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INTRODUCCION UA INVENCION DE: FASCISNO ‘Bl fascismo fue la innovacién polftica més importante del siglo xx y la fuente de gran pare de sus padecimientos. Las atras corrientes importan- (es de la cultura pitica occ dental moderna (conservadurismo, liveralis- ‘mo, socialismo) al:anzaron -odas su forma madura entre finales del siglo xvmry mediados del xrx. I ascismo, sin embaygo, atin e-a inconcebible a finales de la décad: de 1890, Friedrich Engels, c1ando escribié en 1895 un. prefacio para su meva edic:én de La lucha de clases en Francia, de Karl Mars, estaba convencido de que una ampliacién del cerscho de saftagio proporcionaria inezorablemente més votos ala igquierca. Engels estaba se- puro de qaeel tiempo y los mimeros estaban de parte de los socialists. «$i ts0 [el crecimiento del voto socialista] continiade este rrodo, a finales de bste siglo [xx] comyuistaremos la mayor parte de los estrctos medios dela Jociedad, la pequefa burguesia y los campesines, y nos convertiremes en hpoder decisivo dd pais». Les conservadores, decfa Engels se habian dado fuenta de que la lesalidad es-aba operando en aontra suy2. Por el contra- jios «nosotros [los :ocialistas|, bajo esta legalidad, criamos firmes miscu- psy rosadas mejills y damos una impresion devida eterna, Lo vinico que pueden hacer ellos ‘los conservadores] es quebrintar estalegalidady.*En- jels esperabs, pues, que los enemigos de la izquierda lanzasen un ataque Jreventivo, pero nopodia imaginar en 1895 que se ataque pudiese obtener $n apoyo masivo, Lictadura contra la izquierdaen medic del entusiasmo Jopular: &sa serfa le combinacién inesoerada que el fasciemo conseguiria Joner en pie en el breve espacio de tierapo de ura generacion, Sélo hubo unos cuantos atisbos premonitorios. Uno procedié de un INTRODUCCION joven e inquisitivo aristocrat francés Alexis de Tocqueville. Aunque Toc ‘queville hallé muchas cosas que le parecieron admirables en le visita que hizo a Estados Unidos en 83, le parecié inquietante que ¢l poder d> la ma- yorfa en sina democracia impusiese uaa conformidad mediante la presi6n social, en ausencia ce una cite social ndepend.ente. LE género de opresién que amenica 2 los puestos democriticos no s+ parecerd en nada al aque le precedié en el mando; nuestros contempordneos 2 hallarén su imagen en sus re ‘eucrdos. Yo mismo busco en vane una expresin que repreduzca y contenge exzctamente la idea queme formo; las viejas palabras wdespotismor y «iranfa» no son adecuadhs Se tra ‘a de algo rsevos hay que intentat por tanto, definirlo, pusto que no lo puedo xombrar.* Otra premonicién es de fecha muy posterior y procede de un -ngenie- ro francés convertido en comentzrista social, Georges Sorel. Sorel crities «en.1908 a Marx por no darse cuenta de que «una revoluciin conseguida en tiemposde decadencia» podria «considerar un regteso a. pasado c incluso Ja conservacién social come su ideal? —— La palabra «fascismo» ‘tiene su niiz en el italiano «fescio», literalmen- te un ‘har’ o ‘gavill. La palbbra evocaba, mas remotamznte, al Iatin «fas- ‘ces, un haz de vares con ur hacha ercajada en & que sellevabs delante de Jos magistrados en las procisiones publicas romanas pa-a indicarla auto- ridad y h unidad del Estade. Antes de 1914, el simbolisiro de los fasces ro- ‘manos seo habia apropiad> insGlitamente la izquierda, Marianne, simbo- lo de la Repablica francesa, solfa epresentarseen cl siglo xzx portando los {fasces para simbolizar la fcerza de lt solidaridad republicans ccntra sus ‘enemigos los clericales y los aristécrstas. Los jasces apazecen expuestos de forma destacada en el Sheldonian Theater (1664-166) de Chaistopher ‘Wren en la Universidad de Oxford, Estaban presentes en el montmento @ Lincoln de Washington (19:2) y en lamoneda estadounilense de +5 centa- vos acuiiada en 1932. Los Sei: itdlianos utlizaron dl término «fascio» a finales del siglo x1x para evocar la solidaridad de los militantes comprometidos con la causa. Los campesiros que se sublevaron contra los terraenientes en Sicilia en 1893-1894 se antodenorrinaron «Fasci Sicilianin. Cuando a fi- nales de 1914 un grapo de nacionalistas de izquierdas, albs quenotardé en unirse el socialista proscrito Benito Mussolini,’ intenté que Italia entrase cen la Primera Guerra Mundial en d bando aliado, eligieron un nombre destinado a comunicar el fervor y la solidarided de su cempatia: Fascio Ri- voluzionario d’Azione Interventista “Liga Revolucionatia de Accibn Inter- INTRODUCCION rencionista’).* Al final de la Primera Guerra Mundial, Massolini acuiié el “amino efascismo: para describir el talante del pequefio grupo de ex sol- ados nacionalistasy revolucionarios sindicalistis® partiderios de laguerra ‘que se estaba formando a su alrededor. Ni siquiera entonces tuvo el mono- polio del uso de la palabra «fiscion, que siguié siendo de uso general entre ‘os grupos militantes de dive'sos matices politics.” Oficialmente el fascismo nacié en Milin el domingo 23 de marzo de :919. Esa mefiana, roco més de un centenar de persones,* entre las que se :nclufan veteranos de guerra, sindicalistas que habfan apoyado la contien- da intelectuales futuristas,“amén de algunos periodistasy de simples cu- osos, se reunieror en el salén de actos de la Aianza Comercial e Indus- trial de Milén, que domina lapiazza San Sepolcro, para «declarar la guerra al socialis:no [...] porque se a opuesto al nacicnalismo», Mussolini de- ‘nominé entonces asu morirsiento Fasci di Combattimento, que significa, ‘muy aproximadamente, ‘hermandades de combite’ EL programa faicista, emitido dos meses después, era una mezcla cu- siosa de patriotismo de veterenos y experimentosocial racical, una especie de «socialismo nacional». En el aspecto nacional, xedia la materializacién de bbs objetivos expansionistes ialianos en los Balcanes y en el Mediterraneo, que acababan de verse frustados unas meses ars en la Conferencia de Paz de Patis. En el aspecto radical, proponta el sufragio femenino y el voto «partir deles dieciccho afios de edad, la aboliciéa de la céinara alta, la con- vocatoria de una asamblea constituyente que redactase una nueva consti ‘uci6n pasa Italia (gresumiblemente sin la monsrquia), la jornada laboral de ocho horas, la perticipacién de los trabajadores en «el manejo técnico de b industria», la «expropiacion parcial de todo tipo de rqueza» a través de un gravoio imptesto progresivo sobre capital, la exprepiacion ce cier- tas propiedades de ‘a Iglesia y la confiscacion dd 85 por 190 de los benefi- ios de guerra." El movimiento de Mussolini no se hallaba limitade al nacionalismo y los ataques a la propiedad, Se caractetizaba clammente por la predisposi- radical entre los nacionalistas de clese media.” Els deabril de 1919, po:o después de la reunién fundacional del fas- sismo en la piazza San Sepo cro, un grupo de anigos de Mussolini, entre los que figuraban Marinetti 7 el jefe de los Ardii, Ferruccio Vecchi, asalta- ‘on las oficinas de Milin del diario socialista Avanti, dol que el propio. Mussolini habia sido director de 1912.a 1914. Destrozaror las prensas y la naquinaria Hubo cuatro muertos, incluido unsoldado, 7 treinta y naeve etidos.* El fascisno italiano irramp:é asi en ka historia con un acto de violencia contra el socialisme y al mismo tiempo, contra a legalided bur- ‘suesa, en nombre de un presanto interés nacioral supericr. El fascismo recibié su nombre y dio sus primeros pascs en Italie. Mus: solini no fue, sin embargo, ringdin aventurero solitario. 2n la Europa de osguerra estaban surgiendo movimientos simiares indeendientemente del fascismo de Muisolini, pero que expresaban de todos modos la misma mezcla de nacionalsmo, anticapitalismo, volunarismc y violencia activa contra los enemige: socialists y burgueses. (Abordaré con mayor devalle ‘Bh amplia gama de fiscismos iniciales en el capitulo 1.) Poco més de trei afios después de kz reuni6n Jela piazza San Sepolcro, dl Partido Fascista de Mussolini estaba en el poder en Italia. Once afios cespués de eso, otra partido fascista tomé el poder en Alemania.” Proato, 0 Europa e inclusaen otras sartes del mundo, rabria aspirantes adicta- Cores y escuadras que crefan estar reccrriendo d mismo camino hacia el oder que Mussolini y Hitler. Otros seis ios més tarde Hitler precipité a Europa en una gue'ra que acabarfa alectando 4 gran parte del mundo, Antes de que termirase, la humanidad habia suf-ido no sclo las atrocida- mnTRopUCCION des habituales dela guerra, clevadas a una escela sin precedeates porla tec- nologia y la pasion, sino también an initento de extinguir, a trevés de uxa ‘matanza industrializada,a todo un pueblo,su cultura e inciuse su propa memoria. ‘Mucha gente sensible y culta, ver a Mussolini, ex maestrode escuela, novelista bohemio de segunda ila y antiguo orador sccialistay director ce prensa del partido, y a Hitler, antiquo cabo y estudiarte de arte fracasado, junto con sus rufianes ercamisadas, al cargo de grandes poteacias euro- peas, supusieron simpleraente que «una horda de béabaros [.... han plan- tado sus tiendas dentro de la naci6a».* El novelista Tromas Mann escrib‘a cn sudiario el 37 de marzo de 1933, dos meses después de que Hitler se hu- biese convertio en cancller de Aemania, que habfa presenciado una re- volucién de un género nanca visto hasta entonces, «sn ideas subyacentes, contra las ideas, contra tedo lo més noble, lo mejor, lndecente, contza la li- bertad, la verdady la just cia», La «escoria vi» habia tcmadoel poder, «con inmenso regocijo de las masas».** El eminente fil6sofo-historiador italiano liberal Eenede:to Croce, que estaba en el exilio internc, en Napdles, coment6 desdetosament: que Mus- solini habia afiadido un :uarto tigo de desgobierno, a «onagrecracia», es decirsel gobierno ejercid por asnos salvajes,a los fariosos ires de Aristé- teles:tiranfa, oligarquia y democrecia.™ Croce llegarfa més tarce a la con- clusién de que el fascismo era sSloun «paréatesis» ena historic italiana, 2 resultado temporal de la decadencia moral magnificala porlostrastornos de la Primera Guerra Mundial. El historiador liberal alem4n Friedrich ‘Meineke consider6, asinismo, después de que Hitkr hubies? Hevado a ‘Alemania a la cetdstrofe, que el nazismo hebia surgido de unz degenera- Gién moral en la que ténicos superficialese ignorantes, Machtmenschen, apoyedos por una sociedad de masas sedienta de emosiones habian triun- fado sobre humanitario: equilibrados y racionales, Kulturmerschen.* La salida, pensaban los dos, era restacrar una sociedad en la que no goberna- sen «dos mejores. Citros observadores e dieron cuenta, desde el priacipio, deque estaba «en juego algo més profurdo que laascencién casual de unos rufanes y mis preciso que la decadencia del viejo orden moral. Los marxistas, primeras victimas del fasc'smo, estaban zcostumbradosa pensx en lahistoria como ‘un gran desplicgue de procesos profundos « través dd choque de sistemas ‘econémicos. Anies incluso de que Mussolini hubiese consolidido plena- ‘mente su poder, tenfan lisa una defnicién del fascismocomo xel nstrumen- to dela alta burguesfa para comtatir al proletariade cuando los medios irropucci6n Lbgales disponibles del Estado resultasen insuficientes para someterlo».” Ena época de Stalin, esto se mndureci¢ en una formula fé-tea que se con- \irtié en crtodoxia :omunista durante medio siglo: «El farcismo esla dic- tadura terzorista y descarada de los elementos mis reaccionarios, patriote- 20s e imperialistas del capital financiero» * ‘Aunque se propusieron alo largo de los afios muchas més interpreta ciones y definicionts, ni siquiera hoy, nds de ochenta aftos después de la xeunién dz San Sepolcro, ha logrado ninguna d> ellas consenso universal como explicacin completamente satisfactoria de un fexdmeno que pare- i surgir de la nach, adopts formas multiples y variadas,exalt6 el odio y hh violenca en nombre de Ie gloria nacional, y consiguié, sin embargo, straer a escadistas, enpresarics, profesionales, aristas e intlectualescultos yprestigiosas. Recoasideraré 2sas numerosas interpretaciones en el capitu- b 7, después de que tengamos pleno conocimierto del tera. ‘Ademis, los movimientos fascistas variaron tan notcriamente de un ‘entorno nacional astro que algunos dudan incluso queel término «fascis- sno» tenge mas sigrificado que el de uaa palabra ofensiva Se ha utllizado de una forma tan imprecisa, que practicamente todo el que ostenta © es- grime autoridad ha sido fascista para alguien. Los que dadan propanen ‘que tal vez serfa méior limita:se a elim‘nar el térnino.® Este libro quiere proponer una formanueva de enfocar el fascistioque ermita recuperar d concepte para un uso signifcativo y explicar mis ple- saamente su atractivo, su compleja trayectoria hid6rica y su horror ultimo, IMAGENES DEL FASCISMO- ‘Todos estén segurox de saberlo que es el fascismo, Bl fascismo, que es, de todas las formas pditicas, la més deliteradameate visual, se nos presenta «n gréficas imagenes primarixs: un deragogo patriotero crengando auna smultitud extasiada; hileras dsciplinadas de jovenes en marcha; miltantes 4que visten camisas de color cue pegan a miemb:os de repagandistas del mNrRopucciéN fascismo, Brinda una coartada a neciones que arrobaron > toleraron a caudillos fascistas y dsvia la atencién de as personas, losgrtpos y las ins- tituciones que les ayudaron. Necesitamos un modelo més sutil del fascis- ‘mo que explore la inte-accién entre caudilo y nacion y entrepartido y s0- ciedad civil, La imagen de multitudes cantando alimenta el supuesto de que algu- nos pueblos europeos eran por raturaleza proclivesal fascistro y que reac- cionaron entusiasticamente al debido al cardcter nicional. E.corolario de sta imagen esla creencia petulaate de que la historia defectunsa de cie-tas naciones gener6 el fascismo.” Esto se convierte ffcdmente er. una coarta- da para las naciones espectadorai: aqui no podria kicber sucedido, Més alla de estas imagenes familiares, en una inspeccién més detenid, la realidad fascista resulta atin mis compleja. Por ejemplo, el rigimen que inventé la Palabra «fascismo» (la ‘talia de Mussolini) mostré pocos indicios de anti- semitismno hasta diecistis afios desoués de sullegada al poder. Dehecho, Mus. solini cont6 coa patrocinadores judios entre los indastriales los grandes terratenientes que le ayzdaron econémicanente al principio Tenfa ami- 805 intimos judios, com el militante del Partido Fascista Alda Finzi,y una ~ amante judia, la escritera Margherita Sarfati, autora de su primera bio. grafia autorizada* En lk Marcha sobre Roma partiiparor. unos doscien. tos judios. Sin embargo, el Gotierno francés colabotacionista de Vichy (2940-1944) del mariscal Pétcin era agresivamente antisemita, mientras ue én otros aspectos s2 le considera més bien autoritario™ que fascista, como veremos en el capitulo 7. Resulta per tanto preblemético considera que un antisemitismo ezacerbadc es la esencia del fascisme,* Otro supuesto rasgoesencial del fascismo es su tdante antapitalistay antiburgués, Los primeras moritrientos fascstas pregonaban aa desprecio por los valores burgueses y por quienes s6lb queria eganar dinero, dine. 10, sucio dineroo.* Densstaban a. «capitalismo financiero internacionaly «asi tan ruidosamente como a los socialistas, Prometian inctuso expropiat 4 los propietarias de los grandes akmacenes para apoyar a los pequefios co- -mercantes y artesanos patriotas, esi como a los grandes te1ratznientes en favor de los campesinos.” Pero cuandollos partidos fascstas adquirieron poser no hicieron naca por cumplir estas amenazas anticapitalistas. Cumplieron, sin embargo, con Ja méxima violencia y minuciosicad, sus anenazas contra el socialismo, Las luchas callejeras pore terrtorio con jévenes comanistasfiguraron er. {re sus imigenes propagandisticas mnis poderosas,™ Una ver e1 el poder, Jos regimenes fascistas p:ohibieron las huelges, disotvieron los sindicatos 18 INTRODUSCION -ndependientes, reéujeron el poder de compra de los asalariados y finan- pa gencrosimeate las industria dearmamesto, para Soe eaee «im de los emprecris. Ls investigndors, ante estos conflicts en >albras yactuciens respect al capitalise, han saado condusiones ‘spuestas. Algunos, omando las palabras literal mente, corsideraron el fas- :ismo una forma de anticapitalismo redial.” Otros, y 20:60 los mazxis- 2s adoptan Ja posiéndiaretralmenteopuet de ques fascists vini= ‘on ayudar al caitalsmo en difcltades yapuntalaroncon medi emergendiael sistema existerte de jera-quia social y distribucién dela pro- rege lino adoyta la posura de que lo quelos fascias hicieron nos cuenta como minimo tanto como lo que dijeror. Lo que dijeron ne puede ignorarse, por supuesto, po-que ayuda a explicar su atractivo. Pero, in- uso en aspect mas radial Ia eres antcaptast de los fists selective, Aungue atacasen a las finanzas internacicneles expec ivas {unto coa todas ls dems formas deintrmacinalismo,cosmopeltsmo 0 gobalizacdn, tanto capitalists como socilisas,resprtaban la opie dad de los productores nacionales, que debian formarlabase social de la nacién revitalizade.® Cuanco atacaban a la bergueste, Ib hacian porque era demasiedo débil e incividualista para crearuna nacien fuerte,no por tobara es tabsjaores valor que tes aad. Lo gue ellos ertcaban Gel eapitaismo noera a explotaion sno su meray, su indierencia hacia la nad6n, su incapacidad para conmover 4 espiritu** A un niveln profind, bs fascists rechzaban la idea de qu at eras ecormicas fuesen el motor primordial Je la historia, Para os fascists, el capitaismo disfuncianal del psriodo de entreguerras no necesitaba tna reondenacién Discs ss males poriancurarse simplementeapliatd voluntad pot ca suficient para deanar € pleno iplo y laproductvidad plera.* Los regimenes fascistas, una vezen el poder, s6lo confiscaroa propiedades de adersarispolitions extn.eroso adie, No moifcron en ningtn caso la jerrgus soca salvo pam catapult hasta osicione levadss a unos cuanoseventurens, Sutter, come mine, las fuerzas del meres por la admninistracién econémica estatal, pero, on plena Depresién, i ma- Yoria des hombres de negocios aprobarominiialmente eso, Sil ascs- ‘mo fue «cevolucionario», lo ‘ue en un sentido expecial, muy alejado del sig- nieado de la pldra tal camo sola entendene desde 1789 a 1917, como ‘una profurda trarsformacién del orden socialy la redistribucién del po- sf ndraico. ae feodimance al poder efestué algunos cambios lo suficiente- INTRODUCCIEN ‘mente profuncos para calificerlos de «revolucionarios», si estanos dispues- {os dar a esa palabra un significado diferente. El fascismo, en su mas ple- no desarrollo, rediseié las frorteras entre lo pttlico y lo privado, re- duciendo notoriaments lo que entes habia sido inocablemente privado, Modifics el ejercicio dela ciudacanta, que pasé del goce de derechos yde- beres constitucionales < la participacién en ceremonias multitudinarias de afirmacién y conformidad. Reconfiguré las relacion:s entre el individuo y la celectividad, de manera que elindividuo no tenfa ningtin d:recho fuera de-los intereses de la comunidad. Ampli6 Jos poderes del ejecxtivo (part do yEstado) con el propésito de conseguir un contre! total Finalmente, li berd emociones agresivas que hasta entonzes solo se conocian en Europa en situaciones ce guerra o de revelucién so:ial. Estas transformaciones en. frentaron a menudo a ls fascistas con los conservadores, arraigados en las familias, las iglesias, el rengo social ya propiedad. Veremosmés adelante,® cuando examinzmos co. mas detlle la compleja reccién de complicided, adaptacién y oposicién esporidica que vinculé a ks capitalistas con los fascistas en el poder, que no se puede consierar al iscismo simplemente una forma més musculesa de conservadurismo, aunque mantaviese el 1é- gimen existente de prop edad y de jerarquis social. Resulta dificil emplacar el fasc:smo en el mapa po itico izquierda-dere- cha. {Lo sabian los propios dirigeates fascistas al prircipio? Cuando Mus- solini convocé asus amigos en la piazza San Sepolcroen marzc de 1919 ro estaba del todo claro sil> que se proponta sta comptit con sus antiguos colegas del Partido Sociclista Ialiano, en la izquierde, o atacarles frontal- mente desde la derechs. sDénde :e puede emplaza:, dentro del espectto Politico italiano, lo que ain se lara a veces enacionzlsindicalismo»?” En realidad, el fascismo conserv6 siempre esa anbigtiedal. Pero los fascistas erar. claros er una cosa: ellos no 2staban ea el centro, Bl desprecio que inspirata a los fazcistas el centro blando, comslaciente y dispuesto a llegar a soluciones de compromiso era a3soluto (oductvdad as utopias ye armamnen- tv, La urgencia de rearmarse x desencadenar unaguerra de expansi¢n dej sruypromoa una el seis dun paraiso pars Jos campesinos y ares 20s emprendedore: que hab-an constituido la primere base de mas bs inicios dl moviniena dando slo unos crates ergs juveniles de tejado Sepa, bs Feerhcsen defn de semana de Hite as fotagr- tias de Mussolini a yecho ae la rezoleccion del granc come los del ruralimo nostégico inical® ; oe signiendo todo e! itnerario fascista polemos acarar la ambigua relacién eats fascizmo y modernidad que tanto atribua 3 los que >uscan una sola esencia fascista. Algunos individuos — =e a ia trayectoria fersonal. Albert Speer ingres¢ en el pa Jprcome ¢ dscipalo de Henrich Tesenow enel Insts de Tenologia de Berkin-Charlotteaburg, que era eno modemno,pero, en un cierto sentido, ‘nis moderno que 13s otros» or su fe en una arcuitectura simple y orgéni- INTRODUCCION £2 Continus en él después d» 1933 haste converirse en el di seater eo em Potencial econémico clemén como ministro de Armamento. erole ve : seen ans ‘buicaban ere una modemidad alternative una eta aan aaorn en la que los poceres de irtegracién y control del {mo suavzasen as tensones la divisiones dela moderidad.® fang ches han vite en la raccalizacién final dt period de guerre del 1 (el asesinato de los judios) un rechazo de la racionalidad moder. denied teat 4il fascism desboceda. Come «limpieza racial» nazi Saag sobt los impulsos puticadores de lt meticinay le sanidad pic be dl sil x 1 anhelo de lcs eugenetistas de eiminar a bs impure ae rechraalon ets morse academia kc °5 considerados i-relevantes.* i- cho que los anticuados pogroms habriaatardads dosclontns anon i clus més en conseguir lo Shon de tense To queer a tecnologi avanzada en slo tes ‘a complejazelacin entre d fascism y la modemnidad no se puede i ar de gle con un simple «So 0 «Nos Hay gue rastreataen el p-o- So hisbrico dela adguisicion ye ejercicia del poder por fscismo.°La Sore mis saistictoria bre esta cuestin muestra cimo se canalizaron 7 asin a paso los Tesentimientos antimodernizantes en una le Doda qu scusbrasenico de uname Sea poder entenderlo clararx 7 i a ameedoan cia. ina cor diacsnast picenenlascon oe Problema que plantean lis imagenes convercionales del fascism See een en momentos semament: dramas dl itierari f= Cita (a Marcha sobre ba, el ircendio del Reichsug, la Krisalnacht)y dementia textura de la experiencia ctidiana yla complidad de a pee n Ia entronizaciéa y el funcionamieato de los regimenes deaeat Los mevimienbs fasts slo podian desstollare con iaayuca tas Sae corre, de geste inchs convencinalmerte buena Los faci seeps, Podtlen haber legaco al poder sn la aquiescenca c incluso la sosrcin activa dela, ‘adconales, dejefes de Sstado, dtigentes de a mn rierno, a: iz] in Pin a eat ene as deer miles imo en € i complica ene ls mbmbres dd onden boca ace iRTRODUCLION cionarios ds policta, oficiales éel Ejército y hombres de negocios. Para en- tender pleramente c6mo fun:ionaban los reginrenes fascstas, debemos ‘profundizar hasta elnivel de ka gente corriente y examina: las elecciones banales que hicieron en su rutina diaria Efectuar esas elzcciones significé aceptar un aparente mal meno: 0 aparta: a vista de algunosexcesos queno purecfan demasiado Jafioscs a corto plazo, inclus) aceptabies parcialmen- te pero que, ecumulados, signsficaban resultados ‘nales menstruosos. Consideremos, For ejemp o, las reacciones de los alemanes cozrientes alos acontecimientes de la Kristallnachr (‘Noche de los Cristales Rotos’). Turante la noche dd 9 de noviembre de 1938 miitantes del Partido Nazi, incitados ror tun discurso incendiario a los jefesdel partido del ministro & Propaganda nazi, Joseph Soebbels, y como reaccién al asesincto de 1m diplomatico alemén en Paris por un joven iudio polico enfurecido por la reciente expulsion de Alemania de sus paires inmigrantes, isrum- Heron, arrasindoloodo, ea les comunidades judas de Alemania. Quema- ron centenares de sinagogas, iestrozaron més de siete mil tiendas judias, eportaron a unos vainte mil ;udfos a campos de=oncentrecién y mataron directamente a noventa y unc de ellos. Se impuse colectivemente a losju- os de Alemania unz multademil millozes de marcos, y el Gobierno alernén ‘confiscé las indemrizaciones de los seguros paracompensir los dattos ac- cidentales causados a propiedades no judias. Estaclaro ya que muchos ale- rranes corsientes se indignarcn por las brutalidades que teavan lugar al pie ce sus ventanas.” Pero ese rechazo generalizado fue transttorio y no tuvo fects duraderos. ;Por qué no hubo ninguna dananda ni ninguna inves- tigacion judicial o administrctiva, por sjemplo? 3i podemos entender por qué no ac-ué el sistema judicial ni las autoridaces civiles y religiosas 0 la ‘oposicién ciudadam para poner freno a Hitler cn novierzbre de 1938, ha- Dremos erapezado ¢ entendet los circulos més anplios de aquiescencie in- dividual einstitucicaal detre de os cuales una mainoriamilitante era capaz de liberarse lo suficiente de :mpedimentos limiadores como para poder realizar un genocido en un ais hasta entonces civilizado y refinado. Setrata de preguntas dificles de contestar y que nosllevan mucho més alld de las simples imagenes Je un caudillo solitirio y de unas multitudes ~itoreantes. Nos rerelan también algo sobre las dificultad:s que plantea la >yisqueda de una esencia tiniza, el famoso «minimo fascisa», que se supo- ge que nos permite formuler una definicién general clera del fascismo, ‘Las definiciones son intrinsecamente limitaloras. Ermarcan tn cua- 4ro estitico de algc que se aprecia mejor en movimicn:o,y retratan como vestatuaria congelada»® alge que se comprende mejor como un proceso. INrRopucci6n Sucumben demasiadc a meauco a la tentacién de intelectual de conside- rar constitutivas dedlaraciones programiticas y de identificar el fascismo mas con lo que decfa que con lo que hacia. La bisqueda de la definicién perfecta, reduciendo el fascism a una frase cada ver mis delicadamente afiaada, dala imprestin de que impide formulas pregunta: relacionadas con los origeres y la rayectoria del desarrollo fascista en vez de aclararlas. Es un poco como contemplar las figuras de un museo de cers en vez de las es © pdjeros colocados en una caja de cristal en vez de vivos Por supussto, el fascismo ne deberia analizarse sin llega; en determi- nado punto del debere, a un concepto aceptado delo que es Este libro se Prepone llegar a ese ccncepto alfinal de su investigncién,en vez de empe- zar con uno. Me propongo dejar aun lado por ahora el imperativo cela definicign y examinar en accién una serie basica ce movimientos y regi meses considerados generalmente fascistas (con ua predomnio en nues- tro recorrido de Italic y Alemenia). Examinaré §1 trayectoria histérica como una serie de procesos que van desarrolléndose alo larg del tiexpo, en ver de como la expresi6n de una presencia fjach. Empezamos, pues, ‘con una estrategia en vez de conuna definicién. _ ESTRATEGIAS Las discrepancias sobre cmo interpretar el fascist giran en - trategiasinteleetales profundamente distiatas, Qué partes del cletone deberiamos en concreto examiner? ;Adénde deberiamos miei, en las 2x- petizncias amecicana y 2uropea modernas para hall las primeras semillas del iascismo y verlas germiner? ,En qué clase de ccunstancias crecié el fascismo més lozano? j¥ qué partes en concreto de la experiencia fascista (sus origenes?,;su creciminto?, su condacta una vez en el poder?) per- miten ver con mayor ciaridad la naturaleza de este compleja fenémero? La mayoria dela gente, si se le preguntase qué esel fascis ria sin vacilar: «Bl fascismo es una ideologian." Los propios di cilar:. isn tes fas- ccistas decian siempre, insistentemente, que eran profetas de ura idea, a di- ferencia de los socialistas y los liberales materialistes. Hitler bablaba sin cesar de una Weltanschaxung, 0 v-sién del mundo’ una expresisn incémo- * da hacia la que consiguié atraer [a atencién del murdo en: nik m ero. Mussolini alarde6 del poder del credo fascista. Segdin este enfeque, un fascista es al- sguien que abraza la ideologia fascista, siendo una idzologfa alyo mas que IxTRODUCION sinples ideas, un sistema total de pensamiento incorporedo a un proyecto de ordenacén del mando.“ Seha convertido casien algo automitica cen- trar un libro sobre e. fascismc en los pensadores que agruparon primero las actitudes y pautss de persamiento que ahora Hamamos «fascistas», Parecera deducirse de esto que debesiamos «empezar por examinar Ics programas, las dectrinas y la propaganda de agunos delos principales rovimientos fascists y pasar luego a laactuaci6n y las pol ticas concretas d+ los dos unicos regimenes fascistas dignos de atncién>. Poner los pro- gyamas primero se apoya en d supuesto ticito d> que d fiscismo fue un «csmor come los otros grandes sistemas politices del mundo mocerno: conservadurismo, liberalismo y socialismo. Este cupuesto, que suele darse por descontado, meee un anilisis. ‘Los otros «ismos se crearon en un periodo en el que la politica era un asunto de caballeros que se desarrollaba a travésde un dedate parlamen- terio doctoy prolongado entre hombres instruides que apelaban a razones ysentimientos mutuos. Los «ismos» clésicos se apoyaban en sistemas flo- stficos coherentes expuestos en las obras de penscdores sistematicos. Pere- ‘ce muy natural explizarlos examinando sus programas y la Tlosofia quelos sastenta. El fascismo, porel contrasio, fue una invencisn nueva.creada concre- tamente pare la era de la polfiica de mascs, Pretendia aper sobre todo a es emociones medicnte el usc de ceremonias rituales cuidadosamerte or- qnestadas 7 cargada: de ura intensa reiérica. La funcién que tenfan en él les programas y Ja doctrina es, cuando se examna més ée cerca, fiunda~ rentalmente distinta de la que tenian en el conservadurismo, el iberalis- mo y el sociclismo, 31 fascistro no se apoya explicitament2 en un sistema Floséfico daborado sino rads bien en sentimien:os populires sobre rzzas dominantes, su suerte injustay su derecho a imponersea pueblos inferio- rs. No le ha propoxcionado coportes intelectuals ningin constructor de sstemas, como Mer, ni tampoco una inteligencia critca importante, ‘como Mill, Burke o Focqueville.® La veracidad de fascismc no se basa en la de ninguna de las proposi- dones exguestas en su nomtre, lo que lo hace completamente diferente Ce los «ismos» clisivos. El fascismo es «verdad» en Ja medida en que ayu- Caaque se campla el destino de una raza elegids una sangre o un pueblo, ‘exarzado con otres en una lucha darwiniana, y no por una razén abs- tracta y universal, Los primeros fascistas fueror absolutamente francos eso. EnrRopuccON oe te eee peor necro icra irene omer er en movimiento nuestra capacidid para los ideales y pas la accién, Su a soit gn lame eng, iva dent denon tate pagers ea este pars agetar esas capaci Laverdad era lo que pormitiese al nuevo fy muy 2 aomabre {x mujer) fasci i naa otros ylo que hese trurfr al publoclegio eet ismo se apoyaba no en la veracidad de su doctrina, sin : y su doctrina, sino en Ja uunién mistica del caucillo con a destino histérico de su puedlo, una con. cepcion relacionada con ideas roménticas de floresimiento histérico na- clonal y de genio artstico 0 espiritual individual, aunque el fascismo fechas Por otra parts, la exaltaci6n que el Romanticismohavia de a crea- ‘ividad personal sin trabas”” Bl caudillo fascista questa evar a su pueblo.a un reino superior de la politica que experimentaria sensualrrente: la cal- dex de a pertenencia ¢ ina raza plenamente conscieate ya de su identidad, 4 destino historio y 3 poder; emocién de participar ea una gran em, res colectivasel gozo de sumergitse en una oleada de sentin ientos com, bartidos y de sacrificar los mezquinos intereses propios por el bien del grupos y la emocion cel domirio. La sustitucién deliberada por parte det ‘ascismo del debat> razonaco por la experiencia sensuel mmmediats transformé la politica, como el critico cultural aleman exiliado Walter Benjamin fue e! primero en setia‘ar en la estética. Ya experiexcia estétca fascista definitiva, previzo Benjarnin en 1926, era Ia guerra,” 1os dirigentes fascitas no hacian ningin secrete del hecho de que ca- recian de programa, Masso se wfan6 de eso. «Les Fasc de Combat ‘men:o—escribis en Ios «Postulados del programa fascist de mayo de 1820~|..] no se sienten atados a ninguna forma doctrinal conereta.” Unos cuantos meses antes de que se convirtiese en primer ministro de Ita. lia, respondié traculentimente a un critico que queria saber cudl era 1a Programa: «jLos deméctatas de Il Mondo quieren corocer nuestro progr. ‘mat Bs romperes los huss alos demécratas de I aondo,¥ cuanto antes Inejon «El pute afims un m tant fait en1ya0—ele snes de fame Mussolini le gustaba proclamar que la definicién del fsisno cad Lo quencessba un pueblo modern) eral vluntad ya Gaudilai de un Duce, ro una detina, Solo en 16, cuanda levaba ya liez efios en el poder, y cuando queria «normalizar» su regimen, expueo Mussolini la doctrina fescista,en uaarticulo (que era en parte edema, del { IeTRODUCCION fibsofo Gievenni Gentile) pars la nueva Enciclopadia italiana.” Lo prime- rc era el poder, la doctrina venia después. Hanmh Arend: comenté cue ‘Mussolini «probablenente fueel primer jefe de partido que rechaz6 cons- entements un prog:ama ofical y lo sustituy6 s6lo por lajefatura inspira di yla acid.” Hitler present tn programa (los 25 Puntos de febrero de 1920), pero loproclamé inmutatle, haderdo caso cmiso al mismo tempo de machas de sus disposiciones. Aunque se celebraben sus aiversarics fue, més que ‘una guia de actuacica, una sefial de que habia ce:ado el deate dent:o del partido, Hitler, en suprimera docucién piblica como cencille, ridiculiz6 quienes decfan «maéstranosllos detalles de tu programa. Me he negsdo simpre a presentarne ante este Volk para hacer promesss baratas».” De esta relacién sspecial del fascismo con Ia doctrina s2 derivaron va- ris conseciencias, Lo que contaba eral clo resteito delos fieles, mis que su asentimiento razonado” Los programas eran despreocupadamente flaidos. La elacién entre los irtelectualesy un mevimiertoque desdefiaba el pensamierto era atin mds embarazosa que li relaci6r. notoriamente erpinosa de los conpafieros de viaje intelectutles coa :l comurismo. ‘Muchos intelectuales asociades con los primeros tiempos del fascisno lo abandonaron e incluso pasaron a la oposicién cuando les movimientos fescistas triunfantes legaron a los acterdos de comptomiso necesatios pura conseguir aliados y poder, 0, en ottos casos, cuando revelaron su bru- tel antiintelectualisno, Nos ncontraremos con algunes de esos irtelec- tuales desertores a Ic largo del texto. a instrumentakzacién radical de la verdad por parte del fascismo ex- plica por qué los fas:istas no se molesteron nunai en expaner una casais- tica cuando cambiarn su programa, como hicieron a men:ido y sin 2! me- nor reparo, Stalin seconsidercba obligado a dempstrar por escrito quesus directrices politicas e atenfana los principios expuestos per Marx y cain; ea cambio, Hitler yMussolin. nunca se molestaion en da: justificasiones tedricas de ningtin género. Dis Blut o la razza determinaban quién tenia rizén, Eso no signifca, sin embargo, que las rafces ideol6gicas de les mo- vimientos fascistas iniciales no sean importantes, Necesitamos determinar exactamentelo que a historiaintelectual y cultuzal de los fandadores pue- e contribuir a la comprensién del fascismo y loque no, Los intelectuale: de los pr'meros tiempos ejercieron varios tipos de in- fuencias inportants. En primer Iugas, ayudaron a crear an espacio para [bs movimmieatos fasistas éeblitando le vinculacén de k dite a los valores cela Ilustracién, hasta entonces aceptados y apicados deforma muy ge- ma INTRODUCCION neralzada en el mateo concreto del Gobierno comstituciond y de la scie- ded liberal. Los intelectuale hicieron posible, acemés, imazinar el fees, ‘mo. Lo que dijo Roger Charter sobre la prepataci6n cultural como Ia «causa» de la Revolucién Francesa es pe-fectamente aplcatfe ala historia del fascismo: «Atribuir “origeres culturales” ala Revolucida Frances significa en absoluto establecer hs -causas de la Revolucién; in dica, mas ion, algunas de las condiciones que la hicieron posite porque ere conceit, ble.” Finalmente, los intelectuales ayudaron a efictuar un cambio enna tivo sfsmico en el quela izquietda no era ya el tinico recurse para los d ‘ontentos y para los enbriagadys por el sue del -ambin - Los puntales ideobigicos de fascism volvieroa a resultar decisives en las etapas finales, como guia y acompatamiento de la radisilizacion del Periodo belico, Cuando el nicleo duro fascista se independis de sus ain: dos conservadores ena frente de combate o en el territorio enemigo ecu. Brdo, sus ods ris yu desprecio por valor libel o humans be et los campos de exterminio de Libia, Etio>ia,. Poloriay Aanque el estudio de a ideoiogiafascista ayuda a alarariniciosyyfina- lesses de mucka meno: ayuda para entender los pe-iodos intermedkos del ciclo fascista. Los ditigentes fasestas, para poder convertirst 2n un agente oltico importante, para ganar poder y pera ejercerlo, se Cediaron acon, certar alianzas y a lleger a acuertos politicos, dejardo a un ado com lla eee aceptando la defeccién 0 a marginacién de sus rants icles Examine ea custion ss deiamente en oso _, Ninguna estrategi lida para estudiar el fascisao puede dejar de exa- minar todo el marco et el que se formé y creci6. Alzunos anilisis del fae. cismo empiezan con I :tsis pare la que el fascism ora una respucsta siendo el riesgo de convetir la crisis en una causa, Segtin los marvstng fas tuna ctsis del cpitalistzo la que dio otigen al fascsri. Lor capitalists al zo poder asegurarse mercados en.constante expansicn, un accrso cada vez ‘mayor a materias primes y una mano de obra batata siempre disponible mediante el uso ormalde los repimenesconsttuconales les meneados bre, se vieron obligados, dicen ‘os marxistas, a buscar algtin nuevo lode lograr snes ora ea, — __Ottos consieran qué la criss fundacional fue len ciedad el Estado liberd (en el sentido de laisee fae dat evra, gente en aquellaépoca) >ara afrontar los retos que s plantearon despts de 914. Las guerea y ls revoluciozes crearon problemas quyelParlannen, 28 IRTRODUCCION toy el mercado (las principales soluciones liberales) parecian incapaces de resolver: las perturbaciones delas econamias dirigidas en é20ca de guevra yal paro generalizaco tras la desmovilizaci6n; lt inflacién galopante; el aumento de las tensisnes socides y una corriente ‘avorable ala revolucion sccial; Ja ampliacién del voto 2 masas de ciudadanos escasemnente ilustra- dos sin ninguna exprriencia d2 responsibilidad dvica; pas:ones exaltadas er la propaganda ea époce de guerra; trastornos en el comnercio interna- cional y el cambio por las deudas de guerra y porlas fluctunciones mone- tarias, HI fascismo propuso nuevas soluciones para estos re:os. Examinaré ‘eda cuestién crucial son mis detalle en el capitulo 2. Los fascistas odisban a los liberales tanto cono a los socialistas, pero por razones diferentes. Para lcs fascistas, la izquitrda socialista ¢ interna-

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