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Problemas metodolégicos | de las ciencias sociales (II) Subjetividad, valores, ideologia La subjetividad de los fenémenos sociales Yi limos ue son muchos los autores que aducen que el tipo de material que el cientifico social debe investigar es peculiar por su cardcter subjetivo y significative. La subjetividad de los fenéme- nos sociales se plantea de diversas maneras, relacionadas con el pro- blema de cudles se considerardn datos admisibles para una ciencia social. Las escuclas mis extremas son, por una parte, el conductis- ‘mo (que, como hemos visto, entenderemos como una forma de re- duccionismo) y, por otra, el comprensivismo. Seguin el conductismo, ara que una ciencia sea tal, los datos empiricos necesarios para contrastar las hipétesis deben tener valor intersubjetivo. No puede ser considerado como dato cientifico 1o que es privativo de un indi- viduo sino sélo lo que es susceptible de ser percibido por mas de un observador. Satisfacen esta exigencia acciones bisicas tales como los ‘movimientos corporales 0, en general, el comportamiento humano manifiesto, que puede ser percibido y registrado por distintos obser- vadores. En cambio, lo instrospectivo, por ser subjetivo y, en tanto — 2» ‘La RinoUICABLE SOCTEDAD, tal, dato slo para quien lo experimenta, no podria incluirse entre los 1 cientificos. ; q ves a eefalamos, por oposicién, la escuela comprensivista cons dera que la comprensién completa de lo que ccurre en una conn dad sblo puede lngrarse si se captan las motvacions, ls intenciones Tos simiticados y Tos aectos que gobiertan nuestas aociones, 2Po dria entenderce algo de la sociedad si nuestra invesiacién se limit rea la eonducta observable y reistrable intereubjetvamente? Asis. tmo, no s6lo la aecién humana sino incluso Jos objetos de los que un Clentico social debe ocuparse son objets “cultraes” Henen un da socal que los toma sigicativos, al margen de, sus funciones © ccaracterizaciones espacio-temporales. Como hemos dicho, los objet Sociales teen un plas de significado con las mlsmas caractericcas semidtess que tiene una palabra o un cartel de peligro. Un tale es algo mas que un modo de protegernos del fo. Podrlames recordar faq ese fragmento de Santa Juana, de Bernard Shaw, 0 l que Jus na ya esta muerta y aparecen todos [os que han interven para de Sencadenar el trgico suceso: el Rey, el obispo, enviados del Rey de Inglaterra, el Rey de Inglaterra, un fldsofo, ef Papa, tetera, Cuan do se advierte que el porvenir le reserva la santidad, aparece de pronto un hombre vesildo con ua traje moderno, en et momento. en ue se da a conocer Ia bule sobre Is canonizacion defnva de San 2 (que tuvo lugar muy recientemente). . esaene ns gpoce ven‘al hombre actual, se rien @ careajadas, 68 porte vestimos ropaje rdieutos, para eis, que constuyen l sin Bale de una épca, d= una posi soca con implicates eset de siatus, equivalentes io Eoitdente que, ademas del objeto ea Si, son portadores de un mensaje o de un significado que no es “objetivo" sino compartide tan s6lo por quienes han captado ls regs del ebdigo. Como arma Urnberto Beo en su libro Sobre fa estructura ausent, aun os gestos las conductas manifestas y Tas acitdes mas bisioas tenen el mis ‘mo grado de culturalzacion y de convencionalidad que el lengusic: Entoces, quien no eonoe: } cige puede no entender ana “én o conducirse inadecuadamente. wea sea por cuestiones de significacion, que reaparecen aun one intepretacin de acciones bisicas tales como los movimiento compo: fale los gestos, ya por el carter introspective de ls valoraco, nes, ya por las interpretaciones que se adjudican a los objetos 210 [PROBLEMA METODOLBGICUS DE LAS CHENCIAS SOCIALES (I) intenciones de los agentes, siempre el material del cual se ocupa el ‘entifico social excede los comportamientos observables y los obje- tos fisicos. Consideremos un célebre ejemplo: zedmo se distingue tuna hoja que se mueve empujada por el viento de una multitud que huye porque esta aterrorizada? Un cientifico social que considere a la significacién como elemento clave de su objeto de estudio aducird que, a diferencia de las hojas que caen de un Arbol, la muttitud se mueve impulsada por intenciones, emociones y creencias, cuyo des- conocimiento impide interpretar completa y adecuadamente el fend- meno de Ia huida, Si esto es asi, un método conduetista que reduzca lo sucedido al comportamiento observable no se adecuard en lo mas minimo a la tarea esencial que un cientifico social debe cumplir. Los pensadores europeos han mantenido vigente esta postura: tanto Max Weber como Emile Durkheim la apoyaron a pesar de que este ti mo interprets el dato sociolégico de forma mas empirista. Del mismo modo, escuelas filoséfico-sociolégicas seguidoras de autores como ‘Theodor W. Adorno y Max Horkheimer insisten con este tipo de ar- gumentacién. ;Cémo puede conciliarse esto con el hecho de que, en los Estados Unidos, el conductismo haya Ilegado a transformarse précticamente en el desideratum, por no decir en la ética, del método Cientifico aplicado a las ciencias sociales? En el andlisis que hace Na- gel de ta cuestién se advierte con claridad que, aunque no desea co- locarse en una posicién conductista extrema, irata de nadar entre am- bas corrientes. Como ya sefialamos, trataremos al conductismo como un reduc- cionismo que intenta reducir la psicologia general y todas sus varian- tes a la psicologia del comportamiento. Por lo tanto, si es un reduc- cionismo, deberd pertenecer a alguno de los cuatro tipos analizados en el capitulo anterior. Debemos, entonces, distinguir entre conduc- tismo ontolégico, conductismo semédntico, conductisme metodolégico ¥ quiz4, también, conductismo reduccionista a la Nagel. Para un con- ductista ontolégico como John Watson, toda entidad psicolégica es reductible a entidades retativas al cuerpo, ya sean corporales mani fiestas 0 internas al organismo. Watson distinguié entre los que de- nomind “movimientos y comportamientos molares y comportamien- ‘tos moleculares”, queriendo significar que hay algunos comporta- mientos advertibles y otros que no lo son: estos iiltimos son empiri 0s, y comportamientos al fin, pero no son manifiestos. Por ejemplo, salvo que a alguien se le tome el pulso, el movimiento de dilatacién an eens [La DveXPICASLE SOCIEDAD | a y contracein de 888 2 ‘se lo advierte a simpl ‘no es Ss, pero, de todas maneras, implica Comp redcionisia watsoiana afm, lar, €s mol i ego al eabe sa decaracion ecandtet ‘Watson €: o es mit to La respuesta Wingo” como se aire saa al Bens sen ero 9 Lo ena aang, Beh Ce r jemplo, a ‘human ines Sco, 1 fetes estadounidenses, seen el cerebro, salvo los condtuetis Se ce soe ste acindo ep realidad 68 BAB do Vien - advertible, es el . : i fageo, aunque POCO babi, Cuan ils les Sey at cir Watson atifagunde, como un ridiculo. Sin embarg) toldgicn,¥ “Ge ha comprobado que el movimiento "8 spo pare ago que, a se guiereaprendet ITs vee eo ; ic deser- debe hace oc ae, frames, Watson 20 athe Caminado 3, en realidad, esa relat St pensamiento total sea reduci ‘in conductista definiciones opera dde conceptos relativos @ mien mati cere operacional de inteligencia que act de Gilbert Ryle es de este tipo: “Una te si, enfrentada @ 3 0 difeltades or nteligentes ls argentinos, eniendo em Sto rennet Gclon operacional de ingen? Be romamos oy Seamos el problema como cic econ. momento ¥ imo metodoldgico en peicologia es algo muy Ce! 2 cones lo practcan no tienen naga (Ue ¥=r Cor oy va qe quienes 1 Meonductemo”,aungue econ la peioOES sialmente, © Cpstruirse cualquier teoria inventando ¥ COS nica: Duoricos, siempre que la contrastacién 4c P través de enunciados acerca Porque lo que éstos quieren jgpiento de la laringe. a raewparia por esto, sino por I psicologia @ partir propone ‘hemos analizado. La persona es inteliget cenfrenta a ide 1a conducta. Sin embargo, ningun? 2 —— Tos resuelve". Bvidente- / to laringeo existe, ¥ 8 o primero que = PROMLEMAS METODOLSGICOS DE IAS CHNCAS socALES (I) de las posiciones reduccionistas entra en conflict con a aplicacién del método cientifico estindar en ciencias sociales. La pretendida co- lisién tiene que ver con una cuestién centjal de la metodologia hipo- tético deductiva, inductivista 0 empirista, a saber, la cuestion de c- mo se interpreta la experiencia. ‘Son muchos los argumentos que muestran la estrechez de la con- cepcién reduccionista del conductismo. Si la experiencia debe inter- pretarse del modo conductual objetivo o intersubjetivo que exigen los conductistas en algo que sea considerado ciencia, se perderén mu- boratro, Nucramente, ps, es preciso no confandlrl deisén je tomar un curso de acci i probar sila muestra es retain o mol ea or Jo tanto, aceptamos que las : iti ; que las preferencias tematicas del mata a recog ali me, tamer; afecar la ob- lel conocimiento obtenido. Pero también es cierto que éste es un obstcuo evable mediante i dscusin, tn erica y hasta Ie denuncia. Se ata de impugnar es evidente que no ee ha legado al la cucatién, porque no 2c ha tomado bien la muestra 0 por au a base empiticaeegida, en realidad, es eorecha se \cerca de la base empitica, no resistimos la tentacién de conside rar dos ejemplos célebres y muy controvertidos. El primér jemlo és el del pstoandiss, nl que muchas veoes la tinea fuente de contastacin ¢ inspracion es la clinica, Peo en i prueba que pro vee Ja clinic surgen duds debido al enorme papel que desempeta "a sugeston Bl comportamiento del pacinte que, perentemente, co et sa un iran ede haber so induct 0 su . n que muchos pacientes empiezan a ten suefios en el estilo del psicoanalista izando. Enton- 1 analista que los esta analizando, Ento ces, sin ebmo sean a personalidad ya idecogi dl pease in jos sueiios del paciente. Si esto fuese realm empiica de peicoanisi seria cuestionabe cuinnientin El segundo ejemplo es el de una de las orientaciones psi a i orientaciones psicalégicas ands importante de la actuaiad la pstoogin genta de, Piaget. Es tuna escuela may famosa y muy inluyente, que he anaizado el des rll de las setindes humanas ya cean concciniento, posildades de cooeptuaién, percepcién del espacio yal tiempo, et. iagetno- fe el sconto en Jos ntereambios que el mito mantene con el am Bien y en que no tod est determinado porto inato, sno ave Ie ociiacién infu en ls nociones que ce aquieren y en el des rolled a nteigencia del nfo. Plantes una expecie de actividad ex imental, que le sirvi6 para fo ipdtesi de la ad Unison dc eonecnienteY de apienion nn wren Ge a 2a jiagetianos defienden el tipo de experiences que realizan en. esculas o en las propias casas de 10s cexperimentadores. Por ejem- plo, se pregunta a los nifos: gdénde hay més bolitas de color negro, ten este conjunto 0 en aquél? Acontece entonces el fendmeno de que, hasta cierta edad, aunque los montones tengan la misma cantidad de bolitas, en el que estén més desparramadas los nifios dirdn que hay mis, Sélo a partir de cierto momento empezarin a distinguir la can: tidad exacta de bolitas. AI tabular estos datos, se estima la edad en que surge esta aptitud, Puede afirmarse incluso que la teoria formu. Jada por Piaget ya estaba aceptada y que lo que él hacia era buscar experiencias que la confirmaran, Si esto fuese.asi, a Piaget habria ‘que observarlo con cierta desconfianza. Pero lo que resulta realmen- te grave es que Piaget (no sus discipulos) realiz6 el 70% de las expe riencias con sus propios hijos y, otras veces, con algunos de los ami. = gos de éstos, especialmente con Laurent, que era un nifio muy inte: ligente. Pero, zqué clase de base empirica constituyen los hijos de Piaget? Primero, se trata de una base empitica muy pequefia y, se- gundo, de nifios de la clase media ginebrina, Io cual no €s poco. Po- ria seftalarse que los suizos son todos de clase media y, ademés, eran los hijos de Piaget, lo que quiere decir que se habian educado. desde pequeritos en un ambiente muy peculiar. Podria pensarse que, 7 si eran tan pequeios, tal infuencia atin no seria muy marcada; pero ~ tos psiconalistas sostenen que la infuencia del ambiente es muy << grande desde los primeros dias de vida y hay muchas experiencias conductistas que avalan esta teoria. Ahora bien, muchos antipiagetiar rnos aducen que si las experiencias de Piaget se llevaran a cabo en una villa miseria o en colegios de barrios pobres, no se obtendria el mismo resultado respecto a cémo se adquieren y desarrollan los con- ceptos de espacio, tiempo, cantidad, comparacién, relacién, etc. Con otra base empitica y sin fener el prejuicio de que “es lo mismo un iio de clase media ginebrina que cualquier otro”, quiz4 la contrast: bildad de las hipotess piagetianas sera algo totalmente diferente. Es oportuno sefialar que Piaget, permitiéndose una especie de sesgo ideologista, no parece haber tomado en cuenta los problemas de los que si se acupan Ios psicoanalistas. Por ejemplo, nunca inves- tigé silos nifios perciben agresién, discriminacién 0 persecucion; no existe ningin trabajo de este autor en el que se haya preocupado por esa temtica, y eso se debe quizés a que las itimas persecucio- nes oficiales las que asistieron los suizos ~salvo la del nazismo en 9LRVAS METODOLEGICOS DE LAS CENCUS SoCtA © Ja Segunda Guerra Mundial- fueron contempordneas de Guillermo Tell, hace cuatrocientos afios. Se podria citar aqui el famoso chiste de Orson Welles, que en la pelicula El tercer hombre interpretaba a un fascista y afirmaba: “La democracia, bah! Cudl es el pais mas de- mécrata del mundo? Suiza, verdad? Pero, equé hicieron los suizos en 400 afios de cemocracia? jInventaron los relojes cuct Bromas aparte, es legitimo pensar que el modo en que se desa- rrolla la inteligencia no es igual en el caso de un nifio ginebrino que en otro de un rancherio:de Caracas. La ciudad de Ginebra tiene tres millones de habitantes, mientras:que esos rancherios de Caracas al bergan dos millones de personas: gquién-puede asegurar que, en esas condiciones, la percepcién del espacio y el tiempo sea la mis ma?

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