien por la distancia, pero puede ver el momento
donde Anthony totalmente rojo saca al fin el caballo de cristal que habían comprado hace algunos
meses atrás y se lo entrega a Padma; su mejor amiga se sonroja notoriamente, pero sus ojos aún a la
distancia parecen brillar emocionados.

—Draco— salta un poco en su lugar, antes de tomar a quien fuera y arrojarlo al suelo, las hojas se
mueven y por unos momentos sus dos amigos voltean confusos.

Hay unos segundos tensos en el ambiente, antes que Anthony le pregunte algo a Padma, para que
esta asienta con una sonrisa.

El rostro de Anthony rápidamente se ilumina con una sonrisa brillante, Draco se muerde el puño
para evitar saltar y cuando estos se marchan por otro camino lejano de donde Draco está oculto
voltea a ver al suelo; Harry no parece molesto de haber sido empujado contra el suelo, ahora
también viendo curioso desde su posición a sus dos amigos.

Cuando están suficientemente lejos, Draco lo deja libre y se pone de pie con un pequeño salto que
no contiene.

Merlín.

Tendrá que hablar con Anthony esta noche y sacarle cada detalle de lo que acaba de pasar.

Suena como una niña adolescente, pero no puede contener su emoción.

—Creo que fue una declaración, o una invitación al baile, no me importa; lo que importa es que
ambos estaban felices… creo fielmente que faltó un beso, pero ya podré manipularlo más adelante
— exclama con tranquilidad y una sonrisa maliciosa.

Draco va ser el Doctor corazón de sus amigos.

Harry lo ve algo divertido.

Toma un segundo recordar que probablemente hoy era el día del tiempo “compartido con Harry”,
sus amigos se habían burlado del tema cuando lo comentó hace dos semanas, Anthony estalló de
risas ante la idea de otro Harrypocalipsis, pero no es que importara.

Al final había estado pasando el rato con Harry, usualmente hablando de quidditch o de Draco
quejándose de alguna tontería del torneo, también hablando de dragones y le recordaba un poco al
año pasado; no había notado la falta que le hacía divagar con Harry hasta que este lo señaló, se
aseguraría de no cometer esos errores nuevamente.

Hoy habían planeado un juego de quidditch improvisado, Draco había olvidado la escoba por
correr y buscar a sus amigos, pero solo tendrían que ir un momento de regreso al castillo; era la
primera vez que jugaría contra buscador contra Harry y probaría sus habilidades.

Cuando Viktor accediera al partido improvisado le daría una buena lucha.

—Pareces feliz, la mayoría de chicos estaban incómodos por el baile y sobre la presión de buscar
una cita— comenta Harry casualmente con las manos dentro de sus bolsillos, hace bastante frío.

Se estremece un poco, a lo cual Harry sonríe.

Hay un rápido movimiento, Harry se quita la bufanda que termina siendo puesta sobre sus hombros
y cuello, por un momento parece no ver nada, antes de bajar la bufanda y ver a Harry sonriendo
divertido; las mejillas del chico parecen rojas, Draco supone que las suyas también lo están por el
aire frío del lugar.
Ve la bufanda roja y amarillo, se siente bastante cálida y huele bastante bien.

El aroma de Harry es muy tranquilizador.

No quiere seguir sus pensamientos, prefiere concentrarse en la calidez que siente y el frío
desaparecido.

—Solo es un baile, la mayoría de Slytherin que conozco han obtenido una cita rápidamente, los
sangre pura estamos acostumbrados a estos eventos; espero este no sea aburrido— musita Draco
casi con un suspiro comenzando a caminar con Harry.

Las manos de Harry siguen en sus bolsillos y parece bastante nervioso, Draco sigue el camino
esperando que hable.

Que se quiebre por la presión.

Unos pocos momentos después antes de llegar cerca de las puertas lo hace.

—¿Ya tienes pareja para el baile?— la pregunta en Harry parece algo incómoda, su rostro lo mira
expectante y Draco se siente un poco incómodo por lo que va a decir.

Es mucho más difícil que otras veces que alguien pregunto.

—Si— dice viendo al suelo, todos le han preguntado su pareja y no le ha dicho a nadie, pero
cuando levanta la mirada y ve el rostro de Harry lucir en shock, pareciendo triste, no puede evitar
derramar la sopa —es una chica de Beauxbatons, la conocí en el mundial de quidditch cuando
ayudé a su hermano, mucho mayor que yo… no me ve de esa manera— su voz suena apresurada y
nerviosa, mientras que el rostro de Harry se frunce confundido —verás la directora tiene
información que quiero, así que pensé que sí podría convencer a esta chica de ayudarme, podría
acorralarla en el baile; pero no es nada romántico, es solo un baile, probablemente abramos el baile
para el colegio y luego nos vayamos con nuestros amigos… Pansy me hizo prometerle un baile—
finaliza viendo a otro lado sorprendido de su propia situación.

¿Por qué dijo todo esto?

Todos parecían sorprendidos de que admitiera que tenía pareja, pero cuando todos preguntaron,
nunca sintió la necesidad de confesarlo todo; pero una parte de él no quería que Harry
malinterpretara nada.

Su ceño se frunció, no le gustaba esa línea de pensamientos.

—¿Eso tiene que ver con el mago que investigas con tus amigos?— pregunta Harry con seriedad, a
lo cual los hombros de Draco caen.

Ya no parece ser un secreto como en primer año, pero no quiere involucrar a Harry, este ya tiene
suficiente mala suerte como para poder añadirle más.

—Si, no es que no quiera decirte, pero realmente es de mala suerte; todos dicen eso y comienzo a
sospechar que es cierto— gruñe Draco con rencor a lo que posiblemente pudo ser una vida pasada.

Harry tararea, moviendo el pie sobre la nieve.

—Estás obsesionado con eso.

—Si.
—Incluso con el torneo.

—Increíblemente, si.

Hay un aire casi derrotado en Harry cuando continua el camino cerca del castillo.

—¿Es linda?

—¿Quien?

—La chica con la que irás.

Draco medita en Colette un momento, pensando que tal vez tiene un problema con los pelirrojos.

—Lo es, creo que Charlie el hermano de Ron es más atractivo— bromea de manera descarada,
provocando una mala mirada de Harry y que este mueva el pie para que Draco caiga sobre la nieve
acumulada.

Lo maldice en voz alta cuando se pone de pie, pero Harry solamente lo ve con una sonrisa
maliciosa, el resto de la tarde la pasan sobre una escoba y aunque Harry parece distraído, cada que
Draco le pregunta al respecto solamente parece un poco triste.

Cuando le pregunta a Harry por Cho, pensando que tal vez había sido rechazado, este luce
confundido.

—¿Por qué le pediría ir al baile a la buscadora de Ravenclaw?— hay tanta confusión en el chico al
respecto, que el propio Draco no entiende que cambios hay en este mundo.

Suspira.

No le gusta ver a Harry triste, así que intenta animarlo y al final de la tarde parece algo más
animado; igualmente no le regresa la bufanda de Gryffindor que es caliente y este no la pide de
regreso.

Continuará…

Chapter End Notes

Muchos esperaban que Draco fuera con Harry al baile, pero lamento decirles que eso
no iba a pasar, aunque está claro para todos incluyendo Draco que las cosas entre
Harry y él no es tan normal como quisiera, este año no tendremos a ambos como
pareja en medio de un baile. Me da penita cuando tenga que llegar al punto de vista de
Harry, sobre como espera que este ya tenga pareja, pero al mismo tiempo quiere que
no tenga.

Mi bebé.

Que alguien le dé un abrazo.

Colette es un personaje que si no me equivoco tuvo una aparición rápida en el segundo


libro, pero ya había planeado tenerla a ella aquí para esto, así que espero le den una
bienvenida.
El próximo capitulo tendremos el baile.

¿Alguien emocionado por Padma y Anthony?


Capítulo 11: Beauxbatons.
Chapter Summary

La noche del baile de navidad no sale para nada como Draco espera.

Chapter Notes

See the end of the chapter for notes

Anthony y Padma habían estado en una nube de felicidad desde ese día, si bien Draco había
querido exclusivas como mejor amigo, ambos solo habían admitido que sólo irían al baile como
pareja y no que fueran realmente una pareja; Draco comenzaba a suponer que tendría que
encerrarlos en un armario a solas, pero disfrutaría el buen ambiente entre sus amigos. Al menos el
ambiente fue bastante amigable, hasta que llegó un día donde Padma entró furiosa a la cámara de
los secretos; Draco había estado jugando con Michael y Steven, pero los tres quedaron paralizados
al ver el nivel de enojo en los ojos de Padma.

Anthony detrás de ella parecía nervioso.

Iba hacer un chiste al respecto, cuando Padma se puso frente a él, dándole a entender que era el
motivo de su enojo.

Draco tuvo miedo.

—Mi hermana me acaba de decir que Harry Potter le pidió ir al baile de navidad con ella, Harry
Potter— Terry que estaba algo alejado con Luna leyendo, levantaron el rostro sorprendidos para
ver a Draco.

Quien de repente estaba en medio del caos luciendo incómodo.

Sus miradas eran muy recriminatorias.

Así que Harry iría con Parvati al baile, algo que se mantuvo de las películas, se preguntó
distraídamente a quien habría elegido Ron; pero el rostro enojado de Padma no lo dejó ir más allá.

—Parvati es bastante linda— susurró preocupado de que iría a morir sí dice algo mal.

Padma claramente se ve casi furiosa y lívida.

—Claro que lo es, pero aquí no importa, ¿Por qué Harry Potter le pidió ir a mi hermana al baile?,
estaba tan sorprendida— si, estaba enojada y ahora parece incrédula.

—Tal vez no quiso llegar solo al baile.

—¿Con quién iras al baile?

—Padma.

—No digas la misma tontería, dime con quien irás al baile y razones, ahora.
Si.

Padma y Pansy deberían ser mejores amigas sin duda. Explica torpemente que irá con una
estudiante de Beauxbatons, lo que provoca que Terry salte incrédulo para preguntar sí es por lo de
“la lágrima de la sirena”; cuando Draco asiente tímidamente, todos sus amigos gimotean de forma
coordinada. Michael llora por su estúpido club llamado “Drarry” del cual Draco no puede saber
nada y Draco solamente mantiene silencio mientras Padma va al otro lado de la cámara donde hay
un cadáver de basilisco para explotar cosas.

Si.

Draco escucha las explosiones esperando no volver a molestarla nunca más.

Es tenebrosa.

Los siguientes días Padma lo ve resentida y Draco no tiene la valentía Gryffindor para preguntarle
que le ha pasado, en su lugar disfruta de sus amigos que, aunque claramente resentidos por algo
que nadie quiere explicarle, igualmente siguen en sus locuras; pasa tiempo con los campeones,
felicita a Harry por conseguir pareja a lo cual este se ve miserable, Ron también obtuvo ayuda de
Parvati y Padma por lo cual iría con Lisa Turnip que parece casi decepcionada de dicha situación.
Blaise y Pansy irían juntos, fue un arreglo bastante fácil porque para ellos siempre fue así, escuchó
que Theo iría con Daphne (lo cual le recuerda que sigue enojado con este y no han hablado en
meses haciéndolo sentir mal); incluso Vincent y Greg tienen parejas, Greg se había acercado a
Draco luciendo emocionado por que derrotara al dragón.

Habían tenido años sin tocar su amistad, pero Draco se siente un poco entusiasmado porque su
viejo conocido le hablara de forma tan relajada y con una pizca de admiración.

Astoria Greengrass también había parecido emocionada al respecto.

Algunos Slytherin parecían interesados en él, Draco quiere pensar que es porque era fuerte y no
porque pudiera ser el próximo señor oscuro.

Neville y Ginny irían juntos.

Fleur iría sorprendentemente con su anterior capitán de equipo de Ravenclaw, Roger Davies.
Cedric tiene una cita con Cho y Viktor iría con Hermione.

Era interesante las locuras que hacen las personas, Draco no es que piense mucho en eso, ya que el
día del baile de navidad recibe una carta de su madre para pedirle encontrarla en su próxima salida
a Hosgmeade que atrae su atención durante varios minutos; el regalo de su madre es un viejo anillo
de la familia Black que coloca en uno de sus dedos viéndolo confundido.

Le había enviado a su madre una pocion relajante que hizo en sus clases con Severus, que sigue
viéndolo con resentimiento, pero cada día parece aplacarse un poco más; espera que lo haga, ocupa
una hierva para respirar bajo el agua como Harry y esta vez piensa copiar descaradamente al chico
para estar bajo el lago.

Ocupa toda la ayuda para sobrevivir a los habitantes del agua.

—Has visto demasiado tiempo ese anillo— exclama Anthony que está comiendo algunos dulces
que le enviaron sus familiares.

Asiente distraído, antes de levantarse para abrir sus regalos de navidad.

Dora le había enviado algunas camisas muggles de bandas de música, Sirius había enviado una
caja de regalo mágica expandida con todos los libros que probablemente pudo sacar de su
biblioteca de la familia Black, Remus incluso le envió un libro aparte que era muggle, pero tenía
una extraña genealogía de familias muggles relacionadas con la magia que apreció
verdaderamente; el hombre parecía querer ganar de alguna forma su simpatía, pero lo dejaría pasar
por ahora. Otros regalos como Padma que eran novelas románticas, Anthony le había dado en su
lugar una caja de legos de Star Wars que probablemente no debieron comenzar armar en media
habitación para irritación de Padma cuando los fue a buscar por no ir al desayuno.

Terry le regaló un libro de encantamientos y casi besa en la boca a Michael cuando le dio un
paquete lleno de Coca-Cola, Luna le dio unos extraños calcetines que tenían pequeños animales
que se movían, Blaise le envió una funda de varita que le ayudaría a no dejarla caer (como pasó en
la primera prueba) y Pansy le envió un perfume que parecía bastante costoso, pero olía delicioso.

Theo envió un regalo, un libro de alquimia, lo tocó lentamente recordando el sueño de ambos de su
infancia y pensó que después de ese día hablaría con él.

Por último, el regalo de Harry una pequeña caja musical, Draco la saca para escuchar una melodía
que parece ser muggle; entonces tuvo que haberla comprado tal vez antes de ingresar a Hogwarts.
Desde que tiene memoria dentro de su mente ha tenido una nana metida, una que parece haber
conocido Megumi en su país de origen y una que se ha vuelto la norma en la vida de Draco; esta
nana es diferente, es muggle y es un poco confusa de escuchar.

Relajante.

Toca la caja un momento perdido en sus pensamientos, arrugando el ceño cuando siente la calidez
subirle por la garganta.

No le gusta ese sentimiento.

No le gusta sentirse así.

Harry es su amigo, incluso aunque fuera un amigo cercano, los sentimientos a su alrededor cada
vez parecen alejarse de la línea de amigos para ser algo de lo cual no está acostumbrado y no
quiere pensar; una parte de él le indica que se aleje de Harry antes que estos sentimientos
comiencen a rodearlo, pensó que con el torneo eso sería fácil.

Ahora con la caja de música en su mano, la vieja pulsera que este le dio hace años en su muñeca,
Draco se pregunta sí es lo que quiere.

No es que sea prohibido tener sentimientos por alguien.

Niega con la cabeza, no va abrir esa puerta, no tiene sentimientos por Harry más allá de la amistad
y no importa que se sienta cómodo a su alrededor, nada va cambiar; no importa que este no parezca
emocionado por Cho Chang, seguirá el rumbo de las cosas y se casara con Ginny, para tener la
familia que siempre quiso.

“Algunas cosas han cambiado”, aleja ese pensamiento traidor para ponerse de pie.

—Muchas gracias por el regalo— admira Terry mostrando su libro sobre animagos con bastante
agradecimiento, parece ser que la animosidad del año pasado ha comenzado a disminuir
radicalmente y Draco ha trabajado mucho más en Terry que sus otros amigos.

No importa.

Michael salta con su Walkman para arriba y abajo, al tiempo que Anthony comienza a abrazar su
peluche de chewbacca diciendo que va ser su nuevo favorito; cuando Luna entra luciendo una
sudadera multicolor abrazando a Draco sonríe emocionado.

Dejando de lado los entupidos pensamientos sobre Harry.

No iba a pensar en eso hoy.

Espera que Sirius disfrute de su libro sobre cocina (este se había quejado sobre la comida y que
Remus cocinaba todo), Dora recibió un gran paquete que ordenó de los gemelos sobre bromas, sus
tíos tendrían unas pociones que había estado trabajando bajo la poca atención de Severus para la
piel y su tío Ed probablemente vio con diversión la fotografía que envió de sus amigos que
esperaba también disfrutara Andrómeda.

Envió regalos a los campeones, aunque estos no parecían darle nada, Draco se encoge de hombros.

Su idea era gastar la mayor cantidad de dinero de su padre.

Cualquiera podría señalar lo mezquino que era.

Cedric tendría un nuevo kit para limpiar su escoba, Fleur obtendría una joyería bastante costosa y
Viktor uno de los libros favoritos de Hermione que esperaba les diera algo de que hablar esta
noche; aunque conociendo a la juventud de hoy en día, probablemente no hablarán mucho.

Sí incluyó o no un artículo del diario el profeta que parecía estar enloquecido por saber más de este
y el baile de navidad, nadie podría culparlo.

Esa mañana paso tanto como pudo en la cámara de los secretos buscando algo en el libro de Orion
que pudiera respirar bajo el agua, pero aparte de algunas lecturas poco interesantes sobre la
creación detallada de una varita que tenía lenguaje que no entendía, bueno Draco pensó que su
primera vida era un ridículo y pasó mejor leyendo sobre Salazar Slytherin que tenía al menos
lenguaje moderno.

Salazar parecía un extremista, pero al igual que Godric parecía interesado en proteger el castillo lo
mejor posible para cualquier invasión y prepararse para defenderse. La sala de Slytherin era la que
mejor protecciones tenia, incluyendo una forma para poder salir del castillo si este fuera atacado
por el lago y Draco se encontró interesado al respecto.

Solo que cuando comentaba sobre la forma de salir por el lago estaba eliminado del libro.

Maldijo a los muertos antes de irse a alistar para el baile.

A diferencia de las chicas no necesitaba mucho trabajo, era claramente hermoso y por eso siguió
armando más de la estrella de la muerte con Anthony antes de pensar en tomar su túnica; su cabello
estaba suelto como siempre, su piel era reluciente y luego de algunos hechizos para ocultar sus
ojeras era sin duda un chico de apariencia apuesta.

Se vio al espejo pensativo, como Orion su apariencia era claramente casi igual, pero ahora con ropa
de diseñador y una túnica hecha a mano; Draco se sintió un poco, ya saben, mal por su anterior
vida.
Todo lo que había querido lo tenía ahora.

Bueno.

Todo menos un padre decente, también tenía un problema con un torneo que intentaba matarlo.

Detalles.

—Por favor no vayas a vomitar en mis zapatos esta noche— gruñe cuando ve a Anthony tener un
ataque de pánico y su cabello algo desordenado, dando vueltas sobre sí mismo en la habitación.

Terry que no parecía importarle alistarse de último minuto leía de forma interesado su nuevo libro,
al tiempo que Michael cantaba una canción pegajosa en el baño alistándose para la cita del día de
hoy.

—Solo le pedí que fuera mi pareja para el baile, pensaba declararme hoy, pero tal vez es muy
apresurado… debería pedirle una cita, podríamos ir a Hosgmeade pronto— Anthony parecía con
pánico y Draco estaba muy lejos de poder calmarlo.

Así que siguió alistándolo.

Arreglando su cabello mientras este se movía, alistando sus ropas, colocándole la túnica como í
fuera un puto bebé. Terry se alistó cinco minutos antes de irse y Michael sonreía de forma radiante
cuando bajaron a la sala de estar donde otros chicos parecían listos, otros esperando sus parejas.

Padma con una hermosa túnica azulada esperaba con una sonrisa, Terry sujeto a Anthony cuando
este casi se cae y Luna que estaba con… era una túnica hermosa, pero sus aretes de zanahoria eran
algo confusos, solamente sonreía a Terry diciéndole que sería una gran pareja, aunque no le gustara
bailar.

Eso hizo sonreír a Terry.

Draco y Michael se escusaron para ir por sus parejas, prometió verlos después de la cena y el baile,
luego se separó de Michael cuando se fue donde esperaría a su propia pareja. Caminó por los
pasillos hasta llegar a la entrada del castillo, donde Colette no tardó más de unos pocos minutos
para aparecer con una túnica que hizo juego con la suya; su cabello estaba recogido en un prolijo
peinado y tenía maquillaje ligero que la hizo ver bastante atractiva.

Aceptó su brazo para caminar hacia el comedor.

—Eugene parecía celoso que saliera con su héroe— comentó la chica con un guiño, que hizo que
Draco se apartara su cabello de forma estúpida.

—Soy bi o gay panic para todos, hay Draco suficiente para admirar.

La chica se ríe mientras caminan hacía la entrada del comedor, donde otros ya se encuentran.

Se abrieron las puertas principales de roble, y todo el mundo se volvió para ver entrar a los
alumnos de Durmstrang con el profesor Karkarov. Krum iba al frente del grupo, acompañado por
una muchacha preciosa vestida con túnica azul que Draco pudo notar era Hermione. Por encima de
las cabezas pudo ver que una parte de la explanada que había delante del castillo la habían
transformado en una especie de gruta llena de luces de colores. En realidad, eran cientos de
pequeñas hadas: algunas posadas en los rosales que habían sido conjurados allí, y otras
revoloteando sobre unas estatuas que parecían representar a Papá Noel con sus renos.
En ese momento los llamó la voz de la profesora McGonagall:

—¡Los campeones por aquí, por favor!

Draco asintió antes que caminara al lado de Colette.

Saludo rápidamente a Viktor que asintió con una leve sonrisa, Hermione saludó algo tensa viendo
a Colette, quien parecía imperdurable al tiempo que saludaban a Fleur; Cedric aparece con una
sonrisa radiante y el baile pronto empezaría.

Si.

Esto podría ser una locura.

Ve de reojo a Colette que sonríe de forma salvaje como hace y Draco aprieta un poco el agarre,
ambos asienten.

Sin dejar de hablar, la multitud se apartó para dejarlos pasar. La profesora McGonagall, que
llevaba una túnica de tela escocesa roja y se había puesto una corona de cardos bastante fea
alrededor del ala del sombrero, les pidió que esperaran a un lado de la puerta mientras pasaban
todos los demás: ellos entrarían en procesión en el Gran Comedor cuando el resto de los alumnos
estuviera sentado. Fleur Delacour y Roger Davies se pusieron al lado de las puertas: Davies parecía
tan aturdido por la buena suerte de ser la pareja de Fleur que apenas podía quitarle los ojos de
encima. Cedric y Cho estaban también juntos, aunque fue un poco divertido pensar en su anterior
capitán ser encantado por una Veela.

Hermione se había hecho algo en el pelo: ya no lo tenía enmarañado, sino liso y brillante, y lo
llevaba recogido por detrás en un elegante moño. La túnica era de una tela añil vaporosa, y su porte
no era el de siempre, o tal vez fuera simplemente la ausencia de la veintena de libros que solía
cargar a la espalda. Ella también sonreía de forma nerviosa.

—¡Hola, Draco!— saludó ella y Draco le sonrió de reojo esperando poder tranquilizarla.

Solo era un baile.

Aunque notó al entrar que varias chicas no parecían felices con Hermione, cuando se abrieron las
puertas del Gran Comedor, el club de fans de la biblioteca pasó por su lado con aire ofendido,
dirigiendo a Hermione miradas del más intenso odio.

Los adolescentes pueden ser aterradores.

Pansy a la distancia lo saludó, viendo mal a su compañera de baile, haciendo que Blaise a su lado
sonriera divertido.

Cuando todos se hubieron acomodado en el Gran Comedor, la profesora McGonagall les dijo que
entraran detrás de ella, una pareja tras otra. Lo hicieron así, y todos cuantos estaban en el Gran
Comedor los aplaudieron mientras cruzaban la entrada y se dirigían a una amplia mesa redonda
situada en un extremo del salón, donde se hallaban sentados los miembros del tribunal.

Habían recubierto los muros del Gran Comedor de escarcha con destellos de plata, y cientos de
guirnaldas de muérdago y hiedra cruzaban el techo negro lleno de estrellas. En lugar de las
habituales mesas de las casas había un centenar de mesas más pequeñas, alumbradas con farolillos,
cada una con capacidad para unas doce personas.

Draco caminó con el mentón en alto, viendo de reojo a su grupo de amigos rápidamente antes de
regresar su mirada al frente; Luna especialmente parecía totalmente emocionada y eso lo hizo
pensar que no podría ser una mala noche.

Colette sabe manejarse en estos ambientes, una pareja perfecta.

Dumbledore sonrió de contento cuando los campeones se acercaron a la mesa principal. La


expresión de Karkarov, en cambio, recordaba más bien a la de Ron al ver acercarse a Krum y
Hermione. Ludo Bagman, que aquella noche llevaba una túnica de color púrpura brillante con
grandes estrellas amarillas, aplaudía con tanto entusiasmo como cualquiera de los alumnos. Y
Madame Maxime, que había cambiado su habitual uniforme de satén negro por un vestido de seda
suelto de color azul lavanda, aplaudía cortésmente. Pero faltaba el señor Crouch. El quinto asiento
de la mesa estaba ocupado por Percy Weasley, que llevaba una reluciente túnica de gala de color
azul marino, y lucía una expresión de gran suficiencia.

—Me han ascendido— dijo Percy antes de que a Draco le diera tiempo a preguntarle y con el
mismo tono que hubiera empleado para anunciar su elección como gobernador supremo del
Universo —Ahora soy el ayudante personal del señor Crouch, y he venido en representación suya.

—¿Felicidades?— cuestionó Draco confundido.

Colette a su lado pareció al borde de sonreír, Madame Maxine estaba a su lado.

—El señor Crouch no se encuentra bien, nada bien. No se ha encontrado bien desde los Mundiales.
No me sorprende: es el exceso de trabajo. No es tan joven como antes. Aunque sigue siendo
brillante, desde luego: su mente sí que es la misma de siempre. Pero la Copa del Mundo resultó un
fiasco para el Ministerio, y además el señor Crouch sufrió un revés personal muy duro a causa del
comportamiento indebido de su elfina doméstica, Blinky o como se llame. Como era natural, él la
despidió inmediatamente después del incidente; pero, bueno, aunque se las apaña, como yo digo, la
verdad es que necesita que lo cuiden, y me temo que desde que ella no está en la casa su vida es
mucho menos cómoda. Y a continuación tuvimos que preparar el Torneo, y luego vinieron las
secuelas de los Mundiales, con esa repelente Skeeter dando guerra. Pobre hombre, está pasando
unas Navidades tranquilas, bien merecidas. Estoy satisfecho de que supiera que contaba con
alguien de confianza para ocupar su lugar.

Percy parecía feliz de hablar, aunque no fueran amigos, Draco en cambio frunció el ceño pensativo.

Un elfo llamado Blinky.

No recordaba un elfo así en la película.

Aún no había comida en los brillantes platos de oro; sólo unas pequeñas minutas delante de cada
uno de ellos. Draco cogió la suya sin dudando, y miró a su alrededor.

No había camareros. Observó que Dumbledore leía su menú con detenimiento y luego le decía
muy claramente a su plato:

—¡Chuletas de cerdo!

Y las chuletas de cerdo aparecieron sobre él. Captando la idea, los restantes comensales también
pidieron a sus respectivos platos lo que deseaban. Draco le echó una mirada a Colette que parecía
encantada al respecto, Hermione por otro lado tenía una arruga en su frente que no preguntó por
qué podría ser.

Algo sobre el P.E.D.D.O. supuso, aunque al instante estaba absorta en su charla con Viktor Krum,
y ni siquiera parecía ver lo que comía.
—Bueno, nosotrros tenemos también un castillo, no tan grrande como éste, ni tan conforrtable, me
parrece— le decía a Hermione —Sólo tiene cuatrro pisos, y las chimeneas se prrenden únicamente
por motivos mágicos. Pero los terrenos del colegio son aún más amplios que los de aquí, aunque en
invierrno apenas tenemos luz, así que no los disfrrutamos mucho. Perro en verrano volamos a
diarrio, sobrre los lagos y las montañas— usualmente Viktor no fuerza tanto la “r”, parece que
alguien está nervioso.

—¡Para, para, Viktor!— dijo Karkarov, con una risa en la que no participaban sus fríos ojos —No
sigas dando más pistas, ¡o tu encantadora amiga sabrá exactamente dónde se encuentra el castillo!

Dumbledore sonrió, no sólo con la boca sino también con la mirada.

—Con todo ese secretismo, Igor, se podría pensar que no queréis visitas.

—Bueno, Dumbledore— dijo Karkarov, mostrando plenamente sus dientes amarillos —todos
protegemos nuestros dominios privados, ¿verdad? ¿No guardamos todos con celo los centros de
saber en qué se aprende lo que nos ha sido confiado? ¿No tenemos motivos para estar orgullosos
de ser los únicos conocedores de los secretos de nuestro colegio? ¿No tenemos motivos para
protegerlos?

—¡Ah, yo nunca pensaría que conozco todos los secretos de Hogwarts, Igor!— contestó
Dumbledore en tono amistoso —Esta misma mañana, por ejemplo, me equivoqué al ir a los
lavabos y me encontré en una sala de bellas proporciones que no había visto nunca y que contenía
una magnífica colección de orinales. Cuando volví para contemplarla más detenidamente, la sala
había desaparecido. Pero tengo que estar atento a ver si la vuelvo a ver: tal vez sólo sea accesible a
las cinco y media de la mañana, o aparezca cuando la luna está en cuarto creciente o menguante, o
cuando el que pasa por allí tiene la vejiga excepcionalmente llena.

Le gustaba mucho esta conversación, hablando de colegios, de reojo notó la sonrisa apenas
disimulada de Colette al verlo.

Mientras tanto, Fleur Delacour criticaba la decoración de Hogwarts hablando con Roger Davies.

—Esto no es nada— decía, echando una despectiva mirada a los centelleantes muros del Gran
Comedor —En Navidad, en el palacio de Beauxbatons tenemos escultugas de hielo en todo el
salón comedog. Pog supuesto, no se deguiten: son como enogmes estatuas de diamante, bgillando
pog todos lados. Y la comida es sencillamente sobegbia. Y tenemos cogos de ninfas de madega
que nos cantan seguenatas mientgas comemos. En los salones no hay ni una de estas feas
agmadugas, y si entgaga en Beauxbatons un poltergeist lo expulsaguíamos de inmediato— añadió,
dando un golpe en la mesa con la mano.

Roger Davies la miraba con expresión pasmada, y no acertaba a apuntar con el tenedor cuando
pretendía metérselo en la boca. Draco tenía la impresión de que Davies estaba demasiado ocupado
mirando a Fleur para enterarse de lo que ella decía.

Ella era hermosa claro, pero comer era importante también.

—Tienes toda la razón— dijo apresuradamente, pegando otro golpe en la mesa con la mano —: de
inmediato, sí señor—

Bien si no es ahora no sería nunca, el toque de Colette a su pierna con su propio pie le dio la fuerza
que necesitaba.

—De hecho, Madame Maxime— la directora parecía sorprendida de que fuera charlado en su
dirección, los demás comensales vieron curiosos —hablando con mi encantadora compañía para el
baile— y esto es chicos, cuando saben que los aduladores solo buscan cosas; pero bueno, algunos
no ven eso —me contó sobre el hermoso lugar que es Beauxbatons, de haberlo sabido tendría que
considerarlo mejor para haber elegido dicho colegio— si, estaba insultando Hogwarts mientras
alagaba Beauxbatons.

Dumbledore no pareció sorprendido y en cambio Madame parecía extasiada.

—Bueno Beauxbatons es otgo nivel, siempre tenemos programas de integcambio— dice con
dulzura y un poco de ojos codiciosos.

Draco pestañea, sin poder creer que alguien lo quiera realmente en otro colegio.

No sabe que decir.

Nunca pensó en eso.

Aunque hace algunos años, esta hubiera sido la forma perfecta de dejar Inglaterra y alejarse lo más
posible de Voldemort, ahora se siente un poco ahogado por la idea de irse lejos de sus amigos;
incluso sí fuera lo más sensato.

—Directora Maxime, Draco se encuentra claramente interesado sobre nuestra leyenda más famosa,
sobre la “lágrima de la sirena”— Colette salta en su ayuda, los ojos de Maxime evalúan a Draco un
poco y los ojos de Dumbledore viajan hasta a él con una expresión difícil de descifrar.

—Integesante— es lo único que dice Maxime, Fleur también voltea a verlo curioso y aunque
Draco pensó en preguntarle a ella.

No quería poner a prueba su delicada amistad apenas iniciada.

—Soy un fanático de la historia, creo que en un libro leí al respecto y cuando Colette mencionó
sobre ello, bueno, me gustaría saber que tanto puedo conocer de esta— sonrisa radiante y
encantadora, Draco debe jugar con cuidado sus cartas y Madame asiente pensativa.

—La histogia es bastante integesante, habla sobre como una sigena hace muchos siglos se
enamogo de un humano, un amog prohibido que sepagaba sus mundos. Una Diosa escuchó su
lamento y la convigtio en humana para vivig con su amado— Draco la ve atentamente, su cabeza
duele un poco y el recuerdo de la sirena de su sueño le hace sentir un leve frío en su cuerpo —El
deseo fue concebido, pero al transfogmagse en humano cada gespigación la envenenaba
lentamente. Cada día enfegmo más. Al final al morig su última lágrima creó la joya conocida
como “Lágrima de Sirena” que potenciaba la magia— comenta casi pensativa o perdida en
recuerdos.

Una joya.

La joya que Lyra Black impidió que su familia siguiera buscando, pero estaba ahora aquí, la
directora sabía algo.

—Es una historia antigua, hace mucho no la escuchaba— habló Dumbledore también en sus
pensamientos, algo que parecía atormentarlo.

Madame Maxime asintió.

—Se dice que esta mujeg fue la progenitora de una de nuestros antepasados que fundó el colegio,
dentgo de la escuela tenemos una repgesentacion de la joya; en honog a nuestra quegida señora
Emeralda— afirma esta con una sonrisa.

El frío pasa ahora a todo su cuerpo, Colette parece querer llamar su atención, pero Draco muere
dentro de sus pensamientos.

Esmeralda.

No ha dicho su apellido.

Pero tal vez, es la misma Esmeralda Black, la fundadora de la casa Black, que era una sirena y de
alguna forma está relacionada con Orion Blake. Sí esta fue una sirena y sí la leyenda de esta mujer
es verdad, significa que fue como Sirena a convertirse en humano para estar con Orion Blake de
alguna forma que aparentemente fue su vida pasada. Lo que no calzaba es que Orion declara que
fue culpa de él que muriera, pero aquí Madame relata que por cada respiración que daba se
envenenaba hasta la muerte.

¿Cuál es la verdad?

—¿Qué pasó la joya?— preguntó luego de un silencio demasiado largo de la mesa, ya que parecía
que todos estaban curiosos al respecto.

Madame ladea un poco el rostro pensativa.

—Se dice que se pegdio en el velo de la muerte.

Draco pestañea una, dos, tres veces.

El velo de la muerte.

El velo de la muerte por donde la historia canónica (que Draco no piensa permitir que se repita)
Sirius pasa y muere.

Una parte dentro de él quiere gritar de enojo, la otra solamente asiente y regresa a su comida
conmocionado.

Tanto por un baile tranquilo.

Cuando se acabó la cena, Dumbledore se levantó y pidió a los alumnos que hicieran lo mismo.
Entonces, a un movimiento suyo de varita, las mesas se retiraron y alinearon junto a los muros,
dejando el suelo despejado, y luego hizo aparecer por encantamiento a lo largo del muro derecho
un tablado. Sobre el aparecieron una batería, varias guitarras, un laúd, un violonchelo y algunas
gaitas.

Las Brujas de Macbeth subieron al escenario entre aplausos entusiastas. Eran todas melenudas, e
iban vestidas muy modernas, con túnicas negras llenas de desgarrones y aberturas (Dora se debe
morir de los celos). Cogieron sus instrumentos, y Draco, que las miraba con tanto interés adivinó
que pasaría ahora, comprendió de repente que los farolillos de todas las otras mesas se habían
apagado y que los campeones y sus parejas estaban de pie.

—¡Vamos!— le susurró Colette que lo miraba todavía pensativa —¡es hora del show!

Draco asintió, anotando toda la información en su mente y decidido a que mañana comenzaría a
investigar.

De nuevo.
Maldita sea, no tiene ni un día tranquilo.

Al levantarse, Draco toma la mano de Colette. Las Brujas de Macbeth empezaron a tocar una
melodía lenta, triste que es perfecta para un baile lento. Draco fue hasta la parte más iluminada del
salón, viendo rápidamente a sus amigos, donde Luna rápidamente lo saludó con una sonrisa y, al
momento siguiente, Colette le sonrió provocando que Draco la tomara entre sus manos para un
baile.

Lo había hecho cientos de veces antes.

Un pie adelante que alguien experto como Colette seguiría, otro a la derecha, un leve giro y
estarían dando el mismo baile que cientos de veces Draco había hecho, aunque Colette daba una
ligera dificultad ya que incluso con su altura la chica tenía exactamente la misma; era tres años
mayor, pero usualmente Draco estaba acostumbrado a parejas de baile de menor tamaño.

En un giro puede ver a Padma aplaudiendo silenciosamente como sí lo felicitara.

Si.

Era un gran bailarín.

Intentó apartar lo que había descubierto hace unos minutos, buscaría sobre criaturas acuáticas más
rigurosamente y Esmeralda en el libro de Orion mañana, por ahora, a disfrutar del baile.

—Supongo que no era lo que esperabas descubrir— comentó Colette acercando un poco su rostro a
su oreja, Draco mantuvo su sonrisa comercial antes de girar un poco.

—Nunca sé que esperar, pero sé algo nuevo y me toca investigar, Ravenclaw en las venas— le
sonríe cuando ella se aleja, todavía girando a su alrededor con maestría.

—Supongo que valió la pena pedirme ser tu pareja.

—Una compañía asombrosa sí es lo que buscas escuchar.

El primer baile era sólo para los campeones, pero luego de un buen rato dejándolos alardear, otras
parejas se comenzaron a unir al baile y eso hizo que Draco sonriera acercándose más a la chica;
esta mantuvo la compostura, sonriendo cuando al pasar se topaban algún conocido.

—Me pregunto sí esperabas venir con alguien más— el comentario inocente de Colette atrajo un
poco la atención de Draco, aunque en su mente quiso apartarlo de la mente, recordó el día que
Harry y él pasaron volando en escobas.

El chico sonreía, aunque parecía algo incómodo por el baile.

Rechazó el pensamiento rápidamente.

A Harry le gustan las chicas, siempre le han gustado las chicas y aunque sean amigos, eso no
significa nada, por eso es que Draco no quiere a Harry; definitivamente no.

—No particularmente, espero no haber arruinado tu noche— comenta Draco con una sonrisa algo
tensa, pero Colette sonríe misteriosamente.

—No particularmente— repite sus palabras y eso lo deja confundido, antes de reír mientras siguen
dando vueltas.

Más que una cita romántica, Colette lo acompañó para hablar con Maxime y por eso cuando el
baile termina, ella lo libera de cualquier deber con ella; Draco le asegura que podrían pasar la
noche juntos, pero ella solamente se mueve elegantemente a sus amigos de su propio colegio, por lo
cual Draco la ve un momento antes de casi correr donde sus amigos. Terry está en la mesa
charlando con Luna, mientras ve como Michael baila con su cita Megan; su rostro se ilumina como
farol de navidad cuando ve a lo largo a Anthony bailar con Padma.

—Draco— saluda Luna con abrazo y Draco la hace girar un poco sobre la música un poco más
movida.

Algunos bailaban como Neville y Ginny, otros eran un poco más entusiastas como Fred y
Angelina, pero Draco tomó un puñado de bocadillos observando a Anthony lucir algo abochornado
mientras Padma lucia encantadora.

Se limpió una lágrima imaginaria, Luna y Terry se rieron.

—Aquí estabas— demando Pansy cuando llegó al finalizar la canción y Draco solamente sonrió
encantadoramente antes de ofrecerle la mano a su amiga para llevarla al centro del salón.

Blaise tomó asiento al lado de Terry y Luna tranquilamente, Draco como siempre que fue a un
baile se acopló de forma natural a Pansy; cada giro y movimiento fue practicado por años, Pansy
parece relucir mientras bailan juntos sonriendo de forma tan adorable, que Draco no puede más que
sonreírle de regreso.

Recordando a la niña de 6 años que giraba en la pista de baile con él en una tradición navideña,
ahora toda una jovencita de 14 años que sigue manteniendo la misma sonrisa.

Al terminar el baile se sorprende cuando Padma llega a él para pedirle un baile, Pansy y Anthony
se ven de reojo confundidos, pero aceptando el intercambio de parejas; aunque ambos parecen muy
incómodos, Pansy logra mantener a Anthony balanceándose sin ver tanto los pies.

—¿La estas pasando bien?— pregunta Draco al oído de Padma, quien solo suelta una risa antes de
girar.

—Es como estar en una nube— acepta para continuar bailando, un poco menos acostumbrados que
con Pansy, pero Padma se abraza a él y Draco sonríe emocionado.

Tal vez, algún día, cuando Padma se case y todo esto pase, la guerra, las luchas, Draco pueda
sacarla a bailar de esta forma el día de su boda.

Dura poco el pensamiento, apenas pasa la canción Pansy exige cambiar de parejas, Padma le sonríe
antes de regresar a Anthony que parece encantado con Padma; por otro lado, cuando vuelven a la
mesa, esta vez Draco toma a un confundido Blaise con él que gruñe que no va a hacer la parte de la
mujer. No hay ninguna otra pareja de chicos bailando hasta ahora, pero apenas y reciben una
mirada de reojo, todos pareciendo acostumbrados a las locuras de Draco a estas alturas.

Luego de una sola canción (maldito delicado de Blaise) lleva a Luna a la pista de baile, quien no
baila exactamente, pero gira alrededor de Draco y él la ve encantado.

Esta riendo en la mesa, cuando ve a Colette bailar con algunos chicos de Durmstrang, ambos
intercambian un pulgar en alto, antes de volver a sus amigos; Luna parece tener sed y Draco se
ofrece por bebidas mientras Pansy obliga a Blaise a seguir bailando.

Se detiene cuando pasa por la mesa del trío de oro, arruga el ceño cuando ve a lo lejos a Parvati
bailar con un chico de Beauxbatons; Harry parece tenso y se sorprende de no haberlo notado antes,
pero al ver a Ron y Hermione algo dentro de él supone que está saliendo mal.
—¿Viktor?— dijo Ron con furia contenida —¿Todavía no te ha pedido que lo llames Vicky?

Hermione lo miró sorprendida.

—¿Qué te pasa?— le preguntó.

—Si no lo sabes, no te lo voy a explicar— replicó Ron mordazmente. Una parte de Draco pensó
que tal vez en esta vida Ron y Hermione no estuvieran enamorados, pero al menos ahora sabe que
Ron sin duda está celoso.

—Ron, ¿qué...?

—¡Es de Durmstrang!— soltó Ron —¡Compite contra Hogwarts! Tú, tú estás... — Ron estaba
obviamente buscando palabras lo bastante fuertes para describir el crimen de Hermione —
¡confraternizando con el enemigo, eso es lo que estás haciendo!

Hermione se quedó boquiabierta. Draco se golpea la frente con su palma.

—¡No seas idiota!— contestó al cabo —El enemigo! No comprendo... ¿Quién era el que estaba tan
emocionado cuando lo vio llegar? ¿Quién era el que quería pedirle un autógrafo? ¿Quién tiene una
miniatura suya en el dormitorio?

Ron prefirió no hacer caso de aquello.

—Supongo que te pidió ser su pareja cuando los dos estabais en la biblioteca.

—Sí, así fue— respondió Hermione, y sus mejillas, que estaban ligeramente subidas de color, se
pusieron de un rojo brillante —¿Y qué?

—¿Qué pasó? ¿Intentaste afiliarlo a la P.E.D.D.O.?

—¡No, nada de eso! ¡Sí de verdad quieres saberlo, me dijo que había ido a la biblioteca todos los
días para intentar hablar conmigo, pero que no había conseguido armarse del valor suficiente!

Hermione dijo esto muy aprisa, y se ruborizó tanto que fue preocupante.

—Sí, bien, eso es lo que él dice— repuso Ron.

—¿Qué quieres decir con eso?

—¡Pues está bien claro! Él es alumno de Karkarov, ¿no? Sabe con quién vas...

Intenta aproximarse a Harry, obtener información de él, o acercarse lo bastante para gafarlo.

Hermione reaccionó como sí Ron le acabara de pegar una bofetada. Cuando al fin habló, le
temblaba la voz.

—Para tu información, no me ha preguntado nada sobre los participantes, absolutamente nada.

Inmediatamente Ron cambió de argumento.

—¡Entonces es que espera que lo ayudes a desentrañar el enigma del huevo! Supongo que durante
esas encantadoras sesiones de biblioteca os habéis dedicado a pensar juntos…

—¡Yo nunca lo ayudaría a averiguar lo del huevo!— replicó Hermione, ofendida —Nunca. ¡Cómo
puedes decir algo así...! Yo quiero que el Torneo lo gane Hogwarts como todos los demás, lo sabe,
¿o no?

—Tienes una curiosa manera de demostrarlo— dijo Ron de forma despectiva.

—¡Se supone que la finalidad del Torneo es conocer magos extranjeros y hacer amistad con ellos!
— repuso Hermione con voz chillona.

—¡No, no lo es!— gritó Ron —¡La finalidad es ganar!

La gente empezaba a mirarlos.

Incluido Draco que se ha congelado al verlos, puede que hubiera distraído un poco la discusión del
año pasado sobre el gato y la rata, pero esto iba ser un poco más complicado.

—¡Caballeros!— salta rápidamente entre ellos sin un plan en realidad —¡Señorita!— añade a
Hermione que se ve claramente furiosa.

Ron parece sorprendido, Harry lo ve fijamente un momento pidiendo ayuda en su mirada y asiente
apenas débilmente. Lisa Turnip ve todo en la mesa como sí fuera un partido de quidditch, sin
importarle o no que su pareja no le presta atención; Lisa siempre fue rara.

—Draco— musita Hermione confundida, especialmente cuando toma su mano.

—La noche es joven, mi pareja ha decidido bailar con sus amigos y yo he decidido bailar también
con mis conocidos— expresa con una sonrisa tensa, antes de arrastrarla a la pista de baile, dejando
a Ron molesto y a Harry a su lado incrédulo.

Pasan a un Viktor sorprendido, pero Draco le guiña un ojo diciendo que pronto regresará a su
pareja antes de hacerla girar en medio de la pista de baile.

—Es un idiota— gruñe Hermione y lo pisa sin querer, lo ve en su mirada de arrepentimiento, pero
todavía viendo furiosa el lugar donde estuvo Ron.

—Está celoso— bien ahora se siente algo culpable de haber apoyado a Viktor, pero en realidad,
Ron había sido un poco idiota.

—Pudo haberme pedido que lo acompañara, hubiera dicho que si.

—Es un niño Hermione, los niños somos idiotas la mayor parte del tiempo.

—Pues que se quede celoso, no me importa, tengo una cita y me invitó porque sabe que soy una
niña.

—La mejor de nuestra generación.

La mirada de Hermione se suaviza, Draco sonríe mientras el baile continúa haciéndola reír un poco
con vueltas exageradas; Viktor toca su hombro a mitad del baile, Draco hace una ridícula
reverencia antes de marcharse con ambos de mejor humor y recordando que no había llevado la
bebida a Luna.

Al regresar puede ver que Ron y Harry se han unido a la mesa de Terry y Luna, así que coloca la
bebida en la mano de Luna haciendo que esta agradezca; luego sigue su trabajo de limpiar el aura
de Ron.

—Percy vino a nuestra mesa, Ron está de mal humor y huimos— musitó Harry en voz baja, Ron
sigue de brazos cruzados.
—Supongo que la próxima vez le invitará primero— regresa el susurro a Harry quien solo suspira
con las manos cubriendo su rostro.

—No puedo culparle, ellos siempre se quejan de mí, me he ganado esto.

Draco quiso preguntar al respecto, pero al voltear pudo notar que la mesa principal se hallaba
vacía: el profesor Dumbledore bailaba con la profesora Sprout; Ludo Bagman, con la profesora
McGonagall; Madame Maxime y Hagrid ocupaban un buen espacio mientras balaceaban por entre
los estudiantes, y al profesor Karkarov no se lo veía por ningún lado. Cuando terminó la siguiente
pieza todo el mundo volvió a aplaudir, y Harry vio que Ludo Bagman besaba la mano de la
profesora McGonagall y regresaba entre la multitud, hasta que lo abordaron Fred y George.

Ludo Bagman se desprendió de Fred y George enseguida y, viendo a Harry, le hizo un gesto con la
mano y se acercó a la mesa.

Percy fue hablar con este, no parecía que fuera a salir nada bueno de ahí.

No se acercarían ahí.

—¿Qué hay de tu pareja?— preguntó Harry, haciendo una mueca cuando vio a Colette reír en
medio de un baile con el mismo chico de Durmstrang.

Sonrió de forma divertida.

—Bueno ya cumplimos el trato, parece ser que se encontró alguien más adecuado para disfrutar la
noche y yo quería pasarlo con mis amigos; lo que me recuerda que no han tenido ningún baile—
habla en voz alta tomando la muñeca de Ron, este lo ve confundido antes de volverse pálido
cuando lo arrastra al centro de la pista.

Este gimotea cuando lo hace dar vueltas por ahí, no se acerca mucho y lo ve como un perro
rabioso, algunos chicos que los conocen se ríen; especialmente Ginny cuando pasan cerca.

—Maldito hurón ¿por qué soy yo la chica?— gruñe Ron incrédulo, pero Draco se asegura de
alejarlo del lugar donde estaba Hermione con Viktor.

Cuando llegan donde esta Michael intercambia parejas haciendo reír a Michael, la pareja de este
parece confundida de verse con Ron que está muy rojo; pero Michael disfruta dando algunas
vueltas con Draco antes que vuelva a recuperar a Ron.

Repite lo mismo con Anthony y Padma, porque Anthony tiene que bailar con él y Padma no
lastimará tanto a Ron.

Cuando vuelven a la mesa, Ron en lugar de enojado parece humillado.

La adrenalina, el calor, la diversión, hacen que ignore los gritos de que algo va salir mal para él
cuando toma la muñeca de Harry. El chico parece un momento incrédulo, antes que Draco ignore
los sonidos de alarma en su cerebro y al igual que hizo anteriormente con Blaise o Ron y los otros
chicos, tome a Harry para dar círculos en medio de la pista de baile.

Pésimo bailarín, peor que Anthony, Draco se ríe divertido cuando Harry choca con una persona a
su derecha que solamente los ve mal antes de ignorarlos.

Todos en su propio mundo, su propia burbuja

—Izquierda, derecha, un dos tres, giro— dice cada paso antes de hacerlo, lo cual hace que Harry
pueda reaccionar un poco antes.

Igualmente lo pisotea, Draco lo ve mal, Harry se disculpa sonrojado de la vergüenza.

Draco mantiene la mano de ambos unida en alto, su mano sigue en la cintura de Harry y este tiene
una mano sobre su hombro; es el mismo baile que hizo con todos sus anteriores compañeros
(menos con Luna) y por algún motivo se siente diferente. Una parte de Draco se arrepiente de estar
haciendo esto, pero otra parte solamente sonríe al ver a Harry luchar por intentar hacer el baile.

No parece resignado como Blaise.

No parece incómodo como Ron.

No parece divertido como Michael o Anthony.

Es solo.

Harry.

Concentrado en hacerlo bien, luciendo adorable y sonriendo cuando ha girado bien, la sonrisa de
Draco se tensa un poco. El baile termina mucho más rápido que con los demás, Harry se separa
avergonzado, pero al seguirlo a la mesa tiene una sonrisa brillante y Draco siente como su vientre
se encoge con fuerza; apenas llega toma a Luna de la mano y la obliga a salir a la pista de baile.

—¿Draco?— pregunta Luna confusa, pero Draco solamente sigue bailando, esperando que sí
alguien lo ve sonrojado piense que es por el esfuerzo.

No por su corazón latiendo.

Oh no.

No.

No.

Esto no está pasando.

No.

Ve de reojo la mesa donde Harry ahora habla mucho más animado con Ron, casi resplandeciente y
cuando sus miradas chocan un momento, el chico sonríe incluso más brillante y el pecho de Draco
se aprieta dolorosamente.

Mierda.

Puede que se sienta atraído por Harry Potter.

El resto de la noche obliga a Luna a bailar con él, a lo cual esta se encoge de hombros. Draco
comienza a entrar en negación, porque hay muchas cosas que han pasado y sí se alegra o no cuando
Ron logra arrastrar a Harry fuera del baile, bueno, solamente se despide de ellos intentando
aparentar normalidad; Harry habla sobre que se verían luego y Draco finge normalidad, porque es
un heredero y sabe usar su mascara cuando fuera necesario, Harry se ve feliz y Draco no va
arruinar esto. El resto de la noche pasa en un extraño borrón, no ha terminado de procesar sobre la
lágrima de la sirena y ahora también tiene que procesar sobre que aparentemente pueda haber
comenzado a desarrollar sentimientos por Harry.

¿Cuándo paso esto?

No importa.

No debe tenerlos.

Hay muchos cambios que hizo de la historia original, pero uno que no quería cambiar era el de
Harry y Ginny, porque ambos eran pareja, Harry terminaría en la familia Weasley y tendrían 3
hijos; tendrían la familia que Harry quería. Además, Draco no quería tener familia, no quería hijos,
ni siquiera quería novio; estos sentimientos llegaron sin pedirlos y no los quería.

Harry era un amigo cercano, uno con quien se identificaba y congeniaba bien.

No iba arruinar eso.

Draco estaba luchando por ser amigo de Harry, bueno, Harry había luchado desde primer año y no
iba arruinarlo por unos estúpidos sentimientos aleatorios; definitivamente la combinación de
hormonas y sentirse cercano a un amigo. Harry ni siquiera era su tipo, como podría haber notado
Draco, tiene algo más por los pelirrojos; pero, aun así, bailar con Harry había sido casi como una
maldita nube al lado de charlar con el apuesto Charlie Weasley.

Estaba tan jodido.

El primer pensamiento sensato era, alejarse, huir de Harry poner una distancia saludable hasta que
cualquier sentimiento muriera de forma lenta y dolorosa.

Pero no pudo hacer eso.

Le gustaba ser amigo de Harry, pero estar cerca de Harry era sinónimos de problemas si estos
sentimientos evolucionaban.

Draco estaba cansado esa noche, iba a poner un pin mental sobre el tema, mañana el Draco del
futuro arreglaría que hacer sin alejarse de Harry y por ahora solamente tendría una muy larga noche
de sueño. Luna caminaba tranquilamente al lado de Terry, solamente ellos tres regresarían, no
quiere saber que esta haciendo Michael y solamente puede ser una buena señal el no ver a Padma o
Anthony.

Espera.

Se den un beso.

¿Qué se sentiría besar a Harry?

—¿Todo bien?— pregunta Terry confundido cuando ve a Draco detenerse para golpear su frente
contra la pared más cercana libre de cuadros.

—Si, solo replanteando mi existencia en este mundo— bromea con amargura, Terry y Luna se ven
confundidos, pero la pregunta mental de Terry la contesta Luna con una negación.

Draco no quiere pensar en que hace unas noches había dormido en la misma cama con Harry,
bueno, al menos lo hizo antes de saber que podría tener sentimientos casi románticos por el chico;
si no todo habría sido mucho más incómodo para ambos.

No.

Si hubiera sabido lo que sabe ahora, ni siquiera lo hubiera hecho.

Odiaba sentir esto, en su vida como Orion apenas y había sentido interés en otra persona, pero
ahora sentía algo por Harry lo cual era malo para su amistad.

No debería ser complicado, Draco solamente debe ahogar sus sentimientos, concentrarse en Orion,
seguir siendo amigo de Harry, intentar sobrevivir a la siguiente prueba; tiene muchas cosas en que
pensar, no va pensar en sentimientos ahora, como aparecieron o cuando, solo intentar sobrevivir
como siempre.

Por un segundo morir en la segunda prueba no sonaba tan mal.

Tal vez su próxima rencarnación tuviera una mejor vida por todo lo que ha aguantado en esta.

—Draco— una voz nueva hizo que pestañeara confundido, volteo a ver por el pasillo a Theo Nott
luciendo una túnica verde oscuro que combinaba bien con su piel —¿Puedo hablar contigo?—
preguntó casualmente, como si no llevaran casi 4 meses sin hablar desde ese desastroso día en el
tren.

Voltea a ver a Terry y Luna que parecen confundidos.

—Claro, chicos sigan sin mí, los alcanzo en la torre— tranquiliza a ambos, quienes asienten antes
de irse.

Aunque está inseguro.

Camina siguiendo a Theo unos cuantos pasos más, pensando sobre lo sucedido y como claramente
ambos no tienen pensamientos acordes; quiere disculparse por no hablar con él, pero no quiere que
ambos piensen que todo está bien, porque claramente tienen que hablar sobre el asunto de sus
padres.

Draco no siente que hoy sea una buena noche para hablar, tiene mucho en mente.

Pero Theo ha dado el primer paso, así que es bueno que Draco lo acepte, le dio un regalo de
navidad.

Esta amistad significa algo para Theo.

—Theo yo quiero decir que lo siento, yo…— cualquier idea queda en el aire, porque antes de
saberlo, unos labios están sobre los suyos.

Los ojos de Draco se ensanchan al sentir los labios de Theo sobre los suyos, labios suaves, labios
de un gran amigo y sus ojos demasiado cerca de los suyos brillando con determinación; Draco
queda totalmente congelado sobre su lugar, el beso no es más que un simple aleteo que lo hace
sentir terriblemente incómodo cuando este se aleja.

Está horrorizado.

No sabe que ve Theo, pero este solo sonríe con ironía.

—Tenía que hacerlo al menos una vez, estos sentimientos tienen que morir, hasta luego Draco—
expresa este antes de dar media vuelta y marcharse rápidamente.
Dejándolo solo.

Congelado.

Incrédulo.

Algo que definitivamente no necesitaba esta noche.

¿Qué mierda acaba de pasar?

Draco pasa mucho tiempo ahí congelado, volviendo como en automático a la torre Ravenclaw
donde se arroja sobre su cama con los ojos muy abiertos; su cerebro no puede pensar que acaba de
pasar, pero tampoco lo deja dormir en toda la noche.

Draco se enferma el siguiente día, aunque está acostumbrado a tener su mente siempre trabajando,
algo le indica que su cuerpo simplemente dijo “basta, yo esto no lo hago” y comenzó arder en
fiebre el 26 de diciembre; sus amigos se alarman por lo que pasa, pero cuando llega donde Pomfrey
solamente lo manda con una pocion para la cama y descanso para los siguientes días de
vacaciones. Los campeones lo visitan esa misma tarde reuniéndose en la habitación, Cedric
comenta que ha descifrado al fin el huevo y Viktor asiente cuando comenta la teoría del huevo bajo
el agua; Fleur parece alarmada ante la idea cuando Draco sugiere con voz rasposa que puede que
no sea un objeto y elijan personas importantes para ellos.

A estas alturas Draco no quiere saber cuál de sus amigos podrían elegir.

La fiebre lo hace dormir la mayor parte del día, cuando despierta el día siguiente comiendo un
poco de caldo que le ha traído un elfo, Padma parece preocupada y sigue cuidándolo como el resto
de los demás; Steven es el único emocionado con la temperatura alta de su cuerpo.

No quiere pensar en nada.

No quiere pensar en Orion.

No quiere pensar en Esmeralda.

No quiere pensar en la joya llamada la lágrima de la sirena.

No quiere pensar en el velo de la muerte.

No quiere pensar en Theo Nott.

No quiere pensar en Harry Potter.

Pero el tercer día de estar enfermo y que la fiebre al fin bajara de su cuerpo, comenta a Anthony
sobre lo que descubrió el día del baile, no sobre Theo o Harry, si no solamente sobre la lágrima de
la sirena; al menos ahora ya puede señalar la teoría de que Esmeralda podría ser una sirena sin
entrar en detalles de sus sueños o una posible segunda reencarnación.

—Bueno sí la joya existiera y se perdió en el velo de la muerte, realmente no tenemos oportunidad


de encontrarla; el velo de la muerte significa como se llama, quien quiera que pase por él muere—
determina Terry con expresión seria.
Draco sigue en la cama con una sudadera que le ha robado a Anthony y la estúpida bufanda
Gryffindor de Harry, porque es caliente y aunque Draco quisiera quemarla como sus sentimientos,
lo hace sentir cómodo; sus amigos no mencionan nada al respecto y es suficiente para Draco.

Sorbe un poco su nariz, aunque tuvo fiebre también tuvo secreción nasal, no parece contagioso pero
el cuerpo de Draco simplemente colapsó.

Maravilloso.

—Tenemos que investigar más sobre Esmeralda en el libro— señala Padma sentada demasiado
cerca de Anthony, Draco se muere por preguntar, pero no podrá ser hasta que mejore.

—También tenemos que descubrir cómo ayudar a Draco sí tiene que ir al lago, como todos saben,
las criaturas marinas lo odian— musita Michael viendo a Draco preocupado.

Todos se estremecen al recordar como en cada clase de defensa que una criatura marina está
involucrada, Draco queda al borde del ataque; tampoco puede acercarse mucho al lago sin que el
calamar gigante intente atacarlo, lo cual hará que esta prueba sea más difícil que luchar contra un
dragón.

Irónicamente.

Sorbe su nariz con un pañuelo.

—Hay un libro de plantas, creo que una me puede ayudar a respirar bajo el agua, Neville
probablemente sepa sobre eso— habla Draco con voz aun ronca y algo aguada por los mocos.

Estornuda, todos hacen expresión de asco.

—Para alguien que bailó toda la noche, es irónico que enfermaras.

—Cállate Anthony o te arrojaré esta caja de pañuelos sucios.

—Estamos en vacaciones, creo que Draco puede descansar unos días más.

—Padma te amo.

Todos parecen dispuestos a dejarlo dormir un poco más, aunque Anthony habla sobre seguir
construyendo la esfera de la muerte en lego cuando Luna entra con una sonrisa iluminada; el rostro
de Draco se mantiene perfectamente en blando cuando el trío dorado entre detrás de ella, pero
solamente quiere gritar contra una almohada.

Había ocultado sus recientes sentimientos descubiertos de sus amigos, en una esperanza de que
estos murieran y nadie los descubriera.

Pésima idea.

Debió decir algo, pero por algún motivo simplemente no quiso, decirlos en voz alta solamente lo
haría más real y hasta donde Draco sabe la próxima semana puede que no esté interesado en Harry;
no quiere pensar tampoco en Theo, en sus sentimientos, en lo que dijo y decide concentrarse en lo
último que habló de dejarlos morir. Porque Draco no necesitaba perder otro amigo por
sentimientos estúpidos, no quiere pensar en las interacciones de Theo o como este al igual que
Draco cayó por un amigo.

Sería más fácil amar a Theo irónicamente, pero no, solamente lo ve como un amigo al igual que
Harry puede verlo a él.

Si.

Mejor no hacer nada.

—Te vez horrible— dice Ron, ganando un empujón de parte de Hermione, Harry mira atentamente
el cuello de Draco con la estúpida bufanda Gryffindor.

Otra mala idea.

Sorbe la nariz.

—Jodete Potter, esta bufanda es mía ahora y está llena de gérmenes que también me pertenecen—
tose un poco al final, a lo cual Anthony a su lado hace una expresión de asco.

—Si me enfermo me quejaré— susurra este y Draco lo empuja débilmente con el pie, porque todo
su cuerpo duele.

Eso pasa cuando tu cuerpo te da la espalda.

Maldito malagradecido.

—No me importa que te quedes con la bufanda— expresa Harry con una mano incómoda en su
cuello, todos voltean a verlo y se vuelve rojo de incomodidad —es solo una bufanda, no importa,
vinimos a ver como estabas; Luna estaba hablando con Ginny en el desayuno sobre que estabas
enfermo— ahora se ve preocupado.

Draco sonríe de manera tensa, Harry dice el nombre de Ginny y Draco debe recordar que ambos
están destinados a terminar juntos; Draco no puede arruinarle esto a Harry, así que solamente
ocupa tomar sus sentimientos en una pequeña diminuta caja en su interior, aplastarlos sin piedad y
concentrarse en otras cosas.

El amor y el romance no fue prioridad en su anterior vida, así que debe mantener esa costumbre.

Amigos.

Son amigos.

Sólo serán amigos.

El día que Harry se case con Ginny, estaría en la maldita boda con una sonrisa de felicidad y seria
el mejor tío del mundo para sus hijos; con eso decidido, decide no pensar más al respecto y matar
esos sentimientos lentamente de ser necesario.

Listo.

Fácil.

Ya eligió y se centrara en ese plan.

—Solo una fiebre, nada importante— comenta antes de tomar un pañuelo para estornudar, Anthony
bromea sobre que suena como un gatito, Draco lanza sin piedad el pañuelo sucio en la cabeza del
chico.

Anthony chilla asqueado.


Hermione y Ron se ríen divertidos, Harry lo ve claramente preocupado y Draco solo sonríe, si,
sería fácil eliminar los sentimientos.

¿Verdad?

Cuando Harry toma asiento a su lado para charlar, cuando el pecho de Draco se aprieta por algo
que no es mucosidad y tiene que recordarse varias veces no ver fijamente a Harry; duda que sea
fácil.

Pero no imposible.

Espera.

Malditos sentimientos.

Continuará…

Chapter End Notes

Originalmente Draco iba a descubrir su interés por Harry en el libro 5, pero mientras
escribía este libro en realidad pensé, creo que Draco no puede ser tan denso; claro que
aún no nota las bromas de sus amigos o el claro interés de Harry en él, pero que no
note sus propios sentimientos, no puede seguir tanto tiempo en negación.

Lo admito pensé que el capítulo anterior era encantador, pero este ha terminado
ganándole solo por la escena donde ambos chicos bailan juntos y chille de emoción al
escribirlo, así que por ahora estos dos últimos capítulos son lo mejor de la serie hasta
ahora.

Falta mucho romance de ellos, claro que ni ha comenzado, pero el ver lo que puedo
hacer ahora me encanta. Cuando comencé el libro uno no quería mucho romance,
solamente eran niños y ocupaba cimentar cualquier posible relación a futuro.

Pero ahora que estamos aquí, llegamos a la parte más divertida de todas para mí, la
negación de Draco por sus sentimientos e intentar escapar de ellos.

No creo que funcione.

Sobre Theo, sabremos más de él más adelante, fue un poco una locura todo lo que paso
en un solo capitulo.
Capítulo 12: Las criaturas marinas odian a Draco, ¿cuéntame algo nuevo?
Chapter Summary

Draco piensa que la segunda prueba va ser la peor de todas, no se equivoca en


realidad.

Chapter Notes

See the end of the chapter for notes

Capítulo 12: Las criaturas marinas odian a Draco, ¿cuéntame algo nuevo?

Draco vio el artículo sobre Hagrid como semigigante apenas pudo salir de su habitación sin
sentirse desmayar en un pasillo, justo para inicio de clases; sus vacaciones las pasó prácticamente
en cama, pero ya estaba mejor de salud. Cuando bajó a desayunar y Merlín picoteó su cabeza para
darle el profeta, vio el articulo con su nariz haciendo una mueca como todo su rostro, Rita
realmente pudo ser una gran persona y unirse a él en su odio a Dumbledore; pero prefería lastimar a
otros. Había algunos comentarios sobre el baile, la mujer no pudo hacer tanto escándalo sobre su
persona, pero hubo un párrafo donde comentaba a Draco bailando con brujas y magos por igual; si
alguien pensaba que eso podría ser una salida del armario, fallaba porque la mayoría de
entrevistados parecía comentar que Draco era un mago raro.

No lo hizo titular por sus advertencias, pero Draco masticó una manzana con interés.

Su madre envió una carta para verlo en Hosgmeade en la próxima salida que hizo suspirar a Draco.

Quiere ver a su madre, pero tiene tanto en mente.

Voltea a ver a la mesa Slytherin, donde Theo come tranquilamente al lado de Blaise y Pansy, estos
últimos lo saludan, pero Draco ve solamente fijamente a Theo; Theo sonríe como si nada hubiera
pasado, lo saluda antes de volver al desayuno.

Draco quiere vomitar.

Esa normalidad no estaba antes del baile, pero ahora es como sí quisiera olvidar el baile y lo que
pasó, lo cual Draco hubiera apoyado totalmente, sí no lo hubiera besado.

Estúpido beso.

No quiere pensar en Theo, pero sí este de alguna manera tiene sentimientos por él, hace que se
sienta terriblemente culpable; otro motivo por el cual nunca se declararía a Harry, no se imagina lo
incómodo que este podría estar por sus sentimientos. Aunque a diferencia de Harry, Draco es
bisexual, Harry no necesita vivir con la sensación de que uno de sus amigos lo vea como algo más
que platónico.

Estaría incómodo.

Tan incómodo como lo es ahora Draco cuando sabe que no puede corresponder los sentimientos de
Theo.
Es lo último que Draco quisiera hacer, así que todo será platónico y con el tiempo, Draco lo
olvidaría.

Cuando fuera mayor de edad y pudiera follar con quien quisiera, sería más fácil poder distraer sus
hormonas, pero eso es tema de otro momento.

—¿Hiciste la tarea de pociones?— chilló Michael a su lado luciendo pálido, Draco lo vio incrédulo
porque por supuesto que lo haría.

Severus estaba enojado con él, parecía particularmente molesto desde el baile, Draco no era tan
idiota para no hacer la tarea; a diferencia de Michael.

Con un suspiro extendió su mano y Michael sacó todo para poder hacer la tarea a su lado.

Si.

Esto es lo que hablaba, Draco tiene más cosas importantes que pensar que sobre sentimientos,
sobre Theo o sobre Harry; es amigo de ellos dos y así se iba a quedar. No quiere pensar que el
ensayo de Michael es más importante que sentimientos, pero tomará cualquier cosa que sirva como
distracción por ahora.

—¿Por qué agregaste polvo lunar a esta poción?— pregunta con voz fría y cortante a Michael, que
comienza a llorar por piedad.

Si.

Iba a matar a Michael o este los mataría haciendo explotar una poción, no tenía idea.

Draco logra acorralar a Anthony por fin la mañana de Hosgmeade, toda la situación era rara y
Draco podía sentir la tensión en el ambiente, podía ver las miradas de Padma y Anthony así que no
soportó más; también era algo chismoso, pero cualquiera con sus amigos en esta situación lo sería.
El chico había parecido demasiado feliz cuando comentó que iría a ver a su madre, Terry había
decidido quedarse ese día en cama sin querer salir, Luna saldría con Ginny, por otro lado Michael
con su cita del baile que parecía ir bien (milagrosamente); entonces ahora sólo serían Padma y
Anthony, los cuales en lugar de parecer tristes por perder la presencia de Draco sonrieron
cómplices.

Eso si que no.

No tomó mucho tiempo, acorralando a Anthony en un pasillo con mirada de muerte y este
retorciéndose de la vergüenza.

Cualquiera podría malinterpretar la situación.

Draco no era un hombre muy paciente.

—Nos besamos en la noche del baile— admite con torpeza y las mejillas rojas, Draco lo ve unos
segundos, antes de morderse los labios para no sonreír demasiado.

Anthony lo empuja cuando apenas puede contener la risa con una de sus manos, no es su culpa que
tenga dos amigos tan adorables.
—Lo siento lo siento, es solo, pareces tan adorable al decir eso, mi pequeño Tony por fin tuvo su
primer beso con una niña— ante esas palabras esta vez sí recibió un golpe de Anthony antes de
comenzar a caminar molesto, aunque el rojo de sus mejillas era divertido.

—Usualmente no me importarían los detalles porque Padma es como una hermana, pero no puedo
evitar quererlos— casi salta a su lado, encantado de una distracción de sus propios pensamientos.

Su amigo parece incrédulo.

—¿Qué quieres saber?

—¿Hubo lengua?

El grito casi animal e incrédulo de Anthony pudo haber sido entendido como un “no”, o tal vez
algo similar a un “no pienso decirte nada”; Draco frunció el ceño pensativo y su amigo solamente
le sacó el dedo medio antes de apresurar sus pasos donde Padma los esperaba en la entrada del
castillo. La chica vio entre ambos confundida cuando Anthony estaba rojo como un tomate, luego
le dio una mala mirada a él como si tuviera la culpa, Draco solo levantó ambas manos en señal de
no tener la culpa.

—Solo le pregunto si cuando te besó hubo lengua involucrada— Anthony lo ve con la peor mirada
del mundo, Padma se sonroja ligeramente, pero a diferencia de Anthony tiene una sonrisa un poco
más divertida mientras comienza a caminar con ellos detrás.

—Hubo un poco— acepta esta con una sonrisa aún en sus labios, Anthony se vuelve rojo mientras
entierra su rostro entre sus manos.

Debe estar pensando en la forma más rápida de morir.

Draco se escalofría por el viento aún algo helado, esta vez usando una bufanda que su madre le
había regalado con un enorme abrigo y sombrero a juego; silba impresionado antes de ver con
burla a Anthony.

—Por eso es que eres mi favorita Padma, si necesitas que sea bueno besando, puedo enseñarle— le
guiña un ojo a Anthony, que intenta hacerlo caer, pero falla porque Draco lo anticipa alejándose a
tiempo —no seas tímido Anthony, soy un gran besador.

—Gracias por ofrecerte Draco, pero sí alguien le va a enseñar a besar bien soy yo— declara Padma
quitándole importancia con una mano.

Anthony vuelve a gimotear patéticamente.

—Los odio a los dos— gruñe apresurando el paso haciendo que ambos rían divertidos.

El viaje a Hosgmeade es rápido, Draco le pregunta a Padma sobre Anthony como si este no
estuviera, pero sólo parece sentirse humillado cuando Padma relata de forma mucho más detallada
la noche dándole un guiño a Anthony que slo se encoge en su lugar. Hay un momento donde tienen
que dividirse claramente, Padma es quien toma la mano de Anthony, cuyo rostro deja de estar
nervioso para verse ahora claramente emocionado y Draco quiere no ofenderse porque ambos
prefieran pasar tiempo sin él.

Bueno.

La etapa de luna de miel siempre es adorable de ver.


Se despide de ambos y su claramente cita que nadie menciona pero todos lo dan por hecho, para
caminar rápidamente a las 3 escobas, es muy temprano para que otros estudiantes estén por ahí;
cuando entra inmediatamente Madam Rosmerta le hace indicaciones para que fuera a una
habitación privada que no sabía que tenía el lugar.

Si.

Algo parece mal en todo el lugar.

Draco se mueve inquieto antes de entrar, su madre lo está esperando en lo que parece una
habitación y al entrar, Draco no puede evitar notar un poco de magia a su alrededor; han puesto de
alguna forma protecciones para privacidad, que no había sentido anteriormente con tanta fuerza.
Mira a su madre en busca de preguntas, pero esta solamente se levanta con una expresión algo
abierta y lo abraza con fuerza; es cálido. Draco se deja llevar por el abrazo regresándolo, sin saber
cuánto necesitaba esto hasta que se le fue otorgado, no había abrazado a su madre desde su ida
antes de vacaciones, pero aún con el resto de sus parientes, no eran su madre.

Al separarse esta le da una leve caricia en la mejilla, que Draco busca alargar como un gato.

—Has crecido un poco más todavía, sin duda vas a ser un hombre muy alto y apuesto— por dicha
no agrega algo como: “serás como tu padre” ya que no es lo que necesitaba escuchar ahora —
luego de que te vi en la prueba, estaba aterrada, pero mírate luciendo como todo un mago—
comenta esta antes de invitarlo a tomar asiento.

No es un lugar muy elegante, pero solamente la presencia de su madre aumenta la imagen del
lugar; los ojos de Draco se agrandan al ver un pie de manzana que rápidamente descubre es creado
por Andrómeda y rápidamente todo se vuelve mucho más emocionante. Su madre comenta algo
sobre visitar a su hermana hace algunos días, Draco quiere saber que hacen aquí exactamente, pero
prefiere alargar un poco la charla con Narcisa porque no sabe cuándo volverá a verla.

Hay un comentario de su madre sobre un poco de dulce en sus manos, pero con un movimiento de
varita de ella están limpios.

No va a preguntar.

No la va apresurar.

En el momento que ve a su madre suspirar y dejar su rostro en blanco, Draco solamente se tensa al
saber que cualquier cosa que apremiara esta cita entre ambos, estaba por ser descubierto ahora.

—Hay una profecía a tu nombre, la recibí un año antes que nacieras, fue otorgada por Pandora
Rosier; aunque es más probable que la recuerdes como Pandora Lovegood la madre de tu amiga—
Draco agradece ahora no haber estado masticando nada, porque siente que de haber tenido el pie
en su boca habría salido volando.

Su mandíbula cae ligeramente de sorpresa, antes de sentarse un poco más recto y mirar a su madre
sorprendido.

—Espera, ¿podemos ir un poco más lento?— solicita aún en incredulidad.

Narcisa asiente con ese rostro serio que es un poco aterrador.

—Como puedes saber tu padre y yo intentamos tener hijos por mucho tiempo antes que nacieras,
entre mis familiares era bastante cercana a Regulus Black, el hermano muerto de Sirius— hay
dolor en su mirada, Draco no puede evitar pensar las veces que paso el nombre de Regulus sin
darle importancia cuando leía el árbol genealógico —Regulus era bastante cercano a Evan Rosier y
su hermana en sus años escolares, Pandora era una mujer excéntrica como su hija; nadie sabía que
tenía el don de la profecía, pero lo hizo. El registro en el ministerio indica que fue otorgada en
Francia para mantenerla a salvo, Regulus había pensado en que sería peligroso que otros se
enteraran, a estas alturas incluso tu padre no sabe exactamente el contenido de la misma.

Si, eso era demasiado rápido.

Draco levantó una mano para detener a su madre, si bien cualquier otro día probablemente habría
sido reprendido por su falta de modales, necesitaba un momento para procesar que mierda estaba
pasando; ni siquiera había terminado de procesar lo sucedido en el baile de navidad, aparte de
decidir que tendría solo una amistad con Harry y dejaría a Theo hacer lo que quisiera siempre que
se mantuvieran en la línea de amigos. La idea de pensar en Esmeralda como si fuera una sirena,
que tuviera que ver con Beauxbatons y que Orion Blake podría ser su primera vida; aún era
suficientemente complicado como para agregar una profecía.

¿Por qué tiene una profecía?

Solo personajes principales como Harry deberían tener una profecía, él era solamente un extra en la
historia que conocía y ahora no tiene tiempo para eso.

No sabe que es este mundo, si bien sus cambios hacen que la historia sea diferente a lo que
recuerda, es demasiado similar a lo que recuerda en otra vida, como para que sea todo una
coincidencia; se pregunta vagamente sí en la historia original, si Draco no hubiera tenido sus
memorias de su vida pasada, igualmente estaría relacionado con todo esto.

No.

Eso suena horrible.

—¿Qué dice la profecía?— pregunta sin saber si está listo para la información, su madre por otro
lado está lista cuando pasa una hoja de papel con una calibraría exquisita.

Es de ella.

Draco frunce el ceño al leerlo.

"En los albores de la oscuridad, en el filo del destino pendiendo, Las piezas se ensamblan, el
legado completo vislumbrando. Hijo de antiguos linajes, elegido por el tiempo, En su camino
tortuoso, se enfrentará a pruebas sin clemencia.

En su corazón yace el dilema eterno, la sombra y la luz en pugna, El dragón dormido despierta, su
esencia antigua se difunde. En sus venas fluye la pasión, herencia de la estirpe alada, Sabiduría
ancestral, su guía en la jornada.

Sus decisiones forjarán el destino de muchos, Libertad o abismo, su nombre será el yunque. En el
viaje, pasado y presente se entrelazarán, Misterios ocultos, secretos milenarios desvelarán.

En el punto culminante, cuando la oscuridad alcance su cumbre, El dragón y el león se alzarán


juntos en deslumbre. En tus decisiones, pasado y futuro se reconciliarán, Un nuevo amanecer, el
destino finalmente se revelará."

.
Es bastante larga para recordarla tan perfectamente, se pregunta momentáneamente cuantas veces
pudo escucharla su madre o como la memorizo, lleva años en su cabeza y es importante. Quisiera
decir que son estupideces, pero su rostro no puede evitar volverse serio al leer cada línea; hay cosas
interesantes en esta que no son tan figurativas y casi podrían parecer momentos que ha vivido,
quizás.

Su dedo tamborilea sobre la mesa y una mano cubre parte de su rostro curioso.

—Siempre quise pensar que no tendría sentido, que todo sería solamente un secreto innecesario de
rebelar— admite su madre con seriedad, a lo cual Draco levanta la mirada confundido.

¿Por qué ahora?

—No entiendo, ¿qué te hizo cambiar de pensamiento?

El rostro de su madre ahora luce cansado.

A pesar de eso era tan hermosa que dolía, verla le hizo estar en casa, volver a ser un niño y ahora
era un niño bastante asustado.

—El torneo, si bien durante estos años decidí ignorar las advertencias, tu obsesión por un mago
oscuro que solamente queda el tabú, tus constantes pruebas cada año; pensé que ignorarlo lo
desaparecería, pero verte sobre ese dragón— ahora hay una sonrisa casi triste, Draco sigue en
shock, parece ser que ahora está siempre en ese modo —me hizo pensar que aunque siempre serías
mi querido niño, ya no eres totalmente un niño y ocultarte información no te haría ningún bien;
quiero que tomes tus decisiones y para eso te daré las armas para afrontarlas.

Mira nuevamente la profecía, sus manos aprietan un poco el papel viendo a Narcisa confundido, su
mente viajando a muchos kilómetros por hora y sin poder asentarse a descansar.

—¿Qué crees que significa?

—Que tu destino es más grande del que podemos imaginar.

Draco suspira viendo el papel con algo de molestia, sin llegar siquiera a pensar que tiene que ver la
madre de Luna en esto, o su primo, o el puto Evan Rosier.

Solamente todo se complica más y más.

Quiere irse a una isla en las Bahamas y ocultarse hasta que todo acabe, pero con la estúpida
profecía ahora en sus manos no cree que sea posible; tal vez nunca fue posible desde un inicio.

Sus decisiones forjarán el destino de muchos, Libertad o abismo, su nombre será el yunque.

Mira el papel con enojo, sin presiones supone con sarcasmo.

Levanta el rostro y ve a su madre.

—Supongo que también te he ocultado algunas cosas— no es que tenga nada que perder, aunque el
rostro de su madre parece preocupado —soy bisexual, por cierto, Theo me besó en el baile de
navidad y luego dijo que lo olvidaría; no me gusta así, pero fue jodidamente confuso.

Su madre lo ve en blanco un momento, luego pestañea tres veces, antes de tomar su té; por un
momento Draco piensa que fue mucho más fácil para ella decirle sobre una profecía que parecía
poner en perspectiva toda su vida en lugar de aceptar que su hijo es bisexual.
—No puedo decir que no lo sospechaba— inicia esta con tranquilidad y Draco solamente bufa.

—Por favor.

—Tu gusto exquisito por la moda parece venir no solamente de mi sangre.

Draco la ve incrédulo, antes de reír, porque todo es tenso y simplemente parece que más cosas
ridículas se suman a su espalda; pero su madre también ríe, no parece odiarlo y comenta sobre
como todos estos años sospechó que Theo podría haber tenido sentimientos por él.

Eso lo deja incrédulo.

¿Años?

Maldición, Draco debe ser la persona más ciega del mundo.

Con más preguntas que respuestas Draco despide a su madre, que parece haber venido de incognito
hasta aquí, no le revela a esta su interés por Harry, pero no lo hace porque piensa hacer que el
interés muera y no ve necesario compartirlo con nadie hasta que desaparezca; en algunos años
probablemente bromee con Harry algún día al respecto, un típico: “me gustaste un tiempo, fue
tonto” y se reirían por lo que Draco sabe. Cuando sale de charlar con su madre la taberna de las tres
escobas parece estar hasta el tope, Draco extraña a su madre y el haber hablado con ella lo
tranquilizó; esperaba poder verla pronto, pero esta comentó que era mejor mantener la distancia y
no quiso hablar que podría estar haciendo su padre. Al salir la imagen de Anthony y Padma en una
de las esquinas, lo hizo apretar los puños emocionado, giró a ver en todas direcciones cualquier
rostro familiar y cuando divisó al trío dorado se replanteó seriamente buscar a alguien más.

No.

No iba alejarse de Harry, superaría estos sentimientos siguiendo su amistad, lo había decidido y era
suficientemente terco para mantener su idea.

Es fuerte, son sentimientos infantiles.

¿Quién no tuvo un interés romántico a esta edad y lo superó?

Bueno, en su anterior vida Orion tenía otras prioridades, pero incluso aún así se interesó en algunas
chicas y chicos, luego los superó por tener otras cosas que hacer.

Esto es lo mismo.

Toma asiento al lado de Harry, deteniendo la charla de los tres chicos, mientras se oculta detrás de
Ron para ver en un mejor ángulo como Padma dice algo, que hace que Anthony ría y escupa algo
de su bebida; aprieta los labios con fuerza y sujeta tan fuerte el brazo de Ron que este se queja.

—Miren a mis bebés, estoy tan orgulloso de ellos— bromea Draco limpiando una lágrima
imaginaria.

Los tres voltearon a ver poco discretos, lo cual hace que Draco quisiera bajarle puntos a los
Gryffindor por no saber disimular, pero entonces Anthony acomoda el cabello de Padma y Draco
esta por entrar en modo fangirl moviendo sus pies emocionados.
—No pensé que fueras muy romántico— admite Hermione con clara burla, ganando una mala
mirada de Harry que esta ignora.

Draco la ve de mala forma.

—No soy fanático de tener pareja, pero Anthony y Padma son el uno para el otro, estaba a unos
minutos de encerrarlos en un armario; pero no es necesario, ahora están juntos, seré quien del
discurso en su boda y sus hijos me llamaran tío Draco… los llevaré a hacerse su primer tatuaje—
se encoge de hombros, mientras los tres chicos lo ven incrédulo.

Ron parpadea.

—Espera, ¿no quieres tener pareja?— habla casi incrédulo y con temor, Draco mantiene el rostro
perfectamente serio.

No ve a Harry.

No piensa en cualquier sentimiento que pueda nacer, porque piensa aplastarlos hasta que se
mueran, a veces queriendo ser como Terry y no sentir absolutamente nada por nadie.

Pone en práctica su nuevo mantra: “No me gusta Harry, no quiero ser su pareja, sólo somos
amigos”.

—No— aunque siempre fue verdad, ahora suena un poco como mentira a sus oídos —no necesito
pareja, ni siquiera sé sí sobreviviré a la segunda ronda, por cierto, si muero quiero que Harry se
quede con Merlín, le agrada a Hedwig— roba descaradamente de la bebida de Ron, quien se queja
sobre que pida la suya.

Por fin ve a Harry, que parece muy pensativo al respecto, antes de sonreír con torpeza cuando se da
cuenta que lo está viendo.

—No vas a morir, pero agradezco por Merlín, es una gran lechuza.

—Dices eso porque no sabes cuanto me odian las criaturas marinas y tengo una leve teoría que la
segunda prueba es dentro de un lago.

Hermione salta ante eso curiosa.

—¿Cómo vas a hacerlo entonces?— cuestiona la chica y Draco solamente gimotea sobre tener una
idea para respirar bajo el agua, antes de voltear nuevamente como halcón para ver como sus dos
amigos parecen en su propio mundo.

Salta un poco sobre su asiento viéndolos con intensidad.

—Lo voy a molestar tanto esta noche, tengo que hablar con Terry y Michael— asegura provocando
que Hermione ruede los ojos.

Ron sigue viendo intensamente a Harry, que parece muy concentrado en la cerveza de mantequilla
en sus manos, aunque luciendo algo desanimado.

Parece que su amigo pelirrojo se decide.

—Pero no tiene sentido, claramente te gusta lo que puedes notar de Anthony y Padma,
seguramente sí alguien estuviera muy enamorado de ti te gustaría— insiste Ron, ganando una
mirada incómoda de Hermione y una seria de Draco.
Lo primero que piensa es en Theo y quiere decirle a Ron que no, no le gustaría ese sentimiento y
que por más que quiera a su amigo, no quiere salir con él de esa forma.

Lo ve seriamente, Ron levanta la barbilla retándolo a decir algo.

—Ron— empieza Harry con advertencia, pero con una mano lo detiene y sonríe malicioso.

—Ronald Weasley, soy una persona amigable, pero no presiones mis botones o podrías arrepentirte
— dice todo en una forma juguetona, pero con clara advertencia, Ron levanta una ceja como si lo
retara y Draco sonríe dulcemente para ver a Hermione —Hermione tesoro, no te pregunté sobre tu
noche con Viktor, debió ser espectacular.

—Bien no digo nada— gruñe Ron de brazos cruzados sin darle la oportunidad a Hermione de
responder, quien voltea a ver a Draco cansada.

Se encoge de hombros, no fue su culpa.

A su lado Harry oculta una débil sonrisa detrás de su bebida, Draco hace un esfuerzo sobrehumano
para no ver demasiado tiempo su sonrisa; al otro lado del bar puede ver a Ginny con Luna
charlando, cuando sus ojos chocan con los de Luna señala descaradamente en dirección de
Anthony, a lo cual esta asiente. Luna mueve a Ginny y Draco puede ver cuando la menor de los
Weasley ve a la pareja, porque salta en su lugar levantando un pulgar en su dirección que imita.

El trío dorado ve todo con incredulidad.

—Los Ravenclaw son raros— expresa Hermione con seriedad, a lo cual Draco sonríe.

—Ron no deja de molestar y Hermione ofende mi casa, a este paso Harry terminará siendo mi
Gryffindor favorito— esta vez Harry sonríe y Draco se disculpa para irse con Luna, porque no
puede estar mucho tiempo cerca.

Si pasa o no al lado de Anthony y Padma para saludarlos, nadie puede culparlo, Padma suelta risas
mientras que Anthony lo desecha rápidamente.

Vaya amigo.

Draco visita a Hagrid luego de varios días, parece ser que ya se siente de buen humor y supone que
fue causa del trío dorado. Sinceramente a una semana de la cita de Padma y Anthony comienza a
sentirse, desplazado; no en el mal sentido, es sólo que no quiere estar muy cerca de sus dos mejores
amigos cuando claramente se están haciendo ojitos. Toda la situación sólo le recuerda sus propias
decisiones y eso no significa que quiera estar haciéndose ojitos con Harry. Pasa ahora su mayor
tiempo libre con Luna, en clases se sienta con Terry y Michael; si bien Padma le dice que no debe
exagerar, Draco prefiere pasar comiendo con los campeones que ver a sus dos amigos juntos.

Son adorables.

Pero es, son ellos, no ellos y Draco.

No quiere hacer de tercera rueda.

Blaise se ha burlado cuando lo comenta y Pansy lo patea diciéndole a Draco que es normal sentirse
así, por eso aprovecha su tiempo libre para ir con Hagrid.

El gigante lo abraza con fuerza por sus palabras, por hablar de dragones y ambos se quejan que no
necesitan amor, lo cual hace que Draco se sienta de mucho mejor humor al final del día. Camino a
enviarle una lechuza a Sirius, nota a Cedric sentado en el suelo del lugar leyendo una carta con una
sonrisa; cuando lo ve intenta ocultarla y eso solo hace que los ojos de Draco se estrechen antes de
tomar asiento a su lado.

—Es una carta de un viejo amigo, hace mucho no hablamos, pero quería agradecerle por su ayuda
cuando le pedí un consejo— Cedric era otra persona que parecía estar disfrutando del amor, no era
tan afectivo con Cho como sus dos mejores amigos, pero era común ver a la pareja caminar por el
castillo con sonrisas en sus rostros.

Draco asiente con interés.

—Seguramente es mejor que mi tío, este insiste en que debería hacerme un tatuaje, le dije que soy
muy joven y que no pienso tener un tatuaje que combine con los suyos— piensa que es una broma
de Sirius para Remus, que, aunque no suele enviarle cartas, le envió una carta diciéndole que no
siga los consejos de este.

Ambos son, supone, una buena combinación de equilibrio.

—Charlie es un poco más responsable— musita Cedric con una sonrisa vaga, provocando que
Draco lo vea confundido.

¿Cuáles son las posibilidades?

—Charlie, como… ¿Charlie Weasley?— pregunta incrédulo, Cedric lo ve fijamente, antes de toser
y apartar el rostro levemente sonrojado.

No.

Maldita sea.

No.

Sus ojos brillan emocionados y tal vez si sea un poco chismoso como dice Terry, pero no pueden
decirle algo como esto de esta manera y dejarlo sin toda la historia.

—Bueno, supongo que sabes que me gustan tanto chicos como chicas— Draco asiente, porque él
es igual, pero tampoco importa mucho en esta historia, Cedric sonríe algo apenado —bueno
Charlie era amigo de Nymphadora y, es ridículo porque claramente yo no le gustaba, pero quien
decide quien le gusta a quien.

Duran una hora charlando y Draco llega tarde a clases, pero lo hace con una sonrisa y una mejor
amistad por Cedric.

No es su problema que los Weasley sean tan atractivos, menos Ron… y Percy.

Vodník
El Vodník también llamado vodyanoy en ruso, vadzianik en bielorruso, vodianyk ucraniano,
wodnik en polaco, vodník en checo y eslovaco, vodnik en búlgaro y macedonio, vodanoj en
croata, povodni mož en esloveno y vodenjak en serbio; es un espíritu acuático del folclor
eslavo.

Vodyanoy aparece como un anciano desnudo con una cara de rana, barba verdosa y pelo
largo, con su cuerpo cubierto de algas y lodo, generalmente cubierto de escamas de pescado
negro. Tiene patas palmeadas en vez de manos, cola de pez y ojos que arden como brasas
ardientes. Por lo general, monta a lo largo de su río en un tronco medio hundido, haciendo
fuertes salpicaduras. En consecuencia, a menudo es llamado "abuelo" o "antepasado" por la
gente local. Se dice que los ahogamientos locales son obra de los vodyanoy.

Cuando se enoja, el vodyanoy rompe diques, inunda los molinos, y ahoga a la gente y los
animales. (Por consiguiente, los pescadores, los molineros y también los apicultores hacen
sacrificios para calmarlo). Con frecuencia arrastra a la gente a su vivienda submarina para
servirle como esclavos.

Vodník

En el folklore checo, esloveno y eslovaco las características del vodník son marcadamente
diferentes a la concepción eslavo-oriental; Tiene una constitución y hábitos completamente
humanos, salvo unas pocas diferencias. Los vodníci (plural de vodník) tienen branquias,
membrana entre sus dedos y su piel es de color verde algas (así como su pelo, que es
típicamente de verde pálido tono). Su vestido y apariencia general son extraños, a veces
incluso parecido a un vagabundo; camisas llenas parches y (por los estándares modernos)
sombreros raros. Pueden soportar permanecer durante horas fuera de sus estanques.
Cuando lo hacen, se les puede distinguir inequívocamente por sus capas de abrigo húmedas
de las que el agua está goteando en todas las circunstancias. El rostro del vodník
generalmente no está afeitado y no es raro que un vodník tenga una barba grande, húmeda y
enredada.

Los cuentos checos, eslovenos y eslovacos tienen vodníci malvados y buenos que en ocasiones
tratan de ahogar a la gente cuando pasan a nadar en su territorio. Vodníci guardan las almas
de los ahogados en tazas de porcelana tapadas. Consideran sus tazas como la herencia más
valiosa y exhiben su "trabajo", y numeran estas tazas que ven como proporcionales a su
riqueza o estatus entre otros vodníci. Cuando se retira la tapa de dicha copa, el alma dentro
(en forma de burbuja) escapará y será liberada. Excepto por los peces (o espíritus de
pescado), no tienen criados. De lo contrario, los vodníci pasan su tiempo corriendo su
territorio o jugando a las cartas, fumando pipas o simplemente sentados en la superficie del
agua (sobre rocas, sauces cercanos) y vagando. Los pescadores piden ayuda al vodník
colocando una pizca de tabaco en el agua y diciendo: "Aquí está su tabaco, Señor Vodník,
ahora dame un pez". En checo, eslovaco y esloveno cuentos vodníci viven en estanques o ríos;
no tienen una vivienda en particular. Casi no hay referencias a vodníci en relación con el
agua de mar, que se supone que sería peligroso, incluso mortal para ellos.

Draco mueve su pie claramente no satisfecho con la información del libro de Orion, dado su
tiempo libre, sus amigos con parejas y un aburrimiento que necesita aplacar para no pensar en
cosas ridículas como sentimientos, se ha puesto mucho más activo con el libro de Orion; pensó que
podría encontrar cosas sobre Sirenas, pero en su lugar encuentra cosas respecto a este hombre
acuático de apariencia poco atractiva que lo hace suspirar confundido.

Le ha dado mucho énfasis a la escritura y no fue fácil de desarrollar.

¿Por qué Orion escribiría sobre esto?

También parece que el siguiente texto habla sobre las Rusalkas, que, dentro de la mitología eslava,
una rusalka era un fantasma, ninfa del agua, súcubo o demonio que vivía en ríos y lagos. Tiene
varios escritos de estas criaturas que ya ha leído del mismo libro.

Como si hablara de Sirenas.

Para que Orion tuviera lo que fuera con una sirena, hablar de esa forma de estas era curioso.

—No se ningún hechizo que podrías usar bajo el agua, aunque sería difícil con las criaturas
marinas podrías intentar nuevamente el hechizo de ilusión que usaste durante tu primera prueba—
irónicamente Draco había ido a consultar con un primer año, pero Fujiwara Megumi era su mejor
opción ante las criaturas acuáticas.

Cuando fue con Severus, este había estampado el frasco de branquialgas que había logrado
encontrar el día anterior, Neville confirmó emocionado con Draco sobre ser esta planta la que
podría necesitar luego de explicar su situación; lo cual lo hizo sentir tranquilo. Snape estaba
claramente en contra de ayudarlo, pero no mencionó como sabía sobre la segunda prueba o
tampoco señalo a otros sobre su ayuda; el frasco contenía al menos dos porciones por aquello que
se quedara sin tiempo, esperaba que no fuera el caso.

Según lo que dijo Neville se dice que se asemeja a un manojo de colas de rata viscosas, de color
gris verdoso. Cuando se come, le da al consumidor agallas, lo que le permite respirar bajo el agua,
y membranas entre los dedos de las manos y los pies, lo que les permite nadar bajo el agua con
facilidad. Las branquialgas son originarias del mar Mediterráneo.

También Neville comentó que existe cierto debate entre los herbólogos sobre la duración de los
efectos de las branquialgas en agua dulce frente al agua salada, pero en agua dulce, una ramita de
branquialgas dura más de una hora.

Maravilloso.

El lago negro tenía una colonia de selkies y grindylows, sin contar al calamar gigante.

Si.

Estaba bien frito.

El enigma del huevo era el siguiente: «Donde nuestras voces suenan ven a buscarnos, porque en la
tierra no se oyen nuestros cantos y estas palabras medita mientras tanto pues son importantes no
sabes cuanto, nos hemos llevado lo que más valoras y para encontrarlo tienes una hora, pasado
este tiempo negras perspectivas, demasiado tarde ya no habrá salida.»

¿A quién elegirían de sus amigos?

¿Cómo los elegirían?


¿Magia?

—Me gustaría tener un respaldo por sí engañarlos no funciona, viste como me fue con el dragón,
no puedo arriesgarme— farfulla Draco masticando el desayuno en la mesa Hufflepuff, Cedric lo
saluda de largo y Draco regresa el saludo poco entusiasta.

Megumi se cruza de brazos pensativa.

—Si mi teoría de que eres un favorecido de la deidad Kagutsuchi, la deidad del fuego; podrías
hacer hechizos que proporcionen calor, ya que estas aguas son frías y podría causar que las otras
criaturas se alejen— comenta Megumi con un dedo en alto, lo cual llama su atención.

—Sé el hechizo de aire caliente— al ser una persona friolenta lo había dominado con facilidad
desde joven —pero es aire caliente, no que caliente todo a su alrededor— añade un poco
desanimado a lo cual Megumi asiente nuevamente con aire de estar meditando.

—¿Un hechizo de velocidad?— cuestiona ahora la niña —sí eres más rápido que las criaturas no
necesitas pelear con ellas.

Draco frunce el ceño.

—No tengo un hechizo, aunque todos conocen el hechizo ralentizador desde segundo año; el
problema es que no sé con cuantos objetivos puedo usarlo al mismo tiempo— habló ahora
pensando sobre el encantamiento “Arresto momentum” que se enseñaba en Hogwarts.

La niña ladea el rostro.

—Pareces bastante fuerte para domar un dragón, supongo que este hechizo no debería ser tan
difícil.

Tiene razón.

Steven que sale de su ropa, porque ha decidido pasar el día con él, se mueve hasta llegar a
Megumi, la niña sonríe a la serpiente que parece encantada con la niña; ha pensado sobre
entregarle Steven a Megumi para que la tenga de mascota, ambos parecen llevarse bien.

Megumi sonríe.

Draco tiene un ligero dolor de cabeza por eso, como sí ya hubiera visto a la niña sonreír de esa
forma antes, tal vez en su tiempo en Japón, aunque no suena correcto.

No importa.

Ahora tiene que entrenar.

Se lleva a Michael y a Terry apenas puede a la cámara de los secretos, porque ocupa sujetos de
pruebas y si ellos lo usaron para practicar el escudo, sería bueno que pudiera regresarles el favor.

El día de la prueba Draco se despierta de mal humor pensando seriamente en no participar, no sería
nada malo, la segunda prueba no importaba tanto como la última; donde probablemente solo tenga
que activar la copa traslador para que se vaya sin cualquier campeón (es un plan en proceso) y
evitar el revivir del señor oscuro. Pero la segunda prueba habrían tomado alguno de sus amigos,
aunque Draco no estaba seguro de cómo se elegiría cual y no podría dejar a quien fuera debajo del
lago; aunque era tentador, no era tan mal amigo. Bajó a desayunar adormilado y sí no fuera porque
Padma literalmente arrojó el pan en su boca, probablemente no habría comido nada.

Su sueño había sido vago, pero la sirena no estaba en este y desde hace semanas que no parecía
tener sueños, era raro, extraño; estaba acostumbrado a no dormir bien.

La falta de sueños significaba que algo había cortado su comunicación con quien fuera que se los
había estado brindando.

Interesante.

No pensó que extrañaría nada de esto.

Todos en el comedor parecían ansiosos, pero Draco solamente gruñía cada que alguien se acercaba
a felicitarlo, excepto que no pudo hacerlo cuando fue Ginny quien caminó a su lado.

—¿Has visto a Luna?, ayer el profesor Flitwick pidió hablar con ella, pero no la he visto desde
entonces— musitaba la niña con curiosidad, haciendo que toda la sangre se drenara de su rostro
cuando Padma confesó no haberla visto.

No.

No.

No, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no,
no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no,
no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no,
no, no, no, no, no, no, no, no, no, no.

Sus manos se sujetaron con fuerza a la mesa, antes de ver por todo el comedor alarmado notando la
falta de Hermione y Cho rápidamente, su frente comenzó a sudar frío cuando se puso de pie. Ginny
preguntó sobre su situación, pero Draco prácticamente salió corriendo del lugar para llegar cerca
del pasillo que daba vista al lado.

Su mano se apretó contra el muro.

Luna.

Luna fue la elegida de sus amigos.

¿Por qué ella?

Está claro que Luna era importante para él, era la primera persona fuera de su familia que admitía
amar sin temor y que era parte de su familia; la familia que Draco había elegido. No es que tuviera
algún amigo sobre otro, pero la idea de Luna en medio del lago lo hizo casi hiperventilar. Durante
gran parte de su segundo y tercer año, había tenido sueños similares, con Selena en medio de un
Lago y Draco sin poder rescatar a su hermana en otra vida; no había pensado en Selena en semanas
y cada vez su recuerdo era menos doloroso.

Pero aquí estaba, Luna en el lago, probablemente se vería igual que Selena.

No creía que la dejaran morir, pero verla ahí, hizo que el cuerpo de Draco comenzara a temblar.

—Draco— llamó Anthony apresurándose a su lado, su mano en el hombro intentó reconfortarlo,


pero su rostro debía verse muy asustado.

¿Por qué no pensó en esto antes?

—Luna, tomaron a Luna, ella es la que está en el lago— susurra con gruñidos en voz baja,
provocando que Anthony se vea un poco confundido antes de ver preocupado al lago.

—Está bien, eres fuerte, puedes rescatarla.

No.

Quiere decirle que no, no lo es.

Asiente con torpeza, porque ocupa creerlo al menos, sin poder comer más es Anthony quien decide
acompañarlo al lado el día de hoy; su brazo lo sujeta fuertemente y es un ancla que acepta
rápidamente. Traspasan las puertas de roble que los dirigen a la segunda prueba.

Algunos miran a Draco, pero este se sujeta con fuerza a Anthony para no saltar al lago ya mismo
por Luna.

Al bajar la explanada, vio que las mismas tribunas que habían rodeado en noviembre el cercado de
los dragones estaban ahora dispuestas a lo largo de una de las orillas del lago. Las gradas, llenas a
rebosar, se reflejaban en el agua. El eco de la algarabía de la emocionada multitud se propagaba de
forma extraña por la superficie del agua y llegaba hasta la orilla por la que Draco caminaba hacia
el tribunal, que estaba sentado en el borde del lago a una mesa cubierta con tela dorada. Cedric,
Fleur y Krum se hallaban junto a la mesa, y lo observaban acercarse.

Todos parecen llegar temprano, Anthony se despide asegurando que todo saldrá bien.

Draco no se siente así.

Toma asiento al lado de Viktor, quien lo ve confundido, aunque de reojo nota como Fleur y Cedric
también parecen nerviosos.

—Veo que llegamos temprano, tendremos que esperar un poco antes de empezar— expresa Percy
Weasley, que no es tan atractivo como sus hermanos mayores.

Draco deja caer su cabeza contra sus manos, el frasco con branquialgas está en su ropa y se había
puesto su traje para el lago debajo de su uniforme; porque era temprano y estaba dormido, así que
había querido ahorrar tiempo.

Su pie comienza a moverse viendo el lago.

Sin querer pensar en Luna inerte en medio de esas criaturas, si alguna de ellas le tocaba un solo
cabello, Draco era capaz de bombardear el lago desde sus cimientos.

Miró hacia el lugar de Percy Weasley, sentado a la mesa del tribunal. Nuevamente faltaba el señor
Crouch.

No importaba.

Ludo Bagman lo saludó amablemente y Draco lo ignoró.

Luna.

Ella está bien.


No quiso recordar como en su tercer año casi muere ahogado en este lugar, había jurado el alejarse
y nunca entrar nuevamente; pero ahora Luna no estaba y Draco la quería de regreso, no importa
que miedo tuviera, se arrojaría ya mismo por su amiga sí se lo hubieran permitido.

Dumbledore le sonrió, pero Karkarov no parecían nada contentos de verlo, Madam Maxime por
otro lado le dio una leve sonrisa que no pudo corresponder en su llegada.

Se inclinó hacia delante poniendo las manos en las rodillas, y respiró hondo. Tenía el frasco en el
costado, que le dolía como un cuchillo clavado entre las costillas, pero no había tiempo para
esperar a que se le pasara. Ludo Bagman iba en aquel momento entre los campeones,
espaciándolos por la orilla del lago a una distancia de tres metros, señalando cuales serían sus
salidas. Draco quedó en un extremo, al lado de Krum, que se había puesto el bañador y sostenía en
la mano la varita.

Cerca de la hora Draco comenzó a quitarse la ropa nervioso.

La idea de quedar sólo en unas bermudas con una camiseta dudosa no era algo que le gustara,
demasiada poca cobertura para las garras afiladas de las criaturas marinas.

—¿Estás bien?— cuestionó Viktor a su lado, pero Draco no pudo contestar y no quiso imaginar
que tan pálido se vería.

No.

No estaba bien.

Bagman volvió a la mesa del tribunal. Apuntó a la garganta con la varita como había hecho en los
Mundiales, dijo «¡Sonorus!», y su voz retumbó por las oscuras aguas hasta las tribunas.

—Bien, todos los campeones están listos para la segunda prueba, que comenzará cuando suene el
silbato. Disponen exactamente de una hora para recuperar lo que se les ha quitado. Así que, cuando
cuente tres: uno… dos… ¡tres!

El silbato sonó en el aire frío y calmado. Las tribunas se convirtieron en un hervidero de gritos y
aplausos. Sin pararse a mirar lo que hacían los otros campeones, sacó del bolsillo el puñado de
branquialgas, se lo metió en la boca y entró en el lago.

Sin pensarlo.

Sin dudarlo.

Temblando cuando sintió todo a su alrededor húmedo, muy diferente a volar o montar un dragón,
esta sensación era incómoda para él. El agua estaba tan fría que sintió que la piel de las piernas le
quemaba como si hubiera entrado en fuego. A medida que se adentraba, sus ropas empapadas le
pesaban cada vez más. El agua ya les llegaba a las rodillas, y los entumecidos pies se deslizaban
por encima de sedimentos y piedras planas y viscosas. Masticaba las branquialgas con toda la prisa
y fuerza de que era capaz. Eran desagradablemente gomosas, como tentáculos de pulpo. Cuando el
agua helada le llegaba a la cintura, se detuvo, tragó las branquialgas y esperó a que sucediera algo.

Se dio cuenta de que había algunas risas entre la multitud (imaginó que serían de Zacharias porque
era un idiota), y sabía que debía de parecer tonto, entrando en el agua sin mostrar ningún signo de
poder mágico; aunque la mayoría parecía expectante. En la parte del cuerpo que aún no se le había
mojado tenía carne de gallina. Medio sumergido en el agua helada y con la brisa levantándole el
pelo, empezó a tiritar. Evitó mirar hacia las tribunas.
Entonces, de repente, sintió como sí le hubieran tapado la boca y la nariz con una almohada
invisible. Intentó respirar, pero eso hizo que la cabeza le diera vueltas. Tenía los pulmones vacíos,
y notaba un dolor agudo a ambos lados del cuello.

Se llevó las manos a la garganta, y notó dos grandes rajas justo debajo de las orejas, agitándose en
el aire frío: ¡eran agallas! Sin pararse a pensarlo, hizo lo único que tenía sentido en aquel
momento: se echó al agua.

Maldición, Potter lo hizo ver fácil en las películas.

El primer trago de agua helada fue como respirar vida. La cabeza dejó de darle vueltas. Tomó otro
trago de agua, y notó cómo pasaba suavemente por entre las branquias y le enviaba oxígeno al
cerebro. Extendió las manos y se las miró: parecían verdes y fantasmales bajo el agua, y le habían
nacido membranas entre los dedos. Se retorció para verse los pies desnudos: se habían alargado y
también les habían salido membranas: era como si tuviera aletas.

El agua ya no parecía helada.

Pero no le agradó menos la sensación, apenas estuvo dentro fue como si todo en su interior gritara
que algo estaba mal.

Que lo observaban.

Draco suspiró dentro del paisaje verdoso queriendo largarse, pero recordando a Luna se impulsó
dentro del agua, asombrándose de lo lejos y rápido que lo propulsaban por el agua sus pies con
aspecto de aletas, y también de lo claramente que veía, y de que no necesitara parpadear. Se había
alejado tanto de la orilla que ya no veía el fondo. Se hundió en las profundidades.

Al deslizarse por aquel paisaje extraño, oscuro y neblinoso, el silencio le presionaba los oídos. No
veía más allá de tres metros a la redonda, de forma que, mientras nadaba velozmente, las cosas
surgían de repente de la oscuridad: bosques de algas ondulantes y enmarañadas, extensas planicies
de barro con piedras iluminadas por un levísimo resplandor. Bajó más y más hondo hacia las
profundidades del lago, con los ojos abiertos, escudriñando, entre la misteriosa luz gris que lo
rodeaba, las sombras que había más allá, donde el agua se volvía opaca.

Pequeños peces pasaban en todas direcciones como dardos de plata. Una o dos veces creyó ver
algo más grande ante él, pero al acercarse descubría que no era otra cosa que algún tronco grande y
ennegrecido o un denso macizo de algas. No había ni rastro de los otros campeones, de sirenas ni
tritones, de Luna ni, afortunadamente, tampoco del calamar gigante.

Pero no se confiaba.

No estaba seguro, lo sabía.

La varita estaba fuertemente sujetada en su mano mientras nadaba por el mar y toda la sensación
era incorrecta.

Prefería mil veces el dragón de regreso.

¿Qué tan mal hablaba eso de él?

Unas algas de color esmeralda de sesenta centímetros de altura se extendían ante él hasta donde le
alcanzaba la vista, como un prado de hierba muy crecida. Miraba hacia delante sin parpadear,
intentando distinguir alguna forma en la oscuridad… y entonces, sin previo aviso, algo lo agarró
por el tobillo.
Se retorció para mirar y vio que un grindylow, un pequeño demonio marino con cuernos, le había
aferrado la pierna con sus largos dedos y le enseñaba los afilados colmillos.

Draco ni lo pensó con la varita lista en su mano.

—¡Relaxo!— gritó Draco, el hechizo de repugnancia que es un embrujo que obliga al objetivo a
soltar su agarre sobre algún objeto.

Funciona tanto en objetivos vivos como inanimados, siempre que tengan algo en la mano.

Cho se lo había enseñado en su segundo año y nunca estuvo más feliz de hacer ensayo de pociones.

A pesar de sus ideas no salió ningún sonido de la boca, sino una burbuja grande, y la varita, en vez
de lanzar chispas contra los grindylows, les arrojó lo que parecía un chorro de agua hirviendo,
porque donde les daba les producía en la piel verde unas ronchas rojas de aspecto infeccioso.

Sin ningún resentimiento.

El problema es que cada vez más Grindylow aparecían cuando intentaba escapar, todos soltando
horribles gritos mientras iban claramente en su ataque.

Se sintió algo personal.

Utilizó el hechizo de ilusión provocando que algunos se atacaran entre sí, era algo grotesco de ver,
pero Draco no siente afinidad con las pequeñas bestias que siempre parecieron odiarlo; en su lugar
comenzó a buscar a Luna de forma desesperada.

Aminoró un tanto, pero nunca guardó la varita en la túnica, y miró en torno, escuchando, mientras
describía en el agua un círculo completo. La presión del silencio contra los tímpanos se había
incrementado. Debía de hallarse a mayor profundidad, pero nada se movía salvo las ondulantes
algas.

Nunca más volvería aquí.

Algo en su mente grito alarmada, alejándose el tiempo suficiente para no ser impactado por un
objeto puntiagudo.

Las sirenas y los tritones tenían la piel cetrina y el pelo verde oscuro, largo y revuelto. Los ojos
eran amarillos, del mismo color que sus dientes partidos, y llevaban alrededor del cuello unas
gruesas cuerdas con guijarros ensartados.

Una de las sirenas, que se veía muy diferente a la de sus sueños, miraba fijamente a Draco casi con
incredulidad.

Si.

Esa mirada no era muy agradable.

Draco lanzó un hechizo, no estaba seguro cual, pero esta rápidamente lo esquivó antes de atarlo
con… ¿algas?; soltó un grito que se ahogó dentro del agua mientras esta se movía a una velocidad
alarmante dentro del agua.

Intentó luchar para soltarse, pero era imposible y antes de saberlo fue impactado contra el suelo del
lugar, con dolor en su espalda y lo que parece una lanza sobre su cuello.

Si.
La película lo presentó muy diferente.

—Tu eres uno de los humanos, el trato está roto, Dumbledore es un traidor… te trajo aquí, mereces
la muerte— decía la mujer del mar, provocando que Draco se congelara un poco incómodo.

Volteó rápidamente inquieto para ver donde estaba.

Eran una roca grande que se alzaba del lodo. Había en ella pinturas de sirenas y tritones que
portaban lanzas y parecían estar tratando de dar caza al calamar gigante. De la oscuridad que lo
envolvía todo surgió un grupo de casas de piedra sin labrar y cubiertas de algas. Harry distinguió
rostros en las ventanas, rostros que no guardaban ninguna semejanza con el del cuadro de la sirena
que había en el colegio o sus libros.

Dos de aquellas criaturas, que enarbolaban una lanza, salieron de sus moradas para observarlo,
mientras batían el agua con sus fuertes colas de pez plateadas.

Algunas chillaron espantadas al verlo.

Draco siguió, mirando a su alrededor con la lanza sobre su cuello, y enseguida las casas se hicieron
más numerosas. Alrededor de algunas de ellas había jardines de algas, y hasta vio un grindylow
que parecían tener de mascota, atado a una estaca a la puerta de una de las moradas. Para entonces
las sirenas y los tritones salían de todos lados y lo contemplaban con mucho odio; señalaban sus
branquias y las membranas de sus extremidades, y sus dientes destilaban cuando claramente lo
veían.

Una multitud de sirenas y tritones flotaba delante de las casas que se alineaban en lo que parecía
una versión submarina de la plaza de un pueblo pintoresco. En el medio cantaba un coro de
tritones y sirenas para atraer a los campeones, y tras ellos se erguía una tosca estatua que
representaba a una sirena gigante tallada en una mole de piedra.

Había cuatro personas ligadas con cuerdas a la cola de la sirena.

Finalmente.

Luna estaba atado entre Hermione y Cho Chang. Había también una niña que no parecía contar
más de ocho años y cuyo pelo plateado le indicó a Draco que debía de ser hermana de Fleur
Delacour. Daba la impresión de que los cuatro se hallaban sumidos en un sueño muy profundo: la
cabeza les colgaba sobre los hombros, y de la boca les salía una fina hilera de burbujas.

La lanza en el cuello fue una advertencia para no moverse.

—Solo vengo por Luna— gimoteó en voz baja, aunque solo salía aire, pero la sirena solamente
abrió su boca incrédula.

Sus garras cortaron su mejilla como una bofetada, a lo cual Draco gimoteó asustado, o eso le
gustaría.

Quiere tener miedo.

Pero sus ojos no dejaban el cuerpo de Luna flotando como en sus pesadillas, Draco solo podía
esperar que tuviera suficiente aire.

—Tu maldito bastardo, vienes aquí otra vez, como si fuera su terreno, maldita descendencia y
maldito tu linaje Orion Blake— Draco dejó de luchar, sus ojos voltearon a la sirena sorprendidos y
esta se vio ofendida —no me mires con esos ojos de idiota, a diferencia de los humanos, nosotros
las sirenas recordamos y te recordamos muy bien— la lanza cerca de su cuello lo hizo tragar con
dificultad —tu maldito bastardo de dos mundos, fuiste el primero en romper el tratado de las
criaturas mágicas hace cientos de años y aquí nuevamente incumples tu promesa una vez más.

Se movió incómodo.

—No soy Orion Blake— quiso saber si le entendían, no salían palabras, solamente burbujas de
aire, pero un corte nuevo sobre su pecho lo hizo gimotear.

Si.

Atado con algas no era la mejor forma para defenderse, las otras criaturas gritaban en coro que lo
asesinara y la sirena al mando parecía muy dispuesta hacerlo.

—No mientas, tu apariencia y tu alma, tu maldita sangre, son exactamente la misma; una vez
traicionaste al señor de los mares, pero no te lo perdonaremos otra vez… tu castigo es la muerte.

—No hice nada.

—¡SILENCIO!

Draco comenzó a ponerse nervioso, muy nervioso. Aunque todos pensaron que era broma sobre
morir dentro del lago, Draco o una parte grande de él nunca dejo de pensar que podría pasar; pero
sí tan sólo pudiera liberar a Luna sería una buena forma de aceptar su muerte.

No quería morir.

Pero es el torneo de los 3 (¿4?) magos, cualquier cosa puede pasar.

—Yo no hice nada, no sé de qué hablas— esta vez la mano de la sirena cerro su boca, aunque
quiso gritar estaba un poco asustado del rostro de la mujer del agua tan cerca.

Sus ojos llenos de veneno.

—Silencio humano, no importa sí no eres él, si eres una reencarnación o sí ustedes los humanos no
guardan los recuerdos en su linaje— quiso rodar los ojos para decirle que no, así no funcionan los
humanos; lo haría sí no estuviera tan aterrado —Orion Blake rompió el trato, se robó a nuestra
princesa y la condenó a muerte por sus acciones; fue maldito, fueron malditos y nuestro señor les
ordenó alejarse del mar… pero volviste, tu miserable reencarnación va a morir de forma lenta
como pago de sus acciones— susurró a su oreja, antes de incrustar dolorosamente sus uñas en sus
mejillas.

Oh no.

Iba a morir.

Sabía que entrar en este lago era una mala idea.

Una explosión de agua caliente alejó a la sirena sobre él, los otros chillaron alarmados y rápidos
dientes de tiburón cortaron sus algas cadenas; gimoteó cuando al levantar su rostro vio tanto a
Cedric como un tiburón Viktor a su lado protegiéndolo de las sirenas.

Las cuales comenzaban a reagruparse, terriblemente rápido.

Las algas cayeron liberando sus manos y con un ágil movimiento, un buen Diffindo que también
aprendió hace años, las cadenas que unían a los cuatro “tesoros” provocaron que estos comenzaran
a flotar a la superficie; no es que eso importara a las sirenas y tritones que claramente gruñían por
su sangre.

Bien.

Nuevo plan.

Empujando a Viktor y Cedric, quienes voltearon a verlo incrédulos, señalo con sus dos dedos a
cada uno y luego a los cautivos; no podría hablar, pero esperaba que cada uno entendiera que
necesitaba que se llevaran a todos los objetivos rápidamente.

Todas eran chicas, curioso.

Draco comenzó a nadar rápidamente lejos, al tiempo que una multitud de sirenas iba tras de él, si,
un plan suicida ya que no conocía el lago. Esperaba que Viktor y Cedric pudieran con las chicas,
no pensó que hacerse amigo de ellos fuera tan útil, pero al final del día no sabes para quien
trabajas; ahora solo tiene que salir de este lugar cuanto antes.

Le importa una hectárea de rábanos si los jueces lo puntúan mal.

El sobrevivir es más importante.

Y con suerte con todas sus extremidades.

Luna estará más segura con Draco lejos de ellos llamando la atención de las estúpidas criaturas
marinas.

Las sirenas nadan más rápido que él, toma entre sus bolsillos un poco más de la branquialgas para
no quedarse como humano en medio de la horda; no sabe si hay una sobredosis, pero ahora no
tiene tiempo para pensar mientras lanza hechizos en la locura hacía las criaturas estas.

Luego salió el calamar gigante de la nada.

Si.

Esto va salir mal.

¿Cuántas criaturas marinas lo quieren matar?

¿Importa?

Draco solamente se escabulle con mucha suerte y agilidad de los tentáculos del calamar gigante,
golpea a una sirena con un puñetazo en la cara y corta los pies de una de sus mascotas antes de irse
en lo que espera sea el viaje a tierra; si ese no fuera el caso estaba en muchos inconvenientes. Cada
movimiento intenta que lo acerque a la superficie, para pedir ayuda, no importa que tan
desesperado se vea; pero las sirenas parecen querer atraerlo a la oscuridad y es como sí estuviera
siendo casado más adentro del lago.

Una idea llega a su mente navegando por la desesperación.

Nunca hizo el hechizo.

Nunca lo practicó realmente, solamente le consultó a Luna por curiosidad y no tenía idea si
funcionaría.

Nuevamente como cuando estuvo sobre un dragón, momentos desesperados requieren medidas
desesperadas; algo dentro de su mente le insto a relajarse y por más imposible que fuera, Draco lo
hizo un poco mientras apuntaba su varita a la horda masiva de criaturas marinas a su espalda.

Los cuales intimidaban un poco.

—¡Reducto!— era el hechizo explosivo que uso Luna, que no debería funcionar y que
efectivamente funciono mal.

Pero creó una honda explosiva que hizo que las criaturas salieran volando (¿muertas?) y que al
mismo tiempo Draco fuera volando, pero debido a su posición antes de lanzar el hechizo, parece
que Draco salió disparado a una velocidad mayor y de un momento a otro el agua desapareció de su
alrededor; a pesar de su amor por el aire, cuando tienes branquias en tu garganta no es una
sensación agradable.

Fue como entrar a una piscina sin tomar agua, volar en un arco perfecto, antes de caer con fuerza y
de espalda nuevamente en el agua.

Doloroso.

Horrible.

Se habría reído de cualquier idiota que hiciera eso, pero vivirlo es una experiencia dolorosa.

Respiró.

No pensó que le alegraría tanto el agua en este momento, pero si mientras respirara y, todavía
siente el aire cerca. Gimoteando de dolor y sintiendo arder su piel, notó que estaba cerca de una de
las orillas del lago; lo suficiente para que cuando impactara su cuerpo se hundiera un poco en el
agua y no morir, pero esperando que las criaturas marinas se mantuvieran lejos.

Posiblemente achicharradas.

Se acercó lo más posible a la orilla, recostándose de espaldas con las manos estiradas; su rostro
sobre la superficie del agua y su cuello todavía dentro del agua. Eso fue una maldita locura.

—Orion Blake, seas o no seas yo, te detesto— musitó en un susurro para nadie, antes de caer
inconsciente nuevamente.

A este ritmo dudaba que sobreviviera a la tercera prueba.

Pero logró sobrevivir a esta.

Draco diría sí pudiera, que eso merecía al menos 10 puntos para su casa.

Continuará…

Chapter End Notes


Mientras escribo este capítulo apenas estoy publicando el tercer libro, donde muchos
han preguntado si Draco estaría en la prueba; porque nadie en ese entonces sabía que
Harry no sería un campeón. De una forma u otra Draco es el campeón y aunque
algunos pensarían que Harry estaría adentro, no lo hizo. Hablando con una amiga
sobre el tema del torneo y la segunda prueba, me mostro una teoría de que no hubo un
vínculo mágico que eligiera quien era la persona más importante para el campeón.

Si bien Harry quiere mucho a Ron, ella defendió que era imposible que Viktor
prefiriera a Hermione sobre alguien de su familia. Entonces la teoría muestra que el
baile de navidad de los campeones, funcionaba para que Dumbledore viera quien era
importante para que persona. No sé si la hermana de Fleur estaba ahí, pero me gusto
esta teoría y dije yolo.

Entonces como vieron en el capítulo del baile, Draco bailo mucho con Luna
escapando de Harry. Si hubiera sido, por el contrario, Dumbledore habría notado de
inmediato que la persona más importante para Harry seria Draco; pero como es Draco
el campeón, nuestro director tiene sentimientos encontrados para él.

Otro capítulo con mucho avance en temas de Orion, tan rápido que Draco se siente
mareado. Y eso que no hemos llegado a la última prueba.}

Lamento el atraso del capitulo el día de hoy, llevo dos días con jornadas de 12 horas
que me volvieron loca, pero hoy ya estoy normal.
Capítulo 13: Godric Gryffindor
Chapter Summary

A estas alturas realmente no deberia sorprenderle a Draco que un basilisco tenga el


nombre de Minie.

Igualmente lo hace.

Chapter Notes

See the end of the chapter for notes

Esta vez Draco despertó en la enfermería solo unas horas después de la prueba, no tiene desgaste
mágico y aunque hay quemaduras en su piel por agua caliente, Pomfrey parece tratarlas con
relativa facilidad en comparación a los eventos de la primera prueba; Draco está muy feliz de
prometer a la enfermera nunca volver entrar al lago y según parece Dumbledore le entregó un
comunicado que indicaba que Draco estaba completamente prohibido del lago. Quiso saber si las
sirenas explicaron que fue lo que pasó o cómo se comunicaron, pero el comunicado escrito
solamente decía que las sirenas habían prohibido su presencia por razones privadas y que sí se
acercaba lo asesinarían; para su mala suerte no había matado a ninguna sirena. No era una persona
a favor de la muerte, pero no se puede decir que no tenía ganas de cocinar a esos pescados que
intentaron asesinarlo.

Las heridas en este caso también no parecían dejar cicatrices, ya tenía suficientes con las de
Buckbeak en su espalda, un relicario maldito en su pecho y la de su mano por el espejo de Oesed.
Pomfrey parecía casi al borde de asesinarlo ella misma si volvía a la enfermería, especialmente
porque Draco comenzó a bromear sobre reclamar esa cama como la suya porque siempre estaba
ahí.

Poppy debía mejorar en su sentido del humor.

Luna se quedó a su lado todo el tiempo y sus amigos llegaron rápidamente emocionados para
contar lo que sucedió en sus momentos de inconciencia.

Draco estaba al final de la lista de puntajes con Fleur, ambos habían “fallado” en rescatar a su
persona preciada; sus amigos parecían furiosos por eso, ya que incluso Viktor y Cedric comentaron
sobre el incidente, sobre como Draco había sido casi asesinado… pero los jueces eran como
siempre unos incompetentes como la mayoría de adultos en este mundo.

Excluía a su tía Andrómeda y a Poppy de ese comentario.

Bueno.

Draco sólo estuvo aliviado de que Luna y todos los presentes estuvieran bien.

Durante el transcurso de la tarde algunos como Cedric y Viktor vinieron a visitarlo, Viktor
silencioso por algún motivo (Hermione descubriría más tarde) y Cedric luciendo animado
comentando sobre el incidente; Cedric parece verlo con buenos ojos y Draco le indica que fue
gracias a ellos que logró sobrevivir. No solamente eso, fue gracias a ellos que la prueba no fue para
más y se preguntó sí no hubiera comenzado toda esta idea de amistad, que tanto hubiera cambiado
esta prueba.

Fleur y su hermana vinieron a visitarlo, la menor con una sonrisa emocionada y la mayor dándole
besos en la mejilla por ser un héroe.

Lo besó una Veela.

Draco quiere gritar internamente por no sentir las emociones que debería sentir, por pensar en otra
persona (chico, ojos verdes, lentes y cicatriz en la frente) en lugar de aprovechar que una belleza
francesa le presta atención.

Megumi apareció al mismo tiempo que Colette para visitarlo, ambas presentándose y luego de
unos minutos de comprobar su estado marchandose.

Escucha una discusión del trío dorado en la puerta, pero madame Pomfrey parece haber terminado
la hora de visitas, luego de quejarse con Draco de que era el paciente con mayor número y que
estaba cansada de todo; Draco se ríe mientras se duerme un poco. Se supone que podría ser dado ya
de alta, pero Pomfrey quiere mantenerlo en observación un poco más y no se va a quejar de eso. Su
piel ahora solo levemente rojiza, músculos menos adoloridos podrían esperar para mañana y volver
a la torre Ravenclaw.

Donde según sus amigos, parece que Draco se ha ganado el aprecio de los demás estudiantes, solo
necesito casi morir en dos pruebas para hacerlo. Aunque según escuchó algunos siguen hablando
sobre posibilidades de un mago oscuro, aparentemente los propios campeones han logrado mitigar
a esos personajes.

Dormir llega fácil con las pociones.

Pero no lo es al mismo tiempo.

Días sin pesadillas era algo de lo cual no debió acostumbrarse, tristemente lo hizo, esta vez no es
una pesadilla generada por cualquier ente supremo, es simplemente los temores de Draco
explotando en su lugar normal para atormentarlo. El lago del colegio parece volverse su centro de
pesadillas favorito, porque ahora no solamente sueña con el momento en como en su tercer año
casi muere (evento que había sido suprimido por todo lo ocurrido a su alrededor) se transforma
nuevamente en esa estúpida segunda prueba; donde ahora todos quieren asesinarlo y en alguna
parte en su pesadilla nadie viene a rescatarlo.

Se levanta sujetando la almohada y totalmente tenso, siente que se ahoga, siente que no puede
respirar.

Lo van asesinar.

Va a morir.

Una mano sobre su cabeza solo se siente hasta que su respiración se calma, había estado por entrar
en un ataque de pánico; recuerda que como Orion tuvo muchos de esos, pero nunca frente a Selena,
ella no podría verlo débil, ocupaba ser fuerte por ella. Sus ojos no enfocan bien en la oscuridad,
todo parece casi surrealista y una parte de él indica que esto debe ser otro sueño ridículo.

No hay forma de explicar a Harry Potter sentado en la silla al lado de su cama, con una estúpida
pijama y acariciando su cabeza mientras Draco intenta tranquilizarse.
—Fue solo una pesadilla Draco, vuelve a dormir— hay cansancio en su voz, un poco de ojeras,
pero calidez.

Sus ojos parecen suaves, Draco se enfoca en ellos para apartar el pánico que comienza a disminuir,
el aire llega a sus pulmones; el sueño sigue en su sistema por las pociones que tomó, pero no
debería ser posible porque esto es otro sueño.

No hay otra explicación.

—Estaba dentro del lago, me querían asesinar— decirlo con voz hueca mientras sujeta con fuerza
la almohada lo hace sentir miserable, de todas las cosas que ha vivido no puede creer que esto
fuera lo que finalmente parece cerca de romperlo —patético— hubiera dicho su padre.

¿El de Orion o Lucius?

No sabe cuál, pero alguno de ellos hubiera pensado que se ve patético ahora, está seguro.

Draco se siente patético.

Su vida como Orion fue una miseria, donde solamente la existencia de Selena fue lo único que lo
hizo levantarse cada día para hacer algo por su vida, no recuerda nada de la vida como mago
oscuro; ahora como Draco Malfoy debería tener otros miedos, especialmente con la posibilidad de
que el señor oscuro se levante a finalizar este año, en lugar de tener miedo a un estúpido lago.

Estúpidas medicinas.

Mucho más eficientes, pero lo hacen sentir sonámbulo en la neblina, su respiración comienza
agitarse.

—¿Dónde estoy?— hace un tiempo que no había tenido esto, una sensación tan apremiante y
temerosa que de alguna forma volviera a perderse por meses.

Está asustado.

Está aterrado.

La mano de Harry sujeta la suya sobre la almohada, Draco voltea a verlo temeroso, pero este
solamente sonríe suavemente.

—Es la noche de la segunda prueba, Pomfrey no me dejó entrar, pasé con la capa— este habla y
sus palabras lo tranquilizan, es la noche de la segunda prueba, no se ha perdido, sigue aquí —fue
una pesadilla, vuelve a dormir, me quedare aquí hasta entonces— parece querer contener un
bostezo a duras penas, Draco lo ve fijamente antes de sentirse nuevamente cansado.

Voltea la vista a la mano de Harry sobre la de Draco, mueve un poco sus manos para que sus dedos
entrelacen, su respiración comienza a ralentizarse hasta caer dormido de nuevo.

Sin sueños o pesadillas.

Cuando despierta nuevamente, Harry no está ahí y Draco se pregunta si todo fue producto de su
imaginación.

.
Volver a la torre es como volver a casa, su piel ya no tiene quemaduras y puede respirar tranquilo
hasta junio, no es que tenga algún temor en específico por la tercera prueba; su idea principal es no
dejar que nadie toque el cáliz de alguna forma, recuerda algo sobre la sangre de Harry, pero es
imposible que alguien la obtenga ya que no es parte de la competencia. En esta segunda prueba no
hay forma de que piense que alguien en específico quiere asesinarlo, ya que las criaturas marinas
siempre lo han odiado; lo que pasara en la primera prueba debió haber sido casualidad. Sigue
concentrado en estudiar para mantener sus primeros lugares en clases (sus exámenes fueron igual
de buenos que Hermione para consternación de la chica que no estaba a favor de compartir el
primer lugar) y practicar hechizos con sus amigos; no del libro de Orion, simplemente hechizos
que podrían ser necesarios para la última prueba.

Escudos.

Desarmes.

Bolas de fuego (idea de Anthony no de Draco curiosamente).

Tenía algo de miedo de utilizar las cadenas, pero curiosamente cuando lo intentó luego de la
segunda prueba, solamente logró hacer una pequeña cadena de plata que serpenteó un poco
siguiendo su voluntad; todos sus amigos habían estado asombrados de que ahora pudiera controlar
parcialmente el hechizo, sin terminar desmayado y solamente un poco cansado.

Sería un gran arsenal.

El patronus sigue funcionando, lo cual tampoco se sabe cuándo podría ser útil.

Ahora sí tan solo el libro de Orion pudiera sacar otro hechizo útil para la prueba final sería genial,
últimamente solo parecía ser un recopilatorio de información que Draco no encontraba útil; los
libros de Salazar sobre familias de sangre pura y magia negra tampoco eran agradables.

—Accio manzana verde— practicó Draco en medio de la cámara de los secretos, que era como la
guarida de los Ravenclaw todo este año.

La manzana verde se desvió impactando a Michael en el rostro, haciendo reír a todos un poco.

—No puedo creer que logre crear cadenas de plata capaz de controlar un dragón, pero tenga
problemas para conjurar una manzana frente a él— musita Terry en un bostezo, Draco le da una
mala mirada.

Anthony tira el libro antes de arrojar su cabeza contra el regazo de Draco.

—No quiero estudiar, sé que soy un Ravenclaw, pero puedo pasarme a Hufflepuff, sé que puedo—
gimotea su amigo dramáticamente y Draco palmea su cabeza dándole una mirada divertida a
Padma.

—Supongo que ya sabemos quién es la pareja y quien el amante— bromea Draco, antes de recibir
un impacto de almohada de Padma, que como ha dicho muchas veces, merece ser una cazadora en
el quidditch.

El noviazgo de Padma y Anthony sorprendió muy poco a todos, aunque Michael hizo un poco de
drama ya que no pudo contener a su novia Hufflepuff por más de una semana; eso tampoco
sorprendió a nadie. A veces en medio de sus investigaciones Padma y Anthony terminaban
acurrucados en el sofá, pero siempre siendo tan torpemente dulces, que sí Draco les tomó unas
fotografías y se los envió a la madre de Anthony no pueden culparlo; no a los padres de Padma, no
querían que asesinaran a Anthony.
Es chantaje más que todo.

Era una pareja inocente y dulce.

Draco asesinaría a cualquiera que intentara hacerles daño.

Le gustaba cuando pasaban tiempo juntos, Anthony y Padma no se habían alejado demasiado de él,
pero era claro que ahora buscaban más tiempo a solas y no quería ser una horrible tercera rueda
para ellos. Terry y Michael lo aceptaban cuando todos querían darles espacio a los chicos,
principalmente Luna y Ginny cuando ambas entendían la situación perfectamente.

Si no siempre estaban los campeones.

Lo que le recordaba.

—Este año tenemos que adelantar los juegos de la torre Ravenclaw, ya tengo a los participantes
invitador— anuncia Draco con una sonrisa divertida.

—¿No es muy pronto?— cuestiona Michael, ignorando la marca en su rostro por el impacto de la
manzana —pensé que esperaríamos a que pasara el torneo— añade con curiosidad, todos parecen
haber pensado lo mismo.

Draco se pone tenso, duda que se repita los eventos del canon, pero una parte de él solamente no
quiere esperar.

—Es algo grande, así que es mejor apresurarse.

—¿Grande?— cuestiona Luna con incredulidad.

Sonríe.

Todos sus amigos lo ven temerosos.

En este ejemplar de corazón de bruja, hablaremos sobre uno de los campeones más
controversiales del actual torneo de los 3 magos en Hogwarts, Draco Malfoy que por lo que nos
revela Rita Skeeter tiene una vida mucho más interesante de lo que podrían imaginar. Uno de los
más controversiales hijos de sangre pura, ha demostrado su potencial mágico en las últimas
pruebas y ahora nos ha demostrado tener muchas tragedias que oculta en la cuestión del amo.

A sus catorce años Draco Malfoy creía haber encontrado consuelo en Hogwarts en su novia,
Padma Patil, una bruja de sangre pura. Poco sospechaba que no tardaría en sufrir otro golpe
emocional en una vida llena de penas por su estado como campeón.

La señorita Patil, una muchacha nada agraciada pero sí muy ambiciosa, parece sentir debilidad
por los magos de su casa, debilidad que ni siquiera Draco ha podido satisfacer por sí solo. Desde
el inicio del torneo de los tres magos, se ha visto imágenes de la chica con nada más y nada menos
que el mejor amigo de Draco, Anthony Goldstein; un mago mestizo de su generación.

Sin embargo, podrían no ser los dudosos encantos naturales de la señorita Patil los que han
conquistado el interés de estos pobres chicos. «Es una persona totalmente aburrida —nos declara
Zacharias Smith, un joven estudiante de cuarto curso—, pero es perfectamente capaz de preparar
un filtro amoroso, probablemente Draco le ayudó sin saberlo. Supongo que así lo consigue.»
Como es natural, los filtros amorosos están prohibidos en Hogwarts, y no cabe duda de que Albus
Dumbledore estará interesado en investigar estas sospechas. Mientras tanto, las admiradoras de
Draco Malfoy tendremos que conformarnos con esperar que la próxima vez le entregue su corazón
a una candidata más digna de él.

Draco encuentra el articulo la mañana antes de salir a Hosgmeade, lo lee impresionado antes de
comenzar a reír por al menos diez minutos seguidos en el comedor, a su lado Padma gruñe que su
padre le ha enviado una carta felicitándola sí sale con Draco y amenazando a Anthony sí fuera el
elegido; Anthony pasa el desayuno gimoteando sobre que su suegro lo odia y Draco no deja de
reírse al respecto. Toda la mañana señala emocionado que sería el “otro” dentro de su relación y
realmente no le importa mucho si alguna persona volteó a verlo mal por sus propias bromas. Rita
sin duda no ha investigado sobre él si es lo mejor que puede hacer, pero el enviar sus comentarios a
una revista y no hacerlo por su cuenta en el profeta le llama la atención.

No ha ido contra él directamente como esperaba, pero esto no deja de ser divertido.

Supone que es debido a sus otros artículos. Eran dos: el primero llevaba el titular «La misteriosa
enfermedad de Bartemius Crouch»; el segundo, «La bruja del Ministerio sigue desaparecida. El
ministro de Magia se ocupa ahora personalmente del caso». Las frases le saltaban a los ojos: «No
se lo ha visto en público desde noviembre… la casa parece desierta… El Hospital San Mungo de
Enfermedades y Heridas Mágicas rehúsa hacer comentarios… El Ministerio se niega a confirmar
los rumores de enfermedad crítica…».

Draco estaba pensativo.

Tanto que las películas omitieron.

Tanto que su memoria iba olvidando.

¿Terminaría olvidando algún día su vida pasada?

Luego de haber alimentado a su estómago, tomó camino a Hosgmeade, aunque fue detenido
cuando vio a Viktor; se supone que vería a Anthony y Padma para el almuerzo, pero prefería darles
algo de espacio antes. Terry había ido rápidamente buscando un libro y arrastrando a Michael,
mientras que Luna que parecía tener gripe prefería quedarse en la torre.

Tuvo la idea de acercarse al trío dorado o a los gemelos, pero antes de encontrar alguno la
presencia de Viktor lo hizo caminar hacia él.

Estaba solo caminando hacía el pueblo, sonrió algo tenso al acercarse y Draco pareció confundido
sobre que pasaba.

—Hermione— Draco aplaudió porque ya decía bien su nombre, aunque eso saco una ligera sonrisa
el chico parecía miserable —la invité a mi casa este verano, no pareció muy emocionada— añadió
amargamente y eso hizo que Draco asintiera en silencio.

Hermione sin duda habría disfrutado del baile, una noche sacada de un cuento de hadas, donde fue
una hermosa princesa; ahora parecía estar en la realidad, donde no parecía amar a Viktor. Draco no
sabe si la chica está interesada en Ron como la historia original, pero sí está claro que no parece
interesada en Viktor lo cual siempre duele. Algunos tienen sus finales felices como Padma y
Anthony, otros son solamente dejados atrás como Viktor o el propio Draco.

Aparta el pensamiento con manotazos, porque no ha sido dejado atrás.


Simplemente no quiere nada con nadie, menos con Harry, que es su amigo.

—Oh Viktor, hay muchos otros peces en el mar, especialmente para un jugador guapo de quidditch
— intenta animarlo y falla por la mirada miserable de este, si tal vez no fue el mejor enfoque,
carraspeó un poco para ocultar su propia incomodidad —no es fácil tener alguien a quien ver de esa
manera y no regrese los sentimientos, pero eres un buen chico Viktor, seguramente en este planeta
debe haber una linda chica por ahí.

—Me gusta Hermione.

Sonríe un poco, porque Viktor tiene el rostro plano, pero su voz suena solo ligeramente como sí
quisiera hacer un berrinche que no hace.

—Es una gran chica— bueno su primer enfoque no funcionó, tal vez no quiere que alguien le diga
eso, tal vez solo quiere alguien que lo escuche.

Funciona un poco mejor, ya que ahora sonríe y es Draco quien lo arrastra a las tres escobas para
hablar de quidditch, tema seguro que parece relajarlo un poco. Traen cerveza de mantequilla a su
mesa, Draco comenta sobre los equipos de la liga, Viktor habla sobre las personas que conoce y
Draco intenta convencerlo estúpidamente sobre un partido de buscadores con Cedric que el hombre
termina aceptando.

—Después el torneo— Draco levanta los puños en victoria, probablemente sin verse digno, pero
logrando que Viktor esta vez ría.

—Sabes hay un evento en mi casa de las águilas, son los juegos anuales de la torre Ravenclaw y
quiero este año invitar a los otros campeones a unirse— propone Draco con una sonrisa
emocionada, Viktor parece con dudas, pero Draco solamente sonríe explicando la idea.

Sin contar todos los accidentes que han tenido en los últimos años y sus ideas para este, que tal vez
sobrepasen algunas locas ideas del pasado.

Pero bueno.

Sería una noche para recordar sin duda.

—¿Es cierto que eres la pareja de tus amigos?— pregunta Viktor con confusión, a lo cual Draco se
ríe cuando Padma y Anthony entran por el lugar.

Los llama a ambos quienes ven confusos a Viktor al tomar asiento.

—Es una relación abierta.

Padma intenta ahorcarlo mientras Draco se ríe de forma descarada.

Para sorpresa de Draco nadie comentaba sobre el incidente con los chicos, nadie parecía creer las
palabras de corazón de bruja y si bien Hermione comentó sobre lo malo que era usar ese poder
(parecía tomar bastante personal el asunto de Hagrid que aparentemente si había recibido correo
negativo por su herencia), tampoco parecía realmente creer sus palabras; no era tan cercano a todo
el trío de oro, pero parecía que Hermione estaba más concentrada sobre algo de elfos domésticos y
Ron comentó sobre estar trabajando en algo con Sirius que Draco realmente no quería involucrarse.
Harry seguía tratándolo como normalmente hizo, sonreía a su lado cuando se cruzaban, charlaban
si estaban en el mismo ambiente y una vez a la semana se reunían para hablar de cualquier cosa
unas horas; especialmente con la tercera prueba, Harry sacaba ideas de hechizos útiles que había
estado investigando con Hermione para ayudarlo.

Fue bastante amable.

Nunca mencionó aquella noche en la enfermería luego de la segunda prueba, a lo cual Draco llego
a determinar que fue un extraño sueño.

Sus sentimientos siguen iguales, lo cual Draco aplaude ya que, si no incrementan, con el tiempo
solo tendrían que retroceder.

Los haría retroceder.

Se mantiene alejado del lago de forma religiosa, las pesadillas comienzan a convertirse en
peticiones de pociones sin sueño a Severus; que a pesar de su irritación por él este año, termina
dándole una buena cantidad que logra hacerlo dormir.

Otros años, en primavera, Draco estaría obsesionado con el libro de Orion Blake. Aquel año, sin
embargo, era la tercera prueba del Torneo de los tres magos la que necesitaba prepararse, el
laberinto parecía la menor de las tres pruebas y eso no significa que aquí no se acabara su suerte y
muriera; sus amigos no apreciaban su humor. Finalmente, en la última semana de mayo, al final de
una clase de encantamientos, lo llamó el profesor Flitwick.

—Esta noche a las nueve en punto tienes que ir al campo de quidditch— le dijo —El señor
Bagman se encontrará allí para hablaros de la tercera prueba.

De forma que aquella noche, a las ocho y media, dejó a sus amigos con una sonrisa algo tensa, cada
día parecía ir demasiado rápido y faltaba poco para la noche de juegos de la Torre Ravenclaw;
parecía demasiado lejos para Draco a veces, especialmente porque, aunque era antes que la tercera
prueba era algo que no quería vivir.

Al cruzar el vestíbulo se encontró con Cedric, que salía de la sala común de Hufflepuff. Cedric
sigue siendo injustamente atractivo, por lo cual Draco se molesta al pensar en eso y una parte de él
solamente piensa de inmediato que ve más atractivo en Harry.

Los sentimientos son una perra.

—¿Qué crees que será?— le preguntó a Draco, mientras bajaba con él la escalinata de piedra y
salían a la oscuridad de una noche encapotada —Fleur no para de hablar de túneles subterráneos:
cree que tendremos que encontrar un tesoro.

—Eso no estaría mal— dijo Draco sin poder haber dicho mucho de esta prueba sin levantar
sospechas, queriendo una parte de él que fuera diferente a lo que espera.

Cedric sonrió antes de comentar sobre la noche de juegos a la cual había aceptado ir como Fleur,
que parece haber sido incluso noticia entre los Hufflepuff, haciendo reír a Draco.

Probablemente Zacharias no estaría feliz al respecto.

Había planeado llevar a Megumi a la noche de juegos, pero seria mejor esperar un año y dejar este
especial solamente para campeones del torneo.

Bajaron por la oscura explanada hasta el estadio de quidditch, entraron a través de una abertura en
las gradas y salieron al terreno de juego.

—¿Qué han hecho?— exclamó Cedric indignado, parándose de repente.

El campo de quidditch ya no era llano ni liso: parecía que alguien había levantado por todo él unos
muros largos y bajos, que serpenteaban y se entrecruzaban en todos los sentidos. Draco pudo
comprender su molestia, incluso sin ser un jugador activo, se sintió como una pequeña blasfemia al
deporte.

—Son setos— dijo Draco sin sorpresa.

Aunque se veía ligeramente diferente a lo que recordaba, era bastante intimidante.

—¡Eh, hola!— los saludó una voz muy alegre.

Ludo Bagman estaba con Krum y Fleur en el centro del terreno de juego. Draco y Cedric se les
acercaron franqueando los setos. Fleur sonrió a Draco: su actitud hacia Draco inicialmente fue
tensa, pero a estas alturas la chica parecía agradecida con él, especialmente desde el lago. No eran
mejores amigos, pero cuando comentó sobre los juegos, la chica había saltado encantada, no estaba
enamorada, pero si parecía verlo más familiarmente que antes.

Viktor lo empujó ligeramente y Draco sonrió resplandeciente.

Era bastante genial.

Lamentó no interesarse en él, seguramente ya que Hermione no le prestaba atención,


probablemente Draco podría haberlo animado de otras formas; a estas alturas interesarse en
cualquier otra persona que no fuera Harry Potter seria lo mejor para él.

Estúpidos sentimientos.

—Bueno, ¿qué os parece?— dijo Bagman contento, cuando Draco y Cedric pasaron el último seto
—Están creciendo bien, ¿no? Dentro de un mes Hagrid habrá conseguido que alcancen los seis
metros. No os preocupéis— añadió sonriente, viendo la expresión de tristeza de Cedric —¡en
cuanto la prueba finalice vuestro campo de quidditch volverá a estar como siempre! Bien, supongo
que ya habréis adivinado en qué consiste la prueba, ¿no?

Pasó un momento sin que nadie hablara. Luego dijo Krum:

—Un laberinto.

—¡Eso es!— corroboró Bagman —Un laberinto. La tercera prueba es así de sencilla: la Copa de
los tres magos estará en el centro del laberinto. El primero en llegar a ella recibirá la máxima
puntuación.

—¿Simplemente tenemos que ig pog el labeguinto?— preguntó Fleur.

—Sí, pero habrá obstáculos— dijo Bagman, dando saltitos de entusiasmo —Hagrid está
preparando unos cuantos bichejos… y tendréis que romper algunos embrujos… Ese tipo de cosas,
ya os imagináis. Bueno, los campeones que van delante en puntuación saldrán los primeros—
Bagman dirigió a Cedric y Viktor una amplia sonrisa —Luego entrará el señor Malfoy… y al final
la señorita Delacour. Pero todos tendréis posibilidades de ganar: eso dependerá de lo bien que
superéis los obstáculos. Parece divertido, ¿verdad?

Draco, que conocía de sobra el tipo de animales que Hagrid buscaría para una ocasión como
aquélla, pensó que no resultaría precisamente divertido. Sin embargo, como los otros campeones,
asintió por cortesía. Ocupaba la manera de inmovilizar a los campeones antes de tocar el cáliz,
ocuparía un hechizo de rastreo sobre ellos.

No podría importarle menos el ganar.

Sonrió internamente pensando en la noche de juegos, el momento perfecto para poner su plan en
acción.

—Muy bien. Si no tenéis ninguna pregunta, volveremos al castillo. Está empezando a hacer frío…

Draco empujó rápidamente a Viktor.

—Deberíamos hablar sobre, ya sabes— habló Draco moviendo las cejas, a lo cual Viktor gimoteo;
Fleur y Cedric los siguieron también interesados.

Si los jueces pensaban que era raro que los cuatro campeones se hablaran tanto, bueno, solo
funcionaba para diversión de Draco. Los cuatro dejaron el estadio, antes que Viktor lo viera de
mala manera.

—¿Les contaste?— cuestiona casi con pesar, a lo cual Draco solo niega con la cabeza.

—Pensé que íbamos hablar sobre la prueba— afirma Cedric confundido, lo que hace a Fleur
suspirar con una mano en la cadera.

—Solamente quería hablar con Viktor sobre el amor.

—Eso suena terriblemente mal— gruñe Viktor con tono fuerte, que hace a Draco reír por la posible
insinuación.

Cedric y Fleur se ven de reojo, poco impresionados y ya acostumbrados a las locuras de Draco, lo
cual hace al rubio sentirse orgulloso.

El bosque estaba silencioso, aunque, no tanto.

—¿Qué es ese sonido?— musita Fleur de pronto, con el ceño fruncido.

Todos voltean a ver como la cabaña de Hagrid y el carruaje iluminado de Beauxbatons ha quedado
atrás, están cerca de un paraje tranquilo, a escasa distancia del potrero de los caballos de
Beauxbatons, Krum se detuvo bajo los árboles viendo en todos lados; Draco vio confundido a
Cedric que había sacado su varita con cuidado.

Si este torneo dejaba uno o dos traumas era un hecho a estas alturas.

Algo se movió tras los árboles, y Draco, que tenía alguna experiencia del tipo de cosas que se
escondían para atacar, agarró a Fleur instintivamente del brazo y tiró de él. Cedric agachó a Viktor
también rápidamente, los cuatro campeones viéndose ahora si bien alarmados.

—¿Qué ha sido eso?— susurra Cedric confundido.

Draco negó con la cabeza, mirando al lugar en que algo se había movido, y metió la mano en la
túnica para coger la varita. Al instante, de detrás de un alto roble salió tambaleándose un hombre.
Draco tardó un momento en darse cuenta de que se trataba del señor Crouch.

No era alguien que se viera muy a menudo, pero tampoco una figura que se olvide fácilmente.
Por su aspecto se habría dicho que llevaba días de un lado para otro: a la altura de las rodillas, la
túnica estaba rasgada y ensangrentada; tenía la cara llena de arañazos, sin afeitar y con señales de
agotamiento, y tanto el cabello como el bigote, habitualmente impecables, reclamaban un lavado y
un corte. Su extraña apariencia, sin embargo, no era tan llamativa como la forma en que se
comportaba: murmuraba y gesticulaba, como si hablara con alguien que sólo él veía.

—¿No es uno de los miembrros del trribunal?— preguntó Krum, mirando al señor Crouch —¿No
es del Ministerrio?

Draco volteó a ver a Cedric quien asintió y, tras dudar por un momento, caminó lentamente hacia
el señor Crouch, que, sin mirarlo, siguió hablando con un árbol cercano:

—… y cuando hayas acabado, Weatherby, envíale a Dumbledore una lechuza confirmándole el


número de alumnos de Durmstrang que asistirán al Torneo. Karkarov acaba de comunicarme que
serán doce…

—Señor Crouch…— dijo Cedric con cautela.

Draco lo siguió rápidamente aunque no con muchos ánimos, Fleur a su lado lo veía algo incómoda
y Viktor veía en todas direcciones curioso.

No había nadie más.

Cuando Fleur lo vio, Draco hizo una seña universal a su oreja para indicar que estaba loco, que
hizo que Viktor lo viera mal, pero Fleur se tapó la boca para evitar la risa; Cedric le dio un ligero
empujón en la cabeza que hizo a Draco comportarse.

—… y luego envíale otra lechuza a Madame Máxime, porque tal vez quiera traer a algún alumno
más, dado que Karkarov ha completado la docena... Hazlo, Weatherby, ¿querrás? ¿Querrás?— El
señor Crouch tenía los ojos desmesuradamente abiertos.

Siguió allí de pie mirando al árbol, moviendo la boca sin pronunciar una palabra. Luego se
tambaleó hacia un lado y cayó de rodillas.

—¡Señor Crouch!— exclamó Cedric —¿se encuentra bien?

Los ojos le daban vueltas. Draco miró a Krum, quien ahora observaba a Crouch asustado.

Es que estaba actuando como un loco.

—¿Qué le pasa?— indica Fleur.

—Ni idea— susurró Draco— Será mejor que vayas a buscar a alguien…

—¡A Dumbledore!— dijo el señor Crouch con voz ahogada. Agarró a Draco de la tela de la túnica
y lo atrajo hacia él, aunque los ojos miraban por encima de su cabeza —Tengo… que ver… a
Dumbledore…

Por supuesto que tendría que ver a ese anciano.

Todos parecían querer verlo.

Como sí pudiera solucionar todos los problemas, sí fuera así, no estarían metidos en medio del
torneo este año.

—De acuerdo— contestó Draco esperando que lo soltara, no lo hizo —Si se levanta usted, señor
Crouch, podemos ir al…

—He hecho… idioteces…— musitó el señor Crouch. Parecía realmente trastornado: los ojos se le
movían desorbitados, y un hilo de baba le caía de la barbilla. Cada palabra que pronunciaba parecía
costarle un terrible esfuerzo —Tienes que… decirle a Dumbledore…

—Levántese, señor Crouch— le indicó Cedric en voz alta y clara —¡Levántese y lo llevaré hasta
Dumbledore!

El señor Crouch dirigió los ojos hacia él.

—¿Quién… eres?— susurró.

—Soy alumno del colegio— contestó Cedric preocupado, mirando a Krum en busca de ayuda, pero
éste se mostraba indeciso y nervioso.

—¿No eres de… él?— preguntó Crouch, y se quedó con la mandíbula caída.

—No— respondió Cedric, probablemente sin tener la más leve idea de lo que quería decir Crouch.

—¿De Dumbledore…?

—Sí.

Crouch tiraba de él hacía sí. Draco trató de soltarse, pero lo agarraba con demasiada fuerza.

—Avisa a… Dumbledore…

—Traeré a Dumbledore sí me suelta— le gruñó ahora Draco extrañando su espacio personal —


Suélteme, señor Crouch, e iré a buscarlo.

—Gracias, Weatherby. Y, cuando termines, me tomaría una taza de té. Mi mujer y mi hijo no
tardarán en llegar. Vamos a ir esta noche a un concierto con Fudge y su señora— Crouch hablaba
otra vez con el árbol, completamente ajeno a los demás, que se sorprendió tanto que no notó que lo
había soltado —Si, mi hijo acaba de sacar doce TIMOS, muy pero que muy bien, si, gracias, si, si
que me siento orgulloso. Y ahora, si me puedes traer ese memorándum del ministro de Magia de
Andorra, creo que tendré tiempo de redactar una respuesta…

Draco por fin se soltó.

—Bien hay que dividirnos, dos se quedan y dos nos vamos— gruñó Draco alisando su túnica con
cansancio —Yo traeré a Dumbledore. Puedo hacerlo más rápido, porque sé dónde está su
despacho…

También Cedric, pero este parecía querer ayudar al sujeto, Hufflepuff demasiado amable, Draco
solamente quería poner una gran distancia entre ambos a estas alturas.

—Está loco— repuso Krum en tono dubitativo, mirando a Crouch, que seguía hablando
atropelladamente con el árbol, convencido de que era otra persona.

—Voy contigo— rápidamente hablo Fleur, que esto no le daba gracia y los otros dos se vieron con
duda.

Krum pareció ofendido, pero Fleur no se echo atrás.

—Volveremos rápido— habló Draco tomando la muñeca de Fleur y comenzando a moverse.


—¡No me… dejes!— susurró Crouch deteniéndolos, con los ojos de nuevo desorbitados —Me he
escapado… Tengo que avisar… tengo que decir… ver a Dumbledore… Ha sido culpa mía, sólo
mía… Bertha… muerta… sólo culpa mía… mi hijo… culpa mía… Tengo que decírselo a
Dumbledore… Harry Potter… el Señor Tenebroso… más fuerte… Draco Malfoy…

Si.

Que dijera su nombre en transe no era buena señal.

—¡Le traeré a Dumbledore!— replicó Draco apresurándose ante la mirada indignada de Viktor —
Que no se mueva de aquí— dijo Draco preocupado —Volveré con Dumbledore.

No era su mejor idea, pero bueno, ocupaban a un adulto funcional.

Con suerte otro profesor.

Ya que ninguno parecía disponible, sería Dumbledore.

Mientras ambos se apresuraban, Draco no pudo evitar pensar en el hijo de Crouch del cual hablaba,
no recordaba mucho de su familia… pero tenía la idea de que había muerto su hijo, en prisión sí
recordaba las clases de historia de su madre.

Subieron como un rayo la escalinata de piedra, atravesó las puertas de roble y se lanzó por la
escalinata de mármol hacia el segundo piso. Cinco minutos después se precipitaba hacia una
gárgola de piedra que decoraba el vacío corredor.

Si.

Una mala idea.

—¿Cuál es la clave?— pregunto Fleur y Draco sudó nervioso al no saberla.

Con un encogimiento de hombros levantó la varita, Fleur chilló cuando liberó a su patronus Dragón
que atravesó la pared para sonrisa de Draco; no paso ni un segundo cuando ambos estudiantes
estaban ingresando al despacho del director. Draco pensó tardíamente que pudo enviar el patronus
desde el lugar con el señor Crouch, pero había entrado en pánico.

Dumbledore parece desconfiado al verlo, pero al notar a Fleur solamente los deja pasar y todo se
hace un caos cuando Severus aparece también.

Fleur parece alterada, pero Draco es claro.

—El señor Crouch apareció en el bosque y está demente

Ambos profesores voltean a Fleur, quien asiente de forma alarmada.

—Llévame hasta allí— le indicó de inmediato el director, y fue tras él con Snape a su lado.

—¿Qué ha dicho el señor Crouch, Draco?— preguntó Dumbledore cuando bajaban


apresuradamente por la escalinata de mármol.

—Dice que quiere advertirle… Dice que ha hecho algo terrible… Menciona a su hijo… y a Bertha
Jorkins… y… y a quien ya saben quién… Dice algo de que el señor oscuro se hace fuerte…

Usualmente no confiaría en el hombre, pero Draco comienza alarmarse, Harry no está en el torneo
así que el mago oscuro no debería volver.
¿Verdad?

—¿De veras?— dijo Dumbledore, y apresuró el paso para atravesar los terrenos sumidos en
completa oscuridad.

—No se compogta como una pegsona nogmal— comentó Fleur con disgusto y nervios —Los
otgos chicos estaban con él.

—¿Cómo? ¿Lo han dejado con otros campeones?— exclamó Dumbledore bruscamente, y
comenzó a dar pasos aún más largos. Draco tuvo que correr para no quedarse atrás —¿Sabes sí
alguien más ha visto al señor Crouch?

Draco ve a Fleur que niega con la cabeza.

—Nadie— respondió Draco —los cuatro estábamos hablando. El señor Bagman ya había acabado
de explicarnos en qué consiste la tercera prueba, y nosotros nos quedamos atrás. Entonces vimos al
señor Crouch salir del bosque.

—¿Dónde están?— preguntó Dumbledore, cuando el carruaje de Beauxbatons se hizo visible.

—Pog ahí — contestó Fleur adelantándose a Dumbledore y guiándolo por entre los árboles.

No se oía la voz de Crouch, pero sabía hacia dónde tenía que ir. No era mucho más allá del
carruaje de Beauxbatons… más o menos por aquella zona…

—¡Viktor!— gritó Draco alarmado —¡Cedric!

No respondieron.

Mala señal.

—Los dejé aquí— explicó —Tienen que estar por aquí…— farfulló asustado, mago o no mago
más fuerte de todos, Dumbledore no funcionó para tranquilizarlo.

Fleur tomo la varita acercándose a él quien instintivamente se acercó a ella tomando su mano.

—¡Lumos!— dijo Dumbledore para encender la varita, y la mantuvo en alto.

El delgado foco de luz se desplazó de un oscuro tronco a otro, iluminando el suelo. Y al final hizo
visible un par de pies. Los presentes se acercaron aprisa. Krum estaba tendido en el suelo del
bosque, Cedric a su lado también. Parecía inconsciente. No había ni rastro del señor Crouch.
Dumbledore se inclinó sobre Krum y le levantó un párpado con cuidado.

—Está desmayado— dijo con voz suave. En las gafas de media luna brilló la luz de la varita
cuando miró entre los árboles cercanos.

Draco se acercó a Cedric con Fleur, quienes vieron al chico respirar como si durmiera.

Hay un caos cuando intentan levantarlos para ir a la cabaña de Hagrid, donde Draco se maldice no
haber ido primero; cuando Cedric despierta le da un puñetazo a Draco, pareciendo arrepentido de
inmediato cuando procesa que ha pasado.

Si.

Draco se queja del dolor de su nariz.


—¿Draco?— cuestiona temeroso —Lo siento, algo me atacó, nos atacó, ¿Viktor?— Draco señala
resentido a un Viktor que Dumbledore parece querer tranquilizar, Fleur se aleja de Cedric luciendo
precavida.

—Descansa un momento— le indicó Dumbledore. Oyeron un ruido de pisadas antes de ver llegar a
Hagrid jadeando, seguido por Fang. Había cogido su ballesta.

Draco tenía sangre en su ropa ahora.

Cedric parecía muy arrepentido.

—¡Profesor Dumbledore!— exclamó con los ojos muy abiertos —¡Draco! ¿qué…?

—Hagrid, necesito que vayas a buscar al profesor Karkarov— dijo Dumbledore —Han atacado a
un alumno suyo. Cuando lo hayas hecho, ten la bondad de traer al profesor Moody.

—No hará falta, Dumbledore— dijo una voz que era como un gruñido sibilante —Estoy aquí.

Moody se acercaba cojeando, apoyándose en su bastón y con la varita encendida.

Draco quiso decir que era un idiota y probablemente un mortifago oculto, no tenía pruebas más que
sus memorias de una vida pasada, pero si este fue el causante de todo esto quería acusarlo; el dolor
en su nariz disminuyó cuando Fleur le lanzo un encantamiento Episkey.

Ya debió haber estado por aquí desde antes.

—Maldita pierna— protestó furioso —Hubiera llegado antes… ¿Qué ha pasado? Snape dijo algo
de Crouch…

—¿Crouch?— repitió Hagrid sin comprender.

—¡Hagrid, por favor, ve a buscar a Karkarov!— exclamó Dumbledore bruscamente.

—Ah, sí… ya voy, profesor— dijo Hagrid, y se volvió y desapareció entre los oscuros árboles.
Fang fue trotando tras él.

—No sé dónde estará Barty Crouch— le dijo Dumbledore a Moody —pero es necesario que lo
encontremos.

—Me pondré a ello— gruñó Moody. Sacó la varita, y penetró en el bosque cojeando.

Draco lo vio con duda mientras se alejaba.

Cuando llegaron el director de Viktor y también Madame Maxime, fue un caos; Draco no durmió
temprano ese día.

—Esto es una locura, pudiste ser atacado— brama Padma mordazmente mientras caminan por los
pasillos, Draco con el rostro dubitativo sin poder superar lo ocurrido esa noche; claramente le
contó a sus amigos apenas pudo verlos.

No repetiría el año anterior, aunque sinceramente, hay tantas cosas que oculta ahora que es un poco
dolor de cabeza.
Las pesadillas han vuelto.

Draco apenas sí duerme últimamente, con temor a soñar en medio del lago y no es hasta que cae
muy tarde la noche que el cansancio lo hace dormir; le ha ayudado mucho sobre su lectura de
Orion y algunos libros que sacó de la cámara de los secretos que habla sobre pociones, porque no
puede dormir y ocupa planear bien sobre la tercera prueba y tiene todos los ingredientes que
necesita.

Salazar parece ser hábil en magia oscura, pero había aprendido sobre pociones que no estaban
dentro de curriculum de Severus.

Probablemente su padrino sabría sobre ellas, pero no le daría la receta, aunque la pidiera, así que
fue bastante difícil obtener ingredientes.

Poción de rastreo

Con pocos ingredientes es lo mismo que el hechizo rastreador (“appare vestigium”) que es un
hechizo que se utiliza para revelar el rastro mágico dejado por criaturas o personas en algún lugar.
También, sirve para poder recrear sucesos del pasado que había perfeccionado Newt Scamander.

Había estado utilizando el hechizo con Steven y Merlín, con sus mascotas no había problema, pero
cuando lo intentó con Luna no fue tan fácil.

Así que ocupa el hechizo y la poción para la noche de la tercera prueba.

Y bolas de fuego.

Puede que fueran idea de Michael, pero Draco va la belleza en poder tener algo con lo cual
defenderse en medio de lo desconocido ahora que paso lo de Crouch.

El fuego es genial.

—Maldición creo que dimos un mal giro— gruñe Padma de brazos cruzados cuando el pasillo que
los conduce a sus habitaciones no es el que esperaban.

El séptimo piso es una tortura a veces y no quieren ir al aula de adivinación, toma parte de la
túnica de su amiga lista para irse, cuando algo los detiene. Es uno de los pocos retratos sin vida
dentro del castillo, los retratos al igual que los fantasmas suelen alejarse de Draco; incluso los de
su propia casa. El retrato de Godric Gryffindor lo representaba como un hombre alto y musculoso
con una melena pelirroja ondulada parecida a la de un león y una barba a juego. Tenía ojos verdes,
piel color melocotón y a menudo se le mostraba con su famosa espada, con la que tenía una gran
habilidad en el manejo como en esta imagen.

No había retratos de Salazar Slytherin.

Miro fijamente el retrato del hombre.

—Que extraño— susurró con una mano en su mentón, Padma lo ve incrédula.

—¿Qué tiene el retrato?— pregunta curiosa y sin importarle llegar tarde a su clase de Herbología,
habían ido a su torre para buscar un libro y ahora estaba todo olvidado.

—Es un retrato que no se mueve, pero esta espada parece brillar— la mano de Draco se mueve
para tocarla, lo cual como debió haber aprendido por años de estupideces, es mala idea.
Al igual que para entrar a la cámara de los secretos, al tocar la espada siente que algo de la magia
es drenado un poco y la aleja rápidamente, pero ya el daño esta hecho; el cuadro se mueve
causando que ambos chicos salten alarmados cuando los ojos de Godric parecen voltear a verlos.

Sus ojos chispean en reconocimiento al ver a Draco, parece que va a decir algo, antes que el cuadro
vuelva a sumirse en una imagen inmóvil.

Si.

Eso fue totalmente aterrador.

—Se movió, el cuadro se movió— chilló Padma sujetándose de su brazo alarmada y casi aterrada.

Draco compartió el sentimiento, quiso irse, pero levantó la mano para tocar la espada sólo que esta
vez nada pasó.

—Oh por favor— gruñó incrédulo, tal vez fue una imaginación, algo en conjunto.

Padma lo arrastró un poco.

—Draco, sé que es curioso, pero ya tenemos mucho en nuestra mano, dejémoslo así— habló de
forma sensata, pero Draco había puesto la mano en la espada nuevamente.

No quería absorber su magia, pero el sentimiento de ser absorbida y haber entrado tantas veces en
la cámara de los secretos, le hizo infundir su propia magia a la fuerza en una cantidad poco
recomendada, aunque fuera un poco doloroso.

—No deberías hacer eso niño— la voz de un hombre los hizo saltar a ambos, Draco se abrazó a
Padma incrédulo mientras esta también parecía aterrada cuando el retrato cobró vida; como la
mayoría de retratos del castillo.

Pero este era nuevo.

Se supone que no debía moverse.

—Habló— susurró Padma incrédula, Draco asiente un poco nervioso y cansado.

Si.

Tal vez fue demasiada magia la que le drenaron, pero no importa.

—¿Por qué su retrato no tenía vida antes?— habló Draco rápidamente, sin saber que tanto el
retrato permanecería sin vida.

Godric lo vio fijamente, antes de bufar por bajo.

—Los retratos mágicos no son iguales, mi retrato fue creado hace tanto tiempo y dejo de ser
funcional cuando Salazar se marchó; bastardo vengativo— había rencor y tristeza en su voz, pero
Draco la ignoró porque no era un ser vivo.

Aunque al mismo tiempo lo era.

Que confuso.

—Lo conoció, conoció a Salazar Slytherin, se decía que eran amigos— señalo Draco triunfal,
como si muchas cosas pudieran ser respondidas ahora.
Godric volteó a verlo molesto.

—Niño solo tengo que ver tu rostro para saber que eres algún descendiente de ese mago, no sé por
qué quieres saber sobre Salazar y espero que no sobre la maldición, pero es mejor que te detengas
ahora mismo— había ya perdido la cuenta de que tantas personas le hicieron esa misma
advertencia.

Rodó los ojos con Padma, quien parecía solo suspirar.

—Nosotros… eh… señor Gryffindor, encontramos la cámara de los secretos, todo este tiempo nos
habían dicho sobre como Salazar se había marchado porque se negaron a enseñar solo a sangre
pura; pero dentro de la cámara hay libros confusos al respecto… aunque si había un basilisco—
susurra lo último con dudas, a lo cual Godric parece confuso.

—¿Quién dijo esas cosas?— cuestiona ahora curioso, antes de ver incrédulo a ambos adolescentes
— Basilisco… hablan de… ¿Minie?— pregunta casi con emoción.

Draco y Padma comparten una mirada incómoda.

¿Minie? Articula Padma sin hablar y Draco solamente toma aire, sí alguien dice sobre que es
pésimo poniendo nombres, no sabe que pensar sobre un basilisco gigante llamado Minie.

—Un basilisco que se llama Minie— habló Draco casi sin creer que esto no era una ilusión.

Godric mueve su mano restándole importancia.

—Su nombre era Wilhelmina, significaba “protector decidido”— hace comillas aéreas que provoca
que ambos Ravenclaw se vean con dudas —Salazar era un idiota, claramente Minie era un mejor
apodo, era el protector de Hogwarts; era una mascota encantadora que fungía como guardián—
añade Godric claramente sorprendido, Draco intercambia una mirada con Padma.

Cuando voltean a ver, el cuadro ha vuelto a quedar sin vida.

No.

Eso sí que no.

Esta por poner la mano en el cuatro, cuando una mano en su hombro los hace saltar a ambos,
Severus voltea a verlos con una ceja levantada.

—La hora de su clase ya inicio hace cinco minutos, 10 puntos para cada uno y detención por estar
en los pasillos.

Si.

Su padrino aún no lo perdona.

Los siguientes días Draco se encontró en una especie de nube, no la neblina, solamente que
comenzó a leer la mayoría de libros de la cámara de los secretos, pero en estos, aunque hablaba
muy específica y detalladamente sobre todo tipo de magia negra; como de criaturas del pantano
que son mayormente acuáticas para su desgracia, no había mucho sobre Godric. Draco pudo ver
sobre la creación del castillo, muchas salidas de escape que probablemente incluso los gemelos no
conocerían, mucha genealogía y sobre diferentes tipos de magia del mundo. Ningún libro estaba
codificado como el de Orion Blake, pero eso no provocó que fueran más fáciles de leer; Padma
quien le advirtió que era mejor concentrarse en practicar la magia, fue la misma que le comento a
sus otros amigos el descubrimiento.

Luego que, al llegar tarde a la clase de herbología, Draco terminara dormido por un poco de déficit
de magia.

No fue tan malo como cuando usó las cadenas de plata, pero Padma le prohibió volver a ir con el
retrato hasta que pasara la última prueba.

Un retrato muerto que reaccionó a su magia.

Es casi cómo el espejo.

Otro objeto en Hogwarts que reacciona diferente a él, porque cuando sus amigos fueron al cuadro y
tocaron la espada, esta no reaccionó de ninguna forma; así que algo dentro de Draco,
probablemente su propia genética era la que había activado este objeto como tantos otros.

¿Habría conocido a Orion?

Si Godric conociera a Orion, sería el primer ser humano vivo (¿retrato vivo?) que pudiera hablar
con un conocimiento totalmente en primera persona del hombre; esperar a la tercera prueba parecía
una eternidad, pero tampoco podía darse el lujo de estar con déficit de magia en esa.

Tan cerca pero tan lejos.

—Parece ser que últimamente no estás en ningún lado— la voz lo hizo saltar levemente, estaba en
medio de la biblioteca, Anthony le había prohibido ir a la cámara de los secretos solos al menos
que fuera con alguien para practicar la magia.

Padma lo empujó lejos del retrato de Godric.

El lago estaba prohibido.

Cada vez parecía menos los lugares donde puede estudiar, prefería la torre Ravenclaw, pero había
estado ahí los últimos días y ahora en medio de la biblioteca con libros de encantamientos estaba
anotando aquellos que pensaba podrían serle útil en la tercera prueba.

Draco usualmente podía dominar rápidamente los hechizos, el reducto ahora salía mejor.

Suelta un suspiro dramático.

—Esta noche es la noche anual de juegos de la torre Ravenclaw— los ojos de Harry se abren
sorprendido —lo sé, algo temprano, pero dado que en unos días es la tercera prueba es mejor
hacerlo ahora; por aquello que ocupemos recuperarnos de la locura— añade ahora con una sonrisa
divertida.

Intentando rápidamente evitar que su mente regrese al año pasado, al beso que tuvo con Harry y
que para suerte suya aún no sabía que le gustaba; no quería pensar que tenía sentimientos por Harry
en ese momento, una puerta que no quería abrir ahora o nunca. Aunque al menos ahora puede
entender porque ese beso había sido, diferente; pero bueno al menos tendría un beso de recuerdo
que nunca debía repetir.

Un recordatorio, era sólo eso.


—Supongo que este año será una locura— musita Harry con un ligero bostezo, aún tiene ojeras.

Su ceño se frunce.

—¿No has estado durmiendo?— la pregunta es inocente, pero por la forma en que este desvía la
mirada, le hace pensar que puede que algo está pasando aquí.

—Solo una pesadilla nada demasiado grave, hablé con el director sobre el tema— si eso buscaba
tranquilizarlo fue todo lo contrario, una pesadilla que ocupe del director no es una buena señal —es
sobre algo que he estado investigando con Ron y Hermione.

—Harry un consejo, deberías tomarte un año tranquilo, deja de hacer cosas que yo haría.

—Eso es hipócrita.

—Soy hipócrita, has lo que digo no lo que hago, soy un pésimo ejemplo a seguir.

Harry le da una mirada de incredulidad, pero Draco solo sonríe antes de bajar la vista al libro con
tristeza, con Harry a su alrededor es improbable que pueda concentrarse en algo; lo había notado en
días anteriores, estar alrededor del niño que vivió hace que su concentración disminuya al menos
en un 50%.

Sentimientos estúpidos.

Ese era su lema ahora.

—A veces quisiera que no estuvieras en el torneo, eres realmente frustrante— habla Harry con
cansancio, lo que provoca que Draco levante la mirada ante el rostro examinador del chico —¿Por
qué entraste?— pregunta casi curioso.

Draco lo ve fijamente recostando su rostro en la mano apoyada en la mesa, Harry parece


confundido de que lo vea de esa manera, pero Draco solamente se permite observarlo un poco en
ese momento. La piel de Harry es más bronceada que la suya, lo suficiente para que si se están muy
cerca el contraste fuera totalmente notorio; a diferencia de las películas la cicatriz de este Harry
parece a un trueno bifurcado en lugar de una pegatina de rayo negra.

Ha crecido en este año, no tan alto como Draco, pero parece mucho más a un joven que a un niño.

No es horrendo, sus anteojos siguen siendo circulares, pero los ojos verdes son bastante atractivos.

Draco nunca se preguntó cómo sería la persona de la cual se llegaría a interesar, Harry Potter era
físicamente de lejos algo que hubiera pensado tanto en esta vida como la anterior.

Era su amigo.

Un amigo por el cual no había dudado en saltar frente a la hipotética bala que era el torneo, solo
para darle un año de tranquilidad al chico. Al igual que cuando salvo a Sirius, intentando
convencerse que todo lo que hizo fue por el bien de la historia, la respuesta para Draco siempre era
la misma; egoísmo. Indiferente de que sentimiento pudiera tener por Harry a inicio de año, era
importante para él y no quería verlo lastimado, incluso si eso significaba que Draco tuviera la carga
del torneo ahora.

No se arrepiente.

Al igual que no se arrepintió de ayudar a Sirius y darle una vida.


—Quien sabe— responde desviando la mirada, Harry lo patea debajo de la mesa haciéndolo reír —
el pequeño Harry es un sensible cuando tiene sueño, hazte un favor y ve a la cama— añade con
burla y este jadea.

—Tú te ves como sí no hubieras dormido mucho últimamente— ataca con bastante certeza, lo cual
es verdad, no ha dormido casi nada.

Draco derrumba su rostro contra el libro abierto gimoteando.

—Cállate, me veo asombroso— gruñe contra el libro, a lo cual Harry solamente lo empuja.

Levanta el rostro cuando este lo ve fijamente antes de mover la cabeza, como si quisiera que lo
acompañe, pero no es tan fácil ya que tienen que regresar muchos libros; Harry intenta ayudar, pero
termina haciendo que la bibliotecaria casi los heche a patadas. Camina un poco cansado y se
sorprende cuando llegan a la torre Gryffindor, ve a Harry con recelo, pero este lo empuja dentro del
lugar; las clases habían terminado temprano hoy, pero eso no significa que no tenga cosas por
hacer.

No hay muchos presentes, Ginny pestañea curiosa al verlo, sonriendo casi con maldad antes de
sonreír cuando Harry le pide ayuda para avisar a Luna que Draco está aquí descansando.

Hay algo amargo al ver que Harry y Ginny se llevan bien, pero lo ignora porque no va a tener
celos, no ahora, nunca.

Ginny sale de la puerta con una sonrisa de gato, Harry empuja a la habitación de los chicos donde
todo está vacío y casi lo obliga acostarse; apenas si se puede quitar los zapatos y túnica. La cama es
deliciosa como recuerda, tiene un olor que ahora comprende porque es tan adictivo y esta tentado a
robar esta almohada.

Durante varios segundos Harry ve fijamente la pulsera de cuero en su mano, antes oculta por su
túnica, provocando que Draco se sonroje levemente avergonzado; es uno de sus artículos favoritos
que Harry le había regalado pero que ahora por algún motivo le da vergüenza mostrar.

—Duerme un poco, te despertaré cuando alguien venga a buscarte y sea estrictamente necesario
que te vayas.

—Estas actuando como una madre.

—Bueno alguien ocupa cuidar tu trasero.

Harry solamente camina hacía su baúl donde saca un libro, es uno del señor de los anillos y aunque
parece listo para ir al escritorio, se detiene al ver que Draco toma una de las dos almohadas y la
coloca en el suelo; Harry parece incrédulo, antes de tomar asiento al lado de su cama, debido a la
posición su cara queda cerca de donde Draco esta acostado cual gato.

Su amigo parece incómodo y algo sonrojado mientras intenta leer, pero Draco quiere escucharlo.

—Lee en voz alta— solicita, provocando que Harry levante la vista incrédulo y Draco hace su
mejor cara de perro bajo la lluvia que suele convencer a Padma de cualquier cosa.

Lo ve dudar, antes de suspirar y voltear al libro.

—Me temo que ese Gollum anda rondando otra vez, señor Frodo —dijo—. O al menos, si no era
él, quiere decir que tiene un doble. Salí a buscar un poco de agua y lo descubrí husmeando por los
alrededores justo cuando volvía. Me parece que no es prudente que ambos durmamos al mismo
tiempo, y con el perdón de usted, no puedo tener los ojos abiertos un minuto más.

—¡Bendito seas, Sam! —le dijo Frodo—. ¡Acuéstate y duerme cuanto necesites! Pero yo prefiero a
Gollum antes que a los orcos. En todo caso no nos entregará... a menos que lo capturen.

—Pero podría tratar de robar y asesinar por cuenta propia —gruñó Sam—. ¡Mantenga los ojos
bien abiertos, señor Frodo! Hay una botella llena de agua. Beba usted. Podemos volverla a llenar
cuando nos vayamos. —Y con esto Sam se hundió en el sueño.

Harry sigue la lectura, haciendo voces graciosas como hace algunos meses Draco hizo también
sobre Sparky el dragón.

Cae dormido profundamente.

Sin pesadillas.

Casi quiere tomar a Harry y secuestrarlo a la torre Ravenclaw para que pueda dormir así todas las
noches, o tal vez debería dormir de ahora en adelante en la torre Gryffindor; son pensamientos
ridículos que, aunque no pueda evitarlo, terminan colados en su mente.

Continuará…

Chapter End Notes

En el próximo capitulo serán los famosos juegos de la torre Ravenclaw, me encanta


como Draco esta tan decidido a no aceptar sus sentimientos por Harry; amo cuando un
personaje es tan recio aceptar el amor, porque es algo que no estaba en la lista de vida
de Draco y ahora tiene mucho en que pensar como para concentrarse en Harry.

Pero a diferencia del cliché y opción más sana que sería alejarse, Draco es un poco
masoquista porque realmente aprecia la amistad de Harry y se queda a su lado
pensando que tiene todo bajo control.

Hasta ahora ninguna prueba ha salido como se espera, entonces deben imaginar que la
tercera no va ser la excepción.
Capítulo 14: Tercera prueba.
Chapter Summary

Draco tiene muchos secretos o tal vez ya no tantos, lo que si sabe es que la tercera
prueba esta por comenzar.

Chapter Notes

See the end of the chapter for notes

Draco despierta por la sacudida de Terry que parece ser el elegido para buscarlo, gruñe sujetando
la almohada, pero Terry lo empuja fuera de la cama de Harry; el bastardo que es su amigo en
Gryffindor, observa desde la cama de Ron con los hombros encogidos, indicando que intentó
despertarlo amablemente pero que dormía como una piedra. Draco lo ve indignado, antes de
estornudar por el frío que hacía y en lugar de colocarse su túnica, solo toma sus zapatos antes de
tomar una sudadera que supone es de Harry porque está sobre la cama; es roja de Gryffindor y
parece costosa, definitivamente fue un regalo de Sirius. El propio Harry parece algo incrédulo
cuando se la pone, si puede que fuera algo idiota, pero Draco quiere algo de Harry; esto no va
ayudar a disminuir sus sentimientos por él, pero realmente no le importa.

Si.

No es la mejor idea, pero Draco tampoco piensa muy bien cuando esta dormido.

Cuando salen el Gryffindor sigue aturdido, pero Draco solo bosteza de mal humor a Terry, que lo
mira con una sonrisa divertida.

—Inteligente— es lo único que este dice, pero antes de poder decir algo, deben correr a la torre
Ravenclaw, donde los demás ya tienen todo listo.

Se siente culpable, pero Padma comenta que es mejor tenerlo despierto que con sueño y que este
año le toca a Terry ser presentador.

Michael y Luna han ido por los campeones, mientras que Anthony sigue colocando las cajas que
Draco había preparado para este día; algunos favores pendientes, pedidos de los gemelos, pedidos
de otros años y tenía todo lo que necesitaba de la lista de la fiesta. Claro que no era una fiesta
como usualmente planeaban hacer, pero es que con cada año que pasaba, las cosas solamente
parecían ir incrementando como de costumbre.

Los campeones llegan confundidos, aunque Cedric parece bastante emocionado de ser parte de los
míticos juegos legendarios de la torre Ravenclaw, que este año probablemente tengan un nuevo
giro inesperado para los participantes.

Draco ha estado pensando sobre esta noche mucho más que en la tercera prueba, podría ser algo
inmaduro, pero la vida se trata de diversión.

—Bienvenidos a la noche de juegos de la torre Ravenclaw, mi nombre es Terry y seré su


presentador esta noche; siempre queremos recordar la regla principal que sería: …

—Lo que pasa en la torre Ravenclaw se queda en la noche Ravenclaw— corean todos los
Ravenclaw, más Cedric que parece adivinar la idea, porque es como la única cosa que se menciona
cuando alguien pregunta a cualquiera de los participantes.

Viktor y Fleur se ven con el mismo rostro que la mayoría de los involucrados pasan cuando
descubren esto por primera vez.

Que no deben estar aquí.

—Esta noche tendremos muchos juegos para involucrar a nuestros campeones debido al torneo
actual, y también tenemos a Draco que logró colarse como siempre— lo último lo dice en broma,
pero Draco hace una dramática reverencia que hace a los demás reír —también tenemos auspiciado
por, realmente no queremos saber, pero Draco ha logrado hacer lo imposible el día de hoy con esto
— musita Terry negando con la cabeza y sacando una caja de su espalda.

Al ponerla frente a todos, algunos como Padma que no estaban del todo enterados de la situación o
Fleur que parecen incrédulas cuando la caja se abren revelando una gran cantidad de cervezas de
mantequilla y otras bebidas; como Coca-Cola.

Si.

Draco tuvo que enviar muchas lechuzas, pero puede confiar en Dora y Sirius para ser los familiares
consentidores de dudosa responsabilidad moral.

Anthony era el único enterado de la idea inicialmente hasta hoy.

—Estas son cervezas de mantequilla normales, pero estas otras tienen grados de alcohol bajos,
estas por último lugar son solamente si realmente has probado antes el licor— señala Draco las
bebidas y Padma le da un pequeño zape en el brazo.

—¡Draco!— sisea ella con incredulidad y un poco de reproche.

Cedric silba impresionado y otros como Michael se acercan para ver curiosos, Terry toma sin
dudarlo una sin alcohol y le pasa una también a Luna que agradece. Draco asiente porque no
pensaba que Luna tomara alcohol, apenas tenía 13 años, no era un monstruo.

Ellos tienen solo 14 años, pero eso es un mundo de diferencia para Draco actualmente.

—No tienes que tomar Padma si no quieres, pero es probable que alguien, aunque con posibilidad
bajas pueda morir, me gustaría pensar que pude tomar con amigos antes que eso pase— habla
tomando una de las bebidas con alcohol medio.

En su anterior vida como Orion no tenía tiempo de salir y tomar con sus amigos, a pesar de su
padre alcohólico, Draco puede apreciar un poco la locura de tomar y reír sin sentido; su mejor
amiga solía tomar con él, pero siempre envidió un poco los grandes grupos de amigos en los bares.

Si iba a morir.

Al menos habría tomado con ellos.

Charlie le había dado su primer trago de whisky de fuego, había tomado champagne en alguna
cena de navidad, pero hoy tomaría con amigos.

—No creo que esto sea legal para ustedes— habla Viktor tomando la bebida de mayor alcohol y
Draco levanto la suya en señal de salud.
—Son niños— farfulla Fleur tomando una de alcohol medio, mientras que Cedric toma una igual
que Viktor.

Padma lo ve con furia cuando toma una bebida sin alcohol, por otro lado, Michael toma la que
tiene más alcohol, solo para escupirla en el primer trago y tomar una con alcohol medio con mucha
mayor duda. Draco rueda los ojos tomando la bebida que Michael dejó de lado, para después, por
ahora el sabor dulce de la cerveza de mantequilla, apenas y cambia un poco por el alcohol.

Donde lo consigue Sirius no tiene ni idea, pero le da risa que no hiciera preguntas y solo enviara las
cajas.

Luchando claramente con Dora sobre quien es el mejor primo (¿tío?) de la familia Black.

Ojalá Remus no se entere.

—Esta noche tenemos una gran cantidad de juegos planeados, pero empezaremos por nuestro
nuevo clásico, pictionary— añade Terry de forma teatral, haciendo que todo el color desaparezca
del rostro de Draco.

Oh no.

Los campeones ven confundidos como los Ravenclaw parecen aguantar la risa, mientras Luna
palmea su brazo de forma reconfortante.

Veinte minutos después, sin necesidad de alcohol, todos incluyendo Viktor miran con un poco de
lastima el dibujo de Draco; él quien se encuentra casi arrodillado sobre sí mismo, al tiempo que
una muy incrédula Padma intenta adivinar su dibujo. Era su idea de una jirafa, pero luego de que
Padma estuviera segura que de alguna forma era un dementor, Draco no esperaba que estuviera en
el último puesto del juego.

No era su culpa que todos tuvieran habilidades magistrales en el dibujo, incluyendo a Michael,
¡Michael!.

Cedric no era tan bueno en el dibujo, pero a pesar de eso hizo un gran equipo con Terry, quien sin
talento al menos lograba hacerse a entender. Otros como Luna parecían tener una vena totalmente
artística y Fleur había hecho un lirio tan detallado en pocos segundos que Draco sintió envidia;
Viktor hizo dibujos toscos, pero Michael pudo descubrirlos fácilmente.

Algo abatido por su falta de habilidad, no pudo evitar pensar que al menos Harry no se burlaría de
él, Harry era un buen amigo.

Gruño mentalmente, el pensamiento de Harry se había colado muchas veces en los últimos días,
pero se había prometido que esta noche no pensaría en él y estaba fallando sus propias reglas. Una
parte quiso invitarlo, pero Draco no quiso que notara alguna desigualdad entre los invitados,
ninguno de ellos había venido más de una vez y no quería que pensaran algo raro; si alguien
descubría sus “no-sentimientos” suponía que sería sumido a una vergüenza inmensa.

Así que mejor no pensar en Harry.

Perdió en pictionary, con puntos negativos (Intentó dibujar una flor, no sabe cómo eso obtuvo
puntos negativos, pero fue el conceso general) y era la hora de saltar al siguiente juego.

Cuando llegaran al verdad y reto sería una tortura, Draco se vengaría, pero ahora solamente queda
de disfrutar una inocente partida de Jenga; que han agrandado para hacer un Jenga gigante y tal
vez, aunque ha tomado poco alcohol comienza a sentir un zumbido que lo hace sonreír un poco.
Viktor parece pensar que todo es demasiado inocente y aunque Fleur parece confundida de su
lugar, no tiene miedo en usar su encanto en Michael para hacerlo perder.

Draco comienza a reírse demasiado desenfrenadamente y Luna toma fotografías como siempre.

El álbum que tienen para este evento lo lleva Terry, hay una fotografía del beso que tuvo con Harry
el año pasado que no piensa ver nunca.

Al menos no hasta que no tenga sentimientos y se pueda reír.

—Todo parece muy inocente— expresa Cedric a su lado, ahora todos jugando Stop y sin duda
agregando líneas como mitología (podría ser griega-egipcia-nórdica) y hechizos para su mayor
dificultad.

Padma estaba gruñéndole a Michael que el color azul verde era también azul, pero que agregarle
otra palabra no lo hace ser único en colocarlo; la pelea parece incrementar, pero Michael también
se ríe bastante ahora y parece ser un peso ligero.

Draco le sonríe a Cedric.

Al igual que muchos antes que él, el usar juegos tranquilos (claro que Scrabble está vetado)
provoca como siempre una sensación de tranquilidad; todos piensan que la noche será solamente
de juegos inocentes y no es hasta que llegan al verdad y reto que todo se descontrola.

—Por supuesto, no sé qué esperaban, es solo una noche de tranquilidad— habla Draco tomando
una botella de licor pesado, no es whisky de fuego, pero ahora quema su garganta y Draco sabe
que, aunque no es un peso ligero ha comenzado a tomar mucho.

Cedric se encoge de hombros.

—Los gemelos siempre hablan sobre esa noche que fueron invitados, pensé que esto se iba a
descontrolar— argumenta Cedric con una mirada confundida, pero Draco solo sonríe.

Se pregunta cuanto tiempo durara en cambiar de opinión.

Una hora.

Si, Draco cree que tal vez agregó alcohol demasiado pronto, sus planes cuando vio que todo esto
sería anual, es ingresarlo hasta su sexto año, pero es un joven adolescente con miedo a morir con
familiares de dudosa moralidad; así que bueno. No estaba en un estado en que no recordará nada,
cuando comenzaron el juego de verdad o reto fue bastante inocente como siempre, Luna contando
su peor temor (el estar sola sin amigos) o Terry haciendo como un cerdo (que ocasiono risa de
todos) y la forma en como Anthony replicó una escena de Indiana Jones golpeándose contra la
pared; todo inocente. No fue hasta que Draco usó su poder para el mal, obligando a Cedric a besar
en la boca a Viktor, cuando los campeones supieron que estaban en la boca del lobo.

Como siempre, retos ridículos menos para Luna, Draco aplaudió cuando Viktor se quitó la camisa
(porque siempre ocupan a alguien sin ropa) y Michael lloró porque a la persona que le tocó besar a
Fleur era Terry en lugar de ser él; Terry no pareció afectado por el encanto de Fleur y esta pareció
sorprendida por el hecho que el chico no parecía afectado.
Y no está seguro quien fue el de la idea.

Anthony o el propio Draco.

Pero alguien soltó una idea ridícula impulsados por el alcohol y antes de saberlo Draco utilizó sus
runas para convertir las cortinas de la habitación en invisibles, la regla de no salir de la torre
Ravenclaw por la ventana como ellos; en realidad bajaron por las escaleras con las cortinas sobre
ellos en grupos de 3 o 4 personas.

Cualquier otro día entrar al bosque perdido sonaría una mala idea, pero con algunos litros de
alcohol en su cuerpo, sonaba como una idea fantástica.

Por suerte Terry estaba con los cuatro campeones en la cima de una montaña dentro del bosque
prohibido, Luna que conocía mejor el lugar señaló la montaña un poco más elevada que colindaba
con el castillo, Terry los guió con el lumos y con una destreza que demuestra no haber tomado ni
una gota de alcohol como Luna, transformó un poco de madera en una especie de caja con ruedas.

—Sé que no me van a escuchar, pero creo que esto podría ser una locura, no es que piense
detenerlos— habló el chico con tranquilidad, usando el hechizo deslizante en la parte inferior de
las cajas mortales.

—S'il vous plaît, pensez-vous que nous ne pouvons pas le faire? (Por favor, ¿acaso crees que no
podemos hacerlo?)— Fleur hace algún tiempo había dejado de hablar inglés, solamente hablando
francés luego de hacerla tomar dos botellas de licor en un reto.

Cortesía de Padma.

Que no se diga que Fleur no acepta un reto.

Terry no se ve impresionado, Cedric con un grito entra a su carro/cajón/ataúd mientras Viktor que
parece menos afectado de los cuatro campeones parece replantarse si esto fue buena idea, aunque
no aprecia querer dejar de formar parte del grupo ya que entró a su cajón de mayor tamaño por su
contextura.

Draco no era fanático de los deportes extremos en su vida pasada.

¿Pero en esta?

Quidditch, montar hipogrifos, montar dragones y hacer una carrera desde una montaña prohibida
en medio de una caja sin seguridad.

Si.

Draco estaba emocionado y riéndose mientras picaba con una ramita a Cedric, que se reía también.

No totalmente ebrios, pero solamente a un paso en el mejor de los casos.

—Los chicos están en la línea de meta, el primero que llegue con vida es el ganador supremo de la
noche y el campeón definitivo del torneo de los 3 magos; aunque esto no signifique realmente nada
— susurra lo último Terry antes de ponerse en su posición y levantar la varita, los cuatro levantan
las manos y cuando Terry saca una chispa de luz verde.

Se deslizan.

Ahora Draco ve la dificultad.


Los cuatro en diferentes estados de ebriedad comienzan a deslizarse por la montaña, que
probablemente la subida fue mucho más dura que esto, pero ahora que hay tan poca luz, árboles en
todos lados que apenas son esquivados y los gritos de cada uno solamente como indicador de su
distancia; tal vez fue mala idea. Todo parece retumbar, pero Draco intenta como puede lograr
tomar control de su vehículo improvisado, pensando seriamente lo triste que es saber que el dragón
fue mucho más fácil de dominar que esto.

Se comienza a desviar mucho a la izquierda.

Peligrosamente.

Donde está el lago.

Oh maldita sea.

Draco suelta un chillido incrédulo, antes que la magia lo haga desviarse nuevamente al camino,
como si fuera atraído hacía alguien. El carrito se levanta en el aire por una rama mal puesta, Draco
sabe que va a caer y probablemente romperse un hueso, que será muy difícil de explicar; pero en su
lugar una mano lo sujeta casi en el aire.

Se siente de película cuando cae contra el pecho de alguien, es Viktor.

Dos personas en un carrito.

Si.

No funciona.

Apenas Viktor logra atraparlo, ambos terminan impactando contra un árbol y volando un poco,
rodando por los aires antes de rodar en el suelo para terminar en medio de un pozo de lodo; Viktor
se levanta con un gruñido, antes de ir en su dirección para levantarlo como si fuera un cachorro por
la parte trasera de su sudadera (que no es la de Harry, esa está a salvo en su habitación).

—¿Ya tuviste suficiente?— habla Viktor cansado, pero apenas lo pone de pie, Draco solo logra
tambalearse un poco atrás.

Sin ninguna extremidad rota, antes de vomitar en un árbol cercano.

Escucha los lamentos en ruso de Viktor.

Fleur se corona como ganadora, ya que Cedric también impactó contra un árbol, luego de una
ducha y escaparse de Filch de forma casi milagrosa; Draco se duerme abrazando a Viktor como un
oso de peluche, al igual que Cedric del otro lado.

Es su culpa por ser el único sobrio y cuidarlos.

A los rusos o húngaros o de donde fuera, los hacen de una manera diferente.

Draco no había tenido resaca en su vida anterior, pero le gusta como en esta vida siempre hay
espacio para nuevos recuerdos que va aborrecer; hacer nuevos errores. Vomitar en el baño no es
algo agradable, todo a su alrededor duele, la luz duele, su cuerpo esta pesado y tiene un lindo
hematoma color rojo por casi todas partes en su cuerpo. Los campeones se marcharon en la
madrugada, sus amigos menos Luna y Terry lucen como una miseria, Michael se niega a levantarse
y Anthony gruñe cuando lo empuja; la mirada de Padma es de cansancio, quien solamente es la
única que lo acompaña a tiempo para el desayuno. Luna y Terry parecen algo cansados y prefieren
seguir durmiendo, motivo por el cual toman asiento en la mesa Gryffindor, Padma al lado de su
hermana y Draco al lado de Neville.

Ambos amigos golpean sus rostros contra la mesa.

—¿Qué sucedió anoche?— cuestiona Hermione cuando llega unos cinco minutos después con sus
dos amigos, Harry toma asiento a su lado rápidamente.

Draco quisiera notarlo, pero su cabeza duele.

Todo duele.

Estúpida resaca.

¿Le podría pedir una pocion a Snape?

Solo si quiere que lo castigue hasta que tenga 18 años, no hay forma que le diga que, con 14 años,
esperen, Draco tiene 15 años; no es que le dijera a nadie sobre su cumpleaños, nadie parece saber
la fecha exacta y Draco se ha encargado de que eso se mantenga. Aparte del anillo que le ha
enviado su madre, este con hechizos protectores, nadie más sabe que día cumple años y todos
piensan que es durante el verano.

Usualmente recibe regalos en verano.

Bien tiene 15 años, no esta tan mal para una primera borrachera, es bastante irresponsable y
estúpido, pero Draco duda volver a repetirlo a corto plazo.

—Noche de juegos torre Ravenclaw— habla Padma aún con el rostro sobre la mesa, provocando
que Parvati se ría divertida mientras le acaricia la espalda.

—Miren, Cedric luce horrible— gruñe Ron rápidamente, Draco hace un esfuerzo sobrehumano
para levantar el rostro, solo para ver a Cedric en la mesa Hufflepuff con el rostro en ambas manos
luciendo demacrado.

Levanta el rostro.

Ve a Draco.

Draco ve a Cedric.

Ambos sonríen antes de hacer una expresión de dolor.

—¿Fue divertido?— hay una clara nota burlona de Harry, que hace a Draco golpearle el tobillo con
su pie, que provoca al chico reír y Draco mete con dificultad una tostada en su boca.

Sabe a tierra, pero no dice nada para no alertar a todos.

—Es domingo, no vamos hacer nada en todo el día, solo dormir— habla Padma cuando su
hermana le pregunta sobre el día y la invita a la torre para pasar el día juntas, a lo cual esta parece
encantada; probablemente la cuide todo el día.

Voltea a ver a Neville, quien detiene su comida al sentir su mirada.


—Neville— dice seriamente, el chico ladea el rostro —quiero un hermano mayor como Padma
hoy, quiero ser consentido, ¿me cuidarías hoy?— pregunta casi esperanzado de tener alguien que
solamente lo haga sentir como su madre.

Neville parece casi divertido, antes de ver detrás de él donde debe estar Harry, lucir luego un poco
pálido antes de negar con la cabeza.

—N-no creo que sea una buena idea Draco.

—¿Por qué no?

—¿Porque no quiero morir?

Draco se incorpora luciendo confundido, su cabeza aún martilleando, sigue la mirada de Neville,
pero solamente encuentra un Harry que luce demasiado inocente metiendo un trozo de manzana a
su boca; entrecierra los ojos al ver las risas de Ron y Hermione, que se detienen al sentir su mirada.

Tal vez podría ir por Luna, parecía querer dormir el día de hoy, pero quizás quiera hacerlo sentir
consentido.

Gira su rostro a Ginny, esta quien parecía no prestar tanta atención, se encuentra viéndolo divertida
antes de negar la cabeza.

Maldición.

Su rostro va a la mesa Hufflepuff, Megumi es demasiado joven, pero sabe que podría cuidarlo o al
menos un poco; Draco había olvidado como en su vida pasada cuando se siente como una mierda
se debía cuidar por su propia cuenta, en esta vida fue demasiado consentido por su madre.

Antes de saberlo, cuando terminan el desayuno es Harry quien lo empuja con sus otros amigos,
sonríe un poco cuando termina sentado sobre un sofá de la sala Gryffindor, totalmente sentado de
forma muy poco apropiada mientras cabecea un poco adormilado. Frente a él puede ver como
Hermione y Ron intercambian miradas, pero Harry parece bastante tranquilo sentado al pie de su
sofá haciendo su ensayo de pociones, preguntándole cosas que Draco gruñiría antes de cerrar los
ojos.

Hasta que algo llama su atención.

—¿Rita escribió sobre Harry?— cuestiona confundido, Hermione le pasa un periódico que Draco
toma casi con cansancio.

HARRY POTTER, «TRASTORNADO Y PELIGROSO»

El muchacho que derrotó a El-que-no-debe-ser-nombrado es inestable y probablemente peligroso,


escribe Rita Skeeter, nuestra corresponsal especial. Recientemente han salido a la luz evidencias
alarmantes del extraño comportamiento de Harry Potter que arrojan dudas sobre su idoneidad
para estudiar en Hogwarts.

Potter, como revela en exclusiva El Profeta, pierde el conocimiento con frecuencia en las clases, y
a menudo se le oye quejarse de que le duele la cicatriz que tiene en la frente, vestigio de la
maldición con la que Quien ustedes-saben intentó matarlo. El pasado lunes, en medio de una clase
de Adivinación, nuestra corresponsal de El Profeta presenció que Potter salía de la clase como un
huracán, gritando que la cicatriz le dolía tanto que no podía seguir estudiando.
Es posible (nos dicen los máximos expertos del Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas
Mágicas) que la mente de Potter quedara afectada por el ataque infligido por Quien-ustedes-
saben, y que la insistencia en que la cicatriz le sigue doliendo sea expresión de una alteración
arraigada en lo más profundo del cerebro.

«Podría incluso estar fingiendo —ha dicho un especialista—. Podría tratarse de una manera de
reclamar atención.»

Pero El Profeta ha descubierto hechos preocupantes relativos a Harry Potter que el director de
Hogwarts, Albus Dumbledore, ha ocultado cuidadosamente a la opinión pública del mundo
mágico.

«Potter habla la lengua pársel —nos revela un estudiante anónimo de cuarto curso de Hogwarts
—. Hace dos años hubo un montón de ataques contra alumnos, y casi todo el mundo pensaba que
Potter era el culpable después de haberlo visto perder los estribos en el club de duelo. Pero lo
taparon todo. También ha hecho amistad con gigantes. En nuestra opinión, sería capaz de
cualquier cosa por conseguir un poco de poder.»

La lengua pársel, con la que se comunican las serpientes, se considera desde hace mucho tiempo
un arte oscura. De hecho, el hablante de pársel más famoso de nuestros tiempos no es otro que el
mismísimo Quien-ustedes-saben. Un miembro de la Liga para la Defensa contra las Fuerzas
Oscuras, que no desea que su nombre aparezca aquí, asegura que consideraría a cualquier mago
capaz de hablar en pársel «sospechoso a priori: personalmente, no me fiaría de nadie que hablara
con las serpientes, ya que éstas son frecuentemente utilizadas en los peores tipos de magia
tenebrosa y están tradicionalmente relacionadas con los malhechores». De forma semejante,
añadió: «Cualquiera que busque la compañía de engendros tales como gigantes parecen revelar
una atracción por la violencia.»

Albus Dumbledore debería tal vez considerar si es adecuado que un muchacho como éste este
dentro del castillo con otros estudiantes.

Draco lee todo con ojos entrecerrados debido a la incomodidad de su cabeza, aunque se había
reducido con café, claramente está lo suficientemente lucido para admirar el trabajo de la mujer;
Thorin que había estado sobre su vientre, levanta la cabeza curiosa por leer el periódico, antes de
acercarse a su cuello donde se hace otra pelotita caliente al tacto. Alegre de que aparentemente no
fuera a buscarlos el día de ayer, aunque dudaba que escribiera algo al respecto de los campeones;
no quería que pudiera escribir algo sobre los juegos de la torre… o el alcohol.

—Así que se fue ahora por Harry, esa vieja bruja no aprende— musitó antes de regresar el
periódico y acomodar con Thorin.

Ron ve resentido a su hurón, antes de con curiosidad a Draco.

—Esa reportera ha escrito de todos los campeones, Harry y Hagrid, pero aparte de la cita en la
revista corazón de bruja no ha dicho mucho sobre ti— comenta Ron curioso, Hermione también
asiente como si lo hubiera pensado o meditado antes.

Draco hace una mueca.

—Hablé con mi madre hace semanas— cuando se vieron en Hosgmeade, aunque no comentó sobre
eso —también me parecía curioso, claro que amenacé a Rita antes del torneo— los tres se vieron
alarmados —no pensé que llegara a respetar eso, pero lo hizo en su mayor parte, según me dijo mi
madre parece ser que mi padre fue quien ayudó a Rita a despegar su carrera; así que tienen un
acuerdo para no hablar demasiado mal de mi familia, lo cual aún se aplica a mi— añade con un
bostezo, no tiene sueño, pero el lugar es cómodo.

—Suertudo— dice Harry con algo de celos, que hace que sonría un poco adormilado.

—Pero cómo es posible que sepa todas esas cosas, es como si estuviera en el castillo— musita
Hermione con enojo, Ron y Harry se ven preocupados, pero Draco solamente acaricia a Thorin.

—No lo sé, probablemente tenga algún hechizo para escuchar o tal vez sea un animago, no sería la
primera vez que alguien entra de esta forma; pondría runas si fuera el director, pero no lo soy— los
ojos de Hermione lo ven fijamente, pero Draco levanta a Thorin quien ladea la cabeza tan adorable
que sonríe —¿pero quién es la hurón más linda de todos?— pregunta y Thorin suelta un pequeño
chillido que lo hace sonreír.

Restriega el rostro contra el pequeño animalito, que incluso le da una lamida en la mejilla que lo
enternece. Le encantaría poder llevar a Thorin a la torre Ravenclaw para que sea mimada por
todos, pero luego de lo sucedido con Scabbers (*tos* *tos* Peter *tos* *tos*) duda que Ron le
permita tener a su mascota; incluso si fue Draco quien se la dio.

Tampoco sabe cómo reaccionará Steven.

Solo puede jugar con Thorin en la torre Gryffindor, tal vez algún día deba traer aquí a Luna.

—Ron— comienza Draco, pero este ni siquiera lo ve cuando contesta.

—No.

Draco hace un puchero antes de mantener a Thorin sobre su pecho.

—Uno deja que muera una mascota y ya no se vuelve a confiar en uno, que sensibles— susurra
solo para sí mismo, pero Harry sentado en el suelo frente a él, suelta una risa que oculta con tos.

Ron los voltea a ver de mala forma, ambos hacen miradas inocentes que hace que gruña algo
similar a: “se han multiplicado”, provocando que Draco siga manteniendo su aspecto perezoso
sobre el sofá. Por la ventana de la torre puede ver la lluvia, aunque no es temporada parece ser que
algunas nubes se han perdido y su mente viaja a que en menos de una semana estará en la última
prueba.

No hay forma que nada malo suceda.

No con Harry fuera del torneo.

Necesitaban a Harry, sin Harry, todo estaría bien.

Un año menos sin el señor tenebroso.

Ve de reojo a Harry, quien sigue trabajando diligentemente en su trabajo, sus ojos se distraen un
poco entre su cabello; su mano viaja a su cabeza, deteniendo a Harry en su lugar, congelado. Pero
Draco aparta con una mano su cabellera, notando que hay una ligera cicatriz un poco abierta en la
parte trasera de su nuca, al tocarla suavemente Harry parece saltar incómodo.

De reojo nota las miradas fijas de Ron y Hermione sobre ellos.

Las ignora.
—Tuve un accidente en una clase hace unos días, nada serio, solo un corte algo escandaloso—
susurra Harry apenado, Draco lo ve de perfil notando su rostro rojo.

Su ceño se frunce confundido.

No parece un corte muy grande, es como si hubiera golpeado con una superficie afilada, pero
parece ser nada serio tampoco; su mano sigue en la cabeza de Harry, acariciando ahora suavemente
alrededor de la herida. Usualmente no alentaría este comportamiento, la idea es que ningún
sentimiento creciera, pero con la tercera prueba tan cerca y ver como en las últimas dos estuvo
cerca de morir, piensa que ser irracional no es tan malo.

No puede ser peor que ayer.

Borrachos, una locura, muchas risas y vomito.

Harry al notar que no se iba alejar, no dice nada, en su lugar se acomoda contra el sofá de Draco,
dejando de lado cualquier idea de estudiar, con los ojos cerrados acercándose más para aumentar el
contacto; Draco piensa que lo correcto sería alejarse, aunque no puede evitar notar similitudes de
Harry con Sirius, ambos de alguna forma necesitados de afecto.

¿Quién es él para negarle esto?

Es raro como Harry no parece empezar el contacto con otros, pero permite el suyo, quisiera
sentirse importante, aunque no tiene idea del por qué.

Cierra los ojos, dejando que su mano siga en la cabeza de Harry, permitiéndose pensar solo por un
instante que esto está bien; tal vez lo sea, tal vez Harry necesite este afecto que sus amigos puede
que no le den, no importa, parece disfrutarlo y Draco también.

No hay nada malo.

Draco gimotea dentro de su mente, pensando en lo jodido que es tener sentimientos por Harry y no
hacer nada por evitarlos, porque en algún momento si no se detiene esto puede ser doloroso.

Abre solo un ojo para ver a Harry sonriendo con los ojos cerrados.

Maldición.

Es difícil pensar que esto es malo, cuando el chico se ve tan feliz.

En algún momento se queda dormido, cuando despierta es porque Luna fue a buscarlo, hablando de
que necesitan volver a la torre donde Michael sigue sin querer levantarse; Draco lo empuja con
fuerza fuera de la cama, todos aplauden su acción.

El día de la prueba Draco despertó un poco de mal humor, incluso aunque se le había exentado de
las pruebas por ser un campeón, Draco había sido testarudo en querer hacerlas simbólicamente
para ver si le ganaba a Hermione; era algo mezquino, pero su vida necesitaba cosas interesantes.
Pero antes que pudiera hacer un examen Flitwick lo apartó del resto de sus amigos, el pequeño
hombre parecía sonreír divertido mientras Draco hervía en curiosidad. Al final cuando entraron a la
gran sala pudo ver a Cedric y sus padres estaban junto a la puerta. Viktor Krum se hallaba en un
rincón, hablando en veloz búlgaro con su madre, una señora de pelo negro, y con su padre. Había
heredado la nariz ganchuda de éste. Al otro lado de la sala, Fleur conversaba con su madre en
francés. Gabrielle, la hermana pequeña de Fleur, le daba la mano a su madre. Saludó con un gesto a
Draco, y él respondió de igual manera. Luego vio, delante de la chimenea, sus pies casi tropiezan
cuando vio a su madre ahí, luciendo tan hermosa y regia como solo ella podía ser.

A su lado estaba su tía Andrómeda con una sonrisa un poco tensa y al lado de ellas…

—Sirius— susurró, antes de apresurarse y Sirius en su encuentro lo envolvió en un abrazo


abrumador.

Todo en Sirius era cálido, este lo hizo girar en el aire en círculos, aún era más alto que Draco, pero
estaba seguro que en unos años podría sobrepasarlo; se apartó con una sonrisa brillante antes de
abrazar también a su tía Andrómeda, cuyo aroma parece ser como una tarta de manzana constante
y Draco inhala el aroma con potencia.

Su madre espera pacientemente, cuando se separa de los otros dos la ve con dudas, pero esta
extiende sus manos y ahora Draco prácticamente choca contra ella para abrazarla con fuerza.

Casa.

A esto huele casa.

Los abrazos de su madre le recordaban cuando era pequeño, cuando todo era más fácil en este
mundo y solamente tendría que correr hacía esta, para que lo abrazara y todo parecía no significar
mucho.

—Veo que has crecido otro poco más— musita su madre con pesar, lo que hace que Draco sonría
antes de apartarse con una mirada de suficiencia.

Es raro ver a los tres juntos, sabía que su madre estaba en contacto con tía Andrómeda, pero ver a
Sirius ahí, era extraño ver a 3 miembros de la familia Black reunidos; Sirius veía a su madre algo
tenso, pero mantenía una sonrisa cada que Draco lo veía.

Según parece los campeones podían recibir la visita de su familia, fue un poco decepcionante no
ver a su padre, pero había querido tanto ver a su madre y tía juntas, que la decepción no duro
mucho; además Sirius presente era bastante agradable también.

Cuando Severus pasó por el pasillo y vio a Sirius, rodo los ojos antes de seguir su camino.

—No le agrado a tu padrino.

—Te odia.

Ambos intercambian miradas divertidas, antes que Andrómeda comente que es hora de visitar el
castillo y cuando le da un paquete lleno de una tarta de manzana; bueno, Draco camina siempre con
algo en sus mejillas. Es extraño escucharlos hablar, su madre Narcisa habla de cómo ella fue una
golpeadora en sus años de Hogwarts, Sirius la llama estirada, tía Andrómeda comenta que había
conocido aquí a su esposo; las tres historias parecen una forma diferente de decirse la misma.

Parecen esquivar minas entre ellos tanto como es posible, Draco supone que llegaron algún
acuerdo.

Por él.

Se siente conmovido.
—¿Qué tal Remus?— pregunta por bajo Draco, cuando ve a Andrómeda y su madre discutir
amablemente sobre quien dio a rebelar la ubicación de los aposentos en Slytherin.

Aparentemente fue Andrómeda para Edward, pero no da el brazo a torcer.

Sirius le ve con duda.

—Para alguien tan ajeno a sí mismo, parece interesado en la vida de los demás— farfulla Sirius sin
querer contestar, por lo cual lo mira fijamente antes que Sirius levante las manos al cielo cansado
—no ha pasado nada, fue solamente un beso, estábamos ebrios y ahora lunático finge que no pasó
nada— gruñe molesto y Draco intenta apartar el recuerdo del beso de Harry.

No es momento para eso.

Ambas historias son totalmente diferentes y se quiere convencer de eso.

—Podrías hacerlo mejor que Remus— ninguno de los dos está ocultando que hay algo entre Remus
y Sirius, lo que tal vez sea mejor para todos —eres un heredero bastante apuesto, está en tus genes.

—Eres demasiado joven, no lo entenderías aunque probablemente está en nuestra sangre— Draco
quiso burlarse al respecto —hay veces donde encontramos una persona, alguien especial, alguien
que sabemos desde ese momento que no se puede remplazar; puede que el camino sea doloroso,
pero mi persona siempre ha sido Remus— habla Sirius encogiéndose de hombros.

Draco siente un pequeño tic en su frente, la imagen de Harry apareciendo por las palabras de Sirius,
pero lo aparta dando manotazos en su mente; porque las estúpidas ideas de Sirius en el amor no
significan nada para Draco.

Tercera prueba.

Concéntrate.

Disfrutar a tu familia reunida.

Concéntrate.

Lo demás queda por fuera ahora y con suerte para siempre.

—Vales demasiado Sirius, sí te rompe el corazón que se prepare para que le duela algo más que su
trasero— farfulla Draco con una sonrisa maliciosa.

—Eso sí sobrevives a la tercera prueba.

El humor negro de Sirius, gana un zape en la cabeza de Andrómeda y Narcisa coordinadas, Draco
se ríe mientras sigue caminando; dejando el lago del castillo lo más alejado posible.

Regresan a la hora de la comida, Sirius va un momento a la mesa Gryffindor para saludar a su


ahijado con un abrazo; Harry parce mucho más cómodo con este, porque le regresa el abrazo con
ánimos. Narcisa saluda amablemente a Megumi, quien parece emocionada de verle y Andrómeda
saluda a Cedric quien parece haber ido a casa algunas veces con Dora.

Les presenta a sus amigos su familia, feliz de que su madre pueda estar hablando con ellos en la
mesa Ravenclaw. En la tarde y exento de clases convence a Sirius de un juego sobre escobas, para
su sorpresa su madre demuestra ser una gran voladora todavía y Andrómeda gruñe sobre la escoba
en grupo de 2.
Las hermanas ganan para sorpresa de los chicos.

Y por un momento todo es perfecto.

Una hora antes de la tercera prueba es cuando Draco entra en pánico, tiene la teoría que es el
pánico que debió haber sentido durante todo el año, pero aparece en el peor momento posible y
termina moviendo su pie de forma incontrolable con ambas manos unidas frente a él; su familia
(ambas hermanas Black) se ha ido para hablar con los profesores y le indicaron que lo verían entre
el público, Sirius se va a pasar tiempo con Harry como se lo solicitó Draco. Sus amigos intentan
controlarlo, pero cuando el reloj avanza y quedan solo 30 minutos, Draco tiene que correr al baño
más cercano para vomitar lo poco que pudo cenar; Anthony es quien lo encuentra e intenta
tranquilizarlo.

Luna llega después, ambos se ven preocupados, pero Draco solamente toma el agua ofrecida por
Luna.

Sus manos tiemblan.

Todo va salir bien, uso la noche de juegos para que los campeones (y todos sus amigos) tuvieran
dentro de su sistema una poción que al menos durante un mes, les daría una forma de rastrearlos
con un suave hechizo; lo había usado en los últimos días como prueba con sus amigos y todo
funcionaba.

Podría encontrarlos, los campeones, durante el laberinto, sacarlos del partido y el propio Draco
fingiría una lesión o demencia, nadie tocaría el cáliz.

Cualquier forma para ver al posible señor tenebroso fuera de pantalla.

No estarían involucrados.

Todo sería genial.

Sujetó su cabeza entre sus manos, los ataques de pánico no habían llegado tan lejos, pero después
de los eventos de este año, sinceramente fue muy optimista al pensar que saldría todo demasiado
bien; Anthony estaba por levantarse para buscar a los demás o un profesor, pero Draco lo detuvo
por la muñeca.

Iba decir que estaba bien, que ocupaba un momento para unir sus piezas y luego podría seguir
como siempre.

Incluso si eso significaba la posibilidad de morir esa noche.

Abre la boca.

—Soy una reencarnación— las palabras salen de su boca casi sin controlarlas, provocando que se
quede en shock, Anthony ladee la cabeza incrédulo y Luna frunza el ceño.

Es raro tomar a Luna desprevenida en cualquier tema, así que debe ser una indicación de lo que
dijo, en un nuevo nivel de locura para el mismo Draco.

Curioso, había tenido la certeza de nunca revelar dicha información, y sí de alguna forma tuviera
que decirla, sería en algún momento dramático de su vida.

Este era un evento dramático, pero estaban sentados en el baño de Myrtle.

Patético.

—Espera un momento, ¿qué acabas de decir?— cuestiona Anthony con una ceja alzada y brillo
incrédulo en sus ojos, si, no es que Draco fuera a creerle a alguien si le dijera esas palabras, aunque
lo pondría en duda solo porque lo ha vivido.

Es un momento para negarse, echarse atrás y decir que es una broma por los nervios.

Ve a Luna fijamente, que permanece silenciosa y viéndolo expectante.

—Escuchen sé que suena ridículo, pero necesito que me crean, aunque no lo hagan, solamente
necesito que confíen en mi— Anthony ve a Luna, quien mantiene aún el rostro serio, nadie dice
nada y Draco solo tiene 30 minutos —puede que esta noche ocurra algo muy malo, tengo la teoría
de que la copa es un traslador y sí es activado llevara a quien este ahí a un lugar muy malo; Moody,
no confíen en Moody, tal vez no sea malo esta vez… o tal vez si… definitivamente quería poner el
nombre de Harry— ahora solo está balbuceando, pero Anthony logra detenerlo sujetando sus
brazos.

—Draco, palabras, formula una idea y dila clara— es una orden que Draco puede seguir.

—Reencarné, yo era una persona en un mundo sin magia, pero morí y desperté en este cuerpo, soy
Draco Malfoy, pero tengo las memorias de mi vida pasada y…— se lame los labios secos y
meditando sobre que decir o no —Orion Blake, no el mago oscuro que buscamos, mi nombre en
mi vida pasada era Orion Blake… sé que suena una locura, pero necesito que me crean— dice casi
de forma alarmada.

Anthony parece tener problemas para procesar todo, Draco quisiera poder tener tiempo para charlar
entre ellos, pero no hay mucho.

Nada es planeado.

Nunca planeó revelar esto, pero ahora esta el gato fuera del saco y se siente horrorizado que lo
rechacen.

—Eso no tiene sentido, no hay estudios sobre alguien reencarnado, aunque hay algunos escritos de
diferentes culturas que hablan sobre el tema— comenta Anthony luchando para creerle o eso
quiere pensar Draco.

Ve a Luna, esta lo ve fijamente, antes de poner una mano sobre la suya en el suelo.

—Draco, la prueba inicia pronto, no puedes romperte… necesitas hacerlo— las palabras de Luna
también suenan como una orden, pero Draco está un poco hiperventilado.

—Moody.

—Nosotros buscaremos a Moody, hablaremos con algún profesor, sí ocupas que lo detengamos lo
haremos— tranquiliza Luna con una media sonrisa.

Anthony gimotea atrayendo la atención de ellos, cruzado de brazos aún pareciendo en una lucha
interna.
—Tu dijiste que algo tramaba desde principio de año, Padma quería acusarlo, pero no lo hicimos
porque en tercer año— detiene sus palabras volteando a ver a otro lado —el año pasado fue una
mierda, no fuimos tus amigos cuando lo necesitabas y eras poseído— ahora frunce el ceño —y eso
fue real, pero esto es una locura incluso mayor, pero sí también es real estamos realmente jodidos
— coloca una mano sobre su cabeza revolviendo su propia cabellera.

Asiente tembloroso, las manos de Luna acarician ahora sus mejillas.

Su respiración se calma.

Selena.

Piensa en su hermana, piensa en Luna, piensa en ambas y todo duele pero a la vez no.

Casa.

Es el pensamiento similar al que siente con su madre.

—Te creo Draco— las palabras de Luna lo golpean como si fuera un puñetazo, la ve en shock —tu
dijiste que éramos familia, que me amabas, una familia debe creer en esta y eres mi primer amigo;
creo en tus palabras— añade con una sonrisa, sus ojos brillando de sinceridad, que provoca a
Draco sentirse anonadado.

Anthony bufa por bajo, Draco voltea a verlo.

—Tenemos que hablar más, ocupo tiempo para procesarlo, necesito una taza de té fuerte; pero te
doy el beneficio de la duda, no puedes culparme por dudar, ocupo un momento para aceptarlo…
llegare ahí lo prometo— asegura Anthony con ojos cansados.

Le creen.

Anthony y Luna le creen.

Al menos Anthony quiere creerle.

Es como sí un peso cayera de su espalda, un peso que ya era demasiado y una risa ahogada sale de
su boca.

—Deberían creerle, sin duda este niño no pertenece a este mundo totalmente— es la voz de Myrtle
que hace a los tres saltar alarmados, Draco sin poder procesar que dos de sus amigos más cercanos
en realidad saben algo que nunca pensó revelar a nadie.

—Myrtle— musita Draco incrédulo, pero la fantasma solamente ríe —¿No pertenezco a este
mundo?— pregunta alarmado al ver el cuerpo traslucido de esta.

—Bueno no exactamente, pero tu alma es algo confuso, es como sí algo la hiciera ya sabes… es
especial— parece dudar un poco en la palabra, pero los tres estudiantes le miran curiosos —los
fantasmas podemos ver el alma de las personas vivas, lo cual es bastante grosero; muchas almas
son reencarnaciones, aunque nunca llegué al más allá para continuar mi camino. Tu alma Draco
Malfoy es una anomalía, escuché de otros fantasmas que solo han visto un poco más de 3 casos
anteriormente como el tuyo.

—Espera, ¿casos?— cuestiona Anthony resaltando el plural.

Luna también parece confundida.


Myrtle señala el pecho de Draco.

—Personas que recuerdan su vida pasada, almas que han pasado con sus recuerdos intactos… cada
una de esas personas ha hecho estragos horrorosos en el planeta; por eso los fantasmas no le
agradan las personas como Draco— dice casi juguetona —usualmente es muy difícil hacerlo, por
eso hay tan pocos casos, algunos fantasmas tienen teorías; pero no me las dicen— añade aburrida
con un encogimiento de hombros.

—No pareces asustada— señala Luna amablemente, a lo cual Myrtle solamente sonríe.

—Es que Draco es muy guapo.

—Esto es imposible— susurra Anthony en un quejido.

Draco está confundido, como siempre que esta confundido, es hora de que todo entre en acción.

—Damas y caballeros, dentro de cinco minutos les pediré que vayamos todos hacia el campo de
quidditch para presenciar la tercera y última prueba del Torneo de los tres magos. En cuanto a los
campeones, les ruego que tengan la bondad de seguir ya al señor Bagman hasta el estadio— es la
voz de Dumbledore que resuena en todas las paredes.

Maldición.

Aprieta los puños con incomodidad.

—Busquen a Severus, es su mejor opción contra Moody, solamente tienen que decirle que planea
algo malo, no se acerquen… sí es quien creo que es, es alguien peligroso; tampoco le digan nada
de esto a nadie, sí algo sale mal, dentro de mi baúl tengo un cuaderno de notas que relata posibles
eventos de los siguientes años que deben darle a Sirius— es una instrucción vaga y hay mucho en
medio.

Anthony asiente dudoso, Luna le da un fuerte abrazo.

—Vas a volver— es lo que dice ella y espera que tenga razón.

Traga saliva antes de moverse casi por inercia fuera del baño.

—Tendremos una larga charla de esto— es lo último que escucha de Anthony, antes que se vaya
con Luna en búsqueda del profesor de pociones.

Bien.

Eso no había salido como había planeado, pero en su defensa, nunca planeo nada de esto.

Cuando Draco llega pálido al lado de Cedric, este parece verlo con duda mientras todos bajan
juntos la escalinata de piedra por la que salía del castillo. Viktor esta inusualmente con el rostro
como una piedra, Fleur parece un poco nerviosa, la tercera prueba estaba por dar inicio.

Oh Merlín.

Esto era una locura.

Llegaron al campo de quidditch, que estaba totalmente irreconocible. Un seto de seis metros de
altura lo bordeaba. Había un hueco justo delante de ellos: era la entrada al enorme laberinto. El
camino que había dentro parecía oscuro y terrorífico. Cinco minutos después empezaron a
ocuparse las tribunas. El aire se llenó de voces excitadas y del ruido de pisadas de cientos de
alumnos que se dirigían a sus sitios. El cielo era de un azul intenso, pero claro, y empezaban a
aparecer las primeras estrellas. Hagrid, la profesora McGonagall y el profesor Flitwick llegaron al
estadio y se aproximaron a Bagman y los campeones. Llevaban en el sombrero estrellas luminosas,
grandes y rojas. Todos menos Hagrid, que las llevaba en la espalda de su chaleco de piel de topo.

Moody y Snape no estaban a la vista.

Apretó los puños esperando controlarse, otro ataque de pánico no funcionaría ahora, aunque
deseaba desmayarse y despertar cuando todo hubiera terminado.

—Estaremos haciendo una ronda por la parte exterior del laberinto— dijo la profesora McGonagall
a los campeones —Si tenéis dificultades y queréis que os rescaten, echad al aire chispas rojas, y
uno de nosotros irá a salvaros, ¿entendido?

Tal vez podría lanzar una luz apenas entrara, sería cobarde, pero estaría con vida.

¿Qué pasaría si lo hiciera?

Los campeones asintieron con la cabeza.

—Pues entonces… ya podéis iros— les dijo Bagman con voz alegre a los cuatro que iban a hacer
la ronda.

—Buena suerte, Draco— susurró Hagrid, y los cuatro se fueron en diferentes para situarse
alrededor del laberinto.

Draco casi siente que fue en piloto automático si es sincero con él mismo.

Bagman se apuntó a la garganta con la varita, murmuró «¡Sonorus!», y su voz, amplificada por arte
de magia, retumbó en las tribunas:

—¡Damas y caballeros, va a dar comienzo la tercera y última prueba del Torneo de los tres magos!
Permítanme que les recuerde el estado de las puntuaciones: empatados en el primer puesto, con
ochenta y cinco puntos cada uno… ¡el señor Cedric Diggory y el señor Viktor Krum— Los
aplausos y vítores provocaron que algunos pájaros salieran revoloteando del bosque prohibido y se
perdieran en el cielo cada vez más oscuro —En segundo lugar, con ochenta puntos, ¡la señorita
Fleur Delacour, de la Academia Beauxbatons!— Más aplausos —Y, en tercer lugar con 70 puntos,
¡el señor Draco Malfoy, del Instituto Hogwarts!

Draco pudo distinguir a duras penas, en medio de las tribunas a sus amigos Ravenclaw, que
parecían confundidos entre ellos sin Anthony o Luna, sus familiares estaban ahí también, Harry
estaba sentado al lado de Sirius viendo todo con lo que parece ser ansias.

Los saludó con la mano, y ellos le devolvieron el saludo, sonriéndole.

—¡Entonces… cuando sople el silbato, entrarán Viktor y Cedric!— dijo Bagman —Tres… dos…
uno…

Dio un fuerte pitido, y Viktor y Cedric penetraron rápidamente en el laberinto.

Tomó un tiempo hasta que Fleur entrara y cuando era el turno de Draco, sintió que era como sí
entrara en medio de un pozo negro.

No tiene que hacer esto.


No es un héroe.

No tiene que hacerlo.

Pensó en los campeones, en todo el tiempo junto a ellos y como no quería que murieran, no
significa que tenga que ganar; no tiene que haber algún ganador, solo tiene que salvar sus traseros
y pedir que lo saquen del laberinto.

No es la estrategia más noble, pero no importa.

Bagman anuncia su turno, Draco da un paso y cierra los ojos esperando que fuera la decisión
correcta.

Los altísimos setos arrojaban en el camino sombras negras y, ya fuera a causa de su altura y su
espesor, o porque estaban encantados, el bramido de la multitud se apagó en cuanto traspasaron la
entrada. Draco se sentía casi corno si volviera a estar sumergido, lo cual no era un sentimiento del
cual se sintiera feliz. Sacó la varita, susurró «¡Lumos!», seguido del hechizo de rastreo. Después de
unos cincuenta metros, llegaron a una bifurcación.

Las pequeñas chispas a su alrededor parecían guiarle hacia diferentes direcciones, pero la flecha
rosada parecía más insistente y era la de Fleur.

¿Por qué Salazar crearía una poción como esta?

No tiene idea, pero ahora no hay muchas preguntas que tengan respuesta para él.

Comienza a correr, especialmente cuando un grito lo hace sentir la piel helada y no tarda en dar
una vuelta para encontrar a Fleur desmayada en el suelo; lo cual es una muy mala señal. Parece
estar bien y no herida, pero algo le indica que no está bien en el laberinto, pero su plan para sacar a
un campeón está bien ya que lanza unas chispas rojas. Deja a Fleur lo mejor posicionada que puede
para que nadie le haga nada, antes de seguir su camino a la siguiente flecha.

La de Viktor se mueve incontrolable, pero la de Cedric es fija y por eso tiene que apresurarse.

No va a morir.

No tiene que morir.

El camino que había escogido parecía completamente desierto. Giró a la derecha y corrió,
sosteniendo la varita por encima de la cabeza para tratar de ver lo más lejos posible. Pero seguía sin
haber nada a la vista.

La flecha insistía, Draco miraba atrás a cada rato. Sentía la ya conocida sensación de que alguien lo
vigilaba. El laberinto se volvía más oscuro a cada minuto, conforme el cielo se oscurecía. Llegó a
una segunda bifurcación.

También aquella calle estaba vacía, y cuando encontró un desvío a la derecha y lo cogió, volvió a
hallar su camino libre de obstáculos. No sabía por qué, pero aquella ausencia de problemas lo
desconcertaba. ¿No tendría que haberse encontrado ya con algo? Parecía que el laberinto le
estuviera tendiendo una trampa para que se sintieran seguro y confiado.

No tiene sentido.

Algo atacó a Fleur.


Entonces es normal pensar que algo lo atacaría a él.

Practicó por meses por esto.

Luego oyó moverse algo justo tras él. Levantó la varita, lista para el ataque, pero el haz de luz que
salía de ella se proyectó solamente en Cedric, que acababa de salir de una calle que había a mano
derecha. Cedric parecía muy asustado: llevaba ardiendo una manga de la túnica.

—¡Los escregutos de cola explosiva de Hagrid!— dijo entre dientes —¡Son enormes! ¡Acabo de
escapar ahora mismo!

La varita tembló entre sus manos, el rostro de Cedric pareció incrédulo antes de levantar también la
varita.

—No puedo decir que no me da curiosidad de quien ganaría— susurra Draco divertido, porque
tiene que ganar, tiene que detener a Cedric.

No iba a morir.

Cedric viviría.

Sirius viviría.

Dora viviría.

No iba a dejarlos morir.

Un sonido a su derecha hizo que ambos voltearan al mismo tiempo, una silueta aparecía desde la
esquina, la misma silueta que había visto desde el año pasado en sus pesadillas y en sueños; el
cuerpo descompuesto de una mujer, cabello enmarañado y ojos verde que parecían los de una
película de terror.

Oh no.

Cedric y Draco intercambian miradas preocupadas.

La mujer tenebrosa sacada de una película de terror, avanzaba con sus más de dos metros de altura,
el rostro mitad derretido, las manos extendidas, putrefactas, llenas de pústulas, palpando el camino
hacia él. Draco oyó su respiración ruidosa, sintió que su húmeda frialdad empezaba a absorberlo,
como si fuera otra vez atrapado dentro del lago.

Maldición.

—¡Reducto!

Si, ese era su nuevo hechizo favorito.

Pero, aunque parte del laberinto pareció explotar y sin duda estarían atrayendo atención del
público, la mujer parecía casi intacta.

Esta soltó una risa tenebrosa.

—¡Anda!— exclamó Cedric, yendo a su lado —¡tú eres un boggart! ¡Riddíkulus!

Se oyó un golpe, y el mutable ser estalló en una voluta de humo, que hizo que Draco girara a ver
incrédulo a Cedric quien también parece incrédulo del propio Draco haciéndolo sonrojar; todos
tienen un talón de Aquiles y el suyo sin duda son los boggart.

Bueno.

Esto es incómodo.

—Sáasil weenel— habla señalando a Cedric, que parece quedar en un trance y Draco se da una
palmadita en la espalda ya que el hechizo ahora funciona en humano, al menos lo suficiente.

No hay ningún hechizo aturdidor que conozca, así que toma uno de los troncos del suelo por la
explosión, da una pequeña disculpa mental a Cedric y con un golpe en su cabeza (que su parte
como golpeador estaría orgullosa) deja inconsciente al chico.

Bien, otras chispas rojas y solo queda Viktor.

A Harry le hubiera gustado que se quedara para acompañarlo, irse con Cedric cuando llegaran los
profesores, pero solo quedaba uno de sus amigos. Siguió avanzando todo lo rápida y sigilosamente
que podía, aguzando los oídos, con la varita en alto.

Izquierda, derecha, de nuevo izquierda… Dos veces se encontró en callejones sin salida a pesar que
el hechizo rastreador parecía guiarlo por aquí. Volvió sobre sus pasos, tomó una calle a la derecha,
y vio una extraña neblina dorada que flotaba delante de él.

Draco se acercó con cautela, apuntando con el haz de luz de la varita. Parecía algún tipo de
encantamiento. Se preguntó si podría deshacerse de ella.

—¡Reducio!— exclamó.

El encantamiento salió como un disparo y atravesó la niebla, dejándola intacta. Se lo tendría que
haber imaginado: la maldición reductora era sólo para objetos sólidos. ¿Qué ocurriría si seguía a
través de la niebla? ¿Merecía la pena probar, o sería mejor retroceder?

Seguía dudando cuando un grito agudo quebró el silencio.

—¿Viktor?— gritó Draco.

Nadie contestó. Miró hacia todos lados. ¿Qué le habría sucedido a él?

Tomó aire, y se internó corriendo en la niebla encantada. El mundo se puso boca abajo. Draco
estaba colgado del suelo, con el pelo levantado, y ganas de vomitar. Comprobó, aterrorizado, su
situación: era como si tuviera los pies pegados con cola al césped, que se había convertido en
techo, y bajo él se extendía el infinito cielo oscuro y estrellado. Pensó que, si trataba de mover un
pie, se caería de la tierra.

«Piensa— se dijo, mientras la sangre le bajaba a la cabeza —Piensa…»

Pero ninguno de los encantamientos que había estudiado servía para combatir una repentina
inversión del cielo y la tierra. ¿Se atrevería a desplazar un pie? Oía la sangre latiendo en los oídos.
Tenía dos opciones: intentar moverse, o lanzar chispas rojas para ser rescatado y descalificado.

Casi quiso poder hacerlo.

Cerró los ojos, para no ver el espacio infinito que tenía debajo, y levantó el pie derecho con todas
sus fuerzas, separándolo del techo de césped.

De inmediato, el mundo volvió a colocarse. Draco cayó de rodillas a un suelo maravillosamente


sólido. La impresión lo dejó momentáneamente sin fuerzas. Volvió a tomar aliento, se levantó y
corrió; volvió la vista mientras se alejaba de la niebla dorada, que, a la luz de la luna, centelleaba
con inocencia.

La Copa tenía que estar cerca, él había llegado hasta allí… ¿pero no está Viktor? Fugazmente, se
alarmó sobre encontrar primero la copa.

No era parte del plan.

Pasaron otros diez minutos sin más encuentro que el de las calles sin salida. Dos veces torció por
la misma calle equivocada. Finalmente dio con una ruta distinta, y comenzó a avanzar por ella, ya
no tan aprisa. La varita se balanceaba en su mano haciendo oscilar su sombra en los setos. Luego
dobló otra esquina, y se encontró ante un escreguto de cola explosiva.

Cedric tenía razón: era enorme. De unos tres metros de largo, era lo más parecido a un escorpión
gigante: tenía el aguijón curvado sobre la espalda, y su grueso caparazón brillaba a la luz de la
varita de Draco, con la que le apuntaba.

Hagrid era asombroso.

—¡Desmaius!

El encantamiento dio en el caparazón del escreguto y rebotó. Draco se agachó justo a tiempo, pero
le llegó olor de pelo quemado: el encantamiento le había chamuscado la parte superior del cabello.
El escreguto lanzó una ráfaga de fuego por la cola, y se lanzó raudo hacia él.

Quiso cortarlo en dos, pero no pudo hacerlo.

Hagrid estaría triste.

Draco probablemente muerto.

—¡Impedimenta!— gritó Draco. El embrujo dio de nuevo en el caparazón del escreguto y rebotó.
Draco retrocedió algunos pasos tambaleándose antes de caer —Sáasil weenel.

El escreguto se hallaba a unos centímetros de él en el momento en que quedó paralizado: había


conseguido meterlo en alguna ilusión, por lo que tuvo que haberlo hecho desde el principio.

Maldición.

Jadeando, Draco se apartó de él y corrió, con todas sus fuerzas, en la dirección opuesta: el embrujo
obstaculizador no era permanente, y el escreguto recuperaría de un momento a otro la movilidad
nunca había comprobado su límite.

Lo haría sí sobrevivía.

Tomó un camino a la izquierda y resultó ser un callejón sin salida; otro a la derecha, y dio en otro.
No tuvo más remedio que detenerse y volver a utilizar el encantamiento brújula. Desanduvo lo
andado y escogió un camino que parecía ir al noroeste.

Llevaba unos minutos caminando a toda prisa por el nuevo camino, cuando oyó algo en la calle
que iba paralela a la suya que lo hizo detenerse en seco.

—¿VIKTOR?— grito, pero nadie contestó.

Maldito laberinto.
Draco odiaba oficialmente los laberintos.

De vez en cuando llegaba a otro callejón sin salida, pero la creciente oscuridad era una señal
inequívoca de que se iba acercando al centro del laberinto. Entonces, caminando a zancadas por un
camino recto y largo, volvió a percibir que algo se movía, y el haz de luz de la varita iluminó a una
criatura extraordinaria, un espécimen al que sólo había visto en una ilustración de El monstruoso
libro de los monstruos.

Era una esfinge: tenía el cuerpo de un enorme león, con grandes zarpas y una cola larga,
amarillenta, que terminaba en un mechón castaño. La cabeza, sin embargo, era de mujer. Volvió a
Draco sus grandes ojos almendrados cuando él se acercó. Draco levantó la varita, dudando. No
parecía dispuesta a atacarlo, sino que paseaba de un lado a otro del camino, cerrándole el paso.

Entonces habló con una voz ronca y profunda:

—Estás muy cerca de la meta. El camino más rápido es por aquí.

Si.

Draco quiere irse por otro lado, no ha visto a Viktor, sería imposible que ya hubiera pasado por
aquí.

—Eh… entonces, ¿viste a otro chico por aquí?— le preguntó Draco, sin perder nada por intentarlo.

—No — respondió, continuando su paseo —No te diré a menos que descifres mi enigma. Sí
aciertas a la primera, te dejaré pasar. Sí te equivocas, te atacaré. Sí te quedas callado, te dejaré
marchar sin hacerte ningún daño.

Se le hizo un nudo en la garganta, debería irse, pero si Viktor estaba ahí.

—Vale— dijo —¿Puedo oír el enigma?

La esfinge se sentó sobre sus patas traseras, en el centro mismo del camino, y recitó:

Si te lo hiciera, te desgarraría con mis zarpas,

pero eso sólo ocurrirá si no lo captas.

Y no es fácil la respuesta de esta adivinanza,

porque está lejana, en tierras de bonanza,

donde empieza la región de las montañas de arena

y acaba la de los toros, la sangre, el mar y la verbena.

Y ahora contesta, tú, que has venido a jugar:

¿a qué animal no te gustaría besar?

—¡La araña!— tal vez respondió demasiado fácil, pero todos los días ocupaba una respuesta para
su torre que era algo similar a esto.
No pueden culparlo.

La esfinge pronunció más su sonrisa. Se levantó, extendió sus patas delanteras y se hizo a un lado
para dejarlo pasar.

Llegó a una bifurcación de caminos luego de caminar un poco más, se congeló cuando vio una luz.
La Copa de los tres magos brillaba sobre un pedestal a menos de cien metros de distancia.

Silencio.

Nada atacó, nada saltó, no había nadie, pero la señal de Viktor parecía como loca.

Entonces al llegar más cerca, pudo ver a Viktor sentado, una araña gigante que parecía haber sido
derrotada y no parecía que Viktor fuera consciente; había una mirada fría en sus ojos y casi vacía,
que recordó Draco en él mismo cuando fue poseído.

Oh no.

Dio un paso atrás, una mano sobre su hombro lo hizo voltear aterrado, sus ojos se abrieron
incrédulos cuando vio al profesor Moody detrás de él; no era el profesor, era como una persona en
medio de una transformación que tiene partes de dos personas que no combinan entre sí.

Quiso levantar la varita, pero fue arrojado con violencia contra el suelo, apenas pudo procesar que
pasaba, cuando sintió una sacudida en el estómago. Sus pies despegaron del suelo. No podía
aflojar la mano que su varita, pero algo sobre su espalda estaba pegado con pegamento: lo llevaba
hacia delante, en un torbellino de viento y colores, y nada tenía sentido.

Se estaba transportando a otro lado.

Maldición.

Continuará…

Chapter End Notes

Muchas cosas y al mismo tiempo tan pocas, el siguiente capitulo va ser el último
capítulo como tal para la historia. Aun no se si tendremos 1 o 2 interludios, ya que el
interludio de Harry de ambos años es demasiado largo, solo tengo escrito el de tercer
año, pero el de cuarto será enorme, cualquier cosa cuando suba este capítulo ya sabre
cuantos serán y estará en la descripción el número de capítulos en total.

Nos vemos en el siguiente capitulo con la final de otro en Hogwarts.


Capítulo 15: Una noche en un cementerio.
Chapter Summary

Esa noche marca un principio para Draco,que ni el mismo puede imaginar.

Chapter Notes

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Draco sabe que lo hizo mal, sí alguna vez pensó que en los años anteriores había fallado de alguna
forma, no era nada comparado a la sensación que sintió cuando los pies daban contra el suelo de
forma violenta; cayó de bruces apenas sujetando su varita. No es que fuera importante, antes de
saberlo fue atado por una sensación de cuerdas en su cuerpo y sintió un renovado respeto por todos
aquellos que había usado el hechizo de cadenas a estas alturas. El hombre que claramente no era
Moody comenzó a caminar arrastrándolo, dejando la copa en el suelo y con Viktor siguiéndolo
como sí fuera un zombi viviente. Lo llamó por su nombre, pero eso solo le ganó una soga en su
boca que impidió que hablara; esto no pasaba así en la historia original.

No era Harry Potter.

Solo era Draco.

El pánico comenzó a inundarlo.

Habían abandonado los terrenos de Hogwarts. Era evidente que habían viajado muchos kilómetros,
porque ni siquiera se veían las montañas que rodeaban el castillo. Se hallaban en el cementerio
oscuro y descuidado de una pequeña iglesia, cuya silueta se podía ver tras un tejo grande que
tenían a la derecha. A la izquierda se alzaba una colina. En la ladera de aquella colina se distinguía
apenas la silueta de una casa antigua y magnífica.

Escudriñando en la oscuridad, vislumbraron una figura que se acercaba caminando derecho hacia
ellos por entre las tumbas. Draco no podía distinguirle la cara; pero, por la forma en que andaba y
la postura de los brazos, pensó que llevaba algo en ellos. Quienquiera que fuera, era de pequeña
estatura, y llevaba sobre la cabeza una capa con capucha que le ocultaba el rostro. La distancia
entre ellos se acortaba a cada paso, permitiéndoles ver que lo que llevaba el encapuchado parecía
un bebé... ¿o era simplemente una túnica arrebujada?

Desde lo lejos, por encima de su cabeza, oyó una voz fría y aguda que decía:

—Mata al otro, solo quiero al niño Malfoy.

Entonces escuchó un silbido y una segunda voz, que gritó al aire de la noche estas palabras:

—¡Avada Kedavra!

Draco quedó mortalmente frío cuando el rayo verde apareció sin que pudiera hacer algo, la luz
verde era cegadora y había golpeado a Viktor en el pecho, haciéndolo caer de espalda.

Viktor yacía a su lado, sobre la hierba, con las piernas y los brazos extendidos.
Estaba muerto.

Durante un segundo que contuvo toda una eternidad, Draco miró la cara de Viktor, sus ojos
abiertos, inexpresivos como las ventanas de una casa abandonada, su boca medio abierta, que
parecía expresar sorpresa. Y entonces, antes de que su mente hubiera aceptado lo que veía, antes de
que pudiera sentir otra cosa que aturdimiento e incredulidad, alguien lo levantó.

Ya no era Moody, era solamente un hombre que nunca antes había visto, bastante delgado de
cabellera clara que parecía un poco indiferente por toda la situación.

El hombrecillo de la capa había posado su lío de ropa y, con la varita encendida, arrastraba a Draco
hacia la lápida de mármol. A la luz de la varita, Draco vio el nombre inscrito en la lápida antes de
ser arrojado contra ella:

TOM RYDDLE

Draco gimoteo cuando fue movido casi violentamente para ser atado a la lápida desde el cuello a
los tobillos. Draco podía oír el sonido de una respiración rápida y superficial que provenía de
dentro de la capucha. Su mente daba imágenes revueltas de lo que estaba viendo en el presente, a
recuerdos variados de Viktor rondando su amistad de los últimos meses.

No.

No debía morir.

Draco debía salvar a sus amigos.

Viktor usualmente tranquilo sentado a su lado, cuando parecía nervioso de hablar con Hermione,
cuando a pesar de su dificultad para socializar aceptaba a Draco rondando a su lado como un
pollito perdido y que era lo mejor para abrazar. Este salvándolo durante los juegos Ravenclaw o
solamente caminando con él sin saber que hablar y escuchar a Draco comentar sobre dragones por
milésima vez.

Forcejeó intentando gemir ante el dolor de su pecho, y el hombre con capucha lo golpeó: lo golpeó
con una mano a la que le faltaba un dedo, y entonces Draco comprendió quién se ocultaba bajo la
capucha: Colagusano.

—¡Tú!— dijo Draco casi con odio e incredulidad, porque se suponía que ese tipo estaba en prisión,
la maldita rata debería haber muerto.

Dora le diría si no estaba en prisión.

Aquí estaba.

Draco sólo quiso asesinarlo, quería asesinar a alguien, quería apartar el dolor dentro de su pecho
cuando visualizó nuevamente el cuerpo de Viktor.

Pero Colagusano, que había terminado de sujetarlo, no contestó: estaba demasiado ocupado
comprobando la firmeza de las cuerdas, y sus dedos temblaban incontrolablemente hurgando en los
nudos. Cuando estuvo seguro de que Draco había quedado tan firmemente atado a la lápida que no
podía moverse ni un centímetro,

Su respiración estaba agitada.

—Eres un desastre inútil, ni siquiera puedes hacer bien un ritual— gruñó quien ya no era Moody,
luciendo cansado y arrojándole un frasco pequeño que Colagusano atrapo entre sus manos
temblorosas.

Sus ojos nerviosos miraban al falso Moody enojados, este veía de reojo a Draco antes de regresar
su rostro a Colagusano.

—Soy el guardia de mi señor, tu solamente eres una vergüenza Barty— demanda Peter con siseos
bajos, parece mucho más delgado y pálido que antes, con el rostro atormentado.

Azkaban, pensó Draco, había estado en azkaban, pero ahora no estaba ahí.

Barty.

Como Barty Crouch Jr.

Esta noche estaba empeorando cada segundo.

No podía volver la cabeza para mirar al otro lado de la lápida: sólo podía ver lo que había justo
delante de él. El cuerpo de Viktor yacía a unos seis metros de distancia. Un poco más allá,
brillando a la luz de las estrellas, estaba la Copa de los tres magos. La varita de Draco se
encontraba en el suelo, a sus pies. El lío de ropa que Draco había pensado que sería un bebé se
hallaba cerca de él, junto a la sepultura. Se agitaba de manera inquietante.

Sabía que había ahí.

No ocupaba una cicatriz en su cabeza para saberlo.

Draco estaba tan muerto como no lo estuvo en la segunda prueba.

Oyó un ruido a sus pies. Bajó la mirada, y vio una serpiente gigante que se deslizaba por la hierba,
rodeando la lápida a la que estaba atado. Volvió a oír, cada vez más fuerte, la respiración rápida y
dificultosa de Colagusano, que soñaba como si estuviera acarreando algo pesado. Entonces entró
en el campo de visión de Draco, que lo vio empujando hasta la sepultura algo que parecía un
caldero de piedra, aparentemente lleno de agua. Oyó que salpicaba al suelo, y era más grande que
ningún caldero que él hubiera utilizado nunca: era una especie de pila de piedra capaz de contener
a un hombre adulto sentado.

Viktor estaba muerto.

La cosa que había dentro del lío de ropa, en el suelo, se agitaba con más persistencia, como sí
tratara de liberarse. En aquel momento, Colagusano hacía algo en el fondo del caldero con la
varita. De repente brotaron bajo él unas llamas crepitantes.

Viktor sigue muerto.

La serpiente se alejó reptando hasta adentrarse en la oscuridad. El líquido que contenía el caldero
parecía calentarse muy rápidamente. La superficie comenzó no sólo a borbotear, sino que también
lanzaba chispas abrasadoras, como si estuviera ardiendo. El vapor se espesaba emborronando la
silueta de Colagusano, que atendía el fuego. El lío de ropa empezó a agitarse más fuerte, y Draco
volvió a oírla voz fría y aguda:

—¡Date prisa!

La entera superficie del agua relucía por las chispas. Parecía incrustada de brillantes.
Barty miró al caldero de brazos cruzados pensativo, Peter lucia emocionado.

Viktor murió por su culpa.

Draco estaba teniendo dificultades para concentrarse.

—Ya está listo, amo.

—Ahora…— dijo la voz fría.

Colagusano abrió el lío de ropa, que parecía una túnica, revelando el frasco que Barty le había
pasado hace unos instantes.

Era como sí Colagusano hubiera levantado una piedra y dejado a la vista algo oculto, horrendo y
viscoso… pero cien veces peor de lo que se pueda decir. Lo que Colagusano había llevado con él
tenía la forma de un niño agachado, pero Draco no había visto nunca nada menos parecido a un
niño: no tenía pelo, y la piel era de aspecto escamoso, de un negro rojizo oscuro, como carne viva;
los brazos y las piernas eran muy delgados y débiles; y la cara… Ningún niño vivo tendría nunca
una cara parecida a aquélla: era plana y como de serpiente, con ojos rojos brillantes.

Parecía incapaz de valerse por sí mismo: levantó los brazos delgados, se los echó al cuello a
Colagusano, y éste lo levantó. Al hacerlo se le cayó la capucha, y Draco percibió, a la luz de la
fogata, una expresión de asco en el pálido rostro de Colagusano mientras lo llevaba hasta el borde
del caldero. Luego vio, por un momento, el rostro plano y malvado iluminado por las chispas que
saltaban de la superficie de la poción, y oyó el golpe sordo del frágil cuerpo contra el fondo del
caldero.

Esto se supone que no debería pasar.

Que debía evitarlo.

Viktor muerto.

Pero todo se presentaba frente a Draco como sí fuera una película de mal gusto, su pecho se agitaba
dolorido y no por las cuerdas, la derrota parece inminente y Draco no quiere estar aquí.

Quiere que todo sea una pesadilla más.

Colagusano habló. La voz le salió temblorosa, y parecía aterrorizado. Levantó la varita, cerró los
ojos y habló a la noche:

—¡Hueso del padre, otorgado sin saberlo, renovarás a tu hijo!

La superficie de la sepultura se resquebrajó a los pies de Draco. Horrorizado, vio que salía de
debajo un fino chorro de polvo y caía suavemente en el caldero. La superficie diamantina del agua
se agitó y lanzó un chisporroteo; arrojó chispas en todas direcciones, y se volvió de un azul vivido
de aspecto ponzoñoso.

En aquel momento, Colagusano estaba lloriqueando. Sacó del interior de su túnica una daga
plateada, brillante, larga y de hoja delgada. La voz se le quebraba en sollozos de espanto.

—¡Carne… del vasallo… voluntariamente ofrecida… revivirás a tu señor!

Extendió su mano derecha, la mano a la que le faltaba un dedo. Agarró la daga muy fuerte con la
mano izquierda, y la levantó.
Draco vio con mórbida fascinación lo que pasaba al igual que Barty estaba a su lado apoyado en
las ramas. Vio el momento donde la mano cortaba la otra, donde el grito perforó en la noche y la
mano caer contra el suelo. Pensó en como esa daga debe ser mágica, no hay forma que cortara la
mano sin romper primero el hueso, pero había sido un corte tan limpio.

Quiso esa daga, para asesinar a todos aquí.

Ahora con la mano dentro del caldero.

¿Qué tanto miedo puede causar este hombre?

¿Por qué Peter hace esto?

La poción se había vuelto de un rojo ardiente, y producía una luz que hizo doler su vista.

Colagusano sollozaba y gemía de dolor. Hasta que notó en la cara su agitada respiración, Draco no
se dio cuenta de que se encontraba justo delante de él.

—Sa… sangre del enemigo… tomada por la fuerza… resucitarás al que odias.

Era el frasco de Barty, sangre roja y por un momento, Draco pensó en Harry en la sala común de
Gryffindor comentando sobre una herida en la cabeza; un incidente en clases, que parece haber
sido de defensa. Volteó a ver a Barty, que ahora lo ignoraba para lucir impaciente.

Tambaleándose Peter, llevó lo que Draco piensa que es la sangre de Harry hasta el caldero y la
vertió en su interior.

Al instante el líquido adquirió un color blanco cegador. Habiendo concluido el trabajo, Colagusano
cayó de rodillas al lado del caldero; luego se desplomó de lado y quedó tendido en la hierba,
agarrándose el muñón ensangrentado, sollozando y dando gritos ahogados…

¿Qué hiciste idiota?

Viktor con los ojos abiertos y muertos.

Draco quiso vomitar.

El caldero hervía a borbotones, salpicando en todas direcciones chispas de un brillo tan cegador
que todo lo demás parecía de una negrura aterciopelada. Nada sucedió.

Pero no ocupaba saber que todo salió mal, que Draco falló, que fue inocente e idiota por partes
iguales.

Y entonces, de repente, se extinguieron las chispas que saltaban del caldero. Una enorme cantidad
de vapor blanco surgió formando nubes espesas y lo envolvió todo, de forma que no pudo ver ni a
Colagusano ni a Cedric ni ninguna otra cosa aparte del vapor suspendido en el aire.

A través de la niebla, vio, aterrorizado, que del interior del caldero se levantaba lentamente la
oscura silueta de un hombre, alto y delgado como un esqueleto.

—Vísteme— dijo por entre el vapor la voz fría y aguda, y Colagusano, sollozando y gimiendo, sin
dejar de agarrarse el brazo mutilado, alcanzó con dificultad la túnica negra del suelo, se puso en
pie, se acercó a su señor y se la colocó por encima con una sola mano.

El hombre delgado salió del caldero, mirando a Draco fijamente… y Draco contempló al hombre
que no debía resucitar, el enemigo de toda la saga de películas y quien ahora era el enemigo de
este mundo. Más blanco que una calavera, con ojos de un rojo amoratado, y la nariz tan aplastada
como la de una serpiente, con pequeñas rajas en ella en vez de orificios.

Lord Voldemort había vuelto.

Barty hizo una reverencia a Voldemort cuando este camino a su lado, pensó que lo golpearía, pero
la mano de Voldemort acaricio la cabeza de Barty susurrándole que era un sirviente leal; Barty no
se movió, pero la bestia volteó a verlo durante varios momentos con preguntas en su mente.
Voldemort apartó la vista de Draco y empezó a examinar su propio cuerpo. Las manos eran como
grandes arañas blancas; con los largos dedos se acarició el pecho, los brazos, la cara. Los rojos
ojos, cuyas pupilas eran alargadas como las de un gato, refulgieron en la oscuridad. Levantó las
manos y flexionó los dedos con expresión embelesada y exultante. No hizo el menor caso de
Colagusano, que se retorcía sangrando por el suelo, ni de la enorme serpiente, que otra vez había
aparecido y daba vueltas alrededor de Draco, emitiendo sutiles silbidos. Voldemort deslizó una de
aquellas manos de dedos anormalmente largos en un bolsillo de la túnica, y sacó una varita mágica.
También la acarició suavemente, y luego la levantó y apuntó con ella a Colagusano, que se elevó
en el aire y fue a estrellarse contra la tumba a la que Draco estaba atado. Cayó a sus pies y quedó
allí, desmadejado y llorando. Voldemort volvió hacia Draco sus rojos ojos, y soltó una risa sin
alegría, fría, aguda.

La túnica de Colagusano tenía manchas sanguinolentas, pues éste se había envuelto con ella el
muñón del brazo.

Draco iba a morir.

Como Viktor.

Que sigue muerto.

Draco estaba muerto.

No había forma que pudiera salvarse de esto, no era Harry Potter, no tiene idea ni porque sigue con
vida a estas alturas.

La peor muerte de todas.

—Señor…— rogó con voz ahogada Colagusano —señor… me prometisteis… me prometisteis…

—Levanta el brazo— dijo Voldemort con desgana.

—¡Ah, señor… gracias, señor…!

Alargó el muñón ensangrentado, pero Voldemort volvió a reírse.

—¡El otro brazo, Colagusano!

—Amo, por favor… por favor…

Voldemort se inclinó hacia él y tiró de su brazo izquierdo. Le retiró la manga por encima del codo,
y Draco vio algo en la piel, algo como un tatuaje de color rojo intenso: una calavera con una
serpiente que le salía de la boca, la misma imagen que había aparecido en el cielo en los Mundiales
de quidditch: la Marca Tenebrosa. Voldemort la examinó cuidadosamente, sin hacer caso del llanto
incontrolable de Colagusano.
La misma en el brazo de su padre.

—Ha retornado— dijo con voz suave —Todos se habrán dado cuenta… y ahora veremos… ahora
sabremos…

Apretó con su largo índice blanco la marca del brazo de Colagusano.

La cicatriz volvió a dolerle, y Colagusano dejó escapar un nuevo alarido. Voldemort retiró los
dedos de la marca de Colagusano, y Draco vio que se había vuelto de un negro azabache.

Con expresión de cruel satisfacción, Voldemort se irguió, echó atrás la cabeza y contempló el
oscuro cementerio.

—Al notarlo, ¿cuántos tendrán el valor de regresar?— susurró, fijando en las estrellas sus brillantes
ojos rojos —¿Y cuántos serán lo bastante locos para no hacerlo?

Comenzó a pasear de un lado a otro ante Draco y Colagusano, barriendo el cementerio con los ojos
sin cesar, ignorando el cuerpo de Viktor como si no fuera nadie; algo dentro de Draco hirvió de ira
en medio del terror absoluto. Después de un minuto volvió a mirar a Draco, y una cruel sonrisa
torció su rostro de serpiente.

—Espero no te sientas incómodo pequeño, estás sobre los restos de mi difunto padre, Draco— dijo
con un suave siseo —Era muggle y además idiota. No como nosotros, no como tú, estaba
esperando el momento en que pudiera conocerte— lo más aterrador de todo, era la fascinación real
en sus ojos, como si viera un trofeo de inmensurable valor frente a él.

Voldemort volvió a reírse. Seguía paseando, observándolo todo mientras andaba, en tanto la
serpiente describía círculos en la hierba.

—¿Ves la casa de la colina, Draco? En ella vivió mi padre. Mi madre, una bruja que vivía en la
aldea, se enamoró de él. Pero mi padre la abandonó cuando supo lo que era ella: no le gustaba la
magia— hizo un ademán sin darle importancia en la mano, Draco nunca entendió la necesidad de
este de hablar sobre su historia a otros —La abandonó y se marchó con sus padres muggles antes
incluso de que yo naciera, Draco, y ella murió dándome a luz, así que me crié en un orfanato
muggle… pero juré encontrarlo… Me vengué de él, de este loco que me dio su nombre, Tom
Ryddle.

Si.

No ocupaba su historial de vida, Draco prefería que lo asesinaran, no quería morir, pero verse
como objeto de interés para Voldemort.

No.

Maldición.

Esto era el peor de los escenarios en toda su maldita vida, siendo deseado por alguna cosa de este
viejo sin nariz y Viktor muerto.

Voldemort siguió paseando, dirigiendo sus rojos ojos de una tumba a otra.

—Lo que son las cosas: yo reviviendo mi historia familiar…— dijo en voz baja —Vaya, me estoy
volviendo sentimental… ¡Pero mira, Draco! Ahí vuelve mi verdadera familia…

El aire se llenó repentinamente de ruido de capas. Por entre las tumbas, detrás del tejo, en cada
rincón umbrío, se aparecían magos, todos encapuchados y con máscara. Y uno a uno se iban
acercando lenta, cautamente, como si apenas pudieran dar crédito a sus ojos. Voldemort
permaneció en silencio, aguardando a que llegaran junto a él.

Entonces uno de los mortífagos cayó de rodillas, se arrastró hacia Voldemort y le besó el bajo de la
negra túnica.

—Señor… señor…— susurró.

Los mortífagos que estaban tras él hicieron lo mismo. Todos se le fueron acercando de rodillas, y
le besaron la túnica antes de retroceder y levantarse para formar un círculo silencioso en torno a la
tumba de Tom Ryddle, de forma que Draco, Voldemort y Colagusano, que yacía en el suelo
sollozando y retorciéndose, quedaron en el centro.

Interesante.

La mayoría de ellos si no es que todos eran sangre pura, aquellos que considerarían este
comportamiento como algo ridículo, estaban actuando de esta manera patética contra un hombre.

Maldita sea.

Ellos dejaban huecos en el círculo, como si esperaran que apareciera más gente. Voldemort, sin
embargo, no parecía aguardar a nadie más. Miró a su alrededor los rostros encapuchados y, aunque
no había viento, un ligero temblor recorrió el círculo, haciendo crujir las túnicas.

Barty sigue pétreo a su lado, pero Draco puede ver una de las túnicas parecer congelada y por un
instante la chispa de gris le hace ver a su padre.

Aparta la mirada incrédulo, viendo a Voldemort que le sonríe de reojo.

—Bienvenidos, mortífagos— dijo Voldemort en voz baja —Trece años… trece años han pasado
desde la última vez que nos encontramos. Pero seguís acudiendo a mi llamada como si fuera
ayer… ¡Eso quiere decir que seguimos unidos por la Marca Tenebrosa!, ¿no es así?

Echó atrás su terrible cabeza y aspiró, abriendo los agujeros de la nariz, que tenían forma de
rendijas. Draco no pudo más que sentir odio por cada uno de ellos, incluso su padre, por aparecerse
aquí.

Por tomar este lado.

—Huelo a culpa— dijo —Hay un hedor a culpa en el ambiente.

Quiso hacer una broma, sobre ser un perro por poder oler cosas, pero se tragó sus palabras.

Un segundo temblor recorrió el círculo, como sí cada uno de sus integrantes sintiera la tentación de
retroceder, pero no se atreviera.

—Os veo a todos sanos y salvos, con vuestros poderes intactos… ¡qué apariciones tan rápidas!... y
me pregunto: ¿por qué este grupo de magos no vino en ayuda de su señor, al que juraron lealtad
eterna?

Nadie habló. Nadie se movió salvo Colagusano, que no dejaba de sollozar por su brazo sangrante.

Draco quiso morir.

Rápido.
Aquí y ahora.

—Y me respondo— susurró Voldemort, vieja perra del drama que hace pausas dramáticas —:
debieron de pensar que yo estaría acabado, que me había ido. Volvieron ante mis enemigos,
adujeron que habían actuado por inocencia, por ignorancia, por encantamiento… — esto es culpa
de Draco, no pudo detenerlo, es su culpa, Viktor sigue muerto y nadie hace nada —Y entonces me
pregunto a mí mismo: ¿cómo pudieron creer que no volvería? ¿Cómo pudieron creerlo ellos, que
sabían las precauciones que yo había tomado, tiempo atrás, para preservarme de la muerte? ¿Cómo
pudieron creerlo ellos, que habían sido testigos de mi poder, en los tiempos en que era más
poderoso que ningún otro mago vivo?

La respiración de Draco se agitó un poco en el ambiente.

¿Qué he hecho?

No pudo detener el regreso del peor enemigo de la saga y ahora estaba atado, probablemente
moriría pronto.

Pero no sin antes tener la tortura de escuchar su discurso de villano.

—Y me respondo: quizá creyeron que existía alguien aún más fuerte, alguien capaz de derrotar
incluso a lord Voldemort. Tal vez ahora son fieles a ese alguien… ¿tal vez a ese paladín de la gente
común, de los sangre sucia y de los muggles, Albus Dumbledore?

A la mención del nombre de Dumbledore, los integrantes del círculo se agitaron, y algunos
negaron con la cabeza o murmuraron algo.

Voldemort no les hizo caso.

Draco pensó que era irónico no tener absolutamente nada en común con esta gente, además de su
odio contra Dumbledore.

—Me resulta decepcionante. Lo confieso, me siento decepcionado…

Uno de los hombres avanzó hacia Voldemort, rompiendo el círculo. Temblando de pies a cabeza,
cayó a sus pies.

—¡Amo!— gritó —¡Perdonadme, señor! ¡Perdonadnos a todos!

Voldemort rompió a reír. Levantó la varita.

—¡Crucio!

El mortífago que estaba en el suelo se retorció y gritó. Draco quiso cerrar los ojos, pero en su lugar
observo al mortifago ser torturado frente a él.

Horripilante.

Parecía sufrir mucho, sus ojos parecían llegar a la parte atrás de su nuca y gritaba como sí
estuvieran despellejándolo.

No fue una linda vista.

Voldemort levantó la varita. El mortífago torturado yacía en el suelo, jadeando.

—Levántate, Avery— dijo Voldemort con suavidad —Levántate. ¿Ruegas clemencia? Yo no


tengo clemencia. Yo no olvido. Trece largos años… Te exigiré que me pagues por estos trece años
antes de perdonarte. Colagusano ya ha pagado parte de su deuda, ¿no es así, Colagusano?

Bajó la vista hacia éste, que seguía sollozando.

Draco quiso que se muriera.

Nunca en su vida deseo tanto la muerte de otras personas como esa noche.

—No volviste a mí por lealtad sino por miedo a tus antiguos amigos. Mereces el dolor,
Colagusano. Lo sabes, ¿verdad?

—Sí, señor— gimió Colagusano —Por favor, señor, por favor…

—Aún así, me ayudaste a recuperar mi cuerpo— dijo fríamente Voldemort, mirándolo sollozar en
la hierba —Aunque eres inútil y traicionero, me ayudaste… y lord Voldemort recompensa a los
que lo ayudan. Barty por otro lado mi siervo más leal, como siempre puedo contar contigo.

Volvió a levantar la varita e hizo con ella una floritura en el aire. Un rayo de lo que parecía plata
derretida salió brillando de ella. Sin forma durante un momento, adquirió luego la de una brillante
mano humana, de color semejante a la luz de la luna, que descendió y se adhirió a la muñeca
sangrante de Colagusano.

Los sollozos de éste se detuvieron de pronto. Respirando irregular y entrecortadamente, levantó la


cabeza y contempló la mano de plata como si no pudiera creerlo. Se había unido al brazo
limpiamente, sin señales, como si se hubiera puesto un guante resplandeciente. Flexionó los
brillantes dedos y luego, temblando, cogió del suelo una pequeña ramita seca y la estrujó hasta
convertirla en polvo.

Draco se preguntó qué clase de magia podría ser esa.

Muchos deben preguntarse eso cuando Draco usaba los hechizos de Orion, pero era extraño verse
del otro lado y preguntarse lo mismo.

—Señor— susurró —Señor… es hermosa… Gracias… mil gracias.

Avanzó de rodillas y besó el bajo de la túnica de Voldemort, Barty solamente siguió a su lado.

—Que tu lealtad no vuelva a flaquear, Colagusano— le advirtió Voldemort.

—No, mi señor… nunca.

Colagusano se levantó y ocupó su lugar en el círculo, sin dejar de mirarse la mano nueva. En la
cara aún le brillaban las lágrimas. Voldemort se acercó entonces al hombre que estaba a la derecha
de Colagusano.

—Lucius, mi escurridizo amigo— susurró, deteniéndose ante él y Draco quiso no verlo, pero no
pudo evitar mantener su mirada —Me han dicho que no has renunciado a los viejos modos, aunque
ante el mundo presentas un rostro respetable. Tengo entendido que sigues dispuesto a tomar la
iniciativa en una sesión de tortura de muggles. Sin embargo, nunca intentaste encontrarme, Lucius.
Tu demostración en los Mundiales de quidditch estuvo bien, divertida, me atrevería a decir… pero
¿no hubieras hecho mejor en emplear tus energías en encontrar y ayudar a tu señor?

Su padre no volteó a verlo, pero Draco quiso vomitar, sí no estuviera colgado como mono en
exhibición, probablemente lo hubiera hecho.
Decepcionado.

Estaba decepcionado y avergonzado de su padre.

—Señor, estuve en constante alerta— dijo con rapidez la voz de su padre, desde debajo de la
capucha —Si hubiera visto cualquier señal vuestra, una pista sobre vuestro paradero, habría
acudido inmediatamente a vuestro lado. Nada me lo habría impedido…— su voz parecía
tartamudear, sus ojos se fijaron en Draco algo incrédulos.

Pero Voldemort a pesar de verlo no indico nada más.

—Y aún así escapaste de la Marca Tenebrosa cuando un fiel mortífago la proyectó en el aire el
verano pasado— lo interrumpió Voldemort con suavidad, y su padre dejó bruscamente de hablar
—Sí, lo sé todo, Lucius. Me has decepcionado… Espero un servicio más leal en el futuro.

—Por supuesto, señor, por supuesto… Sois misericordioso, gracias— su voz sonaba hueca y sus
ojos ahora lo veían sin ocultarlo.

Draco lo vio con asco.

Voldemort se movió, y se detuvo mirando fijamente al hueco que separaba a Malfoy del siguiente
hombre, en el que hubieran cabido bien dos personas.

—Aquí deberían encontrarse los Lestrange— dijo Voldemort en voz baja —Pero están en
Azkaban, sepultados en vida. Fueron fieles, prefirieron Azkaban a renunciar a mí… Cuando
asaltemos Azkaban, los Lestrange recibirán más honores de los que puedan imaginarse. Los
dementores se unirán a nosotros: son nuestros aliados naturales. Y llamaremos a los gigantes
desterrados… hay tanto que he aprendido, tantas criaturas oscuras interesantes. Todos mis vasallos
devotos volverán a mí, y un ejército de criaturas a quienes todos temen… tengo interés en nuevas
criaturas oscuras del este.

Siguió su recorrido. Pasaba ante algunos mortífagos sin decir nada, pero se detenía ante otros y les
hablaba:

—Macnair… Colagusano me ha dicho que ahora te dedicas a destruir bestias peligrosas para el
Ministerio de Magia. Pronto dispondrás de mejores víctimas, Macnair. Lord Voldemort te proveerá
de ellas.

—Gracias, señor… gracias— musitó Macnair.

—Y aquí— Voldemort llegó ante las dos figuras más grandes —tenemos a Crabbe. Esta vez lo
harás mejor, ¿no, Crabbe? ¿Y tú, Goyle?

Se inclinaron torpemente, musitando:

—Sí, señor.

—Así será, señor.

—Te digo lo mismo que a ellos, Nott— dijo Voldemort en voz baja, desplazándose hasta una
figura encorvada que estaba a la sombra del señor Goyle.

El señor Nott había volteado a verlo al inicio incrédulo, pero ahora tenía un rostro frío y lo estaba
ignorando.
—Señor, me postro ante vos. Soy vuestro más fiel servidor…

—Eso espero— repuso Voldemort.

Llegó ante el hueco más grande de todos, y se quedó mirándolo con sus rojos ojos, inexpresivos,
como si pudiera ver a los que faltaban.

—Y aquí tenemos a seis mortífagos desaparecidos… tres de ellos muertos en mi servicio. Otro,
demasiado cobarde para venir, lo pagará. Otro que creo que me ha dejado para siempre… ha de
morir, por supuesto. Y Barty por supuesto, que me ha traído algo que estaba esperando.

Los mortífagos se agitaron. Draco vio que se dirigían miradas unos a otros a través de las máscaras,
Draco temió saber que todos ellos lo habían visto en casa más de una vez, pero nadie hizo el
intento de moverse para ayudarlo.

—Me hubiera encantado disfrutar de la presencia de Potter esta noche, pero este chico es algo que
había esperado desde hace algún tiempo… tan talentoso y joven, me recuerda a mí. No sabía que
tenías un hijo tan especial Lucius, sin duda es algo que celebrar esta noche como mi invitado de
honor— Voldemort ahora lo estaba viendo a los ojos, Draco se paralizó horrorizado.

No.

Aléjate.

Quiso patear al aire, pero sigue atado ahí con fuerza.

Se hizo el silencio. Luego, el mortífago que se encontraba a la derecha de Colagusano avanzó, y la


voz de Lucius Malfoy habló desde debajo de la máscara.

—Amo, nosotros ansiamos saber… Os rogamos que nos digáis… como habéis logrado… este
milagro… cómo habéis logrado volver con nosotros…— su padre parecía querer llamar la
atención del mago oscuro, pero este apenas y volteó a verlo.

—Ah, esa es una historia sorprendente, Lucius— contestó Voldemort —Una historia que
comienza… y termina… con el joven Potter, pronto lo conoceré.

Se acercó a Draco con desgana, y ambos fueron entonces el centro de atención. La serpiente seguía
dando vueltas alrededor de Draco.

Quiso que terminara con eso de una vez.

—Naturalmente, sabéis que Harry Potter lo han llamado «mi caída»— dijo Voldemort suavemente,
clavando sus rojos ojos en Draco aburrido —Todos sabéis que, la noche en que perdí mis poderes y
mi cuerpo, había querido matarlo. Su madre murió para salvarlo, y sin saberlo fue para él un
escudo que yo no había previsto… No pude tocarlo.

Voldemort levantó uno de sus largos dedos blancos, pero lo pensó mejor.

Draco se alegro que no lo tocara.

Se enfermaba de solo su presencia.

—Su madre dejó en él las huellas de su sacrificio… esto es magia antigua; tendría que haberlo
recordado, no me explico cómo lo pasé por alto… Pero no importa: ahora sí que puedo tocarlo. La
próxima vez que lo vea, Potter estará a mi merced— Draco se congela ante esas palabras —Me
equivoqué, amigos, lo admito. Mi maldición fue desviada por el loco sacrificio de la mujer y rebotó
contra mí. Ahhh… un dolor por encima de lo imaginable, amigos. Nada hubiera podido prepararme
para soportarlo. Fui arrancado del cuerpo, quedé convertido en algo que era menos que espíritu,
menos que el más sutil de los fantasmas… y, sin embargo, seguía vivo. Lo que fui entonces, ni
siquiera yo lo sé… Yo, que he ido más lejos que nadie en el camino hacia la inmortalidad.
Vosotros conocéis mi meta: conquistar la muerte. Y entonces fui puesto a prueba, y resultó que
alguno de mis experimentos funcionó bien… porque no llegué a morir, aunque la maldición
debiera haberme matado. No obstante, quedé tan desprovisto de poder como la más débil criatura
viva, y sin ningún recurso que me ayudara… porque no tenía cuerpo, y cualquier hechizo que
pudiera haberme ayudado requería la utilización de una varita.

Los Horrocrux, Draco se pone más pálido de ser posible, esperando que este hombre no descubra
que fue gracias a Draco que dos de ellos fueron ya destruidos.

Su muerte sería más dolorosa.

Ojalá fuera más rápida.

No se puede tener todo en la vida supone.

—Sólo recuerdo que me obligué a mí mismo a existir, sin desfallecer. Me establecí en un lugar
alejado, en un bosque, y esperé… Sin duda, alguno de mis fieles mortífagos trataría de
encontrarme… alguno de ellos vendría y practicaría la magia que yo no podía, para devolverme a
un cuerpo. Pero esperé en vano.

Un estremecimiento recorrió de nuevo el círculo de los mortífagos. Voldemort dejó que aquel
estremecimiento creciera horriblemente antes de continuar:

—Sólo conservaba uno de mis poderes: el de ocupar los cuerpos de otros. Pero no me atrevía a ir a
donde hubiera abundancia de humanos, porque sabía que los aurores seguían buscándome por el
extranjero. En ocasiones habité el cuerpo de animales (por supuesto, las serpientes fueron mis
preferidos), pero en ellos no estaba mucho mejor que siendo puro espíritu, porque sus cuerpos son
poco aptos para realizar magia… y, además, mi posesión de ellos les acortaba la vida. Ninguno
duró mucho.

La mirada de Voldemort lo vio casi divertida, disfrutando sin duda su miedo.

—Luego… hace cuatro años… encontré algo que parecía asegurarme el retorno. Un mago joven y
confiado vagaba por el camino del bosque que había convertido en mi hogar. Era la oportunidad
con la que había estado soñando, pues se trataba de un profesor del colegio de Dumbledore. Fue
fácil doblegarlo a mi voluntad… Me trajo de vuelta a este país, y después de un tiempo ocupé su
cuerpo para vigilarlo de cerca mientras cumplía mis órdenes. Pero el plan falló: no logré robar la
piedra filosofal. Perdí la oportunidad de asegurarme la vida inmortal. Una vez más, Harry Potter
frustró mi intento…

Volvió a hacerse el silencio. Nada se movía, ni siquiera las hojas del tejo. Los mortífagos estaban
completamente inmóviles, y en las máscaras les brillaban los ojos, fijos en Voldemort.

Era algo morboso escuchar la historia que conocía desde el punto de vista de este hombre.

—Mi vasallo murió cuando dejé su cuerpo, y yo quedé tan debilitado como antes— prosiguió
Voldemort —Volví a mi lejano refugio temiendo que nunca recuperaría mis poderes. Sí, aquéllos
fueron mis peores días: no podía esperar encontrarme otro mago cuyo cuerpo pudiera ocupar… y
ya había perdido toda esperanza de que mis mortífagos se preocuparan por lo que hubiera sido de
mí.

Uno o dos de los enmascarados hicieron gestos de incomodidad, pero Voldemort no hizo caso.

—Y entonces, no hace ni un año, cuando ya había abandonado toda esperanza, sucedió al fin: un
vasallo volvió a mí. Colagusano, aquí presente, que había logrado escapar por pura suerte de
azkaban con la ayuda de unos aurores corruptos y decidió volver junto a su señor. Me buscó por el
país en que se rumoreaba que me había ocultado… ayudado, claro, por las ratas que fue
encontrando por el camino. Colagusano tiene una curiosa afinidad con las ratas, ¿no es así? Sus
sucios amiguitos le dijeron que, en las profundidades de un bosque albanés, había un lugar que
evitaban, en el que animales pequeños como ellas habían encontrado la muerte al quedar poseídos
por una sombra oscura.

Había escapado.

Había escapado de la cárcel, pero a diferencia de Sirius, ningún maldito periódico anuncio sobre
eso; Draco confió que no pasaría eso.

Había sido un tonto.

—Pero su viaje de regreso a mí no careció de tropiezos, ¿verdad, Colagusano? Porque una noche,
hambriento, en las lindes del mismo bosque en que esperaba encontrarme, paró imprudentemente
en una posada para comer algo… ¿y a quién diríais que halló allí? A la mismísima Bertha Jorkins,
una bruja del Ministerio de Magia. Ahora veréis cómo el hado favorece a lord Voldemort: aquél
podría haber sido el final de Colagusano y de mi última esperanza de regeneración, pero
Colagusano (demostrando una presencia de ánimo que nunca habría esperado hallar en él)
convenció a Bertha Jorkins de que lo acompañara a un paseo a la luz de la luna; la dominó… y la
trajo hasta mí. Y Bertha Jorkins, que podría haberlo echado todo a perder, resultó ser un regalo
mejor del que hubiera podido soñar… porque, con un poco de persuasión, se convirtió en una
verdadera mina de información.

Draco intenta soltarse nuevamente, pero no funciona, esta atorado sin moverse.

—Fue ella la que me dijo que el Torneo de los tres magos tendría lugar en Hogwarts durante este
curso, y también la que me habló de un fiel mortífago que estaría deseando ayudarme, si conseguía
ponerme en contacto con él. Me dijo muchas cosas… pero los medios que utilicé a fin de romper el
encantamiento que le habían echado para borrarle la memoria fueron demasiado fuertes, y, cuando
le hube sacado toda la información útil, tenía la mente y el cuerpo en tan mal estado que no había
arreglo posible. Ya me había servido. No podía encarnarme en su cuerpo, así que me deshice de
ella.

Voldemort sonrió con su horrenda sonrisa. Sus rojos ojos tenían una mirada cruel y extraviada.

—El cuerpo de Colagusano, por supuesto, era poco adecuado para mi encarnación, puesto que
todos lo creían muerto y, de ser visto, atraería demasiado la atención. Sin embargo, él fue el vasallo
que yo necesitaba, dotado de un cuerpo que puso a mi servicio. Y, aunque no es un gran mago,
pudo seguir las instrucciones que le daba y que me fueron devolviendo a un cuerpo, al mío propio,
aunque débil y rudimentario; un cuerpo que podía habitar mientras aguardaba los ingredientes
esenciales para el verdadero renacimiento… Uno o dos encantamientos de mi invención, un poco
de ayuda de mi querida Nagini…— los ojos de Voldemort se dirigieron a la serpiente, que no
dejaba de dar vueltas —una poción elaborada con sangre de unicornio, y el veneno de reptil que
Nagini nos proporcionó… y retomé enseguida una forma casi humana, y me encontré lo bastante
fuerte para viajar.
—Ya no había esperanza de robar la piedra filosofal, porque sabía que Dumbledore se habría
ocupado de destruirla. Pero estaba deseando abrazar de nuevo la vida mortal, antes de buscar la
inmortal. Así que me propuse expectativas más modestas: me conformaría con retornar a mi
antiguo cuerpo, y a mi antigua fuerza— suspiró de forma teatral —Sabía que para lograrlo (la
poción que me ha revivido esta noche es una vieja joya de la magia oscura) necesitaría tres
ingredientes muy poderosos. Bueno, uno de ellos ya estaba a mano, ¿verdad, Colagusano? Carne
ofrecida por un vasallo…

Colagusano se estremece un poco.

—El hueso de mi padre, naturalmente, nos obligaba a desplazarnos a este lugar, donde está
enterrado. Pero la sangre de un enemigo… Si por Colagusano hubiera sido, habría utilizado la de
cualquier mago, ¿verdad? Cualquier mago que me odiara… ¡y hay tantos que todavía lo hacen!
Pero yo sabía a quién tenía que usar si quería ser aún más fuerte de lo que había sido antes de mi
caída: quería la sangre de Harry Potter, quería la sangre del que me había desprovisto de fuerza
trece años antes, para que la persistente protección que una vez le dio su madre residiera también
en mis venas.

Voltea a verlo ahora enojado, Draco gimotea cuando la varita de Voldemort se acerca a su
garganta.

—Pero ¿cómo atrapar a Harry Potter? Porque ha estado mejor protegido de lo que incluso él
imagina, protegido por medios ingeniados hace tiempo por Dumbledore, cuando se ocupó del
futuro del muchacho. Dumbledore invocó magia muy antigua para asegurarse de que el niño no
sufría daño mientras se hallaba al cuidado de sus parientes. Ni siquiera yo podía tocarlo allí…
Luego, naturalmente, estaban los Mundiales de quidditch. Pensé que su protección se debilitaría en
el estadio, lejos de sus parientes y de Dumbledore, pero yo todavía no me encontraba lo bastante
fuerte para intentar secuestrarlo en medio de una horda de magos del Ministerio. Y después el
muchacho volvería a Hogwarts, donde desde la mañana a la noche estaría bajo la nariz aguileña de
ese loco amigo de los muggles. Así que ¿cómo podía atraparlo?

—Pues, por supuesto, aprovechándome de la información de Bertha: usando a mi único mortífago


fiel, Barty, establecido en Hogwarts, para asegurarme de que el nombre del muchacho entraba en
el cáliz de fuego, usándolo para asegurarme de que el muchacho ganaba el Torneo… de que era el
primero en tocar la copa, la Copa que mi mortífago habría convertido en un traslador que lo traería
aquí, lejos de la protección de Dumbledore, a mis brazos expectantes. Y aquí se supone que
estaria… el muchacho que todos vosotros creíais que había sido «mi caída».

Algo estaba mal.

Toda la historia muy interesante, pero algo estaba mal.

—Claro que, debido a un imprudente niño, las cosas cambiaron un poco y obtener la sangre quedo
nuevamente a manos de Barty otra vez; así que lo lamento mi niño, pero ocupo darte una lección.

Voldemort sonrió.

Draco no tuvo tiempo de prepararse.

—¡Crucio!

Fue un dolor muy superior a cualquier otro que Draco hubiera sufrido nunca y tiene muchos
recuerdos dolorosos de dos vidas: los huesos le ardieron, la cabeza parecía que se le iba a partir por
el dolor, los ojos le daban vueltas como locos. Deseó que terminara… perder el conocimiento…
morir…

Morir de una vez por todas.

Porque esta noche terminaría muerto.

Un segundo parecía una eternidad.

El dolor de mil huesos rotos, de sus entrañas bañadas en fuego, del rugido de horror de su interior.

Todo al mismo tiempo.

No pensó que un humano debería sentir tanto dolor, su cerebro no parecía procesarlo y Draco se
preguntó cuando tiempo le tomaría suplicar por su muerte.

Y luego cesó. Su cuerpo quedó colgado, sin fuerzas, de las cuerdas que lo ataban a la lápida del
padre de Voldemort, y miró aquellos brillantes ojos rojos a través de una especie de niebla con voz
jadeante y lágrimas en sus ojos. Las carcajadas de los mortífagos resonaban en la noche.

No se atrevió a ver a su padre.

Sintió sangre deslizarse de su boca. Las cuerdas que lo ataban lo soltaron, cayendo sin fuerzas
contra el suelo cerca de la varita, pero sin energías para sujetarla o moverse.

Que todo termine ya.

Solo quiere cerrar los ojos y no abrirlos de nuevo.

—Un mago excepcional, complico mis planes, pero estoy interesado por el talento que ha
demostrado este año… y anteriores, es como sí todo su cuerpo tuviera una magia propia que me
gustaría trabajar; he estado observándolo, notando desde la distancia y es un espécimen que no
deberíamos perder— la voz de Voldemort es confusa.

Draco se siente aturdido y adolorido.

El cuerpo de Viktor es fácil de ver en esta posición.

Muerto.

Como estarás pronto tú, le suministro su mente.

—Tengo intención de unir a Draco Malfoy a nuestras filas de Mortifagos, quiero nutrir su talento,
sacarle ventaja a su posición; al igual que su padre sería un fiel seguidor— afirmó el mago oscuro
mientras Draco luchaba para incorporarse del suelo.

Algunos susurros se levantaron, pero cuando Draco logro arrodillarse y ver la mano extendida de
Voldemort, apenas si pudo alzar el rostro totalmente.

Su rostro frío y sin calidez.

Su magia oscura navegando en el aire.

Una elección.

Estaba aterrado, horrorizado, no quería morir y al mismo tiempo deseaba que todo acabara; abrió
la boca suavemente, para escupir en la tierra sangre que no dejaba de salir de su boca. Nunca pensó
que tendría una elección, ahora aquí en el cementerio pudo ver claramente en su espalda cada una
de las elecciones que lo llevaron hasta aquí. No fueron las mejores, probablemente si tuviera otra
oportunidad haría tantas cosas diferentes, pero tampoco se arrepentía totalmente de ellas; había
alejado a Harry de esto y salvado a Sirius.

Cerro los ojos, enviándole una disculpa a su madre y amigos.

No fue una mala vida, tuvo una madre esta vez, tuvo amigos en los que apoyarse y tiene muchos
recuerdos felices que no sabía que podía tener; no todos fueron fáciles, pero incluso con todas sus
fallas había encontrado su gente y era feliz.

Feliz de ser un Ravenclaw.

Feliz de ser un amigo.

Feliz de ser un hijo.

Feliz de ser un sobrino.

Feliz de ser un primo.

Feliz de morir por eso.

Apretó los puños pensando en todo aquello que no pudo descubrir en esta vida como su único
arrepentimiento sobre Orion Blake y por un último pensamiento agradeció estar aquí en lugar de
Harry.

No merecía esto.

Nadie merecía esto.

Pero Draco tomaría ese lugar sin dudarlo otra vez.

—No— primero sonó como un susurro, pero ante el silencio de todos de repente, supuso que fue
un poco más alto de lo que esperó —no voy a ser un mortifago— afirmó con voz débil, pero
decidida mientras miraba el rostro de Voldemort pasar del desinteresado al irritado.

No hubo palabras esta vez.

Voldemort levantó la varita una vez más, y, antes de que Draco pudiera hacer nada para
defenderse, recibió de nuevo el impacto de la maldición cruciatus. El dolor fue tan intenso, tan
devastador, que olvidó dónde estaba: era como si cuchillos candentes le horadaran cada centímetro
de la piel, y la cabeza le fuera a estallar de dolor. Gritó más fuerte de lo que había gritado en su
vida, su garganta desgarrándose en cada sonido que apenas si procesaba.

Todo nuevamente.

El dolor.

El fuego en sus venas.

Algo agitándose en su interior de rabia.

Dolor.

Dolor en todo su ser que le hizo casi olvidarse de quien era.


Y luego todo cesó.

Draco cayo nuevamente, pero se mantuvo de rodillas casi de forma milagrosa y con todo gramo de
orgullo que pude reunir, una parte de él queriendo morir, otra parte luchando con toda terquedad a
no dejarse humillar más.

Temblaba tan incontrolablemente como Colagusano después de cortarse la mano.

Todo duele, quiere llorar, los hombres no lloran, no puede dejar de llorar por el dolor, no es un
hombre.

Su mente duele.

Sus pensamientos se confunden.

Puede ver a Selena en sus recuerdos, a su padre odiándolo, el recuerdo de su madre al morir en su
vida anterior y gritos.

No.

Esos gritos eran el recuerdo de hace segundos.

—Creo que no entiendes algo pequeño niño, es aceptar o morir, pensé que un Ravenclaw podría ser
más listo— exclama Voldemort con voz tensa.

Draco puede que este delirando por el dolor.

Pero no piensa quedarse callado, no tiene nada que perder.

—¿Asesinarme? ¿así como has intentado con Harry 3 veces?— palabras estúpidas, porque sí pensó
que no había sentido un dolor más incontrolable en el pasado.

Este tercer cruciatus dejo a los otros dos como cosquillas, gritó como sí cada nervio de su cuerpo
fuera sumergido en llamas, cada milímetro de su cuerpo destruido en pequeños hechizos y nunca
pensó que extrañaría tanto el lago de sus pesadillas como el dolor de no poder respirar por sus
propios gritos.

Una eternidad.

Tuvo que durar para siempre.

Cuando acabó su cuerpo se desplomó de espaldas, no sabe cuándo sus rodillas lo enviaron, pero
ahora miraba el cielo y las estrellas; todo su cuerpo ahora temblando.

Pudo ver de reojo a Voldemort frente a él, sus ojos fríos y sin poder evitarlo la vista de Draco
buscó a su padre; congelado totalmente entre la multitud de Mortifagos.

Parece asustado, horrorizado, adolorido.

Tal vez solamente ya no puede ver bien, sus pensamientos parecen lentos en hilarse, todo da
vueltas y al mismo tiempo sigue aquí.

Vivo.

Con dolor.
Vivo.

Viktor está muerto.

—Lucius— habló Voldemort y su padre se adelantó, tal vez era una ilusión, pero juraba que el
señor Nott lo había estado sujetando —tu hijo pareció ser insolente y sin disciplina, me ha faltado
el respeto y aunque encuentro su magia interesante, supongo que tendrá que morir esta noche.

Morir sonaba tan bien, cualquier cosa que no fuera sentir dolor.

Era maravillosa.

Viktor está muerto.

Tal vez esta vez pueda morir y saber que sigue después.

Tal vez ahí estarían Viktor y su madre en otra vida.

—Mi señor, por favor tenga piedad, es un niño torpe pero le aseguro que puedo hacer que lo
obedezca lealmente— su padre estaba intercediendo o eso pensó Draco en la niebla a su alrededor,
pero Voldemort no parecía impresionado.

—Mátalo.

—¿Disculpe?

—Mátalo Lucius, tu dijiste que ibas a probar tu valor, ahora te digo que mates a tu hijo si quieres
servirme.

Mierda, pensó mientras todo por un momento se volvía algo claro.

Duele.

Pero puede pensar mejor, duele pensar mejor, pero Draco amaba a su padre, aunque rompiera sus
lazos y esto no era parte del plan.

El plan de morir.

Giro inesperado de los acontecimientos, sin duda Voldemort era un monstruo.

Miró a su padre con cansancio, este parecía congelado al lado de su señor, supone que no debería
serle difícil con cómo se han llevado los últimos años; sí alguna vez pensó que su padre lo amaría,
no era ahora y aunque duda que quiera asesinarlo, es la supervivencia lo que importa para este.
Esperaba que lo asesinara ahora, que su madre no se diera cuenta de esto, que cuando la guerra
terminara Harry le pateara el trasero al señor oscuro.

—Yo…— su padre tiembla, su varita tiembla, Voldemort se ve lívido.

Va atacarlo.

Va a atacar a su padre.

Y puede que fuera un idiota, que una parte de Draco lo odie, pero sigue siendo su maldito padre.

—Como imagine no puedes matarme, no mataste a Harry, no puedes matarme a mí, eres un fraude
— su voz es cansada, pero es suficientemente fuerte para que Voldemort gire a verlo con furia esta
vez.

Es todo.

Aquí llego.

—¡Avada Kedavra!— grita con furia y Draco no cierra los ojos, no es la primera vez que muere y
probablemente no la segunda.

Quiere ver a la muerte a los ojos esta vez, feliz de irse con la imagen de causarle un gran enojo a
Voldemort. Pero, aunque el rayo de luz va en su dirección, aunque no tiene la varita en su mano, es
como si una chispa verde saliera de su propio pecho como si fuera un escudo; una onda expansiva
sale de su propio cuerpo, enviando a todos volando un poco lejos, Barty se sujeta de la lápida y
Voldemort se desequilibra.

Draco gimotea, pero cuando se medió incorpora algo a su alrededor le hace voltear incrédulo.

¿Está con vida?

Espera.

¿Qué es eso?

Como si fuera un espectro o una ilusión, casi un fantasma, una mujer está en su espalda, su largo
cabello es negro sobresaliente y grandes ojos verdes miran en todas direcciones incrédula; cuando
la mano de esta sujeta la suya, es como si pudiera tocarlo o poseerlo (si alguien puede tener
experiencia y detectar esas cosas seria él), ya que al levantar la mano arrastra como si fuera la de
Draco y con un tirón de su magia, la varita llega a su mano.

Magia sin varita.

Magia sin voz.

Fue usada por su magia, pero no fue Draco, porque no tiene ni idea de cómo hacerlo.

—Esmeralda— susurra casi con duda, la mujer no sonríe, solo lo ve fijamente a los ojos y Draco se
pregunta si alguien más puede verla.

—No hay tiempo Orion, no, Draco Malfoy, no podré proteger tu vida nuevamente y no podré verte
otra vez; sé que no tuvimos tiempo, pero prometo que la verdad vendrá a ti y ahora tienes que tocar
la copa… usa este hechizo, “Zhivaya magiya”, nosotros lo creamos en tu vida pasada— la mujer
habla apresurada y por la expresión de Voldemort, no parece hacerle gracia que otra persona
sobreviviera a su maldición.

Pero nadie parece verla.

Solo él.

Voldemort por otro lado va atacarlo, va a matarlo y Draco ahora siente todo confuso.

Pero bueno, su varita le gusta eso.

El drama en su vida.

—Zhivaya magiya— repite incrédulo debido a que… no tiene nada más que hacer en realidad.
Al igual que la primera vez que hizo un patronus, su brazo recibe un latigazo mientras la magia es
drenada de su cuerpo y algo sale de su varita de colores negros con azul vibrantes; comienza como
una luz que en menos de un parpadeo toma una figura gigantesca que parece ser creada por las
mismas llamas.

Un dragón.

Por un momento Draco piensa aterrorizado que ha invocado una forma extraña del Fiendfyre, lo
cual podría ser un caos y muerte para todos, pero cuando escucha a Voldemort usar el contra
hechizo que leyó en libros (extremadamente complejo) sin desintegrar el fuego negro casi azulado,
solo puede pensar en una cosa.

Bien.

Con su cuerpo tambaleante, el espectro le ayuda a ponerse sobre sus pies.

—Corre Draco Malfoy, corre— es lo que escucha mientras la mujer comienza a desaparecer, Draco
apenas soportando su peso, pero abalanzándose sobre el cuerpo de Viktor y gritando un ¡Accio! La
copa apenas si se mueve.

No hay magia.

No tiene magia.

Nunca fue bueno en este hechizo tampoco.

Pero de repente la copa parece cobrar vida, vuela hacía él y antes de sentir el choque contra su
cuerpo, de reojo puede ver a Barty en medio de las llamas con la varita levantada en su dirección
con una expresión casi de alivio; casi como si le hubiera enviado la copa.

Es imposible.

Nadie más parece verlo.

Mientras cae en el vacío, jura escuchar el grito furioso de Voldemort en el mismo instante en que
él sentía la sacudida bajo el ombligo que significaba que el traslador había funcionado: se alejaba
de allí a toda velocidad en medio de un torbellino de viento y colores, y Viktor iba a su lado.

Todo se volvió negro.

No hubo sueño, no hubo lago, no hubo cementerio, no hubo pradera, solo hubo oscuridad y dolor
cuando abrió los ojos. Estuvo un momento acostado viendo el techo de color blanco, antes de caer
dormido por lo que parece ser algunos segundos, pero la próxima vez que abrió los ojos había
personas a su alrededor gritando y una varita que lo señalaba; había magia en toda la habitación y
todo duele. Cerro los ojos nuevamente y escuchó su nombre en alguna parte, nuevamente no hubo
sueño o algo especial, por lo que miró aburrido entre sus recuerdos como Orion en su vida anterior,
como si todo fuera borroso; cosas que parecen importantes solamente en blanco. La tercera vez que
despierta no hay dolor, o al menos no tanto, pero su mano es temblorosa cuando intenta
incorporarse y queda sentado en lo que parece una cama de enfermería.

No es la enfermería, ha pasado ahí tanto tiempo, que puede reconocer que no está ahí.
San Mungo.

Hay un sonido de algo rompiéndose, voltea a ver con rigidez a Dora en medio de la puerta y un
florero en el suelo destruido. Quiere decir algo, pero todo da vueltas y aunque siente que se va a
caer, Dora aparece a su lado ayudándole acostarse; todo gira, pero al menos ahora está anclado a
algo.

Un medimago aparece, hay palabras sobre él, alguien comentando su estado y Draco solamente
quiere dormir un poco más.

—Tiene mucha suerte señor Malfoy, su cerebro no recibió daño por la maldición imperdonable, su
cuerpo está recuperándose lento pero seguro y en alguna semana podría salir de aquí sí toma sus
pociones— comenta el Medimago, pero Draco apenas sí escucha a medias —su magia es poca,
pero se está recuperando de igual forma, por eso no pudimos usar tantos hechizos sobre usted; su
tutor legal estará al tanto de su cuidado y en las siguientes horas estaremos rondando su estado.

Draco solo asiente distraído, su mente en este lugar, también recordando el cementerio, Viktor
muerto, tortura, apenas puede tomar la olla que le empuja Dora ante de comenzar a vomitar bilis;
no sabe cuánto tiempo estuvo fuera esta vez, pero debe ser bastante para no tener comida que
vomitar y solo bilis.

Sus manos tiemblan, Dora lo tranquiliza acariciando su cabeza, diciendo que Andrómeda y Sirius
vendrán pronto, pero Draco no se calma.

—¿Que pasó?— no hay respuesta.

Incluso cuando Andrómeda, Edward y Sirius aparecen, no importa que tantas veces pregunte, ellos
no dicen nada y solamente le comentan los felices que están de verlo despierto; estuvo
inconsciente dos semanas y debido a las maldiciones que su cuerpo fue sometido, tuvieron que
trabajar bastante para que no perdiera su mente bajo la tensión que estuvo sometido.

Pregunta que está pasando, pero Sirius solamente le da una caricia en la mano, antes que Draco
quede inconsciente nuevamente.

Esta vez sueña, una pesadilla, en medio del cementerio y gritando de dolor cuando Voldemort le
lanza un crucius.

Pasa los siguientes dos días entre la conciencia e inconciencia, comiendo, durmiendo, con la
cabeza dando vueltas; Andrómeda y Sirius pasan todo el tiempo a su lado, turnándose para
cuidarlo. Una vez vio a Remus, quien estaba haciendo un cambio, mientras Sirius iba por algo de
comer, su voz es amable mientras lee un libro, antes que vuelva a caer inconsciente. El tercer día
parece más lucido, puede sentarse, sus manos se mueven lentas pero seguras, no hay energía en sus
músculos, pero hace los ejercicios que le envió el doctor. Dora esta con Sirius, ambos hablando
sobre música y cosas muggles, haciendo como si no pasara nada y no es hasta que Draco
aprovecha su ausencia para ponerse sobre sus pies, alertándolos cuando vuelve, que por fin se
rompen.

Hablan.

Draco había aparecido en medio de todos, inconsciente, con sangre y restos de la maldición
asesina, con el cuerpo de Viktor muerto y la copa. Lo cual no hubiera sido preocupante, sí Sirius
no hubiera rebelado la otra cara de la moneda.

—Fue en medio de la prueba, Harry comenzó a sujetar su cicatriz, no dejaba de gritar como si
quemara y luego… creo que lo vio todo, lo arrastre donde Dumbledore y no dejaba de decir por
partes lo que pasaba, como si pudiera ver lo que veía ese maldito bastardo sin nariz.

En ese momento Draco cierra sus ojos, porque solo había querido que Harry no sufriera lo que era
su destino y aquí en su cara se burla el universo.

Lo vio.

Vio todo lo que paso en el cementerio.

Draco no sirvió para nada.

Piensa en Viktor y todo a su alrededor solamente duele en pensar en el cadáver de su amigo.

Dora toma la palabra hablando sobre el elfo Winky que habían rastreado e interrogado, el cadáver
del padre de Barty, como ahora aprendieron sobre como Barty Crouch Jr escapó; Dora habla
enojada de como la prisión de Azkaban había ocultado la desaparición de Peter Pettigrew,
aparentemente su padre (Lucius) había logrado pagar una gran cantidad de dinero para que hicieran
una apertura para que Peter escapara en su forma de animago antes de su ejecución.

Una película.

Una mala película frente a sus ojos.

Hablan sobre como Hogwarts estaba terminando su curso, sobre una ceremonia en honor a Viktor,
su director desaparecido en Durmstrang; el discurso de Dumbledore que anuncio en el castillo el
regreso del señor oscuro a pesar que nadie parecía creerle más que algunas pocas personas.

Sus amigos que estaban preocupados por él.

Sus Ravenclaw.

No puede evitar el pensamiento de Viktor rondando como un cadáver en su espalda.

Pero Draco solo puede pensar en una cosa.

—Estaba ahí, mi padre, estaba en el cementerio— dice Draco con voz ronca, mirada perdida y
apretando las sábanas.

Dora y Sirius se ven de reojo, antes que Sirius sea quien asienta en su conversación silenciosa.

—Si, Harry lo dijo, los vio; tu madre tuvo que partir luego que te instalaran en el hospital, tu… no
puedes volver a esa mansión.

Draco ríe sin humor de las palabras de su tío, pensando en su madre, que claramente no estaba
aquí, que había ido con su padre y el loco psicópata que intentó matarlo luego de torturarlo. Era tan
ridículo que no puede dejar de reír, sus familiares lo ven alarmado, pero no va a llorar; porque los
hombres no lloran, porque no tiene permitido llorar y porque al igual que su vida anterior no tiene
padres a su alrededor otra vez.

Su madre.

Tuvo que huir con ella apenas pudo, sus estúpidas ideas de que podría cambiar las cosas, hicieron
que todo fuera exactamente igual.

Nada cambió.

Solo que Draco no hizo nada.

Como siempre.

Es un inútil.

—Puedes venir a Grimmauld, hablé con Remus, estaríamos encantados de darte un nuevo hogar—
se apresura a ofrecer Sirius, lo ve fijamente antes que Dora lo empuje con un pie.

—No escuches a este idiota, todas tus cosas están en casa de mis padres, me puedo mudar de
regreso si te hace sentir mejor; nuestra casa ya es tu casa, no estás solo— habla Dora con una
sonrisa tentativa.

Los ve un momento.

No debe llorar.

Los hombres no lloran.

—Estaba ahí, cuando me torturaron, no hizo nada… no hizo nada… y ahora mi madre… no está
aquí— sus manos viajan a su rostro para ocultarlo, no va a llorar, pero no puede evitar encogerse
sobre sí mismo y la respiración comenzando alterarse —no me aman— añade con una voz
desgarrada cerca del llanto.

Siente rápidamente el abrazo de Sirius y es entonces, cuando las compuertas de sus ojos se abren,
cuando no puede evitar el llanto mientras se abraza a Sirius de forma desesperada y pocos
momentos después este también parece llorar contra Draco.

Solo hay una cosa que siente en este momento.

Un corazón totalmente destrozado.

Fin.

Chapter End Notes

Bueno este libro sin duda fue un gran giro de emociones, si el libro 3 termino como si
les diera una patada en el vientre, no quiero ni pensar que llegaran a ver en este cuarto
libro y su final. En el canon recuerdo que la autora comento como Cedric fue la
primera muerte de los libros, que daría inicio a la muerte de los siguientes; al igual que
ella Viktor es la primera muerte diferente del libro, que puede que cause una nueva
etapa en la vida de Draco mucho más cercana a la guerra y mucho más dolorosa. Este
libro trajo alegría, momentos hermosos y también desgarradores.

Al final en estos últimos párrafo Sirius llora, porque puede verse reflejado en Draco,
como lo hizo él cuando descubrió sobre su familia y tuvo que marcharse.

Gracias por leer la historia, ha sido un viaje asombroso hasta ahora es el primer libro
que termine sin empezar a publicarlo totalmente, por lo cual me da tiempo para hacerle
ediciones que ustedes notaran ya al final cuando sean publicadas, pero con una imagen
de a donde llego.

Cada lector que está ahí, cada comentario, cada me gusta, todos ellos fueron quienes
me impulsaron a terminar la historia y publicarla tan rápido.

Son lo mejor que me ha pasado, este trabajo demanda cada segundo de mi tiempo
libre, pero realmente es lo que me hace feliz; pensar que eso hace felices a otros, me
llena de alegría. He llegado a conocer a personas maravillosas por esta historia, aun
nos quedan 3 libros por delante llenos de toda clase de momentos.

Hay dos interludios, que son los puntos de vista de Harry a lo largo de estos dos años,
que espero disfrutemos antes de entrar al quinto libro con todo.

Como siempre, aquí les dejo la premisa y el título del libro.

Draco Malfoy y El velo de la muerte

Después de un terrible cuarto año, Draco intenta recuperarse de las heridas mentales y
físicas que el torneo le ha dejado. Luego de la primera muerte que puede traer muchas
otras, quiere buscar una forma de evitar que la historia se repita como la conoce, por lo
cual vuelve al lugar que tiene todas las respuestas, el libro de Orion Blake.

Esta vez en quinto año tendrá que sobrevivir a los terribles TIMOS, un nuevo profesor
de defensa que es un psicópata, que el mundo no crea el regreso de Voldemort y sus
nuevos, pero no queridos sentimientos por Harry Potter.
Interludio POV Harry
Chapter Summary

El punto de vista de Harry de estos dos ultimos años.

Chapter Notes

See the end of the chapter for notes

Interludio tercer año Harry.

Las vacaciones antes de su tercer año fueron, como siempre, un desastre con la familia que tenía;
no fue tan difícil de creer el escaparse en la mejor oportunidad. El único inconveniente es que
nadie firmó su permiso de Hosgmeade, lo cual, sí lo piensa durmiendo en el callejón Diagon, es
algo negativo; pero Harry no se siente realmente culpable de que la tía Marge saliera volando.
Claro que estuvo ese momento de pánico donde pensó un instante que sería enviado a prisión, pero
una parte de él también piensa que era totalmente merecido; lo que daría por ser un adulto y poder
abandonar esa casa.

Tenía una fuerte defensa ante cualquier policía, ¿auror? y sí conocieran a su tía le darían una vía
libre sí fueran un poco inteligentes.

Odia a sus tíos, todo lo que ellos significan en su vida, ya había pasado mucho desde que fue un
niño que pensó que de alguna manera ellos lo amarían algún día; Los Dursley no lo iban amar ni
ahora ni nunca, lo aprendió rápido, o tan rápido como un niño que vivió la mayor parte de su vida
debajo de unas escaleras.

Dejó de preguntarse qué hizo mal.

Dejó de pensar que algún día su tía lo trataría como un ser humano normal.

No te aman, no te van amar nunca y no mereces que te amen.

Era su forma de protegerse.

Eso fue lo que pensó por tanto tiempo, antes de entrar a Hogwarts, antes de encontrar personas que
parecían amarlo y tratarlo como algo precioso; y no importa que una parte de su mente aún dude
sobre si merece amor, lo que sabe es que no merece un trato inhumano. Había visto como incluso
niños que se comportaban mal, no eran tratados de forma inhumana por los profesores (Snape era
una excepción… y Fitch también) y aunque no confiaba mucho en los adultos, nadie parecía querer
su mal activamente.

No falta el loco de tanda que quiere asesinarlo en ocasiones.

Por otro lado hay personas como Ron y Hermione que lo trataban con tanto cariño, que Harry a
veces se despertó en la noche pensando que iban a terminar odiándolo algún día, pero no lo
hicieron.

Los Dursley estaban mal, ellos mintieron sobre sus padres, ellos lo trataron mal, Harry no merecía
eso.
No tenía idea que haría luego de Hogwarts, sólo que se iría lejos de los Dursley.

Ahora tenía amigos.

La vida no sería tan mala como imaginó, la vida no es mala; si quitas de largo que los últimos dos
años en sus años escolares siempre parecía al borde de la muerte.

Todo lo demás parecía bastante bien.

Pero a pesar de su vida cercana a la muerte, estos dos años habían sido lo mejor en su vida, todo
era tan emocionante y nuevo, Harry estaba encantado con la magia y no se imaginaba un mundo
sin ella ahora. No porque facilitara de alguna forma la vida, Harry podría sobrevivir solo por su
cuenta, pero la magia hizo parecer todos esos cuentos de hadas de alguna forma tan reales.

Incluso… Harry gimoteó mientras enterraba el rostro en la almohada de su habitación alquilada,


realmente tenía problemas, las bromas de Hermione y Ron de que no podía dejar de pensar en
Draco al menos por media hora eran tan dolorosamente ciertas que dolía.

Había tenido un largo viaje de aceptación (2 años en realidad), pero era ridículo intentar negar algo
a estas alturas.

Draco Malfoy era un estudiante de su generación en la casa Ravenclaw, era un niño rubio de ojos
grises, que desde primer año había captado la atención de Harry; por ignorarlo y alejarse de él,
pero que no se diga que Harry no le gustan las cosas fáciles. Luego de dos años de poca interacción
y cierto intento de rivalidad que fracasó de su parte, el luchar contra un basilisco el año pasado
parece haberlos dejado como una especie de amigos.

¿Casi amigos?

Dumbledore no le dejó quedarse a su lado hasta que despertara, fue frustrante.

Aparte de una carta sobre su estado de salud, no había obtenido más información y eso hizo que
Harry dudara sobre si eran amigos; tal vez fue el calor del momento y no puede culparlo por haber
aceptado ante la situación. Aún recordaba la mano del niño entre la suya, con una mirada que
intentaba animarlo, de que no estaba solo y que estaría a su lado para ayudarlo, aunque no era su
deber.

Draco no lo abandonó, se quedó a su lado y fue probablemente la mejor ayuda durante la batalla.

Odiaba sentirse inseguro, pero no quería arruinar nada.

No debía presionarlo.

A final del año pasado descubrió que puede que tuviera sentimientos por Draco, puede que fuera un
niño, pero eso no significaba que luego de dos años de constante… ¿seguimiento? (Ron llamaría
acoso constante), no pudiera entender que algo estaba mal con él. En todos sus años de escuela
primaria, nunca había sentido eso por nadie, había visto a otras niñas bonitas y que lo hicieron algo
torpe; pero Draco era diferente, en todo sentido. La forma en que ríe, la forma en que habla, la
manera que parece siempre corriendo sus propias aventuras o como salta sobre sus amigos.

Su mirada siempre lo buscaba, cada que veía un cabello platinado su cuello se movía contra su
voluntad y era feliz.

Como, raramente feliz.


Harry era feliz con sus amigos y en Hogwarts, pero de alguna forma todo parecía un poco ajeno
cuando Draco aparecía en su entorno y todo se limitaba a él.

Cada que el niño tenía una sonrisa torcida en su rostro, el propio Harry lo imitaba, cada que este
hacia alguna nueva expresión, Harry intentaba memorizarla; no era experto en romance, sabe que
su familia era un mal ejemplo para estas cosas y que estaba por detrás de muchas interacciones
sociales. Si no fuera por Hermione o Ron, probablemente hubiera pasado los siguientes años
intentando descubrir que era, porque Draco era un niño y no es lo normal; no es que fuera nada
malo.

Los Dursley lo criaron para pensar que eso estaba mal.

Pero todo en los Dursley estaba mal.

Que le gustara un niño no era malo, no importa que hubiera tomado los últimos meses para aceptar
que tal vez tenía un crush masivo por Draco o algo mucho más serio. Harry no pensaba en
romance, no debería, es solo un niño, nunca le interesó nada de esto; no tenía nada que ver con su
primo diciéndole todo el tiempo que era un perdedor y como nadie podría amarlo, o como todos
sus conocidos de su edad lo ignoraban por el miedo de su primo.

Estar interesado en Draco era, una locura.

Draco era para empezar un sangre pura, el mejor de su año, tenía amistades en todas sus casas y…
vale, Harry era el niño que vivió, pero aparentemente eso fue lo que alejó a Draco en primer lugar
en lugar de acercarlo; era frustrante como la única persona que quiere que lo vea como alguien
especial, parece verlo casi con incomodidad. Parece ser que el padre de Draco tiene mucho que ver
en esto, que el niño también quiere ser su amigo, pero ahora no es posible y Harry lo odia.

Sujeta el colgante que Draco le dio en primer año, viéndolo frustrado, sin entender que hacer
ahora.

Era su amuleto de la buena suerte.

Lo descubre durante todo su segundo año, como no tenerlo puesto lo hace sentir ansioso y es como
una representación física de que Draco no lo odia.

¿Pero de ahí a estar interesado en él?

¿Por qué lo estaría?

Hermione dice que es un gran partido, que solamente tienen que trabajar en la amistad un poco,
pero a la larga podría enamorarlo si quisiera; esto suena como un trabajo de mucho tiempo, Harry
no está asustado por eso. Le gusta pensar que algún día Draco voltearía a verle, le daría una sonrisa
y le prestaría tiempo; parece poco, pero en realidad solamente quiere un poco de su atención.

¿Sería suficiente?

No.

Lo descubrió en primer año cuando le dio el colgante que ahora tiene puesto, solo había querido
inicialmente un saludo y ahora quiere hablar con él todo el tiempo; esto a la larga no funcionará,
esta obsesión solo parece incrementar y no sabe qué hacer para detenerlo.

Lo que necesita es despejarse, no pensar en Draco un día.


Fácil.

¿O no?

—¿Potter?— pero es porque es odiado por el universo.

Harry se congela al voltear a ver a su derecha, sin entender cómo pasó de comer helado y fantasear
mientras intenta hacer su tarea, a ver al chico que debería no estar pensando. No lo ha visto durante
el verano, pero está aquí, frente a él y Harry durante un segundo no respira.

Alto.

Más alto de lo que recuerda.

Draco siempre ha tenido el cabello de forma moderna, pero ha crecido suficiente este verano y lo
tiene casi llegando a sus pómulos; la mano de Harry muere por acomodar el cabello detrás de su
oreja y se alarma de esos pensamientos. Sus ropas no parecen del todo para magos, pero si es de
diseñador de pies a cabeza y por un instante Harry se siente como una basura a su lado.

Nunca le importó como otros lo ven, pero Draco, joder, quería que lo viera como algo diferente.

Que lo viera como Harry ve a Draco ahora.

Hermoso.

Quiere que la tierra se lo trague de inmediato.

—Malfoy— habla casi incrédulo, sus ojos se desvían nuevamente a su cuerpo y siente calor en sus
mejillas.

No puede decir que no entiende a las niñas que parecen seguir con la mirada a Draco por los
pasillos y riendo tontamente, no es que Draco parezca notarlas; en general tendría la cabeza dentro
de un libro esos días. Es afilado en muchos aspectos, pero tiene un aire y porte que hace que Harry
se sienta mareado. Sus extremidades son largar y sus dedos, Harry no entiende porque, pero son
largos y parecen esos dedos de alguien que toca instrumentos de música en televisión.

Es atractivo.

Demasiado atractivo.

Bien, Harry no necesitaba verlo ese día.

No necesitaba verlo para nada.

No ocupaba este nuevo pensamiento.

Como un príncipe salido de los cuentos de hadas, que si bien Harry nunca había apreciado con
interés antes, ahora podría cambiar un poco de perspectiva.
—Madre creo que no te he presentado al heredero Potter.

No es que sea necesario la presentación, Harry había estado en la enfermería cuando la madre de
Draco apareció hecha un mar de preocupación. Habían tenido presentaciones apresuradas con los
otros amigos de Draco, pero esta había lucido un poco aturdida por él, antes de concentrarse
totalmente en su hijo.

Una buena madre.

Incluso si Lucius era una mierda, Harry podría bien envidiar a Draco por tener a alguien como
Narcisa.

—No te preocupes Draco, hace algunos meses luego de su “aventura” pude presentarme al
heredero Potter; te dije que había conocido a tus amigos— hay una clara diversión en su voz que
hace que Harry se sobresalte.

Lo recuerda.

Genial.

Duda que algo pase, pero le gusta que la señora Malfoy lo vea con buenos ojos, porque Harry
quiere esto; atención de Draco.

Si solo es amistad, bueno, Harry la tomará en sus manos como la cosa más preciada que alguien
pueda darle, no importa que más quiera.

—G-Gusto en verla de nuevo Señora Malfoy— hay un tartamudeo y nerviosismo involuntario que
lo hace odiarse.

Pero Narcisa finge no verlo o lo ignora, usando su varita para limpiar el desastre que hay en su
mesa.

Vergonzoso.

Agradece en voz baja.

¿Por qué ambos se quedaron y tomaron asiento a su lado?

Harry no es de preguntar por los pequeños placeres de la vida que quieren ayudarlo. Draco tiene
claramente debilidad por su madre, así que, ya que duda que tenga oportunidad con Lucius desde
que liberó a su elfo doméstico, al menos la señora Malfoy no parece odiarlo.

Sus helados llegan y provoca que Harry agradezca la interrupción.

—El placer de verlo nuevamente es mío, pensábamos que no veríamos a ninguno de los amigos de
Draco hoy, pero es una agradable sorpresa.

La mano de Harry tiembla ligeramente cuando sus peores miedos aparecen casi sin poder evitarlo.

Amigos.

¿Son amigos?

—No sabía que aquí estaría Potter— admite Draco viéndolo curioso con la pregunta en el aire, que
hace que Harry se vea algo incómodo.
¿Realmente son amigos?

Eso es lo que quiere, es lo que ha querido desde tercer año, pero ahora parece que necesita más,
mucho más y es tan doloroso como su interior anhela cualquier cosa que tenga que ver con Draco.

Patético.

Es patético.

Pero se aferra a este hilo que ha aparecido entre ambos.

Las palabras de su primo resuenan como no han hecho desde antes de primer año, sobre como
nadie quiere ser su amigo, a sus tíos llamándolo perdedor que tiene que estar solo. En Gryffindor
eso había cambiado, pero siente el terrible miedo dentro de él, que Draco no lo quiera.

—Me estoy quedando por aquí antes de que vaya a Hogwarts, un inconveniente en casa— no
quiere hablar de su familia, no quiere que Draco piense que es un perdedor, no quiere que sepa la
verdad que lo rodea.

Y una parte de él sabe que, sí Draco preguntara, se hallaría sacando todo del sistema sin
controlarse.

Maldición.

Esta en tantos problemas.

—Lamento mucho escuchar eso, espero que puedas disfrutar de tus vacaciones, aunque… siempre
sería bueno tener cuidado.

Harry sonríe, algo torpe y tenso, incómodo y deseando cambiar de tema. Nota de reojo como
Draco parece arrepentido de su palabra, como se acomoda en el asiento y su mano juega incómoda
con el respaldo de la silla.

Un tic.

Lo tiene cuando esta incómodo, lo ha observado en el pasado. Y no importa que diga Ron, no es
porque está obsesionado.

Bueno.

Tal vez un poquito.

—Veo que estás haciendo la tarea, yo la terminé hace algunas semanas y Pansy copió mucho de mi
trabajo de pociones— masculla lo último con algo de rencor recordando a su amiga, su madre
sonríe ante el comentario y Harry lo ve con nueva expectativa.

Un cambio apreciado.

Ahora que lo piensa, bueno, Draco sin duda es el mejor en pociones que conoce, si lo que dice su
madre es cierto, significa que son especie de amigos. Su mente discute un momento, pero piensa
que sería una forma interesante para plantear los límites que tienen; ver la reacción de Draco y
saber su posición dentro del próximo año.

Se siente incómodo, pero la mirada de Draco lo hace hablar, como siempre.

Estira su pergamino de pociones, que Draco toma confundido antes que la comprensión lo inunde y
cambie a incredulidad al verlo bien.

—No tienes ni la mitad, el profesor Snape va asesinarte— señala sin piedad y si lo dice debe ser
cierto.

Harry juega tímidamente con la cuchara en sus manos.

Snape ya lo odia, no importa tanto, pero quiere saber sí Draco…

—¿Tal vez podrías ayudarme?— pregunta con la voz de aguda y se muere de vergüenza.

No está quedando bien.

Nunca puede quedar bien frente a este.

Es humillante.

Lo ve mal, pero Harry sonríe torpemente y lo ve casi esperanzado; Draco maldice mientras le
arrebata el tintero y una pluma. Gruñe contra el pergamino que es una vergüenza como tarea,
mientras su madre parece entablar una pequeña charla con Harry; se encuentra tenso, pero cuando
Narcisa logra guiarlo al quidditch claramente ha ganado el interés de Harry.

Es una persona bastante carismática.

No se extraña.

Draco tiene esa facilidad de habla como esta, aunque la calidez en el rostro de Narcisa es
solamente de una madre que ama mucho a su hijo.

—Gracias por ser amigo de mi hijo.

—Yo bueno, no creo que seamos amigos, digo, me gustaría serlo, pero Malfoy…— se siente
incómodo de decirlo en voz alta.

—Deja de ser tan torpe Potter, vencimos a un basilisco juntos, la idea de no ser amigos se fue por
la borda.

Su rostro se siente congelado, lucha para evitar sonreír, intenta controlar toda emoción que quiere
salir.

No está acostumbrado a sentirlas de forma tan viva.

—Oh.

—¿Oh? Ahora entiendo como tu ensayo es tan malo, necesitas ayuda en tu léxico, para tu suerte
ahora que me tienes como amigo podría abrirte más la mente de forma educativa; no tienes que
agradecerme por deleitarte con mi presencia.

Harry lo ve unos momentos con muchas emociones en sus ojos, la mayoría de estas es felicidad,
porque ahora son amigos; odia que una parte de él no pueda evitar pensar que tanto tiempo tomará
para otro escalón en esto. Es ridículo, demasiado pronto, pero pensó que serían amigos hasta su
último año, hacerlo en tercero podría significar un mar de oportunidades.

Sí tan sólo pudiera ver que tan bueno es Harry, sí tan sólo pudiera mostrarle que puede ser todo lo
que busca.
Solo una oportunidad, una pequeña, solo ocupa ser amigos.

Luego todo se daría según Hermione.

Quiere pensar que tiene razón.

Antes de irse Draco le hace prometer que leería varios libros de pociones de primer año, a lo cual
Harry pregunta sí puede intercambiar lechuzas con él; Draco se encoge de hombros ya que no le
importa mucho. Harry quisiera poder ser tan indiferente como este, pero ese avión despego hace
mucho tiempo.

No ha llegado de vuelta al caldero chorreante cuando envía una lechuza. Aunque está distraído en
sus pensamientos, por algunos momentos jura ver al silueta de un perro a lo lejos que lo sigue, pero
cada que voltea, no hay nadie; no le da mucha importancia por escribir la nota apresuradamente.

Si.

Sutileza y paciencia no son sus palabras favoritas.

También envía una carta emocionada a Ron y Hermione esa tarde, el primero parece incrédulo y la
segunda lo anima como siempre.

Es una reunión para ver su posición con Draco, pero este acepta y Harry no puede evitar pensar que
es casi como una cita; esa noche sueña que camina con Draco de la mano por el callejón Diagon.

Espera alrededor de dos horas la llegada de Draco, no había podido dormir bien y los sueños donde
Draco tomaba su mano eran demasiado inquietantes. La gente pasaba, lo miraba y Harry sentía ese
agujero en su vientre cada que la hora se acercaba; intentó peinar su cabello, pero era una pérdida
de tiempo. Por suerte no tuvo demasiado tiempo para fantasear la tarde anterior, eso no evitó que
cuando viera a Draco en la esquina luciendo congelado no sintiera mariposas en su interior.

¿Esto es solamente un crush?

No lo sabe.

Totalmente no heterosexual ahora, porque ver a Draco era genial, que tomara su mano era genial
incluso si sólo era para entrar al boticario.

Ser amigos era estupendo, quería más, pero podría ser paciente; esto valía la pena.

Sería fácil.

¿Verdad?

Incorrecto.

Harry no deja de tartamudear, tropezarse y humillarse a velocidad récord por los nervios. Es difícil
contener a Draco, quien no parecía tan emocionado como Harry de estar ahí, pero es el único
momento donde están a solas y Harry quiere conocer todo de este.

Su postre favorito era la tarta de manzana.


Es adicto al chocolate.

Su materia favorita es pociones (Harry se ve realmente horrorizado al respecto) y comenta que


Snape es su padrino, lo que provoca que Harry luzca muy incómodo.

Confiesa que antes de entrar al equipo de quidditch el año pasado era más un buscador, pero que
ser golpeador libera mucho estrés.

Harry odia que cambiara de posición y al mismo tiempo lo agradece, sí Draco fuera el buscador de
Ravenclaw, duda que se concentre suficiente en cualquier partido.

Oliver lo hubiera asesinado.

—Vaya sí fueras buscador podríamos competir este año— expresa Harry luciendo un poco triste al
respecto e internamente agradecido al mismo tiempo.

—Cho va a ser buscadora este año, estoy seguro que disfrutaras más compitiendo con ella.

—¿Quién es Cho?

Hay alarma en su voz, porque parece que esta chica llamada Cho es amiga de Draco y ya compite
su atención con demasiadas personas; ahora también tiene que pensar en quien esta persona. Casi
quiere gimotear porque este chico es demasiado popular, pero no es culpa de Draco o sus amigos
que fuera tan genial.

Así que prefiere cambiar de tema, hablar sobre las tiendas que le gustan, aunque probablemente
Draco las conoce a todas.

Este sonríe amablemente y eso hace que Harry se sienta en una nube.

Ahora si tan solo estuvieran de la mano, Harry podría morir en ese instante y ser feliz, sería como
su sueño hecho realidad.

Y luego…

—¿Tú sabes algo?

—No mucho más que el público general, era el primo de mi madre, pero cuando pregunté ella no
habló mucho al respecto; sólo que es probable que no te busque para asesinarte.

—¿Asesinarme?

Harry quiere maldecir su suerte de que todos parecen saber más sobre su vida que él mismo, pero
antes que pueda presionarlo para saber más, hace su aparición Luna Lovegood y Harry comienza a
pensar que esto no es una cita.

No importa que tanto fantaseara al respecto.

No lo es.

Es más decepcionante de lo que espera, las mariposas de su vientre cambian a una fría aceptación
de la realidad; ilusionarse es tan fácil.

—Hola Draco me alegra encontrarte, es una sorpresa no tan sorpresa verte Harry Potter; es como si
siempre aparecieras donde esta Draco— saluda Luna uniendo sus manos, a lo cual Harry se sonroja
abochornado y Draco solo bufa por debajo.
Gana una mala mirada verde, pero no importa.

Luna es, diferente.

Habla de criaturas raras, parece ser anormalmente sincera al mismo tiempo y decir cosas
incómodas, pero Draco la ama. Harry siente un poco de celos ver como los ojos de Draco se
iluminan por Luna, pero no parece ser algo romántico, porque Harry no ve sus ojos en Draco, sino
que hay un profundo afecto por la niña menor; Luna parece encantada con Draco y lo toma de la
mano con la facilidad que Harry envidia.

Draco la protege.

Su mirada se lanza con dagas con cualquiera que los mire con mala intención y Harry se siente
asombrado. Cuando hablan de las posibles posesiones perdidas de Luna, el rostro de Draco se
oscurece y es… lindo.

Dios.

Esta tan jodido.

Luego le da un paquete de plumas a Harry.

—Tus plumas apestan Potter, te aseguro que estas son de mejor calidad— dice con una sonrisa de
suficiencia, pero solo provoca que los ojos de Potter se abran más viendo las plumas en sus manos.

—¿Es un regalo?— la incredulidad es difícil de controlar.

No.

No otro regalo.

Harry piensa en el collar caliente en su pecho con dolor, piensa en cómo, aunque todos sus amigos
le dan regalos considerados, de alguna forma estos pequeños detalles de Draco golpean tan fuerte;
no es de alguien que tomó toda una tarde en pensar en que darte, solamente notó algo que Harry
no, y se lo dio para ayudarlo. Como sí fuera algo común y cotidiano, pero de alguna forma estas
plumas, eran porque había visto el día anterior sus otras plumas.

Pensó en estas al comprarlas.

Pensó en él.

Un recuerdo de utilizar los viejos crayones desgastados de Dudley hace que su estómago se estruje,
nunca tuvo materiales para dibujar cuando era niño, solo los que su primo no quería o estaban
viejos; pero Harry de cinco años había disfrutado de hacer dibujos, hasta que su tía los arrojó todos
a la basura.

Ahora tiene plumas, costosas, dadas por Draco.

—Draco siempre da los mejores regalos, esta bufanda fue un regalo de él— habla Luna
presumiendo su regalo de navidad con una sonrisa adormilada.

Es linda.

Es un regalo de Draco, Harry ahora tiene un regalo de Draco.

Su garganta se cierra.
Harry sigue viendo el paquete con una sonrisa tímida, sujetándolo contra su pecho mientras
caminan; hay nuevamente una nube de felicidad de regreso a su alrededor, pensando que si esto
continua puede hacerlo una constante. Ron no parece alegre con que le dé siempre regalos, como sí
eso fuera algo para sentirse mal, pero con Draco podría hacerlo alguna especie de costumbre.

Se siente optimista.

Esta salida, está saliendo bien.

—Estaba pensando que Dumbledore se parece a Gandalf, sólo que Dumbledore siempre busca a
Potter y Gandalf siempre busca un Hobbit.

Oh.

Este es el momento.

Luego de pasar humillaciones para preguntarle a Padma sobre el libro que leía Draco, era su
momento de tomar sus horas de lectura estas vacaciones.

Estaba nervioso, pero preparado.

—¿Gandalf?— preguntó Luna curiosa a lo cual Draco negó con la cabeza.

—Un personaje de un libro que me presto Anthony, un verdadero nerd de ellos.

Luna asintió y era ahora, antes que cambiaran de tema y no pudiera usar sus habilidades, tiene que
hacerlo.

—Eso es… — la voz de Harry se quebró un poco, Draco y Luna voltearon a verlo, haciéndolo
sentir incómodo —es de la saga del… Hobbit— nuevamente seguía luchando para hablar y Draco
levanto una ceja.

Antes que sus palabras cayeran sobre él, volteando a verlo ahora mucho más interesado.

Harry casi se derrite.

Si.

Esa mirada.

Esa era la mirada que buscaba, toda su atención sobre él y Harry sintió que podría saltar de un
acantilado sin que nada le sucediera.

Porque Draco lo estaba viendo a él.

Estaba ahogado de la sensación, era la mejor sensación del mundo, incluso más que volar.

—Efectivamente, bueno, Gandalf es un personaje recurrente en gran parte de la saga del señor de
los anillos; pero efectivamente sale en el Hobbit— habla con un deje de curiosidad, mientras Harry
asiente con timidez.

Parece estar examinando sus habilidades, no era que conozca el libro de memoria, pero si sabe de
qué habla.

Bien.
Antes de caer en cuenta de que dijo la palabra saga, maldición.

—Oh, sí, yo estuve leyendo el Hobbit… hay más libros, por supuesto que hay más libros— musita
eso último en voz baja con algo de amargura, algo le dice que tendrá mucho que leer de ahora en
adelante para deleite de Hermione y horror de Ron.

Ron no había querido que fuera un cerebrito como Hermione, pero sí leer provocaba la atención de
Draco sobre él, que se jodiera Ron.

Ya estaba estudiando diligentemente para no ser el último de la clase, esperando que eso llamara la
atención de Draco, aunque hasta el momento no había sido de mucha ayuda; pociones sigue siendo
su peor clase.

—Realmente es un mundo demasiado amplio el que creó Tolkien, tengo mis dudas sobre si fue hijo
de algún mago o un Squib porque todo es bastante interesante… esa referencia sobre los elfos
hermosos y brillantes, cuando los elfos en realidad son… diferentes, me parece un extraño
sarcasmo— habla Draco haciendo un ademán con la mano, Harry voltea a verlo con interés, pero
sus ojos brillar emocionados como si hubiera ganado la lotería de alguna forma.

Lo hace para él.

Ahora no solo son amigos, Harry podría fácilmente cualquier día caminar hacía Draco, charlar
animadamente sobre los libros y siempre tendrían un tema en común.

—Si, el Hobbit me gustó…fue una gran aventura, me agradó Bilbo— Harry parece algo inseguro
de hablar, todo es demasiado bueno y no sabe que tanto puede alargarlo.

Draco toma la batuta por él.

—Por favor Potter todos sabemos que el verdadero protagonista del libro fue Smaug.

—¿El dragón?— cuestiona sabiendo su respuesta antes que la diga.

Hay un brillo de orgullo en los ojos de Draco por eso, que acicala el ego inflado de Harry ese día.

—Obviamente.

—Tienes un serio problema con dragones.

Harry tiene el problema, pero con un dragón en específico frente a él.

—Es un complot, todos dicen eso, pero claramente no es cierto.

Harry intentar luchar con la sonrisa, Draco parece que ha intentado de esconder la suya sin éxito.

Luna comenta sobre no querer leer el libro cuando Draco se lo propone y Harry está feliz al
respecto, sabe que Anthony los lee también, pero de alguna forma esto parece algo de Draco y
Harry ahora.

Le encanta como suena.

Ron esa tarde parece cansado de sus charlas sobre Draco, Hermione soportó un poco más la carta
extensamente larga que detalla cada aspecto de Draco; maldita sea su cabello que no puede evitar
querer tocar. Esta casi seguro que es tan suave como luce.

.
.

Harry odia a los dementores, no hay muchas razones aparte de un trauma para odiarlos. No odiaba
a Pomfrey por cuidarlo, pero era algo incómodo haber pasado un poco de vergüenza al ser tratado
como un niño frente a Draco; Anthony.

Bueno.

Anthony Goldstein es complicado.

Es el mejor amigo de Draco, siempre están mayormente juntos y Draco sonríe tan libre al lado de
Anthony, que claramente los celos son fuertes. Harry quisiera poder ser Anthony, estar en la misma
casa que Draco (no es que tenga nada en contra de Gryffindor), compartir habitación, estudiar
juntos todo el tiempo y caminar a su lado de forma que Anthony no aprecia como haría Harry.

Tal vez suene mal, Harry sabe que suena mal, pero es lo que siente.

El sombrero había meditado sobre enviarlo a Slytherin, pero Harry hubiera estado feliz en
Ravenclaw, incluso si no era tan diligente como debería para uno de ellos. Draco siempre parecía
ojeroso cuando se obsesionaba con algún libro, también tenía un promedio casi perfecto por el cual
Hermione siempre se esforzaba mucho más que de costumbre.

—No, no puedo soportarlo— salta Ron haciendo que Harry salte un poco sobre su cama, habían
estado desempacando las cosas y se había quedado mirando el dragón que le había dado Draco el
año pasado.

Siempre le gustaba tenerlo en la mesa al lado de su cama para verlo al despertar, Ron lo llamó
ridículo, Harry lo empujó por las escaleras.

El dragón se quedó donde pertenece.

Le hace sentir que ese espacio es suyo.

—¿Qué pasó?— preguntó habiendo perdido la conversación un momento, pero Ron solo se tira
sobre su cama de brazos cruzados.

Parece bastante enojado.

—Estábamos hablando de Draco, ya sabes, el tema no favorito de Ron— musitó Seamus con una
sonrisa, que hizo que Ron le sacara el dedo del medio; Harry se animó claramente por el tema,
siempre apreciando que alguien hablara de Draco para no sonar tan obsesivo —los rumores de que
hizo un patronus corpóreo se han disipado como pan caliente— añade viendo a Dean quien asiente.

Si.

La historia había sonado increíble, claramente Hermione parecía horrorizada por el avance de
Draco y este curiosamente nunca le gustaba presumir de su agilidad en la magia práctica; siempre
era bastante emocionado por presumir sus conocimientos en libros, pero cuando era magia práctica,
siempre era retraído.

Lo cual es extraño.

Draco había encadenado perfectamente a Tom con un hechizo que Harry no puede replicar.

Es bastante genial.
Harry lo admiraba mucho por eso, pero Draco era tan tímido al respecto, lo hizo ver un poco
adorable; pero Harry no era el más parcial cuando se trataba del rubio.

—Draco es agradable, pero no soporto que alguien hable de él todo el tiempo, ya tengo a Harry
para eso— la forma en como Ron lo señala es un poco molesta.

Harry no habla tanto de Draco.

Levanta la mirada para ver miradas divertidas de Dean y Seamus, quienes probablemente al igual
que toda la casa Gryffindor deben saber de su enorme enamoramiento por Draco Malfoy; al menos
sí sus bromas significaban algo. El año pasado pudo haberse sentido completamente consternado
por ellas, sin entenderlas al mayor parte del tiempo; ahora solo agradecía que la mayoría de esas
bromas (especialmente de los gemelos) no fuera frente a Draco.

Curiosamente, nadie parecía afectado porque Harry Potter, el niño que vivió fuera aparentemente
muy homosexual por Draco Malfoy; Ron le había asegurado que dentro del mundo mágico no era
tan raro ver parejas del mismo género como lo era en el mundo muggle.

Harry solo agradecía no estar en los periódicos, odiaba esa clase de noticias cuando lo
involucraban.

—Bueno Draco llama la atención casi tanto como Harry— comenta Neville con diversión en la
voz.

Si.

Ambos se parecían en eso.

Eran el uno para el otro.

Harry se sintió amargo por ese pensamiento, porque era demasiado cursi para que lo hubiera
pensado y por eso se arrojó sobre su cama de forma contemplativa. Draco era demasiado
inteligente, había visto a los profesores anunciar que podría tener clases avanzadas y alabar su
técnica de magia, demasiado avanzado para alguien de su edad.

Hermione no lo tomó tan bien, pero Harry solamente estiró su mano frente a él.

Ocupaba estudiar, no podía quedar muy atrás de Draco y ocupaba ser bastante bueno para captar su
atención.

—Aunque nadie parece captar la atención de Harry tanto como Draco— bromea Dean, antes de
ganar un fuerte golpe de almohada cuando Harry le lanzo la suya.

Con una buena puntería.

Idiota.

Se generó una guerra de almohadas, de la que Ron culpó a Draco, aunque no estuviera presente,
porque era el único que siempre desestabilizaba a Harry.

Si.

La almohada en su cara era totalmente merecida.

.
.

No se olvidó de Sirius Black, pero era jodidamente difícil poder atrapar a Draco a solas por un
instante.

—Ahora estamos solos, vamos a hablar de Black.

Draco había parecido aterrorizado un instante, había intentado sonar no tan nervioso, pero el chico
por otro lado se preocupó por algún motivo; antes que parecer meditar sobre algo.

Ya no parecía tan asustado, ahora era más contemplativo.

—Te contaré todo lo que sé con una condición— habla Draco apartando la mano de Harry que aún
tenía sobre la muñeca, haciendo que este se sonrojara incómodo; le gustaba la sensación de la piel
de Draco contra la suya —no debes ir por Sirius Black, no importa que te diga, no debes buscarlo
es mi única condición.

¿Por qué todos piensan que buscaría a Sirius?

Especialmente cuando Draco comentó algo sobre asesinato.

—Bien— casi escupió, odiando que Draco lo tratara como los demás.

Se equivocó, Draco iba un paso más adelante.

—Voy a confiar en ti Potter, si rompes esta promesa sin duda lo recordaré, así que cuida de tus
palabras— la seriedad de sus palabras lo hicieron encogerse un poco, era una advertencia que
incluso sin saber cuándo significaba el propio Draco para Harry, no debe romper esa palabra.

Odiaría que esto arruinara la amistad que tenían, parecía serio.

Y lo era.

Maldito tramposo.

—¿Quién es Sirius Black?

—Sirius Black es tu padrino.

Harry quiso matar a alguien, no sabe a quién, no sabe cómo, pero quiere gritar al cielo porque le
están diciendo que un exconvicto es su familiar; pero por algún motivo nadie pensó que los últimos
tres años fuera algo importante para decir.

—¿Qué?— su voz sonaba ahogada, pero no sabe sí realmente quiere saber más o no.

A quien engaña, nadie le diría nada.

No quiere pensar en todos los que ha visto este verano, en como todos parecían preocupados sobre
hablar de Sirius a su alrededor y parece ser que ya obtuvo la respuesta a eso.

—Sirius Black es pariente de mi madre, eran primos antes que fuera eliminado del árbol familiar;
la familia Black es una ancestral familia de sangre pura y Sirius no era exactamente lo que se
esperaba del próximo heredero— estúpidas familias —fue un Gryffindor de hecho, era de la misma
edad de tus padres y se conocieron, según me explicó madre eran buenos amigos— genial, algo
que aparentemente todos pensaron mejor no mencionar —luego estalló la guerra, se dice que Sirius
Black traicionó a tus padres y asesinó algunos muggles, así que fue enviado a azkaban sin un
juicio.

—Era un asesino— dijo casi incrédulo y con odio.

Era amigo de sus padres.

Pero es un asesino.

¿Por qué era amigo de sus padres?

—Eso dice el ministerio— había algo en la voz de Draco que lo hizo sentirse incómodo.

—¿Cómo qué traicionó a mis padres?— preguntó ahora sintiendo la bilis en su garganta, pensando
en que ocupaba seriamente tener a Sirius Black al frente.

Para darle un puñetazo.

Draco se sujetó el puente de la nariz algo exasperado.

—Se dice que traicionó a los Potter, pero yo no sé bien que sucedió, nadie sabe bien que sucedió,
¿Sabes por qué?

—…

Traicionó a sus padres.

Por un momento solo sintió un pequeño ruido sordo en el aire, antes de apretar el puño con fuerza,
porque como siempre, algo así tenía que pasar.

¿Acaso no puede tener a alguien bueno en su vida?

Todo aquel que conoció de niño, ahora parece no servir para nada, todo aquel relacionado con él
de alguna forma parecen ser las personas más malditas del mundo.

Su padrino, convicto, traicionó a sus padres.

—Porque no hubo juicio Potter, todo lo que dicen son especulaciones y una acusación sin pruebas;
nadie tomó la varita de Black para probarla, porque era justo cuando terminó la guerra contra el
que no debe ser nombrado… podría ser inocente y nadie lo sabría— levanta la mirada molesto,
porque sí fuera inocente no estaría en la cárcel.

No juicio.

Las palabras de Draco lo dejan en blanco nuevamente.

¿Por qué no hubo juicio?

—Si era inocente, ¿por qué estaba en azkaban? —pregunta sin entender.

—Porque el sistema judicial es una mierda, especialmente en los días de quien ya tú sabes. Es
probable que se hubiera culpado a más de un inocente y que muchos no tan inocentes estén libres,
no puedo darte una explicación más que la vida a veces es una mierda injusta— suena como
alguien viejo, casi como un adulto cansado.

Su expresión también parece cansada.


Pero lo defiende, en toda esta charla, lo ha defendido.

—¿Crees que es inocente?— la pregunta casi sonaba como acusación, pero Harry no entiende
porque lo defiende.

¿No hizo algo malo?

—¿No te acusaron de ser el heredero Slytherin en segundo año?— su pregunta de regreso


descoloca de su posición a Harry un instante, recordando con amargura esa situación del segundo
año —te acusaron de ser heredero, pero no lo eras, porque no toda la historia estaba fuera en la luz;
me acusan por ser hijo de mi padre sin conocerme, es lo que hacen las personas, juzgan primero
para protegerse— hay amargura ahora en la voz de Draco —¿Acaso no pensaron primero que
Snape era el villano en su primer año?, nosotros juzgamos también y nos juzgan; pero no cometas
el error de pensar que no te puedes equivocar y que los demás no lo hacen, yo podría estar
equivocado ahora mismo.

—¿Entonces que debo hacer?— gruñe frustrado luego de pensar en sus palabras y notar la molestia
razón.

No le gustaba admitir que sí, los últimos dos años tuvo algunas equivocaciones que podría estar
repitiendo ahora con otros.

Se siente tan mal.

Tan débil.

Tan indefenso.

No se supone que deba sentirse así, Harry ya no está solo como cuando estaba en casa de los
Dursley, pero se siente como un niño de 5 años que espera una fiesta de cumpleaños que no va a
venir nunca; como si fuera un niño que no entiende el mundo.

—Investigar cerebro de maní, investiga realmente y descubre la verdad antes de juzgar a alguien;
pero si me preguntas, no, no creo que Sirius Black sea culpable ya que mi padre nunca me dijo que
fuera un mortifago… estoy casi seguro que fue inculpado, pero no está en mi poder hacer nada
para cambiarlo— ahora Draco también parece frustrado —Me prometiste no ir por él, no te pedí
esa promesa porque crea que es inocente, sino porque antes de hablar con Sirius Black sí lo piensas
bien… hay muchas personas que podrían darte información que no están escapando de la ley; sí
Sirius Black quiere decirte la verdad, se presentará ante ti— habla viendo a la puerta, antes de salir
por ella sin que nadie lo siguiera.

Harry se quedó en su lugar, meditando, pensativo.

Con una mano en su mentón.

Perdido.

Hagrid no quiere hablar de Sirius cuando se lo pregunta, pasa similar con McGonagall cuando la
detiene en clase después de transformaciones y eso lo hace sentir algo en su cabeza; todos parecen
querer evitar hablar sobre Sirius Black y eso provoca que sea más difícil averiguar sobre el tema.
Ron comenta que es en realidad un nombre muy famoso por los años por ser un mortifago,
Hermione comenta que, sí Draco tiene razón y no hubo juicio, deberían investigar más al respecto.

Y eso piensa hacer.

Hasta que Draco es herido.

Harry ve en cámara lenta con incredulidad como Draco salta sobre su amigo en su primera clase de
cuidado de criaturas mágicas, hay mucha sangre, es horrible; Harry está paralizado viendo a su
amigo en el suelo, como este parece querer minimizar todo, preocupándose primero por Michael
que por él.

Draco quien hace unos minutos parecía como un pez dentro del agua, pero volando con un
hipogrifo de forma encantadora; como si hubiera nacido para el cielo.

Disfrutando.

Riendo.

Con los ojos más brillantes, que Harry casi tropieza cuando lo ve sonreír al hipogrifo.

Pero ahora no está sonriendo, ahora está sufriendo y Harry se encuentra por algún motivo,
aborreciendo al pobre hipogrifo que no merece su odio injustificado; no importa que tanto Draco
asegura que no ha pasado nada, el verlo blanco como un papel por la pérdida de sangre y con
vendas los siguientes días, hacen que Harry no quiera saber nada de Buckbeak en realidad.

Harry ve un día en la comida a Draco hablando con Cedric y casi arroja su cuchara para golpear al
idiota Hufflepuff, ni que fuera tan atractivo. Cuando Draco se sonroja en la mesa de los hurones,
Harry realmente pierde cualquier intento de sutiliza y solo ve de mala manera a Cedric.

—Creo que eres muy obvio Harry— que esas palabras fueran de Ginny la hermana menor de Ron,
por algún motivo hizo que todo fuera más humillante.

—Oh amor joven— dice Fred de forma dramática y lo patea bajo la mesa.

—Por qué le sonríe de esa forma, maldita sea, ni que fuera tan atractivo— farfulla Harry enojado,
porque, aunque no sabe si le gustan todos los chicos o solo es Draco, incluso él no puede negar que
Cedric es atractivo.

—Cedric en realidad es bastante popular entre las chicas y lo siento Harry, pero si es atractivo—
habla Hermione con algo de pena.

Su único consuelo, es que esas palabras parecen hacer infeliz a Ron también.

Ginny se ríe de ambos.

Draco no está durmiendo bien, Ron nuevamente lo llama acosador, Hermione comienza a bromear
sobre que tiene un sensor con cualquier cosa relacionada con Draco. Como siempre el castillo
habla de ellos, que si no es que alguien señala la muerte de Harry, que si no es del boggart de
Draco, que si no es Draco preguntando por información de su amiga Padma. Realmente al inicio
tiene miedo de que algo suceda ahí, Draco es demasiado cercano a Padma, tanto que cualquiera
podría pensar que en un futuro ambos podrían terminar juntos; Parvati lo tranquiliza cuando casi
entra en colapso por el comentario de Seamus al respecto.

—Padma está interesada en Anthony y este en ella, pero solamente bailan entre sí, no te preocupes
Harry, Draco no está interesado en nadie— había dicho está intentando tranquilizarlo, funciono
brevemente, porque también fue decepcionante.

Draco no lo ve a él, como Harry ve a Draco.

Y aparentemente esta casi comprometido con Pansy Parkinson.

Harry detesta esa primera salida de Hosgmeade, porque Draco, aunque admite que no tiene interés
en casarse con Pansy, tampoco se lo niega a ella. Es frustrante pensar en eso, porque se supone que
son niños, pensando en personas que te gustan, no pensando en casarte; no es un sangre pura
tampoco, y además es un niño. Si bien Draco ha demostrado que es bisexual y que en esto al menos
tiene una oportunidad, que no sea un sangre pura puede que no le llame la atención.

Se restriega el rostro entre sus manos, porque no quiere pensar en esto mientras espera a sus
amigos que regresen de Hosgmeade.

Donde tal vez y solo tal vez, Harry había fantaseado los últimos días donde McGonagall decía que
no había problema en que fuera con sus amigos, se topaba “casualmente” a Draco y este
determinaba que esperaba pasar el resto del día con él. Ambos en medio de Hosgmeade
disfrutando de la ciudad de magos, como hace tanto frío estarían muy juntos y Harry podría verlo
sonreír de cerca, antes de atreverse por fin a tomar su mano.

Ridículo.

Patético.

Pero no pudo controlar a su mente de pensarlo constantemente conforme el día se acercaba y solo
paso solo, sufriendo en su propia miseria, deseando que Draco no estuviera a solas con Pansy o
Cedric.

Su vida era una comedia.

Cuando llegaron Ginny y Luna, fue refrescante, pero no tanto como la presencia de Draco
momentos después.

—Draco volviste, estábamos esperándote, Harry aquí está esperando a sus amigos o eso dijo él—
expreso Luna soñadoramente, Ginny lo saluda de forma animada, que se convierte en una gran
sonrisa cuando le pasa una gran cantidad de dulces.

Harry siente envidia.

Envidia que siempre siente al lado de Draco.

Maldita sea.

—Gracias— afirma Ginny con timidez.

—Ron y Hermione venían un poco atrás, deben llegar pronto, así que toma Potter— le entrega un
paquete del mismo tamaño que el de Ginny, haciendo que Harry sonría también dejando los celos
de lado.

Incluso cuando el paquete de Luna es de mayor tamaño, le gusta la idea que de alguna forma
Draco pensó en algún momento del día en él. Los dulces parecían deliciosos, le gustaba que le
diera dulces, era algo que le tenían prohibido con sus familiares; pero Draco parecía pensar que le
gustaría.

—Gracias Draco, son muchos dulces, nunca recibo tantos dulces— afirma Luna ladeando el rostro,
a pesar de lo rara que era la niña, Harry podría identificarse bien con ella ahora mismo.

Tiene que alimentar a sus pollitos, para que cuando crezcan, sean grandes esclavos trabajadores. La
mano de Anthony le hace reír por bajo, porque es una advertencia clara de lo que hace, pero Draco
solamente está sembrando en tierra fértil para poder cosechar más adelante sus acciones.

—Tan aburrido Anthony, solamente le regalo cosas a mis amigos.

—Ciérralo Draco, mejor apresúrate que casi tengo traducido una parte de tu libro que te parecerá
interesante.

La atención de Draco se gira totalmente a Anthony para casi sentir brillos saliendo por sus ojos,
Harry tuerce el rostro sin poder evitarlo, algo molesto de que la poca atención de Draco sobre ellos
fuera totalmente eclipsada por su amigo.

—¿Qué estamos esperando?— afirma Draco con emoción tomando a Anthony de los hombros y
arrastrándolo con fuerza a los pasillos, Anthony voltea sobre su hombro viéndolo fijamente con
una sonrisa divertida.

Harry farfulla por debajo.

—No te preocupes Harry, solo ocupas esforzarte un poco para llamar su atención— afirma Luna
con honestidad y se siente mortificado.

Todos parecen saber sus sentimientos.

Menos Draco.

Maldición.

No sabe si eso es bueno o malo.

—Draco está tramando algo— habla Harry pensativo, haciendo que Ron asienta totalmente
distraído en sus garabatos en el pergamino, mientras Hermione está estudiando diligentemente.

Ambos inmunes a sus charlas habituales sobre este Draco, pero eso no desalienta a Harry de
tenerlas.

—Chicos— los llama, pero nuevamente no obtiene ninguna respuesta de ellos, empuja a Ron quien
solamente rueda los ojos.

—Sí Draco planea algo, siempre está haciendo algo, Draco es genial— sigue garabateando y por
suerte, porque de esa forma no ve la mala mirada que le da Harry.
—Vamos Harry, es normal que Draco tenga sus propias aventuras— intenta tranquilizarlo
Hermione pasando una hoja, como sí siempre dijera lo mismo.

Vaya amigos que tiene.

—No lo he visto hoy, no está siguiendo su horario normal, debería haber venido ya a la biblioteca
— si eso suena perturbador, porque sus dos amigos se ven de reojo antes de verlo preocupado, pero
ya que son pésimos amigos Harry no le va explicar porque los días como hoy Draco siempre viene
a la biblioteca.

No merecen saberlo.

Así que los convence de irse, para alivio de Ron y molestia de Hermione, regresan a la torre
Gryffindor donde no más entrar se congela y puede jurar que un chillido un poco desconcertante
sale de sus labios.

Está ahí.

Draco está ahí, en la torre Gryffindor, sentado tranquilamente en un sofá al lado de la chimenea,
donde usualmente Harry suele sentarse.

Es el destino que quiere que estén juntos, es una señal.

—Es como si lo invocara, ya estaba distraído porque no lo vio todo el día y aparece aquí; nunca
vamos a estudiar— gruñó Hermione apareciendo derrotada, lo que generó risas de parte de Ron,
mientras ambos empujaban a Harry más cerca de él.

Oh no.

Saludo con torpeza, dándole una mirada confundida a Neville, que solamente negaba con la
cabeza; parecía que no quería que hiciera preguntas al respecto. Fred y George se vieron divertidos,
antes de despedirse para que ellos para que tuvieran el sillón libre; Fred hizo un sonido de besos al
pasar a su lado y empujo a Draco haciéndolo reír.

Su ceño se frunció.

—¿Qué fue eso?— preguntó Ron frunciendo el ceño, pero Neville negó con la cabeza de forma
más animada.

—Créeme, no quieres saberlo— Draco volteó a ver mal la respuesta de Neville.

Algo dentro de él pica con curiosidad, pero decide dejarlo pasar.

Por ahora.

—Sigue así y bajarás de puesto como mi Gryffindor favorito, Ginny está ganando puntos
últimamente— gruñe empujando a Neville, quien suelta una ligera risita antes de seguir leyendo
sobre plantas.

Si.

Harry aún esta amargo por esa lista, ahora que son amigos, espera que este alto en su lista; aunque
todavía no lo llama por su nombre, así que no quiere saber en realidad.

—¿Qué haces aquí Draco?— pregunta Hermione curiosa, a lo cual Draco solamente sonríe.
Se sonroja, lo sabe por la mirada divertida de Ron y le lanza una mirada incómoda, sintiendo todo
su rostro caliente.

No es su culpa que Draco sonriera sin avisar.

Es una sonrisa muy bonita.

Está tan jodido.

—Estaba hablando con mi amigo Neville sobre lo injusto que es que conociera la torre Ravenclaw
y yo nunca hubiera venido a la torre Gryffindor, fue muy amable de traerme luego del chantaje
emocional— asegura Draco como si estuviera enseñando una lección.

Ron parece incrédulo viendo de reojo a Hermione, quien solamente suspira cansada.

—Puedo traerte cuando quieras—Harry toma un segundo el procesas que esas palabras salieron de
su boca, cuando sus amigos lo ven entre incrédulos y con lastima, arrepintiéndose de haber hablado
al instante.

Estúpida boca que no se controla, no puede tener estas fallas, cuando se dé cuenta la próxima vez
podría estar declarando su amor a Draco por descuidado.

No.

No puede repetirse un error así.

—Eso es amable Potter, sigue así y ascenderás en la clasificatoria Gryffindor— aplaude de forma
dramática, provocando que Harry empuje su pie contra su pierna aprovechando que está sentado
más cerca.

Porque le gusta el contacto o al menos el contacto físico con Draco, porque le gusta saber que,
aunque no piense igual que él, tal vez algún día este alto en esa estúpida lista.

Porque Draco sonríe.

Porque es hermoso cuando está a su lado sonriendo.

Un chillido por otro lado, atrae totalmente la atención de Draco y Harry voltea ver mal a Scabbers,
porque hace que la visita de Draco termine pronto. Además, la estúpida rata parece encantada en
las manos de Draco, hasta una estúpida rata puede acercarse a este sin problemas.

—Bastardo suertudo— musita por bajo Harry algo resentido, Ron se ahoga de la risa.

Si.

Necesita nuevos amigos.

Harry tiene una noche donde el sueño es intranquilo, como si algo le advierte que algo va a salir
mal y no necesita más que unos minutos en el desayuno, para notar la falta de Draco antes que
Hermione suelte un chillido y ponga el periódico el profeta en su cara; Harry no sabe que sentir
ante la portada. Porque Draco aparentemente si estaba tramando algo, o al menos ha terminado en
manos de Sirius Black que tanto defendía; además de Peter Pettigrew, que aparentemente había
sido amigo de sus padres y estaba muerto… o no tan muerto. Draco no aparece en las siguientes
horas, cuando lo ve a lo lejos parece cansado, demacrado, pero sin bajar el mentón cuando camina
por los pasillos de Hogwarts.

Quiere acercarse, pero no lo hace.

Le había dicho que investigara sobre Sirius y Harry simplemente lo dejo de lado, pero ahora, es tan
confuso todo.

Habían acusado a Sirius de matar a Peter, pero Peter ahora estaba con vida y eso significa que hubo
un error al juzgarlo.

Draco dijo que podría haber sucedido.

¿Lo demás también fue falso?

Es problemático pensar en eso, pensar en Sirius, pensar en Draco, pensar en cualquier cosa; Harry
nota la mirada de Draco todo el tiempo, cansada, pero parece que está frustrado por partes iguales.
Pensar en eso en la noche era problemático, porque le deja confundido de que tanto otros ocultan
cosas, siempre parece que alguien oculta algo para él.

Se da cuenta un poco de tiempo después, ante un comentario de Oliver sobre como Draco Malfoy
salió del equipo de quidditch, haciendo que Harry casi lo pierda. Porque no puede dejar el
Quidditch, no cuando es una de las pocas cosas que tienen en común y no importa que tan loco se
vea arremetiendo contra Draco, lo enfrenta casi al borde del pánico.

Odia a su padre.

Lucius Malfoy.

Por hacerle esto a Draco, porque no importa que le esté arruinando la vida a su hijo, cada que
Draco habla de este no lo hace con odio; solo parece muy triste. Draco se había visto lleno de vida
sobre la escoba, riendo y con esa mirada completamente decidida que le encantaba, pero se lo
habían quitado y también al chico, Harry se siente enfermo por no hacer nada.

Es joven.

Nadie lo escucha, pero cuando todo parece en problemas, le dejan todo en sus manos.

Enfermo.

Este mundo es enfermo.

—Pero mira que lindo hurón tengo, el hurón más lindo de todos— habla Ron en la sala común,
observando a Thorin hacer una pequeña voltereta que atrae atención de todos en el lugar.

O tal vez él es quien esta enfermo.

Thorin el hurón es la nueva sensación de la torre, no solamente el pequeño mamífero albino es


adorable, también es muy cariñoso con todos y Ron se ha vuelto bastante popular por eso; incluso
si inicialmente parece irritado porque tiene nombre y no le han dejado ponerle uno, nadie parece
quejarse sobre Thorin. La primera vez que Draco le dio el hurón a Ron, como una disculpa porque
Scabbers había muerto, su mejor amigo parece demasiado resentido por el hecho de perder a su
rata.
Claro que era vieja y sinceramente no siente mucho aprecio por Scabbers, pero Ron había querido
a la rata porque era suya.

Pero ahora con Thorin, esto era claramente lo que es tener una mascota.

Harry sonríe al ver a Thorin buscar mimos de Ron, quien la toma entre sus brazos para darle
mimos y este suelta adorables chillidos.

Crookshanks ahora en medio de la sala común, sentado al lado de Hermione, no le ha dado ni una
mirada al nuevo integrante del grupo. Originalmente tuvieron miedo que le atacara como Scabbers,
pero el mitad gato solamente parpadea cuando ve al hurón; incluso una vez que Thorin se escapó
de su jaula y lo encontraron durmiente al lado de Crookshanks, supusieron que eran buenos
amigos.

¿Por qué odiaría tanto a Scabbers entonces?

Se preguntó sí alguna vez obtendrían una respuesta al respecto.

—Parece bastante feliz, me alegro mucho… Draco fue muy amable— admite Hermione, mucho
más tranquila.

Hubo un periodo tenso entre Ron y Hermione después de lo que pasó con Scabbers, una parte de su
amiga parece culpable todavía al respecto; pero con Thorin, Ron parece olvidarse de lo que pasó
con su rata y vuelve a ser un gran amigo de Hermione.

Ambos tienen ese algo raro que Harry no quiere involucrarse o tomar lados.

—Draco da buenos regalos— concuerda Harry, algo apenado de pensar que se había sentido
molesto por Draco dándole un regalo a Ron.

Eran amigos, no muy cercanos, pero no puede olvidar que Ron y Draco se conocieron antes de
Hogwarts brevemente; la mayoría de Weasley lo conoció antes de Hogwarts. Harry recuerda que
en vacaciones Arthur parecía recordar a Draco antes que ayudara a su hija con aprecio, Bill
también mencionó sobre Draco con interés.

Es un regalo.

No puede estar celoso de un regalo.

Aunque Harry se siente un poco amargo, porque usualmente es a él, quien Draco le da regalos tan
considerados.

—Saluda a tu padrino— dice Ron casi colocando a Thorin en su rostro, provocando que Hermione
ría.

Harry acepta a Thorin en sus manos, porque a pesar de todo, es un lindo hurón.

No comenta a nadie que por algún motivo piensa que se parece a Draco, ya lo molestan lo
suficiente como para agregar leña a esta fogata.

Deja de enojarse por el hecho de que Thorin vino de Draco, cuando este le presta su escoba luego
que pierde la suya; claro que odia que Draco perdiera la oportunidad de estar en su equipo de
quidditch, pero hay algo en que Draco le cediera su escoba que hace que Harry se llene de
emoción. Porque significa que Draco se preocupa por él, que ahora jugara con su escoba y
definitivamente ganará; de alguna forma siguen teniendo un lazo y espera que prestarle la escoba
significa que lo apoya. Verlo en las graderías de Slytherin había sido un golpe para Harry, pero
luego le dio la escoba y todo parece tan confuso.

Draco había aceptado estar con él los días que los demás fueran a Hosgmeade, porque ahora no
podía ir.

No era una cita.

Draco mencionó sobre ver a Luna y Ginny, pero para Harry era como una cita.

Casi una cita.

Porque no está seguro si alguna vez Draco aceptaría tener una cita con él y ese pensamiento es
suficiente para deprimirlo.

No importa.

Cuando los gemelos le dieron la oportunidad para salir del castillo, terminó arrastrando a Draco
quien parecía incómodo con la idea; tal vez fuera un poco egoísta, porque para Harry era como su
propia aventura con Draco, otra vez ambos juntos por un basilisco. Fue un poco difícil distraerlo lo
suficiente para que no insistiera sobre ir con Hermione o Ron, o peor aún sus otros amigos, pero
fue logrado y Harry sentía una victoria en que solo fueran ellos dos.

Incluso pagó por sus cosas, puede que no fuera una cita, pero Harry sabe cómo comportarse bien
con Draco.

No es que necesite presumir dinero con él o que pueda, ya que Draco debe tener tanto o más dinero
que él como heredero.

Estaban en medio de una discusión sobre que Theo Nott lo odia, lo cual Draco parece haber
descubierto y Harry tiene la teoría de que Theo está enamorado de Draco; sus amigos dicen que no
todos están obsesionados con Draco, pero hay algo en la mirada de Theo que le recuerda un poco
al propio Harry y lo odia. Porque Theo tendría ventaja en conocer por más tiempo a Draco, ser un
sangre pura y verse bien.

Tampoco tiene un loco maniaco en su espalda que quiera matarlo cada año.

Aunque este año por ahora va bien, ahora que Sirius parece no ser un asesino (aunque Harry tiene
todavía sus teorías) el año tiene un aspecto esperanzador de no asesinos locos por ahí.

Siente algo de miedo por el enorme perro Padfoot, que parece el Grim, que le trae malos recuerdos
de infancia con los perros y sus familiares.

Pero luego este enorme perro negro se pone de espaldas para que le rasque el vientre y Harry no
puede negarse.

—Un día lo alimenté en la calle y no me ha dejado de seguir, es un perro problemático— musita


Draco sentándose un poco alejado de ellos, masticando unos dulces que aún tenían.

Que Harry le compró.

Draco no había estado sorprendido, pero lo había aceptado y era suficiente para hacer a Harry un
poco feliz.

Harry sigue acariciando la cabeza del perro, quien parece encantado con los toques.

En realidad, Harry odia el contacto físico, lo ha notado cuando se pone tenso al recibir un toque de
alguien que no conoce o alguno muy repentino; Hermione había comenzado acercarse siempre de
forma frontal y Harry la aprecia por eso, Ron no parece notarlo, pero simplemente no son de
mucho contacto físico. En el Quidditch es difícil con el equipo, intenta apartar la sensación amarga
cada que eso ocurre.

No le gusta el contacto físico.

Pero con Draco siempre lo inicia, porque hay algo que le gusta de él, la sensación cálida y como
todo parece diferente a su alrededor.

Suave.

Mágico.

Brillante.

Nunca sintió eso con nadie.

Los animales tampoco parecen ser parte del problema, Harry se siente cómodo con ellos, con las
criaturas mágicas (menos Buckbeak por razones que son de Draco); así que está feliz con jugar con
este perro.

—Creo que es encantador, siempre quise tener una mascota; aunque Hedwig es demasiado digna
para jugar así conmigo.

Draco hizo una mueca pensando probablemente igual que Harry, Hedwig y Merlín eran amigos,
pero aún así demasiado dignos desde su punto de vista.

—Mis padres no me dejaban tener muchas mascotas, eso no impidió que metiera cualquier animal
o criatura encantada en casa cuando tuve la oportunidad— expresa Draco con una sonrisa algo
melancólica y Harry realmente quiso saber que más hay detrás de eso.

Pero no parece que Draco quiera hablar mucho de su familia y Harry empatiza con eso.

Harry asiente a sus palabras.

Hay algo extrañamente hipnotizante al escucharlo hablar, la voz de Draco no es tan aguda, pero es
bastante suave cuando habla del pasado incluso si es amargo; también le da una forma de poder
conocerlo más, como sus otros amigos.

Le gusta escucharlo hablar.

—Mi padre no siempre fue un bastardo sin corazón— habla y no sabe para quien, como siempre
parece triste sobre el tema y desesperado de convencer a su padre para que no lo odien; algo tarde
para Harry —es estúpido, aún espero que cuando vuelva a casa todo esto desaparezca y vuelva ser
como antes; supongo que solo soy un niño iluso— hay amargura en su voz.

—Tu padre no me cae bien— admite Harry a lo cual Draco suelta un bufido.

Es la verdad.
Cualquiera que lastimara a Draco, no le gusta.

Porque Draco no merece que lo traten mal, no cuando lo ve así, sentado a su lado y con mirada
molesta por algo que no es su culpa.

—Es ingenioso, siempre tenía la mejor forma de salirse de conversaciones incómodas; me leía
Sparky el dragón tantas veces cuando quería de niño… su mano era cálida en mi cabeza… a veces
me pregunto cuando fue que cambió tanto.

Si.

A veces las familias no son geniales, Harry recuerda que al principio Petunia no era tan mala con
él, o quiere pensar que cuando fue un bebé no lo trato tan mal.

Pero ahora es difícil de recordar y se pregunta sí solo fue una ilusión.

—Mis tíos tampoco son agradables, pero ellos siempre han sido desagradables, a veces quisiera
quedarme para siempre en Hogwarts; he conocido aquí a las mejores personas— dice Harry de
forma amarga al inicio.

—Deberíamos ir de viaje— susurra Draco en voz baja de pronto, pero tanto Padfoot como Harry
han escuchado, por lo que este sonríe de manera descarada— cuando salgamos de Hogwarts,
nosotros tres deberíamos irnos por ahí de viaje, estamos forrados en dinero y podríamos tomarnos
unas vacaciones en otra parte del mundo.

Harry se queda en shock.

Su mano se detiene en la caricia del perro, maldiciendo por bajo el ataque indirecto de Draco a su
corazón.

Son amigos.

Buenos amigos.

Solo son amigos.

Solo son muy buenos amigos.

Pero la forma en como su corazón ha comenzado a latir, como imágenes de ellos dos (más el perro)
viajando en lo que parece una larga carretera, es suficiente para hacer que Harry se estremezca;
porque, aunque no piensa demasiado en el futuro, nunca había nada más que dejar la casa de los
Dursley.

Ahora hay algo.

Algo que esperar.

Una promesa estúpida e infantil de que al final de Hogwarts, serán amigos y aunque Harry quiere
pensar en algo más, esto es más que suficiente.

Sonríe.

Porque es feliz.

—¿Qué opinas Padfoot?— pregunta Harry viendo al perro, quien da un ladrido que hace reír un
poco a Harry —podríamos hacerlo, nunca he salido de Inglaterra— admite Harry en voz alta, su
voz un poco emocionada y tratando desesperadamente de contenerse.

Un viaje juntos.

Solo amigos.

Harry quiere abrazarlo, quiere saltar, quiere gritar y al mismo tiempo solamente quiere sonreír.

—Yo he ido por todos lados, mis padres siempre viajan en vacaciones… aunque creo que sería
mejor ir con amigos.

—¿Otros irían?

—Eventualmente, creo que sería genial hacer un viaje nosotros tres primero, luego podríamos ir
con todos.

Esa respuesta logra satisfacer a Harry porque solo serán ellos al inicio, le gustaría viajar con Ron y
Hermione en el futuro, pero ahora sería solo con Draco y Harry no desperdiciaría eso.

Está tan emocionado, que cuando inician una guerra de bolas de nieve improvisada, aprovecha
para reírse, para saltar, para correr; Draco está ahí, siempre parece estar ahí incluso cuando no está,
pero ahora está presente y Harry tiene su atención.

Todo es brillante.

El patronus que Draco puede hacer y por el cual Harry no ha aprendido bien cómo hacerlo todavía,

La forma en como la prima de Draco, quien parece cercana a él y Draco está encantado con ella,
anuncia que ha venido por Padfoot; es algo triste, porque no podrá ver más al perro gigante, pero
feliz porque si está bajo al cuidado de la familia de Draco eventualmente podrá volverlo a ver.

Nymphadora es amable, sonríe y es alguien que le agrada, alguien que es familia de Draco, alguien
buena.

Si bien el día no es del todo bueno, ya que al preguntar por Sirius o si Draco quisiera irse de casa,
provocan que el chico se sienta amargo.

Se maldice por arruinar un buen día y por eso hace algo que había querido hacer todo el día, lo
llama por su nombre antes de huir como loco a la torre Gryffindor. Duda que fuera algo importante
para Draco, probablemente no notó que eso afectara a Harry más de lo que afectaría a él; dentro de
su cama con las cortinas cerrada entierra su rostro en la almohada.

Gimoteando, molesto por todo, extasiado al mismo tiempo y el recuerdo de Draco sonriendo con
un dragón patronus revoloteando por ahí.

Ojos brillantes que combinaba con la nieve y Harry viéndolo impresionado pensando en cómo
quería besarlo.

Nunca había pensado en eso antes.

Pero ahí, sonriente, con labios algo azulados por el frío, porque Draco era malo en bajas
temperaturas y el cabello desordenado, Harry pensó que un beso hubiera sido mágico.

—¿Ahora que le pasó?— preguntó Ron cuando llegó poco después, viendo todo confundido,
Neville se encogió de hombros y Harry no sabía si estaba ahí antes que llegara.
—Probablemente fue Draco— habla Seamus desde alguna parte de la habitación.

Y tenía razón.

Thorin durmió sobre su cabeza y Harry esperó que fuera la forma del hurón de apoyarlo a su
manera.

Conocer a Sirius Black es un extraño regalo de navidad por parte de Dumbledore, que ese día lo
aparta para sorpresa de Ron y Hermione, anunciando que irían a un lugar muy especial; es extraño
llegar a esa casa casi abandonada, es extraño ver a un hombre de cabellera negra retorcerse en la
esquina del salón y lucir casi perdido al ver a los tres ahí. Es complicado, es raro, es incómodo,
Dumbledore explica suavemente como Sirius Black fue inculpado y como se está trabajando para
darle la libertad que merece; Harry no puede evitar pensar en Draco, en sus palabras a inicio del
año escolar y como parecen ahora caer en alguna especie de puzle que no termina de comprender.
Pero está aquí ahora, incluso cuando Ron parece aterrorizado como Hermione, quiere tener la
mente abierta como Draco aconsejó, para que pudiera buscar la verdad.

Para que no fuera engañado.

El hombre habla, extraño, parece nervioso y a veces se queda ido antes de recordar que debe
hablar, cambia de tema rápido, sus manos tiemblan y aunque viste ropa que parece costosa.

Sus ojos parecen amargos.

—Te creo— no sabe por qué, pero Harry quiere creer cuando Sirius explica sobre cómo no
traicionó a sus padres, sobre Peter, sobre no ser un mortifago y su pecho se llena de tristeza.

Mientras Harry sufría con los Dursley, Sirius sufría en la cárcel, ambos sufriendo a su manera;
Sirius peor que él claramente.

Pero Sirius parecía, quererlo.

Era tan extraño.

Pero Harry le gustaba pensar que un adulto lo quería, un adulto que conocía a sus padres, un adulto
que, aunque admitió torpemente querer cuidarlo en el futuro sí era libre, le estaba dando una
oportunidad para ser libre de alguna manera.

Ambos tenían sus dudas sobre el otro, Sirius parece tan incómodo como Harry, pero Sirius habla
sobre su padre.

Sobre James.

—Era mi mejor amigo, era todo lo que necesitaba, me alegra ver como has crecido para parecerte a
él— habla Sirius con una mirada cálida y Harry siente su interior un revoltijo incómodo, pero
caliente.

Su padre.

No lo conoció, pocas personas que lo conocieron en su vida actual hablan de este, pero como Sirius
habla de él lo hace sentir como si lo conociera; fueron amigos.
—¿También estuvo perdidamente enamorado de alguien que lo ignoraba?— el comentario de Ron
es claramente para aligerar el ambiente y molestarlo, pero la risa inesperada de Sirius detiene a
Harry.

Al principio parece sorprendido de reírse, como sí fuera prohibido, como sí no tuviera la


capacidad, como sí pensara que no debería.

Duele.

Duele ver a alguien así.

—James Potter era el claro ejemplo de perseverancia, cuando se enamoró desde primer año de Lily
Evans— habla Sirius un poco divertido y queriendo olvidar lo que pasó.

Ron y Hermione jadean, antes de contar rápidamente sin que pueda detenerlos, su obsesión por
Draco Malfoy y Harry solo quiere ahogarse en su propia saliva, para no ser humillado
públicamente. Sirius rápidamente hace comparaciones de ambos, haciendo que Hermione teorice
algo sobre genética, Ron rápidamente se considera amigo de Sirius por entenderlo y todo habría
terminado como un momento bochornoso si no fuera porque Sirius aceptó ser un animago.

Ilegal.

Algo que no deben revelar a nadie.

Mucho menos cuando aceptó ser Padfoot, haciendo que Harry jadee y luego gimotee.

Por supuesto.

¿Cuándo su vida es normal?

—Entonces vigilando a Harry veo que está esperando por más de una hora frente a un boticario,
pensé que era sin duda una cita, no saben la sorpresa que vi al conocer al niño Malfoy— Sirius
relata ahora mucho más atendo, sin irse tanto y feliz.

Parece feliz.

A pesar que eso significa su humillación continua.

Hermione pide más información, Ron está riéndose, el sonido de la red flu los distrae a todos y
casi todos jadean.

Sirius se levanta como si fuera un bólido, antes de estrellarse con el cuerpo mucho más pequeño
que el suyo y envolverlo en un abrazo; Harry se siente dividido entre los celos de Draco y de Sirius.
Primero porque no puede abrazar a Draco así, segundo porque mientras Sirius era temeroso con él,
había literalmente saltado sobre Draco.

Bueno.

Al menos si algún día salían, tenía la aprobación de su padrino.

Tiene que enamorar primero a Malfoy, pero eso son detalles.

—Sirius— musita casi ahogado, cuando el hombre se separa luciendo radiante.

Hay muchas explicaciones después de eso.


Especialmente sobre el juicio de Peter, que Harry realmente no quiere escuchar; si lo que Sirius
dice es cierto, el que causó mayormente la muerte de sus padres fue ese hombre. No hablo
demasiado sobre él, sobre la amistad perdida, sobre la traición; solamente comentó que estaba ya
bajo la ley.

Y aunque ahora tiene dudas sobre la manera en que se maneja la justicia en el mundo de los
magos, la idea es que el verdadero culpable ya es un prisionero.

No lo conoció.

Por suerte.

Harry no sabría que pensar sobre Peter, el hombre que traicionó a sus padres, por culpa de él sus
padres murieron.

Sirius tampoco quiere hablar del tema, Harry piensa que es demasiado pronto y por suerte tanto
Ron como Hermione no comentan mucho sobre este.

Ver a Draco al lado de Sirius era demasiado confuso, como el hombre no deja de verlo, como
ambos sonríen y chocan los cincos con confianza; cuando comenta al respecto, Sirius parece
avergonzado sobre decir como escapar juntos ayudo bastante. No habla mucho sobre eso, Harry
aprieta los labios nerviosos al pensar en que clase de aventura ambos estuvieron involucrados que
parece no haber salido en las noticias.

—El director está ayudando para que Sirius sea inocente— afirma Hermione con una sonrisa al
verlo tenso.

Draco parece pensativo.

Si bien Harry admira mucho a Dumbledore, ha notado que Draco por otro lado no se siente muy a
fin a este.

—Andy también ha estado presionando, al ser familia de sangre puede hacerlo… si se plantea la
posibilidad de un juicio puede que dure meses, pero la verdad se sabrá tarde o temprano— Sirius
intenta ser optimista, Harry sentado a su lado lo ve emocionado.

Recordando que este le había prometido que apenas pudiera, ambos vivirían juntos y salir de la
casa de los Dursley era todo lo que Harry podía esperar.

—Entonces trajeron a tres niños para que escucharan tu historia, interesante— el tono de Draco
parece hasta cierta forma algo acusador.

—¿Ya lo sabias?— cuestiona de repente Harry, porque una cosa era escapar juntos, otra totalmente
el saber toda la historia que no habían podido contar.

¿Qué tanta de la historia les había ocultado?

—No les conté como me ayudaste, en realidad Draco tenía toda esta idea de capturar a Peter
cuando le dije que…— Sirius se detiene cuando ve los ojos de Draco, definitivamente están
ocultando información, piensa con amargura —ocupaba ayuda, ahora que lo pienso, aquí tengo tu
pago— añade levantándose mucho más animado, Draco se levanta con él.

Harry quiere ir con ellos, pero la mano de Hermione lo detiene.

Rayos.
—Es algo entre Sirius y Draco, no creo que debamos intervenir— musita Hermione con expresión
severa, lo que hace que Harry solamente se empuje contra el sofá gruñendo.

Las dos personas de las que más quiere atención se van entre ellas, el universo siempre parece
darle alguna patada en la cara de esta forma.

—Mira el lado bueno amigo, al final pudiste ver a Draco— bromea ahora Ron moviendo las cejas,
Harry lo empuja molesto.

Idiotas.

Sus dos mejores amigos son unos idiotas, que no cambiaría por nada.

Sirius regresa demasiado rápido, con un rostro como si estuviera constipado emocionalmente, pero
intentando fingir que todo está bien; Harry se alegra que Andrómeda lo visite, porque no parece ser
que este bien para estar solo por mucho tiempo. Si bien aún es confuso pensar en Sirius como
Padfoot, el recuerdo de como el perro necesitaba cariño, le hace doler el pecho a Harry; porque a
veces él también necesita esa sensación cálida a su lado, pero al mismo tiempo no la quiere, no
quiere que se le acerquen.

Se pregunta vagamente que sentirá Sirius.

Tantos años en prisión.

Tantos años siendo inculpado.

Cuando este sonríe, pareciendo desconcertado de que puede, hace que Harry piense que su vida no
es la mitad de mala de la que es su padrino.

Una parte de él se avergüenza de haber pensado mal de este, casi pudiendo revivir cuando Draco le
advirtió sobre este, sobre que era inocente; parecía saber la verdad antes que sucediera.

¿Cómo es eso posible?

—Entonces Harry, ¿Cuándo piensas declararte a mi sobrino?— la pregunta de Sirius gana risas de
sus dos amigos, mientras que Harry se vuelve totalmente rojo de incredulidad.

—Cállate Sirius, apenas y somos amigos, él no me ve de esa forma— le gruñe viendo temeroso por
donde Draco podría venir y escuchar eso.

Si fuera el caso, se pregunta que tanto podría asesinar a todos en esta sala y huir a la otra punta del
mundo.

Sirius parece poco impresionado.

—Bueno eso es claro, pero tomando en cuenta que Lily no toleraba a James hasta como séptimo
año, que sean amigos es un buen paso; solamente tienes que enamorarlo.

Lo dice como si fuera la cosa más fácil del mundo.

Harry lo ve incrédulo.

Ron esta vez parece que se va a orinar de la risa.

Una presencia los hace voltear y Harry se ve incrédulo, pero Draco parece tan pensativo que espera
que no escuchara nada de lo que acaba de pasar.
—Veo que conseguiste varios libros— bromea Sirius con una sonrisa un poco tensa, pero de reojo
le guiña un ojo y Harry solo quiere que se lo trague la tierra.

—Si, obtuve algunos interesantes, son sobre la familia Black— musita esto último al notar la
mirada de Hermione sobre él.

Claramente queriendo saber de qué libros habla y preguntándose que podría hacer para encontrar
algunos para leer ella misma. En cualquier otra circunstancia, Harry sabe que Hermione podría
haber sido la mejor amiga de Draco sí estuviera en Ravenclaw.

Harry ve como Draco parece apagado de repente.

Se alarma.

—Bueno son familia después de todo— habla Ron masticando otro panecillo relleno de dulce.

Andrómeda los trajo.

El rostro de Draco parece demasiado en blanco, así que sabiendo que esto traerá burlas, intenta
pensar en positivo. Harry los ignora (especialmente a Sirius) antes de saltar del asiento al lado de
su padrino ofreciendo su ayuda para llevar los libros.

Parece enfermo.

¿Se veía así cuando llegó?

No.

No lo hizo.

—Por el amor a Merlín Potter, quédate aquí con Sirius, no podrás verlo una vez que regresen así
que vuelve a tu asiento— habla con voz dura.

Sus hombros de este caen desanimados y se siente incómodo, como si algo hubiera pasado en unos
momentos de dejarlo a solas.

—Solo quería ayudar— susurra, realmente preocupado.

Algo está mal.

Draco bufa, pero parece un poco menos molesto.

—Tengo que irme, así que deja de llorar y ve con mi tío una vez removido para trabajar en un lazo
familiar; estoy seguro que ambos podrían beneficiarse— hace una broma viendo a Sirius, pero este
solamente lo ve con una sonrisa divertida en su rostro.

Harry lo ve fijamente, pero Draco solamente ve a otro lado incómodo.

—Bueno ya que soy una gran persona— Ron hace un sonido de burla que gana una mala mirada de
su parte —supongo que tendré que darte un segundo regalo de navidad, porque soy demasiado
genial— eso atrae la atención de Harry.

Un regalo de Draco.

Los regalos de Draco siempre son los mejores, pero eso le hace recordar la piedra con runas que
compró; algo costosa, pero que aseguraba a su portador una noche de descanso.
—No te he dado el regalo de navidad, lo tengo en Hogwarts, pero algunas cosas salieron de control
en la mañana— murmuró algo avergonzado viendo a Sirius, quien seguía viendo curioso todo,
ahora comiendo golosinas como sí estuviera viendo alguna obra de teatro.

Cuando Draco se fuera, lo molestarían hasta el cansancio.

Sirius levanta un pulgar que lo hace sentir de alguna manera demasiado humillado, Hermione y
Ron parecen ver con algo de curiosidad el intercambio.

—¿No quieres el regalo?

—No dije eso— se apresura a decir avergonzado.

Ahora Draco sonríe ante el comentario de Harry, antes de aclararse la garganta y caminar directo a
la chimenea; Harry lo ve curioso y algo impaciente todo el tiempo.

—Feliz navidad Sirius, Ron, Hermione; dado que se supone que no debo estar aquí, los veré
después— todos parecen desconcertados del cambio de tema, Draco sonríe maliciosamente —nos
vemos después Harry— hace un hincapié en el nombre del niño.

Su nombre.

Dijo su nombre.

No ocupa escuchar las burlas de sus amigos y su padrino, para saber que su rostro está totalmente
rojo en menos de unos instantes; pero no dice nada cuando Draco se va y solamente se cubre el
rostro con ambas manos.

Maldita sea.

Idiota.

—Miren niños, estoy seguro que en unos años tendremos una boda sí Harry es hijo de James—
bromea Sirius descaradamente, haciendo que tanto Ron como Hermione sonrían divertidos.

Harry los ve abochornados, pero mientras ellos se burlan de él, no puede evitar sonreír.

Dijo su nombre.

Draco dijo su nombre y por un momento… todo fue perfecto.

Algo está mal.

Muy mal.

Si bien pasar la navidad con Sirius hace que rápidamente la navidad parezca maravillosa, porque es
la primera vez que la pasa con alguien que es familia; la familia Weasley es genial con él, Harry
los ama, pero Sirius es algo que es completamente suyo. Así que esta navidad es maravillosa,
Draco lo llama por su nombre y todo podría significar un brillante futuro.

Hasta que no lo es.


Algo sucede a Draco.

Podrían llamarlo paranoico, pero apenas lo ve después de navidad, es cómo sí algo pareciera
distinto en él; acercarse a Draco era doloroso.

Como físicamente doloroso.

Su cabeza arde por algún motivo y este comienza a actuar… diferente.

Le entrega su regalo de navidad por medio de Anthony, pero cuando al día siguiente apenas y lo
ve, Harry no puede evitar fruncir el ceño.

Algo está mal.

Harry sigue a Draco en el mapa de los merodeadores, a veces va a lugares extraños, cuando llega
hasta él, es como si hubiera desaparecido; a pesar de tener el mapa el chico se escabulle como si lo
sintiera venir, lo cual es ridículo, porque Draco no tiene el mapa.

Pero algo sucede, algo malo y Harry cada que intenta acercarse hablar con él, Draco lo ignora.

Ignora a todos.

—¿Por qué lo sigues viendo en el mapa? Es solamente un idiota— gruñe Ron en la noche,
abrazándose contra Thorin luciendo resentido.

Si.

Ese día Draco había sido bastante cruel con Hermione, alertando a Harry de que algo malo estaba
sucediendo. Draco Malfoy había puesto un pie delante de Hermione y sus padres, cuando no la
conocía bien, que ahora dijera algunas cosas desagradables; parecía todo demasiado mal.

Casi no parecía él mismo.

—Está actuando raro, me recuerda un poco a Ginny el año pasado, algo está pasando con él—
intenta defenderlo, pero Ron parece enojado por Hermione.

Pero aún abraza a Thorin, que claramente no tiene la culpa de nada, pero Ron no parece comentar
que realmente está herido.

También parece querer creerle.

Harry ve el mapa merodeador con Draco en este, viendo cada movimiento y preocupado cuando a
veces su nombre desaparece de este mapa.

Algo está mal.

Pero siempre que se escabulle de noche por donde desaparece, no hay forma de seguirlo, si no
fuera porque aparece en la mañana Harry entraría en pánico; pero no sabe cómo decirle a alguien
sin revelar el mapa o sonar como un acosador.

—Hola Harry— saluda Luna sacándolo de su ensoñación, había estado viendo molesto como
Draco estaba solo en la mesa Ravenclaw, leyendo un libro de forma obsesiva, pero sola.

En el castillo corrían rumores sobre Draco, sobre su nuevo mal comportamiento (que todos han
notado) y la forma en como ahora parecía no tener amigos. Incluso a Harry le había dicho unas
palabras demasiado groseras el día anterior, que no parecían normales en él.

Este no levantaba la vista, antes ocasionalmente sus miradas se encontraban, pero ahora no sucedía.

Harry odiaba eso.

—Hola Luna— musita Harry con una sonrisa débil, mientras la niña parece no importarle tomar
asiento en la mesa Gryffindor.

Esta toma un panecillo, antes de verlo curioso.

—Draco parece que tiene la cabeza llena de Nargles— probablemente, a estas alturas Harry no
sabe que podría suceder con Draco que lo haga cambiar tan drásticamente de personalidad —es
como sí no fuera él, como sí alguien fuera él, pero no él— añade la chica ladeando el rostro,
tomando la manzana verde ahora entre sus manos.

Harry gira a verle ahora confundido.

—¿Disculpa?

—¿Sabes cuál es la manzana favorita de Draco?

—Si, la manzana verde— lo ha visto siempre comer una desde que están en primer año, siempre
parece tener ojos brillantes cuando ve una en la mesa de Ravenclaw.

—Hoy eligió una roja a pesar de que había una verde frente a él— musita Luna pensativa, viéndolo
de reojo y Harry por un momento pestañea confundido, antes de ver a la mesa Ravenclaw con el
ceño fruncido.

Puede que estuviera loca, pero Harry tal vez está un poco loco, ya que después de ese día, Harry
habla con Luna todo el tiempo.

Notando cosas en Draco.

Comportamientos que antes no estaban.

Harry se pregunta constantemente si esa persona es realmente Draco, o si finalmente un Nargle se


metió en su cerebro.

El accidente donde Draco cae al lago es rápidamente pasado por todo Hogwarts y Harry corre a la
enfermería, supone que la amistad de Draco y sus amigos no esta tan deteriorada, porque al llegar a
esta puede ver a Anthony frente a la puerta con los puños apretados antes de que Padma lo empuje
lejos de ahí hablando de que Pomfrey aseguro que estaba bien y ocupaba descansar; al pasar a su
lado le saludan y Harry solamente lo hace un poco incómodo. Todos han estado hablando mal de
Draco últimamente por su mala actitud, pero sus amigos no hablan ni bien o mal de este, pero lo
siguen saludando; incluso si no parecen creer las teorías de Luna de que algo está mal.

No puede culparlos, Harry duda de sí mismo.

Pero cuando entra a la enfermería donde Luna ya está ahí, tiene miedo de que pase lo peor.

No lo hace.

Viéndose totalmente destrozado como hace todo el tiempo, pero luciendo de alguna forma más
vivo, es cuando Harry no quiere tener esperanzar, aunque lo hace.

—¿Hola?— es casi una pregunta, pero hay algo que no es el tono aburrido y frío que pocos han
logrado sacarle cuando oficialmente habla con algo.

Harry y Luna se vuelven a ver de inmediato, ambos pesando que esto es una mejoría, que tal vez
cualquier cosa que hiciera a Draco no ser Draco, pudiera haber salido de su cuerpo.

Esperanza.

De que esta vez tal vez, fuera lo que fuera, se marchara de una vez por todas.

Luna no soporta antes de lanzarse sobre Draco y aunque Harry quiere hacer lo mismo, tiene las
barreras altas. Ha estado enviándole cartas a Sirius, pero cuando pregunta por Draco, este comenta
que ha recibido cartas un poco más cortas pero que nada parece diferente.

Así que su doble lo imitó bien.

Harry rápidamente tomó asiento a su lado, cerrando las cortinas aliviado, pero queriendo
privacidad.

—Eres tú, volviste, joder despertaste— Luna usualmente no era tan emocional, pero ambos habían
estado asustados, ahora era obvio que tanto.

—¿Desperté?— preguntó curioso y un poco incrédulo, Harry se sintió incómodo.

—Fue extraño, después de la navidad cuando volvimos de la casa de Sirius, comenzaste a


comportarte diferente; le dije a todos que algo estaba mal, pero solamente Luna confió en mi—
había algo de resentimiento en la voz de Harry, como si ahora pudiera ir con todos y demostrar que
tenía razón —los adultos pensaron que estaba exagerando, los otros bueno; te has estado
comportando como un idiota con ellos— añade casi arrepentido.

Es la verdad, aunque no le gustaba ser quien tuviera que hacerlo.

Luna se aleja para tomar sus manos.

—Eras tú, pero no eras tú… tu jamás dirías esas cosas, pero nadie podría entender que pasaba y
tampoco entendí que pasó muy bien; pero sabía que no eras tú— no era la mejor explicación de
todas.

Aún así, era la mejor al mismo tiempo.

—¿Anthony y Padma?— preguntó algo dudoso, pero la mueca que compartieron Luna y Harry fue
similar.

Este cierra los ojos un momento con dolor, Harry ve a Luna preocupado, pero esta se mantiene
firme.

—Lo solucionaré, lo prometo, pero por ahora necesito su ayuda— Harry y Luna lo vieron
expectantes, Draco parecía preocupado —es sobre ya tú sabes quién— habló viendo a Luna, cuyos
ojos se abrieron incrédulos y Harry ladeo la cabeza.

Algo que no sabía o algo que no entendía.

—¿Voldemort?— preguntó incrédulo.

—Algo así, pero no, es sobre otro mago oscuro aparentemente… pero me temo que es una mala
idea decirte el nombre, temo que los que ya estamos involucrados en realidad podríamos estar
malditos sí lo que me informó el señor Fujiwara es cierto.

Harry y Luna intercambian otra mirada, Harry preocupado porque eso significaba que algo estaba
detrás de todo esto y no era Voldemort.

Hermione no se equivocó cuando dijo que los Ravenclaw tenían sus propias aventuras y no pudo
evitar querer saber de qué se trataba.

—¿Fuji-weri?

—Fujiwara, pero no es el punto. Estoy investigando un mago, lo cual me llevó a una serie de
pistas, donde un hombre en otro país me indicó que probablemente todos aquellos involucrados
con su nombre estén malditos ahora; lo cual es algo que no quiero pensar porque eso significaría
que involucré a mucha gente que me importa y no quiero que te involucres ahora Potter, ya tienes a
un loco psicópata por ahí buscándote.

Harry frunce el ceño poco conforme, pero Luna salta incrédula.

—¿Por eso estuviste actuando extraño?

Draco se saca algo de su camisa, que parecía no haber visto y el dolor estalla en la cabeza de
Harry, específicamente en su cicatriz.

Malo.

Eso es algo malo.

Viendo fijamente el relicario, Harry se ve incómodo y toca descuidadamente su frente.

—Estuve buscando el nombre de una mujer que mencionó el libro de este mago oscuro Harry, eso
me llevó a Sirius, lo cual me ha llevado a este relicario; es… malo… este relicario es
probablemente similar al diario que Ginny encontró el año pasado.

Harry se siente pálido, aparentemente su teoría no había estado tan alejada de la realidad.

Poseído.

Harry recuerda alarmado a Ginny, inerte en el suelo, pareciendo muerta.

Sus manos viajan rápidamente a las mejillas de Draco para verlo de cerca, se siente un poco frío,
pero Draco usualmente no es muy caliente al tacto; voltea a verlo por todos lados buscando alguna
herida, pero en general solamente parece muy cansado.

Como fue tan estúpido.

Lo vivieron el año pasado.

Poseído, Draco fue poseído.

—No pareces herido— habla casi un poco relajado, pero viendo el relicario ahora con molestia.

¿Es cómo Tom de nuevo?

¿Eso sobre la persona que hablaron antes?

¿Era magia negra?

Cada segundo tenía más preguntas preocupantes en su mente.

—No estoy herido, pero los últimos 3 meses han sido borrosos para mí, espero no haber lastimado
a nadie… físicamente, ya me di cuenta que tal vez arruiné algunas cosas con los chicos— gruñe
pareciendo incómodo.

Luna asiente algo pensativa viendo el relicario ahora con curiosidad.

—¿Tiene que ver con lo que revelaste sobre uno de los fundadores de Hogwarts?

—¿Qué ustedes hicieron qué?— bien sus aventuras eran una cosa, pero parece que las de Draco
eran incluso peores.

Ese pensamiento lo preocupó.

—Potter luego hablamos de eso, creo.

—Prometiste que me llamarías Harry.

—¿Lo hice? no recuerdo nada.

—Draco.

—Mocoso insufrible.

Luna llama su atención nuevamente y Draco deja de molestar a Harry, quien parece verlo al borde
de lanzarle una almohada, pare ver a la niña queriendo tocar el relicario; Draco rápidamente lo
aparte de su mano, negando con la cabeza.

—A veces estoy como… dentro de una niebla— su explicación no parece ser buena, pero los dos
niños lo escuchan atentamente y Harry siente algo de molestia —estoy pensando en cosas, pero el
tiempo parece lento y hay algo que intenta lastimarme; yo no soy consciente la mayor parte del
tiempo— bien Harry ahora está preocupado, el rostro de Luna parece igual —salí de la niebla
cuando me arrojaron al lago, pero hay un pasadillo en alguna parte del castillo; ahora que lo pienso
no recuerdo bien como llegar, pero funcionaría si vamos a la cámara de los secretos, el colmillo de
basilisco podría destruir el relicario— añade ahora con seguridad señalando la joyería en su
posesión.

—No sería mejor solo quitártela— señala Harry alarmado.


—Tenemos que hacerlo pronto, antes que…— se detiene cuando Pomfrey entra a la habitación
diciéndole a Harry y Luna que deben irse, ambos parecen inquietos de dejarlos y Draco va a
despedirse de ellos.

Es cuando Harry lo nota, el rostro de Draco pasa de verse natural, para volverse una mueca en
blanco; cuando este sonríe de forma falsa a Harry.

Lo sabe.

Eso no es Draco.

Su ceño se frunce.

Si.

Van a sacarlo de ahí y cualquier cosa que tenga su cuerpo, bueno, Harry ya había matado a un
basilisco y sí algo lastimaba a Draco este año otra vez, Harry no iba a contenerse.

—¿Cuánto tiempo fue esta vez?— pregunta Draco con cansancio y es él.

Harry suspira aliviado antes de que Luna se abrace de Draco de su brazo derecho, restregándose
perezosamente como un gato y sin importar que se moja por el acto.

Parece asustada y temerosa.

Harry había estado en un ataque de pánico.

—Ayer te visitamos en la enfermería y eras tú, luego cuando te buscamos después de eso te habías
ido nuevamente, lucias a la defensiva y… bueno… te seguimos hasta aquí con la capa— comenta
Harry incómodo sin saber que más explicar.

—Vengan, no sé cuánto tiempo tengo— Musita llegando al pasadillo donde siempre lo perdió en el
mapa y Harry sabe que están a punto de meterse en una situación peligrosa.

Otra vez.

¿No puede tener un año tranquilo?

Puede que no fuera peor que otros, pero el solo ver como Draco está aceptando relativamente fácil
que fue poseído y al mismo tiempo luchando, hace que Harry se sienta adolorido. Porque Draco no
merece nada de esto, no merece un padre de mierda, no merece luchar tanto, no merece perder a
sus amigos, no merece nada malo en el mundo.

Harry quiere ayudarlo, pero es débil, nunca logró lanzar siquiera un patronus corpóreo sin importar
que tanto el profesor Lupin le dijera que era bueno.

No lo era.

Luna es mucho más poderosa, o al menos el hechizo reducto deja tanto a Draco como a Harry
fríos.

Luego todo parece confuso.


Demasiado rápido.

En un momento tienen que ayudar a Draco abrir el relicario y luego todo es una niebla, Harry jura
que ve a sus padres; es como verse así mismo, una imagen que ve una y otra vez a su madre ser
asesinada. Es curioso porque no está ahí, porque no se vio ahí, porque todo esto debe ser una
recreación por lo que descubre de los dementores y sus vagos recuerdos.

Pero puede verlo,

Voldemort.

Con la varita en alto.

Un recuerdo.

Uno que odia.

Pero de alguna forma, a pesar de sentirse miserable al pensar en esa noche, que pierde a sus padres,
que pierde a Sirius, que es enviado con su tía; Harry lo siente muy… falso… como si no estuviera
ahí al mismo tiempo.

Sale de la neblina con facilidad cuando Luna lo empuja y parece que no pasa mucho tiempo, la
niña grita sobre Draco que está en el suelo sujetando su cabeza con fuerza mientras llora, al tiempo
que Luna sale corriendo y Harry se abalanza contra Draco.

¿Esto habría hecho su madre esa noche sí viviera?

Abraza a Draco contra sí, sin poder disfrutarlo como lo haría en cualquier otro momento, mientras
este solamente gimotea de forma impotente. Es difícil pensar en otra cosa, pero también es difícil
no ver a la adorable Luna tomar un colmillo como lo hizo Harry el año pasado, destrozando el
relicario sin dudarlo ni un segundo.

Draco se calma un momento, antes de jadear y nuevamente ha vuelto.

—Draco cuando el relicario se abrió entraste en trance, no sabemos que pasó, pero Luna logró
destruirlo— habla Harry con una mano sobre su hombro, luciendo preocupado a lo cual Draco
asiente distraídamente.

Demasiado cansado e ido.

Sin saber que todos entraron a una especie de trance, como sabría más adelante, porque Luna
hablaría sobre como revivió una y otra vez el día que su madre murió.

—Se fue, lo destruiste Luna.

Harry quiere pensar que sí.

Pero luego de esa noche, sus sueños siguen teniendo a Draco, sueños donde el niño se marcha y
queda ese extraño sobre de él, que hacen que Harry no pueda dormir nuevamente.

Lo odia.

.
Draco vuelve a ser quien es, Hermione y Ron tienen sus dudas cuando les cuenta que ha pasado, al
final Luna es una amiga más para él en la cual confiar; tiene miedo, de que va pasar ahora, de que
debería hacer o como debe actuar con Draco. Pero cuando este parece aún solo mientras intenta
capturar de nuevo a sus amigos, se acopla al lado de Harry como si siempre hubiera permanecido
ahí.

—Maldita sea todo el trabajo que perdí, odio ser un promedio, yo era el mejor de la clase— se
queja a su lado, gesticulando con las manos violentamente, haciendo pucheros.

A su lado.

Como Harry siempre quiso.

Está mal, no debe sentirse bien, Draco acaba de pasar un evento traumático; igualmente Harry no
sale bien parado, esa necesidad de estar cerca de Draco, por temor que cuando lo deje de ver
desaparezca, no debe ser normal.

Esta opresión en su pecho por perderlo no es normal, la forma en como necesita ver sus ojos,
confirmar que sigue siendo Draco.

Que es él.

Que no se va.

Harry nunca ha tenido tanto miedo de perder a alguien.

—Eres inteligente, pronto serás el mejor, aunque no le digas a Hermione que dije eso— lo último
lo dice alarmado, porque realmente teme que Hermione lo escuche.

Draco lo ve incrédulo, antes de reír y empujarlo suavemente en su hombro, como sí siempre


hubieran sido amigos. Harry quiere no tener mariposas en su vientre, quiere pensar que solo son
amigos y que está bien, pero, aunque todo esto es igual de lo que siempre soñó.

Exceptuando la parte de posesión de objeto maldito.

Quiere más.

Más de la risa de Draco, más de sus toques amistosos, más de esa mirada brillante que parece
intentar ser optimista ante sus amigos y sus ojos llenos de ojeras.

¿Habría visto su regalo de navidad?

Nunca hablaron de él realmente.

—No le diré a Hermione que me prefieres, tranquilo, tu amigo Draco siempre tiene el control.

No es como sí fuera un secreto para Hermione sí Draco le dijera algo así.

Van a la torre Ravenclaw, donde ahora pasa el tiempo con Draco y Harry se siente feliz.

—Bienvenidos a nuestra tercera noche de juegos de la torre Ravenclaw, mi nombre es Anthony y


he sido elegido por votación popular para ser su próximo presentador— todos los Ravenclaw en la
habitación aplauden y sueltan silbidos de emoción, los invitados por otro lado los ven con una
especie de preocupación por su estado mental.

Harry sigue sin saber qué hace aquí.

Claro que las cosas con Draco han mejorado a pesar de que ya recuperó a sus amigos, exceptuando
porque Luna quería usar sogas, lograron convencerla de no hacerlo. Al parecer una charla sincera
fue lo único que Draco necesitó, si bien todo parece un poco tenso entre ellos, Draco parece
optimista e intentando realmente que todo funcione.

Había tenido miedo.

Que recuperar a sus amigos lo alejara de él, por muy egoísta que fuera.

No fue así.

Estaba claro que su tiempo juntos se reducía ahora que recuperó a sus amigos, les estaba dando
prioridad, estaba intentando reparar algo que fue lastimado; pero cada que lo vio en el pasillo lo
invitó a unirse a ellos, cada que tenía oportunidad Draco saltaba a su lado con una sonrisa maliciosa
y hablaba con él en clases.

Era todo lo que había querido en su primer año.

Sí el Harry de ese año lo viera, debería estar feliz y Harry lo era, pero se sintió ridículo
distrayéndose con Draco; viendo sus labios demasiado tiempo y adentrándose a fantasías donde
eran pareja, hablaban, se besaban y caminaban de la mano.

Una vez Ron pareció ofendido cuando le pidió sus notas y descubrió que había escrito el nombre
de Draco en sus hojas, fue solo dos veces, así que no era un gran escándalo.

Pero mírenlo ahora.

Participando en los juegos de la torre Ravenclaw, algo que no se había atrevió a pensar que fuera
real más allá de sus fantasías y ahora que estaba aquí.

Todo parecía, anormal, pero algo que parecía también era así siempre.

—Debido a dos años anteriores, hemos arreglado una regla aparte de la usual que es:…— Anthony
levanta el micrófono imaginario, los invitados se ven confundidos.

—Todo lo que pasa en la torre Ravenclaw se queda en la torre Ravenclaw— dicen los Ravenclaw
totalmente entrenados y Draco parece orgulloso.

Harry piensa que todo es…

No sabe qué pensar.

Y parece que es la idea.

—¿Esto es una clase de culto?— escucha preguntar a Pansy a su lado a un divertido Blaise.

No hablan con Harry, los Slytherin no lo quieren, pero el día de hoy todos parecen de acuerdo en
que los Ravenclaw están dementes.

—Lamentablemente hemos arreglado algunas reglas— inicia Anthony sacando anteojos


imaginarios para ponerlos y leer la lista —entre los cuales cualquier reto debe ser realizado dentro
de las instalaciones de esta habitación o limitarse a la sala común Ravenclaw, también agregamos
por petición de Draco que si en algún momento tiene que besar a Luna no será en sus labios—
Draco asiente ganando miradas divertidas de los miembros de su casa.

Pansy salta alterada, Harry también voltea a verlo incrédulo.

—¿Besar a Luna?— chilla Pansy ofendida, Harry la aprecia más por hacer la pregunta que tiene en
su cabeza.

—Es como mi hermana— responde con una mueca, Luna parece encantada con esa respuesta.

Pansy está a un paso de asesinarlo, Harry curiosamente no está en contra de impedirlo.

—¿Han besado a alguien aquí?— pregunta la niña con frialdad luciendo afectada por el tema,
Draco voltea a ver a sus amigos quienes parecen tener rostro de diferentes grados de horror.

—Besé a Anthony el año pasado y a Neville en el primer año.

Harry abre la boca, antes que todos procesen que va a pasar, pero antes que eso no puede evitar
imaginar una muerte lenta y dolorosa para Neville.

Era su amigo.

Maldito traidor.

Luego asesinaría a Anthony, esperando que disfrute del miedo de saber que iría por él.

—¡¿Qué?!— el grito proviene tanto de Pansy como Harry.

Ambos se ven de reojo, un brillo de entendimiento entre ambos y una especie de unión que no
querían, pero que ahora tienen.

No importa.

Pansy es su mejor opción ahora, su aliada y por la mirada de ella, parece pensar lo mismo, al
menos por esta noche.

Bien.

Hay dos personas que asesinar, uno para cada uno, Harry no le importa tanto Anthony, pero
Neville, tendrá una gran charla con él esta noche.

—Nadie más quería besarme, bueno al menos eso fue con Anthony, con Neville fue por un reto…
no tenemos toda la noche, a los juegos.

No.

No hace una explicación valida.

Neville merece aún la muerte.

¿Cómo pudo besarlo antes que Harry?

Idiota.

La noche parece menos emocionante ahora.


.

Todo iba bien, inesperadamente bien, exceptuando el inconveniente del beso.

Los juegos eran divertidos, todo era un poco más normal de lo que esperaba para que personas
como los gemelos Weasley siguieran hablando del tema un año después; Harry incluso participo
con Michael para jugar uno de los juegos muggles que conocían.

Blaise y Pansy parecían interesantes en la noche, casi sintió menos animosidad entre ambos y
probablemente podría saludarlos por ahí después de esta noche.

Pero luego llegó verdad o reto.

Y todo fue de mal a peor.

Porque parecía que esa noche habría muchos besos y Harry solamente quería besar a una persona
aquí, que dudaba lo fuera a besar; porque su mala suerte era legendaria.

Se sorprende de que Pansy no supiera que a Draco le gustaban los niños, por la forma en que Draco
habla todos aquí parecen saberlo, incluso Blaise; lo ve de forma divertida y Harry parece un poco
incómodo. Porque no hay forma de que sepa el incidente de segundo año, de que fueron ellos los
que entraron con ayuda de una poción ilegal en la torre Ravenclaw.

No es posible.

Pero la mirada de Draco lo hizo sentir incómodo.

Al menos hasta que…

—Bueno te tengo dos opciones más, la primera seróa que nos rebelaras el contenido sobre tu
amado libro que siempre tienes contigo— Blaise es tranquilo al hablar —o besar a la persona a tu
derecha, en los labios.

Harry hace una mueca porque no había querido ver a Draco besar a nadie, porque no quería y no
podría quedarse con el rostro en blanco.

Se notarían sus emociones.

Todos aquí eran Ravenclaw por favor, dos Slytherin tampoco ayudaban.

¿Y quién estaba sentado a la derecha de Draco?

Harry voltea a su izquierda, viendo a Draco antes de procesar, que la persona a la derecha de
Draco.

Era él.

—Esperen— comentó Harry sin voz, luciendo alarmado y con el rostro totalmente pálido.

No.

Esto no era parte del plan.

Así no era como lo había pensado.


No así.

Aunque una parte de él se emociona, la otra esta aterrada y nada preparada.

—Soy un buen primer beso Potter, así que relájate y cooperando— Harry está totalmente
horrorizado.

Oh no.

Esto es peor.

Para Draco este beso no va a significar nada.

No.

No quiere esto.

Harry está por huir, pero se congela cuando Draco toma sus mejillas y antes que pueda procesar
que nunca había visto los ojos grises del chico tan cerca, un toque se siente en sus labios y Harry
podría morir en este mismo momento. No es lo que esperaba, es raro, incómodo, de alguna forma
también es fantástico y su estómago hace un vuelvo dentro de sí mismo.

Todo queda en blanco.

Draco se separa rápidamente, luciendo algo aturdido y Harry sabe que debe estar rojo como un
tomate.

Harry por un momento incrédulo lo supo, incluso si no había besado nunca a nadie más, ese toque
en sus labios lo hizo sentir como sí pudiera vencer a Voldemort. Era todo lo que siempre quiso, fue
tomar el sueño entre sus manos y contemplarlo seguro, que no importa que maldito día de su vida
pase, no hay forma de que no quisiera esto en su vida.

Una y otra vez.

Los labios de Draco sobre los suyos, una imagen de él regresando sus sentimientos y amándolo
tanto como Harry parece hacerlo.

Si por algún momento dudó que sentía algo por Draco, ahora era una idea sin sentido.

Lo quería.

Quería a Draco Malfoy de forma que tal vez no era saludable, pero si tenía algo de su padre en él,
no se cansaría hasta obtenerlo.

Porque no quería una vida sin él.

Harry mira incrédulo el suelo, sintiendo su rostro rojo y sujetando ambas manos contra sus mejillas
cubriendo sus ojos; Draco Malfoy iba ser su muerte algún día.

Estaba seguro de ello.

Interludio cuarto año.


.

El verano de Harry inicia como todos los demás en la casa de la familia Dursley, como un
completo horror y no puede esperar por volver a Hogwarts; eso es lo que ha pensado en todos los
años anteriores, pero esta vez pasa algo diferente. Sirius, quien aparece luego de algunas semanas
en la casa de los Dursley y es reconocido rápidamente por sus familiares; pues parecen aterrados
para completa emoción del menor. Harry no puede terminar de describir la fascinación de ver
como Sirius intimidaba solo con su presencia, como le extiende una mano y le ofrece quedarse el
resto de las vacaciones con él; no hay duda en Harry cuando la toma y es…

Feliz.

Es raro.

Se ha acostumbrado a tener veranos sombríos, a ser infeliz mientras esta con sus familiares, así que
este nuevo momento al lado de Sirius es todo lo que siempre soñó y nunca pensó tener.

En Grimmauld todo es un desastre, pero es libre de ir con la familia Weasley cuando quiere, es
capaz de hablar todo el tiempo con Remus, hay historias de sus padres que lo hacen descubrir tanto
de estos que es doloroso como hermoso; incluso cuando el hermano de Ron aparece, Bill su
hermano mayor, anunciando que Thorin en realidad el hurón de Ron es una chica… bueno… Harry
no recuerda haber pasado tanto un verano riendo como este.

Libre.

Así tiene que ser la libertad.

Así se siente tener una familia, adultos que te quieran, amigos a los cuales visitar y por un
momento todo aquello que había querido de niño ahora estaba en sus manos.

Sirius está ahí.

Siempre está ahí.

Como si fuera alguien que debe cuidar a Harry y no sabe cómo sentirse al respecto.

Es casi doloroso como cuando se acuesta a dormir, no quiere hacerlo por temor de que al abrir los
ojos todo esto fuera un sueño; no lo es. Despierta cada día y ahí está Sirius para sonreírle, una vez
lo levantó con su forma de perro y Remus los regañó; una vez Sirius pareció congelado cuando lo
vio llorar, pero lo convenció de que solamente era algo en su ojo.

Duda que Sirius o Remus le creyeran, pero no hicieron nada para incomodarlo, Remus incluso lo
dejó comer pastelillos.

No importa que dijera que puede cocinar (algo que aprendió con sus tíos), Sirius parece muy en
contra de dejarlo hacer algo de limpieza o cocina.

Todo es perfecto.

Excepto una cosa.

Es una pena que solo pueda hablar con Draco por cartas, pero son cartas continuas y es algo que lo
anima bastante y piensa mucho antes de escribir.
—Es como ver a James otra vez— bromearía Sirius cuando pasa a su lado y está escribiendo una
carta a Draco, lo vería de mala forma y Remus sólo gruñiría a Sirius para que lo deje en paz.

Hay algo tenso entre ambos, pero Harry no puede adivinar que podría ser.

Luego Sirius es declarado inocente en su juicio.

Harry por primera vez en su vida, tiene una familia, un adulto que se preocupa por él y quiere
cuidarlo; todavía no puede tener su total custodia, pero está aquí y es suyo. Una parte diminuta de
Harry, la cual oculta porque seria vergonzoso decirlo en voz alta, se pregunta si así se siente tener
un padre.

—¡Harry!— dijo la voz de Draco y Harry se paralizó.

Durante un segundo su grupo de amigos se detiene, Harry voltea el rostro de forma que parece
dolorosa, pero sin detenerse totalmente ya que su pie parecía en el aire; Harry no entiende que pasó
exactamente después, parece dar un paso en falso, provocando que la cubeta en sus manos salga
volando, mojando parte de la tierra y algunas personas a su alrededor que lo incluyen. Se tropieza
con el aire y caerse finalmente de espaldas al suelo, Ron y Hermione lo ven horrorizados.

En el suelo intenta pensar como llegó a este punto.

Ir al mundial era una locura, volver a ver a Hermione, estar con toda la familia Weasley más Sirius
que no dejaba de hacer magia con su nueva varita, era toda una constante felicidad; habían ido por
agua mientras Harry comentaba sobre qué pena que Draco no pudiera venir, pero ahora estaba
aquí.

—No funciona cuando yo pido dinero, pero Harry dice Draco y aparece— farfulla Ron por debajo
mientras Hermione lo ayuda a ponerse de pie.

Draco parece divertido.

Y.

Caliente.

Harry quiere negar el sueño de la noche anterior, uno bastante común que se repetía
constantemente desde la noche de juegos de la torre Ravenclaw, donde besaba a Draco; sus amigos
parecían incrédulos cuando lo rebela sin importarle que no debería (era el evento más importante
para Harry, reglas o no de la torre Ravenclaw, tenía que decirlo), no puede quedarse con eso en su
mente.

Fue un reto.

Hermione señala que Draco lo aceptó fácilmente, entonces no hay desagrado y son amigos, hay
esperanza.

Harry solo quisiera tener menos sueños de este tipo, pero todos regresan ahí tarde o temprano, en
la torre Ravenclaw, Draco besándolo; pero ellos cambian, cambian a un Harry no luciendo
paralizado y que regresa el beso, una noche de besos juntos sin nadie presente. Pero la noche
anterior todo fue vergonzoso de alguna forma, cuando el sueño subió de tono y amaneció
jodidamente duro en sus pantalones.

Se sintió humillado.

Avergonzado.

¿Se supone que debería pasar eso?

Acostumbrado a no tener adultos a su alrededor, no pensó en decirle nada a Sirius, pero este parecía
leer su mente y reírse descaradamente al respecto. Remus tomó su tiempo al escuchar toda la
historia (para consternación de Harry) y darle la charla más vergonzosa de toda su vida. Remus
claramente sabe sobre sus sentimientos por Draco y ambos adultos fueron demasiado insoportables
al saber sobre su sueño.

Tener adultos a su lado no era agradable ahora.

Era maravilloso, pero Harry pudo vivir otros años de su vida sin esta.

Harry ve a Draco casi con un gemido contenido.

Draco había crecido más, como si necesitara ser incluso más alto que Harry (descubre que no le
molesta tanto como con Ron), su cabello sigue siendo por sus orejas de este tono casi albino que
siempre lo hace encontrarlo en cualquier parte y parece tan suave, sus ojos siguen siendo grises y
su cuerpo es todo lo que Harry quiere. Odia el sentimiento, porque antes era un amor
adorablemente infantil, que ahora comienza a transformarse en cosas que, según Remus, solamente
irían a peor. Era como sí las hormonas quisieran ser una perra, no las quiere, pero tampoco es que
sepa como apagarlas.

El camino de regreso será una tortura, sus ropas llenas ahora de tierra, polvo y barro, junto con
unos anteojos torcidos por el impacto.

Si.

Es humillante.

Se ve horrible.

—Hola Draco— su rostro es humillado y rojo a estas alturas.

Ron sigue riéndose ahora sin ocultarlo, mientras que Hermione saluda tímidamente con una mano,
pero la sonrisa en su rostro parece demostrar que encuentra todo divertido.

Se acerca a Harry, quien rápidamente se pone alerta, porque puede que suceda algo malo; el abrazo
es totalmente inesperado. Se congela, el aroma a bosque lo azota como sí fuera un mazo, el calor es
casi insoportable y Harry no quiere más que fundirse dentro del abrazo; este es el mejor lugar del
mundo y no sabe que lo ha atraído abrazarle, espera que siga así para siempre.

Un chillido sale de la boca de Harry para su consternación, que hace que Draco sonríe divertido.

Ha alcanzado un nuevo estado de vergüenza que no creía posible.

—Creo que lo quebró— escucha a Anthony y puede que tenga razón.

Harry siente el rostro hirviendo.

¿Por qué le abrazó?


¿Importa?

Harry regresa el abrazo hecho un mar de nervios, está seguro que vuelve a saludar a Draco, aunque
ya lo hizo, confundiendo a todos. El profesor Remus el año pasado había dicho que ocupaba un
recuerdo feliz para el patronus, nunca tuvo la oportunidad de hacerlo, pero ahora si tuviera una
varita podría invocar un patronus sin dudarlo.

Aunque, ya pensaba eso desde el beso que tuvieron el año pasado.

Harry odia a Bill y Charlie por un segundo, antes de ver a Draco para él eran los hermanos más
geniales que pudiera tener Ron (pide una disculpa a los gemelos al respecto) pero ahora es
simplemente incómodo. Draco y Anthony los acompañan a su tienda, pero ignorando el famoso
abrazo de Sirius a Draco que los hace familia, todo había ido de mal en peor. Había estado feliz,
Draco parecía querer sorprenderlo y aunque estaba sorprendido, también emocionado por la
atención del chico sobre él. No es que el propio Harry no viera a Bill o Charlie y algo se removiera
en su interior, eran atractivos y Harry ha descubierto este verano que puede que fuera bisexual y no
solamente por Draco.

No es que otros causen sentimientos en él, aparte de atracción física.

Hormonas, lo llamó Remus.

Pero olvidó que Draco también tiene hormonas y a diferencia de Harry, no está enamorado de él,
así que cuando ve a Draco sonrojarse al lado de Bill y Charlie.

Bueno.

No está de humor.

Especialmente cuando Charlie parece haber visto en otro momento a Draco, haciendo que Sirius se
ría al respecto, pero no diga nada. Luego Draco declara en voz alta:

—Maldita sea Ron, no es justo que tus dos hermanos mayores sean tan atractivos.

Intenta mantener un rostro neutral, pero la magia accidental sale de él y una linterna explota,
aunque Draco parece incrédulo, todos voltean a verlo y Harry aparta su mirada molesta; no quiere
hablar al respecto. Que solo incrementa cuando Charlie y Draco hablan, sobre lo que sea que fuera
“Argo” y Draco luce demasiado emocionado.

Ahí iba otra lampara.

Hermione suspira resignada.

—Tal vez están defectuosas— musitó Arthur poco convencido antes de lanzarles un hechizo para
repararlas, siendo un poco inocente de la situación.

Los demás no.

Harry puede ver miradas de todas direcciones hacía él, pero no piensa decir nada en voz alta, o lo
primero que saldrá será un berrinche de niveles catastróficos y probablemente una confesión
rechazada hacía Draco a este punto.
—¿Tal vez alguna fotografía?— sigue metiendo leña al fuego Draco.

Charlie asiente con una sonrisa, Draco se sonroja.

—Te enviaré una lechuza.

¡Pom!

Una tercera lampara destruida y Harry no pudo contenerse, no pensaba contenerse y Sirius ya no
ocultaba sus risas.

Cuando Anthony y Draco se marchan, Harry se apresura a seguirlos, porque no quiere estar en el
lugar rodeado de todos que saben que ha pasado; no duda que ahora mismo estén hablando al
respecto. Draco se toca el cuello incómodo, le da una mirada a Anthony, que este también ignora
para ver a otro lado.

Caminando con las manos en sus bolsillos, mirada molesta al suelo y ropa de segunda mano, Harry
quiere ignorar todo. La ropa cara que Sirius le compró, pero no se haya usando porque no parece él
y Harry no sabe quién es. No quiere pensar en que ahora hay dos adultos que lo cuidan, no quiere
pensar en sus amigos en la tienda que saben sus sentimientos y lo ven con lástima.

No quiere pensar en Charlie Weasley, un sangre pura con un trabajo que Draco amaría, adulto y
encantador que no es Harry.

—¿Cómo va todo con Sirius?— pregunta Draco de repente y funciona para distraerlo.

—Es… complicado, Sirius es genial, pero aún no puede hacerse cargo de mí; es molesto en
realidad, me gustaría mudarme con él— musita Harry con nuevamente mal humor al pensar en
otro tema que no quiere pensar.

Dumbledore le dijo que no es seguro y eso le molestó.

Nadie explica nada.

—Bueno lleva apenas unos días libres, con suerte cuando termine el año tengas mejores noticias—
sus intentos de ánimo hacen que Harry asienta algo triste —¿Qué es eso de Remus y Sirius?—
pregunta en voz baja a Harry, quien sus ojos brillan un momento divertidos.

Cotilla.

Draco es un gran chismoso, siempre lo ha sabido, pero es divertido verlo en este estado.

—No sabemos, pero Tonks dice que hay algo ahí, es como… tensión… sexual— lo último susurra
abochornado y con las mejillas calientes, como si fuera algo prohibido de decir.

Sirius le explicó que todos tienen impulsos, pero se siente tan sucio al decirlo, no importa que
tenga definitivamente una atracción que posiblemente también sea sexual por Draco. Por eso
decirlo a alguien en voz alta, especialmente a Draco, lo hace sentir algo abochornado.

—¿Se gustan?— la pregunta parece ridícula, porque no tiene sentido.

Hablan muy poco, pero Draco sonríe mucho y eso alegra a Harry.

También puede hacer sonreír a Draco.

Como siempre que sonríe, algo cálido explota dentro de él, porque la sonrisa es por su culpa y eso
es lo que importa.

Al regresar a su tienda, no vuelve a hablar con Charlie para diversión de todos.

Resumen del mundial:

Irlanda ganó.

Mortifagos.

Pierde su varita.

Lo culpan de una marca tenebrosa en el cielo.

No sabe nada de Draco lo cual lo lleva a una crisis nerviosa.

Un inicio de año normal en su vida.

Una carta llega y Harry ya estaba cerca de lanzarse por la ventana, Draco está bien y eso ayuda a
Harry a respirar, no tanto como cuando Sirius comenta preocupado a Remus que se encuentra en la
casa de Andrómeda y no en su mansión. Lucius es un mortifago, que había pensado que estaba esa
noche en el mundial, pero que no quiso comentarlo porque sería terrible para Draco sí fuera real; lo
que parece ser así. Estar en la casa de Andrómeda es mejor para él, pero Harry ocupa verlo y se
molesta activamente cuando Sirius dice que no, usualmente no dice que no; pero parece tan serio y
Harry queda enfurruñado en la sala de estar con Remus. Su mano juguetea con el collar que ahora
puede tener al aire libre, porque no está con los Dursley, porque aquí nadie piensa quitarle su
posesión más preciada.

Lo tranquiliza.

Un poco.

Sigue nervioso.

Draco está bien.

El collar en su mano parece un recordatorio, de Draco y esta bien, esta bien, sus amigos están bien,
Sirius está bien.

—Vas a poder verlo pronto, Sirius va hacer control de daños, solía hacerlos todo el tiempo con
James— intenta reconfortarlo Remus y Harry le sonríe tenso.

Es raro.

Remus aquí.

Remus quien al igual que Sirius lo conoce desde niño, pero nunca fue por él, que lo dejaron con la
familia Dursley. Cuando llegó a Grimmauld lo primero que hizo Remus fue disculparse y Harry se
sintió incómodo, porque, aunque no lo odiaba, no puede decir que el resentimiento se desvaneció.
No sabía que tan resentido estaba, hasta que todo el caos inicial del tercer año pasó.

Eran una familia ahora.

Una extraña, y estaba todo lo raro que eran Remus con Sirius, pero a Harry no le importó, porque
todo era cálido.

Gruñó viendo al techo.

Porque no era perfecto ahora, no cuando sabía que Draco podría estar mal.

—Solo quiero verlo, asegurarme que está bien.

—Andrómeda lo cuidará, Nymphadora está con ellos.

Si, Draco tenía a su familia, pero Harry quería estar ahí, quería poder consolarlo o poder abrazarlo,
porque ahora parecía que eran amigos que abrazaban.

Le gusta esa amistad entre ambos.

—Quisiera poder estar ahí— susurra abrazando sus rodillas sobre el sofá, Remus lo ve fijamente
antes de pasarle un álbum de fotografías.

De sus padres, porque Sirius y Remus tenían muchas imágenes, que le habían regalado cuando
llegó aquí; imágenes de ellos jóvenes, que Harry amaba ver una y otra vez. Porque parecían todos
felices, en un mundo que no estaba roto y ver a su padre era tranquilizador, pero especialmente ver
a Sirius y Remus, porque ellos estaban aquí ahora.

Pero también estuvieron ahí antes.

Ambos unían el pasado del futuro, porque James y Lily ya no estaban.

Pero ellos continúan aquí.

—Tal vez algún día, tú también estarás ahí— dice con una sonrisa criptica, antes de irle a buscar
chocolate caliente, que Harry toma en su lugar.

Remus siempre les da chocolate caliente como bebida reconfortante y Harry podría estar
generando una pequeña afición a este. Este toma asiento a su lado, aunque Harry odia el contacto
físico, no está mal cuando son Sirius o Remus, porque ellos son familia y las familias tienen
contactos así. Ambos hombros juntos, cálido a su lado, un recordatorio de que no está solo.

Esperando a Sirius.

No podrá dormir hasta que le digan en primera persona que todo está bien.

Toma dos días romper a Sirius para ir a casa de la familia Tonks, es un poco descortés llegar sin
invitación, pero Nymphadora solo ríe cuando Sirius le suplica su ayuda por su culpa; la chica de
pelo rosa le guiña un ojo antes de llevarlos. Los tíos de Draco le lanzan miradas curiosas, pero
cuando Sirius lo presenta como la “futura pareja de Draco” para su total incredulidad, no puede
más que desear que la tierra se lo tragara; especialmente porque Nymphadora aparentemente ya
había hablado de él. Es todo muy humillante, pero cuando el sonido de las escaleras llama su
atención, sus pies se mueven antes que pueda controlarse; solo ocupa un pequeño destello de
cabello rubio, antes que se abalance desesperado al frente.

El cuerpo contra él está congelado, pero Harry lo abraza por el cuello alegre de sentir su palpitar.

Está bien.

Está a salvo.

Está aquí.

Hace unos días Draco lo había abrazado amistosamente, pero ahora es Harry quien se aferra a
Draco preocupado de que puede estar pasando. Toma unos momentos que Draco le regrese el
abrazo sin decir nada, sus manos parecen temblar un momento y luego se aferra a él, casi igual de
desesperado.

Cálido.

Vivo.

A su alcance.

Harry siente ese terrible sentimiento de querer aplastar a cualquiera que le hiciera daño, porque,
aunque ama a Draco fuera de su mansión, si está aquí no puede ser por algo bueno; Sirius no
explica que sucedió, Harry no va a preguntar, pero solo quiere que Draco no esté herido.

Odia iniciar el contacto con otros, pero con Draco es natural.

Harry se aleja de pronto viéndolo alarmado de arriba abajo, pero tampoco se aleja demasiado, solo
lo suficiente para tener sus manos sobre sus hombros. Ignora la calidez de este, sus manos
temblorosas o su rostro que luce claramente confundido; hay un moretón en su mejilla y su labio
partido, Harry solo aprieta un poco más las manos sobre Draco.

Un deseo de golpear a alguien naciendo en su interior.

¿Quién le hizo esto?

Harry siente furia ciega en su interior, pero se contiene al ver el rostro de Draco.

—Draco maldita sea estaba preocupado, Sirius me dijo que no estabas en tu casa, ¿Qué rayos
pasó?, Sirius aseguró que estabas bien pero no te vimos durante el desastre del mundial y estaba
preocupado— brama el chico claramente preocupado a niveles donde su presión arterial no debe
estar feliz.

Remus apenas y lo había contenido estos días.

Draco pestañea antes de ver a Sirius y luego se encoge de hombros.

—Tuve problemas con mi padre, supongo que era uno de los tipos disfrazados esa noche y puede
que lo ofendiera de alguna forma cuando me llevó a casa— intenta sonar despreocupado, Harry
casi quiere ir a la mansión Malfoy y gritarle a alguien.

Lucius Malfoy.

Porque la voz de Draco tartamudea cuando lo menciona a su padre y su voz suena un poco vacía.
Porque es probable que este lo lastimara.

Harry se siente con un odio insano al hombre.

—Si, eso me da curiosidad, que le dijiste al viejo y estirado Lucius, me he preguntado eso por días
— habla Sirius, ganando miradas de todos los presentes de incredulidad.

Anthony salta al lado de Draco para saludar a Sirius.

—Hola mi nombre es Anthony Goldstein, mejor amigo de Draco, tu debes ser su tío del que habló
el año pasado— se presentó de forma jovial y Sirius asintió de regreso con curiosidad.

—Habló de ti sí no me olvido, mi nombre es Sirius Black, ex convicto que fue inocente, Draco me
ayudó a escapar el año pasado— dice restándole importancia con una mano y Draco rueda los ojos.

Harry no deja de ver a Draco en todo momento, pero este solo le empuja el hombro y sonríe tenso.

Como sí quisiera que todo quedara atrás.

Quiere ayudarlo, pero las palabras no salen de su boca.

—Deja de pensarlo mucho Harry, estoy bien— intenta tranquilizarlo Draco.

No funciona.

Porque es una mentira, alguien que estuviera bien no se vería tan pálido (incluso para alguien
blanco como Draco) y luciría con esa aura tan desgastada.

—Íbamos a jugar monopoly, ahora hay más personas para que no quedarme solo cuando Draco me
dé una paliza— anuncia Anthony con emoción.

El monopoly es una total destrucción por parte de los dos Black, Harry está preocupado por Draco,
pero no puede evitar pensar que a pesar de todo esto, Draco se ve bastante sexy cuando juega de esa
forma tan intensa.

Si.

Lo sabe.

Tiene problemas.

Estúpidas hormonas.

Todo el tiempo estuvieron sentados al lado del otro, la pierna de Draco contra la suya y Harry
esperó que Remus tuviera razón, que algún día pudiera ser algo más para el chico; incluso si solo
era amistad, que este pudiera confiar en él. Estar con él cuando estaba pasando momentos difíciles
y no solamente alguien que viene cuando todo sucedió, aunque odia que sufra, el sufrimiento
lamentablemente es parte de todos.

Huele a bosque.

Harry vio los pies de Draco que se movían divertidos, cuando jugaban e intercambiaban miradas,
Draco sonreía y Harry lo repetía de igual forma.

Quiere protegerlo.
Juegan quidditch y la imagen de Draco en segundo año jugando en una escoba, cambia por esta
versión mucho mayor que sonríe de forma descarada; esa noche Harry tiene sueños bastante
vividos, pero lejos de molestarle, al día siguiente solamente lo hacen suspirar con una ducha de
agua fría.

Estar enamorado era complicado.

La felicidad de Harry de ir por primera vez con su familia a la estación muere cuando llegan al gran
salón, no es que ir con Sirius por el tren no fuera como siempre soñó que seria, como sí tuviera una
familia que te acompañe y te abrace, que Harry siempre quiso; la familia Weasley era amable y los
quería, pero era diferente con Sirius, porque Sirius era algo suyo. A pesar de la falta de presencia
de Draco, que estaba con sus propios amigos, Harry fue feliz todo el viaje hablando con Ron y
Hermione sobre cómo era vivir con Sirius. Entonces llegaron al comedor, Draco parecía algo
distante hablando con sus amigos y Harry supuso que algo estaba mal; pero no podía imaginar que
seria.

Eran amigos.

Le preguntaría.

Al menos eso pensó hasta que la niña nueva de Hufflepuff obtuvo toda la atención de Draco, la
niña con apariencia asiática parecía ver a Draco como sí brillara y Harry no pudo evitar apuñalar
con demasiada fuerza la carne.

—¿Quién es ella?— preguntó incrédulo, Ron lo ignoró, pero Hermione al ver de quien hablaba
puso una mano en su mentón.

—No se mucho sobre familias de sangre pura, pero escuché que la familia Fujiwara es un apellido
de Japón y magos que hacen muchas pociones medicinales de gran valor aquí en Londres—
contesta Hermione antes de regresar a su comida.

La mano de Harry se siente pesada, la niña sonríe, Draco no puede notarlo, pero toda la
incomodidad que pudo tener antes parece desaparecer y su mirada se vuelve demasiado blanda al
lado de la niña. Luego de varios minutos sus miradas chocan, el rubio parece confundido, pero
Harry solo aparta la mirada molesto.

Se siente algo amargo.

—Es demasiado joven— intenta hablar Neville como si intentara animarlo, un gran logro de su
parte recordando la amable charla que tuvieron el año pasado luego de los juegos.

Si.

No le hizo nada malo a Neville, pero de alguna forma habían quedado en que sí algo así volviera a
pasar… bueno, Harry no quiso amenazarlo, pero Neville había estado nervioso a su lado varios
días; no pudo hacer lo mismo con Anthony, pero se sintió bien con la charla con Neville.

Draco podría besar a quien quisiera, pero Neville es amigo de Harry, si quieren seguir siendo
amigos sería mejor que no besara a Draco de nuevo.

Dios.
Era un acosador con problemas.

—Draco— su voz sale antes de lo que planea, pero tiene tiempo para ocultar el mapa y el
demostrar que lo estaba buscando activamente para hablar con él.

Luce mejor que ayer, pero sigue teniendo ojeras y rostro preocupado.

Se siente algo inquieto en su vientre al respecto.

—Hey Harry— saluda con la mano también cuando llega a su lado —¿Vas algún lugar?—
pregunta confundido.

Bueno, no exactamente iba a ningún lugar, pero tal vez admitir que lo estaba buscando sería muy
comprometedor.

Así que asiente mientras piensa en el lugar más lejano para que la charla se alargue.

—A la lechuceria, ¿podrías acompañarme?— no lo ve a los ojos, esperando que la pequeña


mentira piadosa no lastime a nadie.

Cuando Draco lo sigue, Harry piensa que debería jugar con Hedwig o darle algún premio, para no
ser tan sospechoso o descubierto tan rápido.

—Lo siento, es raro… me gusta estar de regreso, aunque extraño un poco mi hogar.

Harry hace una mueca en su rostro.

Eso suena mal.

No puede pensar porque extrañaría un lugar que tiene un hombre como Lucius Malfoy, sería como
Harry extrañar a los Dursley.

Antinatural.

—¿La mansión Malfoy?— pregunta casi horrorizado y Draco rueda los ojos.

—Mi madre— bueno eso tiene más sentido, Narcisa era agradable, siempre pensó que su hijo se
parecía un poco a ella —puede que no tenga la mejor relación con mi padre ahora— hay amargura
en su voz que lo preocupa —pero mi madre es todo lo bueno en este mundo, aunque termino con
mi padre y… aunque antes lo entendía, ahora me pregunto muchas veces por qué sigue con él.

Si.

Es una buena pregunta.

Narcisa se ve amable, Lucius es un monstruo y Draco parece siempre hablar con anhelo de su
padre que rompe un poco a Harry.

Tiene que decir algo, rápido.

—Entiendo, digo, no entiendo porque no son mis padres, pero… bueno… mis tíos no son personas
agradables— subestimación del siglo, piensa con todo lo que hay entre ellos y la historia de su
familia materna.

No sabe por qué lo dijo, solamente quería compartir algo con Draco, una especie de unión tal vez
entre ambos con familias horribles.

—Escuché que te tenían encerrado en el verano del segundo año— Harry voltea a verlo alarmado,
porque no había hablado de este sobre el tema —escuché a George y Fred, algo sobre un rescate y
un automóvil volador; a partir de ahí no necesito sumas 2+2 para decir que tus familiares son
peores que los míos— añade el chico como si leyera sus pensamientos.

Hace una mueca.

No le gusta que otros sepan sobre él, pero, tampoco le molestaría decirle cosas a Draco; aunque
quisiera evitarlas, ambos deberían conocer del otro, Draco habla de su padre, aunque es un
maldito, sería justo que Harry hablara de sus familiares.

—Son desagradables.

Hay más resignación que otra cosa en su voz, hace mucho que pensó que algún día sus tíos lo
amarían, ya n era tan inocente para pensar eso.

—¿Los odias?— la pregunta parece tomarlo por sorpresa, antes de suspirar y ver hacia el pasillo
que siguen caminando, cada vez más despacio.

Alargando lo que puede su tiempo juntos, aunque fuera con una conversación como esta.

—No sé, supongo, aunque ellos me odiaron primero.

Juega con el collar en su pecho, como un medio natural para tranquilizarse o algo que es tan natural
que no tiene otra cosa que hacer cuando esta incómodo.

—Todavía lo tienes— no es una pregunta, es un hecho.

Harry parece abochornado un momento, antes de sonreír, olvidando por un momento el tema de su
familia problemática.

Sonríe.

Si.

Todavía lo tiene.

Harry espera tenerlo por mucho tiempo más, es su objeto más preciado, incluso sobre la saeta de
fuego que le ha regalado Sirius, este collar significa tantas cosas que no sabría por dónde empezar.

—Bueno, si, me encanta— demasiado honesto, pero sin decirlo todo.

—Dámelo.

—No, es mío— incluso si Draco lo pide de regreso, Harry lo sujeta con fuerza porque no piensa
dárselo.

Draco pestañeó con la mano extendida pareciendo algo sorprendido. Casi luciendo perdido, pero
Harry solamente sujeta el collar contra él, va a pelear con Draco si es necesario.

—No te lo voy a quitar idiota, te lo voy a regresar, pero ocupo hacer algo con él aquí mismo frente
a ti— es bastante grosero, piensa Harry antes de quitarse el collar con gran fuerza de voluntad.

No quería quitarlo, incluso cuando se bañaba había aprendido a usar hechizos protectores en
Hogwarts y cuando lo hizo en casa de los Dursley siempre lo metía en una bolsa de plástico para
no dañarlo de ninguna forma.

Se sintió casi desnudo sin él.

Draco hizo algo con la varita, antes de regresarlo en pocos segundos y Harry lo puso sobre él
rápidamente; sus ojos se abren incrédulos al sentir su cuerpo calentarse a una temperatura cómoda.

—Volví a activar las runas, después de un tiempo dejan de funcionar— señala con el mentón en
alto orgulloso de sí mismo.

Bastante genial en realidad.

Espera un momento.

¿Todas las runas necesitan eso?

—Eso significa que la piedra para dormir con runas pronto dejará de hacer efecto— musita por
bajo pensativo, había querido ayudar a Draco a dormir, tal vez por eso las runas ahora lo hicieron
sin efecto.

—Tendré que investigar, pero al igual que el collar probablemente pueda hacer que funcione sí
alguna vez falla.

—¿Te ha ayudado?

—Por supuesto— hay algo en su voz, pero lo ignora porque habla rápidamente —Aunque me
sorprende que notaras que no duermo bien, fue un regalo bastante considerado— añade
rápidamente con una sonrisa.

Harry ladea el rostro, antes de ver a otro lado levemente sonrojado.

Era difícil pensar en él cuando sonreía.

Sonríe demasiado a su lado piensa con un poco de orgullo.

Su estómago se contrae.

—Desde primer año siempre has parecido no tener buen dormir, o al menos siempre tienes ojeras.

—Como esperaba de mi acosador favorito, vamos no me mires así, sabes que es cierto y en primer
año siempre quisiste ser mi amigo— Harry le da una mirada de pocos amigos, que saca una risa de
Draco cuando están por llegar a la torre de las lechuzas —no te enojes, después de todo, ahora
somos amigos— Harry suspira.

Si.

Son amigos.

Va a decirle algo, cuando la presencia de alguien en la torre lo hace congelarse, antes que una
sonrisa cálida lo inunde.

—Draco— es Megumi quien se acerca rápidamente a Draco con una sonrisa brillante —estaba
enviándole una carta a mi oto-san, estaba preocupada, pero le dije que estabas aquí y seguramente
quedará más tranquilo; tengo tanto que contarte sobre anoche— parece demasiado energética y
Harry olvida que en primer año se vio así.

Ve a Draco, su rostro se tensa al ver como el rostro del chico se ilumina como un farol al ver a la
niña, su estómago ahora aprieta dolorosamente. La mirada de Draco es incluso más cálida que
cuando ve a Luna, lo que es mucho decir, ya que no ve a nadie de esa forma; ve de reojo a la niña
que parece demasiado feliz también.

—Claro te prometí hablar contigo hoy y cuando quisieras, pero antes que eso quiero presentarte a
mi amigo Harry Potter— la niña hace una pequeña reverencia, pero Harry no reacciona —Harry
ella es Megumi Fujiwara, es una amiga de la familia que conocí el año pasado, al igual que Luna
voy a ser su protector— añade con una sonrisa viendo a la niña.

Esta lo ve casi con diversión.

Draco parece tener historia con la niña.

Es solo una niña, no es que tengan nada entre ambos, aunque son sangre pura y aparentemente se
conocen de alguna forma por sus familias; algo que podría hacerla una gran candidata para una
relación cuando crecieran o algo por el estilo.

Tal vez solo piensa demasiado, pero Harry se siente inquieto.

Draco usualmente no es así con todos, a Harry le tomó años antes de ser sólo amigos, pero esta
niña que conoció el año pasado por un corto periodo de tiempo es probablemente más importante
para Draco ahora que el propio Harry.

Y el pensamiento dolió.

Maldita sea que dolió.

—No necesito protección Draco Malfoy, si mal no recuerdo, podría ser de gran ayuda contra
criaturas marinas sí se llegara a presentar la ocasión.

Y tienen chistes privados.

Draco sonríe.

Harry ama la sonrisa de Draco, pero esta en particular no lo hace sentir tan feliz como de
costumbre.

—Pero mira que sigues siendo una pequeña descarada, ¿Qué hay del respeto a los mayores?

—Lo que sea, vamos tengo que contarte muchas cosas.

La niña toma su muñeca como lo más natural del mundo, Harry aprieta el puño en su espalda, pero
no impide que se marchan, porque no tiene ningún derecho para hacerlo.

—Solo han pasado menos de 12 horas, aunque si es sobre tu padre, me gustaría escucharlo— sí,
también conoce a su padre —lo siento Harry tengo que irme, nos vemos después— se despide
como puede de este con la mano, mientras Megumi comienza hablar emocionada sobre como la
sala común está cerca de las cocinas.

Se despide con su mano, porque duda poder decir algo.


Odia los celos.

Odia sentirse celoso.

Camina hacía Hedwig y Merlín que están a su lado en unos momentos, sintiéndose como la peor
basura del mundo.

Hola cachorro, veo que has estado haciendo locuras como siempre, Moody no era tan malo si no
recuerdo mal.

¿Qué mosca le habrá picado?

Sobre tú pregunta sobre las familias de sangre pura, no me gustaría decírtelo, pero puedo
entender tus preocupaciones por Draco, te tiene mal sin duda. En fin, si, mi familia uso varias
veces magia negra conmigo y mi hermano para “educarnos”; es algo común entre la familia como
la Black, no pensé mucho en eso hasta que conocí a James o Remus.

Fue tan estúpido.

Narcisa probablemente también recibió la misma educación, aunque no la imagino haciéndole eso
a su hijo, Lucius por otro, lo pondría en duda.

Mi consejo es que no lo atormentes, al igual que tú, Draco tiene sus problemas familiares y no
siempre es bueno hablar de eso cuando no estamos listos.

Con cariño, tu fantástico padrino, Sirius.

P.D: Remus dice hola.

Era difícil no pensar en Draco, en esa primera clase de defensa, en sus ojos abiertos cuando Moody
comentó sí su padre le había pegado y en el labio roto cuando estuvo en casa de Andrómeda. Los
tíos de Harry son malos parientes, le ha costado aprender que estar encerrado en un armario o no
comer como castigo, no es algo común entre otros niños; pero en Hogwarts no lo ignoraron como
en la escuela muggle, nadie dijo nada, pero Harry pudo comprender mucho de como otros vivían
una realidad aparte de la de Harry. La casa de los Dursley parece aburrida ahora, ya no había
castigos y la presencia de Sirius sin duda haría que algunas cosas cambiaran más, pero ya no hubo
golpes.

Pero Draco…

Maldición.

No quiso pensar en eso, tal vez no sufrió como Harry, pero algo le indicó que probablemente
estuviera sufriendo a su manera y Harry nunca se dio cuenta; porque al igual que Harry, Draco
nunca habló de eso.

Estar con Andrómeda era lo mejor, estar con sus parientes lejos de su padre, era lo mejor para
Draco.

Harry era un niño todavía, no puede ni cuidarse solo, pero una parte de él quería hacer algo para
que Draco no sufriera.
Quería protegerlo.

Incluso si durante las últimas semanas, parecía que todos estaban en un plan de, mantener a Harry
alejado de Draco. Había conocido a la pequeña serpiente mascota que tenía, pero luego de eso cada
charla era mucho más rápida y comenzaba a fastidiarlo.

Era su amigo también, pero siempre parecía ocupado.

Además, estaba como Draco aparte de Harry, era el único que había resistido a la maldición
imperius luciendo menos afectado que él. Aunque seguía sin parecer dormir bien y cualquier cosa
hubiera sido bastante preocupante, hasta que llegó el día del Cáliz y el nombre de Draco apareció.

Había fantaseado con el torneo, sobre su nombre siendo elegido (aunque nunca tuvo planes para
poner su nombre) y participando en todas las pruebas, sólo para ganar de forma dramática al final y
que Draco llegara a abrazarlo diciendo lo maravilloso que era antes de besarlo. Fueron sueños
estúpidos por supuesto, pero Harry no puede controlar su imaginación y todo salió volando cuando
Draco se puso de pie.

Aceptando su destino.

Harry nunca había sufrido más que en esa primera prueba, no sobre las semanas antes del torneo,
no sobre esa ansiedad de Draco siendo elegido y su actitud despreocupada. También acercándose a
los otros campeones como siempre hizo, alejándose de las divisiones y uniendo todos bajo su
control, como un magnánimo dictador que Harry pensaba era lindo.

No.

Esa primera prueba.

Fue un horror.

Bueno también la salida anterior a la primera prueba donde pudo ver en primera persona a Draco
coquetear con Charlie y romper otra lampara con magia accidental que Sirius pagó entre risas. Sabe
que no puede obligarlo a regresar sus sentimientos, pero es jodidamente doloroso ver a Draco
coquetear con otros chicos, como sí no viera a Harry o pensara en él como algo más. Sirius le
aconsejó que saliera con otras personas, que probara aguas por su cuenta ante la mirada cansada de
Remus, como sí algo ocultaran, pero Harry no quería. Amor u obsesión, pero para Harry, Draco era
todo lo que quería.

Lo supo ese día en medio de la primera prueba.

Claro que dudó un poco al ver dragones, sí Draco hubiera sabido de estos desde el inicio, no le
habría extrañado que ingresara al torneo solo por eso.

Pero luego fue…

Una locura.

Draco sale del estadio maravillado por el dragón, corre, usa escudos y hechizos que no conoce,
utiliza el patronus; aunque el estadio estalla en gritos, Harry está paralizado viendo la fuerza que
tiene Draco, no debe ser natural. Para su edad, Draco se está enfrentando directamente al dragón
más peligroso de todos (según revela Terry sentado con sus amigos detrás de él) cuando incluso los
cuidadores lo hacen en grupos grandes de magos, o eso dijo Ron.

Harry debe aprender más de Dragones, seguramente eso ayudaría a cualquier charla con Draco,
pero eso no importa.

Porque el chico sale volando con el dragón y Harry se levanta del público como todos, su corazón
en su garganta durante cada segundo eterno que no está presente.

Pero lo logra.

Rostro cubierto de sangre, quemaduras por sus brazos, mirada completamente determinada
montando un puto dragón como sí fuera una bestia a la cual domar; el público esta incrédulo,
apenas y escucha sonido o sus oídos están sellados al ver a este maniobrarlo por los cielos unos
momentos. Lo impacta al suelo, su brazo está roto cuando sale rodando, pero igualmente sigue la
lucha.

Cadenas de todas direcciones controladas por Draco, domina al dragón ante la incredulidad de
todos.

Ahí, sudado, herido, sangre por todos lados y esa mirada arrogante por lograr lo que nadie ha
hecho.

Harry sabe que está totalmente enamorado de Draco Malfoy.

Y que este torneo lo va a matar de preocupación.

Harry no había querido estallar con Draco, pero luego de verlo 5 días en cama, luego actuar como
si nada y no tener ninguna charla decente; bueno es un hombre con poca paciencia. Pero de alguna
forma, aunque no había querido explotar, todo había salido mucho mejor de lo que esperaba. Si
tuvo que convencer a Draco que no salieran del castillo porque todavía estaba en recuperación, no
importa que dijera que estaba bien, su rostro parece cansado y demacrado. No importa que todo
esto de pasar tiempo con Harry suene como una cita en su mente, es solo tiempo de amigos y
alguna forma de no hacer a Hermione o Ron agotarse de su charla sobre Draco todo el tiempo.

Aparentemente llegó al punto crítico, cuando Ron demandó que fuera a buscar a Draco y dejara de
preocuparse, pero todo había salido bien.

Algo así.

¿Bien para Harry?

Ver a Draco en su dormitorio hizo cosas en la mente de Harry que no ocupaba, pero ya era tarde
para retractarse, otro día disfrutaría de las nuevas fantasías que esto provocaría.

—Mira es mi dragón, me sorprende que aún lo tengas— habla Draco a la pieza de colección sobre
su mesa.

Bochornoso.

Pero agradecido de algo de que hablar.

Su corazón sigue latiendo igual que antes que se diera cuenta de que estaba enamorado de Draco,
pensó que solo era una fuerte atracción, un gustar, no la palabra amor como tal; pero cuando Draco
gira a verle, Harry piensa que fue un ciego al no verlo antes.
Es joven, Sirius le dijo que tuviera cuidado, pero es difícil ver a Draco y pensar que podría sentir lo
que siente por este con otra persona.

¿Así se sintió su padre con su madre?

Es como si fuera el sol en medio de una habitación oscura, sería imposible no ver a otro lado
cuando estaba presente.

—Por supuesto que lo voy a tener, me encantó el regalo— declara Harry luciendo incrédulo
mientras se acerca a él.

Draco toma asiento en la cama de Harry, si, muchas fantasías saldrían de esta tarde.

—Supongo que a veces olvido que la gente valora mis regalos, es extraño, pensar que realmente
eres importante para otros.

Harry lo ve fijamente, antes de tomar asiento a su lado, no hace preguntas porque quiere pensar
como Draco puede ser tan torpe.

Tan ciego.

Tan ignorante.

Es lindo, es de alguna manera adorable y Harry no puede pensar en que tanto quiere al chico a su
lado, sin que este sepa que tiene sentimientos por él; a pesar que todos piensan que es muy obvio.

—Este es mi objeto favorito en todo el mundo—las palabras de Harry provocan que Draco voltee,
notando como Harry tiene el collar que le dio en primer año entre sus manos.

Pestañea.

Harry lo mira con una leve sonrisa.

Draco lo empuja antes de acostarse en su cama, si, Harry agradece su autocontrol, porque una parte
de él solo piensa subirse sobre él y besarlo.

¿Algún día tal vez?

Es un hombre que puede soñar.

—Eres un idiota.

—Lo digo de verdad, cuando era niño no recibí regalos… este fue sin duda especial.

—¿No recibiste regalos?— la pregunta escapa de sus labios y Harry casi quiere que no lo hiciera.

Parece arrepentido, como sí supiera que hay algo mal, pero Harry lo ignora, tarde o temprano
tienen que hablar de eso.

Es una gran manera de distracción.

Tener una erección ahora mismo es un gran no.

—Bueno los Dursley… no son la mejor familia que un mago podría tener— hay amargura y casi
auto burla en su voz, Draco lo ve fijamente esperando que diga algo más.
Pero no hay nada.

Nada agradable que pueda pensar.

Esto parece un extraño sueño, estar los dos juntos, aquí sobre su cama, sin nada sexual o incómodo
entre ambos, solamente pasando tiempo juntos.

—Puede que no lo creas, pero creo que lo entiendo; no tienes que hablar de eso ya sabes, podemos
hablar de cualquier otra cosa.

Harry se deja caer en la cama, el tema difícil lo mantendría distraído, pero al mismo tiempo puede
ver de reojo a Draco. Su cabello sobre la cama, su postura tranquila y se siente bien, respira, porque
ya no está en una camilla de la enfermería y puede caminar.

Está aquí.

Teniendo toda su atención en él y Harry siente que eso está bien, que todo está bien, se quiere
engañar un momento, porque el torneo aún no ha terminado.

—Yo solo, dices que no sabes que tan importante eres, pero realmente eres una buena persona; ese
regalo significó algo, así que solo quería decir gracias.

—Debió ser malo para que un collar fuera una gran mejoría.

—Prácticamente viví los primeros 11 años de mi vida en un armario debajo de las escaleras.

Draco abre los ojos incrédulos, volteando a ver a Harry lo siente de reojo porque sigue mirando el
techo. No parece sentir lástima, no sabe por qué dice eso, solamente siente que tiene que decirlo;
mejor ahora que después, que sepa que tan jodida esta su mente.

Un armario debajo de las escaleras.

11 años.

Harry odia los armarios en las escaleras, odia recordar lo solo que se sintió en este, odia la
sensación de las paredes contra él y encogerse, porque todo es demasiado grande y pequeño a la
vez.

—¿Recuerdas el plan de viajar con Sirius luego de Hogwarts?— Harry volteó a verlo, sorprendido
del cambio de tema, pero asiente —tal vez deberíamos hacer primero una parada a tu antigua casa,
podría hechizarlos, lo haré de forma que nadie se dé cuenta— la incredulidad es palpable en los
ojos de Harry.

Sonríe divertido al imaginar la línea de sus pensamientos.

Aliviado de que el tema dejara de ser tan oscuro, para pasar de alguna forma a una amenaza contra
los Dursley.

Feliz de que este quiera lastimar a alguien que le hizo daño, porque de esa manera Harry no se
sentirá culpable por querer herir al padre de este por todo lo que le ha hecho.

No está en el armario.

Esta aquí con Draco.

—No puedes hechizarlo.


—Soy bueno con hechizos, pude contra un dragón, tus estúpidos tíos que no merecen ser llamados
personas serán pan comido.

—Draco no.

—Draco si.

Lindo, adorable, Harry no puede evitar reírse encantado de tener a Draco aquí planeando cosas que
no les harán a sus tíos, porque no quiere al chico en la cárcel por su culpa.

Se pregunta en un futuro.

En alguna casa.

Sin armario en las escaleras, Grimmauld place no tiene armario en las escaleras, pero tal vez
cuando Harry tenga su propia casa, tampoco tendrá un armario en la escalera; porque no es
necesario.

—No lo merecías, cualquier maltrato… no merecías eso— musita en voz baja pensativo, casi
demasiado comprensivo.

Se ha dicho miles de veces que no merecía eso, pero incluso ahora es difícil no pensar si fue su
culpa o si pudo haber hecho algo diferente para que sus tíos no lo odiaran.

—Gracias, por no verme con lástima— que era su mayor temor.

—Mi familia tiene una villa en Hawái, deberíamos ir cuando salgamos de Hogwarts, ya sabes, si
mi padre no me deshereda antes— ahora intenta bromear.

Eso le gusta.

Imaginar eso.

Una playa, la arena, el atardecer, sentado al lado de Draco incluso si no obtendrá nunca más que su
amistad; le gusta porque es algo que Draco piensa y es algo que Harry añora.

—Me gustaría ir a una playa, aunque también dicen que Italia tiene comida deliciosa.

—Supongo que deberíamos ir a ambos.

El chico parece cansado, acomodándose mejor de este lado, aunque es un ángulo difícil; sus ojos
parecen cerrarse.

—Draco… te estás durmiendo.

—Solo estoy cerrando los ojos para descansar un momento.

Con los ojos cerrados, Harry puede verlo libremente, sus pestañas son demasiado largas y su piel
muy clara; casi quiere alargar la mano para tocar su mejilla.

No lo hace.

Quiere hacerlo.

Pero no lo hace.
Su cabello cae de forma divertida sobre su cabeza, pero hay un mechón que quiere acomodar detrás
de su oreja.

—Anthony dice que eres un acaparador de sabanas.

—Anthony puede meterse la sabana por el culo.

—…

—Bien me mantendré despierto un momento más, aunque creo que es hora que conozcas un cuento
asombroso para dormir— abre los ojos y Harry desvía la mirada, la mirada adormilada de Draco
no es algo que pueda manejar ahora.

—¿Un cuento?

—Bueno todos mis amigos saben sobre mi obsesión sobre Sparky el Dragón y es hora que seas
cautivado por este hermoso universo, no necesito un libro, lo sé de memoria— Draco sonríe
emocionado y eso solo hace que Harry sonría de regreso.

Su pecho se siente cálido.

En el armario se había sentido triste en la oscuridad, pero ahora todo brilla y le gusta.

Algo impacta a Harry y sale de su sueño, había estado emocionado del sueño donde Draco lo
llevaba a la torre de astrología para confesar que en realidad había estado enamorado de él desde
primer año, Harry diría que también lo ama y tendrían un estúpido abrazo digno de una novela;
debe dejar de escuchar a Hermione cuando habla de los libros de novela que lee, a pesar de que
siempre parece estar estudiando. Ve a todos lados alarmado, antes de ver con furia al causante.

—Maldita sea Ron, ¿qué pasa contigo?— es la voz de Harry alterada.

Luego este lo ve incrédulo, señala a su derecha y Harry hace el sonido más vergonzoso de su boca
mientras cae de la cama.

Draco está ahí.

En su cama.

Dormido a su lado, con el rostro sobre su almohada, la almohada de Harry.

Draco saca el rostro de la almohada para ver a Harry ahora en el suelo, sus amigos riéndose de
manera descarada y Harry sintiéndose mortificado de todas las formas posibles.

—No lo sé, tal vez que cuando desapareciste toda la tarde y llego a la habitación, tienes a un niño
en tu cama— hay clara burla en su voz, Harry le lanza ahora la almohada sin piedad a su amigo.

Fue culpa de Ron, este fue quien lo envió a buscar a Draco.

Que durmió en su cama.

Su cama que ahora debe oler a Draco, quiere enterrar el rostro entre sus manos, esto es un sueño y
a la vez una pesadilla por todos sus amigos presentes.
—Ese niño quiere dormir— gruñe Draco esperando poder dormir.

Su actitud algo descuidada, su apariencia relajada y a la vez esa voz ronca luego del sueño, están
haciendo que la sangre de Harry se caliente, hiperconsciente de todo lo que rodea a Draco; incluso
la marca de baba en la comisura de sus labios.

Harry solo quiere lamerla.

Es un jodido pervertido.

—Deja a Harry monopolizar a Draco, ha llorado por eso toda la semana— es la voz de Seamus y
ahora Harry se ve claramente lívido listo para asesinar a alguien.

Y lo está.

Seamus Finegan tiene las horas contadas, puede que el chico lo sepa porque salta detrás de Dean
asustado.

—¿Qué hora es?— cuestiona, a lo cual Neville dice amablemente que es alrededor de las 9 de la
noche.

Harry no deja de quejarse, pero todos se ríen de él, claramente disfrutando el show de comedia
mientras Draco escribe algo en un libro.

Es probable que, sí se fuera, se topara con algún profesor en guardia.

Harry sigue intentando asesinar a todos, puede hacerlo, Draco lo apoyara, está seguro.

Dean le regresa la almohada a Harry dándole en su cabeza y está listo para matarlo, cuando el
silbido de Draco detiene a todos.

—Si, muy impresionante, pero técnicamente sigo convaleciente y sin poder usar magia, no quiero
ir a mi torre así que ocupo un pijama y que alguien acepte un compañero de cama… o que
transfigure una por mi— admite lo último sin darle importancia.

Todos queda en un silencio, por un muy largo tiempo, antes que Ron sonría de forma malévola
arrojándolo casi al baño compartido y antes que Draco pregunte que mierda está pasando, Harry
quiere detener a Ron cuando saca la ropa de su baúl; prendas que Sirius le compró a Harry pero
que no usa todo el tiempo poco acostumbrado al tacto de algo caro.

Pero suyas.

Luego las arroja a Draco.

—Me lo agradecerás— afirma Ron, mientras Seamus y Dean aplauden maravillados.

En tiempo récord los chicos rápidamente se alistan y apagan todas las luces, como si alguna vez se
acostaran tan temprano y Harry se cambia confundido; luego la comprensión de que todos cerrando
sus cortinas, haría que Draco terminara durmiendo a su lado.

Oh no.

Harry está mortificado cuando Draco aparece, usando su ropa y logrando que el aire salga de sus
pulmones. Hay risas en el aire, pero cuando Draco voltea hay silencio absoluto. Harry tiene la idea
de que están observando los muy bastardos, le gustaría maldecirlos, pero sólo puede ver los brazos
descubiertos de Draco por la tela o una leve línea de la cadera expuesta.
Quiere tocar la piel.

Se ahoga en su mente.

Va a morir, esta noche morirá.

—Bueno, que no se diga que no somos amigos— habla Draco colocando su uniforme sobre el baúl
del chico, donde había estado su mochila, se arroja de nuevo sobre la cama de Harry —ahora
lárgate o déjame dormir Potter— puede que fuera grosero espantar a alguien de su propia cama,
Harry piensa que es grosero.

Pero Draco está de vientre sobre la cama, nuevamente con el rostro enterrado en la almohada y su
trasero al aire; con ropa, pero mostrando una curva hermosa.

Si.

Draco puede ser todo lo grosero que quiera, especialmente con ese trasero.

Harry quiere morirse.

—¿No te importa?— la pregunta viene con un susurro incómodo de su parte, Draco abre un ojo
para verlo a su lado.

Harry lucha por no ver su trasero.

—No, si quieres puedes irte, pero esta cama es mía por esta noche— entierra su rostro en la
almohada.

Su almohada.

Se muerde el labio tanto que jura que va a sangrar, porque una parte dentro de Harry se había
agitado por la forma demandante del chico y como Harry terminaría cediendo a cualquier capricho
que este le pidiera solo porque era Draco.

Tenía a Harry en la palma de su mano sin saberlo.

Bien podría tomar provecho.

Acostado al lado de Draco, apenas separados por la cama, con los brazos cruzados sobre su
vientre, piensa que esta podría ser la mejor o peor noche de su vida; mentalmente le agradece a
Ron, pero nunca lo dirá en voz alta.

—Es raro— susurra Harry porque el silencio es aplastante.

—Dormimos toda la tarde juntos Potter, no actúes como una virgen desflorada— este voltea a
verlo mal y Draco sonríe sin abrir los ojos, Harry solamente quiere besarlo hasta que ambos
pierdan el aliento —somos amigos, he dormido en la misma cama que otros amigos, así que piensa
en una fiesta de pijamas donde se duerme porque tengo sueño— añade con otro bostezo y parpados
cansados.

Harry lo nota, ya que asiente luego de un suspiro.

—No tengo tanto sueño— no, para nada de sueño, está seguro que pasara toda la noche viendo a
Draco dormir, ahora que tuvo una tarde de descanso.

—Bien por ti, ahora cállate.


Hay una leve risa de parte de Harry, que hace que Draco logre abrir un momento los ojos para
verlo. Harry decide relajarse un poco mientras este se duerme su mano queda inerte a su lado y la
otra sobre su vientre.

Va a cerrar los ojos un momento para descansar hasta que Draco se duerma, pero una sensación en
su mano lo hace voltear sorprendido, Draco no lo está viendo, solo ve su mano; la mano de Harry
que ahora está siendo sujetada por la de Draco. Una parte de Harry piensa que todo esto en realidad
es un sueño vivido, porque Draco cierra los ojos, cayendo dormido con su mano sujeta a la de
Harry como si fuera un niño pequeño.

Voltea a ver a todos lados, pero no sabe a quién pedir ayuda o como detener el grito por sus
emociones ahora.

Draco duerme.

Harry tiene su cerebro en la luna, pero la sonrisa estúpida de su rostro, lo hace casi ahogarse en una
felicidad intoxicante; esa noche no duerme, solamente ve a Draco babear cosas inconexas la mayor
parte de la noche y cuando nadie lo ve, aparta el mechón de cabello de Draco como siempre quiso
hacerlo.

Y todo es perfecto por una vez.

No importa que dijera Sirius, Hermione, Ron, Neville, la propia Ginny; saber que Draco tenía
pareja no fue algo lindo para Harry. Sabía que no tenía oportunidad, no importa que dijeran los
demás, Harry sabe que Draco solo lo ve como un amigo y está bien; a pesar de eso no puede evitar
ser algo posesivo cuando le da su bufanda de Gryffindor ese día, porque ver a Draco vestir algo
suyo es algo que duda que pase de moda alguna vez. Luego en navidad Draco le regaló una
pequeña Snitch dorada que revolotea por todo el lugar con una divertida canción antes de regresar a
sus manos, una gran coincidencia porque le dio una caja de música como regalo de navidad.

El baile es…

Una locura.

Sabe que Draco vino al baile con una chica de Beauxbatons porque quiere sacarle información,
siempre un paso adelante y manipulador, de una forma que Harry ama.

Pero mentiría si dijera no tuvo envidia al verlos bailar, Draco ágil con pies rápidos y la chica
siendo una perfecta pareja de baile; probablemente Harry no hubiera sido igual de elegante,
probablemente hubiera arruinado todo y no por eso le importó menos.

Soñando con este momento la semana pasada, aunque sabe que no sería él, no quiso más que
pensar que podría bailar con Draco.

Pero no tiene sentido.

No va a pasar.

No debió venir al baile.

O eso pensó.
Todo fue una locura, Ron y Hermione discutiendo, Draco robando a Hermione para bailar y luego
de eso, robando a todo el mundo. Draco bailó con sus amigos, chicos o chicas por igual, sonriendo
de forma encantador y luciendo como un verdadero príncipe de cuento de hadas haciendo a su
pareja brillar bajo la luz del baile; cuando tomó a Ron, el corazón de Harry comenzó a latir
apresurado.

Porque eso significaba que podría bailar con Draco.

Nadie había bailado entre personas de su mismo género, pero Ginny dejó de bailar con Neville
para unir a Luna en una extraña combinación, Padma bailó con su hermana Parvati y luego de la
locura inicial de Draco, algunos otros chicos bailaron con chicos y las chicas parecían dar vueltas
entre ellas.

¿Notaría lo que generó su locura?

No.

Draco no es consciente de él mismo a veces.

Pero Harry es consciente de este.

Cuando termina el baile de Ron y se acerca, hay una mirada brillante y determinada en sus ojos que
derriten a Harry; toma su muñeca que hace que el calor se enrosque en todo su cuerpo. Draco lo
empuja a la pista de baile a esa que rechazo llevar a Parvati, donde sabe qué hará el ridículo y no
podría importarle menos cuando Draco lo hace dar círculos por el lugar.

Baila mal.

No es como su sueño donde imaginaba que era un experto e impresionaba a Draco, empujó a una
persona y se tuvo que disculpar abochornado.

No importa.

Nada podría importarle menos en este momento.

—Izquierda, derecha, un dos tres, giro— dice Draco con una felicidad inminente en su voz.

Harry decide dejarse llevar por la voz como ancla de la realidad, la mano de Draco en su cintura y
Harry sujetando su hombro demasiado fuerte para no caer, están provocando que su respiración sea
difícil y no solamente por las vueltas.

Lo pisotea, pero lejos de parecer avergonzado, la sonrisa de Draco nunca había sido tan brillante a
su lado.

Aturdiéndolo.

Sintiendo que este momento es eterno.

Harry sonríe, porque no es lo que había imaginado, pero es más que eso, es como si todo fuera la
cosa más maravillosa del momento. La sonrisa de Draco es contagiosa, la sensación de su cuerpo
contra el suyo y la música de fondo que nunca olvidará; la luz parece hacer que la piel sudorosa de
Draco brille y el mechón de cabello este suelto, pero Harry solo se deja llevar por su guía.

Soñó con esto, pero no es como su sueño.

Es real.
La persona a su lado, la sensación de su mano contra la suya, como cuando durmieron juntos y al
mismo tiempo incluso más cercano.

La canción termina antes de lo que Harry quisiera, pero esta canción hizo que toda la noche valiera
la pena.

Es su imaginación, pero parece que Draco parece un poco rojo cuando todo termina, antes de tomar
a Luna y seguir bailando.

No vuelven a bailar, pero no importa.

Bailaron juntos.

Harry mueve sus pies al lado de Ron, que al menos parece alegre por él, y probablemente tarareara
la canción que bailaron el resto de la semana.

Draco se enferma al día siguiente, es adorable como se aferra a la bufanda Gryffindor que le dio
Harry y no la regresa; no es que importe, Harry prefiere verla a su lado.

A pesar de lo que diga Ron, realmente no se siente mal que Draco no quiera tener pareja, claro que
cualquiera en su caso podría verlo como algo negativo, pero Harry piensa positivamente que al
menos no tiene que competir activamente con alguien porque Draco no ve a nadie así; es algo
contraproducente, pero Harry ama a Draco, prefiere tener solo su amistad que no tener nada.
Aunque admite que ver a Luna en la segunda prueba duele un poco, porque eso significa que de sus
amigos ella es la más importante para Draco, no es algo malo ya que Luna es genial; pero puede
sonar masoquista pensar en que le gustaría estar en el fondo del lago.

Luego Draco sale volando, literalmente del agua, cuando Viktor y Cedric rescatan a las cuatro
personas.

Hay un caos en la enfermería y Harry ignorando las críticas de Hermione, se escapa esa noche para
ver a Draco con su manta invisible y mapa merodeador. El chico está en cama, escuchó de Parvati
que le preguntó a Padma sobre cómo Draco había estado consciente un poco en la tarde, mejor que
los 5 días que estuvo fuera por el dragón.

Un sueño intranquilo.

Parece sufrir.

Harry está al menos dos horas en la silla al lado de la cama, antes de ver a Draco sujetar con fuerza
la almohada y ojos abiertos llenos de pánico. Está aterrado de alguna forma y Harry reacciona un
poco lento antes de acariciarle la cabellera, suave como recuerda, hasta que este se calma. Había
visto a Remus hacer lo mismo por Sirius cuando en verano este dormía en el sofá y parecía tener
pesadillas, le hizo prometer que no le diría nada.

Ahora lo entiende un poco mejor.

—Fue solo una pesadilla Draco, vuelve a dormir— hay cansancio en su voz, Harry no ha dormido
nada.

Draco sigue luciendo tan asustado que duele.


Parece más joven que de costumbre.

Tan perdido.

Tan horrorizado.

¿Siempre oculta estas emociones?

¿Harry puede ayudarlo?

—Estaba dentro del lago, me querían asesinar— su voz suena hueca, adolorida y Harry se siente
horrorizado —patético— se llama y Harry detiene un momento la caricia.

Lo ve adolorido, porque Draco no debería pensar eso de él, pero su expresión parece como una
muñeca vacía.

Quiso abrazarlo, quiso decirle que era la mejor persona que ha conocido, quiso ahí mismo decirle
cuanto lo amaba y como le dolía a él su dolor.

—¿Dónde estoy?— la pregunta lo alarmó, conociendo esa pregunta del año pasado, no había
pensado que lo olvidaría.

Pero parece tan asustado.

La mano de Harry sujeta la de Draco sobre la almohada, Draco voltea a verlo temeroso, pero este
solamente sonríe suavemente.

—Es la noche de la segunda prueba, Pomfrey no me dejó entrar, pasé con la capa— no ha pasado
tiempo, sigues siendo tú, es lo que quiere decirle —fue una pesadilla, vuelve a dormir, me quedaré
aquí hasta entonces— Draco lo ve fijamente antes de sentirse nuevamente cansado.

Voltea la vista a la mano de Harry, mueve un poco sus manos para que sus dedos entrelacen, su
respiración comienza a ralentizarse hasta caer dormido de nuevo.

Harry no se va en mucho tiempo, viéndolo dormir y asegurándose de que está bien.

Draco comienza a venir más a la torre Gryffindor, incluso la noche de juegos de Ravenclaw, Harry
logra llevarlo a su habitación para que durmiera y este parece caer rendido en su cama luego de
leerle un poco del señor de los anillos; también roba su sudadera, pero eso alegra más a Harry que
preocuparlo. Luego de esa noche, también regresa luego de que lo ve medio muerto en la mesa
Gryffindor; el chico termina sobre un sofá con Thorin y leyendo el periódico que le pasa
Hermione.

Su mejor amiga tiene teorías sobre Rita, parece ser que ha ganado su odio luego de escribir un
poco de ella y Viktor.

Ron tampoco es feliz.

Draco comenta sobre como su familia parece ser patrocinadora de Rita y por eso no le va tan mal
en el torneo y artículos, excepto el divertido donde lo ponen en una relación con Padma y Anthony
de lo cual se burló el chico rubio por semanas frente a quien quisiera escucharlo.
—¿Pero quién es la hurón más linda de todos?— pregunta y Thorin suelta un pequeño chillido que
lo hace sonreír.

Draco es amante de cualquier criatura mágica o no mágica.

Harry sentado al pie del sofá sonríe, Ron lo empuja y le da la mirada de “eres muy obvio” que lo
hace sonrojarse para seguir con su ensayo de pociones.

Si, se aprovechan de que Draco está aquí y sigue siendo el mejor de su área.

—Ron— comienza Draco, pero este ni siquiera lo ve cuando contesta.

—No.

Draco hace un puchero antes de mantener a Thorin sobre su pecho.

—Uno deja que muera una mascota y ya no se vuelve a confiar en uno, que sensibles— susurra
solo para sí mismo, pero Harry sentado en el suelo frente a él, suelta una risa que oculta con tos.

Ron los voltea a ver de mala forma, ambos hacen miradas inocentes que hace que gruña algo
similar a: “se han multiplicado”, provocando que Draco siga manteniendo su aspecto perezoso
sobre el sofá. Por la ventana de la torre puede ver la lluvia, aunque no es temporada parece ser que
algunas nubes se han perdido y su mente viaja a que en menos de una semana estará en la última
prueba.

Harry realmente intenta concentrarse, pero la mano de Draco sobre su cabeza, hace que se congele
como sí hubiera recibido una descarga eléctrica; puede que así fuera. Pero Draco como sí no lo
notara aparta con una mano su cabellera, notando que hay una ligera cicatriz un poco abierta en la
parte trasera de su nuca, al tocarla suavemente Harry salta.

El día anterior en la clase luego de que terminó todo y Moody lo llamó había tropezado por algo,
fue un escándalo y mucha sangre, pero Moody lo sanó antes que fuera a la enfermería; no le
agradaba Moody por todo el escándalo que hizo con Draco en sus primeras clases, pero tenía
talento.

La herida no había sanado totalmente, pero no duele.

Solamente quema.

Donde los dedos de Draco hacen contacto.

Duda que sea por la herida en realidad.

—Tuve un accidente en una clase hace unos días, nada serio, solo un corte algo escandaloso—
susurra Harry apenado, Draco lo ve fijamente.

No aparta la mano, en realidad ahora acaricia suavemente alrededor de la herida dándole


escalofríos en toda la columna a Harry.

Hay un poco de pánico en su interior, antes de cerrar los ojos y acercarse torpemente al contacto,
Draco no quita la mano, en su lugar sigue acariciando el cabello como si fuera Thorin; Harry casi
quisiera suplicar que no se alejara nunca y que mantuviera el contacto todo lo posible.

Sonríe, porque es genial la sensación.

.
.

Harry ve la tortura de Draco, lo ve como sí fuera él y cuando todo termina vomita sobre sus pies.
Recuerda el inicio de la tercera prueba con incomodidad, Sirius había venido como familiar de
Draco, pero igual lo había buscado para ver todo juntos; pero luego comenzó el dolor, luego fue
como si su cicatriz quemara y estaba ahí, en el cementerio. Pudo ver el cuerpo sin vida de Viktor,
pudo ver a Draco ser atado y como su mano se había movido aunque no era su mano; pudo ver los
gritos del chico cuando fue maldito varias veces, negándose a ser un mortifago como si no le
importara morir.

Gritó dentro de su cabeza, quiso detenerse, pero no era él.

Voldemort.

Era Voldemort.

Draco se había visto horrorizado, Harry no pudo más que odiarse de ver esa mirada de Draco
dirigida a él.

No era a él.

Era él.

Harry se siente tan confundido.

—¿Asesinarme? ¿así como has intentado con Harry 3 veces?

—Como imaginé no puedes matarme, no mataste a Harry, no puedes matarme a mí, eres un
fraude.

Sirius lo había llevado con Dumbledore, que parecía incrédulo ante las palabras de Harry, que eran
algo sobre lo que pasaba y al mismo tiempo confundidas con el cementerio. Quería decir que
sucedía, que estaba pasando Draco, pero estaba en shock al ver a su amigo al borde de la muerte,
siendo descaradamente estúpido contra alguien que iba a asesinarlo.

Entonces Harry gritó, no Voldemort, cuando la luz verde salió.

Pero no murió.

Sus ojos se abrieron incrédulos, no le dijo a Dumbledore que pasaba, el propio Harry no sabe cómo
en medio del cementerio, como viendo en los ojos de Voldemort, Draco había logrado librarse de
la maldición asesina; todo en un rápido giro, llamas de un dragón negro y luego de eso Draco
apareció frente a ellos desmayado con el cadáver de Viktor, la copa, la incredulidad de todos.

El dolor quemó en su frente tanto que Harry se desmayó.

Incluso sin saber que era posible, lo supo de inmediato.

Voldemort estaba furioso.

Draco no vuelve a clases, es trasportado de inmediato a San Mungo luego de que su cuerpo
revelara rastros de la maldición cruciatus en este. Padma intenta ir a verlo varias veces, pero está
en un estado peligroso y por eso las visitas se limitan a familiares; todo el colegio parece sumido en
un extraño silencio en algunas partes. El grupo Ravenclaw parece apagado, sin Draco es como sí
algo pasara y Ginny está casi siempre con Luna ahora; Anthony está mucho tiempo en la mesa
Slytherin hablando con Blaise, pero nadie dice nada para alejarlo ante las miradas del moreno.
Padma pasa mucho tiempo en la mesa Gryffindor y tanto Michael como Terry se concentran en
pasar en la mesa Hufflepuff como pueden.

Como si quisieran hacer lo que Draco siempre hace en otras mesas, como si quisieran mantener
algo y Harry por eso los apoya.

Padma habla mucho con Harry, quien está al pendiente de Sirius, que siempre está en el hospital.

—Ayer despertó, fueron unos segundos, los doctores lo están monitoreando— asegura Harry con
poca energía, pero Padma le da una mirada agradecida antes de volver con su hermana.

No está muriendo, pero sin magia en su cuerpo, los magos parecen tener dificultades para
estabilizarlo; Hermione comenta que el problema sería su cerebro y Neville añade que las
consecuencias de esa maldición son muy peligrosas, aunque no agrega como sabe tanto.

Cedric parece molesto todo el tiempo, Fleur siempre está al lado de sus amigas con mirada
solemne.

Viktor Krum está muerto.

Harry se siente confundido.

Voldemort regresó y tiene una conexión extraña con Harry.

—No podrá volver a su casa— habla Anthony una tarde que se acerca a Harry —he hablado con
Blaise, los Mortifagos estaban ahí, si rechazo cualquier cosa de ellos, no puede volver a ese lugar
— añade frustrado y Harry se pregunta porque vino a él.

No importa.

Todo es gris.

Todo parece aburrido.

Todo parece solo.

Siente la ira en su cuerpo que no es suya, siente la desesperación en su cuero que fue suya, mira
con ojos incrédulos al niño que se puso al frente del hombre más peligroso de todos sin miedo.

—Sirius puede darle una casa, o Andrómeda, no está solo— musita Harry débilmente, Anthony
solo niega con la cabeza.

—Maldita sea, tanto que teníamos que hablar, tanto que oculta ese idiota— gruñe y Harry no sabe
de qué habla, últimamente Anthony siempre habla por bajo con Luna, pero nadie sabe de qué,
antes que vuele donde Blaise o Padma —piensa que puede hacerlo todo solo como siempre, sabes
que todo esto es por ti— añade viéndolo fijamente.

No hay reproche, pero hay algo en su mirada que quiere que entienda, pero no lo hace.

Harry ladea el rostro confundido.

—¿Que?
—Descubrió que alguien quería meter tu nombre en el torneo, hizo todo lo que pudo para
impedirlo, pero al final solo se le ocurrió cambiar de nombres— los ojos de Harry se abren
horrorizados, Anthony sujeta la mano en su rostro —no es que quiera verte a ti en su lugar, Draco
no quiere eso, solo es… va a estar mal… muy mal lo sé, todos sabemos que no va a estar bien y
solo te pido que por favor lo ayudes; porque no es que te ame como lo haces tú, pero eres
importante para él— gruñe casi con cansancio, antes de ser llamado por Luna e irse.

Dejando a Harry ahí congelado e incrédulo.

Gimoteando.

Culpándose.

No, no podía ser cierto.

Draco no hizo eso por él.

¿Oh sí?

Maldita sea.

Fin.

Chapter End Notes

Originalmente iba a dividir los interludios, pero al final los deje en el mismo capitulo.
Esto hace sin duda el capítulo de toda la saga más largo hasta el momento y eso que
ahorre muchas escenas, pero sé que las más importantes o las que me encanta ver en
Harry aparecieron, además de algunas cosas extra para entender mejor lo que pasa
Harry.

Fue un honor haber escrito esto para ustedes, es una historia un poco diferente algunas
que conocen, pero cada lector se ha ganado un espacio en mi corazón al respecto.

Nos vemos en el libro 5 de la saga.

End Notes

Hola mis queridos tesoros, nuevo libro desbloqueado y agradeciendo todo el apoyo que me
han dado a estas alturas. Esta historia está terminada en sus ideas bases, pero tengo que
escribir todas las ideas así que vamos sobre la marcha muchas veces; pero intento tener la
mayor cantidad de capítulos listos para que nunca nos quedemos sin actualización.

Creo que nadie esperaba la aparición de Charlie Weasley al inicio de este capítulo, pero era
algo que venía pensando desde hace tiempo. En este libro la participación de Charlie será
mayor que en la historia original y creo que nos ayudará a disfrutar muchas cosas dentro de
la historia.

Como siempre el primer capítulo antes de la locura, es un breve resumen de que ha


sucedido y al mismo tiempo ponerlos al día con la situación de Draco desde el libro
anterior.

El interludio del libro anterior habla sobre una profecía para Draco, de la cual este no es
consciente pero su madre si, lo cual podría explicar mucho de la forma en como ella trata a
su hijo. Tenía pensado hacer que Draco estuviera presente en el juicio de Sirus, pero por
ahora no veremos mucho de eso por los ojos de Draco, en el futuro tal vez otros personajes
nos muestren más otras perspectivas.

Bueno.

Con eso en marcha, espero disfruten de este libro como lo han hecho con los anteriores.

Iniciemos otro viaje juntos :D

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